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1.

DIETAS DE ANIMALES A NIVEL GLOBAL

El sector ganadero consume anualmente 6,000 millones de toneladas de alimentos entre


forrajes, granos, piensos y otros materiales, incluyendo un tercio de la producción
mundial de cereales, los derivados de la soja

2. EMISIONES DE LAS CADENAS DE PRODUCCIÓN GANADERAS

El sector ganadero contribuye significativamente al total de emisiones humanas de GEI.


Se estima que las cadenas de producción ganadera emitieron globalmente un total de 8,1
gigatoneladas de CO2-eq en 2010 (usando los últimos índices de potencial de
calentamiento del IPCC: 298 para N2O y 34 para CH4). El metano (CH4) representa un
50 por ciento del total. El óxido nitroso (N2O) y el dióxido de carbono (CO2) muestran
porcentajes similares, siendo éstos un 24 y un 26 por ciento, respectivamente.
(GLEAM, 2010)

El papel fundamental del ganado en las emisiones de metano es bien conocido desde
hace mucho tiempo. La fermentación entérica y el estiércol generan en conjunto cerca
del 80 por ciento de las emisiones de metano procedentes de la agricultura y
aproximadamente el 35-40 por ciento del total de las emisiones antropogénicas de
metano. Con el descenso relativo de la producción de rumiantes y la tendencia hacia una
mayor productividad en la producción de estas especies, es poco probable que en el
futuro se presente un ulterior crecimiento de la contribución de la fermentación entérica.
Sin embargo, las emisiones de metano del estiércol animal, si bien mucho más bajas en
términos absolutos, son considerables y están creciendo rápidamente. (FAO, 2006)

El dióxido de carbono (CO2) no es el único gas de efecto invernadero. Además del


CO2, hay otros siete GEI: 1) el metano (CH4); 2) el óxido nitroso (N2O); 3) los
fluorocarbonados (CCL2F2); 4) los hidrofluorocarbonados (CCl2F2); 5) el
perfloroetano (C2F6); el 6) hexafluoruro de azufre (SF6); y 7) el vapor de agua. Las
emisiones de metano se producen, principalmente, como consecuencia de diversas
actividades agropecuarias, como el cultivo del arroz –procesos de descomposición
orgánica en las aguas de inundación– y la cría de ganado –la emisión producida por el
proceso digestivo y las heces–.
2.1.CAPTURA DEL METANO

En vez de dejar que el metano de las basuras sea emitido a la atmósfera, se puede
capturar, tratar y quemar para generar más electricidad. En los Estados Unidos, más de
425 rellenos sanitarios capturan su metano, que genera electricidad para cerca de
800.000 hogares. En Colombia se están empezando a implementar proyectos de esta
naturaleza, por ejemplo, en el relleno sanitario Doña Juana, en Bogotá. (Rodríguez,
2015)

Según el Protocolo de Kioto: limitación y/o reducción de las emisiones de metano


mediante su recuperación y utilización en la gestión de los desechos así como en la
producción, el transporte y la distribución de energía.

3. EMISIONES POR ESPECIE

El ganado vacuno es el mayor emisor de GEI con alrededor de 5,0 gigatoneladas de


CO2-eq, que representan el 62% de todas las emisiones. El ganado vacuno de carne y el
ganado vacuno de leche emiten cantidades similares de GEI. Los cerdos, las aves de
corral, los búfalos y los pequeños rumiantes tienen niveles de emisión menores, que
representan entre el 7% y el 11% de las emisiones totales.

Estimación global de emisiones por especie. Incluye las emisiones atribuidas a los productos
comestibles y a otros bienes y servicios, como la tracción animal o la producción de lana. El vacuno de
carne produce carne y otros productos. El vacuno lechero produce leche, carne y otros productos.

4. EMISIONES POR PRODUCTO E INTENSIDAD DE LAS EMISIONES

La carne y la leche de ganado vacuno son los dos productos mayores emisiones: 2,9 y
1,4 gigatoneladas de CO2-eq, respectivamente. A continuación se encuentra la carne de
cerdo (0,7 gigatoneladas de CO2-eq), la carne y leche de búfalo (0,6 gigatoneladas de
CO2-eq), la carne y huevos de pollos (0,6 gigatoneladas de CO2-eq) y la carne y leche
de pequeños rumiantes (0,4 gigatoneladas de CO2-eq). El resto de emisiones
corresponden a otras aves y los productos no comestibles.Una manera de comparar el
desempeño de diferentes productos es expresar las emisiones por kilo de proteína. Bajo
esta premisa, la carne de vacuno es el producto con la mayor intensidad, con un
promedio global de 342 kg de CO2-eq por kg de proteína. En segundo lugar
encontramos la carne y la leche de los pequeños rumiantes, con promedios de 165 y 112
kg de CO2-eq por kg de proteína. La leche de vacuno, la carne y huevos de pollos y la
carne de cerdo presentan intensidades menores, todas ellas por debajo de 100 kg de
CO2-eq por kg de proteína. La intensidad de emisiones varía enormemente entre
distintos productores, especialmente entre las especies de rumiantes. Esto refleja las
distintas condiciones agroecológicas y las prácticas y gestión de las cadenas de
producción y es la base del potencial de mitigación del sector.

Intensidad de emisiones globales por producto. La producción se expresa en contenido


proteico. El promedio se calcula a escala global y representa el valor agregado de los
diferentes sistemas de producción y zonas agroecológicas.

5. FUENTES DE EMISIÓN

Las emisiones del sector ganadero tienen su origen en cuatro procesos: fermentación
entérica, gestión del estiércol, producción de los piensos y consumo de energía.
GLEAM proporciona información detallada de cada una de dichas fuentes.

La fermentación entérica hace referencia al metano que se genera durante la digestión


de los rumiantes y monogástricos, aunque en éstos los niveles son muchos menores. La
calidad de la alimentación se relaciona muy estrechamente con las emisiones entéricas.
Por ejemplo, dietas con una proporción elevada de ingredientes con alto contenido en
fibra se relacionan con mayores emisiones entéricas El estiércol da lugar a emisiones de
metano y óxido nitroso. El metano se genera durante la descomposición anaeróbica de
la materia orgánica. El óxido nitroso es un producto de la descomposición del amoníaco
contenido en el estiércol. Los distintos sistemas de gestión del estiércol dan lugar a
diferentes niveles de emisiones. En términos generales, las emisiones de metano son
más elevadas cuando el estiércol se almacena y se trata en sistemas líquidos (como
estanques o lagunas). Por otra parte, los sistemas de almacenaje y tratamiento sólidos
tienden a favorecer la emisión de óxido nitroso.

Existen distintas emisiones relacionadas con la producción de los piensos. Las


emisiones de dióxido de carbono provienen de la expansión de pastizales y tierras de
cultivo usadas para la alimentación animal en zonas naturales y bosques, de la
fabricación de fertilizantes y pesticidas para dichos cultivos y de su procesado y
transporte. Por otra parte, el uso de fertilizantes nitrogenados y la aplicación de estiércol
causan emisiones de óxido nitroso.

El consumo de energía tiene lugar a lo largo de toda la cadena de producción. La


fabricación de fertilizantes, el uso de maquinaria agrícola y el procesado y transporte de
los cultivos para la alimentación animal generan emisiones de GEI. Dichas emisiones se
contabilizan como parte de la producción de piensos. Existe también un consumo
energético en las propias granjas debido a la ventilación, iluminación, climatización,
etc. Por último, el procesado, envasado, empaquetado y transporte de los productos
animales consume
energía y genera
emisiones.

Las emisiones ligadas a


la fermentación entérica
representan cerca del
44% del total del sector
(ligeramente por debajo
de las 3,5 gigatoneladas
de CO2-eq). La
producción de piensos y
dietas animales es la
segunda fuente en
importancia con 3,3
gigatoneladas de CO2-eq,
equivalentes al 41% del
Emisiones globales por
fuente. Contribución relativa
de las principales fuentes de
emisiones de las cadenas de
producción ganadera.
total. La gestión del estiércol causa alrededor del 10%, o 0,8 gigatoneladas de CO2-eq.
El consumo de energía en la granja y posteriormente a la granja genera 0,4
gigatoneladas de CO2-eq, prácticamente el 5% del total.

6. EMISIONES REGIONALES DEL SECTOR GANADERO

Las emisiones regionales y los perfiles de producción varían ampliamente. Las


diferencias se explican por las contribuciones relativas de las especies rumiantes y
monogástricas en el total de la producción, y por las diferencias entre regiones de las
intensidades de emisiones de cada producto. GLEAM distingue diferentes sistemas de
producción en rumiantes rumiantes (sistema de pastoreo, sistemas mixtos y corrales de
engorde para ganado vacuno), tres de producción porcina (cría doméstica, intermedio e
industrial) y otros tres de producción de pollos (cría doméstica, ponedoras y pollos de
engorde), permitiendo un análisis regional más detallado de las dietas, los sistemas de
gestión del estiércol, el consumo de energía y sus implicaciones en las emisiones de
GEI. América Latina y el Caribe tienen el nivel de emisión más alto (1,9 gigatoneladas
de CO2-eq), impulsado por la producción especializada de carne de vacuno. A pesar de
haberse reducido drásticamente en los últimos años, el cambio de usos del suelo en el
pasado contribuye a las elevadas emisiones de CO2 relacionadas con la deforestación y
la expansión de pastizales. Asia oriental tiene el segundo nivel más alto de emisiones,
con más de 1,6 gigatoneladas de CO2-eq, seguida de Asia Meridional con 1,5
gigatoneladas de CO2-eq. América del Norte y Europa occidental presentan niveles
similares de emisiones (alrededor de 0,6 gigatoneladas de CO2-eq). Oriente Próximo y
África del Norte presenta emisiones similares a estas regiones, a pesar de que la
producción proteica es alrededor de la mitad. El África subsahariana emite algo más de
0,4 gigatoneladas de CO2-eq, mientras que Europa oriental, Oceanía y la Federación de

Emisiones regionales. Emisiones regionales totales y contribución relativa por especies.


No se incluyen las emisiones asignadas a productos no comestibles y otros servicios.
Rusia presentan niveles de emisiones mucho más bajos (entre 0,1 y 0,2 gigatoneladas de
CO2-eq).

7. POTENCIAL DE MITIGACIÓN

Se pueden reducir las emisiones del sector ganadero reduciendo la producción y el


consumo, reduciendo la intensidad de las emisiones o mediante la combinación de las
dos. GLEAM no evalúa la posible mitigación de emisiones derivada de una reducción
del consumo de productos animales. GLEAM analiza el potencial de mitigación
basándose en las diferencias en la intensidad de las emisiones a nivel global, regional y
entre los distintos sistemas de producción y regiones agroecológicas. La estimación del
potencial de mitigación es de un 30%, unas 1,8 gigatoneladas de CO2-eq, respecto al
escenario basal. Este cálculo se basa en asumir que los productores de un sistema,
región y zona agroecológica concretos aplican las prácticas del 10% de los productores
con la menor intensidad de emisiones, manteniendo constante la producción.

Potencial de mitigación global del sector ganadero. La estimación del potencial de mitigación
excluye cambios de un sistema de producción a otro y asume una producción agregada
constante.

8. GANADERÍA SOSTENIBLE Y CAMBIO CLIMÁTICO EN AMÉRICA


LATINA Y EL CARIBE

El sector agropecuario de América Latina y el Caribe (ALC), posee un potencial enorme


para contribuir a la producción de alimentos y la seguridad alimentaria mundial. Sin
embargo, la producción agrícola y ganadera de la región, estará cada vez más
influenciada por factores climáticos y por el comportamiento de la demanda
internacional de alimentos, energía y biocombustibles.

En este contexto, el manejo de riesgos es un componente estratégico de los procesos de


desarrollo agropecuario y un tema prioritario en la agenda de fortalecimiento de
capacidades de los países de la región. De otra parte, el rápido crecimiento del sector
pecuario regional, dos veces superior al crecimiento promedio mundial, ha ejercido alta
presión sobre la base de recursos naturales, especialmente, la pérdida de cobertura
forestal para la producción de ganado en pastoreo o la producción de granos para los
sistemas intensivos de producción avícola y porcina. Además, es muy probable que de
acentuarse los problemas de degradación de suelos, la producción pecuaria se enfrente a
competencia por tierras para la producción agrícola o agroenergética y corre el riesgo de
ser desplazada a zonas marginales. Los países de la región requieren, por lo tanto,
mejorar su capacidad de análisis y manejo de riesgos en el sector ganadero, y desarrollar
estrategias de producción viables desde el punto de vista técnico, económico, social y
ambiental. Esto significa que el sector necesita optimizar la eficiencia, utilización y
sostenibilidad de los recursos, a través de la incorporación de una nueva visión,
enfocada a la integración sectorial.

Se estima que la ganadería es la principal fuente de ingresos de alrededor de 200


millones de familias de pequeños productores en Asia, África y América Latina, y la
única fuente de subsistencia para al menos 20 millones de familias. Si a esto se suman
los medianos productores las cifras bien podrían duplicarse. En estos sistemas, los
principales problemas que se enfrentan son creciente degradación de las pasturas y su
consecuente pérdida de productividad, la deforestación, una creciente dependencia de
insumos externos, tecnología y material genético, alta incidencia de enfermedades y
deficiencias de organización y comercialización.

El proceso de expansión de la ganadería que están viviendo los países de América


Latina, representa tanto una oportunidad como una amenaza para el desarrollo
sustentable de la región. Por un lado, es una oportunidad para generar riqueza y mitigar
la pobreza si se toman las decisiones políticas adecuadas y se promueven sistemas de
producción ganaderos sustentables y amigables con el ambiente. Por el otro, es una
amenaza si la expansión de la actividad continúa sin considerar los costos ambientales y
los potenciales efectos de marginalización de los pequeños productores.

Tomando en cuenta la disponibilidad de tierras que caracteriza a la región, el proceso de


expansión ganadera no es un fenómeno aislado del desempeño de los otros grandes
subsectores; la agricultura de granos y la forestería. Sin lugar a dudas por sus
dimensiones territoriales y amenazas ambientales la agricultura de granos es el
subsector que más se relaciona con la ganadería en un proceso de crecimiento con
grandes interacciones. Por consiguiente, es necesaria una planificación del crecimiento
y la intensificación que capitalice las sinergias positivas que la integración de la
agricultura con la pecuaria y eventualmente con la forestación pueden otorgar a la
sostenibilidad y competitividad de los sistemas de producción.

Las proyecciones actuales indican que el consumo de carne a nivel mundial se duplicará
en los próximos 20 años. Aunque es una buena noticia para la seguridad alimentaria de
millones de personas, enfrentar esa demanda presionará el avance de la frontera
agrícola-ganadera a zonas de mayor vulnerabilidad ambiental.

Esto puede incrementar los niveles de deforestación en la región, la degradación de los


suelos, la pérdida de biodiversidad y la disminución del recurso hídrico, si no se toman
medidas para evitarlo. Se deben tomar acciones decididas para que el crecimiento del
sector se lleve a cabo de modo ambientalmente sostenible y que contribuya, al mismo
tiempo, a la mitigación del cambio climático, de la pobreza y a la mejora de la salud
humana.
Según la FAO, cerca del 70 % de las áreas de pastoreo de América Latina y el Caribe se
encuentran en proceso de degradación en diverso grado. Las regiones más susceptibles a
la ampliación de la frontera agrícola ganadera corresponden a ecosistemas de la
Amazonía en Brasil, el chaco americano en Argentina, Paraguay y Bolivia, y las zonas
áridas y semi-áridas de Argentina y Chile.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la


ganadería responde por cerca del 40 % de las emisiones generadas por la agricultura.
Por ello se requiere mayor inversión pública y privada para investigación y desarrollo
tecnológico, armonizar las políticas agropecuarias y ambientales, y buscar mecanismos
viables para el pago por servicios ambientales a ganaderos que implementen sistemas
productivos amigables con el ambiente.

Considerando toda su cadena alimentaria, la ganadería en su conjunto (bovina, ovina,


caprina, porcina, avícola) a nivel mundial responde por el 18 % de las emisiones de
gases de efecto invernadero. Es urgente mejorar la eficiencia del uso de los recursos de
la producción pecuaria, así como reducir las externalidades ambientales negativas
generadas por el sector.

La deforestación provocada por el aumento de sistemas extensivos de pastoreo en


ciertas zonas es una característica común en países de América Central y del Sur, sin
embargo, hay estrategias tecnológicas y de manejo para hacer una intensificación
sostenible de la producción pecuaria y evitar la deforestación y ampliación de la
frontera ganadera. Es decir, el sector puede desempeñar un papel clave en la mitigación
del cambio climático.

FAO promueve prácticas como la siembra directa de cultivos en pasturas degradadas y


la implementación de sistemas integrados agrícola-ganadero-forestales, como
alternativas viables para recuperar áreas degradadas, desarrollar una ganadería
sustentable y promover la intensificación sostenible de la producción.

La ganadería puede desarrollar un papel importante tanto en la adaptación al cambio


climático como en mitigar sus efectos en el bienestar de la humanidad. Para aprovechar
el potencial del sector para contribuir a la mitigación y adaptación al cambio climático
mediante una mayor capacidad de vigilar, informar y verificar las emisiones de la
producción pecuaria, será necesario el desarrollo de nuevas tecnologías. (FAO, 2019)

RESUMEN

El ganado vacuno es el mayor


emisor de GEI con alrededor
de 5,0 gigatoneladas de CO2-
eq, que representan el 62% de
todas las emisiones. El ganado
vacuno de carne y el ganado
vacuno de leche emiten
cantidades similares de GEI.
Los cerdos, las aves de corral,
los búfalos y los pequeños
rumiantes tienen niveles de
emisión menores, que representan entre el 7% y el 11% de las emisiones totales.

El papel fundamental del ganado en las emisiones de metano es bien conocido desde
hace mucho tiempo. La fermentación entérica y el estiércol generan en conjunto cerca
del 80 por ciento de las emisiones de metano procedentes de la agricultura y
aproximadamente el 35-40 por ciento del total de las emisiones antropogénicas de
metano.

Las emisiones del sector ganadero


tienen su origen en cuatro procesos:
fermentación entérica, gestión del
estiércol, producción de los piensos y
consumo de energía. GLEAM
proporciona información detallada de
cada una de dichas fuentes.

CONCLUSIONES

- La emisión de gases es uno de los GEI, la ganadería responde por cerca del 40%
de las emisiones generadas por la agricultura.
- La ingestión media de energía diaria por animal se ajusta con un factor de
conversión a metano para tipos de alimento específicos.
- El ganado vacuno es el mayor emisor de GEI.
- El metano puede ser reutilizado como fuente de energía.
- Las emisiones de metano del estiércol animal, si bien mucho más bajas en
términos absolutos, son considerables y están creciendo rápidamente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Modelo de Evaluación Ambiental de la Ganadería Mundial (GLEAM),


2010
RODRIGUEZ BECERRA, M. (2015). Cambio Climático. Diseño e impresión: El
Bando Creativo. Colombia.

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación


(FAO), 2019

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