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la fuerza misionera"
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Giovanni María Vian: "Pablo VI ha sido arrinconado entre dos papas santos: Juan
XXIII y Juan Pablo II"
"Al igual que Pablo VI, Francisco está convencido de que el Evangelio habla a
todos los hombres"
Fernando Fuentes: "La deuda de la Iglesia con Pablo VI está pendiente"
No hay razones para cambiar la actitud que introdujo Juan xXIII en la Iglesia. Dios no se
arrepiente de haber enviado a su hijo también a nuestro tiempo, no para condenar sino para
salvar
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Blázquez, junto a Ginés García Beltrán 01
Hoy, como entonces, vivimos "un nueva etapa evangelizadora, marcada por la línea del
Evangelio, y que marcará caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos tiempos.
Francisco, como Pablo VI, sueña con una Iglesia misionera capaz de cambiar todo",
subrayó el presidente del Episcopado español, quien no obstante diferenció los "estilos
propios" de ambos pontífices. "Pablo VI es más parco en palabras, y el Papa Francisco,
tiene un estilo más esponjado, con el aliento de un predicador. Esto ocurre en todos sus
escritos".
Frente a ello, el presidente del Episcopado llamó a "responder a estos signos de los
tiempos" aun reconociendo que el trabajo "es más lento y complicado. Ninguno tenemos el
secreto". También hoy, no obstante, existen "profetas que nos indican algunas pistas. Es
bueno que estemos atentos, con oración y vigilancia, auscultando las señales del porvenir,
afianzados en la fe en Dios y apremiados por el amor a los hombres, vamos poco a poco
respondiendo".
"No hay razones para cambiar la actitud que introdujo Juan xXIII en la Iglesia. Dios no se
arrepiente de haber enviado a su hijo también a nuestro tiempo, no para condenar sino para
salvar", subrayó Blázquez, quien recordó que "el amor de Dios no es únicamente al hombre
como criatura, sino también al hombre pecador".
O, como dice Bergoglio de forma provocadora, "no seamos cristianos de Cuaresma sin
pascua, no llevemos cara de duelo permanente, no seamos profetas de desventuras". Y es
que, reclamó el presidente de la CEE, "hay consonancia entre Evangelio y la alegría. El
Evangelio y el gozo están íntimamente ligados. El Evangelio es llamada a la alegría y no a
la tristeza".
"Cada persona es amada por Dios en sí misma, no en función de nada ni de nadie. Ser
perdonado es ser doblemente amado, como persona y como pecador. El Evangelio es en sí
mismo, buena noticia, porque proclama con hechos y palabras que Dios nos quiere", señaló
Blázquez, quien incidió en tres palabras "íntimamente unidas en el Evangelio: anuncio,
denuncia y renuncia. El Evangelio es anuncio bueno, que pide conversión y renuncia. Y si
nos negamos a él, Jesús es implacable en la denuncia, con una inmensa dureza, reclamando
el derecho de todas las personas, de los pobres, al Evangelio Quien recibe el Evangelio
queda íntimamente alegrado en su vida".
"La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con
Jesús", así arranca Evangelii Gaudium. Y así quiere Blázquez que sea la Iglesia española
hoy: "La Iglesia, para evangelizar, necesita ser evangelizada", insistió, pidiendo que
"no nos dejemos robar el Evangelio, la alegría, el ideal del amor fraterno ni la fuerza
misionera".
Todo ello, sin obligar a nadie. "No es lícito intentar imponer el Evangelio a nadie",
apuntó Blázquez, reconociendo que "no siempre los métodos de la evangelización han sido
el respeto o el diálogo. Ninguno tenemos el mecanismo para trasfundir la fe forzadamente
al corazón. Sí debemos proponer con entusiasmo la verdad del Evangelio y la salvación.
¿Adónde vamos a evangelizar con las caras largas? A ningún sitio".