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1. LA ECONOMÍA ESTÁ PARA SERVIR A LAS PERSONAS Y NO LAS PERSONAS PARA SERVIR A LA
ECONOMÍA.
Debemos quitarnos los anteojos crematísticos, y pensar en los valores de uso apreciando la
diversidad. A la economía, que se ha insubordinado, poniéndose por encima de los seres humanos
y de la naturaleza, convirtiéndolos en simples recursos para un desarrollo todopoderoso, hay que
aislarla a lo que es su función, y que nunca debió haber abandonado: un pensamiento efectivo
acerca de la experiencia y la construcción teórica de los casos emergentes de la realidad, tales
como los requerimientos reproductivos, la lógica de la repetición cíclica de los procesos de
producción, circulación y consumo en comunidad.
Suponer una relación directa entre necesidades y bienes económicos permite la construcción de
una disciplina objetiva, tal como la economía tradicional supone serlo. Es decir, de una disciplina
mecanicista en que el supuesto central es el de que las necesidades se manifiestan a través de la
demanda que, a su vez, está determinada por las preferencias individuales en relación a los bienes
producidos.
Si el desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos, cómo puedo determinar cuándo un
proceso de desarrollo es mejor que otro. Para dar respuesta a esta pregunta no sirve los
indicadores tradicionales, ortodoxos como: el PIB, PNB entre otros que dan cuenta del crecimiento
cuantitativo de los objetos.
Un indicador del crecimiento cuantitativo de los objetos, de los artefactos, las cosas, no sirve para
lo nuestro, lo que necesitamos es un indicador del crecimiento cualitativo de las personas.
Entonces, es mejor aquel proceso de desarrollo en que se incrementa más la calidad de vida de las
personas.
La calidad de vida está determinada por la posibilidad real que las personas tienen de satisfacer
adecuadamente o no sus necesidades fundamentales.
Necesidades humanas y satisfactores : Existe una diferencia sustantiva entre los que
son, por una parte, necesidades humanas propiamente tales y lo que, por la otra, son
satisfactores de esas necesidades humanas, es decir aquello a lo cual recurrimos para
satisfacerlas. Así, entonces, cuando se supone que en el mundo actual un televisor es una
necesidad, un automóvil es una necesidad, no son tales. Los televisores, los automóviles,
en el mejor de los casos pueden ser satisfactores de alguna necesidad que está por
identificarse.
Dicho esto, el DEH plantea los dos postulados siguientes:
Estos son los tres pilares fundamentales de desarrollo a escala humana, pero necesitamos
sustentar fuertemente su cimiento y el único que hemos sido capaces de construir hasta este
momento es aquel capaz de generar y privilegiar instancias y espacios donde la participación y el
protagonismo de las personas sea real. Esos espacios e instancias de participación real sólo son
posibles -y aquí se completa el círculo- cuando se da la escala humana, es decir, donde la persona
vuelve a tener identidad, vuelve a ser persona, vuelve a tener rostro, a tener un nombre, donde
vuelve a tener características conocidas o reconocibles y no simplemente una estadística.
Las patologías sociales: Sectores enteros y a veces hasta sociedades enteras se enferman tan
subliminalmente que creen que siguen siendo sociedades normales, que todo lo que ocurre es
normal, y hay circunstancias en que sociedades enteras se pueden enfermar profundamente. El
mundo que estamos viviendo es un mundo crecientemente enfermo, la violencia creciente en este
país y en esta sociedad, al igual que en otras donde se dan casos similares, es producto de
enfermedad profunda, y esas enfermedades profundas se originan en insatisfacciones profundas
del sistema de necesidades.
No hemos tenido el sentido de responsabilidad necesario para estudiar realmente qué es lo que
ocurre cuando yo privo a una sociedad, por ejemplo, de su identidad, o cuando privo a la gente de
su libertad en forma masiva, o de su derecho a ser creativos, o a participar, o a su necesidad de
sentirse protegidos. De qué manera nos angustiamos o nos enfermamos, de qué modo empezamos
a asumir comportamientos que representan procesos anómicos o rupturas profundas de nuestros
tejidos sociales.
La tasa de crecimiento económico se utiliza para realizar comparaciones entre distintas economías,
o entre una economía y el grupo de países a la que pertenece. Por ejemplo, la tasa de crecimiento
de Argentina o Uruguay puede compararse con la media o promedio de los cuatro países
integrantes del Mercosur.
Sin embargo, es comprensible incluir el tema de la calidad de vida dentro del "desarrollo humano",
con lo cual reducimos el "desarrollo económico" a las consideraciones sobre la generación de
riqueza o, lo que es lo mismo, sobre el incremento de la producción de bienes y servicios. Si el
ámbito geográfico de análisis es lo local -o municipal-, hablamos de desarrollo económico local.
Por último vemos claramente que desarrollo no es lo mismo que crecimiento pues,
cuando escuchamos que ha habido crecimiento económico en el país durante un determinado
tiempo, tendemos a pensar que estamos un poco menos pobres que antes, Y, no son mentiras,
cuando nos dicen que ha habido crecimiento económico, el problema es que no lo vemos, y no lo
vemos porque ese crecimiento recae sobre unos pocos, los de siempre, los de arriba, los que tienen
el poder.
4. NINGUNA ECONOMÍA ES POSIBLE AL MARGEN DE LOS SERVICIOS QUE PRESTAN LOS ECOSISTEMAS.
MERCADO
FAMILIAS EMPRESAS
El conocido economista Bowling afirmaba que “quienes piensen que el crecimiento
permanente es posible en un planeta finito está loco o es economista”
Todo sistema vivo crece hasta un determinado punto en que deja de crecer pero no deja de
desarrollarse.
Pero se debe tener muy presente que ninguna economía es posible, si desaparece la
fotosíntesis.
6. NINGÚN INTERÉS ECONÓMICO BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA DEBE ESTAR SOBRE LA REVERENCIA
A LA VIDA.
Según informe de la UNICEF, actualmente hay más esclavismo en el mundo, que lo que existía
antes de la abolición del siglo XIX, de los cuales los 2/3 son niños entre 5 y 6 años.
En lo económico, el sistema de dominación sufre actualmente cambios profundos, donde inciden de
manera sustancial la mundialización de la economía, el auge del capital financiero con su enorme
poder concentrador, la crisis del Estado de Bienestar, la creciente participación del complejo militar
en la vida económica de los países, y los múltiples efectos de las sucesivas oleadas tecnológicas en
los patrones de producción y consumo. Todo esto sorprende a los países en desarrollo en
condiciones de tremenda desventaja y los obliga a enormes sacrificios y costos sociales para
«sanear» sus sistemas financieros y pagar los servicios de sus deudas con los acreedores del
mundo industrializado.
Todos tenemos la sensación de vivir en un mundo con el cual no nos sentimos realmente
conformes, donde verificamos crecientes inequidades, desconcierto, angustias frente al futuro, y
con cierta sensación de impotencia muchas veces respecto de qué podemos hacer, quiénes somos
nosotros, qué poder tenemos para poder cambiar las cosas.
Pues la solución empieza con nosotros mismos, lo que debemos hacer es: ser coherentes consigo
mismo, es decir actuar como realmente pensamos.
Todo sistema vivo deja de crecer en determinado momento pero no deja de desarrollarse.
En este momento según UNICEF hay más esclavos (niños) que en el esclavismo. Eso no le
preocupa a la prensa ni a la economía, se callan porque eso es buen negocio.