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La Ilustración.

Introducción.
La Ilustración fue una corriente de pensamiento que triunfó en el siglo XVIII
en Europa y cuya base era el racionalismo. Era la continuación del movimiento
humanista y de la revolución científica de los siglos anteriores. La novedad
más importante de esta corriente fue ampliar los interrogantes, las preguntas
a la sociedad y la política. Si un científico del siglo XVII se planteaba
preguntas sobre física o matemáticas, ahora también se plantearan sobre el
ser humano y su organización social y política (¿debemos respetar a un rey por
su supuesta legitimidad divina?, ¿hemos de asumir las diferencias sociales
únicamente por la familia en que se nace?, etc.).
Esta nueva corriente pretendía “ilustrar”, “iluminar” con la razón (véase la
raíz antropocéntrica) todos los misterios del mundo y acabar con la
superstición y la ignorancia. Las características de este movimiento fueron:
 Colocar la razón como la base principal del conocimiento, rechazando
lo sobrenatural y lo tradicional. Esta faceta incluía una fuerte crítica a
los dogmas establecidos por la religión y un distanciamiento de las
prácticas religiosas tradicionales.
 Potenciar el optimismo sobre la capacidad del ser humano y la
confianza desmedida en el progreso constante de la humanidad
 Poner en práctica los descubrimientos científicos y aplicar las
aportaciones de los filósofos en la sociedad y en la política. Para los
ilustrados era posible analizar la sociedad aplicando la razón. Los
sistemas de gobierno, para ellos, debían regirse por lo que era más
razonable y adecuado, y no por el mero mantenimiento de la tradición.
 Considerar la educación como el mejor medio para difundir la razón. El
ser humano era el centro de sus teorías. Defendían que las personas
tienen unos derechos naturales que el poder no puede suprimir, por
ejemplo la libertad individual y la propiedad.
 Afirmaban que la tolerancia debía ser la base de la convivencia
humana.
La Ilustración fue una corriente reformista, qué criticó duramente la
sociedad de su tiempo y que se proponía transformarla. Los ilustrados se
opusieron a la sociedad estamental. Pensaban que era un sistema basado en la
tradición. Frente a esto defendían un sistema de igualdad social y legal, en el
que el progreso social estuviera abierto a todos los individuos y respondiera a
las capacidades de las personas, no a los privilegios económicos y familiares.
Además, pensaban que los privilegios de algunos grupos sociales (nobleza) y
de algunas instituciones (gremios) eran también un obstáculo para el
crecimiento económico.
Las ideas ilustradas se difundieron por Europa en gran medida gracias a la
publicación en Francia de la Enciclopedia. Sin embargo los tres pensadores
más destacados por la influencia de sus textos políticos fueron: Montesquieu,
Rousseau y Voltaire, que estudiaremos más adelante.
El liberalismo.
La Ilustración se convirtió rápidamente en la ideología de un grupo social:
la burguesía. Como parte del Tercer Estado no tenía privilegios y estaba
obligada a pagar impuestos. Las ideas de igualdad, de gobiernos más
racionales fueron inmediatamente asumidas por este grupo que
paulatinamente quisieron ponerlas en práctica, cambiando para ello las
estructuras sociales, económicas y políticas por una realidad nueva, un nuevo
orden. Surge así una nueva ideología, el liberalismo. Levantado el edificio
teórico el siguiente paso será su puesta en marcha dando nacimiento a la
revolución liberal o revolución burguesa. Por su parte, el campesinado, el otro
gran grupo del Tercer Estado, no participó de estas ideas puesto que este
grupo, mayoritariamente analfabeto, estaba muy influido y mediatizado por la
Iglesia que era contraria a la Ilustración y defensora del Antiguo Régimen. Las
principales ideas del liberalismo son:
Liberalismo político.
El liberalismo político fue la base teórica de la monarquía parlamentaria
inglesa. Esta doctrina fue enunciada por John Locke, que definió sus principios
básicos: la libertad, la igualdad ante la ley y la propiedad. Esta base fue
enriqueciendo sus postulados con las aportaciones importantes ilustrados
como Montesquieu, Rousseau y Voltaire, y son las que siguen:
 El concepto de separación de poderes. Montesquieu, desarrolló el
principio de la separación de poderes como garantía contra el
absolutismo: el legislativo, que elabora las leyes; el ejecutivo, que
hace cumplir las leyes; y el judicial, que administra justicia. Con ello se
trataba de evitar que una misma persona o institución acumulara poder
y abusara de él.
 El concepto de soberanía nacional fue expuesto por Rousseau, propuso
la eliminación de la legitimidad por derecho divino del rey y enunció su
teoría de la democracia según la cual el pueblo poseía la soberanía.
Esto es, el poder corresponde a la nación, es decir, al conjunto de
ciudadanos. Pero dado que los ciudadanos de una nación no pueden
ejercer su gobierno directamente, entonces establecen un pacto que
queda reflejado en un documento: la Constitución (de ahí la palabra
Constitucionalismo que a veces se utiliza como sinónimo de liberalismo
político).
 Voltaire propuso la creación de un sistema político parlamentario que
limitase el poder del rey (de ahí la palabra Parlamentarismo como
sinónimo de Liberalismo político).
 Estas ideas paulatinamente fueron precisándose y ampliándose. Así la
separación de poderes fue dando origen a una serie de instituciones: El
poder legislativo fue ejercido por el Parlamento que elabora nuevas
leyes y modifica o deroga las leyes existentes; el Rey o Presidente de la
República ocuparía el ejecutivo que gobierna la nación y cuida de la
seguridad pública; y por último, el poder judicial, en manos de los
Tribunales de Justicia que juzgan el cumplimiento de las leyes, castiga
los crímenes y previene los abusos del poder ejecutivo.
 La participación de los ciudadanos fue concretándose en los sufragios,
es decir en la elección mediante votación de los distintos poderes. En
algunos países el Parlamento, en otros el Parlamento y el Presidente de
la República. Sin embargo, en los inicios del liberalismo este sufragio
fue censitario, es decir, era necesario cumplir unos requisitos,
normalmente económicos, para poder votar.
 Con el tiempo la Constitución se convirtió en la Ley fundamental de un
Estado y recoge los derechos de los ciudadanos, la forma de gobierno y
la relación entre poderes. El resto de las leyes fueron compilándose en
códigos (código civil, código penal, etc.).
 El liberalismo asumió de la Ilustración la defensa de los derechos
naturales, fundamentalmente de la libertad del individuo, entendida
como un conjunto de derechos y deberes de todos los ciudadanos
independientemente de su nacimiento. También defendían el fin de los
privilegios: todos los ciudadanos serían jurídicamente iguales.
Todas estas ideas fueron extendiéndose entre la burguesía tratando de
transformar las estructuras del Antiguo Régimen. Sin embargo,
chocaron con la oposición de los grupos privilegiados (nobleza), que no
estaban dispuestos a perder sus privilegios. Esta situación provocó que
a la burguesía sólo le quedara una vía para llevar a efecto sus ideas: la
revolución.
Liberalismo económico.
Los Ilustrados también querían cambiar la organización de la economía. El
liberalismo económico (en la actualidad utilizamos la palabra capitalismo o
economía de mercado como sinónimo) es la doctrina económica que va unida
a las revoluciones burguesas. Su base es la teoría expuesta por Adam Smith
en su libro La riqueza de las naciones.
Los liberales deseaban que la actividad económica se rigiera por el
principio de libertad económica. En ocasiones se utiliza la expresión laissez
faire, laissez passer (dejad hacer, dejad pasar), como forma de reclamar la
libertad industrial (dejad hacer) en contra de las limitaciones de los gremios y
la libertad comercial (dejad pasar) contraria a las trabas arancelarias que
pesaban sobre el comercio. La aplicación de este principio tenía dos
consecuencias:
1. En primer lugar, cualquier persona que lo deseara y tuviera los medios
adecuados debería poder abrir un negocio y tomar las decisiones en
cuanto a precios, tipo de producto, etc., que considerara convenientes.
Los gremios del Antiguo Régimen se consideraban un obstáculo para el
crecimiento económico y, por ello, debían suprimirse (laissez faire).
2. En segundo lugar, el Estado no debía intervenir en la economía, sino
que debía limitarse a protegerla de quienes quisieran atacar su libertad
de funcionamiento. Adam Smith pensaba que el comercio no debía
estar frenado por los impuestos fronterizos (aranceles) y respaldaba la
libertad de movimientos para poder comprar y vender, esto es, lo que
se llamará librecambismo.
El liberalismo defendía que el motor de crecimiento económico era la
iniciativa privada. Las personas debían ser libres para crear su propia
empresa, la pieza clave del nuevo sistema capitalista, con el objetivo de
lograr grandes beneficios. Así, se consolidó una nueva forma de pensar y
actuar, más abierta a la inversión, la innovación, el riesgo empresarial y la
búsqueda del beneficio. El trabajo pasó así a considerarse una virtud
personal.
Adam Smith defendía que la economía de un país, dejando a la iniciativa
privada funcionar libremente, se ajustaba automáticamente, por medio de la
libre competencia, en lo que él llamó “la mano invisible del mercado”. Según
esto, si se producen cosas que no se demandan o los productos son más caros
de lo que se quiere pagar por ellos, no se venden; y si unos productos son
mejores que otros, los consumidores los compran. Así, mediante la ley de la
oferta y la demanda, la economía se organizaría por sí misma, sin necesidad
de que el Estado la controlase.
Liberalismo “social”.
Los ilustrados se opusieron a la sociedad estamental. Pensaban que era
un sistema basado en la tradición, en el que lo más importante era la posición
de la familia, es decir el nacimiento. Frente a esto, defendían un sistema de
igualdad social y legal, en el que el progreso social, económico y político
estuviera abierto a todos los individuos y respondiera a las capacidades de las
personas, no a los privilegios económicos o familiares (el hombre hecho a sí
mismo o el sueño americano). Pasamos entonces de una sociedad estamental
donde el nacimiento definía el status de cada persona a una sociedad de
clases donde el status quedará determinado por la posesión de riqueza, que, a
su vez, dependerá de los méritos de la persona.
El trabajo se convierte en un derecho y en una vía para poner en juego
las capacidades de cada cual para acceder a la riqueza. El trabajo, por tanto,
deja de tener la consideración estamental de elemento definidor del tercer
estado, para ser algo buscado y deseado. A partir de ahora, los nobles deben
trabajar para mantener o acceder a la riqueza. Los títulos se convierten en un
mero diploma.
Con todos estos elementos tenemos la base teórica sobre la que se
asentarán las reclamaciones de los revolucionarios americanos, franceses,
españoles, etc. Los liberales serán, a partir de ahora, los enemigos del
Antiguo Régimen. Por el contrario, los nobles, enemigos de la revolución,
serán los reaccionarios (contrarios a cualquier tipo de cambio).

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