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J. J. Irarrazabal
Elicura Chihuailaf
Fco. Javier Irazoki
Dafne Meezs
Cristian Cayupan
Juan Huenuan
Javier Arnaiz
Yeries Mussiet
Jaime Medina
Antonia Toscano
Katari Naira
Luis D. Gutiérrez
Bárbara Mora
Camila Leficura
Claret Cea
Rocío Ríos
Karen Quiñehual
Elisa Berna
Gerardo Araneda
Karina Campos
Nicol Calfunao
Selva Saavedra: Pimpinela Galán
Claudia Bahamonde
Camila Pooley
2
El día 22 de noviembre de 2010 se cumplen 20 años del
fallecimiento de una de las poetas más destacables de la Araucanía
(el día 11 de noviembre se cumplirán 108 de su natalicio). La
prolongada trayectoria de Selva Saavedra (1902-1990) nos da la
oportunidad de encontrar en ella una variedad métrica, de estilo, y
aún de visión del mundo que no han sido aún escuchadas con la
atención que merecen (y cuya presencia en internet queremos
contribuir a amplificar). Estamos convencidos de que su poesía –y
aún más, lo que de ella queda por descubrir- nos guarda aún
sorpresas y revelaciones. La voz de esta mujer hermana de la
naturaleza, atenta siempre ante el débil y el desheredado, sigue
vigente, joven. Porque la edad madura supuso para su escritura una
segunda juventud, y aún nos atreveríamos a insinuar que su poesía
última tiene un aliento renovado y juvenil por lo intenso y lo íntegro y
lo osado. Es hora de celebrar, de leer y cantar a esta poeta, de ir a
pescar en el río de sus yos sucesivos la palabra perdida, la palabra
necesaria, y devolverla al ahora, y reconocerla en su siempre.
3
Jaime Elgueta, Lúminesk.
4
TESTAMENTO
Cuando yo muera
No me cierren los ojos.
Quiero, desde sus musgos,
Seguir mirando la vida,
Asomarme a cada madrugada
A los balcones del sol;
Ser parte de la lluvia,
Pues seguiré soñando
Cada noche callada
En un país de savias, hojas y raíces
Rumoroso como la vida.
Compartiré con todos,
Sin que me vean…
MI LÍNEA CREADORA
¿Cuál ha sido?
¿La que marca el dolor en tantas almas?
¿La que el amor dibuja? ¿Voz perdida
o hallada en horas de tormenta y calma?
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TOMA MI CORAZON
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Valentina Reyes, Toma mi corazón
7
ÁRBOL
8
Yisenia Carrillo, Rosa de otoño
9
Rosa de otoño
Víctor Jara
Selva Saavedra
10
Claret Cea, Víctor Jara
11
Jaime Elgueta, Corrosterio.
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ECLIPSE
Cuando intento
versificar tu nombre
mi corazón sale
y te escribo mis poemas
y te voy pidiendo aquellos días
donde sólo estaba un rayo de sol
entre nosotros
Estoy solo
en los eclipses
sin ti no existe nada
LA SOMBRA EN LA PALMERA
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Arturo Huichalaf, Pienso
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CHAWAY
(Katanpilun*)
ARO
Elikura Chihuailaf,
Sueños de Luna Azul. La Luna en menguante
susurra, dicen
en las orejas de la Madre Tierra
Hablan de vertientes de sangre
Y de encantos de secreto mar
En semicírculo, hacia el Oriente
La familia de la muchacha
Agradece la festividad sagrada
Pues el nombre de la abuela
Ha renovado también su Sueño
Su sendero
Hoy el aro cuelga leve
Transparente casi
Como una gota de ilusión
Y mañana puede ser una cesta
Un ave
O el cántaro Azul de su Palabra.
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Jaime Elgueta, Eliaior.
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LECCIÓN DE PÁJAROS
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Jaime Elgueta, Azarcher
18
PUPA
19
Jaime Elgueta, Domkol
20
Llegué tarde
21
Jaime Elgueta, Yitaisek
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PERCIBIR
ME CONVIVE EL SILENCIO
Alojado en la piedra
me convive el silencio
como una terca letra
habitando en la celda de un crucigrama,
como un tallo incrustado en su flor
me palpita el mutismo
cuya roca me pervive el recuerdo.
Viene el fuego a su hoguera
como los atuendos a su cuerpo,
regresa la palabra a su boca
manoseada como un lápiz cualquiera.
Te vivo en la locura, te compadezco
mas el silencio me convive el fulano que soy.
Cristian Cayupan
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Arturo Huichalaf, Weichafe
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LA SUCESIÓN DEL HAMBRE
Apunte III
Juan Huenuan
(del libro Romería).
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Jaime Elgueta, Dranzaer
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SE CERRARON TUS OJOS
Y te marchaste solo,
como vuelan los poetas,
dejando abandonadas a tus letras.
Tu abecedario triste
se arrinconó sereno
en un lugar ignoto
con tus llorosas aes
rompiendo en tus orillas arrasadas.
Javier Arnaiz
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Jaime Elgueta, Levitación de Volkú 2
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VI
pero no
no llores
no escurras la tinta que deshaga tu silueta
tú vivirás por mí
en mi nombre
serás joven
eterna
ante tus ojos desfilarán mil humanidades
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Jaime Elgueta, Trewompaizur
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Remembranzas
Las trancas
han caído tras el temporal.
Es posible vislumbrar
una puerta entre abierta.
En la casona
rememoran el último atardecer
ese cuando nos reuníamos
junto al salón
Los adultos comentaban cosas
de grandes en lenguajes que no
Lográbamos descifrar.
Jaime Medina C.
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Jaime Elgueta, Mozadán
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Muros de cal y de anilinas
Vapores químicos
tejen el aire de suspiros
y los espejos
devuelven la imagen
del campo de batalla,
cadáveres de la lucha
contra el tiempo,
años esparcidos
en campos de violetas
arraigadas a la tierra.
la brizna de hierba
seca oculta entre el cabello;
el pliegue del párpado
estremecido de sueño;
las uñas mordidas
más allá del borde de los dedos,
la gota de luz
rota en un charco
en el hueco de la acera.
Antonia Toscano.
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Jaime Elgueta, Vichor
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REPONERSE
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Jaime Elgueta, La Danza otoñal… movimiento 3
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El Hacedor de Sueños
Cuarenta días y cuarenta noches sereno y firme ahí se mantuvo. Sin pan
ni agua ni abrigo, firme y sereno se mantuvo.
Así el bien triunfó sobre el mal, por los siglos de los siglos.
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Jaime Elgueta, Muchaycuycachak
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Quieren que aprenda de mis errores
Pero cómo si no dejan
Cometer ningún error
Para poder crecer y no ser mas esa niña.
Bárbara Mora
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Jaime Elgueta, Oralioj
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Solitaria
41
Jaime Elgueta, Gerofam
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LA DESPEDIDA
Me voy, vuelvo,
Pañuelos blancos me despiden,
El sol ilumina el puerto
Que se sonríe tratando de llorar.
Quiero volver
Pero esta vida viene por mí
Oh, la despedida
La noche oscurece mi camino
Cuando despierto duermo
Cuándo será que vuelva
O cuando será que me voy.
Claret Cea
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Jaime Elgueta, Vélchaster
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La poetisa chilena
Lucila la poetisa
Detrás de una hermosa mujer
De cortos y lacios cabellos que al mirarlos
Parecen bañados en oro.
Ojalá
Rocío Ríos.
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Jaime Elgueta, Yoeltem
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ESTAMOS ESPERANDO
NO OLVIDES
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AQUELLOS POEMAS
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Gerardo Araneda
Ese hombre tiene los ojos rojos de ser domingo frente al mar
y contra toda la sal que hay en sus manos
le están creciendo cardenales
y el se ríe
y se ríen con el todas las mareas que grabaron su rostro.
Me sigue
enamorando
todo,
como una gota
que al tiempo
no
cae.
Gerardo Araneda
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Jaime Elgueta, Kamashem
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Sólo por error.
El sol
está amaneciendo,
y junto con él se esconde
una gran verdad,
verdad impactante y fatal.
Dejándose llevar
por los impulsos
acude al lugar que la vio crecer,
encontrándose allí
con sus hijos jugando.
Flores,
árboles
y palomas,
con todo iba a arrasar.
De un momento a otro
sus perros no cesaban de ladrar,
las montañas decaían,
la cabaña ardía en llamas,
sus manos temblaban,
y un humo negro tapaba la salida.
Derramando lágrimas
se durmió,
por cometer el pecado más grande,
negar al Creador.
Karina Campos
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Jaime Elgueta, Columir
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Cuando el fin llegue
El que es cristiano
y de sus pecados arrepentido está
no negará a Dios,
y sus dedos de ambas manos cortarán,
sus piernas y sus brazos arrancarán,
hasta llegar a su cabeza
y dar punto final.
Y Dios lo perdonará.
Nicol Calfunao
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Jaime Elgueta, Kopatral
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Temuco llora
Temuco llora
En sus pies las lágrimas de cemento
En su corazón
Edificios corroídos
Sin alma
Temuco grita en silencio
A las orillas del Cautín
Permanece uno que otro
Que llora también
Penas de tiempos mejores.
Abro mi voz
Abro mi voz
Como calla un cigarro muerto en el cenicero
Abro mi voz
Como calla el silencio entre los árboles
Abro mi voz
Y siento
Y vivo…
Camila Pooley
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Jaime Elgueta, Zemthai
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EL POETA PRONUNCIA UN VERSO
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Jaime Elgueta, La Danza… movimiento 4
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Caminando una señora de traje muy elegante y a su lado un joven de quince años
vestido de un polar azul y pantalones de colegio, muy obeso, lleva en un carro dos
cajas de supermercado. La mujer es esbelta y tendrá unos cuarenta años. Se oye el
bullicio de la ciudad, autos van y vienen, en medio, un carrito de supermercado.
Ambos van avanzando por las calles. Una claridad ilumina a ambos.
Señora: ¡Oye chiquillo, Así que después del liceo trabajas en el supermercado! ¿oye y
trabajas mucho?
Joven: Sí, señora, sobre todo a fin de mes que es cuando la gente se paga, pero a
este supermercado no viene tanta gente como en el Muñoz, ahí sí que me tocaba
harta pega.
Señora: Ah! ¿entonces desde cuándo trabajas?
Joven: de los trece años empecé.
Señora: ¿y por qué?
Joven: no, es que… las cosas no andaban bien en mi casa, mi papá quedó cesante y
yo tengo tres hermanos chicos.
Señora: yo también comencé a trabajar a tu edad (emocionada) mi papá me consiguió
que fuera junior de su oficina él es abogado y yo andaba para todos lados con
papeles.
Joven: Ah! Mire qué buena.
Señora: sí es que los jóvenes de antes no son como los de ahora, antes los padres te
enseñaban valores desde chica, el esfuerzo, el trabajo… ¿y tú vives con tus padres y
hermanos?
Joven: no (incómodo) es que mis papás tienen ene rollos y yo prefiero alejarme de
ellos, vivo en una pieza que arriendo donde un amigo y de repente igual los voy a ver
Padre: ¡ güeona, maraca ¿dónde te metiste? Toa’ la tarde culiá, qué no tenís
casa?!(enfurecido)
Madre: (atemorizada) estaba donde la vecina Chela ayudándole a vender, puh pa’
tener plata pa’ la leche de los cabros.
Padre: (la toma del pecho y se acerca efusivamente)¡sí… claro te voy a creer! Si los
cabros están igual de hambrientos que en la mañana! ¿ y a este guatón que tenís de
hijo también le andabai’ buscando leche?(burlonamente mira al joven que está parado
en una esquina de la habitación, el cual, baja los ojos)
Madre: (con voz lánguida) sí puh! Si es mi hijo y tiene que comer como los otros.
Padre: (lanzando un golpe en la mejilla de la mujer) ¡ sí maraca! ¡ te voy a creer,
estabai’ donde el viejo que le hacis’ el favor pa’ alimentar a esa ballena que tenís de
hijo!
Madre: (enfurecida y llorando grita) sí, mi hijo ¿y qué?
Padre: (pateándola en el suelo) ¡ ah y ma’ encima chirita me salí’ confesando que me
cagai’ con el viejo, güeona de mierda! (se marcha de la vivienda dando un feroz
portazo). Y allí se diluyen los pensamientos del joven interrumpidos por la voz ágil de
la señora quien va a su lado.
Señora: (vuelve la luz) ¡mira! Tú eres empeñoso igual que yo, resulta que trabajando
con mi papá conocí a mucha gente y luego que salí del liceo altiro encontré trabajo
como secretaria.
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Jaime Elgueta, Lezondi.
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Joven: ¿y todavía trabaja ahí?
Señora: ¡claro! Tengo una vida muy rápida eso sí, ahora mismo que legue a la casa
tengo que viajar a Santiago, así que apúrate un poquito
Joven: yo estoy toda la tarde en el supermercado (meditabundo) ya, señora allá a la
izquierda es ¿verdad?
Señora: sí nos faltan tres cuadras… ¿oye y tú te diviertes, haces algún deporte?
Joven: en el liceo no más tengo educación física y con mi amigo el que le arriendo,
tiene Internet y ahí jugamos a caleta de cuestiones.
Señora: mira, yo, me levanto a las cinco treinta de la mañana y salgo a trotar todos los
días, después me voy a la oficina y además compro todo Diet, porque es más sano,
voy tres veces al gimnasio a hacer yoga.
Joven: a mi me gusta comer, se que ahora estoy muy gordo, pero es… no se ¡ si a
veces me como solo un paquete de papas fritas no más!
Señora: ¡ es que no tienes que comer tanta chatarra! Dime hijo y te pagan bien ¿qué
comparas para comer?
Joven: no tengo sueldo fijo, por ser menor de edad, no nos hacen contrato, me hago
mi sueldo de las propinas.
Señora: ¡ah claro! Qué sinvergüenzas son deberían tener un sueldo fijo, bueno pero
entonces ¿qué haces tu platita?
Joven: pago el arriendo que igual es barato y lo otro en cosas pa’ comer, pero no
como nada Diet como dice Ud… emh y el mes pasado me compré un mp4.
Señora: tienes que ser más inteligente con lo que gastas.
Joven: Sí señora, lo que pasa es que igual a uno le gusta tener cosas.
Señora: oye ¿ y cómo te va con las propinas?
Joven: sabe señora que sin mentirle el otro día vine a dejar a una señora y me dio
cuarenta pesos.
Señora: ¡qué apretada!
Joven: igual hay gente que me ha dado hasta mil pesos en una sola vuelta (cruzan
una Avenida, el joven se adelanta un poco al ver que van acercándose a su destino,
suda mucho).
Señora: ¡ay! Ya llegamos, déjame las cosas ahí no más ¿tienes que volver altiro?
Joven: Sí señora
Señora: ¡cuándo venga la próxima vez ojala te encuentre!
Joven: ¡claro! Señora si yo… no creo que me echen
Señora: toma (le dice poniéndole en la mano cinco mil pesos)
Joven: ¡gracias señora que Dios se lo pague, no era pa’ tanto! (secándose con una
manga el sudor)
Señora: no mijito si te cansaste mucho y las cajas estaban pesadas.
(el joven da la media vuelta, sale hacia la calle, minutos después se escucha un gran
ruido, un auto frenó estrepitosamente, es treinta y uno de octubre y el conductor venía
con unos traguitos, el peatón cruzó a mitad de calle, según el informe, era un sujeto
vestido de azul, el auto le reventó el estómago, era muy obeso, dice una voz, la señora
queda con la vista fija y levanta la mano derecha como llamando, paulatinamente se
oscurece)
Carolina Manríquez
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Jaime Elgueta, Héuwandos.
62
Aire del Sur
Pimpinela Galán
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Jaime Elgueta, Voralk
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FRÍO
Es el anochecer y el atardecer
Y puedo ver que el cielo está estrellado.
Claudia Bahamonde.
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Yoselyn Abello, Toma mi corazón
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Corazón de hielo
Denise Fuentes
Cuando
Mailén Sepúlveda
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Jaime Elgueta, Heuwán Kreeh
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FIN
¿Arriba y abajo
qué significan en el universo?
Y ahora pongo a Chile arriba,
y el estrecho de Magallanes es la cabeza del mundo.
Arriba es abajo,
abajo es arriba.
Y la Antártida es el sombrero de Chile, y el sombrero del mundo.
Eugenio Millapi
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Jaime Elgueta, Shambrok
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Verdes montañas hieren mi memoria,
regazo en que mi vida se quedó,
qué infortunio me trajo a este otro yo,
que rueda con el agua transitoria
Aarón Zalacaín
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Eduardo Rapiman, Dos mujeres
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Marrichiwew
En aquel momento
amigos, toki,
era el agua, los árboles,
y el sentir
cómo el aire le susurraba en el oído.
Nicol Calfunao.
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Jaime Elgueta, Digoki
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Mi Secreto
Canuto Anónimo
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Abrígate
Urgencias
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Taller literario Sayenco,
fuegos de palabras que se propagan.
Joan Miró dijo en su día que el arte está en decadencia desde la cueva de Altamira, es
decir, desde los murales de las cavernas. Su pintura trataba de recuperar la creatividad
de la infancia de la humanidad, el espíritu sin límites del niño. La escuela –recordemos
el dibujo que abre El principito de Antoine de Saint-Exupery- pareciera en ocasiones
tener como misión poner puertas al campo, y hacer de los niños pequeños adultos
razonables y, por tanto, sensatos, formales y prácticos.
Pero no nos engañemos. Jugar y soñar pueden ser más útiles de lo que a simple vista
pudiera parecer. Los cachorros de león se preparan en sus juegos para la caza mayor.
Los sueños no sólo sueños son. Y el manejo del lenguaje, que es el manejo del
pensamiento, no hay mejor manera de descubrirlo que jugando. ¿Se atreverá alguien a
decir que pensar no sirve para nada?
Por eso, con Víctor Moreno, pensamos que la escuela (el liceo) debe alentar y no apagar
la imaginación, y que la literatura no debe ser en ningún caso –según la expresión
acuñada por Jean Paul Sartre- un paseo por el cementerio. Por eso un taller literario
debe hacer honor a su nombre y debe producir. Y para promover la escritura debe ser
entretenido, atractivo. Y a fe que la escritura puede serlo, no sólo como actividad
solitaria, sino ante todo como recreo colectivo. Desde obras clásicas como la Gramática
de la fantasía de Giovanni Papini, hasta sitios de Internet como
www.DificildeJuglar.com nos aportan ideas y fórmulas para hacer de la escritura una
actividad lúdica.
Desde siempre, una manera de alentar a los escritores principiantes es dar a conocer sus
escritos, y si es posible, hacerlos compartir espacios con autores consagrados. Mediante
la revista virtual Sayenco, heredera de la que fundara allá por 1994 la recordada
profesora María Eugenia Caamaño Lillo, escritores de distintos países han cohabitado
con las verdes letras de las jóvenes estudiantes del Taller, y sus lecturas se cuentan por
millares en cada nuevo número. El reconocimiento de los concursos locales también ha
resultado un buen acicate. Y para los más reacios, la música suele abrir puertas (gracias
a los cantautores) que pueden guiar la curiosidad del oyente a descubrir a los poetas.
Javier Aguirre
(Síntesis de la ponencia sobre el Taller Sayenco presentada en el III Congreso
Latinoamericano de Estudiantes de Pedagogía, desarrollado en la Universidad Católica
de Temuco).
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A J.J. en el final del tiempo
Por qué tus letras ahora son más claras.
Por qué queremos verte y escucharte
en el tiempo perdido.
Por qué tu voz resuena en el silencio.
Ya nunca volverá.
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