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Materia: Derecho Laboral

Profesor: Abog. Andrea Verónica Aguirre

Clase: 12

Unidad 5: Concepto y Principios. Seguridad e Higiene en el Trabajo.


Condiciones y medio ambiente del trabajo (CYMAT). Enfermedades
profesionales e inculpables. Accidentes de trabajo e inculpables.
Aseguradoras de riesgo del trabajo. Contingencias cubiertas. Tipos
de incapacidades y prestaciones dinerarias. Indemnizaciones que
corresponden en cada caso.

Objetivos de la clase:

• Identificar la importancia de un plan de seguridad y prevención en los


lugares de Trabajo.
• Distinguir las enfermedades profesionales de las enfermedades inculpables.
• Saber aplicar la legislación vigente (ley 24557) respecto de las prestaciones
dinerarias por incapacidades.
• Distinguir los distintos tipos de incapacidades.

Lecturas obligatorias:

• Carpeta de Trabajo. Capítulo 4, págs. 169 a 188.


• Ley 19587: Higiene y Seguridad en el Trabajo
• Decreto 351/1979: Reglamentación ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo
• Ley 24557: Ley de Riesgos del Trabajo y Decreto 1278/2000
• Decreto 1694/2009: Incremento de las prestaciones dinerarias de la ley 24557.
• Resolución N.° 37/2010: Nuevo régimen reglamentario de los exámenes de
salud en el empleo.

Lecturas recomendadas:

• Jorge Rodríguez Mancini (Dir.), Curso de derecho del trabajo y de la seguridad


social. 4ta. Ed. actualizada y ampliada. Astrea. Buenos Aires. Año 2000.

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• R. Wayne Mondy – Robert M. Noe, Administración de Recursos Humanos.
Novena edición. Pearson Educación S.A. México. Año 2005.

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CONDICIONES LABORALES Y MEDIO AMBIENTE EN EL TRABAJO:

El Trabajador es un ser humano que para ganarse la vida y poder brindarle a su


familia alimentación, vivienda y bienestar, expone su salud, su capacidad de trabajo
y muchas veces su propia vida a riesgos que, en definitiva, la mayoría de las veces
podrían evitarse si las condiciones de trabajo y el medio ambiente laboral fuesen
seguros, sanos y saludables, unidos a un buen programa de prevención.

Por eso es importante que el ambiente donde el trabajador desarrolle su trabajo sea
un lugar saludable y seguro; dado que ello está íntimamente relacionado con la
protección de su salud.

Es entonces en la prevención donde todos debemos hacer hincapié; y digo todos


porque este no debe ser un compromiso y una responsabilidad solo de los
empleadores (empresarios), sino también del Estado, los propios trabajadores, las
entidades sindicales e incluso de aquellos encargados de diseñar, fabricar y
suministrar todo tipo de maquinarias y equipos de utilidad para poder llevar
adelante el trabajo (Art. 12, Convenio N.° 155 OIT).

Es el empleador, en primer lugar, quien Art. 8º -Ley 19587— Todo empleador debe adoptar y poner en práctica las
medidas adecuadas de higiene y seguridad para proteger la vida y la
tendrá la responsabilidad primaria de integridad de los trabajadores, especialmente en lo relativo:

garantizar que el lugar; los medios de a) a la construcción, adaptación, instalación y equipamiento de los
edificios y lugares de trabajo en condiciones ambientales y sanitarias
adecuadas;
trabajo (las instalaciones, maquinarias
b) a la colocación y mantenimiento de resguardos y protectores de
equipos, herramientas, procesos maquinarias y de todo género de instalaciones, con los dispositivos de
higiene y seguridad que la mejor técnica aconseje;

productivos); los objetos propios de c) al suministro y mantenimiento de los equipos de protección personal;

trabajo (las materias primas, insumos d) a las operaciones y procesos de trabajo.

intermedios, productos complementarios, etc.) y las condiciones en que sus


trabajadores lleven a cabo su prestación, sean seguros, sanos y saludables, a fin de
evitar que se produzcan daños en la salud psicofísica y accidentes que lleven a
aquellos a tener una disminución de su capacidad laborativa. Por ello también es
necesario que los empresarios reconozcan y tomen conciencia de que todos esos
elementos junto con las condiciones y medio ambiente de trabajo, se encuentran
ligadas a la salud de los trabajadores y al bien más preciado que tenemos: la vida.

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Es necesario que para el cumplimiento de tal fin, los empleadores cuenten con
servicios de prevención, tanto internos como externos, para que los acompañen en
forma independiente a coordinar y supervisar programas de salud y seguridad con el
claro objetivo de evitar los daños.

Todas las empresas deberían tener servicios de salud y seguridad en el trabajo y,


servicios de medicina del trabajo. Los primeros orientados a la prevención de los
riesgos de trabajo, teniendo en mira no solo el ambiente laboral donde los
trabajadores desarrollan sus actividades sino también los distintos factores del
proceso de producción, para evitar los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales. Entre sus funciones, las que obviamente deberán encontrarse a cargo
de personal debidamente capacitado, figuran:

a) promover la seguridad e higiene del lugar de trabajo;


b) formular recomendaciones para mejorar las condiciones de trabajo, teniendo
en cuenta no solo la organización y gestión del trabajo sino también de la
empresa y de la tecnología, a fin de promover el bienestar en el trabajo;
c) cooperar en la prevención y en la lucha contra los efectos nocivos a que
puedan estar expuestos los trabajadores, como ser contaminantes físicos
como ruido constante, temperaturas muy bajas o muy elevadas;
contaminantes químicos como el amianto o asbestos, el arsénico, el cromo,
el benceno, el cloruro de vinilo, etc., riesgos de graves efectos sobre la salud
de los trabajadores que están expuestos o que manipulan dichos productos;
d) cooperar en la prevención de riesgos sobre la salud que provengan de estar
con agentes infecciosos, tales como los virus, bacterias, hongos, parásitos, o
incluso picaduras de insectos, entre otros.

Por su parte, los Servicios de Medicina del Trabajo desarrollarán una importante
tarea a partir de la observación y atención de las personas que trabajan en la
empresa, funciones que deberán estar coordinadas y organizadas por médicos
especializados. Tendrán como objeto:

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a) asegurar la protección de los trabajadores contra todo riesgo que perjudique
a su salud y que pueda resultar de su trabajo o de las condiciones en que
éste se efectúa;

b) contribuir a la adaptación física y mental de los trabajadores, en particular


por la adecuación del trabajo a los trabajadores y por su colocación en
puestos de trabajo correspondientes a sus aptitudes;

c) contribuir al establecimiento y mantenimiento del nivel más elevado posible


de bienestar físico y mental de los trabajadores.

Pero si bien es el empleador el primer responsable en velar por la seguridad del


trabajador, dando cabal cumplimiento al Art. 75 LCT —Deber de seguridad.
1. El empleador esta obligado a observar las normas legales sobre
deber de seguridad que la ley le impone higiene y seguridad en el trabajo y a hacer observar las pausas y
limitaciones a la duración del trabajo establecidas en el ordenamiento
legal.
(Art. 75 LCT) y, tomando las medidas 2. Los daños que sufra el trabajador como consecuencia del
incumplimiento de las obligaciones del apartado anterior, se regirán por
adecuadas para evitar todo tipo de las normas que regulan la reparación de los daños provocados por
accidentes en el trabajo y enfermedades profesionales, dando lugar
únicamente a las prestaciones en ellas establecidas.
riesgos, a él necesariamente se deben
unir los propios trabajadores, quienes deberán ser capacitados y educados con
relación a los riesgos relacionados con el trabajo, y en cuanto a la debida utilización
de los equipos de protección personal adecuados para cada actividad, a fin de que
tomen conciencia de la importancia que tiene cuidar su salud y desarrollar su
actividad en un lugar que sea sano y seguro. A ellos necesariamente se incorporan a
partir de la ley 24557, los nuevos sujetos que entran en escena en esta importante y
fundamental tarea de la prevención de riesgos: las Aseguradores de Riesgos del
Trabajo. Entidades de derecho privado, previamente autorizadas por la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo, y por la Superintendencia de Seguros de la
Nación; que conforme a la normativa citada, tendrán una responsabilidad directa y
principal en el desarrollo y promoción de las acciones preventivas, asistiendo y
controlando al empleador con el fin de dar cumplimiento al objetivo que la ley
pregona y pretende hacer cumplir, esto es “la reducción de la siniestralidad por la
vía de la prevención de los riesgos del trabajo1”

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La prevención es y debe ser una responsabilidad social donde deben estar
involucrados, empleadores, trabajadores, sindicatos, empresas aseguradoras y el
propio estado. Este último deberá ofrecer la infraestructura adecuada a través de
“leyes” y servicios que es necesaria para garantizar que los trabajadores
permanezcan aptos para trabajar y que las empresas prosperen económicamente.
Esto debe traducirse en el desarrollo de una verdadera política y programa de
prevención y de un eficaz y adecuado sistema de inspección que garantice y persiga
el debido cumplimiento de la legislación y las políticas de seguridad y salud en el
trabajo. Solo a través de una acción coordinada entre todos se podrán tomar e
implementar eficazmente programas de seguridad cuyo objetivo primordial sea
proteger la salud de todos los trabajadores en general y concientizar a todos sobre
las dimensiones, lesiones y enfermedades relacionados con el trabajo.

Por ello la importancia del trabajo saludable es el mejor factor de prevención. No


hay desarrollo productivo sin desarrollo social.

En nuestro derecho positivo argentino el marco normativo en cuanto a este tema


está dado por: lo convenios de la OIT ratificados por Argentina a saber: el Convenio
N.° 13, relativo a la cerusa en la pintura de 1921; el Convenio N.° 45, relativo al
empleo de las mujeres en los trabajos subterráneos; el Convenio 115, sobre la
protección contra las radiaciones, de 1960; el Convenio 139 sobre cáncer
profesional, de 1974; y el Convenio 184, sobre seguridad y salud en la agricultura de
2001.

En cuanto a la normativa nacional tenemos la ley 19.587/72 de Higiene y Seguridad


Laboral y su reglamentación, el decreto N.° 351/79; y la ley 24.557/95 de Riesgos
del Trabajo que introdujo importantes cambios en materia de prevención como así
también en los mecanismos reparadores de los daños a la salud provocados por el
trabajo; ley que hasta la fecha ha sido modificada por una pluralidad de normas
siendo los más importantes el Decreto de Necesidad y urgencia N.° 1278/2000, y el
último decreto N.° 1694/2009 del 5/11/2009 y publicado en el Boletín Oficial el
6/11/2009. Esta ley que tenemos vigente, es una ley que desde que se aprobó fue
tachada de inconstitucionalidades, motivo por el cual hoy se persigue y reclama una

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urgente reforma. Si bien el decreto mencionado en último término viene a modificar
y mejorar determinadas cuestiones, no trae la solución definitiva al régimen que
tanto necesita ser revisado. Pues hace hincapié, más que en la prevención y
protección de la salud del trabajador, en el aumento de las prestaciones dinerarias
como si ello protegiera aun más la salud del trabajador; así este decreto trae en el
régimen legal de las prestaciones dinerarias, un incremento de los montos, de las
prestaciones por Incapacidad Permanente Parcial (IPP), modificaciones en los
métodos y base de cálculo, y la supresión de topes como así también la aplicación
del Art. 208 de la LCT para el caso de la incapacidad Laboral Temporaria (ILT) o
permanente provisoria. Asimismo trae la equivalencia del valor del Módulo
Provisional, la actualización del monto del haber mínimo garantizado y la creación
del registro de Prestadores Médicos Asistenciales. Algunas de las cuales veremos
con más detalle a lo largo de esta clase y de la próxima.

Cabe aclarar que tanto la ley de Higiene y Seguridad como la ley de Riesgos del
Trabajo se aplican a las relaciones laborales tanto privadas como públicas.

ENFERMEDADES PROFESIONALES Y ACCIDENTES DE TRABAJO:


Atento a lo dispuesto en el apartado segundo del artículo mencionado “ut supra”,
esto es el Art. 75 de la LCT, surge la necesidad de saber que son los accidentes de
trabajo o en el trabajo y las enfermedades profesionales, lo que nos lleva
directamente al articulado de la ley 24.557.

Pero antes de definir cuales son las contingencias cubiertas por la ley, es importante
destacar cuáles son los objetivos que la misma persigue y que se encuentran
establecidos expresamente en el Art.1.2, y que tienen intima relación con lo
resaltado al inicio de esta clase, ellos son:

a) Reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo;

b) Reparar los daños derivados de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales,


incluyendo la rehabilitación del trabajador damnificado;

c) Promover la recalificación y la recolocación de los trabajadores damnificados;

d) Promover la negociación colectiva laboral para la mejora de las medidas de prevención y de las
prestaciones reparadoras.

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Atento entonces a la remisión que hace el Art.- 75 inc. 2 de la LCT y lo dispuesto en
el inc. b) del Art. 2 de la LRT, es necesario conocer qué se entiende por
enfermedades profesionales y qué por accidentes de trabajo. Así son enfermedades
profesionales conforme lo dispuesto en el art. 6, inc. 2a) “… aquellas que se
encuentran incluidas en el listado que elaborará y revisará el Poder Ejecutivo
anualmente, previo dictamen del Comité Consultivo Permanente, conforme al
procedimiento del artículo 40 apartado 3 de esta ley. Tal listado deberá
identificar cual es el agente de riesgo, los cuadros clínicos, y actividades en
capacidad de determinar la enfermedad profesional…”

Es importante informarles que por decreto 658/96 se aprobó el listado de


enfermedades Profesionales, los agentes de riesgos y las actividades que
pueden provocar las enfermedades listadas. Si bien dicho listado, tal
como lo señala el Art.6, debe ser revisado anualmente, sólo fue modificado en una
oportunidad mediante el decreto 1167/2003, que incorporó como agente de riesgos
el Hantavirus y el Mal de Chagas como enfermedad.

Asimismo y conforme lo dispuesto en el inc. 2b), “…serán igualmente consideradas


enfermedades profesionales aquellas otras que, en cada caso concreto, la
Comisión Médica Central determine como provocadas por causa directa e
inmediata de la ejecución del trabajo, excluyendo la influencia de los factores
atribuibles al trabajador o ajenos al trabajo…”

Por su parte cuando hablamos de enfermedades inculpables, ya no hablamos de las


contingencias que prevé la LRT sino que estamos dentro del ámbito de la LCT.
Se entiende por enfermedades inculpables a aquellas que son ajenas respecto del
trabajo, ya que la causa que las determina corresponde al riesgo genérico y propio
de la vida como puede ser un virus gripal, una hepatitis, etc. Y no a un hecho
laboral.
Es más, tampoco su caracterización se basa en un criterio subjetivo como es la
culpabilidad del trabajador, que solo se tiene en cuenta cuando la enfermedad
hubiera sido provocada por dolo del trabajador, en cuyo caso quedaría excluida de
la protección legal.

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El régimen de las enfermedades inculpables se encuentra regulado
en el Título X, capítulo I de la Ley de Contrato de Trabajo (Arts.
LEER CON ATENCION 208 A 213 LCT

Aquí me parece importante traer la Resolución N.° 37/2010 de la


Superintendencia de Riesgos del Trabajo, la cual recomiendo leer
también con la debida atención, recientemente dictada el 14/01/2010
y publicada en el Boletín Oficial el 20/01/2010 que deroga las resoluciones S.R.T. Nº
43 de fecha 12 de junio de 1997, la Nº 28 de fecha 13 de marzo de 1998 y la Nº 54
de fecha 9 de junio de 1998. Esta nueva resolución establece el nuevo régimen
reglamentario de los exámenes de salud en el empleo que quedarán incluídos en el
Régimen de Riesgos del Trabajo. Mantiene los cinco tipos de exámenes de salud bien
diferenciados regulándolos de los arts. 2 a 6. Dichos exámenes son:
a) Los preocupacionales o de ingreso;
b) Los periódicos;
c) Los previos a una transferencia de actividad;
c) Los posteriores a una ausencia prolongada;
y d) Los previos a la terminación de la relación laboral o de egreso.

ACCIDENTES DE TRABAJO:
Se entiende por accidente de Trabajo, conforme lo establece también el art. 6, inc.
1 de la ley mencionada “…a todo acontecimiento súbito y violento ocurrido por
el hecho o en ocasión del trabajo…”, pero no obstante esto, también quedan bajo
la órbita de esta ley los accidentes de trabajo “in itinere” que son aquellos que
se producen en el trayecto entre el domicilio del trabajador y el lugar de
trabajo, o viceversa, siempre y cuando el damnificado no hubiere interrumpido
o alterado dicho trayecto por causas ajenas al trabajo.

También es importante señalar aquí hay otros accidentes, los llamados inculpables
por la LCT, que al igual que en las enfermedades inculpables, no entra a jugar
ningún factor subjetivo de culpabilidad del empleador, pues tampoco aquí entra la
culpa, en este caso del empleador, para saber si se trata o no de un accidente

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inculpable. Son aquellos que ocurren fuera del lugar de trabajo. Un ejemplo típico
de este tipo de accidentes sería sufrir una lesión jugando al fútbol.

Tanto las enfermedades profesionales, como los accidentes de trabajo y el


accidente in itinere, son las contingencias cubiertas por la ley de riesgos del
trabajo. Quedan excluidas de la LRT, los accidentes de trabajo y las
enfermedades profesionales causados por dolo del trabajador o por fuerza
mayor extraña al trabajo, como así también las incapacidades del trabajador que sean
preexistentes al inicio de la relación laboral y que fueran descubiertas y acreditadas con el
examen preocupacional llevado a cabo. De ahí la importancia de este tipo de exámenes.

 ¿Quiénes son las personas obligatoriamente incluidas?

• Los funcionarios y empleados del sector público nacional, de las provincias y sus
municipios y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires;

• Los trabajadores en relación de dependencia del sector privado;

• Las personas obligadas a prestar un servicio de carga pública.

No obstante el estado nacional según lo establece el Art. 2 de la ley, podrá incluir


en el ámbito de la Ley a las siguientes personas:

• Los trabajadores domésticos;

• Los trabajadores autónomos;

• Los trabajadores vinculados por relaciones no laborales;

• Los bomberos voluntarios.

Ahora bien, el sistema de la Ley de Riesgos del trabajo establece el deber de


contratar obligatoriamente un seguro en una aseguradora de Riesgos del Trabajo. Si
el empleador omitiera este deber tendrá que responder directamente ante los
beneficiarios por las prestaciones establecidas en la ley. De manera excepcional la
ley permite la posibilidad del autoseguro, lo que se puede dar en los supuestos que
el empleador acredite solvencia económico-financiera para afrontar tanto las
prestaciones dinerarias como las prestaciones en especie que establece la ley. De
manera que existen dos maneras de dar cobertura a esos riesgos: una general y otra

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de excepción a la obligación general, tal como surge expresamente del artículo 3 de
la LRT.

ASEGURADORAS DE RIESGO DEL TRABAJO:

Las aseguradoras son empresas privadas creadas especialmente para atender un


objetivo único, que es asistir a los trabajadores damnificados teniendo a su cargo las
prestaciones en dinero y en especie del sistema, recibiendo las contribuciones
patronales por riesgos del trabajo pactadas con los empleadores, que utilizarán para
financiarse.
Estas aseguradoras están sometidas al control y fiscalización de la Superintendencia
de Seguros de la Nación y de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, que son los
organismos encargados de controlar y supervisar la solvencia financiera, la gestión
desarrollada, etc.

Son obligaciones de las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo las siguientes:

 Denunciar ante la Superintendencia de Riesgos del Trabajo los incumplimientos


de sus afiliados de las normas de seguridad e higiene, incluido el plan de
mejoramiento.

 Promover la prevención;

 Llevar un registro de siniestralidad por establecimiento;

 Informar a los interesados acerca de la composición de la entidad, de sus


balances, de su régimen de alícuotas;

 No fijar cuotas en violación a las normas de la LRT;

 Asegurar al trabajador el cobro de las indemnizaciones y las prestaciones que le


correspondan con motivo de haber sufrido el trabajador alguna incapacidad por
enfermedad profesional o accidente de trabajo

 Forjar un proceso de mejora en las condiciones laborales y medio ambiente de


trabajo, a través de acuerdos que celebren con las distintas empresas.

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 Encargarse de las prestaciones en especie que requiera el trabajador hasta su
rehabilitación, como consecuencia de los daños sufridos por enfermedades o
accidentes laborales, a saber: Asistencia médica y farmacéutica; prótesis y
ortopedia; rehabilitación; recalificación profesional y servicio funerario.

TIPOS DE INCAPACIDADES y PRESTACIONES DINERARIAS y EN ESPECIE.

Los tipos de incapacidades que se pueden dar son las siguientes:


• La incapacidad laboral temporaria (ILT), que se produce cuando el daño
sufrido por el trabajador le impide temporariamente la realización de sus
tareas habituales. Esta incapacidad puede cesar por cuatro motivos: por el
Alta médica; por la declaración de Incapacidad Laboral Permanente (I.L.P.);
por el transcurso de un año desde la primera manifestación y por la muerte
del damnificado, conforme lo establece el Art. 7 del LRT.

• Incapacidad laboral permanente (ILP): se da cuando el daño sufrido por el


trabajador ocasione una disminución permanente de su capacidad laborativa.
Esta incapacidad podrá ser total o parcial. Será total cuando la disminución
de la capacidad laborativa permanente fuere igual o superior al 66 % y
parcial, cuando fuere inferior a este porcentaje. No obstante en este último
caso a su vez podrá ser baja, en cuyo caso el porcentaje de incapacidad será
hasta el 50% y alta cuando la incapacidad sea del 50% al 66%. Conforme surge
de lo dispuesto en el Art. 8 de la LRT.

A su vez aquí es importante tener presente que la Incapacidad


laboral permanente puede tener carácter provisorio o definitivo
conforme dispone el Art. 9.

• Gran invalidez: esta situación se da cuando el trabajador en situación de


incapacidad laboral permanente total necesite de la asistencia médica
continua o de otra persona para realizar los actos elementales de su vida.

• Muerte del trabajador

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PRESTACIONES EN ESPECIE Y DINERARIAS.

Ahora bien, tal como surge de la ley, el trabajador no sólo recibe con este nuevo
sistema, prestaciones en especie sino también dinerarias. Las primeras son las
debidas al trabajador cuando este sufra un accidente de trabajo o bien una
enfermedad profesional (llamadas contingencias por el legislador), con
independencia de que a raíz de cualquiera de esas contingencias se produzca una
incapacidad o la muerte del trabajador. En tanto que las situaciones cubiertas a
saber: incapacidad laboral temporaria, incapacidad laboral permanente (parcial o
total) o la gran invalidez y por otro lado la muerte, darán derecho tanto a las
prestaciones en especie como a las dinerarias.

Las prestaciones en especie que la ley otorga son: asistencia médica y farmacéutica;
prótesis y ortopedia; rehabilitación; recalificación profesional; y servicio funerario.
Por su puesto que estas prestaciones no se darán todas juntas sino que depende de
la enfermedad o en su caso de la incapacidad o la muerte que sufra el trabajador/a
Las tres primeras deberán ser otorgadas hasta la curación completa o mientras
subsistan los síntomas de incapacidad. Pero en el caso de que el trabajador/a
damnificado se negare a percibir tales prestaciones, la aseguradora podrá suspender
el pago de las prestaciones dinerarias.

Con respecto a las prestaciones dinerarias, hasta la sanción del decreto 1694/2009,
la referencia para determinar su monto era el ingreso base. Cuestión que por
suerte, con el mencionado decreto, cambió para el caso de la incapacidad Laboral
Temporaria (ILT) o permanente provisoria. Y porque digo por suerte porque lo
dispuesto en el Art. 12 en realidad no refleja el verdadero y completo ingreso que el
trabajador recibe como contraprestación de poner su fuerza de trabajo a favor del
empleador. Pues tal como señala dicho Art. 12, para determinar el ingreso base
deben computarse todas las remuneraciones sujetas a aportes, esto quiere decir
solo aquellas que tengan carácter salarial conforme lo dispuesto por la ley 24241,
quedando excluidos todos aquellos conceptos que no tengan dicho carácter como
por ejemplo: las sumas de carácter no remunerativo. De manera que a partir de la
sanción del Decreto 1694/2009 las prestaciones dinerarias por Incapacidad Laboral
Transitoria de acuerdo al Art. 13 de la LRT ya no se calculan teniendo como base lo

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dispuesto en el Art. 12 sino conforme establece el artículo 208 LCT. Que
expresamente indica lo siguiente: “Cada accidente o enfermedad inculpable que impida la
prestación del servicio no afectará el derecho del trabajador a percibir su remuneración durante un
período de tres (3) meses, si su antigüedad en el servicio fuere menor de cinco (5) años, y de seis (6)
meses si fuera mayor. En los casos que el trabajador tuviere carga de familia y por las mismas
circunstancias se encontrara impedido de concurrir al trabajo, los períodos durante los cuales tendrá
derecho a percibir su remuneración se extenderán a seis (6) y doce (12) meses respectivamente,
según si su antigüedad fuese inferior o superior a cinco (5) años. La recidiva de enfermedades
crónicas no será considerada enfermedad, salvo que se manifestara transcurridos los dos (2) años. La
remuneración que en estos casos corresponda abonar al trabajador se liquidará conforme a la que
perciba en el momento de la interrupción de los servicios, con más los aumentos que durante el
período de interrupción fueren acordados a los de su misma categoría por aplicación de una norma
legal, convención colectiva de trabajo o decisión del empleador. Si el salario estuviere integrado por
remuneraciones variables, se liquidará en cuanto a esta parte según el promedio de lo percibido en
el último semestre de prestación de servicios, no pudiendo, en ningún caso, la remuneración del
trabajador enfermo o accidentado ser inferior a la que hubiese percibido de no haberse operado el
impedimento. Las prestaciones en especie que el trabajador dejare de percibir como consecuencia
del accidente o enfermedad serán valorizadas adecuadamente.

La suspensión por causas económicas o disciplinarias dispuestas por el empleador no afectará el


derecho del trabajador a percibir la remuneración por los plazos previstos, sea que aquélla se
dispusiera estando el trabajador enfermo o accidentado, o que estas circunstancias fuesen
sobrevinientes”.

De manera tal entonces que durante el periodo que dure la incapacidad


temporaria o bien la incapacidad provisoria permanente (36 meses o
ampliado por comisiones médicas a 24 meses más), el trabajador/a va a recibir una
suma igual a la que hubiere ganado si no se encontrara impedido por la contingencia
que le impidió trabajar y no ganar sus ingresos, es decir conforme a lo dispuesto en
el Art. 208 de la LCT y no conforme a lo dispuesto en el Art. 12 de la LRT.

Si bien ello se modificó para lo señalado anteriormente no fue así para el cálculo de
las prestaciones dinerarias de las incapacidades permanentes que adquieran
carácter definitivo, en donde sigue rigiendo lo dispuesto en el Art. 12 LRT. Aquí
entonces es importante que sepan como se obtiene y qué es el ingreso base, pues de
ahí saldrá luego el referente para el cálculo del monto de las prestaciones para el
caso de las incapacidades permanentes que adquieran carácter definitivo.

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Expresamente el Art. 12 de la ley establece que el ingreso base es la suma que
surja de dividir la totalidad de las remuneraciones sujetas a aportes y
contribuciones, con destino al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones,
devengadas en los doce meses anteriores a la primera manifestación
invalidante o al tiempo de prestación de servicio si fuera menor a un año, por
el número de días corridos comprendidos en el período considerado.

De lo establecido en el mencionado Art. se desprende que cuando se habla de la


totalidad de las remuneraciones sujetas a aportes deben entenderse los doce
sueldos que percibe el trabajador más el SAC, pues este también constituye
remuneración, anteriores a la primera manifestación invalidante o bien el tiempo de
prestación de servicios si fuese menor dividido por días corridos (365 días o menos
según el caso).

A su vez la ley determina en el apartado 2 del Art. 12 el valor mensual del ingreso
base. Dicho valor surge de multiplicar la cantidad obtenida conforme lo señalado
“ut supra por 30,4.”

De acuerdo a lo señalado respecto de las prestaciones dinerarias tenemos:

Incapacidad laboral temporaria (I.L.T.): durante el período de esta incapacidad el


trabajador deberá percibir la prestación dineraria conforme Art. 208 de la LCT más
las asignaciones familiares. Durante los primeros 10 días corresponde el pago al
empleador y a partir del undécimo día le corresponde a la aseguradora. Los
importes de estas prestaciones deberán ser abonados en la forma y oportunidad que
se pagan las remuneraciones. Cabe mencionar que sobre los montos de estas
prestaciones deben efectuarse aportes y contribuciones con destino a la seguridad
social.

Incapacidad Laboral Permanente Parcial:


Producido el cese de la Incapacidad Laboral Temporaria y mientras dure la situación
de provisionalidad de la Incapacidad Laboral Permanente Parcial (IPP), el
damnificado percibirá una prestación dineraria calculada, liquidada y ajustada de
conformidad con lo establecido por el artículo 208 de la LCT además de las

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asignaciones familiares correspondientes, hasta la declaración del carácter
definitivo de la incapacidad.

Declarado el carácter definitivo de la incapacidad permanente parcial pueden


presentarse dos variantes:

a) Si se trata de una incapacidad igual o inferior al 50%, el trabajador percibirá una


indemnización de pago único, cuyo monto surge de multiplicar el valor mensual del
ingreso base * 53 * el coeficiente de edad (que surge de dividir el N.° 65 por la edad
del trabajador a la fecha de la primera manifestación invalidante * el porcentaje de
incapacidad. Aquí por el decreto 1694/2009 se suprime el tope de $ 180.000 y se
establece que la indemnización que corresponda nunca será inferior al monto que
resulte de multiplicar PESOS CIENTO OCHENTA MIL ($ 180.000) por el porcentaje de
incapacidad.

b) Si se trata de una incapacidad que sea superior al 50 % e inferior al 66 %, el


trabajador no percibirá el pago de una indemnización sino prestaciones de pago
mensual. Aquí declarado el carácter definitivo, el trabajador percibirá una renta
periódica que comienza en la fecha de la declaración del carácter definitivo de la
ILP y se extingue con la muerte. Por decreto 1694/2009 se suprime también el tope
de $180.000. Además también corresponde aquí una prestación complementaria de
pago único conforme lo dispuesto en el Art. 14 de la ley 24557, modificado por el
decreto mencionado, y que se fijo en $ 80.000 (Art. 11, ap. 4, inc. a) Sobre las
sumas entregadas en concepto de renta periódica deberán efectuarse las
retenciones con destino al sistema de la seguridad social y contribuciones para
asignaciones familiares hasta que el trabajador se encuentre en condiciones de
acceder a la jubilación.

Incapacidad permanente total: se encuentra regulada por el artículo 15 de la ley. Y


aquí también corresponde distinguir entre el período de provisionalidad del
definitivo. Mientras dure la provisionalidad el trabajador percibirá la prestación
dineraria conforme lo dispuesto en el Art. 208 de la LCT con más las asignaciones
familiares que se otorgarán con carácter no contributivo, pero no tendrá derecho a
las prestaciones del derecho previsional. Declarado el carácter definitivo de la ILT

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además de las prestaciones por invalidez del sistema previsional, el trabajador
percibirá una prestación de pago mensual complementaria de aquellas. Su monto se
determinará actuarialmente en función del capital integrado por la ART. Ese capital
equivaldrá a CINCUENTA Y TRES (53) veces el valor mensual del ingreso base,
multiplicado por un coeficiente que resultará de dividir el número 65 por la edad del
damnificado a la fecha de la primera manifestación invalidante. Aquí también por el
art. 4 del Decreto N° 1694/2009 se establece que la indemnización que corresponda
aquí nunca será inferior a PESOS CIENTO OCHENTA MIL ($ 180.000.-). Además
recibirá una suma adicional de pago único de $ 100.000 conforme al decreto
1694/2009.

Gran invalidez: está establecida en el Art. 10 de la ley 24557. En este caso además
de las prestaciones por ILTotal, el damnificado percibirá mensualmente la suma de $
2000 conforme lo dispuesto por el decreto 1694/2009, prestación que se ajustará en
la misma proporción en que lo sean las prestaciones del Sistema Integrado
Previsional Argentino (SIPA), de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 32 de la Ley Nº
24.241, modificado por su similar Nº 26.417; en vez de la prestación de pago
mensual equivalente a tres veces el valor del Mopre que hasta el decreto
mencionado se percibía en estos casos. Esta prestación se extinguirá con la muerte
del damnificado.

Muerte del Trabajador: si el accidente o enfermedad profesional hubieran


provocado el fallecimiento del trabajador, los derechohabientes percibirán además
de los beneficios del sistema previsional, una prestación complementaria de pago
mensual igual a la prevista para el caso de la ILT definitiva, a la que se adicionará
una suma de pago único de $ 120.000 conforme el incremento dispuesto por el
decreto 1694/2009.

Si bien aquí les explique las prestaciones dinerarias, les pido hagan una lectura
detallada de la ley 24577 y del decreto 1694/2009 que trajo varias modificaciones
en el tema principalmente de las prestaciones dinerarias, dado que ella establece
de forma pormenorizada cada una de dichas prestaciones conforme al tipo de
incapacidad que padezca el trabajador, las cuales también se encuentran

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transcriptas en la carpeta de Trabajo, pero que a la fecha se encuentran
desactualizadas. Tengan muy presente la legislación vigente y cualquier duda no
tienen más que consultarme.

Saludos.
Abog. Andrea Verónica Aguirre

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BIBLIOGRAFÍA:

• Jorge Rodríguez Mancini (Dir.), Curso de derecho del trabajo y de la seguridad


social. 4ta. Ed. actualizada y ampliada. Astrea. Buenos Aires. Año 2000.

• R. Wayne Mondy – Robert M. Noe, Administración de Recursos Humanos. Novena


edición. Pearson Educación S.A. México. Año 2005.

• Ackerman, Mario E. (dir), Tosca, Diego M. (Coord.), Tratado de Derecho del


Trabajo, Tomo VI, Riesgos del Trabajo, Obligación de Seguridad, Accidentes y
enfermedades inculpables por Mario E. Ackerman, Capítulo III, Pág. 111 a 179.
1ra. ed.- Santa Fe: Rubinzal-Culzoni, 2007.

• Maza, Miguel Angel, “Una mancha más para la Ley de Riesgos del Trabajo",
Debate de Actualidad- Rubinzal Culzoni

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