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Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de
los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo
señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando
aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos
de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. (1Pe 5:1-5)
Yo anciano también con ellos. Pedro no se muestra, ni escribe como alguien con
autoridad apostólica sobre el cuerpo de ministros, sino como un co-anciano, un
anciano junto con los otros ancianos. Pedro, en verdadera humildad por amor del
evangelio, no invoca aquí su apostolado, por el que presidía a los ancianos. El usa una
forma muy respetuosa y de reconocimiento para dirigirse a los otros ministros de la
grey, al ponerse al mismo nivel de ellos. Esas palabras nos dejan una gran enseñanza
de respeto y humildad. Era como decirles yo soy un pastor como ustedes y como
pastor con ustedes les exhorto a...
c. No por ganancia deshonesta, por mezquino afán de ganancia, ni por afán de lucro,
no por la avaricia del dinero. Es claro que los ministros recibían estipendios o no
tendrían tal tentación de servir en el ministerio por ganar un sueldo. Otra versión
traduce: ¨no anhelante de beneficios vergonzosos¨, se trata entonces que no
seamos mercenarios, pues es vergonzoso y deshonesto servir a Dios de esa
forma, es decir que no nos enrolemos en el ministerio por un sueldo. Las
advertencias del apóstol Pablo en 1 Tim. 3.3, 8, y en 6:5, revelan que se trata de
una tentación que acosa al ministro, y es que desarrolle su labor como un maestro
profesional que devenga un sueldo por sus conocimientos, y que trabaja es en
función de sus ingresos y no por amor a Dios. Pablo habla de esos hombres, y los
llama corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad
como fuente de ganancia; y aconseja: ¨apártate de los tales¨.
hicierais.» Como Dios quería que hicierais es en griego kata Theon, lo que podría
querer decir simplemente como Dios. Pedro les dice a los ancianos: " Pastoread a
vuestro pueblo como Dios lo haría.» Las personas que tenemos que servir en la
Iglesia son nuestra asignación especial; y nuestra actitud hacia ellas debe ser la
actitud de Dios. ¡Qué gran ideal! ¡Y qué responsabilidad! Nuestro cometido es
mostrarle a la gente la paciencia, el perdón, el amor buscador, el servicio ilimitado
de Dios. Dios nos ha asignado una tarea y nosotros debemos cumplirla como Él lo
haría. Ese es el supremo ideal de servicio ministerial en la Iglesia Cristiana.
e. No como teniendo señorío. Es decir no tiranizar sobre los que están a nuestro
cuidado lo cual denota orgullo y opresión. Habla del mal cometido y de la iniquidad
de los ancianos por enseñorearse de los santos bajo su cuidado espiritual.
Los ancianos no deben dominar como dictadores sobre su klero. Esta palabra
designa en el Antiguo Testamento la parcela de tierra, la propiedad que tocó en
suerte como patrimonio a las tribus de Israel. Pero también Israel se entendía
como «el pueblo y la heredad» el Klero de Dios. Así el apóstol pone en guardia a
los ancianos contra el dominio despótico sobre la congregación, ya que éstas no
son patrimonio de los ancianos, sino propiedad y heredad de Dios.
f. Sobre los que están a vuestro cuidado, la porción del rebaño que nos ha sido
confiada, o la carga que nos ha sido encomendada, esta última es la forma literal
del texto griego para referirse a aquellos cuyo cuidado y supervisión se ha
encargado a los ancianos. Hay una cosa en este pasaje que desafía la traducción
y sin embargo es una de las cosas más preciosas y significativas en él, me refiero
a la frase que se ha traducido como: que os han confiado, pues es curiosa en
griego; es tón klérón, el genitivo plural de tón kléros, una palabra
extraordinariamente interesante.
Kleros de donde procede el término castellano clero, denotaba: Primero un dado o
una suerte. De este modo se usa en Mt. 27:35, que nos dice que los soldados al
pie de la Cruz se jugaron a los dados (kléroi) la túnica sin costura de Jesús. En
segundo lugar quiere decir un puesto que se obtiene o asigna por suerte. Es la
palabra que se usa en Hch. 1:26, que nos dice que los discípulos echaron a
suertes quién había de heredar el puesto de Judas el traidor. En tercer lugar pasa
a significar una heredad que se lega, como en Col. 1:12 para la heredad de los
santos.
En griego clásico quiere decir a menudo una asignación pública o parcela de tierra.
Estas asignaciones las distribuían las autoridades civiles entre los ciudadanos; y a
menudo la distribución se hacía echando a suertes los varios terrenos disponibles
para distribución.
Esto querría decir que la labor de anciano y, de hecho, cualquier forma de servicio
que se nos ofrece en el cuerpo del Señor, no se gana nunca por méritos propios,
sino nos es asignada por Dios. No es nunca nada que hayamos merecido sino
siempre algo que nos asigna Dios por gracia.
Pero podemos ir más lejos con esto. Kléros quiere decir algo que se le asigna a
una persona. En Deu_9:29 leemos que Israel es la heredad (kléros) de Dios. Es
decir, que Israel es el pueblo que Se ha asignado Dios por propia elección. Israel
es el kléros de Dios; la congregación es el kléros del pastor, que le ha sido
asignada por gracia. Como Israel le está asignado a Dios así le son asignados al
anciano sus deberes en la congregación. Esto debe querer decir que la actitud
global del anciano hacia su pueblo debe ser la misma que la de Dios hacia el
Suyo.
También el Apóstol Pedro nos indica que debemos ceñirnos de humildad. Ceñirse o
revestirse así se preparaban los esclavos para el trabajo, Tradúzcase pues: “Ceñíos
(Apoc 1:13; Apoc. 4:1) la humildad unos para con otros”. El verbo es lit., “afirmar con
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nudo firme”. O “ceñíos como con el traje de esclavo” (“encomboma”), pues el Señor
así se ciñó con toalla para hacer el oficio servil de humildad y amor, lavándoles los
pies a sus discípulos, escena en la que Pedro jugó un papel importante, de modo que
naturalmente la tendría presente en la mente. Dios resiste a los soberbios “se arma en
contra los soberbios” y da gracia a los humildes.
fieles en los diezmos, seamos fieles en dar más allá del diezmo. Si no damos para
la obra de forma abundante y generosa, la bendición será menguada. Lo que
demos para la obra, no nos hará falta en la casa, ni a la familia, por el contrario eso
le asegura la bendición sobreabundante de Dios.
OBEDIENCIA:
Tenemos superiores. Una sugerencia de un superior es una orden, que nunca se
nos olvide esto. Que la familiaridad y amistad que tengamos con nuestros
superiores y el conocerlos como persona humana, no nos lleve a menospreciar
sus directrices y a desobedecer sus peticiones, pues están puestos por Dios.
Normalmente esperamos que las personas que lideramos nos obedezcan en todo,
pero nosotros nos damos el lujo de escoger cuando y como obedecemos,
cuidémonos de eso. Si un superior nos pide algo, no digamos que Dios nos habló
o nos mostró que hiciéramos otra cosa, y cuidémonos porque aunque a veces no
lo decimos si lo pensamos y así lo creemos, por eso no obedecemos. Por principio
el Espíritu Santo jamás apoya la desobediencia y la falta de sujeción y mucho
menos nos instigará a desobedecer o a no sujetarnos, al contrario a Pablo lo hizo
ponerse bajo sujeción.
Si mi jefe inmediato me ordena algo y veo que me conviene lo hago y pienso que
es de Dios, pero si me ordena algo que no es de mi conveniencia o agrado;
entonces me parece que, ahí sí, no es de Dios, y me busco la forma de ignorarlo o
de buscar respaldo en otro superior a él, para no ejecutar lo que se me ha pedido
que haga, o para lograr lo que quiero. Eso no es de Dios. Por favor oído a esto,
uno se puede salir con la suya y quedar feliz por lo que logró, pero por algo
pasajero y efímero, o por prejuicios nuestros, no podemos comprometer el futuro
desarrollo de la obra de Dios; porque a largo plazo nuestra falta de integridad se
verá reproducida en los que estamos formando, eso solo se notara con el correr de
los años, y ya será un problema sin solución, que traerá retraso en la obra y un
cuerpo ministerial que trabaja en falta de sujeción y en desobediencia solo en
función de intereses personales y no para beneficio de la obra Dios.
RESPONSABILIDAD:
Respecto a la iglesia local, y algo importante: aparte de ser pastores, algunos
tienen cargos, con los cuales también deben cumplir a cabalidad.
Tengamos en cuenta en asistir a los eventos, a las reuniones con nuestras
esposas. Preocupémonos porque el plan de trabajo nacional en la iglesia local se
lleve a cabo. Cuando se pidan ofrendas especiales no poner peros, es mejor ser
los primeros en tomarlas y enviarlas.
ADMINISTRACION:
Manejo de dineros, llevar registros, rendir cuentas, entrega de los informes que se
nos solicitan en el tiempo y no después. Que los envíos de su congregación y los
personales siempre estén al día.
FORMACIÓN DE OBREROS.
Un pastor debe ser un productor de pastores, con una buena formación.
Propóngase esa meta: sacar obreros; pero obreros buenos, responsables,
ganadores de almas, que amen la obra de Dios, que sean leales a la iglesia,
sujetos a las autoridades, obedientes.
Esto se requiere de las personas que lideran la obra, lo mínimo es que sean
buenos predicadores y que la unción de Dios se sienta cuando expongan la
palabra.
Es saludable que ellas no se salgan de las reuniones, que estén pendientes de las
enseñanzas. Que asistan a los cultos. Que dejen de lamentarse por lo económico,
por la salud. Que sean como la biblia las plantea mujeres fuertes, trabajadoras y
de fe.
CONCLUSION:
Si el pastor cree que ya sabe algo y se vuelve canchero y se las da de astuto, evade
sus responsabilidades, no es ejemplo, hace mal uso de su autoridad, desobedece con
artimañas, y siempre queda bien, no olvide que Dios no puede ser burlado y que todo
lo que el hombre sembrare eso también cosechará, un día su pecado lo alcanzará.
Dios lo dejará un tiempo para ver si se corrige y aprende, pero si no se corrige Dios lo
quita y pone a otro mejor.