You are on page 1of 2

Revista Domingo

Más de Revista Domingo


La verdadera historia de
Empresarismo social en Fernando Ferrer
Fundamentales de jazz

Caguas Recursos
Pregúntele a Don Paco
Velo
Domingo, 30 de Octubre de 2005

Rafael A. Torrech San Inocencio

El empresarismo no es una actividad exclusivamente comercial o industrial. La necesidad de procurar actividad


económica, empleos y prosperidad en nuestra sociedad es responsabilidad de todos los grupos que la componen.
Erradicar la pobreza, el desempleo, la inercia, la dependencia, la desesperanza y todos los males vinculados a estas
condiciones es una actividad de claro corte social y de gran pertinencia al liderato comunitario.

A este nuevo tipo de iniciativa le llamamos empresarismo social, ya que su fin no es el enriquecimiento de unos a costa
de otros, sino el fortalecimiento de nuestras comunidades mediante la prosperidad autogestionaria de todos. Una
prosperidad que haga de nuestras comunidades sitios mejores donde vivir, en donde florezcan las capacidades de sus
integrantes y donde los beneficios de cada uno se acumulen en un beneficio mayor para toda la comunidad.

Nos hemos acondicionado a visualizar el desarrollo económico como algo que surge de afuera y que se filtra a las
comunidades. Esta visión paternalista nos hace reactores y dependientes de fórmulas económicas externas que van y
vienen. A consecuencia, inhibimos la iniciativa de base, las capacidades y los talentos propios, y las oportunidades de
desarrollo inherentes a nuestros recursos y atributos. Nos ha hecho asalariados del desarrollo económico de arriba hacia
abajo, en vez de empresarios de nuestro propio desarrollo.

Una voz pionera sobre el empresarismo social en Puerto Rico fue la Dra. Antonia Pantoja. La primera puertorriqueña en
recibir la Medalla de la Libertad de los Estados Unidos luego de su labor épica en las comunidades puertorriqueñas de los
Estados Unidos, Toni Pantoja se “retiró” a su patria en la década de los ochenta. En la comunidad de Cubuy visualizó el
potencial de abrir nuevos horizontes de empresarismo social con los recursos propios de la comunidad. El experimento
de su organización -Producir- fue adelantado a su época, pero rompió esquemas al trascender la dependencia, la ayuda
asistencialista y al proponer una alternativa empresarial innovadora a las mentalidades decaídas del Estado Benefactor.

La semilla de Toni Pantoja se ha regado en todo Puerto Rico, ante el imperativo de nuevas alternativas autogestionarias
para vencer la pobreza económica, pero sobre todo la pobreza espiritual de la dependencia y la inacción. En
organizaciones como el Proyecto P.E.C.E.S. en Punta Santiago, ha hecho a la comunidad reaccionar y complementar el
servicio social con alternativas empresariales. A fin de cuentas, si la comunidad no prospera, todos los esfuerzos de
progreso social y educativo se limitarán al avance de individuos, mientras la comunidad en su colectivo languidece en sus
necesidades. Por tanto, P.E.C.E.S. se impuso ir más allá del individuo, creando empresas de ecoturismo y reciclaje que
generan actividad económica, empleos y nuevas posibilidades de desarrollo en la propia comunidad.

Desde el año pasado, Caguas es el escenario de seis ambiciosos proyectos de empresariado social. Los proyectos
germinaron del modelo de participación ciudadana del Municipio Autónomo de Caguas, que facilitó la organización de las
comunidades, su incorporación en organizaciones y asociaciones comunitarias, y la articulación de planes estratégicos en
los once barrios del municipio. Para que este esfuerzo no quedara relegado a un bonito plan en papel, el municipio
desafió a seis de estos barrios -Beatriz, Borinquen, Hormigas, San Antonio, San Salvador y Turabo Abajo- a hacer
realidad sus propuestas de desarrollo económico comunitario. Aparte de movilizar recursos económicos y periciales, y
sensibilizar a las unidades del gobierno municipal sobre la importancia de estas actividades, les ha brindado el espacio y
la confianza de crear, en la marcha, sus propios modelos empresariales de abajo hacia arriba. Tal vez el esfuerzo tome
más tiempo y sea más complejo que realizar otra obra pública municipal, pero los resultados proyectan ser permanentes
y más arraigados. Sobre todo, han creado nuevas mentalidades de empresarismo autogestionario que se van regando en
las comunidades. Es ese cambio de mentalidad el que promete más impacto a largo plazo.

Las iniciativas responden a las propias comunidades: un centro de cuido de niños de titularidad comunitaria en Beatriz;
una Eco-Plaza para actividades y negocios comunitarios en armonía con el medio ambiente en Borinquen; un vivero en la
Reserva Natural de Hormigas; una escuela alternativa y una empresa constructora propiedad de trabajadores en Turabo
Abajo; un centro de eventos sociales y comunitarios en San Antonio; y un museo comunitario, jardín botánico orgánico,
vivero y centro de intercambio de productos agrícolas en la Plaza Pirucho de San Salvador. Su desarrollo combina
liderato comunitario, apoyos públicos y propios, préstamos convencionales, una incipiente incubadora de empresarios y
un sistema de capacitación y asistencia técnica, ofrecida primordialmente por otras organizaciones comunitarias que
colaboran en alianzas de mutuo beneficio.

El modelo de empresarismo social de Caguas integra múltiples teorías y lecciones del pasado, pero se fundamenta en la
praxis, ya que se nutre de los logros de cada una de las seis comunidades. Aunque presentes en todos los proyectos,
cada comunidad ejemplifica uno de los fundamentos básicos del modelo:

∙ el acuerdo comunitario como manifestación del deseo compartido de generar desarrollo económico en una actividad de
necesidad reconocida (Beatriz);

∙ la titularidad comunitaria en el diseño de las instalaciones y las actividades (Borinquen);

∙ la demostración de la viabilidad económica del proyecto como paso inicial para su evolución a niveles óptimos de
maximización empresarial (San Antonio)

∙ la alianza con socios y otros proyectos experimentados en la prestación de los servicios para lograr la multiplicación de
los beneficios (Turabo Abajo)

∙ la activación de la comunidad como inicio de una nueva mentalidad empresarial (San Salvador)

∙ la oportuna inserción del proyecto en el contexto de otros megaproyectos municipales que multiplicarán su viabilidad
económica (Hormigas)

Éste es, en esencia, un modelo empresarial dinámico de abajo hacia arriba cuya evolución no ha terminado, pero que
promete romper esquemas en el desarrollo económico comunitario en Puerto Rico y, sobre todo, en el auge de nuevas
mentalidades de empresarismo social. No es coincidencia que sucede en el “nuevo país” de Caguas, donde la visión de
su alcalde ha facilitado mecanismos para su desarrollo y ha anticipado que el desarrollo económico tiene que ser por
definición autogestionario y no necesariamente dependiente del capital, del ingenio y de la iniciativa externa.

You might also like