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Publicación: eltiempo.com
Sección: Otros
Fecha de publicación: 19 de agosto de 2010
Autor: Ricardo Torres Correa
María Ocampo* es una mujer campesina del sur del Tolima víctima de la violencia
sexual que ejercen los grupos armados ilegales y legales en el conflicto armado
con la intención de intimidar y ejercer un control sobre los pobladores y el territorio.
Poco después de que su esposo salió aquella mañana de la casa para cumplir con
sus labores en el campo, y mientras ella emprendía las tareas propias del hogar,
un grupo de hombres de la guerrilla de las Farc llegó hasta su vivienda y sin
mediar palabra el jefe de la cuadrilla abusó sexualmente de María en presencia de
sus hijos. Otra mujer que se encontraba con ella también fue atacada
sexualmente.
El caso, uno de los dos que tiene reportado la Dirección de Fiscalías en el Tolima,
es materia de investigación en la actualidad por parte de la Unidad Nacional de
Derechos Humanos en Bogotá. Según la Fiscalía los casos reportados fueron
cometidos por las Farc y el Eln.
Abortos Hemos sabido de algunas mujeres embarazadas que son raptadas por
los ilegales y obligadas a abortar, lo terrible es que luego esos hijos se los tiran a
los perros (literalmente) es por eso que insistimos que la mujer es una de las
víctimas que más sufre y que permanentemente es revictimizada, advierte
Santiago Ramírez, Defensor del Pueblo en el Tolima.
Pese a la atrocidad de los hechos las denuncias que se presentan son escasas.
El miedo y la presión ejercida por los victimarios hacen que la mujer prefiera
callar antes que denunciar; el temor a la estigmatización, la revictimización a la
que son sometidas por su círculo familiar y la sociedad, hacen que las mujeres en
la guerra se conviertan en víctimas ocultas, argumenta Nancy Janeth Garzón
Reina, directora de Profamilia.
Con lo anterior quiero destacar que siendo los derechos humanos un tema de
tanta importancia, es necesario que se haga una búsqueda más activa de los
derechos de la mujer como derechos humanos, así como sus derechos a una vida
sin violencia dejando a un lado esa subordinación histórica en la que han caído las
mujeres e ignorando la falacia de que el tema de la violencia contra la mujer es un
asunto domestico, pasándolo a ver como un asunto publico que incumba a toda la
colectividad y que así se ajusten verdaderas medidas en los códigos legales, que
se hagan reformas de servicios sociales y que el estado apoye con voluntad las
iniciativas de los diferentes movimientos y organizaciones de las mujeres dándoles
así un papel protagónico y garantizándoles protección, seguridad y bienestar.
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Encuesta nal
La falta de información se ve agravada por el analfabetismo. La mayoría de las víctimas
son mujeres muy jóvenes con un limitado conocimiento respecto sobre qué hacer, y
menudo se enfrentan a la falta de apoyo moral cuando denuncian lo que ocurre, debido a
estigmas culturales. Hasta el momento las estadísticas no han identificado el
desplazamiento forzado entre las características de las víctimas de violencia sexual, lo que
hace más difícil evaluar la magnitud exacta del problema. Sin embargo, además de ser los
desplazados el 60 por ciento del total de la población, la información dada por sus líderes
indica claramente un problema de gran magnitud.
Hay un largo camino por recorrer antes de lograr resultados en la reducción de la violencia
contra la mujer en el Putumayo. El diseño y la difusión de las rutas son sólo parte de las
tareas, que incluyen más aplicación de la ley y un cambio cultural. A pesar de los
obstáculos, la violencia sexual y de género es discutida más abiertamente ahora de lo que
era hace dos años en el Putumayo, las personas desplazadas están recibiendo una mejor
información sobre qué es y cómo denunciarla, y se están haciendo progresos para reducir la
impunidad.
Hay 1,6 millones de mujeres desplazadas
por la guerra en Colombia, según la ONU
Así lo informó una encuesta publicada con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Justicia
Fecha de publicación
8 de marzo de 2010
Autor
MOCOA, Colombia, 1 de septiembre (ACNUR) – Cuando, en los últimos días de julio, una
niña indígena desplazada de 14 años fue violada dentro de un edificio, en una zona
altamente transitada de esta ciudad, lo que sucedió fue, tristemente, un caso más de
violencia contra la mujer, en una de las ciudades con los índices más altos de violencia
sexual y de género en Colombia.
Para responder a este grave problema social que está afectando severamente a la población
desplazada por la fuerza, ACNUR está liderando un equipo que incluye a algunas de las
instituciones más importantes de la ciudad. Y uno de sus principales desafíos es cómo hacer
que el problema sea más fácil de identificar, a través de las estadísticas.
Las mujeres indígenas están aún más expuestas. Sus casos son manejados por el propio
sistema judicial de los indígenas y hay una escasa coordinación entre las instituciones del
Estado y las comunidades indígenas cuando se trata de este tema. Discutir la violencia
sexual causa problemas en comunidades que ya están debilitadas por años de conflicto e
influencia de los grupos armados. Hay 14 pueblos indígenas en Putumayo, y el 36 por
ciento de los indígenas del departamento están desplazados.
También hay una resistencia institucional para incluir los temas de violencia sexual y de
género en los planes de acción institucional, debido a los prejuicios de que estos son temas
del ámbito privado, donde el Estado no debe involucrarse.
Como lo expresa Doris, una líderesa indígena en el Putumayo, “hace dos años las
autoridades estatales tenían demasiado miedo de tomar cualquier caso de violencia contra la
mujer en las comunidades indígenas, pero al mismo tiempo, nuestros propios
procedimientos eran inadecuados. Yo conozco casos en los que la víctima terminó siendo
más victimizada después de que nuestras autoridades discutieran su caso. Ahora las
autoridades del Estado están tomando los casos, sin embargo, aunque son prudentes y
consultan con las autoridades indígenas”
Para hacer frente a la necesidad de mejorar las estadísticas, sólo hace unas semanas un
nuevo formato, desarrollado por el equipo, fue adoptado como el estándar para la
recopilación de información sobre casos de violencia sexual. Este Incluye información
sobre el desplazamiento, etnicidad, edad y discapacidad. Un boletín electrónico quincenal y
un blog también hacen parte de los esfuerzos del equipo.
Hay un largo camino por recorrer antes de lograr resultados en la reducción de la violencia
contra la mujer en el Putumayo. El diseño y la difusión de las rutas son sólo parte de las
tareas, que incluyen más aplicación de la ley y un cambio cultural. A pesar de los
obstáculos, la violencia sexual y de género es discutida más abiertamente ahora de lo que
era hace dos años en el Putumayo, las personas desplazadas están recibiendo una mejor
información sobre qué es y cómo denunciarla, y se están haciendo progresos para reducir la
impunidad.
“Creemos que este esfuerzo liderado por el ACNUR está dando frutos, y el equipo
multifuncional permitirá lograr cambios en el Putumayo, reduciendo la violencia contra las
mujeres desplazadas y no desplazadas por igual”, dice Miguel Palacios, un voluntario de
Naciones Unidas que trabaja con ACNUR y participa en esta estrategia contra la violencia
sexual y de género. Esa es la meta.
Leido 293
URL: http://miputumayo.com.co/?p=3088
Según el informe, menos del 40 ciento de las desplazadas tienen trabajo y ni siquiera una
tercera parte de ellas están afiliadas a una EPS. A pesar de que el 90 por ciento ha sido
objeto de algún tipo de ayuda humanitaria del Estado y de organizaciones de la sociedad
civil, tan solo un 5 por ciento ha recibido capacitación laboral y un 1 por ciento, algún
apoyo en ubicación laboral. El 40 por ciento de estos hogares desplazados no cuentan con
ningún tipo de afiliación a la seguridad social.
Para la Procuraduría, el monto de 1,3 billones de pesos que el Gobierno destinó durante el
2005 y el 2006 es insuficiente frente a las necesidades de los desplazados. Asimismo, instó
a construir indicadores de demanda más sólidos y realistas, así como a mejorar la atención
diferencial a desplazados afrocolombianos, indígenas y de origen campesino vulnerables.
No es fácil que arranque una política integral de atención a los desplazados si seguimos en
el debate de cuántos son y dónde están. Mientras el Gobierno Nacional afirma que por la
violencia han sido desplazadas 1706.236 personas hasta la fecha, el Codhes y la
Conferencia Episcopal Colombiana calculan en cerca de 3 millones las víctimas de este
fenómeno. En todo caso, es imposible ignorar las dimensiones extraordinarias del
desplazamiento en el país.
La conclusión de todo esto es evidente: tanto en la vida cotidiana de los hogares de las
mujeres desplazadas, como en el diseño estructural de las políticas públicas de atención a
esta población, el gobierno del presidente Uribe tiene mucha tarea por hacer. De que la
haga depende que Colombia deje de ocupar los deshonrosos primeros lugares del mundo en
desplazamiento forzado interno de sus habitantes.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Editorial - opinión
Fecha de publicación
10 de julio de 2006
Autor
NULLVALUE
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2096374
El drama de la violencia sexual en el
conflicto armado
La Fiscalía avanza en la investigación de 183 casos de abuso sexual contra mujeres que
fueron desplazadas por la violencia.
Sin embargo, los paramilitares que están en Justicia y Paz prácticamente no han confesado
esa práctica, una de las más despiadadas en la guerra. Las víctimas tampoco denuncian.
Martha Mojica, asesora de la Comisión Nacional de Reparación, señala que el temor a una
retaliación de los grupos armados ilegales, o al rechazo familiar y social, hacen que las
víctimas callen. "Ellas llegan a la Comisión en busca de ayuda, y en ninguno de los casos
que conozco la víctima se ha atrevido a ir a denunciar", señala. El presidente de la
Comisión Nacional de Reparación, Eduardo Pizarro, asegura que "en muchos casos son
expulsadas de su hogar, de su comunidad y pueden ser revictimizadas", por lo cual
puntualiza en que tanto víctima como familia y comunidad, deben recibir una preparación
previa que les ayude a afrontar el problema. Lo cierto es que es un tema en el que la justicia
sigue en deuda, al punto que la propia Corte Constitucional tuvo que ordenar que las
autoridades competentes empezaran a investigar denuncias que tienen hasta una década. De
hecho, varias de las masacres más graves cometidas por los 'paras', el abuso sexual hizo
parte de la estrategia para intimidar a las comunidades. Pero no fue solo una práctica de las
autodefensas. Hay decenas de casos de mujeres que fueron victimizadas por la guerrilla por
tener relaciones sentimentales con miembros de la Fuerza Pública y denuncias de esclavitud
sexual de mujeres dedicadas a la prostitución que fueron reclutadas en el Eje Cafetero y
Antioquia y obligadas a trabajar en zonas cocaleras controladas por las Farc. Un equipo de
EL TIEMPO exploró esa cara oculta del conflicto. La voz de las víctimas y lo que dicen las
organizaciones que las están acompañando, el estado de las investigaciones y los retos de
las autoridades aparecen en la multimedia 'Mujeres, víctimas de violencia sexual en el
conflicto', en eltiempo.com.co
Publicación
eltiempo.com
Sección
Justicia
Fecha de publicación
20 de mayo de 2009
Autor
Publicación
eltiempo.com
Sección
Justicia
Fecha de publicación
26 de junio de 2010
Autor
La entidad informó desde Roma que una nueva base de datos, puesta en marcha por la
organización, detalla a esta situación, en 78 países, como una de las principales amenazas
para el desarrollo rural.
En casi todos, las mujeres se encuentran muy por detrás de los hombres en lo que respecta
a la propiedad de las tierras de uso agrícola y el acceso a los ingresos que generan, a pesar
de que ellas producen grandes cantidades de cultivos alimentarios y desempeñan un papel
crucial para mantener y atender a sus familias, explicó la FAO.
La entidad arguyó que las principales causas de las diferencias en el derecho a la tierra por
cuestión de género son las trabas que imponen las autoridades e instituciones tradicionales,
las herencias y prácticas de hecho y las discrepancias o lagunas en la jurisprudencia.
Asimismo, otra causa es la distancia entre los derechos compilados en las leyes y la
práctica, pues en muchos casos, las constituciones nacionales admiten la igualdad entre
hombres y mujeres para el acceso a la tierra, pero la realidad cotidiana es muy diferente.
"A menudo, estos derechos están amenazados por leyes que entran en conflicto o antiguas
prácticas tradicionales e institucionales que asignan los títulos de propiedad y las herencias
a los varones, anotó.
Una característica particular del trabajo femenino rural son los bajos ingresos, ya que 65,2
por ciento recibe pago en dinero, 10,9 por ciento recibe pago en dinero y especie y al 23,6
por ciento de ellas no les pagan o reciben algo en especie.
Concluye la FAO que la situación de violencia afecta en forma más intensa a la mujer rural
desplazada, que ha debido asumir la jefatura del hogar y se ha visto privada de la propiedad
de la tierra.
De acuerdo con la base de datos de la FAO, estos son algunos datos de las mujeres rurales
colombianas.
80 por ciento de la fuerza laboral de los cultivos de flores del país está en manos de ellas.
31,3 por ciento de lastrabajadoras agrícolas son consideradas ayudantes familiares, sin
salario.
7,8 por ciento de las mujeres rurales mayores de 35 años se encuentran en el nivel de
analfabetismo, índice que disminuye entre las más jóvenes (5 por ciento).
Las mujeres rurales participan estructuralmente en el mercado pero gran parte del trabajo
que realizan no es visible o es considerado secundario.
51 por ciento del sector comercio está manejado por mujeres, dedicadas a la
comercialización primaria de productos como granos, frutas, vegetales frescos, carne y
leche
Publicación
eltiempo.com
Sección
Economía
Fecha de publicación
6 de marzo de 2010
Autor
NULLVALUE
Publicación
eltiempo.com
Sección
Otros
Fecha de publicación
5 de marzo de 2010
Autor
MUJERES: 70 DE LAS COLOMBIANAS
ES VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIAY EL
MALTRATO
En un país en donde la violación de los derechos humanos es un fenómeno que azota a gran
parte de la población con hechos tan arraigados como el homicidio, el secuestro y el
desplazamiento -todo esto enmarcado en una pobreza creciente- las mujeres y la niñez
constituyen las víctimas principales de la violencia. Ver gráficas (Víctimas de masacres y
Panorama de los derechos humanos en Colombia).
Estos hechos son de tal magnitud que Amnistía Internacional acaba de revelar un estudio de
60 páginas en el que refleja el grado de violencia contra la población femenina en
Colombia.
Según el informe, entre el 60 y el 70 por ciento de las mujeres colombianas han sido en
algún momento víctimas de distintas formas de violencia.
Los abusos sexuales constituyen la práctica más generalizada en medio de un conflicto que
devasta el país, señala la ONG, que critica a la vez al Gobierno colombiano por no tomar
las medidas adecuadas para poner fin a esa violencia y luchar contra la impunidad .
Se considera que en 40 años de conflicto interno, todos los grupos armados -desde los
grupos guerrilleros y los paramilitares hasta las fuerzas de seguridad- han abusado o
explotado sexualmente a las mujeres, tanto civiles como a sus propias combatientes,
tratando de controlar las esferas más íntimas de sus vidas .
A la violencia doméstica y aquella ejercida por la comunidad se suma la perpetrada por los
grupos armados que suelen ver a las mujeres como trofeos de guerra , sea para vengarse del
adversario o para utilizarlas como esclavas sexuales.
Las más expuestas son las afrocolombianas, las indígenas, las campesinas, las que habitan
en sectores urbano-marginales y las desplazadas en el interior de Colombia, recalca el
informe.
Amnistía Internacional denuncia como uno de los hechos más graves que los guerrilleros
abusen sexualmente de mujeres y niñas que han reclutado o secuestrado, las fuercen a
utilizar métodos anticonceptivos y a abortar en caso de embarazo.
La organización humanitaria señala en una sección de su informe que las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc) han perseguido y matado por razones de orientación
sexual, han obligado a sus víctimas a someterse a pruebas para detectar el virus del sida y
han asesinado a seropositivos y a trabajadoras sexuales .
Para Amnistía Internacional, el que los casos de violencia sexual se investiguen dentro del
sistema de justicia militar, facilita el encubrimiento de casos y considera que la actual
política de seguridad democrática ha aumentado los peligros.
Así mismo, considera que el estado colombiano ha hecho muy pocos esfuerzos por poner
los servicios básicos y los procedimientos de urgencia al alcance de quienes sobreviven a la
violencia sexual , mientras que el tratamiento profiláctico ante un posible contagio de sida
es prácticamente inexistente .
Precisa que los principales proveedores de esos servicios son actualmente las
organizaciones no gubernamentales y privadas que trabajan con las víctimas de la violencia
en Colombia.
Aunque admite que algunas instancias del Gobierno impulsan programas contra la
violencia sexual, tales esfuerzos no forman parte de una política integral del Estado .
Frente a este diagnóstico, Amnistía Internacional pide al Gobierno del presidente Alvaro
Uribe que garantice que todos los miembros de las fuerzas de seguridad implicados en
violaciones de derechos humanos, solos o en complicidad con paramilitares, sean
suspendidos del servicio hasta que se determine su responsabilidad o inocencia.
*** Un fenómeno global En una reciente edición de su revista, Amnistía Internacional (AI)
hace el siguiente parangón, reduciendo el mundo a una aldea global de 1.000 personas para
medir la violencia contra las mujeres: Las cifras que utiliza AI se basan en estadísticas de la
ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales.
En esa aldea global de 1.000 personas 500 son mujeres, pero deberían ser 510, pero 10
nunca llegaron a nacer debido al aborto selectivo en función del sexo, o bien murieron en la
infancia debido al abandono , dice el informe de AI.
Dice, además, que 300 son mujeres asiáticas; 105 son analfabetas; 145 subsisten con menos
de un dólar por día; 167 reciben palizas o están expuestas a sufrir violencia de algún tipo
durante su vida; 100 mujeres sufren violación o intento de violación durante su vida .
El 49,7 por ciento de la población del mundo son mujeres (3.132, millones) frente a 3.169
millones de hombres. Faltan por lo menos 60 millones de niñas que era previsible que
estuvieran vivas en diversas poblaciones; y ello se debe al aborto selectivo en función del
sexo, o al cuidado deficiente que reciben al ser consideradas menos importantes que los
niños .
Publicación
eltiempo.com
Sección
Información general
Fecha de publicación
14 de octubre de 2004
Autor
Efe
Esta mujer presenta las diferentes visiones de mujeres que han sufrido los conflictos bélicos
de Colombia. Son en total cuatro mujeres las que Llano representa durante el montaje: 'La
Chave' (paramilitar), Margarita (una guerrillera), Juana (desplazada) y Margot de Pizarro
(hija de militar, esposa de militar y madre de tres guerrilleros). Todas ellas le revelan a los
espectadores cómo la guerra ha marcado y ha definido sus vidas. La obra está basada en el
libro homónimo de la escritora Patricia Lara, quien decidió escribirlo después de haber
visitado San Vicente del Caguán, en donde se encontró con mujeres armadas y con madres
destrozadas por la ausencia de sus hijos. Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Calle
170 No. 67-51. Teléfono 593 63 00.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Cultura y entretenimiento
Fecha de publicación
8 de octubre de 2010
Autor
Herida que no cicatriza.
El rey en las zonas de conflicto donde se han denunciado casos de violencia sexual en
contra de mujeres es el terror. La primera carga que debe llevar una mujer que ha sido
víctima de este flagelo es el trauma físico y psicológico, en este último la severa depresión
puede conducir a la mujer a reprimir su actividad sexual con su pareja, como también la
afectiva.
La violación puede no dejar heridas visibles en la víctima. Sin embargo, su trauma, tanto
físico como psicológico, puede ser atroz y prolongarse en el tiempo, señala de otro lado el
CICR.
Las víctimas del conflicto armado requieren de una atención médica urgente para curar sus
heridas y evitar infecciones sexualmente transmitibles. Las víctimas tienen garantías para
denunciar en Profamilia y el Caivas de la Fiscalía