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LA POESÍA ÉPICA
1. GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS
La poesía épica o epopeya es una narración en verso que aborda las empresas bélicas
o gestas de héroes o personajes míticos. Es uno de los primeros géneros literarios, pues la
mayoría de los pueblos cuentan en su tradición con un gran poema épico que narra las
aventuras del héroe nacional, que a menudo es un símbolo nacional. Cumplía la función de
mostrar a la gente el saber de la época, es decir, que poseía una función educativa en las que
se integraban elementos humanos y divinos.
Narración épica primitiva o épica heroica: Está formada por aquellos poemas
dirigidos a una audiencia popular, compuestos oralmente, no tenía un autor
único, sino que era un conglomerado de poemas que eran recitados por los
rapsodas a modo de salmodia, frecuentemente con acompañamiento musical e
iban transformando colectivamente. En estos poemas se reflejaba el mundo de
un pueblo en particular y su fin principal era interesar a sus coetáneos e
incitarles a la emulación de las glorias de sus antepasados. Presentaba la
dicción formular (Aquiles el de los pies ligeros), es decir, la utilización de
diversas fórmulas que se repiten a lo largo de la obra con un fin nemotécnico:
aprenderse mejor la obra, anunciar la llegada de personajes…. También usaba
los símiles o comparaciones y la claridad.
A esta primera categoría pertenecen los antiguos poemas épicos
orientales, como el Gilgamés asirio-babilónico, el Mahàbhàrata y el Ramayana
indios y la Ilíada y la Odisea griega, siendo estos dos últimos el punto de
arranque y el primer gran modelo de la tradición épica romana.
Épica culta: Es una narración de elevada meditación y estudio, sin
improvisaciones, que está dirigida a un público más refinado. Es obra de un
autor individual, consciente de sus intenciones y de los recursos de su arte. Es
esta categoría la épica pasa a ser escrita, culta e individual. Sin embargo,
mantiene los antiguos patrones, como el tono glorioso y solemne y los clichés o
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frases hechas (como llamar siempre a cada personaje con los mismos epítetos:
“Aquiles el de los pies ligeros...”, “Apolo el que hiere de lejos...”). La historia de
estas narraciones cobra un valor fundamental, ya que principalmente se narran
las hazañas y aventuras de personajes reales, donde la intervención divina es
más ornamental.
En este grupo cabe destacar la Eneida de Virgilio y las Metamorfosis de
Ovidio.
2. AUTORES ÉPICOS
a. Épica arcaica.
Los primeros pasos de la épica en Roma están representados por al menos medio
centenar de versos fragmentarios de la Odusia de Livio Andrónico, el problema concerniente
a esta obra ha girado sobre si se trataba o no de una traducción del poema homérico, puesto
en latín y en versos saturnios, una innovación con respecto al metro original; y si era así,
cabría plantearse si había realizado una versión completa del largo poema o una simple
síntesis. Pero la verdadera aportación de Livio Andrónico consistió en constituirse en primer
heredero y continuador de la épica griega, adaptando a unos nuevos receptores la Odisea
homérica.
Junto a estos aparecen cerca de 70 fragmentos del Bellum Poenicum de Gneo Nevio,
esta obra era un poema épico en versos saturnios con un tema central de carácter histórico
la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.), al que se le añadía un excurso de importancia y
extensión notables acerca del origen troyano del pueblo romano, utilizando la leyenda, ya
por entonces muy divulgada, de la llegada a las tierras de Italia de eneas, fugitivo tras la
destrucción de Troya.
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llegando hasta el año 171 a. C. Legado paupérrimo pero del que se puede entrever y rastrear
los rasgos que, andando el tiempo, se iban a convertir en esenciales de este género,
considerado por los latinos primordial, y que daría, entre otras obras, la Eneida de Virgilio.
Al contacto con las obras maestras helénicas, los romanos desarrollaron su talento y
produjeron obras literarias originales. El gran creador de la épica latina fue Virgilio,
considerado el poeta nacional romano.
b. Épica de Augusto.
Tres son las obras fundamentales de Virgilio que Según Pierre Grimal «forman un
conjunto semejante a uno de esos monumentos equilibrados y estructurados de tal manera
que no se le puede sacar ni agregar ninguna piedra. Monumento ejemplar, capaz de actuar
sobre los espíritus y, tal vez, de exorcizar las fuerzas malignas que continúan manifestándose
en el Estado»:
Las Églogas o Bucólicas. Son diez poemas de corta extensión en los que toma como
modelo a Teócrito, escritas a instancias de su amigo Polión (entre el 40-37 a.C.) que
alcanzaron rápidamente tal éxito que frecuentemente eran representadas en teatro. Son
narraciones pastoriles donde los personajes hablan de sus amores y de sus penas. Son
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Las Geórgicas. Es un largo poema didáctico, encargo de Mecenas que está dividido en
cuatro libros: el primero trata de las faenas agrícolas; el segundo, del cultivo de los árboles
frutales, principalmente de la vid; el tercero, de la crías de ganado; y el cuarto, de la cría de
las abejas. El afán del emperador Octavio Augusto por reavivar y extender, entre sus
veteranos, el amor a la tierra, la vida sencilla en el campo guiada por las virtudes romanas:
gravedad, sencillez, austeridad, honestidad, amor a la naturaleza, etc., determinaron el tema
de la obra, que es el campesino y sus labores. Fue escrita con gran meticulosidad y detalle e
invirtió en ella siete años. Es, a juicio de muchos, la obras más acabada del poeta donde se
observa la influencia de Los trabajos y los días de Hesíodo, pero sobre todo, la influencia de
De rerum natura, de Lucrecio.
La Eneida. Es la gran epopeya nacional de Roma, escrita para glorificación del pueblo
romano y de la propia familia de Augusto, la gens Iulia. En ella empleó los once últimos años
de su vida y murió sin acabarla. Poco antes de su muerte expresó a sus amigos que, si algo le
sucedía, quemaran la obra por estar inacabada, pero Augusto, incumpliendo la última
voluntad del poeta, lo impidió y ordenó que fuera editada inmediatamente tal y como
Virgilio la había dejado; y así, con algunos versos incompletos y sin haber sufrido la última
revisión del autor, es como ha llegado a nosotros.
En esta obra se coordina la belleza griega con el espíritu nacional romano. Narra las
aventuras de Eneas, hijo de Anquises y la diosa Venus, desde la caída de Troya hasta su
posterior asentamiento en Italia y las luchas que le enfrentaron a los pueblos vecinos que no
aceptaban a los troyanos. Con esta obra se glorifica a la familia del Emperador,
entroncándolos con antepasados troyanos, ya que del hijo de Eneas, Iulo, proviene la gens
Iulia; de este modo queda perfectamente resaltado el origen divino tanto del pueblo romano
como el de la familia del emperador Octavio Augusto.
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En este gran poema nacional se ensalzan los orígenes y el glorioso destino del pueblo
romano y sirvió para desarrollar un sentimiento de superioridad respecto a los demás
pueblos.
ARGUMENTO
Eneas era hijo de Anquises, un mortal, y de la diosa Venus (Afrodita). Durante el asedio
de Troya por parte de los griegos, Eneas perdió a su primera esposa, Creusa, pero junto con
su padre y su hijo Ascanio salió de Troya en busca de un lugar donde fundar una nueva
ciudad. Llega a las costas de África, donde es recibido como huésped por la reina Dido, en
Cartago. Durante un banquete, Eneas narra el trágico final de Troya y cómo él salió de allí,
llevando de la mano a su hijo Iulo Ascanio y cargando sobre sus hombros a su anciano padre
Anquises. Dido se enamora perdidamente de Eneas y pretende retenerlo junto a ella, pero al
ver que no va a lograrlo, se suicida. Eneas sigue su navegación y llega hasta Sicilia y, después,
a las costas italianas. Arriba al Lacio, donde el rey Latino, cumpliendo un designio del
oráculo, ofrece a Eneas la mano de su hija Lavinia para que se convierta en su esposa. Pero
Lavinia ya estaba prometida a Turno, lo cual desencadena una disputa entre éste y Eneas,
que finaliza con un terrible duelo, del que nuestro héroe saldrá vencedor. Se casa con Lavinia
y funda la ciudad de Lavinium en honor de su esposa. Por su parte Ascanio fundó la ciudad
de Alba Longa e inició la dinastía albana. Procas fue uno de los reyes de este linaje y tuvo dos
hijos: Numitor y Amulio. Numitor tuvo una hija, llamada Rea Silvia, que a su vez y por la
intervención del dios Marte, engendró a dos hijos gemelos: Rómulo y Remo. Rómulo, por
designio divino, fundó una nueva ciudad: Roma. Y por esta razón Roma, ciudad fundada por
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I. Los troyanos, lanzados por una tormenta a las costas de África, son acogidos
por Dido, reina de Cartago.
II. Eneas relata a Dido la noche de la destrucción de Troya.
III. Eneas describe su peregrinación de siete años por el Mediterráneo, de
Oriente a Occidente.
IV. Amores de Dido y Eneas. Muerte de Dido.
V. Juego en honor de Anquises en Sicilia.
VI. Eneas desciende al Hades.
VII. Eneas desembarca en el Lacio. Guerra entre troyanos y latinos. Catálogo de
las fuerzas latinas.
VIII. Eneas, en busca de aliados, visita el futuro sitio en que se alzará Roma. Recibe
de su madre una nueva armadura.
IX. Asalto al campamento troyano. Los jóvenes Niso y Euríalo mueren
heroicamente en una expedición nocturna.
X. Primer gran combate. Muertes de Palante, Lauso y Mecencio.
XI. Tregua y funerales por Palante. Combate de caballería. Muerte de Camila.
XII. Batalla decisiva. Combate singular entre Eneas y Turno. Muerte de Turno.
Virgilio presenta una serie de innovaciones en esta obra con respectos a las
narraciones épicas anteriores:
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Poemas erótico-amorosos.
Amores. Es cronológicamente su primera obra literaria, de la que existieron dos
ediciones, la primera en cinco libros fue sustituida por una segunda en tres. Con esta obra se
inserta en la tradición elegíaca romana de Catulo, Tibulo y Propercio, convirtiendo a su
respectiva amada, Corina, en objeto principal de sus canciones. Escrito en dísticos elegíacos,
se lamenta por razones múltiples (me miserum!). Pero existen diferencias, mientras aquellos
poetizaban sobre sus propias emociones y vivencias, contando aventuras que parecen ser
reales, Ovidio parece más dado a la invención de situaciones, y parece que el nombre de
Corina, no encubre a un personaje real, sino que es la etiqueta con la que pretende dar
unidad a una diversidad de anécdotas amatorias, procedentes de la literatura más que de la
biografía. Otra diferencia radica en la jocosidad, ironía y frivolidad con la que adereza sus
poemas, lo que le añade una gracia especial y distintiva.
Heroidas. Las Heroidas, se publicaron con posterioridad a los Amores, aunque
comenzaron a ser escritas con simultaneidad. Son 21cartas de heroínas mitológicas a sus
respectivos amantes. Con ellas se adentra en el campo de la mitología, pero pertenecen a un
subgénero elegíaco inventado por el propio Ovidio. Los temas se refieren principalmente al
ciclo troyano, pero también a la saga de Teseo y a la de los Argonautas.
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El Arte de amar. Consta de tres libros donde los dos primeros están destinados a
enseñar a los hombres cómo y dónde pueden encontrar y conquistar a las mujeres y cómo
deben mantener luego su amor. El tercero trata de la misma materia, pero son ahora las
mujeres las destinatarias del magisterio del poeta, aunque la enseñanza se presenta más
resumida, ya que la actitud de la mujer frente al amor debe ser pasiva.
Grandes poemas.
Fastos. Obra de doce libros dedicada a exponer los cultos y mitos relacionados con las
fiestas del calendario romano, en el que cada libro se correspondía con cada mes, pero que
por causa del destierro quedó inacabada y sólo existen seis libros. Escritos en dísticos
elegíacos.
Las Metamorfosis. Su obra maestra, única representante de Ovidio sobre el género
épico. A lo largo de quince libros nos presenta una amplia colección de mitos (250 relatos)
en los que el denominador común son las metamorfosis o transformaciones en vegetales,
animales, etc., que por voluntad de los dioses sufrieron distintos héroes o heroínas de la
mitología. Según Ovidio el amor es el gran protagonista y la fuente de transformación y nos
presenta unos versos llenos de imágenes brillantes, ingeniosas y pintorescas. Empiezan las
transformaciones con el Caos y el relato de las cuatro edades del mundo en donde se
manifiestan los amores de los dioses, a continuación se narran los amores entre mortales y
culmina ya en el ámbito romano con la muerte de Julio César, exaltado y divinizado, y
transformado en constelación. De ella dice su autor, en repetidas ocasiones, que no quedó
terminada a su gusto, que le faltó una última mano, pues debido a la sorpresa por el
destierro, arrojó al fuego sus libros, aunque se salvó gracias a la existencia de otras copias en
circulación
Poemas del destierro.
Tristes y Pónticas. Las mejores elegías de la lengua latina, en las que el autor lamenta
su triste situación y solicita del emperador el perdón. Tristes está compuesta por cinco libros
y Pónticas, formado por cuatro libros (Tristia, Epistulae ex Ponto). En ellas canta sus
auténticos pesares, no como meros pretextos para el arte, sino como sincero desahogo de
su soledad y evasión de su realidad calamitosa. En estas obras se mezcla la elegía con la
epístola.
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c. Épica posterior.
La épica de la época imperial está representada prácticamente por cuatro autores que
escriben entre los principados de Nerón y Domiciano: Lucano, Estacio, Silio Itálico y Valerio
Flaco, y uno más tardío Claudiano.
Lucano, sobrino de Séneca, es el último de los grandes poetas épicos. Su obras
Farsalia, está dedicada al emperador Nerón, y son un conjunto de diez libros inacabado que
trata como tema la guerra civil entre César y Pompeyo, se interrumpe en el libro X en el
momento en el que César, tras el asesinato de Pompeyo, está luchando en Alejandría; no se
sabe cómo pensaba terminar el poema Lucano, pero lo más probable es que lo hubiese
terminado con la muerte de César. La elección de un tema histórico para realizar su epopeya
provoca que Lucano rompa con el código de la épica tradicional, concretamente la epopeya
virgiliana. Los dioses desaparecen de la obra, pero los elementos mágicos, como los
conjuros, están muy presentes. La obra habla del final de Roma, de la muerte de la
República, de discordia, corrupción. Está llena de gran pesimismo. Pero Lucano mantiene
una serie de elementos formales como los catálogos los pueblos, batallas, tempestades,
discursos, descripciones y comparaciones, la suma de esto es lo que da el tono épico al
relato. Es una obra muy retórica, que utiliza figuras literarias con la preferencia por
introducir discursos en la boca de los personajes centrales (César, Pompeyo y Catón).
Los dos poemas épicos que nos han llegado de Estacio son Tebaida, que trata sobre el
enfrentamiento entre Eteocles y Polinices para ocupar el trono de Tebas, y la Aquileida, que
es un poema inacabado debido a la muerte de su autor, está orientado desde el bando
griego, su protagonista es Aquiles, contrario a Virgilio, siendo el héroe un troyano. Lo que
quería narrar toda la vida de Aquiles, quedó sólo en los episodios juveniles del héroe en
Esciro. En estas dos obras se observa el alejamiento estilístico que este autor realiza de sus
antecesores.
Valerio Flaco, compuso el poema Argonaútica que está incompleto, bien porque
decidió no terminarlo, bien debido a su muerte. En sus ochos libros relata la expedición de
los Argonautas, su modelo es Apolonio de Rodas, pero su deseo de ajustar la obra al canon
virgiliano le obligó a modificar profundamente su relato, que en algunas partes es muy
diferente del griego.
Silio Itálico, en su epopeya Púnica, mezcla en sus 17 libros acontecimientos históricos
(la Segunda Guerra Púnica) y aparato divino con muy poca habilidad, ya que no logra, al
contrario que Virgilio, una síntesis lograda entre el plano histórico y el mítico. Presenta su
obra como una continuación de la de Virgilio, a semejanza de lo que éste hizo con Homero,
haciendo derivar la guerra de Aníbal contra Roma de la maldición lanzada por Dido contra
Eneas y sus descendientes. La narración comienza con la expedición de Aníbal en España y
termina con la derrota infligida a éste por Escipión. El valor del poema está quizás en el
conocimiento que su autor tenía de la antigüedad.
Las primeras composiciones de Claudio Claudiano están escritas en griego. No llegó a
terminar una epopeya mitológica de la que se conservan tres libros, De raptu Proserpinae,
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en la que, a la manera virgiliana, trataba de insertar el presente en que vivía el autor. Como
épico resulta capaz de moverse con soltura como heredero de Virgilio, Ovidio, Lucano,
Estacio. Trata sobre la cólera de Plutón porque carecía de esposa, y su petición a Júpiter de
que le entregue una, siendo elegida Proserpina. Ésta es raptada por el dios y su boda se
celebra en los infiernos. Su madre Ceres angustiada emprende su búsqueda. Hay que pensar
que un IV libro narraría el encuentro entre madre e hija, la alegría de la diosa y los
cumplimientos de los planes de Júpiter.
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LA POESÍA LÍRICA
1. GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS
El concepto de lírico ha variado sustancialmente entre la consideración de los antiguos
y nosotros, sin embrago con este término se engloba a las narración líricas tal y como hay las
entendemos, pero también a la elegía.
En general, podemos definirlo como un género subjetivo, donde el autor expresa sus
sentimientos y emociones, no canta las hazañas de un héroe, sino que el poeta se toma a sí
mismo y a su alma como tema principal. Se canta al amor, al sentimiento ante la muerte, la
fugacidad de la vida, etc.
La sociedad a la que va dirigida, ya no es una sociedad heroica tradicional, sino una
nueva sociedad cambiante, en la que un nuevo grupo social, la burguesía, aspira a ocupar un
lugar predominante.
Dentro de la poesía lírica romana encontramos varios subgéneros:
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temático, así que en ocasiones parecen no obedecer a ningún plan literario, y apenas juegan
papel los mitos. Las de Propercio se muestran más sujetas a una estructura preestablecida y
no suelen mezclar temáticas distantes, al tiempo que los exempla míticos son partes
inexcusables. En ninguno de los dos casos la temática se reduce a la amorosa, ambos
construyen elegías enteras en que la temática amorosa brilla por su ausencia, sustituida por
otras como la patriótica.
Otro autor destacado en elegías es Ovidio, pero introdujo numerosos elementos de
confusión en éste género, como en otros.
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2. AUTORES LÍRICOS
a. Lírica arcaica.
El habla formal recibe por parte de los romanos el nombre de carmen. Según la
definición de Servio esta palabra comprendía en los tiempos primitivos no sólo lo redactado
en verso sino, en general, todo cuanto se expresaba de una forma formulista (conceptis
verbis): oración y magia, fórmulas jurídicas y refranes, proceso verbales de oficio de
funcionarios y sacerdotes y la canción, de la que más tarde surge el poema bajo la influencia
griega.
Es evidente que los romanos tuvieron canciones de guerra, de trabajo, de cuna;
autores posteriores suponen su existencia, aunque no se ha conservado nada de ellas. Sólo
se poseen noticias indirectas sobre los versus Fescennini, que se improvisaban con ocasión
de las bodas.
El panegírico de los muertos es un legado antiguo, arranca del llanto fúnebre (naenia) y
de la oración fúnebre (laudatio funebris). Los tituli que hay bajo las efigies de los
antepasados y las inscripciones sepulcrales (elogia) conservan el recuerdo permanente de
los difuntos. También se hacía el panegírico de los antepasados con ocasión de banquetes,
pero aquí ya se trata, según Catón, de noticias de épocas remotas. Pero estos carmina,
semejantes a una ronda, hacen pensar más que en baladas, en un poema corto como los
escolios áticos dedicados a los asesinos de un tirano.
El paso a la literatura se da plenamente tan pronto como alguien sale a la luz pública
con su obra. Apio Claudio el Ciego dio este paso. Como jurista hizo publicar los Fasti (el
calendario judicial) y las formas de acción judicial (Ius Flavianum); él personalmente fue el
primero en escribir sobre una cuestión jurídica, De usurpationibus. Quizás publicó su
discurso contra la paz de Pirro, que Cicerón llegó a conocer. Pero dio un paso, en Roma no se
consideraba una ocupación digna el arte poético, porque todos sus cultivadores pasaban por
personas ociosas, pero él no lo consideró algo indigno y por eso lo cultivó. Se trataba de
sentencias dictadas por una sabiduría práctica de la vida, en armonía con la buena tradición
romana en cuanto a su contenido. Su elogio de la amistad presenta un paralelo ideológico
con el fragmento de un contemporáneo griego, el cómico Filemón.
Apio Claudio se adelantó a su época. Después de su muerte sólo al cabo de una
generación se habla de un nuevo poeta en Roma, pero se trataba de un griego. Livio
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Andrónico, cinco años después se encuentra Cneo Nevio, que como poeta también tuvo una
gran personalidad. De entre los autores primitivos destaca Ennio. De su producción lírica3 se
sabe que fue: cuatro libros de Saturnae, una serie de pequeños poemas y epigramas.
b. Lírica republicana.
En esta época aparecen una serie de poetas que forman el grupo de los llamados
neotéricos, este término, utilizado en la Antigüedad tardía, fue elaborado por Cicerón como
poetae novi. Representan una generación, donde la infancia o juventud coincide con la
dictadura de Sila y la muerte de la mayoría de ellos ocurre entre las batallas de Farsalia y
Accio (48-31 a. C.).
Como poetas se asemejan más en sus rechazos que en sus propósitos positivos. En su
plan figura el abandono de Ennio, recusación de la antigua poesía romana en su forma y en
su espíritu. Pretenden componer como los griegos y, en concreto, como los alejandrinos que
se elevan al rango de clásicos junto a los antiguos poetas y por encima de ellos. Tan sólo se
han conservado las poesías de Catulo, quizá por el patriotismo local de Verona, su ciudad
natal.
Caio Velerio Catullo (84 – 54 a. C.)
Nació en Verona hacia el año 844 a. C. Su padre gozó de la amistad de César, que solía
alojarse en su casa cuando iba a la provincia. El hijo estudió en Roma y allí paso casi toda su
vida, con excepción de algunas temporadas en su patria chica. Trataba la mejor sociedad,
pero se sentía mucho más a gusto en el círculo de sus paisanos de la transpadana, cono
Cornelio Nepote y los poetas nuevos Cinna y Calvo. Atacó al triunvirato y a sus secuaces,
dirigiéndose en especial contra el oficial Mammurra, que había explotado el favor de César
para enriquecerse en sus campañas y que le hacía la competencia entre las mujeres de su
tierra. César se disgustó y Catulo tuvo que rectificar, sin duda por deseo de su padre.
Demostró tan poca inclinación por los cargos oficiales como por el comercio, ya que
tenía lo suficiente para vivir a sus anchas. Gustaba del otium, e la vida de sociedad, el trato
de los amigos, el amor y el arte poético, cuya técnica desarrollada se asimiló pronto y en
gran medida.
3
Ver nota 50.
4
San Jerónimo da como año de su nacimiento el 87, como edad 30 y como fecha de su muerte el 57, pero estas
se deben rebajar porque hay alusiones en sus poemas hasta el año 54.
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improperio en la poesía; si es rico su vocabulario en las expresiones más tiernas e íntimas del
amor, también es inagotable el lenguaje grosero y obsceno. Fue víctima del odio y el amor,
sólo por el arte lograba liberarse.
Desde el punto de vista de la forma poética, Catulo ha introducido algo nuevo en la
poesía romana, la estrofa sáfica. Incluso tradujo para Lesbia un famoso poema de Safo
(poema 51) aunque con un final personal. Esta introducción de la lírica eólica es algo
personal.
c. Lírica posterior.
Destaca sobremanera Quinto Horacio Flaco (65 – 8 a.C.), que representa la
madurez del arte poético en Roma por dos motivos: su obra y la reflexión consciente y
pausada que sobre la creación poética hay en ella. Su vida se desarrolla en 57 años, en el
siglo I a. C. (65-8), época conflictiva que marca la transición de la República al Imperio, época
de guerras civiles prolongadas y de una paz que será el umbral de una nueva era.
Nació el 8 de diciembre del 65 a. C. Su padre era un liberto, ejercía el oficio de coactor
exactionum5, esto le permitió una cierta bonanza económica, lo suficiente para dar a su hijo
una educación esmerada, por encima de la que hubiera correspondido a su rango social. Por
este motivo los dos viajaron a Roma, y allí se instilaron. Con su magisterio Horacio se inició
en la lectura de Livio Andrónico. También en la escuela adquirió sus primeros conocimientos
de literatura griega.
De Roma partió hacia Atenas, en el año 45 a. C., dispuesto, a instancias de su padre, a
escuchar las lecciones de los filósofos, costumbre de los ciudadanos de alta alcurnia. Allí
estudió filosofía y amplió sus conocimientos de lengua y literatura griega.
Conoció a Virgilio, a quien luego llamó “mitad de mi alma”. También mantuvo
relaciones con Mecenas, y para muestra son las numerosas alusiones que hace en su obra,
algo que Mecenas le agradeció literariamente regalándole una finca. Después de eso, se
dedicó plenamente a la poesía y al ocio privado. Su vida se vuelve pobre en acontecimientos
relevantes; sus obras fueron viendo la luz sucesivamente.
Fue soltero toda su vida, pero al mismo tiempo conocedor experimentado en
cuestiones erótica-amorosas, del que son ejemplos sus versos, se aluden a muchos nombres
5
Cobrador de subastas, mediador entre vendedores y compradores, aunque la Vita de Suetonio dice que eras
salsamentarius, es decir, vendedor de pescados en salazón.
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literarios como Cínara, Glícera, Inaquia, etc. Que pueden ser episodios biográficos. Lo mismo
ocurría con mancebos que él menciona como Liscisno y Ligurino.
Murió el 27 de noviembre del 8 a. C., unos meses después de la muerte de Mecenas.
Nombró públicamente a Augusto como heredero, aunque la rapidez de su enfermedad no le
permitió sellar las tablillas. Lo enterraron en el Esquilino, al lado de la tumba de su amigo.
Se caracteriza por la perfección de estilo; no deja nada a la improvisación, sino que
cada palabra y cada verso están integrados en una estructura perfecta, por eso, sus versos
tienen una belleza plástica inigualable. Esta obsesión por la perfección hace que le falte el
calor del sentimiento; su poesía resulta generalmente un tanto fría, pero la armoniosa
estructura de sus composiciones, el cuidado y el acierto al poner siempre la palabra exacta
en el lugar exacto, la vivacidad de sus imágenes, hacen de él, el más perfecto modelo
poético de la clasicidad.
Era un poeta orgulloso de su obra y sabía que ésta le sobreviviría, por eso en algunos
versos habla de la fama perenne del poeta.
Su poesía se diferencia de la de Catulo en algunos aspectos: además de prescindir del
dístico elegíaco optando por casi exclusivamente por estrofas de dos versos, en general
nunca antes cultivadas en Roma, en Horacio no se percibe el amor apasionado por una
mujer concreta ni el odio personal como motor principal de la creación poética. Aunque hay
epodos de contenido erótico6 pero lejos de heredar la vitalidad exuberante y sincera de
Catulo, anticipan la elegía convencional de Propercio, lo que no deja de ser una novedad,
desde el momento que suponen un antecedente muy importante del género elegíaco. Otros
son injuriosos7, aunque más parecen estudios literarios. No hay ningún acercamiento con los
poemas centrales de Catulo. En Horacio también existía lo que hoy en día se llamaría
compromiso político, totalmente ausente en los neotéricos, esto le hacía partícipe de los
grandes acontecimientos públicos, luctuosos o felices, en los que se envolvía el Estado
romano.
La obra de Horacio se puede clasificar en tres apartados:
Épodos y Sátiras. Publicadas entre los años 35-30, pero iniciadas mucho antes. Son
obras típicas de juventud, desenfadadas, agresivas, a veces crueles, a veces líricas. En
ellas imita al poeta griego Arquíloco.
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El 11, 14, y 15.
7
El 3, 4, 6, 8, 10, 12, y 17.
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Los Épodos son una colección de 17 poemas cortos, escritos en versos de ritmo
yámbico, el primero dedicado a Mecenas, el segundo es el celebérrimo Beatus ille…,
que es un canto a la vida sencilla y hogareña. En estos poemas fustiga al ajo, a los
nuevos ricos, a las brujas, a las mujeres lascivas…, pero también trata temas
patrióticos, amorosos o epicúreos.
Las Sátiras (que son 18) se distribuyen en dos libros y están escritas en
hexámetro dactílico. Estos poemas pierden agresividad, son más filosóficos,
ocupándose de temas más generales: la avaricia, la ambición, el descontento con la
propia suerte, el adulterio, la glotonería, etc., todo ello en la línea del poeta romano
Lucilio.
Odas o Carmina. Pertenece a su periodo de estabilidad y cercanía al círculo de
Augusto. Son 103 composiciones de tema elevado a través de la cual expresa sus
pensamientos y sus reflexiones sobre asuntos relacionados con la vida del ser
humano, la naturaleza, alguna personalidad de la época,... Están divididos en cuatro
libros, los tres primeros publicados en el 23 a. C. y el cuarto hacia el final de su vida.
Los temas de las odas son variados: amores, banquetes, partida y regreso de un
amigo, etc. Se podrían encuadrar en tres apartados:
Amorosas: dedicadas a Lidia, Pirra, Cínara
Romanas: que celebran las hazañas de Druso y Tiberio
Filosóficas: que rezuma filosofía epicúrea, la que vivía y practicaba el
autor y que se han convertido en los TÓPICOS de su poesía:
AUREA MEDIOCRITAS (el término medio): aprecio por lo
sencillo y cotidiano, lo que se tiene... frente a lo puramente
material e insustancial y las riquezas y a la obsesión por el
bienestar basado en ellas. Hay que contentarse con una
“dorada medianía”.
CARPE DIEM (aprovecha el día): la vida es corta, los años pasan
volando y hay que aprovechar y vivir el momento presente, el
día de hoy, sin pensar en el futuro, pues no se sabe lo que éste
deparará.
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LA HISTORIOGRAFÍA
1. GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS
La historiografía, el estudio y narración de los hechos del pasado, es probablemente el
género literario más antiguo, pues desde siempre se han transmitido oralmente los
recuerdos del pasado de la tribu y la genealogía de las familias. Esto dio lugar al nacimiento
de la poesía épica, pues es mucho más fácil recordar esas narraciones en verso, pero
también originó la historiografía.
Esos relatos eran a menudo narraciones embellecidas, transmitidas y aceptadas sin el
menor sentido crítico, pero llegó un momento en que se intentó separar lo legendario de lo
auténtico y se trató de hacer historia “universal” más allá del ámbito local.
Para realizar esta labor se tiene que recurrir a fuentes diversas. En aquella época las
principales fuentes eran orales y escritas. Por eso los documentos que consignaban hechos
históricos tenían una gran importancia y eran:
Textos públicos: los archivos de los colegios sacerdotales y documentos
oficiales.
Textos privados: archivos familiares, “laudationes funebres” (discursos de
alabanza a los difuntos).
La historiografía surge en Roma con el ejemplo griego a la vista. No obstante, posee
ciertos rasgos característicos que marcan la obra de sus autores en todas las épocas,
resumidos en la idea de que la historia como instrumento de enseñanza moral y política:
Está vinculada al poder político desde el momento mismo en que surge. Sus
autores son miembros de la clase dirigente que conocen los entresijos del
poder por experiencia propia.
Tiene una intención didáctica y propagandística, su objetivo fundamental es
hacer llegar a todas partes la gloria de Roma y defenderla de los ataques de los
enemigos.
Posee un apego a la tradición, reflejado en la forma en que el sistema
educativo inculcaba a los jóvenes la reverencia por los ejemplos del pasado y la
fidelidad al sistema de valores de los antepasados.
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2. AUTORES HISTORIOGRÁFICOS
a. Antecedentes.
Los orígenes de los textos historiográficos hay que buscarlos en las actas o los archivos
(Annales) que poseían los magistrados, las escuelas sacerdotales y diversas familias nobles
donde recogían diversos acontecimientos sucedidos años tras años. Siguiendo esta tradición
aparecen como escritores significativos los analistas como Q. Fabio Pictor que escribió
Annales en griego8donde trataba el tema de los orígenes de Roma o Catón el viejo, que
escribió en latín Orígenes, especie de historia de Roma desde el comienzo.
Los analistas pretendían crear una obra con claridad, a veces sencillez, sin preocuparse
por lo estilístico (aspecto que no está cuidado). Su escritura no era una dedicación profesional,
no son literatos, ni maestros, y su público en Roma es más bien reducido: magistrados,
senadores, juristas, personas todas cultas, relacionadas con las clases dirigentes y el Estado.
En general, solían escribir una vez retirados, por la edad o por los avatares de la política,
haciendo uso de su experiencia militar y administrativa.
b. Época republicana.
Gayo Julio César (100 - 44 a. C.).
Pertenece a una de las familias nobles destacadas de Roma: la familia Iulia. Es una de
las personalidades más geniales de la historia de Roma. Representaba el ideal romano:
intelectual, político y militar.
Su mayor defecto fue la ambición: utilizó todas las artimañas propias de un político de
su época para lograr sus propósitos.
Desde joven se dedicó a la política, se vinculó con el grupo de los populares, pese al
mal momento que atravesaban y a las insistentes presiones del omnipotente dictador Sila.
Su carrera pública fue un éxito gracias a su simpatía y popularidad (acrecentadas el año de
su edilato por la organización de fastuosos juegos y festejos con enormes deudas
personales) que le permitieron ganar todas las elecciones, incluso la de Pontífice Máximo,
pese a su reconocido y público ateísmo.
Formó con Pompeyo y Craso el primer triunvirato, y a partir de aquí su carrera hacia el
poder fue imparable. Se le concedió el gobierno de la Galia y se convirtió en el más grande
8
Llamados Graeci Annales o Prisci Annales.
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Ambas tituladas Comentarii rerum gestarum (Comentarios de los hechos acecidos) con un subtítulo, ya sea el
de las Galias o la civil.
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política, en la que sólo logró desengaños... (y riquezas); y una especie de conversión y vuelta
a sus primeras aficiones literarias, tras haber abandonado sus ambiciones políticas.
De sus obras sólo se conservan dos completas y ambas de contenido histórico.
La conjuración de Catilina. Cuenta los acontecimientos que se desarrollaron en
Roma durante la conjuración de Catilina hasta su muerte. Fue su primera obra y
la publicó en el año 42. Con ella quería trazar una pintura de costumbres que
respondiese a sus convicciones democráticas y que mostrase al desnudo a la
nobleza en su íntima corrupción.
El personaje es un noble venido a menos que se propone hacerse el amo
del Estado, primero llegando al cargo de Cónsul, opción que fue frustrada; por
lo que dio un golpe de Esto en el consulado de Cicerón (año 63), quien lo hace
fracasar movilizando contra él, al pueblo, al Senado y al ejército con sus
Catilinarias.
Se muestra objetivo pero aún no posee mentalidad histórica, no expone las
causas generales económicas y sociales que dieron lugar a la revolución. Trata
de disimular la complicidad de César, utiliza una cronología errónea y su
información plantea problemas de veracidad, sobre todo en lo que se refiere a
la figura de Catilina y sus verdaderos motivos.
La Guerra de Yugurta. Relata la guerra que Roma sostuvo con Yugurta, rey de
Numidia. Se trata de la intervención de los magistrados y ejércitos romanos en
la solución de un conflicto dinástico que se produce en Numidia. Yugurta, uno
de los aspirantes al trono, no acepta el dictamen del Senado romano y se
rebela. Roma encarga a Metelo y Cayo Mario solucionar el conflicto. La guerra
iniciad en 111 a. C., termina el 105 con la captura del rebelde.
Pero a Salustio le interesaba porque era como un hito que señalaba el
comienzo de una nueva era y decisiva en la lucha de clases: en ella se eleva al
consulado un hombre de la plebe, Mario, sufriendo así la aristocracia un duro
golpe.
La información es más seria, se describen los acontecimientos sociales y
hay una mayor imparcialidad. Su narración suele ser imparcial y contiene
reflexiones morales en las que ataca el materialismo y los vicios de su tiempo.
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Aunque fue protagonista de los hechos que narra, se caracteriza por la ausencia
total de protagonismo en sus obras.
Historiae. Es la última obra de la que sólo se conserva su título y algunos
fragmentos, además de numerosas citas en otros autores. Trataba de la década
78 – 67 a. C., en que a la dictadura de Sila siguió un período tremendamente
confuso donde se produjeron el intento de secesión de Hispania con Sertorio o
la sublevación de los esclavos con Espartaco. Además fue la época en que
empezó su ascenso al poder la generación de Salustio, con Pompeyo, Cicerón y
César a la cabeza.
Para él la historia es producto del valor de unos pocos que poseen la "virtus"(una
energía excepcional y el ejercicio de la misma), sin que haya intervención de los dioses. Éstos
sólo son eficaces porque la creencia en ellos sirve de freno a la corrupción de las
costumbres.
Lo más sobresaliente de su obra son: los discursos, que pone en boca de sus
personajes, verdaderas piezas de oratoria, muy trabajados y con sentencias breves y
brillantes; su dominio para retratar la psicología individual o colectiva utilizado los retratos,
los discursos y las cartas; y las descripciones pormenorizadas de los paisajes.
Destaca el retrata moral que realiza de cada personaje.
Su estilo es claro y seco. Utiliza frases breves y cortadas así como arcaísmos,
neologismos, poetismos y recursos lingüísticos no habituales en sus días tanto en el dominio
de la grafía, de la morfología y de la gramática como especialmente en el léxico.
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Su estilo es pobre en recursos, pero claro y sencillo. Es breve y claro; posee una
sobriedad aticista y se mueve dentro del genus tenue, que le da a su palabra un tono
distendido. En cuanto a la lengua, es clásica, aunque no de una pureza absoluta:
10
Titus Liuius Patauinus
11
Compuesto en nueve libros.
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De Vespasiano pudo recibir el rango de caballero con dignidad senatorial. De Tito, la cuestura. Y bajo
Domiciano, llegó a edil o tribuno de la plebe, obtuvo la pretura Ya bajo el mandato de Nerva (emperador
Antonino) alcanza el consulado.
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TEXTOS DE HISTORIOGRAFÍA
De bello Gallico de César
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LA ORATORIA
1. GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS
La oratoria, o arte de hablar con elocuencia, es necesaria en todas las sociedades, pues
siempre habrá una ocasión en la que uno tenga que dirigirse a un auditorio para convencerlo
o para expresar alegría, regocijo o dolor.
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A pesar de que el estilo oratorio invade toda la literatura latina, es muy escaso el
bagaje de discursos de que se disponen como testimonios directos de la elocuencia romana.
Afortunadamente se cuenta con el caso excepcional de Cicerón. Cicerón es la oratoria
romana. Sin él, apenas podrían enhebrarse unas líneas sobre esta parcela de la literatura
latina, pues nos faltaría el material y su doctrina básica, los fundamentos teóricos de la
elocuencia, y la mayor parte de las noticias sobre los oradores que le precedieron, y apenas
existiría la oratoria posterior a él ni las obras teóricas que la fundamentan pues una y otras
dependen umbilicalmente de la oratoria ciceroniana.
2. AUTORES DE ORATORIA
a. Oratoria antes de Cicerón (siglos III – II a. C.).
A caballo entre los siglos III-II a. C., aparte de Apio Claudio, vivieron los primeros
oradores de los que queda algún testimonio, directo o indirecto, de discursos realmente
pronunciados. Destacan tres principalmente, cuyos discursos son casi todos laudationes
funebres, discursos que solían pronunciar en los funerales las personas más allegadas al
difunto, en los que se solía mencionar los cargos que había ocupado y las virtudes que
poseía el difunto. Estos discursos se conservaban en los archivos familiares como títulos de
honor y como documentos recordatorios (quasi ornamenta ac monumenta). Cicerón dice de
13
Brutus, 53-57.
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Uno es Q. Fabio Máximo, el famoso general, cinco veces cónsul y dos veces dictador,
que quebrantó con su táctica dilatoria (cunctato) las fuerzas de Aníbal en Italia. A finales del
siglo III a. C., pronunció un discurso a la muerte de su de su hijo Quinto. Cicerón y Plutarco
elogian su entereza moral y la gravedad de su elocuencia.
Otro es Q. Cecilio Metelo, fue pontífice (216 a. C.), cónsul (206 a. C.), dictador (205 a.
C.); y parece ser el autor del famoso saturnio contra Nevio. En el año 221 a. C. pronunció el
elogio fúnebre de su padre.
El tercero es L. Emilio Paulo, algo más joven que los dos anteriores, vencedor de
Perseo en Pidna (168 a. C.), dos veces cónsul y padre de Escipión Emiliano. De sus cuatro
hijos, dos los cedió en adopción y los otros dos murieron con unos días de intervalo. Del
discurso fúnebre en honor de estos últimos se conserva un fragmento de gran elevación
moral, en el que, en medio de su dolor, agradece a los dioses que hayan descargado una
gran desgracia sobre su casa en lugar de hacerlo sobre Roma.
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expulsados seis años antes los filósofos y los rétores, hecho llevado a cabo por las clases
acomodadas romanas, aunque el paso de la retórica quedaba ya bien asentado en Roma.
Por paradójico que pueda parecer, la oratoria romana de este siglo tiene sus
principales valedores en dos figuras diametralmente opuestas en mentalidad y en
formación: Catón y Escipión Emiliano, este último, además, como eje de su círculo amical de
intelectuales.
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Un tanto más jóvenes son los hermanos Tiberio y Cayo Graco, oradores vibrantes, de
reconocida formación griega. Cicerón elogia sobre todo al segundo como grandis uerbis,
sapiens sententiis, genere toto grauis, y lo recomienda, más que a ningún otro, como lectura
para la juventud. Famosos fueron los discursos de ambos en defensa de reformas sociales y
de los derechos del pueblo; y lleno de patética tristeza el de Gayo Graco al final de su vida,
acorralado y sin esperanza.
14
Sobre aumentar la prole.
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De finales del siglo, muertos ya dentro del siglo I a. C., cuando Cicerón era adolescente,
son M. Antonio y L. Licinio Craso. Ambos son hiperbolizados por Cicerón, que les considera
sus maestros, en muchos pasajes, siendo los protagonistas de su obra De oratore. M Antonio
estudió en Atenas y en Rodas, pero no poseyó una vasta cultura; dominaba, en cambio, a la
perfección la técnica oratoria. No brillaba en la elocutio, pero sí en las restantes partes del
discurso. Acomodaba sus palabras a las necesidades de cada situación y buscaba ante todo
emocionar y conmover. Licinio Craso sí poseyó una vasta cultura en derecho civil, filosofía,
retórica, etc. Tradujo al latín a los oradores griegos y ejercitó con esfuerzo su voz y su
memoria. Sabía utilizar, según los casos, la gravedad y el patetismo (summa grauitas) o la
ironía y la chanza (oratorius lepos). La primera faceta puede verse, por ejemplo, en su arenga
contra el cónsul Filipo, la segunda, en su discurso contra Escévola.
Estos dos oradores dejan ya roturado y abonado el terreno para que pueda surgir la
figura cumbre de la oratoria romana: Cicerón.
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Estas escuelas son: la escuela asiática, que no es unitaria, sino que presenta dos
ramificaciones o genera uno: más atento al contenido, se distingue por la sutilidad dialéctica,
la ingeniosidad, el carácter conceptuoso y punzante (sententiosum et argutum); el otro, más
florido, más centrada en la forma, tiende a la florida hojarasca, la ampulosidad patética, la
preocupación por el ritmo oratorio, por la ligera y viva andadura de la frase (verbis volucre
atque incitantum). La otra escuela es la ática, que defiende la desnudez de artificios, la frase
directa y breve, la ausencia de patetismo, la sequedad de expresión. La llamada escuela
rodia, que pretende ser la conciliación de las dos anteriores (ni hinchazón ni sequedad), es,
según Paratore, una invención de Cicerón para magnificar a su maestro Apolonio de Rodas.
Los rodios no podían intentar dicha conciliación, porque el aticismo, como escuela oratoria,
no existía en Grecia en esa época, sino que surgió en Roma por reacción contra el asianismo.
En una u otra escuela se engloba toda una pléyade de oradores importantes, entre los
cuales Cicerón es la sumidad. Casi todos son hombres públicos, políticos en activo. Pueden
citarse, entre los mejores a L. Marcio Filipo, de oratoria suelta y con muchas ideas; César
Estrabón, de un lenguaje lleno de encanto y dulzura, aunque sin fuerza; G. Aurelio Cota,
orador preciso, de estilo simple y claro, que conmovía sin levantar la voz; P. Sulpicio Rufo, de
estilo contrapuesto al anterior, vehemente, patético, trágico; Julio César, el dictador, orador
eminente, de suma elegancia, y brillantez en la exposición, en los gestos y en la voz; G.
Licinio Calvo, el amigo de Catulo, el máximo representante del aticismo, hombre de gran
cultura y de una oratoria sobria y austera.
Mención aparte merece Q. Hortensio, la máxima estrella del foro romano hasta que
fue eclipsado por Marco Tulio Cicerón. De familia y de gustos aristocráticos, fue siempre el
abogado del partido conservador: Adversario de Cicerón en los primero tiempos y más tarde
colaborador. Fue el más egregio representante del asianismo, de oratoria florida, ampulosa,
vehemente, con una voz sonora y una prodigiosa memoria.
Cicerón es uno de los personajes de la antigüedad clásica del que ha llegado una amplia
y detallada documentación. Nació el 3 de enero del 106 a. C., al sur de roma, en Arpino. Su
vida estaba condicionada por tres factores: uno fue su origen, ya que procedía de la baja
nobleza rural, no pertenecía a la nobleza dirigente de la república romana y no pudo
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Su padre Q. Rufo Caleno, que imita al viejo Catón y compone una enciclopedia para
educarlo, lo inicia en los estudios y le busca los maestros más acreditados. A los diez años se
desplazó a Roma, donde se perfeccionó mediante la observación precisa de las cabezas
punteras del derecho y la política. Estudia una gran variedad de saberes (filosofía, historia,
música, geometría, etc.). Ha pasado por las escuelas de litterator y grammaticus sólo falta la
de rhetor, es decir, el arte de la elocuencia.
Al recibir la toga viril (16 años), acto que le permite asistir al foro, en Roma se está
desarrollando la guerra social, donde los pueblos italianos quieren ser iguales a Roma, y
Vario hace una ley condenando a los políticos de ese movimiento, época que Cicerón
aprovecha para continuar sus estudios (derecho civil, filosofía y oratoria). Aunque inició una
carrera militar, bajo las órdenes de Sila, su vida no son las armas y regresó pronto a Roma
donde se dedicó a trabajos oratorios.
Tras el fin de la guerra hay una vuelta del foro, donde Hortensio es el princeps orator, y
Filipo es más elocuente pero más viejo. A los 25 años salió por primera vez a la luz pública
como abogado de una causa privada, con el alegato que ha llegado hasta nosotros el Pro
Quinctio (81 a. C.) en el que Cicerón venció a Hortensio; y de una causa pública, Pro Roscio
Amerino (80 a. C.) donde vence al orador favorable a Sila, Crisógono.
Él mismo reconoce que era de constitución débil y salud delicada, pero en cambio se
dejaba arrastrar por la mayor tensión cuando hablaba en público, hasta tal punto que sus
amigos temían por su vida. Por este motivo, a los 27 años, se dedicó a hacer un viaje de
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descanso, formación y estudio al oriente griego del Imperio. Viajó primero a Atenas;
después, a Asia Menor; y por último a Rodas. De hecho consiguió corregir los defectos de su
elocución, perfeccionarse retórica y filosóficamente y volver a Roma pleno de justificadas
expectativas de éxito.
Regresa a Roma en el 77 a. C. y aún estudia acción con Esopo y elocuencia del cuerpo
con Roscio. Un año después viaja como cuestor a Sicilia. Nunca abandonó sus estudios
griegos y romanos. Comienza la época de perfección y madurez en la que compone varias
obras.
Con el año del consulado de Cicerón (63 a. C.) comienza el llamado siglo de la
revolución15, que convirtió a Octavio en único gobernante. En este marco se llevó un
episodio más, la conjuración de Catilina, que el cónsul Cicerón descubrió y combatió
dramáticamente en cuatro discursos, de ahí que lo considerasen pater patriae.
Pero en contra de sus expectativas de llevar una vida honorable, su vida se convirtió en
una cadena de disgustos y humillaciones, El primer Triunvirato entre César, Craso y
Pompeyo, (60 a. C.) le marcó sus límites, ya que el arma de la palabra nada puede hacer con
el genio estadístico de César, el dinero de Craso y las legiones de Pompeyo. E incluso fue
desterrado desde abril del 58 hasta septiembre del 57 a. C., aunque regresó de una forma
honorable a Roma, aunque su situación siguió siendo limitada, de ahí que se dedicara más al
cultivo de la palabra. En ésta época se le confirió el gobierno de Cilicia, donde consiguió
ciertos éxitos militares, con lo que se le aportaba de la metrópoli del poder y se le enviaba a
la periferia.
En el 49 a. C. empieza la guerra entre César y Pompeyo, y Cicerón se pone del lado de
la República (Pompeyo) tras un titubeo inicial, aunque se encontró así en el bando de los
perdedores. Tras una fuerte multa fue indultado por César (47 a. C.), y este autor se dedicó,
otra vez, a la producción de escritos filosóficos y retóricos.
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Octavio al Senado, consiguió éxitos militares contra Antonio, por un período breve de
tiempo se cumplió su sueño, sin ejercer ningún cargo oficial, se veía a la cabeza del Estado,
amado solamente con la palabra, como salvador de Roma de la arbitrariedad y el desenfreno
del poder.
Pero a pesar de todos los esfuerzos diplomáticos de Cicerón, Antonio, Octavio y Lépido
se reunieron en el segundo Triunvirato (43 a. C.), y colocaron a éste como un proscrito. El 7
de diciembre del 43 a. C., fue asesinado en Caieta. Antonio mandó exponer su cabeza en
Roma, confiscar sus propiedades, borrar su memoria, algo que no consiguió 16.
16
Plutarco, en Vidas Paralelas. Cicerón. XLIX, 5, da cuenta de la relevancia que Cicerón causó:
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históricas y sociales que habían favorecido el auge de la oratoria, y una vez que
desaparecieron las condiciones favorables para su práctica, la elocuencia se trasladó del foro
a las escuelas y se transformó en un mero ejercicio de entrenamiento oratorio. La pérdida de
la libertad, requisito indispensable para la práctica de una oratoria viva, y la falta de asuntos
relevantes hicieron que la oratoria, desconectada de la vida real, buscara refugio en las
escuelas de retórica que por entonces proliferaban en Roma. La oratoria se convierte en
declamación, término con el que se designa esta clase de ejercicios formales de oratoria. Los
discursos forenses y políticos de época republicana, que versaban sobre casos reales y
estaban destinados a ser pronunciados ante los tribunales o las asambleas, fueron cediendo
terreno paulatinamente y dejando paso a las declamaciones hasta verse relegados a un
segundo plano.
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como el padre de una de las más distinguidas familias de la Bética hispana que se
trasladaron a Roma y que más activamente participaron en la vida social y literaria de la
ciudad.
La actividad literaria de Séneca se centró en el cultivo de la historiografía y de la
declamación, si bien las obras de uno y otro género corrieron suerte distinta en lo que se
refiere a su transmisión y conservación.
Parece que la obra retórica fue compuesta tras la muerte de Augusto a petición de sus
hijos quienes, una vez descubierto el género de la elocuencia en las escuelas de declamación
sentían curiosidad e interés por rastrear el desarrollo del género en el periodo
inmediatamente anterior a su generación y querían conocer a los declamadores más
brillantes de aquella época de esplendor. De hecho la obra no es otra cosa que una antología
que nos proporciona valiosísima información sobre esta modalidad literaria junto a una serie
de retratos de rétores y declamadores que ejercieron por entonces su actividad. Los títulos
de las setenta y cuatro controversias revelan, de acuerdo con el gusto de los declamadores
antiguos que se contentaron con un material poco variado, un reducido número de temas,
raras veces basados en hechos históricos.
La obra que nos ha llegado de Séneca el Viejo resulta de una extraordinaria utilidad
porque, gracias a las informaciones que en ella se recogen, conocemos el nombre y los
retratos de un considerable número de declamadores y de los maestros de retórica más
famosos del momento, y podemos hacemos una idea bastante aproximada de la naturaleza
y desarrollo de la elocuencia en su doble modalidad de declamación judicial y deliberativa. El
interés de la obra de Séneca nace también de su condición de única fuente de la que
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Entre las sombras de la obra de Séneca posiblemente el rasgo más negativo a destacar
sea la poca variedad de los temas y del desarrollo técnico de los mismos. La lectura de la
obra produce sensación de monotonía y de que continuamente se repiten los mismos temas
con muy pocas variaciones, y también manifestada en la repetición de fórmulas y
expresiones a la hora de introducir citas, hacer las divisiones o mencionar los colores.
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TEXTOS DE ORATORIA
Discursos de Cicerón
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2- In Catilinam
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EL GÉNERO DRAMÁTICO
1. GÉNERO Y CARACTERÍSTICAS
Después de la muerte de Menandro17, la profesión teatral griega, que había sido
ateniense, se hizo panhelénica. Muchas ciudades griegas construyeron teatros o los
renovaron en gran escala, y son los restos de éstos y no los teatros del periodo clásico lo que
ve el viajero en lugares como Delos o Epidauro. En esta época la de Calímaco, Teócrito y
Andrónico la profesión teatral tenía cierto prestigio y poder político. Existían como
"cofradías" de actores, músicos y autores. Se producían todavía obras nuevas, pero el énfasis
pasó al repertorio de clásicos (en la comedia Menandro, Filemón, y Dífilo; en la tragedia,
Sófocles, Eurípides y los imitadores de este último).
Está claro que la actividad de los artistas y la presentación y estilo de su repertorio
ático no fueron los únicos modelos en los que se basaba el drama latino más antiguo.
Desgraciadamente, incluso los eruditos del periodo de los Gracos (Elio Estilón, Accio) y de la
época de Cicerón (Varrón) sabían muy pocas cosa: con certeza sobre los comienzos del
drama en Roma.
Una fuente usada por Horacio18 alegaba que las representaciones improvisadas que
cerraban las fiestas de la cosecha, las llamadas fesceninas, que se representaban también en
las celebraciones de bodas y triunfos en Roma, que tenían la finalidad de ahuyentar a los
espíritus malignos, condujeron a un equivalente de la Comedia Antigua de Atenas; estaba
limitada por ley a causa de su contenido difamatorio.
Parecen más históricas las noticias aportadas por Tito Livio 19 y Valerio Máximo20. De
acuerdo con esto, Andrónico fue realmente un primer "inventor", al ser el primero en
presentar una diversión con un tema.
Bailarines etruscos, farsas atellanas, "tibicines", mimos, diálogos fesceninos son
relevantes de varios modos para el drama romano tal como lo conocemos, peor es chocante
que esta fuente y otras parecen determinadas a no mencionar nada griego en relación con el
drama romano arcaico.
17
292 a. C.
18
Épodos 2, 1, 139-63.
19
Desde la fundación de Roma VII, 2.
20
2, 4, 4.
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Horacio reconoce los vestigia ruris en los ludi scaenici "espectáculos teatrales".
También las noticias de Tito Livio21 son importantes y discutidas:
Durante una epidemia en el 346 a. C., y como medio para aplacar a los dioses,
fueron traídos actores de Etruria para danzar al son de la música de una flauta
(ludiones ex Etruria acciti).
Esta danza etrusca se la apropió la juventud romana y le añadió dialogo y gestos
adecuados. Este tipo de representación se hizo popular y profesionales nativos
(vernaculi artífices) recibieron el nombre de histriones Estas primitivas
producciones las consideró Tito Livio semejantes o cercanos a los versos
fesceninos pero no deberían identificarse con ellos.
Una representación más elaborada, con canto y danza acompañada de flauta es
lo que Tito Livio llama satura. Esta miscelánea de canto, danza y diálogo no tuvo
un real argumento y fue fácilmente reemplazada por obras con argumento que
fueron introducidas por Livio Andrónico. Sin embargo, Tito Livio no menciona
que las obras de Andrónico eran adaptaciones griegas, pero nos informa que era
actor de sus propias composiciones y que una vez, forzada la voz de tantas
repeticiones, utilizó a un muchacho para cantar y él mismo actuó con gestos. De
ahí surgió la distinción entre cantica y versos dialogados diverbia. Los histriones
se reservaban el diálogo y acompañaban con gestos los cantos ejecutados por
otros.
Una última fase refiere Tito Livio en el desarrollo del drama, sería más o menos: la
juventud romana dejó a los histriones actuar en pequeñas obras y volvieron a los cantos
responsivos y chistes del primer periodo; estos fueron llamados exodia22, que se asociaron a
la fabula Atellana23.
Dos explicaciones de la palabra hubo en la antigüedad: de la ciudad Fescennium o de
fascinum ‘miembro viril’. Se acepta la primera explicación; así corno fabula Atellana fue
llamada así por proceder de esta ciudad de Campania. No hay pruebas de que los versos
fesceninos fueran dramáticos en el periodo clásico, se utilizaban principalmente en bodas y
21
VII, 2.
22
Piecitas cómicas con las que terminaba el espectáculo.
23
Tipo de comedia popular desarrollada por los oscos en la Campania.
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son, por consiguiente; puestos en re1ación con los nuptilia carmina. Numerosas citas
halladas en Catulo, Séneca y otros escritores nos informan de ello.
El carácter general del primitivo fecennio parece claro que se trataba de bromas más o
menos obscenas o picantes y estaba vinculado a las nupcias y a los festivales de la
recolección. Incluso se sabe que degeneró en difamación hiriente. Es probable que fueran
dramáticos, de presentación cruda o tosca, pues eran versos improvisados y responsivos
acompañados de gestos dramáticos. Tal vez se compusieron en el verso saturnio, aunque el
septenario trocaico, tan frecuentemente empleado por Plauto y Terencio, parece haber sido
un metro latino bien conocido en el primer periodo.
De una danza con gestos y diálogo dramático que según Tito Livio tenían los versos
fesceninos, se hallaba a un paso para conseguir una más elaborada representación musical.
E estas representaciones más elaboradas del drama tanto Tito Livio como Valerio Máximo
las denominaron satura, pero poco se sabe de su naturaleza. Para éstos parece tratarse de
un tipo de drama introducido por Livio Andrónico con intriga. Y este mismo término fue
utilizado por Ennio para dar título a su colección de poemas misceláneos.
2. SUBGÉNEROS TEATRALES
Los subgéneros teatrales se pueden englobar en dos grandes categorías: los géneros
mayores y los menores.
GÉNEROS MAYORES
La obra teatral en general es conocida como fabula y esta está compuesta por dos
grandes subgéneros la comedia y la tragedia.
COMEDIA: Se nutre de la comedia griega, adaptando los temas a las costumbres y
al carácter romano. Podían ser movidas (motoriae), es decir, bulliciosas; sosegadas
(statariae), más tranquilas; o mixtas (mixtae), que conocen ambas facetas. Los
subgéneros de la comedia romana son:
o Fabula palliata. Comedia de tipo griega donde los actores se vestían con el
pallium, traje característico del mundo griego. Los modelos de las palliatas
pertenecen casi todos a la “Comedia Nueva” de Menandro, Filemón y
Dífilo. Esta “Comedia Nueva” refleja un mundo burgués del helenismo, con
su limitación a la vida privada, su moral convencional y su acentuado
74
Literatura latina
75
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24
Euanthius, De comoedia 5, 4, pág. 23; 12 de Wessner.
25
Posiblemente contemporáneo de Terencio, algo mayor que él.
26
Segunda mitad del siglo II.
27
Falleció en el 77 a. C.
76
Literatura latina
GÉNEROS MENORES
Fabula atellana. Era un tipo de farsa que fue desarrollado por los oscos en
Campania y apropiada en todo caso por los latinos en fecha muy primitiva aunque
incluso en la época clásica se daban representaciones en osco. El nombre deriva
de Atella, ciudad entre Nápoles y Capua. Las obras trataban sobre todo de la vida
de la comarca y de los avatares de una pequeña ciudad. La característica más
importante de la atellana era que contaba con caracteres fijos, las llamadas
28
Como plataformas.
29
El siglo III a. C.
77
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30
Scurra „bufón‟.
31
Siglo V a. C.
32
Siglo III a. C.
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3. AUTORES DE TEATRO
a. Orígenes del teatro.
Tal vez en el año 240 a. C. o poco después L. Livius Andronicus, autor griego,
representa una comedia palliata ante los romanos, vino a Roma como prisionero de guerra;
su dueño le confió la educación de sus hijos; como liberto fundó una escuela para la
educación de los nobles, en la que junto los a los textos griegos que explicaba, leía también
un escrito suyo en latín. Se piensa que se trataba de su Odusia, Odisea de Homero en versos
saturnios, primer poema extenso en latín. La obra perduró durante mucho tiempo como
libro escolar, pero más tarde cuando el verso saturnio dejó de ser idóneo se refundió en
hexámetros y se dividió en libros. Y aunque es poco original y no está exenta de faltas de
ortografía en la traducción, esta obra fue muy importante para la literatura romana, pues
con ella se creó una expresión poética latina según el prototipo griego.
Parece ser que como dramaturgo tradujo y adaptó con más libertad al autor original,
sobre todo porque sustituyó los recitales del original por estrofas cantadas; tomó el verso
griego dialogado y buena parte de la métrica lírica pero teniendo en cuenta el acento latino
más pronunciado y su riqueza en sílabas largas.
En el 207 recibió el encargo de componer una canción procesional para un coro de
doncellas, a fin de alejar los amenazadores presagios de la guerra con Aníbal; como señal de
gratitud por haber conjurado el peligro, el estado reconoció como asociación a autores e
intérpretes (scribae et histriones), con asiento en el Templo de Minerva. Se supone que
falleció sobre el 207 y 200 a. C.
Aunque Livio Andrónico sólo se dedicara a la comedia de forma muy marginal, ya que
sólo se conservan tres títulos de sus comedias y uno parece dudoso (Gladiolus, Ludius,
Verpus) no se puede discutir que haya sido el introductor de la palliata.
79
Literatura latina
b. Autores principales.
Tito Maccio Plauto (250? – 184 a. C.)
Nació en Sarsina, Umbría, poco antes del 250 a. C... Todo lo que se sabe de su vida es
escaso. Lo que, según Varrón, cuenta Gelio33 es que Plauto llegó de joven a Roma, que ganó
allí dinero con el teatro, aunque todo lo perdió después con el comercio; que entonces,
apremiado por la necesidad, se puso a trabajar con un tahonero y al mismo tiempo escribía
comedias que pronto le dieron la popularidad que pudo despedirse de su panadero y vivir de
su arte. El único dato garantizado sobre su vida personal es el año de su muerte, en el año
184 a. C.
Es el comediógrafo más famoso y prolífico de su tiempo. Sus comedias son palliatae
motoriae.
El principal objetivo de sus obras es divertir al pueblo y a la gente humilde, buscar la
risa en el público, por ello pone a los personajes en situaciones que provoquen la carcajada a
33
3, 3, 14.
80
Literatura latina
81
Literatura latina
El número de obras que circularon con el nombre de Plauto era, según Gelio 34, unas
130. Varrón, que investigó con sentido crítico su autenticidad, creyó que se le podían
asignar, además de las 21 tenidas como auténticas, algunas otras discutidas. Las restantes
son comedias anteriores que Plauto tan sólo refundió, mientras otras son de un tal Plautio, a
quien se confundió con Plauto. Pero fundamentalmente se trataban de obras que más tarde,
o por ignorancia sobre su verdadero autor o por especulación del éxito ante el público, de
representaron bajo el nombre de Plauto. Las 21 comedias conocidas como Fabulae
Verronianae han llegado con lagunas y tan sólo se conoce el año de representación de dos
de ellas: el 200 a. C. para el Stichus y el 191 para el Pseudolus.
Plauto se dedicó exclusivamente a la palliata. Casi siempre aprovechó los modelos de
la Comedia Nueva. La mayoría de las obras son variaciones sobre temas conocidos.
Amphitrión, como anuncia el propio poeta en el prólogo, es una tragicomedia que se
ocupa de reyes y de divinidades. El argumento es mitológico: Júpiter tiene relaciones
con Alcmena mientras su marido Anfitrión está lejos de Tebas, como jefe de una
expedición militar. El dios aparece con el aspecto del hombre, así como Mercurio con
el aspecto del sirviente del militar, Sosia, por lo que al regreso del auténtico Anfitrión,
se producen una serie de equívocos, resultando la pelea y el escándalo entre marido y
mujer, hasta que Júpiter hace sonar un trueno y confiesa su adulterio. De esta unión
múltiple Alcmena dará a luz a gemelos: un semidiós, Hércules, y un humano.
Asinaria, es una farsa, en ella dominan la comicidad de las situaciones y el humor
verbal. El joven enamorado Agripo no consigue reunir el dinero que la alcahueta
Cleareta pide por su hija Filenia; por fin unos esclavos le entregan la suma que en
realidad le correspondería a su padre por la venta de un asno. A pesar de ello parece
que el joven es acusado por un rival, e incluso el propio padre se revela contra el
segundo pretendiente.
Aulularia, el viejo Euclión ha heredado de su abuelo y de su padre un tesoro y el pánico
a perderlo. Es por esto por lo que representa la figura del “desconfiado” más que la del
avaro. El rico vecino Megadoro solicita la mano de la hija del viejo, y éste presiente el
peligro de que su aspirante a yerno conozca la existencia de la olla con oro y por eso
quiera casarse con su hija. Al final consiente y dispone preparativos, tacaños, para la
34
Cf. nota 22.
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Literatura latina
35
La comedia de la arquilla o cesta.
83
Literatura latina
una niña “expuesta” gracias a una cesta con juguetes. Por este motivo la joven recobra
sus derechos sociales y puede casarse con su amado.
Curculio, la situación del fondo es la misma que en Cistellaria, una pareja de
enamorados infelices que hasta el final no pueden reunirse. La joven Planesia nació
libre pero un lenón la ha comprado y la ha encerrado, y al final, gracias a los objetos de
reconocimiento, se descubre que era libre por lo que puede celebrarse la boda. El
parásito Curculio, astuto y voraz, impide, no sin provecho para él, que la joven sea
vendida a un soldado, que realmente se descubre que era el hermano de la joven,
desaparecido hacía largo tiempo, de este modo el soldado se convierte en el testigo de
que la joven pertenece a la condición de libre. El carácter discrepante de Curculio
proporciona el sabor especial de una comicidad dialéctica.
Epidicus, a pesar de su brevedad, es una complicada comedia de intriga cuyo
protagonista, el astuto esclavo Epídico, manda y dispone como director de la acción. Él
rescata a la citarista para el joven Estratipocles, haciendo creer al padre de éste que se
trata de su hija Telestis, perdida desde hacía mucho tiempo. Pero el joven regresa de la
guerra con otra muchacha, y el cometido del esclavo es encontrar el dinero para
conseguir a esta chica y deshacerse de la citarista. Esta nueva chica es la verdadera
Telestis. La estratagema para conseguirla está teniendo resultado hasta que aparece la
madre de la joven y la reconoce. Finalmente todo se aclara y el esclavo es liberado.
Los Menaechmi, se basa en el descubrimiento del doble. Dos gemelos, ambos de
nombres Menecmo, se han separado desde la infancia y de repente se encuentran en
la misma ciudad, sin saber el uno del otro. De aquí derivan innumerables
complicaciones y equívocos. Al final el esclavo los logra reunir.
Mercator, hace recordar a Casina. Viendo la vida de disipación que lleva su hijo, decide
el padre mandarlo a un viaje de negocios. Allí en el extranjero, se enamora de la
esclava de un amigo y la lleva consigo a su vuelta a casa. El padre al verla también
quedó prendido de ella y al preguntar de quién era, el esclavo del hijo miente diciendo
que su hijo la había comprado como esclava para su madre. El viejo va a lo suyo y le
ruega al hijo que se la venda a un amigo suyo; el hijo, por su parte, le dice que no, sino
a uno suyo, que es en su caso el hijo del vecino y el propio vecino en el caso del viejo.
El viejo se adelanta a efectuar la compra de la muchacha. La mujer del vecino la
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Literatura latina
sorprende en su casa, la toma por una amiga del marido y la emprende contra él. El
joven desesperado, decide abandonar la patria, pero se lo impide su amigo, que junto
con su padre consiguen del padre del joven que renuncie a ella en favor de su hijo.
Miles gloriosus, vive de la figura principal, el tonto y vanidoso fanfarrón. Un joven
ateniense y una cortesana libre de nacimiento están completamente enamorados. El
joven marcha en misión oficial, y entre tanto da con ella un militar que se la lleva a
Éfeso en contra de su voluntad. El esclavo del joven marcha para dar cuenta a su amo
de lo sucedido, pero es hecho cautivo en la travesía y entregado al militar. Escribe una
carta a su amo para que se presente en Éfeso. El joven acude a toda prisa y se aloja en
casa de un amigo de su padre vecino del militar. El esclavo hace un pasadizo en la
pared del jardín, para que se puedan comunicar por allí los enamorados sin que nadie
se entere, y hace como que ha venido una hermana gemela de la muchacha. El vecino
contrata a una clienta suya para que se insinúe al militar. Éste cae en la trampa y
creyendo que se va a casar con él, despide a su amiga, recibiendo una paliza por
adúltero.
Mostellaria, está llena de intrigas y complicaciones, cuyos hilos están movidos por un
esclavo astuto, Tranión. Cuando el viejo Teopropides regresa a casa después de una
larga ausencia, está a punto de caer en una orgía de su hijo con su amada, amigos y
heteras. Entonces Tranión inventa un fantasma, que debería persuadir al padre de
entrar en su casa. Al principio el viejo cree en el engaño pero después se descubre
todo, pero gracias al amigo del joven se consigue tranquilizar a Teopropides. Esta obra
es una de las más alegres de Plauto y el personaje principal tiene colores
particularmente vivos.
El persa, es ante todo una rigurosa comedia de intriga, se centra en una historia de
amor entre esclavos y en ella se representa la entrada en escena de una virgo.
Poenulus, la intriga también está en primer plano. Una muchacha retenida en casa de
un lenón y su hermana son salvadas de su destino de convertirse cuanto antes en
heteras gracias a una estratagema. Se sabe que las dos muchachas son cartaginesas,
libres de nacimiento. Se descubre que el viajante cartaginés Hanón es amigo del
difunto padre adoptivo del joven enamorado y al mismo tiempo padre de las dos
85
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modo Nicodemo recupera su bienestar, y gracias a los objetos del baúl Dinia reconoce
en Nicodemo al hijo que le había raptado mucho tiempo antes.
87
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Terencio resultaba ser poco popular para el gran público y tampoco era
suficientemente riguroso para el criterio de los literatos, así le echaron en cara la
contaminación de sus obras y el plagio, además de colaboraciones externas. Pero él trataba
de afirmar su personalidad como artista, y al mismo tiempo tenía un serio propósito de
enfrentarse con Menandro y de esforzarse en lo posible por asimilarse su espíritu, por eso
marchó a Grecia, con el fin de conocer por sí mismo la vida griega y rastrear comedias de
Menandro desconocidas en Roma.
L. Annaeus Seneca
El Filósofo, hijo del Retórico, es el único autor del que se conservan tragedias enteras.
Sus padres proceden de Córdoba, la Bética, probablemente colonos antiguos. Los viajes a
Roma de su padre Séneca, del orden ecuestre, fueron frecuentes. En uno de ellos lo
acompañó su cuñada y su hijo que ya se quedará para siempre en Roma. Se desconocen
datos fundamentales como la fecha de su nacimiento, aunque por ciertas noticias se suele
colocar en torno al año 1 d. C. Fue enviado, como todo hijo de familia acomodada, al
grammaticus y después, seguramente a la escuela de rétor. Siguió estudios filosóficos con
Sotión, cuyas doctrinas estoico-pitagóricas abandonó por consejo de su padre ante el peligro
de que se malinterpretaran como supersticiosas en torno al 19 d. C. Recibió mayor influjo de
Atalo, filósofo estoico, al que menciona en sus epístolas, así como de la escuela de los
Sestios.
De salud frágil desde la adolescencia, marchó a Egipto con su tía, casada con el
gobernador del lugar, buscando un clima adecuado. Probablemente vivió allí durante cinco
años. No se sabe nada de él hasta que en el 39 se constata su presencia en el Senado.
Los datos que se conservan sobre su vida son abundantes a partir del 41 d. C., año de
su destierro a Córcega, bajo el gobierno de Claudio, dándose como pretexto sus relaciones
adúlteras con un miembro de la familia imperial. Por esta época su padre había muerto y él
se había casado y perdido un hijo. En Córcega permanece durante ocho años entregado a la
lectura y escritura. Es llamado del exilio por Agripina para que se encargara de la educación
de Nerón, transformándose así en praeceptor del futuro emperador, período durante el cual
desempeña la pretura. La muerte de Claudio (54) y la subida al trono de Nerón, supone el
encumbramiento de Séneca a la categoría de amicus del emperador, cargo no oficial que
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Literatura latina
implica una influencia determinante en la actuación del soberano. Comparte influencia con
él Burro, que ocupaba la prefectura del pretorio. Esta etapa de influencia se prolonga hasta
la muerte de Burro (62), etapa (41-62) en la que Séneca observa el asesinato de diversos
miembros de la familia imperial. Pero a partir de aquí comienza el alejamiento de Nerón,
hasta que en el 65 es acusado de colaborador de la conjura de Pisón y se le ofrece la
posibilidad del suicidio, para escapara a otro tipo de represalias.
Séneca vivió el final del reinado de Augusto, el de tiberio, Calígula y Claudio, muriendo
tres años antes de la muerte de Nerón.
Sobre su obra hay que decir que se puede dividir en textos en prosa y textos en versos.
Las obras en prosa pertenecen casi en su totalidad a la filosofía moral práctica. Se conocen
bastantes títulos de obras perdidas, pero entre la conservada están los llamados Dialogi por
la tradición manuscrita: De providentia, De constantia sapientis, De ira, Consolatio ad
Marciam, De vita beata, De tranquillitate animi, De brevitate vitae, De otio, Consolatio ad
Polybium, Consolatio ad Helviam. Naturales Quaestiones, De beneficiis, De clementia. Estas
obras tienen como característica el llamado adversario ficticio, de ahí el nombre de Dialogi. Y
fuera de los diálogos: Epistulae morales ad Lucilium, aunque también utiliza el recurso del
adversario.
Séneca también escribió en prosa una sátira prosimétrica con ocasión de la muerte y
divinización del emperador Claudio, quien le había condenado al exilio. De ahí el sentimiento
de venganza para escribir una sátira personal contra el emperador muerto. Esta obra,
Apocolocyntosis36, es una obra compleja, cuyo título ya plantea problemas. Éste fue
transmitido por Dión Casio que nos da pistas de que el término es una formación analógica
sobre Apotheosis, que venía a significar la conversión, no en un dios ( ), sino en una
calabaza ( ), pero como en la obra no se produce esta metamorfosis, es claro que
este término debía ser una metáfora que no podemos comprender. La obra se dedica a
cancelar la de Claudio.
La transmisión de las únicas tragedias romanas que se conocen directamente se ha
realizado a través de dos vías manuscritas diferentes (el códice Etruscus –E– del siglo XI, y
una familia –A– compuesto por unos 300 manuscritos no anteriores del siglo XIII)
divergentes en cuanto al número, título y ordenamiento de las obras que contienen, y sin
36
En griego sería
89
Literatura latina
que aparezca ningún comentario sobre su fecha de representación, lista de personajes, etc.
Las tragedias conservadas son nueve: Hercules Furens, Troades, Phoenissae, Medea,
Phoedra, Oedipus, Agamemnon, Thyestes y Hercules Oetaeus. También aparece una
praetexta titulada Octavia.
Entre los recursos dramáticos tópicos de la tragedia de los que Séneca hace uso se
encuentra la nodriza, confidente que se enfrenta verbalmente con el protagonista en las
escenas de convencimiento, donde el personaje principal expone su estos de ánimo o sus
intenciones, a continuación la nodriza (o similar) intenta disuadirlo, hay una disputa y se
cierra con la confirmación de las intenciones iniciales del protagonista y la consecución de un
ayudante para sus planes. Otro recurso es el mensajero que narra los acontecimientos que
suceden fuera de escena.
Aunque a menudo se ha acusado a Séneca de falta de gusto y medida, llevado por el
deseo de conseguir el mayor efecto posible, las tragedias son una creación original con
pasajes de auténtica belleza lírica y descriptiva, especialmente en las partes corales, que han
influenciado bastante en el drama europeo hasta que aparecen autores como Shakespeare,
aunque pos sus contemporáneos fueron silenciadas.
90
Literatura latina
TEXTOS DE TEATRO
Aulularia de Plauto
EUCLIÓN: ¡Fuera, digo, hala, fuera, afuera contigo, maldición!, ¡mirona, más que mirona, con
esos ojos de arrebañadera!
ESTÁFILA: Pero, ¿por qué me pegas? ¡Desgraciada de mí!
EUCLIÓN: ¿Que por qué te pego, desgraciada? Pues para que lo seas de verdad y para que
lleves una vejez tal como te la mereces, de mala que eres.
ESTÁFILA: Pero, ¿por qué me echas ahora de casa?
EUCLIÓN: ¿A ti te voy a tener que dar yo cuentas, cosechera de palos? ¡Allí, retírate de la
puerta! ¡Mira qué manera de moverse! ¿Pues sabes lo que te espera?
¡Maldición! ¡Como llegue a echar mano de un palo o de un látigo, verás cómo te alargo esos
pasitos de tortuga!
ESTÁFILA: ¡Mejor preferiría verme en la horca que no tener que servir en tu casa en esta
forma!
EUCLIÓN: ¡Mira cómo rezonga para sus adentros, la maldita! Los ojos te voy a sacar,
malvada, para que no puedas andar espiando lo que hago. Retírate más, un poco más…
Aulularia, I, 1(40 - 55).
91
Literatura latina
MEGADORO: Calla, ten buen ánimo, Euclión, se te dará. Te ayudaré. Anda, di, si necesitas
algo, pídemelo.
Aulularia, II, 2 (183 - 193).
92
Literatura latina
EUCLIÓN: No hay en el mundo otro sinvergüenza igual ni nadie a quien con más gusto le
haría daño aposta.
CONGRIÓN: ¡Ja!, aunque no dijeras nada, bien clara está la cosa, los hechos cantan, que me
has puesto más blando que unos zorros a fuerza de palos. ¿Pero es que tienes tú que
ponerme la mano encima, tío pordiosero?
EUCLIÓN: ¿Cómo? ¿Encima lo preguntas? ¿Quizá porque todavía me he quedado corto?
CONGRIÓN: Deja, que te va a costar caro, si es que puedo dar señales de mí.
Aulularia, III, 2 (415 - 425).
Anfitrión de Plauto
JÚPITER.- Adiós, Alcmena; continúa cuidando bien nuestra casa; te ruego que te cuides, pues
ya se aproxima el tiempo de dar a luz. Yo tengo que irme; pero encárgate tú de recibir por mí
lo que naciere.
ALCMENA.- ¿Por qué, esposo mío, te vas tan precipitadamente de casa?
JÚP.- No es que me canse de ti ni de la casa, sino que, cuando un general no está con su
ejército, inmediatamente ocurre lo que no debiera ocurrir.
MERCURIO.- (Aparte) ¡Qué hábilmente finge mi digno padre! Fíjense con qué dulzura la
embelesa.
ALC.- Bien veo por experiencia cuánto estimas a tu mujer.
JÚP.- ¿Tendrás bastante si sabes que a ninguna amo como a ti?
MERC.- (Aparte y mirando al cielo) Como la otra [Juno] supiese en qué te ocupas más te
valdría ser Anfitrión que Júpiter.
ALC.- Preferiría que me lo demostraras con obras y no con palabras. Te vas antes de que se
haya enfriado el lecho en que te acostaste. Llegas ayer a medianoche, y ya te marchas.
¿Cómo habré de quedar contenta?
Amphitruo, I, 3 (499 – 514).
93
Literatura latina
AN.- Solo contigo tengo ya bastante, y aun me sobra; no recuerdo haber tenido jamás otro
siervo que se llamara Sosia.
SO.- Te digo, Anfitrión, que te he de enseñar otro Sosia, también siervo tuyo, cuando
lleguemos a casa; es hijo de Davo, lo mismo que yo, con la misma figura y edad que yo
tengo. ¿Y para qué más palabras? El Sosia que tenías se ha hecho doble.
AN.- Bien extraño es todo esto. Pero ¿has visto a mi esposa?
SO.-No me han dejado entrar en casa.
AN.- ¿Quién te lo impidió?
SO.- Aquel Sosia de quien te hablo, el que me molió a golpes.
AN.- ¿Quién es ese Sosia?
SO.- Yo mismo. ¿Cuántas veces te lo voy a decir?
Amphitruo, II, 1 (608 – 619).
ANFITRIÓN: ¡Anfitrión gozoso saluda a su amantísima esposa, a la que todo tebano juzga la
más afortunada! ¿Cómo te encuentras? ¿A que estabas esperando mi llegada? ¡No sabes
cuánto me alegra verte ya tan avanzada y lo bien que te sienta el embarazo!
ALCMENA: ¡Pero, bueno! ¿A qué viene todo esto? ¡Ni que no me vieras desde años y
regresaras ahora de la guerra!
ANFITRIÓN: ¡Por supuesto! ¡No he podido verte nunca antes de hoy!
ALCMENA: ¡Vaya hombre! ¡Ahora lo niegas! ... ¿Creías que no iba a guardarte ausencias, eh?
¿A santo de qué regresas tan pronto? Sí, ya sé... «me había olvidado de hacer los auspicios»
¿o es que una tempestad te ha impedido zarpar hacia tus legiones? ¿Es que ya no te
preocupa que «digan de mí que me ocupo más de mi mujer que de la república», como
decías hace poco?
ANFITRIÓN: ¡Eh. eh, eh! ¿Cómo «hace poco»? ¿Cuándo ha sido ese «hace poco»?
ALCMENA: ¡Mira, no me provoques, ¿eh? no me provoques! ... Pues hace poco, ¡ahora
mismo!
ANFITRIÓN: ¡Imposible!... ¡Esto es imposible!... ¡No puede ser verdad lo que está
sucediendo! ¡Explícame eso de «hace poco» «ahora mismo»!
ALCMENA: ¡Ah!... Pero ¿Piensas que estoy tomándote el pelo como haces tú conmigo?
¡Fingir que viene por primera vez cuando se acaba de marchar! ¡Ay, Cástor eterno!
Amphitruo, II, 2 (676 – 695).
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FILOCOMASIA: Quienquiera que seas, para mí eres odioso; no sólo tú sino también ése.
Miles gloriosus.
Curculio de Plauto
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37
Tres veces más larga que ancha.
38
Ya que para los helenos de la época a partir de las Canarias no había nada más sino el Océano, de ahí que los
latinos escribieran en las columnas que señalaban el final del mundo non plus ultra.
98
Literatura latina
América porque los griegos ubicaban en los confines del mundo lugares paradisíacos. Hay
que tener en cuenta que con el cristianismo los mitos clásicos son sustituidos por los
bíblicos, de ahí que muchos hayan situado el jardín de Edén en América.
Para un griego el occidente era por este orden Italia, España y las Columnas de
Heracles (Estrecho de Gibraltar). Bermejo dice que la Península Ibérica, en un determinado
momento, era considerada por los griegos como el límite del mundo conocido, pero al
aplicar el conocimiento del mundo y de la navegación llegaron hasta las Canarias y de ahí
que se desplazara el límite.
La especial naturaleza de las Islas Canarias ha propiciado que sean aptas para
engendrar mitos. Todo en ellas parece estar bajo los efectos del mito; su raza aborigen, sus
montañas, su flora y fauna, incluso hasta su propio nombre. Por otro lado, prácticamente no
hay Historia de Canarias que no contenga uno o varios capítulos referidos al mundo antiguo.
En ellos es frecuente encontrarse con una serie de tópicos, repetidos una y otra vez, Sin
apoyo documental serio que suelen iniciarse con el conocimiento homérico de estas islas y
terminar con la leyenda de San Brandan y su búsqueda del ansiado Paraíso, pasando por la
referencia a los fenicios, cartagineses, griegos y romanos que, según las noticias tuvieron
contacto con ellas desde el siglo V a. C., por lo menos.
Entre estos tópicos, está una serie de temas míticos grecolatinos que no suelen faltar
en las introducciones históricas a nuestro pasado: Campos Elíseos, Islas de los
Bienaventurados, Islas Afortunadas, y Jardín de las Hespérides, Atlántida, etc. Alguno de
ellos sigue todavía con absoluta vigencia.
Cabría preguntarse por qué tantos mitos en nuestro suelo. Quienes han estudiado el
fenómeno coinciden en señalar que hay tres lugares muy propicios para situar en ellos lo
extraordinario y mítico: las islas, las montañas y los "extremos” de la Tierra.
La isla es un universo cerrado donde lo mítico existe por sí mismo fuera de las leyes
habituales. Por eso no es de extrañar que un pueblo tan rico en islas como el griego
haya creado una mitología insular tan abundante y que no se encuentra en ninguna
otra zona terrestre. La isla es siempre un lugar privilegiado para el acontecer de
fenómenos naturales, para el nacimiento de situaciones humanas inusuales o para el
desarrollo de lo exótico y milagroso. Y Canarias es un conjunto de islas.
También las montañas son proclives a desarrollar en su entorno misterios y
fenómenos insólitos. La mayoría de las Islas Canarias son montañosas.
99
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Los “finis terrae" o “extremos del mundo” son considerados siempre lugares
extraordinarios y míticos por lo que de desconocido encierran. Hasta el
descubrimiento de América en el siglo XV, Canarias era el extremo occidental del
mundo conocido.
Canarias por tanto, participa de estos tres aspectos: es terreno insular, es montañoso y
fue en su momento extremo del mundo; de ahí, pues, su predisposición al mito.
100
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GERIÓN. Era un gigante de tres cabezas y tres cuerpos hasta la cintura, ya que hacia
las piernas sólo era un cuerpo. Vivía en la isla de Eritia 40, que estaba situada en el Océano,
más allá de las Columnas de Heracles, donde poseía muchos rebaños. Hesíodo hace la
primera versión de este mito.
Otra historia dice que era rey de España de cuya sangre brotó el árbol geroneo, que
produce la cereza sin pipa. Cronistas de Canarias también lo ubican en las Islas, pero el
holandés Schoo ha dicho, recientemente, que su nombre significa ‘hacerse oír’ o ‘el que
ruge’ e identifica al gigante con erupciones y volcanes, de ahí que se haya identificado a
Gerión con el Teide y su árbol con el drago y la saga de Gerión hay que hacerla derivar de
Tenerife. Pero la crítica coincide en ubicarlo en las profundidades de Cádiz.
39
Melkart era un dios parecido a Heracles, patrón de Tiro con un templo en la antigua Calir (Cádiz).
40
Eritea o Eritia.
101
Literatura latina
Campos Elíseos
Los Campos Elíseos y las Islas de los Bienaventurados aluden a un mismo concepto: al
lugar de residencia de determinados héroes y almas después de la muerte. Este es uno de
los tópicos que más relación van a tener con nuestras islas.
El Elíseo como lugar de retiro confortable en el que se suponía que gozaba de absoluta
felicidad todo aquel que lo habitase, que no llegaba la muerte y que no estaría situado ni en
el Hades ni en el Olimpo, sino en una región de la superficie de la tierra, hace su aparición en
la literatura occidental con Homero (en la Odisea).
Se ha utilizado esta expresión como morada de héroes (Menelao, Aquiles...), como
residencia de almas piadosas y justas, como "locus amoenus’ o pasaje ideal (de ahí la
conexión con nuestras islas).
102
Literatura latina
En el primer texto griego en que aparecen citados, los Campos Elíseos se ubican de
forma vaga e indefinida “en el extremo de la tierra’, en medio de las aguas del Océano. Esta
vaguedad del texto homérico motivó desde el principio toda clase de elucubraciones sobre
su localización. Los principales emplazamientos en los que se situaron fueron en Grecia,
Egipto, Occidente, la Luna y en las islas atlánticas. Algunos ven en este texto no sólo las
Canarias, sino también Madeira y Porto Santo.
103
Literatura latina
Campos Elíseos. Las características de este tipo de islas son: clima de eterna primavera,
extraordinaria riqueza forestal, gran fertilidad natural, enorme riqueza animal,
superabundancia de aguas, gran cantidad de minerales, una vida sin fatigas ni trabajos,
exenta de enfermedades y de la vejez a veces con elementos extraordinarios como ríos de
leche, cosechas de pan...
Islas Afortunadas
Hay algunos autores, en especial latinos, que citan unas islas atlánticas,
geográficamente situadas frente a la actual Mauritania, o a largo de la costa occidental
africana, que con cierta probabilidad puede referirse a cualquiera de los archipiélagos
atlánticos, como las Azores, Madeira, Canarias, Salvajes o Cabo Verde. Cualquiera de ellas, y
algunas no citadas, podría corresponder a las antiguas Islas Afortunadas citadas de las
fuentes antiguas.
El primer texto antiguo, y el más importante, y que con toda seguridad habla de
nuestras islas con la denominación de Afortunadas, es el de Plinio, (Historia Natural. VI, 199-
205.)Aquí tenemos la mención de algunas de ellas, como Junonia, Pluvialia, Capraria,
Ninguaria, Canaria, Ombrios, Convallis....A partir de entonces, muchos autores citan las islas
y la característica de todos ellos es la desfiguración que van sufriendo los nombres de cada
una de las islas hasta el punto de multiplicarse en relación con la primera serie ofrecida por
Plinio.
También es necesario incluir la posibilidad de que personajes de la historia hayan
podido venir por estos parajes. En general son tres las figuras que se suponen han venido a
estos lugares:
El almirante cartaginés Hannón, que hacia el 460 a.C. habría realizado un periplo
por la costa atlántica africana.
El romano Sertorio, que quiso retirarse a un lugar donde pudiera vivir en paz,
lejos de las guerras civiles.
Las expediciones de Juba, rey de Mauritania.
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Literatura latina
La Atlántida
Es un tema muy discutido y popular, ya que tiene como contenido la ancestral
aspiración de la humanidad a una tierra más feliz. Posiblemente no haya una leyenda más
misteriosa y romántica a la vez, que haya seducido la imaginación de tantas generaciones de
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Literatura latina
hombres como la Atlántida. Es una leyenda que cuenta con casi veinticuatro siglos de
existencia porque las primeras noticias de ella nos las ofrece Platón que nos habla de una
gran isla llamada Atlántida, más grande que Asia y Libia juntas, situada al otro lado de las
Columnas de Hércules, habitada por un pueblo poderoso y guerrero, que en un momento
dado invadió Europa y fue derrotado por los griegos al mando de los atenienses. Luego la isla
desapareció como consecuencia de un gran seísmo y fue tragada por el mar.
La teoría de la localización en el Atlántico ha sido sustentada con geólogos eminentes,
quienes han dado el nombre de la Atlántida a un hipotético continente que en sus tiempos
habría ocupado el Atlántico Norte del que quedarían como testigos las islas Azores, Madeira,
Canarias y Cabo Verde. Esta teoría se apoya en la naturaleza de los sedimentos paleozoicos y
en la distribución geográfica de los animales y plantas actuales y extinguidas. Han sido
también muchos historiadores canarios que han creído en una Atlántida canaria. Pero la
verdad que sólo es un mito.
Esta leyenda tiene XXIV siglo de antigüedad, ya que la primera vez que se menciona es
con Platón, ya que él hace referencia a este mito en dos obras suyas en el Timeo y Critias.
Desde que esta historia fue contada se han realizado diferentes reinterpretaciones, pero
destacan dos posturas principales; por un lado los que creen que el relato es una invención
de Platón y por lo tanto niegan su existencia; y por otro, los que creen su veracidad e
intentan resolver su enigma. Otras posturas son por ejemplo los que creen en la historicidad
del relato, es decir, una base real deformada por el paso del tiempo; o los que creen que es
una recopilación de leyendas y hechos históricos de distintos pueblos y épocas; los que la
identifican con América; o los que creen que Platón se lo inventó para exponer a la sociedad
su ciudad ideal.
Este tema despertó un gran interés en el mundo clásico ya que existen diversos
comentarios. Para Aristóteles fue una invención de Platón y para quitársela de encima tuvo
que hundirla. Para Crautor el relato era pura historia. Plinio habla de una Insula Atlantis.
Diodoro Sículo asocia a los atlantes con otros pueblos mitológicos como amazonas y
gorgonas. Plutarco en la Vida de Solón cuenta que Solón tenía la intención de escribir una
obra dedicada a contar la historia de la Atlántida y no lo hizo porque murió. En la Edad
Media también se sigue utilizando este mito.
Ha habido muchas teorías sobre la existencia de la Atlántida y cada uno de los
argumentos venía determinado por la formación del estudioso; para el geólogo, existe
106
Literatura latina
porque entre África y América hay islas volcánicas que se pueden tratar de restos de un
continente hundido. Para el zoólogo existe porque la fauna de las islas son muy parecidas, y
esto es sólo explicable si todas estas islas estuvieran juntas formando un continente. Para el
botánico existe porque hay plantas muy parecidas en todas las islas que formaría los restos
del continente. Para los antropólogos y etnólogos existe ya que los guanches serían los
descendientes de los atlantes. Los filólogos recurren al parecido entre las lenguas amerindias
y europeas, por ejemplo para los aztecas y los pueblos de América del Norte atl- significa
‘agua’, de ahí que la Atlántida fuera el ‘país en medio del agua’.
Hay dos tipos de atlantes:
Pueblo que vive en las faldas del Atlas. No son cultos, no ricos, ni civilizados.
Pueblo mítico de Platón. Diodoro Sículo dice que fue el primer pueblo al que
se enfrentaron las Amazonas siendo derrotadas. Era el país-cuna de los dioses.
San Borondón
Se ha defendido que tanto en la literatura griega como en la latina hay tres paraísos:
paraíso pasado, edad de oro; paraíso futuro, el más allá, el mundo mejor, la utopía; y el
paraíso presente, situado en el Atlántico asociado con el final del mundo. También, en otras
culturas, hay referencia de otros paraísos paraíso del Génesis; al de los hindúes 41; al de los
budistas42; en China, la Isla de los Inmortales; para la cultura Azteca, Taplayán, etc. El paraíso
se ha intentado ubicar en tres zonas distintas: al este en el Génesis, al oeste para los griegos
y en el cielo, influencia de la teoría de que el cielo es un duplicado de la tierra. También se ha
intentado ver la relación del paraíso con las Islas Canarias a partir de un texto de Isidoro de
Sevilla donde relaciona las Canarias con el paraíso. Juan Regulo lo ha argumentado por la
aparición del drago en el cuadro del Bosco El jardín de las delicias. Pero la relación más
estrecha es la de la Isla de San Borondón, que parte de una leyenda celta sobre el monje San
Brandán43, autor de un inrama o libro de viaje titulado Vita sancti Brendani o Navigatio
sancti Brendani, donde narra su viaje en busca del paraíso.
La leyenda posee tres versiones. La más clásica cuenta que el monje irlandés Brandán
recibe la visita de san Barinto que le habla sobre el paraíso terrenal que ha visitado. Es por
41
Bandana.
42
Tierra de la felicidad.
43
Brandán o Brendán o Brendana > Borondón.
107
Literatura latina
esto por lo que el monje sale en su busca acompañado de catorce monjes. Después de
cuarenta años llega a una isla, la Isla de las Delicias, tras haber atravesado por otras islas
como la de los carneros, la de los pájaros,... En esta isla pasa siete años y luego se vuelve a su
monasterio. No se menciona la isla de San Brandán pero posteriormente sí, tanto que llega a
aparecer en los mapas hasta 1492. Muchos testigos han visto esta isla, que sólo se puede ver
con una serie de condiciones atmosféricas, en Canarias e incluso se han dibujado mapas de
ella. Se han hecho diversas expediciones siendo la última en 1721. De esta isla destaca su
carácter flotante44, el tema de isla-ballena (San Brandán arriba a una isla para repostar que
se hunde al encender el fuego de las fogatas. Este es un tema del folclore tradicional muy
importante en la India, la isla-pez, que se traga a los hombres pero la narración continúa
dentro del animal. Estas leyendas fueron muy conocidas en la Edad Media y en el ámbito del
Islam, ya que aparece en el cuento de Simbad el marino y en Las mil y unas noches) y la
naturaleza fantasmagórica que siempre motivó problema y controversia, ya que es un
espejismo lo que hace ver la isla, un caso parecido ocurre en Japón. El nombre que el monje
da a las islas que se va encontrando por el camino ha sido motivo para identificarlas con las
Canarias45, por ejemplo la isla de los pájaros con Gran Canaria, la isla de los bosques con la
Gomera, la isla de los frutos color rojo con La Palma, la isla pedregosa e infernal con
Tenerife46, la de los montes escarpados con Lanzarote,...
La segunda variante es muy parecida a la primera sólo se diferencia de ésta porque el
protagonista no es un monje irlandés sino gaélico y quien revela que existe la isla es un
ángel.
La tercera versión es sajona, en este caso San Brandán está leyendo un libro que
cuenta cosas fantásticas y por ese motivo lo quema, por eso es castigado por Dios que le
manda a realizar su propio libro escribiendo sus vivencias fantásticas personales.
Pero esta no es la única isla mística insertada en el folklore canario ya que también se
encuentra la Isla de la Manteca en la Gomera.
44
El tema no es una invención ya que para los griegos Delos fue errante, flotante hasta que Apolo la hizo cede de
su templo.
45
Teoría de Correa Calderón.
46
No hay que olvidar que Tenerife significa „Tierra de fuego‟.
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ÍNDICE
PÁGINA
La historiografía …………………………………………………………………………………………………………… 34
La oratoria …………………………………………………………………………………………………………………… 55
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