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DE LA FILOSOFÍA
alrededor de él”
Osho
La historia de la física y la historia de la filosofía nos revelan la enorme dificultad que han
tenido los intelectuales para dilucidar la naturaleza del tiempo y del espacio. Unos sostienen
que son creaciones de la mente y otros que existen independientemente de esta. Por ello,
muchos han llegado a la conclusión de que es mejor darse a la tarea de especificar las
características de cada uno sin entrar a decir qué son en sí mismos porque, como se
entienden las cosas desde el relativismo pluralista característico del meme verde, toda
definición es relativa a un modelo conceptual o sistema filosófico y por ello nunca revela la
ding an sich1.
Tanto para la física aristotélica como para la física newtoniana el tiempo y el espacio eran
dos realidades separadas que constituían las condiciones necesarias para la existencia de
cualquier objeto, sujeto o proceso, por lo que tenían en común el hecho de existir
independientemente del hombre (era este quien existía en ellos). Además, podían ser (y
eran) observados en sí mismos, tal cual eran (algo que Einstein reevaluaría después). Pero
mientras la física de Aristóteles era por antonomasia cualitativa la de Newton era
cuantitativa2, por lo que en ella tiempo y espacio se podían cuantificar3 (y para la muestra
un botón: t = s / v y s = vt )4.
1
Sin ver que el mismo planteamiento pretende dilucidar la “cosa en sí” de todo juicio, cosa realmente
absurda.
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La cuantificación de la filosofía natural tuvo su origen en los planteamientos de Roger Bacon (siglo XII)
acerca de la importancia de los números para la precisión en la investigación.
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Con Herman Minkowski el tiempo y el espacio vuelven a ser realidades objetivas que
tienen existencia en sí mimas en donde el hombre y todo lo demás se hallan insertos, pero
con una nueva característica: uno y otro constituyen las dos caras de una misma moneda, el
continuo espacio-temporal. Como él mismo dijo: “A partir de ahora el espacio por sí mismo
y el tiempo por sí mismo están condenados a desvanecerse en meras sombras, y solamente
una especie de unión de los dos conservará la independencia” (citado por José Manuel
Sánchez Ron, 1983, p. 95.). Con base en este abordaje se hace explícita, en la física, una
característica del tiempo y del espacio que había solo ocupado a algunos filósofos del
pasado (como Zenón de Elea): la continuidad como característica esencial de la naturaleza
espacial y temporal.
Sin embargo, algunos planteamientos de la física cuántica (como la teoría de cuerdas o la,
ya olvidada, geometrodinámica cuántica) han establecido que a una distancia tan pequeña
como la longitud de Plank6 el espacio-tiempo es discontinuo (recordemos la famosa
“espuma cuántica” de Wheeler); que así como hay unidades mínimas de materia (quarks,
cuerdas, p-branas, de acuerdo con la hipótesis escogida) hay unidades elementales o
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Aunque estrictamente hablando lo que se cuantifica son las distancias entre objetos y los intervalos
temporales (o como se diría en relatividad, intervalos espacio-temporales), no el espacio y el tiempo en sí
mismos.
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Otra diferencia importante entre ambos era que para Aristóteles, en el espacio, había un “arriba”, un
“abajo”, una “izquierda” y una “derecha” absolutos. Entre ellos había una diferencia cualitativa, lo que hacía
del espacio algo heterotrópico. En cambio para Newton el espacio era isotrópico, es decir, igual por todas
partes, sin distinciones cualitativas. El “arriba” y el “abajo”, la “izquierda” y la “derecha”, eran relativas al
marco de referencia del observador.
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Para Kant el tiempo y el espacio no eran categorías a priori de la razón sino otras formas de a priori que
entraban en escena antes que las primeras para dar inicio a la organización de las sensaciones que se
producían durante la experiencia en el hombre. Las categorías a priori de la razón pura cumplían su papel
sobre el suelo establecido por estas formas a priori de la sensibilidad. En sus palabras: “…hay dos formas
puras de la intuición sensible, como principios del conocimiento a priori, saber: Espacio y Tiempo…” (Kant,
1787, p. 174).
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Aproximadamente 1.61624 x 10 cm.
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mínimas de espacio-tiempo. Y esta es una de las principales razones por las que la
relatividad general no ha podido integrarse a la física cuántica7.
Por otra parte, con la teoría especial y la teoría general de la relatividad el tiempo y el
espacio adquirieron nuevas características: el primero se dilataba y el segundo se contraía
por el incremento de la rapidez con la que nos estemos moviendo y por la magnitud de la
deformación que sobre ellos produce la presencia de masa y/o energía.
De acuerdo con Piaget, los objetos habitan en el espacio y evolucionan en el tiempo y por
ello, basándome en él y Réne Guénon, defino al espacio como el continuo extensivo en el
que habitan los holones de la creación y, al tiempo, como el continuo durativo en el que se
despliega la dinámica los mismos. Y si tenemos en cuenta la unión que de ambos hizo H.
Minkowski podemos definir al espacio-tiempo como el continuo extensivo-durativo en el
que habitan los holones de la existencia y se despliega de su dinámica10.
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Recordemos que para Newton y para la Estética Trascendental de Kant, el espacio estaba conformado por
puntos y el tiempo de instantes, como pensaba Euclides.
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Polisemia es un concepto acuñado por el Doctor Eduardo Lasprilla para designar aquellas palabras que se
caracterizan por tener más de un significado. Tiene como antónimo al concepto de monosemia, el cual ya
estaba presente en nuestra lengua.
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Los cuatro pasos son: definición, explicación, ilustración y aplicación.
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Por continuo durativo entiendo aquello en lo que se da el transcurrir y es inconsútil, pues con Kant quedó
totalmente claro, a pesar de sus equivocaciones, que el tiempo en sí mismo no transcurría, sino que lo
hacían los procesos en él: “…el Tiempo mismo no cambia, sino algo que existe en el Tiempo” (Kant, 1787, p.
191). y por continuo extensivo, aquello que si bien es inconsútil no permite el transcurrir, sino el habitar
(siguiendo a Piaget).
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Ahora bien, como Ken Wilber muestra genialmente en sus obras (principalmente El
Proyecto Atman, Después del Edén y Breve Historia de Todas Las Cosa),
aproximadamente, cada estructura cognoscitiva de consciencia se corresponde con una
modalidad temporal específica o con una ausencia de la misma. Y lo mismo podemos decir
del espacio. Así tenemos, grosso modo, que:
• Cuando nos encontramos atravesando las matrices perinatales básicas (fulcro 0), el
estadio pleromático y el estadio urobórico, del crecimiento (subface 1 del fulcro 1),
tenemos unas modalidades pretemporal y pre-espacial; es decir, no tenemos noción
del tiempo ni del espacio, somos inconscientes de ellos porque carecemos de las
estructuras conscienciales pertinentes.11
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El hecho de que los estadios prepersonales del desarrollo no sufran el tiempo como los estadios
personales, ha llevado a muchos a pensar que durante estos se vive en la transtemporalidad como en el
caso de los místicos perfectos. Un ejemplo de esto lo encontramos en Stanislav Grof, quien considera que
durante la primera matriz perinatal básica el feto está por encima del tiempo (y el espacio) En sus palabras:
“Las características básicas de esta experiencia son la trascendencia de la dicotomía sujeto-objeto……,
sentimientos de lo sagrado, trascendencia del espacio y del tiempo…….” Pero lo cierto es que el feto y el
infante están inmersos en el tiempo (como nosotros), sin ser conscientes de él, y los místicos perfectos lo
han superado e incluido (trascendido). Los primeros son pretemporales y los últimos, transtemporales, aún
cuando sean ambos atemporales (como aclara Wilber).
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Los estadios pleromático, urobórico, y tifónico se dan dentro de lo que Piaget llamó estadio
sensoriomotor y Aurobindo, sensoriofísico.
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La mente fantásmica es la mente que sólo produce imágenes. Los símbolos (lingüísticos) y los conceptos
son producidos por la mente representacional o preop (los primeros dominan la operatividad gnoseológica
del niño alrededor de los 2 a los 4 años y los segundos, alrededor de los 4 a los 7) (Wilber, 1996).
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• Con el conop (fulcro 4), el niño crea un concepto de espacio mucho más extenso de
lo que hasta ese momento se imaginó y, por primera vez, toma consciencia del
pasado y del futuro como opuestos. “… El niño puede construir….una serie o
secuencia de acontecimientos y comenzar, de ese modo, a establecer un mundo
temporal expandido [hacia atrás y hacia adelante]. De este modo, no sólo construye
una noción sólida de tiempo como un presente extendido de los objetos imaginados
(como ocurría en el estadio anterior), sino como un encadenamiento lineal de
representaciones abstractas, que abarcan desde el pasado hasta el futuro” (Wilber,
1980, p. 54). En este estadio el niño es capaz de suprimirse en el presente para no
repetir una experiencia desagradable del pasado y conseguir una agradable en el
futuro. Aparece la culpa (ligada al pasado) y la ansiedad (ligada al futuro). Es el
inicio del tiempo lineal.
• Con la visión lógica (fulcro 6) el individuo accede al nunc fluens de los cristianos o
presente inmediato vivo (Wilber) que “a diferencia de lo que ocurre en el caso del
ego corporal infantil, el individuo dispone también de la posibilidad de acceder al
mundo convencional de la realidad temporal expandida. Ya no se encuentra
circunscrito al momento presente sino que simplemente se limita a existir en él; ya
no ignora el tiempo histórico sino que ha dejado de estar atrapado en él (como
ocurre en el caso del ego). Así el tiempo del tifón es presecuencial mientras que el
del centauro, en cambio, es transecuencial; el primero desconoce el tiempo lineal
mientras que el segundo lo trasciende” (Wilber, 1980, p.107)14. La visión lógica
permite ver cómo la imaginación del futuro y el recuerdo del pasado se dan en el
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Considero que el nun fluens constituye el primer contacto vivencial plenamente autoconsciente del
hombre con el tiempo presente ya que el contacto que desde el tifón-axial se tiene con él es prepersonal e
inconsciente.
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presente; como las percepciones y las acciones siempre se dan “aquí y ahora”. “El
ego corporal infantil solo es capaz de ver el presente, mientras que el centauro, en
cambio, ve la totalidad del tiempo desde el presente” (Wilber, 1980, p. 109). Su
modalidad espacial sufre una gran transformación: en el espacio ya no sólo existen
los holones que con los sentidos se captan (fisiosfera), también los holones
emocionales (biosfera) y mentales (noosfera). Es decir, por primera vez el individuo
cuenta con el nivel para legitimar con solidez sus reinos interior e interno dejando
atrás la duda (confusión) en que las ciencias (simples y complejas) están: “¿Son los
pensamientos y los sentimientos epifenómenos de la materia?”, “¿emergen los
pensamientos y las emociones apartir de las relaciones que se dan entre los
componentes de la corteza y los componentes del sistema límbico?” o ¿son las
emociones complejos movimientos viscerales (James y Lange)?15
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Y la prueba de que las ciencias de la complejidad no están exentas de esto es que Wilber se dio a la tarea
de establecer su modelo integral (y no complejo) de “All Quadrants, All Levels”, para legitimar la existencia,
en filosofía, de la biosfera, la noosfera y la teosfera (los holones de “la mano izquierda”).
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Por ejemplo, el sabio subroga y controla sus pensamientos pero no puede hacer lo mismo con sus
emociones (biosfera), por lo que estas pueden sacarlo del “aquí y ahora” al perturbar su ataraxia. Lo mismo
podemos decir del santo respecto de sus pulsiones (fisiosfera).
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De las modalidades temporales establecidas solo las del tifón-axial, la visión lógica y los
fulcros 7,8 y 9, son tiempos reales. Todos estas modalidades no son más que la precepción
directa del tiempo desde lo que cada nivel puede aportar: así, el ego corporal está obligado
a percibirlo de forma presecuencial y fugaz por su escaso desarrollo; el humano, solo puede
captarlo como nunc fluenz por constituir la interfase entre lo infrahumano y lo divino pero
teniendo acceso al tiempo lineal a voluntad; y los místicos no perfectos lo percibirán de
forma permanente y directa de acuerdo con las estructuras meditativas alcanzadas. Con el
tifón-imagen inicia la salida ilusoria del hombre del presente temporal17 para entrar a lo que
no existe todavía (futuro), primero, y luego a lo que ya dejó de existir (pasado).
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Y digo temporal porque del eterno (nunc stans) salió cuando su alma se desgajó del absoluto e
involucionó, por la transgresión ancestral cometida (pecado original).
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BIBLIOGRAFÍA
10- Lozano Leyva, M (2007): De Arquímides a Einstein: los diez experimentos más
bellos de la física. Barcelona: Debolsillo
12- Lozano, J. M. (2005) Cómo acercarse…. ¿a la Física? (2º edición) Mexico. Limusa.
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19- Stewart, M. (2002) La Verdad Sobre Todo: Una irreverente Historia de la filosofía
con ilustraciones. Madrid: Santillana.
27- Wilber, K. (1991) Cuestiones Cuánticas: Escritos místicos de los físicos más
famosos. Barcelona: Kairós.
28- Wilber, K. (1991) Los Tres Ojos del Conocimiento. Madrid: kairós.
31- Wilber, K. (1998) El Ojo del Espíritu. Una visión integral de un mundo que está
enloqueciendo. Madrid: Kairós.
34- Zukav, G. (1991) La Danza de los Maestros del Wu Li. Barcelona: Olaza and Janes.