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Filosofía Humanista

Universidad Kino
Lic. Juan Carlos Baena
5.5. Condiciones existenciales de la persona humana

5.5.1. Condición sexuada.

La relación con el otro se hace viable en el espacio-tiempo, en virtud de la


corporalidad, de tal manera que la corporalidad es el supuesto necesario del encuentro
personal. La condición sexuada de la persona, es la forma de expresión de la
corporalidad en la relación con el otro se concretiza en el ser hombre o mujer, en lo
cual se patentiza, se hace actual, la alteridad.

La sexualidad es la forma como la persona se instala en la vida, es el factor


constituyente y determinante de la realidad humana, la cual posee una función
biológica, además de que lo instala en la realidad de manera particular y concreta. Por
tanto la sexualidad, no se reduce a la pura genitalidad sino que es la manera como se
expresa la corporalidad misma, la alteridad y la mismidad. De ahí que la sexualidad se
convierte en un dinamismo para el desarrollo de la persona.

5.5.2. Condición social: la sociabilidad del hombre

En virtud de su corporalidad, el ser humano, está en una situación particular, él


surge desde lo que no es él mismo (progenitores) y con lo que no es él mismo (familia),
está condición es fundamental en el surgimiento de la mismidad y la alteridad, pues
más que una situación individual, es una co-situación una con-vivencia, pues antes que
el individuo tenga una vivencia de los otros como otros, los demás (otras personas), ya
han intervenido en mi vida, piénsese en la madre que cría a su hijo, el niño antes de
tener conciencia de sí mismo como un “Yo”, el se siente uno mismo con su madre, de
tal manera que los padres (y en cualquier caso, la sociedad) intervienen o configuran la
vida del individuo antes que se configure la mismidad y alteridad.

El hombre, por necesidad biológica, va al encuentro con los demás, pero este
encuentro depende de que los demás acudan a él. De tal manera que los que vienen
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realmente al encuentro son los otros. Así, la vida es primeramente socorrencia, pues se
está vertido indigentemente a los otros, pues son aquellos los que solamente pueden
socorrerme. Es decir, la persona en virtud de su ser, corporal y espiritual, no acude en
primera instancia hacia los otros, sino que necesita de los otros para estar en condición
de ejercer su ser personal, por tanto necesita del socorro de los otros seres humanos.

Por tanto, sociedad humana es la que configura a la persona, pues la necesidad o


socorrencia y la intervención de los otros antes del desarrollo la alteridad, instalando al
ser humano en una condición concreta, el ser un ser irremediablemente social. El
hombre no puede sustraerse a esta condición de estar configurado por los otros y con
los otros, de tal manera que la sociedad es una condición necesaria para el desarrollo
de la persona, no como un sobre añadido sino como un elemento fundamental de la
persona humana.

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