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Prospectiva y Previsión

SOBRE LA CULTURA GERENCIAL, LA RETÓRICA Y EL PODER EN VENEZUELA

Durante los últimos diez años no sólo a nivel político ha habido cambios importantes, también ha
ocurrido con el propio comportamiento del venezolano, es bien evidente como la polarización se ha
enraizado en el modo de vida, con sólo escuchar a cualquier persona se nota el cambio. Hace unos
treinta años únicamente en ambientes de taberna se manejaba un lenguaje carcelario, hoy es
común ver desde niños, jóvenes, adultos y ancianos utilizando una jerga donde predominan
improperios e insultos, resulta imposible sostener una discusión entre adversarios sin alguna
ofensa.

¿Esta retórica se limitará solo al ámbito político? Pensamos que no, desde los años setenta hasta el
presente he estado cerca de las pequeñas y medianas empresas venezolanas, puedo decir que esa
cultura también se ha propagado en ese medio gerencial. Este entorno empresarial está en
transición desde comienzos de los noventa, donde los fundadores cedieron sus funciones directivas
a otra generación. El relevo no es fácil:

1. Muchos de los fundadores crearon sus empresas “viniendo de abajo” fueron operarios,
choferes, empleados que con mucha disciplina, sin modificar mucho su estilo de vida, ni la
intensidad con que realizaban su trabajo se transformaron en exitosos emprendedores. Si
el relevo generacional paso su existencia en la comodidad, es inminente una crisis
generacional, más si creen que el éxito depende de los recursos materiales y financieros,
sin darse cuenta que el emprendedor no tiene descanso y que una empresa hoy en día
depende más en su valor de la capacidad generadora de riqueza que de las posesiones;
2. Venezuela es un país de tradición institucional laxa, la ejecución eficiente y eficaz de una
actividad, programa o proyecto, depende más de las capacidades derivadas del poder que
de la autoridad. Entiéndase que el sentido que aquí damos a la palabra “autoridad” tiene
que ver con las condiciones éticas, el talento humano, naturaleza emprendedora y
sabiduría de un líder. Poder en cambio guarda relación con los recursos que posee una
persona, más allá del talento y la ética para imponer sus criterios sobre la base del cargo
que ejerce, como se dice en Venezuela “Jefe es jefe aunque tenga cochochos”, no importa
quien sea con tal que mande. Es así que el autoritarismo es también la norma en la
empresa venezolana, expresiones como esta lo ilustran: “Esto era para ayer”, “Estás de
vacaciones o trabajando”, “Ese es tu problema”, “es si o si”. Se escucha decir: “pero es en
esas organizaciones donde hay éxito”, pienso que resulta en lo inmediato pero no todo el
tiempo;
3. El que este sea un país petrolero donde priva el momento, la volatilidad, de manera que los
precios suben desde 7 dólares por barril en 1997 hasta 109 dólares en el 2008, y luego caen
a 35 dólares en el mismo 2008, pareciera que no da el tiempo para serenarse y mantener
planes más allá de un horizonte de 10 años, en un país donde mínimo transcurren seis años
para crear una empresa, todo se convierte en un hay que recuperar con creces (de ser
posible antes de que se vaya a invertir). Los instantes, el corto plazo, son tan breves que el
factor clave es la retórica, no los hechos, es el terreno de la eterna promesa futura, más
que emprendedores tenemos mercaderes, y el negocio mejor para un mercader es el de la
política, porque como político se está cerca de donde hay, en un país donde el Estado es el
dueño de hecho de todo;

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4. La retórica manejada del modo que hemos mencionado conduce al imperio de la falacia, de
la inconsistencia. Una revisión de las declaraciones de personas públicas en los medios
inmediatamente nos remite a lo antes dicho: un funcionario con más de 14 años al frente
de una institución afirma luego de salir y en apoyo a su sucesor en un proceso electoral;
“en tres meses yo resuelvo los problemas sin recursos”, o bien “no habrá luego de mi
gestión un niño más en la calle” y pasa el decenio y la ocurrencia es: “no hemos podido
pues la anterior administración no nos deja”. Es esta la norma en nuestro país, y tanto lo es
que pareciera que se logra más respeto mientras más grande sea la exageración, siempre
habrá un recurso que justifique el lenguaje: “mira eso lo dije en otro contexto”, “las cosas
cambiaron y no puedo”, “es una manipulación mediática”, “eso no lo dije en serio”;
5. Donde todo transcurre en medio de buenas intenciones, en nuestro país es un orgullo
poseer la constitución y las leyes más avanzadas del mundo, los Gobernantes están
obligados a lograr la mayor suma de felicidad para los venezolanos. El problema radica en
que para repartir primero hay que producir, si el Gobierno honrara todas sus deudas
laborales, cumpliera con las normas ambientales y de seguridad laboral estaría quebrado al
día siguiente. Igualmente, si la gente, las empresas cumpliéramos con todo lo que
prometemos muy probablemente nos hubiéramos ganado el cielo porque hace tiempo nos
hubiéramos muerto de hambre y al lado de Pedro estaríamos. Todo es paradójico en
nuestra tierra, hasta el más humilde venezolano en su rancho se esmera de manera
extrema por mantener la limpieza, pero en cualquier fin de semana, sin excepción de clase
social eyectan cualquier clase de desechos y basura sobre las carreteras al regreso de las
playas;
6. Las leyes, las normas, los reglamentos, están sujetos a las reglas del poder, en cualquier
instancia sea una alcaldía, una gobernación, una Universidad, la interpretación no depende
de las pruebas, depende de la relación de poder. Es fácil perder la legitimidad pues las
leyes, normas, reglamentos son tan exigentes que colocan al ciudadano en una condición
de delito técnicamente inevitable. Por otra parte, se crean incentivos perversos, pues más
retorno de una situación laboral, sea la que sea, tiene un trabajador que al amparo de la
ley, la utiliza en su favor que el trabajador esmerado en realizar bien su tarea, pues la
remuneración no se sujeta a la productividad sino a la relación de poder, y más gana quien
menos haga.

Estas notas no deben hacer sentir mal a quien las lee, si el retrato aquí presente no le corresponde,
Usted no pertenece a la mayoría y su esperanza no la pierda, practique con el ejemplo porque
estamos urgidos del mismo. A pesar de todo tenemos a Gustavo Adolfo Dudamel, a Johan Santana,
a organizaciones como la Orquesta Sinfónica de Venezuela y a organizaciones privadas que agregan
mucho valor social, que comparten el éxito con su gente y que cuentan con una lealtad sin límites
de su gente (como se demostró recientemente en una empresa en Calabozo), en fin a mucha gente
anónima que trabaja por diez. Este fenómeno hay que estudiarlo seriamente, más allá de estas
opiniones.

Francisco J Contreras M
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