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Mientras tanto quisiera hacer una pequeña aclaración acerca de nuestra manera
de calificar esta materia. Como todo, también el sistema de calificación ha sufrido una
terrible inflación, y esto no es bueno, especialmente para los estudiantes. El tener un
diez regalado puede dar alegría al principio, pero eso no significa una honesta
evaluación de lo presentado por el estudiante. De modo que sería muy saludable que
tuvieran una honesta evaluación de su trabajo, porque eso les va a servir para saber más
o menos exactamente cuál es su situación. Por eso hemos pensado un sistema de
evaluación que es el siguiente. Antes quiero hacer un paréntesis y comentarles que a
partir de la próxima voy a venir puntualmente cinco y cuarto. Nuestro contrato es de
una hora y media de reloj (tres cuartos de hora cada una); y me voy a retirar siete menos
cuarto, para que tengan tiempo de acomodarse, etc.
Les decía que nuestro método de evaluación será el siguiente: si en los exámenes
Parciales o Finales alguien da una respuesta satisfactoria, le vamos a poner un 4
(cuatro). Si da una respuesta buena, vamos a pasar a 5 (cinco) ó 6 (seis). Seis es la
nomenclatura oficial de la Facultad, y quiere decir “Bueno”. De ahí en adelante será
según el mérito. El 8 (ocho) va a ser para quien verdaderamente se haya “distinguido”;
tal como se denomina la nota en la nomenclatura oficial de la Facultad, es decir: alguien
que sobrepase el promedio. Sólo ese va a poder aspirar a un ocho. Y bueno, si por ahí
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aparece un Cassirer, o un Bergman Cohen, o alguno por el estilo, recién entonces le
pondremos un diez. Espero que esto quede más o menos claro para evitar decepciones.
Pienso que va a ser útil también para ustedes, para que tengan una honesta evaluación y
no solamente una palmada en la espalda, que es lo que habitualmente acontece.
Estudiante: Quiero hacerle una pregunta respecto a la evaluación. ¿Van a ser dos
Parciales...?
Profesor: Van a ser dos Parciales presenciales y un Examen Final oral. Todo de
acuerdo con la común reglamentación del Departamento de Filosofía. No hemos
introducido ninguna variante. Los Parciales se tomarán en las clases de Trabajo
Práctico.
Quiero recomendarles además, algo que ha dado muy buenos resultados para
una buena cursada. Aunque no parezca, todos somos seres humanos – aunque algunos
discuten esto. Esto quiere decir que entre nuestras limitaciones está que no se puede dar
toda la riqueza de la Filosofía Moderna en un cuatrimestre. Los verdaderos filósofos
modernos necesitaron dos siglos y medio para desplegar tanta riqueza. Nosotros vamos
a dar seis filósofos, que son los que no pueden ignorar en su ulterior carrera. Pero para
subsanar este brutal recorte, vamos a pedir – como lo dice el Programa- que lean algún
Manual específico de la Filosofía Moderna. Algunos los hemos sugerido, pero puede ser
cualquier Manual decente de Historia de la Filosofía Moderna. En todo momento vamos
a presuponer el conocimiento de estos autores que no vamos a poder ver aquí. Es decir,
vamos a presuponer que ustedes no sólo saben las pocas cosas que vamos a poder decir
aquí, sino que también conocen otros autores, y que los conocen a través de ese Manual
que habrán leído. Si alguno recursa recordará que el Manual que usan los profesionales
en el mundo es el del alemán Ueberweg, donde se supone que está todo. Insisto en que
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la lectura de un manual está presupuesta como obligatoria si se quiere, para un buen
rendimiento de la Filosofía Moderna.
Da lo mismo cualquier Manual que tome desde el año 1600 hasta 1850
aproximadamente. Un Manual que también traiga autores menores, es decir, que puedan
tener una idea de quiénes fueron Berkeley, Locke, Wolf, etc.; y que aquí no los
podemos tratar porque son muchísimos.
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Estudiante: En las comisiones de Prácticos ¿se van a ver algunos de estos
autores?
campus.filo.uba.ar
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Así como está escrito (sin la “w”). Van a acceder a la página principal donde van
a encontrar diferentes materiales de: capacitación, informativos, explicativos; que dan
más detalle sobre el proyecto, sobre la forma de utilización y sobre el potencial que
tiene. Y además, en el menú “entrar”, hay un enlace que dice “comience ahora
creando una cuenta”. Hacen click allí: les va a aparecer un formulario donde tienen que
ingresar el nombre y apellido con el que están inscriptos en la materia; y una dirección
de correo válida para que les llegue el mensaje de confirmación. Les va a pedir que
vuelvan a repetir la dirección de e-mail. Deben colocar la localidad y el país donde
viven. Después tienen que poner dos datos que van a utilizar siempre que ingresen al
campus: el nombre de usuario, que va a estar compuesto por el código del país emisor
del DNI (54, para Argentina) más el número de DNI sin dejar espacios, por ejemplo
sería: 5433985367. Ese va a ser su nombre de usuario. Y una contraseña personal de
cinco caracteres que ustedes recuerden, después, si quieren, la pueden cambiar. Una vez
colocados todos estos datos, clikean “enviar”, y más tarde les va a aparecer en la casilla
de correo especificada, un mensaje de bienvenida que pide la reconfirmación de los
datos: usuario y contraseña.
Estudiante: Los que teníamos nombre de usuario con inicial y apellido como era
antes, ¿cómo debemos hacer?
Lic. Neira: Por ahora, continúan entrando con los datos anteriores. Cuando
podamos cambiar a todos los usuarios a la nueva modalidad, les vamos a avisar. Pero
por ahora siguen como estaban.
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de cada materia se pone una sola vez, a partir de eso ya son reconocidos como alumnos
de esa materia. Cuando hayan ingresado a la materia van a ver que están los contenidos,
y otras cuestiones que habrán diseñado sus profesores, que son quienes les van a contar
lo que hayan ingresado a ese espacio. Ustedes van a tener que seleccionar la Comisión
de Práctico a la que hayan decidido asistir. Para esto, en la página de la materia hay un
enlace que dice “inscripción (o selección) de Prácticos”; ingresan allí y se van a
encontrar con las opciones de los horarios disponibles. Hacen un click en la que quieran
inscribirse, y les va a aparecer un mensaje de esa Comisión. Para dar tiempo a quienes
todavía no están inscriptos en el campus pusimos un plazo para la inscripción a
Comisiones de Prácticos que va a estar abierto desde el día 8 de Agosto a las 8hs. (ocho
horas) hasta el día 13 de Agosto a las cero horas (0hs).
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Lic. Neira: Sí. Primero te tenés que inscribir al Campus, buscar la materia, para
luego poder acceder e inscribirte en las Comisiones.
Lic. Neira: Una vez completa la Comisión que hayan elegido, les va a aparecer
una leyenda que dice algo así como que “ya no tiene posibilidades de inscripción, o que
no hay más cupo en esa comisión, o que no pueden seleccionar esa opción”.
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Lic. Neira: En el caso de que alguno no tenga todavía una cuenta de correo, o
bien quiera tener una cuenta @filo.uba.ar, pueden solicitar una en el Aula 143. Ese aula
está abierta de lunes a viernes de 9hs.-23hs. También allí disponemos de PC por si
ustedes necesitan ingresar a Internet o hacer algún trabajo. Pueden utilizarlas libremente
en los horarios en que no haya clases - no se olviden que es el Laboratorio de
Informática. En la puerta hay un cartel que indica cuáles son los horarios disponibles-
lamentablemente no son muchos-, pero puede ser una información interesante para
quienes no la tenían.
Les dejo unos impresos de lo que acabamos de charlar, para los que atrás no
escucharon, o para algún compañero que lo necesite. Bueno, si no hay más preguntas,
los dejo con los profesores. Gracias.
Profesor Caimi: Creo que es un gran avance para todos y seguramente va a ser
más real nuestra comunicación, porque si no se hacía muy difícil.
Aprovechando que está el Lic. Mendoza Hurtado, me gustaría que respondiera a
la pregunta que habían planteado antes acerca de la organización temática de las
Comisiones.
Lic. Mendoza Hurtado: Los siguientes son los horarios de todas las comisiones
y los temas que van a ver en cada una:
Prof. Caimi: Me alegra que hayan conocido al Prof. Mendoza Hurtado porque
va a ser él quien va a darles toda la parte correspondiente a Hegel.
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Vean que hay un tema común a todos los Prácticos y es la “Deducción
Trascendental” de 1787, probablemente uno de los textos más difíciles de toda la
filosofía moderna, por eso lo hemos privilegiado.
“...
Mas, ¿qué mucho que yo perdido ande
tras engaño tal, pues que sabemos
que nos engaña igual Naturaleza?
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porque sólo eso está al alcance directo del que conoce, y sólo eso es matematizable,
medible, y puede ser objeto de ciencia y no de especulación.
Mientras que el conocimiento de las esencias está librado a la habilidad
dialéctica de quien puede razonar acerca de las esencias- porque nadie ha visto jamás
una esencia, por lo menos en estado de vigilia. Vamos a ver ahora que la naturaleza nos
engaña igual. Estudiar la naturaleza es justamente estudiar las apariencias. La naturaleza
es la que nos propone este problema en términos de “apariencia”; y el Soneto lo muestra
con una precisión que en el terreno filosófico va a requerir muchísimo más trabajo:
“pues este cielo azul que todos vemos, ni es cielo ni es azul...” ¿Qué quiere decir?
Hasta Copérnico se tenía como sistema cosmológico aquél heredado de los clásicos,
según el cual la tierra era un disco plano recubierto por cincuenta y cinco esferas
concéntricas que tenían fijos los astros en ellas. Esferas que encerraban como otras
cáscaras de huevo, ese disco plano que era la tierra, y eso era lo que se entendía por
“cielo”.
Hacía 1553 esa creencia se rompe, y ese cielo que era una bóveda, ahora se ha
transformado, por obra de Copérnico, en el espacio infinito: no es cielo, pero tampoco
es azul, porque como vamos a ver en Galileo y Locke entre otros, las apariencias
sensoriales son nada más que meras apariencias. Por ejemplo, el color de las cosas es
nada más que cualidades que no pertenecen a las cosas mismas, sino que se generan en
nosotros a través de nuestros órganos sensoriales. Cuando vemos el verde del pizarrón,
o cuando vemos el cielo azul, en realidad es el efecto del movimiento de ciertas
partículas que hieren nuestra retina y producen “en la retina” esa sensación del “azul”.
Pero ese azul no está en la cosa, sino que depende de la constitución de nuestros
órganos sensoriales. Cuando las estudiamos empíricamente, vamos a llamar
“cualidades” de las cosas a esta manera de ser de una cooperación de ciertos estímulos
con nuestros órganos sensoriales, y las que vamos a llamar “cualidades secundarias”, y
vamos a dejarlas de lado en la mayor parte de nuestro trabajo de conocimiento.
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Soneto es de fines del siglo XVI, y la Meditaciones son de 1641; y casi toda la Sexta
Meditación está entregada al trabajo de justificar que el cielo es azul.
Los hermanos Argensola agregan ese suspiro premonitorio. Premonitorio del
Barroco, ellos están escribiendo en el Renacimiento y sin embargo irrumpe esa
melancolía por el duelo de ese mundo medieval perdido. Un mundo medieval perdido
para siempre, un mundo limitado, ordenado. Alguien dijo alguna vez que la
característica más resaltante del mundo medieval era el límite. El hombre medieval
necesitaba ese límite para sentirse cómodo dentro de él, encerrado dentro de esas
cincuenta y cinco esferas, abrigado y calentito. Tenía una situación clara con respecto a
lo geográfico, pero también con respecto a lo que estaba más allá de lo visible. Esta
limitación le daba tranquilidad porque estaba en su lugar.
Este es el motivo de la queja de los hermanos Argensola: “lástima grande que no
sea verdad tanta belleza”. Este es el contenido general de la filosofía moderna. Ahora lo
vamos a ver con más cuidado.
Todavía tendríamos que introducir otra cuestión que es: esa materia filosófica se
podría entender en su estructura lógica, general, etc.; pero bueno, les tocó esta cátedra y
no voy a hacer eso. Hay que entenderla también en relación con algunos elementos de
su contexto. No es esa la manera más anglosajona de hacer las cosas, ellos, los
anglosajones, se concentran más en cuál es la estructura lógica de la argumentación, y
cuál debió haber sido. Nosotros vamos a tratar de entender a esos señores que estaban
escribiendo en aquellas épocas, en circunstancias bastante terribles, y vamos a tratar de
entender qué es lo que ellos vieron. Porque ellos eran mejores filósofos que nosotros –
por lo menos mejores que yo –, y por lo tanto tenemos mucho que aprender de ellos
antes de ponernos a ver donde está la equivocación lógica que cometieron. “Aprender”
quiere decir tratar de ver primero qué es lo que ellos están tratando de transmitir con sus
obras. Para eso tenemos que ver también dónde estaban, qué es lo que los motivaba a
escribir; y para eso creo que es imprescindible tener en cuenta algunos elementos de la
historia de la época. En primer lugar el descubrimiento de América.
Decía Mark Twain:
“Fue maravilloso descubrir Maguncia, pero más maravilloso habría sido pasar
de largo.”
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Lo decía en vista de cómo fueron después las cosas. Pero, bueno, se descubrió
América y vino a confirmar de una manera innegable la redondez de la tierra, a
confirmar que de verdad se habían roto las cincuenta y cinco esferas, y que estábamos
en un mundo que flotaba de una manera misteriosa en un espacio que no se sabía cómo
se sostenía. –Incluso me he enterado últimamente que la tierra no gira, en realidad,
alrededor del sol, sino que corre en un movimiento rectilíneo y siempre en la misma
dirección, sólo que el espacio por donde corre es curvo porque el sol con su gravedad
genera una especie de curvatura en el espacio, o algo así; no sé explicarlo bien, pero
bueno, nos referíamos a lo que se descubre en aquel momento.
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Para ilustrar esto les traje una página de Copérnico. Este autor es de
principios del siglo XVI. Es un astrónomo polaco que, en realidad, era sacerdote
y médico, pero se dedicaba fundamentalmente a la astronomía. Era profesor en la
Universidad de Padua. Escribió un libro que se llamaba Acerca de las
revoluciones de los cuerpos celestes. Este libro lo escribió para él: era un hombre
muy modesto (para que vean de qué sirve aquello de “Publicar o morir”).
Copérnico se escribió su libro, lo guardó en su escritorio y se lo mostraba a los
amigos. Durante 36 años fue un manuscrito, hasta que los amigos le dijeron que
debía publicarlo de una buena vez. Copérnico publica su libro en 1543: pocos
días antes de su muerte le dieron el ejemplar de su obra. Probablemente tuvo
suerte de morir en ese momento porque al poco tiempo el libro se declaró
herético y prohibido y hubo una gran cantidad de personas que murieron por él.
En el prólogo de este libro (que la gente muy sofisticada le dice De
revolutionibus corporus caulestium, su titulo original en latín) está esta
extraordinaria pagina que voy a citar. La traducción no es mía: es una vieja
traducción española que tiene también un lindo estilo literario.
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y por las oscilaciones de su eje; que, en fin, el movimiento de todos los planetas
da origen a un doble orden de fenómenos que es esencial distinguir, derivados
unos del movimiento de la tierra y otros de la revolución de esos planetas
alrededor del Sol. No dudo que los matemáticos aceptarán mi opinión si se
toman la molestia de conocer, no sólo superficialmente, sino de una manera
profunda, las demostraciones que daré en esta obra.”
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creador bueno y omnipotente hizo todos los mundos que podrían darse. Y desde
nuestro punto de vista, lo que vemos sólo es una perspectiva, que puede ser muy
diferente de la que pueden tener habitantes de otros mundos que también tendrán
la vana presunción de pensar que el mundo de ellos es el centro, así como antes
nosotros pensábamos que el centro era el nuestro. Bruno escribe un poema que
puso como prefacio a ese dialogo, que es un extraño poema simbólico. En este
dice algo así como: “Soy un ave que extiende sus alas y se lanza a volar por el
cielo sin temor de chocar con ningún cristal que frene el vuelo” Sin temor de
chocar con ninguna de las esferas transparentes del mundo aristotélico, porque
ese ya no es el cielo. Para Bruno este echarse a volar es una ocasión de jubilo.
Claro que esto chocaba con muchísimas cosas que eran imprescindibles para el
orden mental de la gente; esto afectó muchísimo a la gente. Bruno termina con
una serie de historias feísimas (tan feas que parecen argentinas) de traiciones,
acusado ante la inquisición en Venecia y quemado vivo.
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En realidad estoy mezclando algunas cosas: la infalibilidad del Papa
es rechazada. Esto proviene de la idea de que lo que es dicho ex cathedra
apostolorum (desde la silla de los apóstoles, es decir, desde el trono papal) era
verdad en el sentido teológico. La otra cuestión es que la lectura e interpretación
de los textos bíblicos debía responder a una interpretación autorizada por la
Iglesia que, naturalmente, era de los doctores de la Iglesia; había una mediación
entre la lectura del texto sagrado y su interpretación El libre examen es el
examen directo del texto bíblico librado a la interpretación de cada cual. Esto da
lugar a dos hechos extraordinarios que tienen también su cola de consecuencias
más adelante. Uno es la traducción de la Biblia a las lenguas modernas: Lutero
hace con esa traducción una especie de trabajo semejante al que hace Dante con
La Divina comedia, es decir, la institución de la lengua alemana literaria.
Curiosamente hay una traducción española de la misma época hecha por Cipriano
de Valera, que es un modelo de estilo literario renacentista, también del siglo
XVI. Esta traducción da paso a una valorización de las lenguas naturales o
nacionales que, hacia mediados del siglo XVIII, tiene como consecuencia que la
universidad también adopta las lenguas nacionales como lengua de la cátedra. Si
no fuera así estaríamos hablando ahora en latín
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Pero no solamente la cuestión literaria o lingüística es el factor que hace
importante a Lutero y a su reforma sino que hay muchísimas otras cosas. Por
ejemplo, el libre examen es, en el fondo una valorización de la razón de cada
cual. Cada cual está solo ante el texto, munido de su razón personal, de la luz
natural que pueda generar, y ese es la manera correcta de entender la Biblia. Es
decir, la razón individual no está atada a una autoridad que pudiera darle la línea,
sino que, armada con un método, puede proceder sola. Miren lo que dice un autor
de la época: Galileo. Galileo es un seguidor de Copérnico pero, además, sigue su
propio camino que no es estrictamente filosófico sino científico. Galileo es,
fundamentalmente, un físico, un estudioso de la naturaleza, pero en ese momento
todavía no se había desprendido la física de la filosofía. Se encierra todo en el
nombre de “Filosofía de la naturaleza”. Galileo aprovecha toda esta enorme
corriente que estamos tratando de mostrar, que dice que el cielo ya no es cielo,
que se rompió la centralidad de la tierra, que el espacio ya no es cualitativamente
diferenciado sino que es infinito y homogéneo, la matemática puede aplicarse
con ventaja al conocimiento...Galileo toma todo eso y desarrolla un método de
conocimiento general que sienta las bases de la ciencia moderna y, en cierto
modo, perdura hasta ahora. Este es el método de matematización del experimento
que veremos después. Galileo dice que es necesario de principio esta confianza
en la razón y sobre todo, en la razón matemática. Hay un libro de Galileo que se
llama Il saggiatore, el que hace ensayos, en el sentido de ensayos, por ejemplo,
que se hacen para saber si el oro es puro...etc. Este libro está escrito para
responder a otro libro del jesuita Horazio Grassi, que, a su vez, había escrito un
libro contra un libro de Galileo. Galileo escribe Il saggiatore como un trabajo
polémico contra Grassi (este usa en su libro contra Galileo, el seudónimo Lotario
Sarsi). Cito a Galileo:
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Señor Sarsi, la cosa no es así. La filosofía está escrita en este grandísimo libro
que continuamente tenemos abierto a los ojos, quiero decir, el universo. Pero no
se lo puede entender si no se aprende primero la lengua y a conocer las letras
con las cuales está escrito. está escrito en lengua matemática y los caracteres
son triángulos, círculos y otras figuras geométricas que son medios sin los
cuales es imposible humanamente entender ni una sola palabra, porque sin estos
es como girar vanamente por un oscuro laberinto.”
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Profesor: Parece que mi aviso publicitario surtió efecto. La traducción está
editada en Colihue.
Azul
Rojo
No me acuerdo si son exactamente los dibujos que hace en las Reglas para
la dirección de la mente (Regulae ad directionem ingenii), pero hace unos
dibujos parecidos. Sostiene que se pueden geometrizar las cualidades de esa
manera. Galileo dice justamente que el azul del cielo, lo cualitativo que parece
escapar a la matemática de lo extenso (a la geometría), no es nada más que
materia, número de corpúsculos y movimiento de corpúsculos. No hay en la
naturaleza otra cosa que eso: las cualidades sensibles de las cosas que hay (luz,
color, sonido, sabor, etc), lo que estudiaban fundamentalmente los medievales al
hacer esa ciencia de la clasificación, son afecciones de nuestros sentidos pero no
son propiedades que los cuerpos. En la materia no hay otra cosa que figura,
cantidad, situación y movimiento. Galileo usa el ejemplo siguiente: si a alguien
le pasan una pluma por debajo de la nariz, seguramente sentirá cosquillas, pero
éstas no son una propiedad de la pluma, sino que, si se quita la sensibilidad de la
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nariz, las cosquillas desaparecen y la pluma sigue siendo la misma. Eso mismo
pasa con todas las cualidades secundarias. Lo que queda son las cualidades
primarias: la figura, la situación relativa, el movimiento, la cantidad. Estas
cualidades primarias son enteramente matematizables: por eso Galileo puede
desarrollar ese método hipotético deductivo que no se podía desarrollar si
tuviéramos en cuenta las cualidades secundarias.
Todo esto nos pone ante una actitud extraordinariamente optimista que
surge efectivamente en el siglo XVII: gracias a Lutero podemos confiar en
nuestra razón y gracias a Galileo podemos confiar en nuestra razón matemática
para conocer la naturaleza...estamos en una situación optima de desarrollo de
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nuestras posibilidades de conocimiento sin mediadores, sin autoridades que se
interpongan. Entonces, naturalmente, como es propio de la humanidad, vino la
guerra (que es otro elemento que ingresa fuertemente en la modernidad). Cuando
todo parecía que iba a florecer viene la guerra: el surgimiento del protestantismo
hace que se desate una terrible guerra de 30 años de duración (eso es mucho para
una guerra, 20 años eran los que no eran nada). Esta guerra es tan terrible que
Europa queda agotada, despoblada: nadie ganó, perdieron todos, pararon porque
ya no podían más. Esta guerra dura aproximadamente hasta 1618 (quizás más).
Es una guerra de religión y también de política entre los estos imperiales. Europa
estaba organizada de una manera que ni nos imaginamos hoy en día: había un
emperador de toda Europa que no tenía verdaderamente soberanía sobre los
estados, pero tenía una especie de soberanía ideal o virtual (sobre todo en la
Europa central). Este imperio era el intento que había empezado con Carlomagno
de recomponer la estructura administrativa y política del imperio Romano.
Entonces estaba el emperador, que en aquellos tiempos era Carlos V de España:
en realidad es Carlos I de España y Carlos V de Alemania porque es Carlos como
emperador del imperio romano-germánico. El surgimiento de estas corrientes
heréticas del protestantismo que fue acompañado también por movimientos
políticos de los campesinos en Alemania y una gran cantidad de cosas bastante
terribles, causa estas guerras de religión. Pero no solamente ocurren las guerras
de religión para darnos animo ahora a nosotros que tenemos que estudiar la
filosofía moderna y decimos “¡Cómo voy a estudiar en estas condiciones
desfavorables!”... y estos pobres estaban escribiendo sus textos en situaciones
mucho más desfavorables que las nuestras.
De todo esto surge una contracorriente que se opone, con buenos motivos,
a este optimismo de la razón geométrica. Supongo que logré plantear qué es esto
de la razón geométrica, qué es esta fe en una razón que no necesita recurrir a
ninguna otra cosa que a su propia habilidad, a su propia limpieza de juego
metodológico y a su propia geometría; es una razón geométrica que se calca
sobre la naturaleza de la matemática. Esta razón, en la que con optimismo creían
lo hombres de la época, encuentra su contrapeso en la fortísima corriente
escéptica que se presenta también en el siglo XVII. En realidad se presenta un
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poco antes con Montaigne: hay toda una gran corriente escéptica, pero Montaigne
es un escritor maravilloso, es el best seller de la época. Era tan formidable y
popular, que él mismo cuenta que tenía un sirviente que le robo unos manuscritos
con la esperanza de hacerse rico: el que tuviera manuscritos de los ensayos de
Montaigne realmente tenía casi asegurada la riqueza por vía editorial ya que todo
el mundo los leía. Cuando leamos a Descartes vamos a ver cómo retoma de
Montaigne muchísimos argumentos escépticos con la idea de llevar a cabo dentro
de su propia obra esta pelea entre el optimismo de la razón geométrica, que
quiere imponerse, y el pesimismo del escepticismo, que viene desde la
antigüedad, pero que tiene en Francia a finales del siglo XVI un momento de
inmenso brillo.
“Ahora nos vienen con que el sol es el centro y que la tierra gira
alrededor del sol, defendiendo ésto con argumentos racionales. Pero hay que ir
con prudencia, no hay que admitir con demasiada ligereza estas cosas porque
seguramente con el tiempo serán desmentidas por otras teorías, porque la razón
tiene eso: no funciona tan bien como pareciera funcionar”.
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Esto vendría a confirmarse con aquello que entendí (seguramente mal) de
la teoría de la relatividad que dice que, en realidad, la tierra no gira alrededor del
sol, sino que se mueve siempre en línea recta sin desviarse y que lo que está
curvado es el espacio.
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