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En estas fechas 3,4 y 5 de diciembre, en este mismo escenario del Teatro de la Juventud,
pero de 1998, hace 12 años, dio inicio el Congreso Constitutivo de la Central de
Organizaciones Campesinas y Populares, A.C. (COCYP).
En éste objetivo, hemos desarrollado varias estrategias de trabajo; Primero como CIOAC-
D y luego como COCYP, buscando alcanzar un precio justo para los granos básicos o un
subsidio complementario por tonelada, manifestándonos en las carreteras y casetas de
peaje de Sinaloa cada fin de cosecha.
Luego, ante la falta de un verdadero Acuerdo Nacional para recuperar el campo mexicano,
y con base en la movilización de decenas de miles de campesinos de diversas
organizaciones en enero de 2008, propusimos a SAGARPA y fue aceptado, la construcción
de un ADENDO al Acuerdo Nacional para el Campo, para así, iniciar una reingeniería de la
política pública, programas y reglas de operación de todos los programas de las secretarías
del sector rural, colocando como eje fundamental de la política agroalimentaria “Alcanzar
la soberanía alimentaria de México”. Lamentablemente dspues de trabajar durante dos
meses en la construcción de éste Adendo al Acuerdo Nacional por el Campo, la Sagarpa y
particularmente la Presidencia de la República se negaron a firmar el ADENDO.
Como se observa, cada estrategia política seguida por nuestra organización para modificar
la política agropecuaria de México, algunas en unidad con otras organizaciones como el
CONORP con quienes hemos caminado por varios años, y con quienes hemos hecho
diversas propuestas de solución a la problemática del campo, no ha dado los resultados
necesarios para alcanzar cada meta propuesta. Por el contrario, parece ser que la acción
de la COCYP y del movimiento social, refuerza el capricho de aplicar una política anti
campesina y antimexicana, que cada día tiende a desaparecer a los pequeños y medianos
productores rurales mediante la exclusión de los programas, mediante el envejecimiento
de los campesinos o mediante la incosteabilidad de la actividad productiva del campo,
para que nuestros compañeros sean sustituidos por empresas privadas que acaparan
grandes extensiones de tierra que hoy dedican a la plantación de cultivos para la
producción de biodiesel (no para alimentos) y para edificar fraccionamientos inmobiliarios,
complejos hoteleros o carreteras.
Estamos viendo la aplicación de una política sorda que por un lado festeja el centenario de
la revolución como un hecho histórico y por el otro despoja a la sociedad de las conquistas
sociales, económicas políticas y culturales alcanzadas con ese movimiento revolucionario.
Hoy los campesinos mexicanos son los mismos peones acasillados de hace 100 años, ahora
con tierra pero ahora dependientes de los coyotes del dinero, de la industria y del
mercado.
El control de las firmas extranjeras sobre productos de origen nacional de alta demanda
internacional o nacional, como el tequila, el aguacate el maíz y el cacao, como del
presupuesto que aprueba el Congreso Federal cada año, es extraordinario, cuentan con
todo el apoyo institucional, legal y financiero para el acopio, transformación y venta,
beneficiandose junto con los agro empresarios criollos, de nuestras luchas por el
incremento presupuestal, ellos se quedan con miles de millones de pesos del presupuesto
anual, sin hacer una sola movilización, un solo mitin o plantón, no sufren la represión,
nunca tiene detenidos y mucho menos muertos, pero se benefician del PROCAMPO, del
PROGAN, del programa de Empleo Temporal, del Programa de Jornaleros Agrícolas y todos
los programas de ASERCA, FIRA y Financiera Rural para el fortalecimiento de la producción,
la innovación tecnológica, la transformación de productos, el transporte, el mercado, la
capacitación, la asesoría profesional, los seguros agropecuarios y el financiamiento
gratuito y a tiempo.
El gobierno federal habla de apoyar al campo mexicano, pero la realidad es que los apoyos
financieros y subsidios importantes se concentran para un número pequeño de grandes
firmas empresariales que están saboteando nuestra soberanía alimentaria, el desarrollo
integral, la protección de la biodiversidad y el medio ambiente y se han convertido en
parasitos de la economía nacional, recibiendo millones de pesos solo de los diversos
programas federales de todas las secretarías del gobierno federal y los gobiernos estatales.
Cada día que pasa, vemos que recursos estratégicos de la nación como el agua, los
bosques, la biodiversidad son acaparados, contaminados o destruidos por empresas
privadas, la mayoría extranjeras, como es el caso de los arrecifes de coral y manglares por
las empresas hoteleras en las costas de México, o los bosques y selvas por las empresas
madereras, mineras, cañeras o productoras de biodiesel, quienes están arrasando con
selvas en Chiapas, Veracruz, Tabasco y Campeche, y zonas boscosas en el centro y norte
del país.
Por lo que los efectos del cambio climático y del calentamiento de la tierra, por el que
están muy preocupados ahora nuestros gobernantes y las familias ricas, es producto de
cientos de años de aplicación de políticas depredadoras, injustas con el ser humano y con
la naturaleza, en las que se ha privilegiado los intereses de unos cuantos por encima del
interés de la humanidad y los seres vivos del planeta.
Así, la acción de la COCYP y el conjunto de las organizaciones sociales debe enfocarse por
encontrar solución a las diversas necesidades ahora incrementadas por el capitalismo
salvaje que se aplica en nuestro país y en el mundo, mismo que esta destruyendo las
células familiares, las pequeñas economías, el mercado local y regional y nuestro habitat
natural, por ello requerimos construir la fuerza social suficiente y la propuesta acertada,
para hacernos escuchar ante las autoridades, y para hacer respetar nuestros derechos
constitucionales como ciudadanos.
Dada nuestra conducta y compromiso social como mujeres y hombres líderes, en la COCYP
no podemos esperar que los acontecimientos nos rebasen, tampoco esperar que alguien
aparezca de repente y salve nuestra situación y al país, porque sabemos que eso no va a
ocurrir, por lo que a todos nos corresponde evaluar responsablemente lo que esta
pasando en México y sus posibles consecuencias, conscientes de que cada día que pasa la
situación se agrava, y por tanto nos corresponde en lo que cabe a nuestra participación
ciudadana, acordar y asumir compromiso con las posibles alternativas de solución.
En éste plano, podríamos esconder la cabeza y pensar que no pasa nada a nuestro
alrededor, que la miseria, el desempleo, la migración de nuestros familiares y amigos a las
ciudades o al extranjero en busca de empleo, es un mal pasajero. Podríamos
conformarnos pensando que la falta de escuelas para nuestros hijos y hospitales para
atender nuestra salud, son problemas normales de cualquier sociedad o de cualquier país.
Podríamos pensar que la corrupción, la injusticia, la inequidad, la violación sistemática del
estado de derecho, de la Constitución y las Leyes, ocurren en otro país, no en México; O
creer que la violencia, los asesinatos, extorsiones y secuestros diariamente en todos los
estados del país y el control territorial de grupos informales, son solo una pesadilla, un
mal sueño. Pero no, cada día que despertamos la realidad sigue ahí, y en lugar de
resolverse la situación nacional se agrava.
Así mismo nos damos cuenta del poder creciente de grupos informales que controlan
municipios y regiones del país, con el acuerdo o consentimiento de autoridades de alto
nivel, estatal y federal. Poder que nadie quiere detener por los beneficios que reciben y la
influencia que ejercen ya no solo en los mercados de producción distribución y venta de
estupefacientes, sino también por su alta influencia en las economías regionales, estatales
y su fuerte presencia en los capitales de los grandes monopolios económicos y sistemas
financieros del país, además de su activa participación en la selección y apoyo a los
políticos que asumen cargos de elección popular en los tres niveles de gobierno y en los
tres poderes de la Unión.
La estrecha vinculación de éstos grupos de poder informal con los poderes económico,
comercial y financiero, han convertido nuestra economía en dependiente de su actividad
ilícita, de tal forma que el mercado ilicito incorpora capitales (35,000 millones de dólares)
superiores al conjunto de las inversiones extranjeras y solo menores a los ingresos de la
venta petrolera (que representan aproximadamente 45,000 millones de dólares) es la
principal fuente de ingresos del gobierno federal. Con esta presencia de la delincuencia
organizada en la economía nacional consideramos que el gobierno realmente no está
interesado en combatir a estos grupos de poder informal, cuando de su actividad
económica dependen más de millón y medio de personas y se capitalizan miles de
empresas, comercios y bancos.
Debemos saber, que parte de los ingresos económicos de estos grupos de poder informal
van a parar a los ejidos y comunidades donde compran cientos y miles de hectáreas de
tierra, o en el acopio y venta de productos del campo, o en la construcción de agro
empresas diversas, entre otras actividades, éstas son estrategias que permiten legalizar
sus ingresos, que después invierten en cuentas bancarias o en otras inversiones.
No esta por demás, señalar también, que se ha incrementado la violación del estado de
derecho por las mismas autoridades, a crecido el abuso de poder de los funcionarios para
favorecer a los dueños del dinero, siendo la corrupción uno de los mayores males en las
instituciones. El abuso del poder ha sido utilizado principalmente para despojar a los más
pobres o para someterlos a condenas de reclusión aún sin haber cometido delito,
simplemente para quedar bien con los dueños del dinero. Como es el caso de nuestros
compañeros de COCYP de la Choapas en el sur de Veracruz, acusados de delitos no
cometidos, pero como sus tierras son del interés de los caciques de la región, éstos se
ponen de acuerdo con las autoridades para que los detengan, para desorganizarlos y
obligarlos a salir de la región. También es el caso de los dirigentes de la CNPA-MN MOCRI
de Chiapas quienes como consecuencia de sus protestas ante la falta de solución a sus
demandas hoy se encuentran presos. El problema de origen ni siquiera fue mencionado en
sus procesos, solo las acciones de inconformidad, las que fueron utilizadas como
violaciones a la ley para llevarlos a la cárcel.
Las acciones de represión del gobierno de Chiapas contra los miembros de nuestra
organización campesina y de otras organizaciones sociales en el estado, se inscriben en el
terreno de la acción de un gobierno autoritario, represor, violador del estado de derecho,
que actúa al margen de la Constitución y la Ley, amparado en el abuso del poder y de la
fuerza pública. El gobierno de Chiapas demuestra su pequeñez para encabezar los destinos
del pueblo chiapaneco y su resentimiento con la grandeza de las mujeres y hombres de
los pueblos originarios asentados en el estado de Chiapas.
Necesitamos recuperar nuestra Nación, y esto nos exige a todas y todos cambiar la
estrategia defensiva desarrollada mediante la denuncia y la resistencia social, no está
dando resultados, necesitamos pasar de la defensiva a la ofensiva, con estrategias claras,
concensuadas, con la construcción de la mayor unidad posible que podamos construir a lo
largo y ancho de la República, con todas las organizaciones, con todos los pueblos, con
todas y todos los ciudadanos inconformes con las políticas del gobierno federal.
Está demostrado, que la clase política en el poder carece de sensibilidad y visión para
tener interlocución con la sociedad y sus organizaciones, carece de interés para asumir
compromisos de fondo en la solución de los problemas de la sociedad, está más
preocupada por cuidarse la espalda, que en enfrentar los graves problemas nacionales,
VIVA LA COCYP
VIVA MEXICO
ATENTAMENTE
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES, (COCYP)