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INFORME POLÍTICO

COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL DE LA COCYP


Ciudad de México, a 2 y 3 de diciembre de 2010

ESTIMADOS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS

En estas fechas 3,4 y 5 de diciembre, en este mismo escenario del Teatro de la Juventud,
pero de 1998, hace 12 años, dio inicio el Congreso Constitutivo de la Central de
Organizaciones Campesinas y Populares, A.C. (COCYP).

Recordamos hoy con alegría, como iniciamos, un puñado de dirigentes campesinos y


maestros, destacando la delegación de Sinaloa, la más numerosa, representada por 80
delegados, además de 40 de Veracruz, y delegaciones más pequeñas de Puebla,
Guanajuato, Aguascalientes, Michoacán, Hidalgo, México, Distrito Federal. En total 207
compañeros. Hoy algunos de los fundadores, algunos de los que asumimos el reto de
construir ésta nueva gran organización campesina, la COCYP, estamos aquí, bienvenidos
compañeras y compañeros.

El objeto social de nuestra asociación, quedo claro desde el principio, “impulsar el


mejoramiento continuo de las condiciones de vida de nuestros afiliados, para alcanzar el
bienestar social”. Este objetivo entre otros, es el que nos mueve y permite desarrollar una
gran cantidad de iniciativas en pos de cubrir nuestras necesidades y derechos más
elementales, de tal forma de generar certidumbre entorno al mejoramiento real de la
calidad de vida nuestra gente.

En éste objetivo, hemos desarrollado varias estrategias de trabajo; Primero como CIOAC-
D y luego como COCYP, buscando alcanzar un precio justo para los granos básicos o un
subsidio complementario por tonelada, manifestándonos en las carreteras y casetas de
peaje de Sinaloa cada fin de cosecha.

Después, escalamos la lucha porque se revisara el Capitulo Agropecuario del TLCAN,


convencidos de que los campesinos mexicanos no contamos con las condiciones mínimas
necesarias para competir en la producción y el mercado con los agricultores de Estados
Unidos y Canadá. No porque no podamos producir alimentos igual o mejor que ellos, sino
porque no contamos con el apoyo de nuestro gobierno, como si lo tienen los productores
de canada y EU de los suyos. Por ello, la COCYP encabezó la lucha de productores de maíz,
frijol café, cítricos y piña, entre otros, y con ellos ocupamos varias veces las carreteras y
casetas de peaje en Sinaloa, dos veces los accesos del Puerto de Veracruz y el puente
internacional Ignacio Zaragoza en Chihuahua y realizamos plantones en la cámara de
Diputados en el D.F en 2001 y 2002, demandando frenar la importación de alimentos del
extranjeros que hacían dumping a los productores nacionales y revisar la política
agroalimentaria de México.

Luego, cada fin de año, participamos con otras organizaciones campesinas en


movilizaciones conjuntas, haciendo presión en la Cámara de Diputados, por el incremento
al presupuesto para el campo, convencidos de que era necesario incrementar la inversión
pública para reactivar la producción y el empleo rural y con el apoyo de diputados
sensibles, logramos incrementos importantes, aunque no así en la aplicación en beneficio
de productores pequeños y medios, por lo que el impacto económico, social y productivo
no se manifestó.

Después, en 2002-03 impulsamos en la SAGARPA, la construcción e impulso a una política


de atención agropecuaria por sistema producto y cadena productiva, proponiendo el
levantamiento georeferenciado de los padrones de productores de café y cítricos, para
impulsar políticas integrales de atención y desarrollo, éste ultimo en Puebla y Veracruz,
con base en la nueva Ley de Desarrollo Rural Sustentable, que recién se había aprobado en
la Cámara de Diputados, sin embargo no hemos logrado que funciones estas estructuras
por sistema producto de manera transparente y en ellos se han enquistado en su control
los acopiadores, los industrializadores y los exportadores, quienes se benefician de
subsidios, financiamientos y el conjunto de apoyos que deberían ser para todos los
productores.

Nuevamente a fines de 2002 y principios de 2003, junto a otras organizaciones


participamos en aquel movimiento denominado “El Campo no Aguanta Más” exigiendo la
revisión del TLCAN, el incremento al presupuesto público para el campo y la elaboración
de una nueva política agroalimentaria para México, movimiento que culmina con la firma
del Acuerdo Nacional por el Campo (ANC), Acuerdo, que el Consejo Nacional de
Dirigentes de la COCYP determinó no firmar, por considerarlo un Acuerdo contrario al
interés nacional y al interés de los campesinos, como quedo demostrado.

Luego, ante la falta de un verdadero Acuerdo Nacional para recuperar el campo mexicano,
y con base en la movilización de decenas de miles de campesinos de diversas
organizaciones en enero de 2008, propusimos a SAGARPA y fue aceptado, la construcción
de un ADENDO al Acuerdo Nacional para el Campo, para así, iniciar una reingeniería de la
política pública, programas y reglas de operación de todos los programas de las secretarías
del sector rural, colocando como eje fundamental de la política agroalimentaria “Alcanzar
la soberanía alimentaria de México”. Lamentablemente dspues de trabajar durante dos
meses en la construcción de éste Adendo al Acuerdo Nacional por el Campo, la Sagarpa y
particularmente la Presidencia de la República se negaron a firmar el ADENDO.

Por ultimo, en alianza con organizaciones campesinas, obreras y de la sociedad civil, a


partir de 2007 y hasta 2010, iniciamos la construcción del Movimiento Nacional por la
Soberanía Alimentaria, Energética y los Derechos de los Trabajadores, donde participan
todos los sindicatos de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), del Frente Sindical
Mexicano (FSM), EL Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros (CONORP), la
CNC, CCI, UNORCA, entre otras, con quienes buscamos instalar mesas de trabajo con las
diversas secretarias del ramo del Gobierno Federal, para construir acuerdos de fondo en la
perspectiva de corregir políticas que no han funcionado o que han generado
consecuencias negativas para la población, como las políticas que privilegian la
importación de alimentos, por encima del interés nacional de insentivar la producción
nacional y el empleo rural, para mantener la autosuficiencia alimentaria; La política de
mendicidad y mediocridad que se promueve con la aplicación excesiva del programa
“Oportunidades” el “Procampo” y otros, que no motivan a la población a salir de la miseria
y si generan una cultura de dependencia en la que se anula la iniciativa y la creatividad de
la población; La política de exclusión del desarrollo nacional y oportunidades de millones
de pequeños y medianos productores rurales de los programas de apoyo y financiamiento
para la producción y el desarrollo, pero si privilegia la atención a los grandes empresarios e
inversionistas del campo, la industria, el mercado y las finanzas con cuantiosos recursos
fiscales y subsidios; Las políticas de simulación de honestidad, justicia y democracia, que
buscan generar expectativas de desarrollo y progreso entre la población, finalmente se
quedan en propaganda de resultados ficticios, que se caen frente a la realidad cotidiana.

Como se observa, cada estrategia política seguida por nuestra organización para modificar
la política agropecuaria de México, algunas en unidad con otras organizaciones como el
CONORP con quienes hemos caminado por varios años, y con quienes hemos hecho
diversas propuestas de solución a la problemática del campo, no ha dado los resultados
necesarios para alcanzar cada meta propuesta. Por el contrario, parece ser que la acción
de la COCYP y del movimiento social, refuerza el capricho de aplicar una política anti
campesina y antimexicana, que cada día tiende a desaparecer a los pequeños y medianos
productores rurales mediante la exclusión de los programas, mediante el envejecimiento
de los campesinos o mediante la incosteabilidad de la actividad productiva del campo,
para que nuestros compañeros sean sustituidos por empresas privadas que acaparan
grandes extensiones de tierra que hoy dedican a la plantación de cultivos para la
producción de biodiesel (no para alimentos) y para edificar fraccionamientos inmobiliarios,
complejos hoteleros o carreteras.
Estamos viendo la aplicación de una política sorda que por un lado festeja el centenario de
la revolución como un hecho histórico y por el otro despoja a la sociedad de las conquistas
sociales, económicas políticas y culturales alcanzadas con ese movimiento revolucionario.
Hoy los campesinos mexicanos son los mismos peones acasillados de hace 100 años, ahora
con tierra pero ahora dependientes de los coyotes del dinero, de la industria y del
mercado.

Cada día y a pesar de la exigencia de millones de pequeños y medianos productores


porque termine la política agropecuaria excluyente y antinacional que hoy se aplica, el
gobierno federal sigue excluyendo a los productores nacionales del desarrollo integral y,
fortaleciendo a los inversionistas privados, sobre todo extranjeros, que controlan
importantes porcentajes en la importación producción y distribución de insumos para la
producción, en el acopio venta importación y exportación de productos agropecuarios, en
el control de los mercados de consumo regional y nacional, veamos solo el control de la
empresa multinacional Monsanto en la distribución de insumos y en su poder para
intervenir en el congreso mexicano para influir en la elaboración de leyes a modo para
introducir las semillas transgenicas a territorio nacional, contra el rechazo mayoritario de
la sociedad mexicana, o veamos el poder económico y político de las cadenas comerciales
Walmarth y Oxxo, como están desplazando del mercado a los inversionistas nacionales y
golpeando sobre todo a los pequeños y medianos tenderos en todas las ciudades y
mayoría de los municipios del país con el apoyo institucional.

El control de las firmas extranjeras sobre productos de origen nacional de alta demanda
internacional o nacional, como el tequila, el aguacate el maíz y el cacao, como del
presupuesto que aprueba el Congreso Federal cada año, es extraordinario, cuentan con
todo el apoyo institucional, legal y financiero para el acopio, transformación y venta,
beneficiandose junto con los agro empresarios criollos, de nuestras luchas por el
incremento presupuestal, ellos se quedan con miles de millones de pesos del presupuesto
anual, sin hacer una sola movilización, un solo mitin o plantón, no sufren la represión,
nunca tiene detenidos y mucho menos muertos, pero se benefician del PROCAMPO, del
PROGAN, del programa de Empleo Temporal, del Programa de Jornaleros Agrícolas y todos
los programas de ASERCA, FIRA y Financiera Rural para el fortalecimiento de la producción,
la innovación tecnológica, la transformación de productos, el transporte, el mercado, la
capacitación, la asesoría profesional, los seguros agropecuarios y el financiamiento
gratuito y a tiempo.

Para los pequeños y medianos productores la situación es al revés, se nos regatea el


cheque de PROCAMPO de mil pesos, se nos cancela el pequeño proyecto por no tener el
paripaso para acceder al subsidio, No tenemos el apoyo del gobierno para apropiarnos de
la cadena productiva, no hay apoyo para jornaleros agrícolas ni empleo temporal, y para
colmo de la política mexicana, solo si la orientación política del productor es afín al
gobierno en turno, podrá ser sujeto de apoyo. Cuando las políticas son institucionales, y
deben aplicarse todos.

El gobierno federal habla de apoyar al campo mexicano, pero la realidad es que los apoyos
financieros y subsidios importantes se concentran para un número pequeño de grandes
firmas empresariales que están saboteando nuestra soberanía alimentaria, el desarrollo
integral, la protección de la biodiversidad y el medio ambiente y se han convertido en
parasitos de la economía nacional, recibiendo millones de pesos solo de los diversos
programas federales de todas las secretarías del gobierno federal y los gobiernos estatales.

Cada día que pasa, vemos que recursos estratégicos de la nación como el agua, los
bosques, la biodiversidad son acaparados, contaminados o destruidos por empresas
privadas, la mayoría extranjeras, como es el caso de los arrecifes de coral y manglares por
las empresas hoteleras en las costas de México, o los bosques y selvas por las empresas
madereras, mineras, cañeras o productoras de biodiesel, quienes están arrasando con
selvas en Chiapas, Veracruz, Tabasco y Campeche, y zonas boscosas en el centro y norte
del país.

Por lo que los efectos del cambio climático y del calentamiento de la tierra, por el que
están muy preocupados ahora nuestros gobernantes y las familias ricas, es producto de
cientos de años de aplicación de políticas depredadoras, injustas con el ser humano y con
la naturaleza, en las que se ha privilegiado los intereses de unos cuantos por encima del
interés de la humanidad y los seres vivos del planeta.

Así, la acción de la COCYP y el conjunto de las organizaciones sociales debe enfocarse por
encontrar solución a las diversas necesidades ahora incrementadas por el capitalismo
salvaje que se aplica en nuestro país y en el mundo, mismo que esta destruyendo las
células familiares, las pequeñas economías, el mercado local y regional y nuestro habitat
natural, por ello requerimos construir la fuerza social suficiente y la propuesta acertada,
para hacernos escuchar ante las autoridades, y para hacer respetar nuestros derechos
constitucionales como ciudadanos.

Con estos antecedentes de 12 años de estar al lado de los campesinos e indígenas de


México, es que se construye nuestra Central de Organizaciones Campesinas y Populares
(COCYP), misma que ya ha pasado la prueba del tiempo, que ya paso la prueba de la
credibilidad entre los campesinos e indígenas de México, que ya tiene el reconocimiento
de las instituciones federales y estatales, que ya logramos el reconocimiento y un espacio
entre las organizaciones campesinas, sindicatos, organizaciones sociales y políticas. La
COCYP ya forma parte de la historia de México, y apenas comenzamos.

Quienes encabezamos a nivel nacional, estatal y regional éste proyecto de organización


campesina, sentimos que aún nos queda mucha energía, muchas iniciativas y propuestas
para influir positivamente en el proceso de construcción del México progresista,
demócrata, justo y equitativo que todos los ciudadanos libres deseamos. También
sentimos que nuestros compañeros dirigentes y afiliados en los ejidos, comunidades y
colonias también están consientes y decididos a mantener y fortalecer nuestra
organización campesina y hacer de la COCYP un poderoso instrumento de unidad indígena
y campesina que contribuya en los grandes y profundos cambios democráticos y
progresistas que requiere la nación mexicana.

La existencia de la COCYP, responde a la necesidad de los 25 millones de habitantes rurales


por alcanzar una política de equidad que nos incluya en el proyecto de nación, que nos
permita alcanzar niveles de bienestar familiar económico, social y cultura. Un proyecto de
nación donde no quepa la incertidumbre, la frustración o la derrota. Donde no exista el
hambre, el desempleo y la inseguridad. Queremos una patria con futuro, con desarrollo,
progreso y bienestar, una patria soberana, independiente y libre, queremos ser
ciudadanos con libertad, con alimentación, educación, salud y felicidad.

Dada nuestra conducta y compromiso social como mujeres y hombres líderes, en la COCYP
no podemos esperar que los acontecimientos nos rebasen, tampoco esperar que alguien
aparezca de repente y salve nuestra situación y al país, porque sabemos que eso no va a
ocurrir, por lo que a todos nos corresponde evaluar responsablemente lo que esta
pasando en México y sus posibles consecuencias, conscientes de que cada día que pasa la
situación se agrava, y por tanto nos corresponde en lo que cabe a nuestra participación
ciudadana, acordar y asumir compromiso con las posibles alternativas de solución.

En éste plano, podríamos esconder la cabeza y pensar que no pasa nada a nuestro
alrededor, que la miseria, el desempleo, la migración de nuestros familiares y amigos a las
ciudades o al extranjero en busca de empleo, es un mal pasajero. Podríamos
conformarnos pensando que la falta de escuelas para nuestros hijos y hospitales para
atender nuestra salud, son problemas normales de cualquier sociedad o de cualquier país.
Podríamos pensar que la corrupción, la injusticia, la inequidad, la violación sistemática del
estado de derecho, de la Constitución y las Leyes, ocurren en otro país, no en México; O
creer que la violencia, los asesinatos, extorsiones y secuestros diariamente en todos los
estados del país y el control territorial de grupos informales, son solo una pesadilla, un
mal sueño. Pero no, cada día que despertamos la realidad sigue ahí, y en lugar de
resolverse la situación nacional se agrava.
Así mismo nos damos cuenta del poder creciente de grupos informales que controlan
municipios y regiones del país, con el acuerdo o consentimiento de autoridades de alto
nivel, estatal y federal. Poder que nadie quiere detener por los beneficios que reciben y la
influencia que ejercen ya no solo en los mercados de producción distribución y venta de
estupefacientes, sino también por su alta influencia en las economías regionales, estatales
y su fuerte presencia en los capitales de los grandes monopolios económicos y sistemas
financieros del país, además de su activa participación en la selección y apoyo a los
políticos que asumen cargos de elección popular en los tres niveles de gobierno y en los
tres poderes de la Unión.

La estrecha vinculación de éstos grupos de poder informal con los poderes económico,
comercial y financiero, han convertido nuestra economía en dependiente de su actividad
ilícita, de tal forma que el mercado ilicito incorpora capitales (35,000 millones de dólares)
superiores al conjunto de las inversiones extranjeras y solo menores a los ingresos de la
venta petrolera (que representan aproximadamente 45,000 millones de dólares) es la
principal fuente de ingresos del gobierno federal. Con esta presencia de la delincuencia
organizada en la economía nacional consideramos que el gobierno realmente no está
interesado en combatir a estos grupos de poder informal, cuando de su actividad
económica dependen más de millón y medio de personas y se capitalizan miles de
empresas, comercios y bancos.

Debemos saber, que parte de los ingresos económicos de estos grupos de poder informal
van a parar a los ejidos y comunidades donde compran cientos y miles de hectáreas de
tierra, o en el acopio y venta de productos del campo, o en la construcción de agro
empresas diversas, entre otras actividades, éstas son estrategias que permiten legalizar
sus ingresos, que después invierten en cuentas bancarias o en otras inversiones.

No esta por demás, señalar también, que se ha incrementado la violación del estado de
derecho por las mismas autoridades, a crecido el abuso de poder de los funcionarios para
favorecer a los dueños del dinero, siendo la corrupción uno de los mayores males en las
instituciones. El abuso del poder ha sido utilizado principalmente para despojar a los más
pobres o para someterlos a condenas de reclusión aún sin haber cometido delito,
simplemente para quedar bien con los dueños del dinero. Como es el caso de nuestros
compañeros de COCYP de la Choapas en el sur de Veracruz, acusados de delitos no
cometidos, pero como sus tierras son del interés de los caciques de la región, éstos se
ponen de acuerdo con las autoridades para que los detengan, para desorganizarlos y
obligarlos a salir de la región. También es el caso de los dirigentes de la CNPA-MN MOCRI
de Chiapas quienes como consecuencia de sus protestas ante la falta de solución a sus
demandas hoy se encuentran presos. El problema de origen ni siquiera fue mencionado en
sus procesos, solo las acciones de inconformidad, las que fueron utilizadas como
violaciones a la ley para llevarlos a la cárcel.

Ahora, nuestros compañeros de la COCYP de Pueblo Nuevo Solistahuacán, Chiapas son


detenidos sin orden de aprehensión, sus hogares violados sin orden de cateo, sus
pertenencias de valor y camionetas robadas, violentadas sus garantías individuales con
declaraciones obtenidas mediante tortura y privados de su libertad sin ser presentados
ante Juez alguno, mediante la figura inconstitucional del arraigo (secuestro legal) sin que
las autoridades de la Procuraduría Estatal de Chiapas puedan demostrar sus irresponsables
acusaciones contra los indígenas detenidos y contra nuestra organización.

Las acciones de represión del gobierno de Chiapas contra los miembros de nuestra
organización campesina y de otras organizaciones sociales en el estado, se inscriben en el
terreno de la acción de un gobierno autoritario, represor, violador del estado de derecho,
que actúa al margen de la Constitución y la Ley, amparado en el abuso del poder y de la
fuerza pública. El gobierno de Chiapas demuestra su pequeñez para encabezar los destinos
del pueblo chiapaneco y su resentimiento con la grandeza de las mujeres y hombres de
los pueblos originarios asentados en el estado de Chiapas.

En este caso proponemos que nuestra Asamblea Nacional se manifieste plenamente


contra los actos represivos autoritarios y la violación del estado de derecho, emprendida
por el gobierno de Chiapas y por los señalamientos irresponsables hechos en contra de
nuestra organización, mismos que ponen en peligro la vida de líderes y militantes de
nuestra COCYP y cuyas consecuencias será responsabilidad directa de quienes han
emprendido la campaña de desprestigio en contra de nuestra organización.

Como se observa, la impunidad y la corrupción de las autoridades de los tres niveles de


gobierno y de los tres poderes de la Unión, son los ejes principales de la descomposición
social, económica y política que priva en el país. Las autoridades y políticos honestos, que
los hay, han quedado en minoría frente al poder del dinero de los grupos de poder
económico, financiero e informal. Desde nuestro punto de vista estas son algunas de las
debilidades y fortalezas que presenta el gobierno mexicano.

Debilidades institucionales que emanan de la falta de un proyecto de Nación incluyente


progresista y democrático. Fortalezas gubernamentales, se sustentan en el uso ilegal de la
fuerza pública y militar para amedrentar a la población, y en el abuso del aparato judicial
para castigar las expresiones de inconformidad y en la docilidad de un poder legislativo
desligado del pueblo que no ejerce ningún equilibrio para hacerse escuchas mas allá de
problemas y discusiones de menor importancia para la Nación.
Por ello consideramos, es tarea de todos los ciudadanos consientes, evaluar lo que está
sucediendo en nuestro país en todos sus ámbitos, no es una tarea fácil, pero tampoco
somos los únicos preocupados por lo que esta pasando. Sin embargo, una es la
preocupación por lo que pasa y otra la ocupación por lo que debemos hacer. Hasta ahora
la acción de la sociedad organizada ha estado orientada a denunciar y resistir, sin que la
lucha social pase a otro nivel de desarrollo y manifestación, el resultado es que no existe
ninguna muestra de sensibilidad del grupo político en el poder para resolver las demandas
sociales, económicas, políticas y culturales de la sociedad y mucho menos para frenar el
hundimiento de nuestra nación mexicana.

Necesitamos recuperar nuestra Nación, y esto nos exige a todas y todos cambiar la
estrategia defensiva desarrollada mediante la denuncia y la resistencia social, no está
dando resultados, necesitamos pasar de la defensiva a la ofensiva, con estrategias claras,
concensuadas, con la construcción de la mayor unidad posible que podamos construir a lo
largo y ancho de la República, con todas las organizaciones, con todos los pueblos, con
todas y todos los ciudadanos inconformes con las políticas del gobierno federal.

Está demostrado, que la clase política en el poder carece de sensibilidad y visión para
tener interlocución con la sociedad y sus organizaciones, carece de interés para asumir
compromisos de fondo en la solución de los problemas de la sociedad, está más
preocupada por cuidarse la espalda, que en enfrentar los graves problemas nacionales,

La palabra y la propuesta es nuestra, hagámosla programa de acción y avancemos en la


recuperación del campo mexicano, en la recuperación de la nación, en la recuperación de
nuestra soberanía, en la recuperación de la independencia nacional, en la redefinición de
un nuevo proyecto de nación en la recuperación de la unidad nacional.

Avancemos en la reconstrucción del estado mexicano, en la construcción de una Nación


progresista, justa, equitativa, incluyente y democrática. Construyamos junto con la
población nacional; la libertad, la seguridad, la certidumbre, la confianza. Recuperemos la
vida y la felicidad para nuestro pueblo, para nuestra familia, para nuestros hijos.

BIENVENIDOS TODAS Y TODOS A LA IV ASAMBLEA NACIONAL ORDINARIA DE LA CENTRAL


DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES.

VIVA LA COCYP
VIVA MEXICO
ATENTAMENTE
COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL
CENTRAL DE ORGANIZACIONES CAMPESINAS Y POPULARES, (COCYP)

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