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TEMA 2: EL LENGUAJE PERIODÍSTICO

Introducción.
El lenguaje no es más que un medio de comunicación entre personas, tanto el lenguaje
hablado como el escrito, el gestual, el lenguaje de la mirada, son instrumentos para una
eficaz relación y una mejor comprensión entre las personas. Al tratarse de un vehículo de
relación y de comunicación, el lenguaje tiene un carácter netamente pragmático y adopta
siempre unas formas que buscan la eficacia. Podemos decir que un lenguaje es eficaz
cuando se convierte en un rápido instrumento para la comunicación entre las personas. El
lenguaje tiene un claro aspecto instrumental, será para facilitar la comunicación.
El profesor Martín Vivaldi explica que hablamos y escribimos para entendernos, por
lo tanto el mejor lenguaje será el que con más facilidad lleve a otros lo que queremos decir,
el que mejor descubra nuestro pensamiento o nuestro sentir.

El lenguaje escrito es el vínculo que une al periodismo con la literatura. En la prensa


escrita, así como en la literatura, el lenguaje escrito lo componen el léxico y el conjunto de
normas que tenemos a nuestro alcance. Martín Vivaldi reflexiona y nos dice que “escribir es
pensar”, con lo cual escribir bien es pensar correctamente. Mal puede escribirse si no
pensamos previamente, si no ordenamos mentalmente lo que vamos a escribir, si no
trazamos antes de comenzar nuestro relato un plan adecuado de trabajo.

Para el relato periodístico es necesario la confluencia de tres partes esenciales que


provienen de la retórica clásica, que son la “inventio”, la “dispositio” y la “elocutio”.
Inventio: inventar no significa sacar algo de la nada. Inventar es encontrar, hallar
cosas nuevas a partir de unas evidencias. La intención supone un esfuerzo para encontrar un
tema y todos los detalles con él relacionados. En el relato informativo la “inventio”
corresponde a la fase inicial y necesaria de recopilación de datos y detalles. De ese
esfuerzo necesario para estudiar un tema desde todos los ángulos posibles, es el proceso
también de elección de datos, de dar prioridad a los elementos esenciales para dejar en un
segundo plano los datos menos trascendentes.
Dispositio: la disposición consiste en poner en orden los materiales obtenidos. Es el
arte de ordenar lo que va a escribir, seleccionar lo que va a ir al principio y lo que vamos a
situar al final. La disposición es el equilibrio entre inspiración y el orden. Un buen relato
informativo precisa de una correcta disposición de los elementos, un fluir ordenado de los
datos que en el caso del periodismo se vincula habitualmente a un orden decreciente de
interés.
En esta fase se puede prescindir de los detalles secundarios, de aquellos datos que
no ofrecen nada especial al relato, de aquellos aspectos que en vez de aportar colorido sólo
sirven para oscurecer la idea esencial.
Elocutio: es la fase en la que el periodista pasa a expresar por escrito las ideas
recopiladas en la “inventio” y ordenadas en la “dispositio”. La elocución hace referencia a la
forma que finalmente va a adoptar el relato periodístico, es la fase en la que el profesional
debe poner sobre la mesa todos sus recursos lingüísticos para conseguir un relato ágil y
correctamente redactado. En esta fase es cuando debe hacerse uso del lenguaje que en el
caso del periodismo adquiere unas características propias y es reconocido como un lenguaje
específico: el lenguaje periodístico. Los medios de comunicación escritos utilizan un
lenguaje muy peculiar y eso es debido a que el periodista no se preocupa solamente de
contar correctamente una historia al público, sino que además debe hacerlo de forma
eficaz mediante unos recursos lingüísticos y unas estructuras que ayuden inmediatamente a
captar la atención de los lectores.

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Definición de Martínez Albertos del lenguaje periodístico:

“Debemos entender por lenguaje periodístico, el lenguaje que se utiliza para la


producción de mensajes periodísticos sea cual sea el medio o canal utilizado para su
difusión: periódico, radio, TV y internet”.
También señala que:
“El lenguaje periodístico es, antes que nada, un código lingüístico específico al servicio
de unos fines informativos. La causa de que exista hoy una forma de expresión “sui generis”, a
la que se llama estilo o lenguaje periodístico, hay que buscarla en la necesidad históricamente
sentida por unos determinados escritores que tuvieron que adecuar las formas de expresión
literarias de su época al principal objetivo de toda actividad profesional periodística: transmitir
noticias con economía de palabras”

El lenguaje periodístico, como cualquier otro lenguaje, no es algo estático, sino que
está sometido a permanentes cambios que provienen fundamentalmente de tres campos: la
tradición de la época, la personalidad del autor y la expectativa del destinatario. En los
periódicos se escribe fundamentalmente para que los textos sean entendidos por el
receptor de una forma rápida y eficaz; además se escribe para un colectivo más o menos
masivo, pero siempre heterogéneo. De ahí que un texto periodístico no pueda adornarse de
elementos que frenen la compresión de los lectores. El objetivo principal es llegar
inmediatamente a captar la atención del receptor.

Según Emil Dovifat “aquel que se disponga a escribir en un periódico tiene ante todo
que cuidar de hacer una lectura interesante y atractiva” y marca tres normas redaccionales
fundamentales: “concisión, claridad y una construcción que capte la atención”. Se trata de un
lenguaje caracterizado vinculado al lenguaje literario, pero con unas finalidades que le
alejan de la literatura, incluso en ocasiones puede llegar a estar en cierta contradicción con
la literatura.

Diferencia entre el lenguaje literario y periodístico.


Una diferencia fundamental es que el lenguaje literario tiene como referente la
belleza estilística y para ello utiliza formas de expresión narrativas, mientras que el
lenguaje periodístico busca fundamentalmente la eficacia y por ello sacrifica en parte la
narrativa en beneficio del impacto de los mensajes. Que el lenguaje periodístico no sea
estrictamente un lenguaje literario no quiere decir que el periodista no tenga que dominar
las normas gramaticales y lingüísticas. Significa que el periodista, además de un correcto
uso del lenguaje, debe conocer y aplicar unas formas concretas para la difusión de sus
mensajes. El lenguaje que busca la rápida comunicación con el lector no es incompatible con
la prosa elegante o bien escrita.

Consejos de Josep María Casasús.


Enumera algunos de los secretos que considera imprescindibles para alcanzar una
relación periodística correcta: “La corrección en el relato periodístico debe buscarse en el
dominio de la lengua, en la riqueza del léxico, en la precisión con que se emplean los
términos exactos para calificar personas y acciones, en el rigor con que se eligen los
adjetivos, en la sobriedad narrativa y descriptiva, que evite escrupulosamente la irrupción
de elementos subjetivos en la información. La elegancia de la prosa periodística deriva del
grado de contención, de austeridad y del sentido de la misma. La calidad literaria de la
prosa periodística se logra con la utilización correcta de las palabras, regularidad en la
construcción de la estructura y en una administración equilibrada y funcional de los
adjetivos”.

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Al escribir un texto periodístico el profesional busca una comunicación inmediata, con
un sector de lectores heterogéneo con capacidades diferentes y distintos niveles
culturales, de ahí que se encuentre en la necesidad de utilizar un lenguaje peculiar, al que
llamamos lenguaje periodístico.

Características del lenguaje periodístico.

a) Claridad: significa la utilización de expresiones que estén al alcance de una


persona de cultura media. Significa también conceptos bien diferidos, exposición limpia, es
decir, con sintaxis correcta y vocabulario al alcance de la mayoría. Ni preciosista ni
excesivamente técnico.
El lenguaje periodístico se caracteriza porque busca lograr un alto nivel de claridad.
En el periódico se escribe para que pueda entendernos todo el mundo. Eso exige en el
redactor claridad en las ideas y transparencia en la exposición.

b) Concisión: se trata de ser breve. Hay que entenderla como el uso exclusivo de
aquellas palabras que sean absolutamente precisas para expresar lo que queremos. Es
preciso limpiar la redacción, quitarle la paja, clasificarla, resumidamente: hay que dejar el
texto reducido al mínimo. Es preciso evitar lo superfluo, quitar aquellas ideas que no añaden
nada.
Utilizan un estilo conciso no quiere decir caer en el laconismo, ni tampoco que
tengamos que renunciar a la imaginación y al colorido. Hay que entenderlo como aquel texto
en que cada línea, cada palabra, cada frase está llena de sentido.

c) Naturalidad: hay que huir de lo enrevesado, de lo artificioso, de lo complicado.


Podemos decir que un escritor utiliza un lenguaje natural y sencillo cuando acude a palabras
y frases de fácil comprensión. La naturalidad se alcanza procurando que las palabras y las
frases sean las más adecuadas, las que el tema exige.

El léxico empleado debe ser claro, conciso y correcto. Debe usarse un nivel medio de
lenguaje con adjetivos descriptivos y no valorativos y un léxico, en general, objetivo. Sin
embargo no es extraño encontrar en las noticias léxico valorativo y otros recursos
selectivos de la información (entrecomillados, subrayados, etc...) que hacen que se pierda la
objetividad: “Una gran manifestación. El grandioso acto fue considerado por Pedro Pardo,
portavoz de la coalición, la concentración popular de mayor volumen celebrada nunca en la
ciudad. Los numerosos manifestantes...”

A veces, condicionado por la materia que trata, el periodista usa un léxico


especializado. Tampoco es extraño encontrar barbarismos, siglas, léxico impuesto por el
uso, aunque no sea del todo correcto: A nivel de... posicionamiento. explosionar, en orden a...
direccionar, SDFN (Servicios Documentales Filatélicos y Numismáticos), etc...
También suele ser corriente el empleo de abundantes sinónimos para evitar repeticiones.

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Rasgos léxicos.-
a. Extranjerismos, sobre todo anglicismos: reality show, airbag, top model, etc...
b. Calcos semánticos: créditos (del inglés credit) en lugar de rótulos o firmas.
c. Uso de siglas y acrónimos: OTAN, UEO, sida.
d. Eufemismos: hostilidades en vez de guerra, incursiones aéreas en lugar de bombardeos,
efectos colaterales por matanzas indiscriminadas.
e. Formación de nuevas palabras por derivación (balseros, faxear), composición
(videoconferencia, telebasura).

Rasgos retóricos.-
En los textos periodísticos es frecuente encontrar todo tipo de figuras retóricas. Las más
corrientes son:
a. Metáforas: La guerra de los cargos públicos, la cumbre sobre el empleo.
b. Metonimias: California prohíbe fumar en los bares.
c. Personificaciones: El buen comportamiento de los precios.
d. Hipérboles: Toda España se volcó con la Selección.

Por otra parte, el periódico también puede servirse del lenguaje literario, lo que
sucede cuando la comunicación se orienta a conseguir no ya la rapidez característica de la
noticia, sino la belleza en la exposición de los contenidos. Es el caso de géneros como el
artículo, la crónica, el editorial…, en los que el lenguaje periodístico y el literario aparecen
amalgamados en el mensaje informativo.

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