You are on page 1of 55

Alumn@s de 6º de Primaria

2007
CUENTOS DEL MUNDO

Cuentos traídos desde todos los rincones del mundo,


para que disfrutes con las historias que velan los
sueños de chicos y chicas como tú.

EDITORIAL JUAN DE VALLEJO


Colección TORRE DE BABEL
Burgos
Mayo 2007
CUENTOS DEL MUNDO 2

CUENTOS DE ÁFRICA:
 La madre loca
 Las tres vacas
 ¿Por qué la hiena tiene la piel a rayas?
CUENTOS DE AMÉRICA:
 Waqanki
 El origen del maíz
 La hierba mate
 Aprender a compartir
 El sapo y el urubú
CUENTOS DE ASIA:
 Los sueños de Pak Diro
 Sakuntala o el anillo prodigioso
 Tuminah y el oso
 Los cuatro dragones
 La venganza de los cuentos
CUENTOS DE EUROPA:
 La verdadera historia del hombre lobo
 La leyenda de la mano agujereada
 Cómo nacieron los Pirineos
 El cuento de Pomperiposa
CUENTOS DE OCEANÍA:
 El koala y el emú
 El hombre que quiso conocer la luna

Todos estos relatos, cuentos y leyendas de distintas partes del mundo, han sido recopilados
por los alumnos y alumnas de 6º A de Educación Primaria, cuyos nombres figuran al final de
esta publicación. Lo que vais a poder leer es el fruto de un trabajo de investigación, del área de
Lengua y Literatura, realizado durante varios meses, buscando en diversas fuentes de
información: Biblioteca del Centro, Internet y otras Bibliotecas.

Algunos de estos textos se han trasladado a formato audiovisual en un CD titulado “Cuentos


del Mundo”, dentro de la colección TORRE DE BABEL. Además y, sobre todo, han sido la base
para que por unas horas nos convirtiéramos en “contadores de historias”, dramatizándolos
para el disfrute de compañeros y compañeras de todas las edades.
CUENTOS DEL MUNDO 3
CUENTOS DEL MUNDO 4

La madre loca

Hace mucho, mucho tiempo, vivían en una aldea dos mujeres jóvenes que no habían
tenido la suerte de tener ni hijos, ni hijas. Había un dicho según el cual "una mujer sin
hijos era una fuente de desgracias para la aldea".

Un día, una señora vieja golpeó a su puerta para pedir comida. Las mujeres jóvenes la
recibieron con mucha amabilidad y le dieron de comer y ropa para vestirse. Después
de comer y extrañada por el silencio y la ausencia de voces infantiles, la anciana les
pregunto:

- ¿Dónde están vuestros hijos?

- Nosotras no tenemos hijos, ni hijas y por eso, para no causar desgracias a la aldea nos
pasamos el día fuera del pueblo.

Entonces, les dice la señora:

- Yo tengo una medicina para tener hijos, pero después de haber dado a luz, la madre
se vuelve loca.

Una de la mujeres le contestó que aunque enfermase ella sería feliz por haber dejado
un niño o una niña en la tierra. En cambio, la segunda le dijo que no quería enloquecer
por un hijo.

La señora vieja dio la medicina solo a la que se lo pidió.

Después, algunos años más tarde la señora vieja regresó al pueblo y se encontró a las
dos mujeres jóvenes. La que no había tomado su medicina le dijo: "Tu nos dijiste que
quien tomara la medicina se volvería loca, pero mi hermana la tomó, tuvo una hija y no
enfermó"

Y la anciana le respondió: "Volverse loca no quiere decir que se convertiría en una


persona que anduviera rasgándose las ropas o que pasara todo el día mirando a las
nubes como si paseara por el aire; lo que yo quise decir es que una mujer que da a luz
un niño o una niña estará obligada a gritar todo el tiempo, para a continuación no
parar de reír, llorará por la criatura, le pegará, le amará… Eso es el ser madre y volverse
loca.
CUENTOS DEL MUNDO 5

Las tres vacas


Cuenta la leyenda que había una vez tres vacas en la sabana. Las vacas eran una
blanca, una negra, y otra roja. Las vacas se defendían entre ellas, puesto que eran muy
amigas.

Un día un león muy astuto les dijo a las vacas de color negro y rojo:

-La vaca blanca es un peligro para vosotras, pues por la noche los cazadores la ven
mejor y pueden descubrir vuestra posición, entonces os mataran para comeros a las
tres. ¿Me la puedo comer yo?

Las vacas lo pensaron detenidamente y contestaron:

-Sí, te la puedes comer así nadie nos matará a nosotras.

Al cabo de dos semanas el león volvió a donde la vaca de color rojo y la dijo:

-La vaca de color negro es un


peligro para ti, pues por el día
los cazadores la pueden ver
mejor y descubrir tu posición,
entonces os mataran para
comeros a las dos. ¿Me la
puedo comer yo?

Después de pensarlo
detenidamente la vaca de color
rojo contesto:

-Sí, te la puedes comer así a mí


no me matará nadie.

El león se comió a la vaca de


color negro.

Días después el león se comió a


la vaca de color rojo.

MORALEJA: No hay que desconfiar de los amigos, porque alguien te diga cosas malas
de ellos.
CUENTOS DEL MUNDO 6

¿Por qué la hiena tiene la piel a


rayas?
Hace mucho, mucho tiempo una hiena y una liebre eran muy buenos amigos. Pero la
hiena, le engañaba a la liebre y cada vez que ésta pescaba un pez grande era la hiena
quien se lo comía. La hiena inventaba juegos extraños y tras acordar que el que ganara
se comería el pez, la hiena siempre acababa ganando y comiéndose el pescado.

Un día la liebre pescó un gran pez y le dijo a la hiena:

- ¡Hoy es mi día! ¡Hoy me comeré yo solo este gran pez! .

- Es demasiado grande para un estómago tan pequeño, le dice la hiena. Se pudrirá


antes de que puedas comértelo todo.

- Es verdad, dice la liebre. Pero lo pondré a ahumar por la noche para conservarlo en
pedazos pequeños. ¡Estará delicioso!

La hiena no aguantaba de envidia y seguía deseando comerse el pescado de la liebre.


¿Me lo comeré yo solo! se decía a sí misma. Y no hacía más que planear para satisfacer
su egoísmo.

Llegada la noche, la
hiena cruzó
sigilosamente el
río, acercándose
hasta donde
dormía la liebre. En
ese momento, el
pescado, partido en
trozos, se asaba
lentamente y la
grasa que caía
sobre las brasas
perfumaban el
ambiente. La hiena se relamía ya de gusto, riéndose de la liebre por la sorpresa que se
llevaría ésta al ver que le habían robado el pescado con el que tanto soñaba.

Mientras tanto, la liebre estaba acostada haciéndose la dormida pero muy atenta a lo
que hacía la hiena. Cuando la hiena agarró el primer trozo de pescado, la liebre se
CUENTOS DEL MUNDO 7

levanto de repente, cogió la parrilla que estaba encima del fuego y corriendo tras la
hiena le azotaba con ella mientras la hiena aullaba de dolor, de vergüenza y de rabia.

La hiena acabó con todo el cuerpo marcado con las barras de la parrilla y desde
entonces las hienas llevan rayas en la piel y por eso desde entonces las hienas odian a
las liebres.

REFRANERO AFRICANO
“El amigo sincero tiene lágrimas para ti, aunque tenga los ojos secos” de la tribu Rundi
de Burundi.

“Buena compañía vale más que buena comida” de la tribu Lúo de Uganda y Kenia.

“Corazones vecinos valen más que cabañas vecinas” de la tribu Beté de Camerún.

“El camino que lleva al amado, carece de espinas” de la tribu Duala de Camerún.

“El camino de la selva no es largo cuando amas a la persona que vas a visitar” de la
tribu Mongo de Zaire.

“Cuando una aguja cae en un pozo son muchos más los que se asoman que los que
bajan al fondo” de la tribu Toucouleur de Mauritania.

“El hechicero que trepa a la planta sabe por donde bajar” de la tribu Ewé de Togo y
Ghana.

“Regalemos a Dios una vaca. Si nos dice que está flaca, le responderemos : Tú eres
quien hace enflaquecer y engordar” de la tribu Tigrino de Etiopía.

“Cuando roben la vaca de tu padre, procura al menos agarrarte al rabo” de la tribu


Abisinio de Etiopía.

“Por mucho que adelgace, el elefante no se atreverá a cruzar por un puente de lianas”
de la tribu Toma de Guinea Conakry.

“Más fácil es transportar un termitero que ejercer autoridad sobre un poblado” de la


tribu Rundi de Burundi.

“Dos jefes no montan en la misma barca; ¿quién achicaría el agua?” de la tribu Ewé de
Togo y Ghana.
CUENTOS DEL MUNDO 8

“Cuando tropieza el jefe, todos sus súbditos tropiezan tras él” de la tribu Bantú de
Zaire, Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.

“Viaja con un habitante del lugar, roba con el hijo del jefe del lugar” de la tribu Tigrino
de Etiopía.

“Si quieres hablar mal de un jefe, espera a estar fuera de su territorio” de la tribu
Bantú de Zaire, Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.

“Cuando el mono es rey, conviene danzar delante de él” de la tribu Duala de Camerún.

“La sardina que intenta imitar a la ballena se hace daño” de la tribu Bantú de Zaire,
Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.

“No insultes al cocodrilo antes de cruzar el río” de la tribu Ewé de Togo y Ghana.

“Ha muerto del rey, pero el mercado sigue su curso” de la tribu Popo de Benín.
CUENTOS DEL MUNDO 9
CUENTOS DEL MUNDO 10

Waqanki (Leyenda quechua. Perú)


Se dice que durante una premiación al
ejército del Inca que regresaba victorioso
de una campaña, una de las princesas del
Inca se fija en uno de los jóvenes oficiales
del cual queda prendada.

No paso mucho tiempo y el Inca es


informado de estos amores y monta en
cólera por la osadía de un plebeyo al
relacionarse con la nobleza.
Inmediatamente ordena su captura y
ejecución.

La bella princesa intercede con el Inca por


su amante. El Inca, Hijo del Sol le perdona
la vida pero, no estando satisfecho lo
envía con un pequeño destacamento a
apaciguar una zona rebelde en el interior
de la jungla amazónica, conociendo de
antemano la imposibilidad de la misión
encomendada y la segura muerte del
oficial.

Al enterarse la doncella de tan drástica


decisión corrió tras las huellas de su
amado llorando desconsoladamente.

Y dice la leyenda que en la floresta donde


caían sus lágrimas brotaban unas bellas
flores.

Desde ese día a las flores de esta especie


se les conoce como orquídeas WAQANKI.
CUENTOS DEL MUNDO 11

El origen del maíz (Leyenda guaraní.


Paraguay)
Hubo hace mucho una gran sequía. Los
ríos no llevaban agua, los peces habían
muerto y los cazadores nada encontraban
para alimentar sus proles y el Dios Tuba
permanecía sordo a las desesperadas
rogatorias.

Dos jóvenes guerreros, Avati y Ñegrave,


expresaron a viva voz su disposición a dar
sus vidas para que cesara la catástrofe. Un
desconocido apareció entonces y dijo ser
emisario de Dios, para buscar en la tierra
un hombre dispuesto a dar la vida por los
otros, porque entonces el Dios haría
crecer de su cuerpo sacrificado, una planta
que saciaría toda hambre.

Los jóvenes guerreros reiteraron su


voluntad. No era necesario el sacrificio de
ambos y el que quedara vivo debería
encontrar el sitio apropiado para enterrar
a su compañero. Fue elegido Avatí.
Ñegrave se despidió llorando de su
querido amigo y llorando lo enterró.

Siguió llorando al visitarlo y regar su


tumba todos los días, con la poca agua
que arrastraba el río, hasta que la
promesa se cumplió y de la tierra que
cubría a Avatí brotó una planta
desconocida que creció, floreció y dio sus
sabrosos y nutritivos frutos: el maíz.

El mensajero desconocido regresó para


corroborar la historia y comunicó que por
voluntad del Dios, el generoso Avatí, de
cuyo cuerpo se nutrió la planta, viviría
para siempre mientras se cultivara el maíz,
que desde entonces alimenta a todos lo
guaraníes.
CUENTOS DEL MUNDO 12

La hierba mate
¿Por dónde podré bajar?, se preguntaba la solitaria luna paseándose por el cielo. El
inmenso espacio azul le parecía una jaula y su único amigo era el aire. Lo envidiaba por
su libertad para desplazarse de un lado a otro jugueteando con las nubes. Su mayor
anhelo era pisar esa verde alfombra de las praderas que veía desde arriba, y dejarse
resbalar por las colinas que descendían hasta un profundo y misterioso manchón azul.

-Quiero conocer ese otro cielo que tienen abajo -le contó al aire.
- No es el cielo, mi amiga -silbó él-, es el mar.
Se acrecentaron sus deseos y en un
ataque de mal genio gritó:
-¡Quiero bajar! ¡Quiero bajar!
Una estrella peleadora le dijo:
-¿Para qué formas berrinche? Eres
centinela de la noche y no puedes
dejar tu puesto.
Al verla llorar lágrimas de plata, las
nubes se pusieron de acuerdo. Ellas la
comprendían, porque en sus viajes
siempre admiraron la tierra.
--Te vamos a ayudar para que no se
note tu ausencia -le dijeron-. Cada una
de nosotras colgará sutiles gasas de
neblina y entre todas formaremos un
telón, que dejará la noche más oscura
que boca de lobo.
-¿Qué es eso? -preguntó ingenuamente la luna.

El arco iris prestó su escala de siete colores, y la luna, con una capa negra, un
aderezo de tules y una coronita de estrellas, como una reina, bajó orgullosa. La tierra
le abría al fin sus brazos amorosos, sus lagos y sus abanicos de palmera. La primera
sensación que experimentó fue la de volar, de ser libre como un pájaro, hasta que sus
pies tocaron unas agrestes colinas cubiertas de vegetación, entre las que cantaba el río
Paraná. Se volvió niña, fascinada por las flores y los perfumes. Al mirarse en las aguas,
su cara redonda le pareció demasiado pálida entre los coloreados frutos. Hubiera
querido ponerse trenzas y parecer una campesina.

-¿Dónde habrá niños? - se preguntaba, sin saber que era este un lugar tropical y muy
desierto.
-Ven a nadar - la invitó el río con un murmullo de cascadas.
No se hizo de rogar la traviesa luna. Se despojó de su paca y tules y de su coronita de
estrellas para sumergirse en las rumorosas aguas que se llenaron de reflejos. En el
oleaje aparecía y desaparecía, cual un barco redondo y blanco, y era ella la que miraba
el cielo, un tanto oscuro sin su presencia.
CUENTOS DEL MUNDO 13

"Ahora -pensaba- que he probado los frutos y conozco eso verde que es el pasto, los
helechos y el agua; ahora que he aquietado este deseo de tierra, podré volver a mi
sitio y ser para siempre una luz lejana, que alumbre los caminos del mundo y las
ventanas de sus casas. Pero, ¡qué bueno fue mirar desde abajo!"
Ni se acordaba del cielo y lo encontró lindo.
Con su falta de experiencia se olvidó del jaguar, el temible animal de la selva que en
las noches busca siempre alguna víctima para calmar su feroz apetito. Agazapado entre
los juncos, vio a la luna, le pareció una gran tortilla de maíz, un tanto cruda tal vez.
Cuando quiso abalanzarse a devorarla, el cuchillo de un diestro cazador terminó con su
hambre y con su vida. Este hombre con su mujer e hija eran los únicos habitantes de la
enmarañada selva; había construido una choza en un claro y hacía tiempo que andaba
en busca de liquidar al jaguar que robaba sus animales domésticos.

-No temas, criatura -le dijo a la luna, que tiritaba de susto, sin saber aún de quien era
esa redonda cara pálida-. Yo te llevaré a mi choza, en donde mi familia te atenderá.
Generoso, como buen campesino, le cocinó la última tortilla de maíz que quedaba;
pasarían muchos meses antes de la próxima cosecha. La luna, envuelta en una gran
sábana, se sintió feliz y humana entre gente tan amable, hasta que oyó decir a la mujer
de su salvador:
-¿Qué vamos a comer mañana? Se acabó el maíz.

Con un poco de pena se puso su capa de reina, sus gasas y su coronita maltrecha. Se
decidió a partir para volver a tomar su puesto en el firmamento y de paso agradecer su
ayuda a las nubes. Nadie se había percatado de su ausencia ni de su viaje a la tierra y el
arco iris se afanaba guardando su escala. La luna pensó: "¿qué puedo regalarle a esos
campesinos que tan amablemente me acogieron? Algo que los ayude a vivir momentos
felices, a olvidarse de la soledad y que los reponga de los duros trabajos que realizan".
Entonces, muy emocionada, dejó caer sus lágrimas de plata que, iluminando la choza
de luz y reflejos, regaron los campos.

Cuando al amanecer el buen hombre salió de la casa, arbustos desconocidos habían


brotado por doquier. Entre el verde oscuro de las hojas asomaban blancas florecillas.
La mujer, de pura hambre, preparó una infusión con esta yerba nueva y al beberla se
sintieron todos mucho mejor y con ánimo.
El arbusto cundió como maleza por todas partes, y el país se hizo famoso y rico por
su yerba mate. Se dice que la hija del campesino fue la depositaria de este regalo, que
jamás murió y que va por todas partes repartiendo este don de la luna.
CUENTOS DEL MUNDO 14

Aprender a compartir
Sucedió una vez, lo que a continuación te voy a contar. Escucha con atención.

A los niños y niñas les gusta jugar con sus juguetes favoritos. En especial a unos amigos
que vivían en un barrio de la gran ciudad. Eran unidos, una gran pandilla de cuates,
que les gustaba divertirse y jugar con sus juguetes preferidos. Ellos eran: Carolina,
Carlita, Jesús, Jorge, Raúl y Luisito.

A Carolina y a Carlita les gustaba jugar con las muñecas, las cambiaban de ropa, de
peinado e inventaban historias de amor donde el muñeco más guapo era el galán.

Jesús se entretenía con su Nintendo, con las aventuras de Mario Bros tratando de no
perder ninguna vida y llegar al último nivel.

Jorge no podía salir al parque sin su pelota de basquetbol y Raúl sin su patineta con la
cual hacía piruetas en el aire.

A Luisito, el más pequeño de la pandilla, le encantaba jugar con sus carros de control
remoto.

Ellos no podían salir a divertirse sin sus amigos inseparables: sus juguetes. Pero existía
un problema con esta pandilla de amigos... no se prestaban sus juguetes. No querían
que nadie más que ellos, sus propietarios, jugaran con ellos. Si Luisito tomaba la
patineta de Raúl, éste se
enojaba y le gritaba:

_ ¡Dámela! ¿Qué no sabes que


la puedes romper?. ¡Juega con
tus carritos, la patineta es para
niños grandes como yo! _ Así
que Luisito se ponía a llorar.

¡Ah!, pero cuando Carolina le


pedía prestado un carro para
jugar con sus muñecas, le
decía:

_ ¡Los carros son juguetes de niños, no de niñas!

Lo que no se imaginaban, era que no muy lejos de allí, en el País de las Ilusiones,
donde se fabricarlos juguetes, el duende mayor, llamado Igor, que era el encargado de
la producción, los estaba observando con su telescopio, y éste se puso muy triste
CUENTOS DEL MUNDO 15

porque no compartían los juguetes, discutían en vez de jugar, peleaban y cada uno se
iba a su casa, enojados, terminando el tiempo de jugar.

_ De nada sirve que yo haga los juguetes con mucho amor para los niños, si éstos no
tienen buenos sentimientos, como lo es el compartir. Estoy muy cansado, creo que me
tomaré unas vacaciones, y me iré al país de los sueños, a descansar un poco y olvidar
mi tristeza.

Y así fue, el duende Igor, se fue del País de las Ilusiones y dejó la fábrica de juguetes
encargada a los pequeños duendecillos verdes, que eran muy traviesos y que no sabían
cómo manejar las máquinas. Cometían muchos errores, por ejemplo, si hacían carros
seles olvidaban las llantas; las pelotas las hacían triangulares y no rebotaban; a las
muñecas les ponían los cabellos de alambre, olvidando las piernas y los brazos.

Eso no era tan grave como cuando hacían los muñecos de acción, en especial, a los
superhéroes. A Batman le cambiaban su cuerpo por el de la Mujer Maravilla; a
Supermán, lo vestían con la máscara del hombre araña, lo vestían con la máscara del
hombre Araña; a los dinosaurios los armaban con patas de chango y boca de pez; a los
caballitos los adornaban con jorobas de camellos y trompas de elefantes.

Era un tremendo lío en la


fábrica. Por eso, cuando los
juguetes pasaban por el control
de calidad de la mega
computadora que los
supervisaba, ésta los devolvía y
daba la orden de: “Juguete con
desperfectos. Debe destruirse”.
Por lo tanto, la fábrica no
producía ningún juguete. Pero
eso no era todo el problema,
había algo
peor...terrible...espantoso.
Existía en la fábrica un maleficio. Por cada juguete que la computadora destruía,
desaparecerían juguetes que los niños del mundo tuvieran en su poder. Fue así como
empezaron a desaparecer, como por arte de magia. ¡Zas! ¡cataplum! y el juguete
invisible.

Como te has de imaginar, a los amigos de la pandilla les sucedió también el maleficio
de los juguetes invisibles. Al primero que le pasó fue Jorge, que estando jugando
basquetbol, lanzó su pelota a la canasta y... ¡desapareció!. Jorge la buscó por todos
CUENTOS DEL MUNDO 16

lados pero no la encontró y muy triste se fue a su casa, y su mamá lo regañó, creyendo
que la había perdido.

Lo mismo le pasó a Carolina y a Carlita con sus muñecas. A Jesús con su Nintendo,
cuando fue a buscarlo no lo encontró. Raúl buscó hasta por debajo de la cama y de la
alfombra su patineta y Luisito, hasta los lentes de aumento de su papá se puso para
buscar sus carros de control remoto.

Así, poco a poco, los juguetes se fueron extinguiendo, como los dinosaurios. Quizás
con los años, sólo verían en fotografías y en los museos. Los niños del mundo estaban
tristes, porque ¿qué iban a hacer ahora que no tenían juguetes?.

La pandilla de amigos, también empezó a preocuparse. Dónde vivían los niños y las
niñas se la pasaban encerrados en sus recámaras y sólo veían televisión. Como eran
vacaciones no iban a la escuela, así que tenían mucho tiempo libre. Por las mañanas la
pandilla veía televisión, en las tardes también y por las noches, se reunían en el club
para comentar lo que les pasaba.

En las primeras semanas les agradó la idea de ver durante mucho tiempo la televisión.
Pero ya se sabían hasta los comerciales de memoria y no les causaba gracia ver los
mismos programas. Sus ojos estaban irritados y les dolía la cabeza, además estaban
engordando de tanto comer golosinas frente al televisor.

En una noche, en la que se reunieron en su club, Carolina, la más inquieta de todos, les
dijo:

_ Ya me aburrí de tanto ver televisión, quiero volver a jugar con ustedes, debemos de
hacer algo.

_ No podemos hacer nada sin los juguetes, le contestó Jesús.

_ Yo sin mi patineta no me divierto _dijo Raúl.

_ Extraño mis carritos _ lloriqueó Luisito.

_Recuerdo cuando encestaba la pelota en la canasta _ dijo Jorge al momento de


aventar un papel al cesto de la basura.

_ ¡Ya sé! _ exclamó Carolina. Jorge, me has dado una idea genial.

_ ¿Qué idea? _ le preguntaron todos a coro.

_ No es necesario tener juguetes para jugar, podemos hacerlos con nuestra


imaginación_, comentó entusiasmada Carolina, al momento de dirigirse a cada uno y
les dijo:
CUENTOS DEL MUNDO 17

_ Jorge puedes jugar al basquetbol construyendo bolas de papel y con un bote, la


canasta, en la que las arrojarías. En cambio, Jesús que es bueno para dibujar, puede
diseñar sus propias aventuras de Mario Broos, puedes hacer una patineta de madera,
con la ayuda de un adulto, pues me has dicho que te gusta mucho la carpintería. Como
Luisito es feliz jugando con tierra, que mejor que se imagine una gran autopista y la
haga con piedritas, hojitas y todo lo que encuentre a su lado, y los carritos puede
construirlos con palitos de paleta. Y nosotras Carlita, podemos hacer las muñecas de
papel y los muebles con latas. ¡Ya ven que si podemos jugar si usamos nuestra
imaginación!.

_ También podemos jugar al bote pateado, a las escondidas, a los encantados, a la


peregrina, a brincar la cuerda _ dijo Jorge emocionado.

Raúl se puso muy serio. Los demás le preguntaron, si no le había gustado la idea de
hacer sus propios juguetes. A lo que Raúl les contestó:

_ De nada sirve que hagamos


nuestros propios juguetes, si no
aprendemos a compartirlos. Los
verdaderos amigos saben dar y
recibir, se prestan sus juguetes,
confían en los demás, se apoyan,
no se burlan de otro porque éste
sea diferente, porque sea gordo o
flaco, use lentes, esté moreno o
blanco. Los amigos sinceros se
aceptan como son y se respetan.
Nosotros no compartíamos
nuestros juguetes preferidos y
eso no era bueno. Propongo que
entre todos, los construyamos, nos los prestemos y así nos divertiremos más.

_ Tienes razón, de ahora en adelante compartiré mis juguetes con ustedes y ayudaré a
quien me lo pida _ dijo Carolina.

_ ¡Sí!, ¡Para eso son los amigos! _ gritó Luisito.

Y fue así como la pandilla de amigos se abrazaron y valoraron la importancia de la


amistad. Como verás, muchos niños siguieron su ejemplo, hicieron sus propios
juguetes y juegos, y sobre todo, aprendieron que era muy importante compartir, igual
lo hicieron en la escuela, en la ciudad, etc., difundiéndose esta grandísima idea.
CUENTOS DEL MUNDO 18

De todo esto se dio cuenta Igor, el duende mayor, que los había observado en su
telescopio. Comprendió que había juzgado mal a los niños. Con gran alegría Igor volvió
al País de las Ilusiones y arregló los desperfectos de la fábrica de juguetes y de la
computadora. Enseñó a los duendecillos verdes a cómo manejarla para
posteriormente poder tomarse un tiempo para descansar y que los niños pudieran
seguir disfrutando de sus juguetes.

Con el tiempo en la fábrica de juguetes la producción volvió a la normalidad y se


surtieron juguetes a todas las tiendas y jugueterías del mundo, en el que se incluía una
leyenda: “Este producto debe compartirse para que dé mejores resultados”

Nuevamente los juguetes que antes eran invisibles se hicieron visibles, ya los podían
ver, tocar y jugar con ellos los niños. Los papás y mamás del mundo felices fueron a
comprarles juguetes a sus hijos, los niños ahora organizaban su tiempo de mejor
manera: a veces jugando con sus muñecos, carros, pelotas, patinetas, Nintendo, y
computadoras. Otras veces veían televisión, y en muchas ocasiones jugaban con su
imaginación, creando sus propios juguetes y aventuras.

La idea de la pandilla del barrio favoreció a muchos que no tenían juguetes, pues
comprendieron que para divertirse no necesariamente se debe de comprar muchos
juguetes, o que sean muy caros, o ver sólo televisión o estar todo el día usando la
computadora. Para jugar, sólo basta ser niño y usar la imaginación. Lo que importa
más es el juego y no el juguete. Y sobre todo, comprendieron que los verdaderos
amigos comparten lo que tienen. El mayor tesoro que existe en nuestras vidas es la
amistad.
CUENTOS DEL MUNDO 19

El sapo y el urubú
En un principio, el vanidoso sapo tenía una espalda lisa y lustroso. Ocurrió que el sapo y el
urubú fueron invitados a una fiesta que se iba a realizar en el cielo de los animales. Después de
hacer sus preparativos, el urubú fue a burlarse del sapo. Lo encontró entre los juncos de un
charco croando de la manera más melodiosa posible porque estaba adiestrando la voz.

Se saludaron los animales.

El sapo decía que le habían invitado por su gran habilidad de cantante. El urubú dijo que él
también estaba invitado, para que el sapo se dejara de jactancias y se fue convencido de que el
animalito verde era un gran farsante.

Al otro día muy de mañana, el urubú se alisaba las negras plumas sentado en un arbusto,
preparándose para el viaje, cuando se le acercó el sapo. El instrumento del urubú, la guitarra,
estaba en el suelo pues la estuvo templando toda la noche. El sapo le dijo que él se iba ya de
camino porque caminaba muy lento; en realidad lo que hizo fue meterse en la guitarra.
Cuando el urubú levantó el vuelo estaba tan entusiasmado con lo de la fiesta que no se
percató de lo pesado de su guitarra. Pronto dejó atrás las nubes, la luna y las estrellas.

Al llegar, los demás animales le preguntaron por el sapo, a lo que contestó que no creía que
fuera posible que viniera pues el sapo apenas si saltaba como para alcanzar el cielo.

¿Y cómo que no lo había traído?.

Pues porque no le gustaba cargar piedras, contestó.

Dejó a un lado la guitarra


esperando que llegara el
momento de la música.

Entonces el sapo salió de


su escondite y apareció de
improviso ante la
concurrencia, más
hinchado y orgulloso que
de costumbre. Lo
recibieron con gran
asombro, entre aplausos y
felicitaciones. Mientras, se
reían del urubú.

Entonces comenzó la
fiesta, había comida en
cantidad y todos se
llevaban bien. Estaban dedicados al baile, al canto y a la interpretación de sus instrumentos
CUENTOS DEL MUNDO 20

preferidos pues la fiesta era para que cada uno se luciera en sus habilidades. Entre todo este
alboroto, el urubú rasgueaba contento su guitarra y el sapo soltaba sus "do" de pecho. En el
momento de más alegría el sapo aprovechó para introducirse de nuevo en la guitarra.

Terminó la fiesta y nadie notó su ausencia a la hora de las despedidas, sólo el urubú, que le
tenía rencor por haberlo puesto en ridículo. Echó a volar de regreso; estando receloso esta vez
noto el peso de más. Continuó volando hasta distinguir el suelo, pasó bajo la luna y con esa luz
pudo ver al sapo acurrucado en el fondo.

¡Sal! le gritó el urubú.

El sapo rogó que no le echara.

Como el sapo no salía por miedo que lo arrojara, el urubú sacudió la guitarra hasta que el
animalito salió por los aires moviendo las patas. Iba muy rápido en la caída pero la distancia
era también mucha, así que el sapo tuvo tiempo de pensar en que ojalá pudiera caer sobre
agua o sobre arena.

Primero creyó que caería en una laguna pero el viento lo desvió, luego divisó un prado y más
adelante un frondoso ombú.

Pero continuaba alejándose de estos lugares para dirigirse a unos duros caminos, unos
roquedales, el patio de una casa. Al fin dio contra unas rocas, de espalda. Cuando despertó
pasaron muchos días para que se recuperara. El golpe había sido tan fuerte que la espalda le
quedó para siempre manchada y llena de protuberancias.

Esta es la razón por la que el pobre sapo tiene tan fea presencia. Dicen también que debido al
golpe se le malogró la voz, pero esto no se puede asegurar.
CUENTOS DEL MUNDO 21
CUENTOS DEL MUNDO 22

Los sueños de Pak Diro


Pak Diro era un campesino, y vivía en una aldea o caserío cerca de la ciudad de Kuala
Lumpur.
Más pertenecía a un grupo de personas que les gusta soñar. Soñaba llegar a ser un
hombre riquísimo, con grandes casas, rodeadas de bellísimas muchachas o doncellas
que le sirvieran, y gozar de cualquier cosa, sin alzar un dedo.
Su mujer, pobre mujer, le repetía continuamente:
-¡Pak Diro, deja de soñar! Sin trabajar no se puede obtener nada de la vida.
-Hazme el favor, - replicaba el – ustedes las mujeres no entienden nada del mundo de
los hombres.
Un día Pak Diro fue como arrebatado por una crisis mística, y decidió dirigirse a un
monte sagrado donde haría oración, se alimentaría de hierbas y viviría en absoluta
pobreza.
Aunque nos costara sacrificio, un periodo de soledad será útil: los dioses nos ayudaran
favorablemente – confió Pak Diro a la mujer que se mostraba admirada y sorprendida
de aquella imprevista decisión.
Llegados a la cima del monte los 2
peregrinos encontraron un viejo
templo abandonado. Se
establecieron convencidos que el
ayuno y la penitencia les habría
ayudado a acercarse a Dios y a
conocer la voluntad sobre ellos.
Una tarde, mientras aquellas dos
almas solitarias estaban orando,
apareció un anciano de barba larga y
blanca.
-Pak Diro – le dijo el anciano – tu
devoción y la de tu mujer me
conmovieron. Debes saber que yo
puedo satisfacer cualquier deseo de
tu corazón, presta atención, porque
de tantos deseos que están en tu
corazón puedo satisfacer dos. Escoge
con cuidado lo que quieres pedirme.
- Si, si, santidad – exclamó Pak Diro lleno de felicidad
Se sentía confundido y excitado de no lograr ni siquiera hablar.
- Aquello... cuanto... yo... yo
CUENTOS DEL MUNDO 23

- Espera, Pak Diro - le aconsejó el anciano venerable – reflexiona con calma antes de
expresar aquello que deseas. Es cosa sabía que tu consultes a tu mujer.
- Todos quieren salud y felicidad y larga vida- dijo Pak Diro a la mujer. – podemos
escoger solamente entre estas dos cosas. ¿Qué escogerías tú?
- Yo escogería la salud y la felicidad – sugirió la mujer.
- Más no. Las cosas más importantes de la vida son las riquezas. En realidad si miras a
tu alrededor puedes constatar que el hombre más inteligente está al servicio del más
rico.
- ¿Qué hacer del dinero del mundo si te enfermas o si no eres feliz?
A este punto Pak Diro empezó a perder la paciencia, como siempre cuando su mujer
tenía parecer distinto del suyo. En un momento de la discusión con la mujer, tomado
por la ira el hombre exclamó:
- ¡Quisiera que te volvieras una oca!
Imprevistamente marido y mujer se encontraron rodeados de humo y relámpagos. Pak
Diro cayó al suelo como fulminado. Cuando las fuerzas le volvieron tuvo la fuerza de
levantarse, el pobre hombre se dio cuenta con susto que un deseo ya había sido
escuchado: ¡la mujer había sido transformada en oca!
- ¿Cómo he podido desear una cosa como esta? – exclamó con hipo y sollozando Pak
Diro. Y dirigiéndose de nuevo al anciano venerable que había hablado le suplico:
- Por favor santidad, devuélveme a mi mujer. No quiero ser marido de una oca.
- El anciano apareció de nuevo y dijo:
- Este es tu segundo deseo, Pak Diro. Yo puedo transformar tu mujer, más no satisfacer
algún otro deseo. Trabaja con responsabilidad, no pienses en el dinero. Y entonces
serás feliz.
El viejo agitó la varita mágica que tenía en la mano y pronunció palabras misteriosas:
enseguida la oca se convirtió en la mujer de Pak Diro.
Cuando Pak Diro se dirigió al anciano venerable ya había desaparecido. Se sabe que
Pak Diro no volvió a ser más rico. Siguió el consejo y vivieron con sencillez, y de mutuo
acuerdo y felices
CUENTOS DEL MUNDO 24

Sakuntala o el anillo mágico


Hay en la India, al pie del monte Himavat, un bosque sagrado donde viven los ascetas
consagrados a la meditación y a la sabiduría. Sus lagos son de agua azul, siempre
inmóvil; el arroz silvestre crece allí espontáneamente junto al césped de los sacrificios,
y los animales del bosque son sagrados para el cazador, de afiladas flechas, que debe
entrar humilde y desarmado en el silencioso recinto.
En este bosque habita la doncella Sakuntala, hija adoptiva del asceta Kanva. Ella,
hermosa y delicada como un jazmín recién abierto, cuida las plantas y los animales del
bosque. Con granos de arroz y dándole a beber la leche en el cuenco de su mano ha
criado un cervatillo, que salta siempre alegre detrás de sus pasos. Sus amores son las
flores y los árboles, que riega y mira crecer día por día; y su gran fiesta, cuando, a la
llegada de la primavera, estallan en el bosque los primeros brotes.
Un día, el joven rey Duchmanta, descendiente del dios de la Luna, llegó de caza al
santo lugar. Venía en su
veloz carro, con el arco
de bambú atado a la
muñeca, persiguiendo a
una gacela negra, que
penetró jadeante en el
bosque de los solitarios.
Internose el rey tras ella,
y tendría ya su arco
dispuesto a disparar
cuando una voz le
contuvo diciendo:
¿Quién se atreverá a
manchar de sangre el
bosque de la
meditación? Detén tu
brazo, no caiga tu flecha en el cuerpo de la humilde gacela como un rayo en un búcaro
de flores.
Entonces el rey se dio cuenta del lugar en que se hallaba, descendió del carro y,
dejando en él su manto y sus armas, porque en el recinto sagrado debe penetrase con
vestiduras sencillas, se dirigió al interior del bosque en busca de la ermita del
venerable Kanva.
A su paso, el pájaro no se espanta en la rama donde canta, y el gamo, que pace junto al
sendero, levanta su cabeza para mirarle dulcemente.
De pronto oyó el rey, en un bosquecillo de bambúes, voces y risas de mujer, y se puso
a observar entre el follaje. Era la hermosa Sakuntala, que, con otras dos doncellas,
regaba los árboles. Llevaba una humilde vestidura de corteza de árbol, sujeta con leves
nudos de cáñamo a los hombros, y adornaba sus orejas con dos flores de acacia.
CUENTOS DEL MUNDO 25

Así apareció a los ojos del rey, a través del follaje, sobre el verde tierno de la pradera,
como un panal de miel nueva. Y Duchmanta olvidó al verla su palacio; olvidó la gacela
que hasta allí le había llevado, y su corazón tembló en la quietud religiosa del bosque.
Luego, adelantándose, se presentó a las doncellas, que al verle quedaron un poco
turbadas. Pero su noble aspecto y la delicadeza de sus palabras las tranquilizaron, y
ofrecieron al desconocido el plato de leche, arroz y frutas, ofrenda sagrada de
hospitalidad.
Los discípulos de Kanva llegaron al bosquecillo de bambúes, y reconociendo al rey
Duchmanta, le dijeron que su venerable maestro estaba ausente rezando en los
santuarios del oeste, y le invitaron a pasar la noche en su cabaña. El rey no pudo
negarse a ir con ellos, pero sus ojos no se apartaban de la hermosa Sakuntala, que
quedaba allí.
Así iba, su cuerpo hacia delante y su alma hacia atrás, como la seda de una bandera
llevada contra el viento.
Varios días permaneció el joven rey con los ascetas en la montaña sagrada. Su corazón
adoraba Sakuntala, y
cuando al caer la tarde
conversaba con ella,
sentados sobre la
hierba, sus palabras se
entrelazaban como las
ramas de los árboles.
Y al fin un día el joven
rey le confesó su amor,
temblando como un
niño. Sakuntala bajó
sus ojos de largas pestañas, y nada contestó. Pero sus manos cogieron una hoja de
loto, y sobre ella escribió con la uña estas palabras: "No conozco tu corazón, pero día y
noche el amor atormenta a la que ha puesto en ti toda su esperanza."
Al leer estas palabras, el joven rey la estrechó entre sus brazos. Y en el silencio del
bosque, bajo los ojos de los dioses, le dio el juramento de esposo.
Días después llegó el séquito del rey al bosque sagrado, llamándole de nuevo a su
palacio. Antes de partir, Duchmanta habló así a Sakuntala:
Toma mi anillo de oro, esposa mía. En él está grabado mi sello y escrito mi nombre.
Cuenta una letra por cada día, y cuando todas las letras hayan sido contadas deja el
bosque de tu padre y vete a mi palacio.
Así se despidieron Duchmanta, hijo del rey de la Luna, y Sakuntala, la doncella sagrada,
amada de los pájaros.
Largos son los días de la espera. Sakuntala está triste sin su corazón, contando día por
día las letras del anillo, y las lágrimas del amor marchitan sus mejillas, como dos
jazmines regados con agua hirviendo.
CUENTOS DEL MUNDO 26

Un día Sakuntala, absorta en sus recuerdos, olvidó los deberes de la hospitalidad, no


atendiendo al ermitaño Durvasa, que llegó al bosque cansado y sediento, y el
ermitaño, ofendido, lanzó su maldición contra la doncella diciendo:
El rey no se acordará de Sakuntala, como el hombre ebrio no recuerda sus palabras
del día anterior. Sólo el anillo nupcial le devolverá la memoria. ¡Ay de Sakuntala si
pierde su anillo!
Pero la doncella no oyó la maldición. Y el destino cruel arrebató el anillo de su mano
un día al entrar en el baño, en el celeste Ganges de las tres corrientes. Entre las aguas
del sagrado río se hundió el anillo nupcial, y con él se hundieron entre la espuma los
recuerdos del rey.
Cuando el día de la promesa llegó, las doncellas del bosque engalanaron a Sakuntala y
ungieron sus cabellos. El venerable Kanva, que llegó aquel día, la bendijo y dirigió su
palabra al bosque diciendo:
¡Árboles sagrados! la que no quería beber cuando vosotros no habíais bebido; la
que, gustando de adornarse, no cortaba, por miedo a heriros, ni una sola de vuestras
ramas, Sakuntala, se va a la casa de su esposo. ¡Dadle todos vuestro adiós!
Y entonces se obró un perfumado milagro. Un árbol produjo un vestido de lino, blanco
como la luna; otros destilaron su jugo de laca, de gomas y resinas para perfumarla, y
otros le tejieron brazaletes de fibra y coronas de hojas y flores, y el cuchillo del bosque
cantó diciéndole adiós.
Sakuntala se despidió de su cervatillo. Dio tres vueltas alrededor del fuego sagrado,
mientras sus compañeras levantaban ritualmente en sus manos los granos de arroz. Y
luego, como manda la escritura, todos los ascetas la acompañaron hasta el borde del
agua.
Así se fue Sakuntala del bosque, llevando su perfume, como una rama de sándalo
cortada y trasplantada a otro país.
Ya se retiraba el rey Duchmanta de su Consejo, cuando se le avisó la llegada a palacio
de dos ascetas conduciendo a una hermosa doncella. El rey, respetuosos con los
habitantes del bosque sagrado, les hizo pasar enseguida a su presencia,
interrogándoles sonríe el motivo de su llegada. Los ascetas respondieron, inclinándose:
¡Seas siempre victorioso! El venerable Kanva te envía por nosotros su saludo.
Venimos a traer la esposa a casa del esposo. He aquí ¡OH rey!, a tu esposa Sakuntala.
Duchmanta se quedó absorto ante estas palabras mirando fijamente a Sakuntala, que,
temblando de emoción, no se atrevía a levantar los ojos. Ni el nombre de la doncella ni
su rostro le recordaba nada. De este modo se cumplía la maldición del ermitaño
Durvasa.
Y buen contestó el rey echándose a reír. ¿Qué juego es éste? Yo no he visto en
mi vida a esta linda muchacha ni he oído su nombre. ¿Cómo puedo tener una esposa a
quien no conozco?
Pero como los ascetas no le acompañaran en su risa y le miraban severamente,
Duchmanta se puso grave. Se acercó a la doncella, contemplándola largamente, sin
CUENTOS DEL MUNDO 27

reconocerla, pero conmovido por su belleza y su sonrisa inocente. Así esta Sakuntala,
entre los dos severos ascetas, como una rama verde entre hojas amarillas.
Hermosa niña dijo el rey con ternura. ¿Qué prueba puedes darme de que eres
mi esposa? ¿Tienes en tu dedo mi anillo nupcial?
Sakuntala, con un rápido gesto de alegría, fue a mostrar su anillo; pero entonces echó
de ver que lo había perdido al bañarse en el sagrado Ganges de triple corriente, y dos
lágrimas temblaron suspendidas en sus largas pestañas, luego, las fuerzas la
abandonaron y hubo de apoyarse, desfallecida, en sus compañeros, cerrando los ojos.
Duchmanta, conmovido por el dolor de la joven, llamó a su preceptor, un anciano lleno
de sabiduría, que sabía encontrar la verdad entre las mentiras como el cisne que bebe
la leche sin tocar el agua que se ha mezclado en ella. Y le interrogó diciendo:
He aquí que esta muchacha dice ser mi esposa, y yo no la conozco. ¿Cómo puedo
saber la verdad?
Y el sabio respondió:
Esta muchacha va a tener un hijo. Espera, ¡Oh rey! Si el recién nacido tiene en su
mano derecha la figura de la una rueda, las profecías se habrán cumplido y el niño será
tuyo.
Con estas palabras los ascetas dieron por terminada su misión y, rechazando a
Sakuntala, que, llorando acongojadamente, quería regresar con ellos, tomaron el
camino del bosque.
Sakuntala, entonces, huyó del palacio, llena de dolor y de vergüenza, maldiciendo el
duro corazón de Duchmanta. Y por más que centenares de esclavos la buscaron por
todas partes, no fue posible encontrar su paradero.
Un día los guardias de palacio
prendieron a un pescador, al que
encontraron un anillo de oro con el
sello y el nombre del rey. Fue
llevado a la presencia de
Duchmanta, acusado de ladrón.
Pero el pobre pescador negó tal
delito, afirmando que el anillo lo
había encontrado en el vientre de
un pez caído en sus redes en el
celeste Ganges.
Tomó el rey el anillo en sus manos, y al contemplarlo su corazón latió
apresuradamente. Como una nube que se descorre dejando paso al sol, así el olvido se
descorrió en su alma, y las escenas del bosque sagrado, la persecución de la gacela
negra, el amor y el juramento de Sakuntala se presentaron nuevamente ante sus ojos.
Puso Duchmanta en libertad al pescador, regalándole el joyel de su turbante, y
mandando uncir su brillante carro, marchó al galope de sus caballos hacia el bosque
sagrado.
CUENTOS DEL MUNDO 28

Pero Sakuntala no está en el bosque ni en el reino. Nadie la ha vuelto a ver, nadie


puede indicar sus huellas. Y Duchmanta llora de dolor y de arrepentimiento, un año y
otro año, afligido por el recuerdo de Sakuntala, la amada de los pájaros.
Cuando en el cielo estalló la lucha entre los dioses y los gigantes, el celeste Indra envió
su carro, húmedo de rocío, al joven Duchmanta, hijo del rey de la Luna, para que le
ayudara en el combate. Y en el veloz carro de oro, disparando sus flechas por encima
de los relámpagos, Duchmanta venció a los gigantes. Recibió en premio una guirnalda
de flores de "mandara" uno de los cinco árboles eternamente floridos en el cielo de
Indra.
Y al regresar a la tierra, Indra hizo que el celeste carro se detuviera en la altísima
montaña Cumbre de Oro, consagrada a la penitencia, donde las almas puras, más altas
que las nubes, se acercan a los dioses.
Allí, con el cuerpo ceñido de pieles de serpientes, apretado el cuello por un dogal de
lianas secas, largos los cabellos donde anidan los pájaros, los penitentes solitarios
rezan inmóviles de cara al sol.
Apeóse el joven Duchmanta para recibir la bendición de los solitarios. Y al internarse
entre los árboles vio a un hermoso niño que jugaba con un cachorro de león. Reía el
niño, agarrado al león por la melena, y Duchmanta, gratamente sorprendido por la
belleza y el valor del pequeñuelo, se acercó a él, mirándole conmovido. Como el rey no
tenía hijo, siempre que veía a un niño su corazón se llenaba de ternura y de tristeza.
Y sucedió entonces que al niño se le cayó un talismán que llevaba colgado al cuello, y
el rey se agachó para recogerlo. Al hacer esto, el aya del niño, que llegaba en aquel
momento, lanzó un grito diciendo:
¡Desdichado extranjero! No toques ese talismán, porque se convertirá en una
serpiente. Sólo el niño y sus padres pueden tocarlo.
Duchmanta se quedó absorto ante estas palabras, porque ya había recogido el
talismán y no lo veía transformarse en serpiente. Entonces, temblando de esperanza,
cogió entre las suyas las manos del niño, y vio grabada en su diestra la figura de una
rueda.
Y abrazándole loco de gozo, le decía:
¿Quién eres tú, hermoso niño, que pareces hijo de los dioses?
Soy nieto del rey de la luna respondió el niño, orgullosamente. Mi padre el
héroe Duchmanta a quien nunca conocí.
Entonces apareció Sakuntala con el rostro demacrado por las mortificaciones y
recogido el cabello. Y era aún más hermosa en su dolor, semejante a la liana de flor
blanca con los pétalos agostados de sol.
Duchmanta cayó de rodillas ante ella, besando el borde de su vestido y pidiéndole
perdón. Luego puso nuevamente en su dedo el anillo nupcial, y en el carro de oro del
celeste Indra volvieron los tres a su reino.
Los mismos dioses conmovidos por esta sencilla historia, la escribieron después en
verso, mojando sus pinceles en el rocío del cielo.
CUENTOS DEL MUNDO 29

Tuminah y el oso
En las fábulas orientales con frecuencia las personas y hasta las divinidades, se
transformaban en plantas o animales. Hasta entre nosotros, en la historia, suceden
cosas similares. Lo que sucede es porque la fábula quiere hacernos soñar; en la
narración magia y realidad se funden, y nuestra fantasía vuela a regiones lejanas y
realiza nuestros sueños secretos. También Tuminah ha vivido un dulce sueño, y su
despertar fue más alegre.

Omar vivía con una mujer y sus cinco hijas en un pequeño pueblo de la isla de Pinan.
Las cinco muchachas eran todas bastante graciosas; más muchos jóvenes las habrían
pedido por esposas, ellas no habían todavía encontrado ninguno que les gustase o
fuese considerado digno de ser escogido como marido. Con el pasar de los años las
muchachas no eran tan jóvenes, tanto que Omar y la mujer empezaban a preocuparse,
temiendo que sus hijas no encontrasen ocasión de casarse. Un día Omar y la esposa se
sorprendieron bastante al ver un simpático Oso en acercarse a la casa.

_ ¿Qué buscas?_ le preguntaron.

Muy educadamente el oso se acercó y dijo:

_ Le estaré muy agradecido si me permiten casarme con una de vuestras hijas

_¡Ah! ¿quién ha escuchado que un oso se case con una joven?

_ ¿Por qué en lugar de reírse de mí no preguntan más bien a vuestras hijas si quieren
casarse conmigo? No soy un hombre, más soy honesto y trabajador.

Interpelada la de más
edad rechazó
decididamente:
_¿Casarse con un oso?
¡no, no, nunca!

También las otras


hermanas rechazaron la
propuesta. Excepto la
última, Tuminah, que
era la más bella y la más
dulce de todas.

_¿Casarse con un Oso?


No me parece una
CUENTOS DEL MUNDO 30

elección que descartar. Si es gentil y honesto, será ciertamente mejor que tantos
hombres.

Las hermanas se reían. Fue así que después Tuminah se casó con el Oso.

Después del matrimonio frecuentemente los parientes y los amigos tomaban en


broma la extraña pareja: más esto no parecía turbar la armonía y felicidad de los dos
esposos. Tuminah no sabía todavía como el marido lograse dinero para vivir. Cada
mañana al alba el Oso se dirigía al trabajo, para regresar después a la noche profunda.
Siempre más curiosa de conocer la verdad sobre este misterio, un día Tuminah decidió
seguir a su marido a escondidas. Él bajó a la playa y aquí advirtió algo prodigioso: el
Oso se despojó de la piel como de un vestido, y se transformó en un bellísimo joven.
Después, subido en la barca, empezó a remar hacia adentro. Apenas el marido estuvo
fuera de la vista, Tuminah salió del matorral donde se había escondido y se llevó la piel
del Oso. Aquella tarde, cuando regresó el marido, por cuanto buscase no logró
encontrar su piel.

Solamente entonces Tuminah se acercó al joven y dijo:

_ No te cambies de nuevo en Oso, te ruego. Eres más bello así como eres realmente.

_ ¿Te avergüenzas de mí?

_ No, más sería así de bonito si todos se dieran cuenta que tú eres un hombre.

Apenas las hermanas descubrieron que era bello el marido de Tuminah, enseguida se
volvieron celosas. Más Tuminah no se dio cuenta de este sentimiento: su corazón no
había nunca experimentado lo que eran los celos. Enseguida, el marido le confió que
marcharía para unos asuntos de negocios muy importantes:

_ Estaré varios meses fuera, más cuando regrese seremos ricos.

Tuminah se mostró comprensiva y generosa: aunque lo sentía mucho, aceptó que el


marido se fuera. Las hermanas se sintieron aliviadas y dijeron a Tuminah:

_ Tu marido te ha dejado para siempre, no lo verás más nunca.

Ciertamente volvió a ser Oso. Pasaron tantos meses que a Tuminah parecían
interminables.

Finalmente un día algunos pescadores corrieron a casa de Tuminah para decirle que el
marido regresaba con una entera flota de naves llenas de tesoros inestimables: sedas,
oro, jades y otras joyas. Tuminah se puso sus mejores trajes y corrió a la playa para
recibir al marido. Las hermanas la siguieron. Repentinamente encerraron y amarraron
a Tuminah y la pusieron en una barca lanzándola mar adentro. Mientras se acercaba la
CUENTOS DEL MUNDO 31

flota, ninguna nave se dio cuenta de la barca que llevaba a la joven casi invisible por las
altas olas. De último venía la nave almiranta, engalanada de fiesta con banderas de mil
colores: el joven que en un tiempo vestía con piel de oso, hoy estaba vestido como el
almirante de la flota.

_ ¡ALTO! ¡Anclad las naves! gritó dándose cuenta de algo que movía entre las olas.
¿Qué cosa es aquella barca pequeña allá abajo?

Como la nave se fue acercando, los marineros vieron la figura de una joven amarrada y
tendida en el fondo de la barca. Bajaron un bote y llevaron a bordo a la joven. El
marido enseguida la reconoció y lleno de asombro preguntó:

_¿Tuminah, qué sucedió? Cuando Tuminah se reincorporó, le dijo al marido lo que


había sucedido con sus hermanas.

_Tus hermanas son unas brujas. Tienen necesidad de una lección. Entonces
encomendó a la esposa que no saliera de la cabina de mando de la nave por ninguna
razón. El comandante desembarcó. Las cuatro hermanas lo esperaban con vestimentas
de grandes ocasiones.

_¿Dónde está mi esposa?, les preguntó.

_Nosotras no lo sabemos. Hace algunas horas bajó a la playa para recibirte, y desde
entonces no la hemos visto.

Aquel día las hermanas quisieron hacer fiesta por el feliz retorno del cuñado y
organizaron un gran almuerzo al que invitaron a toda la gente rica, la más importante
de la isla. Mientras le servían las delicatesen, exquisiteces y manjares, el joven narró
sus aventuras, y como logró quitar a los piratas el galeón cargado de tesoros. En fin
concluyó:

_Cuando estaba por llegar al puerto vi una pequeña embarcación que vagaba entre las
olas. Dentro había una joven que había sufrido un atraco por los bandoleros, amarrada
y abandonada a su destino.

A estas palabras las cuatro hermanas empezaron a preocuparse. El joven dio unas
palmadas y compareció Tuminah acompañada por algunos marineros. Estaba vestida
de telas finísimas y tenía una corona de diamantes en su cabeza. Al verla las hermanas
se sintieron morir de envidia y de miedo.

_No las llevaré delante del juez, como merecéis _ prometió generosamente. _Más
exijo que dejéis el pueblo lo más rápido y que no os dejéis ver. Espero que esta lección
le sea útil para el futuro. Nadie sabe donde fueron las cuatro hermanas; mientras se
sabe ciertamente que Tuminah y su marido vivieron felices.
CUENTOS DEL MUNDO 32

Los cuatro dragones


Hace mucho tiempo, cuando no había ríos ni lagos en la Tierra sino solamente el mar
del Este, habitaban en él cuatro dragones: el Gran Dragón, el Dragón Amarillo, el
Dragón Negro y el Dragón Perlado. Un día, los cuatro dragones volaron desde el mar
hacia el cielo, en donde comenzaron a jugar con las nubes.

De pronto uno de los dragones dijo a los demás “¡Vengan rápido a ver esto, por favor!”

"¿Qué sucede?” preguntaron al unísono los otros tres, mirando hacia donde apuntaba
el Dragón Perlado.

Abajo, en la Tierra, se veía una multitud ofrendando panes y frutas y quemando


incienso. Entre el gentío se destacaba una anciana de cabellos blancos, arrodillada en
el suelo con un niño pequeño atado a su espalda. Ella rezaba: “Dios de los Cielos, por
favor, envíanos pronto la lluvia para que tengamos arroz para nuestros niños”. Y es
que no había llovido por largo tiempo. Los cultivos se secaban, la hierba estaba
amarilla y la tierra se resquebrajaba bajo el sol ardiente.

"¡Cuán pobre es esta gente!” dijo el Dragón Amarillo, “y morirán si no llueve pronto”.

El Gran Dragón asintió. Entonces propuso "Vayamos a rogarle al Emperador de Jade


para que haga llover”.

Dicho lo cual dio un salto y desapareció entre las nubes. Los demás lo siguieron de
cerca y todos volaron hacia el Palacio del Cielo. El Emperador de Jade era muy
CUENTOS DEL MUNDO 33

poderoso, pues estaba a cargo de los asuntos del cielo y de la tierra. Al emperador no
le agradó ver a los dragones llegar a toda velocidad.

"¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no se comportan como es debido y se quedan en el mar?

El Gran Dragón se adelantó y dijo: “Los cultivos de la Tierra se secan y mueren, su


majestad. Le ruego que envíe pronto la lluvia”. “Muy bien. Primero vuelvan al mar y
mañana enviaré la lluvia”, dijo el emperador. Los cuatro dragones le agradecieron y
regresaron muy alegres. Pero pasaron diez días y ni una sola gota de agua cayó del
cielo. La gente sufría más, algunos comían raíces, algunos comían arcilla, cuando ya no
hubo más raíces. Viendo esto, los dragones se pusieron muy tristes, pues sabían que el
Emperador de Jade sólo se preocupaba por su propio placer y nunca se tomaba a la
gente en serio. Sólo ellos cuatro podían ayudar a la gente, pero ¿cómo hacerlo?

Mirando hacia el vasto océano, el Gran Dragón dijo tener la solución.

"¿De qué se trata? ¡Habla ya!” dijeron los otros tres.

"Miren. ¿No hay muchísima agua en el mar en donde vivimos? Podríamos tomarla y
arrojarla hacia el cielo, entonces caería como si fuera lluvia y se salvarían la gente y sus
cultivos” dijo el Gran Dragón. “¡Buena
idea!” dijeron los demás
aplaudiendo.“Pero”, advirtió el Gran
Dragón, “si el emperador se entera nos
castigará”.

"Haría cualquier cosa con tal de ayudar a


la gente” dijo el Dragón Amarillo.

"Entonces comencemos. De seguro no nos


arrepentiremos” dijo el Gran Dragón.

El Dragón Negro y el Perlado no se


quedaron atrás y volaron hacia el mar
para llenar sus bocas de agua, que luego
soltaron sobre la Tierra. Los cuatro
dragones iban y venían y el cielo se
oscureció de tanta actividad. No pasó mucho rato hasta que el agua del mar estaba
derramándose en forma de lluvia sobre toda la Tierra.

"¡Llueve, llueve! ¡Los cultivos se salvarán!” toda la gente saltaba y gritaba de alegría.

Las espigas de trigo y el sorgo se enderezaron. El Dios del Mar descubrió lo que estaba
sucediendo e informó al emperador.

"¿Cómo se atreven los cuatro dragones a dar lluvia sin mi permiso?” El Emperador de
CUENTOS DEL MUNDO 34

Jade estaba furioso y ordenó a las tropas del cielo que apresaran a los dragones. Los
dragones, en evidente inferioridad numérica, no pudieron defenderse y pronto fueron
arrestados y llevados al Palacio del Cielo.

"Ve y pon cuatro montañas sobre los cuatro dragones, para que nunca más puedan
escapar” ordenó el emperador al Dios de las Montañas. Este uso su magia para que
cuatro grandes montañas aparecieran volando y cayeran sobre los cuatro dragones.
Aún así, los dragones nunca se arrepintieron de sus actos. Decididos a ayudar a la
gente por toda la eternidad, se convirtieron en cuatro ríos, que corrieron atravesando
las montañas y los valles, cruzando el territorio de oeste a este para llegar finalmente a
su hogar, el mar.

Y así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (Dragón Negro) en el
norte, el Huanghe (Río Amarillo) en el centro, el Changjiang (Yangtze, o Gran Río) en el
sur y el Zhujiang (Perlado) mucho más al sur.
CUENTOS DEL MUNDO 35

La venganza de los cuentos


Érase un niño al que le gustaba muchísimo que le contaran cuentos .Sin embargo, a
pesar de lo mucho que disfrutaba escuchando las historias, el no se las contaba nunca
a nadie. Cada cuento nuevo que aprendía lo guardaba celosamente en la memoria, y
nunca le decía a nadie ni palabra de su contenido. El niño era hijo único de padres ricos
que, para complacerlo y hacerlo feliz, se encargaban de que siempre hubiera alguien
para que le contara un cuento nuevo cada día. Bueno, pues los padres murieron, pero
el fiel criado que se hizo cargo del él, siguió contándole un cuento nuevo cada noche.

En un rincón de su cuarto, el niño tenía una vieja bolsa de cuero, cuya apertura estaba
prietamente atada con un cordel. Aquella bolsa llevaba allí años, colgada de un clavo,
olvidada por todos. Pero resulta que, cada vez que el niño escuchaba un cuento y no se
lo decía a nadie, el espíritu de aquel cuento se introducía dentro de la bolsa y se
quedaba allí.

No podía escapar de aquel encierro a causa de la obstinación del niño en no contarles


los cuentos a los demás. Y, puesto que cada día el niño escuchaba un nuevo cuento,
cada día un espíritu más se sumaba a los que ya vivían en la bolsa, de modo que, al
final, ésa estaba llena del todo, y los espíritus de los cuentos no podían casi ni respirar.

El niño fue creciendo. Cuando cumplió quince años su tío le concertó el matrimonio
con una muchacha de otra rica familia. En vísperas de su boda, el joven salió a
divertirse con sus amigos, y el criado, se puso a atizar el fuego de la habitación de su
amo, para que a su vuelta estuviese cómoda y bien caliente. En esto estaba cuando, de
pronto, como surgidos de ninguna parte, el criado creyó oír susurros a su alrededor.
Movido por la curiosidad, aguzó el oído y escuchó atentamente lo que decían.

-Parece que mañana se va a casar, ¿verdad?-dijo una voz

-Pues sí-repuso otra-.Y nosotros aquí, medio muertos de asfixia.

-Tienes razón ¿no va siendo hora de que nos venguemos?

Con mucha cautela, el criado echó un vistazo en la habitación a través de un agujerito


en la ventana de papel. Para su sorpresa, constató que allí no había nadie, pero reparó
que las voces procedían de la vieja bolsa que estaba colgada en la pared. Se la veía
muy hinchada, y se movía de un lado a otro como si una criatura se agitara en su
interior. Se escuchaba una conversación:

-Escuchadme bien –decía una de las voces.


CUENTOS DEL MUNDO 36

-Irá a caballo a casa de la novia .El camino es muy largo y el viaje lo dejará sediento. Yo
seré un pozo a la vera del
camino lleno de agua clara sobre
la que flotará un cuenco. Si bebe
de esa agua morirá.

-Muy buen plan, muy buen plan,


-repuso una de las voces – pero
más vale extremar las
precauciones. Por si acaso no
bebe, yo seré un campo de
deliciosas fresas que encontrará
un poco más adelante .Si prueba
una sola morirá.

Una tercera voz se añadió a la


conversación y dijo:

-Si con esto no funciona, yo seré


un atizador al rojo vivo en el
saco de vainas de arroz sobre el
que descenderá un caballo, una
vez que llegue a la casa de la
novia. Cuando ponga un pie
encima, morirá.

-Bueno, bueno -añadió una cuarta voz. -Os voy a decir lo que yo haré si fallara, todo
eso: yo seré una pequeña serpiente venenosa, y me ocultaré en la cámara nupcial.
Cuando esté dormido le morderé y morirá

La habitación volvió a quedar en silencio, como os podéis imaginar el viejo criado


estaba horrorizado. Naturalmente el criado adivinó que aquellas voces procedían de
los espíritus.

Al día siguiente el criado llevó al joven muchacho a casa de la novia, por el camino el
muchacho estaba sediento y le dijo al criado:

-Por favor podéis parar ahí y traerme un cuenco de esa deliciosa agua. Pero el criado
se negó a parar.

El joven muchacho no le dijo nada y siguieron el camino.

-Ahí veo fresas – exclamó tienen un aspecto apetitoso. Por favor ve y coge unas
cuantas para que calme mi sed.
CUENTOS DEL MUNDO 37

Pero el criado se negó. A esas alturas el tío del novio estaba enfadadísimo. La
ceremonia tuvo lugar sin mayores problemas

Llego la noche y los novios se retiraron a la alcoba nupcial. No llevaban allí mucho rato
cuando, de pronto la puerta de la estancia se abrió de par en par, y allí estaba el
criado, espada en ristre y con cara de pocos amigos. Los novios se quedaron
estupefactos y no osaron moverse. El criado se abalanzó entonces sobre la alfombra y,
de un tajo, dejando al descubierto a una pequeña serpiente, a la que mató de un golpe

La conmoción despego a toda la casa, y vino gente a ver qué pasaba.

También el tío del muchacho acudió, y entonces el criado explico su extraña conducta.
Le habló de la vieja bolsa que colgaba de una pared, en la habitación del muchacho, y
de los espíritus, del agua de las fresas de la serpiente…

El tío del joven entendió entonces lo que había sucedido, y en vez de castigarlo ensalzó
su felicidad y le agradeció que hubiese salvado la vida a su sobrino. Bueno podéis estar
seguros de que el muchacho aprendió la lección.

A partir de ese día no dejo de contar a los demás los cuentos que sabía. Y nada más
llegar casa cogió la bolsa la desató, dejó salir a los espíritus y la tiró a la basura.
CUENTOS DEL MUNDO 38
CUENTOS DEL MUNDO 39

La verdadera historia del hombre


lobo
El año de 1839 es clave en la vida de Perico Perro ya que según sus declaraciones es
cuando aparece la maldición, la Bruja que le transforma en hombre lobo.

Chiclana, Jerez y Puerto Real son sus principales destinos. En 1843 se ve involucrado en
un extraño suceso. La muerte del Portero del Pico de Oro, Vicente Fernández. El
Portero sale al paso de Perico para quitarle el cántaro por no poder entrar en el
restaurante. Nadie ve al Portero pero el 25 de agosto aparece el cadáver de Fernández
lleno de dentelladas monstruosas. El 10 de octubre de 1844, el Juzgado de Primera
Instancia de Cádiz condena a Manuel a 10 años de presidio. Éste, en paradero
desconocido, es declarado en rebeldía. Comienza aquí la negra historia de Perico el
Perro que, oliendo el peligro, regresa a la Isla. A principios de 1844 se instala en las
Callejuelas, tierras de provisión.

Aquí se hace querer y pronto goza de la estima del pueblo. No se pierde una misa e
incita a todos a rezar; es el perfecto devoto y lleva el cántaro en procesiones. Continúa
con su oficio de Cantarero pero acaba siempre regresando al Güichi Torres. Es un
hombre tímido y reservado. Nadie podía sospechar que tras ese aspecto inocente se
escondiera una bestia. Durante su estancia en la Isla, Perico sería responsable de al
menos nueve homicidios: siete mujeres y dos varones. Aprovechando que viajaba con
frecuencia, Perico se ofrecía como guía de aquellos que quisieran emigrar a la ciudad.
Algunos le siguieron y ninguno volvió a ser visto vivo. Todos ellos en noches de luna
llena.

Perico regresaba de sus viajes con cartas y buenas nuevas, el hecho de que sólo
llegaran noticias por su mano, alertaron a vecinos y familiares. Desde la desaparición
de Josefa, los rumores se disparan. De todos era conocido que en Portugal Perico
vendía Toallas, muy populares. Allí le vieron aullar y dar de comer sus víctimas a los
lobos, sus amigos. Y cada vez son más aquellos que apodan a Perico “El Perro”,
convencidos de que había asesinado a sus conocidos y después se los había comido.

A mediados de 1852 se le encuentra en Naveros, provincia de Vejer, dedicándose a la


siembra de papas. Y es en estas tierras donde finaliza la leyenda que le convierte en
hombre lobo. Según Perico, la maldición concluye el 29 de junio de 1852, día de San
Pedro. Perico vuelve a ser un hombre normal. En agosto de 1852 comienzan las
investigaciones. Ya en Cádiz, Perico se desmorona y confiesa; una confesión que
rebasó fronteras, fue recogida en los periódicos de la época y originó apasionados
CUENTOS DEL MUNDO 40

debates jurídicos en salas abarrotadas. Y es que no todos los días se detenía a un


hombre lobo.

El caso levantó tanta expectación que incluso la Reina de España, Isabel II, tuvo que
intervenir en el devenir de los acontecimientos. Los detalles del proceso están
recogidos en La Causa 1788, del Hombre Lobo. Las más de dos mil páginas, divididas en
cuatro piezas, dos rollos y un extracto descansan en el Archivo Histórico del Andalucía
en Sevilla.

Según declaraciones de Perico, las transformaciones ocurrían esporádicamente sin que


él pudiera evitarlo. Manuel se revolcaba en el suelo y cambiaba de aspecto
convirtiéndose, en hombre lobo. Daba muerte a su víctima con manos y dientes y
después se la comía. Siempre eran presas fáciles: mujeres y niños.

Pero, ¿qué fue de Perico el Perro tras el juicio? No hay respuesta. El hombre lobo de la
Isla desaparece en 1854 tras la última sentencia. No hay constancia de su muerte,
enterramiento o posible liberación. La imaginación popular echó alas y la leyenda del
hombre lobo ya no paró de crecer. Existen tres versiones:

Primera. (La oficial). Perico falleció de muerte natural al poco tiempo de ingresar en
prisión.

Segunda. Perico murió a manos de algún policía local ansioso de comprobar cómo se
transformaba en lobo. Para sorpresa de todos, no resultó inmune a los disparos con
balas normales y no de plata.

Tercera. La que se cuenta al calor de la lumbre a medianoche. Perico escapó de la


cárcel y, hoy en día, el hombre lobo de la Isla vaga por los bosques buscando nuevas
presas.

Cuarta y más inquietante: Se ha reencarnado y visto por los alrededores del Piojito.
CUENTOS DEL MUNDO 41

La leyenda de la “mano agujereada”


La leyenda de la Pobla (Tarragona) hace referencia a su esplendoroso pasado
musulmán, aunque, en relación al nombre “Mafumet” cita que su significado quiere
decir “mano agujereada”, en contradicción con la historia.

Según la leyenda, donde se ubica el actual pueblo existía un importantísimo castillo, al


que se consideraba inexpugnable y era el orgullo de su caíd.

En una batalla los moros hicieron prisionero a un soldado cristiano muy listo, el cual se
hizo pasar por sordomudo. Trabajó tan hábilmente en el campo que el señor del
castillo le hizo su jardinero y desde entonces el jardín era el más hermoso.

En cierta ocasión hubo una reunión de caudillos moros y todos elogiaban aquella
inexpugnable fortaleza. Mientras hablaban paseando por el jardín, nuestro esclavo
escuchaba, pero, para no levantar sospechas, se hizo el dormido.

Uno de los caudillos dijo conocer el punto débil de la fortaleza, y aseguró que si alguien
incendiaba el bosque que rodeaba el castillo, sus ocupantes deberían rendirse
inevitablemente. Los demás caudillos reconocieron que era cierta la apreciación de su
compañero.

De pronto se percataron de la presencia del jardinero dormido, y conscientes del


peligro de que divulgara sus conversaciones, en caso de haberles oído, decidieron
matarle.

El señor del castillo,


temeroso de perder
tan buen jardinero,
intercedió por él,
asegurando que no
representaba peligro
alguno, ya que era
sordo y encima
estaba dormido. Sin
embargo, sus
compañeros, ante el
temor a su
indiscreción, y para
asegurarse de que no
les había oído, le
CUENTOS DEL MUNDO 42

amenazaron de muerte y de torturas.

El jardinero siguió impávido fingiendo dormir, incluso cuando le amenazaron de


derramar plomo fundido sobre él, cosa que hicieron sobre su mano, que sufrió una
profunda herida y quedó irremisiblemente perforada. Sólo cuando sintió el dolor se
movió y gritó, como si le hubiera sorprendido aquel horrible tormento.

Tras la prueba quedaron convencidos de que ciertamente dormía.

Al cabo de un tiempo, nuestro jardinero pudo huir e informar a las fuerzas cristianas
sobre la manera de conquistar el castillo, cosa que consiguieron fácilmente.

El rey, agradecido por su gesta, una vez conquistada la fortaleza, se la cedió en feudo,
con el título de “Mafumet”, el de la mano agujereada.
CUENTOS DEL MUNDO 43

Cómo nacieron los Pirineos


Cuentan que Pyrene fue una bellísima ninfa, diosa de las aguas y los manantiales, que
acostumbraba a descansar a la orilla de un lago tranquilo. Y dicen que mientras los
ruiseñores cantaban a su alrededor, ella miraba reflejada en las cristalinas aguas y
acariciaba dulcemente sus largos y
rubios cabellos.

La paz y la calma llenaban la vida de


Pyrene que, de vez en cuando, se
sobresaltaba por las voces y el
escándalo que formaban unos
gigantes que vivían en las altas
montañas.

Ella sabía que aquellos monstruos


salvajes querían destruir la
tranquilidad de su valle. Pero al
mismo tiempo se sentía segura
porque un frondoso bosque
impedía que sus enemigos se
acercaran.

Un día unas nubes grises y oscuras


amenazaron con descargar una
tormenta de rayos y truenos, pero los malvados gigantes los agarraron con sus
enormes manos y los arrojaron sobre el bosque que les separaba de Pyrene.
Inmediatamente comenzaron a arder todos los árboles y la maleza se convirtió en
llamas, sin que Pyrene pudiera evitarlo.

La noticia llegó hasta los oídos de Zeus, dios de los dioses, que mandó a su hijo
Hércules para que sofocara el incendio y rescatara a Pyrene del infierno. El hijo
obedeció a su papá y llevó a la ninfa junto al mar para que pudiera descansar y se
recuperase.

_Pyrene _le dijo _, aquí estarás a salvo. Y Hércules regresó al valle para acabar con los
malévolos gigantes.

_ Tu valle se ha convertido en cenizas pero yo buscaré otro para ti _le dijo al regresar a
su lado.

_ No. Yo sólo amo a mi valle y quiero regresar a él _ respondió la diosa.


CUENTOS DEL MUNDO 44

Pero allí no había pájaros, ni flores, ni mariposas, ni árboles... todo había sido
destruido por el fuego. Incluso el manantial arrastraba las cenizas y sus aguas no eran
cristalinas.

Pyrene no pudo soportar aquel desastre y murió de pena al contemplar su valle


deshecho.

Hércules recogió el cuerpo de la diosa para llevarlo a lo más alto de las cumbres y para
que nunca fuera olvidada levantó allí el más hermoso de los monumentos: una gran
cordillera montañosa que separaba España de Francia. Y en su honor la llamó: Pirineos.
CUENTOS DEL MUNDO 45

El cuento de Pomperiposa
Había una vez, hace muchísimos años, una bruja muy vieja que se llamaba
Pomperiposa. No es un nombre muy bonito, pero a pesar de todo, es más bello que
ella misma. ¿Os podéis imaginar cómo era?

Tenía dos ojos rojos y pequeños y una boca grande con sólo tres dientes. En las manos
tenía muchas verrugas y en la espalda una gran joroba. Le gustaba mucho masticar
tabaco.

Vivía sola en una casita en medio del bosque. Su casita estaba hecha de chorizos,
jamones y en vez de ladrillos había bombones.

Nadie se atrevía en el bosque a acercarse a su vivienda porque la bruja era muy mala.
Si alguien se atrevía le convertía en un objeto. Su única pena es que cada vez que
encantaba a alguien su nariz crecía un poco más.

En el mismo bosque donde vivía Pomperiposa vivía también un rey que tenía dos hijos:
un príncipe llamado Pepe y una princesa llamada Pepa.

Un día los dos niños dijeron a su sirviente que querían dar un paseo por el bosque.
Después de un rato de paseo llegaron a un lago y el sirviente, un poco despistado, se
mojó sus zapatillas de seda.

- ¡Oh, he de ir al castillo a ponerme unas botas!, les dijo el sirviente. Antes de marchar
les indicó a los príncipes que no se moviesen de ese lugar hasta que el volviese.

Pero claro, los dos niños no entendían de normas y continuaron su caminata


alejándose cada vez más del castillo.

Como iban por el mismo bosque de la malvada Pomperiposa, los pájaros, conocedores
del peligro que corrían, dejaron sus cantos y empezaron a avisar a los niños para que
no continuasen su camino. Pero ellos no hicieron caso, preferían pasar una aventura,
el castillo era demasiado aburrido.

Al encontrarse la casa de Pomperiposa se sorprendieron al verla formada de chorizos,


jamones y bombones.

Pomperiposa, que les observaba desde la ventana sacó su enorme nariz de la casa y les
miró.

Entrad, entrad-dijo. Yo soy vuestra hada. Os haré unos dulces con mermelada. El
príncipe Pepe y la princesa Pepa la creyeron aunque sentían algo de miedo.
CUENTOS DEL MUNDO 46

Mmmmm- dijo Pomperiposa mientras les miraba.

No he comido patos desde hace mucho tiempo.- al acabar de decir esto la bruja
convirtió a los dos príncipes en dos patos pequeños y blancos.

¡Uy! - dijo la bruja- la nariz me ha vuelto a crecer.

Los pájaros que observaron todo fueron a buscar a la cigüeña, que es el pájaro más
inteligente de todos los pájaros porque cada invierno va a Egipto a estudiar los
jeroglíficos de las pirámides, para que los aconsejara.

- Ahora a nadar patitos míos- dijo Pomperiposa. Y los condujo al lago con su gran
bastón.

Pomperiposa estaba cerca del lago acariciándose su gran nariz. Al girarse observó que
el sirviente de los príncipes se acercaba con una gran espada y ella reaccionó
rápidamente convirtiéndole en un pájaro.
CUENTOS DEL MUNDO 47

Pío, pío...-dijo el sirviente pájaro saltando.

En ese momento volvió a crecer otro trocito la nariz de la malvada bruja.

¡Por fin he encontrado la solución para acabar con los hechizos de Pomperiposa!-
gritaba a lo lejos la cigüeña que llevaba un gran libro en su pico.- ¡Solamente el grito
más horroroso de la tierra acabaría con su hechizo!- explicaba la cigüeña.

Los dos príncipes que entendieron el mensaje indicaron a la bruja que mojase su nariz
en el lago para refrescársela. Una de las veces que tenía su nariz dentro del agua pasó
un cangrejo que llevaba varios días sin comer y viendo esa suculenta nariz la enganchó
fuertemente con sus enormes tenazas.

- ¡¡¡Aaaahhh ¡!!.El grito de Pomperiposa era el más espantoso que se podía oír.

Inmediatamente se rompió el encantamiento y los dos patitos volvieron a ser el


príncipe Pepe y la princesa Pepa, y el pequeño pájaro se convirtió nuevamente en el
sirviente.

Después de dar las gracias a los pájaros y a la sabia cigüeña volvieron al castillo donde
los padres les esperaban con gran preocupación por la tardanza de su paseo.

Pomperiposa se convirtió en piedra y dicen los animales que un día al año se vuelve a
oír el horrible grito de la bruja.
CUENTOS DEL MUNDO 48
CUENTOS DEL MUNDO 49

El koala y el emú
Hace mucho tiempo, cuando el mundo vivía en el “Tiempo de los sueños”, los animales
convivían en la más absoluta armonía y tranquilidad, ya que más o menos todos
llevaban la misma vida, tranquila y sosegada.

Pero un día estalló una discusión de enormes dimensiones que les encerró en el
silencio más absoluto: se retiraron la palabra de unos y los otros. Pasaron las horas, los
días y las semanas, y ni con el tiempo se devolvieron el saludo.

Muchas gotas de lluvia cayeron de las nubes hasta que, finalmente, se dieron cuenta
de que ni siquiera recordaban el motivo que les había llevado a enfrentarse .Era tan
ridículo continuar en aquellas circunstancias que decidieron volver a ser amigos otra
vez, como si nada hubiera pasado.

Todos se hicieron amigos menos el emú, un animal lleno de orgullo y tozudez, y que se
resistía a relaciones con sus semejantes que vivían en los árboles, a los que
consideraban inferioridades.

Una vez, el emú se encontró al koala, le dijo:

-Tenemos que resolver esta cuestión


de una vez por todas, y ver
finalmente quién tiene razón en
nuestro debate.

-¿A qué te refieres? –Le preguntó el


koala- pero si nadie ya recuerda el
motivo que nos llevó a
enfrentarnos… lo mejor es que
volvamos a ser amigos, como antes lo
fuimos, y nos olvidemos de la
cuestión.

Pero el emú entendía esto como una


derrotara. Era demasiado orgulloso y
se creía mucho mejor que los demás.
Esto hacia que de tantos elogios que
se lanzaba a si mismo, se fuera
hinchando cada vez más y más,
volviéndose grande y pesado, como
un enorme globo cubierto de plumas:
CUENTOS DEL MUNDO 50

-¡Seguro que éramos los pájaros los que teníamos razón! por eso somos superiores a
los animales que viven en los árboles. Además somos muy inteligentes y sabemos
volar… Tanto llego a crecer su cuerpo orgulloso que cuando quiso pavonearse
levantando el vuelo, el peso de su enorme cuerpo no le dejo volver a volar. Furioso y
asustado, el emú empezó a correr arriba y abajo, estirando el cuello tanto como le era
posible hacia el cielo, intentando tirar de él sin ningún resultado.

Cuando se volvió hacia el koala le contemplaba la escena, el emú tenía un gesto tan
aterrador que el pobre koala se encaramó de un salto al árbol más cercano. Una vez
allí decidió que jamás volvería a poner un pie en el suelo, temiendo que el emú la
emprendiera con él.

Ni cuando la sed le asaltaba cedió en su empeño, pues descubrió que en las hojeas
verdes se escondía un poco de agua, quizás menos de la que cabía en una sola gota
pero suficiente para poder sobrevivir.

Desde entonces el koala ya no bebe nunca agua como los otros animales, y se pasa los
días y las noches subido a los árboles. La vida del emú también cambió pues desde
entonces, no ha dejado de correr agitando sus alas cada vez más pequeñas, intentando
sin éxito, volver a volar como lo hacía en aquél “Tiempo de los sueños”.
CUENTOS DEL MUNDO 51

El hombre que quiso conocer a la


luna
Un día, los hombres se pusieron a discutir si el Sol y la Luna eran una única persona, o
dos personas diferentes.

_Te equivocas decía uno_. Son dos personas distintas.

_ No, no _ insistía el otro_. Te digo que son la misma persona. Como ninguno quería
dar su brazo a torcer, la discusión se acaloró, y los dos hombres se comenzaron a dar
golpes. Terminada la pelea, el hombre que decía que el Sol y la Luna eran personas
distintas quedó tendido en el suelo, dolorido y magullado. Al pobre le daba tanta
vergüenza haber llevado las de perder que decidió encontrar la casa de Ganúmi, la
Luna, y salir definitivamente de dudas. Así que se dirigió a la orilla del mar, montó en
su canoa y se puso a remar en dirección al lugar por donde sale la Luna. Navegó día y
noche, adentrándose cada vez más en el mar, hasta que, finalmente, llegó a la casa de
la Luna. En aquel momento la marea estaba baja, así que arrastró la canoa a la orilla
adentro y luego se sentó en ella

Al cabo de un rato apareció Ganúmi. Como eran días de luna nueva, Ganúmi tenía
entonces el aspecto de un niño pequeño.

_ Bienvenido a mi hogar_ dijo_. Por favor, te ruego que vengas conmigo.

Pero el hombre no quiso creerse que aquél era verdaderamente Ganúmi y se negó en
redondo a apearse de la canoa.

_ No _ dijo en tono firme_. Tú eres un niño pequeño. Yo quiero que Ganúmi, la Luna,
venga personalmente invitarme.

_¡Pero si yo soy Ganúmi!_ insistió el pequeño_. Vamos, desembarca.

_ Nada de eso_ repuso el hombre_. Yo quiero a un hombre mayor, y tú eres un pequeñajo.


No. No puedes ser Ganúmi.

Y se quedó en la canoa con los brazos cruzados.

Pasaron unos días y la Luna se hizo más grande. Ganúmi volvió a presentarse ante el
hombre, esta vez con el aspecto de un muchacho joven.

_ Vamos, ¿es que no vas a bajar nunca de esa canoa? _ preguntó_. Yo, Ganúmi, te
invito a mi casa.

Pero el hombre seguía en sus trece, y replicó:


CUENTOS DEL MUNDO 52

_ Muchacho, ya le dije al niño que vino el otro día que yo quiero ver a Ganúmi, y que
sea él quien venga a invitarme. Así que no me muevo de aquí.

Pasó más tiempo. Ganúmi se convirtió en todo un hombre, y una abundante barba le
cubría la cara. Con ese aspecto, fue a ver al viajero, que seguía obstinadamente
montado en su canoa.

_ Te lo ruego_ le dijo con gran cortesía _. Desembarca y ven conmigo. Eres mi invitado.

Pero el hombre seguía sin creerse que aquel fuera Ganúmi.

_ No, no _ replicó _. Ya se lo he dicho a los otros. Yo a quien quiero ver es a Ganúmi.

_¡Pero si yo soy Ganúmi! _ exclamó el otro.

Pero no hubo nada que hacer, así que se marchó.

Al cabo de pocos días, Ganúmi volvió a la orilla del mar para intentar que su invitado
desembarcara. Esta vez era ya un hombre entrado en años, cuyo cabello comenzaba a
cubrirse de canas.

_ Acompáñame, por favor_ le dijo al hombre de la canoa_. Yo soy Ganúmi y quiero que
vengas a mi casa.

_¿Cómo? ¿Tú Ganúmi? ¡Ni hablar! Yo quiero que el Ganúmi de verdad venga aquí para
invitarme.
CUENTOS DEL MUNDO 53

Finalmente, Ganúmi apareció en forma de un hombre muy viejo que caminaba con la
ayuda de un bastón.

_ ¿Al fin! _ dijo el hombre, que ya comenzaba a cansarse de esperar _. ¡Tú sí que eres
Ganúmi!.

Y tras apearse de su canoa, siguió a su huésped, que le llevó a ver sus dominios.
Primero le enseñó un lugar donde todo era blanco. La casa, la tierra, las plantas, nada
había allí que no fuese blanco.

_ Todo esto_ dijo Ganúmi _, es mío.

Después le llevó a otro lugar. Allí todo era negro como la pez.

_ Ese lugar es de Dúo, la Noche.

Por último, Ganúmi llevó a su invitado a un lugar en el que todo era rojo.

_ Esto _ explicó _, es de Hiwío, el Sol. Cuando Noche vuelve a su casa, el Sol sale desde
aquí.

A continuación, Ganúmi llevó al hombre a su casa y allí comieron juntos. Cuando


hubieron terminado, Ganúmi dijo:

_ Ahora verás como asciendo hasta el cielo. Primero surge Noche y yo voy detrás.
Después, cuando los dos hemos vuelto a nuestra casa, sale el Sol. Como ves, Sol y Luna
son personas distintas.

Dicho esto, Ganúmi trepó por un alto árbol y desde allí se lanzó hacia el cielo. Se posó
en el borde de una nube y todo el lugar quedó inundado por sus rayos. El hombre,
después de ver aquello, pensó: “Bien, está claro que yo tenía razón. La Luna y el Sol
son personas distintas, así que el otro tipo estaba equivocado”.

Aquella noche el hombre no durmió sino que estuvo paseando por la casa de la Luna.
Se fijó en que allí no crecía nada, salvo arbolitos y arbustos, pues el lugar estaba
demasiado cerca del sitio de donde surgen la luz y el calor.

Comenzó a clarear el alba. La Luna seguía en el cielo, pero no tardó en salir el Sol.
Ganúmi volvió a la casa y le dijo a su invitado.

_ Bueno, ¿has visto ya cómo son las cosas por aquí?

_ Sí, he podido ver a la Luna, el Sol y la Noche; creo que ya puedo volver a mi casa.

Pero antes de que regresara, Sol, Luna y Noche obsequiaron al hombre con un fruto de
sus respectivos huertos. El fruto de Sol era rojo, el de Luna blanco y el de Noche negro.
CUENTOS DEL MUNDO 54

Entonces, Ganúmi le dijo al hombre:

_ Espera a que se ponga el Sol y yo esté en lo alto. Yo te tenderé mi soga y tú la atarás


a tu canoa. De este modo, mientras me desplace por el cielo, te arrastraré hasta tu
casa. Una vez lleguemos allí tira de la cuerda y yo me detendré. Cuando vuelvas a tirar
de ella la recogeré, pero antes enséñasela a los tuyos. Enséñales también los frutos
que te hemos dado y nadie dudará de que has estado aquí.

Al anochecer, Ganúmi le tendió al hombre su soga y éste la ató a su embarcación.


Después, juntos se desplazaron sobre las aguas, hasta llegar al hogar del hombre. Éste,
cuando vio que ya estaba en su casa, tiró de la soga. La Luna se detuvo. El hombre
convocó entonces a los habitantes de su aldea, sin olvidar al hombre con el que había
discutido. Entonces les explicó que había estado en el hogar de la Luna, el Sol y la
Noche, contó lo que había visto allí y mostró los frutos que le habían dado.

_ Todo esto prueba_ insistió_, que el Sol y la Luna son dos personas diferentes, y que
con ellos hay una tercera persona, la Noche.

Sin embargo, como notaba cierto aire de duda en el rostro de la gente, el hombre
señaló hacia la cuerda.

_ Mirad_ dijo_, con esta soga Ganúmi me ha traído hasta aquí.

Esta cuerda pertenece a la Luna, y ahora voy a devolvérsela.

Así que desató la cuerda de la canoa y tiró de ella. Al instante, se oyó un gran estallido,
y, ante el asombro de todos, Ganúmi comenzó a recoger su cuerda hasta hacerla
desaparecer en el cielo. Después de eso, el hombre invitó a los demás a probar los
frutos que le habían dado. Al principio la gente no quiso ni tocarlos, temiendo que
fueran venenosos, pero el hombre les aseguró que eran buenos, así que todo el
mundo tomó un poco.

Los kíwai viven en la parte oriental de lo que hoy es Papúa Nueva Guinea, a orillas del
Pacífico. Como todos los pueblos papúas los kíwai son fundamentalmente agricultores.
CUENTOS DEL MUNDO 55

Autores y autoras de esta


recopilación
ALONSO PESQUERA, NICOLÁS

ANTÓN BUENO, VÍCTOR MANUEL

ANTÓN MARTÍNEZ, ÁLVARO

ARCE FERNÁNDEZ, ANDREA

BILBAO PUENTE, CRISTINA

CASTAÑEDA VILLAESCUSA, ANDREA

DE PEDRO VICENTE, DANIEL

ESCALONA VILLEGA, Mª GABRIELA

FERNÁNDEZ ALONSO, VERÓNICA

GARCÍA TRIMIÑO, IVÁN

GIL ABAD, JORGE

GONZÁLEZ GARCÍA, MARINA

GUTIÉRREZ ALONSO, HÉCTOR

HERNÁNDEZ LABARGA, MARINA

JIMÉNEZ GIMÉNEZ, ANTONIO

LOPEZ ROJAS, LARA

PÉREZ SOBERÓN, ALBA

REVILLA GARCÍA, ANA

RITU , VLAD MARCEL

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, JAIME

SADORNIL DELGADO, DANIEL

SÁNCHEZ HUERTAS, RUBÉN

SANTAMARÍA PARDO, JORGE

SIMBAÑA SANGUÑA, JONATHAN F.

VARONA PÉREZ, MARÍA

You might also like