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2007
CUENTOS DEL MUNDO
CUENTOS DE ÁFRICA:
La madre loca
Las tres vacas
¿Por qué la hiena tiene la piel a rayas?
CUENTOS DE AMÉRICA:
Waqanki
El origen del maíz
La hierba mate
Aprender a compartir
El sapo y el urubú
CUENTOS DE ASIA:
Los sueños de Pak Diro
Sakuntala o el anillo prodigioso
Tuminah y el oso
Los cuatro dragones
La venganza de los cuentos
CUENTOS DE EUROPA:
La verdadera historia del hombre lobo
La leyenda de la mano agujereada
Cómo nacieron los Pirineos
El cuento de Pomperiposa
CUENTOS DE OCEANÍA:
El koala y el emú
El hombre que quiso conocer la luna
Todos estos relatos, cuentos y leyendas de distintas partes del mundo, han sido recopilados
por los alumnos y alumnas de 6º A de Educación Primaria, cuyos nombres figuran al final de
esta publicación. Lo que vais a poder leer es el fruto de un trabajo de investigación, del área de
Lengua y Literatura, realizado durante varios meses, buscando en diversas fuentes de
información: Biblioteca del Centro, Internet y otras Bibliotecas.
La madre loca
Hace mucho, mucho tiempo, vivían en una aldea dos mujeres jóvenes que no habían
tenido la suerte de tener ni hijos, ni hijas. Había un dicho según el cual "una mujer sin
hijos era una fuente de desgracias para la aldea".
Un día, una señora vieja golpeó a su puerta para pedir comida. Las mujeres jóvenes la
recibieron con mucha amabilidad y le dieron de comer y ropa para vestirse. Después
de comer y extrañada por el silencio y la ausencia de voces infantiles, la anciana les
pregunto:
- Nosotras no tenemos hijos, ni hijas y por eso, para no causar desgracias a la aldea nos
pasamos el día fuera del pueblo.
- Yo tengo una medicina para tener hijos, pero después de haber dado a luz, la madre
se vuelve loca.
Una de la mujeres le contestó que aunque enfermase ella sería feliz por haber dejado
un niño o una niña en la tierra. En cambio, la segunda le dijo que no quería enloquecer
por un hijo.
Después, algunos años más tarde la señora vieja regresó al pueblo y se encontró a las
dos mujeres jóvenes. La que no había tomado su medicina le dijo: "Tu nos dijiste que
quien tomara la medicina se volvería loca, pero mi hermana la tomó, tuvo una hija y no
enfermó"
Un día un león muy astuto les dijo a las vacas de color negro y rojo:
-La vaca blanca es un peligro para vosotras, pues por la noche los cazadores la ven
mejor y pueden descubrir vuestra posición, entonces os mataran para comeros a las
tres. ¿Me la puedo comer yo?
Al cabo de dos semanas el león volvió a donde la vaca de color rojo y la dijo:
Después de pensarlo
detenidamente la vaca de color
rojo contesto:
MORALEJA: No hay que desconfiar de los amigos, porque alguien te diga cosas malas
de ellos.
CUENTOS DEL MUNDO 6
- Es verdad, dice la liebre. Pero lo pondré a ahumar por la noche para conservarlo en
pedazos pequeños. ¡Estará delicioso!
Llegada la noche, la
hiena cruzó
sigilosamente el
río, acercándose
hasta donde
dormía la liebre. En
ese momento, el
pescado, partido en
trozos, se asaba
lentamente y la
grasa que caía
sobre las brasas
perfumaban el
ambiente. La hiena se relamía ya de gusto, riéndose de la liebre por la sorpresa que se
llevaría ésta al ver que le habían robado el pescado con el que tanto soñaba.
Mientras tanto, la liebre estaba acostada haciéndose la dormida pero muy atenta a lo
que hacía la hiena. Cuando la hiena agarró el primer trozo de pescado, la liebre se
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levanto de repente, cogió la parrilla que estaba encima del fuego y corriendo tras la
hiena le azotaba con ella mientras la hiena aullaba de dolor, de vergüenza y de rabia.
La hiena acabó con todo el cuerpo marcado con las barras de la parrilla y desde
entonces las hienas llevan rayas en la piel y por eso desde entonces las hienas odian a
las liebres.
REFRANERO AFRICANO
“El amigo sincero tiene lágrimas para ti, aunque tenga los ojos secos” de la tribu Rundi
de Burundi.
“Buena compañía vale más que buena comida” de la tribu Lúo de Uganda y Kenia.
“Corazones vecinos valen más que cabañas vecinas” de la tribu Beté de Camerún.
“El camino que lleva al amado, carece de espinas” de la tribu Duala de Camerún.
“El camino de la selva no es largo cuando amas a la persona que vas a visitar” de la
tribu Mongo de Zaire.
“Cuando una aguja cae en un pozo son muchos más los que se asoman que los que
bajan al fondo” de la tribu Toucouleur de Mauritania.
“El hechicero que trepa a la planta sabe por donde bajar” de la tribu Ewé de Togo y
Ghana.
“Regalemos a Dios una vaca. Si nos dice que está flaca, le responderemos : Tú eres
quien hace enflaquecer y engordar” de la tribu Tigrino de Etiopía.
“Por mucho que adelgace, el elefante no se atreverá a cruzar por un puente de lianas”
de la tribu Toma de Guinea Conakry.
“Dos jefes no montan en la misma barca; ¿quién achicaría el agua?” de la tribu Ewé de
Togo y Ghana.
CUENTOS DEL MUNDO 8
“Cuando tropieza el jefe, todos sus súbditos tropiezan tras él” de la tribu Bantú de
Zaire, Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.
“Viaja con un habitante del lugar, roba con el hijo del jefe del lugar” de la tribu Tigrino
de Etiopía.
“Si quieres hablar mal de un jefe, espera a estar fuera de su territorio” de la tribu
Bantú de Zaire, Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.
“Cuando el mono es rey, conviene danzar delante de él” de la tribu Duala de Camerún.
“La sardina que intenta imitar a la ballena se hace daño” de la tribu Bantú de Zaire,
Camerún, Gabón y Guinea Ecuatorial.
“No insultes al cocodrilo antes de cruzar el río” de la tribu Ewé de Togo y Ghana.
“Ha muerto del rey, pero el mercado sigue su curso” de la tribu Popo de Benín.
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CUENTOS DEL MUNDO 10
La hierba mate
¿Por dónde podré bajar?, se preguntaba la solitaria luna paseándose por el cielo. El
inmenso espacio azul le parecía una jaula y su único amigo era el aire. Lo envidiaba por
su libertad para desplazarse de un lado a otro jugueteando con las nubes. Su mayor
anhelo era pisar esa verde alfombra de las praderas que veía desde arriba, y dejarse
resbalar por las colinas que descendían hasta un profundo y misterioso manchón azul.
-Quiero conocer ese otro cielo que tienen abajo -le contó al aire.
- No es el cielo, mi amiga -silbó él-, es el mar.
Se acrecentaron sus deseos y en un
ataque de mal genio gritó:
-¡Quiero bajar! ¡Quiero bajar!
Una estrella peleadora le dijo:
-¿Para qué formas berrinche? Eres
centinela de la noche y no puedes
dejar tu puesto.
Al verla llorar lágrimas de plata, las
nubes se pusieron de acuerdo. Ellas la
comprendían, porque en sus viajes
siempre admiraron la tierra.
--Te vamos a ayudar para que no se
note tu ausencia -le dijeron-. Cada una
de nosotras colgará sutiles gasas de
neblina y entre todas formaremos un
telón, que dejará la noche más oscura
que boca de lobo.
-¿Qué es eso? -preguntó ingenuamente la luna.
El arco iris prestó su escala de siete colores, y la luna, con una capa negra, un
aderezo de tules y una coronita de estrellas, como una reina, bajó orgullosa. La tierra
le abría al fin sus brazos amorosos, sus lagos y sus abanicos de palmera. La primera
sensación que experimentó fue la de volar, de ser libre como un pájaro, hasta que sus
pies tocaron unas agrestes colinas cubiertas de vegetación, entre las que cantaba el río
Paraná. Se volvió niña, fascinada por las flores y los perfumes. Al mirarse en las aguas,
su cara redonda le pareció demasiado pálida entre los coloreados frutos. Hubiera
querido ponerse trenzas y parecer una campesina.
-¿Dónde habrá niños? - se preguntaba, sin saber que era este un lugar tropical y muy
desierto.
-Ven a nadar - la invitó el río con un murmullo de cascadas.
No se hizo de rogar la traviesa luna. Se despojó de su paca y tules y de su coronita de
estrellas para sumergirse en las rumorosas aguas que se llenaron de reflejos. En el
oleaje aparecía y desaparecía, cual un barco redondo y blanco, y era ella la que miraba
el cielo, un tanto oscuro sin su presencia.
CUENTOS DEL MUNDO 13
"Ahora -pensaba- que he probado los frutos y conozco eso verde que es el pasto, los
helechos y el agua; ahora que he aquietado este deseo de tierra, podré volver a mi
sitio y ser para siempre una luz lejana, que alumbre los caminos del mundo y las
ventanas de sus casas. Pero, ¡qué bueno fue mirar desde abajo!"
Ni se acordaba del cielo y lo encontró lindo.
Con su falta de experiencia se olvidó del jaguar, el temible animal de la selva que en
las noches busca siempre alguna víctima para calmar su feroz apetito. Agazapado entre
los juncos, vio a la luna, le pareció una gran tortilla de maíz, un tanto cruda tal vez.
Cuando quiso abalanzarse a devorarla, el cuchillo de un diestro cazador terminó con su
hambre y con su vida. Este hombre con su mujer e hija eran los únicos habitantes de la
enmarañada selva; había construido una choza en un claro y hacía tiempo que andaba
en busca de liquidar al jaguar que robaba sus animales domésticos.
-No temas, criatura -le dijo a la luna, que tiritaba de susto, sin saber aún de quien era
esa redonda cara pálida-. Yo te llevaré a mi choza, en donde mi familia te atenderá.
Generoso, como buen campesino, le cocinó la última tortilla de maíz que quedaba;
pasarían muchos meses antes de la próxima cosecha. La luna, envuelta en una gran
sábana, se sintió feliz y humana entre gente tan amable, hasta que oyó decir a la mujer
de su salvador:
-¿Qué vamos a comer mañana? Se acabó el maíz.
Con un poco de pena se puso su capa de reina, sus gasas y su coronita maltrecha. Se
decidió a partir para volver a tomar su puesto en el firmamento y de paso agradecer su
ayuda a las nubes. Nadie se había percatado de su ausencia ni de su viaje a la tierra y el
arco iris se afanaba guardando su escala. La luna pensó: "¿qué puedo regalarle a esos
campesinos que tan amablemente me acogieron? Algo que los ayude a vivir momentos
felices, a olvidarse de la soledad y que los reponga de los duros trabajos que realizan".
Entonces, muy emocionada, dejó caer sus lágrimas de plata que, iluminando la choza
de luz y reflejos, regaron los campos.
Aprender a compartir
Sucedió una vez, lo que a continuación te voy a contar. Escucha con atención.
A los niños y niñas les gusta jugar con sus juguetes favoritos. En especial a unos amigos
que vivían en un barrio de la gran ciudad. Eran unidos, una gran pandilla de cuates,
que les gustaba divertirse y jugar con sus juguetes preferidos. Ellos eran: Carolina,
Carlita, Jesús, Jorge, Raúl y Luisito.
A Carolina y a Carlita les gustaba jugar con las muñecas, las cambiaban de ropa, de
peinado e inventaban historias de amor donde el muñeco más guapo era el galán.
Jesús se entretenía con su Nintendo, con las aventuras de Mario Bros tratando de no
perder ninguna vida y llegar al último nivel.
Jorge no podía salir al parque sin su pelota de basquetbol y Raúl sin su patineta con la
cual hacía piruetas en el aire.
A Luisito, el más pequeño de la pandilla, le encantaba jugar con sus carros de control
remoto.
Ellos no podían salir a divertirse sin sus amigos inseparables: sus juguetes. Pero existía
un problema con esta pandilla de amigos... no se prestaban sus juguetes. No querían
que nadie más que ellos, sus propietarios, jugaran con ellos. Si Luisito tomaba la
patineta de Raúl, éste se
enojaba y le gritaba:
Lo que no se imaginaban, era que no muy lejos de allí, en el País de las Ilusiones,
donde se fabricarlos juguetes, el duende mayor, llamado Igor, que era el encargado de
la producción, los estaba observando con su telescopio, y éste se puso muy triste
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porque no compartían los juguetes, discutían en vez de jugar, peleaban y cada uno se
iba a su casa, enojados, terminando el tiempo de jugar.
_ De nada sirve que yo haga los juguetes con mucho amor para los niños, si éstos no
tienen buenos sentimientos, como lo es el compartir. Estoy muy cansado, creo que me
tomaré unas vacaciones, y me iré al país de los sueños, a descansar un poco y olvidar
mi tristeza.
Y así fue, el duende Igor, se fue del País de las Ilusiones y dejó la fábrica de juguetes
encargada a los pequeños duendecillos verdes, que eran muy traviesos y que no sabían
cómo manejar las máquinas. Cometían muchos errores, por ejemplo, si hacían carros
seles olvidaban las llantas; las pelotas las hacían triangulares y no rebotaban; a las
muñecas les ponían los cabellos de alambre, olvidando las piernas y los brazos.
Eso no era tan grave como cuando hacían los muñecos de acción, en especial, a los
superhéroes. A Batman le cambiaban su cuerpo por el de la Mujer Maravilla; a
Supermán, lo vestían con la máscara del hombre araña, lo vestían con la máscara del
hombre Araña; a los dinosaurios los armaban con patas de chango y boca de pez; a los
caballitos los adornaban con jorobas de camellos y trompas de elefantes.
Como te has de imaginar, a los amigos de la pandilla les sucedió también el maleficio
de los juguetes invisibles. Al primero que le pasó fue Jorge, que estando jugando
basquetbol, lanzó su pelota a la canasta y... ¡desapareció!. Jorge la buscó por todos
CUENTOS DEL MUNDO 16
lados pero no la encontró y muy triste se fue a su casa, y su mamá lo regañó, creyendo
que la había perdido.
Lo mismo le pasó a Carolina y a Carlita con sus muñecas. A Jesús con su Nintendo,
cuando fue a buscarlo no lo encontró. Raúl buscó hasta por debajo de la cama y de la
alfombra su patineta y Luisito, hasta los lentes de aumento de su papá se puso para
buscar sus carros de control remoto.
Así, poco a poco, los juguetes se fueron extinguiendo, como los dinosaurios. Quizás
con los años, sólo verían en fotografías y en los museos. Los niños del mundo estaban
tristes, porque ¿qué iban a hacer ahora que no tenían juguetes?.
La pandilla de amigos, también empezó a preocuparse. Dónde vivían los niños y las
niñas se la pasaban encerrados en sus recámaras y sólo veían televisión. Como eran
vacaciones no iban a la escuela, así que tenían mucho tiempo libre. Por las mañanas la
pandilla veía televisión, en las tardes también y por las noches, se reunían en el club
para comentar lo que les pasaba.
En las primeras semanas les agradó la idea de ver durante mucho tiempo la televisión.
Pero ya se sabían hasta los comerciales de memoria y no les causaba gracia ver los
mismos programas. Sus ojos estaban irritados y les dolía la cabeza, además estaban
engordando de tanto comer golosinas frente al televisor.
En una noche, en la que se reunieron en su club, Carolina, la más inquieta de todos, les
dijo:
_ Ya me aburrí de tanto ver televisión, quiero volver a jugar con ustedes, debemos de
hacer algo.
_ ¡Ya sé! _ exclamó Carolina. Jorge, me has dado una idea genial.
Raúl se puso muy serio. Los demás le preguntaron, si no le había gustado la idea de
hacer sus propios juguetes. A lo que Raúl les contestó:
_ Tienes razón, de ahora en adelante compartiré mis juguetes con ustedes y ayudaré a
quien me lo pida _ dijo Carolina.
De todo esto se dio cuenta Igor, el duende mayor, que los había observado en su
telescopio. Comprendió que había juzgado mal a los niños. Con gran alegría Igor volvió
al País de las Ilusiones y arregló los desperfectos de la fábrica de juguetes y de la
computadora. Enseñó a los duendecillos verdes a cómo manejarla para
posteriormente poder tomarse un tiempo para descansar y que los niños pudieran
seguir disfrutando de sus juguetes.
Nuevamente los juguetes que antes eran invisibles se hicieron visibles, ya los podían
ver, tocar y jugar con ellos los niños. Los papás y mamás del mundo felices fueron a
comprarles juguetes a sus hijos, los niños ahora organizaban su tiempo de mejor
manera: a veces jugando con sus muñecos, carros, pelotas, patinetas, Nintendo, y
computadoras. Otras veces veían televisión, y en muchas ocasiones jugaban con su
imaginación, creando sus propios juguetes y aventuras.
La idea de la pandilla del barrio favoreció a muchos que no tenían juguetes, pues
comprendieron que para divertirse no necesariamente se debe de comprar muchos
juguetes, o que sean muy caros, o ver sólo televisión o estar todo el día usando la
computadora. Para jugar, sólo basta ser niño y usar la imaginación. Lo que importa
más es el juego y no el juguete. Y sobre todo, comprendieron que los verdaderos
amigos comparten lo que tienen. El mayor tesoro que existe en nuestras vidas es la
amistad.
CUENTOS DEL MUNDO 19
El sapo y el urubú
En un principio, el vanidoso sapo tenía una espalda lisa y lustroso. Ocurrió que el sapo y el
urubú fueron invitados a una fiesta que se iba a realizar en el cielo de los animales. Después de
hacer sus preparativos, el urubú fue a burlarse del sapo. Lo encontró entre los juncos de un
charco croando de la manera más melodiosa posible porque estaba adiestrando la voz.
El sapo decía que le habían invitado por su gran habilidad de cantante. El urubú dijo que él
también estaba invitado, para que el sapo se dejara de jactancias y se fue convencido de que el
animalito verde era un gran farsante.
Al otro día muy de mañana, el urubú se alisaba las negras plumas sentado en un arbusto,
preparándose para el viaje, cuando se le acercó el sapo. El instrumento del urubú, la guitarra,
estaba en el suelo pues la estuvo templando toda la noche. El sapo le dijo que él se iba ya de
camino porque caminaba muy lento; en realidad lo que hizo fue meterse en la guitarra.
Cuando el urubú levantó el vuelo estaba tan entusiasmado con lo de la fiesta que no se
percató de lo pesado de su guitarra. Pronto dejó atrás las nubes, la luna y las estrellas.
Al llegar, los demás animales le preguntaron por el sapo, a lo que contestó que no creía que
fuera posible que viniera pues el sapo apenas si saltaba como para alcanzar el cielo.
Entonces comenzó la
fiesta, había comida en
cantidad y todos se
llevaban bien. Estaban dedicados al baile, al canto y a la interpretación de sus instrumentos
CUENTOS DEL MUNDO 20
preferidos pues la fiesta era para que cada uno se luciera en sus habilidades. Entre todo este
alboroto, el urubú rasgueaba contento su guitarra y el sapo soltaba sus "do" de pecho. En el
momento de más alegría el sapo aprovechó para introducirse de nuevo en la guitarra.
Terminó la fiesta y nadie notó su ausencia a la hora de las despedidas, sólo el urubú, que le
tenía rencor por haberlo puesto en ridículo. Echó a volar de regreso; estando receloso esta vez
noto el peso de más. Continuó volando hasta distinguir el suelo, pasó bajo la luna y con esa luz
pudo ver al sapo acurrucado en el fondo.
Como el sapo no salía por miedo que lo arrojara, el urubú sacudió la guitarra hasta que el
animalito salió por los aires moviendo las patas. Iba muy rápido en la caída pero la distancia
era también mucha, así que el sapo tuvo tiempo de pensar en que ojalá pudiera caer sobre
agua o sobre arena.
Primero creyó que caería en una laguna pero el viento lo desvió, luego divisó un prado y más
adelante un frondoso ombú.
Pero continuaba alejándose de estos lugares para dirigirse a unos duros caminos, unos
roquedales, el patio de una casa. Al fin dio contra unas rocas, de espalda. Cuando despertó
pasaron muchos días para que se recuperara. El golpe había sido tan fuerte que la espalda le
quedó para siempre manchada y llena de protuberancias.
Esta es la razón por la que el pobre sapo tiene tan fea presencia. Dicen también que debido al
golpe se le malogró la voz, pero esto no se puede asegurar.
CUENTOS DEL MUNDO 21
CUENTOS DEL MUNDO 22
- Espera, Pak Diro - le aconsejó el anciano venerable – reflexiona con calma antes de
expresar aquello que deseas. Es cosa sabía que tu consultes a tu mujer.
- Todos quieren salud y felicidad y larga vida- dijo Pak Diro a la mujer. – podemos
escoger solamente entre estas dos cosas. ¿Qué escogerías tú?
- Yo escogería la salud y la felicidad – sugirió la mujer.
- Más no. Las cosas más importantes de la vida son las riquezas. En realidad si miras a
tu alrededor puedes constatar que el hombre más inteligente está al servicio del más
rico.
- ¿Qué hacer del dinero del mundo si te enfermas o si no eres feliz?
A este punto Pak Diro empezó a perder la paciencia, como siempre cuando su mujer
tenía parecer distinto del suyo. En un momento de la discusión con la mujer, tomado
por la ira el hombre exclamó:
- ¡Quisiera que te volvieras una oca!
Imprevistamente marido y mujer se encontraron rodeados de humo y relámpagos. Pak
Diro cayó al suelo como fulminado. Cuando las fuerzas le volvieron tuvo la fuerza de
levantarse, el pobre hombre se dio cuenta con susto que un deseo ya había sido
escuchado: ¡la mujer había sido transformada en oca!
- ¿Cómo he podido desear una cosa como esta? – exclamó con hipo y sollozando Pak
Diro. Y dirigiéndose de nuevo al anciano venerable que había hablado le suplico:
- Por favor santidad, devuélveme a mi mujer. No quiero ser marido de una oca.
- El anciano apareció de nuevo y dijo:
- Este es tu segundo deseo, Pak Diro. Yo puedo transformar tu mujer, más no satisfacer
algún otro deseo. Trabaja con responsabilidad, no pienses en el dinero. Y entonces
serás feliz.
El viejo agitó la varita mágica que tenía en la mano y pronunció palabras misteriosas:
enseguida la oca se convirtió en la mujer de Pak Diro.
Cuando Pak Diro se dirigió al anciano venerable ya había desaparecido. Se sabe que
Pak Diro no volvió a ser más rico. Siguió el consejo y vivieron con sencillez, y de mutuo
acuerdo y felices
CUENTOS DEL MUNDO 24
Así apareció a los ojos del rey, a través del follaje, sobre el verde tierno de la pradera,
como un panal de miel nueva. Y Duchmanta olvidó al verla su palacio; olvidó la gacela
que hasta allí le había llevado, y su corazón tembló en la quietud religiosa del bosque.
Luego, adelantándose, se presentó a las doncellas, que al verle quedaron un poco
turbadas. Pero su noble aspecto y la delicadeza de sus palabras las tranquilizaron, y
ofrecieron al desconocido el plato de leche, arroz y frutas, ofrenda sagrada de
hospitalidad.
Los discípulos de Kanva llegaron al bosquecillo de bambúes, y reconociendo al rey
Duchmanta, le dijeron que su venerable maestro estaba ausente rezando en los
santuarios del oeste, y le invitaron a pasar la noche en su cabaña. El rey no pudo
negarse a ir con ellos, pero sus ojos no se apartaban de la hermosa Sakuntala, que
quedaba allí.
Así iba, su cuerpo hacia delante y su alma hacia atrás, como la seda de una bandera
llevada contra el viento.
Varios días permaneció el joven rey con los ascetas en la montaña sagrada. Su corazón
adoraba Sakuntala, y
cuando al caer la tarde
conversaba con ella,
sentados sobre la
hierba, sus palabras se
entrelazaban como las
ramas de los árboles.
Y al fin un día el joven
rey le confesó su amor,
temblando como un
niño. Sakuntala bajó
sus ojos de largas pestañas, y nada contestó. Pero sus manos cogieron una hoja de
loto, y sobre ella escribió con la uña estas palabras: "No conozco tu corazón, pero día y
noche el amor atormenta a la que ha puesto en ti toda su esperanza."
Al leer estas palabras, el joven rey la estrechó entre sus brazos. Y en el silencio del
bosque, bajo los ojos de los dioses, le dio el juramento de esposo.
Días después llegó el séquito del rey al bosque sagrado, llamándole de nuevo a su
palacio. Antes de partir, Duchmanta habló así a Sakuntala:
Toma mi anillo de oro, esposa mía. En él está grabado mi sello y escrito mi nombre.
Cuenta una letra por cada día, y cuando todas las letras hayan sido contadas deja el
bosque de tu padre y vete a mi palacio.
Así se despidieron Duchmanta, hijo del rey de la Luna, y Sakuntala, la doncella sagrada,
amada de los pájaros.
Largos son los días de la espera. Sakuntala está triste sin su corazón, contando día por
día las letras del anillo, y las lágrimas del amor marchitan sus mejillas, como dos
jazmines regados con agua hirviendo.
CUENTOS DEL MUNDO 26
reconocerla, pero conmovido por su belleza y su sonrisa inocente. Así esta Sakuntala,
entre los dos severos ascetas, como una rama verde entre hojas amarillas.
Hermosa niña dijo el rey con ternura. ¿Qué prueba puedes darme de que eres
mi esposa? ¿Tienes en tu dedo mi anillo nupcial?
Sakuntala, con un rápido gesto de alegría, fue a mostrar su anillo; pero entonces echó
de ver que lo había perdido al bañarse en el sagrado Ganges de triple corriente, y dos
lágrimas temblaron suspendidas en sus largas pestañas, luego, las fuerzas la
abandonaron y hubo de apoyarse, desfallecida, en sus compañeros, cerrando los ojos.
Duchmanta, conmovido por el dolor de la joven, llamó a su preceptor, un anciano lleno
de sabiduría, que sabía encontrar la verdad entre las mentiras como el cisne que bebe
la leche sin tocar el agua que se ha mezclado en ella. Y le interrogó diciendo:
He aquí que esta muchacha dice ser mi esposa, y yo no la conozco. ¿Cómo puedo
saber la verdad?
Y el sabio respondió:
Esta muchacha va a tener un hijo. Espera, ¡Oh rey! Si el recién nacido tiene en su
mano derecha la figura de la una rueda, las profecías se habrán cumplido y el niño será
tuyo.
Con estas palabras los ascetas dieron por terminada su misión y, rechazando a
Sakuntala, que, llorando acongojadamente, quería regresar con ellos, tomaron el
camino del bosque.
Sakuntala, entonces, huyó del palacio, llena de dolor y de vergüenza, maldiciendo el
duro corazón de Duchmanta. Y por más que centenares de esclavos la buscaron por
todas partes, no fue posible encontrar su paradero.
Un día los guardias de palacio
prendieron a un pescador, al que
encontraron un anillo de oro con el
sello y el nombre del rey. Fue
llevado a la presencia de
Duchmanta, acusado de ladrón.
Pero el pobre pescador negó tal
delito, afirmando que el anillo lo
había encontrado en el vientre de
un pez caído en sus redes en el
celeste Ganges.
Tomó el rey el anillo en sus manos, y al contemplarlo su corazón latió
apresuradamente. Como una nube que se descorre dejando paso al sol, así el olvido se
descorrió en su alma, y las escenas del bosque sagrado, la persecución de la gacela
negra, el amor y el juramento de Sakuntala se presentaron nuevamente ante sus ojos.
Puso Duchmanta en libertad al pescador, regalándole el joyel de su turbante, y
mandando uncir su brillante carro, marchó al galope de sus caballos hacia el bosque
sagrado.
CUENTOS DEL MUNDO 28
Tuminah y el oso
En las fábulas orientales con frecuencia las personas y hasta las divinidades, se
transformaban en plantas o animales. Hasta entre nosotros, en la historia, suceden
cosas similares. Lo que sucede es porque la fábula quiere hacernos soñar; en la
narración magia y realidad se funden, y nuestra fantasía vuela a regiones lejanas y
realiza nuestros sueños secretos. También Tuminah ha vivido un dulce sueño, y su
despertar fue más alegre.
Omar vivía con una mujer y sus cinco hijas en un pequeño pueblo de la isla de Pinan.
Las cinco muchachas eran todas bastante graciosas; más muchos jóvenes las habrían
pedido por esposas, ellas no habían todavía encontrado ninguno que les gustase o
fuese considerado digno de ser escogido como marido. Con el pasar de los años las
muchachas no eran tan jóvenes, tanto que Omar y la mujer empezaban a preocuparse,
temiendo que sus hijas no encontrasen ocasión de casarse. Un día Omar y la esposa se
sorprendieron bastante al ver un simpático Oso en acercarse a la casa.
_ ¿Por qué en lugar de reírse de mí no preguntan más bien a vuestras hijas si quieren
casarse conmigo? No soy un hombre, más soy honesto y trabajador.
Interpelada la de más
edad rechazó
decididamente:
_¿Casarse con un oso?
¡no, no, nunca!
elección que descartar. Si es gentil y honesto, será ciertamente mejor que tantos
hombres.
Las hermanas se reían. Fue así que después Tuminah se casó con el Oso.
_ No te cambies de nuevo en Oso, te ruego. Eres más bello así como eres realmente.
_ No, más sería así de bonito si todos se dieran cuenta que tú eres un hombre.
Apenas las hermanas descubrieron que era bello el marido de Tuminah, enseguida se
volvieron celosas. Más Tuminah no se dio cuenta de este sentimiento: su corazón no
había nunca experimentado lo que eran los celos. Enseguida, el marido le confió que
marcharía para unos asuntos de negocios muy importantes:
Ciertamente volvió a ser Oso. Pasaron tantos meses que a Tuminah parecían
interminables.
Finalmente un día algunos pescadores corrieron a casa de Tuminah para decirle que el
marido regresaba con una entera flota de naves llenas de tesoros inestimables: sedas,
oro, jades y otras joyas. Tuminah se puso sus mejores trajes y corrió a la playa para
recibir al marido. Las hermanas la siguieron. Repentinamente encerraron y amarraron
a Tuminah y la pusieron en una barca lanzándola mar adentro. Mientras se acercaba la
CUENTOS DEL MUNDO 31
flota, ninguna nave se dio cuenta de la barca que llevaba a la joven casi invisible por las
altas olas. De último venía la nave almiranta, engalanada de fiesta con banderas de mil
colores: el joven que en un tiempo vestía con piel de oso, hoy estaba vestido como el
almirante de la flota.
_ ¡ALTO! ¡Anclad las naves! gritó dándose cuenta de algo que movía entre las olas.
¿Qué cosa es aquella barca pequeña allá abajo?
Como la nave se fue acercando, los marineros vieron la figura de una joven amarrada y
tendida en el fondo de la barca. Bajaron un bote y llevaron a bordo a la joven. El
marido enseguida la reconoció y lleno de asombro preguntó:
_Tus hermanas son unas brujas. Tienen necesidad de una lección. Entonces
encomendó a la esposa que no saliera de la cabina de mando de la nave por ninguna
razón. El comandante desembarcó. Las cuatro hermanas lo esperaban con vestimentas
de grandes ocasiones.
_Nosotras no lo sabemos. Hace algunas horas bajó a la playa para recibirte, y desde
entonces no la hemos visto.
Aquel día las hermanas quisieron hacer fiesta por el feliz retorno del cuñado y
organizaron un gran almuerzo al que invitaron a toda la gente rica, la más importante
de la isla. Mientras le servían las delicatesen, exquisiteces y manjares, el joven narró
sus aventuras, y como logró quitar a los piratas el galeón cargado de tesoros. En fin
concluyó:
_Cuando estaba por llegar al puerto vi una pequeña embarcación que vagaba entre las
olas. Dentro había una joven que había sufrido un atraco por los bandoleros, amarrada
y abandonada a su destino.
A estas palabras las cuatro hermanas empezaron a preocuparse. El joven dio unas
palmadas y compareció Tuminah acompañada por algunos marineros. Estaba vestida
de telas finísimas y tenía una corona de diamantes en su cabeza. Al verla las hermanas
se sintieron morir de envidia y de miedo.
_No las llevaré delante del juez, como merecéis _ prometió generosamente. _Más
exijo que dejéis el pueblo lo más rápido y que no os dejéis ver. Espero que esta lección
le sea útil para el futuro. Nadie sabe donde fueron las cuatro hermanas; mientras se
sabe ciertamente que Tuminah y su marido vivieron felices.
CUENTOS DEL MUNDO 32
De pronto uno de los dragones dijo a los demás “¡Vengan rápido a ver esto, por favor!”
"¿Qué sucede?” preguntaron al unísono los otros tres, mirando hacia donde apuntaba
el Dragón Perlado.
"¡Cuán pobre es esta gente!” dijo el Dragón Amarillo, “y morirán si no llueve pronto”.
Dicho lo cual dio un salto y desapareció entre las nubes. Los demás lo siguieron de
cerca y todos volaron hacia el Palacio del Cielo. El Emperador de Jade era muy
CUENTOS DEL MUNDO 33
poderoso, pues estaba a cargo de los asuntos del cielo y de la tierra. Al emperador no
le agradó ver a los dragones llegar a toda velocidad.
"¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no se comportan como es debido y se quedan en el mar?
"Miren. ¿No hay muchísima agua en el mar en donde vivimos? Podríamos tomarla y
arrojarla hacia el cielo, entonces caería como si fuera lluvia y se salvarían la gente y sus
cultivos” dijo el Gran Dragón. “¡Buena
idea!” dijeron los demás
aplaudiendo.“Pero”, advirtió el Gran
Dragón, “si el emperador se entera nos
castigará”.
"¡Llueve, llueve! ¡Los cultivos se salvarán!” toda la gente saltaba y gritaba de alegría.
Las espigas de trigo y el sorgo se enderezaron. El Dios del Mar descubrió lo que estaba
sucediendo e informó al emperador.
"¿Cómo se atreven los cuatro dragones a dar lluvia sin mi permiso?” El Emperador de
CUENTOS DEL MUNDO 34
Jade estaba furioso y ordenó a las tropas del cielo que apresaran a los dragones. Los
dragones, en evidente inferioridad numérica, no pudieron defenderse y pronto fueron
arrestados y llevados al Palacio del Cielo.
"Ve y pon cuatro montañas sobre los cuatro dragones, para que nunca más puedan
escapar” ordenó el emperador al Dios de las Montañas. Este uso su magia para que
cuatro grandes montañas aparecieran volando y cayeran sobre los cuatro dragones.
Aún así, los dragones nunca se arrepintieron de sus actos. Decididos a ayudar a la
gente por toda la eternidad, se convirtieron en cuatro ríos, que corrieron atravesando
las montañas y los valles, cruzando el territorio de oeste a este para llegar finalmente a
su hogar, el mar.
Y así se formaron los cuatro grandes ríos de China: el Heilongjian (Dragón Negro) en el
norte, el Huanghe (Río Amarillo) en el centro, el Changjiang (Yangtze, o Gran Río) en el
sur y el Zhujiang (Perlado) mucho más al sur.
CUENTOS DEL MUNDO 35
En un rincón de su cuarto, el niño tenía una vieja bolsa de cuero, cuya apertura estaba
prietamente atada con un cordel. Aquella bolsa llevaba allí años, colgada de un clavo,
olvidada por todos. Pero resulta que, cada vez que el niño escuchaba un cuento y no se
lo decía a nadie, el espíritu de aquel cuento se introducía dentro de la bolsa y se
quedaba allí.
El niño fue creciendo. Cuando cumplió quince años su tío le concertó el matrimonio
con una muchacha de otra rica familia. En vísperas de su boda, el joven salió a
divertirse con sus amigos, y el criado, se puso a atizar el fuego de la habitación de su
amo, para que a su vuelta estuviese cómoda y bien caliente. En esto estaba cuando, de
pronto, como surgidos de ninguna parte, el criado creyó oír susurros a su alrededor.
Movido por la curiosidad, aguzó el oído y escuchó atentamente lo que decían.
-Irá a caballo a casa de la novia .El camino es muy largo y el viaje lo dejará sediento. Yo
seré un pozo a la vera del
camino lleno de agua clara sobre
la que flotará un cuenco. Si bebe
de esa agua morirá.
-Bueno, bueno -añadió una cuarta voz. -Os voy a decir lo que yo haré si fallara, todo
eso: yo seré una pequeña serpiente venenosa, y me ocultaré en la cámara nupcial.
Cuando esté dormido le morderé y morirá
Al día siguiente el criado llevó al joven muchacho a casa de la novia, por el camino el
muchacho estaba sediento y le dijo al criado:
-Por favor podéis parar ahí y traerme un cuenco de esa deliciosa agua. Pero el criado
se negó a parar.
-Ahí veo fresas – exclamó tienen un aspecto apetitoso. Por favor ve y coge unas
cuantas para que calme mi sed.
CUENTOS DEL MUNDO 37
Pero el criado se negó. A esas alturas el tío del novio estaba enfadadísimo. La
ceremonia tuvo lugar sin mayores problemas
Llego la noche y los novios se retiraron a la alcoba nupcial. No llevaban allí mucho rato
cuando, de pronto la puerta de la estancia se abrió de par en par, y allí estaba el
criado, espada en ristre y con cara de pocos amigos. Los novios se quedaron
estupefactos y no osaron moverse. El criado se abalanzó entonces sobre la alfombra y,
de un tajo, dejando al descubierto a una pequeña serpiente, a la que mató de un golpe
También el tío del muchacho acudió, y entonces el criado explico su extraña conducta.
Le habló de la vieja bolsa que colgaba de una pared, en la habitación del muchacho, y
de los espíritus, del agua de las fresas de la serpiente…
El tío del joven entendió entonces lo que había sucedido, y en vez de castigarlo ensalzó
su felicidad y le agradeció que hubiese salvado la vida a su sobrino. Bueno podéis estar
seguros de que el muchacho aprendió la lección.
A partir de ese día no dejo de contar a los demás los cuentos que sabía. Y nada más
llegar casa cogió la bolsa la desató, dejó salir a los espíritus y la tiró a la basura.
CUENTOS DEL MUNDO 38
CUENTOS DEL MUNDO 39
Chiclana, Jerez y Puerto Real son sus principales destinos. En 1843 se ve involucrado en
un extraño suceso. La muerte del Portero del Pico de Oro, Vicente Fernández. El
Portero sale al paso de Perico para quitarle el cántaro por no poder entrar en el
restaurante. Nadie ve al Portero pero el 25 de agosto aparece el cadáver de Fernández
lleno de dentelladas monstruosas. El 10 de octubre de 1844, el Juzgado de Primera
Instancia de Cádiz condena a Manuel a 10 años de presidio. Éste, en paradero
desconocido, es declarado en rebeldía. Comienza aquí la negra historia de Perico el
Perro que, oliendo el peligro, regresa a la Isla. A principios de 1844 se instala en las
Callejuelas, tierras de provisión.
Aquí se hace querer y pronto goza de la estima del pueblo. No se pierde una misa e
incita a todos a rezar; es el perfecto devoto y lleva el cántaro en procesiones. Continúa
con su oficio de Cantarero pero acaba siempre regresando al Güichi Torres. Es un
hombre tímido y reservado. Nadie podía sospechar que tras ese aspecto inocente se
escondiera una bestia. Durante su estancia en la Isla, Perico sería responsable de al
menos nueve homicidios: siete mujeres y dos varones. Aprovechando que viajaba con
frecuencia, Perico se ofrecía como guía de aquellos que quisieran emigrar a la ciudad.
Algunos le siguieron y ninguno volvió a ser visto vivo. Todos ellos en noches de luna
llena.
Perico regresaba de sus viajes con cartas y buenas nuevas, el hecho de que sólo
llegaran noticias por su mano, alertaron a vecinos y familiares. Desde la desaparición
de Josefa, los rumores se disparan. De todos era conocido que en Portugal Perico
vendía Toallas, muy populares. Allí le vieron aullar y dar de comer sus víctimas a los
lobos, sus amigos. Y cada vez son más aquellos que apodan a Perico “El Perro”,
convencidos de que había asesinado a sus conocidos y después se los había comido.
El caso levantó tanta expectación que incluso la Reina de España, Isabel II, tuvo que
intervenir en el devenir de los acontecimientos. Los detalles del proceso están
recogidos en La Causa 1788, del Hombre Lobo. Las más de dos mil páginas, divididas en
cuatro piezas, dos rollos y un extracto descansan en el Archivo Histórico del Andalucía
en Sevilla.
Pero, ¿qué fue de Perico el Perro tras el juicio? No hay respuesta. El hombre lobo de la
Isla desaparece en 1854 tras la última sentencia. No hay constancia de su muerte,
enterramiento o posible liberación. La imaginación popular echó alas y la leyenda del
hombre lobo ya no paró de crecer. Existen tres versiones:
Primera. (La oficial). Perico falleció de muerte natural al poco tiempo de ingresar en
prisión.
Segunda. Perico murió a manos de algún policía local ansioso de comprobar cómo se
transformaba en lobo. Para sorpresa de todos, no resultó inmune a los disparos con
balas normales y no de plata.
Cuarta y más inquietante: Se ha reencarnado y visto por los alrededores del Piojito.
CUENTOS DEL MUNDO 41
En una batalla los moros hicieron prisionero a un soldado cristiano muy listo, el cual se
hizo pasar por sordomudo. Trabajó tan hábilmente en el campo que el señor del
castillo le hizo su jardinero y desde entonces el jardín era el más hermoso.
En cierta ocasión hubo una reunión de caudillos moros y todos elogiaban aquella
inexpugnable fortaleza. Mientras hablaban paseando por el jardín, nuestro esclavo
escuchaba, pero, para no levantar sospechas, se hizo el dormido.
Uno de los caudillos dijo conocer el punto débil de la fortaleza, y aseguró que si alguien
incendiaba el bosque que rodeaba el castillo, sus ocupantes deberían rendirse
inevitablemente. Los demás caudillos reconocieron que era cierta la apreciación de su
compañero.
Al cabo de un tiempo, nuestro jardinero pudo huir e informar a las fuerzas cristianas
sobre la manera de conquistar el castillo, cosa que consiguieron fácilmente.
El rey, agradecido por su gesta, una vez conquistada la fortaleza, se la cedió en feudo,
con el título de “Mafumet”, el de la mano agujereada.
CUENTOS DEL MUNDO 43
La noticia llegó hasta los oídos de Zeus, dios de los dioses, que mandó a su hijo
Hércules para que sofocara el incendio y rescatara a Pyrene del infierno. El hijo
obedeció a su papá y llevó a la ninfa junto al mar para que pudiera descansar y se
recuperase.
_Pyrene _le dijo _, aquí estarás a salvo. Y Hércules regresó al valle para acabar con los
malévolos gigantes.
_ Tu valle se ha convertido en cenizas pero yo buscaré otro para ti _le dijo al regresar a
su lado.
Pero allí no había pájaros, ni flores, ni mariposas, ni árboles... todo había sido
destruido por el fuego. Incluso el manantial arrastraba las cenizas y sus aguas no eran
cristalinas.
Hércules recogió el cuerpo de la diosa para llevarlo a lo más alto de las cumbres y para
que nunca fuera olvidada levantó allí el más hermoso de los monumentos: una gran
cordillera montañosa que separaba España de Francia. Y en su honor la llamó: Pirineos.
CUENTOS DEL MUNDO 45
El cuento de Pomperiposa
Había una vez, hace muchísimos años, una bruja muy vieja que se llamaba
Pomperiposa. No es un nombre muy bonito, pero a pesar de todo, es más bello que
ella misma. ¿Os podéis imaginar cómo era?
Tenía dos ojos rojos y pequeños y una boca grande con sólo tres dientes. En las manos
tenía muchas verrugas y en la espalda una gran joroba. Le gustaba mucho masticar
tabaco.
Vivía sola en una casita en medio del bosque. Su casita estaba hecha de chorizos,
jamones y en vez de ladrillos había bombones.
Nadie se atrevía en el bosque a acercarse a su vivienda porque la bruja era muy mala.
Si alguien se atrevía le convertía en un objeto. Su única pena es que cada vez que
encantaba a alguien su nariz crecía un poco más.
En el mismo bosque donde vivía Pomperiposa vivía también un rey que tenía dos hijos:
un príncipe llamado Pepe y una princesa llamada Pepa.
Un día los dos niños dijeron a su sirviente que querían dar un paseo por el bosque.
Después de un rato de paseo llegaron a un lago y el sirviente, un poco despistado, se
mojó sus zapatillas de seda.
- ¡Oh, he de ir al castillo a ponerme unas botas!, les dijo el sirviente. Antes de marchar
les indicó a los príncipes que no se moviesen de ese lugar hasta que el volviese.
Como iban por el mismo bosque de la malvada Pomperiposa, los pájaros, conocedores
del peligro que corrían, dejaron sus cantos y empezaron a avisar a los niños para que
no continuasen su camino. Pero ellos no hicieron caso, preferían pasar una aventura,
el castillo era demasiado aburrido.
Pomperiposa, que les observaba desde la ventana sacó su enorme nariz de la casa y les
miró.
Entrad, entrad-dijo. Yo soy vuestra hada. Os haré unos dulces con mermelada. El
príncipe Pepe y la princesa Pepa la creyeron aunque sentían algo de miedo.
CUENTOS DEL MUNDO 46
No he comido patos desde hace mucho tiempo.- al acabar de decir esto la bruja
convirtió a los dos príncipes en dos patos pequeños y blancos.
Los pájaros que observaron todo fueron a buscar a la cigüeña, que es el pájaro más
inteligente de todos los pájaros porque cada invierno va a Egipto a estudiar los
jeroglíficos de las pirámides, para que los aconsejara.
- Ahora a nadar patitos míos- dijo Pomperiposa. Y los condujo al lago con su gran
bastón.
Pomperiposa estaba cerca del lago acariciándose su gran nariz. Al girarse observó que
el sirviente de los príncipes se acercaba con una gran espada y ella reaccionó
rápidamente convirtiéndole en un pájaro.
CUENTOS DEL MUNDO 47
¡Por fin he encontrado la solución para acabar con los hechizos de Pomperiposa!-
gritaba a lo lejos la cigüeña que llevaba un gran libro en su pico.- ¡Solamente el grito
más horroroso de la tierra acabaría con su hechizo!- explicaba la cigüeña.
Los dos príncipes que entendieron el mensaje indicaron a la bruja que mojase su nariz
en el lago para refrescársela. Una de las veces que tenía su nariz dentro del agua pasó
un cangrejo que llevaba varios días sin comer y viendo esa suculenta nariz la enganchó
fuertemente con sus enormes tenazas.
- ¡¡¡Aaaahhh ¡!!.El grito de Pomperiposa era el más espantoso que se podía oír.
Después de dar las gracias a los pájaros y a la sabia cigüeña volvieron al castillo donde
los padres les esperaban con gran preocupación por la tardanza de su paseo.
Pomperiposa se convirtió en piedra y dicen los animales que un día al año se vuelve a
oír el horrible grito de la bruja.
CUENTOS DEL MUNDO 48
CUENTOS DEL MUNDO 49
El koala y el emú
Hace mucho tiempo, cuando el mundo vivía en el “Tiempo de los sueños”, los animales
convivían en la más absoluta armonía y tranquilidad, ya que más o menos todos
llevaban la misma vida, tranquila y sosegada.
Pero un día estalló una discusión de enormes dimensiones que les encerró en el
silencio más absoluto: se retiraron la palabra de unos y los otros. Pasaron las horas, los
días y las semanas, y ni con el tiempo se devolvieron el saludo.
Muchas gotas de lluvia cayeron de las nubes hasta que, finalmente, se dieron cuenta
de que ni siquiera recordaban el motivo que les había llevado a enfrentarse .Era tan
ridículo continuar en aquellas circunstancias que decidieron volver a ser amigos otra
vez, como si nada hubiera pasado.
Todos se hicieron amigos menos el emú, un animal lleno de orgullo y tozudez, y que se
resistía a relaciones con sus semejantes que vivían en los árboles, a los que
consideraban inferioridades.
-¡Seguro que éramos los pájaros los que teníamos razón! por eso somos superiores a
los animales que viven en los árboles. Además somos muy inteligentes y sabemos
volar… Tanto llego a crecer su cuerpo orgulloso que cuando quiso pavonearse
levantando el vuelo, el peso de su enorme cuerpo no le dejo volver a volar. Furioso y
asustado, el emú empezó a correr arriba y abajo, estirando el cuello tanto como le era
posible hacia el cielo, intentando tirar de él sin ningún resultado.
Cuando se volvió hacia el koala le contemplaba la escena, el emú tenía un gesto tan
aterrador que el pobre koala se encaramó de un salto al árbol más cercano. Una vez
allí decidió que jamás volvería a poner un pie en el suelo, temiendo que el emú la
emprendiera con él.
Ni cuando la sed le asaltaba cedió en su empeño, pues descubrió que en las hojeas
verdes se escondía un poco de agua, quizás menos de la que cabía en una sola gota
pero suficiente para poder sobrevivir.
Desde entonces el koala ya no bebe nunca agua como los otros animales, y se pasa los
días y las noches subido a los árboles. La vida del emú también cambió pues desde
entonces, no ha dejado de correr agitando sus alas cada vez más pequeñas, intentando
sin éxito, volver a volar como lo hacía en aquél “Tiempo de los sueños”.
CUENTOS DEL MUNDO 51
_ No, no _ insistía el otro_. Te digo que son la misma persona. Como ninguno quería
dar su brazo a torcer, la discusión se acaloró, y los dos hombres se comenzaron a dar
golpes. Terminada la pelea, el hombre que decía que el Sol y la Luna eran personas
distintas quedó tendido en el suelo, dolorido y magullado. Al pobre le daba tanta
vergüenza haber llevado las de perder que decidió encontrar la casa de Ganúmi, la
Luna, y salir definitivamente de dudas. Así que se dirigió a la orilla del mar, montó en
su canoa y se puso a remar en dirección al lugar por donde sale la Luna. Navegó día y
noche, adentrándose cada vez más en el mar, hasta que, finalmente, llegó a la casa de
la Luna. En aquel momento la marea estaba baja, así que arrastró la canoa a la orilla
adentro y luego se sentó en ella
Al cabo de un rato apareció Ganúmi. Como eran días de luna nueva, Ganúmi tenía
entonces el aspecto de un niño pequeño.
Pero el hombre no quiso creerse que aquél era verdaderamente Ganúmi y se negó en
redondo a apearse de la canoa.
_ No _ dijo en tono firme_. Tú eres un niño pequeño. Yo quiero que Ganúmi, la Luna,
venga personalmente invitarme.
Pasaron unos días y la Luna se hizo más grande. Ganúmi volvió a presentarse ante el
hombre, esta vez con el aspecto de un muchacho joven.
_ Vamos, ¿es que no vas a bajar nunca de esa canoa? _ preguntó_. Yo, Ganúmi, te
invito a mi casa.
_ Muchacho, ya le dije al niño que vino el otro día que yo quiero ver a Ganúmi, y que
sea él quien venga a invitarme. Así que no me muevo de aquí.
Pasó más tiempo. Ganúmi se convirtió en todo un hombre, y una abundante barba le
cubría la cara. Con ese aspecto, fue a ver al viajero, que seguía obstinadamente
montado en su canoa.
_ Te lo ruego_ le dijo con gran cortesía _. Desembarca y ven conmigo. Eres mi invitado.
Al cabo de pocos días, Ganúmi volvió a la orilla del mar para intentar que su invitado
desembarcara. Esta vez era ya un hombre entrado en años, cuyo cabello comenzaba a
cubrirse de canas.
_ Acompáñame, por favor_ le dijo al hombre de la canoa_. Yo soy Ganúmi y quiero que
vengas a mi casa.
_¿Cómo? ¿Tú Ganúmi? ¡Ni hablar! Yo quiero que el Ganúmi de verdad venga aquí para
invitarme.
CUENTOS DEL MUNDO 53
Finalmente, Ganúmi apareció en forma de un hombre muy viejo que caminaba con la
ayuda de un bastón.
_ ¿Al fin! _ dijo el hombre, que ya comenzaba a cansarse de esperar _. ¡Tú sí que eres
Ganúmi!.
Y tras apearse de su canoa, siguió a su huésped, que le llevó a ver sus dominios.
Primero le enseñó un lugar donde todo era blanco. La casa, la tierra, las plantas, nada
había allí que no fuese blanco.
Después le llevó a otro lugar. Allí todo era negro como la pez.
Por último, Ganúmi llevó a su invitado a un lugar en el que todo era rojo.
_ Esto _ explicó _, es de Hiwío, el Sol. Cuando Noche vuelve a su casa, el Sol sale desde
aquí.
_ Ahora verás como asciendo hasta el cielo. Primero surge Noche y yo voy detrás.
Después, cuando los dos hemos vuelto a nuestra casa, sale el Sol. Como ves, Sol y Luna
son personas distintas.
Dicho esto, Ganúmi trepó por un alto árbol y desde allí se lanzó hacia el cielo. Se posó
en el borde de una nube y todo el lugar quedó inundado por sus rayos. El hombre,
después de ver aquello, pensó: “Bien, está claro que yo tenía razón. La Luna y el Sol
son personas distintas, así que el otro tipo estaba equivocado”.
Aquella noche el hombre no durmió sino que estuvo paseando por la casa de la Luna.
Se fijó en que allí no crecía nada, salvo arbolitos y arbustos, pues el lugar estaba
demasiado cerca del sitio de donde surgen la luz y el calor.
Comenzó a clarear el alba. La Luna seguía en el cielo, pero no tardó en salir el Sol.
Ganúmi volvió a la casa y le dijo a su invitado.
_ Sí, he podido ver a la Luna, el Sol y la Noche; creo que ya puedo volver a mi casa.
Pero antes de que regresara, Sol, Luna y Noche obsequiaron al hombre con un fruto de
sus respectivos huertos. El fruto de Sol era rojo, el de Luna blanco y el de Noche negro.
CUENTOS DEL MUNDO 54
_ Todo esto prueba_ insistió_, que el Sol y la Luna son dos personas diferentes, y que
con ellos hay una tercera persona, la Noche.
Sin embargo, como notaba cierto aire de duda en el rostro de la gente, el hombre
señaló hacia la cuerda.
Así que desató la cuerda de la canoa y tiró de ella. Al instante, se oyó un gran estallido,
y, ante el asombro de todos, Ganúmi comenzó a recoger su cuerda hasta hacerla
desaparecer en el cielo. Después de eso, el hombre invitó a los demás a probar los
frutos que le habían dado. Al principio la gente no quiso ni tocarlos, temiendo que
fueran venenosos, pero el hombre les aseguró que eran buenos, así que todo el
mundo tomó un poco.
Los kíwai viven en la parte oriental de lo que hoy es Papúa Nueva Guinea, a orillas del
Pacífico. Como todos los pueblos papúas los kíwai son fundamentalmente agricultores.
CUENTOS DEL MUNDO 55