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República Bolivariana de Venezuela

Universidad de Zulia

Facultad de Humanidades y Educación

Escuela de Filosofía

El Ser y su relación con el Otro, desde el planteamiento de Jean

Paul Sartre

Realizado por:

Mónica Castellano

C.I. 18.258.746

Tutora: Dra. Katiuska Reyes

C.I. 11.258.819

1
Introducción

CAPITULO I: Contexto Historico-Cultural e Intelectual de Jean Paul Sartre.

1.1 Contexto histórico.

1.2 Datos Biográficos.

1.3 Influencias recibidas.

CAPITULO II: Categorías del pensamiento de Jean Paul Sartre en el Ser y la

Nada

2.1 El “Ser y Otro” en el planteamiento de J.PS

2.2 La Noción de “Mirada” en Jean Paul Sartre

2.3 Las Relaciones concretas con el Otro

2.4 Relación del Ser con el Otro en la obra La Nausea

CAPITULO III: Aportes y repercusiones del pensamiento de Jean Paul Sartre.

Conclusiones

2
INTRODUCCIÓN

El ser humano complejo e todos sus aspectos, es tomado como el objeto

de innumerables investigaciones que se disponen a descifrarlo. Pero a través

de la historia, y en especifico, de la historia de la filosofía, el ser humano es

dejado en un segundo plano, donde el mundo, las ideas y las ciencias eran lo

primero. Se había olvidado aquel imperativo socrático de “conócete a ti mismo”,

e imbuidos en sus abstracciones terminaron por abstraer su propio ser. Con la

aparición del Existencialismo regresa esa experiencia humanista de los siglos

anteriores, sólo que esta vez se encara a la existencia tal como nos es dada, el

ser humano, el hombre, es el eje en el cual gira la filosofía existencialista. A

diferencia de las ciencias humanas, el existencialismo, no considera al hombre

como un objeto, ya que al hacerlo arranca al hombre su humanidad, todo lo

contrario, lo considera sujeto, un sujeto activo que se realiza en la historia, y en

su realizarse se trasciende y se proyecta1. Este sujeto será mejor conocido

como el ser-para-si de Jean Paul Sartre, uno de los pensadores más

importantes del existencialismo. El ser-para- si, es ese hombre arrojado que se

encuentra en un perpetuo hacerse.

Partiendo de la categoría de ser-papa-sí, nos encontramos con otro

planteamiento que lo complementa, y que también se había dejado en el

abandono por las filosofías clásicas, nos referimos al tema del Otro. El análisis

de Sartre sobre el Otro, encierra el problema entre el para-si y el Otro, o como

lo llamará Sartre, el ser-para-otro. El problema parte, básicamente, de un

fenómeno tan normal para cualquiera como es la mirada. A través de ella se

produce el proceso de objetivación, es decir, quien me mira, lo hace como a un


1
SARTRE, Jean Paul: “El Existencialismo es un Humanismo”. Ediciones Orbis, España, 1984, p.14

3
objeto, y eso me roba, me enajena y me posee. Esto es terrible para Sartre es

una lucha constante entre dos seres que no quieren ser descubiertos y

esclavizados por la mirada de uno, de otro.

Este es el tema que se analizará acá en la presente investigación, el

problema del Otro y su relación con el para-si desde el planteamiento de J.P.

Sartre, tomando en cuenta principalmente dos de sus obras más importantes e

influyentes, El Ser y la Nada, por contener el planteamiento en sí sobre el tema

del Otro, y La Nausea, por presentar dentro de su personaje principal dicho

planteamiento. De esta manera se podrá profundizar en el análisis sobre

algunos aspectos inherentes al hombre, su condición de ser y existir con el

otro.

La investigación que aquí se plantea, es de tipo Documental, para esto

no apoyaremos en el método Hermenéutico, ya que se analizarán e

interpretarán textos de fuentes primarias y secundarias. Por esta razón se

procederá a la búsqueda información que tenga que ver con la obra de Jean

Paul Sartre. Posteriormente se desarrollarán unas fases de lecturas; la primera

para introducir al tema y la segunda de manera analítica que ayudará a la

recolección de la información y la selección de elementos importantes en la

investigación. Así llegaremos a la fase de análisis e interpretación de la

información hallada. Por último, a través de la reflexión generar las

conclusiones del tema en cuestión. En cuanto al contenido esquemático, este

se dividirá en tres capítulos:

• Capitulo I: En el se podrá encontrar el contexto socio-cultural e

intelectual en el cual surgió y se desarrollo el pensamiento de J.P Sartre,

4
además de las influencias que recibió y que ayudaron a forjar dicho

pensamiento.

• Capitulo II: Es donde se concentra lo más importante de la investigación,

partiendo de la obre El Ser y la Nada, se desarrollaran las categorías del

planteamiento de J.P Sartre con relación al Ser y el Otro; el problema

que se manifiesta a partir de la noción de mirada, además del

planteamiento de Sartre sobre el amor y otras categorías que involucran

al Otro. Para finalizar el capitulo se contrastaran dichas categorías con

las expuestas en la obra La Nausea, del mismo autor.

• Capitulo III: En este capitulo expondremos los aportes y las

repercusiones del pensamiento de Jean Paul Satre tanto en la filosofía

como en el campo de la psicología.

Es importante retomar temas como estos, ya que, como se dijo antes,

regresan al hombre, con esto no se quiere menospreciar los otros campos o

problemas de la filosofía, sólo que debemos estar claros que, no se pueden

resolver los problemas filosóficos olvidándose de uno de sí mismo. Volver

a estos temas, no es un paso atrás, es la renovación de un pensamiento

vanguardista que terminará por despertar al hombre de su letargo, ya que si

bien nuestro siglo está lleno de avances y revoluciones, es necesario que

reconozcamos que cada uno de nosotros tenemos la libertad de

construirnos día a día

5
CAPITULO I:

Contexto Socio-Cultural e Intelectual de Jean Paul Sartre

1.1 Contexto histórico.

El siglo XX está lleno de todas las nuevas tendencias del pensamiento, las

artes, ciencia, etc., pero no es por estas razones que se le recordará, sino por

sus acontecimientos bélicos, sucedidos durante casi toda su duración, y fue

esto lo que en parte provocaría el surgimiento de esas nuevas tendencias.

Entre 1914 y 1918 se desarrolló en Europa la mayor conflagración hasta

entonces conocida. Motivada por conflictos imperialistas entre las potencias

europeas, “la gran guerra”, como se le denominó originariamente a la Primera

Guerra Mundial, implicó a toda la población de los estados contendientes. Esta

se da entre la Triple Alianza (Alemania, Imperio Austro-Húngaro e Italia) y la

Triple Entente (Francia, Inglaterra y Rusia), a las cuales se agregaron otros

países. Su causa general es el nacionalismo puesto de manifiesto por

Alemania, unificada a fines del siglo XIX, el cual se notó no sólo en el amor e

interés por el progreso del país sino que se fue al imperialismo, a la conquista

de otras zonas. Del nacionalismo eran participe igualmente otros países,

especialmente el Imperio Austro-Húngaro e Italia. La causa inmediata es el

atentado de Sarajevo: el atentado ocurrió el 28 de Junio de 1914, donde fueron

asesinados el archiduque Francisco Fernando y su esposa por nacionalistas de

Servia, el archiduque era heredero del trono del Imperio Austro-Húngaro.

El conflicto duró cuatro años, en el se enfrentaron los ya mencionados

bloques: la Triple Alianza y la Triple Entente.

6
A lo largo de la guerra se movilizaron, por parte de la Triple Alianza, doce

millones de soldados, contra cuarenta millones por parte de la Triple Entente.

El mayor revés que sufrió esta última, fue el descalabro del frente oriental en

1917, cuando, por el estallido de la Revolución Bolchevique, Rusia no pudo

atacar ni resistir. El mayor aliento lo tuvo la Entente con la entrada de los

Estados Unidos en la contienda, debido a su solidez económica.

En el inicio de la guerra y durante su desarrollo, el Imperio Alemán, bajo

el mando de Guillermo II, puso de manifiesto sus ansias imperialistas en sus

intentos de apoderarse de Europa. Al terminar el conflicto Alemania y Austria-

Hungría, así como el resto de sus coaligados, se vieron derrotados. El Káiser

alemán abdicó tras un golpe popular después de que la nación retrocedía en el

frente occidental y sus aliados le retiraban su apoyo. Guillermo II huyó a

Holanda y el gobierno que lo sustituyó (de carácter republicano), firmó un

armisticio con la Triple Entente

Con el fin de la contienda, las naciones vencedoras, se reunieron en una

serie de congresos en los que se decidió la redistribución del mapa mundial. El

Tratado de Versalles, firmado en 1919, significó una transformación radical de

las fronteras europeas y el establecimiento de las pautas básicas de la política

internacional de la posguerra. Se pone de manifiesto la necesidad de mantener

un organismo que promueva el mantenimiento de la paz. Este es la Sociedad

de Naciones, pero fracasa, generando el comienzo de una nueva guerra con

Alemania de nuevo como la agresora.

Alemania se ve humillada con la presencia de los ejércitos de ocupación y

con las obligaciones que le impuso el Tratado de Versalles, por lo cual se hará

en adelante más fuerte el nacionalismo y se despertará el odio hacia quienes

7
se consideran culpables. El período interbélico de veinte años, sirvió a

Alemania para ser nuevamente superior ante los países Europeos. La

recuperación económica que experimentó tras la Primera Guerra Mundial,

favorecida por la ayuda financiera estadounidense y por la necesidad

psicológica del pueblo alemán de devolver al país su anterior prestigio

internacional, se manifestó sobre todo en la modernización de las técnicas

metalúrgicas y el desarrollo de la industria química y eléctrica. En el terreno

militar se produjo también una importante evolución en el armamento y las

concepciones bélicas. Con el nazismo bajo el liderazgo del Führer Adolfo Hitler

comienza una nueva era para Alemania. Hitler, era un antisemita patológico,

defendía la idea se superioridad aria, de la cual el pueblo alemán sería el más

puro representante, culpaba al pueblo judío de haber apuñaleado al pueblo

alemán por la espalda durante la Primera Guerra Mundial. En su dictadura

llevaría su racismo hasta las últimas consecuencias, ordenando la persecución

de los judíos y confinándolos en campos de concentración, donde fueron

torturados y asesinados en masa, siendo estos actos conocidos posteriormente

como el Holocausto.

La Segunda Guerra Mundial tuvo dos grupos enemigos: Alemania, Italia y

Japón, agresores, que formaron los países del Eje Roma-Berlín-Tokio; y los

Aliados, integrados por Inglaterra, los Estados Unidos y Rusia. La agresión

del Eje se inició por parte de Japón en Manchuria (1931), de Italia en Etiopía

(1935) y de Alemania, al invadir los territorios que le fueron obligados a ceder

en el Tratado de Versalles. En un comienzo Alemania firmó un pacto de no

agresión con Rusia para dejar libre el camino oeste, a fin de invadir a Francia

(ese pacto se rompería mas tarde).

8
Los ejércitos alemanes ocuparon, paulatinamente, Polonia,

Checoslovaquia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y

Francia, (allí capituló Petain y se estableció un gobierno sometido a los nazis

en el sur, con Petain y Laval, esta Francia fue conocida como la Francia de

Vichy); ocuparon igualmente Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Grecia, Hungría y

atacaron a Rusia; bombardearon Londres desde el continente. Japón ocupó

Indochina, Malaya, Borneo, Hong Kong, y sorpresivamente, bombardeó a Pearl

Harbour en las islas Hawaii.

Rusia respondió al ataque por el este europeo y avanzó hasta tomar Berlín

(2 de Mayo). Los Aliados hicieron desembarcos en Sicilia, sur de Francia y

Normandía y avanzaron hasta la reconquista de Italia y Francia. Los Estados

Unidos fueron los agentes aliados principales con el lanzamiento de las

bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, Japón

capituló el 12 de Agosto de 1945.

La guerra ocupó el ámbito más vasto que guerra alguna: el noventa por

ciento de la población tomó parte en ella en forma directa o indirecta. El grupo

racial más sufrido fue el de los judíos, de quienes murieron más de seis

millones. Europa fue destruida en su mayor parte, sus grandes capitales fueron

bombardeadas. El hecho más desastroso fue la devastación provocada por las

dos citadas bombas atómicas en Japón.

Se juzgó responsables como criminales de guerra, entre ellos a los

alemanes colaboradores de Hitler: Goering, Ribbentrop y Keitelque fueron

condenados a muerte. El francés Laval fue condenado a muerte y Petain a

prisión perpetua. Hitler se suicidó en un bunker y el lider italiano, Benito

9
Mussolini fue acribillado en la calle. El emperador japonés Hirohito sigue

siéndolo aunque su cargo es nominal.

La guerra dejó al descubierto la debilidad de los países europeos y los

movimientos de independencia de las colonias se generalizaron con el apoyo

de las dos superpotencias. Los ejércitos de las potencias coloniales no tenían

ya capacidad para controlar dichos movimientos, por lo que a lo largo de la

segunda mitad del siglo XX de produjo la llamada descolonización.

10
1.2 Datos Biográficos.

Jean Paul Sartre nació en París, el 21 de Junio de 1905. Fue uno de los

más brillantes pensadores de este siglo y personalidad primerísima del

movimiento existencialista. Sus padres fueron Jean Baptiste Sartre y Anne

Marie Schweitzer. El 17 de Septiembre de 1906 muere su padre, a partir de ese

momento su madre se lo lleva a vivir con sus abuelos. Sartre era un principito

en la casa de sus abuelos, eran una familia patriarcal dominada por el

autoritario Charles Schweitzer. Durante su infancia y los primeros años de su

juventud Sartre será educado en un medio burgués e intelectual, que marcará

buena parte de su formación.

En 1915 Jean Paul inicia su formación en el liceo Henri- IV, de París, donde

conocerá a Paul Nizan. En el colegio los dos jóvenes se consideraban súper

hombres, estaban muy convencidos de estar muy por encima de la gente

corriente. Paseaban por París durante horas imitando a sus héroes literarios,

leían lo que el otro escribía y discutían las técnicas narrativas.2

Sartre ingresa a La Ècole Normale Supérieure, donde coícidirá con Paul

Nizan, Maurice Merleau-Ponty y Simone de Beauvoir. Tras finalizar sus

estudios en 1929 consigue el primer puesto de promoción en “La Agrégation”

de filosofía (concurso para el desempeño de un puesto de profesor en los

liceos), Beauvoir fue la segunda de la misma promoción, ellos se convertirían

en amigos, amantes y en compañeros de vida. Nunca se casaron, Sartre dejó

claro desde un principio que no le interesaba, y no tenía intención a los 23

años de renunciar a los amoríos, Beauvoir tampoco debía hacerlo, él estaba

2
ROWLEY, Hazle: Sartre y Beauvoir: La historia de una pareja. Lumen, p.24

11
convencido de que el amor no tenía nada que ver con la posesión. Para Sartre

la forma más generosa significaba amar al otro como un ser libre.3

En 1931 toma posesión de su plaza como profesor de filosofía en el liceo

de Havre, puesto que ocupará posteriormente de 1936 a 1939. En 1933,

residirá en Alemania, donde permanecerá un año como becario en el instituto

francés de Berlin, completando así sus conocimientos de la fenomenología de

Husserl.

En 1938 comenzó su proyección como literato y filósofo, adoptó su principio

básico de “que la existencia precede a la esencia” en su novela, “La Náusea”, y

en diversas narraciones cortas, en los que trató de representar la trágica

angustia de un alma conciente de hallarse condenada a ser libre.4

El domingo 3 de Septiembre de 1939 Gran Bretaña declaró la guerra a

Alemania. Francia también debía hacerlo. Sartre fue movilizado a la 70ª

división, en Essey-lès-Nancy. Fueron los ocho meses de la Drôle de Guerre, ni

guerra ni paz. Podía olerse la pesadilla pero el enemigo permanecía invisible.

En su diario,-Sartre lo llamaba su <<Cuaderno de Guerra>>-, tomaba notas

para lo que más tarde se convertiría en el tratado filosófico “El Ser y la Nada”.

Una de sus ideas centrales es que la relación con los demás siempre implica

un conflicto.5

Paul Nizan muere durante la guerra en el frente belga, y el 21 de Junio

Sartre es apresado, el día que cumplía 35 años. No le fue tan mal durante su

cautiverio, las condiciones de los prisioneros eran mucho mejores, no se

encontraba ni hambriento ni aburrido. Leía a Heidegger (los oficiales nazis le

prestaron una cuidada edición en tapa dura de “El Ser y el Tiempo”). Los

3
Ibíd. 57
4
http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=619. Consultado 31/10/2009
5
ROWLEY, Hazle op. cit., p. 158

12
martes por la noche daba conferencias de filosofía a un público formado en su

mayor parte por sacerdotes.

A finales de Marzo de 1941 Sartre es liberado al falsificar sus documentos y

haciéndose pasar por civil. Cuando volvió a París había cambiado, no volvía a

disfrutar su libertad, sino a actuar. Quería organizar un grupo de la resistencia:

tenía que expulsar a los alemanes de Francia.

En un articulo titulado “París bajo la ocupación”, Sartre intentó describir

como era la vida en una ciudad ocupada por los nazis. Era conciente de que

muchos ingleses, que habían soportado bombardeos atroces, pensaban de que

los franceses no la habían pasado tan mal. “Me gustaría explicarles que se

equivocan, que la ocupación fue una experiencia terrible, que no es cierto que

a Francia no le afectara y que no había ni un solo francés que no envidiara la

suerte de sus aliados ingleses”.6 Con este artículo Sartre no pretendía que los

ingleses se compadecieran de los franceses, sólo quería explicar lo que era

vivir humillados y estar silentes mientras el destino de si país estaba en manos

de otros, y que les restregaban su inferioridad, para los franceses aquello

significó la perdida del orgullo.

Aún bajo la ocupación de París por las tropas nazis, la actividad cultural se

ve limitada, pese a lo cual Sartre publicará en 1943 la primera edición de la

obra teatral “Las Moscas”, sabía que los censores alemanes jamás permitirían

una obra sobre la ocupación, así que decidió disfrazar el mensaje utilizando la

mitología griega. Ese mismo año también publica su tratado filosófico “El Ser y

la Nada”, dedicado al Castor (Beauvoir), aunque el libro no logrará el éxito

hasta después de la guerra, los que lo leyeron sabían que representaba un hito

en la filosofía. Sartre aplicaba la filosofía a la vida cotidiana, poniendo ejemplos


6
Ibíd. 208

13
del mundo que le rodeaba. También publica la obra de un solo acto “A puertas

cerradas”, donde se encuentra su famosa sentencia: “El infierno son los otros”.

Conoce a Albert Camus, este desempeñaba un importante papel en la

resistencia, como editor del periódico clandestino Combat, donde Sartre fue

invitado a colaborar. A este le gustó Camus enseguida, era un hombre

sensible, divertido, extrovertido y un excelente escritor.

En 1945 participa junto a Simone de Beauvoir entre otros, en la creación de

“Les Temps Mopdernes”. También de ese mismo año es la edición de los

volúmenes de “Los Caminos de la Liberrtad”. El 29 de Octubre, Sartre debía de

dar una conferencia en el club Maintenant. El titulo de la conferencia era, “¿Era

el existencialismo un humanismo?”, era complejo, así que pensó que iría poca

gente, cuando llegó quedo impresionado al ver que se había congregado una

muchedumbre. Se abrió paso entre la multitud y tardó quince minutos para

llegar al estrado. Habló animadamente y señaló que aunque la palabra

“existencialismo” estaba de moda, casi nadie sabía lo que quería decir. En

realidad el existencialismos no es una filosofía ni negativa ni pesimista, la teoría

es que dado que Dios no existe, el hombre se crea a sí mismo. El hombre es lo

que el se hace, por lo tanto es responsable de sí mismo y está condenado a

ser libre. 7

En 1947 el existencialismo está en pleno auge, así como la fama de

Sartre. El hecho de que el existencialismo haya pegado en la sociedad de

posguerra no fue una coincidencia. Los lectores de Sartre habían pasado por la

experiencia del Holocausto y la bomba atómica, habían descubierto la cara

más cruel de la historia y habían perdido la fe en el progreso eterno. Lo más

renovador del existencialismo era que reconocía el horror y el absurdo de la


7
Ibíd. 235

14
condición humana y, al mismo tiempo, insistía en la libertad y la posibilidad de

elección del individuo.8

En 1948 se publica la primera edición de "Las manos sucias". Su obra es

puesta en el Índice por el Vaticano. Colabora con el periódico "La Gauche".

Creación del R.D.R. (Rassemblement Démocratique Révolutionaire), que

abandonará al año siguiente, en octubre. En 1949 publicará la primera edición

de "La muerte en el alma". Albert Camus publica, en 1951, "El hombre

rebelde", duramente criticado por los existencialistas y la revista "Les temps

Modernes", crítica considerada como el preludio de la ruptura entre Camus y

Sartre que se consumará al año siguiente. Por su parte, Sartre publicará la

primera edición de "Le diable et le Bon Dieu" y, en 1952, la primera edición de

"Saint-Genet, comediante y mártir". Tras anteriores disputas, malentendidos o

confrontaciones entre ambos, se producirá un acercamiento entre Sartre y los

comunistas. Dos años después, en 1954, se producirá la ruptura con Merleau-

Ponty, a quien había conocido en su época de estudios en la Ecole Normale

Supérieure. De ese mismo año es su primer viaje a la URSS, es nombrado

vicepresidente de la asociación Francia-URRS.

En 1956 participa en los actos que tienen lugar contra la guerra de Argelia,

año en que publica también la primera edición de Nekrassov. En 1957 se

produce la ruptura con el partido comunista francés (a consecuencia de la

intervención soviética en Hungría, en 956). Ese mismo año publica la primera

edición de "Cuestión de método", y trabaja en la "Crítica de la razón dialéctica".

En 1960 publica la "Crítica de la razón dialéctica" y "Los secuestrados de

Altona". También firma el manifiesto de los 121 sobre el derecho a la

insumisión.
8
Ibíd. 237

15
En 1963 tiene lugar la primera edición de "Las palabras". Continuando con

su interés por el comunismo realizará una nueva estancia en Moscú, en vistas

a constituir una "Comunidad internacional de escritores". En 1964 rechaza el

premio Nobel de literatura. Ese mismo año participará en la edición del primer

número de la revista "Nouvel Observateur", apadrinada conjuntamente por

Pierre Mendès France y Sartre, y que jugará un papel de primer orden en la

vida política francesa en los años siguientes. En 1968 Sartre apoya las

reivindicaciones de los estudiantes, en las revueltas de mayo, y participa en las

asambleas de la Sorbonne. Posteriormente acusará al partido comunista de

haber traicionado la revolución de mayo.

En 1971 publicará los dos primeros volúmenes de "El idiota de la familia"

(ensayo sobre Flaubert). Crea, con Maurice Clavel, la agencia de prensa

"Libération", que se constituirá en un medio de expresión alternativo, frente al

monopolio de los pesos pesados de la prensa francesa, y que, pocos años

después, dará paso a periódico diario, que se sigue manteniendo activo en la

actualidad. En 1972 publicará el tercer tomo de "El idiota de la familia" (ensayo

sobre Flaubert). Un año después, editará "Teatro de las situaciones". También

en 1973 se produce la publicación del primer número del diario Libération, el 22

de mayo, del que será director durante un breve período, al verse obligado a

abandonar la dirección por razones de salud.

Muere el 15 de abril de 1980 en el hospital Broussais, por un edema

pulmonar. Es enterrado el 20 de abril, rodeado de una inmensa multitud. Varias

decenas de miles de personas le acompañan hasta el cementerio de

Montparnasse.

16
1.3 Influencias Recibidas.

La obra filosófica de Sartre se puede dividir en tres períodos. El primero,

marcado por la influencia de la fenomenología de Husserl. El segundo, por

17
distintas posturas en torno a la existencia, donde podemos encontrar la

influencia de autores como Heidegger. Y el tercero, marcado por el intento de

sintetizar el existencialismo con una visión crítica y alejada de las rectitudes

dominantes del marxismo. Por lo demás, hay que tener en cuenta de forma

general la actividad literaria de Sartre, continuada a lo largo de toda su vida, así

como la actividad periodística y su constante preocupación por las cuestiones

sociales y políticas, que hicieron de él un modelo de referencia para los

intelectuales comprometidos con la lucha contra la injusticia y las

contradicciones sociales de su tiempo.9

El periodo fenomenológico

Tras su estancia en Berlín como becario del Instituto Francés, habiendo

estudiado sobre todo la filosofía de Husserl, los primeros escritos de Sartre,

escritos entre los años 1936-1940, tienen una orientación claramente

fenomenológica. Así ocurre, por ejemplo, con su primera obra, "La

trascendencia del Ego", en la que se discute la naturaleza de la conciencia,

distinguiéndose de la posición adoptada por Husserl pero en clara dependencia

con los planteamientos fenomenológicos. Lo mismo ocurre con sus otras obras,

filosóficas, de la época, centradas las primeras en el interés por la psicología,

adoptando una postura crítica respecto a las escuelas psicológicas de su

tiempo, y que llevan los significativos títulos de "La imaginación" y "Lo

imaginario".

9
http://www.webdianoia.com/contemporanea/sartre/sartre_filo.htm. Consultado 31/10/2009

18
El período existencialista

Sartre durante este período es marcado por la adopción de una postura

atea y la asimilación de los presupuestos del existencialismo, siguiendo en este

último aspecto las reflexiones de Heidegger respecto a la ontología de la

filosofía de la existencia. En los años posteriores, hasta 1952, la actividad

filosófica de Sartre se vuelve hacia el existencialismo que, a partir de la

publicación de "El ser y la nada", le van a convertir en el principal, o al menos

en el más popular y conocido, representante del existencialismo.

El período marxista

Sin que se pueda decir que abandona las tesis más radicales del

existencialismo, Sartre, a partir de los años 60 y hasta el final de su vida,

orientará su actividad hacia el marxismo. No, ciertamente, hacia las formas

más ortodoxas de marxismo, pero mostrará públicamente su interés hacia los

países en los que el marxismo se constituyó en una forma de poder político,

aunque sin escatimar las críticas, especialmente en aquellos aspectos en que

un régimen totalitario choca con su concepción existencialista del ser humano

como libertad. De esta época datan obras tan importantes como la "Crítica de

la razón dialéctica".

CAPITULO II:

Categorías del planteamiento de Jean Paul Sartre

19
2.1 El “Ser y Otro” en el planteamiento de J.PS

El planteamiento de Jean Paul Sartre es como un edificio, no puedes

llegar al tercer piso sin antes haber pasado por el primero y el segundo, así son

sus ideas, no podemos llegar al “otro” sin antes encontrarnos con el ser, este

es el eje en el cual parten las distintas categorías sobre la existencia.

En primer lugar el ser del que nos habla Sartre es, el ser del fenómeno.

“El fenómeno es lo que se manifiesta y el ser se manifiesta a todos de alguna

manera, puesto que podemos hablar de él y de él tenemos cierta

comprensión”10. Al desarrollar Sartre su teoría ontológica divide la realidad en

dos regiones: El ser-en-sí y el ser-para-sí. El ser-para-sí es, el ser de las

personas, es la persona en tanto que subjetividad, en tanto dotada de

conciencia y libertad. El ser-en-sí es el ser de las cosas, de los objetos de las

realidades no humanas.

El ser-en-sí es, es lo que es. No posee conciencia, pues esta representa

una hendidura en el ser y el en-sí es macizo, está lleno. Su existencia y su

esencia ya han sido dadas, es por esto que la noción de creación no se aplica

en él, simplemente es. Y por ser de esta manera, sin justificación, sin poder ser

explicado o deducido, es un puro hecho, sin causa, sin razón.

Antes de llegar a la segunda región del ser conviene decir que, Sartre no

pasa directamente a esta segunda etapa, lo primero que realiza es el

descubrimiento de la nada, o la aparición de esta en escena. Encontramos que

la nada tiene su origen en los juicios negativos, y se debe entender que como

10
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p.18

20
el ser-en-sí es plena positividad, no contiene en sí misma ninguna negación,

por lo tanto la nada no está en él, está fuera.

Al hablar de la Nada, hablamos de la negación, como estructura de las

proposiciones judicativas, Sartre propone una cuestión, ¿si son estos juicios el

origen de la Nada, o si la misma Nada, como estructura de la realidad, es el

origen de todo fundamento de negación? Con esto se ha remitido a una

interrogación que en sí remite a otra negación. Pero ¿Quién interroga? La

interrogación remite también a la realidad humana, ya que por definición es un

proceso humano, es de esta forma como la Nada viene al mundo, por el

hombre, quien en su ser se encuentra o le afecta el No- ser, la negación.

Aprovechemos haber tocado el tema de la realidad humana para dejar, por los

momentos, este punto, y pasar a la segunda región del ser, el Ser-para-sí.

El ser-para-sí que se revela y se opone al ser-en-sí, es el ser de la

conciencia, de lo posible y es el ser da la realidad humana. Mientras que el ser-

en-sí es lo que es, Sartre dirá que el para-sí es, un “ser que no es lo que es y

que es lo que no es”11, no es en modo alguno, sino que está creándose

siempre, por consiguiente, no coincide nunca consigo mismo. El ser para-sí es

un acontecimiento, existe a medida que se realiza; es en tanto que aparece en

una circunstancia que no ha elegido él; es, en tanto que está arrojado a una

mundo, en un situación; es, en tanto que es pura circunstancia: y es así y no de

otra manera porque, es, en tanto que hay algo en él cuyo fundamento no es él:

su presencia en el mundo.12

El ser-para-sí es también el ser de lo posible, esta posibilidad se puede

considerar en dos aspectos: una posibilidad subjetiva, dada en el mundo pero

11
Ibíd. 113
12
Ibidem.

21
que no necesariamente afecta al ser; otra posibilidad sería la que se nos

aparece como estructura ontológica de la realidad. Afecta al ser directamente,

“pertenece a ciertos seres como posibilidad suya; es la posibilidad que ellos

son, que ellos han de ser. En este caso, el ser mantiene en el ser sus propias

posibilidades, es el fundamento de ellas y no cabe, pues, derivar de la

posibilidad del ser su necesidad”:13 Con esto tenemos a un ser-para-sí

contingente, arrojado sin elección a un mundo, en el cual lo que si se elige es

en la situación que lo constituye y puede ser esta o aquella (en sí mis manos

está ser mozo de café o un profesor). Entendemos con esto ese perpetuo

hacerse del hombre, y lo encontramos de manera más simple en la sentencia

de Sartre: “(…) el hombre no es otra cosa que lo que él se hace”.14 Ahora bien,

nunca llega a ser algo concreto, como el ser-en-sí, hay una fisura en la plenitud

de su ser, una distancia nula e infranqueable que lleva a su ser, es la Nada.

Como decíamos antes de comenzar con el ser-para-sí, la nada viene al mundo

a través de él, del hombre.

La Nada, es el fundamento de la negación como ser, y con esto

respondemos a la pregunta hecha en esa primera parte de la Nada, esta es

negación total, presente en el ser-para-sí, constituyéndolo como no-ser. Y al

interrogarnos, nos incluimos en un triple no-ser; Nuestra ignorancia, que es no

saber, nuestra posibilidad de no ser lo que somos y nuestra espera de una

respuesta que excluya todas la otras respuestas posibles. Privación, negación

y limitación. Esta Nada presente en el interior del hombre, lo hace ser

necesariamente libre, pues como parte del hombre, la nada llega por ella

también. La libertad es una condición requerida para la aparición de la Nada.

13
Ibíd.115
14
SARTRE, Jean Paul: El Existencialismo es un Humanismo. Ediciones Orbis, S.A.Barcelona 1980, p,61

22
La libertad no precede al hombre, ni viene después de él, él es libertad, y esta

es el ser de la conciencia y la conciencia es el ser de la conciencia de libertad,

no puede existir la una sin la otra. El hombre toma conciencia de su libertad a

través de la angustia. “La angustia es el modo de ser de la libertad como

conciencia de ser, y en la angustia la libertad está cuestionándose a sí

misma.”15 En este mar de posibilidades y elecciones del para-sí, la angustia se

presenta ante esos pasos a dar, ante las decisiones que ha de tomar, “la

conducta decisiva emanará de un yo que todavía no soy, así que lo que yo soy

depende en sí del yo que no soy todavía.”16 El compromiso ante esos actos a

realizar también genera la angustia. Pero no podemos suprimir esta angustia

ya que, además de, el hombre, ser libertad, también es angustia. Lo que si se

puede hacer es, escapar de ella, y lo logramos con un recurso de nuestra

conciencia, la mala fe, esta va mas allá de una simple mentira, en palabras

simples es mentirse a sí mismo. Quien miente y a quien se miente son una

misma persona, y la verdad que se oculta está referida a esa misma persona.

Con la mala fe nos convertimos en objetos pasivos, nos “cosificamos” y

dejamos que las cosas pasen como si no fuésemos totalmente libres. Para

ilustrar la mala fe encontramos en “El ser y la nada”17 el ejemplo siguiente:

“Un camarero sirve a los clientes con excesivo celo, con excesiva

amabilidad; asume tanto su papel de camarero que olvida su propia libertad;

pierde su propia libertad porque antes que camarero es persona y nadie puede

identificarse totalmente con un papel social.”

Ahora bien, hemos visto a la realidad humana, la estructura de la

conciencia, desde la óptica del individuo, y de la relación de la conciencia

15
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p.64
16
Ibíd. 69
17
Ibíd. 89

23
individual con el mundo, pero dentro de este mundo ha ocurrido algo, luego

de convivir siempre con los en-sí inertes, le sorprende la aparición de otra

consciencia, la consciencia del otro. “Él también es un proyecto, un proyecto

distinto al mío; me descubre también que él es una relación con las cosas y

una organización de ellas como las mías, pero que no son las mías.” 18 Pero

¿de qué forma el ser-para-sí es sorprendido por esta otra conciencia que no es

la de él? ¿Cómo es que se nos presenta este Otro? Sartre dirá que el otro se

pone de manifiesto en la experiencia de la mirada, este es el principio de

nuestra relación con el Otro. No profundizaremos en este punto, dado que este

se desarrollará en detalle en el apartado siguiente sobre la Mirada en el

planteamiento de Sartre.

2.2 La Noción de “Mirada” en Jean Paul Sartre

18
SARTRE, Jean Paul: El Existencialismo es un Humanismo. Ediciones Orbis, S.A.Barcelona 1980, p.31

24
Como mencionábamos en el apartado anterior, es a través de la mirada

como aparece el Otro (prójimo) en el campo del para-sí, y si requiere, en

nuestro campo. Pero, ¿de qué trata este aparecer del Otro, que implica para “el

para-sí” este nuevo acontecimiento dentro de su realidad, y porqué la mirada

es tan importante en el planteamiento de Sartre?

Debemos comenzar diciendo que el para-sí (hombre), experimenta la

presencia del Otro, no sólo por el hecho de haberlo visto, sino porque el Otro lo

ve, esto da comienzo a todo un problema, una fuga de ese mundo donde

habita el hombre ¿Cómo una simple mirada puede ocasionar semejante

catástrofe? Pues, hay mucho más oculto en esa mirada, y esto es que debido a

ella descubrimos lo que somos. Cuando el Otro entra en nuestro campo con su

mirada, con su puto de vista, todo a nuestro alrededor cambia y se despliega

en él, nuestro universo se diluye y corre hacia ese nuevo punto de vista, de allí

a que se diga del Otro como aquel que nos ha robado el mundo. Ese es el

efecto que causa en nuestro mundo, pero cuando la mirada se fija en nosotros,

ocurre aquel descubrimiento del que hablábamos. Sartre da un ejemplo, al

comienzo de su tesis sobre el Otro, que nos dará una idea de lo que ocurre con

la mirada y su efecto en nosotros, por medio de la Vergüenza, esta forma parte

de lo que los alemanes llaman Erlebnis (vivencia). La vergüenza, “es

aprehensión vergonzosa de algo y ese algo soy yo. La vergüenza realiza, pues,

una relación intima mía conmigo mismo. He descubierto por medio de la

vergüenza un aspecto de mi ser. (…) La vergüenza en su estructura primera,

es vergüenza ante alguien. Acabo de hacer un gesto o desmaña vulgar: este

gesto continúa y no lo juzgo ni lo consumo, lo vivo, lo realizo en modo del para-

sí. Pero de pronto levanto la cabeza: alguien me ha visto. Me doy cuenta de la

25
total vulgaridad de mi gesto, y tengo vergüenza.”19 Por este simple hecho, en

nuestro interior se genera un reconocimiento ante esto que estoy siendo, y es

el Otro quien me lo muestra. “Reconozco que soy como el prójimo me ve.” 20

Entonces, ese ser en potencia que somos se ha detenido por un momento,

para soportar nuevas cualificaciones, soy vulgar, y lo estoy siendo ante otro, mi

ser es ahora un ser-para-otro. Todo esto es necesario, de otra forma no

podríamos captar por completo lo que somos. Y el comienzo fue tan sólo una

mirada.

Esto es una visión general de lo que representa la mirada, para explicar

con más detalle este fenómeno, remitámonos a los términos Sartreanos de

Para-sí y En-sí.

El ser-para-sí, la conciencia humana, el proyecto libre, esta rodeado por

el en-sí, las cosas brutas e inanimadas. Al comienzo, el prójimo o el Otro,

aparece como un en-sí más, sin ninguna diferencia con las otras cosas a su

alrededor, pero poco a poco se va descubriendo como algo más que un objeto,

un elemento ante el cual, los propios objetos se ordenan en un espacio que no

es el del para-sí, “el prójimo es, ante todo, la fuga permanente de las cosas

hacia un término que capta a la vez a cierta distancia de sí y que le escapa en


21
tanto que despliega en torno suyo sus propias distancias.” A pesar de ser

captado como objeto, el otro, va mucho más allá, porque genera una relación

con las cosas que el para-sí no puede captar tal como el Otro las capta,

ejemplo; un hombre ve a otro leyendo un libro, lo capta tal cual “hombre-

leyendo”, pero no capta la lectura, eso sólo lo capta el hombre-que-lee, la

19
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p.251
20
Ibídem.
21
Ibíd.,.283

26
relación de ese hombre y su libro es la grieta por donde se fuga el mundo que

el para-sí percibe.

Sin duda hemos dejado atrás ese objeto que representaba el prójimo,

este se ha revelado como aquel que ve lo que el para-sí ve, y es muy posible

que el para-sí sea visto por el prójimo, con esto queda claro que el prójimo es

un para-sí, una conciencia y un proyecto libre. Entonces tenemos que, “el

prójimo, en principio, es aquel que me mira.”22 Pero, ¿qué sentido tiene la

mirada ajena?

La mirada ajena se manifiesta en conexión con una forma sensible en

nuestro campo perceptivo. Lo que pone de manifiesto a la mirada son los ojos,

pero a continuación veremos como no necesariamente sucede así: “ Durante

una operación de asalto, los hombres se arrastran por el boscaje captan como

mirada a evitar, no dos ojos, sino toda una granja blanca que se recorta contra

el cielo en lo alto de una colina.”23 El ojo no sólo es captado como el órgano de

la visión, sino que también es el soporte de la mirada. La mira ejerce un poder

más allá de los ojos, al estar sobre nosotros, su sola presencia despliega una

distancia que nos aparta, podemos quitar la mirada, o podemos mirar, pero

nuestra percepción de descompone y pasamos a un segundo plano, el de ser

captados totalmente por esa mirada. Aquí tenemos una incompatibilidad

importante: No podemos percibir el mundo y al mismo tiempo captar una

mirada fija sobre nosotros, o es lo uno o es lo otro, puesto que percibir es mirar

y captar una mirada no es aprehender un objeto-mirada en el mundo, sino

tomar conciencia de ser mirado. “La mirada pone de manifiesto los ojos, de

cualquier naturaleza que sean, es pura remisión a uno mismo.” 24 Efectivamente

22
Ibíd., 286
23
Ibídem.
24
Ibíd., 287

27
lo que captamos en una situación en la que nos escondemos de algo, por dar

un ejemplo, cuando somos sorprendidos es nuestra vulnerabilidad y no el

hecho de que haya alguien. Dentro de la de la mirada se ubica el carácter de

intermediario de mí a mí mismo. Esto equivale a decir que nos sabemos,

conocemos y reconocemos (en actitudes, comportamiento, capacidades,

cualidades, etc.) cuando aparece de cualquier forma la mirada ajena. Y aunque

Sartre sólo nos hable del ocultamiento físico, podría encontrarse una situación

de ocultamiento de tipo psicológico, por ejemplo, aparentar socialmente algo

que no se es, al descubrir la verdad sería algo similar al mirar, sería un

develamientote nuestra vulnerabilidad. Ahora pasemos a un punto muy

importante, ¿qué significa ser visto?

El para-sí se encuentra en una circunstancia, un momento en el cual por

celos, por vicio ha llegado a pegar la oreja en una puesta, o mira por el ojo de

una cerradura, no es conciente de ello, por lo tanto nada hay que pueda

calificarlo, él es sus actos, su conciencia es conciencia de las cosas, y estas le

ofrecen sus potencialidades, que son del para-sí sus posibilidades propias.

Detrás de la puerta hay una conversación a oír, por el ojo de la cerradura hay

espectáculo a ver. La puerta y el ojo de la cerradura se presentan a la vez

como instrumentos y obstáculos. Hace lo que tiene que hacer, no hay nada

sobre lo cual se pueda emitir algún juicio, su conciencia se apega a sus actos y

estos están regidos sólo por los fines a alcanzar y los instrumentos a utilizar.

“El fin por alcanzar organiza todo los momentos que lo preceden; el fin justifica

los medios, los medios no existen por sí mismos y fuera del fin.”25 Todo el

conjunto (puerta, ojo de cerradura) existe en relación al libre proyecto de sus

posibilidades, que son los celos, y como esa posibilidad que es, organiza todos
25
Ibídem.

28
los utensilios (instrumentos) y los trasciende hacia el fin, pero esos celos él no

los conoce, pues no es conciente de ellos, simplemente lo es. Esta situación

refleja su libertad para cumplir dicha tarea. Pero cuando oye pasos a su

alrededor y es mirado, es alcanzado sorpresivamente en su ser y todas esas

posibilidades que era comienzan a tambalearse. Al ser mirados, estamos como

fijados, paralizados y arrastrados al mismo tiempo a un campo de experiencia

que ya no tiene su centro en nosotros sino en Otro. La vergüenza o el orgullo

nos revelan esa mirada, y al mismo tiempo nos hacen conocer la situación de

ser mirado. Recordemos lo que se decía al principio del apartado, la vergüenza

es ante todo, reconocimiento de que soy el objeto de una miada y que soy

juzgado. Con la mirada tomamos conciencia de nuestro ser. A través de la

mala fe puedo enmascarar este ser que soy, pero a fin de cuentas ya estoy

constituido como ese ser, y al huir simplemente estoy afirmándolo más. La

mirada del otro nuestro mundo de nosotros (“Todas las cosas-utensilios en

medio de las cuales nos encontramos, vuelven hacia el otro un rostro que se

nos escapa posprincipio”) y nos aliena exteriorizándonos y bloqueándonos,

quedando como el para-sí captado viendo por el ojo de la puerta, el otro

trasciende las posibilidades del para-sí con su libertad; Cuando aquel que

miraba por el ojo de la cerradura o escuchaba por la puerta, es emboscado en

el acto por otro, tiene la posibilidad de huir, pero el Otro trasciende esa

posibilidad deteniéndolo. “El otro como mirada: es nuestra trascendencia

trascendida.”26

“El hecho de ser visto me cambia a un ser sin defensa ante una libertad

que no es mi libertad.”27 Se puede concluir con esto que la mirada del otro nos
26
Ibíd.,291
27
STERN, Alfred: La filosofía de Sartre y el psicoanálisis existencialista. Fabril Ediciones,
Buenos Aires, 1962 p, 123

29
hace, nos constituye, pero también nos hace esclavos de su libertad, y aquí se

presenta el conflicto, la lucha por trascender la libertad del otro y volvernos

amos. Esta lucha da comienzo con la mirada, pero continúan a medida que

aparecen las relaciones con el otro, pero eso lo trataremos a continuación en el

siguiente apartado.

2.3 Relaciones concretas con el Otro

30
Ya conocimos de “vista” al Otro, y su existencia como un para-sí nos fue

revelada, su aparición nos fue dada a través de una simple mirada, pero en ella

no descubrimos algo simple, nos descubrimos a nosotros mismos con el ser

desnudo ante el otro. Al mismo tiempo el otro se dispuso a objetivarnos, a

juzgarnos y con esto trascendió nuestra libertad con su libertad. Pero todo esto

fue un instante, el instante en que nos vio, ahora bien, ¿qué es lo que sucede

cuando me relaciono plenamente con el otro?

Como se dijo al final del apartado anterior, la mirada constituye el

comienzo de una lucha, la lucha por imponer nuestra libertad. Esto es lo que

Sartre considera como el fundamento de las relaciones con el otro. “Trascender

la trascendencia ajena o, al contrario, absorber en mí esta trascendencia sin

quitarle su carácter de tal, son las dos actitudes primitivas que adopto con

respecto al prójimo”.28 Y esto no se trata de que primero somos y luego se

trate de objetivar al otro, recordemos que el surgimiento de nuestro ser es en

presencia del otro, y que a raíz de ese momento (en el que huimos del otro) es

cuando asumimos el plan o el proyecto de asimilar al otro, de objetivarlo, esta

se convierte en una actitud hacia el prójimo, sin embargo existen otras

conductas o actitudes en las que el para-sí intenta asimilar la libertad del otro.

Con la aparición de esas actitudes la lucha se intensifica, mientras

luchamos por librarnos del dominio del otro, éste lucha por librarse del nuestro,

generándose el conflicto. “El conflicto es el sentido originario del ser-para-

otro”.29 Lo que se viene a continuación es el proyecto del para-sí por recuperar

su libertad, y una de las primeras actitudes que toma para lograr tal empresa,

es el amor.

28
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p.388
29
Ibíd., 389

31
Antes de continuar, debemos aclarar que Sartre sólo se remite al tipo de

amor que existe entre un hombre y una mujer, puesto que en este tipo de amor

se visualiza mejor el conflicto que representa el Otro.

El amor, “es un conjunto orgánico de proyectos hacia mis posibilidades

propias. Pero es el ideal del amor, su motivo y su fin, su valor propio. El amor

como relación primitiva con el prójimo es el conjunto de proyectos por los

cuales apunta a realizar ese valor”.30 El amor nos pone en relación directa con

la libertad del otro, por lo tanto también implica un conflicto. La libertad ajena es

el fundamento de nuestro ser, en tanto que el otro la despliega sobre nosotros

al constituirnos, por esto, porque somos por la libertad ajena, estamos en

peligro de que su dominio modifique nuestro ser in control. Nuestro proyecto

consistirá, pues, en recuperar nuestro ser, y esto es posible apoderándonos de

la libertad ajena y sometiéndola a la nuestra.

El apoderamiento o apropiación del otro es como a menudo se define el

amor, y esta apropiación no sólo es física, sino que llega hasta el punto de

querer cautivar a la conciencia, y esto sucede por lo que ya venimos diciendo,

es querer apoderarse de la libertad del otro. Pero ese apoderamiento del ser

amada no debe implicar un sometimiento, es decir, el que quiere ser amado no

quiere convertirse en el objeto de una pasión excesiva e inconciente, está

aburrido de que el ser amado no tenga voluntad propia, esto hace que el

amante regrese a la soledad si el amado no es más que un ser autómata. “El

amante no desea poseer al amado como se posee a una cosa. Reclama un

tipo especial de apropiación: quiere poseer una libertad como libertad.” 31 Quiere

que el ser amado vaya hacia él libremente, y que su misma libertad se

30
Ibíd., 391
31
Ibíd., 392

32
determine a convertirse en amor, que se entregue por su propia voluntad al

dominio del amante y que este no sea la causa, sino la ocasión, o mejor dicho

la razón por la cual permite que su libertad sea modificada. No puede ser la

causa porque entonces el ser amado podría pasar a ser un utensilio, se

convertiría en un objeto en el mundo y podría ser trascendido. En el amor, es el

amante el que se permite ser un objeto, puesto que quiere ser el <mundo

entero> para el ser amado, que sea por su ser objeto que el otro acepte

entregar su libertad, ser su razón de ser, además de convertirse en el limite de

las trascendencias, es decir, puede trascender todos los demás objetos, pero al

amante-objeto no. El que el otro lo ame hace que no pueda ser trascendido, y

se convierte en el fin absoluto d ese amor. “El objeto que el otro debe hacernos

ser es un objeto-trascendencia, un centro de referencia absoluto en torno al

cual se ordenan como puros medios todas las cosas utensilios del mundo. Al

mismo tiempo, como el límite absoluto de la libertad, es decir, de la fuente

absoluta de todos lo valores, estamos protegidos contra toda eventual

desvalorización: somos el valor absoluto.”32 Querer ser amados es querer

situarse más allá de todo sistema de valores, ser la condición por la cual el

prójimo valora todos los valores. Por esta razón el amante hace que el ser

amado rompa con los actos morales <<que robe y mate por él>>. El amante

hace existir el mundo del otro, es el objeto fondo sobre el cual el mundo se

destaca, con esto está a salvo de la finitud que la mirada del prójimo transmite,

porque para el ser amado el amante es su más allá de cualquier limitación,

está cautivado.

Sin duda en estos dos últimos apartados hemos sido tentados a hacer

una analogía muy evidente, con la <<Dialéctica Hegeliana del Amo y el


32
Ibíd., 394

33
Esclavo>>, donde el rol del amo es fácilmente adaptable al de amante, y el de

esclavo al del ser amado, pero Sartre aclara que hasta allí debe llegar tal

analogía, puesto que en la dialéctica de Hegel, el amo no exige la libertad del

esclavo, simplemente la tiene ya implícitamente por el hecho de ser amo.

Mientras que en el amor, según Sartre, el amante exige ante todo la libertad del

ser amado, puesto que así, el amante es elegido libremente como amado. Ya

sabemos que comúnmente se conoce al amado como el elegido, y esta

elección no debe ser relativa y contingente y que desvalorice al amado, lo hace

pensar que ha sido elegido entre otros. Lo que debería ser es, que esta

elección sea absoluta, una forma de entenderlo es en las frases clichés; “Almas

gemelas” o “Estamos hechos el uno para el otro”, lo que estas frases encierran

es que allí hay una elección originaria. “Como el otro es fundamento de

nuestro ser-objeto exijo de él que el libre surgimiento de su ser tenga por fin

único y absoluto su elección de nosotros, es decir, que haya elegido ser para

fundar nuestra objetividad y nuestra facticidad. De este modo nuestra facticidad

queda salvada.”33 Este es el objetivo del amante, a través de la libertad del otro

fundar su propia esencia, su amor es un proyecto de sí-mismo. Pero, ¿y si el

amado no está interesado y podría no querer amar? El amante debe seducir al

amado. “Seducir es asumir enteramente como un riesgo que hay que correr mi

objetividad para otro; es ponerme bajo su mirada y hacerme mirar por él; es

correr el peligro de ser visto para tomar un nuevo punto de partida y

apropiarme del otro en y por mi propia subjetividad.”34 El amante debe

convertirse en objeto fascinante.

33
Ibíd., 395
34
Ibíd., 396

34
Por otra parte, no debemos olvidar algo que señala Sartre en el texto;

“Todo lo que vale para mí vale para el prójimo.” 35 Así mismo como nosotros

queremos ser amados, el otro también lo quiere y conviene preguntarse

entonces: ¿Cuándo, pues, el ser amado se convertirá a su vez en amante?

Cuando proyecte ser amado, nos dice Sartre. Cuando haga todo lo que el

amante hizo, experimentando su propia alienación y fuga hacia el otro, es decir,

haciéndose amar. De esta forma las relaciones amorosas terminan siendo un

“Sistema de regresión infinita, donde cada uno se engaña a sí mismo y al otro,

se aliena y se pierde en la medida exacta que quiere la perdida y la alienación

del otro.”36 Un conflicto de libertades es lo que observamos acá, que por si

fuera poco no termina ahí, ya de antemano sabemos que el Amor es un fracaso

contundente, pero su muerte no llega sino hasta la aparición de un tercero. Al

ser mirados por un tercero, los amantes son petrificados en objeto, son

obligados a ser ante los ojos de los demás, y ante los suyos, e irónicamente

“resulta que el amor como modo fundamental de ser-para-otro tiene en su ser-

para-otro la raíz de su propia destrucción.”37

Ante el fracaso del amor, una nueva tentativa de apoderarnos de la libre

subjetividad, es a través de un contacto en que se enfrentan recíprocamente

los cuerpos, el deseo o el apetito sexual.

Según Sartre, las filosofías existenciales no han tomado en cuenta la

sexualidad, en Heidegger, el Dasein aparece como asexuado, el problema de

la diferenciación sexual nada tiene que ver con la existencia, ya que hombre y

mujer existen por igual. Y sucede porque siempre ha sido considerada como

35
Ibíd., 389
36
PRINI, Pietro: Historia del Existencialismo. Librería “El Ateneo” editorial, Argentina, 1975 p,
139
37
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p,402

35
una función contingente del cuerpo, las “reacciones psico-fisiológicas”, y no

como una actitud originaria de realizar el ser-para-otro. Y es que el deseo

sexual no se realiza o no se da sólo en el para-sí, es decir, que el deseo

sexual es deseo a un ser humano, porque no se desea a un insecto o a un

animal (a menos que se posea una patología, que no viene al caso) se desea a

otro. Si bien el sexo es contingente, pero el deseo no, el sexo como la

disposición del órgano sexual para fecundar y procurar goce son sólo un

aspecto en nuestras vidas, el deseo sexual puede prescindir de ello, un eunuco

a pasar de serlo puede desear, un anciano puede desear.

El deseo, dice Sartre, va más allá de un puro deseo físico, no es deseo

de hacer, en modo general, el hacer viene después y requiere un aprendizaje,

es puro y simplemente deseo de un objeto trascendente. Este objeto podría ser

un cuerpo, pero el deseo no se dirige a los elementos fisiológicos, se dirige a

una forma total, una forma en situación, a un cuerpo más allá de su cuerpo. “El

deseo pone el mundo y deseo al cuerpo a partir del mundo, y a la bella mano a

partir del cuerpo. (…) El deseo no es sino una de las formas más generales

que se puede adoptar al cuerpo ajeno.”38 De esta manera vemos como el

deseo es el deseo del cuerpo ajeno, deseo de poseerlo, con nuestro propio

cuerpo y en esto se traduce la sexualidad.

La sexualidad trata de atrapar (enviscar) al otro desde su corporeidad. Y

para esto el cuerpo debe hacerse “carne”, para eso una la caricia. “Al acariciar

al otro, hago nacer su carne por mi caricia, bajo mis dedos, la caricia es el

conjunto de ceremonias que encarnan al otro, (…) la caricia revela la carne

desvistiendo al cuerpo de su acción, escindiéndolo de las posibilidades que lo

rodean. (…) La caricia no es en modo alguno distinto al deseo: acariciar con los
38
Ibíd., 410

36
ojos y desear son una y la misma cosa; el deseo se expresa por la caricia como

el pensamiento por el lenguaje.”39

Entonces ¿a través de la sexualidad finalmente se realiza la posesión

del otro? No, al contrario, también es un fracaso, sucede algo parecido a lo que

encontramos en el amor, esa situación en que las situaciones no tienden a ser

reciprocas, en la que dar, para el otro, sin recibir nada a cambio no funciona, el

prójimo se hace carne para quien se hace carne para él. Esto en líneas

generales, hablando de la sexualidad como medio de posesión, pero también

existen otros factores que llevan a la sexualidad al fracaso, uno de ellos está en

lo efímero que es el deseo, ya que muere, y lo hace a través del placer. “El

placer es la muerte del deseo, porque no es sólo su culminación sino también

su término y su fin.”40 El deseo posee una contingencia orgánica, el momento

de la encarnación que pone de manifiesto la erección, y tiene su final con la

eyaculación.

Estas actitudes son los proyectos por los cuales el para-sí intenta

realizar su ser-para-otro, además de intentar también trascender la

trascendencia del otro, pero ninguno se basta a sí mismo, por tanto “el prójimo

es por principio, lo imposible de captar: me huye cuando le busco y me posee

cuando le huyo.”41 Y, según Sartre, llegar a un plano de igualdad es imposible,

ya que reconocer la libertad ajena sería que el otro también reconociera la

nuestra, y se de una aprehensión, que como hemos visto, no es conveniente.

Para Sartre “el respeto por la libertad ajena no es más que una palabra vana:

aun si pudiéramos proyectar respetar esa libertad, cada actitud que tomáramos

respecto del otro sería una violación de esa libertad que pretendíamos

39
Ibíd., 414
40
Ibíd., 431
41
Ibíd., 432

37
respetar.”42 Esto es en tanto que las actitudes expuestas encierran en sí una

lucha y un conflicto por poseer el uno al otro. Aquí la solución como actitud

extrema no podría ser la indiferencia, ya que estamos en un mundo donde el

otro ya es un hecho. Por decirlo de alguna manera, estamos atrapado en un

mundo donde está el otro, quien a su vez nos atrapa, y aunque intentamos, (a

través de las actitudes antes mencionadas) de poner su libertad como

trascendencia trascendida, no haremos más que hacer que su libertad se

manifieste, sin lograr disminuirla ni incrementarla, y sobre todo sin lograr

apoderarnos de ella.

Pero aquí no terminan las actitudes frente al prójimo, como observamos

al para-sí encontrarse atrapado entre los otros, y habiendo agotado todos sus

esfuerzos por trascender la trascendencia ajena, puede determinarse a

perseguir la muerte del otro y a esta libre determinación se le llama Odio. Esto

implica una resignación, un abandono ante la pretensión de unirse con el otro,

el para-sí quiere a como de lugar recuperar su libertad, y esto equivale a

proyectarse un mundo en el que el otro no exista. Pero el odio también implica

un reconocimiento, el reconocimiento de la libertad del otro, libertad que nos ha

hecho padecer, lo cual considera Sartre como un acto humillante, ya que cada

acto que el prójimo realiza nos revela nuestra objetividad como instrumento

ante el otro. Pero el odio es también un fracaso, puesto que a pesar de su

ideal de suprimir las conciencias ajenas, siempre quedará un vestigio de ellas:

“la abolición del otro, para ser vivida como el triunfo del odio, implica el
43
reconocimiento explícito de que el prójimo ha existido.” Así el otro ya no esté

por completo, el para-sí estará contaminado de él, (ya que ha experimentado

42
Ibíd., 433
43
Ibíd., 435

38
ser un para-otro) por el resto de sus días, su imagen se borrará, pero no sus

actitudes para con nosotros. De esta forma ni aunque estén vivos o muertos

podemos escapar de los otros, es por esto que para Sartre “¡El infierno son los

Otros!”44

2.4 Relación del Ser con el Otro en la obra La Nausea

Hemos llegado al apartado final del capitulo II, habiendo desarrollado ya

el planteamiento Sartreano acerca del ser-para-sí y su relación con el Otro,

toca contrastar estas ideas con ciertos pasajes de la obra “La Nausea”, ya que

ésta novela es de mucha densidad intelectual; fue escrita antes de el Ser y la

Nada y fue pensada como un esbozo del planteamiento existencial de Sartre,


44
SARTRE, Jean Paul: Huis Clos. Gallimard, París 1944, p, 167

39
por ello podemos encontrar dentro de la narración, que versa en la vida

cotidiana, algunos momentos en los que se deja ver el planteamiento filosófico

del autor. La Nausea es un ejemplo más de cómo la filosofía y la literatura

pueden unirse para crear algo magnifico y perdurable. Sin más preámbulos

daremos inicio a nuestro análisis y contraste. Siguiendo las pautas para el

análisis de una obra literaria comenzaremos por dar un breve resumen de la

obra y luego pasaremos a las categorías.

El relato se inicia con el deseo del protagonista, Antoine Roquentin, de

plasmar en un diario sus acontecimientos cotidianos para, según nos dice el

propio Antoine, comprenderlos. Roquentin es un hombre de 30 años, soltero y

dedicado a su trabajo de historiador, ello lo ha hecho realizar constantes viajes.

En el momento que escribe el diario, se encuentra realizando una investigación

acerca de la vida del Marques De Rollebon, un aventurero del siglo XVIII, con

el fin de escribir un libro. Debido a esto se encuentra en Bouville, lugar donde

se desarrolla la mayor parte de la historia. En Bouville se encontraba la

biblioteca que contenía la más completa información sobre el Marques, cuya

vida, en un principio le apasionaba.

Roquentin estaba hospedado en la posada Rendez-Vous de Cheminots,

allí no tenía amistades, una que otra vez mantenía relaciones sexuales con la

patrona, Françoise. Sus días transcurrían en la biblioteca, lugar que como ya

dijimos servía para su investigación. En ella conoce al Autodidacto, un hombre

de mucho conocimiento, estudia por orden alfabético los libros de la biblioteca.

Antoine coincidirá con él varias veces dentro de aquel recinto, pero no es hasta

que el Autodidacto lo invita a almorzar cuando pueden hablar con propiedad. El

40
almuerzo termina en una discusión sobre el Humanismos, de quien el

Autodidacto se confiesa partidario, él ama a los hombres, su manera de apoyar

ese Humanismo es uniéndose al partido socialista, a Antoine le parece

hermoso ese gesto, aunque en el fondo no comparte, en lo más mínimo, de

ese Humanismo, por esa razón la discusión. Ya casi al final de la novela se

descubre que ese amor por los hombres va más allá del sentido filantrópico,

pasando a ser algo más físico, el Autodidacta se descubre como un pederasta

quien acariciaba a muchachitos, cada vez que tuviera la oportunidad, en la

biblioteca, por esta razón es expulsado de ella.

Volviendo a nuestro protagonista, éste también pasa la mayor parte de

su tiempo en los cafés y parques, en esos lugares comienza a cuestionar todo,

la presencia de los demás, los objetos, las sensaciones, y la que más le

perturbaba era la Nausea, la primera vez que la sintió fue cuando quiso lanzar

un guijarro al agua, pero se detuvo y lo dejó caer, otra vez fue cuando intentó

alzar un papel del suelo y no pudo, sintió una especie de repugnancia dulzona

que le tocaba, por esto piensa que los objetos no deberían tocar y sin embargo

lo hacen. Esta sensación de revelamiento de la existencia frente a él cuando ha

cuestionado todo, y por consecuencia ya no cree en las cosas habituales que

podrían salvarlo (valores, tradiciones, etc.), queda sin defensa ante la

verdadera realidad, ésta se le presenta ahora como una masa deforme, blanda,

completamente extraña y grotesca. El mundo aparentemente firme y lleno de

formas definidas en el que habita, ya no es más que una cosa débil, “montada

sobre el fondo inhóspito e indiferente de la existencia.”45 Roquentin pensaba

que esto sólo le sucedía en la soledad, pero se equivocaba, porque el próximo

45
RIU, Federico: Ensayo sobre Sartre. Monte Ávila Editores, Caracas, 1968 p, 29

41
ataque de la nausea fue en un café, entonces lo ataco la angustia, ya no tenía

escapatoria, hasta que un día descubre algo que hacía que la nausea se

alejara, la música, un viejo rag-time en particular, cuando lo escuchó este le

sirvió de catalizador y la nausea se alejó por los momentos, sin embargo el

disco tenía fin y todo lo demás continuaba.

En Roquentin encontramos a un hombre que se descubre a sí mismo

mediante sus pensamientos, y se descubre como un ser insignificante, solo,

esta soledad en un principio le molesta, de niño le temía, pero luego la acepta.

Otro personaje resaltante en la obra es Anny, esta mujer representa lo

emocional en nuestro protagonista, fue su compañera durante un tiempo, pero

el interés de Roquentin por el trabajo los alejó. Un día inesperadamente,

Antoine Roquentin recibió, después de 3 años de ausencia, una carta de Anny,

en ella expresaba que necesitaba hablarle y le da la fecha y el lugar de su

reencuentro, Sería en París un sábado. Mientras, Antoine piensa, imagina el

momento de su reencuentro con Anny. Recuerda su carácter, pero su rostro se

le escapa, recuerda su gusto por los “momentos perfectos” y como él se los

arruinaba por desconocer de qué se trataban. El día del encuentro llega, Anny

le abre la puerta de su habitación, él la ve, ya no es l misma, ha cambiado,

ahora está vieja y gorda y su personalidad parece haberse transformado en el

de una fría, cortante, orgullosa y distante persona. Aquello parecía deberse a

que Anny, al igual que Roquentin, pensaba que existía por existir, que todo eso

de los momentos perfectos no eran mas que tonterías, por eso renunció a ellos.

Anny a la vista de Antoine parecía desesperada, ella sólo se sobrevivía. Él aun

la ama, quería estrecharla entre sus brazos, no es capaz, ella está sola como

él, no puede decirle nada ya que tampoco tiene motivos para vivir. Antoine le

42
cuenta su vida, sus sensaciones nauseabundas, tratando de que ella se diese

cuenta de que pensaban igual y pasaban por lo mismo, pero Anny no lo cree, él

no puede convencerla de lo contrario, Anny vive de su pasado, en su interior

aun existen los momentos perfectos, con Antoine y otros personajes, le

confiesa a éste haber leído Los Ejercicios Espirituales de Loyola y que le han

sido muy útiles. Después de no tener más nada que decirse y de un silencio

incomodo, Anny le pide a Antoine que se marche, que espera a alguien,

alguien que aun no es como ellos, todavía. Antoine está decepcionado, ella le

besa ligeramente, para refrescar su recuerdo para sus ejercicios espirituales, y

él se va, en cierto modo se aleja, la última vez que la ve ella está tomando un

tren hacia Londres, un hombre la acompaña, no la vería más. Apenas la

encontraba la perdía nuevamente, y volvía a estar solo. Al regresar a Bouville,

regresa por ultima vez ya que decide irse definitivamente a París, se pregunta

si es eso la libertad, el no esperar nada de la vida y vivirla sin razón, no tiene

esperanzas, Anny se la quitó nuevamente, se fue y su pasado murió. Siente

que no vale la pena volver a empezar, que siempre la vida será una partida

perdida. Está solo y cree haber visto la verdad, es libre, pero esa liberta se le

parece un poco a la muerte. Pero cuando creía que ya todo estaba perdido,

justo antes de marcharse de Bouville, escucha su viejo rag-time por ultima vez,

le parece que la música y la cantante van más allá de toda esa nausea, ellos

han logrado purificarse, se han “librado del pecado de existir”. Ante esto,

Antoine se llena un poco de esperanza, quizás no todo está perdido, siente que

a través de algo así (no la música naturalmente) podría, aunque sea un poco,

justificar su existencia. Quizás podría escribir un libro, pero ya no un libro sobre

la vida de alguien, ese fue su error con Rollebon, por eso quedó estancado, por

43
querer justificar la existencia de otro existente. Éste sería otra clase de libro, un

libro de historias que no puedan suceder, de aventura, bella y dura, un libro que

avergonzara a los demás de su existencia. Antoine se va algo inseguro, no se

atreve aun a escribir algo así, aunque lo entusiasma la idea de poder ser

recordado como el tipo aquel que escribió tal libro. Así, un día pensando,

cuando recuerde su pasado lo hará sin repugnancia y quizás en su pasado y

sólo en él llegue a aceptarse.

Con este breve resumen damos paso al análisis y contraste de las

categorías del planteamiento Sartreano, no sin antes decir que, la obra La

Nausea explora la contingencia del ser humano, la muerte de las expectativas,

y esa sensación de que nuestra existencia es mínima con respecto a la de las

demás otras cosas. Dentro de las líneas de La Nausea, encontramos más

ideas que exponen el pensamiento existencial del autor.

El tema central de la obra es el de la existencia, en cada momento el

protagonista la afirma; “Existo porque pienso… y no puedo dejar de pensar”46.

Sus interacciones con los objetos y la manera de observarlo todo no son más

que afirmaciones de sí, aunque este pensamiento lo angustie por sentir que su

existencia no tiene tanta fuerza como la de las cosas; “Dios mío con que fuerza

existen hoy las cosas”47. El darse cuenta de ello lo sensibiliza, es decir, siente

con mayor intensidad todo lo que toca, lo que ve, lo que escucha. En términos

sartreanos, Antoine Roquentin es un para-sí que se ha dado cuenta del sin

sentido de su existencia, de que su continuo hacerse es eterno y no llega a

ningún lado, mientras que los en-sí están allí, hechos ya, y es indignante saber

que la angustia no pasará por ellos, la angustia de la constante búsqueda. En


46
SARTRE, Jean Paul: La Nausea. Editorial Época, S.A. México 9ª Edición, 1978, p.150

47
Ibíd., 151

44
la novela, Roquentin siente la angustia, pero la acepta, acepta su estado de

solitario y de ser contingente, no escapa a la mala fe como otros, quienes

aceptan su estado pero se engañan a sí mismo dándose un significado en la

vida, como muestra de ello en la novela tenemos en un pasaje el siguiente

ejemplo; Un viejo, M. Achille, sabe que pronto morirá, lo ve cada día en su

espejo, ve como sus facciones se asemejan cada vez más a las de un cadáver,

“y para poder soportar su vista en los espejos, ese horrible rostro de cadáver

trata de creer que en él se han grabado las lecciones de la experiencia.”48

Estos contrastes son en cuanto al ser-para-si de Antoine Roquentin,

pero ¿qué hay con su relación con los demás?

Cuando comenzamos este capitulo dijimos que, las relaciones con los

otros tenían su origen en la Mirada.

La Mirada dentro de la obra La Nausea tiene mucha importancia ya que

la novela se caracteriza por la gran capacidad de observación del protagonista,

de captar y aprehender el mundo y las personas. Dentro de la obra la mirada

tiene distintos matices; existe una mirada definidora, tanto por parte de Antoine

Roquentin como de otros, para explicar esta mirada tenemos el siguiente

pasaje; “Tal vez sea imposible comprender el propio rostro ¿o acaso es porque

soy un hombre solo? Los que viven en sociedad han aprendido a mirarse en

los espejos. Tal como los ven sus amigos. Yo no tengo amigos; ¿por eso es mi

carne tan desnuda? Sí, es como la naturaleza sin los hombres.” 49 Es por el otro

que nos reconocemos, decíamos anteriormente, el otro nos define, una

naturaleza sin hombres está ahí, pero carece del sentido que estos le dan.

48
Ibíd., 108
49
Ibíd., 36

45
También encontramos el poder de la mirada propia, Roquentin la utiliza

cuando los objetos combinan fuerza y él a través de su mirada trata de

reducirlos a su aspecto cotidiano.50

Una de las características que Sartre nos expone en el Ser y la Nada

acerca de la mirada es esa capacidad de objetivar al otro, en la Nausea

también encontramos un ejemplo de esto: Una niña mira a un hombre

fascinada, pero este de golpe da unos pasos y la mira, la niña está quieta,

“tenía facciones tensas de miedo; el corazón debía de latirle horriblemente (…)

de pronto la niña liberada, sacudió la cabeza y se echó a correr.” 51 Todo porque

el hombre se dio cuenta de la mirada de Antoine, su mirada perdió poder. Allí la

mirada se hizo del poder de Medusa, petrificó a la niña en su inocencia.

Por último y como referencia al sentido de la mirada que nos explicaba

Sartre, al de aquella mirada que hacía que reconociéramos lo que somos

tenemos el siguiente pasaje que vincula a la vergüenza, pero antes recordemos

lo que significaba la vergüenza; esta era la aprehensión vergonzosa de algo

que somos o que estamos siendo, que antes de ser sorprendidos, la acción

que hacíamos no tenía conciencia de sí, puesto que en ese momento no hay

juicios, sólo se vive tal acción. En la Nausea encontramos un momento que

bien podría contrastarse con el ejemplo que nos da Sartre en el Ser y la Nada y

que acabamos de mencionar, un caso en el que la vergüenza es revelada:

El Autodidacto se encuentra en la biblioteca y junto a él se han sentado

dos jóvenes, la biblioteca estaba en silencio, pero Antoine Roquentin ha

escuchado un cuchicheo, para su sorpresa era el Autodidacto, quien mirando a

uno de los jóvenes a los ojos le sonría y le hablaba, momentos más tarde

50
Ibíd., 120
51
Ibíd., 122

46
Antoine levanta su mirada nuevamente y ve una mano pequeña que reposaba

sobre la mesa, floja suave y sensual, luego ve otra mano velluda grande, con

toda la falta de gracia del sexo masculino, y esta comenzó a acariciar la mano

joven. Roquentin estaba furioso con el Autodidacto, buscaba que se diera

cuenta de su acto y escapara esta vez a su destino, pero el Autodidacto no

presta atención está inmerso en su acción. Hasta que por fin fue sorprendido;

Lo he visto --grita el corso ebrio de furor. El Autodidacto fingía sorpresa, pero

en el fondo sabía que ya todo estaba hecho y nada podía evitar lo que seguía.

Una mujer también lo había visto y le gritaba: ¡Monstruo! De pronto el corso

golpeó al Autodidacto y fue allí cuando sus ojos se llenaron de dolor y

vergüenza.52 A través de la mirada se descubrió al Autodidacto como un

pederasta.

Ahora pasemos a la siguiente categoría, la del amor, ésta está

representada por la relación entre Antoine Roquentin y Anny, su ex-pareja y la

mujer que aun amaba. Las relaciones amorosas que explica Sartre en el Ser y

la Nada, tienden a ser posesivas, dominantes, existe un amante y un amado, el

amante pretende que el otro lo ame y con esto poseerlo, el amado se cansa y

quiere tomar el rol del amante, y allí hay un problema.

En la Nausea , lo poco que nos muestra Sartre del amor entre Anny y Antoine

nos lo muestra disperso, en varias ocasiones Antoine menciona a Anny, afirma

su amor y que la necesita, nos da cierto conocimiento de lo que esta mujer era

capaz de hacer con los momentos que compartían, era ella la que parecía

dominar, podríamos suponer que era ella el amante y él el amado, y es posible

porque Antoine deja ver cierto complejo de inferioridad existencial, es decir, esa

forma en que su existencia se deja reducir por los objetos, que estos le afecten.
52
Ibíd., 244

47
Cuando él le confiesa esa sensación, pensando que ella podía identificarse con

eso también, pero ella no lo hace, en cambio dice;

“Bueno, no piensas lo mismo que yo. Te quejas porque las cosas no se

disponen a tu alrededor como un ramillete de flores, sin tomarte la molestia de

hacer nada. Pero yo nunca he pedido tanto: quería obrar. Cuando

representábamos el aventurero y la aventurera, tú eras aquel a quien suceden

aventuras, yo la que las hace suceder…” 53

Ante todo, Anny buscaba que las llamadas “situaciones privilegiadas”,

esos momentos en los que todo está dispuesto, lograran convertirse en

“momentos perfectos”, como salidos de una historia de héroes, haciendo de la

vida algo extraordinario, fuera de lo normal, de lo cotidiano. Podría decirse que

quería que su vida tuviera la perfección de una pobra de arte. Junto a Antoine

tuvo esas situaciones, pero casi siempre el terminaba haciendo algo que lo

arruinaba. Podríamos decir que Anny era muy exigente, que el querer lograr

tales momentos para alejar “lo común” de su vida, la convertían en alguien

dominante. No vamos a atrever a interpretar esta situación tomando en cuenta

la teoría que tiene Sartre sobre el amor; como ya observamos, Anny es la

figura dominante, ya que ve a Antoine más que como una persona real, lo ve

como un personaje, a veces principal otras veces secundario, de su historia o

vida como se quiera decir. La libertad de Antoine ha sido poseía, Anny es

quien lo coloca en esas aventuras, ella es su mundo que dispone todo para

algo suceda. El fracaso llega, y con esto nos referimos al alejamiento de 3 años

de los dos, en que quizás el tiempo hizo que Antoine se diera cuenta de la

imposibilidad de esos momentos, y que la causa de ello fuese él; ya ahí

Antoine comienza a ver la existencia como lo que realmente es. Una vez se
53
Ibíd., 221

48
reencuentran, él desea encontrar algo de esperanza, algo que lo salvara de lo

asfixiante que se había convertido su vida, algo como esos momentos

perfectos que proponía Anny, pero se dio cuenta que al igual que él Anny

también se había desilusionado, de no poder alcanzar tales momentos, puesto

que “aun en los momentos mas álgidos y sublimes, la vida tiene siempre el

mismo fondo de vulgaridad.”54 Él no podía hacer más nada, el amor entre ellos

quedó en el pasado y ese pasado está muerto. Nuevamente Antoine queda

solo y extrañamente libre, esta libertad no es la misma que encontramos en el

Ser y la Nada, esta libertad es la que llega cuando no se espera nada de la

vida cuando las expectativas mueren.

Pasaremos por alto una categoría, la sexualidad, en la obra sólo

encontramos un momento en el que Antoine tiene relaciones con la patrona de

la pensión donde vive, pero como él mismo dice, lo hacen de igual a igual, no

hay posesión, simple goce con un poco de ocio.

Sin embargo hay algo latente en la novela, un concepto que tiene mucho

que ver con nuestra investigación y que es el desenlace de la historia, la

soledad. Desde un principio se describe al protagonista como un hombre solo,

y esto es algo que en su niñez temía, el sentirse como un hombre solo le

hastiaba, en esa soledad sentía el peligro de la nausea, y entonces buscaba

refugiarse entre las personas, pero sólo si sentía ese peligro. Sin embargo

encontramos que no sólo en la soledad atacaba la nausea, también cuando se

encontraba entre las personas, pues detrás de sus máscaras, todas sus

grandes virtudes y cualidades no había mas que la miseria y la farsa. Por eso

las personas, la sociedad en general es un arma de doble filo y debido a esto

existe el rechazo a ella. En la obra encontramos la presencia constante de


54
Ibíd., 39

49
espejos, dentro de la soledad del individuo estos no son más que el sustituto de

la mirada del otro, al reflejarse en ellos, Antoine intentaba definirse, pero sólo

veía su carne desnuda, no tenía sentido, él no puede juzgarse a sí mismo.

Pero en la Nausea la cosa no termina tan negativamente, como nosotros

terminamos el apartado anterior, no termina con el odio a la sociedad. Antoine

acaba su diario expresando que en él había una cierta esperanza, esto

producto de su jazz favorito, cuando ve como la canción va más allá de la

nausea, y que en su mente están esas dos personas que conforman la

canción, la cantante y el compositor, piensa que en el arte está la liberación, y

la justificación de la existencia, si el pudiera hacer algo parecido, escribir un

libro quizá, sería recordado como algo más que un perdedor, y el en su interior

podría aceptarse. En cierto modo el hecho de querer ser recordado implica la

aceptación del Otro en su vida, como aquél que dará sentido a su existencia en

un futuro.

CAPITULO III

Aportes y repercusiones del pensamiento de Jean Paul Sartre.

Toda filosofía marca su tiempo, deja sus huellas y el pensamiento

filosófico de Jean Paul Sartre no fue la excepción, en su momento fue el

representante más importante del movimiento existencial, dejando a su paso

una revolución de ideas que bien aportaron en otras áreas del saber, así como

también, su filosofía, fue digna de criticas de donde surgieron nuevos

planteamientos en el campo de la filosofía.

50
En el presente capitulo abordaremos a aquellos quienes trabajaron en

base al pensamiento de Jean Paul Sartre dándole un sentido dentro del

psicoanálisis, y aquel que trabajó el problema del Otro con una nueva esencia,

este es el caso de Emmanuel Lévinas quien nos da una nueva propuesta de lo

que puede significar el Otro, Lévinas va más allá de toda ontología y se centra

en la ética llamándola “Filosofía Primera”. El Otro en Lévinas no es aquel al que

Sartre temía, el Otro no es el infierno, el Otro para Lévinas si representa el

Prójimo (próximo), al que se debe respetar y que llama de por sí a la

responsabilidad. En Lévinas encontramos una estructura parecida a la de

Sartre en cuanto a ese encuentro con el Otro, ya que también trabaja la mirada,

pero no le da la misma importancia que Sartre, Lévinas le da mayor

importancia a lo que significa el rostro del Otro. A continuación observaremos

un esbozo del planteamiento de Emmanuel Lévinas sobre el Otro.

Emmanuel Lévinas y el Otro

Emmanuel Lévinas fue un importante filósofo nacido e Kaunas, Lituania

en 1906 y muere en 1995. Es procedente de una familia judía y burguesa, en

1914 se vieron obligados a dejar Lituania a causa de la Primera Guerra

Mundial, instalándose en Karkhov (Ucrania), donde vivieron la revolución

Bolchevique. En 1923 se traslada a Francia donde estudia Filosofía. En 1931

tras haber conocido a Heidegger y a Husserl se nacionalizó francés, gracias a

lo cual se salvó del trato que recibieron otros judíos en los campos de

concentración en el que fue recluido en 1940. Sin embargo su familia que

51
habitaba en Lituania no tuvo la misma suerte y fue masacrada por los nazis.

Por esta razón Lévinas rompe la relación que mantenía con Heidegger por su

cercanía al nazismo. Muere el 25 de Diciembre de 1995.

Para Lévinas la filosofía ha tomado un significado erróneo, desde

Occidente se había practicado una filosofía preocupada por el ser y su esencia

y se había ignorado al ente, al sujeto, los sentimientos y la diferencia, se había

formado una filosofía fría, donde lo más importante era el ser, el ego

cartesiano, el ensimismamiento con estas ideas el mundo se había convertido

en un puro individualismo y la base de éste era el interés por ese conato de

querer afirmarse continuamente, quedando de esto sólo violencia. Por esto

Lévinas rechaza la Ontología, ya que resume a lo Mismo todo lo que se le

opone como Otro. El conocimiento representa para éste autor una estrategia

de dominación y de apropiación. Con esto Lévinas resalta le idea de Alteridad,

que sería el descubrimiento que hace el “Yo” del “Otro”, cambiando la propia

perspectiva por la del Otro, lo que implica que el interés legado por la ontología

sea sustituido por el des-interés que consista en ponerse en el lugar del Otro,

pero ¿Quién es el Otro?

El Otro es aquel quien no somos, aquel que nos es anterior y por el cual

somos. Es anterior porque, para Lévinas, la filosofía debe comenzar, ya no en

el “Yo”, sino en el “Otro”, puesto que el “Yo” es cuando el Otro lo nombra, si

este no lo nombrara, no sería nada. Con Lévinas pasamos entonces de un “Yo

cerrado” (Egocentrismo o Ego-cartesianismos) a un “Yo abierto”, abierto a la

perspectiva del Otro. El Otro es entonces, aquel por el cual no debemos

preocuparnos y no verlo como el enemigo, como alguien al que debemos

enfrentarnos. El Otro nos llama a la responsabilidad, ésta desarticula la

52
mismidad del Yo y lo reconduce al terreno de la Otredad. Por eso, para

Lévinas, antes que libres, somos responsables, precisamente, porque el

primado de la Ontología ha sido desplazado aquí por el de la Ética. A través de

la Ontología no era posible determinar al Otro, ni por el ser, ni a partir del

conocimiento, el Otro se determina desde su alteridad, es absoluto, infinito y

trascendente, el Otro no es otro alguien parecido a nosotros, no es una

identidad del ser, todo lo contrario, el Otro es totalmente diferente de nosotros,

del “Yo”. Por la ética el hombre se abre a su más íntima alteridad. La Ética se

basará, no en el ser, sino en la suma de relaciones que cada uno de nosotros

tenga, de ésta forma la base de la ética será el Otro.

El Otro no es conocimiento, el Otro es Reconocimiento, ya que a través

de él, el “Yo” se ve a sí mismo. Con esto introducimos una categoría muy

importante dentro del planteamiento levinaciano, la mirada o el rostro. El rostro

del Otro exige una mirada distinta de aquella con la cual se mira una casa o un

animal que se pasea, exige una mirada más profunda. Al mirar el rostro,

debemos darnos cuenta de que no es una forma plástica como un retrato, el

rostro es la parte del cuerpo más expuesta a la mirada, “la piel de rostro es ña

que está más desprotegida, más desnuda, (…) guarda una relación con lo

absolutamente débil, lo que está expuesto, lo despojado, es también la relación

con lo desnudo y en consecuencia, con quien está solo y puede sufrir ese

supremo abandono que llamamos muerte. Así pues en el rostro está siempre la

muerte del Otro, y también en cierto modo una incitación al asesinato, la

tentación de llegar hasta el final, de despreciar completamente al Otro: y por

53
otra parte y al mismo tiempo – esto es lo paradójico- el rostro es también el

<<No Matarás>>.”55

La muerte del Otro es una posibilidad, más aún matara al Otro, pero

recordemos que es el Otro quien nos pone limites, y es por esto que surge el

“No Matarás” como limite, como mandato a no reducir la alteridad desnuda,

débil, a la mismidad. Saliendo de lo literal, ese “No Matarás” se traduce según

la ética de Lévinas a la responsabilidad, a la preocupación que debemos sentir

por el Otro, si esto no sucede lo estamos matando, por lo tanto hacernos

responsables del Otro es una obligación. Para darnos cuenta del tamaño de la

obligación que tenemos con el Otro, Lévinas identifica a este con tres figuras; la

viuda, el huérfano y el extranjero, todos ellos estás carentes de una relación

importante y sus rostros se encuentran marcados por las arrugas de las

pérdidas y los desarraigos que nos llaman a tomar una actitud de absoluta

responsabilidad.

La relación cara-a-cara será importante para Lévinas, es la

manifestación sin intermediarios del encuentro con el Rostro del Otro, del

encuentro original. El Otro nos habla en su rostro y esto es un lenguaje anterior

a las palabras. “El rostro se expresa, es donación primera de significación; este

“algo” que se llama significación surge en el ser con el lenguaje, porque la

esencia del lenguaje es la relación con el Otro. (…) Y la epifanía que se

produce como rostro no se constituye como todos los demás seres,

precisamente porque revela lo infinito, la significación es lo infinito, es decir el

Otro.”56 De esta manera, el lenguaje se presenta como la vía de acercamiento,

55
LÉVINAS, Emmanuel: Entre Nosotros: Ensayos Para Pensar En Otro. Editorial Pre-
Textos, España 1993, p.130
56
LÉVINAS, Emmanuel: Totalidad e Infinito. Editorial Sígueme, España 2002, p.220

54
verificación y entrega al Otro, el dialogo permite el encuentro de los rostros,

posibilita el salir de sí, es un acto de bondad.

Otro aspecto en la filosofía del Otro de Emmanuel Lévinas y que

tocaremos muy brevemente es, la aparición del tercero entre el Yo y el Otro,

es este por el cual se condicionan las leyes y se instaura la justicia. “Para

comparar a los otros es necesario que alguien juzgue, para juzgar hace falta

una institución y para que haya una institución se requiere un Estado. La

justicia del Estado es una mengua de caridad y no como creía Hobbes, una

atenuación del hecho de que el hombre es un lobo para el hombre.”57 Así la

Ética Levinasiana es una ética de la justicia puesto que se quiera o no está

obligada a juzgar, a emitir juicios y a comparar. Por eso es necesaria la

presencia de un Estado que garantice la seguridad. Lévinas advierte que el

Estado que debe surgir ha de ser democrático, proveer justicia y perseguir el

cumplimento de las leyes.

Para concluir con Lévinas, en él encontramos un nuevo esquema, el de

Yo-Otro, que rompe con el objeto de la ontología de sujeto-objeto, en su nuevo

esquema hay una descentralización del Yo y de la conciencia en cuanto que el

Yo se debe al Otro y es el Otro el que lo constituye. Se abre así la posibilidad

de una verdadera trascendencia, esta no significa el dominio del Otro, sino el

respeto al Otro y, donde el punto de partida para el pensamiento ya no es el

ser, ahora con Lévinas será el Otro.

Tal como dijimos al comienzo del capitulo, también abordaremos el

sentido que se le dio dentro del psicoanálisis al pensamiento sartreano.

57
LÉVINAS, Emmanuel: Ética e Infinito. Editorial Visor/Machado, España 1993, p. 14

55
Psicoanálisis Existencial

Se puede considerar al psicoanálisis existencial como una rama de la

psicología que toma como base los postulados de filósofos existencialistas,

principalmente Sartre. Este último trato de formular este tipo de psicoanálisis,

asegurando que el psicoanálisis existencial trata de determinar la elección

original, a parte de descifrar las conductas empíricas de las personas e

interpretarlas.

El psicoanálisis existencial, en especifico el de Sartre, se opone al

psicoanálisis empírico de Freud, al considerarlo como intromisiones indebidas

de lo externo para explicar al hombre, estos factores que rodean al individuo no

son determinantes para explicar al ser humano, también rechaza las

generalizaciones absurdas que pretenden reducir al individuo a sus deseos y

tienden a juzgar arbitrariamente a una persona no a partir de sus propia

escogencia ética, es decir, evalúan a una persona desde su posición ante

algún tópico ético, ejemplo; el aborto, la muerte.

A pesar de oponerse al psicoanálisis empírico, en el psicoanálisis que

propone Sartre, el existencial, se pueden encontrar similitudes, por ejemplo, al

igual que Freud, Sartre considera el acto humano como simbólico, traductor

de un deseo más profundo que debe ser interpretado como referencia a la

determinación inicial, que para Sartre será la elección original, el proyecto

fundamental del individuo, mientras que los términos tomados por Freud como

el complejo, el libido, la voluntad de poderío Nietzscheana, son tomados como

condiciones secundarias. Otro aspecto similar es que ambos tienen presente la

situación de la persona que va a ser analizada, ya que ambos tratan al hombre

56
que vive en el mundo, de igual manera los dos tratan de reconstruir la vida de

la persona desde su nacimiento, hasta el comienzo del análisis.

El Psicoanálisis existencial, en específico el de Sartre, se enfoca en lo

individual, lo conciente, lo total del ser humano, Sartre parte del postulado de la

libertad absoluta del hombre. Para Sartre la vida humana es siempre producto

de una elección conciente y libre. El principio del psicoanálisis existencial es

que “el hombre es una totalidad y no una colección; que, en consecuencia, se

expresa en la más insignificante y superficial de sus conductas, en otras

palabras, no hay un gusto, ni un tic, ni acto humano alguno que no sea

revelador. El objeto del psicoanálisis es descifrar los comportamientos

empíricos del hombre, es decir, sacar a plena luz las revelaciones que cada

uno de ellos contiene y fijarlas conceptualmente. (…)Su punto de partida es la

comprensión pre-ontológica y fundamental que el hombre tiene de la persona

humana, y su método es comparativo, ya que cada conducta humana simboliza

la elección fundamental que ha de sacar a la luz.”58

Ahora bien, entrando más al psicoanálisis existencial, pero ya Sartre, no

se puede hablar de una técnica terapéutica existencial especifica, es posible la

ubicación del desarrollo de la enfermedad mental (etiopatología) y las

posibilidades de la cura, ya que, según esta psicología, el hombre en el camino

de su vida, enferma por el absurdo del propio vivir, por la falta de razón de su

estar en el mundo y por sus dificultades de vivir en libertad. Este proceso

terapéutico existencial tendrá un sentido más teleológico que causalista. Su

objetivo es lograr que el paciente asuma su condición de mortal e introduzca el

eje temporal en su pensar y su sentir. Otra característica de la psicología

existencial es ver el tiempo como vida y el futuro como la posibilidad de existir


58
SARTRE, Jean Paul: El Ser y la Nada. Ediciones Altaza, S.A. Barcelona, 1993, p, 592

57
en forma libre y sin estar signado o marcado por una esencia, esto siguiendo la

frase sartreana “la existencia precede a la esencia”. La psicología existencial

rechaza la existencia de una naturaleza humana, en cambio habla de la

posibilidad del ser humano de desplegarse con un espectro más amplio de

expresiones de vida. El psicoanálisis existencial es un campo abierto de

posibilidades para el ser humano. De allí el enfoque filosófico de considerar los

problemas y dificultades de las personas (crisis, dilemas, paradojas cotidianas)

como asuntos que surgen en la vida, mas que como señal de una enfermedad.

La psicología existencial, dentro de su terapia, busca que el paciente

comprenda su existencia y que ante todas las dificultades, miedos y dilemas

que generan la angustia, aprenda a utilizar esa misma angustia en su

beneficio. Por último y como aspecto importante de lo que es la psicoterapia

existencial, será el concebir a la persona siempre en relación, con el mundo

físico, social, personal, psicológico e inclusive dentro de las dimensiones

espirituales.

Ahora conoceremos un tipo de psicoterapia existencial vinculado al

planteamiento Sartreano, esta es la Logoterapia, esta mopdalidad de la

psicoterapia propone que la voluntad de sentido es una motivación primaria del

ser humano. Esta modalidad fue desarrollada por el neurólogo y psiquiatra

austriaco Víctor Frankl, su terapia se denomina logoterapia, de la palabra

griega “logos”, que significa sentido, se trata de darle sentido a la existencia

humana (comparable con ciertos postulado de Sartre).

Frankl desarrolló esta teoría a partir de su experiencia en los campos de

concentración nazis. Al ver quien sobrevivía y quien no, concluyó que el filósofo

Friedrich Nietzsche tenía razón: aquellos que tiene un porqué vivir, pese a la

58
adversidad, resistirán. Pudo observar como personas que tenía la esperanza

de reunirse con sus seres queridos o que poseían proyectos, parecían tener

mejores oportunidades que los que habían perdido toda esperanza.

Frankl además de tratar las enfermedades desde el aspecto médico,

utiliza el dialogo en la persona para notar en ella qué es lo que le da sentido a

su vida, ya que según él,”el hombre es una esencia en busca de sentido.” 59 A

este carecer de sentido lo llama Vacío Existencial, y explica que es un agujero,

un hueco en la vida que el hombre al sentirlo busca llenarlo, el vacío existencial

dentro de la sociedad equivale al aburrimiento. Las personas suelen llenar este

vacío con “cosas” que produzcan satisfacción, ejemplo; comer en exceso, el

sexo promiscuo, irse de farra, también se puede llenar con el trabajo, la

conformidad y por supuesto algo que no debe faltar en este ámbito, los círculos

viciosos neuróticos; las obsesiones por tal o x cosa, las fobias, etc. El punto es

que no importa lo que hagamos, nunca será suficiente para llenar el vacío.

Según Frankl el hombre ha superado la parte de los instintos por medio de las

tradiciones dentro de la sociedad, pero en la actualidad existe una crisis de las

tradiciones, por lo tanto el hombre se encuentra solo, y de ahí el aumento de

esos modos placebos de llenar el vacío. Entonces ¿de qué forma se halla el

sentido de la vida?

Frankl nos muestra tres perspectivas en las que se puede encontrar:

1. Valores Experienciales, consiste en vivenciar algo o a alguien que

valoramos, un ejemplo muy importante, el experimentar el valor de otra

persona a través del amor. Por medio de nuestro amor podemos inducir

a nuestro amado/a a desarrollar un sentido y así lograr nuestro sentido

propio.
59
FRANKL, Víctor: Ante el vacío existencial,Ediciones Herder, Barcelona 1994, p.133

59
2. Valores Creativos, esta es la idea existencial por excelencia, consiste

en proveerse a sí mismo de sentido al llevar a cabo los propios

proyectos, mejor dicho, comprometerse con el proyecto de su propia

vida.

3. Valores Actitudinales, incluye las virtudes como la compasión, la

valentía e incluso el buen sentido de humor. Aquí incluye la capacidad

del ser humano para poder elegir nuestra virtud con entera

libertad, a pesar de todos los condicionamientos que pudieran

existir. Que mejor esbozo del significado de este valor que con la

frase: “Al mal tiempo buena cara”. Sin embargo, el ejemplo más

famoso es el logro del sentido a través del sufrimiento. Cuando

alguno de nosotros nos enfrentamos a una situación difícil,

inevitable, por ejemplo, una enfermedad incurable; es cuando se

presenta la oportunidad de cumplir el sentido más profundo: ser

responsables de la actitud que vamos a tomar frente a esa realidad

insoslayable.

A pesar de las similitudes dentro de la psicología existencial de Victor

Frankl y su logoterapia con el pensamiento Sartreano, existe una idea que

puede romper con el pensamiento de éste último, para Frankl el sentido de la

vida si se podría encontrar, a pesar de que no se comprendiera allí estaba,

además que este sentido es mucho más profundo que cualquier lógica, por

último para el autor de la Logoterapia, es a la fe donde el hombre se debe

inclinar.

60
Para cerrar este capitulo anexaremos el análisis crítico hecho a toda la

investigación, además de incorporarle ciertas similitudes y diferencias

encontradas entre el pensamiento de Jean Paul Sartre y los planteamientos

tratados en el presente capitulo.

Aportes Críticos

El pensamiento Sartreano acerca del Otro posee bastante originalidad,

no en tanto a tocar el tema del Otro, sino a la perspectiva que se le da, que

consiste en ver al Otro como ese que nos roba el mundo. Cuando analizamos

el pensamiento de Sartre, bien podemos apoyar ciertos aspectos de el, como

la sentencia “la existencia precede a la esencia”, claro esto si no somos

fervientes creyentes de alguna religión que apoye el postulado del alma,

aunque si así fuera se podría concordar en que, es cierto que el hombre a lo

largo de su vida se encuentra en una búsqueda, bien sea búsqueda de

vocación, de gustos, búsqueda del amor, de la pareja que lo complemente,

una perpetua búsqueda es la vida del ser humano, queriendo alcanzar algo

inalcanzable, pero que aún así vale la pena intentarlo.

Al adentrarnos más al pensamiento de Sartre y toparnos con su

planteamiento sobre el Otro comenzamos a ver lo chocante de éste al que

Sartre denomina como un problema, para nosotros este problema es un

problema, ya que observar al Otro como el enemigo, como aquel que nos

aliena y nos roba la libertad, es perturbador. Sin embargo no todo está fuera de

lugar, apartando la sustracción de la que, según Sartre, somos victima cuando

el Otro nos mira, nos queda esa definición que el Otro nos provoca, el

reconocimiento ante lo que somos, ya que recordemos esta frase de Sartre:

61
“Reconozco que soy como el prójimo me ve”. Es cierto que ante el prójimo

surgen cualidades que en nuestra intimidad desconocíamos, por ejemplo

tenemos un sentimiento que sólo aparece con el Otro, el Pudor, pudor al ser

sorprendidos desnudos. Desde ese ángulo estamos bien, pero cuando Sartre

aborda su tema de la libertad todo se distorsiona, pues allí es donde radica

todo el problema, en la perpetua defensa de nuestra libertad, y hablamos de

perpetua ya que al ser el hombre un ser social por naturaleza y está en

constante trato con el Otro, así que (desde el punto de vista de Sartre) la

defensa de la libertad genera un conflicto perpetuo con el Otro.

Pasando ahora a lo que Sartre entiende como Amor, esto no es más que

un intento por poseer la libertad del Otro desde su propia libertad. Conviene

preguntarse ¿Qué clase de relaciones tenía Sartre? Si bien, es conocida las

múltiples relaciones que tuvo con varias mujeres a un mismo tiempo,

incluyendo a la famosa Simone de Beauvoir, cuando revisamos su biografía

resaltó algo muy interesante, esa advertencia que Sartre le da a Beauvoir, el

hablar de que no podía quedarse con una sola mujer puesto que eso coartaba

su libertad, aquí nos atrevemos a preguntar y quizás sugerir ¿No es este

planteamiento una excusa para justificar su incapacidad de ser fiel a una sola

mujer? La visión de Sartre sobre el Amor es fría, más aun aquella que tiene

sobre la sexualidad, aunque se le puede entregar el mérito de integrar este

concepto a la filosofía existencial, este mérito no sería tan grande puesto que

toda esta visión está viciada por esa ambición de poseer al Otro, poseer su

libertad, ser el dominante no el dominado.

La forma en que Sartre nos muestra al Otro llega a ser hasta paranoica,

el hecho de sugerir la falta de respeto hacia el Otro y su justificación es ya un

62
punto extremo, decir que es inevitable el irrespeto del Otro, puesto que toda

actitud hacia él es posesiva, además de hablar que la igualdad no existe y la

última opción para deshacerse del Otro es la muerte de este por el Odio, nos

pone frente a una pregunta que desde el principio nos ronda ¿En qué estaba

pensando Sartre y hasta que punto pudo verse afectado por la guerra? Claro

dar respuesta a esto requiere de una nueva investigación, pero ya desde el

campo de la psicología o desde la psiquiatría.

Luego de pensarlo bien, la idea de Sartre no es tan descabellada, claro

que si la tomamos como una idea absoluta podríamos entrar en ese círculo

enfermizo y paranoico, pero si lo vemos todo como una posibilidad dentro de

las actitudes que tomamos con el prójimo, nos puede parecer cierto ¿por qué?

Pues porque existen miradas que, aunque suene cliché, matan y con ello nos

referimos a aquellas miradas que intimidan, que con su fuerza hacen bajar la

vista, la guardia del Otro. Existen amores posesivos, en los que la mujer o el

hombre se desviven por su amante, y ese amante recibe y recibe, se llena de

poder, de la libertad del amado, es capaz de herir y el ser amado sigue allí.

Existen personas capaces de matar, literalmente, por odio, por irrespeto a la

vida, a la libertad del Otro, prueba de ello es la inseguridad (robo, sicariato,

secuestro). Es decir que, como una posibilidad el planteamiento de Sartre tiene

cabida, no queremos decir que tenga toda la razón y que sea totalmente cierto,

pero hay circunstancias en la existencia humana donde este planteamiento se

dota de realidad.

Tal como dijimos a comienzo de este aporte, dentro de los dos

planteamientos tratados en el principio existen unas cuantas similitudes y unas

grandes diferencias, lo encontramos mayormente en el planteamiento que hizo

63
Emmanuel Lévinas acerca del Otro, este lo coloca en el centro de su filosofía,

mejor dicho, en su ética, las similitudes que existen entre éste y Sartre se

pueden decir que sólo son de nombre, puesto que Lévinas tiene una nueva

esencia que darle al Otro, si bien este es por el cual nos reconocemos, al igual

que en Sartre, ese reconocimiento no será por algo negativo, ni en un acto que

llene de vergüenza, por el Otro, de Lévinas, el Yo (nosotros) existe. Sartre

habla del no respeto al Otro, para Lévinas este será el momento ético, el

respeto por la alteridad, lo que implica el responder por el Otro, preocuparse

por este, como decíamos, en Lévinas existe un yo-abierto y un yo-cerrado, por

supuesto que el abierto pertenece a este último y el cerrado a Sartre, quien a

pesar de hablar de la responsabilidad ante el Otro en la conferencia “El

existencialismo es un Humanismo”, lo hace desde un punto de vista individual,

otra “similitud”, es la presencia de un tercero en ambos planteamientos, en el

de Sartre aparece en el amor y es uno de los motivos por el cual muere la

relación, al convertir a ambos (ser para-sí y el Otro) en seres-para-otro,

mientras que en Lévinas este tercero se convierte en la entidad que vela por la

seguridad de todos, juzga y mantiene las Leyes, el tercero será el Estado.

Siguiendo, encontramos al Psicoanálisis existencial, específicamente la

Logoterapia de Víctor Frankl, es poco lo que podemos decir, y lo poco se

centra en la búsqueda de sentido, en Sartre encontramos un ejemplo que

podríamos adecuar a esta búsqueda, el del “asno que persigue la zanahoria

suspendida en la pértiga de su carro y que nunca podrá alcanzar”60, el hombre

intentando alcanzar su esencia, el sentido de su vida, para Sartre el hombre es

una pasión inútil, por lo tanto no alcanza ese sentido, en cambio para Frankl el

60
MOUNIER, Enmanuel: Introducción a los Existencialismos. Ediciones Guadarramas, Madrid
2ª Edición, 1973, 80

64
hombre como esencia (entidad sobre la tierra) busca su sentido, y puede llegar

a encontrarlo, aunque muchas veces no se de cuenta de su hallazgo en el

camino hacia ello encuentra cosas que lo llenan, que le dan sentido, como el

amor, sus propios proyectos, sus propias virtudes y sus actitudes ante la vida

lo ayudan a llenar el vacío y poco a poco llega al sentido de su existencia.

CONCLUSIONES

Luego de haber analizado el pensamiento de Jean Paul Sartre y en

específico su planteamiento sobre el problema del Otro, debemos concluir que

la relación entre el para-sí y el Otro sólo puede llegar a conflicto. Pues desde el

momento en que aparece el Otro se presenta como una amenaza para el para-

sí, sustrae su mundo y lo despliega en aspectos en los que el para-sí es ajeno,

coloca verticales en donde el para-sí sólo puede ver horizontales. Cuando el

Otro se descubre ante el para-sí, con su mirada petrifica al para-sí dejándolo

como un objeto, un en-sí mas, lo define, pero ese hecho le quita libertad pues

65
lo deja quieto, vulnerable ante los juicios del Otro. Entonces comienza la lucha,

quien cosifica a quien, y esto trasciende hasta el punto que, es por la libertad

que se lucha, puesto que el Otro al cosificar al para-sí tomó su libertad, y las

vías de recuperarla son las relaciones que se entablan con el Otro: el amor, la

sexualidad y como el recurso final el odio, todos ellos fracasan, los dos

primeros porque son relaciones recíprocas y esto porque lo que quiere el uno lo

quiere el otro, pero aquí lo recíproco llega a medias pues sólo uno puede

recibir (dentro de este planteamiento), al momento que el otro pide las mismas

atenciones, los mismos placeres, llega el conflicto; y como la última resolución

queda el odio extremo, donde se pretende matar al Otro, pero este también

fracasa, pues ya el para-sí ha sido contaminado con el otro, lo ha

experimentado en las actitudes para con él y esta es una afirmación de su

existencia, también pareciera que aquí Sartre incluye dentro de ese fracaso y

como indicio de ello, el recuerdo, no el de su imagen, sino de sus actitudes

para con el para-sí. Es de esta forma como, según Sartre, el Otro es aquel al

que no podemos respetar, puesto que vivimos en continuo conflicto con él, y

cada actitud hacia el otro es una afrenta ante su libertad, es por esa libertad

que no hay igualdad entre el otro y el para sí, pues en el momento de

reconocer su libertad también, el otro debería reconocer la nuestra, y la

aprehensión en este caso no es conveniente, es lo mismo que tomara nuestra

libertad. Este problema del Otro es en sí angustiante, paranoico, de ver las

cosas así, no existiría escapatoria y se justificaría perfectamente la frase de “el

infierno son los Otros”. Pero este panorama se aclara un poco cuando

observamos en la Nausea que al final de cuenta terminamos necesitando del

Otro para que de sentido a nuestra vida por medio del recuerdo. Si no le

66
prestamos atención a la cronología, esto puede ser así, pero resulta que la

Nausea fue escrita antes que el Ser y la Nada y aparentemente Sartre cambió

su perspectiva.

Sin más no nos queda más que reconocer el gran trabajo que hizo

Sartre al desarrollar este planteamiento, que a pesar de que no estemos el

100% de acuerdo con él, nos deja un espacio para la crítica y para desarrollar

nuevos planteamientos a partir de este.

Bibliografía

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• TIRYAKIAN, Edward: Sociologismo y existencialismo: Dos enfoques


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