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Actualmente, casi 800 mil hectáreas de bosques cuentan con este tipo de certificación que
garantiza que el bosque o plantación está siendo manejado según criterios ecológicos,
sociales y económicos, de acuerdo con datos del Consejo Civil Mexicano para la
Silvicultura Sostenible (CCMSS).
En entrevista con REFORMA, aseguró que las comunidades que son capaces de hacer un
manejo sustentable de su bosque, pueden utilizarlo como una alternativa de negocio.
"Si bien tiene ciertas críticas (el modelo de certificación), sí habría que contrastarlo con el
conjunto de ventajas que aporta. Si bien no son económicas, porque no hay sobreprecio, sí
genera un proceso de mejora continua para que el productor pueda buscar más mercados",
expuso.
Según la última estimación, la producción de madera certificada alcanza un millón 239 mil
618 metros cúbicos de madera, que representa 16.8 por ciento del total de la producción
maderable.
"Tanto el Gobierno como las empresas deben sumarse a contribuir con el logro de la meta,
de no hacerlo apoyarían la quiebra en el sector", sostuvo.
La expectativa de que la certificación genere beneficios en el mercado de madera con un
sobreprecio, subrayó, es erróneo, pues sólo tiene como principal beneficio el acceso a
mercados internacionales.
"Lo que genera son mejores condiciones para entrar al mercado, hay beneficios no
económicos. Si una empresa recibe una evaluación externa, resulta benéfico para sus
esquemas de administración y de producción", ejemplificó.
"Es un certificado que no define la calidad de madera -la gente lo confunde con el sello de
calidad del producto-, sino que garantiza que el producto proviene de un bosque que
cumple con un buen manejo", expuso.
Planteó que el sector forestal está pasando por una crisis fuerte por los problemas de
rentabilidad para competir con productos importados, por lo que la meta será difícil de
cumplir.
Si bien este mercado de certificación forestal tiene pocos años en México, para el director
del CCMSS, los ejidos han cumplido en buena medida las expectativas que los motivaron a
entrar en dicho mercado.
Sello ambiental
Esto, porque los fabricantes de bienes finales no están interesados en exigir a sus
proveedores de madera un certificado que elevaría el precio de los productos, más aun si
existe incertidumbre y riesgo de no recuperar este sobreprecio.
En entrevista telefónica, Ana de Ita, investigadora del Centro de Estudios para el Cambio
en el Campo Mexicano (CECCAM), explicó que al no existir un mercado consolidado de
madera certificada en México, la madera que cumple con este sello no tiene ningún
beneficio adicional ni en precio, ni en calidad.
"No está todavía creado ese mercado y muchos ejidos certificados tenían expectativas de
tener un sobreprecio por su madera, situación que no se ha dado por las presiones de la
madera ilegal y la importada", explicó.
Subrayó que el mayor impacto para la madera certificada está en el clandestinaje, en el cuál
se puede obtener madera ilegal por precios bajísimos o por importaciones de plantaciones
extranjeras que no tienen que pagar aranceles.
La madera certificada, dijo, encuentra el mercado interno saturado, tanto por importaciones
como por madera ilegal, no importa que tengan el sello de certificación si ese mercado no
está valorado en el país.