LA LUCHA DE LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO EN LOS TRIBUNALES
Carlos Alberto López De Belva
Secretario de la Comisión de Derechos
Humanos de la
Asociación de Abogados de Buenos Aires
El 24 de marzo de 1976 las fuerzas
armadas argentinas tomaron por la
fuerza en poder. No fue la primera
dictadura que padeció el pueblo de
nuestro país; pero, sí la más
sanguinaria. Se institucionalizó el
terrorismo de estado y la represión
que ya sufría la sociedad argentina se
profundizó con una cruenta secuela
de muertos, prisioneros, exiliados y
detenidos-desaparecidos. Argentina
pasó - en el lapso marzo 1.976 a
diciembre 1.982 – a ser sinónimo del
terrible término "desaparecido". Los
organismos de derechos humanos
calculan en 30 mil el número de
personas víctimas de ese método
terrorista.
Para llevar a cabo sus siniestros
planes los militares no dejaron
vestigio alguno de legalidad. El
Poder Judicial fue complaciente, sino
cómplice, dando respuestas
meramente formales a los centenares
de recursos de habeas corpus
presentados por los familiares de los
desaparecidos. Eran muy pocos los
abogados que se atrevían a patrocinar
esas peticiones, mucho menos
presentarlas ante los Tribunales,
desde donde muchas veces se pasaba
información a los funcionarios de la
dictadura. En ese periodo hubo
aproximadamente 130 abogados
detenidos desaparecidos cuyo
paradero aún se ignora y muchos
murieron, sufrieron la cárcel o el
exilio.
El 10 de diciembre de 1.982 asumió
un gobierno civil surgido de elección
democrática. Lo encabezó Ricardo
Raúl Alfonsín líder de la Unión
Cívica Radical que derrotó en esa
justa electoral a los candidatos de las
otras fuerzas, los del justicialismo o
peronismo. Uno de los primeros
actos de gobierno consistió en
someter a juicio a los integrantes de
las sucesivas juntas militares que
gobernaron Argentina durante los
años de la más feroz represión.
Mientras tanto en numerosos
tribunales tramitaban causas penales
contra cuadros de las distintas
fuerzas que habían participado de la
llamada "guerra sucia". Estas causas
se vieron frustradas porque el
gobierno radical sancionó las leyes
23.492 y 23.521 de Punto Final y
Obediencia Debida, las que fueron
derogadas en marzo de 1.998. Las
causas fueron archivadas y
centenares de responsables de
crímenes de lesa humanidad fueron
beneficiados con la impunidad. La
causa contra los comandantes
terminó con varias condenas a
perpetuidad de algunos integrantes
de las sucesivas juntas. El gobierno
del justicialista Carlos Saúl Menem
decretó el 7 de octubre 1.989 el
indulto de los genocidas con lo que
éstos también quedaron con sus
crímenes impunes.
Hoy se está dando en Argentina una
lucha jurídica que es acompañada
con otras similares que se están
desarrollando en otros países, con
España y el Juez Baltasar Garzón en
primera línea. Los juicios en España,
Francia, Italia, Suecia y otros países
han preocupado a los genocidas que
gozaron de la protección del
gobierno menemista que negó
colaboración a jueces y fiscales
extranjeros con el falaz argumento de
la cosa juzgada. Las nuevas
autoridades han formulado
manifestaciones contradictorias
aunque aseguraron que respetarían
las decisiones de la justicia.
La Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la Comisión de
Derechos Humanos de la
Organización de las Naciones Unidas
repudiaron las leyes y decretos de
impunidad por considerar que esos
instrumentos son contrarios al
espíritu de los Tratados de Derechos
Humanos de aplicación obligatoria
en nuestro país.
En el marco de esa lucha existen en
trámite distintas causas judiciales que
persiguen hacer efectivo el derecho a
la verdad y otras en las que se
investiga la suerte de los niños
secuestrados con sus padres o
nacidos en cautiverio, delito que no
fue alcanzado por el plexo normativo
de la impunidad. Una de esas causas
tuvo - entre otros – como
protagonista a la señora Carmen
Aguiar de Lapacó, Madre de Plaza
de Mayo Línea Fundadora que fue
secuestrada, junto con su hija
Alejandra y otras personas, el 16 de
marzo de 1.977. Todos fueron
conducidos a un campo de detención
clandestino denominado "Club
Atlético". Carmen y un sobrino
fueron liberados el 19 de marzo del
mismo año. Alejandra nunca más
apareció. Su madre realizó gestiones
durante estos casi 23 años sin
resultado alguno.
En esa causa caratulada "SUÁREZ
MASON, Carlos Guillermo y otros
S/ homicidio, tormentos, privaciones
ilegítimas de la libertad, etc.",
Carmen Lapacó solicitó una serie de
medidas tendientes a hacer efectivo
el derecho a la verdad y conocer la
suerte corrida por su hija Alejandra.
Alegó el derecho a la verdad y el
derecho al duelo. La Cámara
Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal
adoptó resoluciones que dependían
de su integración. Finalmente esta
Cámara denegó un pedido de la Sra.
Lapacó, que había propuesto
medidas de investigación ante un
informe negativo del Ejército
Argentino, con el argumento que las
leyes de Punto Final y Obediencia
Debida le vedaban investigar, porque
no se podía castigar a quienes
resultaren responsables de esos
hechos. Carmen interpuso una
apelación ante la Corte Suprema y
este Tribunal, con fecha 13 de agosto
de 1.998 la rechazó por mayoría de
sus miembros con el pretexto de que
si se hacía lugar a esas medidas, se
reabriría un proceso criminal sin
sujeto pasivo. Porque si se descubría
a los autores de esos delitos dijo - no
podrían ser castigados. En
consecuencia, "carecería de
virtualidad la acumulación de prueba
sin un sujeto pasivo contra el cual
pudiera hacerse valer". Los
miembros de la Corte Enrique
Santiago Petracchi, Carlos S. Fayt y
Gustavo A. Bossert, votaron en
disidencia opinando que debía
hacerse lugar al recurso federal. El
Procurador General de la Nación
había emitido opinión favorable al
recurso.
En este caso el más alto tribunal
argentino denegó justicia y dio una
respuesta solo formal al
requerimiento de Carmen Lapacó.
Esto provocó el repudio de los
organismos de derechos humanos y
una denuncia contra el Estado
Argentino ante la Comisión
Interamericana de Derechos
Humanos. La denuncia se presentó el
7 de octubre de 1.998. Patrocinaron a
la Sra. Aguiar de Lapacó las Madres
de Plaza de Mayo Línea Fundadora,
las Abuelas de Plaza de Mayo, la
Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH),
Familiares de Detenidos y
Desaparecidos por Razones Políticas,
el Movimiento Ecuménico por los
Derechos Humanos (MEDH), el
Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), el
Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS) y el Centro por la
Justicia y el Derecho Internacional
(CEJIL).
Los peticionarios consideraron que el
Estado Argentino violó en esta causa
– entre otras normas del derecho
internacional de los derechos
humanos - los derechos a las
garantías judiciales (art° 8 [1] de la
Convención), a una tutela judicial
efectiva (art° 25 de la Convención) y
la obligación de respetar los derechos
(art° 1[1]). El Estado sostuvo ante la
CIDH que existían recursos internos
pendientes y un incidente abierto. Su
postura fue rechazada por el órgano
regional de derechos humanos
porque los Estados que afirmen que
existen recursos internos deben
especificar cuáles son y acreditar su
eficacia.
En síntesis la pretensión de la Sra.
Carmen Lapacó se basó en el
derecho de los familiares a conocer
el destino final de sus seres queridos
y el derecho de la sociedad a conocer
con detalle la metodología utilizada
por la dictadura militar para
exterminar a decenas de argentinos.
Eso, más allá de la obligación del
Estado de imponer sanciones y de
reparar los daños causados. En
definitiva: "el derecho a la verdad".
En ese camino, el 12 de Mayo de
1.995 Carmen solicitó a la Cámara
Federal de Apelaciones que librara
oficio a la Jefatura del Estado Mayor
del Ejército del Ministerio de
Defensa para que remitiera toda la
documentación que se encontrara en
esa dependencia, relacionada con la
suerte corrida por los desaparecidos
en el área del Primer Cuerpo del
Ejército. El 18 de mayo la Cámara
acogió favorablemente la solicitud
con el argumento de que si bien las
leyes 23.492 y 23.521 así como el
decreto 1.002/89 cercenaban la
posibilidad de juzgamiento, ni
implicaron la culminación del
proceso. El Ejército informó que no
tenía esa información, por lo que la
Sra. Lapacó, el 14 de julio de 1995,
pidió el libramiento de varios
informes a distintas dependencias
que podrían tener datos. Ahora la
Cámara, 16 de agosto de 1.995, viró
su posición anterior y afirmó que
carecía de jurisdicción, tuvo presente
el informe del ejército y mandó los
antecedentes a la Subsecretaría de
Derechos Humanos del Ministerio
del Interior considerando que era la
dependencia a la que correspondía
continuar la tramitación de los
pedidos de Carmen. Ésta interpuso
recurso ante la Corte Suprema el 8 de
setiembre de 1.995. El 8 de julio de
1.997 la petición recibió el apoyo del
Procurador General de la Corte
Suprema (Jefe del Ministerio
Público). El Tribunal se pronunció en
el sentido ya comentado.
El Estado Argentino, a través de su
máximo tribunal de justicia negó el
derecho a la verdad, a la información
y a la justicia. Violó normas del
derecho internacional que impiden
esgrimir normas internas para
incumplir disposiciones establecidas
en Tratados. La Comisión
Interamericana de Derechos
Humanos declaró admisible el caso
el 4 de mayo de 1.999 (caso 12.059).
En el marco de las gestiones
amistosas, a las que Carmen Lapacó
adelantó se avenía al promover su
denuncia, el Estado Argentina y los
denunciantes acordaron:
• El Estado argentino acepta y
garantiza el derecho a la
verdad que consiste en el
agotamiento de todos los
medios para alcanzar el
esclarecimiento de lo sucedido
a las personas desaparecidas.
Se trata de una obligación de
medio y no de resultado, que
se mantiene hasta tanto no se
alcancen esos resultados, en
forma imprescriptible.
Particularmente se acuerda
este derecho en relación a la
desaparición de Alejandra
Lapacó;
• El Estado gestionará que todas
las causas de esta naturaleza
sean de competencia de las
Cámaras Federales;
• El Estado gestionará la
formación de un cuerpo de
fiscales ad hoc;
• La actora congela su acción
internacional mientras se
cumple el acuerdo.
En el caso de la demanda de Carmen
Aguiar de Lapacó del
reconocimiento de su derecho a la
verdad y a la información con
relación a la detención desaparición
de su hija Alejandra, la Corte
Suprema de la Nación Argentina
dictó un fallo que violó en forma
flagrante compromisos asumidos por
el Estado y recomendaciones de la
Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. La decisión
provocó el rechazo de los
organismos de derechos humanos y
amplios sectores de la sociedad. Se
han promovido pedidos de juicio
político contra los jueces de la Corte
que votaron por el rechazo de la
pretensión de Carmen; entre ellos, el
iniciado por la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos. La
repulsa provocó un giro en la
jurisprudencia de la Corte que en el
caso de Benito Urteaga, con fecha 15
de octubre de 1.998 reconoció el
derecho a la verdad. Para evitar la
flagrante contradicción con lo
decidido en el caso Lapacó, sostuvo
que el habeas data sí era la vía
procesal pertinente. Se demuestra
que el rechazo del caso comentado lo
fue por cuestiones meramente
formales y no de estricta justicia.
También que la resistencia de los
organismos de derechos humanos,
con Madres de Plaza de Mayo Línea
Fundadora a la cabeza en este caso,
ha logrado que el Estado reconozca
derechos que su más Alto Tribunal
de Justicia había negado.-