You are on page 1of 11

c

c c cc



c
c
c

Actas del Seminario internacional sobre


"Jesús, el Maestro"
× 
    c

¦ c c   c   c


cc

cc   c  c

‘ntramos en el Nuevo Testamento y, más particularmente, en los evangelios.


‘l título dado a esta sección, «Jesús Divino Maestro», nos permite trazar un
verdadero y propio perfil de la figura de Jesús como    Vamos a
hacerlo en dos momentos(regrese al sumario)c

îc c  ccc  c

‘n el Nuevo Testamento se usa el término    58 veces, de ellas 48 en


los evangelios, prevalentemente aplicado a Je sús; y 95 veces el verbo
   enseñar, dos tercios de ellas en los evangelios, también en este
caso prevalentemente aplicado a Jesús. Por tanto Éste es por excelencia el
"maestro" de la comunidad cristiana. c

Semejante retrato lo esbozamos con tres tra zos:c

î . Jesús es llamado  Dos pasos entre otros, como ejemplo: Mc 9,5 y
10,51. ‘s un  que habla en público, como hacían los maestros de Israel:
en las sinagogas, en las plazas, en el templo. Jesús es un maestro rodeado de
  (discípulos), tiene su escuela. c

Además, Jesús usa las técnicas de los maestros, dispone de un cierto utillaje
pedagógico, didáctico. Sin duda tiene algo de original, sobre todo un aspecto
curioso digno de subrayarlo enseguida: diversamente de los otros  de
Israel, él se     Justamente lo contrario de lo que hacían los
 éstos se comportaban como los predicadores de Hyde Park: empezaban
a hablar en las plazas, y quien se dejaba convencer les seguía. Jesús va en
dirección opuesta. Los estudiosos hablan al respecto de una "discontinuidad"
del Jesús histórico con el mundo-ambiente y la cultura en que se movía. A los
discípulos les dice en los discursos de la última cena: «No me elegisteis
vosotros a mí, os elegí yo a vosotros» (Jn 15,16).c
3 . Jesús es un      Marcos (1,22) lo dice con frase incisiva:
«Les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados». ‘s un
maestro que se yergue no a fuerza de autoritarismo, sino con la autoridad del
acreditado. Otro paso de Marcos (12,14) es muy significativo: «Maestro,
sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie, porque tú no miras lo
que la gente sea. No, tú enseñas de verdad el camino de Dios». Retrato
estupendo del verdadero maestro, que no dobla las rodillas, no enseña según
conveniencias. ¡Cuántos maestros son falsos en este sentido! «Tú enseñas de
verdad el camino de Dios»: otra vez  y   unidos, y concretamente
 y   juntos.c

´ . La raíz de su enseñanza es     Dos pasos son emblemáticos al


respecto: «No hago nada de por mí, sino que propongo exactamente lo que me
ha enseñado ×    el Padre» (Jn 8,28), y «Al Padre lo conoce sólo el Hijo
y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Mt 11,27). La enseñanza de Jesús
es la enseñanza del misterio del Padre, es una enseñanza transcendente. c

Hemos visto algunos rasgos esenciales del retrato de Jesús Maestro.


Resumiendo: Jesús es un Maestro histórico, que usa las técnicas del mundo
donde está inserto (las parábolas por ejemplo), pero tiene ya algo de diverso y
de original, como la elección de los discípulos; además es maestro acreditado y
libre; por fin, es un maestro transcendente, que enseña una verdad más allá de
los confines del saber humano, pues dimana de una revelación. (regrese al
sumario)c

3c c c   cc  c  c

Por fidelidad a la simbólica de los números y al sistema didascálico frecuente


en la Biblia, podemos resumir en siete elementos las cualidades de Cristo
Maestro en acción. Con estos siete rasgos (naturalmente ejemplificativos)
intentamos representar las modalidades con las que Cristo enseña, cómo
presenta su mensaje.c

î . †      !   "   Cristo es el


anunciador perfecto de la sustancia del mensaje cristiano. Baste recordar el
primer pregón de Jesús (redaccional, claro está), tal como nos lo presentan los
Sinópticos y la primitiva catequesis cristiana. Lo encontramos bien formulado
en Marcos (1,15). Los contenidos del anuncio de Jesús comprenden cuatro
elementos: dos según la dimensión teológica y dos según la dimensión
antropológica.c

 «Se ha cumplido el plazo», o sea, según el verbo griego   # el tiempo


ha llegado a plenitud . Cristo afirma haber venido para dar sentido a la historia.
Como dice el título de un ensayo de Conzelmann sobre la teología de Lucas,
Cristo es  $  %  el punto del medio, el centro, el quicio del tiempo.
Afirmando que «se ha cumplido el plaz o», Jesús quiere decir: "Yo doy sentido,
con mi palabra y con mi acción, a toda la andadura secular de las obras
salvíficas de Dios". ‘l tiempo, compuesto de tantos elementos dispersos, de
tantos actos diseminados, recibe un nudo de oro que lo unifica y da sentido.c
 «‘stá cerca el reinado de Dios». ‘l término griego &  (del verbo
#  merece nuestra atención, pues tiene varios significados. Ante todo el
verbo está en perfecto y por tanto indica el pasado: quiere decir que el reino di
Dios ya está actuado, acaecido, instaurado en Cristo. Pero el perfecto en
griego indica una acción del pasado cuyo efecto perdura en el presente.
Quiere, pues, decir que el reino de Dios está aún en acción hoy. Además, el
verbo, semánticamente, indica algo concernie nte al futuro: está cercano,
próximo. Se subraya, por tanto, que el reino de Dios abraza todas las
dimensiones de la historia de la salvación. Nosotros estamos en el hoy, pero
participamos de un acontecimiento pasado, cuyo efecto actúa dinámicamente
en el hoy, a la espera de la plenitud, o sea de aquella cercanía que está
siempre en acción y que se completará sólo al final de la historia. ‘l reino de
Dios significa el proyecto de salvación de Dio, que atraviesa toda la historia.
‘stas son las dos dimensiones de la acción de Dios, que Jesús Maestro
anuncia: "el tiempo tiene su plenitud en mí", y "es un tiempo irradiado todo él
por el reino de Dios", o sea por la acción el proyecto de gozo, de libertad y de
esperanza que Jesús ha venido a anunciar. Por consigu iente:c

$  &  convertíos, enmendaos. ‘s la reacción que el creyente o


discípulo debe asumir: cambiar de mentalidad y de vida, tras haber escuchado
esta lección.c

'&  (    creed        como dice el griego,


retranscribiendo el hebreo. ‘n la Biblia el verbo del creer, el   rige la
preposición   que indica "apoyarse sobre" (literalmente, "basarse en"):
fundad vuestra vida sobre el evangelio. ‘n esta primera gran lección de Cristo,
Maestro del anuncio, encontramos también el contenido de nuestro anuncio:
debemos anunciar el reino. Y este anuncio genera conversión y fe; ha de ser
acogido en la fe y en la existencia. c

3 .) #     que usa la parábola, el símbolo, la narración, la
paradoja, la imagen fulgurante. ‘sto se ve leyendo los evangelios; no hace falta
añadir más. Respecto a nuestras escuálidas, grises, modestas predicaciones,
que pasan por encima de las cabezas de los fieles, Jesús hablaba ²como dice
un estudioso² pasando por los pies, las manos, el polvo de la tierra.
Consideremos, por ejemplo, Lc 11,11 -12: «¿Quién de vosotros que sea padre,
si su hijo le pide un huevo, le va a ofrecer un alacrán?». Jesús habla desde la
realidad: en Palestina hay un escorpión ²el alacrán blanco y vene noso²
parecido a un huevo, que anida en los pedregales del deserto. A partir de esta
imagen, construye Jesús de manera natural su lección sobre el amor del Padre.
Si tú le pides un huevo, jamás te dará él un escorpión que te envenene. Otro
ejemplo: Jesús va a presentar su propia muerte y su función salvífica; los
teólogos usarían (y con razón) todas las categorías de la soteriología..., y la
gente quedaría insatisfecha. Jesús, en cambio, parte del grano de trigo (Jn
12,24): «Si el grano de trigo, una vez ca ído en la tierra, no muere, permanece
él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto». ‘l morir y el entrar en el
sepulcro, comparado al morir de la semilla a la que sigue luego el tallo y la
espiga, expresa la fecundidad pascual de la muerte de Cristo, y también la del
creyente.c
Son ejemplares sus parábolas. ¿Cómo enseñar el amor mejor que con la
parábola del buen samaritano? Jesús saca brillo al relato cambiando la
acentuación desde la objetividad del prójimo: «¿Quién es mi prójimo?», a la
subjetividad: «¿Quién se hizo prójimo?», marcando así una radical diferencia
en la visión moral cristiana. Igualmente la parábola de las diez vírgenes, sobre
el tema de la tensión escatológica. Las parábolas de Jesús parten siempre de
la historia concreta, de la exist encia: hijos en crisis, porteros nocturnos,
relaciones sindicales (parábola de los trabajadores de la viña), jueces
corrompidos, previsiones meteorológicas, el ama de casa, los pescadores, los
campesinos, la polilla, los pájaros, los lirios, etc. ‘ste modo de hablar introduce
la Palabra de Dios en lo cotidiano, fecundándolo. c

Un refrán rabínico dice: «‘s mucho mejor una pizca de guindilla que un cesto
de melones». La enseñanza prolija como el cesto de melones, el hablar en tono
gris, incoloro, insípido no ag uanta el cotejo con la pizca de guindilla, que logra
dar sabor a un montón de comida. Jesús usó también la imagen de la levadura
y de la sal, enseñándonos así una comunicación sabrosa, vivaz, incisiva y
"narrativa". Hemos de recuperar, siguiendo a Jesús y a la Biblia, nuestra
capacidad de comunicación, las grandes dotes de la tradición cristiana para
anunciar la fe mediante el relato, la imagen, la belleza, la estética. Aprendamos
la lección de von Balthasar y de los grandes autores cristianos del pasado, p or
ejemplo san Agustín, que poseía todo el rigor incluso del lenguaje formal,
cuando era necesario, pero que acostumbraba hacer "teología del tú", del
diálogo: una teología -oración, con toda la riqueza de la comunicación humana,
que constituye una aventura extraordinaria del espíritu. ‘l mundo es rico, la
historia es siempre creativa, nuestro lenguaje va continuamente detrás de la
realidad. Borges, el célebre escritor argentino, tiene este verso: «    
! * +  ,  - ‘s siempre necesario un esfuerzo
para hacer el lenguaje ²sobre todo el religioso ² cada vez más cálido, más
dúctil. Jesús es un gran maestro también en esto. c

´ . ) #      que se adapta a nuestro lento caminar, a


nuestro gradual aprendizaje . ‘n el evangelio de Marcos encontramos un Jesús
maestro "progresivo", que paulatinamente lleva la luz al discípulo, pasando a
través de la oscuridad de las resistencias humanas. Primero lo conduce al
reconocimiento de la mesianidad («Tú eres el Cristo»: M c 8,27-29) y luego le
desvela la plenitud, al final del evangelio, cuando el pagano, centurión romano,
llega a la fe y dice: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios» (15,39).
¡Pero qué camino más largo hay que hacer! ‘l camino de la cruz. Jesús, que
es un maestro "progresivo", nos hace pasar de la oscuridad a la luz no de una
manera desconcertante, sino de modo paciente y lento. ‘l capítulo 9 de Juan
(el ciego de nacimiento) ilustra este camino con los títulos cristológicos usados
en progresión. Se parte de «ese que se llama Jesús » y se llega a la última
frase: «Creo, *  te doy mi adhesión, Señor»: es ya el descubrimiento de
Jesús como el * por excelencia, o sea como Dios.c

 . ) #   &  ‘n Lc 11, y más aún en Mt 23, Jesús se presenta


también como un maestro polémico, provocador, enojado. Sus siete "ayes" o
"maldiciones" (usadas según un género profético presente en Is 5,8ss) son un
testimonio de que el verdadero maestro no teme denunciar los males, como
hizo por su parte el Bautista: «¡No te está permitido!» (Mt 14,4). ‘l verdadero
maestro corre inclusive el riesgo de la impopularidad. Cristo fue condenado
también por sus palabras, auténticos latigazos. La expresión del Maestro
conoce no la rabia ni la cólera, que son un vicio, per o sí el enojo, que es una
virtud: Jesús nos ha revelado a menudo su mensaje mediante una palabra de
fuego, como él mismo ha dicho: «No he venido a sembrar paz sino espadas; he
venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera
con la suegra...» (Mt 10,34 -35). ‘ste aspecto hay que recuperarlo también en
nuestra comunicación religiosa. No está en contradicción con el precedente:
hemos de tener paciencia, pero también, cuando es necesario, hemos de
introducir la palabra que desconcie rta, la palabra de los profetas: decir "sí sí, no
no; todo lo demás viene del maligno" (cfr Mt 5,37). Por justa reacción a una
retórica o al énfasis del pasado (¡los grandes predicadores que aterrorizaban!),
non debe perderse la dimensión de la palabra que ataca, que no se deja
adulterar o mercadear (cfr 2Cor 2,17; 4,2); hemos de reconocer que la Palabra
de Dio es frecuentemente, como dijimos, ofensiva. c

D . ) #. &   !&  en el sentido auténtico del


término. Profeta no es quien ve de lejos, adivinando el futuro. ‘l profeta bíblico
es quien interpreta los signos de los tiempos; el hombre del presente, quien
actualiza la Palabra. A este respecto es ejemplar el sermón de Jesú s en la
sinagoga de Nazaret (Lc 4,16ss): toma la Palabra de Dios según Isaías; la lee y
la comenta. ¿Cómo? «Hoy ha quedado cumplido este pasaje ante vosotros que
lo habéis escuchado . ¡He aquí la actualización! ¡La Palabra di Dios se encarna
en un acontecimiento, en una persona presente! Todo el Nuevo Testamento va
en esta línea. ‘l Apocalipsis ²tantas veces presentado como el horóscopo del
fin del mundo² es una lección para las Iglesias de Asia Menor en crisis interna
y externa, perseguidas. La Iglesia de Laodicea, por ejemplo (cfr Ap 3,14 -22),
produce náuseas a Cristo. ‘s una imagen durísima, expresada con el verbo
& vomitar, indicando las bascas de Cristo ante una comunidad tibia.
Pues bien, a esa Iglesia en crisis la Palabra de Dios le llega con la función de
darle un sentido, de indicarle una meta. ‘l Apocalipsis, en efecto, no enseña 
! del mundo, sino la !  del mundo. No es la representación de la
destrucción, sino la del término hacia el que estamos orientados. ‘l profeta
enseña hacia dónde debemos caminar mientras estamos en la historia, en el
presente. ‘n este sentido nos da Lc 24,19 (episodio del viaje a ‘maús) la
definición de Jesús: «Un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante
todo el pueblo». Justamente eso es Jesús, "maestro profético".c

x . ) #  $ & Con una expresión paradójica, Lutero decía: Jesús
es el $ $ *  Moisés a la enésima potencia. La referencia va al
Discurso de la montaña, que es la plenitud de la / .0 «Jesús subió al monte,
se sentó y se le acercaron sus discípulos. Él tomó la palabra y   se
puso a enseñarles así» (Mt 5,1ss). ‘videntemente, el Discurso de la montaña
es una lección, y tiene lugar en un monte indeterminado (más aún, Lucas, más
atento a la historia, fija el discurso en un llano "campestre": Lc 6,17). Tal monte
para Mateo es el nuevo Sinaí. ‘sta lección marca el comienzo del "pentateuco
cristiano". Jesús no hace sino llevar a plenitud el mensaje de la / .0 el suyo
es un mensaje que no propone una ley limita da en su secuencia de apartados,
artículos o normas, sino una ley tendente al infinito. Jesús enseña la
radicalidad: «Sed buenos del todo...», no como un santo, sino «como es bueno
vuestro Padre del cielo» (Mt 5,48). Tal es el mensaje cristiano: un infinit o viaje
en el infinito misterio de Dios. No hay una meta de llegada, vamos siempre más
allá hasta entrar en Dios. La enseñanza del verdadero Maestro, del verdadero
Moisés cristiano, va unida a una "ansiedad" continua, a una superación
sistemática; hay que ir siempre allende. ‘s justo lo contrario de cierto tipo de
enseñanza nuestra, fundada tantas veces sólo en el buen sentido, con un
mensaje que podría ser el mínimo común denominador de todas las religiones:
una genérica y vaga solidaridad, una imprecisa f e sentimental en Dios. Al
contrario, el $ $ *  es radical. Teresa de Ávila tiene al respecto
dos observaciones: «Los predicadores hoy no mueven ya a conversión porque
tienen demasiado buen sentido y les falta el fuego de Cristo». Y tocante a la
oración dice: «Señor, líbrame de las necias devociones de los santos
cariacontecidos». ‘s necesario, pues, retomar el anuncio y el compromiso
radical del $ $ * c

Ë .) #      $  1   ¿Cómo anunciaban los
profetas en el Antiguo Testamento? Declaraban: « 2 .3 0 Así habla
el Señor», es decir, yo soy la boca del Señor. Jesús ha retomado esta frase,
pero deformándola de manera casi blasfema: « 4( && .*- : «pues yo
os digo»; «se mandó a los antiguos, pero yo os digo». Una palabra eficaz,
imperativa, extrema. Una palabra decisiva frente al mal; una palabra que
desafía los tiempos; una palabra eterna. ‘n este contexto es donde hemos de
entender la frase: «5  *     *  - (Jn 14,6) ‘s una
palabra supremamente "blasfema", porque se arroga todo lo que es de Dios.
Más aún, es una palabra tan divina que sigue resonando por los siglos,
mediante el ‘spíritu que Cristo manda a la Iglesia y a cada persona. c

Juan 14,26 refiere las palabras de la últ ima noche terrena de Jesús: el Padre,
en el nombre de Cristo, mandará el ‘spíritu Santo y « &    6 
       7 *  .  8  - ¿Quién es, pues, el Divino
Maestro que continuamente actúa en nosotros ahora, en la Iglesia , en cada
individuo y en la comunidad? ‘s el ‘spíritu Santo, mandado por el Padre en
nombre de Cristo, para "recordar". La memoria bíblica no es una evocación
pálida, no es la conmemoración de la fiesta nacional, sino la memoria viva,
operante, el memorial celebrativo y eficaz.c

c c cc



c
c
c

Actas del Seminario internacional sobre


"Jesús, el Maestro"
× 
    c

¦ c c   c   c


cc

c c
 
c c
La Iglesia es docente porque Cristo le ha dado este encargo obligatorio. ‘l
texto capital está en Mt 28,19 -20, particularmente el verso 20. Nos
encontramos ante el gran saludo, el testamento dejado por Cristo resucitado a
su Iglesia: «Id, pues,  & (nótese la raíz, de discípulo:  &
haced discípulos,   -0 de todos los pueblos, de todas las naciones.
"Haced discípulos", no sólo "amaestrad" o "enseñad", sino "haced discípulos".
¿Cómo? «1   - o sea, «enseñando», llegando a ser maestros  La
Iglesia tiene una función magisterial. Todos los discípulos tienen una función
magisterial.c

¿Y cuál es el objeto de la enseñanza? «‘nseñadles a guardar todo lo que os


mandé». No debo, pues, enseñar sólo un a specto del mensaje de Cristo, un
aspecto dulce o severo; debo enseñar todo el evangelio, que es fermento, sal y
semilla. Como decía Bernanos: «Cristo no nos ha mandado ser la miel de la
tierra, sino la sal de la tierra». La sal es áspera. «Cristo», continu aba el escritor
francés, «nos ha puesto en la mano una palabra que es como un hierro
incandescente. Imposible no quemarse». c

¿Qué hizo la Iglesia de los orígenes, tal como vemos por el Nuevo
Testamento? Consideremos brevemente algunos puntos. c

î . ‘n Hechos 2,42 (uno de los famosos sumarios de Lucas) tenemos un retrato


de la Iglesia de Jerusalén, sostenida por cuatro "columnas", que podemos
compendiar así:c

0 La enseñanza, la  ,&( (  «Cristo ²dice


paradójicamente Pablo en 1Cor 1,17 ² no me mandó a bautizar, sino a
dar la buena noticia». Lo primero es el anuncio. «Si no hay quien
anuncie, ¿cómo podrán creer?» (Rom 10,14); ¿cómo podrán llegar a los
sacramentos? Infelizmente, muchas veces nos hemos conformado con
la sacramentaria, olvidando que la pr imacía absoluta es el anuncio. Sin
el anuncio, el sacramento es magia. ¡Y cuántas veces en nuestras
iglesias se celebran sobre todo ritos, en los que la gracia de Dios llega
generosamente, sí, pero sin darse lo que el sacramento requiere, pues
el sacramento es diálogo, no magia. Falta, en efecto, la respuesta del
hombre, el    Vemos por tanto la importancia del anuncio:
 ,&( (  c
0  La    la comparticipación, es como el regazo del amor. No hay
aún sacramento, pero la Palabra engendra una fraternidad, una
comunión de amor. Sobre esto Pablo es categórico (1Cor 11): si no se
da la    fraterna, no se celebre la ‘ucaristía. Aplicando este rigor
en nuestras comunidades, deberíamos quedarnos casi siempre en la
mera liturgia de la Palabra... Porque la plenitud de la ‘ucaristía llega
sólo con la   c
0  La  #  es decir la fracción del pan, la ‘ucaristía. c
0  Las    comunitarias, o sea toda la vida espiritual de la
comunidad.c

‘ste retrato es importante para lograr entender también el orden de los valores:
 ,&       Por eso se dice en Hechos 5,21:
«‘ntraron al alba en el templo, y se pusieron a enseñar»; y en 5,42: «Ni un solo
día cesaban de enseñar en el templo y por las c asas, dando la buena noticia de
que Jesús es el Mesías». He aquí el anuncio: Jesús es el Señor, el Cristo que
anunciamos, el reino.c

Veamos aún cuál es el cometido, la herencia que recibimos de Cristo cuando


éste está para subir al cielo. ¿Qué deja él a su Iglesia? ‘l encargo de que
predique a todas las gentes «la conversión [enmienda] y el perdón de los
pecados» (Lc 24,47). Dos realidades inseparables, o una sola realidad con un
doble aspecto: de justicia y de amor. La   ( cambio profundo en la
existencia, una "torsión de la mente y de la vida" (Karl Barth); y luego el   (
de los pecados. Las dos cosas son inescindibles, como lo expresó Pascal
imaginando un diálogo entre Dios y el alma: «Si conocieras tus pecados ²le
decía Dios al alma², te desesperarías...». «‘ntonces ²replicaba el alma², si
tú me iluminas con tu Palabra, me desesperaré». Pero Dios respondía: «No te
desesperarás, porque tus pecados te serán revelados en el momento mismo en
que te sean perdonados». Así pues, conversión y perdón son contemporáneos:
delito, castigo y perdón, tal es la lógica del anuncio bíblico. c

3 . ,   ‘s verdad que en el Nuevo Testamento hay todo el peso y los


condicionamientos de la historia: por ejemplo el que la mujer "debe callar" en
las asambleas (cfr 1Cor 14,34). Con todo, Pablo, concluyendo la carta a los
Romanos (16,7), habla de mujeres que son (  0hay una tal Junías
llamada (   insigne del evangelio. Y encontramos otras muchas mujeres
anunciadoras del evangelio, maestras también en la fe .c

‘n la mañana de Pascua son ellas los primeros testigos de la resurrección: «Id,


decid a sus discípulos, y en particular a Pedro: Va delante de vosotros a
Galilea» (Mc 16,7). ‘llas son las primeras que deben anunciar la resurrección.
Más aún, la función de las mujeres consiste en ser las anunciadoras a los
propios apóstoles.c

Otro tanto significativa es la figura de María de Mágdala (Jn 20,17-18): «Ve a


decirles a mis hermanos: Subo a mi Padre, que es vuestro Padre », o sea:
"Vete a anunciar mi resurrección". «María fue anunciando a los discípulos: He
visto al Señor en persona, y me ha dicho esto y esto». Comunicó, pues, su
testimonio personal y la palabra del Resucitado. c

Así pues, en el anuncio cristiano hay espacio para el magisterio femenino. Una
Iglesia sin las voces femeninas es incompleta. Por supuesto, cada miembro de
la comunidad cristiana tiene sus funciones específicas, pero est a del anuncio
es para toda la comunidad eclesial. ‘n el sacerdocio ministerial y en el
sacerdocio común, algunos son maestros, algunos tienen otras funciones,
como recuerda Pablo enumerando la multiplicidad de los carismas... (cfr 1Cor
12). Pero todos deben tener su voz anunciadora del evangelio. ¡Ay de una
Iglesia que careciese de las voces femeninas! c

‘l Salmo 148 resalta el canto de toda la comunidad creyente, un coro formado


por voces graves (reyes, príncipes, jefes, ancianos), pero asimismo por la voz
blanca de jóvenes y doncellas y de niños. Jesús presentó también como
modelo a un niño (cfr Mt 18,2), poniéndolo en medio de los discípulos como
"maestro", pues típica actitud del maestro es estar en medio. También el niño
nos enseña la fe, justo con su ade mán de abandono.c

Todos deben ejercer el ministerio del anuncio. La Iglesia constituye una


auténtica sinfonía de voces, un mosaico polícromo: si faltan algunas teselas, el
mosaico resulta imperfecto. ‘s necesario, pues, hablar de la Iglesia docente
teniendo en cuenta tambié n la voz de las mujeres. (regrese al sumario)c


c
Al final de este análisis, más bien esquemático y didáctico, cabe sugerir
algunas propuestas o indicaciones par a ulteriores desarrollos. c

î .  6 *  0 tiene una génesis y un fin


transcendente, es una teofanía, una manifestación de Dios, a la que luego
siguen las palabras del enviado. Lo sugiere también Pablo en 1Cor 1,6 -7,
hablando del *  #†. #0 «Así se vio confirmado entre vosotros el
testimonio de Cristo, hasta el punto de que en ningún don os quedáis cortos ».
‘l P. Lyonnet nota que se trata de un genitivo subjetivo y no objetivo: es un
testimonio que Cristo mismo da de sí a los suyos. Ciertamente, es necesario
acoger esta gracia, inclusive mediante la contemplación, dejándose irradiar por
ella. A este respecto presenta aspectos interesantes la película   
   de Ingmar Bergman, con la historia de la c risis vocacional de un
pastor. ‘l sacristán comprende el drama de este pastor, que sigue siendo un
óptimo predicador, pero ha perdido la fe. Y es precisamente el sacristán quien
le ayuda, recordándole la experiencia de Cristo en Getsemaní y en el Calvario,
marcada por el silencio de Dios. ‘n nuestra vida llegará el momento en que no
se enciende la luz de la teofanía, pero Dios no nos abandona. Nunca caemos
fuera del calorcillo de las manos de Dios; somos siempre, como dicen los
profetas y los salmos, «obra de sus manos». A nosotros nos toca estar siempre
abiertos a esta luz; de lo contrario seremos sólo "propagandistas",
"publicitarios" del evangelio (algo muy diverso de anunciadores). c

3 . ?,     de nuestra "lección", son las acciones de Dios: Cr isto, el


reino Dios mismo. Por tanto, ante todo y sobre todo la Palabra, el misterio de
salvación revelado, la verdad del evangelio..., que es una Persona, un
acontecimiento, una acción que incide en la historia. c

´ . 4&  ‘s necesario, como nos enseña Jesús, adoptar un lenguaje


propio, conocer las técnicas del anuncio; es indispensable un adiestramiento
del hombre que se pertrecha a anunciar «con temor y temblor» (Flp 2,12),
como dice Pablo. Él intentó varios modos; alguno lo abandonó. La técnica de
Atenas, del Areópago, es diversa de la usada, por ejemplo, en Corinto. ‘s
precisa la inculturación. La relación entre teofanía y método es, en cierto
sentido, paralela a la de gracia y fe. La gracia es por excelencia don; sin ella
nos toca quedar en silencio . Pero cuando se enciende la gracia de la
revelación, hemos de responder con nuestra libertad y con todas nuestras
capacidades. ¡Cuántos actos de omisión, de descuido, de impreparación..., que
pueden ir desde la trivialidad a la superficialidad de tipo exe gético, teológico,
lingüístico, comunicativo, didáctico! ‘n este campo los Paulinos son maestros,
pero deben ser también discípulos. ‘l don divino se ha dado cuando habéis
elegido esta vocación porque os han llamado; pero a partir de aquel momento
empieza un compromiso que debe ser renovado continuamente. c

 . 4.   de nuestra lección cristiana. c

 Todos son sujetos con funciones diferentes, hombres y mujeres, apóstoles y


discípulos. Todos están llamados a ejercer el anuncio, en las formas más
diversas, incluso sin la palabra, con el compromiso de la caridad. c

 Destinatarios: todas las gentes, &  No sólo los grupos, las


comunidades, la Iglesia. Hemos de tener la respiración del mundo, sin miedo a
entrar en horizontes o en ámbitos que son del todo refractarios. Sólo que para
entrar vale siempre el principio precedente, el del conocimiento. c

 Destinatario es todo el ser humano, la globalidad de la persona. No está sólo


el anuncio de la palabra, sino también el anuncio del ejemplo, del testimonio: el
anuncio de la donación de la vida. ‘l "maestro" da la vida por la persona
amada, se da a sí mismo; el verdadero maestro es un testigo. c

D .     La enseñanza ²así debemos sentirlo profundamente ² es


como un acto de amor, que nace de la pasión. Quien no se siente afectado por
este estremecimiento interior no puede ser un verdadero maestro. ‘l magiste rio
nace del amor y tiende al amor. Decía un escritor -filósofo alemán del siglo
pasado, Ferdinand ‘bner: «Toda desventura en el mundo deriva de que
raramente los hombres saben decir la palabra justa. La palabra sin amor es
siempre una palabra errada y constituye ya un abuso humano del don divino de
la palabra». La palabra puede ser correctísima, fundada, motivada, pero sin
amor es ya una palabra que lleva en sí algo resquebrajado, es ya un abuso. c

Y este es el último elemento de nuestra consideración: hemos de ponernos las


pilas para ser discípulos de Jesús Divino Maestro, discípulos de un Fundador
que se ha llamado «Primer Maestro». ‘s necesario reencontrar al fin el regazo
de amor del que nace el comunicar. Un comunicar preparado, serio, con
objetivos precisos, pero que nace de esta atmósfera, que está inmerso en este
clima.c

Terminamos con una cita, un tanto larga, tomada del Pseudo -Dionisio
Aeropagita (VI siglo). ‘s acerca de la comunicación hecha con humildad y
amor:c

«No consideres victoria el usar la violencia contra una forma de culto o una
opinión. No es que por haber confutado inapelablemente a otro, sólo por eso, tu
posición sea ya buena...». Tu posición no es de suyo correcta, porque hayas
confutado al otro, porque le hayas derrotado. ‘so no es aún la verdad. «Si me
permites darte un consejo, haz así: Cesa de polemizar contra los otros y
háblales de la verdad en modo tal que todo lo dicho sea inatacable...». Aquí
tenemos la parte de la seriedad y de la preparación. Debe presentarse de
manera rigurosa el contenido del mensaje. «Tengo la conciencia ²prosigue el
texto² de no haber polemizado nunca contra griegos u otra gente, pues creo
que es suficiente, para hombres honestos, poder conocer y exponer lo
verdadero en sí mismo...». ‘stamos en la otra parte, la de la humildad, que
nace del amor, del convencimiento, como decía Galileo, de que «los hombres
saben poquísimo; alguno sabe un poquito más; quien lo sabe todo es
solamente Dios». Por ello concluye el Pseudo -Dionisio: «Cada uno dice poseer
la moneda regia (de la verdad), pero en realidad quizás tenga apenas una
imagen engañosa de una partecita de la verdad». c

Sí, tenemos una imagen engañosa inclusive de una partecita de la verdad. ‘sta
declaración un tanto paradójica está dicha para hacernos saber siempre que
nuestro conocimiento es como decía la antigua tradición greco -cristiana: «La
verdad es como una piedra preciosa: tiene mil caras: tú logras ver sólo algunas,
sólo Dios las ve todas».c

Con este espíritu, nuestra enseñanza será cada vez más respetuosa, pu es
toda la verdad sólo Dios la posee. c

You might also like