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GUÍA DIDÁCTICA
DE LA UNIDAD CURRICULAR
GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y
CULTURA
PRIMERA PARTE: PRESENTACIÓN
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN GESTIÓN AMBIENTAL
UNIDAD CURRICULAR: GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y CULTURA
GUÍA INSTRUCCIONAL
DESCRIPCIÓN:
El curso integrado Globalización, comunicación y cultura del Programa de
Formación de Grado en Ambiente se fundamenta en la discusión de modelos de
desarrollo socio-económico, con particular énfasis en el carácter global y
planetario de los problemas ambiéntales, referidos a las repercusiones en el
contexto latinoamericano en general y al venezolano en particular
Estas discusiones pretenden ubicar al estudiante en distintas visiones de la
globalización y distintas propuestas alternativas de integración, haciendo
especial énfasis en los procesos propuestos para la integración latinoamericana.
JUSTIFICACIÓN:
La economía de mercado viene transformando rápidamente sistemas humanos y
naturales, ecológicamente autosuficientes y equilibrados, en fracciones
dependientes de procesos y decisiones que tienen lugar a escala global. Su
impacto en el deterioro ambiental erosiona cada vez más la calidad de vida. Los
poderes económicos en un mundo globalizado que acompañan este proceso,
con la promoción de políticas ambientales que pregonan la sustentabilidad,
apelan a fórmulas gerenciales de eficiencia y productivismo en el manejo de los
recursos naturales, ignorando cualquier consideración relativa a la ética, las
relaciones de poder y la cultura.
INTRODUCCIÓN:
OBJETIVO GENERAL:
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
Las riquezas incalculables de petróleo, gas, minerales, agua, productos agrícolas y pecuarios y
recursos biogenéticos hacen de Sur América una de las más importantes despensas genéticas,
energéticas, alimentarias y culturales del planeta, con gran atractivo para los inversionistas
privados. Los grupos financieros internacionales, con fondos que han pasado por diversas
denominaciones –como petrodólares, eurodólares, euromonedas y préstamos financieros
internacionales–, hoy día incorporan un nuevo producto denominado los “derivados financieros”,
que son opciones de compra o venta de acciones o divisas para todo tipo de productos y que en
la actualidad alcanzan el novedoso y sofisticado mercado del control, exploración y explotación
de territorios.
Desde entonces, están visionadas varias redes y rutas de intercambio como la vía fluvial y
marítima que puede interconectar y avanza sobre el río Putumayo (Colombia) y llega hasta Rio
de Janeiro (Brasil). El oro, las esmeraldas, los productos agrícolas y pecuarios, la riqueza y
variedad biogenéticas, las riquezas energéticas e hídricas y, obviamente, la posición
geoestratégica fueron la base fundamental de esa anticipada y ambiciosa propuesta política y
comercial. El texto de Reyes, iniciado con la sentencia “En ninguna ocasión, como en la
presente, hemos vacilado tanto para dejar correr la pluma sobre el papel”, presagiaba el proceso
de ocupación, explotación y usurpación del territorio de nuestra América del Sur durante los
siguientes “cien años –ya no solo– de soledad”.
Desde el siglo XVI, América del Sur se perfilaba como uno de los más grandes e influyentes
poderes políticos de Europa y el mundo, y las redes y sistemas viales para el intercambio
comercial (fluviales, marítimas y de caminos reales y veredales) comenzaron a ser la
preocupación fundamental para esta naciente economía colonial.
“La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia”, como anotara
Gabriel García Márquez (3). Guerras de independencia, golpes militares, derrocamientos de
gobiernos democráticos, violencias de todo cuño, y un cúmulo de imposiciones políticas,
comerciales, financieras y culturales marcan el ritmo de la historia de este apetecido rincón de la
Tierra en el que las exigencias de la globalización económica del liberalismo a ultranza hacen de
nuestra América del Sur un territorio estratégico en lo político y lo económico.
Valores estratégicos
Todo este telón escénico es sucedido por un sinnúmero de intervenciones que fundamentan la
nueva ocupación. De 1904 a 1914(5), la Fundación Rockefeller proyectaba la gran misión de
conquista del “exótico paraíso selvático” del Amazonas. En 1924 se extendía sin fronteras el
“cordón sanitario” desde México hasta el norte de Sur América, con el fin de proteger la
incipiente pero lucrativa industria frutícola multinacional. La década del 30, como puede
apreciarse en el documento presentado por la Sociedad Americana de la Biblia (19 de mayo de
1931), presencia centenares de misiones evangelizadoras en busca de la salvación de este
tradicional “centro de impiedad latinoamericano”, y el espíritu filantrópico de la Fundación
Rockefeller inunda los campos paganos de nuestra América sureña.
El eco de los incas (sabios aborígenes) quedó para siempre atrapado en la expedición a los
Nascas, al Tiahuanaco y a las 3.000 millas de Cordillera Andina recorrida en la misión
investigadora de 1937. La “Venezuela Connection” de 1939, que culmina con la “Compañía de
Fomento Venezolana”, presagia también los actuales organismos y pactos comerciales (ALCA-
OMC).
Junto a todo esto, no se pueden olvidar programas de investigación y extensión agrícola como la
Corporación Internacional de Economías Básicas (IBEC, 1954), que inunda los campos de Minas
Gerais, Goias, Sao Paulo y Paraná (Brasil) para fundar la hoy conocida Isla Continental
Brasileña. El centro especializado de Investigaciones en Fruticultura en Petrolina (Brasil); el
Centro de Investigaciones en Agricultura Tropical (CIAT, en Palmira, Colombia), especializado en
estudios de maíz, algodón y yuca; los centros de estudios y bancos de semillas en el Tacna
peruano; los Observatorios de Energía Electromagnética (cerca de 44 en los años 50), en el sur
del Perú; y la construcción de Interconexiones Ferroviarias: Corumbá a Santa Cruz de la Sierra
(Bolivia, 1956); los corredores intermodales Centro, Norte y Noroeste del Brasil; y la gran Red
Fluvial Suramericana (SARS-IFSA) (6), que unirá el Atlántico con el Pacífico desde la
desembocadura del río Amazonas (Belém do Pará, Brasil) hasta Puerto Asís, en la parte
navegable del río Putumayo (Colombia), para llegar finalmente por tierra al puerto de Tumaco en
el Pacífico, junto con la hidrovía que conecta las costas venezolanas (Delta del Orinoco) con el
río de La Plata (Argentina, Uruguay) (ver mapa 1).
En igual forma, la posición geoestratégica (ver Mapa 2), no sólo en su red intermodal (ríos-
carreteras-ferrovías y mares) (8) sino también en sus conexiones a través de líneas de fibra
óptica, cableado terrestre y submarino, espacio radioeléctrico y demás sistemas de
telecomunicaciones (mapa 3), proyectan a América del Sur como un territorio de gran valor ante
los ojos e intereses del gobierno estadounidense y el capital financiero internacional.
Con sus 2’772.000 millas cuadradas, no pasa ignorada la grandeza del territorio amazónico.
Tampoco dejan de advertirse los 1’800.000 kilómetros cuadrados de la Isla Continental Brasileña
que, por sus características, gran extensión completamente plana, muy rica en agua potable
subterránea, interconectada por extensos ríos navegables, reserva productora de oxígeno y con
365 días al año de producción continua de energía solar, se proyecta como un territorio
estratégico para la producción de alimentos, primordialmente frutas, peces y ganado. Resaltan
también los territorios del Pantanal Brasileño y el “Chocó Bio-Pacífico”, dos de los bancos
naturales de reservas genéticas más biodiversos del planeta.
Desde los años 60, los Grupos Financieros Internacionales (GFI) han acumulado una enorme
cantidad de fondos en continuo crecimiento, que –pasando por diversas denominaciones:
petrodólares, eurodólares, euromonedas y préstamos financieros internacionales– en nuestro
tiempo deben ser ampliados para incorporar un nuevo ‘producto’ denominado “derivados
financieros” (9). Mediante títulos y obligaciones, se da un interjuego de apuestas entre los
propios especuladores, y entre estos y el público en general. Las pantallas del mercado
electrónico dan cuenta de este voraz mercado, y el espectáculo de la acumulación sin fronteras
puede ser asistido en “vivo y en directo” y de manera ininterrumpida desde 1985.
Estos “derivados”, que resultan de múltiples opciones de compra o venta de acciones o divisas,
se han extendido a todo tipo de productos y hoy día alcanzan el novedoso y sofisticado mercado
del control, exploración y explotación de territorios. Se configuran a partir de acuerdos o pactos
internacionales, que a la manera de una transacción comercial definen el precio actual del
territorio que se hará efectivo en una fecha pactada y en la cual debe ser entregado el ‘producto’
(territorio) con las transformaciones y condiciones pactadas.
En términos comerciales, estas transacciones –que pueden llamarse “contratos de futuro”– son
de bajo riesgo, ya que eliminan las fluctuaciones propias del mercado de intereses y capitales, al
definir con anterioridad las tasas de intermediación unidas a la “moneda dura” en la cual se
pactan, generalmente dólares. Operan igualmente con las mismas reglas de cualquier “oferta
pública de adquisiciones”, con la garantía de estar ordinariamente comprendidos en las “agendas
de desarrollo” definidas (no pactadas) por la banca multilateral a través de los organismos del
Sistema de las Naciones Unidas (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional), otros ‘pactos’
o acuerdos internacionales (Organización Mundial del Comercio, Alca) y los Estados que tienen
la jurisdicción políticoadministrativa del territorio objeto de la transacción. Adicionalmente se
realiza la transacción bajo una estructura bancaria conocida como off shore, que tiene lugar
fuera del territorio nacional, totalmente desregularizada y protegida o constituida por los llamados
“paraísos fiscales”.
Pero este novedoso mercado no sólo se rige por criterios típicamente económicos sino que
también se configura a partir de todo tipo de acuerdos y pactos de diversa índole: reformas
sociales, educativas, de seguridad social; fondos de inversión para el desarrollo, ajustes fiscales,
privatización de las empresas públicas, reformas pensionales, contratos sobre regalías derivadas
de la explotación e investigación de recursos energéticos y biogenéticos, políticas de desarrollo
científico y tecnológico, acuerdos sobre propiedad y patentes, concesiones para la construcción
y administración de infraestructura vial y comercial, planes y proyectos de interdicción e
intervención policial y militar, acuerdos y pactos internacionales sobre la propiedad, control y
explotación de recursos ambientales, y demás instrumentos que esta máquina creadora de
control, especulación y dominio internacional pueda imaginar.
De igual manera, para garantizar la sostenibilidad en el tiempo de dichos intereses, los gobiernos
que intervienen en dichas transacciones comerciales, se comprometen a desarrollar las reformas
legislativas necesarias que garanticen un pertinente “marco de legalidad” nacional e
internacional. Así, hemos asistido desde los años 60 al ajuste normativo más alucinado en la
historia de América Latina, que va desde publicitadas y pomposas “reformas constitucionales”,
expedición de leyes especiales de todo tipo (privatización de empresas, recursos hídricos,
energéticos, genéticos y ambientales, de minas y energía, de patentes, etcétera), y planes y
proyectos especiales de cooperación internacional que en la mayoría de las veces se diseñan
desde el Imperio (para el caso latinoamericano, el gobierno y Congreso de los Estados Unidos).
Los territorios que hoy salen al mercado bajo esta modalidad financiera, con determinadas
tipologías y características biofísicas, demográficas, económicas, sociales y culturales, deben ser
transformados o conservados de acuerdo con lo que espera o define para el futuro el nuevo
dueño-controlador. Así, los Estados deben prever inversiones tendientes a adecuar la
infraestructura y la ‘legalidad’ de los territorios durante el tiempo definido en el contrato:
construcciones viales, plataforma físico-tecnológica propicia para la vocación comercial,
productiva, de servicios o investigativa que se proyecta; desplazamiento de poblaciones –cuando
no la aniquilación– que puedan ser ‘obstáculos’ para los intereses del gran capital interesado en
el territorio; legislación que garantice, dentro de los marcos institucionales y normativos de cada
nación, el cumplimiento de lo pactado; las reservas presupuestales y planes de inversión, hechos
por los gobiernos, necesarios para cumplir con las obligaciones pactadas por el país, la región o
la localidad en que está ubicado el territorio, y naturalmente los compromisos políticos que
garanticen el éxito del proyecto.
Todas estas inversiones y acciones públicas, en tanto se cumplan y garanticen, agregan valor al
territorio. A tal nivel llegan, que en muchos casos se implementan operaciones militares (guerras
locales) para desplazar, controlar y aniquilar poblaciones, maniobras que son consideradas,
cuando son necesarias, como valores agregados.
Notas:
2. R. Reyes, A través de la América del Sur. Exploración de los hermanos Reyes, Ramón de
S.N. Araluce Editores, México, Barcelona, 1902.
4. S. Bolívar, Correo del Orinoco, edición facsimilar del periódico de 1818-1821, Gerardo Rivas
Moreno Editor, Bogotá, 1998.
5 G. Colby, Ch. Dennett, Thy will be done. The conquest of the amazon: Nelson Rockefeller and
Evangelism in the Age of Oil, Harper Collins Publishers, New York, 1995.
6. M. Ospina, Integración fluvial de Sur América (IFSA) – South American Riversay System
(SARS), Bogotá, 1997.
7. M. Moffet, “Un millonario audaz muerde un pedazo del Amazonas”. The World Street Journal,
1997.
8. CAF, Corporación Andina de Fomento, Los ríos nos unen. Integración fluvial suramericana,
Jorge Perea Borda Editor, Bogotá, 1998.
10. S.W. Hawwking. Historia del tiempo, Editorial Grijalbo S.A., Bogotá, 1989.
Introducción
Actividad 2
Para ello, los estudiantes debatirán en grupo los pros y los contras de las
diferentes “globalizaciones”, tomando en cuenta los aspectos antes señalados, y
luego se reflexionará colectivamente las múltiples consecuencias de promover
una posición u otra.
REALIDADES
EMPIRICAS
DIALÉCTICA se influyen
mutuamente
MODELOS
EXPLICATIVO
S
GLOBALIZACIONES
Actividad 3
Consiste en poder determinar, más allá de las diferencias ideológicas ya
identificadas con anterioridad, cuáles son las características comunes entre
todas las formas de globalización, y su relación con los procesos de
“integración”.
- Integración de los
Pueblos - Lucha por el Patrimonio
- Alianzas Sur- Sur ecológico de la
- Estudios Culturales Humanidad
- Preservación de las - Preservación de la Capa
Identidades de Ozono, la Amazonía,
(Diversidad) y Modos de los Océanos
Vida diferentes - Preocupación por el
- Movimientos y Redes Cambio Climático y la
Globales Alternativas pérdida de recursos
- Propuestas y
experiencias post-
Actividad 4
Se busca reconocer en lo social, la visión sistémica que se identificó en el
mundo natural, con la complejidad adicional que le aporta la voluntad humana.
Se trata de que los estudiantes logren ubicarse - en tanto ecólogos sociales – en
el entramado natural, humano, comunitario e institucional donde realizarán su
actividad profesional, así como los elementos éticos y políticos que ésta
ubicación comporta.
Para ello, mediante una discusión abierta, a través de una lluvia de ideas, se van
perfilando y organizando los principios de acción (axiomas) y los ámbitos de
acción, según la experiencia propia de los participantes, a fin de determinar los
componentes éticos, metodológicos y de aplicación del conocimiento, que debe
conocer toda persona que investigue realidades desde la óptica de la ecología
social. Posteriormente, a través de una lectura guiada de la última parte del
Capítulo 1 del texto de “Ecología Social” de los autores Gudynas y Evia, se
reorganizan los principios y ámbitos anteriormente considerados, para
finalmente aplicarlos –en tanto conceptos- a ejemplos extraídos de la
cotidianeidad propia de los participantes, que se registrarán por escrito en
pápelografos, a fin de compartirlo colectivamente. También podrán usarse
mapas mentales para sintetizar las ideas clave requeridas para la adecuada
comprensión del tema.
LA ECOLOGÍA SOCIAL
AXIOMAS METODOLÓGICOS
SE DETERMINAN CON
PARTICIPACIÓN DE LOS
INVOLUCRADOS
Tecnología a Tecnología
Escala equitativa,
Humana, para social y
el Desarrollo ecológicament
Humano e sustentable
AXIOMAS DEONTOLÓGICOS
(de Aplicación del Conocimiento)
III. TERCER TEMA
1.- El modelo de producción agropecuaria como parte del modelo económico nacional.
De no haber sido por la rebelión popular de diciembre de 2001, la Argentina se encaminaba, por
vía de esta política de sumisión al capital financiero internacional, hacia la dolarización, la
entrega de territorio por deuda (en función de la vieja apetencia norteamericana sobre la
Patagonia y la Antártida Argentina) junto a la represión militar y policial a los pobres y
hambrientos, es decir el inicio real de la disolución física de la nación. Una vez más en nuestra
historia el pueblo salvó la nación, nación que 'su' clase terrateniente-financiera detesta y desea y
ha deseado, entregar continuamente al extranjero.
Es en esta perspectiva que el monocultivo de soja transgénica debe ser abordado como un
emergente de la transformación neocolonial de la Argentina y no como causa de la misma. Si
bien la expansión aparentemente incontrolable del monocultivo de soja transgénica forrajera es
un grave problema que está afectando nuestra economía, la misma podría ser reemplazada por
otro commoditie que ocupara su mismo rol, como materia de producción 'nacional' únicamente
para las necesidades del mercado mundial.
Durante su omnipotente reinado, J. A. Martínez de Hoz fue muy claro respecto de los planes que
para la nación tenía el nuevo mando capitalista por el representado -el Grupo Perriaux- así en
1977 señaló: 'Si la Argentina va a producir acero o galletitas lo va a decidir el mercado'. Por
supuesto el 'mercado', es decir los dueños del mercado -las 40 o 50 empresas multinacionales a
quienes se entregó la riqueza de la nación, dueñas de la Argentina- decidieron que produjéramos
y exportáramos soja forrajera, petróleo crudo, gas natural y caramelos de Arcor (parecen ser
más apetecibles que las galletitas), haciendo realidad la profecía del creador de la deuda externa
moderna.
Entre las consecuencias de esta política -desarrollada sin solución de continuidad por los
sucesivos gobiernos habidos desde 1976 hasta el 19 y 20 de diciembre de 2001, con la solitaria
excepción del año de 1984 cuando Bernardo Grinspung intentó una política diferente de retorno
al modelo de desarrollo nacional, antes de ser barrido por el célebre gatopardismo alfonsinista.
Desde entonces las políticas económicas aplicadas destruirían una tras otra las
transformaciones revolucionarias de la sociedad argentina realizadas por Juan Perón entre 1945
y 1948. De tal forma las políticas neoliberales y neocoloniales aplicadas producirían:
- La destrucción física de la clase trabajadora, que se había vuelto en ingobernable entre 1945 y
1973, reduciendo su número de 6.000.000 en 1976 a menos de 1.000.000 en diciembre de 2001
y generando una política de desempleo creciente y de marginalización de la población que ha
producido que entre 1990 y la actualidad a tasa de desempleo y subempleo alcanzara a casi un
40% de la PEA (la mayor de la historia argentina) es decir mucho más de la mitad de la
población total del país, como política central de disciplinamiento social.
Esta política aplicada con altas dosis de terror combinando el terrorismo de Estado genocida y
luego el terror económico de las hiperinflaciones, daría como resultado la destrucción física de
dos clases sociales argentinas; la clase obrera industrial y la burguesía industrial independiente
representada en el proyecto de la CGE y Perón, así como allanaría el camino a la entrega del
patrimonio nacional que de otra manera habría sido resistido por la mayoría de la nación
argentina.
Ya en 1971 la burguesía industrial vinculada al capital multinacional asociada en la UIA era muy
clara respecto de su visión del país futuro, el presidente de la UIA, Elvio Coelho había hablado
blanco sobre negro con el sociólogo norteamericano James Petras, por entonces de visita en la
Argentina: 'A pesar de todo, no creo que ellos (los guerrilleros.AJL) fueran el motivo central del
golpe militar que se planeaba en la Argentina (el de 1976. AJL). Ya en 1971 me había
impresionado un diálogo que mantuve, si mal no recuerdo, con Elvio Coelho, entonces
Presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA). Yo le preguntaba porque no se lanzaban a la
industrialización como en Brasil. `-Porque los sindicatos son demasiado fuertes y eso nos llevaría
a una guerra civil- contestó. - Pero, ¿porqué no lo intentan? -Porque podemos perder - dijo.'(21)
Juan Alemann confirmaría luego de producido el genocidio, en 1979, la preferencia de la gran
burguesía por esta política: 'Con esta política (la represión y los 30.000 desaparecidos. AJL)
buscamos debilitar el enorme poder sindical que era uno de los grandes problemas del país. La
Argentina tenía un poder sindical demasiado fuerte, frente al cual era imposible el florecimiento
de cualquier partido político, porque todo el poder lo tenían ellos.(..) Hemos debilitado el poder
sindical y esta es la base para cualquier salida política en la Argentina..' (22)
Estas infames palabras no fueron de balde: el 56% de los 30.000 desaparecidos eran dirigentes
sindicales de base.
Esta política dejaría entonces como ganadores a la burguesía terrateniente y a las empresas
multinacionales con el capital financiero asociado a ambas, con la consiguiente devastación y
saqueo nacional que las cifras y la realidad muestran. Como ejemplo de esta nefasta
consociación cabe señalar que 17.000.000 de Hectáreas son ya propiedad de empresas
extranjeras y que empresarios 'argentinos' (Macri, Fortabat, Roggio, Pérez Companc, Techint,
Eunekián, etc.) poseen casi 150.000 millones de dólares depositados en el exterior. Es en este
modelo de rediseño de la nación que los vencedores del largo conflicto 1955-1976 realizaron,
que se enmarca la aparición del monocultivo de soja transgénica forrajera.
Hay quienes señalan que esta situación se produjo por responsabilidad de la ausencia de Estado
hacia la política agropecuaria, nosotros creemos que ese es el efecto de una política buscada,
en realidad de una política de Estado hacia el agro y la economía en general. Es decir devolver
la conducción del proceso económico a la burguesía terrateniente y al capital multinacional con
el sector financiero asociado. De allí que la Argentina haya dejado de producir alimentos para su
población y materias primas para su industria exportando el excedente, para dedicarse a hacer
aquello que el 'mercado mundial demanda' y que favorece a la burguesía terrateniente, hoy
como ayer palanca de dominación imperial en la Argentina.
Desde 1967, fecha en que el dictador Onganía promulgara la 'Ley' Raggio modificando la ley de
arrendamientos rurales y que expulsara a decenas de miles de productores pequeños y
medianos de las tierras que habían trabajado honestamente desde que en 1945, Perón prefiriera
una ley de congelamiento de arriendos en lugar de una Reforma Agraria como propiciara al
comienzo de su gobierno, la política del poder económico ha sido expulsar chacareros -a
quienes H. Huergo defensor de Monsanto, socio de Henry Kissinger y director de Clarín Rural,
los llama 'chacrers', no pudiendo disimular su preferencia por la incorporación de nuestro país a
los EE.UU.- y concentrar aun más la propiedad de la tierra.
Fue el Ing.,. Ingaramo, miembro del equipo de D. Cavallo, quien señalara en 1990: 'en la
Argentina deben desaparecer 200.000 productores agropecuarios por ineficientes': casi lo logra:
entre 1990 y 2001 desaparecieron 160.000 productores, el 35% de ellos en la pradera
pampeana, peor aun: desde la antedicha Ley Raggio en 1967 hasta el 2001 se perdieron
260.000 productores. Mientras tanto el sector terrateniente recuperó y amplió sus tierras: el
49.6% de la tierra del país pertenece a 6900 propietarios.(2) Si pensáramos en términos de una
familia tipo -cosa no del todo cierta ya que 'nuestros' terratenientes suelen ser muy prolíficos-
hablaríamos de menos de 28.000 personas dueñas de la mitad de las tierras cultivables de la
nación. Ni Rivadavia con su Enfiteusis pudo hacerlo mejor.
Ha sido una política de Estado, disolver la JNG, la JNC, el INV, entregar al capital multinacional
el comercio exterior argentino, los puertos de embarque de nuestra producción, destruir los silos
y plantas de almacenamiento de la JNG, destruir y privatizar los FF.CC.-único país en el mundo
que destruyó su red ferroviaria, la mayor de América Latina- privatizar las rutas construidas por la
nación y las provincias, privatizando -y encareciendo- el transporte de nuestra producción.
Fue el Estado quien eliminó los precios sostén y compensatorios que permitían estimular
determinadas producciones necesarias para el país, corregir distorsiones y proteger al pequeño
y mediano productor de la voracidad del 'mercado' -los terratenientes y la banca privada-, fue
una política deliberada destruir el INTA, vaciarlo de contenido y rol, entregando el germoplasma
nacional y sus estudios agroecológicos argentinos -una riqueza de carácter estratégico y
geopolítico- a las multinacionales granarias y agroquímicas, poniendo en riesgo la soberanía
alimentaria y el control independiente de la producción agropecuaria nacional.
Fue el Estado -a través del Ing. Felipe Solá- quien autorizó en 1996, sin estudios previos que los
avalaran, los cultivos transgénicos transformado a nuestro país en el mayor productor de los
mismos en el mundo, contaminando de manera irreversible nuestro ecosistema y produciendo
afectaciones desconocidas al futuro del mismo y a la salud del pueblo argentino.
Fue el Estado quien privatizó el petróleo nacional -único país sobre la tierra que entregó su
petróleo a otro sin haber sido invadido militarmente- dejando de producir combustible barato para
el agro y la industria: Repsol (de España) prefiere importar gas oil y exportar petróleo crudo,
quedándose con la diferencia. De tal forma ningún cultivo que necesite más de una labor -la
mayoría- incluidos algunos estratégicos como el maíz, el algodón, el arroz o el girasol, pueden
competir con la soja RR que legitimara el inefable Felipe.
Es el Estado quien no aplica ninguna política de modificación diferencial de las retenciones para
permitir el cultivo de otras producciones, y permite que el glifosato cueste un tercio de lo que vale
en los EE.UU., difundiendo masivamente su uso, mientras que los EE.UU., mediante una política
de precios sobre los agroquímicos y la semilla transgénica, sólo produce un 40% de soja
transgénica del total de la soja producida. Nosotros que parecemos más norteamericanos que
ellos producimos el 99% de soja RR.
Es el Estado quien no practica una política de defensa de los pequeños y medianos productores
que no pueden acceder al paquete de alta y cara tecnología que implica el paquete de Siembra
Directa, control de malezas con Glifosato y cultivo de soja RR, modelo que arrasa las
poblaciones rurales, destruye el empleo rural, pauperiza, precariza a los trabajadores y expulsa a
los pequeños productores. Según cifras del CNA 2002 la explotación media de la región
pampeana pasó de 257 has en los '80 a 538 has en los '90. Para quienes desean que seamos
como los norteamericanos allí la propiedad media actual es menor a 250 has y en la Unión
Europea la misma orilla las 10 has,(2) es decir nuestra política agraria -pese a lo que sostiene el
lobby sojero-monsantiano- va a contramano de la política agraria de los principales países del
mundo. No de lo que ellos nos dicen que hagamos por cierto, sino de lo que realmente hacen en
sus países que es lo realmente importante.
Ha sido la política del Estado de beneficiar la expansión del monocultivo de soja en detrimento
de otras producciones la que ha permitido que se haya reducido más del 44,1 % de la superficie
cultivada de arroz, más del 26,2 % de maíz, más de 34.2 % de girasol, más del 3.5 % de trigo, 10
veces la superficie de algodón (de 700.000 has a menos de 70.000 Has), que hayan cerrado el
27.3% de los tambos(2)(3), que zonas como San Pedro en la provincia de Buenos Aires hayan
perdido el 50% de los montes frutales y plantaciones de vivero para ser reemplazadas por
cultivos de soja RR, con la aparición del hambre y el desempleo desconocido hasta entonces(4).
De la misma manera sólo entre 1998 y 2002 el área forestal se redujo en más de 510.000 has(5),
aun cuando un informe reciente señala una reducción sólo para Santiago del Estero de
2.768.000 has hasta el 2004.(6) Por las mismas razones, cultivos directamente vinculados a la
alimentación popular como la papa, la batata, la lenteja, la arveja, distintos tipos de maíz y de
hortalizas han visto reducidas enormemente su producción y área de cultivo.
Ha sido esta política de Estado la que ha permitido que la Argentina dejara de producir la 'mejor
carne del mundo' criada a campo y con pastoreo a cielo abierto y que en lugar de prepararnos
para abastecer y ganar posiciones en el gigantesco mercado asiático emergente y en expansión,
que alberga más de la mitad de la población mundial, nos transformáramos en proveedores de
forraje barato para quienes se preparan a abastecer dichos mercados con ganado criado con
'commodities' producidos en nuestras pampas. Hoy los EE.UU., China y la Unión Europea
exportan carne a dichos mercados mientras nosotros producimos soja transgénica forrajera para
alimentarles el ganado. No sólo eso: cuando la enfermedad de la 'vaca loca' arrasara la
producción bovina europea, nuestros funcionarios, movidos por la misma mentalidad colonial que
nos gobierna desde 1976, corrieron presurosos a auxiliar a nuestros competidores con semen y
reproductores de nuestros mejores planteles ganaderos. ¿Viveza criolla?
En síntesis lo que queremos señalar es que no es que el Estado ha estado ausente sino que el
mismo estuvo presente con una política que produjo estos resultados. Se requiere cambiar la
política del Estado hacia el campo por otra política activa, nacional, que reoriente la producción
agropecuaria en función de las necesidades del país y no de las empresas multinacionales que
hoy gobiernan nuestra producción agraria. Es decir volver a pensar en el mercado interno como
eje de nuestro desarrollo. Eso implica entre otras cuestiones, una política de retenciones
diferenciales, precios sostén y compensatorios, protección de producciones mediante subsidios y
créditos especiales, protección del pequeño y mediano productor, entrega de tierras, una política
de recolonización agrícola, de control sobre las propiedades extranjeras sobre nuestra tierra, la
recuperación de una política soberana de semillas y de defensa de la producción de las mismas
por el productor, devolviendo al INTA el papel histórico jugado en el desarrollo de una tecnología
nacional agropecuaria y el control y secreto sobre sus investigaciones.
1.- Sociales
La 'sojización' extrema de la Argentina (en 2004: 34.5 millones de TN, sobre un total de 70
millones de TN de granos, el 49.5%; 14 millones de has sembradas, el 54% del total del área
sembrada) amenaza en principio con dos catástrofes a la nación: una ambiental y otra social. No
puede dejar de advertirse una tercera posible en el plano económico, si al constituirse la soja en
un monocultivo, por alguna razón los principales compradores de nuestra producción -China y la
UE- dejaran de hacerlo.
La catástrofe social está a la vista. A lo largo de su historia el pueblo argentino casi no conoció el
hambre masivo. Pese a que las políticas regresivas implementadas luego de 1955, produjeran
importantes bolsones de pobreza regionales, es posible señalar sin embargo, que en el largo
período histórico de 1945 a 1990 el pueblo argentino desconocía el hambre generalizado.
Hoy la situación es irreconocible: la Argentina el otrora 'granero del mundo', el país de la 'mejor
carne del mundo', posee a su población hambrienta, mal alimentada y con altos índices de
indigencia. Entre 18 y 20.000.000 de personas (el 50% de una población de 38.000.000) se
encuentran bajo el nivel de pobreza; de 4.500.000 a 6.000.000 son indigentes (es decir que
pasan hambre extremo) y cerca de 4.5000.000 están desempleados.
La Argentina produce la mayor tasa de alimentos por habitante del mundo con sus más de 70
millones de toneladas de granos, sus 46 millones de cabezas de ganado bovino, una cifra similar
de ovinos, otra mayor de porcinos, una importante producción láctea, que arrojan 3500 Kg de
alimentos-hab-año. Sin embargo tal masa de productos alimenticios es testigo del mayor hambre
y genocidio social de nuestra historia: hoy, y en forma ininterrumpida desde 1990, en la
Argentina se asiste a un verdadero genocidio social: 55 niños, 35 adultos y 15 personas mayores
mueren diariamente por razones o enfermedades vinculadas al hambre(9). Lo que arroja la
escalofriante cifra de 450.000 personas muertas de hambre entre 1990 y 2003. Un verdadero
genocidio social que empalidece el realizado por el terrorismo de Estado realizado por la
dictadura militar con sus 30.000 detenidos-desparecidos.
Al mismo tiempo la degradación de las condiciones del trabajo y del empleo a que hicimos
referencia, ha producido una pérdida marcada de los derechos laborales y sociales conquistados
por los trabajadores en más de un siglo de luchas: el salario promedio de abril de 2004 es de
552$ mensuales, mientras que la línea de pobreza se encuentra en 789$, es decir que el grueso
de los trabajadores ocupados cobran salarios un 30% por debajo de la línea de pobreza. O lo
que es lo mismo el trabajo no impide salir del hambre. Agravando la situación según cifras del
ministerio de Trabajo el 47% del empleo en el país es informal.
La propagación de los híper y súpermercados -los cuales sólo en el conurbano bonaerense entre
1990 a 2000, produjeron el cierre de más de 400.000 comercios familiares, es decir alrededor de
1.600.000 puestos de trabajo perdidos(10)- y las redes de minimercados vinculados a los
anteriores, impiden el libre acceso de la población a los alimentos. A esta situación debe
sumarse que el grueso de los pobres son urbanos, en general desempleados industriales o sus
hijos -en algunos regiones y asentamientos ya hay dos generaciones de desempleados- sin
acceso a la posibilidad de cultivar sus alimentos, debido a la pérdida de conocimientos rurales de
una población que es mayoritariamente urbana y a la ausencia de tierra propia para sembrar.
Estos factores coligados impiden la otrora saludable autonomía alimentaria de los argentinos. La
no eliminación o sensible reducción del IVA a los productos de la canasta familiar juega en el
mismo sentido.
Esta situación será aun más grave si se legaliza producción de maíz RR (también transgénico y
resistente a glifosato) que produce la empresa Monsanto, que no sólo duplicará -por lo menos-
los 150 millones de litros anuales de herbicida glifosato que se usan en el sistema bajo análisis,
sino que además por ser el maíz una planta de polinización cruzada, no existirá para el productor
la posibilidad de eludir la compra anual de semilla a la empresa, compra que hoy de alguna
manera se elude en la soja RR mediante la llamada 'bolsa blanca,' situación que de alguna
manera evita el control monopólico sobre la simiente y permite cierta tolerancia del sistema para
los productores sobrevivientes de medianos recursos. En el caso del maíz -y es esta la razón del
chantaje de Monsanto sobre el gobierno al anunciar su retiro del negocio de la soja RR- la 'bolsa
blanca' no será posible y toda autonomía del productor respecto de la simiente desaparecerá.
Todos los críticos del monocultivo de soja RR coincidimos en general que, sin dejar de ser grave
el tema de la contaminación genética irreversible que presenta la propagación de la soja RR, es
en el paquete tecnológico que la acompaña donde se encuentra el mayor peligro.
Preocupación que parece estar empezando a llegar al INTA, luego de un largo silencio;:
'Estamos experimentando algunos problemas de resistencia de malezas, pero no están todavía
en una escala tan grande como para afectar los rendimientos seriamente o para poner en peligro
el futuro del cultivo de soja', dice Carlos Senigalesi director de proyectos de investigación del
INTA. El cree que es la tendencia de los productores a cultivar nada más que soja, más que la
prevalecencia de los cultivo GM, lo que se encuentra en la raíz del problema. 'La monocultura no
es buena para los suelos o para la biodiversidad y el gobierno debería empujar a los chacareros
a retornar a la rotación de cultivos, dice Senigalesi. 'Pero aquí todo fue dejado al mercado. Los
productores no tienen una apropiada orientación por parte de las autoridades. No hay subsidios,
ni precios sostén. Pienso que debemos ser el único país del mundo, donde las autoridades no
tienen un plan apropiado para la agricultura, sino que lo dejan todo a las fuerzas del
mercado.'(11)
También con retraso la dirección del INTA expresó en diciembre de 2003 su preocupación por la
situación creada, al señalar 'el desordenado proceso de desarrollo de la agricultura', y que 'dado
que no hay señales de mercado asociadas con las dimensiones social y medioambiental, estas
son generalmente ignoradas en el proceso decisorio, generándose distintos desequilibrios. El
restablecimiento de los mismos requiere la incorporación de estos costos adicionales de manera
de garantizar la sustentabiliadad tanto de recursos naturales como la del tejido social que integra
los sistemas de producción'. Advirtiendo que 'si nada se hace la declinación de la producción
sería inevitable y que el stock de recursos naturales del país sufriría una degradación
-posiblemente irreversible- tanto en cantidad como en calidad.' Reclamó cambios en las
prácticas agrícolas en la pradera pampeana, señalando que la combinación de siembra directa
con el monocultivo de soja no era compatible con la sus tentabilidad de la agricultura.'(12)
Entre los costos ambientales que señala el INTA, habría que ubicar en primer lugar -por su gran
costo en vidas- a las inundaciones de Santa Fe de 2003, consecuencia casi directa de la
expansión del sistema SD-Soja RR-Glifosato por el Norte de Santa Fe, el Sur de Santiago del
Estero y el Norte de Córdoba, que implicó el desmonte sin control de la vegetación arbustiva
existente, vegetación que retenía gran cantidad de agua y a la propagación del sistema de
Siembra Directa -no labranza- que si bien disminuye la erosión hídrica -hecho incontrastable y su
mayor mérito- aumenta de gran forma el escurrimiento superficial de agua. Esto unido al
corrimiento de las isohietas de 600 hasta 750 mm hacia Santiago del Estero -en un ciclo húmedo
de incierta duración- que aumentaron enormemente el caudal de agua arrastrado por la Cuenca
del Río Salado, todo sumado a la absoluta inacción del gobierno de Santa fe y la destrucción de
los entes de regulación y control de aguas que la política de destrucción del Estado antedicha
ocasionara.
Pese a los argumentos desaforados de los que hablan de la 'segunda revolución' de las Pampas'
-a pesar que nunca conocimos de la existencia de una primera- los resultados sociales de la
expansión del paquete soja RR-Glifosato-Siembra Directa está produciendo hechos que más
bien hablan de una contrarrevolución de las Pampas o de una segunda etapa de desarrollo del
capitalismo agrario argentino, tanto o más expulsivo y concentrador de la riqueza y la tierra que
aquel que se produjera entre 1862 y 1880 y que diera por resultado los tres genocidios
constituitivos de la República liberal-conservadora, que nos atara a la globalización Británica de
la segunda mitad del siglo XIX, contra la cual habían luchado nuestros patriotas fundantes desde
1806.
Primero fue el genocidio de los federales realizado por Mitre y Sarmiento, en su 'disciplinamiento'
a sangre y fuego del interior (entre 8.000 y 11.000 paisanos pasados a degüello por Sández,
Irarzábal y Paunero, equivalentes a más de 200.000 argentinos de 1976), seguido por el de los
paraguayos, negros y criollos de ambos lados masacrados en la Guerra de la Triple Alianza
(750.000 varones paraguayos asesinados o remitidos como esclavos a Brasil, sumados a varios
miles de argentinos muertos en la guerra) y el genocidio Mapuche realizado en la mal llamada
'Conquista del Desierto' (en realidad robo de las tierras Mapuches y Pampas) por el genocida
Julio Roca.
Un reciente trabajo de los Dres., G. Botta y D. Selis de la UNLP muestra de alguna manera las
conexiones existentes entre la primera contrarrevolución de las Pampas y esta segunda. (15)
Según los autores el paquete tecnológico de referencia vinculado al cultivo de soja RR, está
produciendo: una fuerte disminución del trabajo agrícola permanente y por ende del número de
trabajadores rurales; un aumento de los trabajadores agrícolas temporarios; una fuerte
concentración de la tierra; una disminución del número de explotaciones agrícolas; un marcado
aumento de la pobreza; la marginalidad; la precarización laboral y el hecho novedoso
consecuencia de los dos primeros factores, cual es la expulsión del proletariado rural de los
campos y su localización como población marginal y miserable, no sólo en las grandes ciudades
sino ya en las propias aldeas o poblados rurales, no pudiendo ser absorbido por una industria
devastada, constituyendo así un nuevo núcleo de desplazados y hambrientos en la masa de
desocupados que pueblan la Argentina y que se observan en la mayoría de las ciudades y
pueblos del país y en particular en la distribución de los planes Jefes y Jefas de Hogar.
Los autores señalan un hecho estructural de la técnica de la Siembra Directa como causante de
esta tragedia social (que algunos llaman progreso -o más cínicamente como 'costos del
progreso' y que los técnicos del BM, del FMI o de la Escuela de Chicago denominan 'tasa de
sufrimiento del ajuste estructural'.
La desaparición de labores y preparación del suelo durante todo el año que la nueva técnica trae
aparejada se observa en que el Tiempo Operativo de la Labranza Tradicional era de 3hs-
Hombre-Ha, en la Siembra directa es de: 40Minutos-Hombre-Ha. Esta reducción implica la
pérdida de 4 de cada 5 puestos de trabajo en la agricultura bajo el régimen de Soja RR-SD-
Glifosato.(15)
De alguna manera la SD repite la misma tasa de desempleo que ocurriera con la aparición de la
robotización y la automatización a partir de los '80, también allí la tasa de desempleo era de 4
cada 5 puestos de trabajo, lo cual generó la grave crisis social que aun aqueja a 2/3 partes de la
humanidad provocando cifras de hambre, desnutrición y mortandad que habían sido superados
luego de la Segunda Guerra Mundial.
En un sentido este salto tecnológico puede compararse al enorme desarrollo producido por la
ciencia y la técnica entre 1945 y 1975. Período donde la revolución científico-técnica actual
comenzó su expansión. Sin embargo este período de 1945-1975, 'los 30 dorados', tiene los
índices sociales más altos y benéficos de la historia conocida de la humanidad, ya que la los
índices del hambre, de empleo, de mortandad, de desarrollo social, de distribución del ingreso,
de longevidad, de salud, de educación de desaparición de enfermedades endémicas, etc., son
los mejores de la historia.
Es decir que en este caso el enorme salto tecnológico producido entre 1945-1975 no produjo
desempleo sino todo lo contrario, es decir pleno empleo. ¿Por qué?
Porque es en ese período cuando la jornada de trabajo soporta la mayor reducción de la historia:
en 1939 cuando comienza la II Guerra Mundial la jornada de trabajo legal orillaba las 12 horas
diarias; a partir de 1945 cuando el nazismo fue derrotado y la bandera del Ejército Rojo flameó
sobre el Reichstag la jornada laboral legal disminuyó a 8 horas diarias, produciendo la mayor
tasa de empleo y bienestar social de la historia conocida del capitalismo, dando origen a la etapa
conocida como Estado de Bienestar. Es decir que la historia muestra que el avance técnico -en
el sentido que la Siembra directa pueda serlo- no tiene porque generar desempleo si se incluye
el aumento del bienestar de la población como la primera condición económica a cumplir. Esto
implica considerar en el planeamiento económico de la introducción de mejoras en el proceso
productivo, la distribución de los beneficios que la mejora introduce en el proceso del trabajo,
incluyendo por supuesto la distribución del trabajo generado entre la población, a través de la
reducción de la jornada de trabajo o la distribución de la tierra.
Coincidentes con las cifras precedentes, los autores Botta y Selis señalan que los principales
sectores sociales perjudicados por este proceso son el proletariado rural y los pequeños y
medianos productores que tienden a desaparecer cediendo su tierra a los pools de siembra o a
propietarios mayores.
Advierten a su vez que la situación es de tal gravedad que el INTA Marcos Juárez -el mayor
difusor de la SD- ha advertido recientemente que no son viables las producciones rurales
menores a 190 has(15). En Pergamino, Martínez y Dougnac, trabajando con los datos de los
CNA de 1988 y 1999 muestran que la situación de concentración de la tierra que produce el
sistema de SD-sojaRR-glifosato es de tal magnitud que la expulsión o disminución de
productores sólo cesa cuando la extensión de los predios llega a las 500 has(15). Esta situación
nos remite a la grave concentración de la tierra a que hiciéramos referencia al principio y
resumiremos en que 6900 propietarios son dueños del 49.6% de la superficie cultivable de la
nación y si hasta los '80 la superficie promedio pampeana orillaba las 252 Has (el promedio
nacional subía a 421 Has), en la actualidad la misma ha crecido a las 538 Has. Aspecto que
ilustra desde el panorama agropecuario a la política de revanchismo social y distribución
regresiva de la Renta Nacional a la que hiciéramos referencia.
Si bien tiene también relación con los aspectos ecológicos, no podemos dejar de ubicar entre los
efectos sociales de la expansión del monocultivo de soja RR la grave contaminación que está
produciendo el excesivo uso de plaguicidas en dicho sistema y los efectos sobre la salud de la
población que se manifiestan en alergias, cáncer y enfermedades autoinmunes, como ya se han
reportado en Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba donde se ha hallado restos de plaguicidas
vinculados al monocultivo de soja RR -Endosulfán, Paraquat, Diquat- en tanques de agua y en
las calles de tierra, habiéndose registrado ya más de 130 casos de cáncer y enfermedades
similares en la población lindera a las fumigaciones. Casos similares se han reportado en Loma
Sené, en Formosa, Pueblo Italiano, Río Ceballos, Saldán, Alto Alberdi, Jesús María y Colonia
Caroya todos en Córdoba.
En el mismo sentido es necesario señalar los efectos nocivos que puede arrojar el consumo de
soja forrajera transgénica para la alimentación de la población carenciada, cuestión señalada
como deseable por los grandes productores de soja, quienes en un gesto demagógico e
irresponsable, ofrecieron regalar soja RR a los comedores populares, para mitigar el hambre de
los millones de pobres que el propio monocultivo de soja está expandiendo por la nación.
Sin embargo dicho comunicado reconoció lo que va siendo un secreto a voces y es que la soja
tanto transgénica como la común, no es apta para consumo humano en forma directa, pues
puede afectar la salud en casos de ingestas abundantes y frecuentes como la pretendida para
los comedores de los pobres: dos raciones diarias de soja como único alimento.
Entre otros aspectos de riesgo la soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas),
que si bien pueden ser beneficiosas para las mujeres de edad avanzada, pues disminuyen las
posibilidades de cáncer y atenúan los efectos de la menopausia, no lo es para las mujeres
jóvenes o para las niñas, ya que sus efectos son equivalentes al consumo de dos pastillas
anticonceptivas diarias, lo que produce serias alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de
los jóvenes alimentados con 'soja solidaria' adelantando el inicio de la menstruación y la
diferenciación sexual en las niñas y alentando rasgos feminoides secundarios en algunos
varones.
Algunos informes señalan que la soja afecta los metabolismos del Calcio y de la vitamina D,
produciendo raquitismo en niños alimentados por ella, caída de dientes y pérdida de esmalte
dental, así como osteoporosis en adultos. También produce deficiencia de Zinc.(17)
Investigadores de la Facultad de Odontología de la UBA informaron efectos producidos sobre
niños con altos consumos de los jugos realizados en base a la llamada 'leche de soja' que
producían pérdida de piezas dentales, de esmalte y disminución de densidad dental vinculado a
efectos sobre el metabolismo del Calcio. (18)
Está claro que estos efectos de la soja como alimentos se ven agravados por el carácter
transgénico de la soja producida en Argentina. Dado que al introducir material genético extraño a
una especie no sólo se está modificando una característica deseada, como es en este caso la
resistencia al herbicida glifosato, sino que se está alterando otro tipo de rasgos aun
desconocidos que requieren largos ciclos de investigación y análisis, tiempos no coincidentes
con el rápido deseo de ganancia o beneficio de las empresas privadas multinacionales, que
producen y son dueñas de estas variedades transgénicas. Sí puede señalarse que la transgenia
afectará de alguna manera la síntesis y química de las proteínas de los materiales GM y por
ende afectará la salud de los consumidores en el presente o en el futuro. Principalmente en los
aspectos vinculados con las afecciones producidas alrededor de la química de las proteínas:
cáncer, alergias, enfermedades autoinmunes y algunos otros efectos que aun desconocemos. El
Profesor de la UNAM Gian Carlo Delgado Ramos(20) ha reportado numerosos casos de alergias
y afecciones diversas al sistema inmunológico; informó que una soja RR de Pioneer provocó 27
muertes y afectó de diversas maneras a 1500 personas en los EE.UU., debiendo ser retirada de
la venta. Hay experiencias con papa GM que altera el sistema inmunológico en ratones y les
retarda el crecimiento. También reportó que las toxinas Bt en sus formas Israelensis y kunstaky
producen toxicidad en células humanas y citó un trabajo de Tabayali y Selis que encontraron que
dichas toxinas producen irritación de piel, infecciones y debilitamiento del sistema inmunológico
en humanos, en función de la cantidad consumida. (20)
La transgenia en sí es todo un problema, tal vez el mayor a largo plazo dado que la
contaminación genética sobre el ecosistema es irreversible produciendo alteraciones endémicas.
Al respecto ya se descubrió en México -centro de origen del Maíz- contaminación genética
endémica irreversible de los maíces originales, denunciado en un estudio de la UNAM, el
Instituto Poltécnico y la Universidad de Berkeley, quienes descubrieron como contaminantes a
las toxinas del maíz BT procedente de varias de las empresas que lo producen: De Aventis,
Monsanto y Novartis, así como la proteína CP4-EPSPS resistente a Roud-up de Monsanto.(20)
Si bien nos referiremos en particular, es de destacar para concluir que el investigador de la JICA
K. Kobayashi, reportó que zonas de China sometidas al monocultivo de soja han resultado
afectadas por una desertificación casi irrecuperable: 'Hace cuatro años, visité los campos de
cultivo de soja en el noreste de China. Recuerdo haberme horrorizado de las extensas tierras
áridas, donde se veía claramente la desertización, como resultado del deterioro del suelo a
causa del monocultivo. Esta situación obligó a China a tratar el tema a nivel nacional, y
desarrollar un programa para frenar la expansión de los daños causados por el monocultivo de la
soja'. (19) Si uniéramos algunos de estos problemas señalados -la desertificación del suelo, los
efectos sobre la salud reproductiva y sobre la salud en general- podríamos preguntarnos qué
política de largo plazo persiguen los promotores del modelo soja RR respecto de la población de
nuestro país y otros pueblos del Tercer Mundo.
En resumen queremos señalar que las consecuencias sociales vinculadas a la expansión del
monocultivo de soja RR con su sistema tecnológico asociado, está produciendo: una fuerte
concentración de la tierra, una gran disminución del número de producciones agrarias, un
aumento desmedido del desempleo rural, una mayor precarización laboral entre los trabajadores,
un gran aumento de la miseria y la marginalidad social aun en las pequeñas ciudades rurales del
interior. Una marcada expulsión de trabajadores rurales y de pequeños y medianos productores,
el desarrollo de una agricultura sin agricultores, la apropiación por las compañías multinacionales
de semillas y agroquímicos de la propiedad de la simiente, quitando un derecho ancestral al
agricultor como lo es ser el dueño de la simiente que produce y siembra y graves amenazas para
la salud de la población. En conclusión la propagación del monocultivo de soja transgénica
forrajera, está expandiendo el hambre generalizado en la población y la pérdida de la soberanía
alimentaria de la misma.
Por último quiero advertir de la gravedad del problema que enfrentamos con la expansión
descontrolada del modelo soja RR-Siembra Directa-Glifosato, que no sólo propaga un modelo
agrario sin agricultores sino también una agricultura sin suelo vivo, por lo cual hacemos nuestras
las palabras del economista agrario norteamericano Charles Benbrook, quien nos advierte: 'la
historia enseña que una excesiva insistencia en una única estrategia de control de malezas o de
insectos fracasará en el largo plazo, en el aspecto de las respuestas ecológica y genética.(..) La
Argentina enfrenta graves problemas agronómicos para los cuales no tiene ni los recursos ni los
expertos para resolverlos. El país ha adoptado la tecnología de los OGM más rápidamente y más
radicalmente que ningún otro país en el mundo. No tomó las debidas precauciones de manejo de
la resistencia y de protección de la fertilidad de sus suelos. Basada en el extendido uso de la
tecnología RR no creo que su agricultura sea sustentable por más que un par de años.'(11)
(4) Reporte del Ing. Agr. Adolfo Boy , ex director del INTA San Pedro
(6) Dr. Víctor Mariot- Informe al III Seminario del Día Mundial del Ambiente Facultad de Ciencias
Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero-7-6- 2004
(7) J. A. Martínez de Hoz, 1967, 'la Agricultura y la Ganadería argentina en el período 1930-
1960'.
(13) Alcira Argumedo Los silencios y Las Voces en América Latina- Ediciones Colihue 1996.
(15) G. Botta y D. Selis- Diagnóstico sobre el impacto producido por la adopción de la Técnica de
Siembra Directa sobre el Empleo Rural -Recopilación.
(18) Gabriel Sánchez y Virginia Fernández de Preliasco, Cátedra de Odontología Integral Niños,
Fac. Odontología UBA. Reportes varios en Revista Asoc. Argent. de Odont. para Niños Volº 31,
Nº 1/4- 3-6-02.
20.- Gian Carlo Delgado Ramos UNAM -Autor de La Amenaza Biológica- Daños producidos por
Transgénicos. Enfoques Alternativos 12-03
Informe Ampliado de la disertación en el III Seminario del Día Mundial del Ambiente organizado
por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero: El
Uso de la Tierra - 7 de junio de 2004
En la reflexión sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) nos olvidamos
muchas veces que disponemos de claros ejemplos de lo que nos espera de ser implementado
dicho Acuerdo. El ALCA no es solo un acuerdo comercial, se sustenta también en una serie de
proyectos paralelos cuyos desastrosos efectos pueden ser ilustrados por el muy cuestionado
Plan Puebla Panamá (PPP). Este constituye un entramado de proyectos que comprende desde
la infraestructura vial, hasta servicios turísticos, corredores industriales y maquilas(1). En suma,
políticas destinadas a permitir la libre explotación de los recursos naturales por parte de las
transnacionales.
Los proyectos de infraestructura en el seno de IIRSA han sido asumidos como prioritarios por los
gobiernos sudamericanos debido a la promesa de créditos para su financiamiento por parte de
las instituciones bancarias internacionales(3). En lo que atañe a la infraestructura vial en Bolivia,
el gobierno ha incluido en el "Plan Obras con Empleos" la construcción de la carretera "Víctor
Paz Estensoro", oficialmente destinada a paliar la precariedad laboral y a "integrar" las zonas
más marginadas con los principales centros urbanos. En realidad, los diferentes tramos de la
carretera "Víctor Paz Estensoro" coinciden con los Ejes o Corredores de Desarrollo de IIRSA que
atraviesan Bolivia e ignoran una vez más las urgentes necesidades que tenemos los bolivianos
en términos de infraestructura vial. Consideraremos brevemente algunos de los proyectos más
importantes contemplados en la Iniciativa.(4)
Por su parte, el Eje Perú-Brasil, que busca vincular los puertos marítimos de Ilo y Matarani,
pasando por Puerto Maldonado (Perú), con el sistema brasileño de vías fluviales que se inicia en
el Río Madera, en las cercanías de Porto Velho (Brasil), tendrá dos impactos importantes sobre
nuestro país. En primer lugar, para "ahorrarse" 100 km, se disponen a pasar por el norte de
Pando mediante la construcción de la carretera Nareuda-Extrema que une Puerto Maldonado
(Perú) con Río Branco (Brasil) pasando por Cobija. Por otra parte se une a la carretera Cobija-
Porvenir – El Chorro (El Triángulo), en la frontera con el Departamento del Beni. De El Chorro (el
Triángulo), la vinculación sigue hacia Riberalta-Guayaramerín y de ahí a Porto Velho. Este
sistema carretero, tendrá un costo de 140 millones de dólares. Es importante subrayar que en los
Términos de Referencia para la contratación de la firma consultora que realizará el estudio de
Evaluación Ambiental Estratégica del Corredor La Paz-Guayaramerín- Cobija,(8) el BID señala
un trayecto alternativo al tramo Guayaramerín-El Choro-Porvenir-Cobija: se trataría
concretamente de la construcción de la carretera Guayaramerín- Cachuela Esperanza-Porvenir,
en una de las regiones más despobladas del país pero que aparece importante para la
extracción de recursos naturales como la madera y la castaña. De esa manera, es posible
suponer que en realidad el proyecto del BID prioriza la extracción de recursos a la vinculación de
las poblaciones. Además, podemos relacionar este tramo alternativo con un megaproyecto que
amenaza a la región de Cachuela Esperanza y al cual nos referiremos más adelante. El segundo
impacto del Eje Perú-Brasil sobre nuestro país radica en la voluntad de interconectar en La Paz
dicho Eje con el Eje Andino y el Eje Interoceánico. Así, se proyecta la construcción del corredor
Frontera Peruana-La Paz-Guayaramerín. En varios de sus tramos y considerando el ramal que
vincula Yucumo con Trinidad y Santa Cruz, esta carretera comporta fuertes impactos sobre el
Territorio Chimán-Mosetén, la Reserva de Chimanes, el TCO Multiétnico, la Estación Biológica
del Beni y el Área Natural y de Manejo Integrado Cotapata Pilón Lajas.9. El Eje Bolivia-
Paraguay-Brasil pasa por La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y por el Territorio del Pueblo
Guarani, siguiendo por el Chaco paraguayo hacia las costas brasileñas. En dicho Eje se cuenta
con dos proyectos importantes: el tramo Abapó-Camiri y el tramo Boyuibe-Hito Villazón (frontera
con Paraguay). En ambos tramos, se prevén serios impactos sobre el Territorio Guarani, el Río
Grande y áreas naturales frágiles.
En lo que atañe al Eje Orinoco-Amazonas-Plata, éste prevé el transporte de mercancías por los
ríos más caudalosos de Sudamérica, desde las costas venezolanas hasta Buenos Aires
(Argentina). Sin embargo, los ríos son rebeldes. Así por ejemplo, no se puede navegar entre el
Río Madera (Brasil) y el Mamoré (Bolivia) debido a la presencia de una zona de cachuelas o
pequeñas cascadas cercanas a Guayaramerín. La "solución" a este obstáculo radicará en tres
represas hidroeléctricas gigantescas, una de las cuales se encontraría en territorio boliviano, en
la región de Cachuela Esperanza. De ser construida, esta obra generaría 3'000 MW, lo cual
sobrepasa ampliamente las necesidades energéticas de nuestro país y deja prever más bien una
exportación hacia el Brasil. La construcción de esta represa implicaría la inundación de cientos
de hectáreas y el lago artificial consecuente permitiría el incremento de la malaria, puesto que se
trata de una zona endémica de los tipos más agresivos de esta enfermedad. Por otra parte, en
este Eje y más hacia el sur, figura la conocida Hidrovía Paraguay-Paraná-Plata, sujeto de
recientes discusiones entre los gobiernos boliviano y paraguayo. Los impactos ambientales
serían desastrosos en el Pantanal.
Recién tres años después del inicio de IIRSA, se empieza a promocionar la Iniciativa en Bolivia
afirmando que nuestro país asumirá un papel articulador de los pactos de integración de la
Comunidad Andina y MERCOSUR. Sin embargo, no podemos seguirnos engañando. Hasta
ahora, los "intentos" y promesas de "desarrollar" los países latinoamericanos se han cifrado en el
incremento de la miseria, inversamente proporcional a la disminución de nuestros bosques y de
nuestros recursos naturales renovables y no renovables. ¿A quién le importa realmente que
Bolivia sea el nodo de interconexión de la CAN y de MERCOSUR, o un centro de distribución de
gas natural en Sudamérica si nuestros recursos no nos pertenecen y pagamos el costo de esas
eminentes posiciones con daños irreversibles al medio ambiente, el incremento de nuestra
deuda externa y más miseria aún?(10) De hecho, varios empresarios bolivianos coinciden en
que la entrada al MERCOSUR solo ha perjudicado a Bolivia. Por otra parte, de acuerdo con la
Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC),
"el efecto de una integración CAN-MERCOSUR puede resultar igualmente nefasto que el ALCA
para la producción agrícola campesina".(11) En lo que concierne a la deuda externa, Carlos
Villegas nos recuerda que el gobierno y los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional, BID y CAF financiarían el "Plan Obras con Empleo" en la medida
en que exista una garantía a largo plazo. Esta última radica en los proyectos de venta de gas
natural, razón por la cual existen presiones sobre el gobierno boliviano en la elección del puerto
de exportación hacia los Estados Unidos. En ese sentido, el economista observa que "si esta
hipótesis se cumpliera a la finalización de la actual gestión, el saldo de la deuda externa se
duplicaría con los consabidos efectos en materia de pago de intereses, amortización y
desequilibrios externos".(12)
Muchos lugares en Bolivia se encuentran entre los mejor conservados en Sudamérica, porque no
están atravesados por megaproyectos. Esto claramente debe ser tomado en cuenta a la hora de
planificar el desarrollo del país. Y ello debe articularse con políticas que realmente potencien los
productos locales, pagando con mejores precios a nuestros propios campesinos (no persistiendo
en su total desprotección con acuerdos como el ALCA), y mejorando los canales de producción y
comercialización interna para conseguir una soberanía alimentaria, en primer lugar. Por otra
parte, se debe de una vez por todas asumir la riqueza cultural que comprende nuestro país y no
debemos limitarnos a un Artículo en la Constitución. En Bolivia existen más de 32 lenguas
diferentes, los integrantes de Pueblos Indígenas y Originarios constituyen la mayoría de la
población. Se trata de perspectivas culturales que tenemos que respetar, escuchar y consultar,
para de esa manera decidir todos juntos de la forma de vida y de relación con la naturaleza que
deseamos. Tenemos todas las posibilidades de vivir mejor, la resistencia al ALCA y a sus
proyectos paralelos, y la creación de espacios de elaboración de alternativas se encuentra en
nuestras manos.
Notas
1-Las maquilas son zonas francas de exportación con precarias condiciones de trabajo y
seguridad industrial que han sido instaladas en México y Centroamérica. Allí trabajan
principalmente mujeres en el sector electrónico y textil (CEJIS, 2003, p. 9). Los salarios se
encuentran entre los más bajos del continente y las condiciones laborales son tales que la
maquila se asemeja a una nueva forma de esclavitud en el siglo XXI. Además, los dueños de las
industrias pueden amenazar a las trabajadoras en cualquier momento con desplazar la fábrica
hacia otro lugar en caso de protestas sociales. El Plan Puebla Panamá comprende la
construcción de corredores de maquilas en toda su área de impacto (México, Centroamérica y
más recientemente Colombia).
2-Se pueden consultar mapas donde figuran los ejes en: www.iirsa.org y www.fobomade.org.bo
(Sección Integración IFIS-ALCA).
4-Para una descripción más detallada, consultar: FOBOMADE [2003], Las Venas del ALCA:
Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA). Bolivia, un país de tránsito y
de extracción de recursos, La Paz, FOBOMADE
5-No debemos olvidar que el área del Sillar requiere trabajos de mejoramiento desde hace varios
años. Sin embargo, solo se proyectan obras en el momento en el cual aparece interesante para
IIRSA.
6-Esta última carretera integra un corredor entre Cuiabá (Brasil) y el puerto chileno de Arica.
7-De hecho, tal es el interés del país vecino, que no ha dudado en proponer 600 millones de
dólares para el desarrollo de la infraestructura en Bolivia, incluyendo este elemento en su
solicitud de una reducción del precio del gas boliviano.
9-En la mayoría de los estudios de impacto, se estima que las obras "no afectarán mucho" a las
regiones puesto que el camino ya existe y que solo se trata de "mejorarla". Sin embargo, ¿Cómo
podemos comparar caminos de tierra, donde no hay mucho tráfico, con carreteras anchas, de
plataforma elevada, por donde circularán cientos de camiones o trailers transportando 40
toneladas de mercancía, a velocidad considerable?
11-CIOEC [2003], "ALCA e impacto en los productores campesinos de Bolivia", en: Artículo
Primero, Nuevo Orden, ALCA y Bolivia, Año VII, Nº 13, Santa Cruz, CEJIS. 12-Carlos Villegas
[2003], "Primer año de gobierno: incertidumbre y desesperanza", La Paz, Documento
mecanografiado.
CUARTO MATERIAL DIDÁCTICO
A raíz de los tratados de libre comercio que se quieren implantar en América Latina, ya sea en
forma bilateral o multilateral como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el
gobierno colombiano y en general todos los gobiernos seguidores de las políticas neoliberales
han argumentado que éstos son necesarios porque el mercado interno es demasiado estrecho y
que las exportaciones son la única fuente de crecimiento económico. Además han insistido en
las virtudes de la inversión extranjera. La política que se aplica en consecuencia es adoptar, por
medio de tratados o en forma unilateral, medidas dirigidas a estimular la Inversión Extranjera
Directa, IED, y fomentar las exportaciones. Ultimamente han traido a colación la experiencia de
Corea y de algunos países que han tenido procesos acelerados de crecimiento en relativamente
corto tiempo, el presente artículo se examinan algunas experiencias históricas en esta materia
con la finalidad de demostrar las falacias de la argumentación oficial. Revista Deslinde
Esa fue la experiencia inicial de Inglaterra, cuna del capitalismo. País que una vez saturado su
mercado interno de textiles abrió, recurriendo a la fuerza, mercados adicionales para sus
productos, previa destrucción de la producción artesanal de textiles en su colonia, India.
Los países que siguieron a Inglaterra en el proceso de desarrollo capitalista tales como
Alemania, Francia y Estados Unidos coincidieron en mantener fuertes políticas proteccionistas
que significaron concentrar en su mercado la fuente principal de desarrollo industrial. Esto fue así
a pesar de que, en especial en Estados Unidos, se ha cultivado una retórica que atribuye su
éxito económico al libre mercado y a la supuesta ausencia del Estado en materia económica.
Desde el primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, y futuro presidente, Alexander
Hamilton quien afirmó que su país no podía competir con Inglaterra en términos de igualdad, y
que debería poner en vigor medidas proteccionistas y favorables al desarrollo tecnológico, hasta
el presente, el desarrollo industrial de Estados Unidos se ha caracterizado por la protección y el
apoyo a la industria. El famoso economista alemán Fredrick List, considerado padre de la
moderna teoría del proteccionismo, se basó ante todo en la experiencia norteamericana, la cual
conoció en 1820. La posición norteamericana fue magistralmente profetizada por Ulisses Grant,
héroe de la Guerra de Secesión y presidente norteamericano de 1868 a 1876, al afirmar:
“Durante siglos Inglaterra se apoyó en la protección, la practicó hasta límites extremos, y logró
resultados satisfactorios. Luego de dos siglos, consideró mejor adoptar el libre cambio, pues
piensa que la protección ya no tiene futuro. Muy bien, señores, el conocimiento que yo tengo de
nuestro país me lleva a pensar que, en 200 años, cuando Estados Unidos haya sacado de la
protección todo lo que ella puede darle, también adoptará el libre cambio”.i
Todavía hoy, en pleno auge del neoliberalismo, el mercado interno sigue siendo la principal base
de crecimiento de los países más avanzados. La prueba de ello es que, por ejemplo, en Estados
Unidos el comercio exterior apenas representa entre un 5 y un 10 por ciento del Producto Interno
Bruto (PIB), en Japón, potencia exportadora, el 10 por ciento, en Francia y Gran Bretaña el 20
por ciento y en Alemania el 30 por ciento, con lo cual la inmensa mayoría de la producción y
actividad económica de estos países se dirige hacia su mercado interno. Paradójicamente han
sido precisamente los países más atrasados los que exportan la mayor parte de su PIB.
Del Japón casi no es necesario hablar porque su historial como país que se desarrolló con un
celoso proteccionismo es un hecho sumamente conocido y jamás controvertido, ni siquiera por el
más absurdo pensamiento neoliberal. Tampoco ha sido refutado el hecho de que en los periodos
claves de la industrialización japonesa estaba prohibida la inversión extranjera y que el gobierno
japonés, supremo artífice del desarrollo, diversificaba muy cuidadosamente las fuentes de
endeudamiento, importación de tecnología e importación de mano de obra calificada para no
depender de una sola fuente. Tampoco los patrones de consumo occidental se impusieron, de
forma que “en 1920, es decir 50 años después del despegue industrial, en el Japón sólo el 3%
del consumo estaba representado por bienes importados”.ii Entre 1868 y 1914 el Estado japonés
creó nuevas empresas, muchas de las cuales operaban con pérdidas, invirtió directamente en
varios sectores, importó y adaptó tecnologías a las condiciones locales y contribuyó con el 40%
de toda la inversión durante ese período.iii
En lo que respecta al desarrollo agrario, la historia es más evidente aun. No existe ninguna
potencia exportadora de productos agrícolas que haya abierto totalmente su mercado o que haya
renunciado a otorgar millonarios subsidios al agro, como lo demuestra palpablemente el
enfrentamiento que han sostenido Estados Unidos y la Unión Europea durante los últimos diez
años en el seno de la Organización Mundial del Comercio, OMC. Los países que tienen una alta
productividad agrícola llegaron a esta situación por medio de un apoyo financiero del Estado y
una protección de sus mercados, hasta el punto de considerar este tema asunto de seguridad
nacional.
Los nuevos países industrializados protegieron su economía y fortalecieron el mercado
interno
La mayor parte de la IED a nivel global se concentra en los países industrialmente avanzados.
Por ejemplo, en 1991 de US $150 mil millones en IED más de dos terceras partes se invirtieron
en los países avanzados y en 2002 de US $534 mil millones que representó la IED a nivel
mundial, US $349 mil millones fueron a los países desarrollados. v La IED en países de la
periferia ha sido minoritaria durante los últimos 100 años. Cuando ha ocurrido en volúmenes
apreciables se ha debido a factores muy específicos, por ejemplo: la necesidad de una
transnacional de penetrar un mercado protegido por políticas estatales, como fue el caso de la
producción de automóviles en Brasil a partir de los cincuenta. O porque en los países avanzados
se presentan obstáculos para incrementar las ganancias por medio de innovaciones tecnológicas
en algún sector. O cuando hay oleadas de privatizaciones en el Tercer Mundo, como fue el caso
de América Latina en los noventa. O cuando las crisis de los países del centro les obligan a
buscar tasas de ganancia extraordinarias en el Tercer Mundo para compensar las pérdidas en
sus mercados domésticos.vi
En esta situación encontramos IED desplazándose a varias regiones del Tercer Mundo,
principalmente aquellas en las cuales además de mano de obra barata existen sistemas
adecuados de comunicaciones, infraestructura apropiada, personal calificado, proximidad a
mercados o fuentes abundantes de materias primas estratégicas, como es el caso del petróleo.
Varios de estos elementos se encontraban disponibles en ciertos países asiáticos desde los
años sesenta en adelante.
La llamada “estrechez” del mercado interno en América Latina ha sido la punta de lanza de los
neoliberales para declarar la inutilidad de dicho modelo. El meollo de la discusión puede
reducirse a esto: toda la historia del desarrollo económico se hizo en base a la utilización de un
mercado interno protegido. Los neoliberales insisten que hay una experiencia, una excepción, la
de algunos países de Asia que es distinta, basándose en la producción para la exportación, y
que éste es el modelo a copiar en América Latina. Por tanto, es preciso examinar la realidad
histórica del desarrollo de los famosos Dragones Asiáticos.
Los llamados Dragones fueron Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur. Sobre ellos
existen unos mitos, propalados a veces por ignorancia y a menudo deliberadamente. Esos mitos
son los siguientes: que el éxito económico, industrial y exportador de esos países se debió a una
total apertura al comercio internacional, a la ausencia o mínima presencia del Estado, y a la
contribución decisiva de una abundante inversión extranjera directa. Estos mitos contradicen la
realidad.
Antes que nada es necesario precisar importantes diferencias entre estos países: Hong Kong y
Singapur no son precisamente países, sino una forma de ciudades-Estado que carecen casi
absolutamente de agricultura, abarcando cada uno apenas mil kilómetros cuadrados de
superficie, por lo cual puede resultar peligroso hacer generalizaciones para América Latina
basadas en tan excepcionales circunstancias. Los otros dos, Corea del Sur y Taiwán, se
asemejan más a los países de América Latina. En 1976, durante el apogeo de su auge industrial
y exportador, la proporción del producto bruto generado en su sector agrícola era superior al de
México y Brasil: mientras que en Corea representaba 27% y en Taiwán 12%, en Brasil apenas
era 8% y en México 10%. Situación explicable, ya que en los años anteriores los “dragones”
habían vivido profundas revoluciones agrarias, cuando Japón –que sufría escasez de productos
agrícolas– promovió altas tasas de crecimiento en esos países, bajo su dominio colonial.
Después de 1945 en ellos se realizaron reformas agrarias que, por ejemplo, prohibían poseer
más de 3 hectáreas y en las cuales el Estado tenía el monopolio de compra del arroz y de venta
de los abonos para el agro, extrayendo los gobiernos importantes ganancias de estas
operaciones y aplicándolas al desarrollo industrial.
Corea del Sur y Taiwán son países relativamente pequeños, Corea 90.000 km. cuadrados y
Taiwán 36.000, con una población de 36 y 16 millones de habitantes respectivamente en 1976.
Pero, por ejemplo, en 1940 Corea ya tenía 500.000 trabajadores en el sector industrial y cerca
de 6.000 ingenieros.
En los años sesenta y setenta todos estos países mostraron un alto crecimiento de su producto
bruto, la producción industrial y las exportaciones. En el caso de Corea el producto del sector
industrial subió del 5% del producto nacional en 1954 hasta el 32% en 1978. Se puso en marcha
una estrategia de industrialización para la exportación, la cual dependió en gran medida de un
contenido elevado de importaciones. Se importaban bienes intermedios y de capital, y se
exportaban bienes de consumo, pero en todo caso eran exportaciones de alto valor agregado.
Por eso hay que tomar notar que en el caso de Corea durante las dos décadas (60 y 70) se
presentó una balanza comercial sistemáticamente deficitaria. Esto se ha ocultado en parte por el
hecho de que Corea mantenía un superávit con Estados Unidos, no así con Japón y con Europa.
Un segundo hecho notable es que en Taiwán y Corea al principio del proceso de industrialización
la distribución del ingreso distaba mucho del que caracteriza a los países de América Latina.
Diversos índices de desigualdad destacan el hecho; por ejemplo en Brasil en 1976, el 1% de la
población concentraba el 50% de la riqueza. Por el contrario, la desigualdad económica en
Corea era similar a la que prevalecía en países avanzados, y en el caso de Taiwán su
distribución del ingreso era menos desequilibrada que la de Estados Unidos. En términos
prácticos esto significó que desde un principio en esos países existió una sustancial “clase
media”, reforzada por los emigrantes de China Popular y Corea del Norte después de sus
revoluciones, o sea existía un mercado interno no tan “estrecho” como el de países de América
Latina.viii. Esta situación de una clase media con poder adquisitivo no se puede separar del hecho
de que ambos países enfrentaban a poca distancia los sistemas socialistas de Corea del Norte y
de China, y temían permanentemente el “peligro” que una agudización de la desigualdad social
pudiera representar para sus sistemas capitalistas.
Un tercer hecho fue que la inversión extranjera no tuvo el papel tan importante que se le suele
atribuir, sólo que su incidencia en el sector electrónico ha sido muy difundida. Como anotó el
economista Fernando Fanjzylber: “La gravitación de la presencia de firmas extranjeras en este
sector [electrónica] constituye un caso atípico en la estructura industrial de Corea. En efecto,
mientras que se estima que en el conjunto de la industria manufacturera las empresas
extranjeras contribuirían con el 15% total de las exportaciones, en el caso del sector electrónico
se estima que representan (...) un 72% de las exportaciones”.ix
En Corea y Taiwán lo que se puso en marcha fue una política muy detallada de sustitución de
importaciones, con un cuidadoso proteccionismo que utilizaba métodos arancelarios y no
arancelarios, y que identificaban no solamente sectores sino incluso empresas individuales para
promoverlos por medio de una comunicación permanente entre gobierno y empresas.
Tanto en Corea como en Taiwán, ambas antiguas colonias del Japón, se puso en marcha la
actividad de un Estado proteccionista de la más rancia tradición japonesa, el país que más
plenamente ha utilizado el Estado y la protección comercial para desarrollar sus industrias.
A este respecto, en el caso de Corea existió un hecho de bulto durante ese período: la
protección marcó un sesgo favorable a la agricultura, fenómeno que no ocurrió en América
Latina. En 1968 el nivel de protección nominal para el sector agrícola coreano era del 17% y para
el sector manufacturero 12%. Para 1978 la protección en el sector agrícola se había elevado al
55%, mientras que para el sector manufacturero era 10%. Este es otro reflejo del método
“japonés” de utilizar lo que antes se llamaba el criterio de “autosuficiencia alimentaria” en los
rubros básicos de consumo interno, y que ahora llamamos “soberanía alimentaria”.
Durante el período en cuestión también es notorio que la importancia relativa de las empresas
nacionales en la producción industrial de Corea y Taiwán era notablemente superior a lo que
existía en los países más industrializados de América Latina.
A raíz de la crisis de 1997, que hizo entrar en quiebra a varios dragones, se pusieron de relieve
muchos de los “secretos” del éxito coreano y la solución que el Fondo Monetario Internacional
dio a la crisis implicó la liberación del sector financiero y ampliar las facilidades para que las
empresas coreanas se endeudaran en el extranjero, hasta el punto que la reforma “desafiaba
toda la base del éxito de la economía coreana desde 1960”.xi
Brasil 43 1969
Argentina 30 1969
Colombia 30 1970
México 30 1970
Fuente: Deepak Nayyer, “Transnational Corporations and Manufactured
Exports form Poor Countries”, en Economic Journal, marzo 1978,
vol. 88, p 62. Tomado de Fernando Fanjzylber, La industrialización
trunca de América Latina, México: Editorial Nueva Imagen, 1983, p. 106.
La experiencia de estos países asiáticos revela otro hecho importante. Por una parte, si bien
existieron grandes flujos de capital extranjero, este capital, a diferencia de América Latina, no fue
capital extranjero directo, sino préstamos canalizados a través de un sector público
comprometido en promover el desarrollo industrial.
Entre 1961 y 1986, en Brasil el 86% y en México el 87% del flujo de capital extranjero fue capital
privado, con algo más del 25% de inversión extranjera directa, con 14% y 13% respectivamente
de capital canalizado por el sector público. Mientras que en Taiwán y Corea el capital extranjero
que fluía a través del Estado alcanzaba el 36% del total. La inversión extranjera directa se limitó
al 7% en Corea y al 19% en Taiwán.xii
Otro dato significativo es que en Corea y Taiwán fueron dos las fuentes de inversión extranjera a
través del sector público: Estados Unidos y Japón. En Corea la proporción del capital nipón fue
del 44% y el de EEUU 30%; en Taiwán el capital japonés 39% y el estadounidense 51%. Esta
situación le permitió a ambos países un margen de negociación del que careció América Latina,
dominada por completo por Estados Unidos.
Este conjunto de países desempeñó un importante papel durante la llamada Guerra Fría;
además de bases militares, todos recibieron importantes refuerzos económicos de las potencias.
En particular, Taiwán fue recipiente de una enorme cantidad de ayuda económica
norteamericana, así como de un trato especial para su exportación de textiles a Estados Unidos.
Por su parte, Corea recibió pingues ganancias en virtud de los gastos de las fuerzas
norteamericanas que ocupaban su territorio, y como fuente de abastecimiento durante la guerra
de Vietnam.
Entre 1946 y 1978, ingresaron a Corea casi $6 mil millones de dólares de ayuda estadounidense,
mientras que toda el África recibió 7 mil millones, y toda América Latina 14 mil millones. Entre
1955 y 1978, o sea después de la Guerra de Corea, la ayuda militar al país asiático alcanzó los 9
mil millones de dólares, suma superior a los 3 mil millones recibidos por toda América Latina y
Áfricaxiii. Esto le permitió a Corea una enorme ventaja en el manejo de sus importaciones. Casi el
80% del valor de sus importaciones en este período se sufragaron con la ayuda recibida de
Estados Unidos.
Entre 1965 y 1970 el Estado coreano controló todo el sistema bancario y subsidió dos terceras
partes de los créditos dirigidos a la exportación, reduciendo también en 50% los impuestos a los
exportadores.
Con respecto a Hong Kong, Taiwán y Corea, Estados Unidos utilizó varios tipos de tratamiento
excepcional para permitir la exportación sin aranceles, o sin cuotas, de productos textiles,
calzado, etc. originarios de esos países. El transhipment, o sea la exportación a través de
terceros países, se convirtió en práctica común. De esta forma, grandes cantidades de
mercaderías se enviaban a Sri Lanka, Indonesia u otros puertos libres, para luego re-
embarcarlas a Estados Unidos.
Todo esto cambió. Con la apertura de relaciones entre China y Estados Unidos comenzó a
disminuir el apoyo económico y militar a Taiwán, y con la desaparición de la Unión Soviética y el
auge del neoliberalismo como doctrina económica ni Taiwán ni Corea pudieron seguir contando
con la “condescendencia” norteamericana. Lo que entonces sucedió fue que las élites
económicas y políticas de Corea y Taiwán, al no poder contar enteramente con Estados Unidos,
decidieron lanzarse a fondo y desarrollar sus propias industrias pesadas y bélicas, lo que
conllevó el desarrollo de tecnologías avanzadas: acero, productos químicos, astilleros y motores.
El crecimiento de este tipo de producción se benefició de una política de protección estatal y de
estímulo a las exportaciones.
La situación de Corea y Taiwán empeoró en la medida en que entraron en vigor las políticas
aperturistas y librecambistas en los años noventa, culminando en la debacle de los últimos años,
cuando se precipitó la crisis y se desmoronaron los “milagros” ante el embiste de la liberalización
y la competencia de los grandes monopolios internacionales, terminando con la bancarrota de
numerosas empresas, el desempleo creciente, la agudización de la desigualdad social y la
liquidación y compra de empresas nacionales por los grandes pulpos multinacionales. De esta
forma, en el curso de pocos meses la crisis de 1997 demostró que lo que determinó su caída fue
precisamente la vulnerabilidad a que se vieron sometidas estas economías como producto de la
liberalización de los 90.
Las teorías neoliberales hacen una apología de los beneficios de la inversión extranjera en el
proceso de desarrollo y llaman a eliminar los condicionamientos que los países hacen a la
misma, hasta el punto que identifican el aumento en esta clase inversión con el desarrollo
económico. La experiencia internacional no permite demostrar este acerto. Un estudio de Ha-
Joon Chang, Director Asistente de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Cambridge, y
de Duncan Green, analista de CAFOD, agencia oficial de la Iglesia Católica en Inglaterra y
Gales, analiza el tema de la inversión extranjera en varios países del mundo en momentos en los
cuales estos países fueron activos receptores de inversión extranjera.xiv
En el caso de Estados Unidos, el principal receptor de inversión extranjera durante el siglo XIX y
hasta la Primera Guerra Mundial, fue proverbial la exigencia que el capital extranjero fuera
administrado por estadounidenses, los inversionistas extranjeros en los principales bancos no
tenían derecho al voto y hasta el liberal Andrew Jackson, presidente entre 1929 y 1937,
señalaba: “Si debemos tener un banco ... éste deberá ser puramente estadounidense”.xv
Con este espíritu se adoptaron diversas medidas para controlar la inversión extranjera, tales
como un impuesto de tonelaje diferencial para barcos nacionales y extranjeros, el monopolio de
la navegación para barcos estadounidenses en el comercio costero, y el control y hasta
prohibición de inversión extranjera en la compra de tierras, minería y tala de bosques. La
industria nacional se protegió con los mayores aranceles mundiales. Estas políticas, que en los
diferentes Estados a veces fue aún más radical, no impidió la afluencia de capitales externos
pero la supeditó a las metas de desarrollo nacional, de forma tal que hasta 1920 la economía
norteamericana fue la que creció más rápido.
Países desarrollados como Francia, el Reino Unido y Alemania sólo fueron receptores
importantes de inversión extranjera después de la Segunda Guerra Mundial, pero –aún siendo
fuertes economías industrializadas– utilizaron diversos mecanismos de control y canalización de
la inversión extranjera para asegurarse que no se afectaran sus intereses nacionales. Tales
mecanismos incluyeron la prohibición de esta clase de inversión en sectores sensibles como la
defensa y la cultura, el fortalecimiento de sus empresas estatales y la exigencia formal o informal
de diversos requisitos de desempeño como la utilización de insumos locales.
Un caso muy interesante en este análisis del papel de la inversión extranjera es Finlandia, ya
que en el mundo capitalista fue el país, a excepción de Japón, cuyo producto interno per cápita
creció más en el periodo 1900-1987. Este crecimiento se dio en medio de la más drástica
restricción a la inversión extranjera, la cual incluyó la prohibición de capital extranjero en ramas
como minería, banca y ferrocarriles. Se prohibió la compra de tierras por extranjeros y se exigió a
los inversionistas foráneos pagar impuestos por adelantado, prohibiendo hasta 1980 que
extranjeros tuvieran más del 20% de cualquier empresa, prologándose esta situación por lo
menos hasta 1993.
El “milagro” japonés no fue fruto precisamente de la inversión extranjera. Hasta 1963 este país
restringió la inversión extranjera al 49% de la propiedad de las empresas, prohibiéndola en las
que consideró de importancia estratégica. Posteriormente a ese año, permitió un mayor
porcentaje pero bajo un escrutinio cuidadoso. En 1967 se permitió un máximo de 50% en 33
ramas de la industria pero siempre y cuando hubiera un sólido control japonés y en aquellos
sectores en los cuales ya había industrias nacionales solidamente establecidas. Exigían que las
industrias en las cuales se permitió 100% de propiedad extranjera fueran ramas en las cuales
estuviera muy solidamente asentado el capital nacional y no se permitía la compra de empresas
ya establecidas. Todas estas políticas hicieron que en occidente Japón fuera el país menos
dependiente de la inversión extranjera.
En el caso de Corea y Taiwán –detallado atrás– solamente cabría resaltar que la inversión
extranjera fue aceptada siempre y cuando permitiera la creación de empleo, el desarrollo
industrial, contribuyera a la balanza de pagos y el empleo, e hiciera transferencia de tecnología.
Por lo cual cada inversión extranjera era examinada cuidadosamente para que cumpliera estos
requisitos.
Según lo reseñado, el “desarrollo” económico de los países en los últimos dos siglos ha estado
ligado a un papel activo del Estado, una protección del mercado interno, una política de
industrialización y un apoyo al sector agropecuario. Aun así, este “desarrollo” es cuestionable
como modelo social. La inequidad, el deterioro ambiental, las tremendas desigualdades en la
distribución del ingreso, la pobreza, el desempleo, la enfermedad, la corrupción y muchos otros
males campean en este mundo “desarrollado”. Sin embargo, en aras de facilitar la discusión, se
logró una industrialización, capacidad de producción agraría y desarrollo tecnológico, pero
privando de tales ventajas a los millones de habitantes del planeta a quienes hoy se quiere
imponer el “libre comercio” como solución a sus problemas.
En los últimos 14 años América Latina ha aplicado una senda que ni siquiera la aproxima a la
situación a la cual llegaron esos países, condenándola por el contrario a un proceso de
recolonización que representa una tremenda involución histórica y social.
Sería largo detallar los miles de errores y concepciones equivocadas adoptadas por los
gobiernos neoliberales autóctonos, pero aun es peor analizar las propuestas que dentro de los
esquemas del “libre comercio” se quieren promover.
Según los apóstoles de los tratados de libre comercio, una de sus virtudes sería aumentar los
flujos de IED, lo cual traería como consecuencia un aumento del crecimiento, el PIB, el PIB per
cápita y las exportaciones y, por ende, el desarrollo económico.
En estos años la región vivió un auge de la IED, pasando de 18.308 millones de dólares como
promedio anual entre 1990 y 1994, a un tope de 108.030 millones en 1999, y a 56.190 millones
en 2002. Esto significa que en los cinco años comprendidos entre 1994 y 1999 se multiplicó por
cinco, casi triplicándose entre 1994 y 2002. (Los datos de este apartado fueron tomados de
CEPAL: La inversión extranjera en América Latina, 2002, y Balance económico de América
Latina, 2002-2003.)
El resultado fue contundente: entre 1995 y 2002 el PIB regional apenas creció un promedio de
2,03% anual y el PIB per cápita creció 0,43% en promedio anual en el mismo periodo. A su vez,
el desempleo urbano abierto llegó a 8,9%, completándose diez años en los cuales no hubo
ninguna disminución del desempleo y la deuda externa –que en 1994 representaba 35,4%– en
2002 pasó a representar 43,3% del PIB. De esta manera, el enorme incremento de la inversión
extranjera no contribuyó al crecimiento económico, violando todas las enseñanzas de la historia
universal en esta materia, ya que se aceptó una inversión depredatoria que se apoderó de
empresas ya establecidas, no aumentó la capacidad tecnológica local y no generó empleo.
Una parte muy importante de la inversión se dirigió al sector financiero, pasando de controlar el
10% de los activos totales del sector en 1990 al 50% en 2001. Esto se hizo argumentando que
se modernizaría el sector y aumentaría la disponibilidad de crédito. El sector financiero estatal se
privatizó y desnacionalizó, trayendo como resultado –según la CEPAL– que “esta mayor
eficiencia y la mayor presencia de los bancos extranjeros no se han traducido en una reducción
del costo de los servicios financieros. Lo que es incluso peor, la presencia de los bancos
extranjeros no ha contribuido a aumentar la disponibilidad del crédito o la estabilidad de estos
sistemas financieros nacionales”.
América Latina ha presentado reiterados déficit en su balanza comercial con Estados Unidos.
Estos déficit en las transacciones de bienes, servicios y capitales se expresaron en uno general
en la balanza de cuenta corriente, así:
cuenta corriente
(Millones US$)
2000 45.344
2001 51.223
2002 13.445
Las virtudes del anterior modelo de sustitución de exportaciones con frecuencia han sido
sobreestimadas: aunque hubo un crecimiento mayor que el actual y una relativa industrialización,
el hecho es que estuvo ligado a un gigantesco endeudamiento externo que desembocó en la
crisis de la deuda en los ochenta, la llamada década perdida. Las medicinas aplicadas con el
esquema neoliberal de apertura resultaron peor que la enfermedad, conduciendo no sólo a la
desnacionalización de la economía sino a un nuevo crecimiento de la deuda pública externa e
interna. En los ochenta se disparó la deuda y con ello la crisis; para “resolver” este problema, en
los noventa se abrieron las importaciones y se vendieron los activos estatales, mientras la deuda
siguió aumentando. El hecho de que en ambos períodos el endeudamiento se agravara permite
apreciar que estas economías son rehenes de las entidades de crédito, determinando ellas las
políticas económicas prevalecientes.
Diversos organismos multilaterales han comenzado a cuestionar las bondades del modelo que
se ha impuesto en América Latina. Un ejemplo es el reciente informe de la UNCTAD, en el cual
se habla de la desindustrialización prematura de América Latina, de los esfuerzos frustrados por
crear sectores de tecnología avanzada, de la competencia basada en salarios bajos y de como
“la rápida apertura a la competencia internacional y la IED han desplazado la producción, desde
los sectores que tenían más oportunidad de aumentar su productividad y su progreso técnico,
como las industrias de maquinaria y equipo, hacia los sectores de extracción o elaboración de
recursos naturales”.xvi
Cuando la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos están presos de unos esquemas
neoliberales que han demostrado su fracaso, los organismos multilaterales como el Banco
Mundial están replanteando su política de privatizaciones y, en medio de discrepancias internas,
no asumen la responsabilidad de la hecatombe que desataron.
Conclusiones
Todos los países que han logrado un grado apreciable de desarrollo lo han hecho basándose en
su mercado interno y protegiendo su estructura industrial y agraria, siendo sus exportaciones
efecto y no causa de su progreso. Es evidente que ningún país serio ha renunciado a utilizar al
Estado como poderosa palanca para el desarrollo económico y que los receptores exitosos de
inversión extranjera siempre han adoptado diversas medidas para impedir su papel depredador
que, como en el caso de América Latina, se concentró en la compra de empresas públicas,
inversiones en el sector financiero y extracción de recursos naturales. Asimismo, la inversión
extranjera no generó empleos nuevos, más bien eliminando muchos de los existentes.
Las falacias que acompañan defender la suscripción de tratados de libre comercio no tienen
sustento empírico ni histórico. A lo único que conduce renunciar a tener un proyecto soberano de
desarrollo, dejándolo al vaivén de las fuerzas del mercado, es a profundizar la dependencia y el
subdesarrollo. El ALCA o el tratado bilateral con Estados Unidos no son más que la imposición
de unos parámetros económicos no aplicados por ninguno de los países que hoy muestran un
cierto progreso económico.
IV. CUARTO TEMA
Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU. en lo más profundo, es que es cierto que existe un fenómeno
planetario de calentamiento global, y podrían hacer algo para encarar el calentamiento global, pero ello
significaría un costo impresionante para la industria del país y para su sistema de vida.
Desde que algunos investigadores presentaron hace ya décadas la preocupante hipótesis de que
existía un fenómeno planetario de calentamiento global antropogénico designado
descriptivamente como "efecto invernadero", las polémicas sobre su existencia arreciaron.
Con el paso del tiempo, sin embargo, fue constituyéndose un consenso creciente sobre
semejante fenómeno, y cuando se realiza la conferencia mundial de clima en Kyoto en 1997
prácticamente todos los climatólogos están de acuerdo en su existencia. Con una excepción: el
equipo de especialistas que representa a EE.UU. niega esa hipótesis.
Con ello sobreviene la negativa de EE.UU. a firmar el timidísimo convenio propuesto en Kyoto
(sobre la base de las emisiones registradas en 1990, bajar hacia 2012 un 5% las emisiones de
gases causantes del efecto invernadero, en particular dióxido de carbono, que es uno de los
gases más abundantes del planeta, producto de la combustión del oxígeno). En realidad,
investigaciones presentadas en ese encuentro estimaban que para controlar satisfactoriamente
el "efecto invernadero" había que encarar la disminución del 60% de tales gases, no del 5%...
En lo que va de 1997 a 2004, el convenio siguió sin implementarse porque no se cumplían las
condiciones mínimas acordadas: que por lo menos el 55 % de los países que abarquen por lo
menos el 55 % de las emisiones, lo ratificaran. La negativa de EE.UU., que cubre más de un
tercio de las emisiones mundiales, dificulta alcanzar esas cotas (exige casi la unanimidad del
resto del mundo), aunque la reciente incorporación de Australia a los firmantes augura una
inminente entrada en vigencia.
Pese a que lo acontecido entre 1997 y 2004 no hace sino confirmar cada vez más la existencia
de llamativos cambios climáticos: el gobierno estadounidense, sus sucesivas administraciones,
han persistido en la misma posición, negando toda responsabilidad humana en cualquier cambio
climático de los que se están registrando, como el derribo de las barreras de hielos antártico y
ártico, el derretimiento de casquetes de nieve en el Kilimanjaro en el corazón africano, por
ejemplo, y otra serie de fenómenos que la mayor cantidad de climatólolgos entienden como
trastornos originados por el calentamiento planetario originado por el hombre.
El gobierno de Bush Jr. y las presidencias anteriores han sido particularmente reluctantes a
asumir cualquier responsabilidad ambiental por parte de EE.UU. Tanto es así, que entre 1990 y
2004 no sólo no las han reducido según el convenio sino que las han aumentado en un 11% (en
tanto la UE ha reducido las suyas en un 4%)
<http://www.ambienteyenergia.com/htms/notas/nota0208.html>.
Mientras los técnicos que sirven a la estrategia de poder de EE.UU. se aferran, curiosamente, en
este caso al in dubbio pro reo, con el cual alegan que hasta que no haya pruebas contundentes
de la responsabilidad humana en los cambios y trastornos climáticos hay que presuponer la total
irrelevancia de los actos humanos, los científicos preocupados y las organizaciones ecologistas
incluso de EE.UU. y de prácticamente casi todo el mundo, insisten en que las dimensiones de la
incidencia humana en el planeta (quema de combustibles, contaminación química y cada vez
más biológica, aumento poblacional, desmantelamiento de bosques, selvas, ríos, montes) es tal
que hay que actuar precautoriamente, y a la brevedad. El riesgo de catástrofe absolutamente
fuera de control es tan pero tan grande y sobre nuestro único hábitat (véase "La carrera
espacial", p. 32), que tomar recaudos parece lo sensato. La pregunta en todo caso es si la
timidez, la casi insignificancia de los acuerdos de Kyoto, podrían alcanzar para inflexionar las
curvas del proceso.
"¡No es cierto, no es cierto! ¡Y nada podemos hacer con eso! Así resume Mickey Kaus la actitud
de la Casa Blanca ante el calentamiento planetario. Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU.
en lo más profundo, es que sí, es cierto que existe, y podrían hacer algo para encarar el
calentamiento global, pero ello significaría un costo impresionante para la industria del país y
para su sistema de vida", resume el periodista Matthew Engel en su "Road tu ruin" (Guardian
Weekly, Londres, 6/11/03).
Uno podría preguntarse acerca de los avales que tiene el gobierno de EE.UU. para negar el
carácter antropogénico de cambios climáticos. Va de suyo que los cambios provocados por el
hombre no invalidan los que se producen "naturalmente"; ciertamente el planeta conoció
muchísimos y radicales cambios climáticos antes que el hombre pusiera el más mínimo pie en
tierra (descendiera de los árboles como una de las hipótesis más firmes señala). El climatólogo
Osvaldo Canziani es categórico sobre el particular: "No tienen ninguna razón científica. Los
industriales no quieren disminuir su producción, simplemente." (cit. p. Martín de Ambrosio en
"Kyoto, protocolo roto", Buenos Aires, Futuro, Página12, 24/11/04).
En lo que va del año, como un rayo en cielo sereno, apareció un documento del Pentágono
sobre la cuestión. Un documento de militares de los que se sienten con derecho a regir el
mundo. Pero que han sentido alarma en un aspecto crucial. A diferencia de las discusiones
habidas en Kyoto en 1997 en que se especulaba sobre desastres ambientales por la
acumulación del efecto invernadero para dentro de varias décadas o siglos, el informe
pentagonal agudiza los términos dramáticamente: restringe los plazos incluso a menos de una
década.
Nunca creímos en profecías y menos a fecha fija, como con más altanería que sabiduría
intelectual anuncian los autores del mencionado informe "secreto". Pero la afirmación de que
Inglaterra vivirá un clima siberiano en el 2020 es por lo menos llamativa. Y los anuncios de
catástrofes más cercanas todavía en el tiempo para países con costas bajas también. Los
autores: Peter Schwartz, consultor de la CIA y del Royal Dutch/Shell Group y Doug Randall, otro
empresario.
Lo cierto es que el derretimiento de los polos puede convertir al planeta en un verdadero infierno:
la hipótesis muy trajinada por climatólogos de que la invasión de aguas árticas al Atlántico podría
bloquear la vital corriente del Golfo, convertiría paradójicamente a Europa, a la Europa del Norte,
en una región con frío insoportable (estamos hablando del Reino Unido, Islandia, Noruega, e
islas menores, por lo menos).
Por su parte las zonas tórridas del planeta pasarían a ser totalmente invivibles hasta para los
humamos que hoy en día sí viven allí. Lo mismo sus cultivos y sus animales de cría. Los cultivos
templados, como los de tantos cereales (trigo, centeno, maíz) serían barridos de la faz de la
Tierra por la tropicalización. La expansión de especies patógenas, sobre todo en los ámbitos
cálidos, sería sobrecogedora; pensemos en hongos (a menudo venenosos), ácaros, insectos,
microorganismos.
La frutilla del postre con este meneado informe es que la Casa Blanca lo ocultó durante varios
meses, indudablemente estremecidos por "la novedad". Fue finalmente a través de una filtración
a la prensa, The Observer [periódico británico fundado en el s. XVIII] que salió a la luz.
Recordemos que lleva la firma del Pentágono... todo lleva a pensar que Bush Jr. ha entrado en
otro cortocircuito...
Randall, consultado luego de "la explosión mediática" dijo, por ejemplo, que "posiblemente es
demasiado tarde para prevenir que ocurra un desastre. No sabemos exactamente en qué
momento estamos. Podría comenzar mañana y no lo sabríamos durante cinco años." (cit. p. The
Observer, 22/2/04). Más allá de la puerilidad tan hollywoodense de que pueda comenzar mañana
un proceso que en el informe dan por comenzado, la observación revela igual la gravedad de la
situación.
Willy Meyer, presentando en 1987 el excelente documental alemán Klima im koma (en
Naturaleza y medio ambiente en cine y TV, Buenos Aires, Instituto Goethe, 1990) decía con
preciso vuelo poético: "La Tierra tiene fiebre".
Sólo una ceguera en el colmo de su egoísmo puede llegar a lucubrar títulos como el de Clarín
Rural el 28 de febrero de 2004: "El cambio climático beneficiaría a la soja." (*)
Recuadro
"Entretanto, a todos los consumidores estadounidenses se les ha pedido una tarea para la
defensa ambiental: que compren helados Ben & Jerry de crema, porque se les asegura que un
tanto por ciento de las ganancias de su fabricante Unilever van a ir a parar a 'iniciativas que
tengan que ver con el efecto invernadero'."
"Uy, uy" remata Matthew Engel ante tan formidable medida (op. cit.).
Fueron los ejecutivos, los capitales y la capacidad tecnológica y administrativa de las empresas
transnacionales, principalmente de Estados Unidos, las que incursionaron en los suelos de
nuestra América e hicieron dependientes nuestras economías, hasta tal punto que en “los dos
últimos decenios, ha eclipsado la asistencia oficial al desarrollo. De un tercio a la mitad de toda la
inversión privada en los países en desarrollo procede ahora de la IDE”, Inversión Directa
Extranjera1.
Esta doctrina, según varios especialistas, es la base política de lo que hoy se conoce como Área
del Libre Comercio para las Américas (ALCA) o simplemente de los Tratados de Libre Comercio
(TLC), pero consideramos que dicha apreciación es también valida para el Plan Puebla Panamá
(PPP) y para la Integración de la Infraestructura Regional Sur Americana (IIRSA), es por ello,
siguiendo ese mismo orden de ideas el candidato LaRouche señala la vigencia de los proyectos
ferroviarios que ya desde 1898 promovía el presidente de Estados Unidos William McKinley para
“conectar América del Norte y del Sur”2, de tal manera que podríamos afirmar que esta visión
imperial es hoy unos de los primeros antecedentes de la infraestructura presentada en los
proyectos PPP/TLC/ALCA para México y América Central e IIRSA/TLC/ALCA para América del
Sur.
Pero fueron los llamados “Ajustes Estructurales” impuestos a los países en desarrollo por el BM
y FMI bajo los intereses de Estados Unidos, el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles
(GATT) y la creación de la OMC unos de los antecedentes más cercanos de los llamados TLC o
ALCA. Según Geoff Nettleton: Por recomendación y financiamiento del Banco Mundial, entre
1988 y 1993, se había generado ya 270 mil millones de dólares americanos por las ventas de las
empresas mineras estadales financiadas, se había debilitado el control y la influencia del Estado,
así mismo la “Liberación” en los países de sus leyes mineras para ofrecer diversos incentivos y
menores restricciones a los inversionistas privados mineros, tales como: a) Facilidad de acceso a
los proyectos mineros, b) Derechos garantizados para pasar de la prospección a la actividad
minera, c) Pagos reducidos o participación del Estado y d) Libre repatriación de los beneficios.
Existe una base material que coadyuva a que los Estados ricos en minerales tomen este camino:
a) Aminorar su deuda externa y su desequilibrio comercial y b) Gobierno que no presenta
contratos cada vez más atractivos, las empresas amenazan con retirarse del país o reducir sus
actividades3.
La estrategia del Banco Mundial para la regulación minera mundial se basó en una investigación
realizada en África (Banco Mundial, 1992, Documento Técnico Nº 181, Estrategia para la Minería
Africana). Las leyes e incentivos para atraer a los inversores surgieron de las propuestas que
señalaron los mismos inversores mineros, pues se le pidió que ellos señalaran los cambios que
les satisfarían3.
Pero es a través del Estado norteamericano y de su gobierno democrático empresarial como los
capitales estadounidenses están logrando encerrar a todos los países de las Américas en un
sólo marco contractual de comercio liberal, llámese TLC o ALCA, pues de manera individual no
podían del todo controlar.
Desde el control del Estado norteamericano, los empresarios logran compactar una política única
de libre comercio acompañada de toda una estrategia de hegemonía imperial, ya que cuentan
con un aguerrido aparato diplomático y con las acciones legales e incubiertas del Comando Sur y
sus bases militares esparcidas por distintos puntos estratégicos correspondientes a la ubicación
de los recursos naturales y lugares de desarrollo exógenos donde se cocinan los bastos
negocios de infraestructuras y el nuevo modelo de endeudamiento a asumir por los gobiernos de
la región al aceptar como suya la construcción de la compleja infraestructura impuesta por los
doces Ejes de Integración desde las recomendaciones del BID, la CAF o el BM para América del
Sur (IIRSA) o el Plan Puebla Panamá (PPP). Pero la otra cara de la moneda es que estas
aspiraciones imperiales se hacen realidad gracias a coordinación complaciente, a espalda de los
intereses populares, de la mayoría de los gobiernos y de las burguesías criollas que han hecho
posible que “la globalización económica se está imbricando en nuestros sistemas de producción,
en nuestra legislación, y en nuestras costumbres”4.
En nuestro caso, como país andino, estamos ubicados dentro de del Eje de Integración Andino
(IIRSA) y de la lógica expancionista comercial militar que dinamiza el Plan Colombia, para el
control de los bastos recursos naturales energéticos y biológicos, por ello la necesaria tarea
popular de cuidar para las generaciones venideras nuestros únicos recursos, que desde la óptica
de la globalización pose importancia comercial.
El modelo de desarrollo impuesto en nuestra América hasta hoy sigue siendo el de centro-
periferia, y así lo concibe los modernos TLC o el ALCA, que no han podido superar la visión de
explotación binomio tierra-campesino/indígena, el deshumanizado urbanismo y la depredadora
extracción de recursos naturales; son pocos los países en la región que han podido superar la
brutal exportación de grandes volúmenes de materia prima o de simple manufactura. Estas
economías o las que han logrado algún nivel de industrialización como México, Argentina o
Brasil terminan también encerradas en la pobreza del pueblo dada la “transferencia crónicas de
excedente de la periferia del sistema hacia los países desarrollados, como expresión de la
dialéctica de desigualdad establecida en las relaciones económicas internacionales”7.
Con los TLC o el TLCAN, o con el ALCA, el viejo modelo de desarrollo se termina de inclinar a
160º a favor del capital, mejor dicho, de la visión comercial anglosajona, haciendo que todo
jurídicamente se transforme en mercancía, y se disparará, de esta manera, la recolonización de
las Américas, solo que en esta oportunidad todo será a la manera anglosajona.
Pero estos acuerdos llamados TLC o ALCA de nada sirven si no se posee la manera más
expedita de transportarlos a los Estados Unidos, y por estas misma infraestructura a construir
enviar sus exportaciones subsidiadas, así mismo determinar con precisión en donde y por donde
montar sus tecnología de punta en la telecomunicación, de fibras óptica, tendidos eléctricos,
privatización del agua o de la biodiversidad, siembra de semillas transgénicas, plantaciones, etc.
Los TLC o el ALCA requieren obligatoriamente el PPP y la IIRSA, son dos caras de una misma
moneda, es más, hoy con los niveles de desarrollo jurídicos y de comercio neoliberal presentes
en las Américas, la IIRSA y el PPP por si solos pueden funcionar dado que los enormes
volúmenes de materia prima a trasladar lo exige con urgencia, principalmente combustibles
fósiles, así como se necesitó con urgencia controlar los de Afganistán e Irak. Recuerde que
Estados Unidos para mantener su estándar de vida y sus nivelas de industrialización necesita
superar los 2 millones y medio de barriles de petróleo diario y las 800 millones de toneladas
métricas de carbón que anualmente consume.
Los TLC o el ALCA necesitan principalmente minimizar o eliminar por completo cualquier
obstáculo que les limite la extracción de materia prima, o la instalación y funcionamiento de
nuevos mercados e industria en las Américas. Son las leyes o decretos ambientales, más que
las constituciones de los países, el principal bastión de resistencia jurídica con la que cuenta la
población, tal como fue el caso de San Luis Potosí, México4.
Algunas de las principales observaciones ambientales a los TLC o al ALCA son que, por sus
fallas estructurales existentes entre la relación de los conceptos ambiente-libre comercio, se
conviertan los países llamados en vía de desarrollo en “refugio de la contaminación”, llamado
también “efecto estructural” o “efecto indirecto”: “el comercio puede alentar a las industrias
“contaminantes” a ubicar sus instalaciones en países donde los estándares ambientales son
bajos o débiles en cuanto a su aplicación”, o el “efectos de escala” o “amplificador”: “los
productores aumentan su producción para satisfacer una mayor demanda de los mercados
externos”, o simplemente “el daño ambiental no se “internalice,” es decir, que los costos de los
problemas ambientales no recaigan sobre aquellos que crearon el problema”8. En todo caso, en
esta relación se “evidencian la supremacía de los criterios comerciales por encima de cualquier
otro, incluso a nivel internacional”4. A este nivel de la problemática, para paliar la situación, hay
empresarios, que coinciden con los ecologistas, en que se “internalicen los costos de los daños
ambientales que están provocando”, de tal manera que se aplique el “principio del que contamina
paga”8.
Los procedimientos para plantear diferencias o demandas tienen dos características de fondo:
2. “El derecho a entablar una demanda no está trabado por ninguna necesidad de
consentimiento de las Partes”1.
Denuncia el Instituto International de Desarrollo Sustentable que una demanda resulta un costo
moderado para la firma comercial, con un enorme costo potencial para el gobierno “iniciar esos
procesos resulta virtualmente sin costos para las grandes empresas, ya que cuesta literalmente
unos pocos miles de dólares preparar una nota de intención de recurrir a arbitraje, con la que se
inicia el proceso y que concede acceso privilegiado”1.
Los artículos 1102 y 1103 exigen que el “país receptor trate a un inversionista extranjero de
manera “no menos favorable” que el modo en que trata a sus propios inversionistas o a los de
cualquier otro país”. La aplicación de estos artículos “podría ser demasiado limitada para los
reguladores del medio ambiente, que necesitarán considerar también las repercusiones
ambientales de la producción, el consumo y la eliminación de los bienes”. El artículo 1105 es el
menos traumático de todos pues el “derecho internacional, incluido trato justo y equitativo, así
como protección y seguridad”, el artículo 1106 “prohíbe determinados tipos de requisitos que los
gobiernos podrían tratar de imponer a los inversionistas” y el 1110 “pueda interpretarse que este
artículo impide a los gobiernos regular la actividad comercial para proteger el medio ambiente, o
la salud o la seguridad humana, ejerciendo “poderes de policía” que tradicionalmente no se
consideran expropiación en el derecho internacional”1
Se entiende por expropiación: “a) La propiedad privada no sólo se refiere a la tierra y las
instalaciones, sino también al valor comercial de la propiedad, incluyendo el valor en acciones de
la compañía y las futuras utilidades. b) Tradicionalmente, la compensación era otorgada sólo
cuando se perdía el total de la propiedad. Bajo la actual definición se aplica cuando se pierde
cualquier parte de su valor comercial y c) Se requiere compensación no sólo por una
expropiación, sino por actos “equivalentes a una expropiación”. Esto significa que un amplio
rango de políticas, leyes o medidas administrativas pueden ser consideradas con un efecto
similar a la expropiación”4.
b. La empresa Ethyl Corp. de Estados Unidos que demandó al Gobierno canadiense por
250 millones de dólares americanos sólo porque la discusión de una ley prohibiendo un
aditivo tóxico (MMT) de gasolina usado por la empresa “constituyó una expropiación de
sus inversiones, porque la crítica pública a la empresa dañó su reputación”. En este caso
Canadá tuvo que negociar, dar marcha atrás en la legislación correspondiente y
compensar a la empresa con $13 millones de dólares.
En todo el litigio se dejo claro entre otras cosas que “el ayuntamiento hizo uso de sus
atribuciones y que la empresa lo construyó de todas maneras, ilegalmente” y que “La
declaratoria de área natural protegida es jurídica y técnicamente correcta, responde a la petición
de la comunidad de Guadalcázar y deja a salvo cualquier derecho legal que la empresa tuviera.
Aún así, se considera que es “equivalente a expropiación”4.
Con respecto al Capitulo 11 del TLCAN afirma Gerard Geenfield “si sólo consideramos el poder y
los intereses de las corporaciones mineras canadienses..., este derecho “tendría un efecto
devastador en las comunidades locales y en el ambiente”9
Pero las apetencias demandantes de las empresas no se quedan solamente enmarcadas dentro
de un TLC, éstas realizan acciones aún en casos donde no se han firmados acuerdos
globalizantes, como ocurrió en Costa Rica con la empresa Harken Costa Rica Holdings, “firma
corporativa con vínculos cercanos a Harken Energy de Texas, la ex compañía de petróleo del
Presidente Bush, y MKJ Xplorations of Meterie de Luisiana”, que demandó al pequeño país el 15
de septiembre de 2003 “por más de 57 billones de dólares en compensación, casi tres veces
mayor que el producto interno bruto y once veces mayor que el presupuesto anual del gobierno
de Costa Rica” ante “el Centro Internacional para la Resolución de Conflictos de Inversión del
Banco Mundial” por no aprobarle el Estudio de Impacto Ambiental que presentó para explorar
petróleo en el mar caribe de Costa Rica. Ante las acciones interpuestas (febrero del 2002) de no
asistir a un tribunal internacional esta demanda no prosperó; bajo un TLC, Costa Rica no hubiese
tenido ninguna opción y habría tenido que someterse de manera obligatoria al tribunal
internacional”10, pero desde el 25 de abril de 2004 todos los Gobiernos de los países de
América Central aceptaron la propuesta de Washington de ir a un TLC.
La propuesta de reorganización que del espacio suramericano propone la banca regional, BID y
CAF, e impulsada además por el BM significa el mayor impacto cultural, social y ecológico
sufrido en la historia de este continente.
Los gobiernos todos están adquiriendo una enorme deuda para satisfacer principalmente los
intereses de los empresarios estadounidenses y del estado imperial. Los doce Ejes de
Integración que descompone el espacio y reestructura de nuevo en doce partes el continente
suramericano es ahora un elemento necesario para dinamiza la economía y agiliza el transporte
de los ansiados estratégicos recursos naturales hacia Estado Unidos.
Estos doce ejes generarán a la vez otras subdivisiones territoriales, unas veces agrupando o
dividiendo a varios países, o parte de ellos, proponiendo subregiones, pasos interoceánicos,
hidrovías o represas binacionales, ubicación, privatización o administración privadas de aguas o
acuíferos subterráneos, o variedades de puertos multimodales a construir, o aeropuertos, o más
bien, pequeñas o grandes vías ferroviarias, puentes binacionales, tendidos eléctricos y
gaseoductos nacionales, binacionales o continentales, plantaciones, privatizaciones de bosques
o administración privada de parques nacionales, entre otras tantas infraestructuras a construir.
Tomaremos como ejemplo ilustrativo algunos impactos aislados a los ríos Amazona y Orinoco.
Transformar en una enorme hidrovía los ríos La Plata, Amazona y el Orinoco-Apure significa uno
de los mayores ecocidios cometidos en la historia de América, y todos los Gobiernos, con la
excepción de Chile por no formar parte de la cuenca amazónica, están dispuestos a asumir, eso
sí con la asesoría técnica de Estados Unidos y financiamiento extranjero; ya la empresa estadal
petrolera Petroperú y la Sosa Oil del Perú desde el año 2000 están sacando por gabarras
barriles de petróleo y de diesel desde Iquitos, Perú, hasta Puerto Velho, Brasil, “navegación que
duró 23 días, en un recorrido altamente riesgoso de más de 2.500 kilómetros aguas debajo por el
caudalosos Amazonas, para luego remontar el crecido río Madeira”10.
La biota, el potencial pesquero, sus valores ecológicos y culturales que depende del inmenso río
Amazona y sus áreas de influencia de su curso están en peligro por el impacto que causará
transformarlo en una hidrovía. Civilizar el río a través de la ingeniería sería mermar su capacidad
generadora de valores intangibles, de equilibrio ecológicos dador de vida y bienestar colectivo
“En el ámbito de los ríos se destacan enormes tormentas eléctricas, con vientos huracanados de
más de 140 kilómetros por hora, acompañados de olas de hasta de dos metros de alturas;
existen enormes y peligrosos remolinos, que se forman especialmente en las confluencias de los
ríos; y el de mayor riesgo de todos son los “bancos de arenas”, que no están señalados en las
cartas de navegación por sus frecuentes cambios de lugar debido a la constante creciente de los
ríos. Los mismos representan un peligro a la embarcación y su carga”10.
El río Orinoco, que forma parte, según la IIRSA, en el “Eje Multimodal Orinoco-Amazonas-Plata”
y según Plan Nacional de Desarrollo Regional 2001-2007 del Ministerio de Planificación y
Desarrollo “Eje de Desarrollo Orinoco-Apure” al entrar en esta estrategia imperial también sufrirá
un magno impacto, así lo asegura la posibilidad de su navegación y las de sus más importantes
afluentes “Navegación fluvial por el río Orinoco, a través del brazo Caciquiare, continuando al
suroeste hasta el río Negro hasta llegar al “farm tank” en Manao, Brasil. Esta alternativa no es
factible por el bajo calado del brazo Caciquiare más el peligro de muchos raudales, entre los más
importantes se destacan Atures, Garcitas y Maipures en el río Orinoco, y Zurucucu, Cabarua y
Murciélago en el brazo Caciquiare. Esta alternativa requiere de una gran inversión para ser
factible la navegación de grandes gabarras en un futuro próximo”11.
El modelo de desarrollo que se viene entretejiendo desde mediado de 1970 por el Estado
venezolano (Corpozulia/Carbozulia) y las corporaciones transnacionales mineras, en especial del
carbón, hoy significa que el Zulia sea condenado a ser una zona de sacrificio y un puente o
plataforma al Mara Caribe entre los Andes (Eje de Integración Andino)12 y el Sur (Eje
Venezuela-Brasil-Guayana-Suriname y Eje La Plata-Amazona-Orinoco)12. Estos tres ejes
regionales al entrar a Venezuela se comenzaron a denominan desde el segundo Gobierno del
Carlos Andrés Pérez Ejes de Desarrollo Oriental, Occidental y Orinoco Apure, que en un plano
físico tienen forma de “H”, de tal manera que gran parte de los recursos naturales y otra forma de
mercancía de todos los países de América del Sur pueden salir por Puerto América, ubicado en
el Golfo de Venezuela, cerca de la entrada del Lago de Maracaibo en la Isla de San Bernardo-
San Carlos, unos de los puntos más cercanos en la región al sureste de Estados Unidos13.
Gran parte de los estudios realizados de Puerto América han sido financiados por el Banco
Mundial, BID, CAF y el Gobierno de Holanda y elaborados por empresas holandesas de
ingeniería ambiental como las empresas Alkyon Hidraulic Consultancy & Research y la Royal
Haskonig, su primer modulo el Terminal Carbonífero de la Isla de San Bernardo pretende ser
construido por la empresa arubana Inter-American Coal, N.V/Trans-Coal de Venezuela, C.A.
Todo el piedemonte de la Sierra de Perijá limite natural con la República de Colombia ha sido
entregado a través del Ministerio de Energía y Minas (MEM) en concesiones mineras por el
Estado venezolano. Hasta ahora se han entregado 318.319, 15 hectáreas en concesiones para
explotar minerales, de ellas 236.997, 15 son de carbón, de las cuales Corpozulia posé 206.689,
32 hectáreas: en la Subregión Perijá 125.956, 80 y en La Guajira 80.732, 52. Sólo de las minas
Paso Diablo (Corpozulia/Anglo American Coal/RAG Coal International) y Mina Norte
(Corpozulia/Inter-American Coal, N.V.) están hoy en explotación movilizando 8 millones de
tonelada métricas al año, estos dos sectores mineros ubicados en el piedemonte de la Sierra de
Perijá, en La Guajira, municipios Mara y Páez, pretenden elevar la exportación de carbón a 22.5
millones de toneladas anuales abriendo las minas, también a cielo abierto, Socuy y Cachirí
respectivamente. Estas minas tienen los nombres de los ríos que contaminan y destruyen.
Las otras empresas las que tienen firmados contratos de arrendamientos con Corpozulia, como
COSILA y Carbones de Perijá, y las que han solicitado por su cuenta concesiones de carbón
como Carboníferas Caño Seco, Carbones del Socuy, Minera MAICCA, Consultores Mineros y
Carbones de Occidentes aspiran sacar 13.5 millones de toneladas más anuales para un total de
36 millones. Todo este carbón es el elemento estructurante y dinamizador del Eje de Desarrollo
Occidental, de tal forma que los grandes puertos a construir en el Golfo de Venezuela o al
interior del Lago de Maracaibo son para carbón, al igual que las líneas ferroviarias y nuevas
carreteras, así se especifica no solo en los proyecto del Ministerio de Planificación y Desarrollo,
sino en los planes del BID14 y de las multinacionales del carbón. La CAF llega ha decir que el
financiamiento de la ampliación de la carretera La Fría-Machiques a cuatro canales se justificaría
si se intensifica la explotación de carbón en la Sierra de Perijá, en el estado Táchira y en Norte
de Santander, Colombia, y se construye los puertos gabarreros del Sur del Lago y Puerto
América15.
Estos proyectos mineros, ubicado en las cuencas de todos los ríos del la Sierra de Perijá,
justificadores del Eje de Desarrollo Occidental, no sólo dejarían al Zulia sin agua, profundizarían
el proceso de desertificación de los suelos en Perijá y La Guajira, mermarían los bosques y la
biodiversidad de la flora y fauna perijanera, sino que reducirían aún más las tierras y los hábitats
de los indígenas Barí (Chibcha), Yukpa (Caribe), Wayúu y Añúu (Arawak), por ello la posición
obstruccionista de los representantes de los Ministerios de Energía y Minas y del Ambiente de no
aceptar en la Mesa Nacional de Demarcación ante la propuesta de Autodemarcación por parte
de las comunidades indígenas y las observaciones realizadas al Reglamento oficial de la Ley de
Demarcación y Garantía del Hábitat de los Pueblos Indígenas, apegado a la nueva Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (1999), que obliga al Gobierno demarcar las tierras de
los indígenas en un tiempo de no mayor de dos años, en diciembre de 2004 se cumple cinco
años. La Comisión de Demarcación Nacional está entrabada por los siete representantes del
Estado (los indígenas son ochos) no se hayan como hacer para otorgar a los indígenas tierras
que no estén dadas en concesión mineras, y el 80% de las tierras y hábitats de los indígenas del
Zulia están en concesiones mineras de carbón, los Wayúu que viven en las cuencas de los ríos
Guasare, Socuy, Cachirí y Maché están en donde se pretende explotar el carbón, igual suerte
corren los indígenas Barí y Yukpa a través de los Proyectos de Corpozulia: Río de Oro y Tukuko
Aricuaizá. Esto se agrava ya que el Instituto Nacional de Tierra (INTI) se niega, por mandato del
Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), a entregarles a estos indígenas las
Cartas Agrarias solicitadas ante la presión de los mineros y hacendados. A esta penosa situación
hay que sumarle que cada vez que ocurre un secuestro en la ciudad de Maracaibo de inmediato
se dispara una arremetida contra estos pobladores en la frontera, principalmente en el Diluvio,
Maché, Cachirí y Socuy. Y a los pocos días de nuevo aparecen las presiones a indígenas y
campesinos de los representantes de las transnacionales mineras16.
Bibliografía citada
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inversionista-estado sobre el medio ambiente. Resumen Ejecutivo ”International Institute for
Sustainble Development, (iisd), www.iisd.org/pdf/sp_nafta.pdf
4 MEDELLÍN MILÁN, Pedro y Luz María, Nieto Caraveo, “Caso Metalclad: “Expropiación” de los
Derechos de los Mexicanos”. Pulso, Diario de San Luis Sección Ideas, del jueves 17 de mayo de
2001: 4, San Luis Potosí, México. http://ambiental.uaslp.mx/productos/caso.htm
9 GEENFIELD, Gerard “Las Reglas del TLC en Metalclad vs Mexico: Un Contexto más Amplio”.
http://wtoaction.org/greenfield2.phtml, citado en Medellín Milán, Pedro y Luz María, Nieto
Caraveo, “Caso Metalclad: “Expropiación” de los Derechos de los Mexicanos”. Pulso, Diario de
San Luis Sección Ideas, del jueves 17 de mayo de 2001: 4, San Luis Potosí, México.
http://ambiental.uaslp.mx/docs/PMM-AP010517-Metalclad.pdf
10 HERSHOWITZ, Ari y David Waskow, “La Amenaza al medio ambiente por parte del Tratado
de Libre Comercio con Centroamérica (TLC): El caso de la empresa Harken Costa Rica Holdings
y la exploración petrolera en el mar”. www.encuentropopular.org/areas/tlc/artic037.htm - 34k,
Encuentro Popular, info@encuentropopular.org
11 SOSA VEGAS, José Félix. 2002 “PDVSA y la cuenca amazónica” 34-35 Petróleo YV No.8.
Año 4, 48 pp.
15 CAF, Red Vial de Venezuela. Orden de Prioridades de Los Proyectos Viales de Integración
Andina: 1-2, http://www.caf.com/espanol_old/05d01/venezue/cven00.html
16 HOMO ET NATURA y ANPA/ Agencia de Noticias del Pueblo, “Los Gringos no tienen tierras
en La Guajira y Perijá”, Publicado el Martes, 15/06/04 11:15pm http://www.aporrea.org/
SEGUNDO MATERIAL DIDÁCTICO
i
Ha-Joon Chang, “Las bondades del librecambio: una superchería histórica”, Le Monde diplomatique, edición en español,
No. 13, julio de 2003.
ii
Peemans, Jean Philippe, “El sudeste asiático: entre el mito y la realidad”, Cuadernos de Economía, Universidad Nacional
de Colombia, 1988.
iii
Ray Keely, Industrialization and Development: A comparative analysis, Londres: UCL Press, 1998, pp. 32-33.
iv
Maurice Dobb, Soviet Economic Development since 1917.
v
CEPAL. La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2002.
vi
Ver Keely, op.cit, pp. 76-78.
vii
Fernando Fanjzylber, La industrialización trunca de América Latina, Mexico: Editorial Nueva Imagen,1983, p. 85.
viii
Sobre ésto, ver Gary Gereffi y Donald Wyman (editores), Manufacturing Miracles: Paths of industrialization in Latin
America and East Asia, Princeton University Press, New Jersey, 1990, pp. 14-16.
ix
Fernando Fanjzylber, op. cit., p. 90.
x
Alice Amsden, “Taiwan's economic history: A case of étatisme and a challenge to dependency theory”, en Modern China,
Vol. 5, No. 3, 1979.
xi
Robledo, Jorge Enrique. www.neoliberalismo.com.co. El Ancora Editores. 2000.
xii
Barbara Stallings, “The Role of Foreign Capital in Economic Development”, en Gereffi y Wyman, op. cit., pp. 60-62.
xiii
Kiely, op. cit., p. 101.
xiv
Ha-Joon Chang y Green Duncan. The Northern WTO Agenda on Investment: Do as we say, Nor as we did. South C
Center. 2003. Suiza.
xv
Op Cit.
xvi
Unctad. Informe sobre el Comercio y el Desarrollo. 2003.