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ROLES MASCULINOS Y OPRESION DEL HOMBRE.

Bittor Nuñez Rodriguez – Escritor.

La lucha por la liberación de la mujer es una de las grandes revoluciones pendientes en el mundo. Con
razón se alzan las mujeres, con razón defienden sus derechos, con razón se revelan frente a la injusticia y la
opresión de género que las relega permanentemente a un segundo orden de la vida. Es cierto que esta
discriminación impregna todos los órdenes de la vida humana. Y es lógico que se elabore un discurso, que se
construyan ideas y definiciones, que se trabaje intelectualmente, profundizando en la casuística de esta
problemática. Pero algo debe cambiar profundamente en la actitud que los movimientos feministas han venido
manteniendo durante demasiado tiempo. Es importante que las mujeres sepan encontrar tanto aliadas como
aliados en su lucha. Que dejen de ver al hombre como un enemigo. Y sobre todo que dejen de colaborar ellas
también con otro tipo de opresión velada que también sufre el hombre por el mero hecho de haber nacido varón.
Yo soy hombre. Y con las definiciones y rolles que se hacen de lo que es ser masculino, no me identifico ni me
identificare nunca. No tengo nada que ver con esos roles que dibujan al hombre como un ser irracional, que vive
para las apariencias, que basa toda razón de existencia, en competir, en ser el más fuerte, en imponer por medio
de la fuerza y la dominación una jerarquía, un orden opresivo, cuya máxima aspiración es alcanzar el éxito
pisando a quién haga falta. Yo no me identifico con ese hombre violento, rudo, fiero, gélido, explotador,
insensible. Son millones los hombres que en el mundo han tenido que vivir bajo esta opresión. Millones los
hombres vilipendiados, marginados, insultados, y maltratados por qué renegaron de esos roles que algunos
pretenden denominar masculinos. Hay que romper con ese discurso de roles, porque si hablamos de un lenguaje
sexista, esta dinámica en sí, está poniendo bajo una coraza dialéctica a un género humano más, que no tiene por
qué avergonzarse de ser tal, porque esos roles no son de género, y no tienen que ser identificados como
intrínsecos a la pertenencia a tal genero. Una persona sana, que se haya desarrollado plenamente, con todas sus
cualidades innatas, nunca estará condicionada por roll alguno. Porque los rolles son patrones de comportamiento
y actitud aprendidos, son normas de conducta que rigen el desarrollo de la persona, que se instalan en su
psicología. El hombre por ser hombre, no nace con tendencias innatas. Pudiera observarse aquí el discurso
genetista- determinista que alude a ciertos condicionantes genéticos, pero es que el medio en el que ese hombre
se desarrolla es lo verdaderamente determinante, porque existe un adoctrinamiento general y múltiple de ese ser
a lo largo de todo su desarrollo y crecimiento. Luego es la propia sociedad la que desde muy niños va modelando
a los hombres del futuro, y en esta educación, en esta formación, y adoctrinamiento, la responsabilidad es
colectiva. No podemos decir que queremos una sociedad igualitaria, y luego afirmar que cuando las mujeres han
gobernado en algún país, si han sido déspotas, autoritarias, han benefiado a los intereses de la oligarquía y
actuado en favor de los poderosos, lo han hecho por que se han masculinizado. Es un silogismo fatalmente
planteado. Aquí lo que está claro es que el poder exige una serie de servidumbres en las que no hay diferencia
de género. Tan maleable y corruptible es la mujer como el hombre, cuando se está en la cúspide. Hay que cuidar
profundamente el lenguaje, porque este tipo de discurso cargado de ataques hacia el hombre, que promueve la
culpabilidad, la búsqueda de un reo a sacrificar, ver al género masculino como origen y motivo de todas las
dificultades de la mujer en el mundo, no ayuda para nada a la mujer ha hallar los aliados, que codo con codo,
luchen para derrocar la discriminación que sufren las mujeres. Los valores solidarios, la sensibilidad, el afecto, la
capacidad de escucha y comprensión, la afabilidad, el respeto por el medio ambiente, y todo tipo de roles que se
quieran expresar son cualidades humanas a desarrollar por todas las personas, sin diferencia de sexo, raza y
religión. Hay que luchar para que todos los valores y cualidades puedan ser desarrollados por tod@s, con el fin
de que la dominación del hombre, desaparezca de una vez por todas y se nos quite el peso que como un yugo
apresante nos oprime por el mero hecho de haber nacido con un rabo entre las piernas. El hombre se sentiría
aliviado si se le permitiera ser quién verdaderamente es. Si la sociedad le reconociera el derecho a poder llorar
libremente, a expresar sus emociones, a vibrar pleno de ternura cuando contempla una flor plagada de colores, a
no soportar el peso de ser el primero en todo, en el trabajo, en el deporte, en las conquistas sexuales, en la
habilidad de manejo de situaciones que se le suponen propias por razón de género. Quiero poder agarrar del
hombro a los amigos y camaradas, abrazarles, acariciarles la palma de la mano, y que no se levanten sospechas
de tipo sexual, por que el tópico diga que el hombre carece de ternura y necesidad de afecto, que sus únicos
móviles en el contacto físico, son segundas intenciones. Quiero poder hacerlo sin tener que soportar la típica
respuesta, “quita de aquí, no hagas mariconadas”.

Las generalizaciones, incluso las dialécticas, pueden llevar una terrible carga opresiva sobre quienes ni
desarrollan esas premisas expresadas ni se identifican con ese prototipo. Es indignante que me traten de apresar
en roles con los que nunca he querido tener nada que ver. Y son cientos de miles de hombres los que no están
dispuestos a desarrollar esos patrones de opresión con los que se nos machaca a diario. Yo me reivindico como
hombre. Nada tengo que ver con ese modelo de hombre en el que me tratan de encasillar. Tan solo pido que me
respeten mi condición de género, que comprendan que ni es admisible ese roll que dice que la mujer es débil, ni
tampoco el que afirma que el hombre es fuerte y dominante. Yo ni soy fuerte ni quiero que me impongan el
serlo. Mantenerme en esta innata actitud me ha costado mucho sufrimiento. Y esto demuestra que los roles son
de naturaleza opresiva, son imposiciones psico-sociales que yo trato de combatir con todas mis fuerzas. No
puedo evitar a veces que me atrapen algunos patrones de comportamiento que tienen que ver con esta opresión,
porque a veces bajamos la guardia, y la presión existente es palpable. Pero, yo quiero que vosotras, mujeres
conscientes del mundo, seáis aliadas nuestras, no nos encorsetéis en valores y roles que no nos pertenecen, que
nada tienen que ver con lo que un hombre integro pudiera ser sino hubiera recibido la opresión constante que
reprimió en nosotros nuestras potencialidades como hombres sensibles, tiernos, cooperantes, etc. Y el día en que
comprendáis esto que trato de haceros llegar, encontrareis que se os abren muchas puertas en vuestro camino
por la liberación de la mujer, porque sin la liberación del hombre al que se le apresa en rolles de todo tipo, no
podrá avanzar la lucha de la mujer. Sí comprendiéramos que se trata de ampliar nuestra visión, de que la
dinámica debe ser mucho más holística, avanzaríamos hacia la liberación del ser humano en toda su totalidad.

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