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Buenos y Religiosos

Emilio del Barco

Para ser bueno, no es imprescindible ser religioso. Como, para ser religioso, no es
necesario ser bueno. La duda es creativa. Necesitamos tener dudas para avanzar.

No puede ser bueno, quien base sus victorias, políticas o sociales, en esparcir
veneno. Al final, resultarán todos intoxicados. El significado de las palabras varía
según qué labios las pronuncien y qué mente las dirijan. Ponerse del lado del fuerte,
puede ser la forma más segura de ganar, pero no la mejor manera. Si algo hay que
pedir a los hombres públicos sensatos, es que sean, primero, respetuosos con el
ser humano y luego con sus ideas. La felicidad humana deberá ser más valorada
que el sacrificio de los pueblos, en el altar de las ideas inconmovibles. La buena
voluntad ha de llenar el mundo con sus irradiaciones. La actuación
bienintencionada, con uno mismo y con los demás, ha de ser sin imposiciones. Lo
bueno para unos, no lo es siempre para todos. Nada es absoluto. Todo es
ambivalente. Se puede pensar como se desee, pero no se debe desear cualquier
cosa. Los pensamientos no tienen límite, los deseos sí. Cuando el deseo sea
ilegítimo, debe borrarse del pensamiento. Antes de permitirle convertirse en un
hecho indeseable: Indeseable es todo lo que consideremos malo o injusto. Codicia y
soberbia juntas, son malas consejeras. En su compañía, lo bueno puede
transformarse en perverso. La Humanidad, por fortuna, va mejorando. Nunca ha
habido más amor que en el presente. Pues la solidaridad humana actual, brotada
del conocimiento mutuo, es una función de amor fraternal. La multi - culturalidad a
la que tienden las sociedades actuales, une a los humanos, como seres
equivalentes, provenientes de medios diversos. Cuando los dogmas mandan, sólo
perviven las guerras. La individualidad puede y debe subsistir entre la mezcla.

El conocimiento está formado por saber e ignorancia. Cuanto más conscientes


seamos de lo que ignoramos, más sabremos. La armonía entre principio y fin, da la
certeza de su rectitud. La belleza siempre da buenos frutos. Hacer lo más bello,
suele coincidir con hacer lo mejor. En la vida y en la ciencia. Física, química, y
buenos deseos, son las bases. A partir de ahí, lo que venga. Todo cae dentro de lo
posible. Hoy, los territorios no se conquistan con caballos y espadas, sino desde
medios audiovisuales y páginas de Internet. Somos bipolares, buenos y malos al
tiempo. Según sea el punto desde el que miremos. No hay bien ni mal absolutos.
Para crear algo nuevo, hay que destruir algo viejo antes. La misma acción es
siempre ambivalente, de doble efecto. En el conjunto, no logramos sumar o restar,
sólo compensar, intercambiar, equilibrar. Nuestra propia satisfacción o
insatisfacción da valor a la acción realizada. Al final, lo que convierte una acción en
positiva o negativa, no es la acción en sí, sino la intención con que fue realizada. El
resultado obtenido es una consecución, que suma y resta al mismo tiempo. Emilio
del Barco. 15/05/2010. emiliodelbarco@hotmail.es . www.emiliodelbarco.com

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