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Antiguo Cuartel de Caballería de Utrera. (Sevilla).

Sede en 1803 de Farnesio, 6º Regimiento de Caballería de línea.

Un Antiguo Cuartel de Farnesio.

Muchos de nosotros sentimos un pellizco de nostalgia, de añoranza y de cierta impotencia al


ver el lamentable estado a que ido a parar el cuartel del Conde Ansúrez, que fue nuestra casa y
sede del Regimiento durante casi cien años… El mismo pellizco que durante cientos de años
atrás debieron sentir en relación a otra casas y lugares, las generaciones de farnesianos que
nos precedieron… Una labor pendiente para nuestra particular memoria y para la pequeña
historia de Farnesio es la de seguir por la geografía de los lugares donde estuvo de guarnición,
la situación de los diferentes edificios que albergaron a nuestra unidad.

Un ejemplo singular de buen hacer por su estado de conservación y muy desconocido por
cierto es el de la que fue sede del Regimiento durante los años en que estuvo de guarnición en
la sevillana localidad de Utrera a donde llegó Farnesio en 1803, tras la reforma que sufrió el
Arma en ese mismo año, permaneciendo en esa población hasta el Verano de 1805, en que
parte el Regimiento hacia el Puerto de Santa María. No era nueva la Campiña sevillana para
nuestro Regimiento que estuvo de guarnición en Sevilla desde 1774 hasta 1782 y desde 1806
hasta septiembre de 1807, y a donde vuelve luego en mayo de 1808 para dejar allí a uno de
sus escuadrones y partir al encuentro del enemigo francés… En realidad desde el año de la
campaña de Argel (1774) hasta el final de la Guerra de la Independencia, la residencia del
Regimiento gira en torno a Sevilla como lugar de su domicilio más o menos continuado. Siendo
durante años este cuartel de Utrera y sus campos el lugar de su remonta.

Aquí, antes de trasladarse el Cuartel General al Alcázar de Sevilla, se comenzó a organizar el


Ejercito de Andalucía, llamado también “del Sur”, ejército “golpista”… que no obedeció al legal,
pero ilegítimo gobierno que en Madrid estaba al servicio del rey intruso y que fue vencido en
Bailen…

En este lugar comenzaron a incorporarse entonces a las filas de Farnesio aquellos “mediáticos”
jinetes de Utrera que lucharon y murieron con valor en Mengíbar y en Bailen…

Situado en el sevillano municipio de Utrera, en la Plaza de la Virgen de la Cabeza, el cuartel


fue mandado construir por el Cabildo Utrerano en 1577, reinando Felipe II, como acredita la
inscripción que hay en el dintel de su sobria puerta. Edificio diseñado y destinado
específicamente a cuartel de Caballería. Los motivos de la construcción del cuartel responden
por un lado a la necesidad impuesta por Felipe II de construir edificios permanentes para alojar
a las numerosas tropas que estaban establecidas en la zona o que circulaban por ella camino
de la base de las galeras reales en el Puerto de Santa María. La obligación que los vecinos
tenían de alojar a las tropas se vio así salvada por esta iniciativa del Cabildo que de esta forma
estableció el edificio como sede permanente para estos menesteres. La presencia aquí del
Arma de Caballería viene de antiguo, por varias causas. La primera estriba sin duda en la
proximidad a las fronteras de la reconquista del territorio frente a los musulmanes durante más
de doscientos años, de ello queda constancia en la toponimia del la región… Jerez de la
Frontera, Arcos de la Frontera, Vejer de la Frontera…etc, son nombres que jalonan esa raya
cuya inestabilidad era la causa de la existencia de contingentes armados y de que la mayoría
de propietarios se dedicase a la crianza ganadera, al ser la más adecuada en esa situación ya
que en una entrada del enemigo es difícil levantar la cosecha pero muy fácil escapar con el
ganado. Quizá en ello estribe la larga tradición ganadera de Castilla, reino construido con una
mano en el cayado y otra en la espada… Otra causa sería la existencia de grandes
extensiones de pastos comunales de libre acceso próximos a Sevilla y dependientes del
Cabildo municipal de esa ciudad y que en los casos de Carmona y Utrera y sus vegas, podían
ser especialmente aprovechados por los vecinos de la zona para la cría de ganado. También la
cercanía a las marismas del Guadalquivir facilitaba el mantenimiento de los animales, con
pocas pérdidas durante los calurosos veranos. A ello se debe por otro lado la tradicional
abundancia de ganado caballar en la región, tan necesario para la remonta.

Resulta significativo que durante el primer tercio del siglo XVIII es cuando en las grandes
dehesas y pastos adyacentes de Utrera aparecen los primeros ganaderos andaluces, como
tales, tanto de caballos como de toros de lidia, crías inexorablemente unidas.

El cuartel, hijo de tan favorables circunstancias, se trata de un edificio, de estilo renacentista,


muestra singular y rara de un tipo de edificación militar y utilitaria muy característico de la
época.

Con un aspecto parecido a los típicas “corralas” castellanas, su traza, habitual en casi todos
los cuarteles de Caballería, responde a la tipología de los llamados cuarteles de planta o
esquema centralizado. Un esquema que presenta ventajas de economía de espacio y de
materiales. Construcción exenta, de planta cuadrada con cuatro galerías que forman un patio
de estilo herreriano también cuadrado de dieciocho metros de lado y que tiene una superficie
de 324 metros cuadrados; el patio diseñado como plaza de armas del cuartel, con un cuerpo
inferior que forma una arquería porticada de cinco vanos La planta del edificio que abarca por
sí mismo una manzana o cuadra. (“Cuartel” se le llamaba a los espacios urbanos en los que se
dividía un barrio…) mide aproximadamente 35 m. por lado y está constituido por cuatro crujías
alzadas en dos plantas. Las arquerías del patio están hechas en mampostería y son de medio
punto, con tres metros de luz. Descansando sobre pilares cuadrangulares de 80 cm. Por
encima de ellas cabalga una cornisa que da paso a la galería alta con cubierta de madera,
sostenida por pies derechos (pilares con zapata). Se cierra con una balconada en rejería, del
mismo estilo construido en el siglo XVIII. El acceso a esta planta es a través de una escalera
de ladrillos adosada al muro derecho del patio. Mientras que en el izquierdo hay como subida
una rampa empedrada, destinada sin duda originariamente a subir carretadas de paja y grano
a los almiares situados sobre las cuadras.

La decoración actual del patio está relacionada con el destino adjudicado años después al
edificio que fue luego casa cuartel de la Guardia Civil. Esto se ve en los pilares donde,
repetitivamente, aparece el escudo militar de la Benemérita y los colores de la Enseña
Nacional. A la vez que en el centro, con un sentido monumental, inspirándose en el típico
humilladero, aparece sobre una escalinata de tres gradas una columna rematada con un
tricornio que alberga a la Patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar.

El edificio con una superficie de 1.925 metros cuadrados, es extremadamente sencillo en su


estructura y aspecto externo, que dado su carácter exento presenta cuatro fachadas, de las
que están ocultas dos, debido a los añadidos posteriores. En ellas se reparten, con cierta
uniformidad, los vanos que oscilan en las ventanas entre 0,75 y 1,10 m. de luz, con una
diferenciación en su morfología. Así en el cuerpo inferior muestra un semicírculo sobre el dintel,
fruto de las reformas posteriores. También existen otros en formas cuadrilobuladas (los vanos
más próximos a la portada, en su parte superior) y otros carentes de enmarcamientos
(paramento liso) cerrados con una rejería abalaustrada que conserva la traza primitiva.

El acceso al edificio se producía a través de dos portadas gemelas en piedra. Una quedó oculta
tras la reforma de 1927-34, en la que se añadieron las nuevas cuadras y la cochera. La otra,
visible, es la actual fachada principal, cuya estilo responde al denominado “Estilo Felipe”,
dentro de esa decantación purista de las formas renacentistas hacia las manieristas. Muestra
un cuerpo adintelado rematado con bolas y ático. Este último a base de pilastras toscanas
sobre pedestales ornamentados con rombos de intención claroscurista, flanqueando la ya
mencionada inscripción, sobre la que aparece el Escudo Real de Felipe II. Por encima corre
una cornisa adornada con elementos antropomórficos y antorcheros que flanquean un pequeño
prisma engalanado con una cruz y rematado con un florón. La única nota decorativa aparece
en sus portadas, de piedra y rematadas por el escudo real y una inscripción donde se recoge el
año de su construcción.

Este edificio, cuyo estado de conservación era lamentable, ha sido restaurado y rehabilitado
para viviendas recientemente, conservando la misma estructura. Todo un ejemplo a seguir…
tan distante de lo que hoy se pretende hacer con nuestro antiguo Cuartel del Conde Ansúrez.

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