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INDICE

PRESENTACIÓN

A modo de antecedentes 1
Pertinencia de la temática del Programa
En torno al contexto 3
ENSAYO Y OPINO
Preguntas para la reexión 6

PRIMERA INVESTIGACIÓN 13
“SENTIDO DEL TRABAJO COMUNITARIO EN ORGANIZACIONES SOCIALES DE
LA COMUNA DE LO ESPEJO. LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE SUS DIRI-
GENTES”
Víctor Covarrubias Suárez-Licenciado en Sociología

1. Lo comunitario y la participación comunitaria 14

2. Modalidades de participación social 15

3. Ciudadanía 18

4. Capital social y capital social comunitario 19

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN 23

I. CARACTERIZACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES 23

II. FORMAS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL 31

III. RELACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN CON EL ÁMBITO


FORMALMENTE POLÍTICO 37

IV. CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA 45

V. TRABAJO COMUNITARIO 48

CONCLUSIONES 53

BIBLIOGRAFÍA 64
2
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
SEGUNDA INVESTIGACIÓN 66
EL COLECTIVO LA DIVERSIDAD: EL TRABAJO COMUNITARIO COMO FUENTE DE
SENTIDO Y EJERCICIO DE LA CIUDADANÍA
Nicolás Berasain. Licenciatura en losofía
Karen Badilla. Licenciada en historia

1. Presentación 111

2. Discursos de la verdad sexual: posición transgénera y ciudadanía 113

3. Individualidades del Colectivo La Diversidad 128


4. El Colectivo La Diversidad 144
5. Trabajo comunitario, ciudadanía y sentido 154

REFLEXIÓN FINAL 165

APÉNDICE 173

BIBLIOGRAFÍA 177

TERCERA INVESTIGACIÓN 66
“SISTEMATIZACIÓN REDUCCIÓN DE DAÑOS: FUNDAMENTOS Y ESTRATEGIAS”
Autores: Sistematizador: Nicolás Berasain (Licenciado en Filosofía); Mónica Bonnefoy
(Asistente Social) y Equipo “Caleta Sur”

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
PRESENTACIÓN
“EL SENTIDO DEL TRABAJO COMUNITARIO”
Carlos Badilla Contreras
Licenciado en Sociología
Coordinador Programa de estudio Caleta Sur

El siguiente trabajo se enmarca en la discusión que guió el desarrollo de las investiga-


ciones del Programa de estudio sobre el sentido del trabajo comunitario realizado el
año recién pasado. El objeto de estos estudios es explorar los aspectos discursivos que
constituyen el quehacer del trabajador comunitario.

La intención de este texto es recoger las dimensiones de análisis y reexión pesquisados


en los diversos momentos en que se han convocado a trabajadores comunitarios a discu-
tir sobre el sentido y su quehacer, identicando ejes discursivos, que no necesariamente
quedarán resueltos con este texto, sino más bien, sólo demarcar su campo temático,
ensayando posibilidades, opiniones e interrogantes que provoquen la reexión, como un
instrumento útil para motivar una mirada cuestionadora sobre nuestro quehacer. Si este
texto logra interrogarnos ante la posibilidad de provocar reexión crítica, el objetivo de
escribir este ensayo podría darse por cumplido.

A modo de antecedentes

Considerando como referencia la particularidad del quehacer de Caleta Sur y su priori-


dad de trabajo en proyectos de intervención, siempre ha estado latente la necesidad de
incursionar en el ámbito de la investigación social. Dicha latencia, ha estado radicada en
un grupo de personas que sólo la han podido concretar por medio de algunos estudios
y sistematizaciones del trabajo directo con pobladores de diferentes sectores, incursion-
ando con ello desde el ámbito reexivo y desde la investigación a partir de la experien-
cia práctica. Si bien estas iniciativas han signicado redoblar las fuerzas y lograr que
la incursión en el ámbito de estudios pueda desarrollarse de acuerdo a lo esperado,
estas no han sido la prioridad en el enfoque del Programa Caleta Sur. De este modo
recibimos con expectación la noticia de Tierra de Hombres Suiza (THS) que nos informa
de la aceptación de una propuesta que habíamos formulado para desarrollar, no sólo un
estudio particular sobre un tema o una territorialidad determinada, sino, esta vez, nos
permitía desarrollar un Programa de investigación que comprometía nueve investigacio-
nes en un proceso de trabajo que se desarrollaría en tres años.

Hemos tomado la tarea de trabajar con la perspectiva de que esta posibilidad pudiese
signicar un verdadero aporte, no sólo en lo que comprende el conocimiento en torno a
los fenómenos sociales con los que nos relacionamos, sino también que, con los resulta-
dos obtenidos, se pudiera enriquecer la intervención social, en especial, con la perspec-
tiva de contribuir al fortalecimiento de las organizaciones de base. De esta manera la
primera interrogante a que respondimos fue la elección del ámbito temático del Pro-
grama de estudio, ya que este debía contar con la mayor pertinencia práctica, en función
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
de nuestros nes. En la elección se consideró por una parte, que el tema pudiese identi-
car a variadas experiencias de intervención, y por otro lado, que los hallazgos encontra-
dos signicaran un real aporte para la inserción poblacional. De este modo, resolvimos
abordar como temática central para el programa de estudio EL SENTIDO DEL TRABAJO
COMUNITARIO. En plena conciencia de que este tema es de difícil entrada y que nos
requeriría más tiempo para desarrollarlo que el dispuesto en cada investigación, con-
sideramos la posibilidad de un conjunto de estudios, en un plazo de dos años de
investigación y desde distintos sujetos/actores era el mejor camino que nos permitía
viabilizarlo en un carácter exploratorio. Tomando esta decisión comenzamos a trabajar.

El Programa de estudio quedó estructurado analíticamente en tres dimensiones. La


primera, una dimensión cultural, la segunda, una dimensión política y por último, una
dimensión político práctica, es decir, intervención propiamente tal. Dentro de estas
dimensiones seleccionamos un fenómeno que lo denominamos ámbito temático, el cual
nos permite paulatinamente ir concretizando el aún abstracto tema del sentido, per-
mitiéndonos en denitiva, implementar un Programa de estudio que sea una herra-
mienta conceptual con la cual pudiesen contar aquellos que se interesen en el tema
comunitario, contribuyendo en el pensar y en la práctica de aquellos que lo ejercen
cotidianamente.

En el año 2001 Caleta Sur, a propósito del tema desarrolló tres actividades que agrup-
aron a trabajadores comunitarios y organizaciones de base. La primera, con un impacto
más territorial fue la “Primera escuela de formación” organizada por el Programa Caleta
Sur y la Red de Prevención y tratamiento en droga de la comuna de Lo Espejo, iniciativa
que tuvo como uno de sus ejes temáticos el trabajo comunitario. Las otras iniciativas se
reeren al primer Concurso de Ensayos y el Seminario sobre trabajo comunitario.

Con la motivación que la información, comentarios y preguntas que se expusieron


en la discusión sobre el sentido del trabajo comunitario en estas tres instancias, no
queden sólo en los decires del grupo de discusión o en opiniones dentro de la asamblea,
decidimos rescatar los aspectos más sobresalientes de estos tres encuentros, bajo la
convicción de que puedan darnos pistas para comenzar a explorar o profundizar sobre
ámbitos, enfoques o miradas que no habíamos considerado. De esta manera, hemos
incorporado el material no editado de las transcripciones del seminario, además de la
publicación de la primera escuela de formación1, así como los tres primeros lugares, y
las tres menciones honrosas premiados en el concurso de ensayos. Esta decisión con-
sidera aspectos prácticos y de coherencia. Por una parte da continuidad a los temas
vertidos en estos espacios, aspirando a una mayor profundidad en la medida de seguir
desarrollándolos. Por otro lado, desde el punto de vista práctico, por cuanto los partici-
pantes posicionaron contenidos y preocupaciones que circulan hoy en la práctica del

(1) Primera Escuela de Formación de Monitores en Prevención de Drogas. Ediciones “Caleta Sur” 2001.

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
trabajo comunitario, develando con ello ámbitos conceptuales que al quedar suspendi-
dos en la sola actividad no pueden darse pasos más profundos, perdiendo con ello las
“pistas” vertidas en la discusión.

Cabe señalar que además consideramos para estos antecedentes, si bien no de manera
prioritaria, otras iniciativas desarrolladas por Caleta Sur en el marco de la reexión de
lo comunitario. Es así que se tomó como referencia la publicación del libro “Trabajo
comunitario en sectores populares. Sistematización de la experiencia de Caleta Sur en la
comuna de La Pintana (1981 - 1998)”, como también los tres estudios de investigación
realizados en el año 2001.

Teniendo delimitado, en gran medida el ámbito de trabajo - el sentido del trabajo comu-
nitario -, las grandes dimensiones de análisis, - culturales, políticas y de intervención -y
los antecedentes obtenidos en las actividades desarrolladas en el año 2001, proceder-
emos a exponer los aspectos que constituyen el Programa de estudio 2003.

Pertinencia de la temática del Programa


En torno al contexto

La primera proposición adoptada, fue abordar la temática de manera indirecta como una
manera de acercarnos a justicar la pertinencia y por tanto, la relevancia del Programa
de estudio. Esto signica no referirnos puntualmente a la importancia del tema para las
ONG’s o las organizaciones de base, justicación auto referente y de poco alcance, sino
más bien exponer los componentes del contexto en el cual se desarrolla dicho quehacer,
para comprender desde allí, la importancia de la tarea. Para ello hay que referirse a
los aspectos políticos y sociales pero también a las formas de comprensión que tiene
cada uno de los trabajadores comunitarios al respecto, dando con ello la posibilidad de
sondear potencialidades o dicultades en el plano conceptual, o en su defecto, como
esta se signica en su relación práctica. A partir de estos aspectos pretendemos dar
cuenta de la justicación de nuestro objeto de estudio.

Uno de los planteamientos reiterados en el Seminario sobre Trabajo Comunitario, tanto


en los paneles como en los grupos de discusión, fue un diagnóstico preocupante sobre
la situación sociopolítica de la sociedad chilena y cómo a su vez, ésta impacta, con-
secuentemente, en las distintas realidades locales de inserción. Si bien, la crítica se
maniesta con claridad en torno al estado actual de las cosas, ésta da cuenta de una
complejidad estructural y dinámica que posiciona al trabajador comunitario ante la
imposibilidad de aprehenderla de manera integral, manifestando una carencia teórica
conceptual fundamental para enfrentar con mayores herramientas los nuevos desafíos.

Esta carencia se ve magnicada por el hecho que estamos enfrentando fenómenos que
encontramos en la cotidianidad y los abordamos con marcos analíticos que exponen
desde lo teórico las manifestaciones más evidentes de las relaciones sociales. El desafío
6
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
es mantener una continuidad que no excluya ni separe dimensiones propias y caracter-
ísticas del ser humano, en su relación con los otros, o con su propio medio buscando la
pretendida integralidad.

Con respecto a lo expresado como problema de los trabajadores comunitarios en el


ámbito de la carencia conceptual, por una parte damos cuenta, según lo manifestado
en el Seminario de trabajadores comunitarios realizado el año 2001, que existen, en
conceptos tales como: Sociedad Civil, Cambio Social, Participación y Empoderamiento,
entre otros, una multiplicidad de interpretaciones, imposibilitando por ello, contar con
una denición que nos permita, por una parte, no perder de vista los objetivos de trabajo
en la intervención y por otra, una denición que pueda ser comparable en una unicidad
política y comunicacional compartida. Dicha situación no hace más que sumarle a la
dinámica social otro elemento de complejidad a la labor reexiva del quehacer comuni-
tario.

Una primera referencia a la situación que enfrenta el trabajador comunitario en el ejer-


cicio de su trabajo, está determinada de manera global por el Neoliberalismo, fase actual
del capitalismo que perla el escenario en el cual se desarrollan y permean las relaciones
sociales que son la base del trabajo comunitario. De esta manera, los alcances para
la vida particular que ha tenido la implementación de este modelo de desarrollo y las
implicancias culturales, son los aspectos con los cuales vamos a abordar dicha situación
contextual. De hecho, no sería suciente referirse a los indicadores económicos que se
han manifestado permanentemente desde el mundo de la economía como expresiones
de triunfo sobre cualquiera de las otras posibilidades o dimensiones. Es esta ciencia, la
economía, la que ha tenido el rol fundamental de institucionalizar en términos únicos el
actual modelo, dicho de manera directa, existe sólo una forma “seria” de hacer economía
y pareciera, que dicha “seriedad” ha invadido otros ámbitos de interpretación, como
la política. Pero esto no es lo que nos interesa fundamentalmente, sin embargo, estas
tienen consecuencias en los aspectos más directos del trabajo comunitario, en los aspec-
tos más cotidianos, en donde se materializa la implementación de los modelos de desar-
rollo. Es por ello que, en este sentido, resulta pertinente preguntarse ¿Cómo se ha
manifestado culturalmente la implementación de una forma de comportarse - desde la
lógica económica - en el mundo? ¿Qué ha signicado la implementación de este dis-
curso en las relaciones de las personas? Estas son interrogantes por las cuales resulta
importante reconocer, en el trabajo comunitario, aspectos que nos permiten identicar
y comprender formas distintas o variadas de discursos, otras narrativas sociales, mani-
festando otras maneras de comprender el bienestar, la calidad de vida, las relaciones
sociales, en denitiva, contar con una mirada que se articule bajo otros valores socia-
les.

En términos más individuales el modelo ha impactado en la forma en cómo concebimos


y establecemos las relaciones sociales, realzando con ello, la competencia y el individu-
alismo, manoseando valores sociales como costo de la implementación del modelo. No
cabe duda que esto tiene implicancias directas y particulares, por ejemplo en fenómenos
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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
como el de la seguridad; la cual se enarbola como la motivación o preocupación más
palpable en todos los sectores sociales y ubicándose como el indicador principal de
bienestar. Sin embargo, la deseada seguridad no garantiza absorber otros efectos en
la individualidad como consecuencia de la implementación del modelo. Mencionadas
en diferentes informes y como indicadores de las condiciones de vida actuales de la
sociedad chilena, se expresan las manifestaciones de desilusión, sensación de soledad y
desamparo de un número importante de personas en nuestra sociedad.

Ahora bien, si pudiésemos mirar más detenidamente, estos elementos no sólo corre-
sponden a una relación causal de los efectos del modelo, más bien, estas cuestiones son
mucho más de fondo y nos posicionan cotidianamente desde el sentido, nos ponen de
frente a aspectos más constitutivos de la existencia, a aquello que nos constituye como
seres humanos.

En algún momento de la historia se jó la mirada en valores que ennoblecen al ser


humano, y en otros momentos, sobre los que refuerzan la riqueza, el poder y el con-
sumo. De esta manera, el modelo Neoliberal ha mantenido en un compás de espera
o sencillamente ha invisibilizado cuestiones propias de la riqueza de los vínculos, nos
ha “arrojado” al mundo de la soledad, mermando nuestra capacidad de esperanza y la
posibilidad de instalar otras alternativas; el mentado “n de la historia” ha mantenido un
cierto fatalismo que ha negado nuestra primera condición, aquélla que nos insta a apro-
piarnos de nuestra propia historia, dotándonos de nuestra capacidad de construcción, de
la facultad de imaginarnos mundos nuevos, en denitiva, el de sentir y pensar distinto
a la rueda infausta de la historia.

De este modo, los hechos del último 11 de septiembre dan una señal de alerta a los
temas que están más allá del desarrollo económico. No obstante estas señales, se vuel-
ven a escuchar las voces que maniestan que en este decurso existen, en lo político,
en lo social, las certezas que todo está dicho, que está todo probado y que el mundo
no tiene otra alternativa que seguir un mismo camino; el capitalismo y la democracia
norteamericana, negando con ello la capacidad de asombro y de cambio, denitoria del
ser, impulsora de la búsqueda que la losofía ha instaurado desde los Griegos hasta
ahora, como las preguntas y las respuestas por cuestiones más allá de lo observable.
¿Acaso no hay más respuestas en lo político que las que ya se han probado? Sin
embargo, a estas voces que hablan de un mismo camino hacia la acrítica integración
del capitalismo, a la lucha entre avaros competidores, mágicamente enmascarada en la
libertad económica, les queda por contar todavía, los frutos de su soberbia.

Desde el Neoliberalismo, la mano invisible que regula esta lógica, no hace más que
acariciar la diferencia social golpeando a su vez a los que están a la base de la
estraticación. Esto signica, volviendo a nuestro programa de estudio, que en térmi-
nos socioeconómicos, no cabe duda que la situación de pobreza y exclusión social se
presentan como la situación más preocupante en lo referente al ámbito del trabajador
comunitario, dado que es en estos sectores sociales donde se desarrolla el quehacer
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
de los trabajadores comunitarios, son en ellos donde se maniestan las expresiones
de vulnerabilidad permanente y con escasas posibilidades de contar con las solidarias
redes sociales, formales e informales, que permitan dar contención a este contexto, o
en su defecto, cuando estas son de tipo tradicional, carecen de la continuidad temporal
y actúan por medio de la atomización dada su lógica de intervención temática y focal-
izada. Estos son EN términos generales, las condiciones en el que se desarrolla el trabajo
comunitario.

Para referirnos a la situación política es necesario, y como lo venimos haciendo, hacer


referencia al contexto sociocultural. Por una parte, la posibilidad de desarrollar una
estrategia comunitaria se confronta permanentemente con lo descrito en términos glo-
bales porque esta mantiene una herencia organizativa originada en la dictadura que es
la responsable de la atomización de los sectores sociales. Pero de esto ya hace más de
doce años. ¿Acaso esta forma de comprender las “nuevas” expresiones de los actores
sociales no sean más que respuestas que no fueron ensayadas con anterioridad - claro
ejemplo de ello son las tribus urbanas - o que estas, sean expresiones de agrupación
practicadas desde hace ya un tiempo y no se habían identicado como tales?. Cualquiera
que sea el origen organizativo, la actual dinámica es muy diferente de la que se vivió
en tiempos de la dictadura, y más aun de las que se tenían por experiencias sociales
antes del golpe militar. El contacto directo, la experiencia territorial y cotidiana de los
trabajadores comunitarios aportan luces al respecto, las cuales se ven opacadas por
las interpretaciones teóricas que persisten en desconocer nuevos procesos y formas dis-
tintas de apropiación de lo político, sólo por mencionar uno, tenemos el fenómeno que
a comienzos de los noventa fue consignado como el de las tribus urbanas, antes con el
Punk y hoy con el hip - hop entre otras.

La diferencia, lo distinto, siempre aterra e inseguriza, pero para comprender estas


dinámicas no debemos desestimar aspectos que están más cercanos a relaciones huma-
nas que las grandes impresiones políticas y teóricas. Nos referimos al tema de la
(des)conanza con la cual encaramos las relaciones sociales con nuestros pares. Ya
hemos mencionado que la aparente causa está matizada con el tema de la seguridad
ciudadana, dando por ello cuenta del deseo de estabilidad y de protección que todos
los partidos políticos han signicado como relevante en las últimas elecciones. Pero qué
signica sentirse inseguro, qué signica plantearte desde la desconanza, acaso estos
no son indicadores de una cuestión que nos sucede como país, un indicador que en el
mundo de la política ha sido de azúcar o sal dependiendo del contexto y las prebendas
que quieran sacarse de ello. En esto, los medios de comunicación y la clase política
ha tenido un rol protagónico. En el escenario actual, la carencia de proyectos políticos
nacionales alternativos, la carencia de hipótesis de cambios, se presenta una dinámica
centrada en un quehacer que mantiene su base de éxito en el dinero, la prebenda, el
clientelismo y en el abuso del poder, y no en la convicción de ideas y principios, no en
la visión de país.

¿Acaso hoy no existen posibilidades distintas de ejercer la política, no existe un sujeto


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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
verdadero de cambio, o no lo hemos mirado con detención o en su defecto tenemos que
sentarnos y sobrevivir hasta cuando llegue?

Sobre todas estas cuestiones el trabajador comunitario, sin la plena comprensión de


ello, se enfrenta a diario, mirando los aspectos más brutales de la decepción y luchando
permanentemente con cuestiones que en estricto rigor, no le compete hacerse cargo.
Por ello, explorar sobre el sentido de su quehacer, el qué es lo que lo mueve de manera
más íntima, es un camino interesante y oportuno de reexión.

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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
ENSAYO Y OPINO
Preguntas para la reexión

No cabe duda que el tema del sentido del trabajo comunitario nos permite aventurarnos
en una dimensión que es largamente signicada, citada y omnipresente en el trabajo
con las personas en los territorios de intervención. Sin embargo, por muy variada que
sean las interpretaciones respecto a la importancia o el signicado para cada uno del
trabajo a nivel comunitario, no existe una idea única de sentido, y en ocasiones, no
existe en sí una idea de sentido, a pesar que se practique en el discurso a diario. De
hecho, al parecer no todos los trabajadores comunitarios tienen resuelta esta cuestión,
y sin embargo, no dejan de hacer y estar con las personas. Es decir, esto signica que
desde esta aproximación podemos aventurarnos a suponer que esto sólo se trata de una
estrategia y que no se necesitaría tener o contar con “un sentido” en el trabajo para
desarrollarlo de manera efectiva. Contraria a esta suposición, pareciera más bien, que
dichas prácticas respondieran a cuestiones más fundamentales que estarían carentes de
signicado explícito, siendo la intervención comunitaria una más de las posibilidades.

Ahora bien, hablar de sentido es hablar de constituir una noción, un camino, aunque
sea particular de cada trabajador comunitario, en los cuales su sola preocupación da
cuenta de manera subyacente - desde la teoría política - de la noción de Bien común,
o sea de una idea vaga pero sentida de mejorar las condiciones de vida. Desde esta
última armación visualizamos la base del trabajo comunitario, ya que no es posible
comprenderlo sin que se haga alusión a las formas de vida, al modo y dirección que
hemos establecido en nuestras relaciones sociales.

Para comenzar, no cabe duda que la pobreza es uno de los ámbitos de competencia
principales para el trabajador comunitario, por las condiciones en las cuales estos sec-
tores en general, y las familias en particular, viven. Sin embargo, de ello nos interesa
comprender las relaciones sociales que en los sectores están en la base de la conviven-
cia, abordando expresiones más allá de lo económico, explorando dimensiones valórico
ético que valen la pena pensarlas.

Pero el problema de las formas de vida está trenzado con la rapidez de la globalización
cultural y la cada vez mayor hegemonía política económica y nacional que se desar-
rollan bajo el Neoliberalismo, dándole dirección al discurso, monologizando las versio-
nes, y anunciar el n de la historia y del hombre. De esta manera, como argumento
de comprensión el explorar el modelo de desarrollo, trae consigo una carga ideológica
que trasciende nuestro objeto de estudio, así que delimitaremos algunos aspectos para
simplicar lo complejo de los efectos del modelo.

La pobreza, no cabe duda, es lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos
de Neoliberalismo por el costo social de su implementación. Tan ambiguo como el “daño
colateral” en las guerras modernas, nos pone ante la irresolución de las necesidades
más básicas de un número importante de personas en pos de indicadores de desarrollo.
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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Ahora bien, en sus efectos culturales la imagen del individualismo es la que despierta
mayores críticas de sus detractores, no sólo por las implicancias que tiene en las rela-
ciones sociales, sino porque se sustenta como base de desarrollo, la impetuosidad de la
competencia, que nos posiciona habitualmente en una confrontación diaria por obtener
el éxito, único y legítimo parámetro de logro. Desde miradas más profundas, el individu-
alismo y la competencia, arrojan al ser humano a la posibilidad cierta que permanezca
en el desamparo viviendo períodos de inseguridad y de desconanza como herencia
inmediata de la competitividad y la consecuente soledad.

En este contexto, surge inmediatamente una pregunta, ¿cómo se trabaja en lograr que
las personas se motiven, confíen y participen con sus vecinos, si parecieran adversas las
condiciones actuales para conseguirlo? El cómo se instala la creencia en las capacidades
de las personas para idear distintas condiciones de vida en colectivo, pareciera escapar a
las competencias de lo comunitario, sin embargo, estamos haciendo alusión al ámbito de
acción y al desafío cotidiano del comunitarismo. Es éste el que va planteándose poten-
ciar los aspectos cotidianos2, y hace presente porque comprende las decisiones funda-
mentales de las vidas de las personas, desarrollando sus potencialidades, redeniendo
sus aquezas, y acompañándolos para avanzar en su camino.

De todos ellos ¿cuántos son los que creen en las potencialidades del trabajo comuni-
tario como transformador de la vida cotidiana?, y en este contexto, de qué manera
el trabajo comunitario puede constituirse como otro emisor legítimo en los territorios;
preguntas que podrían perfectamente denir el “espíritu” de este Programa de estudio,
sin embargo, muy difícil de responder. Certezas, casi ninguna, no obstante de lo único
que estamos seguros es que no es por medio de la focalización sino, por medio de una
mirada más transversal e integradora en sus contenidos los que van rompiendo las bar-
reras de la circunstancialidad particular.

Pero ¿qué es el trabajo comunitario?, ¿qué es lo que lo hace particular, qué es lo que
lo dene? Preguntas iniciales que permiten reubicar los términos por los cuales cruza la
pertinencia de lo comunitario. Sin certezas, contamos con algunas claridades. Se piensa
en sujetos internos y externos; en pobladores e “interventores”; en los de aquí y en los
que vienen para acá, de todos ellos encontramos aspectos en común que los identican
en una relación comunitaria, por una parte el deseo de la participación social y por otro
un sentido de pertenencia abstracta o territorial, en todos ellos cada cual tiene su lugar.

Considerando de que el trabajo comunitario tiene puesta su riqueza en aspectos con-


trarios a los que plantea el modelo cultural dominante, porque es un trabajo que se
conjuga con el nosotros en una sociedad de “soledades concurridas” carente de un

(2) Cerda, Hugo. La investigación total; la unidad metodológica en la investigación cientíca. Cooperativa editorial

Magisterio. Santa fé de Bogota. Colombia. 1994. este es “... el modo común, corriente y espontáneo de conocer, que

se adquiere en el trato directo con las personas. Es sustancialmente supercial, no sistemático y acrítico, pero posee

una importancia fundamental en la vida del hombre” Pág. 66


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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
proyecto cultural propio. Para ello, la conanza es fuente de iniciativa y motor de mov-
imiento que nos pone en el desafío de crear nuevos modelos de interpretación y de
comprensión de nuestro quehacer. Estos nuevos modelos que deberían incorporar nec-
esariamente la lógica particular, - la subjetividad - se maniesta y se re-cree en cada
acto, o sea, se va actualizando en cada proyecto. De este modo, resulta absolutamente
necesario comprender que una intervención comunitaria desinteresada no existe, que
ésta tiene siempre una relación de poder encubierta o develada. Por ello, resulta impre-
scindible que el trabajo comunitario se posicione y cuente con una crítica y plant-
eamiento político. Lo problemático es ¿dónde poner la mirada? si vivimos en una relación
sumida en una crisis de conabilidad. Acaso lo que queda es poner la mirada en el res-
cate de las facetas humanas de las relaciones sociales. Es quizás éste un sentido, un
para qué implícito en el trabajo comunitario.

No podremos entender lo anterior sin posicionar de manera principal el componente


denitorio del trabajo comunitario, la participación social. No cabe duda que ésta es una
expresión muy genérica y que no logra identicar especícamente los diferentes grados
que adquiere, diluyéndonos en asumir cualquier tipo de participación como igualmente
signicativa y perteneciente al trabajo comunitario.

En términos especícos y en el marco de la participación, encontramos en los traba-


jadores comunitarios, ya sean externos o internos, como miembros de la propia comu-
nidad o como los que participan desde instituciones que intervienen en un sector, que de
manera permanente se enfrentan a la problemática del poder y la (des)igualdad social.
Si bien están implícitas dentro de los límites de su quehacer, no siempre se abordan de
la misma manera por parte de los trabajadores comunitarios. Es así que en sus expre-
siones más concretas estos dos conceptos los reconocemos en lo que se reere a la
apropiación, tanto del trabajo como también por parte del territorio que se interviene.
De esta manera surge la necesidad de mirar el “lugar” en el cual se posiciona el traba-
jador comunitario para desplegar las estrategias de intervención, en qué lugar se pone la
mirada, o desde donde se posiciona para realizarlo, son aspectos que permiten identi-
car, en lo comunicacional, la fuente de legitimidad de su autoridad. Dichas posibilidades
nos brindan expectativas que permitirán resolver en la práctica, más que en la teoría,
estas cuestiones. Las preguntas ¿desde dónde, y a quién le sirve? Son básicas para
develarlas.
Pero el tema de la participación social tiene a su vez muchas formas de comprensión, y
además muchas maneras de expresarse. Una de ellas es el tema del empoderamiento3
que tiene un alcance y una potencia en el trabajo por todos reconocida.

(3)“... un proceso que permite la transición desde un estado pasivo a uno activo y de control sobre la vida propia (...)

empiezan a controlar y participar activamente en sus propias vidas”. Pondeau, G. “El empoderamiento y la práctica

social o el tema del poder en el trabajo social”, Carpio, J. “de igual a igual”, Fondo de cultura Económica, México,

2000, pág. 241.


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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Para comprenderlo, comencemos por el primero de sus aspectos, la potenciación de los
sujetos en todas las dimensiones que los denen como persona. Es este el sujeto que
permanentemente se asombra y pregunta sobre la realidad, el que la interpreta y la
comprende de diversas formas y que construye en su imaginario formas y modelos por
los cuales se debe regir, son aquellos por los cuales la historia y la cultura hacen síntesis
de manera permanente. Decir que este es acaso un sujeto privado, social o político,
son interpretaciones por las cuales se le ha dado y posicionado de manera particular.
Sin embargo, en el ámbito del trabajo comunitario el espacio público, que es eminente-
mente político, se relaciona con la impresión que el empoderamiento tiene característi-
cas sociopolíticas, reales y concretas, que están enmarcadas en un quehacer histórico,
en un momento que posiciona, pero a su vez, que tiene la capacidad de construirse a
sí misma. Esta comprensión reconoce la capacidad de empoderarse en los propios suje-
tos, pero también, subyace en ella la capacidad de reconocimiento y difusión del propio
protagonismo de las personas como un proceso dinámico de armación inacabada.
Armación en cuanto es un proceso experimental que tiene un arraigo identitario, con
voluntad de poder y poderío (como acción del querer) y que permite potenciar al sujeto
en sus expresiones más altas. Un empoderarse reere necesariamente a prácticas cul-
turales que están basamentadas en la desigualdad, en la falta de equidad y en la capa-
cidad de los sujetos de revertirla.

Otro ámbito, dice relación con los procesos de autonomía. Una manera de comprenderlo
es a través del fomento de la capacidad de autogestión de las iniciativas, las cuales de
manera indirecta requiere de la acción mancomunada, pero también, independiente de
todos los actores sociales.

Este aspecto tan comúnmente utilizado para desarrollar cualquier experiencia comu-
nitaria no se condice con la noción conceptual que de esto tenemos. En el trabajo
comunitario no se relaciona generalmente con lo deseado y con lo que realizamos al
respecto. De esta manera, si consideramos que dentro del tema del empoderamiento,
hacemos necesaria referencia a dimensiones directamente relacionadas con el mundo
de lo político, por ello resulta absolutamente pertinente preguntarse ¿cuánto de lo que
hacemos forma parte indudable de lo que signica el empoderamiento de los sectores
sociales con los cuales trabajamos? O ¿cuánto control ciudadano logramos ejercer desde
la política pública, a partir de nuestro proceso de participación? Todas estas son pregun-
tas que no nos hemos dado el tiempo de debatir como trabajadores comunitarios.

Por último, el tema de la autonomía hace siempre referencia a los límites con los cuales
nos movemos para establecer relaciones con los sujetos sociales. El partir considerando
la premisa que la autonomía hace necesaria referencia a la creación de nuevos vínculos
entre las experiencias institucionalizadas de trabajo comunitario, y aquéllas acciones,
más o menos estructuradas, surgen como respuesta primera y básica de la población, y
sus organizaciones de base.

Teorizar sobre la autonomía, es teorizar sobre una forma de hacer política entre comu-
14
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
nidad e institución, entre persona y sociedad, en donde se condensan aspectos del
reconocimiento de ambas partes, de la identidad cultural y la forma de comprensión del
poder. En donde una se hace absolutamente innecesaria, si la otra adquiere total inde-
pendencia y se fortalece en sus aspectos centrales. De esta manera ¿de que servirían
los programas sociales si se logra que la comunidad autónomamente se desarrolla y sea
capaz de enfrentar las problemáticas que lo aquejan?, o en su defecto, ¿cuál sería el
verdadero signicado de la autonomía, si pretendemos que las organizaciones se desar-
rollen de manera autónoma e independiente?, ¿Serán los vínculos la manera de plantear
la autonomía y la interdependencia horizontal y participativa? ¿Qué función tendría el
sector social si la institución no necesitaría a este último? Pareciera ser que esta relación
al plantearse desde la necesaria autonomía implica una especie de suicidio político de
la institución, al constituirse como ente prescindible dentro del ámbito social. Claro, si
esto fuese tal cual como se plantea, puede ser una de las tensiones más signicativas
en el mundo comunitario, si hacemos esfuerzos verdaderamente autónomos, más allá
de una manera teórica y deseada, sino más bien desde la práctica. Quizás se resuelve
con la paradoja de plantearse la deseada autonomía, pero dentro del marco de una
“dependencia” mínima, planteada como cooperación. En relación a estos últimos aspec-
tos, dada una condición inherente a los espacios grupales, y más aún, si se considera
como base de la constitución del hombre colectivo e inherente al hombre político, encon-
tramos las expresiones que se maniestan como conicto,

La temática del poder asociada al conicto, el cual se instaura independientemente de


la legitimidad del acto que sea fundante. Está siempre presente, así como en lo que
respecta al rol que ejercen las instituciones que desarrollan trabajo comunitario en los
diferentes espacios de intervención. Por tanto, el trabajador comunitario presencia en
su relación con los sujetos esta constante en la cual desarrolla su experiencia social,
él encarna siempre una relación de poder. Esta presencia da cuenta de una asimetría
en su ejercicio que no necesariamente está relacionada con la visión de autoridad,
sino que se expresa en lo cotidiano de la labor comunitaria. Armando esta situación
podemos reconocer la existencia de esta desigualdad, la existencia de la relación de
esta dimensión con el quehacer propio de la práctica comunitaria, la cual puede plant-
earse una intervención desde el reconocimiento de los sujetos, con la posibilidad que
al ejercer nuestro rol social, el sujeto que no tiene ninguna alternativa de ejercicio de
poder formal, diera en la interpretación y en su sentido. Bajo estas miradas es posible
manejar signicaciones distintas de la intervención social dando cuenta de un variado
abanico que responde ante la pregunta de ¿Dónde se encuentra localizada la fuente
de legitimidad del poder? En sus respuestas más utilizadas la necesaria imposición del
consenso social no hace más que mantener esta relación asimétrica, desigual, para no
radicalizar las condiciones más extremas. Sin embargo, el mismo esfuerzo de establecer
el consenso social no es otra cosa que un indicador sólido de la existencia de tendencias
o posibilidades de un conicto. ¿Cómo se expresa, por tanto, el poder en la relación
más directa del trabajador comunitario? Esta es una cuestión que cruza los esfuerzos
personales de cada una de las instituciones, así como establecer además ¿cuál es el rol
que tiene el trabajador comunitario en el desarrollo del día a día del conicto?
15
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Podemos mencionar que la forma en cómo pensar y plantear el tema del poder está en
estrecha relación con la mirada que construyo de mi propio quehacer, en cuanto el “yo
me apropio, me siento parte”, o el “yo lo ejerzo, decido o no” diere sustancialmente del
sentido que en estas dos armaciones encontramos.

Una de las situaciones más recurrentes mencionadas en los textos que sirvieron de
fuente de información para este programa, se relacionan con la comprensión del cambio
social. Con respecto a ello, siempre la mirada está vinculada con expresiones abstractas
como el Estado, la sociedad y el modelo, asociando estas a sus diferentes formas de
cambio. Sin embargo, dicha constatación no pierde de vista su expresión más cotidiana,
su expresión en aquellos espacios más próximos en donde podemos interactuar y plan-
tear una política viable a los alcances del trabajador comunitario.

Pero el cambio social, siempre ha constituido una de las preocupaciones latentes del
trabajo comunitario. Pareciera ser que se encuentra diseminada la idea del cambio, sin
tener una clara noción colectiva de lo que signica. Se tiene la voluntad de cambio que la
gente en general lo plantea como una cuestión necesaria, y que graca el malestar de la
situación actual. Si bien siempre están presentes los aspectos abstractos en el discurso
del cambio, estos también conviven con las expresiones más concretas y relacionadas
con el trabajo comunitario. Se asocia con la posibilidad de incidir en los aspectos que
inuyen de manera más directa en las condiciones sociales de vida. De esta forma están
entendiendo el tema del cambio no sólo desde una perspectiva macro de transformación
social y política, sino más bien desde una mirada más concreta y práctica. Es posible
en esta última instancia abordar el tema de la transformación como una reexión que
se relaciona con condiciones más abstractas, como es la temática del sentido. Es que
en ella se articulan los aspectos que dan cuenta de un proceso gradual y sistemático de
transformación o, en su defecto, violento y rápido dependiendo indudablemente de las
posiciones que se tengan con respecto a la noción de cambio. En síntesis, la dinámica del
cambio siempre supone la noción de un conicto personal o social, que en un escenario
colectivo dialoga con las distintas formas con la cual disputan espacios, para constituirse
posteriormente en una de las fuerzas hegemónicas.

Este es otro de los aspectos que conguran los procesos de empoderamiento y, por
tanto, forman parte del campo temático del trabajador comunitario, respecto del cual
hemos planteado algunas cuestiones generales, para incentivar las preguntas y la
reexión en torno al momento actual y tentando voluntades para salidas.

Para concluir sería importante destacar que las dimensiones de análisis, que están com-
prendidas en el Programa de estudio (cultura, política, intervención comunitaria) pueden
quedar inicialmente problematizadas en este ensayo, texto que no tiene pretensiones
de erigirse como marco teórico, sino más bien busca aportar desde una mirada que
compromete los esfuerzos del año anterior y posiciona una opinión en torno al cómo nos
planteamos para encarar estas cuestiones. Ahora bien, damos paso a los resultados que
los diferentes estudios tuvieron en el ejercicio investigativo.
16
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

“SENTIDO DEL TRABAJO COMUNITARIO


EN ORGANIZACIONES SOCIALES
DE LA COMUNA DE LO ESPEJO.
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE SUS DIRIGENTES”

Víctor Covarrubias Suárez


Licenciado en Sociología

17
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
El trabajo comunitario es una categoría con la cual muchos nos relacionamos constan-
temente, pero sobre la cual no hemos construido sentido, es decir, articulado una trama
de signicados que permitan la interacción social-comunicativa.

La pregunta por el sentido alude siempre a la hipotética existencia de una trama inter-
subjetiva que traduzca una acción humana factual en una práctica consciente. Nos
remite por tanto a los valores, creencias, normas y motivaciones que articulan un espa-
cio de signicación para quien ejecuta un acto ; elementos que son producto de la
interacción y relación de cada individuo en un sistema particular de intercambio.

La presente investigación dene como producto fundamental la construcción del sentido


del trabajo comunitario en las organizaciones sociales de la comuna de Lo Espejo -desde
la perspectiva de sus dirigentes- a partir de la teoría de las representaciones sociales.
Aquí entenderemos por representaciones sociales “a las imágenes que condensan un
conjunto de signicados, entendiéndolas como sistemas de referencia que permiten
interpretar el comportamiento social”4.

Las representaciones sociales se sitúan en la intersección de lo psicológico y lo social


como pequeñas teorías sobre los hechos percibidos : “aunque los contenidos sociales
son procesados y actuados a nivel individual, el pensamiento individual a su vez se con-
vierte en una práctica social, comunicativa, inserta en la comunidad”5.

El discurso que subyace en las representaciones sociales es fundamentalmente público, y


su contenido es aportado por grupos de referencia (tales como medios de comunicación),
así como por grupos de pertenencia (como una organización social).

Dejaremos hasta aquí la justicación teórica de nuestro “sentido del trabajo comu-
nitario” como representación social, para proceder a la exposición de las referencias
teóricas que articulan el estudio, las cuales se organizan en torno a los siguientes ejes :
lo comunitario y la participación comunitaria ; las modalidades de participación social ;
la ciudadanía y -nalmente- el capital social comunitario.

1. LO COMUNITARIO Y LA PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

Como se señala en la exposición de los antecedentes del presente estudio, el programa


se orienta a la construcción de una noción sustancial de lo comunitario, sin perjuicio
de que tenemos que formular una noción operacional que permita investigarlo teórica y
metodológicamente.

(4) González, S. : “Representación Social de la noción de Ciudadanía : Construcción y Ampliación de la Ciudadanía en

grupos articulados al sistema educacional”. Tesis de Doctorado en Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universi-

dad de Chile, 2001, p5.

(5) Moscovici (1988) : “Notes towards a description of social representations”. En : González , Sergio ; op. cit. p5.
18
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Pues bien, hablar de lo comunitario implica enfatizar lo local, hallándose claramente
ligada a la idea de desarrollo de una comunidad o población en particular. En principio
podríamos sostener que se trata de un concepto fuertemente implicado con lo territo-
rial.

En efecto, la propia Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades lo ha incluido entre


sus disposiciones sin atribuirle un contenido, sino como un nivel de gestión municipal, a
saber : el de la relación del municipio con las organizaciones sociales que actúan en su
territorio, el nivel comunitario de intervención. Así lo consideran algunos autores, para
quienes “la participación comunitaria se reere a la intervención activa en organizacio-
nes de base, conformadas en torno a la satisfacción de necesidades de la vida cotidiana,
y a través de las cuales los individuos se relacionan con el Estado”6.

Por el contrario, otros autores estiman que la participación comunitaria es un “proceso


de movilización a través del cual la propia comunidad asume de manera consciente su
propio desarrollo, organizándose para producir bienes y servicios desde ellos y
para ellos. La real participación comunitaria se concretaría en la medida que los propios
individuos conciban, planeen, ejecuten y evalúen sus proyectos para mejorar la calidad
de su vida”7.

Estos desacuerdos teóricos plantean -anticipadamente- distinciones respecto a la noción


misma de participación, sus formas y estilos de relación con lo político, cuestiones que
retomaremos en el siguiente punto.

A partir de los acuerdos básicos acerca de lo comunitario y la participación en dicho


ámbito, podríamos sostener que lo comunitario es el ámbito propio de las orga-
nizaciones de base y -por tanto- una forma de participación social.

Sin embargo, la participación comunitaria no se agota ahí, sino que se despliega en


torno a objetivos, como cualquier acción voluntaria, entre los cuales destaca el esfuerzo
propio de los individuos para mejorar su nivel de vida.

Para efectos de operacionalización consideraremos la participación comunitaria como


“el accionar de un conjunto de personas e instituciones en pro del bienestar del
grupo humano que constituye dicha comunidad en forma permanente o transi-
toria”8.

(6) Aylwin, N. (1992) : “La participación social y liderazgo en las organizaciones intermedias”.

En : Giménez y Marchant ; “Signicación de la participación entre jóvenes populares. Una aproximación cualitativa”.

Memoria para optar al título de psicóloga, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 1995, p24.

(7) Parra, E. (1986) : “Participación comunitaria y desarrollo”.

En : Giménez y Marchant ; op. cit., p24.

(8) Bertoni, N. (1994) : “Reexiones sobre Participación Comunitaria”


19
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Finalmente, entenderemos que el desarrollo comunitario es “el resultado de la
acción que surge cuando la comunidad se hace cargo de sus problemas y
se organiza para resolverlos, desarrollando sus propios recursos y potenciali-
dades”9.

2. MODALIDADES DE PARTICIPACIÓN SOCIAL

La participación social puede ser vista desde varias perspectivas. Por ejemplo, en térmi-
nos psicosociales, es una experiencia positiva que fortalece la identidad, a través de la
satisfacción de necesidades básicas como las de afecto, pertenencia y seguridad. Desde
la perspectiva de quienes formulan las políticas sociales, se trataría no sólo de un valor
democrático, sino también de una metodología de trabajo que permitiría incorporar a
la sociedad civil en la formulación y reformulación de la acción institucional. Desde el
nivel comunitario, es una condición esencial para el desarrollo de la comunidad, es decir,
para el fortalecimiento de sus organizaciones, tanto en la identicación de sus problemas
como en la gestión comunitaria de los mismos10.

Atendiendo a los niveles en que la participación se desarrolla, podemos clasicarla de la


siguiente manera :

- Macroparticipación : Es la dimensión propiamente política de la participación,


comprometiendo el destino de la colectividad en su conjunto,
- Participación a nivel intermedio : Acciones que desarrollan organizacio
nes de alcance regional o sectorial, afectando a vastos sectores, pero sin com
prometer la esencia del régimen político, y
- Microparticipación : Acciones colectivas desarrolladas por pequeños grupos,
en organizaciones de base. En este nivel de participación situamos la
participación comunitaria.

Siguiendo a N. Cunill, consideraremos que la participación social se desarrolla tanto


en el nivel intermedio como en el de microparticipación, excluyendo del concepto
la participación propiamente política (macroparticipación) : “Tradicionalmente se
asume que la participación social se reere a los fenómenos de agrupación de
los individuos en organizaciones a nivel de la sociedad civil para la defensa de
sus intereses sociales”11.

(9) Figueroa, J. : “Participación social en contextos de pobreza dura”. Tesis para optar al grado de Magíster en Soci-

ología de la Modernización” Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 2001, p311.

(10) Giménez y Marchant : op. cit., pp5-6.

(11) Cunill, N. : “Participación ciudadana. Dilemas y Perspectivas para la Democratización de los Estados Latinoameri-

canos”. Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), Caracas-Venezuela, 1991, p44.
20
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Para N. Aylwin12,
la participación social implica tres aspectos : una acción colectiva, el
ámbito de lo público y un grado de organización social, mientras que Flissch13 agrega
que lo decisivo sería la posibilidad del participante de inuir en esa acción, es decir,
que sea una decisión colectiva. Según Giménez y Marchant, desde un enfoque princi-
palmente sociopolítico “se entiende la participación social como el ser parte y
tomar parte en acciones colectivas, con cierta organización y en las cuales los
individuos tienen cierto grado de injerencia en las acciones y decisiones de los
sistemas sociales a los cuales pertenecen”14.

Desde nuestra perspectiva, sostenemos que habría participación social cuando un grupo
de personas desarrolla una acción colectiva en el ámbito público, por medio de una
organización en la cual los participantes tienen un poder efectivo de decisión.

Hasta aquí nos hemos remitido a una formulación neutra de la participación social,
obviando el tema de la relación -siempre existente- entre Sociedad y Estado, cuestión
que dejamos pendiente al formular nuestro concepto de participación comunitaria en el
acápite anterior. Esto se relaciona -al mismo tiempo- con las corrientes epistemológicas
asociadas a la participación, esto es: integración social versus transformación social.

Para la corriente de la integración social, la participación social es funcional al manten-


imiento del equilibrio social. La integración social se produce a partir de la participación
de las personas en programas previamente denidos y canalizados desde el Estado,
tanto pasiva (recibir benecios sociales) como activamente (colaboración para el bien
común). Esto quiere decir que la relación Sociedad/ Estado se construye desde el Estado
mismo, la matriz estadocéntrica tantas veces denunciada, a partir de una relación
jerárquica cuyo contenido está denido a priori.

Durante los gobiernos de la Concertación, la participación social “funcional” o “instru-


mental” ha sido incluída como criterio de la política social, y en el ámbito comunitario
se expresa en la articulación entre Municipio y Organizaciones Comunitarias : “Las orga-
nizaciones vecinales enfrentan el siguiente desafío : establecer relaciones de cooperación
con el Municipio, que apuntan a que esas organizaciones puedan desarrollar una acción
que multiplique la tarea municipal y que el Municipio sirva de articulador con las políticas
sociales nacionales”15.

(12) Aylwin, N. (1992) : “La Participación social y liderazgo en las organizaciones intermedias”.

En : Giménez y Marchant ; op. cit. , p21.

(13) Ángel Flissch (1982) : “Problemas conceptuales en el análisis de la participación”.

En : Giménez y Marchant ; op. cit. , p21.

(14) Giménez y Marchant : op. cit., p21.

(15) Riveros, Edgardo. En : Palma, D. ; “La participación y la Construcción de Ciudadanía”. Documento de Trabajo

N° 27, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad ARCIS, 1998, p17.


21
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Es a esta modalidad de participación comunitaria que hacía referencia N. Aylwin, al sos-
tener que lo comunitario es -necesariamente- un ámbito de relación del individuo con el
Estado, a través de las organizaciones de base que operan en el nivel municipal. Para
quienes critican esta forma de denirla consideran que esta concepción de participación
“porque es funcional es a la vez subordinada, ya que la participación existe sólo en la
medida en que aporta a iniciativas que son decididas, diseñadas y controladas por el
aparato técnico burocrático, que es externo a quienes se invita a participar”16.

Muy por el contrario, en el marco de la corriente de la Transformación Social, la


Participación es vista como medio y n “para la emancipación y la transformación de las
relaciones sociales que generan desigualdades, explotación y dominación social”17.

Otros autores la entienden “como una ‘práctica’ cuyos propósitos se ubican, fundamen-
talmente en la línea del desarrollo de las personas que participan. La práctica es una
acción responsable, que busca modelar la realidad según intención, ‘deja huella’ en la
realidad (...) pero se caracteriza porque al mismo tiempo y en el único acto, constituye
en sujeto a quien impulsa esa acción ; el sujeto se constituye en el mismo acto en el que
constituye su ‘mundo de vida’ “18.

Según G. Gyarmati, la participación es entendida como la “capacidad real, efectiva del


individuo o de un grupo, de tomar decisiones sobre asuntos que directa o indirectamente
afectan sus actividades en sociedad”19. Esto quiere decir que la participación se orienta
a mantener la capacidad de decisión del individuo y de su comunidad (organización)
frente a los intentos de cooptación por parte del Estado, lo cual implica la autogestión
de algunos problemas cotidianos.

A partir de este elemento, D. Palma distingue una participación social “sustantiva”


-en oposición a la “funcional”- , caracterizada por esta capacidad del grupo para
tomar sus propias decisiones, incluyendo la negativa a relacionarse con el Estado. Por
“participación sustantiva” debiéramos entender aquel “método para ejercer ese apoyo
necesario a través del cual el saber y la iniciativa de la gente común se puede desarrol-
lar, desde la vida cotidiana, hacia los niveles del conjunto de la sociedad”20.

Para este autor, esta es otra forma de participación, pero no podría considerarse la
“verdadera” o “única” participación (como la mayoría de los autores inspirados en la
transformación social pretendían). Además, a partir de la experiencia histórica reciente
de nuestro país, distingue dos modalidades de participación sustantiva.

(16) Palma, D. : op. cit. , p17.

(17) Alvarez y Garay (1993) : “Participación Juvenil Urbano Popular : La Legua” En : Giménez y Marchant ; op. cit., p18.

(18) Palma, D. : op. cit. , p.17

(19) Gyarmati, G. (1992) : “Reexiones teóricas y metodológicas en torno a la participación”.

En : Giménez y Marchant ; op. cit., p19 .

(20) Palma, D. : op. cit. , p37.


22
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
La primera, propicia un paralelismo entre Sociedad Civil y Estado (autogestión) a partir
de la constatación de la existencia de una contradicción insoslayable entre los términos.
Esta fue la postura que asumieron las ONG’s en Chile durante la dictadura, período en el
cual la sociedad civil mayoritariamente construyó espacios y contenidos “alternativos” a
las formas de participación que proponía el Estado. Esta alternatividad era un verdadero
paralelismo y fue el que permitió acumular los votos necesarios para obligar al dictador
a dar paso a la democracia política, pero no permitió permear el accionar del Estado
mismo, es decir, no hubo elementos de mediación entre Sociedad y Estado.

Por otro lado, están aquellas posturas que -a pesar de reconocer la tensión entre los
objetivos del Estado y la Sociedad Civil, además de los peligros de subordinación- acep-
tan una cooperación que no desperla su carácter “sustantivo”. Estas posturas se carac-
terizan por considerar que el antagonismo no se da entre Sociedad y Estado, sino entre
sectores que se ubican en el Estado y en la Sociedad, respecto de otros grupos que
ocupan posiciones diferentes y representan proyectos distintos, tanto dentro del Estado
como en la Sociedad.

3. CIUDADANÍA

La calidad de ciudadano es propia de aquellos que expresan la soberanía del pueblo


civil y es pertinente a los contenidos del vínculo social21 , el cual se desarrolla en la
articulación de un sistema social y jurídico especíco, la democracia. La ciudadanía es
una temática aportada por la modernidad y se convierte en el eje central del proyecto
ético-cultural de la democracia.

Desde el punto de vista de los contenidos de la ciudadanía, Marshall ha sostenido -para


el caso de Inglaterra- una secuencia que va desde los derechos civiles en el siglo XVIII,
pasando por los derechos políticos durante el XIX, para concluir con los derechos socia-
les en el XX22 .

En el caso chileno, se describe una situación diversa. Durante la primera mitad del siglo
XX alcanzaron mayor desarrollo los derechos sociales que los políticos, cuya plenitud
se alcanzó recién con las reformas electorales de 1962 y 1970, olvidándose casi por
completo los derechos civiles. Durante la Dictadura cobró intensidad la lucha por los
derechos civiles, cuestión que permanece como una tarea pendiente en muchos aspec-
tos relacionados con las violaciones a los derechos humanos, pero que también se
maniesta en las luchas por terminar con la censura, por la libertad de expresión y el
pluralismo informativo, por la abolición de toda forma de discriminación, etc23.

(21) Cortina, A. (1998) : “Ciudadanos como protagonistas”.

En : González, S. ; op. cit. , p7.

(22) Marshall y Bottomore : “Ciudadanía y Clase Social”. Alianza, Madrid, 1998.

(23) Arrau y Avendaño : “Notas acerca del desarrollo de la ciudadanía en Chile”. Documento N° 1 Programa de

Estudios Desarrollo y Sociedad, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, 2001, pp 36-38.
23
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Para efectos analíticos, sostendremos que la ciudadanía se despliega en dos niveles, el
primero de los cuales se reere a los derechos y obligaciones que emanan del Estado,
en cuanto estatuto jurídico genérico que nos vincula y somete socialmente. Un segundo
nivel guarda relación con las formas legítimas de acción pública que desarrollan las per-
sonas y con los instrumentos organizacionales que éstas crean (Sociedad Civil).

Desde la perspectiva que hemos presentado acerca de la participación social, y en


particular de la comunitaria, se destaca que ésta es un elemento fundamental para
entender la ciudadanía a nivel social. En efecto, la ciudadanía se construye también a
nivel microsocial, atomizada en aquellos “contenidos especícos y propios de agrega-
dos y colectivos socioculturales particulares”24. Caracterizar las formas de participación
comunitaria contribuye -por tanto- a congurar las formulaciones/reformulaciones que
una parte de la sociedad civil hace de la ciudadanía (actualización).

Si los ciudadanos son aquellos sujetos con derechos y obligaciones en el espacio social
y la vida pública, la articulación de la democracia exige la reproducción y resignicación
tanto de las normas restrictivas del individuo como de la ampliación de los espacios de
libertad. La sustantivación de la democracia pasa, necesariamente, por el protagonismo
de la sociedad civil, que constituye la faz dinámica de la ciudadanía25 .

Lo importante de esta manera de entender la ciudadanía es que enfatiza, por una parte,
que no existe la plenitud de la ciudadanía sino que se trata de un permanente proceso
de redenición, legitimación social y validación político-cultural, mientras que por otra
dene a la sociedad civil como el ámbito desde el cual se originan las fuerzas actuali-
zantes de la ciudadanía.

Para los efectos de esta investigación, por tanto, consideraremos que el ámbito comuni-
tario es pertinente para efectos de indagar la formación/transformación/actualización de
la ciudadanía, a n de dar cuenta del estado de protagonismo alcanzado por esta parte
de la sociedad civil, no sólo en la mediación entre Estado y Sociedad, sino también en la
aportación de elementos sustantivos al ideal democrático.

(24) González, S. ; op. cit. , p235.

(25) Para enfocar este tema, veanse : Habermas, J. : “Historia y Crítica de la Opinión Pública”. Ediciones G. Gili,

México, 1986 ; Habermas, J. : “La Inclusión del otro. Estudios de Teoría Política”. Editorial Paidós, Barcelona, 1999

; Cunill, N. : “Repensando lo Público desde la Sociedad : Nuevas formas de gestión pública y representación social”.

Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, Caracas-Venezuela, 1997 ; y Cohen y Arato : “Sociedad

Civil y Teoría Política”. Fondo de Cultura Económica, México, 2000.


24
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
4. CAPITAL SOCIAL Y CAPITAL SOCIAL COMUNITARIO

El concepto de capital social alude a las normas, instituciones y organizaciones que


promueven la conanza, la ayuda recíproca y la cooperación entre las personas. Para
algunos autores, lo que se ha escrito sobre capital social es sugerente pero vago, y por
tanto insuciente como marco teórico. Para otros se trata simplemente de un concepto
sensibilizador, que pone de relieve la importancia de la sociabilidad, pero que no es
capaz de explicarla26 .

A pesar de lo anterior, Durston sostiene que “se puede hablar hoy no sólo de una teoría
del capital social sino de un complejo coherente de teorías o “paradigma” -, pero de
un paradigma aún emergente, debido a las numerosas controversias que permanecen
vigentes”27 .

Para los precursores del capital social, se trataría de un recurso que reside en las rela-
ciones sociales. Así, por ejemplo, Bourdieu lo denía como un agregado de recursos
reales o potenciales ligados a la posesión de una red durable de relaciones más o menos
institucionalizadas de reconocimiento mutuo28 .

Una aproximación similar tuvo Putnam para quien el capital social remite a los aspectos
de las organizaciones sociales, tales como las redes, las normas y la conanza, que
facilitan la acción y la cooperación para benecio mutuo, y que se encuentra conformado
-fundamentalmente- por el grado de conanza existente entre los actores sociales de
una sociedad, las normas de comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociativi-
dad29 .

Uno de los elementos que destaca de las conceptualizaciones más tempranas del capi-
tal social, sobretodo las de Putnam, es la suposición de que el proceso de desarrollo
económico social está fuertemente determinado por la presencia de capital social, el cual
condiciona las oportunidades de desarrollo, como si fuera la variable determinante. De
hecho, se critica a Putnam por no resolver la contradicción entre la idea de que algunos
pueblos carecen históricamente de capital social y la propuesta de que se pueda con-
struir intencionalmente.

Esto, que en la práctica implica identicar el capital social con sus efectos positivos
esperados, fue considerado un planteamiento determinista, además de tautológico, que
no consideraba que el desarrollo de los sistemas socioculturales estuviera formado

(26) Durston, J. : “¿Qué es el Capital Social Comunitario?”. Serie políticas sociales, División de desarrollo Social CEPAL

/ ECLAC / ONU, Santiago de Chile, 2000, p10.

(27) Durston, J. : op. cit. , p10.

(28) Citado por Durston J. ; op cit, p8.

(29) Veanse : Durston J. ; op cit, p9 y Kliksberg, B. : “Capital Social y Cultura, Claves Esenciales del Desarrollo”.

Revista de la CEPAL N° 69, Santiago de Chile, 1999, p87.


25
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
e inuído por varios subsistemas, entre los cuales destacaría el plano ideacional (marcos
valorativos y normativos en que situamos el capital social) además del nivel material y
del ámbito organizacional.

Lo tautológico del planteamiento original sobre el capital social, es que trata de expli-
carlo como causa y como efecto, pretendiendo que su existencia sea inferida a partir
de efectos positivos previamente postulados. Por tanto, en un intento por superar este
problema lógico, consideraremos que el capital social es el conjunto de relaciones de
conanza y cooperación, pero no necesariamente produce altos niveles de participación
ni sociedades civiles altamente democráticas, ni necesariamente resulta en aumentos de
productividad y producto económico de empresas y economías.

El desafío de una conceptualización operativa que hile más no debiera avanzar no sólo
en identicar la presencia o ausencia de capital social, sino también en detectar la forma
en que contribuye al fortalecimiento de la sociedad civil democrática o al aumento de la
productividad.

Hay que separar analíticamente -para efectos de operacionalización- sus fuentes, de sus
características fundamentales, y a éstas de sus efectos. Lo anterior sin perjuicio de que
los efectos esperados, forman parte indispensable de una teoría del capital social como
categoría sociocultural.

Las fuentes de capital social, según las deniciones vistas, estarían tanto en las normas
(cultura) como en las redes (sociales) de intercambio recíproco y solidario que se aso-
cian con la familiaridad (familia, vecindario, amistad), así como con identidades signi-
cativas compartidas (social, étnica, sexual, ocupacional, generacional).

Estos mismos recursos básicos del capital social pueden ser capturados para reforzar
relaciones de dominación y explotación, es decir, por organizaciones que intentan parec-
erse al capital social pero constituyen su antítesis, puesto que sólo lo usan para beneci-
arse de las normas y relaciones de control social que éste posibilita (maas, clientelismo
político) .

Otras deniciones más recientes aluden a estos dos niveles del concepto, al considerarlo
como las expresiones culturales y comportamientos sociales que hacen que la sociedad
sea más cohesiva y represente más que una suma de individuos30 , o bien como el vasto
conjunto de ideas, instituciones y arreglos sociales a través de los cuales las personas
encuentran su voz y movilizan sus energías particulares por causas públicas31 .

(30) S. Baas (1997) : “Participatory institucional developement”. En: Kliksberg, B; op cit, p. 88.

En : Kliksberg, B. ; op cit, p88.

(31)J. Joseph (1998) : “Democracy’s social capital : civil society in a new era”. En : Kliksberg, B. ; op cit, p88.
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Esta articulación de niveles de abstracción diferentes en un mismo concepto ha sido
criticada por algunos autores que acusan a las teorías del capital social por su vague-
dad y confusión conceptual. En efecto, en el concepto de capital social convergen las
referencias a principios culturales abstractos (normas, valores) con aquellas relativas a
prácticas sociales concretas (interacciones y relaciones), distinción importante para el
desarrollo de cualquier análisis social.

En relación a los efectos esperados del capital social, debemos racalcar que la ocur-
rencia de éstos no es prueba de la existencia de capital social, porque éste puede ser
insuciente para producir un efecto esperado, además que el efecto esperado puede ser
resultado de otros factores.

Entre los efectos esperados del capital social se encuentra el reducir los costos de
transacción, producir bienes públicos, así como facilitar la constitución de organizaciones
de gestión de base efectivas, de actores sociales y de sociedades civiles saludables.
En el terreno económico, este conjunto de normas y la existencia de redes e institucio-
nes informales permiten reducir los costos de transacción originados en los riesgos del
desconocimiento entre agentes económicos. Además, el uso repetido de los stocks de
reciprocidad y redes de actividad cívica lleva no sólo a la producción de bienes públicos,
sino también a una densicación del tejido social, condición necesaria para que haya una
sociedad civil fuerte.

Por otra parte, el concepto de capital social comunitario32 , concibe que el capital social
es una atributo no sólo de individuos sino también de grupos y comunidades, dando
lugar a una clasicación entre capital social individual y capital social comunitario. La
riqueza y utilidad de esta distinción yace en que permite el entendimiento de las interac-
ciones entre las estrategias individuales (capital social individual) y las instituciones de
la comunidad (capital social comunitario), diferenciando esos planos para luego integrar-
los. La imagen integrativa es que el proceso general del capital social refuerza recíproca-
mente los aspectos individuales con los comunitarios, siendo necesario para distinguirlos
identicar si el control de recursos es individual o de la colectividad, si las decisiones
sobre su uso son tomados en forma independiente o mediadas por el grupo, y sobretodo
si los beneciados lo son en forma individual o colectiva.

Según Durston, ya los precursores del concepto habrían delineado este atributo grupal
del capital social. Por ejemplo, Coleman consideraba que el capital social no era propie-
dad privada, divisible o alienable, sino que era un atributo de la estructura en la cual
la persona se encuentra inmersa, es decir, benecia a todos y no principalmente a las
personas33 .

(32) Durston, J. : op cit , p 19

(33) J. Coleman (1990) : “Foundations of social theory”. En : Kliksberg , B. ; op cit, p87. También puede verse

Durston, J. ; op cit, pp 19-20.


27
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Esto, que implica un cambio epistemológico importante, signica una imagen en que
la naturaleza de las relaciones ya no es una suma de interacciones entre individuos,
respondiendo a decisiones de interés personal, sino más bien un atributo de los sistemas
complejos que surgen de la evolución de esas decisiones e interacciones.

El capital social individual se maniesta principalmente en las relaciones sociales con


contenido de conanza y reciprocidad difusa que tiene la persona (redes), conanza y
reciprocidad característica que surgen a partir de prestaciones efectuadas en el pasado,
y que se extiende a través de las redes ego-centradas que la persona puede activar para
su benecio individual (propiedad personal).

El capital social colectivo o comunitario, en cambio, se expresa en instituciones comple-


jas, formales o informales, con contenido de cooperación grupal , es decir, en conjuntos
humanos (localizados) revestidos de estructuras normativas, valóricas, gestionarias y
sancionadoras, razón por la cual esta forma de capital social no es propiedad de ninguno
de los integrantes sino del grupo humano. El capital social comunitario es -por tanto- un
atributo de sistemas sociales complejos (instituciones) e inuye en la sustentabilidad de
éstos.

Para los efectos de esta investigación consideraremos a las instituciones como aquellos
conjuntos relativamente estables de roles y relaciones, caracterizadas por la familiarie-
dad y establecimiento, con normas que refuerzan y sancionan el desempeño de estos
roles por diferentes personas a través del tiempo34 . La pertinencia de incluir el con-
cepto de institución respecto al concepto de capital social comunitario es que aquella
articula los niveles social y cultural, al considerarlas como sistemas complejos sociocul-
turales, donde se articulan las normas/creencias/valores con las prácticas/relaciones/
estructura.

Las instituciones son sistemas estables de normas (ámbito cultural) y de relaciones


sociales (ámbito social) que resultan de las interacciones en un grupo de personas y que
tienden a producir la satisfacción de necesidades de algunos o de todos ellos a un costo
menor que en forma individual, o que sería imposible de producir de otra manera.

(34) Durston, J. : op cit, p21.


28
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN35

I. CARACTERIZACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES

1) Elementos predominantes en la creación de la organización

Pese a que el estudio abarca una gran variedad de organizaciones, hay una percepción
consistente respecto al hecho que gatilla la conformación de las respectivas organiza-
ciones36 , a saber, dar respuesta a necesidades personales y sociales.

La “necesidad”, como categoría que maniesta el proceso de creación de las organiza-


ciones, se particulariza en las siguientes conceptualizaciones de la razón para hacerse
dirigente de la organización, algunas de las cuales adquieren un tono muy personal :

- “una necesidad social, sabemos que no es un cuento, es una realidad


que hay muchas niñas adolescentes embarazadas” (OVR2)
- “la necesidad, de que habían hartos niños y jóvenes que no tenían un
club (de fútbol) donde jugar” (CD1)
- (la gente) “necesita el desahogo, no el espacio sino el desahogo... el
papá en este tiempo llega cansado... pero igual saldría con su hijo... pero
no puede salir... no tiene a donde” (CD2)
- “avanzar en muchas cosas que faltan aquí (...) canchas de futbolito, de
basquetbol, te jai... (...) que no hay por ejemplo un paradero de micro,
un paradero de taxi, ni las luces” (JJVV2)
“ “yo era dirigente de donde venía (...) entonces al llegar acá vi las
necesidades que tenía esta villa, de que no teníamos luz, no teníamos
pavimentación, no teníamos nada, era un barrio que lo entregaron así a
capela37 estos departamentos” (JJVV3)

(35) Para efectos de presentar los resultados de la presente investigación, hemos creado las siguientes categorías :

JJVV Juntas de vecinos (numeradas de la 1 a la 4)

CM Centro de madres

CCPP Centro de padres y apoderados

CAM Club de adulto mayor

CD Clubes deportivos (numerados del 1 al 2)

OVR Organización de vínculo religioso (numeradas de la 1 a la 2)

AC Agrupación cultural

OI Organizaciones informales (numeradas de la 1 a la 3)

(36) No olvidemos que 12 de los 15 entrevistados son co-fundadores o refundadores de las respectivas organizaciones.

(37) La expresión se ocupa en el ámbito musical para referirse a quien canta sin música ; por analogía, en esta cita

ella implica que estaban solamente los departamentos, sin infraestructura complementaria.

29
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “uno quiere hacer lo mejor para tirar para arriba a nuestra población, ayudar
a los pobladores que tienen menos” (JJVV4)
- “comprometerse con el dolor de la gente, con sus necesidades” (JJVV1)

Tras este trasfondo social, de enfrentar ciertas problemáticas, los entrevistados mani-
estan los siguientes énfasis en la creación de las organizaciones: necesidades per-
sonales de desarrollo, la necesidad material y la necesidad política. Si bien, toda
organización podría crearse por los tres motivos (interés personal, generar productos
materiales, y por la inexistencia de otra organización que interprete a los fundadores),
aquí nos remitimos a los énfasis puestos por los propios entrevistados, con el n de
poner de relieve el aspecto predominante.

En cuanto a la necesidad personal de desarrollo encontramos opiniones como las


siguientes:

- “lo que viene a cubrir más bien son los intereses personales de cada una
de las personas que conformamos la organización, que era un poco de comu-
nicarnos y desarrollarnos a través del área audiovisual... era nuestra forma
de comunicación ( ... ) a partir de ahí nos formamos como organización para
poder postular a la formulación de proyectos” (AC)
- “principalmente porque siempre nos ha gustado trabajar con los niños, con
la población, me ha gustado tomar los espacios públicos.. que los niños no
sólo tengan una educación con lo que hacemos con el refuerzo escolar, una
educación formal, sino valórica” (OVR1)
- “entonces encontramos que era una buena idea ayudarlas y apoyarlas un
poco” (OVR2).

Sin embargo, es necesario sub-distinguir entre el carácter utilitario de la creación formal


de la organización que se observa en la primera cita, de aquel que maniestan las
dos citas siguientes en cuanto hay un interés por el desarrollo humano de otras perso-
nas38 . Esta diferencia alerta respecto a una distinción importante entre los tipos
de organización, y eventualmente del concepto mismo de trabajo comunitario, como
es el hecho de que existen organizaciones orientadas a generar resultados para los
participantes activos y para los participantes pasivos (beneciarios), en donde los par-
ticipantes son actores39 y los beneciarios son receptores ; de aquellas organizacio-
nes más bien cerradas, donde los resultados de la participación son exclusivamente
endogrupales.

(38) Se han utilizado diversos conceptos para describir a los receptores de políticas y acciones comunitarias : asisti-

dos, habilitados, beneciarios. Aquí emplearemos la última de esas categorías

(39) Como actores pueden considerarse tanto las organizaciones, así como los ejecutores de Políticas estatales y las

Redes Temáticas (generalmente con apoyo económico de ONG’s).


30
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Por otro lado, en cuanto a la necesidad como carencia material podemos mencionar
las siguientes citas :

- “por una necesidad, yo creo que es la necesidad de tener algunas cosas, hace
que la gente organice a sus pobladores por un objetivo , se forma un club
deportivo .. no tenimos una cancha, se forma para sacar de algún lado una
canchita dentro de la población, (...) las necesidades de la población, exacta-
mente.. para eso nacen y se forman los centros de madres y los clubes deporti-
vos” (JJVV2)
- “la necesidad, porque los espacios acá .. una es que hay poca infraestruc-
tura acá, los que tienen canchas son egoístas y no las prestan (...) y que haga-
mos un deporte digno, que podamos irnos a un camarín con su agüita caliente,
con su cerámica, no vestirnos en la calle... entonces son hartas cosas, es que
nosotros estamos en la prehistoria aquí” (CD2)
- “nos reunimos para juntar dinero para hacerles regalos a los niños y una once
a n de año” (OI1).

Finalmente, encontramos los testimonios que apuntaban a la creación de la organización


como una necesidad política :

i) “generar una respuesta política desde lo social a la situación actual que viven
los pobladores (...) tiene que ver un poco con el empoderamiento (...) creo
que básicamente tiene que ver con el poder, con generar poder, con generar
empoderamiento” (OI2)

ii) “poder.. eso es lo que querimos crear, poder... querimos crear poder” (OI3)

iii) “yo creo que esto se creó para unir la gente (...) porque esto estaban com-
poniéndolo recién” (CM)

iv) “se creó por la necesidad de que habíamos un grupo de jóvenes que tenía-
mos otra manera de pensar... (que) al acercarse a los clubes grandes existía
mucho el vicio, la maldad más que nada, porque hay clubes que van a puro
pelar, no van a divertirse” (CD1)

v) “con la señora X (de la municipalidad)... ella fue la promotora, la que nos inició,
la oportunidad de reunirnos, de juntarnos y formar el club” (CAM)

Pese a que todos maniestan como elemento predominante en la creación de la


organización el aspecto político, lo hacen desde ópticas totalmente diferentes. En
efecto, las primeras dos citas se sitúan en el ámbito político en el sentido fuerte de la
palabra , lo cual se complementa con la visión de uno de ellos acerca de las políticas
municipales : “porque nosotros veíamos que uno en las políticas que bajan
desde el municipio, son políticas que van segregando, que van dividiendo... si
31
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
bien te dan la posibilidad de organizarte, pero organizarte en la medida en que
tú respetes las normas y las reglas... por eso nosotros queríamos generar una
respuesta a esa forma atomizadora de participación” (OI2)

Por su parte, las referencias iii) y iv) dan cuenta de una necesidad política en el sentido
amplio, “unir a la gente”, o bien porque no existía otro club deportivo que los interpre-
tara. Finalmente, la referencia v) expresa el carácter subordinado de la creación de la
organización, por cuanto es promovido por la municipalidad.

2) Funciones de la organización y los dirigentes

A este respecto se distinguen dos percepciones, la primera de las cuales se estructura a


partir de la relación de la respectiva organización con el aparato estatal.

En efecto, esta visión considera como una función esencial de la organización la relación
con las políticas municipales. Es la visión de todos y cada uno de los dirigentes de juntas
de vecinos entrevistados, así como de la dirigente del centro de madres, algunos de los
cuales no tienen problemas en reconocerse como “asistentes sociales informales” :

- “yo soy como una embajadora de la gente hacia el municipio (...) me acomoda
ese puesto (asistente social informal) en cierto modo” (JJVV3)
- “lo mío es buscarle una solución, solucionarle los problemas a la persona (...)
uno va gestionando (con la municipalidad) soluciones a problemas del sector
(...) siempre se nos ha catalogado así” (como asistente social informal) (JJVV1)
- “atendiendo, orientando a la gente… para obtener benecios” (JJVV4)
- “preguntar que benecio hay para la gente (...) yo tengo los contactos...
entonces la primera receta la pido en la municipalidad, ciento y tantos mil
pesos que vale... la segunda me voy a la intendencia, la tercera me voy al min-
isterio del Interior... y así hasta que termino el tratamiento de la persona”
(CM)

- “exactamente, yo creo que sí, yo creo que todos los dirigentes somos eso”
(asistentes sociales informales) (JJVV2)

Este planteamiento llega hasta el extremo de plantear que la funcionalidad


debe llevar a la neutralidad política, puesto que “una buena dirigente tiene que estar
con el gobierno que esté” (CM).

En oposición a estos planteamientos, los restantes entrevistados consideran


que la función de las organizaciones es posibilitar -desde cada uno de sus énfasis- el
desarrollo personal y/o grupal de los participantes:

- “en lo horizontal, hacia nuestros vecinos, pobladores... el énfasis está en la base” (OI2)
32
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “las instituciones deportivas acunan a muchas personas, sobretodo a los
niños (...) yo quiero que aparte de eso (del deporte) me salga gente buena”
(CD2)
- salen con risas, no sale... ninguno sale picado40 “ (CD1).

3) Recursos y decisiones de la organización

En primer lugar, cabe precisar que entre los recursos con que cuenta la organización,
incluimos no sólo aquellos que capta o genera sino también las formas de cooperación
con otras organizaciones.

Respecto a esto último, llama la atención el escaso nivel cooperativo entre las organiza-
ciones. En efecto, tan sólo una organización planteó una política de cooperación, que
tiene como características no ser nanciera y tener un requisito político-institucional de
carácter negativo : “económicamente no, pero siempre nos estamos apoyando
en actos culturales, con centros de madres, los mismos punkys y viceversa (...)
con los obreros, los mapuches (...) tiene que ser una organización popular no
más, no gubernamental” (OI3).

Por otro lado, tenemos formas de cooperación muy básicas y puntuales, cuando no dere-
chamente ausencia de cooperación :

- “sí, si ellos quieren vienen acá cuando necesitan algo y uno puede ayudarlo,
los ayuda” (JJVV3)
- “nuestro principal apoyo es la capilla, porque nos prestan la infraestructura
en invierno” (OVR1)
- “no, porque son egoístas (...) porque nosotros tenemos una jurisdicción nada
más (...) bueno, cada cual quiere aquí marcar su territorio, eso es muy notorio”
(JJVV1)

En relación a esta ausencia de cooperación entre las organizaciones, se deslizaron como


hipótesis explicativas dos hechos que están relacionados. Primero el hecho que las orga-
nizaciones -para captar recursos externos- compitan a través de fondos concursables,
y segundo, así como el hecho de que las organizaciones políticamente comprometidas
obtengan un porcentaje mayor de los recursos municipales : “es el municipio el que
hace pelear a las organizaciones, por la política, inuye mucho la política en
este cuento (...) lo que pasa es que ellos tratan de orientar más a las personas
que son de su partido, como nosotros no somos de ninguna entidad, poca bola
nos dan41 “ (JJVV4).

(40) Enojado

(41) Nos toman poco en cuenta


33
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
En relación a las formas de nanciamiento de las actividades de las organizaciones,
podríamos distinguir : las que se autogestionan mayoritariamente, las que son depen-
dientes de fondos externos, y las que postulan a proyectos junto a formas propias de
nanciamiento.

Respecto a la dependencia casi total respecto a fondos externos tenemos tan


sólo una organización, la cual integra una red temática, es decir, a una acción ya conce-
bida y nanciada por la Iglesia Católica, lo cual condiciona la ingerencia de los partici-
pantes en el proceso de decisión : “esto viene todo de la Vicaría, son proyectos
que tiran de la Vicaría (...) nosotros tenemos reunión mensual en la Vicaría”
(OVR2).

Por otra parte, tenemos las organizaciones que se nancian vía proyectos, además de
sus propias gestiones nancieras :

- “participábamos en proyectos y un poco autogestionábamos cuando vendía-


mos (videos) institucionales, corporativos y ahí había más recursos (...) (del
municipio) nos dieron hartos recursos” (AC)
- (los socios pasivos) “participan económicamente, ellos dan quinientos pesos
mensual (...) y proyectos, el proyecto que nos hemos ganado en el consultorio”
(OVR1).

Finalmente, tenemos aquellas organizaciones que autogestionan la mayor parte de sus


actividades:

- “todo es plata de las mamás, con cooperaciones también, actividades, rifas,


cooperaciones, cuotas, todo es de nosotras... nunca hemos tenido apoyo
externo (...) por ejemplo ir a pedir a la municipalidad, que te den juguetes o
algo para hacer la once de los niños, o que te den un poco de plata para costear
actividades... ¡ nada !” (OI1)

- “autogestión .. por ser se hacen fritanga, la semana pasada teníamos que


pagar inscripción, luca42 la camiseta y esta semana cobramos quinientos”
(CD2)
- “los recursos que se han utilizado son de las propias organizaciones” (OI2)
- “este año juntamos treinta y tres mil pesos por persona, se junta, se hacen
rifas, nos llegan cosas para rifar, así nos vamos dando vuelta (...) la cuota es
de diez mil pesos” (CM)
- “de los papeles de residencia, eso cobramos, cuando hacen actividades los
adultos mayores, centro de madres, en invierno, con la sede (...) nosotros pedi-
mos cooperación a los vecinos, o cuando hacemos eventos, ponemos música”
(JJVV4)

(42) Mil pesos


34
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “pa’ todas las diligencias tanto del centro como de aquí del gobierno central,
como del comunal , siempre sale del bolsillo mío, porque yo no recibo ni una
moneda extra (...) yo he tenido que gastar la plata pa’ comprar pan pa’ hacer
una diligencia de intendencia , porque a veces es más importante hacer una
diligencia con la intendencia que comprar pan” (JJVV2)

En otro acápite de este trabajo, volveremos sobre el tema de la valoración


de la autogestión y la dependencia económica. Por el momento nos gustaría llamar la
atención frente al hecho que -pese a basar casi toda su actividad en la cooperación con
las políticas municipales- las juntas de vecinos cuenten con tan escaso apoyo nanciero,
así como que el dinero para gestionar los problemas -personales o territoriales- tenga
que salir de los bolsillos de los dirigentes. El testimonio de la última cita es sencillamente
conmovedor en cuanto a apelar al valor de la solidaridad.

A continuación nos referiremos a la forma de adopción de las decisiones al


interior de las organizaciones, el cual se caracteriza fundamentalmente por desarrol-
larse entre participantes reales (permanentes) y excluir a los nominales (eventuales),
es decir, las decisiones se adoptan en asambleas restringidas. Entre ellas podemos dis-
tinguir, las que se toman entre la directiva, de aquellas que se adoptan con más partici-
pantes. De éstas, extractamos las siguientes :

- “netamente del grupo (...) le decíamos comité creativo, nos juntábamos y nos
poníamos a tirar ideas a la mesa, pero era de todos, la que tenía más votos esa
se hacía” (AC)
- “yo todo lo tomo con ellas” (CCPP)
- “todos se ponen de acuerdo (...) todos, entre todos... son todas comunitarias
las decisiones” (CAM)

Respecto a las organizaciones en que las decisiones son adoptadas por la directiva,
exclusivamente :

- “las toma la directiva, tenemos autonomía absoluta” (OVR1)


- “como un acuerdo entre todas” (se reere a la directiva) (JJVV3)
- “la decisión la tomamos nosotros con la misma directiva (...) yo, que soy la
cabeza, y la secretaria” (JJVV4)
- “con la directiva se hace un acuerdo primero, si no hay acuerdo no se hace”
(JJVV2)

Nuevamente llama la atención la característica que presentan las juntas de


vecinos, ya que se trata de organizaciones que -nominalmente- representan a muchas
personas. Al hecho de que el proceso de toma de las decisiones quede entregado a la
directiva de la junta de vecinos, se agrega el que la frecuencia con que convocan a
asambleas abiertas sea cada vez menor, lo cual da cuenta de un personalismo y patri-
monialismo :
35
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “no, porque se presta pa’ puro alegato, así que tomamos la iniciativa nosotros
(...) si nos metemos con más gente es recomplicado, es muy complicado”
(JJVV2)
- “sí, a veces se hacen unas tres o cuatro veces al año casi porque no va la
gente, no llega la gente” (JJVV3)
- “en la última reunión que se hizo, nosotros la hicimos y asistieron 16 delega-
dos, y de ahí no hemos hecho más... porque no conviene hacer reuniones , la
gente no está ni ahí, no viene, y si viene a hablar puros líos, a armar cahuines”
(JJVV4).

En otros casos, a pesar de tomarse en forma colectiva los acuerdos, dan cuenta
del mismo personalismo excesivo que se observa en las juntas de vecinos, que podría
dar origen a una identicación entre dirigente y organización.

En la primera de las citas siguientes se trata de un tema de liderazgo indiscu-


tido, sin embargo en la segunda asume ribetes patrimonialistas. La primera referencia
corresponde a una organización nacida a nes del año 2002, mientras que la segunda,
a una que está próxima a cumplir 20 años, con lo cual hipotetizamos que es un mismo
proceso en sus fases inicial y terminal (por llamarles de algun modo).

- “todas acataban lo que uno proponía... yo les decía vamos a hacer una rifa
pero den la idea si están de acuerdo o no, y decían : ‘sí, estamos de acuerdo’...
y todos seguían la idea que daba yo, así que nunca me dieron una idea nueva”
(OI1)
- “yo llevo todo el peso (...) yo ya sé con qué club no se puede jugar, aunque
los demás digan ‘juguemos’, (yo digo) ‘no’, porque yo estoy viendo la seguridad
de mi gente” (CD1).

Paralelo a estas formas de adopción de las decisiones en las organizaciones,


existen dos formas diferentes de funcionamiento y acuerdo, las cuales han sido desar-
rolladas por organizaciones “emergentes” :

- “sería imposible llevar toda la organización a un espacio, seríamos demasia-


dos, entonces se trata de hacer lo más que se puede, tratar de llamar a todas
las partes, se toman decisiones en común, todos participan (...) (y se vota) por
persona” (OI3)

- (cada organización) “tiene un representante en este colectivo (...) la idea es


poder generar una mesa de discusión (...) si eventualmente quisieran, podrían
ir todos (los integrantes de una organización)... pero a la hora del voto de las orga-
nizaciones .. digamos el peso.. no varía porque igual es una organización y esto
es una coordinación de organizaciones, por más que traigan más gente a la
reunión igual va a ser un voto” (OI2).

36
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Aunque ambas instancias se consideran “coordinaciones” y funcionan mediante asam-
bleas de representantes, en el primer caso se trata de asamblea abierta con voto indi-
vidual, mientras que el segundo se asemeja a una “mesa política”.

II. FORMAS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL

A partir de la caracterización de las organizaciones, es posible distinguir tres actores de


la participación social: los dirigentes o líderes, los participantes activos o gestionadores,
y los beneciarios o receptores. En la presentación de este capítulo no perderemos de
vista estas categorías.

1) Motivos de la participación social

La motivación de los dirigentes ha sido ya tratada en el acápite acerca de las razones


de la creación de las organizaciones, así como de las razones de hacerse dirigente. Aquí
sólo nos resta aportar algunos elementos que -desde el punto de vista de las convic-
ciones personales- pudieran estar motivando la participación dirigencial.

A este respecto, los entrevistados se maniestan bastante comprometidos política y/o


religiosamente, siendo mayoritario el compromiso político :

- “obviamente que por el amor a Cristo” (OVR2)


- “política y religiosa” (OVR1)
- “yo tengo mi convicción política, muy personal, la doctrina demócrata cris-
tiana la llevo aquí adentro” (CM)
- “yo creo que políticas (...) el cuento de transmitir una idea, cuento netamente
ideológico” (AC).

En relación con la motivación de los participantes, es necesario distinguir entre orga-


nizaciones cuyos productos son exclusivamente endogrupales de aquellas que generan
efectos también externos. En el caso de las organizaciones cerradas, de producción cir-
cular, en que la diferencia entre participante y beneciario no existe, los motivos de la
participación son básicamente los mismos que han dado origen a la organización como
tal. Sin embargo, varía el contenido pues corresponden a organizaciones de diferente
naturaleza :

- “en el caso nuestro una forma de expresarse, una forma donde podías crear
una fórmula para ser escuchado, cachai, para las personas que conformaban la
organización que era como bien particular , que no era igual a todas” (AC)
. “por distraerse un poco, por formar... salir del ambiente (...) por salir de la
rutina, el día sábado no sabíamos dónde ir (...) por salir entonces vamos al
club” (CAM).

37
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
En el caso de las organizaciones que generan efectos externos, además de los inter-
nos, la distinción entre participante y beneciario cobra plena relevancia, puesto que las
motivaciones y productos no son independientes sino que van constituyendo un estilo
de relación, un estilo de participación.

A nivel de productos, podríamos establecer que los entrevistados mencionan tanto efec-
tos materiales como socioculturales de su actividad organizativa, distinguiendo énfasis
en los efectos sobre los participantes (citas a. y c.) de aquellos enfocados hacia los
beneciarios (citas b. y d.) :

a. “con el deporte hemos juntado hartas cosas y nos hemos dado cuenta de
hartas cosas” (CD2)

b. “dicen que el deporte es salud, entonces yo les doy también... no solamente


salud, sino también valores, por eso estoy yo” (CD1)

c. “satisfacción para uno misma... nosotras estábamos felices... nos sentimos


orgullosas de poder brindarle algo bonito a los niños (...) y para poder rec-
rearnos un poco nosotros también porque también tenemos que ver algo de
recreación para nosotros” (OI1)

d. “nosotros con las niñas que trabajamos nunca le ofrecimos cosas materiales
sino que el apoyo, ayudando a crecer y acompañándolas (...), pero si uno ve
que le falta la leche, por ejemplo, entre todas nos juntamos y algo hacemos”
(OVR2).

Con todo, existen organizaciones claramente orientadas a los efectos socioculturales y


políticos. En estas organizaciones se hace difícil distinguir los efectos en el participante
de aquellos propios del beneciario, ya que consisten en lo mismo, conciencia:

- “yo creo que la gran mayoría lo único que espera es conciencia, generar con-
ciencia y poder generar espacios de crecimiento, pero no en lo material sino
en lo personal... tiene que ver también con el tema de la formación, a través
de construir... poder generar un espacio de debate donde poder construir algo
(...) y con eso poder hacer formación en nuestros participantes, nuestros diri-
gentes, poder transmitir esta nueva forma de participación, esta nueva mirada
que se quiere construir desde aquí” (OI2)

- “el lema de nosotros (es) del mensaje a la acción, no es rapear43 por rapear,
ni bailar por bailar sino que todo tiene que tener su sentido y .... tratar de llevarlo
a la acción... haciendo las cosas que decimos rapeando,.. organizando, tratando
de hacer organización popular, haciendo talleres.. concientizando, entregándole
amor, haciendo amistad, hermandad, eso es lo que tratamos de hacer” (OI3).
(43) Se reere a hacer “rap”, estilo musical “hip-hop”.
38
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Por otro lado, aquellas organizaciones cuyo énfasis está puesto en los productos mate-
riales, es posible distinguir claramente los efectos sobre el participante, de los efectos
sobre el dirigente, pues en estos casos la palabra “participante” signica “beneciario”:

- “participan casi todos los pobladores que están viniendo a buscar papeles de
residencia, cartas sociales, vienen a buscar currículos” (JJVV4)
- “si tienen problemas en su hogar, de enfermedad, que no saben dónde ir....
todo se soluciona” (por el dirigente) (JJVV1)
- “es para que nosotros le hagamos las cosas que ellos no pueden hacer, ellos
se respaldan en nosotros” (JJVV3).

Esta situación, que se maniesta fuertemente en las juntas de vecinos44 pero que en
modo alguno es exclusiva de ellos, implica el establecimiento de modalidades “consum-
istas” e “individualistas” de participación. En efecto, la mayor parte de las organizacio-
nes tienen “beneciarios materiales”, los cuales participan (pasivamente) en la medida
que haya algo que ofrecerles:

- “o sea cuando hay algo dado aquí se juntan, se llena pero cuando no hay nada
dado no pasa ná... (...) si usted les da algo la gente participa pero si no da usted
no conseguimos nada (...) si da, aparecen, si no les da no aparece nadie.. es
bastante complicado” (JJVV2)

- “yo creo que aquí como en todas partes pasa lo mismo, que como nosotros
ahora no tenemos nada que dar, ellos no reciben nada entonces no quieren
participar (...) son muy materialistas las personas aquí (...) cuando hay alguna
actividad en donde uno puede dar (...) entonces la gente no va por escuchar no
más, va por recibir algo (...) piden pero no dan” (JJVV3)

- “desde el tiempo de Pinochet hasta ahora la gente se ha hecho muy dependi-


ente (...) siempre querer recibir benecios y nunca entregar nada, sin compro-
meterse (...), entonces la gente se acostumbró a que le dieran las cosas” (AC)

- “y lo otro es que a la juventud ahora está que no le importa nada, lo que le es


todo dado, llegan a servirse nada más” (CD1)

- “lo que se observa, sobretodo en los sectores populares es que la gente par-
ticipa porque puede conseguir algo (...) su participación empieza cuando se les
ofrece algo (...) que la gente se comprometa voluntariamente es difícil, sin que
sepa que va a recibir algo” (OVR1).

(44) Recordemos que éstas son vistas por sus propios dirigentes como gestionadoras de problemas sociales territo-

riales.
39
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
A pesar de que es mayoritaria esta percepción, una de las entrevistas arroja la ruptura
práctica -desde la posición del dirigente- de este estilo de relación : “no hay que rega-
lar, hay que esforzarse (...) que no vengan acá al colegio porque le voy a rega-
lar la mochila o porque te voy a conseguir en la muni(cipalidad) mercadería”
(CCPP).

Este estilo de participación, que hemos denominado consumista, connota una ausencia
de reciprocidad en la relación, lo cual implica la destrucción progresiva de capital social
y repercute negativamente en la reproducción de las organizaciones y sus dirigencias
(luego volveremos sobre este último punto).

2) Nivel de participación

Cuando nos referimos a estilo de participación estamos haciendo referencia a las car-
acterísticas cualitativas que ésta adopta, mientras que por nivel de participación debe-
mos entender el aspecto cuantitativo, pero no desde el dato numérico sino desde la
calicación del entrevistado.

En primer lugar, debemos hacer alusión a la participación en el ámbito dirigen-


cial, respecto a lo cual hay consenso en los testimonios de los entrevistados sobre la
carencia de personas que quieran y puedan tanto crear como hacerse cargo de las orga-
nizaciones. El diagnóstico es bastante completo en el siguiente testimonio : “yo nací
en la población y aquí ha habido hartos clubes y se han desarmado casi todos
porque no hay apoyo, no hay dirigentes y no quedan canchas (...) dirigentes
ya no quedan y los buenos ya se retiraron porque se hastiaron de que se
aprovechen, de que los amenacen de que van a pegarles... hasta de muerte
han amenazado dirigentes (...) no se quieren hacer cargo porque se ve que la
juventud está muy sublevada se puede decir, que ya no se puede controlar...
entonces la gente preere estar en su casa… aburridos, viendo tele(visión)”
(CD1).

Del testimonio reseñado podemos establecer dos hipótesis respecto a la escasez de


dirigentes -en la referencia, dirigentes deportivos-. Una es que se hastiaron de que se
aprovechen, lo cual puede relacionarse tanto con el estilo consumista que el mismo
entrevistado señalaba anteriormente como con la falta de apoyo (¿de parte de otros
dirigentes, participantes o instituciones?). La otra tiene que ver con el tema juvenil,
con la incapacidad de integrar a este segmento en forma disciplinada a las actividades
de la organización45 . El efecto comentado por este entrevistado : privatización de las
actividades del ex-dirigente.

(45) No debe extrañar el uso de la expresión “ya no se puede controlar” puesto que toda organización es una forma

de control social, pues cuenta con normas y una estructura de funcionamiento, decisión y sanción.
40
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Las organizaciones que representan -nominalmente- mayor cantidad de personas son
los clubes deportivos, las juntas de vecinos y los centros de padres y apoderados. Sin
embargo, en términos reales, las juntas de vecinos cuentan con escaso aporte para la
gestión de sus actividades y se podría decir que son las más decadentes en cuanto al
nivel de participación (si comparamos la cantidad real con la nominal) :

- “más lenta (que en los años 80’s)... como que ya no tienen aliciente para salir,
para activar.. hay actividades en la junta de vecinos y no vienen” (JJVV1)
- “en la última reunión que se hizo.. nosotros la hicimos y asistieron como
dieciseis delegados y de ahí no hemos hecho más porque no conviene, la gente
no está ni ahí, no viene” (JJVV4)
- “aquí votaron como 72 personas la última vez” (JJVV2).

Los clubes deportivos, por el contrario, movilizan a grandes contingentes en los encuen-
tros deportivos, los cuales podrían ser considerados “beneciarios materiales”. Sin
embargo, en cuanto a la participación, como gestión de los asuntos de la organización,
contrastan las versiones de ambos dirigentes pese a que ambos clubes se encuentran
pasando por la misma etapa : la habilitación autogestionada de un espacio que cumple
funciones deportiva, recreacional y ornamental. En efecto, mientras uno señala que
“hay unos pocos... pero llegan... pero pocos no más” (CD1), el otro sostiene
que es “excelente... por uno o dos no puedo dejar de decir la palabra ‘todos’ “
(CD2)46 .

Este caso del club deportivo, junto al del centro de padres y apoderados son
los únicos en donde los entrevistados se sienten satisfechos del nivel de participación
activa (gestionadora) alcanzado. En ellos se podría sostener que estamos en presencia
de un proceso ascendente de participación, pues han ido transformando a los partícipes
nominales en reales, es decir, a los beneciarios en participantes.

La apreciación de los entrevistados respecto al nivel de participación en orga-


nizaciones -no en sus propias organizaciones, sino en general- es bastante consistente
en cuanto a considerarla baja. Junto a ello se deslizan una serie de hipótesis.

En primer lugar nos encontramos con aquellos que sostienen que el escaso
aporte en recursos (reclamo especialmente dirigido hacia la municipalidad) contribuye
especialmente a explicar el bajo nivel de participación, y -a contrario sensu- el recurso
es visualizado como la posibilidad de expandir la participación:

(46) Otra de las diferencias entre la situación de uno y otro club es el hecho de que uno de estos espacios haya

sido cercado (justamente donde hay menos participación) y el otro permanezca abierto, pese a que éste último fue

“tomado” por los pobladores lo cual ha implicado un conicto con la autoridad comunal. El que permanece cercado

por su parte, cuenta con un contrato de comodato.


41
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “a veces no hay participación por un tema de recursos (...) las oportunidades
de participación se las damos pero la parte monetaria, en costos, nosotros
no, tú sabes que las organizaciones como nosotros no tenemos recursos (...)
si no tengo recursos, que puedo ofrecerles yo” (para motivarlas a participar)
(JJVV1)

- “mientras tanto que se vea que están invirtiendo ellos, que están preocupa-
dos por nosotros... va a llegar gente” (CD1)

- “y así constantemente han perdido la fe , han perdido el deseo de sufragar


porque resulta .. el mismo municipio tiene la culpa, nosotros nos sacamos la
contumelia trabajando47 , tratando de lograr algunas cosas, pero el alcalde no
da soluciones al problema, me entiende” (JJVV2)

- “porque dicen que la junta de vecinos da muy poco, da muy poco o no da nada
(...) yo le veo toda la razón, porque nosotros mismos, las autoridades no nos
dan nada a nosotros, a nosotros no nos dan nada (...) y aquí no hay ayuda”
(JJVV4)

- “pero no hay apoyo, en quien apoyarse siquiera... queda cojo de la ayuda (...)
tendría que ser la municipalidad (...) y eso es lo que a nosotros nos falta, no
tenemos donde apoyarnos (...) ven que no hay apoyo y por eso es que se reti-
ran” (CAM).

De estos testimonios se deduce que los dirigentes esperan que la participación tenga
efectos en el mejoramiento de las condiciones de vida de sus representados, lo cual
supone una retroalimentación entre participación y nanciamiento de ese mejoramiento
por parte de la autoridad. El apoyo en recursos sería un elemento coadyuvante para
lograr elevar o mantener la participación.

De esta forma, la situación ideal contrasta con la realidad, la cual está teniendo efectos
políticos de importancia, según lo testimonian los siguientes entrevistados:

“ “yo creo que los alejan con esto (se reere al escaso apoyo a las organiza-
ciones)... por eso los niños no quieren votar (...) no quieren meterse en partidos
políticos, porque ven, ven las imágenes, que dicen puras mentiras, y llega la
hora de los quihubo48 y no pasa nada” (CD1)

“ “lo que pasa es que la gente ha perdido la credibilidad en el gobierno


comunal, eso es lo que está pasando... que el gobierno comunal perdió el
apoyo” (JJVV2).

(47) Se reere a que trabajan harto.

(48) La hora de hacerlo, que en la cita signica el momento de entregar recursos.


42
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Otra de las hipótesis -de ningún modo excluyente con la anterior- es que hay
incapacidades personales y colectivas para la participación. Algunas de ellas culpan al
contexto cultural, mientras que otras lo reeren a lo individual :

- “porque la gente está preocupada de la pura plata (...) entonces eso lo


lleva a ser individual, a no compartir , a no ser comunitario, y a no crear
una organización (...) hay personas que participan espontáneamente porque
se dan cuenta solas de las cosas, pero también hay que tener un grado de
participación para poder hablar de igual a igual (...) la capacidad se crea, se
educa” (OI3)

- “hay gente que le encanta la tele(visión) y las comedias y no están en nada,


no están ni con los cabros chicos, ni el marido” (JJVV1)

- “es un temor.. no sé si a la participación.. al compromiso” (OVR1)

- “la gente tiene temor y vergüenza de participar” (CD2)

- “lo que falta es que la gente crea en nosotras” (OI1).

Finalmente, nos encontramos con una hipótesis que apunta a las modalidades de
participación propuestas como la causa del bajo nivel participativo. Nuestro entrevistado
se reere especícamente a las que bajan como políticas de Estado, es decir, como
participación subordinada, concebida y nanciada desde fuera de los participantes, a
través de proyectos concursables49 : “yo creo que las modalidades de participación
van condicionando a la gente a no participar o a participar de algo que tam-
poco te da más allá de lo que tú puedes... o sea, (alguien) te da los espacios de
participación, pero (te dice) ‘tú participas en lo que yo quiero que participes’...
por ejemplo, la gente ha aprendido que la forma de participación tiene que ver
con los proyectos, pero los proyectos tienen un principio y un nal, se acabó la
plata, se acabó el proyecto y se acabó la participación (...) yo he participado en
proyectos del FOSIS, del CONACE que te entregan aquí en la población, pero no
me puedo salir de los márgenes que ellos me impongan, entonces eso para mí
no es participación” (OI2).

Además de portar una connotación negativa, puesto que no sería participación, se


señala la funcionalidad política que tiene esta modalidad de participación : “es publi-
cidad y aparte mantener a la gente con la idea de que está participando, de
que es un Estado participativo y una sociedad participativa... pero no, estás
participando pero en las condiciones que te impongan, o si no también estás
fuera de la participación” (OI2).

(49) El entrevistado lo planteó a propósito de las políticas estatales, pero no vemos inconveniente en hacerlo exten-

sivo a las Redes, aunque en éstas la funcionalidad política puede diferir de la que plantea nuestro entrevistado.
43
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Las hipótesis desarrolladas apuntan -en cierta medida- a las calidades de la participación
como explicación del nivel cuantitativo alcanzado por ésta, y nos señala la necesidad de
relacionar ambos niveles para dar cuenta del fenómeno estudiado.

III. RELACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN CON EL ÁMBITO FORMALMENTE


POLÍTICO

Con esta dimensión de análisis queremos poner de maniesto los tópicos a partir de los
cuales las organizaciones se sitúan frente a la política en sentido estricto, es decir, la
del régimen político y los partidos. Además, intenta poner de maniesto las formas de
relación de las organizaciones con la política a nivel local (especialmente con el muni-
cipio), así como explorar si las organizaciones se proyectan políticamente.

1) El régimen político y la política local

Entre los entrevistados no abundaron las referencias al régimen político, la democracia.


Sin embargo, quienes se rerieron a ella apuntaron al agotamiento de su contenido y a
la crítica de sus formas procedimentales:

- “porque no hay democracia, utilizan la pura palabra” (OI1)


-“creen que votando hay democracia, yo no creo lo mismo... yo creo que sigue
habiendo dictadura (...) no es democracia porque a la gente no se le pregunta,
le piden el voto no más, y a la gente que no, le hacen sentirse inútil, que la
gente no decide, no manda y todo el poder que uno tiene se lo delega a un
hueón50 que ni siquiera sabíai51 lo que está haciendo con tu plata, con los espa-
cios públicos, con los colegios (...) hay que democratizar la democracia” (OI3)
- “según dicen estamos en democracia pero parece que estamos igual que en
el anterior gobierno”(JJVV4)

En cuanto a la política y los partidos políticos a nivel local, hay una imagen bastante neg-
ativa, excepto en aquellos dirigentes comprometidos partidariamente. Entre las expre-
siones que dan cuenta de esta percepción se señala el oportunismo con que actúan,
pues sólo aparecen para las elecciones, o bien que favorecen a los dirigentes o sectores
que son proclives a sus candidatos :

“en la municipalidad a veces usan a la gente, porque uno es pobre y a


veces ignorante... la usan solamente por su bienestar personal, consiguen lo
que quieren y después se olvidan del pobre, y uno queda con las ilusiones (...)
están trabajando sólo para ellos o para ciertos sectores que se pasea el alcalde
y lo aplauden” (OI1)

(50) Persona, pero en sentido peyorativo.

(51) Sabías

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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “es oportunista, quieren poder no más (...) ¿cuándo fue las últimas elecciones ?.. hace
como dos años y estaban todos metidos aquí ¿ y ahora ?.. ¿ seguro los veís ?” (OI3)
- “la política (de los partidos) no es nada (...) llegan a los clubes deportivos
porque ellos no están como para juntar masa... porque ya nadie les cree”
(CD2)
- “cuando tenían elecciones ahí sí que aparecían tupido y parejo52 , antes de
que saliera el alcalde andaban todos.. sólo andaban a la siga de los votos (...)
en el momento en que uno ve un candidato decir algo aquí es porque no lo va a
cumplir nunca... eso ya lo sabemos de memoria” (CAM).

Para concluir este acápite, señalemos que en cuanto a la percepción sobre el carácter
político de la organización, las opiniones se agrupan dicotómicamente. Algunos testimo-
nios reaccionan con un rotundo ‘no’ frente a la hipótesis de que su organización sea
“política”, con lo cual denotan que su imagen de la “política” se circunscribe al sistema
de partidos :

- “no, para nada, porque se malea... yo le voy a decir algo : yo tengo mi color
político, pero en mi centro, no hay política” (CM)
- “no, aquí nunca hemos metido la política” (JJVV3)
- “no... no se ha hablado nunca de eso” (CAM)
- “no, porque la parte política aquí no entra en la escuela” (CCPP)
- “no, no nos quemamos con ninguno (candidato)... todos libres, cuando hay
votación a nadie se le dice vota por este” (JJVV4).

Por otro lado, existen las organizaciones que se perciben como políticas, pero desde el
sentido amplio de la palabra, es decir, no circunscritas a lo partidario .

- “la política de nosotros en general no tiene que ver con un partido político,
no tiene que ver, tiene que ver con la reivindicación de derechos, tiene que ver
con... tal vez tiene una posición política clara, pero no tiene que ver con un
partido político” (OI2)
- “yo creo que toda organización entra a ser política del momento que estamos
aquí, todo es política, porque estamos haciendo reuniones por la comunidad
y todo (...) pero somos una política diferente, estamos trabajando en comuni-
dad” (CD1)
- “yo creo que sí, el cuento comunicacional, el cuento cultural, te arrastra un
cuento político... no hay una cuestión cultural que diga que esto no es político...
porque estai transmitiendo ideas, ideologías... no se es neutral, es imposible
ser neutral” (AC)
- “el dirigente es político, de ahí nace la política aunque la persona no sea
política (...) todo ronda a la parte de la política , todo es política, aunque usted
no lo crea todo es política” (JJVV2)

(52) Regularmente.

45
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “mirando la política de todos los sentidos, la política es todo... el trabajar con
los pobres es político... si lo miramos desde ese punto de vista, sí... no entrando
al tema político de algún sector, izquierda/derecha, no...nosotros trabajamos
con la gente, trabajamos con sus derechos, si se le quiere llamar que trabaja-
mos políticamente, sí” (OVR1)

- “política se hace en todo momento, una política de vida, la política de como


tú pensai , la política de como te vestís, de como en que orden hacís las cosas,
es tú política, hacer las cosas en todo movimiento, en todo quehacer de cosas
hay política (...) pero política al n (...) por eso nosotros ocupamos el hip-hop
porque el hip-hop es una herramienta válida para luchar (...) no (hacemos)
política partidista, sí política del pueblo” (OI3).

Con todo, igual podríamos distinguir dos énfasis respecto al carácter político de las orga-
nizaciones. Por un lado los que aceptan que su organización es política, y por otro, los
que se perciben haciendo política.

2) Percepción del Municipio


En primer lugar debemos mencionar que el municipio es visto como una fuente impor-
tante de recursos para las organizaciones y desde esa posición se lo evalúa. Como
decíamos en el capítulo anterior, la mayor parte de las organizaciones sostienen que la
entrega de recursos constituye un factor coadyuvante para elevar el nivel cuantitativo de
participación. Sin embargo, este “elemento material” amenaza con reproducir el “estilo
consumista” que mencionábamos a propósito de la organización y sus beneciarios, pero
a nivel del municipio y sus organizaciones beneciarias, es decir, da cuenta de formas
de clientelismo político53 . Sobre este punto volveremos luego.

Por el momento nos centraremos en la relación establecida entre el municipio y las orga-
nizaciones. Para ello incluimos una opinión (bastante informada) acerca de la relación
que -en general- establecen las organizaciones con el municipio : “las organizaciones
tienen muchos problemas con el municipio (...) yo también hice práctica en el
municipio y las organizaciones no querían participar con el municipio, había un
poco de recelo ahí (...) hay muchas organizaciones, he visto que hay muchas
organizaciones que no están ligadas al municipio” (OVR1)54 .

En cuanto a la relación de las organizaciones incluidas en el estudio con la Municipali-


dad, podemos señalar que es abiertamente dicotómica : es catalogada como buena
o se plantea abiertamente un rechazo a la actitud para con ellos. La fuente de estas
posturas se encuentra fundamentalmente en la entrega de recursos, pues la función de
la municipalidad es conceptualizada como apoyo material a las organizaciones.

(53) Esta modalidad clientelar fue avizorada en algunos testimonios del acápite anterior.

(54) A partir de esta opinión es que tomamos la decisión metodológica de incluir organizaciones que no estuvieran en

el catastro entregado por la municipalidad.


46
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Así, quienes señalan una relación buena con el municipio son aquellas organizaciones
que han recibido apoyo constante de su parte , mientras que los que dicen que es mala
lo hacen desde la postura de sentirse ignorados y poco favorecidos con la distribución
de recursos :

- “ahora mismo tú ves... agua, estuve un año que estoy pidiendo agua potable,
‘es que no se puede’ (me dijeron... pero) al lado de ahí está la plaza y hay agua
potable (...) nos han ayudado pero no como deberían” (CD1)
- “tantas cartas que he mandado y el alcalde nunca ha escuchado mucho lo que
le he dicho (...) pura burocracia, eso es bastante enfermante” (JJVV2)
- “hubo un problema y como que tomaron un rechazo hacia nosotros, como que
somos una organización problema (...) nosotros después con el tiempo pedi-
mos una micro y nos fue negada (pero igual) el contacto, la red del municipio es
fundamental en una organización... sobre todo una organización que no tiene
recursos de ningún lado” (OVR1)
- “no nos pescan (...) no hay comunicación (...) no es que no estemos ni ahí con
ellos porque en algún momento igual tenemos que llegar” (CD2).

Sólo una organización planteó no tener interés en establecer una relación con
la municipalidad: “ninguna (...) porque como dije denante no queremos nada del
gobierno” (OI3). Sin embargo, el abismo político entre organización y gobierno comu-
nal no resultó ser tan grande al consultarle acerca de la posibilidad de que las orga-
nizaciones inuyeran en las políticas del municipio, respecto a lo cual demostró estar
impregnado de intereses políticos, en el sentido fuerte de la expresión, pues plantea que
el poder y la inuencia son elementos inherentes a cualquier organización, aunque está
claro que la organización política que pudiera representarlo aún no existe : “creo que
cualquier organización en el fondo eso va a querer, inuir en la comuna, va a
querer inuir en el municipio porque eso se lleva en la misma organización,
en el mismo poder (...) y hasta uno mismo haciendo esa misma organización
uno mismo sacar sus propios representantes, hasta uno mismo puede sacar
su propio alcalde, una comuna bien organizada puede sacar su propio alcalde”
(OI3).

Todas las restantes organizaciones plantean el conicto o crítica a la municipalidad


como algo superable y, muy por el contrario, esperan que la relación sea recompuesta.
En cuanto a los elementos que podrían contribuir a solucionar este impasse entre la
organización social y el municipio podemos mencionar dos : una mejor distribución de
recursos (asignándole a la organización, por supuesto) y la apertura de espacios de
diálogo, aunque la mayoría de los entrevistados mencionó los dos :

- “queremos conversar con ellos, porque tampoco nos conviene como


organización enajenarnos del municipio (...) somos voluntarios y nadie nos
paga, nadie nos mantiene (...) el municipio tiene la tarea, es su trabajo apoyar
a estas organizaciones (...) un derecho de parte de nosotros exigirlo” (OVR1)
47
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “no es para que él (el alcalde) se meta la mano al bolsillo y diga ‘aquí hay
tantos millones, hagan esto’, sino que lleguemos más a acercamientos y que
podamos resolver todos los problemas juntos (...) y tener un poco más de
distribución de los recursos” (CD1)

- “debieran ser buenas (las relaciones con el municipio), ser más sociables ,
más participación de nosotros con la municipalidad y de la municipalidad con
nosotros (...) a ver si hay una posibilidad de que la municipalidad nos ayude
(...) pero no veo por donde (...) la municipalidad no abre los espacios” (CAM)

En cuanto a las opiniones “materialistas”, es decir, las que solamente se enfocan a una
mejor distribución de los recursos, podemos citar los siguientes testimonios:

- “nos gustaría tener una buena relación con el municipio (...) sería rico que el
municipio nos apoyara” (OVR2)

- “si se gastara como debiera ser... alcanzaría, poquito, pero alcanzaría pa’
todos” (JJVV2)

- “la idea de la relación... yo encuentro que está bien que sea ayúdame un poco
a mi y yo te ayudo a ti, dentro de ciertos márgenes” (AC)

Entre las opiniones exclusivamente “políticas”, esto es, las que se enfocan sólo a la aper-
tura de espacios de diálogo entre organizaciones y municipio, tenemos las siguientes:

- “escuchar lo que uno tiene que decir... no porque sea pequeño mirarlo en
menos. (...) que no se haga lo que ellos plantean no más... porque de repente
es lo que ellos dicen y solamente en eso apoyan.... lo que a ellos les gusta que
uno haga” (OI1)

- “tener un espacio de diálogo sería ideal, un espacio de diálogo permanente


donde se discutan las políticas que va a emitir el gobierno local para esta locali-
dad” (OI2)

- “debería ser más tranquila, tratar de lograr cosas (...) pero el municipio no
abre las puertas” (JJVV4).

De lo expuesto hasta el momento, podríamos concluir que la relación ideal entre el gobi-
erno comunal y las organizaciones debe ser de cooperación recíproca. Esta reciprocidad
debe basarse tanto en los aspectos materiales como en lo político, es decir, tanto en los
recursos como en la denición conjunta de las políticas.

Este último elemento es el más difícil de lograr, puesto que la institucionalidad munici-
pal (Ley Orgánica de Municipalidades) limita la participación de la comunidad en los
48
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Consejos Económico Sociales Comunales (CESCO) al plano meramente deliberativo y no
resolutivo. Dicho cuerpo normativo denota la desconanza profunda de sus redactores
respecto a la participación efectiva del hombre común en los asuntos de la colectividad,
negándole el acceso directo a ellos55 .

Esta modalidad de participación va produciendo desazón en los dirigentes, pues


no pueden inuir en forma efectiva en la vida comunal, además de ser cada vez menor
la asistencia a este tipo de “eventos simbólicos de participación”. Para un análisis político
de esta participación en el gobierno comunal, recurrimos a dos entrevistados de orga-
nizaciones completamente diferentes : un colectivo político absolutamente crítico de la
gestión municipal y una junta de vecinos básicamente comprometida con la gestión edi-
licia ; y sin embargo, ambos coinciden en el hecho de que la participación efectiva está
bloqueda :

- “el CESCO también fue creado desde el municipio, entonces, si bien tiene el
título de que es el espacio de participación de la comunidad, pero sigue siendo
un espacio creado y conformado por el municipio y por el gobierno local (...) lo
que existe hoy, la participación que existe hoy es concedida y condicionada, en
todos los ámbitos que tú quieras (...) no sé si se podrá incidir en las políticas
de Estado” (OI2).

- “sólo podemos opinar de las cosas, no es resolutiva, opinar pero opinar no


más (...) la ley nos faculta, la ley también te corta. Tú tienes derecho a opinar...
y yo no voy a ir por opinar... cuando me dijeron ‘participa’, (yo les dije) ‘¿y para
qué ?... para decir que quiero que este colegio lo pinten verde, si igual lo van a
pintar azul’... ¿para qué ?... esa es la verdad, y no porque sea el alcalde, es la
ley... a través de los CESCO a nivel nacional, los directores están pidiendo que
los integrantes, lo que opinen sea resolutivo, porque ahora te vas a tomar un
café, no vale la pena” (JJVV1).

3) Recursos externos: clientelismo, autogestión y autonomía

El tema del clientelismo político ha sido, en parte, anunciado al tratar otros temas,
tales como el municipio y la política a nivel local, y guarda estrecha relación con el
hecho de que en sectores pobres -como Lo Espejo- la capacidad de generar recursos
propios es más que limitada, así que dependen -especialmente para obtener resultados
importantes- de recursos externos. El acceso a estos recursos nancieros o de infrae-
structura se encuentra -muchas veces- inuido por el clientelismo político, que no es
sino el condicionamiento del acceso actual y potencial a dichos recursos.

(55) Lo cual nos remite a un argumento conservador, que fue el que inspiró a los redactores de la Constitución y de

la reforma institucional de la dictadura, esto es: que el exceso de participación genera ingobernabilidad, razón por

la cual el ejercicio de la política (en el Estado) debe institucionalizarse con un criterio predominantemente técnico,

donde las decisiones están entregadas a cuerpos especializados funcionalmente.


49
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
La contraprestación del acceso a estos recursos consiste no sólo en apoyar la elección
de determinados candidatos (muchas veces con propaganda en las mismas organizacio-
nes), sino en incorporarse a una red estable de apoyo a determinadas políticas (munici-
pales, de partidos políticos) por parte de las organizaciones. En cuanto a las formas que
adopta mencionaremos las siguientes :

- “(en la municipalidad) les dan recursos a los que les dan algo a cambio” (OI1)
- “a nosotros en cierto tiempo la municipalidad nos dijo : ‘bueno, yo te estoy
dando esto ... ¿y tú ?, ¿qué me das ?’ “ (CD2)

- “yo veo que también está involucrada la política porque le asignan más recur-
sos a las organizaciones que tienen más votos” (CD1)

- “el que quiere agarra y el que no quiere , no (...) por ejemplo, la junta de
vecinos por ahí (...) si bien hace un buen trabajo comunitario, pero el trasfondo
siempre tiene un cuento político (...) votos para el alcalde” (AC)

- “hay mucha gente que no está ni ahí con los partidos políticos, pero sí está
cuando hay recursos a repartir... y se venden los votos... los clubes deportivos,
aquí mismo, por ejemplo (...) y a través de esto el club deportivo ofreció sus
votos al que hoy es alcalde y ahí tiene la sede” (OI2)

- “para lograr cosas nosotros también pensamos ... tratemos de conversar con
este candidato, nos va a apoyar en esto’... ‘a lo mejor este candidato nos puede
apoyarnos’, y la gente trabaja y comparten la política con ellos... muchas cosas
se han logrado en base a eso” (JJVV2)

Para uno de los entrevistados (curiosamente que recibe recursos externos) el


hecho de no contar con recursos propios hace -necesariamente- perder autonomía, es
decir, caer en la dependencia : “al no manejar recursos te hacís siempre dependi-
ente, aunque tú no lo quieras, aunque tratís de gestionar de una u otra forma,
te hacís dependiente” (AC).

Esta opinión contrasta con otro testimonio que da cuenta que no toda obtención
de recursos externos conduce a la dependencia, es decir, no hay contradicción nec-
esaria entre pedir recursos y ser autónomo : “si nos pueden aportar y ayudar en
lo que sea, bien, pero que no se metan dentro de la organización, dentro del
proyecto (...) el pedir los recursos es mucho mejor para los niños, nos facilita
el trabajo a nosotros, o sea no es ningún problema de autonomía... yo hablo de
la autonomía dentro de la organización, del proyecto, del enfoque que tenemos
nosotros, de la forma que organizamos las cosas... en eso no, no se metan, eso
lo cuidamos muy bien” (OVR1).

La modalidad opuesta a la obtención de recursos externos, hecho básico que puede,


50
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
eventualmente, conducir al clientelismo, es la autogestión. Autogestión hay en toda
organización, desde el momento que moviliza energías humanas, sociales y materiales
; pero se transforma en un valor político cuando se la opone a la simple obtención de
recursos externos (ni siquiera como opuesto a clientelar). Autogestión en este ámbito
signica no recurrir a nadie que no sea la propia organización (o eventualmente otras
organizaciones del mismo nivel o condición) para nanciar sus actividades. Esto implica
una libertad absoluta de la organización para desarrollar sus actividades, esto es :
autonomía.

Algunas organizaciones han planteado la autogestión como un valor político, y


lo han desarrollado A continuación presentamos cuatro citas que testimonian la forma en
que se entiende la autogestión y la autonomía en organizaciones que se plantean desde
cierto “paralelismo” frente al poder local. Nótese, especialmente, la conceptualización
de la última cita, pues junto con distinguir la autonomía de la autogestión, señala las
posibles contrapartes de una relación dependiente:

- “autogestión... porque autogestión no dependimos de nada, nosotros mismos


somos, si queríamos algo estamos conscientes que si queríamos eso teníamos
que hacerlo y si no lo hacíamos estamos concientes que nadie nos va a venir
a dar nada, por eso si queríamos hacer algo teníamos que movernos nosotros
mismos (...) autonomía me suena a identidad .. sería identidad.... a lo mismo,
a no depender de nadie” (OI3)

- “nuestra plaza que tenemos acá la hemos construido nosotras (...) hay que
demostrarles que con o sin ellos podemos tirar para arriba... si nosotras igual
vamos a aprender, vamos a seguir como institución adelante (...) yo no quiero
ir (a la municipalidad) porque nunca me han ayudado” (OI1)

- “nos gusta ser autónomos porque si nosotros nos caímos nos duele a nosotros
(...) no nos vendimos por nada, ni por plata porque la plata nosotros podemos
hacerla” (CD2)

- “la autogestión tiene que ver con un tema más de consumismo, de conseguir
el recurso (...) de manera independiente, la autogestión... y la autonomía
tiene que ver con un cuento más político, poder tomar tus propias decisiones,
además de poder contar con el recurso de la autogestión... y la autonomía es
no depender (...) de ninguna ONG, de ninguna institución estatal, de ningún
partido” (OI2).

A pesar de lo anterior, todas estas organizaciones han relativizado el valor absoluto


de la autogestión. Esto queda de maniesto al contrastar sus testimonios acerca de la
relación ideal con la municipalidad o de la inuencia en las políticas municipales, lo cual
implica que la autogestión ha sido la forma que ellos han encontrado para satisfacer las
necesidades de desarrollo de sus organizaciones, frente a un municipio que no atiende
51
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
sus demandas, que intenta clientelizarlos y que propone una participación subordinada
e irrelevante respecto a las políticas municipales.

IV. CIUDADANÍA Y DEMOCRACIA

1) Conceptos asociados a ciudadanía

La visión más extendida de la ciudadanía entre los entrevistados tiene relación con el
derecho a sufragar, la cual se articula con otras formas de conceptualización, asociadas a
categorías como “derechos” y “participación”, las cuales no son en ningún modo excluy-
entes, pues se funden en ideas como el derecho a la participación en algún ámbito de
decisión municipal.

Antes de entrar en este ámbito, queremos detenernos en dos testimonios que dan
cuenta de una visión negativa de la ciudadanía actual, negativa en el sentido valórico y
político. En ambas se piensa en la ciudadanía como el aspecto funcional al sistema de
dominación:

- “yo no sería ciudadano si el gobierno me viera haciendo lo que estoy haci-


endo, sería enemigo del Estado entonces, no sería ciudadano para ellos” (OI3)

- “partamos por el concepto que tiene que ver con cargas políticas... y creo
que la ciudadanía está condicionada, tú puedes hacer ciudadanía, pero la que
te vende, clientelismo,... todo esto que existe, que baja desde las políticas de
Estado (...) (en la ciudadanía actual) tienes el poder que te entregan... ese poder
que te entregan nunca va a pasar este techo que tienes impuesto.... tiene un
límite” (OI2).

A pesar de lo anterior, la segunda cita se complementa con la siguiente : “yo creo que
debiera haber una (ciudadanía) que fuera diferente, que tuviera posibilidades...
uno es diferente a esta sociedad.. y estás ejerciendo una ciudadanía que no es
la que tú quieres (...) por eso te hablo de empoderamiento, de poder : si tú
ejerces ciudadanía diferente a la ciudadanía que te venden, estás caminando
en contra de eso, estás generando una respuesta frente a lo que está estab-
lecido” (OI2). En ésta, el planteamiento acerca de la ciudadanía deja de ser estático,
es decir, una ciudadanía circunscrita meramente al ámbito del poder político (clientelar,
dominador) para convertirse en una posibilidad para las organizaciones, una posibilidad
que debe construirse a través de nuevas formas de participación.

Justamente de la ciudadanía como “participación” -pero sin el énfasis político mencio-


nado anteriormente- son las siguientes citas :

- “ciudadanía es participación, darle los espacios a la gente, porque así va cre-


ciendo como persona” (JJVV1)
52
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “los pobladores, el deseo de surgir que tienen ellos (...) hay un deseo de orga-
nizarse” (OVR1)

- “los deseos de un adulto mayor, de ciudadanos como uno... como no va


a querer que tengamos participación en algo, servir de algo, poder opinar”
(CAM)

- “para mí una ciudadana, una persona que participa, en cualquier grupo”


(JJVV3)

- “y a la vez fortalecer los grupos” (CM)

- “la interacción de repente en un bien común... la ayuda entre todos los veci-
nos para conseguir un bien común” (AC)

En relación a la ciudadanía como “derecho”, aparecen también asociados la igualdad


ante la ley y la igualdad de oportunidades, aunque en algunos casos (las citas i. y ii.)
son consideradas una irrealidad :

i. “que tenemos derechos... pero no los respetan” (OI1)


ii. “tenemos los mismos... tenemos todos las mismas oportunidades... y
sabes que eso no es verdad (...) todavía está la ley amparando al que
tiene más” (CD1)
iii. “yo ciudadanía lo relaciono con que todos somos personas iguales”
(OVR2)
iv. “yo tengo el mismo derecho que todo poblador” (JJVV4)
v. “yo la parte de deberes y derechos la tengo más que clara como con
ciudadana” (CCPP)

Desde el punto de vista del contenido de los derechos reivindicados por las organizacio-
nes, la ciudadanía se maniesta mayoritariamante orientada los derechos del niño, así
como también a los derechos de carácter social : educación, trabajo, salud (incluyendo
salud mental) y recreación. Residualmente, algunas organizaciones plantean la impor-
tancia de algunos derechos civiles, como la libertad de expresión y asociación.

En relación a la forma de ejercicio de dichos derechos, algunos entrevistados plantean


reclamar su satisfacción al Estado, mientras que otros proponen su satisfacción a través
de las propias organizaciones.

Entre éstos últimos, podríamos decir que la razón tiene que ver con la distancia política
de estas organizaciones frente al Estado y el municipio, ya que son los mismos que
asignaban un valor casi absoluto a la autogestión. Su lema podría ser : “mientras más
lejos del Estado, mejor” :

53
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “cuando queremos hacer algo no le pedimos nada a ellos (a las autoridades)...
hablamos con los vecinos, o sea si queríamos hacer una actividad en una plaza
hablamos con los vecinos que viven alrededor de la plaza, no le pedimos nada
a los pacos (...) si los vecinos son los dueños de la plaza” (OI3)

- “yo creo que pasa más por ahí (por autogestionarlos) que que por reclamarlos
al Estado (...) yo creo que no es reclamar al Estado, desde mi punto de vista...
yo no creo tampoco en el Estado Benefactor” (OI2)

Como testimonios de la alternativa de reclamar los derechos al Estado, men-


cionaremos los siguientes:

- “tengo derechos y también los aprovecho... y siento que de cada pan que mis
hijos se comen yo pago un porcentaje, que ese va al Estado y las municipali-
dades pertenecen al Estado y ellos están para prestarme servicios” (CCPP)

- “el municipio debe entregarle, porque son recursos que están para la comu-
nidad, yo no estoy pidiendo nada que tengan que generar un gasto extra, no se
trata de favores entonces” (JJVV1)

- “organizarse bien y pedir a las autoridades algo así... como que nos ayuden
con remedios” (JJVV2)

- (al pedir los derechos) “preferible arrastrarse, no vivir con la prepotencia” (CM).

Además, debemos señalar que sólo una de las organizaciones planteó que su actividad
no contribuía al bien común56 . Finalmente, en cuanto a la conuencia de Estado y
Sociedad en el bien común, presentamos dos testimonios que describen muy bien este
hecho :

- “es mi deber como ciudadana pedir los servicios que están dispuestos para
mí... sobre todo si yo estoy haciendo algo sin nes de lucro y ayudando a
la misma comunidad; y ellos están para prestar servicios, si no es para que
nosotros le vamos a pedir favores, ellos están para eso (...) entonces él está
para prestarme un servicio” (CCPP)
- “el Estado se supone que debe ser el principal y el que vele por el bien
común..., pero cualquier aporte que venga de afuera (de las organizaciones),
bienvenido sea (...) o sea, nosotros tenemos el Estado, que haga o no haga
el bien común... la gracia es que lo haga, es el n del Estado, pero nosotros
por lo mismo hacemos el cambio en los niños, independiente de que nosotros
tengamos o no tengamos recursos, o seamos un oasis y no recibamos nada de
ningún lado” (OVR1).

(56) Se trata de la organización de adultos mayores, cuyos productos son eminentemente endogrupales.
54
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
2) Contribución de la organización al fortalecimiento de la democracia

Todas las organizaciones consideran que contribuyen al fortalecimiento de la democ-


racia, en el sentido de que con sus actividades están ejerciéndola, fomentándola y
ampliándola, es decir, contribuyen sustancialmente al régimen democrático:

- “sí, yo creo que sí, de todas maneras... porque uno se puede juntar libre-
mente, opinar, recibir opiniones” (OI1)

- “estamos contribuyendo y estamos creando a niños que sepan qué es la


democracia (...) Estoy ampliándola, estamos educando de una forma distinta,
popularmente” (OVR1)

- “sí, es que las organizaciones ayudan mucho a la democracia porque (...)


nosotros hacemos participar a la gente” (JJVV3)

- “yo creo que a eso apunta el colectivo, a poder fortalecer la democracia, no la


que estamos viviendo.. sino a una democracia más idearia... construyendo esta
nueva política y esta nueva forma de participación” (OI2).

V. TRABAJO COMUNITARIO

1) Concepto

Todos los entrevistados asumen que sus organizaciones desarrollan en mayor o menor
medida “trabajo comunitario”. A partir de su experiencia particular, plantean diversos
conceptos sobre éste, los cuales se pueden agrupar fundamentalmente en dos, una
acepción que pone énfasis en su carácter colectivo y otra que lo hace sobre los objeti-
vos.

Para la primera de estas posturas, el elemento tipicante del trabajo comunitario es


el hecho de gestionar colectivamente una serie de acciones. De esta manera, en toda
organización (o instancia de participación) se desarrollaría “trabajo comunitario” :

- “en comunidad. (...) yo les explico a todos donde pueden sacar benecios,
pero benecios que sean no personales” (CM)

- “nosotros tomamos a la gente, con delegados, que vinieran aquí a hacer tra-
bajo comunitario, por ejemplo, que teníamos que limpiar aquí” (JJVV4)

- “trabajo comunitario es la cuestión... que sean de las comunidades” (JJVV2)


- “yo siento que sí, que sí se hace trabajo comunitario porque hacemos partici-
par al apoderado” (CCPP)

55
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “somos una familia, yo en la reunión que hago aquí somos una familia” (CAM)

- “más que jugar a la pelota... como te decía, nosotros (somos) como una
familia” (CD1)

- “el trabajo que se hace con la comunidad y niños” (OVR1)

- “trabajar en conjunto para la gente (...) es trabajar en conjunto para los


demás” (OI1)

- “la idea es esa : formar comunidades con estas niñas, por eso trabajar así en
comunidad” (OVR2).

Como vemos, algunos de estos testimonios destacan -como otro elemento del
concepto- que también el resultado de dichas acciones sea colectivo, no personal, es
decir, producción de bienes públicos. Otros ocupan el concepto “comunidad” o “familia”
para referirse, fundamentalmente, a lo que son o debieran ser las organizaciones.

La otra postura enunciada más arriba, se enfoca a los objetivos para denir
lo que es “trabajo comunitario”, lo hace desde la perspectiva del mejoramiento mate-
rial de vida de los pobladores. Así, las organizaciones y sus dirigencias son vistas como
instancias de “servicio a la comunidad”, es decir, como fórmulas de alcanzar una mejor
calidad de vida.

- “comunitario es trabajar para la comunidad (...) la comunidad de toda la


gente que nosotros podemos servir” (JJVV3)

- “es ayudar un poco a las áreas que tienen décit (....) suplir necesidad” (AC)

- “trabajar cara a cara con la problemática que tú tienes en este sector, para
eso estamos” (JJVV1)

- “ayudar a mi población (..) los que no tenemos” (CD2)

- “trabajo comunitario lo que dice la palabra, hacer cosas pa’ la gente” (OI3).

Además de estas posturas fundamentales, es importante señalar que hay dos entrevis-
tados que asumen una postura autocrítica, desde lo normativo, el deber ser del trabajo
comunitario, respecto a su propia labor organizacional, lo cual plantea un horizonte ideal
sobre el trabajo comunitario :

- “la idea es esa: formar comunidades (...) esa es la idea, pero no lo hemos
hecho, sinceramente no lo hemos hecho. Estamos así no más caso por caso
(OVR2)
56
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “nosotros intentamos trabajar en forma comunitaria (...) pero no hay mayor
contacto entre las organizaciones... o sea, no observo un trabajo comunitario
(...) un trabajo comunitario entre las organizaciones” (OVR1)

En la primera de estas citas encontramos una oposición conceptual entre la categoría


de comunidad y la asistencia personalizada, mientras que en la segunda se avanza a un
concepto de trabajo comunitario que implica acciones entre organizaciones, siendo posi-
ble distinguir (relacionando sus opiniones) un trabajo comunitario de cada organización
y otro inter-organizacional.

Respecto de este último, que implica avanzar en el desarrollo de capital social comuni-
tario, le corresponde un papel fundamental al Municipio y a las propias organizaciones :
“el municipio que debería ser el que trabaje fuertemente esto, porque muchas
organizaciones sociales se apoyan al municipio, deberían aprovechar esto para
fortalecer y para unir estas organizaciones... pero no ha sido trabajada (...tam-
bién...) deberían ser los dirigentes, la misma gente, las mismas personas que
integran la organización, pero no se ve” (OVR1). Como factores que pudieran tener
algún grado de incidencia explicativa en esta situación, podemos mencionar los siguien-
tes : la competencia por recursos municipales y el clientelismo, factores que no con-
tribuyen a generar conanza entre los actores.

Residualmente, se plantea una postura que no puede reducirse a las anteriores.


Se trata de conceptualizar el trabajo comunitario como la conformación de una comu-
nidad política, que no es territorial, ni temática : “para nosotros el trabajo comuni-
tario tiene que ver con una mirada política, nuestro trabajo desde el enfoque
político... (...) un fundamento político, como el común unitario (...) sin la nece-
sidad que sea lo más bajo o que el trabajo comunitario deba hacerse en las
poblaciones más pobres” (OI2).

2. Valores que otorgan sentido al trabajo comunitario

En el siguiente acápite hemos organizado el discurso en torno a los valores que orientan
la existencia, tanto de las organizaciones como de la participación dirigencial de cada
uno de los entrevistados.

Siguiendo el mismo esquema planteado en secciones anteriores57 , podemos distinguir


entre valores “materiales” y valores “propiamente socioculturales” que otorgan sentido
al trabajo comunitario. Entre éstos últimos destacan la solidaridad (gratuidad), la con-
anza, la reciprocidad, y la responsabilidad social (compromiso).

(57) Y con la misma prevención : que no son excluyentes ni en el discurso ni en la práctica, sino dos caras de una

misma moneda.
57
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- “tiene sentido... porque yo creo que se hace con amor , esto no tiene ningún
interés personal para mí (...) recuperar la amistad, ser hermano con la gente,
en ayudar al que está peor, el dar desinteresadamente, darle al que tiene
menos, quizá al que tiene menos capacidad o que no ha tenido la misma opor-
tunidad que hai58 tenido tú pa’ surgir” (OI3)

- “el sentido de todo está en la solidaridad, en el compartir, en la ayuda, en el


que necesita” (OVR1)

- “uno tiene que entregar, uno se siente bien que otras personas hagan lo
mismo que uno hace con cariño (...) ojalá sigan el ejemplo de uno, porque hace
cosas para todos (...) por ejemplo, para la actividad (de navidad) no se pidió
cooperación por niño, se pidió por mamá... entonces las que tenían un hijo
costearon los gastos de una que tenía cinco” (OI1)

- “el compromiso (...) yo tengo un compromiso con la escuela (...) el cuento


es que los apoderados se comprometen cuando ellos ven que tú respondes
(como dirigente) (...) entonces ¿qué va a suceder ?... que como yo tengo buena
disposición para con todos (...) esa señora me dijo ‘cuando usted me necesite,
yo voy a estar dispuesta’ “ (CCPP)

- “también damos solidaridad y nosotros no obtenemos nada (material), para


apoyar... si conseguimos algo, lo conseguimos para otras personas (...) uno
obtiene la riqueza de poder entregar algo” (OVR2)

- “ (decirles) ‘este es su espacio... aquí son cien árboles y ustedes tienen que
cuidar estos árboles (...) entonces hay que estar dándoles responsabilidades,
que ellos sepan que cuesta, que nos ha costado esto” (CD2)

- “necesito plata y tengo que juntar, no me preguntaron, fui a otra parte,


(le dije) ‘échame unas monedas, las más que podai’, y todas quedaron, ‘pero
‘échame plata’ (le volví a decir), y junté como cuarenta y dos lucas, y me vendían
una silla en treinta y cinco, compré la silla de ruedas y pregúntame dónde está,
esa silla de ruedas ha pasado por todos, el que la necesita la usa” (JJVV1)

- “es lo más rico, lo más... no sé como explicarlo, el poder servir a los demás,
sin esperar retribución, es lo más lindo, yo lo hago, no me importa, yo no estoy
esperando que me retribuyan (...) si yo necesito un remedio, una pastilla, en
la noche, para otra persona, llamo por teléfono, ‘oiga, tiene tal cosa’, sí, ya le
llevo, se da algo bien especial. No preguntan para quien, ni nada” (CM)

(58) Has
58
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
- “nada material, pero el reconocimiento (...) uno está satisfecha de lo que uno
está haciendo por la comunidad, uno no lo hace por benecios propios ni tam-
poco que estén dándole para poder hacer un favor (...) yo doy pero a cambio
de que no me den nada (...) y me encuentro una persona valiosa en ayudar a
los demás” (JJVV3).

Por otro lado, la conceptualización de los valores “materiales” guarda relación


con elevar el mejoramiento de la calidad de vida de los integrantes y/o beneciarios de
las organizaciones a dicho status. Las siguientes citas dan cuenta de esta percepción:

- “yo no quiero que mi hijo ande a cabezazos aquí, chocando como chocamos
todos ahora, que no tengamos ni una alternativa, que no tengamos ni una
cancha (...) yo tengo varios niños que dicen ‘esta es mi cancha’.. y esta es su
cancha” (CD2)

- “ayudar a un ser humano que está con todo el dolor (...) que la calidad de vida
también sea mejor” (JJVV1)

- “yo vi mucha miseria, entonces por ese motivo trato de superar la pobreza
que tenimos nosotros (...) mi deseo es ver a esa gente pobre es tratar de
ayudarla lo que más pueda (JJVV2)

- “el sentido que tiene uno, de hacer un trabajo que sirva de algo, pero hacer
un trabajo que se vea... algo provechoso, para que la gente sepa que se hizo
algo” (CAM)

- “ayudar a la gente, ese es mi logro, ayudar a la gente” (JJVV4)

- “pero el sentido es haber contribuido a ese progreso (material)... pensar que


en esos tiempos, todos estábamos... en el baño había papel de diario no más,
si es que había, y ahora no” (CM).

Al nalizar, vuelve a presentarse una percepción irreductiblemente política acerca del


sentido del trabajo comunitario: “poder generar una política global frente a las
problemáticas sociales... y no sólo a las problemáticas sino también a las
formas de vida” (OI2).

59
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
CONCLUSIONES

CONCLUSIONES TEMÁTICAS

1. Criterios para una clasicación de las organizaciones

En la exposición de los resultados de la investigación, las organizaciones se han orde-


nado según grandes categorías recogidas de la clasicación de la DIDECO59 (juveniles,
de mujeres, culturales, juntas de vecinos, etc), pero agregando dos categorías especia-
les : “organizaciones de vínculo religioso” y “organizaciones informales”.

En esta tentativa de clasicación, por el contrario, hemos procedido a partir de los tes-
timonios de los entrevistados, dicotomizando criterios de clasicación que ellos mismos
han relevado, y que se reeren a aspectos sustantivos de la participación en las orga-
nizaciones. Esta dicotomía tiene por objeto resaltar los énfasis que cada organización
proyecta, en cuanto elementos esenciales, aunque en la realidad se muestran bastante
matizados.

El primer criterio que advertimos fue el de la función esencial que los entrevistados le
asignan a las organizaciones. Podemos distinguir entre organizaciones que hacen de
mediadoras entre los participantes y las políticas del Estado, de aquellas que se enfocan
al desarrollo personal y grupal de los participantes (reales o nominales). Entre las prim-
eras tenemos fundamentalmente a las organizaciones llamadas “tradicionales” : juntas
de vecinos y centro de madres.

El segundo criterio de distinción, que aparece al relacionar los testimonios de los ent-
revistados, se reere a los productos que genera la organización. Según esto, las orga-
nizaciones se dividen en aquellas que producen resultados materiales de aquellas que
entregan productos socioculturales. Entre estas últimas tenemos las organizaciones de
vínculo religioso y dos de las tres organizaciones informales, en especíco aquellas que
plantean un énfasis político.

Finalmente, desde el punto de vista de los receptores de los productos de la participación,


tenemos organizaciones que se proponen sólo efectos internos, es decir, no tienen ben-
eciarios externos; mientras que otras se enfocan a producir para otros, beneciarios
externos o participantes pasivos. Esta clasicación es la que más complejidad plantea,
puesto que en ambos extremos se presentan organizaciones de diversas categorías.
Entre las organizaciones “con beneciarios” tenemos a las juntas de vecinos, los clubes
deportivos, el centro de padres y apoderados, las organizaciones de vínculo religioso
y la organización informal de mujeres. Por otro lado, las organizaciones de benecio
endogrupal quedan integradas por organización cultural, club de adulto mayor, centro de
madres y organizaciones informales que hemos llamado “políticas”.

(59) Dirección de Desarrollo Comunitario.


60
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
2. Formas y relaciones predominantes de participación en las organizaciones

Existen tres formas de participar en una organización social: como dirigente, como ges-
tionador de iniciativas (participante propiamente tal) y como beneciario (participación
pasiva). A los dirigentes nos referiremos en el punto 3. de estas conclusiones.

Del análisis de los testimonios se concluye que la “participación” (en sentido amplio) es
-por lo general- baja y además cíclica. En efecto, los dirigentes maniestan su incapa-
cidad de mantener a las personas participando activamente, ya sea en asambleas o en
la gestión de actividades de la organización.

Por el contrario, lo más característico es que la gente participe como “beneciaria”, es


decir, como receptora de productos generados por la organización : “si usted les da
algo la gente participa”, “piden pero no dan”, “querer recibir benecios y nunca
entregar nada”, “sobretodo en los sectores populares es que la gente participa,
porque puede conseguir algo”.

Esta relación entre la organización y sus beneciarios (generalmente materiales) con-


nota una ausencia de reciprocidad, lo cual implica la destrucción progresiva de capital
social y repercute negativamente en la reproducción de las organizaciones y sus dirigen-
tes.

Esta modalidad, que hemos denominado participación consumista contribuye fuerte-


mente al carácter cíclico de la participación pues se participa como beneciario sólo
cuando hay algo que recibir, es decir, la participación no es un n sino sólo un proced-
imiento para obtener benecios. Esta modalidad se desarrolla fuertemente en las juntas
de vecinos, clubes deportivos, centro de padres y apoderados, organizaciones de vínculo
religioso y organización informal de mujeres.

Con este panorama, no extraña que las causas que los propios entrevistados aducen
para explicar el bajo nivel de participación sea la falta de recursos nancieros o de
infraestructura, pues éstos son vistos como un factor coadyuvante para elevar o man-
tener el nivel de “participación consumista” : “a veces no hay participación por
un tema de recursos”, “mientras tanto se vea que están invirtiendo ellos, que
están preocupados por nosotros... va a llegar gente”, “dicen que la junta de
vecinos da muy poco o no da nada (...) yo le veo toda la razón, porque a
nosotros mismos ... las autoridades no nos dan nada”.

Así, se cae en un círculo vicioso : la participación pasiva de los beneciarios se mantiene


en la medida que llegan recursos a la organización, lo cual ayuda a perpetuar un estilo
-por lo menos cuestionable- de participación.

El tema de los recursos externos y el carácter cíclico de la participación guarda relación


también con una modalidad política : la participación subordinada. Con este con-
61
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
cepto se trata de conceptualizar el carácter funcional con que la política social del Estado
ve a las organizaciones sociales. Detrás de estas modalidades de nanciamiento (fondos
concursables para proyectos en áreas predenidas) no existe el más mínimo interés por
movilizar las energías de las personas y sus organizaciones en un proceso sostenido de
participación , sino más bien movilizarlas puntualmente y sólo en la medida que sirvan
para ejecutar programas concebidos por el aparato técnico burocrático : “la gente ha
aprendido que la forma de participación tiene que ver con los proyectos, pero
los proyectos tienen un principio y un nal, se acabó el proyecto, se acabó la
plata y se acabó la participación (...) eso para mí no es participación”.

Pese a lo descrito anteriormente, encontramos dos entrevistados que consideran que


el proceso participativo de sus organizaciones ha sido exitoso, lo cual se explica por
elementos cualitativos de la organización . En ambas se describe la incorporación pro-
gresiva de los “beneciarios” como “participantes”, lo cual ha repercutido en el aumento
de la capacidad de gestión. Entre los factores que ayudan a explicar esta contratenden-
cia, podemos mencionar fundamentalmente el hecho de que se trata de organizaciones
que tomaron la iniciativa sin esperar recursos externos (ni resignarse cuando no llega-
ron), además de fomentar el sentido de pertenencia y reciprocidad en la organización.

3. Falencias en la reproducción del liderazgo en las organizaciones

De los testimonios de los entrevistados se concluye que las organizaciones pasan por
una crisis de dirigentes o líderes, sin excepción. En efecto, se constata que las modali-
dades de participación predominantes (consumista, subordinada) han desincentivado a
dirigentes “históricos” así como han impedido la emergencia de nuevos dirigentes. Los
entrevistados de aquellas experiencias exitosas de participación también plantean una
falencia en cuanto a la reproducción del liderazgo.

Desde la perspectiva de la mayoría de los dirigentes, los integrantes de las organizacio-


nes (participantes o beneciarios) hacen recaer en ellos la responsabilidad por el éxito
de la gestión organizativa. Se trata de una “delegación” que abarca las decisiones y ges-
tiones de la organización, evidenciando la ausencia de compromiso para con los resul-
tados de ésta. Por ello, no llama la atención que las asambleas sean cada vez menos
frecuentes, cuando no han sido “abolidas”, o que la asistencia a éstas sea ínma : “hay
actividades en la junta de vecinos y no vienen”, “no conviene hacer reunio-
nes, la gente no está ni ahí, no viene, y si viene a hablar puros líos, a armar
cahuines”, “tomamos la iniciativa nosotros (se reere a la directiva) (...) si nos
metemos con más gente es recomplicado”.

Esta realidad, que es particularmente intensa en los clubes deportivos, centros de


madres y juntas de vecinos, aparece justicada en el discurso por dos razones. Primero,
por el hecho de que el dirigente tiene los “contactos” y conoce los “conductos” para
acceder a las “soluciones” ; y segundo, por el liderazgo que ejercen estos dirigentes, y
62
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
que ninguno de los participantes discute : “todas acataban lo que uno proponía”,
“yo llevo todo el peso”.

En denitiva, las decisiones se adoptan y las gestiones se realizan entre un grupo muy
reducido de personas (los que apoyan al dirigente), cuando no se trata directamente
de un personalismo que amenaza con fusionar a la organización con la voluntad del
dirigente.

Este es un hecho no poco común, que en la mayoría de los casos ni siquiera es visu-
alizado como un problema, y que a la larga conduce a una “apropiación” de las orga-
nizaciones por los dirigentes, lo cual limita en vez de ampliar la participación, pues las
organizaciones son vistas como espacios “cerrados”.

4. Lo político en las organizaciones

El Municipio, organismo político local, es visto como una fuente importante de recur-
sos para las organizaciones. Como decíamos en el punto 2. de estas conclusiones, la
mayor parte de las organizaciones sostienen que la entrega de recursos constituye un
factor coadyuvante para elevar el nivel cuantitativo de participación. Este reclamo está
particularmente dirigido al Municipio.

Sin embargo, este “elemento material” amenaza con reproducir el “estilo consumista”
que mencionábamos a propósito de la organización y sus beneciarios, pero a nivel
del municipio y las organizaciones seleccionadas para recibir la inversión municipal. A
partir de ello, constatamos la existencia de un injusto favoritismo del municipio a la hora
de invertir los recursos, cuestión que tiene como peligroso pero sugerente correlato la
clientelización política de las organizaciones sociales.

Se podría concluir que la relación ideal entre el gobierno comunal y las organizaciones
debe ser de cooperación recíproca. Esta reciprocidad debe basarse tanto en los aspectos
materiales como en lo político, es decir, tanto en los recursos como en la denición con-
junta de las políticas.

Este último elemento es el más difícil de lograr, puesto que la institucionalidad munici-
pal (Ley Orgánica de Municipalidades) limita la participación de la comunidad en los
Consejos Económico Sociales Comunales (CESCO) al plano meramente deliberativo.
Dicho cuerpo normativo denota la desconanza profunda de sus redactores respecto a
la participación efectiva del hombre común en los asuntos de la colectividad, negándole
el acceso a ellos por medio de las organizaciones.

Esta modalidad de participación va produciendo desazón en los dirigentes, pues no


pueden inuir en forma efectiva en la vida comunal : “solo podemos opinar de las
cosas, no es resolutiva, opinar pero opinar no más (...) la ley nos faculta, la ley
63
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
también te corta... tú tienes derecho a opinar... y yo no voy a ir por opinar”.

Finalmente, respecto al carácter político de la organización, no se correlacionan las


opiniones con categorías especícas. Algunos testimonios reaccionan con un rotundo
‘no’ frente a la hipótesis que su organización sea “política”, con lo cual denotan que su
imagen de la “política” se circunscribe al sistema de partidos. Además, intentan dem-
ostrar que los partidos no inuyen en las organizaciones.

Por otro lado, existen las organizaciones que se perciben como políticas, pero desde el
sentido amplio de la palabra, es decir, no circunscritas a lo partidario : “yo creo que
toda organización entra a ser política del momento que estamos aquí, todo es
política porque estamos haciendo reuniones por la comunidad”, “mirando la
política de todos los sentidos, la política es todo... el trabajar con los pobres es
político (...) si se le quiere llamar que trabajamos políticamente, sí” , “nosotros
ocupamos el hip-hop porque el hip-hop es una herramienta válida para luchar
(...) no (hacemos) política partidista, sí política del pueblo”.

Con todo, igual podríamos distinguir dos énfasis respecto al carácter político de las orga-
nizaciones. Por un lado, los que aceptan que su organización es política y , por
otro, los que se perciben haciendo política. Con este último énfasis tenemos a dos
“organizaciones informales” (políticas).

5. Financiamiento de las organizaciones y autonomía

Los sectores populares -como Lo Espejo- cuentan con una capacidad limitadísima para
generar recursos propios, así que dependen -especialmente para obtener resultados
importantes- de recursos externos (sobretodo nancieros y de infraestructura).

Para algunos de los entrevistados, el simple hecho de recibir recursos externos genera
necesariamente una pérdida de autonomía para la organización, la hace caer en la
dependencia: “al no manejar recursos te hacís siempre dependiente, aunque tú
no lo quieras, aunque tratís de gestionar de una u otra forma, te hacís depen-
diente”.

Para otros, no existiría una correlación necesaria entre recibir recursos externos y perder
autonomía, pues ésta se reere a la gestión organizativa : “el pedir los recursos
es mucho mejor para los niños, nos facilita el trabajo a nosotros, o sea no
es ningún problema de autonomía... yo hablo de la autonomía dentro de la
organización, del proyecto, del enfoque que tenemos nosotros, de la forma que
organizamos las cosas”.

El acceso a estos recursos se encuentra -muchas veces- inuido por el clientelismo


político, que no es sino el condicionamiento del acceso actual y potencial a dichos recur-
64
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
sos. Esta es la principal fuente de conicto entre las organizaciones y el municipio, pues
éste intenta constantemente clientelizar a aquellas.

La contraprestación del acceso a estos recursos consiste no sólo en apoyar la elección


de determinados candidatos (muchas veces con propaganda en las mismas organizacio-
nes), sino en incorporarse a una red estable de apoyo a determinadas políticas (munici-
pales, de partidos políticos) por parte de las organizaciones.

La modalidad opuesta a la obtención de recursos externos, hecho básico que puede,


eventualmente, conducir al clientelismo, es la autogestión. Autogestión hay en toda
organización, desde el momento que moviliza energías humanas, sociales y materiales;
pero se transforma en un valor político cuando se la opone a la simple obtención de
recursos externos (ni siquiera como opuesto a clientelar). Autogestión, en este ámbito,
signica no recurrir a nadie que no sea la propia organización (o eventualmente otras
organizaciones del mismo nivel o condición) para nanciar sus actividades. Esto implica
una libertad absoluta de la organización para desarrollar sus actividades, esto es :
autonomía.

Algunas organizaciones han planteado la autogestión como un valor político, y lo han


desarrollado desde cierto “paralelismo” frente al poder local. Organizaciones que han
planteado esta forma de nanciamiento como un hecho esencial para mantener su
autonomía frente al municipio y los partidos políticos, son las organizaciones informales,
así como uno de los clubes deportivos

En la conceptualización de la siguiente cita hemos querido sintetizar la forma en que se


entiende la autogestión y la autonomía pues, junto con distinguirlas, señala las posibles
contrapartes de una relación dependiente : “la autogestión tiene que ver con un
tema más de consumismo, de conseguir el recurso (...) de manera independi-
ente, la autogestión... y la autonomía tiene que ver con un cuento más político,
poder tomar tus propias decisiones, además de poder contar con el recurso de
la autogestión... y la autonomía es no depender (...) de ninguna ONG, de nin-
guna institución estatal, de ningún partido”.

A pesar de lo anterior, todas estas organizaciones han relativizado el valor absoluto de la


autogestión. Esto queda de maniesto al contrastar sus testimonios acerca de la relación
ideal con la municipalidad o de la inuencia en las políticas municipales, lo cual implica
que la autogestión ha sido la forma que ellos han encontrado de satisfacer las necesi-
dades de desarrollo de sus organizaciones, una reacción frente al mundo político par-
tidista que no los representa, que no atiende sus demandas, que intenta clientelizarlos y
que propone una participación subordinada e irrelevante respecto a las políticas munici-
pales.

Como conclusión, podríamos decir que la autogestión, como valor político, es contradic-
toria a la obtención de recursos externos de carácter institucional. Que respecto a la
65
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
obtención de recursos externos no hay una sola visión respecto a los efectos sobre la
autonomía de la organización (entendida ésta como independencia). Finalmente, que el
clientelismo, como forma extrema de obtener recursos institucionales externos, contra-
dice de manera absoluta la autonomía de la organización, pues subordina su acción a
intereses ajenos.

6. Ciudadanía en las organizaciones

La visión más extendida de la ciudadanía entre los entrevistados tiene relación con
el derecho a sufragar, noción que se articula con otras tales como “derechos” y
“participación social”, dando cuenta de una conceptualización bastante completa de la
ciudadanía, pues se incluyen el nivel estatal (derechos) y el nivel social (participación).

En relación a la ciudadanía como “derecho”, aparecen también asociados la “igualdad


ante la ley” y la “igualdad de oportunidades”, aunque como denuncias : “que tenemos
derechos... pero no los respetan”, “tenemos todos las mismas oportunidades...
y sabes que eso no es verdad (...) todavía está la ley amparando al que tiene
más”.

Desde el punto de vista del contenido de los derechos reivindicados por las organizacio-
nes, la ciudadanía se maniesta mayoritariamante orientada a los derechos del niño, así
como también a los derechos de carácter social : educación, trabajo, salud (incluyendo
salud mental) y recreación.

En relación a la forma de ejercicio de dichos derechos, algunos entrevistados plantean


reclamar su satisfacción al Estado, mientras que otros proponen su satisfacción a través
de las propias organizaciones.

Entre éstos últimos, podríamos decir que la razón tiene que ver con la distancia política
de estas organizaciones frente al Estado y el municipio, ya que se trata de algunos de
los que asignaban un valor casi absoluto a la autogestión (organizaciones informales
políticas). Su lema podría ser : “mientras más lejos del Estado, mejor”.

En cuanto a los que plantean su reclamación al Estado, debemos señalar que se sitúan
desde la perspectiva del principio de “servicialidad” del Estado : “las municipalidades
pertenecen al Estado y ellos están para prestarme servicios”, “el municipio
debe entregarle, porque son recursos que están para la comunidad, yo no estoy
pidiendo nada que tengan que generar un gasto extra, no se trata de favores
entonces”.

Por otro lado, en cuanto al bien común , los entrevistados plantean que también la socie-
dad y sus organizaciones contribuyen a su denición y realización, y por tanto, no cor-
responde exclusivamente al Estado : “el Estado se supone que debe ser el principal
66
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
y el que vele por el bien común... pero cualquier aporte que venga de afuera (de
las organizaciones), bienvenido sea (...) o sea, nosotros tenemos el Estado, que
haga o no haga el bien común... la gracia es que lo haga, es el n del Estado,
pero nosotros por lo mismo hacemos el cambio en los niños, independiente de
que nosotros tengamos o no tengamos recursos, o seamos un oasis y no recib-
amos nada de ningún lado”.

Finalmente, debemos señalar que todas las organizaciones consideran que contribuyen
al fortalecimiento de la democracia, en el sentido de que con sus actividades están ejer-
ciéndola, fomentándola y ampliándola, es decir, contribuyen sustancialmente al régimen
democrático : “estamos contribuyendo y estamos creando a niños que sepan
qué es la democracia (...) estoy ampliándola” , “sí, es que las organizaciones
ayudan mucho a la democracia porque (...) nosotros hacemos participar a la
gente” , “yo creo que a eso apunta el colectivo, a poder fortalecer la democ-
racia, no la que estamos viviendo.. sino a una democracia más idearia... con-
struyendo esta nueva política y esta nueva forma de participación”.

7. Cooperación entre organizaciones

La cooperación entre las organizaciones constituye uno de los resultados esperados del
capital social comunitario, y constituye -según uno de los testimonios- un elemento que
podría permitirnos distinguir dos tipos de trabajo comunitario: el de cada organización y
el que se genera entre organizaciones. Sin embargo, en los hechos el nivel cooperativo
es bajísimo entre organizaciones: “nosotros intentamos trabajar en forma comu-
nitaria (...) pero no hay mayor contacto entre las organizaciones... o sea, no
observo un trabajo comunitario (...) un trabajo comunitario entre las organiza-
ciones”.

En efecto, casi todas las organizaciones plantean formas de cooperación muy básicas y
puntuales, como prestar un espacio para hacer reuniones a otra organización o señalarle
los conductos institucionales para obtener algo. En otros casos, se reere derechamente
una incapacidad de cooperación.

En relación a esta ausencia de cooperación entre las organizaciones, se deslizaron como


hipótesis explicativas dos hechos que están relacionados. En primer lugar, el hecho que
las organizaciones -para captar recursos externos- compitan a través de fondos concurs-
ables; y en segundo, que las organizaciones comprometidas políticamente (con algún
candidato o partido) obtengan un porcentaje mayor de los recursos municipales : “es el
municipio el que hace pelear a las organizaciones, por la política, inuye mucho
la política en este cuento (...) lo que pasa es que ellos tratan de orientar más a
las personas que son de su partido, como nosotros no somos de ninguna enti-
dad, poca bola nos dan”.

67
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Esto último resulta particularmente paradójico ya que correspondería al municipio
fomentar esta cooperación entre organizaciones, sin embargo, las modalidades de
relación política y nanciera no contribuyen a generar conanza entre ellas : “el muni-
cipio que debería ser el que trabaje fuertemente esto, porque muchas orga-
nizaciones sociales se apoyan al municipio, deberían aprovechar esto para
fortalecer y para unir estas organizaciones... pero no ha sido trabajada”.

8. Visiones del trabajo comunitario

Todos los entrevistados asumen que sus organizaciones desarrollan en mayor o en


menor medida “trabajo comunitario”. A partir de su experiencia particular, plantean
diversos conceptos sobre éste, entre los cuales destaca el carácter “colectivo” y la nali-
dad “social”, es decir, acciones colectivas orientadas a mejorar la calidad de vida de los
participantes o beneciarios.

Lo “colectivo” implica no sólo su realización en común (participación) sino también su


apropiación en acciones públicas. El hecho de realizarse en sectores de pobreza dura,
ayuda a entender cómo el carácter “social” se ha transformado en un elemento esencial
para algunos de los entrevistados.

Sin embargo, desde un punto de vista normativo se plantea que la pertinencia de la


categoría “comunidad” se opone tanto al “asistencialismo personalizado” como a con-
siderar que se hace trabajo comunitario porque se trabaja con la comunidad en tanto
simple objeto. La primera de estas versiones de trabajo comunitario se acerca más a la
“caridad”, mientras que la segunda lo confunde con trabajo “poblacional”.

Otro adjetivo que acompaña al trabajo comunitario en el discurso de uno de los ent-
revistados es el de considerarlo como la conformación de una comunidad política, que
no es territorial, ni temática: “para nosotros el trabajo comunitario tiene que ver
con una mirada política, nuestro trabajo desde el enfoque político... (...) un
fundamento político, como el común unitario (...) sin la necesidad que sea lo
más bajo o que el trabajo comunitario deba hacerse en las poblaciones más
pobres”.

Desde el punto de vista de los dirigentes, en tanto actores del trabajo comunitario,
los entrevistados se maniestan bastante comprometidos política y/o religiosamente,
siendo mayoritario el compromiso político en general (no partidario). Esto implica que
en la acción concreta de los dirigentes hay consideraciones de ésta índole, las cuales
van acompañadas de referencias a valores que justican su participación en esa calidad.
Entre estos valores destacan la solidaridad (gratuidad), la conanza, la reciprocidad, y
la responsabilidad social (compromiso). Además, el mejoramiento material de las condi-
ciones de vida de los participantes o beneciarios se ha transformado en uno más de los
valores que movilizan a los dirigentes.
68
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
II. CONCLUSIÓN GENERAL

Parece imposible unicar en un sólo criterio lo que los entrevistados entienden por tra-
bajo comunitario, dada la diversidad de las organizaciones así como de su naturaleza,
objetivos y formas de funcionamiento. Sin embargo, el concepto aparece asociado
a tres ámbitos - en ningún modo excluyentes - que conforman diversas formas de
entender “la comunidad”, estas son: “lo social”, “lo poblacional” y “lo político”.

La connotación “social” se relaciona con el “para que” del trabajo comunitario, esto es, el
mejoramiento de las condiciones materiales y socioculturales en los sectores populares.
En denitiva, se trataría de promover el cambio a través de acciones que permitan for-
talecer la respuesta de las personas y sus organizaciones respecto a sus problemáticas.
Sin embargo, se reconoce que la capacidad de desarrollar recursos y potencialidades
en estos sectores es baja, por tanto la respuesta comunitaria también lo es. Esto se
relaciona con los estilos de participación predominantes, lo cual convierte al trabajo
comunitario de los dirigentes sociales en una especie de asistencia social a nivel de base,
como una intermediación con las políticas locales.

El concepto “poblacional” del trabajo comunitario se enfoca al “donde” y “con quienes”


se despliegan las acciones comunitarias. Aquí, lo comunitario se traduce a las personas y
su territorio. Este es el punto de vista, por ejemplo, de la institucionalidad municipal, que
engloba en lo comunitario a toda aquella organización social (funcional o territorial) que
opere en su jurisdicción. Es también la postura de aquellas organizaciones que asocian
lo comunitario con desarrollar acciones colectivas para los pobladores en sus propios
sectores.

El concepto “político” arranca de lo “poblacional” para orientarse a la construcción de


un poder, esto es un movimiento social de los pobladores. Esta versión del trabajo
comunitario aspira a generar resultados políticos en las personas que participan de sus
acciones: conciencia del régimen político, de la necesidad de organizarse y de ejercer
(individual y colectivamente) sus derechos. Aquí, la “comunidad” no es territorial sino
que intenta englobar a una categoría general como es la de “poblador”.

La mayor parte de las organizaciones reconocen al carácter “social” y “poblacional” de


sus acciones, pues se trata de organizaciones sociales en una comuna predominante-
mente pobre. Sólo un par de organizaciones plantean un concepto “político”.

A pesar de ello, la política partidista es una especie de telón de fondo de la acción de


las organizaciones, no tanto porque sus dirigentes pertenezcan a los partidos como por
el hecho de que la obtención de recursos estatales se zanje con criterios políticos (cli-
entelismo). En condiciones de pobreza, como en Lo Espejo, donde existe una carencia
generalizada de recursos nancieros y humanos, esta forma de relación entre los parti-
dos y las organizaciones sociales, lejos de fomentar el desarrollo de capital social tiende
a destruirlo, pues utiliza las estructuras de relación social para objetivos externos, fun-
69
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
damentalmente de control social.

También las políticas de Estado han caído en esta modalidad, pues a través de fondos
concursables ha encontrado no sólo apoyos puntuales a sus políticas (conanciamiento,
externalización de la gestión) sino también ha impedido la cooperación entre las orga-
nizaciones. En efecto, la competencia por recursos ha redundado en que la cooperación
entre organizaciones sea restringida o inexistente, lo cual implica un freno importante
para el desarrollo de un capital social comunitario, el cual creemos debiera ser estimu-
lado y no desalentado por las políticas estatales.

Por todo lo dicho en relación a los partidos políticos y el Estado, no extraña que algu-
nas organizaciones, con el afán de conservar su autonomía, planteen el valor de la
autogestión como una condición de ésta.

Para terminar, consignemos que las motivaciones que permiten a los dirigentes desen-
volverse como trabajadores comunitarios, tienen que ver con una serie de valores uni-
versales (tan religiosos como políticos) que les permiten sentirse “humanos”. Estos
valores, tales como la solidaridad, la conanza y la responsabilidad, se orientan hacia
un objetivo práctico, que es un imperativo para los sectores populares (muchos de ellos
marginales) : mejorar sus condiciones de vida.

70
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
BIBLIOGRAFÍA

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Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD), Caracas-Venezuela

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“¿Qué es el Capital Social Comunitario ?”
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- Figueroa, Janny (2001)


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Tesis para optar al grado de Magister en Sociología de la Modernización / Facultad de
Ciencias Sociales Universidad de Chile

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“Signicación de la participación entre jóvenes populares. Una aproximación
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Memoria para optar al título de psicólogo / Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile

- González, Sergio (2001)


“Representación social de la noción de ciudadanía”
Tesis para optar al grado de Doctor en psicología / Facultad de Ciencias Sociales Univer-
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- Habermas, Jürgen (1986)


“Historia y crítica de la opinión pública”
Ediciones G. Gili / México
71
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
- Habermas, Jürgen (1999)
“La Inclusión del otro”
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“Capital Social y Cultura, claves esenciales del desarrollo”
Revista de la Cepal Nº 69, Santiago de Chile

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“Ciudadanía y Clase Social”
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“Organizaciones comunitarias de la comuna ordenadas por unidad vecinal”
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- Palma, Diego (1998)


“Participación y construcción de ciudadanía”
Documento de trabajo Nº 27 Centro de Investigaciones Sociales / Universidad ARCIS

72
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

EL COLECTIVO LA DIVERSIDAD:
EL TRABAJO COMUNITARIO COMO FUENTE DE SENTIDO
Y EJERCICIO DE LA CIUDADANÍA

Nicolás Berasain.
Licenciado en losofía
Karen Badilla.
Licenciada en Historia

73
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
1. Presentación

El cuadro general del trabajo comunitario en Chile se ha presentado como una


experiencia fundamentalmente basada en las relaciones humanas, donde la historia
propia y social han movido a sus partícipes hacia una organización capaz de hacer frente
a las múltiples necesidades que surgen en el seno de la colectividad.

La raíz de sus variados propósitos es una cuestión que de algún modo ha quedado
secundada por la más fuerte propensión por alcanzar ciertos objetivos especícamente
concretos. Tal practicidad, gracias a la cual se desarrolla esencialmente el trabajo comu-
nitario, ha aunado los diversos intereses que cada actor social compromete en su que-
hacer y, de tal forma, es como esta actividad
-rica en cuanto a la emergencia de conocimientos empíricos respecto de las relaciones
que se entraman en un grupo humano- ha privilegiado el abordaje efectivo de los prob-
lemas con los que se encuentra el sujeto constituido e inmerso en una sociedad, donde
la consolidada instalación del modelo económico neoliberal, ha hecho circular un con-
junto de valores y discursos que claramente han segmentado y estraticado de manera
violenta a la comunidad. Se reconoce con desazón cómo el nuevo escenario cultural
que heredamos desde el período de dictadura militar, ha impactado con vehemencia en
la mentalidad chilena, distorsionando o extinguiendo ciertos signicados identitarios,
cuyo principal estrago, queda a veces tristemente maniesto en la emulación de las
sociedades industrializadas en sus más garrafales imágenes de fractura en las relacio-
nes humanas. Esto, por cierto, con todas las repercusiones materiales y morales que
trae consigo, entre ellas el empobrecimiento del sentido comunitario, es decir, la noción
intrínseca de una existencia en sociedad donde ha de primar una suerte de conciencia
política, hoy día derechamente decadente por quienes al contrario debieran enaltecerla
en su calidad de autoridades gubernamentales.

Esta conciencia política, que en su sentido más legítimo, funda su praxis en la ciudada-
nía y, por ende, en la integración de los ciudadanos, encuentra una analogía positiva, a
menor escala, en el afán de organización comunitaria y su consecuente acción social en
los trabajadores comunitarios. Decimos que es analógica y positiva porque expone, por
una parte, una inquietud tendiente hacia la participación ciudadana, vale decir, política,
y, por otra, porque se constituye a sí misma no tanto como una reacción negativa ante
muchas de las incompetencias o inoperancias de los estamentos políticos públicos sino,
más bien, desde la propia percepción y compromiso que ha tomado conciencia de la
urgencia de intervención en la comunidad en que se vive.

Sin embargo, ya se tenga una intención educativa, cultural, sanitaria, política (en el
sentido de ideológica) o se proponga una tendencia antidiscriminatoria por parte de
grupos minoritarios, entre otras, un fundamento unívoco o sintético para el trabajo
comunitario no se conoce. Por ello se entiende que no existe, por lo menos, un cono-
cimiento sistematizado y formal que pudiera albergar la posibilidad externa de estan-
darizar las mismas metodologías de intervención que han operado hasta ahora y alzar
74
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
una conceptualización que establezca un marco referencial común, a partir del cual,
elaborar un trabajo mejor sincronizado y por lo tanto más ecaz. En n, se deja ver que
son variadas las carencias y muchas las conveniencias que tal proyecto puede tener. Por
ello, Caleta Sur emprende la presente investigación conciente de las valiosas signica-
ciones cualitativas que pueden recogerse en la línea exploratoria del sentido del trabajo
comunitario en la Comuna de Lo Espejo.

Ahora bien, como se argumentó -incluso perlando una hipótesis- el origen


motivacional del trabajo comunitario al interior de una sociedad como la chilena, puede
muy bien deberse al resultado inevitable en que un sujeto “arrinconado” por los discur-
sos imperantes decide, en cierta medida, buscar y adquirir una identidad perdida o que
se ha tergiversado en la trama de las relaciones de poder impuestas verticalmente. Es
posible que de fondo, en la avidez del trabajo social -más acá de la moción de un human-
ismo regularmente compartido o de la adhesión tácita y cultural a las valoraciones del
cristianismo, inclusive más acá de una conciencia de clase o la sola experiencia histórica
que no quiere verse reproducida-, se halle en esencia el designio de la pertenencia y
la identidad individual y colectiva, la una por la otra, amenazadas por el sistema que
parece abogar por su escisión.

En este sentido, son un síntoma poderosamente signicativo las hegemonías


valóricas que traza el poder, los lineamientos discursivos que se hacen transitar entre
las conciencias y cuyo efecto más importante es la obtención violenta de una identidad
para unos pocos en consecuencia de la segregación de muchos, que acaban desmem-
brándose en minorías opacadas. Una fracción determinante de estos grupos la forman
las minorías sexuales, de entre las cuales, se acota aquí, la experiencia del grupo de
“travestis” de Caleta Sur, llamado La Diversidad.

Dicho grupo ha encontrado en esta corporación la posibilidad de efectuar y movilizar un


trabajo comunitario cuyos principados van desde la realización de actividades culturales
hasta el trabajo de terreno en prevención de ETS y VIH/Sida en la población homosexual
y transgénera así como también en la heterosexual. Sin embargo, esta iniciativa
de cobertura territorial parece secundaria en una primera aproximación al grupo; la con-
gruencia de éste apuntó principalmente a un trabajo comunitario que promoviese prác-
ticas antidiscriminatorias de diversa índole. Objetivo que es perseguido mediante una
intervención local que dé cuenta de cierta “probidad” que también poseen, y que está
ausente en el imaginario social, donde discursivamente son legítimos paradigmas espe-
cícos de masculinidad y feminidad, según aquella tanto más nefasta dicotomía entre
normalidad y anormalidad.

El enclave epistemológico entre discriminación y participación ciudadana es el que toma


acá el eje del sentido del trabajo comunitario, como el ámbito donde pueda elucidarse la
particular signicación de aquél por parte del grupo transgénero de Caleta.

75
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
2. Discursos de la verdad sexual: posición transgénera y ciudadanía

La problemática que suscita la particular dimensión cultural del grupo trans-


género de Caleta Sur, ante la cuestión del sentido del trabajo comunitario, tiene relación
con el conjunto de ideas prevalecientes acerca de lo que debe o no ser un actor social,
un trabajador comunitario o un sujeto de participación política60 .

La integración del grupo transgénero al trabajo social surge como una instancia de
trabajo comunitario de nuevo tipo, en tanto que son sujetos que se presentan ya desde
una perspectiva heterogénea ante el medio habitual. Así, esto mismo nos invita a dirigir
una exploración profunda, por ejemplo, hacia la generación de políticas antidiscrimina-
torias y otras de orden benefactor y solidario para con las minorías sexuales, según las
primeras impresiones extraídas de un inaugural encuentro con el grupo. Sin embargo,
ante todo, parece indispensable establecer una plataforma semántica y teórica sobre
la cual la práctica investigativa va a desarrollarse. Ésta comprenderá las deniciones
y conceptos que se instrumentalizarán en el estudio y, por otra parte, consignará las
fuentes teoréticas desde las cuales se dará forma al programa de investigación.

Pues bien, parece presentarse como una primera problemática la cuestión social con-
temporánea de la supremacía de la mayoría en cuanto ésta basaría su identidad en un
empoderamiento negativo respecto de los grupos minoritarios. A saber, justamente la
categoría que aquí abordamos y su consabida sustracción del ideario social de normali-
dad. En este sentido, parece especialmente oportuno apelar a la epistemología social del
lósofo francés Michel Foucault (1926-1984) en cuanto ha signicado ésta un tan rico
y extenso estudio sobre las grandes exclusiones de la historia; además, por cierto, de
aquella misma incumbencia vivencial que tanto fomentó el trabajo de Foucault en tér-
minos de las distintas experiencias de discriminación y estraticación de las sociedades
occidentales en los últimos tres siglos. No obstante, lo crucial y más ventajoso de la
concurrencia a esta epistemología dice relación con la teoría política del poder que com-
prende. Se asume en ésta una cierta dinámica en las relaciones que se establecen en
una sociedad cuyo sentido estaría en permanente disputa entre los puntos perspectivos
que se engranarían polémicamente.

Ahora bien, tal abstracción es el esquema lógico de los complejos procesos culturales
que es capaz de desarrollar una sociedad. De hecho, para Foucault, la materialidad de
estos “puntos perspectivos” estaría en la gura del discurso que un cierto saber hace
circular validándolo a fuerza de consensuarlo mediante estrategias y mecanismos de
apoderación de la subjetividad, del espacio público y del espacio privado.
(60) Reiteramos el sentido que a este término daremos aquí, a saber, un sentido que apela a su signicado original

como aquello relativo a la ciudad (del griego pólis ciudad, y politikon su apelativo). Es decir, un signicado que enfatice

el derecho a la participación y la integración de cada uno de los “ciudadanos” al interior de la comunidad. Derecho

que por lo demás garantiza la legitimidad de la ingerencia de cualquiera que pueda establecer una relación razonable

atendiendo al statu quo socio-histórico en que ésta se produce.


76
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Para nosotros, se vuelve propicia esta teoría desde la necesidad de descentrar las sol-
ventes legitimaciones que ha determinado el saber de la medicina, particularmente la
psiquiatría. Esto, pues es claro, que si bien el carácter que se le asignaba hasta no hace
más de veintisiete años61 a la homosexualidad62 ha corregido su curso favoreciendo el
estatuto que se les da en las ciencias humanas y sociales. No obstante, la consolidación
en el discurso público sobre la estricta normalidad de la posición heterosexual es el
efecto diseminado de toda una historia de diferenciaciones envestidas de poder, en este
caso, el poder psiquiátrico que al alero de una tecnocracia cada más potente acaba veri-
cando un conjunto de proposiciones impuestas como verdad. Que de un momento a
otro surja un giro ni radical ni consensual en las ciencias psicológicas no alcanza siquiera
a rozar el torrente de las ideas y perspectivas que han sido disciplinadas largamente en
la sociedad.

Sin embargo, aquí precisamente aparece la posibilidad de tomar conciencia de la


cuadriculación que ejercen fundamentalmente el poder del sistema capitalista, la morali-
dad tenaz de los patronatos eclesiásticos, el conocimiento de las universidades, la ide-
ología liberal y, a la base, la determinación que se opera en cada individuo cuya única
defensa sería la propia experiencia en que se ha desarrollado. Para Foucault es sola-
mente por medio del análisis del discurso como podemos emprender una investigación
acerca de la sistematización de las discriminaciones de todo tipo, las exclusiones longi-
tudinales y transversales que afectan a los sujetos de un modo o de otro. Este análisis
del discurso recurre así a una suerte de genealogía del poder político para comprender
cuáles son las tácticas que participan en la maquinación de una verdad: ¿es sólo una
cuestión probabilística en que la concentración de fuerzas mayoritaria impondría fácti-
camente su poder? Puntualmente en el caso de la discriminación de las minorías sexu-
ales ¿es acaso que la mera mayoría heterosexual, margina al otro para conservar una
identidad? Al parecer el trasfondo de esto es menos cuantitativo que cualitativo. Las
relaciones de poder actuarían en todos los niveles, desde los cúmulos tecnocráticos, las
grandes agrupaciones de capital y las insidiosas manaciones de moral y deontologías
éticas que permean todas las instituciones, hasta los minúsculos movimientos de saber
en que la ciudadanía se desenvuelve. Cada sujeto social proere un sentido en la comu-
nidad, un discurso y una acción ética politizando su existencia.

(61) En el segundo congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría se dictaminó, así sin más, que desde entonces

en adelante los homosexuales hombres y mujeres “no eran más un caso de trastorno psiquiátrico”. De sopetón, los

que habían sido estigmatizados por décadas, como perversos presos de una enfermedad mental sin cura, quedaron

librados de esta catalogación en el DSM II, la “biblia” semiológica de los psiquiatras.

(62) Es muy oportuno señalar aquí el sentido más preciso de la palabra “homosexual” en vista de cierta tergiversación

semántica y etimológica de su rigor. Compuesta del prejo homo-, del griego õmo “mismo, igual” o “lo mismo” y no

del prejo homo-, de igual escritura en latín homo, y que signica “hombre” (en sentido genérico a distinción de vir

“hombre, varón”). Esta palabra, homosexual, se reere a la tendencia sexual hacia el mismo sexo y en ningún caso

la tendencia sexual hacia el Hombre. De donde, por lo tanto, la palabra homofobia deviene por corrupción no en el

sentido de “odio al hombre” sino en sentido de aversión a lo igual, vale decir, elidiendo el sujo tácito sexual, como

una “fobia” a los homosexuales. (La palabra debió haber sido homosexofobia).
77
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Pero por la imbricación de poderes estratégicos una posición más que otra se ve cargada
de mayor ecacia y mayor capacidad discriminatoria. Por ejemplo, nuevamente el caso
de la psiquiatría: considera más o menos estáticamente un espectro antropológico que
va, en lo que se reere a la sexualidad, de lo normal a lo anormal pasando por distin-
tos matices que se deciden “lícitamente” porque allí yace la técnica ocial reconocida
para tales distinciones. Es un discurso que ha subvertido dramáticamente el estatuto
ontológico de la democracia porque se aanza en la idea de una mayoría que debe leg-
islar pero que con ello, acarrea la legitimación de subordinar la minoría a una concien-
cia cuantitativamente superior. La epistemología social del análisis de estos discursos
invierte el esquema para levantar los tópicos de la voluntad y la libertad individuales
como derechos intrínsecos desde los cuales se puede y debe erigir una conguración
de la ciudadanía y no al revés como una ciudadanía que parte de la premisa de lo
mayoritario. De esta manera atinge contemplar, con el n de contrastar de algún modo
esta teoría política, los conceptos que en efecto transitan como discurso respecto de la
fracción del universo poblacional que queda segmentada como esto “otro” menos visible,
solapado y entredicho en la sociedad que, sin embargo, se estructura necesariamente
con ella.

Primeramente, es capital introducirnos en el campo criteriológico para la


determinación de la normalidad y la anormalidad sexual humana. Como es natural, aquí
es donde se zanjan los lindes que propician los posicionamientos sociales y con ello
las controversias no sólo cientícas sino que, como nos interesa, políticas de tales dife-
renciaciones. La psiquiatría latinoamericana adhiere casi íntegramente a las conceptual-
izaciones de la Asociación Psiquiátrica Americana cuya publicación ocial es el Manual
diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM) que se publica cada aproxima-
damente un lustro, siendo el último el DSM-IV. Dentro de aquella dimensión médica se
entiende la sexualidad humana “como un sistema de múltiples niveles que van desde lo
físico hasta lo cultural y cuya función diversa está primordialmente dirigida a dos nes:
la reproducción y el placer”63 lo cual sienta a priori las bases para toda la comprensión
e interpretación de cualquier signicado de la propia sexualidad. Así, la formulación de
un concepto de normalidad se cifrará en “dos puntos de referencia: la norma estadística
y la norma normativa o ideal”64 en donde la una decae por su relativismo y la otra por
su subjetividad. Por ello se ha asignado un valor especial al erotismo como signicación
particular del ser humano a diferencia del resto de los animales que comparten la
reproducción y el placer. Y es que la sexualidad humana expone siempre ingredientes
socioculturales, además de los biológicos que enriquecen la función sexual, complejizán-
dola más allá del solo “instinto de conservación de la especie”. Pues bien, todo esto
se ha instalado ya como un discurso inteligible que empieza a inscribir directrices bien
denidas.

(63) Guillermo Vidal & Renato Alarcón (Dirs.), Psiquiatría. Ed. Médica Panamericana, Buenos Aires, 1992, P. 401.

(64) Ibid. , p. 402.

78
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Por otra parte, se establece explícitamente de la normalidad sexual el “sexo reproduc-
tivo [...], el sexo relacional (para comunicación social e interindividual) y el sexo rec-
reativo (para búsqueda consciente del placer erótico) [Gerard Zwang65 ]”66 . Y así,
paradójicamente se ha licitado al placer como la función sexual más relativa en tanto
que capaz de justicar, siguiendo esta denición, cualquier actividad sexual. Con esto, la
sexualidad se constriñe más en el ámbito jurídico que psicológico pues el sexo genético,
cerebral, fenotípico, psíquico se supeditarían a la relación que se ejerciera entre un indi-
viduo y su objeto sexual. Recabando de nuevo, en los susodichos tópicos políticos de la
voluntad y la libertad como encrucijada teórico-práctica de las relaciones políticas entre
los sujetos que pertenecen a una sociedad.

En cuanto a la estricta denición de aquel grupo minoritario sexual cabe exponer las
distinciones empleadas ya que, no obstante, sirven de plataforma para el manejo con-
vencional que este marco teórico pretende hacia la investigación propiamente tal. Así,
lo ineludible es acotar la delimitación técnica frente al uso de la palabra travesti. La
psiquiatría la contiene dentro del grupo de las paralias, “estados psicosexuales en los
cuales el individuo requiere para su excitación y graticación erótica, de fantasías, obje-
tos o acciones desusados o bizarros que, por su carácter compulsivo y permanente, se
constituyen en problemáticos para él o para los demás”67 . Se concibe el travestismo
como “el uso de vestidos del sexo opuesto para obtener excitación sexual”, pero es de
suma importancia la advertencia de que el travesti “se distingue del transexual, porque
en el primero no hay incongruencia entre su sexo psicológico y fenotípico [carácter
hereditario, anatómico]; y del homosexual afeminado, porque el objeto sexual de éste
es masculino. En buen número de casos, sin embargo, existen asociaciones de traves-
tismo-transexualismo y travestismo-homosexualismo”68 .

De este modo, el transexual “es una persona cuyo sexo psicológico es por completo
opuesto al somático [y así] busca vestirse con ropas del sexo opuesto y comportarse
en concordancia con éste. No obstante que su objeto sexual es el mismo que su sexo
corporal, el transexual no es un homosexual, pues su sexo psicológico tiene orientación
heterosexual. Tampoco puede ser tildado ligeramente de psicótico, porque su convicción
no es delirante”69 . La identicación con el otro sexo les exhorta, por consiguiente, a la
“transformación” estética primero, siológica después. La aspiración de esta adaptación
se intensica paulatinamente en el proceso en que el sujeto va travistiéndose conjunta-
mente con un tratamiento hormonal.
La meta decisoria de esta mutación, en donde se deposita toda la esperanza del tran-
sexual, es la operación quirúrgica.

(65) Cfr. Gerard Zwang, Enciclopedia de la función sexual Vol. I y II. Ed. ATE, España, 1980.

(66) Vidal & Alarcón, Op.cit., p. 402.

(67) Ibid., p. 416.

(68) Ibid., p. 418.

(69) Ibid., p. 418.

79
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
La aprobación médica de aquella está estipulada en el DSM-IV cuando se conrman: “1.
Malestar y descontento permanentes ante el propio sexo anatómico 2. Deseo persistente
de eliminar los propios genitales y de vivir como un individuo del otro sexo 3. El trastorno
debe ser duradero, de 2 años como mínimo, sin limitarse a períodos de estrés 4.
Ausencia de intersexualidad corporal [es decir, un desarrollo sexual morfológico como el
hermafroditismo] o de un defecto genético (esto no excluye, a nuestro juicio, una tran-
sexualidad) 5. El trastorno no debe ser síntoma de una enfermedad mental, como la
esquizofrenia. [/...] Se precisa un diagnóstico diferencial para distinguir: 1) la homosexu-
alidad, 2) el travestismo, 3) los conictos de adolescencia, 4) la esquizofrenia, 5) la delin-
cuencia “70 . La denominación de “trastorno” apunta nuevamente con una intencionalidad
valórica, pues el hecho indiscutible es que la mayoría poblacional posee esa suerte de
sincronía entre “cuerpo y alma” versus la “contradicción” propia de la transexualidad.
Pero lo que se enmascara con el supuesto ontológico que esto implica, se pone en la línea
genealógica donde se puede indagar el apriorismo que niega el goce en todas sus formas
y sin mediar cierto modelo estandard psicosiológico predeterminado71 .

Sin embargo, conviene connotar que el DSM-IV no utiliza en ningún momento la palabra
transexual sino la calicación de Trastorno de la identidad sexual72 , apartando así la
idea de un desplazamiento o mudanza al otro sexo (del prejo latino trans-) que allí
nunca ocurriría; o no por lo menos, más que en la declaración del sujeto que queda
reducido a una declaración invasiva. Así bien, el individuo con este trastorno debe seguir
con lo señalado más arriba junto con exponer “pruebas de malestar clínicamente signi-
cativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes”.
Mas, asumiendo el conocimiento estadístico que hay, vale decir como signo diagnóstico
diferencial, que “la actividad sexual de estos individuos con personas del mismo sexo se
encuentra generalmente restringida, porque no desean que sus parejas vean o toquen
sus genitales [acomodándose en último caso a] la fantasía de ser amantes lesbianas
o de que la pareja es varón y él, una mujer”73 lo cual, por una parte, contrarresta el
criterio anterior74 sobre el carácter no delirante del “transexual” y por otra, enfatiza a
éste como un tipo de ningún modo homosexual.
Pues bien, desde la terminología del DSM-IV se cierra esta nosografía con uno de los
manuales más utilizados en medicina, el Merck75 , donde lo que nos ocupa se ha inscrito
en la sección “Mala adaptación y desviación sexual”76 que dene al transexual como
aquel que “cree que es víctima de un accidente biológico y se halla cruelmente aprisio-
nado dentro de un cuerpo que es incompatible con su identidad sexual real.

(70) R. Battegay, J. Glatzel, W. Pöldinger, U. Raucheisch, Diccionario de psiquiatría. Ed. Herder, Barcelona, 1989, p. 311.

(71) El “estereotipo cultural” que pregona el DSM-IV, Manual diagnóstico y estadístico de enfermedades mentales de

la American Psychiatric Association.

(72) DSM-IV, Op. cit., F64.x, código 302.xx, pp. 545-551.

(73) Ibid., p. 547.

(74) Vide supra, p. 82.

(75) R. Berkow & Talbott (et col.), El Manual Merck. Ed. Merck Sharp & Dohme Research Laboratories, E.U.A., 1981. (6ª edición).

(76) Ibid., p. 1645.

80
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
[De ello resulta que] ven con repugnancia sus genitales y sus rasgos masculinos.
Su objetivo al buscar ayuda psiquiátrica, no es precisamente obtener tratamiento
psicológico, sino conseguir una cirugía que les acerque lo más posible a una conguración
corporal femenina”77 .

Al n, como se ha mostrado, la transexualidad se limita a ser descrita en su compor-


tamiento estético, corpóreo, y, fenoménico, psíquico, pero siempre a nivel discursivo,
donde pueda ejercerse un modelamiento externo de la subjetividad del transexual que
queda así, intacta y aislada, como si fuere una estructura permanente y arquetípica.
Aun más, unicando estas perspectivas, la transexualidad sería a grosso modo el puente
volitivo al anhelado cambio de sexo que sólo el psiquiatra puede conferir como “cirugía
de reasignación”78 o “cirugía de redistribución”79 , sin encontrarse fácilmente en la lit-
eratura de la especialidad una acometida epistemológica en los aspectos más sociales ni
tampoco existenciales de lo que ha de entrañar una subjetividad de estas características.
Todavía más, si consideramos de cerca que esta cirugía, rumbo a la cual se dirige este
“trans-ito-sexual”, es una operación que consiste en “juiciosas incisiones que conservan
toda la supercie cutánea (salvo la del glande, amputado), el operador vacía el saco
escrotal de los dos testículos y de sus envolturas, cortando los cordones muy arriba,
corta la adherencia prepucial del glande, vacía el forro de los órganos eréctiles, no con-
servando más que la parte de los cuerpos cavernosos adherente al hueso. La uretra
se secciona a la salida de la próstata, por encima del bulbo esponjoso destinado a la
cubeta con el resto de las “partes nobles” de la verga. El punto “delicado” es el de la
constitución de una cavidad articial entre la próstata y el canal anal [...] pero existe
un buen espacio, [...] que se “abre” más fácilmente en aquellos cuya próstata se ha
“fundido” bajo la acción de la foliculina80 . [Luego] el operador dispone de dos colgajos
cutáneos laterales en “piel de cojón”, de un colgajo anterior y mediano en “piel de pene”;
de ellos se sirve para “reparar”. La piel de la verga se “invagina” [...] en el agujero
articial del perineo, del que tapiza las paredes; hacia delante deja subsistir un seudo
tubérculo genital [un “clítoris”], en la extremidad truncada por un oricio circular cuyos
bordes se suturan con la mucosa del canal seccionado. Los colgajos escrotales se dis-
ponen “artísticamente” en rodetes genitales, haciendo de labios mayores y, a veces,
incluso, de pequeñas ninfas, si hay bastante tejido.”81 . Se ha castrado, emasculado
y perforado al sujeto, no modicando en nada su identidad sexual sino una anatomía
que queda “travestida” para siempre y, siempre y cuando, continúe el tratamiento de
estrógenos emulando así también la píldora.

(77) Ibid., p. 1648.

(78) DSM-IV, Op.cit., p. 549.

(79) Manual Merck, Op.cit., p. 1648.

(80) Hormona de usual ingesta en transexuales que “garantiza [...] ver sus senos crecer, sus pezones engordar y

extenderse su aréola [... con ella, además... ] sus cabellos se alargan, su piel se vuelve suave y lampiña, no vuelve

a entrar en erección”. G. Zwang, Op. Cit., p. 382.

(81) G. Zwang, Op. Cit. , p. 383.

81
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
De la etiología, creemos no compete aquí más que una referencia general a la teorización
psicoanalítica que plantea una simbiosis muy temprana, del niño con la madre, no
superada, tanto más si ha habido ausencia paterna. Este proceso de individuación malo-
grado perdura en el sujeto como una identicación personal e inconsciente con la madre.
También se connota la más corriente causalidad traumática que ja un afecto extrema-
damente intenso en la infancia primera o segunda -una violación, abusos sexuales- y
que, como mecanismo de defensa, niega su sexo anatómico y asume el otro como propio
para naturalizar la huella inconsciente que perdura como repetición. De igual forma, es
posible que se haya producido en el quinto mes de gestación un trastorno hormonal
intrauterino en la forma de un décit de andrógenos y, nalmente, cabe la opción de una
alteración patológica, a nivel neurológico, maniesta en ciertas irregularidades electro-
encefalográmicas de los transexuales, causalidad ante la que existen grandes reservas.

Completamos así una embestida descriptiva a la conceptualización psiquiátrica actual


sobre la transexualidad. Ha de tenerse en cuenta que el n de este mostrario nosológico
es a la vez una antítesis comparativa y demostrativa del postulado sobre la discursividad
del saber en Foucault, y también, un marco referencial de conceptos que consensúen su
empleo en la investigación, pues consideramos de gran importancia un manejo preciso y
desmiticatorio de los complejos aspectos de la subjetividad transexual. Esto, principal-
mente, porque el planteamiento de la cuestión del sentido del trabajo comunitario, en
un grupo-muestra tan reducido, obliga a una profundización cualitativa ineludible.

En seguida, resulta propicio sincretizar las formulaciones expuestas como per-


spectivas teóricas tanto desde la epistemología de Foucault, que queda por desarrollar,
y la psicopatología contemporánea que ha prestado la función de servir como campo
terminológico así como diagnóstico de una parte de la subjetividad del transexual. Pero
esto no basta si no se lo parangona con posiciones más cercanas a la práctica social y,
por ello, muy atingentes a una investigación social.

Por una parte, queremos recurrir a un concepto que se ha insertado en forma preliminar para hacer
converger cierta noción del intangible “material” mismo del trabajo comunitario: el capital social82 .
Para Kliksberg este concepto, necesariamente urgente, apenas empieza a denirse. Así,
frente a la necesidad de “superar los reduccionismos de corte economicista e incluir en
la reexión sobre el desarrollo las dimensiones políticas, institucionales y culturales”
surge la importancia de integrar y promover perspectivas analíticas en que prime aquello
donde el individuo puede darle sentido a su existencia: la cultura.

Él la compone y le infunde vitalidad pero ¿qué pasa cuando el desarrollo se restringe


para la minoría y este individuo ve amenazada su dignidad por disparidades sociales de
todo orden? Allí el capital social se presenta como una fuente de posibilidades de acción
social inédita.

(82) Bernardo Kliksberg, “Capital social y cultura, claves esenciales del desarrollo” en Revista de la CEPAL 69, diciem-

bre de 1999, pp. 85-102.

82
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Kliksberg expresa la denición de Putnam acerca del capital social como “el grado de
conanza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de compor-
tamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad”83 , es decir, la estructuración
político-participativa de las personas basada en cierto sentido de seguridad y reciproci-
dad colectiva. Otro autor, Coleman (1990), aborda el plano individual del capital social
en que se maniesta la capacidad de integración y relación, de la conabilidad y de
los contactos sociales que son y se hacen posibles en la dimensión privada. Así, como
una conveniencia para el presente marco teórico, Newton (1997) y Joseph (1998),
enfatizarán el aspecto subjetivo del capital social como aquel conjunto de “valores y
actitudes que inuyen en la forma en que se relacionan las personas”84 , sus “ideas,
ideales, instituciones y arreglos sociales, a través de los cuales [...] encuentran su voz
y movilizan sus energías particulares para causas públicas”85 . Por consiguiente, de un
modo tentativo, por capital social puede entenderse la red social que establece relacio-
nes actitudinales, valóricas y recíprocas entre los sujetos que la componen. La conanza
mutua, la cooperación cívica, el aatamiento de grupo, la circulación de información, la
gestión comunitaria, son principales factores del capital social el cual se actualiza como
desarrollo socio-económico y vivica la cultura de una comunidad.

De esta manera, podemos decir que existe un importante grado de capital social en
el trabajo comunitario desarrollado por el grupo transgénero de Caleta Sur que, junto
con exponernos índices interpretativos del sentido de aquél, nos otorga la posibilidad de
iniciar alguna suerte de medición cualitativa del capital social en torno a su ingerencia
ciudadana en la comuna en que se desarrolla el grupo “La Diversidad”, y el nivel de
receptividad que allí encuentra. Porque, además de estas variables positivas expuestas
en el artículo reseñado, existe naturalmente el contrapunto de recoger, según este con-
cepto, una idea de capital social negativo en la forma de discriminación y la segregación
de las minorías sexuales y culturales.

Últimamente, lo que resta es preconizar nuevamente la teoría política de Foucault con el


n de ponderarla hacia su razón más práctica, a saber, aquella que diagnostica el entra-
mado de relaciones de poder donde se insertan las discursividades que predeterminan el
modo en que los individuos comparecen políticamente en sociedad. Es decir, suponemos
que hay cierta antelación del discurso que frecuentemente merma la voluntad subjetiva
y, así, la capacidad de acción participativa de la ciudadanía. De donde, si bien Foucault
nunca utilizó el concepto de capital social, muy bien puede éste compatibilizarse con
la idea de estructura de relaciones, según la cual, los individuos se relacionan consigo
mismos y con el Otro. Allí precisamente se vehiculizarían las nociones discriminatorias
y se reforzarían ciegamente entre sí de acuerdo a un programa -globalizante, economi-
cista y planicador- que ampara el fraccionamiento societal y sojuzga los grupos huma-
nos más débiles, no en términos de racionalidad, sino en términos de poder fáctico.

(83) Ibid., p. 87.

(84) Ibid., p. 87.

(85) Ibid., p. 88.


83
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Epistemológicamente, no hay modo de demostrar la supremacía o superioridad intrínseca
de nadie sobre nadie; no existe forma de legitimar la trasgresión de los Derechos Huma-
nos fundamentales acopiados y estatuidos internacionalmente y esto, básicamente,
porque no se ha conseguido un criterio ontológico ni antropológico que irrumpa con
un “sentido” apriorístico esencial de la humanidad; cada persona ostenta la voluntad
de autodeterminarse al interior de la normatividad, y, si bien ésta es anterior al sujeto
social (que nace en una sociedad con normas y leyes), su racionalidad es la quintaesen-
cia que lo inviste de facultad política y crítica del sistema que despunta.

Finalmente, desde el punto de vista del análisis del discurso de las formas de exclusión y
discriminación, el obstáculo más recalcitrante sigue siendo la connivencia entre el saber
y el poder, armados de una mutualidad estratégica que oprime la soberanía y el derecho
a la ciudadanía proactiva, efectiva y legítima de quienes no lucen tal recurso. Precisa-
mente, el caso especíco de las minorías sexuales representa el aspecto más negativo
de esta trasgresión en tanto que, de uno o de otro modo, como hemos aproximado, su
carácter diferencial ha implicado una minusvalía ciudadana. Por eso, la incesante y pro-
gresiva protesta que vienen clamando las organizaciones sociales de minorías sexuales
está en que “no se considera sucientemente el hecho de que la demanda de diversidad
es demanda al reconocimiento público de la diversidad”86 con la cual, lo que se implica,
es la inserción en la escena pública, de los intereses particulares de sectores minoritarios
que por ejemplo, dada su posición de género, les resulta imposible ejercer un derecho
tan fundamental como es el del trabajo, o tanto más como es el derecho a ser el que
se es; de donde surgen “demandas también por reconocimientos de “derechos”, como
los denominados “derechos humanos” o “derechos a la diversidad”, estos últimos plant-
eados como extensión de la protección jurídica para la realización de opciones de vida
diversas a las predominantes (minorías culturales, étnicas, homosexuales, etc.)”87 . Así,
lo que aquí se esgrime tiene su fondo en cuestiones fundamentales de la razón política y,
de este modo, “la participación social [...] no se considera participación ciudadana sino
en tanto y en cuanto se relaciona con el poder público. La participación ciudadana cor-
responde a intereses privados (aunque sean colectivos) de la sociedad civil y reconoce
intereses públicos, políticos, ante los que apela. Lo que está pidiendo es precisamente
el reconocimiento del carácter público que tiene su interés privado, pero ese interés
privado no se transforma en público, sino que se puede hacer pública la consideración
de ese interés”88 .

Como último elemento teórico, a la base apologética de las organizaciones comunitarias


cuyo objetivo se alza sobre el dominio transversal de las sujeciones y limitaciones políti-
cas, es auspicioso presentar una contraparte institucional que resarce puntualmente
muchos de los primados del trabajo comunitario, en su línea de políticas de integración

(86) Rodrigo Baño, “Participación ciudadana: elementos conceptuales” en Nociones de una Ciudadanía que crece,

Enrique Correa y Marcela Noé, editores. FLACSO, Chile. P. 26.

(87) Ibid., p. 25.

(88) Ibid., p. 30.


84
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
cultural -como es el caso de “La Diversidad”-, y que se plantea como un posicionamiento
discursivo fuertemente integrador. Nos referimos a la Declaración Universal sobre Diver-
sidad Cultural de la UNESCO. Celebrada el 2 de noviembre de 2001 en París con lugar
de la 31a sesión de la Conferencia General de la UNESCO, ha sido, entre otras, la señal
que dio esta organización luego de los ataques acaecidos el 11 de septiembre de 2001
en Estados Unidos. El discurso ocial del director general de la UNESCO, Koïchiro Mat-
suura, en la ceremonia de la Declaración, expuso tajantemente la voluntad que ésta
tenía acorde a la “convicción de que el diálogo intercultural es la mejor garantía de paz,
rechazando, de este modo, categóricamente, la idea de que los conictos entre las cul-
turas y las civilizaciones son inevitables [y, al contrario, exaltando que esta declaración
de] la comunidad internacional [...] eleva la diversidad cultural al rango de “patrimonio
común de la comunidad -tan necesario para la raza humana como la bio-diversidad en el
reino natural”- haciéndose su protección un imperativo ético, inseparable del respeto por
la dignidad humana. La Declaración Universal sobre Diversidad Cultural de la UNESCO,
junto con las líneas principales de un Plan de Acción, es un instrumento determinante
para humanizar la globalización. [...] Creo que adquirirá un día tanta fuerza como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos89 “90 . Se remarca así el sólido com-
promiso que debiera signicar y que hace, a esta Declaración pertinente aquí, en tanto
que subraya una concepción de cultura a defender como “el conjunto de distintivas car-
acterísticas espirituales, materiales, intelectuales y emocionales de la sociedad o de un
grupo social, y que abarca, al mismo tiempo que el arte y la literatura, los estilos de
vida, formas de vivir juntos, sistemas de valor, tradiciones y creencias”91 . Una vez más,
conuyendo la idea de bienestar comunitario en la noción denida como capital social.

Con esto, para bien sentarlo en sus disposiciones contra la discriminación cultural y de
todo género, la Declaración proclama en el primero de sus doce artículos que “la cultura
toma diversas formas a través del tiempo y el espacio. Esta diversidad está incorporada
en la unicidad [uniqueness] y pluralidad de las identidades de los grupos y las socie-
dades que conforman la humanidad. Tanto como fuente de intercambio, innovación y
creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para la humanidad como la biodiver-
sidad es para la naturaleza. En este sentido, es el patrimonio común de la humanidad
y debería ser reconocido y armado para el benecio de las presentes y futuras genera-
ciones”92 , lo cual había sido antelado por Matsuura y que, enfatizado así, acarrea una
difícil problematización.

(89) Acerca de Derechos Humanos y discriminación y la perspectiva de la ONU, la OEA y la OMS, Cfr. Varios autores,

Derechos Humanos y Sida. Reexiones y desafíos. Ed. Andros, Santiago de Chile, 1997.

(90) UNESCO, “Declaration on Cultural Diversity” en The Month at UNESCO, suplemento nº 43. General Conference

of UNESCO 31st Session. Ed. UNESCO, Paris, diciembre de 2001. (La traducción es nuestra).

(91) Ibid., p. 41. (Hay cita al pie en el texto original acerca de esta denición que sería conclusiva de la Conferencia

Mundial sobre Políticas culturales (MONDIACULT, México, 1982), de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (Our

Creative Diversity, 1995) y de la Conferencia intergubernamental sobre Políticas culturales para el desarrollo (Esto-

colmo, 1998). (La traducción es nuestra).

(92) Ibid., pp. 41-42. (La traducción es nuestra).


85
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Pues, situado esto en la epistemología de las relaciones de poder tratada antes, la
extrapolación insistente entre la “biodiversidad” y la que podría llamarse “sociodiver-
sidad”, representa un puente que no debe desconocer los mecanismos internos de
autorregulación que existen en estos sistemas. Esto quiere decir que, se drena cierto
riesgo epistemológico y político con tal analogía porque estaría validando la interposición
e imposición de los biotipos, dentro de la red de relaciones, unos sobre otros según una
razón social polémica, coactiva y belicosa; como una “ley de la selva” cultural. Lo cual,
admitido así, sin embargo, desecharía toda ingenuidad -de la que tal vez no se hace
cargo la UNESCO- y pone las cosas de nuevo en el escenario político de las relaciones
de poder, fundamentalmente discursivas y engranadas por el saber y el poder, de las
instituciones, las normas y la historia.

Otro artículo de interés, en la línea del sentido que pueda tener el trabajo comunitario, al
respecto de la diversidad cultural, es el tercero, intitulado “La diversidad cultural como un
factor de desarrollo”, donde se entiende que “la diversidad cultural ensancha el rango de
opciones abiertas a todos; es una de las raíces del desarrollo, entendido no simplemente
en términos de crecimiento económico, sino también como un medio para lograr una exis-
tencia intelectual, emocional, moral y espiritual más satisfactoria”93 , puesto que la diver-
sidad pluraliza el medio social y suscita una heterogeneidad de ideas y sentimientos que
catapultan la creatividad y las distintas formas de asociación comunitaria cuyo resultado
más óptimo es el fortalecimiento de la comunidad misma, su capital social94 .

En conclusión, cuatro perspectivas se han incardinado para el enfoque teórico de la


investigación acerca del sentido del trabajo comunitario en nuestro grupo “La Diversi-
dad”. Las dos primeras se relacionan entre sí no sólo a nivel temático sino también
respecto de su aplicación práctica en la comprensión de los hechos sociales: la episte-
mología social de Foucault95 y la conceptualización de la psiquiatría. Por una parte,
Michel Foucault plantea una topografía de la dinámica contemporánea de las sociedades
occidentales, donde se ha establecido la hegemonía del nudo entre saber y poder. Una
suerte de tecnocracia que no sólo impera desde las visibles alturas del poder fáctico, esto
es, no sólo el militar, el judicial, el legislativo o el ejecutivo, sino también se ejerce una
forma de poder como doctrinas religiosas, cientícas, ideológicas, el folclor, la creencia
popular, etcétera. Para Foucault la sexualidad y la política son los centros perspectivos
más importantes, puesto que desde ellos Occidente ha pretendido, hace mucho, desbro-
zar la verdad. Del sexo que declaramos y la sexualidad que practicamos todo un discurso
externo está listo para enunciar la verdad sobre nosotros.

(93) Ibid., p.42. (la traducción son nuestras).

(94) Ibid., p. 41. Cfr. Artículos 7, 9 y 10 de la Declaración (Loc. Cit.) sobre la creatividad que se gesta en la diversidad.

También los veinte puntos del “Plan de Acción para la Implementación de la Declaración Universal sobre la Diversidad

Cultural” y las distintas proposiciones de políticas públicas y privadas en pro de los preceptos de la Declaración.

(95) En conclusión, cuatro perspectivas se han incardinado para el enfoque teórico de la investigación acerca del sentido del trabajo

comunitario en nuestro grupo “La Diversidad”. Las dos primeras se relacionan entre sí no sólo a nivel temático sino también respecto de su

aplicación práctica en la comprensión de los hechos sociales: la epistemología social de Foucault y la conceptualización de la psiquiatría.

86
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Así, el largo proceso de democratización en Occidente, desde la difícil transición de las
monarquías de antaño hasta la pretensión utópica de una democracia participativa que
se prolonga hasta nuestros días, en n toda una historia, no es más que una de las
malversaciones del concepto de democracia, que lo envuelve en una bruma que hace
imposible la realización contemporánea de su idealidad. En aquel proceso de tres siglos,
buscará Foucault el origen material, efectivo, de los regímenes de saber que se han
empoderado, excluido o aplastado otros. Cómo esto sigue ocurriendo y según qué lógica.
Habría mecanismos de subjetivación “sujetos” a un poder coactivo, siempre interino pero
dispuesto a librar la guerra ante los intentos de derroque o subversión. Son las relaciones
de poder que se embisten, se concatenan y se funden entre sí esencialmente -u original-
mente- mediante discursos; el acervo cultural, intelectual, espiritual, etc. que todos ten-
emos y con el que hacemos sentido tanto en la vida individual como colectiva.

La discriminación y el trabajo comunitario que contra ella se esmera, o cualquiera sea su


sentido, se disponen ante el análisis del discurso como contingencias todas válidas tanto como
explorables. Pues, por esta vía, lo que se desarrolla en la metódica de la llamada genealogía,
aquella pesquisa que vela por acceder a la historia sin predeterminaciones estructurales ni
valoraciones universales, es precisamente, el despejo de una tecnología política de control de la
ciudadanía, originada e instrumentalizada en el marco del saber médico, cuyo posicionamiento
fue agripándose de manera estratégica desde el siglo XVII hasta instalarse como bastión moral
de inconcebible cuestionamiento. La medicina se hubo vuelto irrefutable un discurso de tal
verdad que pudo adjudicársele la capacidad de interferir en lo más íntimo del sujeto. Pudo con-
vertirse no sólo en regladora de conductas cívicas, encerrando a los locos, obligando a penas
correctivas a los delincuentes y maximizando la irrestricta pedagogía escolar siempre con nes
eugenésicos, humanitarios, de la recta razón de las luces, sino que, junto con la “necesidad”
de una policía al servicio del ciudadano, la medicina cimentó un espacio de intervención ubicua
bajo la premisa de una lantropía inherente a sus principios fundamentales.

A partir de ello, este valor, absolutizado, constituirá una licencia radical para la
planicación estadística en economía política y movilidad demográca. De esta manera,
el valor absoluto de la lantropía, revestido de una ideología, un credo o una tradición
histórica, por medio de la probísima gura del médico, se extiende como una “función
confusa [de la que] han salido personajes, instituciones, saberes... [toda] una higiene
pública, inspectores, asistentes sociales, psicólogos. [...Así entonces,] se asiste a una
[gran] proliferación de categorías de trabajadores sociales [y,] naturalmente, la medic-
ina ha jugado el rol fundamental de denominador común”96 . Politizada así la lantropía,
esto es, al nivel discursivo de una gubernamentalidad97 que la erige como matriz ética,
congurando un rango de validez para el trabajador social, este valor -en ningún caso
despreciable en sí mismo- opera estratégicamente y en su favor se ejercen fuerzas que
cristalizan en desigualdades sociales y en insolvencias ontológicas como que la lan-
tropía acaba oponiéndose a la libertad que cada subjetividad inviste.

(96) Michel Foucault, “Pouvoir et corps” en Dits et écrits II. Ed. Gallimard, París, 1994. (La traducción es nuestra)

(97) Michel Foucault, La “gouvernementalité”. Rev. Aut-Aut, nº167-168, septiembre-diciembre de 1978, pp. 12-29.

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Nuevamente, es la lógica democrática de una mayoría la que pone toda losofía política
en aprietos, entre el designio de los derechos de cada ciudadano y el resultado de la
asimilación colectiva que los conglomera, por un “bien” mayoritario, como es aquel que
la posición epistémica -saber y forma política- de la medicina ha propulsado con la
naturalización que afecta la conciencia cívica del individuo, en su relación con el otro,
con la vida y el cuerpo del otro, y que, concernientemente a nuestro asunto, desenfoca
la contingencia de la lantropía como valor para las formas de trabajo comunitario o
trabajo social, para el asistencialismo y la sublimación de un cambio social.

Desde esta problemática, la interrogante por el sentido del trabajo comunitario, como
toda pregunta por el sentido, acarrea un acervo conceptual que denota la incumbencia
ineluctable del pensamiento losóco que hemos referido. Así, más aun, cerramos esta
cuestión epistemológica ponderando la posibilidad de que los sentidos conjugados, en la
ética del trabajador comunitario, sean de tal heterogeneidad que no sea posible hablar
de un sentido. Empero, como hemos esbozado, si hay una multiplicidad de sentidos, y,
de algún modo, si se los pudiera condensar en el gran sentido de la lantropía como
discurso ocial, la misma suspicacia losóco-política que hemos inyectado en esta
teorización, invertirá la valoración del esquema de las relaciones humanas, en el trabajo
con, para y en la comunidad, resignicándolo como el de un gran hedonismo intrínseco
en el enunciado de la lantropía. A tal efecto, conviene la referencia a la explicitación
de principios actitudinales propuestos en un ejemplo, que si bien no quiere vericar la
suerte de hipótesis del hedonismo, se presenta aquí, sin embargo, por su claridad y
legitimidad. Se trata de Mary Lane, profesora del Departamento de Trabajo social en
la Universidad de Sydney quien se ha desarrollado en trabajo comunitario el suciente
tiempo como para pregonar que su postura losóca ante esta actividad, que reconoce
que los recursos son distribuidos en la sociedad de manera inequitativa, es que se
“podría intentar hacer algo, aunque sea pequeño, acerca de esta injusticia”. También
se expresa diciendo que “me sentí confortable trabajando con este grupo etario* y fui
feliz de usar muchas de mis energías con ellos”98 . Ahora bien, urge declarar que estas
entonaciones y señalizaciones no tienen nada de despectivo para con estas satisfaccio-
nes subjetivas en las actividades sociales. Antes bien, expresiones como éstas reponen
la visión en los fundamentos menos conscientes que incentivan la lantropía, los cuales,
por ejemplo, pueden movilizarse desde una necesidad de autosatisfacción en la caridad,
solidaridad o cualesquiera sean los epítetos que puedan proferirse al nivel de las inten-
cionalidades asistenciales y/o comunitarias que se inscriben en el espacio político de la
ciudadanía efectiva.

Con estas consideraciones arrogadas es factible, entonces, volcar la suspicacia losóca


de un “panhedonismo” o de un egocentrismo radical en el trabajo comunitario para,
acaso en un gesto reivindicativo, postular el proyecto de la ciudadanía efectiva como

* Se reere al grupo de niños de los suburbios de Sydney con quienes realizó trabajo comunitario.

(98) Rosamund Torpe & Judy Petruchenia, Community Work or Social Change?. Routledge & Kegan Paul, Londres,

1985. p. 63 (la traducción son nuestras)


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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
el máximo bien político en donde las relaciones de poder, al cuño foucaultiano, o las rela-
ciones humanas, en toda su generalidad, no son un medio estratégico para producir un
“cambio social” sino, muy por el contrario, son un n en sí mismas, son esencialmente la
perpetua estructuración de la ciudadanía y, el trabajo comunitario, si sobrepasa el dia-
grama de las subjetividades terminales para concebir la preeminencia del vínculo como
valor intermedio entre la lantropía y lo político-ciudadano, puede, realmente, descubrir
su sentido en esta instancia única.

Por último, la cuestión de la posición sexual de los mal llamados “travestis”, en reali-
dad transexuales, la identidad psicosexual y su caracterización cientíca “autorizada”,
se enfrenta a la epistemología foucaultiana como un saber que se ha enlazado al poder
que ostenta la ciencia hoy en día, fuertemente y desde hace más de un siglo y medio,
en la forma de la psiquiatría. Rama de la medicina que comporta un juicio de valor que
ubica la transexualidad en un punto especíco en el espectro que va de la normalidad a
la anormalidad99 que aquella misma ha denido, manteniéndose así todas las visiones
desde un centro hegemónico.
Precisamente aquello que se ha problematizado en el análisis del discurso. Sin embargo,
hemos cotejado los conceptos uniformados de la psiquiatría y del DSM-IV de la APA100
para una utilización estandarizada de las diferentes deniciones que en la investigación
son pertinentes. Recalcando, eso sí, que esto no signica una adhesión a ciertos rasgos
semánticos de aquellas deniciones como el uso de la palabra “trastorno”, “paralia”,
“perversión”, etc.

Nuestra voluntad, en cambio, es la de internar una concepción de la sexualidad humana


no apriorística, y, sobre todo, una concepción del sujeto humano no sexualizada, es
decir, que no pretenda liberar la verdad y el sentido de la existencia humana y las rela-
ciones humanas en base a la práctica sexual. Tal enfoque viene a complementar así
la lucha contra la discriminación exponiendo el carácter fundamental de persona, de
ciudadano, antes que la condición sexual, lo cual engarza perfectamente con una de las
motivaciones del grupo La Diversidad en cuanto intenta demostrar una cierta probidad
cívico-ciudadana. Esta perspectiva, extraída de la epistemología social citada será la que
se balancee con aquella de la psiquiatría en lo que se reere al orden teórico ínsito en
la presente investigación.
Los terceros y cuartos puntos incluidos han sido el incipiente concepto de capital social
y la Declaración Universal sobre Diversidad Cultural de la UNESCO (2001) que hemos
participado aquí con el n de conglomerar, si bien no aproximaciones al comunitarismo
en sí, versus el capitalismo, más bien dos visiones integrales de las posibilidades que
subyacerían al trabajo comunitario.

(99) Cfr. R. Capponi, Sintomatología y semiologia psiquiátrica. Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1990. Pp.

17-39.

(100) Vide supra, p. 81.


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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Por un lado, una que exalta las capacidades potenciales de la comunidad en términos
de alcanzar el mejor y máximo provecho de su propia gestión y organización, al mismo
tiempo que tal actividad devendría nalmente en un incremento práctico de los signos
de identidad social y cultural, es decir, hasta el punto en que este capital social actúa
a nivel simbólico en el imaginario colectivo y también, a nivel del desarrollo socio-
económico de la comunidad101 . Por otro lado, está la Declaración susodicha que también
propugna la antidiscriminación y la tolerancia, la integración y una forma de solidaridad
gestional que se resolvería en desarrollo comunitario efectivo además de cultural pues,
en conjunto con una serie de directrices políticas para su implementación, la Declaración
propone que la diversidad cultural y su promoción, inciden de modo cuantioso y positivo,
en todos los niveles de la comunidad102 .

Todos estos aspectos en su conjunto traen acá una característica común respecto del
grupo transgénero que realiza trabajo comunitario en Caleta Sur. Se trata de la con-
tinuidad que estos sujetos han mantenido entre no sólo el espacio privado y público,
trasvistiéndose por ejemplo, sino más a fondo, conservando una coherencia identitaria
entre su subjetividad no sólo sexual, también política y cultural, y el mundo, en su sen-
tido ontológico tanto como sociológico, la sociedad. Exponiendo su autointerpretación y
ejerciendo el derecho de ser, así a secas, levantan todos sus derechos ciudadanos ya sea
ante la discriminación de género, laboral, social, familiar, etc., así como ante la medicina
psiquiátrica o las leyes, que les imponen una sexualidad desde fuera, desde la norma-
tividad social y desde un cuerpo que aguarda la transformación anatómica antepuesto a
un registro civil que los eterniza en un género determinado por la carne. Todos signos
particulares que queremos elucidar en la vía del sentido del trabajo comunitario que
realizan.

El marco referencial expuesto ha querido apuntar ciertas perspectivas útiles sobre todo
en las modalidades diagnósticas y analíticas que la exploración investigativa tendrá. No
es menester considerarlas absolutas en ésta pues son instrumentos teóricos y prácticos
que apoyan la confección de lo que se pretende sea la producción heurística de nuevas
ideas e hipótesis explicatorias de los fenómenos sociales que se atienden. Vale decir,
que para la investigación primarán los signicados reales y muestrales que vayan encon-
trándose en ella, por cierto, sin desmedro de aquellos que permitieron un lineamiento
metodológico y teórico.

(101) Cfr. Bernardo Kliksberg, “Capital social y cultura, claves esenciales del desarrollo” en Revista de la CEPAL 69.

Diciembre de 1999. Pp. 85-102.

(102) Cfr. Dagmar Raczynski, Descentralización: nudos críticos. (Sin ref.)


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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
3. Individualidades del Colectivo La Diversidad

El acceso investigativo a un grupo humano de sólo siete integrantes requiere, por esta
circunstancia, de una aproximación que sea capaz de profundizar en aspectos subjetivos
de la persona para así desarrollar una compresión más cabal del fenómeno o problema
que se aborda.

Tal es el caso de La Diversidad que se compone de sujetos correspondientes a variadas


“categorías” del conjunto de las minorías sexuales. Y esto, considerando que esta het-
erogeneidad no sólo es querida así, sino que también resulta del intento de clasicación
que los estudios de género pueden tratar de hacer. A saber, al familiarizarnos con el
Colectivo, nos encontramos con que su pretensión originaria podría haber sido la de
congurar una organización de “travestis” pero, que con el tiempo, ha llegado a ser un
precepto de “La Diversidad” el que sean absolutamente integrables todo tipo de perso-
nas sin que prime la necesidad de pertenecer a las minorías sexuales. Incluso, existiría
la tendencia maniesta de La Diversidad por acoger personas que sufran algún tipo de
discriminación o segregación social, laboral, cultural, étnica, ideológica, etc.

Así bien, es importante mostrar las singularidades que conjuntan y vivican La Diversi-
dad pues, es allí donde puede elucidarse, desde una perspectiva cualitativa y una met-
odología exploratoria, cuáles sean el o los sentidos para un trabajo comunitario peculiar
en tanto sus motivaciones y sus objetivos.

La Diversidad nos ofrece diferencias internas en cuanto a la posición y la identidad


sexuales. Surgen en ella interpretaciones varias acerca de la naturaleza y causalidad de
la homosexualidad en general103.
Al respecto, parece muy importante tener nítidamente en consideración cuáles son
estas interpretaciones sobre lo que en el fondo es una “práctica sexual”, ya que
en esta apreciación podemos encontrar las claves comprensivas no ya de la propia
determinación de las sujetos104 , en desempeñar trabajo comunitario desde la postura
e impronta particular del ser travesti, transgénera, gay, etc., sino que también en estas
interpretaciones de la propia subjetividad se halla el acervo de fundamentos para una
tal actividad.

(103) A lo cual irrestrictamente hay que añadir que utilizamos este término (homosexualidad) en un sentido muy

genérico y aprovechando su consensualidad cultural tanto como la del Colectivo mismo a la hora de aunar en una

expresión las contorsiones de una subjetividad que no permite simplismos en su denición. Así, para las distintas

integrantes de La Diversidad resulta inatribuible el carácter de “condición” para su sexualidad porque más bien éste

sería un carácter de cierta movilidad dentro de las experiencias que un individuo puede ejercer sobre sí mismo, su

cuerpo y otro individuo.

(104) Si bien, a primera vista se reconoce una discordancia de género gramatical entre el artículo ‘las’ y el sustantivo

‘sujetos’, ello se justica aquí en razón de su funcionalidad en la presente investigación, dado su maleable carácter de

género. Esto por eludir la carga semiótica de la más correcta expresión “los sujetos”.
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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Entrando en esta línea de consideraciones, todas las componentes de La Diversidad
concuerdan en pronunciarse a favor de una causalidad psíquica y social que no cor-
respondería a un evento traumático en algún período de la infancia o de la adolescencia.
Más bien, conciliando todas en una primigenia etapa de homosexualidad, desde la que
derivarían como ramicaciones de ésta -a veces harto intrincadas-, la auténtica y esen-
cial causa de su diferencia sexual, la que estaría explicada no más que como una tau-
tología acerca de la señera y sui generis existencia de los homosexuales en todo tiempo,
toda sociedad, todo grupo humano. No se trataría, de este modo, de una decisión per-
sonal ante las opciones que la vida sexual ofrece sino, denitivamente, de una tendencia
irrevocable y, de alguna manera, hasta propiciada por la naturaleza o una entidad supe-
rior. La idea de una diferencia que primeramente es ocultada y autodiscriminada para
luego ser afrontada y asumida incluso con orgullo, es condición unívoca de los testimo-
nios que cada cual entregó en cuanto a este peculiar modo de plantearse a sí mismo
frente a la experiencia personal y la experiencia social y colectiva.

Pues bien, al punto en que estos individuos reconocen una primera conciencia de “algo”
que les desigualaba del común, la memoria se remontó a la primera infancia cuando,
por ejemplo, la sujeto 1 nos dice que “desde que yo nací me siento que soy homosexual
[...] como de los tres años para adelante”, es decir, tan temprano como nos indican las
sujetos 3 y 4 respectivamente: “desde que tengo uso de razón”, “yo de niño sé que
soy homosexual [...] de que tenía uso de razón”. Aun más grácamente, la sujeto 5
declara que “de chico me imaginaba que era mujer” en el sentido de que, como dice
la sujeto 6, esto “siempre fue una tendencia [a] mi mismo sexo”. Queda clara, así, la
uniformidad del tiempo en que cierta conciencia de la diferencia sexual toma forma para
que, ulteriormente, tome cuerpo y una decisión capital en la vida de las personas que
trastocan, ante todos, la apariencia y la supuesta identidad revelando una suerte de
oposición interna entre el rol preconcebido, quiérase natural o biológicamente, quiérase
convencionalmente, y aquél que acaba congurando un perl psico-social feminoide105
en este caso. Tal acontecimiento queda retratado con agudeza en el decir de nuestras entrevistadas:

“La conciencia parte desde siempre... los recuerdos de la niñez


que tengo como la pauta de que en mi mente hay discordancia de
lo que muestra mi cuerpo... esto me llevó a tomar conciencia de
que yo debía encajar en otro grupo humano. Biológicamente soy
hombre pero, mi mente me está dando mensajes de que funciono
más como hembra” (sujeto 7)

“No me costó mucho decírselo a mi mamá [quien] al


principio fue como cualquier mamá. Esto fue como a los 14 años.
Me dijo que no tenía que demostrar mucho, que tenía que ser
disimulado el cahuín” (sujeto 3)

(105) La descomposición etimológica del término feminoide expone un muy estricto sentido. Los étimos aquí son: el

latino “femina” (mujer) y el griego “oide” (forma), es decir, “con forma de mujer”.
92
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

“Prácticamente, de los 3 ó 4 años que yo no he vivido


con mi papá pero, siempre he vivido con mi mamá y mi hermana.
Pienso yo que como me crié con ellas dos, a lo mejor por eso fui así.
[...] Los niños te molestan [y] eso en el fondo te crea un trauma, los
niños son crueles; había veces que yo salía y no me
juntaba con nadie, quería que nadie me molestara
[...] Entonces, en ese momento [14 años] yo
dije: “¡No! Yo ya sé lo que soy, decidí ser
esto, yo opto por demostrar lo que soy,
no voy a esconderme más” (sujeto 5)

Aatado este sentimiento y necesidad de exponer públicamente el deseo de ser


el que se es, llámese por libre albedrío o por fuerza de una naturaleza que impone su
designio, el sujeto comienza un proceso en que no sólo ofrece “su verdad” a los otros
sino que -acaso primeramente- la ofrece a ese otro que es él mismo, aquél para quien
también es nueva la incipiente tarea de personicar una coherencia o continuidad entre
la intimidad subjetiva y el gesto, la cinética, el lenguaje corporal, la indumentaria, etc.
Tal proceso sigue curso a través de una personicación que da a luz otra persona, cam-
biando con ello, el estatuto de muchas, o tal vez todas, las relaciones que se establecían
con los demás y con la idea de sociedad cohesionada por presupuestos comunes. Pero,
ciertamente, esta evolución trae consigo desgarro espiritual. Desgarro simbólico y fác-
tico de una máscara (lat. Persona) que acalla para ceder su lugar a otra. Vemos así
cuánta elocuencia hay cuando la sujeto 7 nos dice106 :

“[Ella] nació conmigo, el carné decía otra cosa pero [ella] nació
conmigo, en sus sensaciones, en sus emociones, en sus sentimientos
...ella ya está viviendo dentro de mí...

[Entrevistador:] Pero, ¿eso signica que tú no eres [ella] entonces?

[Sujeto 7:] Estéticamente no.

[Entrevistador:] Porque, si [ella] vive dentro de ti ¿quién habla?

[Sujeto 7:] [Ella] o una mezcolanza entre [ella] y él, él, el hombre
amanerado que todos están acostumbrados a ver pero, la que
habla es como una mezcla entre este hombre que está agónico
y [ella]”

(106) En el extracto de entrevista siguiente, así como en otros en adelante, se recambia el nombre propio de las

sujetos por pronombres para así proteger la identidad de susceptibilidades personales.

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Así bien, tenemos que todas las jóvenes que integran La Diversidad concuerdan en la
dicultad que signica enfrentarse a la familia, a la sociedad y, por qué no, a sí mismas,
en un momento dado, declarando que se es homosexual, que se quiere vivir como gay.
Hay toda una brecha de diversas discriminaciones que van apareciendo y, precisa y
comúnmente, a una edad en que puede aparecer una conciencia clara de la orientación
sexual pero que, al mismo tiempo, es una edad de “adolescencias”, es decir, una etapa
de la vida en la que el individuo empieza la formación práctica y deliberada -no la
inconsciente- de su posicionamiento en el mundo, de sus perspectivas morales ante la
cultura en que se desarrolla y del empoderamiento individual ante las relaciones políticas
que la sociedad establece.

Por ello, justamente allí es acuciante la reexión sobre el despliegue que sigue
una individualidad que tiende sexualmente a su propio sexo y, esto, inserto en una cul-
tura en que se “sobresexualiza” el cuerpo y se “pansexualizan” las interrelaciones huma-
nas. Hay para estas personas obstáculos que aprenden a sortear con una dignidad que,
en nuestro país, hasta sólo hace poco más de una década, especícamente después de
la dictadura militar de Pinochet, es posible enaltecer. Sin embargo, fuertemente quedan
patrones de conducta sectarios al interior de las minorías sexuales, segregaciones intes-
tinas donde la autodiscriminación hace de esta realidad una todavía nocturna, sitiada y
exclusivista.

Quienes forman La Diversidad nos transmiten lo dicultoso que puede ser inte-
grar distintas “formas de homosexualidad” tan sólo dentro de la comuna. A esto hay
que agregar que el grupo entero que constituye el Colectivo se compone en su mayoría
de amigas antiguas, y cuyos “procesos de personicación”, ya sea como travestis, gays,
“ambiguos”, transgéneras, etc., han devenido y convivido heterogéneamente el uno al
lado del otro.

Desde este punto de vista, entonces, resulta interesante despejar las individu-
alidades a partir de la genealogía que elucida este movimiento que va de una cierta
homogeneidad inicial hasta una heterogeneidad actual. Al respecto, hemos señalado
el factor común que hay en la precocidad de la predisposición al mismo sexo. Otro
rasgo signicativo, para el intento de acercarnos a una interpretación, que se introduzca
en el sentido que La Diversidad otorga al trabajo que hace, se encuentra en el valor
asignado a la gura materna, la cual, sin pretender concebirla estrictamente como en
el psicoanálisis, sí viene a bien contemplarla como esta disciplina hace al nivel de las
estructuraciones simbólicas de la cultura, esto es, como una gura que se triangula fun-
damentalmente junto al hijo y el padre, disponiendo así, una especie de conguración
para la conciencia individual, cuya más preclara función se da en la capacidad de
adaptación que el sujeto ejerce ante la realidad. Este principio vuélvese útil aquí cuando
concurrimos a una omnipresencia de la madre, en los testimonios autobiográcos de
nuestras sujetos, como actor principal y determinante en los hechos y decisiones par-
ticulares, que cada quien en la organización que tratamos, ha llevado a cabo en su vida
familiar y afectiva.
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
He aquí, por consiguiente, algunos extractos que evidencian la tenaz modulación que la madre ha ejercido
en las sujetos. No obstante, no se quiere generalizar el postulado psiquiátrico de la etiología traumática o el
psicoanalítico de la jación en el complejo de Edipo, con su consecuente incapacidad para superar la simbiosis
con la madre cuya imagen dominaría un yo débil, quizá desposeído de imago paterna. Antes bien, como se
esgrimió en Discursos de la verdad sexual: posición transgénera y ciudadanía107 , la franca intención de hacer
estos alcances es brevemente situar la perspectiva cientíco-médica, como discurso pero también como her-
ramienta de comprensión. Pues, el primer sentido se puede atribuir al propio carácter que las miembros de La
Diversidad adjudican a su posición sexual, afectiva y conceptual. Reiterando, con ello, que un aspecto -si se
quiere existencial- cubre transversalmente este tramo, particularmente en la vida de los “hombres que tienen
sexo con hombres” (HSH)108 y es decisivamente la relación con la madre:

“Sabiendo mi mamá, no me interesan los demás. Después yo me


solté, se me soltaron las trenzas, yo dije: “ya, ya lo sabe”” (sujeto 3)

“Mi mamá siempre me dijo que me amaba igual pero, con la diferencia
que siempre esperó que cambiase... [aunque tal vez] siempre supo que
su hijo iba a ser homosexual” (sujeto 6)

“Como a los 15 años me fui de la casa a Valparaíso.


Estuve dos semanas y me enamoré de un gallo -mi primera pareja-
[él] me dio fuerzas para decirle a mi mamá que era gay. Cuando volví
le dije a mi mamá, nos pusimos a llorar y lo único que me pidió es que
no me fuera nunca de la casa. Pensar en mi mamá
me priva de libertad” (sujeto 2)

“A los 17 años me revelé como homosexual para decirlo a todo el


mundo, incluso a mi familia. Después, empecé a tener pareja y mi
mamá aceptó que yo fuera como soy y aceptó a mi pareja. Pero es
difícil asumir. La gente... como es la gente... tu madre, que tiene otras
expectativas de ti. Cuando vai’ y le decí’ “¿sabí’ qué mamá? Soy
homosexual”, tu mamá queda impactada, es difícil llegar a decirle. Hasta
ahora, mi mamá me acepta pero, igual que yo sea como “apapao” porque
tengo que llevar una apariencia de hombre. ¿Por qué creí’ que no me he
dejado el pelo largo, no uso aros? Porque desgraciadamente vivo
en su casa y tengo que respetarla ...y mi mamá es
bien homofóbica pa’ sus cosas” (sujeto 1)

(107) Vide supra, p. 81ss.

(108) Acogemos la precisión de la expresión “hombres que tienen sexo con hombres”, cuya sigla es HSH, porque alcanza su objeto al

tratar de signicar todo el orden de sujetos masculinos que mantienen o han mantenido relaciones sexuales con otros hombres, con

total independencia de la denición que éstos se arroguen a sí mismos o de la que la psicología o la psiquiatría planteen. Este propósito

pretende indicar la atención más en las relaciones intersubjetivas que en los sujetos mismos con el n de describir, analizar y dar

respuesta a los problemas que existen en la temática de las minorías sexuales. Esta terminología, como se puede observar, no distingue

entre la práctica de la homosexualidad furtiva u ocasional; la llamada bisexualidad; la homosexualidad pasiva y/o activa, etc.
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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“Mi mamá me retaba porque incluso de chico me imaginaba
que era mujer, ...me gustaba el pelo largo, me gustaba que mi mamá
se pintara los labios, cosas así. [Después,] lo que más me daba miedo
era que a mi mamá le fueran a contar: “¿sabes? Lo confundieron con
mujer” ...lo más difícil para un gay, es
decírselo a su mamá” (sujeto 5)

Estos dichos representan, obviamente, sólo una parte de muchos en los que las referen-
cias a la familia nuclear, y en varios, la madre en particular, constituyeron la primera bar-
rera social que tuvieron que franquear camino a un autorreconocimiento. Este desarrollo
es costoso y atiborrado de episodios de discriminación, de temor al medio y confusión.
Unánimemente, todas se expresaron respecto de la fuerte impresión de cómo la socie-
dad parece sencillamente no haberles querido ni querer darles un espacio, como si éste
no les estuviera garantizado por derecho y que, por eso, debían ganárselo a fuerza de
vivir la burla, el desdén y la ciega incomprensión. Claro es, por lo tanto, cómo estas
circunstancias suscitan un blindaje grupal que merma la real posibilidad de participar
en la ciudadanía y de intervenir, sin sesgo apriorístico, en el escenario comunitario. Dis-
puestas así las cosas, la familia, la madre eminentemente, son el apoyo sustantivo que
estas personas llevan consigo, eso sí, quizás tanto como el que obtienen del fuerte sen-
timiento de amistad y camaradería que todas cultivan. Así, insertos en una reunión de La
Diversidad, es fácil percibir la fraternidad con la que interactúan aunque, ciertamente,
bajo un sello muy especial, de acuerdo a ciertos códigos y palabras “que hay que ser
como nosotras para entenderlos,...es un lenguaje propio” (sujeto 5).

Descubrimos que La Diversidad, el llamado “Colectivo de travestis”, es un grupo


complejo que produce sucesivamente distintas impresiones. Su acceso es por etapas;
primero hay un encuentro con el desplante y el “dominio escénico”, con un gran denuedo
por ser conocidas. Explicitan de inmediato toda su voluntad de colaborar pues piensan
que, de muchas maneras, toda aproximación a ellas puede traducirse en una instancia
para “luchar contra la discriminación”. A partir de esto, resueltamente exponen sus
experiencias, suponen ofrecer desinhibición, franqueza y orgullo. La sujeto 7, por ejem-
plo, se presenta y enfatiza que se quiere operar; la sujeto 6 también dice su nombre
y casi con picardía cuenta que trabaja en la calle; todas parecen bienvenir un estudio
sobre ellas mismas, quieren saber si será publicado y si ellas aparecerán nombradas.

En la fase de interiorización individual, en cada una de las siete entrevistas,


queda maniesto el fuerte vínculo que existe entre sus “homosexualidades”, sus “trav-
estismos”, sus “estados transgéneros” y las motivaciones para organizarse. Hay una
conexión axial entre los nes perseguidos en el trabajo comunitario y la posición sexual
minoritaria donde el discurso es, por una parte, bastante consensual y, por otra, inti-
mista, como privilegiando la radicalidad subjetiva que hay detrás del afán de la acción
social. Esto, se hace aun más patente cuando, luego se puede constatar que la diferencia
sexual que moviliza una conciencia social, en la forma del trabajo comunitario, hace un
movimiento circular que retorna a sí, es decir, que esta diferencia pregona una acción
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
cuyo benecio, luego de incidir en los otros -la comunidad- regresa superlativamente a
una posición que es minoritaria pero que, mediante una especie de relación de poder,
incrementa el propio al lograr legitimar su participación en la red de todas las relaciones.
O, especícamente, en la red comunitaria, ya sea a nivel vecindario, comunal, nacional,
etc.

Ahora bien, todos estos mecanismos se constituyen sobre la base de que existe una
diferencia, la cual, acrecentando su poder, mediante la legitimación de un discurso que
proclama el derecho a ser diferente, con igual dignidad, es posible reconocer tanto
más cuanto que los lindes distintivos -que tan en su contra han jugado- pierdan esa
ambigüedad y sea efectivamente reconocible no una tipología HSH, sino una expeditud
para ser el que se quiere ser. Tal disposición implica una cierta “desexualización cultural
y del cuerpo” que anteponga la conciencia ética antes que la práctica sexual, antes que
la normatividad de género. Ni la biología ni el derecho debieran empecinarse en “pro-
ducir” un concepto esencial de ser humano pues, la experiencia de serlo, es de algún
modo experimentable a nivel ético, individual y es el caso que esto puede ocurrir razon-
ablemente en sociedad.

Desde esta consideración enfocamos el abstruso terreno al que van a dar


los testimonios recogidos acerca de la relación entre sexualidad diferenciada y trabajo
comunitario, en dirección a una temporalidad que en estos sujetos involucra perman-
entemente una transformación. Vale decir, que el eje pasado-presente-futuro está siem-
pre cruzado, ora por el de la asunción pública de la homosexualidad, ora por los inicios
del travestismo, también el impacto contra la discriminación laboral, así como la oner-
osa y complicada mutación anatómica. Éstos y otros aspectos fueron insistentemente
sindicados como determinantes pues, como argüíamos, en ellos subyace el avance
de la probabilidad de que sea reperlada la homosexualidad, superado el carácter de
“condición” y liberados los tabúes que enfrascan a las minorías sexuales en el ghetto.

De lo anterior, conviene pasar a las locuciones mismas que las siete integrantes
de La Diversidad ofrecieron en las entrevistas acerca de la transformación física, de su
relevancia e implicancias sociales. No esto sin antes presentar un cuadro sistematizador
de algunos de estos aspectos:
cuadro 1

Travestismo Hormonas Silicona Cambio de sexo


Cuadro 1. (implantes mamarios) (operación)
Permanente ocasional Utiliza No utiliza Utiliza No utiliza Pretende No pretende
hacerlo hacerlo
Sujeto 1 X X X X
Sujeto 2 X X X X
Sujeto 3 X X X X
Sujeto 4 X X X X
Sujeto 5 X X X X
Sujeto 6 X X X X
Sujeto 7
X X X X

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“[Sobre la operación quirúrgica de cambio de sexo:] ...si lo hiciese, si
se me diese la oportunidad más adelante, a sabiendas y arriesgándome
a que mi mamá no me hable nunca más ...o sea, empezar todo
de nuevo, sí, o sea, estaría dispuesto a hacerlo, y me siento capaz
de hacerlo pero, primero tendría que tener la posibilidad del
dinero” (sujeto 5)

“Sí, si tuviera las posibilidades, sí lo haría [(la operación)].


Estaría más relajado, aunque yo mismo me digo: “Están mis hermanos”.
También, por otra parte, he pensado en Dios, que si él me mandó así,
me tengo que morir así” (sujeto 4)

“Como hará tres años me puse silicona, había estado con un


tratamiento hormonal y no fue mucho el cambio porque era como para
dejar de tomar hormonas no más. [La cirugía de cambio de sexo] vale un
millón doscientos, los mejores cirujanos que te operan, están en Chile. La operación
dura seis horas, después, pasa como un mes y medio que
no puedes tener relaciones. Quedas igual que una mujer: te hacen himen,
te hacen labios, clítoris, te dejan todo igual.” (sujeto 3)

“Si se me da la oportunidad de operarme, parto todo


de cero y me voy a un lugar donde nadie me conozca y no
por renegar sino por una cuestión de salud mental, porque hasta
el momento siempre te van a estar poniendo una etiqueta “¡es un maricón!”, después,
“es un maricón vestido de mujer, ¡no! Es un maricón operado”,
entonces, en base a eso destruir, después de eso construir. Ser
“heterosexual” [(operada)] sería para por n
no ser discriminada. Nadie va a confundirme con
un travesti con esa “heterosexualidad hecha””
( sujeto 7 )

“No me importa que fuera efectivo que se pierde


la capacidad orgásmica porque si tú eres mujer en tu
mente, entonces, después el orgasmo va a quedar en la
mente. Sé que cuando tenga hecha la vulva, el uido
que me va a salir va a ser líquido prostático y
jamás líquido del cuello del útero,
en mi mente voy a estar
conforme” ( sujeto 7 )

“No quiero operarme. Yo lo miro como una necesidad


sexual más que nada, querer investigar lo que se siente tener vagina,
¿pa’ qué? Si no nací con ella, aunque tampoco nací con pechos pero,
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
es algo más aceptable. Para una persona transgénera es más necesario
tener pechos que vagina. Siempre vas a lucir tus pechos, tu vagina no.
Porque mi mentalidad y mi cuerpo no va a cambiar en nada, porque
yo sé que algún día nací hombre y que mi mamá siempre me
va a decir Manuel. Entonces, no lo miro como una necesidad,
me conformo como soy, yo me acepto. Me gustaría ponerme
más silicona pero, operarme, no.” (sujeto 6)

“Me gustaría hacerme la cirugía pero, pienso que no


volvería nunca más a mi casa, porque no me gustaría que
mi mamá me viera así. A lo mejor me iría a otro país, que ella
me fuera a ver allá. Pero no volver acá a demostrar que yo me
operé y que me puse pechos y me dejé el pelo largo. Mi
mamá sufre con lo que yo soy” (sujeto 1)

“No, yo estoy conforme con mi cuerpo, en mí no


está la operación. No soy transexual, no soy travesti, en mi está
mi rebeldía y ser una persona ambigua, como que quede
la duda. Soy amanerado, soy femenino” (sujeto 2)

He aquí recolectados los puntos de vista que se hallan en La Diversidad en


relación con la transformación física, y, en especíco, aquella anatómica, tanto el cambio
de sexo como el implante de mamas articiales. El panorama es mixto como también
revelara el cuadro 1 (pág. 100). Esta mixtura corresponde indudablemente a las dife-
rentes posiciones sexuales que se plantean o que se pretende ostentar. Esto último,
en el sentido que sin querer inmiscuirse en la singularidad de la conciencia y voluntad
individuales, no obstante, acepta la contemplación de una serie de ambages e impre-
cisiones. Las sujetos presentan incontables referencias de sí mismas en las que no
hay correspondencia, no ya entre la expresividad corporal y la expresividad verbal y
conceptual, sino también entre los convencionalismos terminológicos institucionales y
populares de las minorías sexuales y lo que ellas mismas exponen cotidianamente. Sin
embargo, en varias conversaciones esto quedó indicado como el resultado del proceso
de transformación en que muchas de ellas se encuentran. Es más, estas vaguedades,
como que la misma sujeto 1 diga en una ocasión que desea fervientemente someterse
a una operación de cambio de sexo, pero que en realidad aquello la privaría de la opor-
tunidad de hacer estudios de psicología en el futuro, así como obtener empleo con mayor
facilidad y que, en denitiva, no tomaría tal decisión. Todas estas contradicciones pare-
cen responder a la tergiversación propia de todo grupo en que la anidad y la complici-
dad es grande y se presta para una forma de propagación de las ideas y las opiniones
así como de las conductas y las actitudes.

De este modo, es preciso cotejar las “deniciones tipológicas” que las sujetos han
entregado de sí mismas para contrastarlas con algunas características observadas y así
sintetizar en una comprensión del Colectivo que despunte en una interpretación más
99
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
lúcida de la diversidad y complejidad que lo constituye. A saber, la sujeto 1 se dice
“gay” “pero, un gay que le gusta usar ropa de mujer” y que, siendo homosexual, querría
cambiar de sexo. También la sujeto 2 se considera gay y desearía que al ir por la calle
un niño dijera: “”mamá ¿era hombre o mujer?”” sin que esto implique un anhelo de ser
mujer. La sujeto 4 se reduce a decir que es homosexual, “”cola” o gay”, pero gura como
travesti pues gusta de vestir siempre ropa habitualmente femenina. Como se mostró en
su testimonio, la operación representa para ella un sueño personal que no dejaría de
tener inconvenientes familiares. La sujeto 5 se presenta y actúa como gay, sin embargo,
admite de muy buen gusto que se la conozca por el nombre femenino con el que se
hace llamar pese a que se opone a travestirse. Esto, sin embargo, argumenta no conl-
levar una desventaja con los hombres: “hemos estado todas juntas y un hombre se va
conmigo en vez de irse con una pintada.. pero, mi mente es una mente de mujer en
sí, encerrada en este cuerpo de hombre... gay sería la palabra más exacta pero, yo me
llamaría transexual”. Finalmente, las sujetos 6 y 7 se declaran transgéneras, esto es, en
el sentido de que, indistintamente, que la primera objete cambiar de sexo y la segunda
lo anhele ávidamente, ambas deciden “personicar” la feminidad en sí mismas, vivir
según el mandato íntimo de su subjetividad; trasponer su género masculino en femenino
mediante la adopción de un modus vivendi que se asume como intermedio, sui generis
para una, transitorio para la otra.

Aun más, otra notable característica que demuestra cierta inestabilidad en las respec-
tivas posiciones de cada cual, es la uctuación que hay en el uso de los adjetivos, los
artículos, los sustantivos y los pronombres que, con bastante asiduidad, se utilizan en
femenino y masculino indistintamente para las referencias a sí mismas. Esta irregulari-
dad da cuenta de un esfuerzo sostenido por exponer una feminidad cuyos resabios pare-
cen irrumpir en el discurso. También ha sido frecuente este comportamiento en cuanto
a las indicaciones hechas hacia el pasado infantil, en el cual, las sujetos mismas, se
señalan a sí mismas en masculino en la amplia mayoría de las veces. Pues bien, si tal
patrón de conducta luce una aparente obviedad en términos de ser el error verbal que
toda conversión identitaria debe acarrear consigo, también es cierto que da muestras
de un acto fallido que psicológicamente maniesta un conicto subjetivo complejo. Ello,
para sumarse a la necesidad de disponer una sensibilización ante las condiciones indi-
viduales, en que la evolución de una subjetividad que “cambia de género”, corren parejas con
todo un “trastorno” en los hábitos más cotidianos, las maneras más acostumbradas, etc.
La nota de esto la vericamos en esos cambios cotidianos que ocurren, como señalamos,
en el lenguaje109 , en la materialidad del discurso y también en la explicitud con que
fueron advertidos por las sujetos. A continuación, seleccionamos algunos pasajes en que
el fenómeno que delimitamos se reconoce abiertamente:

(109) Al respecto, es sumamente expedito comunicar esta línea temática con la cuestión psicoanalítica del “sujeto en

el lenguaje” ya que nos encontramos, en el estudio presente, con que hay un complejísimo proceso de transformación

que, en una importante fracción de los casos de transexualidad auténtica, no afecta sino que se produce precisamente

al interior de una subjetividad que puede concebirse lingüísticamente, por lo que, el trasunto de estos “actos fallidos”

consignados podría albergar toda una exquisita vía de acceso al sujeto sexual.
100
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
“Como a los 8 años me sentía diferente a los
demás, nunca fui de esa onda de jugar fútbol. Yo no poh,
hacer dibujos, ser el mejor en el curso” (sujeto 6)
Hace patente así, la sujeto 6, aquella distinción de género acerca de un pasado vivido en
masculino respecto del presente femenino. Del mismo modo, la sujeto 1 expresa que:

“No, no me sentía amenazado pero, me sentía


como ahogado”

“Vi que no era el único, porque yo en ese tiempo conocía a los


chiquillos [se reere a sus compañeras de La Diversidad] “

“Es difícil que mi mamá me vea vestida de mujer...”

“Con todos los de aquí de La Caleta yo hablo así,


de hombre, con las chiquillas [de La Diversidad] estoy más
acostumbrada a tratar así como de mujer [pero] a mí me gusta si tú
me tratai’ como “ella” pero, hay momentos en que hablo serio
con una persona, ahí me gusta ser yo, no me
gusta ser ella”

Se reitera, y con cuánta elocuencia, que hay cierto carácter lúdico en algunas que usan
el femenino al tiempo que algo “osmótico” en la costumbre grupal. La sujeto 1 reconoce
explícitamente la personicación casi histriónica que hace de un rol femenino. También
nos aporta un signo claro de la regresión en el tiempo donde habla de “los chiquillos”,
masculinos en un tiempo pasado. Este rasgo, insistimos, es de mucha importancia pues
expresa la instalación del sujeto en una línea de tiempo condicionada por las circunstan-
cias de género, de discriminación social, de desarrollo psicosexual y de expectativas
hacia un futuro que podría deparar una mejor calidad de vida en relación con la homo-
sexualidad en el caso de la sujeto 1. Para otras esta expectativa será eminentemente
la operación de cambio de sexo como soporte material de una transexualidad que les
otorgará el estatuto de heterosexuales.

Menos deliberada es la oscilación genérica de otras sujetos, quienes oscilan más de una
vez en sus posiciones:

“...el que me sigue tiene 10 años, yo soy el mayor”


( sujeto 4 )

“yo estoy acostumbrado y sé que la gente no sabe cómo tratarme,


...soy el [(nombre masculino] para mis padres y [nombre femenino adoptado]
para mí, yo por mí soy mujer, me creo mujer”
( sujeto 4 )

101
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“Cuando yo era chico vivía con mi abuelita”
( sujeto 5 )

“En el liceo, fui compañero de la [sujeto 4], éramos amigos y nos


sentábamos juntos” (sujeto 5)

“Al trabajar en la calle, una está expuesta a muchas cosas”


( sujeto 5 )

“Yo soy la [nombre femenino adoptado], yo soy ella pero, tú


sabí’ lo que soy, entonces, para qué tanta mentira... lo verdadero
es lo que yo soy interiormente porque, si no fuera verdadero, no lo
demostraría, hablaría como hombre. El masculino es una costumbre,
es como algo que se me sale de repente pero,
yo preero decirme en femenino” (sujeto 5)

Esto último, aanza especialmente la idea de una personicación que actúa a partir de
una subjetividad que de hecho ha sido aprisionada por condiciones ambientales. Las
sujetos exhiben estas oscilaciones de género, en sentido autonominativo, porque no
hay una real garantía de asunción propia y pública, no existe el modo mediante el cual
ellas pudieran incorporar estos elementos sexualizados culturalmente a una subjetividad
que, en el fondo, no debe declarar principios “sexuales-genitales” sino sólo de género
en sus relaciones con la ciudadanía que a raíz de ella se pueda ejercer. Vale decir, al
encontrarnos con la conciencia clara que hay una utilización condicionada de los géneros
en el lenguaje, por distintas circunstancias, también hallamos los efectos palpables de
la imposibilidad de ejercer la propia subjetividad en relación con las otras subjetividades
legitimadas.

Interesa, además, acercarse a un último aspecto en este recorrido por los rasgos
personales, que pudimos reconocer en las participantes del Colectivo La Diversidad.
Se trata de algunas últimas cataduras para sincretizar un enfoque de las individuali-
dades de La Diversidad. Por ejemplo, los alcances especulativos acerca del desarrollo de
la diferenciación sexual; algunas reveladoras pistas conductuales sobre la vida social,
amorosa y sexual que, de algún modo, esculpen una imagen psicológica y sociológica de
las sujetos; hay también, importantes tópicos como la situación laboral, las esperanzas,
los mitos acuñados, los obstáculos y temores previstos.

De modo que, de acuerdo a la inquietud de explicarse los móviles casuísticos que con-
ducen o condujeron a la homosexualidad o la necesidad de transexualidad, es sugestivo
rescatar las siguientes aseveraciones:

“Yo creo que todo el mundo lo lleva adentro,


porque cualquier hombre, en su momento, tiene una relación
homosexual y heterosexual. El heterosexual tiene su
102
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
condición de probar, tiene opciones para probar,
aunque no sea bisexual, toma la opción”
( sujeto 3 )

“El hombre prueba una mujer, jode, prueba


una mujer con experiencia y ahí le empieza a entrar la
duda, de repente qué puede pasar con un travesti: “¿qué será con
el travesti?”, si con ésta sentí esto, qué voy a sentir con éste... A la nal
está en el núcleo, no hay nadie que escape, las mujeres lo mismo,
las mujeres de repente sienten que quieren saber qué
se siente con otra mujer”
( sujeto 3 )

“Cuando uno nace, nace con los genes iguales,


el 50 y el 50, después se declaran, aunque tú tengas
tu sexo, aunque tú nazcas con pene o con vagina, en su momento
de pequeños, ellos no saben si les gustan los hombres o las
mujeres, eso se les enseña con el tiempo”
( sujeto 6 )

“Todo ser humano tiene una naturaleza bisexual,


todo pasa por el optar y por mi idea de trascendencia.
A lo mejor pa’ mí es plantar un árbol... ya asumí que no quiero
tener hijos. Yo opté por trascender de otra forma”
( sujeto 7)

Las etiologías son variadas, pueden ir del carácter de esta última, con ribetes metafísicos
que, por cierto, en el extenso del texto logran una interesante consistencia, y otras,
que parecen reexionar desde las divulgaciones del psicologismo que arremeten contra
el ambiente familiar y afectivo para explicar el origen de la homosexualidad y de toda
paralia en general.

Por otra parte, compele sondear el material registrado en cuanto a las posibilidades
laborales que cada una de La Diversidad enuncia. Esto porque también expresa amplia-
mente las vicisitudes con las que han de vérselas las personas que pertenecen a las
minorías sexuales. En esta dirección, la realidad extraída de esta “pequeña muestra”
de lo que podría ser, por lo menos, el escenario de la gente gay y, principalmente trans-
génera, en la comuna de Lo Espejo, la situación es harto descorazonadora. Y, si bien el
núcleo nominal de esto, la discriminación, es uno de los temas planteados en la tercera
parte de este estudio, reservamos para la presente los vívidos testimonios de las expe-
riencias que en cierta medida, impulsan el trabajo y propósito de La Diversidad:

“Estuve trabajando en la calle: fue horrible,


nunca me gustó, me bajaba de los autos como
103
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
canasto de guatitas. Una vez me pegaron dos hombres,
me patearon en el suelo...pero,
hay que trabajar”
( sujeto 2)

“Hay travestis que tienen sus valores morales


bien grandes, que tienen que hacer eso [prostituirse]
porque la sociedad no les da espacio para que ellas trabajen.
Si no les para un auto, la otra opción que tiene es robar, porque tienen
que pagar donde dormir, el plato de comida,
vestirse... la gente no entiende eso”
( sujeto 3 )

“A las trabajadoras sexuales tú las podís ayudar


mucho pero, si están acostumbradas, igual van a seguir
en la calle” (sujeto 4)

“Es difícil para nosotras trabajar.


La mayoría de las travestis tiene que recurrir a la prostitución
porque no tienen trabajo. Hay algunas que no
les gusta la peluquería”
( sujeto 2 )

“Una persona sin trabajo no es nada pero,


yo no quiero eso [prostitución] para mí, me arriesgo
a muchas cosas, que se me pegue una enfermedad o que
me peguen, o que me maten, o me lleven
preso” ( sujeto 5 )

“Cuando era más chico, tuve una


aventura de poder saber lo que era prostituirse”
( sujeto 1 )

“Hace como un año y medio trabajo en la calle.


Pero, no lo miro como un prospecto de vida para trabajar
toda mi vida. Lo hago para alejarme de mi casa.
Pero, estoy bien en lo que estoy haciendo, ser independiente...
Pero, ‘tar trabajando en la calle, muchas veces
robando: eso no es bueno pero, es una
manera de subsistir, si no trabajo no
como” ( sujeto 6 )

104
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
“Igual me prostituí pero, no fue por una
necesidad, sino por intrusa, por saber qué se sentía irse
con uno, por plata. Lo hice en un lapso de seis meses
en los cuales analicé las conductas de los clientes y
me di cuenta de que eran hueones más pervertidos que
cualquier pervertido” ( sujeto 7 )

Las impresiones sobre la prostitución convergen fundamentalmente en el impe-


rio de la necesidad de subsistencia, que hace de esta práctica, la vía más asequible
para solventar gastos personales, para no verse obligadas a renegar del género al que
subjetivamente adhieren. Tal parece que ninguna de las siete lo aprueba desde un punto
de vista “moral”, pero están totalmente compenetradas del callejón sin salida en que
muchas viven. Inclusive, hay alguna -la sujeto 6- que siendo la más explícita en armar
su ejercicio del trabajo sexual, declara que “las trabajadoras sexuales hemos recibido
harta ayuda y todas hemos seguido trabajando igual. La mayoría vamos a estudiar [en
Traveschile se reere], después llegamos a la casa, nos bañamos, nos cambiamos ropa
y salimos a la calle, así es que no vale la pena gastar, invertir en eso”.

Por lo tanto, se solidica el asidero de las demandas y críticas que La Diversidad


habrá de exponer en los testimonios venideros en cuanto al ejercicio de la ciudadanía,
impedido, y la discriminación, casi favorecida. No obstante, invirtiendo la perspectiva
apologética, surgen positivamente los reparos cuando se reconocen armaciones como
que “una travesti se prostituye por intrusa” o bien, que otra sosegadamente dice que es
“bien promiscua” (sujeto 4) y hasta aquella que cuenta que “podí’ estar carreteando, lo
conocí y de ahí terminai’ entre sábanas, porque yo paso tomando, me gusta el copete
y en la curadera así como que entra el otro sentido, ese de la calentura y onda igual
con lo que venga” (sujeto 2). Así, esta clase de comentarios si bien conllevan un con-
tenido íntimo, también han sido y son maniestos públicamente, de donde la ineluctable
conformación de prejuicios y ofuscaciones sociales acaba alimentando una “indiscrimi-
nada discriminación” que subsume toda la diferencia en otro segregado, negado y silen-
ciado.

105
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
4. El Colectivo La Diversidad

El Colectivo La Diversidad nace de un incipiente interés y preocupación por organizar un


grupo de minorías sexuales que estuviera bajo el patrocinio de la Corporación Caleta
Sur, institución que por la voz de Patricia Flores extendió la invitación a una monitora
travesti:

“A mí me trajo [ella], la que inició


el grupo La Diversidad [...] porque ella fue drogadicta y estuvo
en un proceso de rehabilitación y como fue la primera transgénera que
terminó la rehabilitación completa, mediante las tres fases, se le hizo un
curso de monitoría, porque ella tenía esa inquietud de hacer algo
con personas de su opción de vida y formar algo, entonces
aquí en La Caleta le dieron la oportunidad, y la cosa es
que ella empezó a invitar gente” (sujeto 6)

De tal modo, La Diversidad comienza a conformarse a nales del año 2001 por medio
de una espontánea convocatoria en cadena por la cual cada quien que se integró al
colectivo invitó a otra persona sucesivamente: “yo me integré porque [ella (sujeto 4)]
me invitó, porque se dio como un cuento de cadena, ponte tú la [monitora] fue la
primera, creo que ella organizó todo con la Patty, sola, porque ella fue como la pionera
en hacer un colectivo de travestis o transgéneras, entonces se dio como una cadena, la
[monitora] creo que convocó a [una], y [ésta] convocó a [otra], la [cual] me invitó a
mí, y así poh” (sujeto 7). Ello no fue en lo absoluto una tarea difícil o un obstáculo al
aatamiento del grupo, muy por el contrario, puesto que todas quienes se integraron al
Colectivo se conocían entre sí desde hacía varios años atrás: “en ese tiempo, igual con-
ocía a los chiquillos, pero los conocía en el colegio porque íbamos en diferentes cursos,
pero igual éramos como compañeros” (sujeto 1).

Ya en enero de 2002 el Colectivo estaba conformado por la mayoría de sus


actuales integrantes y ya se había acordado democráticamente el nombre que hasta hoy
mantiene, y que entraña uno de los pilares más fundamentales del grupo, el respeto y
valor de la diferencia. Si bien suele denominársele “Colectivo de travestis”, “en el grupo
hay de todo, hay gays, hay travestis, hay de todo tipo de homosexuales, de gays hasta
travestis, hay transformistas” (sujeto 1), lo cual no es un dato menor al considerar la
gran variedad de categorías existentes al interior de las denominadas “minorías sexu-
ales” y la peculiar forma en que ellas se interrelacionan.

El asunto es complejo y muchas veces desalentador, sobre todo al observar que quienes
son víctimas a diario de la discriminación, al mismo tiempo la ejercen sobre otros. Las
minorías sexuales en Chile se encuentran sumamente fraccionadas y en constante rivali-

106
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
dad entre ellas. Se interdiscriminan llegando incluso a la violencia:

“... es que existen muchos prejuicios, por parte


de las travestis que no les gustan los gays por el solo hecho
de no vestirse de mujer. Por el hecho de que si tú no te vistes de mujer
en la calle un travesti te palabrea, incluso hasta te puede pegar
por ese hecho nada más. Por parte de los gays tienen ese
mismo prejuicio sobre los travestis, que son ordinarias, que
te palabrean, hay muchos gays que no aceptan a los
travestis, imagínate que en las discotheques
gays no dejan entrar travestis y a las
lesbianas les cobran más
caro” (sujeto 5)

Frente a tal contexto, resulta evidente la innovación que implica La Diversidad, como
grupo de minoría sexual, al no hacer distinción genérica en su conformación, como ya
antes se señaló. Sin embargo, no podemos negar que ello se ha visto posibilitado e
impulsado por los vínculos personales que existían previamente al nacimiento del Col-
ectivo:

“Nosotras desde antes ya veníamos vinculadas


con el cuento de la amistad, o sea, amigas nosotras no nos
hicimos aquí en La Caleta, pa’ mi percepción aquí se
reforzó como la amistad porque nos
conocimos de otras formas”
( sujeto 7 )

De tal suerte, que la recepción que les brindó Caleta Sur sin dudas tuvo y tiene una
relevancia de primer orden para el Colectivo pues, al tiempo que vigorizó y fortaleció los
lazos personales, se alzó como una puerta abierta a un espacio que también sería de
ellas: “como todas nos conocíamos de la calle, fue como si el grupo que se juntaba en
la esquina ahora se junta aquí” (sujeto 7), conservándose por ello cierto ambiente de
informalidad y relajo, de mucha comodidad: “la pasamos bien acá, es bueno, nos dan
un espacio, si quieres una radio te la prestan, puedes conversar, ene cosas” (sujeto 5).

Diríamos entonces que, en este sentido, se logra uno de los primitivos objetivos per-
seguidos al crear el Colectivo, cual es el de brindar un espacio integrador para minorías
sexuales:

“Primero era como hacer un sector o lugar,


primero era como pa’ que se juntaran personas de
nuestra opción de vida, porque no había ningún método,
ningún n de lucro, no había nada así, o idea
o proyecto, nada, todavía estábamos en cero,
107
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
nos servíamos algo, conversábamos, buena
onda ¿cachai’?, y de a poco se fueron
dando las cosas” (sujeto 6)

No obstante, tal ambiente acogedor ha tenido su costo, uno que no pocas veces ha tomado la
forma de descompromiso o irresponsabilidad a la hora de emprender proyectos que den una
direccionalidad al Colectivo, lo cual ciertamente resta vitalidad a La Diversidad y lo estanca
hasta hoy en una etapa formativa, aspecto en el que nos detendremos más adelante.

Sin embargo, lo anterior no ha sido un obstáculo a la hora de estructurar el grupo puesto


que presenta una organización interna bastante convencional, esto es, una distribución
de funciones de acuerdo a cargos designados democráticamente. Es así como existe una
presidenta y secretarias encargadas de los aspectos más administrativos del Colectivo,
que dicen relación sobre todo al desenvolvimiento público de él.

Claro está también que, como en todo grupo humano, ciertas sujetos del Colectivo
sobresalen del resto, ya sea por su natural aptitud de liderazgo o por su energía tem-
peramental, mientras otras han mostrado una actitud mucho más pasiva en este ámbito.
En efecto, se marca una gran diferencia en el nivel participativo de unas y otras, lo
que conlleva a que las relaciones políticas internas se mantengan bastante estables, sin
grandes variaciones.

Por otra parte, la conformación del Colectivo no se ha mantenido permanente, de hecho,


en el transcurso de tiempo vivido por La Diversidad, varias sujetos han abandonado el
grupo por diversas razones, al tiempo que otras se han integrado sumando “como cinco
o seis y otros amigos que vienen a veces. Son como ocho o nueve en total. A veces
vienen dos, tres, cuatro, a veces vienen todas” (sujeto 5).

Como ya antes se señaló, La Diversidad adolece de ese dañino mal que es el de la


inconstancia en la asistencia, cuestión que ciertamente puede hacer peligrar la perma-
nencia del Colectivo, asunto del cual se tiene conciencia siendo objeto de preocupación
y malestar para algunas sujetos:

“Hay falta de constancia, o sea igual somos


hartas en el grupo pero, todas no pueden o algunas no se
dan el tiempo como para venir los días que tienen que hacerlo.
Yo creo que de un principio era así, pudimos haber
hecho muchas cosas más, pero esto es un problema,
igual ahora no está como tan junto el grupo,
[...] de repente llegamos cuatro, a veces tres,
aunque igual son las que más tenemos
que venir porque son las que tienen
cargos pero, yo creo que es
falta de interés” (sujeto 4)
108
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Como es de esperar, ello se traduce en un lento avance o evolución del Colectivo, que da
a las sujetos una persistente sensación de inicio: “estamos recién comenzando, enton-
ces igual todo comienzo es difícil [...] inclusive hasta una misma todavía se está prepa-
rando, entonces todavía no puede tener las cosas muy claras” (sujeto 6).

En efecto, no pocas veces las sujetos han manifestado una carencia y una necesidad
de ser orientadas en aspectos de carácter más conceptual que sean funcionales al
desempeño del Colectivo y que permitan vehiculizar e implementar muchas de las ideas
que surgen. Concientes de la importancia de aquello, varias de las sujetos han comen-
zado un proceso de capacitación en el área del trabajo comunitario y la prevención de
drogas, ETS y VIH/Sida, ya sea de forma autodidacta o por asistencia a talleres de
monitoría o seminarios. De hecho, cuando se les consultó si estarían dispuestas a hacer
estudios en el área del trabajo comunitario, la totalidad de las encuestadas110 respondió
de forma armativa. Diríamos entonces que la voluntad y el entusiasmo están pero, que
adolecen de una falta de disciplina y sistematización que optimice lo aprendido.

Justamente, a tales razones atribuyen las sujetos cierta demora en la conclusión de un


proyecto que nalmente se ganó, proyecto que consiste en “la prevención de VIH/Sida,
drogadicción, todas esas cosas, en la etapa uno [...] nos preocupamos por ayudar a
las personas que aún están sanas” (sujeto 6). En la práctica, consistirá en “entregar
trípticos, folletos, que los estamos haciendo nosotras mismas [...] cosa de entregarlos
con un preservativo, y después entrando a las clases, vamos a ver si acaso podemos ir
a los liceos, a los colegios, séptimo, octavo básico, que es como una edad en que están
viviendo recién el reconocerse sexualmente” (sujeto 6).

Cierto es que con dicho proyecto no comienza el trabajo de prevención de La Diversidad.


Efectivamente, desde los inicios del Colectivo se plasmó esa direccionalidad y fue, de
hecho, integrada a la primera actividad realizada por el grupo, “el pub”, que en primera
instancia buscaba presentar el grupo a la comunidad. La experiencia fue exitosa, siendo
recordada con entusiasmo por la unanimidad del grupo:

“[El pub] se ha llenado de gente,


la hemos pasado súper bien, hicimos show,
conversamos sobre el tema [de la prevención], le hicimos
preguntas a la gente, les repartimos preservativos”
( sujeto 5 )

(110) Esta ronda de entrevistas sólo pudo ser realizada a seis de las siete integrantes permanentes de La Diversidad

debido a que una de ellas -la sujeto 3- partió de viaje en el mes de noviembre sin poder ser ubicada hasta el nal

de nuestro trabajo de campo.


109
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“[En el pub] se repartió onda un díptico de
mensaje que hablaba de La Diversidad, que traía los
objetivos de nuestro grupo. A la gente se le atendió, se le
hizo un doblaje de un tema, se le habló del transformismo.
Me gustó porque después como que toda la gente quedó así
como bien, y como que eso se sintió por una volá’ de vibración,
[...] como que todo el mundo cambió la opinión, como que todo el mundo
que se vio ahí, en ese momento, cambió la opinión de nosotras
particularmente, y de los travestis
en general” (sujeto 7)

Si por una parte el tema de la prevención es una preocupación constante para el Colectivo, no lo
es menos el de luchar contra la discriminación. La empresa sin dudas es enorme pero, a la vez
imprescindible para todo ser humano que, por una u otra razón, experimenta la discriminación.
Es por ello que La Diversidad ha comenzado su lucha de una manera frontal e intimista, es decir,
yendo a la gente y dándose a conocer, para que en esa interrelación se valore a la persona por
sobre su opción sexual. En este sentido, los pubs111 han sido las instancias ideales, en tanto
que eventos sociales que atraen público heterogéneo, de lo cual resulta posible propiciar una
suerte de propagación de una propuesta cultural antidiscriminatoria:

“Cuando hemos hecho pubs, obviamente nosotros


invitamos gente con nuestra condición pero, la gente que viene
será un 30% gays, travestis, y el resto es heterosexual, entonces a la
vez nosotros invitamos a gente normal, normales, para que nos
conozcan y la gente nos acepte. La idea es que se integre toda
la gente, y hay mucha gente que te dice que no pero, hay
mucha gente que te dice que sí” (sujeto 5)

“El pub es un buen punto de encuentro donde las


personas que quieran conocernos se acercan y bien. Eso sirve para
evitar los prejuicios, acercarnos más a la gente” (sujeto 4)

Como ya se mencionó, tres han sido los pubs realizados por La Diversidad, siendo las
actividades de mayor envergadura y que a la vez más han satisfecho al grupo, pero
también podemos contar unas pocas más que, de todas formas, han requerido menor
dedicación en tanto que han sido el producto de iniciativas más inmediatistas:

“Yo fui pa’ la disco y me encontré con unas locas


que se empezaron a inyectar, y se estaban inyectando todas
con una, y con el criterio de reducir daños me conseguí hartas jeringas
y se las llevé como a la semana después, y yo lo hice a
nombre del grupo” (sujeto 7)

(111) En total La Diversidad ha realizado tres pubs


110
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
“Por ahí, por el invierno de este año,
una amiga hétero tenía drama con su marido,
típica violencia intrafamiliar, no le dejaba plata, no
tenía qué comer y todo el cuento, y supimos nosotras y
le hicimos una canasta familiar con donaciones de
nosotras, de nuestras casas, y se la llevamos
allá y quedamos bien” (sujeto 2)

Y es que el Colectivo La Diversidad, si bien tiene como primer punto de miras las cues-
tiones que atañen a las minorías sexuales, no por ello el grupo se ha vuelto clánico
o exclusivista. Por el contrario, el nombre “La Diversidad” no sólo señala la diversidad
dentro del ámbito de la minoría sexual, sino que también dentro de la sociedad toda. En
efecto, las sujetos han manifestado opiniones como: “me encantaría hacer un trabajo
comunitario con la minoría étnica quizás” (sujeto 7), o “me gustaría que hubiera más
gente, que hubiera gente hétero en el grupo, como tener opiniones diferentes y hacer
algo más rme” (sujeto 2). Aunque ello no ha podido ser llevado a la práctica hasta hoy,
el deseo existe y se observa como una expresión más de la lucha contra la discriminación
en todo sentido.

Además, es bastante evidente en los testimonios expuestos, que tales actividades se


encuentran más cercanas a la benecencia que al trabajo comunitario en rigor, producto
de la escasa diferenciación que al respecto hacen las sujetos, siendo un buen ejemplo
de ello ciertas opiniones vertidas durante un Focus Group realizado para la presente
investigación. En esta actividad algunas sujetos coincidieron respecto a que la labor
desempeñada por las Damas de Rojo se enmarcaba dentro del ámbito del trabajo comu-
nitario; así como también las donaciones monetarias hechas por personas adineradas a
ciertas fundaciones. Desde tal escenario conceptual, carente de deniciones orientado-
ras, resulta un tanto difícil emprender un abordaje riguroso a la praxis del Colectivo,
cuanto más en tanto que tampoco existe una unicación de criterios representativos
respecto al trabajo comunitario:

“Yo creo que para todas no..., no todas


tienen como la misma percepción del trabajo comunitario,
cada una le toma como le toma [...] depende
de la persona” (sujeto 5)

En todo caso, lo que sí está muy presente y, en cierta medida consensuado, es el radio
de acción del Colectivo, el cual se enmarca dentro de la comuna de Lo Espejo, e incluso
a veces, más restringidamente, a la población:

“... tenemos el proyecto de la prevención de VIH y


consumo abusivo de drogas en la población gay y
transgénera de aquí, en Lo Espejo”
(sujeto 7)
111
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“... queremos hacer un trabajo en comunidad
entre nosotras, para toda la comunidad en cuanto a la
población, no a la comuna” (sujeto 4)

“[Me gustaría] poder enseñarle a otras personas,


a toda la comunidad pero, nosotras tampoco trabajamos
para todo Santiago, nosotras trabajamos en nuestra
comuna, para la comuna de nosotras,
en Lo Espejo” (sujeto 1)

Se deja ver así, una suerte de territorialidad en el ideario y ejercicio del trabajo comu-
nitario del Colectivo, lo cual implica tomarse los espacios que desde la infancia han ocu-
pado para hacerlos más suyos. Ello va de la mano con una campaña de divulgación de
la propia identidad dentro de la comunidad, acción con la cual las sujetos creen poder
romper con las cadenas de los prejuicios y la discriminación: “Yo pienso que la gente,
adonde te ve así, que tú demostrai’ que “yo soy así”, como que la gente ve como una
valentía, como que dicen “ah, éste es valiente, anda demostrando qué es”. Como que
uno revelándose, como que la gente te agarra respeto” (sujeto 1).

Como ya ha sido posible observar en varias de las citas anteriormente expuestas, lo que
se busca , en el ámbito antidiscriminatorio, es el reconocimiento, por parte de la comu-
nidad, de la diferencia y a partir de ello una aceptación de la diversidad sexual en tanto
que realidad patente. Una vez logrados tales objetivos lo que sigue es una supeditación
de la posición sexual a la supremacía de la subjetividad:

“Lo que uno pide es que nos miren a una como


persona no más poh, no como travesti ni como homosexual,
nada, una persona más que vive no más, una persona más del sector, solamente que
eres un ser, una persona más de la sociedad y
ser respetado como un vecino más no más”
( sujeto 6 )

Para ello entonces, se contempla como estrategia conveniente para alcanzar tales obje-
tivos, el intentar concentrar los esfuerzos en manifestar las virtudes que, ciertamente,
también poseen las personas de la minoría sexual para que así se demuestre cierta
probidad social que reivindicaría sus subjetividades:

“Uno tiene que tratar de dar conanza” (sujeto 1)

“Tenemos que terminar con el proyecto y demostrar que


igual podemos hacer cosas productivas” (sujeto 4)

“Me gustaría decirles: “aquí estamos,


no somos tóxicas”” (sujeto 7)
112
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
“Yo igual puedo ser doctor, puedo ser profesor,
puedo ser lo que se me antoje pero, igual puedo ser
homosexual y hacer eso” (sujeto 1)

“Con la honestidad también como que de repente uno


también se abre puertas, es una parte importante, encuentro que
si una va a hablar con alguien, hay que ser transparente” (sujeto 6)

“La gente de acá se da cuenta, cambió la opinión, se da


cuenta que uno no es mala” (sujeto 5)

Desde esta perspectiva el asunto parece bastante claro en torno a los beneciarios de la
existencia del grupo La Diversidad, siendo sus mismas integrantes las primeras favore-
cidas. Recordemos que con el nacimiento del Colectivo las sujetos fortalecieron sus lazos
amistosos, consiguieron un espacio de encuentro cómodo y seguro, al tiempo que se
dieron una organización formal que les permite alzar la voz y hacerse cargo de variados
conictos que directamente les preocupan como son el tema de la discriminación, las
ETS o el VIH/Sida. Además el Colectivo les proporciona la oportunidad de darse a con-
ocer, demostrarse, como personas dignas de respeto.

En el mismo sentido, la participación en el grupo brindó a las sujetos una ocupación


interesante en su cotidianidad, ya que la mayoría de ellas no estudia y carece de un
trabajo remunerado estable:

“Vengo para hacer algo productivo ya que no estábamos...


estábamos de ociosas en la casa poh [...] porque igual es
mejor hacer algo productivo antes de no hacer nada”
( sujeto 4 )

“En la práctica vengo porque no hago na’ poh” (sujeto 7)

“La Diversidad ha sido como algo súper bonito para mí,


ha sido como algo súper entregador, porque nosotros antes, cuando
nos juntábamos antes, como que no teníamos ningún proyecto hacia el futuro de
nuestras vidas” (sujeto 1)

En la actualidad, las integrantes de La Diversidad, además de encargarse de los aspectos


exclusivos del Colectivo, también participan de los talleres que brinda Caleta Sur, los
cuales las enriquecen como personas y optimizan su desempeño comunitario:

“Acá en La Caleta se han hecho paseos,


nosotros siempre hacemos reuniones, se han hecho
hartas cosas, yo estoy participando del taller que se hace
acá atrás, un taller de cultivos hidropónicos. Acá en La Caleta
113
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
siempre nos invitan, de hecho el mismo día martes concluimos
un taller para ser monitores y en la tarde hicieron
un cóctel y estábamos todos invitados. La Caleta
siempre nos toma en cuenta
a nosotros” (sujeto 5)

“... a uno le están dando como enseñanza, aquí nos enseñan


monitoría, cosas de VIH, o nos hacen una charla, son cosas que nunca más se nos
van a olvidar” (sujeto 6)

Desde esa perspectiva, la participación en el Colectivo no pocas veces toma la forma de


una autoayuda más que de un trabajo comunitario propiamente tal:

“...el cuento es hacer algo por mis amigas y a la vez también


por mí, no sé poh, que puedan tener un trabajo, que puedan hacer algo,
que puedan sentirse útiles, porque el hecho de estar haciendo nada la
persona se va hundiendo, hundiendo y cae en
depresión” (sujeto 7)

“Yo pienso que si se supone que si nosotras hacemos


aquí un trabajo comunitario, es por el bien de todas, es por lo
que partimos, es beneciarnos entre nosotras, o sea, mira, por una parte
venir acá nos ha servido harto, por ejemplo, saber de enfermedades,
sobre prevención, sobre varias cosas que a lo mejor las sabías
pero no tan bien y lo aprendimos juntas y además logramos
conocernos entonces como grupo, al menos,
nos ha servido” (sujeto 5)

Esa autoayuda, si bien es un asunto del que se tiene relativa conciencia, ha


logrado, algunas veces, tomar cuerpo de manera explícita, “de hecho estábamos pen-
sando de ayudarnos a nosotras mismas, ya que no en todas las casas hay buena
situación. Nos propusimos traer todas las semanas un kilo de azúcar y un litro de aceite,
repartirlos así como una polla, como un día una se lleva diez kilos de azúcar y diez litros
de aceite y luego la otra y así todas reciben” (sujeto 2).

Así como existe esta idea de autoayuda a corto plazo, las integrantes del
Colectivo también manifestaron ciertos deseos o iniciativas a desarrollar en el ámbito
del trabajo comunitario. Entre ellas cuentan las colonias urbanas de niños, u obtener
un espacio en la radio comunal para emitir un programa que difunda los temas de
la reducción de daños y la antidiscriminación. Además, se ha expresado también un
ahincado interés por abordar el tema de la cultura, porque “aquí cualquier gallo o galla
se hace una huevá’ en el pelo, se pasa el rollo de rasta ponte tú, y hace cultura ¿cachai’?,
114
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
o toca guitarra en una plaza, con un vino al lado, se ve bonito, se ve pintoresco pero, no
es la esencia de la huevá’ que te deje” (sujeto 7).

Finalmente, dentro del mismo ámbito de las proyecciones, resulta interesante


señalar el deseo que expresan algunas de las sujetos de obtener la personalidad jurídica
e independizarse de Caleta Sur, puesto que se entiende que “La Caleta Sur solamente
nos presta el local, la Patty igual nos orienta, todas esas cosas, pero La Diversidad es
muy aparte a lo que es La Caleta” (sujeto 6).

5. Trabajo comunitario, ciudadanía y sentido

a) Ciudadanía y discursividades

La introducción en la temática política del trabajo comunitario, que realiza


La Diversidad, tiene una especial relevancia en cuanto es capaz de exteriorizar los
propósitos y pretensiones que este colectivo se ha planteado a sí mismo. Esto en tanto
que se ha predenido el espacio político como el ámbito en que incurren las relaciones
intersubjetivas compareciendo según una lógica que las conglomera en pro de ciertos
nes particulares y colectivos. Tal es así que, en este nivel conceptual, se concebiría
la acción política como el mero acto de participar de la ciudadanía bajo la asunción
razonable y voluntaria de ciertos derechos y deberes. La ciudadanía, por consiguiente,
se yergue como un valor en sí mismo en cuanto es el margen abierto en la realidad
para que toda clase de valores más segmentados sean posibles, dirimibles, aceptables
o no. Es ella una instancia de tal radicalidad para la convivencia gregaria, que parece
inexorable la necesidad de garantizarla así sea para revocarla.

Sin embargo, no puede ser menos que fútil insistir históricamente, tan sólo en
nuestro país, respecto de la dramática trasgresión y anulación del derecho a ejercer la
ciudadanía en diferentes grupos, con certeza muchos de ellos, mayoritarios. Mas, tam-
bién hoy en día, aun más signicativamente, esta superposición violenta se produce a
partir de la nefasta corrupción del principio democrático en que arbitra un sector cuan-
titativamente superior a otro. Teniéndose, entonces, que pueden ocurrir ambos extre-
mos de la dinámica política. Por un lado, ciertos grupos potentados y muy minoritarios
ejercen un dominio material, y con ello una manipulación social, sin que sea posible
contrarrestar esa desigualdad y, por otro lado, hay ciertas colectividades masivas que
se arrogan una fuerza reicadora y constructora de sentido que puede ser difícil subver-
tirse.

Ambas estructuraciones actúan por medio de distintas estrategias pero emple-


ando la multiforme maquinaria del discurso. Los discursos de la actualidad representan
una potencia comunicacional sin precedentes y quienes la vehiculizan pueden torcerle
la mano a toda racionalidad, a todo sentido común y a los convencionalismos más
solemnes. Se trata de una titánica campaña acéfala que sólo persigue el poder y la
115
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
vigilancia de las voluntades mediante el control de las relaciones de poder. Como en la
búsqueda de una homogeneización absoluta, la cuadriculación de las sociedades moder-
nas y una globalización despiadada con los reductos diferenciales, la cultura latinoameri-
cana, en términos particulares, exhibe un avasallamiento de la conciencia política que
decanta en la desidia política, la corrupción y la violación de derechos fundamentales.

De allí, tal vez, la efervescencia que puede generar un espacio no gubernamental


en donde existe concretamente la integración de muchas formas de organización y
participación territorial. Pues bien, el caso del Colectivo La Diversidad, si bien es cierto
se encuentra en una etapa inicial y constitutiva -como se planteara en el capítulo El Col-
ectivo La Diversidad112 - logra captar intereses particulares que justamente apuntan casi
consensualmente hacia ideales ciudadanos como los que esbozamos se ven disminuidos
o mancillados contemporáneamente.

El objetivo aquí será, por tanto, presentar la mecánica de cómo ciertos discursos han
doblegado sistemáticamente la posición de las minorías sexuales en nuestro país y, por
supuesto, primordialmente con respecto a La Diversidad, en tanto que grupo humano, y
qué consideraciones y ambiciones pueda tener en ese sentido. También parece propicio
reconocer el grado de capital social113 que en esta organización se ejerce y cuánto
podría infundirse en la concepción política de la participación ciudadana. En n, cómo
se relacionan los niveles que se ponen en juego cuando existe un grupo de personas
transgéneras, homosexuales y travestis que desarrollan trabajo comunitario y exigen la
incorporación legítima y equitativa en el espacio comunal.

Así pues, es inmediato el entrecruzamiento de estos conceptos con el de discriminación


en tanto que sintetiza uno de los más feroces adversarios de la igualdad y el derecho
a la participación ciudadana114 . Nuestras sujetos conocen muy bien esta realidad y
ello las hace ser especialmente sensibles a la segregación de otros seres humanos,
azuzando esto una gran vocación por el respeto a ser el que se es:

“En la gente yo pienso que todo pasa


por la ignorancia, porque si no soi’ gay, soi’ moreno, tení’
un apellido indígena, si no soi’ gordo, o soi’ feo, soi’ ordinario,
pero por cualquier cosa la gente te discrimina, por muy blanco
o muy negro, o ¡pobre!” (sujeto 5)

(1129 Vide supra p. 109.

(113) Sobre la noción de “capital social”, vide supra p. 85ss.

(114) A este respecto, conviene adherir a la distinción denitoria de E. Correa y M. Noé entre ciudadanía pasiva y ciudadanía

activa: “La pasiva conere al ciudadano el carácter de sujeto de derechos y de obligaciones consagrados en la institucional-

izada vigente. La ciudadanía activa agrega la calidad de agente en la determinación continua del contenido de fondo de las

políticas, el concepto de ciudadanía activa hace referencia a una práctica vinculada al poder que reeja las luchas acerca de

quiénes pueden decidir qué problemas se abordan en las políticas públicas, cuáles son los que se priorizan tanto entre los

problemas comunes como en los problemas particulares” en Nociones de una Ciudadanía que crece, Op. cit., p. 6.
116
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Ahora bien, si atendemos a que es una ignorancia lo que ciegamente hace discriminar y dar
trato de inferioridad a alguien, interrogamos qué es lo que se ignora:

“Lo que ignoran es aprender a conocer a la


gente, no solamente por su aspecto físico, también por
su mentalidad. Alguien dice que como es, es perfecto, entonces,
a la otra persona que no es como él, la discrimina.
Eso es para mí ignorancia, porque en el fondo
no todos somos iguales, nunca vamos a
pensar de la misma manera”
(sujeto 5)

“Aquí somos discriminados los colas,


es discriminada la gente que no tiene educación
en la comuna. Es discriminada la gente que
es drogadicta y son todos discriminados
entre todos” (sujeto 4)

Propuestos en esta línea, la más gravitante noción en cuanto a la coyuntura entre


ciudadanía, trabajo comunitario y La Diversidad fue al unísono la compleja cuestión
de la discriminación de las minorías sexuales, singularmente, la de las personas
transgéneras:

“Hay un grupo llamado Antigay, llegan y


se bajan y les pegan, y si matan a una travesti para ellos
es mejor y los pacos qué van a hacer: nada, porque era una travesti,
mejor que se halla muerto, “un delincuente menos””
( sujeto 5 )

“Nadie está libre, tú podí’ tener hijos y tú


no podí’ saber lo que te va a salir. Mi mamá jamás
se imaginó que yo iba a ser así”
( sujeto 5 )

“Los 365 días del año, las 24 horas del día,


salí’ de tu casa y no va a faltar quien
te grite, todos los días”
( sujeto 2 )

“Si yo tuviera que hablar en sentido metafórico,


el cuerpo lo tengo lleno de marcas, de risas, de burlas,
de cuestionamiento, y esas marcas de repente me supuran,
me duelen” (sujeto 7)

117
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
“En el trabajo discriminan a las mujeres,
a la hora de un travesti no la piensan”
( sujeto 7 )

“Hay hombres que no pueden soportar que


a uno le gusten otros hombres, no pueden asumir eso,
les da rabia y te gritan “¡maricón!”. Un hombre
más acepta a una lesbiana que a un
homosexual” (sujeto 1)

“La homofobia es ignorancia o es un trauma -un


gay que no es feliz, no deja vivir a los gays-
porque de antes de Cristo que están
los gays” (sujeto 3)

“La discriminación te pone límites, tú puedes


levantarte en la mañana y sentirte bien, salir con un
aura reluciente, un poco más que con pájaros cantándote en los hombros, cantando
por el pasaje y no falta quien está por ahí y te dice aquí o allá,
y ya no tení’ pájaros, ya vas en la otra esquina y no tení’
aura, más allá se te cortó el pelo, se te cayó una
teta, al nal, vas caminando
con terno y solo”
( sujeto 3 )

Espléndida alegoría, esta última, para escenicar la tragedia cotidiana que vive el dis-
criminado: la ofensa, la burla, el desdén y la segregación. Esta última sujeto acaba su
gura poética mostrándonos cómo titubea esta digna subjetividad que ha enfrentado
su diferencia ¿acaso no será mejor la clandestinidad? En ella han vivido por generacio-
nes y permanecen muchos aún. Asimismo, si puede caracterizarse esta discriminación
“homofóbica”115 como ignorancia, lo ignorado es la oportunidad válida y urgente de
reconocer la diferencia del otro como parte constitutiva de la realidad, como un ingredi-
ente que la hace ser lo que es. La diferencia que el discriminador se resiste a tolerar
es justamente aquello que lo salvaguarda en su identidad y, la protección de las más
minúsculas identidades, es la garantía de que todos y cada uno son y serán respetados
en sus derechos a ser como son. Ahora bien, tal como lo exponen las citas anteriores, en
esta discriminación hay mucho de condicionantes psíquicos, socio-culturales, históricos,
etc., pero esgrimiremos empecinadamente en que hay un nivel muy dúctil en que se
operan las grandes argumentaciones, las sosticadas fundamentaciones, las declaracio-
nes de principio, las interpretaciones cientícas, las moralizaciones y la distribución de
los dispositivos estratégicos para que un discurso, por sobre otros, prolifere, se asiente
en las conciencias, parezca ser intrínseco, sensato.

(115) Vide Supra p. 80 acerca de la expresión “homofobia”.


118
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
No se trata de satanizar al discurso como una entelequia descontrolada pero controla-
dora; antes bien, el discurso es un instrumento extremadamente ponderado, racional,
sumamente adaptable116 y de uso ubicuo, no hay quien no dé marcha a la retórica
del discurso, a la aseveración, la persuasividad y la vericación. El discurso de la
discriminación de las minorías sexuales es un operativo que deviene, así como lo enten-
demos, del carácter coactivo de la emergencia de la Industrialización cuya descenden-
cia marca en el capitalismo el valor máximo de la producción que, sin mano de obra
(barata), refrena su mandamiento, ese procreativo del que los homosexuales son inca-
paces entre sí.

La discriminación alberga siempre un terror al poder del otro que ha sido silenciado,
apartado y desposeído de sus derechos. Este terror reconoce, de algún modo, la posibili-
dad de que la diferencia repudiada le destrone. Por esto, cierta losofía política entiende
que toda forma de abuso del poder -y la discriminación es eso- se opone diametralmente
al sentido político y comunitario del ejercicio de la ciudadanía.

Sin embargo, si atendemos los mecanismos de producción de verdad y discursos ver-


daderos, asistiremos a la omnipresencia de receptáculos predispuestos a traicionar
inclusive, a quienes mismamente los articulan y ponen en juego: sus sujetos.

Todavía más, estos receptáculos armados, ya sea de una lamentable incapacidad de


análisis y crítica, o bien, de una expansiva desinformación -y su connatural “información
informe”-, moldean las conciencias con precategorías asidas como tan valederas que,
solidicándose, luego no pueden admitir las antítesis (vg., diferencias sexuales, étnicas,
socioeconómicas, históricas, religiosas, etc.) imprescindibles de la diversidad117 . Surge
la discriminación como un engranaje posicionado políticamente. ¿Por qué políticamente?
Porque actúa en el entramado de las relaciones ciudadanas y subjetivas que conviven
en una estructura social.

Al cabo, parece como si el proyecto y ación del trabajo comunitario de La Diversidad


estuviera imbuido de este diagnóstico donde la discriminación acaba siendo constitutiva
e inalienable de toda sociedad y, de este modo, se hubiera aviado contra esta circun-
stancia haciendo su fundamento combatir y desmontar la discriminación, primero, de las
minorías sexuales, después, de género, étnicas, sanitarias, etc.

(116) Siguiendo a Habermas en esto, los discursos se moldean a las situaciones para encapsular la comunicabilidad y

controlar entrópicamente el sistema de los enunciados; así, los discursos pueden ser subliminales, de comunicación

estratégica, de amenaza fáctica, conciliatorios, ultratécnicos (tecnocráticos), del tipo iusnaturalista, vericatorios,

etc., etc., etc.

(117) Aunque cargado de un tono estructuralista, es interesante la visualidad con la que Koïchiro Matsuura expone la

noción de “diversidad” en la Declaración Universal sobre Diversidad Cultural. Vide supra p. 88.
119
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
El Colectivo La Diversidad -y aquí sí se puede hablar de unanimidad- ha hecho de su
motivación fundamental el revertir el posicionamiento del criterio discriminatorio. Detrás
de esta motivación late la fuerza experiencial de toda una vida y la convicción de que
es posible la reivindicación. La Diversidad profesa, en consecuencia, un sentido político
al procurar acceder a la comunidad y manifestar allí su participación e injerencia cul-
tural. Este asomo y descubrimiento en el empleo de la información y la divulgación de
signos de probidad, no sólo expone la mutualidad beneciosa cuando se da en el espacio
público, también demuestra la fertilidad -y así lo ha demostrado para las jóvenes de
La Diversidad- de ejercer la ciudadanía activa y, característicamente, la de personas
transgéneras quienes enfrentan por dos ancos las oposiciones sociales. Por un lado, la
consabida dicultad de transitar de la ciudadanía pasiva a la activa (carencia de espacios
y recursos, burocracia, desinformación, etc.) y, por otro, el tópico que venimos desar-
rollando: la exclusión y denigración de las minorías.

La causa de La Diversidad tiene un impulso arraigado sentimentalmente; cada


una de sus integrantes ha vivido personal o cercana la discriminación, ha tomado con-
ciencia de las distintas formas que puede adquirir y ha recapacitado, incluso, en los
propios rechazos y relegaciones cometidos contra otros grupos.

Estas son algunas atestaciones que bien viene el comentarlas de acuerdo a las
consideraciones hechas en torno a los puntales del trabajo comunitario de La Diversidad
y las nociones de ciudadanía y discriminación:

“Mi objetivo en La Caleta es que me acepten a mí y que acepten


a mis amigas pero, no solamente a mis amigas, sino que a todos, porque
he visto travestis y gays que discriminan, son terribles, por eso yo te digo,
en el fondo tú, aprendiendo a conocer, todos tienen un lado bueno , todos
tienen algo que entregarte. Por ejemplo, yo puedo conocer una travesti que
de vista no quería ni hablarle pero, una vez conociéndola, digo “¡Uy! Es buena
onda, es simpática, incluso me ha hecho reír, me ha dado un consejo o me
hizo aprender algo de ella sin siquiera proponérselo”, entonces, esas
cosas te llevan a pensar que no poh, no solamente en ti o en
tus amigas, sino en todo el mundo en general, sean
homosexuales, travestis, indígenas, etc.”
( sujeto 5 )

Tenemos acá varias aseveraciones luminosas sobre la reversión del criterio dis-
criminatorio. La sujeto 5 asiente que el primer llamado hacia el trabajo comunitario es
interno, de cierta manera individualista, parece únicamente querer apropiarse de un
terreno donde exigir sus derechos y respeto. Mas, inmediatamente, se comide y recon-
sidera la propia experiencia proyectándola a otros en situaciones análogas; el efecto
es una apertura inteligente hacia la integración de las diferencias cuya permanencia y
consolidación signicaría el éxito del fundamento de La Diversidad.

120
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Por ello es tan deseable la transición reexiva que va de la persecución del bien particu-
lar hacia la del bien colectivo para que este bien, cíclicamente, alcance su consumación
en el bien particular que, por el gesto político, agencia una síntesis comunitaria en la
satisfacción común:

“Creo que es necesario hacer educación,


cambiar la opinión negativa de las personas
normales. Por eso es que esto no se trata de luchar
por nosotros mismos, yo pienso que hay que luchar por la
sociedad, para que la sociedad se integre a nosotros y nosotros
a ella. Que haya una aceptación mutua. Que a nadie le dé
miedo estar con nadie. Por eso, para mí el n de
La Diversidad es que a las personas que
vienen después de nosotros, cuando estemos
más de edad, no les pase lo mismo
que a nosotros” (sujeto 1)

“Me gustaría que el proyecto fuera con


toda la gente, porque todos somos personas
y no porque nosotras seamos diferente vamos a
aislarnos. Yo creo que somos todos iguales y por eso todos
tenemos derecho a informarnos”
( sujeto 4 )

La dirección es continua hacia el principio de integración en contra de la


discriminación. Aun más, se tiene clara conciencia de no estar pujando por una utopía
absurda sino por un proyecto cívico que ellas mismas ejercitan. Y, si bien es cierto, en
gran medida este esfuerzo se inspira en el anhelo de obtener el respeto para su propio
sector, también vemos -y no sólo en estos extractos- la solidaridad que se pregona
con las futuras generaciones de homosexuales, transgéneras, travestis, etc. Es más,
todas concuerdan en que el ideal se cumple a nivel consuetudinario, cuando la posición
sexual no se anteponga de ningún modo. O como nos expresaban en ciertas reuniones
grupales, cuando no tenga una signicación o valor especial la candidatura municipal de
una persona perteneciente a las minorías sexuales. Cuando se conciba que ésta es una
realidad a la que debemos contemplar como inherente y funcional a la “biodiversidad”
que permite, en la recíproca permeabilidad cultural, la fecundación del desarrollo hacia
nuevos modos de pensar, de sentir y de relacionarnos con la vida:

“Para mí el trabajo comunitario es una cuestión


espiritual, yo soy espiritual y para mí pasa más por
el cuento de que aquí se nos dio el espacio para abrirle camino
a nuestros pares. Un tiempo tuve depresión y una actitud
muy compasiva conmigo y el trabajo comunitario me
ha hecho sentir que no soy sola, que otros problemas
121
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
de mí misma condición eran peores que
los míos” ( sujeto 7 )

De nuevo aquí, el trasfondo que se quisiera dinamizar, hacia una razón más
política, no en desmedro de la espiritualidad que allí se ostenta, sino a favor de una
acción social que invierta su capital social en participación comunitaria, como lugar de
encuentro de los intereses particulares en vista a la satisfacción de los intereses colec-
tivos. Por esto, cuando prima la autosatisfacción -en la solidaridad, por ejemplo-, como
en la cita anterior, cunde el riesgo de opacar la ciudadanía a cambio de un hedonismo
lantrópico como cuando la misma sujeto 7 dice que realiza “trabajo comunitario no por
agarrar gritos o aplausos, ni siquiera servir por las gracias, sino servir porque a mí me
gusta, porque espiritualmente quede bien”, es decir, sin apelar al sentido comunitario,
antes bien, propiciando una especie de cosicación del beneciario.

Sin embargo, todo esto parece adentrarse en la problemática imputada de


la decadencia de un sentido de lo político, una probable secuela de las constricciones
coactivas de la dictadura militar que lo menoscabaron e impidieron, pero, más allá de
esto, dice relación con la educación cívica y con la imagen de la política contingente y
partidaria. Precisamente, las opiniones pronunciadas se sintonizan de suyo con el este-
reotipo prevaleciente:

“Me gusta el socialismo pero,


yo encuentro a la política sucia, porque
ninguno vive para hacer vivir mejor a los demás,
sino que el político está para vivir mejor él, entonces,
no haría trabajo comunitario abanderado
por ningún partido” (sujeto 7)

“Creo que la política no sirve, se


ofrecen tantas cosas y son tan corruptos.
Hay mentiras, hay engaños, no creo que sean
personas honestas, ellos hablan de
política y yo los mando a
la chucha” (sujeto 2)

“La gente hace lo que hace para


lograr sus objetivos, para lograr supuestamente
algo para toda la comunidad, yo no critico a nadie, cada
persona tiene su forma de pensar, su manera de pensar el
camino que quiere, entonces, si lo hacen, supongo yo
que lo hacen dentro del concepto de ayudar o de
hacer algo por el bien de todos. Yo pienso que
la política sirve, porque sin política
andaría todo al lote” ( sujeto 5)
122
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
En denitiva, la decepción y el desencanto con la política se basa en la descon-
anza en los políticos, en el cuerpo gubernamental y en el aspecto económico-político
que pareciera incidir directamente en la vida individual de las personas. Desde luego,
se está desconociendo la potencia política que hay en cada ciudadano -no sólo en el
sufragio- y que, de hecho, anima el trabajo comunitario y el sentido que, por ejemplo,
le da a éste La Diversidad. Resta así una suerte de bifurcada apreciación nal en que
se denota la insuciencia conceptual, que haría del sentido del trabajo comunitario
de La Diversidad, un sentido explícitamente político en tanto que ejercicio efectivo de
la ciudadanía. O, planteado en términos negativos, un sentido que arrecia contra la
discriminación, un sentido que se plantea como un n en sí mismo en tanto en cuanto
su ejecución, ya sea como divulgación informativa, ya sea en campañas de integración,
pone a estas jóvenes en el escenario público y surte el efecto liberador de la inserción
positiva en las relaciones humanas sin tener que desprenderse de su posición trans-
génera, su opción de vida y su verdad.

La otra ramicación aprecia no las carencias sino las fortalezas. Aquellos ímpe-
tus que hinchen la esperanza doblegada una y otra vez, las fuerzas para persistir en
la propaganda de un concepto que internalizado termina saciando en su obviedad: las
diferencias son constitutivas de las estructuras en que existe identidad, lo cual, aplicado
a la problemática que concierne fundamentalmente a La Diversidad, es decir que las
minorías sexuales, como las mayorías sexuales, posibilitan en conjunto la rica gama
de matices que hacen cultura; una cultura donde se concibe, políticamente ante todo,
la convivencia integradora de las subjetividades y se garantiza su participación comuni-
taria.

b) Sentido, ideario y signicaciones

El plan analítico-interpretativo de desenmarañar y elucidar el sentido de una


tarea emprendida con vocación o, por lo menos, sin visibles pretensiones de interés de
lucro, implica substancialmente la aproximación tanto más meticulosa cuanto que se
trata de una labor que, en este caso, entraña valores existenciales y biográcos profun-
dos.

Tal consideración es un aserto de cautela frente al requisito que impone la


comprensión e interpretación del sentido que se otorga a una actividad de múltiples
propósitos. La cautela se demanda porque un sentido no quiere tanto signicar un
fundamento asentado y decisivo como una dirección o una intuición que prodiga brío
y encarnación en la existencia. Vale decir, cuando, por ejemplo, escatológicamente la
losofía persigue el sentido de una existencia misteriosa, no sólo del hombre en sí
mismo sino de lo existente en cuanto tal, acaba convergentemente arrinconado en la
advertencia de que la existencia es el sentido mismo y su experiencia, la sensatez que
hacemos nuestra en el curso de la reicación de la conciencia.

123
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Por esto es que el empeño de una investigación cuyo norte sea el sentido, ha de inscri-
birse en la asunción de movilizarse paralelamente junto al curso que siguen las experi-
encias en que se busca la interiorización.

De este modo, ha menester adentrarse, para nuestros afanes, en los puntos de vista
espontáneos a los que recurren las partidarias de La Diversidad en cuanto al n ambicio-
nado en el trabajo comunitario. Vale consignar que éstos se entrecruzan según diferen-
tes lógicas y contextos que deberemos precisar de acuerdo a los sentidos adjudicados,
sin embargo, por lo mismo, su importancia se emite en la naturalidad con que responden
a las inquietudes que, si bien no exigieron una declaración de principio, sí, en cambio,
apelaron a la íntima signicación atribuida a sus propias acciones en el marco de La
Diversidad:

“El trabajo comunitario es, quizá, lo


que una hace todos los días con la vecina;
lo entiendo como una cuestión de entrega, como
una cuestión de vincularte con alguien y enrollarte con
sus rollos y tratar de darle herramientas para que
salga adelante” (sujeto 7)

“El trabajo comunitario es un trabajo


que se hace con la gente, tratando de conocerla.
Se conocen distintos tipos de gente y se hacen cosas para
ayudar a los demás a resolver sus problemas”
( sujeto 5 )

“El trabajo comunitario es relacionarse


con todo tipo de personas, hacer como colaboraciones,
comunicarse con todo tipo de personas, con gente marginal,
con gente buena” (sujeto 1)

“Trabajo comunitario es trabajar en


conjunto con algunos compañeros de mi asociación y
hacer un trabajo en comunidad, entre nosotras, para toda la
comunidad en cuanto población, no a la comuna.
Es informar a la gente” (sujeto 4)

“El trabajo comunitario es un trabajo social,


es entregar tiempo, dedicación y conocimiento”
( sujeto 6 )

Estos intentos de denir el trabajo comunitario permanecen aún en la descripción


material y emotiva sin que desbrocen los nes más juiciosos o enraizados de una
actividad que reporta sin duda un valor que hace sentido en la vida de quienes lo
124
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
llevan a cabo gratuitamente. Ello sugiere además que las expresiones selectas aquí
están todas indicando una “entrega” y una “comunicación” que omite la imprescindible
retroalimentación de toda relación, aun las sin nes de lucro, fama o coerción. Entonces,
si el trabajo comunitario, en estas delineaciones semánticas, insinúa ser un don que
gratica a su agente, compete proseguir la inferencia por el lado de los enunciados del
“leitmotiv” para reconocer un plano menos rasante que el anterior:

“Mi motivación para hacerlo [el trabajo comunitario]


está en encaminar a nuevas generaciones de mi opción,
sería bueno que lleguen a “un vaso de leche” como
se dice, que tengan el camino un poco
más abierto” (sujeto 6)

“Yo hago esto porque aparte de preocuparse por


uno mismo, debe pensar en la demás gente, ¿y para qué?
Para que haya buena comunicación dentro de la población”
( sujeto 4 )

“Me motiva hacerlo [el trabajo comunitario] porque


no me gustaría que las futuras personas que sean homosexuales
tuvieran el mismo retardío [sic], la discriminación, es
difícil decir “ya, yo voy a ser homosexual””
( sujeto 1 )

Es palmaria nuevamente la condicionante temporal que de forma tan aguda


graba la “conciencia de clase” de los homosexuales y las transgéneras adeptas a La
Diversidad. En ellas la temporalidad y la expectativa futura quiere como conscarse
en la trascendencia que ofrecen potencialmente las futuras generaciones de minorías
sexuales, tal vez, con un ánimo así de humanitario cuando de facto esta trascendencia
no será descendencia. Pero, al tiempo, por otro lado, esta misma temporalidad abruma
y azuza esta conciencia desde un pasado vivido entre discriminaciones cuya nefasta
reiteración parece ser evitable con un trabajo comunitario que invoca el reconocimiento
del otro y su diferencia como partes integrales ¡naturales! de la diversidad cultural.

Parece, por ende, suciente la constatación de que esta temporalidad acorrala


desde el pasado y el futuro, la subjetividad del trabajador comunitario transgénero u
homosexual dotándolo, no obstante, de una fuente de sentido existencial en la gura ya
sea de la participación ciudadana, ya sea de la acción social que una organización erigida
contra la discriminación puede arrogarse.

Por eso es que se ha podido desarrollar aquí el concepto de una cierta circularidad
entre el trabajo comunitario que realiza La Diversidad, su autosatisfacción esencial,
y la enriquecedora imagen política desplegada en su quehacer. Ambas posiciones, la
una, ética, movida por gran número de resquemores sentimentales de las sujetos; y
125
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
la otra, político-ciudadana, efectuada a partir del libre acceso que expedita el trabajo
comunitario. Allí radica el sentido, en esa auspiciosa experiencia que La Diversidad hace
y ha hecho suya en el ejercicio mismo de organizarse e instituirse “para erradicar la
discriminación de todo tipo lo cual nos da un sentido concreto para cada día”.

Reexión nal

El cuadro general del trabajo comunitario en Chile se ha presentado como una experi-
encia fundamentalmente basada en las relaciones humanas, donde la historia propia y
social han movido a sus partícipes hacia una organización capaz de hacer frente a las
múltiples necesidades que surgen en el seno de la colectividad. Es ése, precisamente, el
caso del Colectivo La Diversidad.

En esta línea hemos encontrado como principal la cuestión epistemológica de la


discriminación y la participación ciudadana que toma acá el eje del sentido del trabajo
comunitario como el terreno donde es posible elucidar la particular signicación de
aquélla por parte del grupo transgénero de Caleta Sur.

Pues bien, la integración del grupo transgénero al trabajo social se ha mostrado como
una iniciativa de trabajo comunitario de nuevo tipo, en tanto que son sujetos que se pre-
sentan ya desde una perspectiva heterogénea ante el medio habitual. Así, esto mismo
nos invitó a una exploración profunda dirigida, por ejemplo, hacia la generación de políti-
cas antidiscriminatorias y otras de orden benefactor y solidario para con las minorías
sexuales, según las impresiones que esta investigación obtuvo en su desarrollo.

El planteamiento de la cuestión del sentido del trabajo comunitario, en un grupo-mues-


tra tan reducido (7 sujetos), nos instó a una profundización cualitativa indispensable.
Para ello, fue necesario un acercamiento descriptivo de la conceptualización psiquiátrica
actual sobre la transexualidad. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el n de esta
aproximación fue a la vez una antítesis comparativa y demostrativa del postulado sobre
la discursividad del saber en Foucault, y también, un marco referencial de conceptos
que pudieron sincretizar su uso en el extenso de la Investigación pues, consideramos
de gran importancia un manejo preciso y demiticatorio de los complejos aspectos de la
subjetividad transexual.

Este enfoque debió, imperiosamente, ser articulado con la esfera social de esta subje-
tividad, para lograr comprender de manera cabal, la cuestión del sentido del trabajo
comunitario desempeñado por el Colectivo. A tal efecto, resultó conveniente recabar en
un incipiente concepto político-sociológico cual es el de capital social. Este concepto se
denió como la red social que establece relaciones actitudinales, valóricas y recíprocas
entre los sujetos que la componen. La conanza mutua, la cooperación cívica, el aata-
miento de grupo, la circulación de información, la gestión comunitaria, son principales
126
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
factores del capital social el cual se actualiza como desarrollo socio-económico, vivica
la cultura de una comunidad y fortica las potencialidades del sujeto en particular.

Así pues, tenemos que la organización estudiada se encuentra interpuesta


entre las dimensiones pública y privada en tanto que, basada en su capital social, es
capaz de desarrollar desde allí un posicionamiento de carácter ciudadano y político
comunitario. De esta manera, podemos decir que existe un importante grado de capital
social en el trabajo comunitario desarrollado por el grupo transgénero de Caleta Sur
que, junto con exponernos índices interpretativos del sentido de aquél, nos otorgó la
posibilidad de iniciar alguna suerte de medición cualitativa del capital social en torno a
su ingerencia ciudadana en la comuna en que se desarrolla el grupo La Diversidad, y
el nivel de receptividad que allí encuentra. Porque, además de estas variables positivas
entrañadas en el concepto de capital social, existe naturalmente el contrapunto de reco-
ger, según este concepto, una manifestación negativa en la forma de la discriminación y
la segregación de las minorías sexuales y culturales.

Y es que en términos epistemológicos, no hay modo de demostrar la supremacía o supe-


rioridad intrínseca de nadie sobre nadie; no existe forma de legitimar la trasgresión de
los Derechos Humanos fundamentales acopiados y estatuidos internacionalmente y esto,
básicamente, porque no se ha conseguido un criterio ontológico ni antropológico que
superponga un “sentido” apriorístico esencial de la humanidad; cada persona ostenta
una voluntad de autodeterminarse al interior de la normatividad, y, si bien ésta es ante-
rior al sujeto social (que nace en una sociedad con normas y leyes), su racionalidad es
la quintaesencia que lo inviste de facultad política y crítica del sistema que despunta.

Finalmente, desde el punto de vista del análisis del discurso de las formas de exclusión y
discriminación, el obstáculo más recalcitrante sigue siendo la connivencia entre el saber
y el poder, armados de una mutualidad estratégica que oprime la soberanía y el derecho
a la ciudadanía proactiva, efectiva y legítima de quienes no lucen un tal recurso. Precisa-
mente, el caso especíco de las minorías sexuales representa el aspecto más negativo
de esta trasgresión en tanto que, de uno o de otro modo, como hemos aproximado, su
carácter diferencial ha implicado una minusvalía ciudadana. Por eso, la incesante y pro-
gresiva protesta que vienen clamando las organizaciones sociales de minorías sexuales,
está en que “no se considera sucientemente el hecho de que la demanda de diversidad
es demanda al reconocimiento público de la diversidad”118 con la cual, lo que se implica,
es la inserción, en la escena pública, de los intereses particulares de sectores minori-
tarios que, por ejemplo, dada su posición de género, les resulta imposible ejercer un
derecho tan fundamental como es el del trabajo, o tanto más como es el derecho a ser
el que se es; de donde surgen “demandas también por reconocimientos de “derechos”,
como los denominados “derechos humanos” o “derechos a la diversidad”, estos últimos
planteados como extensión de la protección jurídica para la realización de

(118) Rodrigo Baño, “Participación ciudadana: elementos conceptuales” en Nociones de una Ciudadanía que crece,

Enrique Correa y Marcela Noé, editores. FLACSO, Chile. P. 26.


127
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
opciones de vida diversas a las predominantes (minorías culturales, étnicas, homosex-
uales, etc.)”119. Así, lo que aquí se esgrime tiene su fondo en cuestiones fundamen-
tales de la razón política y, de este modo, “la participación social [...] no se considera
participación ciudadana sino en tanto y en cuanto se relaciona con el poder público. La
participación ciudadana corresponde a intereses privados (aunque sean colectivos) de la
sociedad civil y reconoce intereses públicos, políticos, ante los que apela. Lo que está
pidiendo es precisamente el reconocimiento del carácter público que tiene su interés
privado, pero ese interés privado no se transforma en público, sino que se puede hacer
pública la consideración de ese interés”120 .

De este modo, dentro de la crítica de una discriminación que sojuzga a las minorías
sexuales, el análisis genealógico del discurso expone la subterránea red de tergiver-
saciones, supuestos erróneos y, principalmente, enfadosos prejuicios moralizados que
acaban ciega e irreexivamente promoviendo esta discriminación. Nuestra voluntad en
esta Investigación, en cambio, ha sido la de internar una concepción de la sexualidad
humana no apriorística, y, sobre todo, una concepción del sujeto humano no sexual-
izada, es decir, que no pretenda liberar la verdad y el sentido de la existencia humana y
las relaciones humanas en base a la práctica sexual. Tal perspectiva viene a complemen-
tar así la lucha contra la discriminación exponiendo el carácter fundamental de persona,
de ciudadano, antes que la condición sexual, lo cual engrana cabalmente con una de
las motivaciones del grupo La Diversidad en cuanto intenta demostrar una cierta probi-
dad cívico-ciudadana. Esta mirada, fue rescatada de la epistemología social del lósofo
francés Michel Foucault y fue la que se balanceó con aquella de la psiquiatría.

Por otra lado, en la fase de interiorización individual, en cada una de las siete entrev-
istas quedó maniesto el fuerte vínculo que existe entre sus “homosexualidades”, sus
“travestismos”, sus “estados transgéneros” y las justicaciones para organizarse. Hay
una fuerte relación entre los objetivos buscados en el trabajo comunitario y la posición
sexual minoritaria donde el discurso es, por una parte, bastante unánime y, por otra,
intimista, como privilegiando la radicalidad subjetiva que hay detrás del afán de la acción
social. Esto se hace aun más patente cuando posteriormente se puede constatar que la
diferencia sexual que moviliza una conciencia social, en la forma del trabajo comunitario,
hace un movimiento circular que retorna a sí, es decir, que esta diferencia pregona una
acción cuyo benecio, luego de incidir en los otros -la comunidad- regresa superlativa-
mente a una posición que es minoritaria pero que, mediante una especie de relación de
poder, incrementa el propio al lograr legitimar su participación en la red de todas las
relaciones. O, especícamente, en la red comunitaria, ya sea a nivel vecindario, comu-
nal, nacional, etc.

Así, ocurre que esta circularidad antedicha, en la relación entre sexualidad diferenciada
y trabajo comunitario, presenta la relevancia de una temporalidad que en estas sujetos
implica una permanente una transformación. Es decir, que la línea de tiempo biográca

(120) Ibid., p. 25.


128
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
está siempre atravesada por el acto de asumir públicamente la homosexualidad, los
inicios del travestismo, así como también por el impacto contra la discriminación laboral
o por la costosa transformación anatómica y su compleja implicación ética. Estos y otros
aspectos fueron insistentemente sindicados como determinantes pues, en ellos subyace
el avance de la posibilidad de que sea reconsiderada socialmente la homosexualidad,
superado el carácter de “condición” y liberados los tabúes que marginan a las minorías
sexuales en la opacidad cultural, e incluso, en la clandestinidad.

De hecho, la situación ambiental ha connado las subjetividades consolidándose, espe-


cialmente, la idea de una personicación que actúa a partir de las sujetos expresándose,
por ejemplo, como “vaivenes” de género, en cuanto a su referencia autonominativa. Esto
porque no hay una real garantía de asunción propia y pública, no existe el modo medi-
ante el cual ellas pudieran incorporar estos elementos sexualizados culturalmente a una
subjetividad que, en el fondo, no debe declarar principios “sexuales-genitales”, sino sólo
de género en sus relaciones con la ciudadanía que a raíz de ella se pueda ejercer. Vale
decir, al encontrarnos con la conciencia clara de que hay una utilización condicionada
de los géneros en el lenguaje, por distintas circunstancias, también hallamos los efec-
tos palpables de la imposibilidad de ejercer la propia subjetividad en relación con las
otras subjetividades legitimadas. En ese sentido, lo que se buscará, en el ámbito anti-
discriminatorio, es el reconocimiento, por parte de la comunidad, de la diferencia y, a
partir de ello, una aceptación de la diversidad sexual en tanto que realidad patente. Una
vez logrados tales objetivos lo que sigue es una supeditación de la posición sexual a la
supremacía de la subjetividad.

En efecto, se vislumbra como estrategia ecaz para alcanzar tales objetivos, el concen-
trar los esfuerzos en desplegar las aptitudes y cualidades que, ciertamente, también
poseen las personas de la minoría sexual, para que así se demuestre cierta probidad
social que reivindicaría sus subjetividades.

En este sentido, el asunto parece bastante claro en torno a los beneciarios de la exis-
tencia del grupo La Diversidad, siendo sus mismas integrantes las primeras favorecidas.
Y es que, con el nacimiento del Colectivo las sujetos fortalecieron sus lazos amistosos,
consiguieron un espacio de encuentro cómodo y seguro, al tiempo que se dieron una
organización formal que les permite alzar la voz y hacerse cargo de variados conictos
que directamente les preocupan como son el tema de la discriminación, las ETS o el
VIH/Sida. Además, el Colectivo les proporciona la oportunidad de darse a conocer, dem-
ostrarse, como personas dignas de respeto.

El acceso a la temática política del trabajo comunitario, que realiza La Diversidad, tiene
una gran importancia en cuanto es capaz de exhibir los propósitos y pretensiones que
este colectivo se ha planteado a sí mismo. Esto en tanto que se ha predenido el espacio
político como el ámbito en que incurren las relaciones intersubjetivas compareciendo
según una lógica que las conglomera en pro de ciertos nes singulares y grupales. Tal
es así que, en este nivel conceptual, se concebiría la acción política como el mero acto
129
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
de participar de la ciudadanía bajo la asunción razonable y voluntaria de ciertos dere-
chos y deberes. La ciudadanía, por consiguiente, se alza como un valor real en cuanto
es el espacio en que toda clase de valores más segmentados son posibles, dirimibles,
aceptables o no. Es ella una instancia de tal radicalidad para la convivencia gregaria, que
parece inexorable la necesidad de garantizarla así sea para derogarla.

Quizás, la conmoción que puede generar un espacio no gubernamental en el que existe


concretamente la integración de muchas formas de organización y participación territo-
rial. Pues bien, el caso del Colectivo La Diversidad, si bien es cierto se encuentra en una
etapa inicial y constitutiva, logra captar intereses particulares que justamente apuntan
casi consensualmente hacia ideales ciudadanos como los que esbozamos se ven contraí-
dos o agraviados en la actualidad.

El empeño ha sido, por tanto, presentar la mecánica de cómo ciertos discursos han
subyugado constantemente la posición de las minorías sexuales en nuestro país y, por
supuesto, prima con respecto a La Diversidad, en tanto que grupo humano, y qué con-
sideraciones y ambiciones tiene en ese sentido. También fue oportuno escrutar el grado
de capital social que en esta organización se ejerce y cuánto podría plasmarse en la
concepción política de la participación ciudadana. En n, cómo se relacionan los niveles
que se ponen en juego cuando existe un grupo de personas transgéneras, homosexu-
ales y travestis que desarrollan trabajo comunitario y exigen la incorporación legítima y
equitativa en el espacio comunal.

Así pues, ha sido evidente el cruce de estas nociones con la de discriminación


en tanto que sintetiza uno de los más empecinados adversarios de la igualdad y el
derecho a la participación ciudadana. Nuestras sujetos conocen muy bien esta realidad
y ello las hace ser especialmente sensibles a la segregación de otros seres humanos,
aguijando esto una gran inspiración ante el valor del respeto y la tolerancia.

Igualmente, parece como si el proyecto y afán del trabajo comunitario de La Diversidad


estuviera involucrado con esta visión donde la discriminación acaba siendo constitutiva
e intrínseca de toda sociedad y, de esta manera, se hubiera aprestado contra esta cir-
cunstancia haciendo su fundamento pugnar y derribar la discriminación, primero, de las
minorías sexuales, después, de género, étnicas, sanitarias, etc.

El Colectivo La Diversidad ha hecho de su motivación principal el revertir el posiciona-


miento del criterio discriminatorio. Detrás de esta motivación late la fuerza experiencial
de toda una vida y la convicción de que es posible la reivindicación. La Diversidad pro-
fesa, en consecuencia, un sentido político al procurar acceder a la comunidad y manife-
star allí su participación e injerencia cultural. Este asomo y descubrimiento en el empleo
de la información y la divulgación de signos de probidad, no sólo expone la mutualidad
beneciosa cuando se da en el espacio público, también demuestra la fertilidad de
ejercer la ciudadanía activa y, característicamente, la de personas transgéneras quienes
enfrentan por dos ancos las oposiciones sociales. Por un lado, la consabida dicultad de
130
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
transitar de la ciudadanía pasiva a la activa (carencia de espacios y recursos, burocracia,
desinformación, etc.) y, por otro, el tópico que venimos desarrollando: la exclusión y
denigración de las minorías.

Todo nos lleva al ideal de la integración en contra de la discriminación. Aun más, se tiene
clara conciencia de no estar batallando por una quimera sino por un proyecto cívico que
ellas mismas ejercitan. Y, si bien es cierto, en gran medida este esfuerzo se inspira en el
anhelo de obtener el respeto para su propio sector, también vemos la solidaridad que se
pregona con las futuras generaciones de homosexuales, transgéneras, travestis, etc. Es
más, todas concuerdan en que el ideal se cumple a nivel cotidiano, cuando la posición
sexual no se antepone de ningún modo y cuando se concibe que ésta es una realidad a
la que debemos contemplar como inherente y funcional a la “biodiversidad” que permite,
en la intercambio cultural, la fecundación del desarrollo hacia nuevos modos de pensar,
de sentir y de relacionarnos con la vida.

Así bien, el que se quisiera activar, hacia una razón más política y a favor de una
acción social que invierta su capital social en participación comunitaria, como lugar de
encuentro de los intereses particulares en vista a la satisfacción de los intereses colec-
tivos. Por esto, cuando es fundamental la autosatisfacción -en la solidaridad, por ejem-
plo-, surge el peligro de desplazar la ciudadanía por un hedonismo lantrópico sin que
prevalesca el sentido comunitario, antes bien, propiciando una especie de cosicación
del beneciario.

La tarea analítica de esclarecer el sentido de un quehacer emprendido con vocación o,


por lo menos, sin nes de lucro, implica esencialmente la aproximación tanto más minu-
ciosa cuanto que se trata de una labor que, en este caso, entraña valores existenciales
y biográcos profundos.

Tal consideración, es un aserto de cautela frente al requisito que impone la


comprensión e interpretación del sentido que se otorga a una actividad de múltiples
propósitos. La cautela se demanda porque un sentido no quiere tanto signicar un fun-
damento asentado y decisivo como una dirección o una intuición que prodiga brío y
encarnación en la existencia.

Es necesario, de cualquier modo, indicar la condicionante temporal que tan palmaria-


mente graba la “conciencia de clase” de los homosexuales y las transgéneras integrantes
a La Diversidad. En ellas la temporalidad y la expectativa futura quiere como conscarse
en la trascendencia que ofrecen potencialmente las futuras generaciones de minorías
sexuales, quizá, con un ánimo así de humanitario cuando de facto esta trascendencia
no será descendencia. Pero, al tiempo, por otro lado, esta misma temporalidad abruma
y azuza esta conciencia desde un pasado vivido entre discriminaciones cuya nefasta
reiteración parece ser evitable con un trabajo comunitario que invoca el reconocimiento
del otro y su diferencia como partes integrales ¡naturales! de la diversidad cultural.

131
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Basta, por consiguiente, la vericación de que esta temporalidad asedia desde
el pasado y el futuro, la subjetividad del trabajador comunitario transgénero u homo-
sexual proporcionándole, sin embargo, una fuente de sentido existencial en la gura
ya sea de la participación ciudadana, ya sea de la acción social que una organización
levantada contra la discriminación puede atribuirse.

En eso ha radicado la posibilidad de conceptuar una cierta circularidad entre el


trabajo comunitario que realiza La Diversidad, su autoayuda esencial, y la enriquecedora
imagen política desplegada en su quehacer. Allí radica el sentido, en esa circularidad
experimentada por La Diversidad, que hace y ha hecho suya en el ejercicio mismo de
organizarse e instituirse.

Comparecimos al testimonio vivaz de un grupo humano interesante, acogedor y suges-


tivo que no dejó nunca de trazar un programa complejo por su singularidad conceptual
y esperanzador por su urgencia política. Muchas perspectivas circularon y las propias se
entremezclaron para descubrir cuál fuera el sentido que el Colectivo La Diversidad da al
trabajo comunitario que realiza. Sin embargo, como siempre, la búsqueda del sentido se
ha vuelto un asunto abstruso, de difícil remisión a un nivel epistemológico, a un para-
digma antropológico o a un reduccionismo psicologista. Hablar de sentido es solamente
un índice nominativo para una experiencia real cuya comunicación siempre merma su
esencia... o las sabidurías se adquirirían con medios.

Si esto es así, el sentido de La Diversidad siempre estuvo allí, paladino y loable:


la diversidad misma. Las experiencias individuales congeniaron en una conjuntiva para
enaltecer el valor de la tolerancia cívica y principalmente, el respeto por la diferencia.
Una diferencia que no mengua la integralidad de la persona y que sólo compete a la
privada práctica sexual y la postura pública de una personicación de género que ejerc-
emos todos. La cual, por demás, las minorías sexuales encomiablemente empiezan a
verter en la comunidad como una continuidad que legitima al sujeto ciudadano en la
actualización de sus derechos civiles intrínsecos.

En La Diversidad existen debilidades organizativas y operativas pero, esta investigación


las pondera por aquel sentido que viven a diario en dirección hacia una propuesta social
que imponga el carácter dedigno de las minorías sexuales, tanto como se acepta el de
las mayorías sexuales, a través de la dialéctica entre ética y política, en el corazón de
un trabajo comunitario que reconoce la interdependencia de las dimensiones subjetiva y
colectiva y que, en base a este designio, ampara su reciprocidad.

132
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Apéndice
Resultado sintético del análisis de entrevistas

Sujeto: 1 2 3 4 5 6 7

Desde chico, desde que tengo uso de razón X


subjetiva de
la diferencia
Asunción

sexual

Desde los 3 años

Desde los 5-6 años

Desde los 8 años

13 años
Recono-

familiar y

14 años
cimiento

público

15 años

16 años

17 años

Soy transgénera

Soy transexual
Referencia autonominativa

Soy travesti

Homosexual, gay, estoy conforme con mi cuerpo

Me siento mujer

Me he considerado una persona asexuada

Cola

Estoy entre los hombres y las mujeres, mi condición es otro género

Me gusta ser ambiguo e indenido

Me siento anormal

Me siento normal

No me travisto por respeto a mi familia


Expresión

Soy travesti para show (ocasionalmente), veo el travestismo como arte


física

Me visto de manera ambigua

No me pinto en casa porque tengo hermanos chicos

Me quiero operar, cambiar de sexo


Transformación

Quiero ponerme implantes mamarios de silicona


anatómica

Me puse silicona como hace 3 años

Tomo hormonas

No quiero operarme

Dicen que las operadas se vuelven anorgásmicas y locas

Después de la cirugía no volvería a mi casa

Después de la cirugía me casaría con un hombre hétero


Expectativa

Después de la cirugía adoptaría un hijo


condicional

Criar un niño me haría feliz

Después de la cirugía cambiaría legalmente de nombre

Operada empezaría de “cero” en otro lugar

Con la cirugía se acabarían los problemas de discriminación

133
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Apéndice
Resultado sintético del analisis de entrevista

Sujeto: 1 2 3 4 5 6 7

Violaciones, abuso sexual X

Esencia humana bisexual, la enseñanza determina el género


Hipótesis
etiológicas

condición

Causa metafísica, interpretación esotérica


de la

Nací con el “envase” cambiado

Me crié con mi mamá y mi hermana, sin padre

Deseo oculto desde la infancia

Padre ausente

Mi mamá me aceptó cuando reconocí mi homosexualidad


famIlIar

Nunca oculté a mi mamá ni a mi familia mi condición

Mi mamá aceptó mi pareja y mis amigos homosexuales

Mi mamá recrimina mi afeminamiento

Me han echado de la casa por mi condición


AmbIente

Me fui de la casa por rechazo familiar

Mi mamá priva mi libertad de travestirme

Tuve buena infancia, sin discriminación y sobreprotección

Fui amante de mi padrastro

Mi mamá fue conmigo a una discotheque gay

Mi mamá se hizo evangélica y ya no me acepta

Desde chico
Iniciación
sexual

13 años

15 años

Intenté cambiar ( hice el Servicio Militar, pololeé con mujeres, etc)


Desarrollo
de posición

Dicultad de asumir mi condición, me gustaría ser mujer


sexual

Llevo 8 años como me ves

Pienso igual que una mujer

Preero un hombre heterosexual


Relaciones
amorosas

Me he enamorado

He tenido relaciones amorosas duraderas

He tenido apoyo material y afectivo de mis parejas

Sí lo he practicado
Comercio
sexual

No me gusta, es traumante

Es un medio de sobrevivencia e independencia económica

Es un medio de independencia y libertad para ser el que se es

Es difícil encontrar trabajo como travesti


T r a b a j o
remunerado

Por falta de trabajo se cae en la prostitución

En show de discotheque

El show travesti implica mantener un aspecto femenino permanente

Por un trabajo convencional me cortaría el pelo

134
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Apéndice
Resultado sintético del analisis de entrevista

Sujeto: 1 2 3 4 5 6 7

Autodiscriminación X
Discriminación

Discriminación en la calle

Por ignorancia se discrimina a las minorías sexuales

Algunas formas de educación resultan en homofobia

La discriminación se da en cadena o se difunde entre la gente

La discriminación te pone límites

El travestismo da desconanza

La discriminación es el desprecio por la diferencia

El reconocimiento público de la condición sexual se considera un acto de valentía


Pro-

social
bidad

Las colas no somos malas

Quiero ser alguien de respeto

Nos da una actividad concreta y expectativas a futuro


Caleta

Aquí no nos discriminan, son acogedores


Sur

Aquí se nos brinda un espacio

Aquí hay de todo: gays, travestis, transformistas, transgéneras


Diversidad

Me gustaría que hubiera gente heterosexual y de diversas etnias


La

Debiéramos obtener personalidad jurídica e independizarnos

Hay discordia, descompromiso, desorganización y falta de seriedad en el grupo

Darse a conocer es un medio de lucha contra la discriminación

Luchar para ser aceptados en un trabajo como gay o travesti

Educar para evitar la discriminación futura a personas de la misma condición sexual que advendrán

Hacer prevención de ETS, VIH / Sida, correcto uso del condón

Informar a través de trípticos, folletos, aches

Evitar que se caiga en la prostitución, la delincuencia


comunitario

Generar fuentes de ingresos para las travestis

Hemos hecho: PUBs, entrevistas en universidades, talleres, participado en actividades externas (Seminario, teatro, etc.)

Ayudar psicológica y monetariamente a la comunidad

No podría hacer prevención en drogas exclusivamente porque yo fumo marihuana

Es una forma de ganar espacios


Trabajo

Es una forma de hacer algo por mis amigas y por mí

Con el trabajo comunitario me di cuenta de que todos sufren, que no estoy sola

Gracias al trabajo comunitario no nos verán como maricones feos y tontos sino que hacemos algo por la comunidad, somos como todos

Con el trabajo comunitario nos conocemos y nos unimos más

Hacer trabajo comunitario no sólo con minorías sexuales sino con toda la población

Manifestar que el Sida no es una enfermedad excusiva de homosexuales

135
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
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136
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
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137
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR

138
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

SISTEMATIZACIÓN REDUCCIÓN DE DAÑOS


FUNDAMENTOS Y ESTRATEGIAS

Nicolás Berasain.
Licenciado en losofía
Mónica Bonnefoy L.
Magíster en Políticas Públicas
y Equipo “Caleta Sur”

139
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
PRESENTACIÓN

La publicación del presente trabajo representa para el Programa Caleta Sur una opor-
tunidad para contribuir en la visibilización y difusión de una propuesta de intervención en
la problemática del uso de drogas que posee como característica central, la innovación -
no sólo metodológica - sino también, vale señalarlo, en los fundamentos epistemológicos
que sostienen una práctica social.

Las estrategias de Reducción de Daños constituyen acciones que abren nuevas perspec-
tivas de comprensión de la problemática del consumo de drogas y que tienden un puente
signicativo para reexionar otros estilos de relación con las personas afectadas por
el problema. El ejercicio que es posible desarrollar en el marco de este enfoque, va
permitiendo - desde el inicio - un proceso en que los supuestos más básicos de las interven-
ciones en la temática drogas, comienzan a ser interpelados desde el accionar reexivo.
Contenidos ligados al campo de los saberes, al tipo de vínculo que dene la acción, al
ejercicio del poder y la noción de sujeto, entre otros aspectos, comienzan a emerger
como reexiones y problematizaciones necesarias para brindar respuestas adecuadas y
respetuosas de las dinámicas personales, sociales y culturales de las personas usuarias
de drogas.

Probablemente uno de los mayores aportes de las estrategias de Reducción de Daños,


tenga que ver con asumir al usuario de drogas como sujeto de derechos sociales, prin-
cipalmente con respecto a la expresión de sus necesidades, requerimientos, apoyos y
potencialidades.

Los sujetos, en este sentido, son protagonistas del desarrollo de la experiencia y de


las orientaciones e iniciativas asumidas en el proceso, en razón de ser visualizados
no desde la carencia sino desde las potencialidades para establecer una convivencia
constructiva.

En esta perspectiva, la participación alcanza un carácter sustantivo en términos de com-


prender este proceso como una oportunidad para la realización de las personas. Las
personas usuarias de drogas son convencionalmente consideradas a partir de categorías
asociadas a la desviación social, con importantes juicios de carácter moral que impo-
nen una sanción social a la conducta del consumo. La intolerancia genera un fuerte
fenómeno de discriminación que se traduce, hoy día, en la existencia de un juicio social
altamente sancionador que ve en el usuario de drogas una amenaza a la seguridad ciu-
dadana (al homologar su conducta con la delincuencia) y, asimismo, en la existencia
de instrumentos normativos que sancionan jurídicamente la conducta del uso de sustan-
cias. De esta manera, el enfoque de Reducción de Daños al orientar su atención en
las consecuencias adversas del uso de drogas, permite generar propuestas de política y
de intervención que devuelven a la persona la condición de sujeto. Un principio básico
consiste en no supeditar a la conducta del consumo, el acceso a servicios sociales y
sistemas institucionales que satisfacen necesidades básicas y fundamentales del desar-
140
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
rollo de las personas, de acuerdo a los parámetros socioculturales establecidos. De allí
que la experiencia al generar espacios de participación, lo hace con el sentido que estos
sujetos (y la comunidad social de referencia) puedan recuperar una condición humana
negada socialmente y accedan a la posibilidad de alcanzar una suerte de “trato social”
distinto que abra espacios para el despliegue de capacidades.

En tanto el fundamento del trabajo es comunitario, es una experiencia que se hace


desde y con las personas, estén o no previamente organizadas. Al Programa le inte-
resa recoger de las personas sus motivaciones, necesidades ideas, experiencias y a la
vez, hacerles partícipe de las propias y encontrar puntos de convergencia en el empren-
dimiento de estrategias y acciones comunes.

La experiencia de reducción de daños reere a la implementación de un programa para


desarrollar acciones de prevención de VIH/SIDA en población usuaria de drogas. Esta
experiencia surge con motivo de una invitación extendida por la Comisión Nacional
del SIDA para participar como contraparte chilena ante ONUSIDA en la formulación e
implementación de un proyecto de prevención de VIH/SIDA en consumidores de drogas,
siendo el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes el organismo responsable
de nuestra recomendación.

La iniciativa aborda el complejo VIH/SIDA - Drogas buscando prevenir las consecuencias


que el uso problemático de sustancias y todas las prácticas asociadas a él pueden pro-
vocar tanto en la dimensión de salud de las personas usuarias de drogas y la población
que constituye su entorno inmediato, así como también minimizar el impacto que estos
fenómenos asociados provocan en la vida social y cultural de los sujetos y la comuni-
dad. En Chile el patrón de transmisión de la epidemia es mayoritariamente de carácter
sexual y con predominio en hombres homo / bisexuales, aún cuando claramente hoy la
población heterosexual se encuentra igualmente expuesta a la enfermedad. Una de las
prácticas de exposición al virus es el uso de drogas. Entre ellas, se pueden enunciar:
uso inyectable, comercio sexual como estrategia de acceso a la sustancia, ausencia de
prácticas de autocuidado y falta de información, en general. La asociación de ambas
problemáticas agudiza el deterioro de las condiciones de vida de los usuarios y usuarias
de drogas, situación que surge en un contexto de alto nivel de desconocimiento sobre la
magnitud de este riesgo. Se suma, además, el hecho de tratarse de una población que
se encuentra mayoritariamente alejada de la red institucional sociosanitaria, razón por la
cual se hace fundamental generar estrategias que faciliten el acceso a esta población, en
la perspectiva de asegurar el derecho a la salud como garantía básica de mejoramiento
de calidad de vida. Además, se trata de un sector social altamente discriminado y estig-
matizado, por lo que la fortaleza socio política de este tipo de estrategias permite poner
en la discusión pública la problemática desde esta perspectiva.

El concepto de reducción de daños comenzó a utilizarse a principios de los ochenta en


respuesta al problema de la infección por VIH entre usuarios de drogas por vía paren-
teral (UDVP) y por la creciente sospecha de que las estrategias que se habían adoptado
141
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
para tratar el consumo de drogas no habían mejorado sino que exacerbaron el prob-
lema. Esta política se niega a practicar el control ya que fundamenta su acción en la
comprensión que el usuario de drogas es un sujeto de derechos.

Reducción de daños es una política social que da prioridad al objetivo de disminuir los
efectos negativos del uso de drogas. Esta estrategia se está convirtiendo en la principal
alternativa a los enfoques basados en la abstinencia, cuyo propósito principal es dis-
minuir la frecuencia o incidencia del consumo de sustancias tóxicas. Los antecedentes de
la reducción de daños se sitúan en el modelo sanitario cientíco, con raíces profundas en
conceptos humanistas y libertarios. Por tanto, contrasta con la teoría de la abstinencia
que se arraiga más en el modelo punitivo de aplicación de la ley y en un paternalismo
médico y religioso.

Las políticas de reducción de daños ya se aplican, con buenos resultados, en diversos


países del mundo y en contraposición a las estrategias de “guerra a las drogas”. Europa,
Estados Unidos, Australia y algunos países de Asia implementan desde hace al menos
veinte años estas experiencias. Brasil, en el caso de América Latina, constituye el único
país con políticas ociales de reducción de daños.

Constituye un enfoque que busca disminuir los efectos negativos producidos por el con-
sumo de drogas, es decir, la prevención de los daños potenciales relacionados con el
uso de sustancias más que evitar su consumo. Lo anterior, debido a la constatación que
algunas medidas que apuntaban a la prevención del uso de drogas han generado tenido
efectos no deseados, tales como el aumento de los daños asociados a estos. El más claro
ejemplo, es la rápida expansión de la epidemia del VIH/SIDA. por uso de la vía inyect-
able de consumo, con las consecuencias socio sanitarias que supone este problema.

Los objetivos de la reducción de daños son jerárquicos; esto es, tienden a disminuir los
efectos negativos de una forma variada. La secuencia más conocida resulta ser: no
compartir equipo de inyección, pasar de la vía intravenosa de consumo a la vía oral,
reducción cuantitativa del consumo y, nalmente, abstinencia. Se pueden añadir otras
submetas en varios puntos de la jerarquía; por ejemplo, limpiar el equipo de inyección
antes de compartirlo, reducir el número de personas con quien se comparte el material,
o cambiar de drogas inyectables ilegales a prescritas121 .

Para desglosar el concepto de reducción de daños es necesario, en primer lugar, distin-


guir entre las causas y los efectos del uso de drogas, o más claramente, las clases de
conducta que son conocidas o sospechosas de producir tipos concretos de consecuencias
(resultados). Riesgo es un término utilizado para describir la probabilidad que tiene la
conducta de tomar drogas, de causar alguna de las diferentes consecuencias.

(121) Un amplio desarrollo acerca de este enfoque y sus diferentes ámbitos de aplicación, se encuentra en “la

reducción de los daños relacionados con las drogas”; P.A. O’Hare, R. Newcombe, A Matthews, E.C. Buning, E. Drucker.

Grupo IGIA; Barcelona, España, Julio 1995.


142
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Daño y benecio son términos complementarios utilizados para describir si una conse-
cuencia concreta es vista como negativa (no deseada) o positiva (deseada). Además,
decidir si las consecuencias concretas del uso de drogas son daños, benecios o de valor
neutro, depende de la ética y de los valores de la/s persona/s que toma/n la decisión,
condicionados también por las valoraciones socio culturales122 .

Volviendo a la experiencia que ocupa este relato, los objetivos que busca alcanzar ésta es:

a) Abordar por medio del trabajo de calle a población usuaria de drogas y que se
encuentra en situación de marginalidad, con el n de ofrecer alternativas de reducción
de daños y motivar iniciativas comunitarias.
b) Activar participación para promover la responsabilidad social de la
comunidad frente a sus problemáticas.
c) Sensibilizar a instancias gubernamentales y no gubernamentales, que tienen
incidencia en la problemática, a n de promover la generación de respuestas y/o políti-
cas públicas que integren la perspectiva de Reducción de Daños.
d) Avanzar en la construcción de una mirada que permita comprender la prob-
lemática como un fenómeno desde el marco de los derechos humanos y la ciudadanía.

La metodología implementada es el Trabajo Comunitario, con énfasis en


estrategias de Trabajo de Calle que se orienta a mejorar los niveles de gestión del
riesgo en población usuaria de drogas respecto del VIH/SIDA y otras enfermedades de
transmisión sexual; junto con lo anterior, interesa aportar en el mejoramiento de condi-
ciones básicas de calidad de vida (salud, conicto con la justicia, educación, etc.). La
noción de Derechos Sociales constituye un eje central en esta estrategia. Algunos resul-
tados de esta experiencia, son:

- Vínculos con personas usuarias de drogas.


- Involucramiento de diversos actores
- Diseño de material educativo de prevención
- Generación de espacios de participación, organización y reexión para lograr el pro-
tagonismo de los actores comunitarios.
- Posicionamiento a nivel local del enfoque de reducción de daños.
- Contribución al posicionamiento público de enfoque alternativo.
- Aportar metodología de Trabajo de Calle como estrategia válida para acceso y
vinculación con población usuaria de drogas.
- Avance paulatino en el abordaje de las temáticas SIDA y Drogas como fenómenos
asociados, desde una gestión intersectorial.
- Obtención de un estado de situación acerca del fenómeno SIDA / Drogas a nivel comu-
nal, que contribuyó a orientar el diseño de estrategias de acción.

(122) Ibidem

SANTIAGO, diciembre 2003


143
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
I. PREÁMBULO

1.1) Intervención social

El surgimiento de un nuevo panorama cultural en las sociedades occidentales,


a partir del desdibujamiento paulatino de la gran dicotomía político-económica entre
las superpotencias del Este y el Oeste y que, a cuya Guerra Fría se debieron los der-
rocamientos conspirativos de gobiernos autónomos, ya fuera de países efectiva o poten-
cialmente subsidiarios propinó, particularmente reriéndose a América Latina, un duro
golpe a las concepciones identitarias de los pueblos. De uno u otro modo, las severas
transformaciones societales del último tercio del siglo XX en Europa, tuvieron una inci-
siva repercusión en nuestro continente. El proceso histórico, sin embargo, modicaría
el contexto mundial en sus más fundamentales niveles políticos, acarreando con ello,
el establecimiento de un nuevo “orden” con dramáticas implicancias a escala humana.
Los últimos bastiones de resistencia internacional debieron asumir, denitivamente, la
condición de excluidos y, en tanto que tales, de revolucionarios no más que por el hecho
de situarse ante los colosos que imponían una feroz dinámica hegemónica.

Tal circunstancia vino a diseminarse por entre los múltiples subniveles de la


realidad social, congurando así una “realidad” sociocultural y cívico-política que prede-
terminaría el modo según el cual habríamos de desarrollarnos en los tiempos nisecu-
lares. De esta manera, tanta constricción y asedio, ya fuera en la forma de dictaduras
militares con la consecuente violación de Derechos Humanos, ya fuera al modo subje-
tivo de la emergencia de conictos y problemáticas transversales a todo el individuo-
ciudadano, todo este conjunto de factores, gatillaron en cierto estrato de la conciencia
comunitaria lo que podría denominarse la cuestión social contemporánea.

En efecto, el mundo entero reconoció la vorágine que se vivía ante los diversos
intervensionismos económicos y políticos; el imperialismo extorsionante de las poten-
cias, etc. El liberalismo extremo, asentado, ha traído consigo un exuberante despliegue
tecnológico; uno que es capaz de volverse masivo y responder inmediatamente a los
requerimientos de las sociedades de consumo. Se entrona así, una globalización que
internacionaliza los procesos económicos aptos para ello, es decir, aquellos más poder-
osos e invasivos (corporaciones transnacionales, industrias multinacionales, etc.) rel-
egando a los países más pobres a una condición coercida por las macroeconomías. Y, por
supuesto, en fatal desmedro de la calidad de vida.

Todo este conjunto de factores basta por sí solo para explicar y justicar el
movimiento social de base, que se organiza y proyecta como único espacio no guberna-
mental e institucional, para hacer frente a las dicultades de todo tipo que advienen,
con la disposición de un modelo político-cultural y socio-económico que fomenta el indi-
vidualismo y propicia una desintegración de los vínculos comunitarios. Precisamente en
Chile este tipo de organizaciones en el marco de la emergencia de carencias sociales
impostergables que no solamente no eran sindicadas por las políticas públicas ociales
144
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
sino que, más signicativamente aun, sólo serían receptivas de instancias organizativas
nacidas en el seno de la comunidad, las cuales, por esta naturaleza, garantizaban el
auténtico carácter solidario y autogestivo de la promoción, ya fuera en materia sanitaria,
cultural, política, educacional, etc.

Fueron justamente estas organizaciones no gubernamentales incipientes las


que principalmente desarrollaron, en nuestro contexto, el concepto de trabajo comuni-
tario como posibilidad de intervención social no vertical y, de este modo, que legitima-
ron y crearon un sentido para una actividad socio-comunitaria que no hizo otra cosa
que pujar por la reivindicación de los derechos ciudadanos al mismo tiempo que por
la reivindicación, difícil en un principio, de valores colectivos como la conanza y el
respecto recíprocos en el seno de las relaciones intersubjetivas -deterioradas, evidente-
mente, por el régimen dictatorial.

La intervención social así entendida, como desarrollo de un perl proactivo de


comunidad -, cristalizó en ciertas bases éticas para lo que ha sido y es la Corporación
Caleta Sur. En adelante, estas concepciones se forticarán conjuntamente con una sos-
tenida reexión sobre lo que es y puede ser el trabajo comunitario como intervención
social. Su impulso, de todos modos, sigue siendo el fomento y defensa de los Derechos
Humanos y la construcción de ciudadanía a partir de un concepto de relacionamiento
que, justamente, armoniza con el sentido y la metódica de la Reducción de Daños que
sigue en exponerse.

1.2) El fenómeno cultural de las drogas en Chile

En nuestro país, la incidencia del contexto internacional más arriba señalado,


la supremacía alcanzada por los países capitalistas, se vio plasmada en el progresivo y
fragilizador complot contra el gobierno de Salvador Allende. Su despliegue se material-
izaría descarnadamente en el Golpe Militar. Advendrán en ese entonces, las sistemáticas
y archirepudiadas violaciones a los Derechos Humanos, el quiebre de la vida institucional
democrática y la depresión y represión de las organizaciones sociales que afrontaban
las problemáticas a nivel poblacional. De aquí en adelante, éstas pervivirán sometidas
al terror y la desconanza, cuando no desaparecen.

Toda esta situación hubo de deprimir las prácticas comunitarias, al mismo tiempo que
provocó una depauperación nefasta en los ya más empobrecidos sectores de la socie-
dad. Sería esta inequitatividad la que consolidaría un clima que -sólo aludiendo a aspec-
tos socioeconómicos- consumó la desesperanza, el autoabandono y la cesantía de los
grupos más vulnerables.

De este modo, por medio de la adopción de un modelo de desarrollo que per-


judicaría a millares de personas, connándolas a un desempleo que se volvería crónico,
Chile ve surgir un nuevo fenómeno en el ámbito del consumo de sustancias: niños, niñas
y jóvenes que inhalan solventes volátiles y que, para la consecución de recursos que les
145
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
permitan proveerse de éstos, recurren a la mendicidad, la delincuencia y la prostitución.
A mediados de la década de los ‘80, ésta será una circunstancia aferrada a la realidad
nacional y, como tal, abrirá margen para la introducción de nuevas drogas, esta vez,
masicadas en otros contextos y niveles sociales.

Por otro lado, es este fenómeno el que posibilita una reacción organizada por
parte de los pobladores quienes son testigos y afectados directos, como congéneres y
familiares, del consumo de solventes. Esto, al paso que representa una motivación a
reintegrar fuerzas comunitarias en colectivos y organizaciones que persiguen afrontar
mancomunadamente estas problemáticas.

Prorrumpen así, agrupaciones con objetivos especícos ante problemáticas par-


ticulares en el medio nacional; la droga, primeramente, es asociada a ciertos estereo-
tipos y funge para la producción de tabúes reaccionarios que sólo retrasan una mirada
más lúcida de un fenómeno absolutamente consustancial a los complejos cambios cul-
turales que sufre la sociedad chilena. Ante estos avatares, organizaciones como Caleta
Sur adoptan posicionamientos propios que resignican estos fenómenos desde perspec-
tivas singulares que, con el tiempo, representarán la experiencia e inujo que una
O.N.G. como ésta alcanza en la década de los ‘90.

Así, respecto de los años ‘90, precisa tener en cuenta que las políticas e instrumentos
legales aplicados en Chile en la temática de uso de drogas, basaron sus medidas coacti-
vas no únicamente en la descalicación discursiva que ellas mismas habían hecho cir-
cular, sino que por encima de esto, se hubo denido las sanciones legales como uno
de los principales dispositivos - de carácter legal - a partir del cual derivar los concep-
tos de prevención primaria -apriorística al consumo-, tratamiento obligatorio y abstinen-
cia como condicionantes sólo para usuarios y usuarias que demandan atención o para
quienes son forzados institucionalmente a seguir una rehabilitación. Así las cosas, en
Chile el uso de drogas estuvo sancionado como falta según la ley 19.366 en que se
defendía la concepción de Seguridad Ciudadana no sólo a nivel político institucional sino
como perspectiva radical y reguladora de las relaciones sociales. Todo esto, claro está,
en el contexto en que el organismo ocial responsable de las políticas en la temática
drogas, CONACE, depende del Ministerio del Interior razón por la cual la política pública
tiene directa relación con asuntos de seguridad interior del Estado.

Evidentemente, la preponderancia formal de esta ley vulnerabilizó más aún la


situación de grupos de usuarios y usuarias de drogas pertenecientes a sectores empo-
brecidos y marginados. De donde, por cierto, estos sectores acaban siendo objetivados
por una normatividad hegemónica y clasista que desbarata toda posibilidad de ejercer
sus derechos y su ciudadanía esencial.

146
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
1.3) Antecedentes históricos: Caleta Sur y drogas

Se ha expuesto que con la irrupción del consumo de solventes volátiles en


el contexto sociopolítico de nes de la década de los ‘70, niños, niñas y jóvenes se
ven diezmados en su calidad de vida por el riesgo que suponen estas sustancias. La
inhalación acarrea intoxicaciones y graves accidentes además de una inescrupulosa
estigmatización social con todo lo que ésta implica. Esto, no obstante, sin desconocer
el perl socializador y fraternal que imbuía los grupos y reuniones de muchachos con-
sumidores de solventes que, poco más de una década después, el usuario de Pasta Base
de Cocaína perderá.

Tal situación es asumida como una realidad propia frente a la cual los pobla-
dores despliegan múltiples respuestas. Conjuntamente, esta actitud es reforzada por
las propuestas de Educación Popular y los grupos organizados dentro del ámbito de la
Iglesia Católica. Hay intentos de reactivación organizativa y comunitaria que buscarán
dar respuesta a estas dicultades que los valores solidarios comunes acusan. Contra
esto, se experimenta una franca lejanía de las instituciones ociales que, además, car-
acterizan el fenómeno según perspectivas de control y represión de los consumidores y
consumidoras.

En este contexto, del año ‘77 al ‘79 el abordaje está dirigido a la vivencia en
la calle de niños, niñas y jóvenes marginalizados. A partir de esto, la Vicaría de Pastoral
Juvenil torna la mirada hacia las prácticas de consumo que resultan ser agravantes de
su menoscabada calidad de vida. A raíz de estas iniciativas, en 1982 se crea el Hogar
Francisco de Asís que, junto con las instancias de trabajo con jóvenes inhaladores de la
Población José María Caro, en conjunto originarán en 1986 el Programa La Caleta.

Todo este período está centrado, entonces, en el consumo de solventes


volátiles. Hasta aquí, la perspectiva de intervención social está en manos de las familias
involucradas y aquellas comprometidas. También, injieren los monitores poblacionales
y las organizaciones sociales que ya empiezan a desarrollar planes de prevención en el
sector.

Con el tiempo y la fuerza solidaria reunida en torno a las problemáticas y el


Programa constituido, la experiencia adquiere una dirección que va precisándose hacia
la mirada del trabajo comunitario. La misión institucional, ya independizada de la Igle-
sia, asume una visión integral del fenómeno de la drogadicción donde no se prioriza ni
prevalece el correlato consumo-tratamiento. Por el contrario, esta misión tiende hacia
la sensibilización social según una reexión holista que comprende el fenómeno como
parte de un entramado complejo sólo asequible mediante tópicos analíticos sociocul-
turales no centrados en la sustancia o la conducta consumidora.

En adelante, el Programa desarrolla diversas estrategias tales como el trabajo

147
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
con inhaladores a través de talleres, recreación, deporte, alfabetización, apoyo jurídico
y en salud. Existió, además, una casa de internado y un centro abierto de atención de
necesidades alimentarias para niños y niñas de la población José María Caro. La met-
odología utilizada consistía en el trabajo poblacional (más tarde, denominado Trabajo
Comunitario) en que se contactaba a grupos de jóvenes consumidores en sus lugares
de encuentro. Por otra parte, se desarrolló el trabajo con las familias de los jóvenes
consumidores con las que se planteaban encuentros conversacionales y la inquietud por
organizar mecanismos de subsistencia familiar. En último término, se desplegó el trabajo
de Monitores, que son personas pobladoras del sector que conocían bien las condicio-
nes de marginalidad de los jóvenes, niños y niñas usuarios de drogas, y el trabajo de
prevención orientado a grupos que presentaran algún grado de marginalidad, encami-
nado a generar un espacio educativo y afectivo que mostrara alternativas de vida.

Por último, cabe señalar que a principios de la década del ‘80 se reconoció
la problemática epidemiológica del VIH/SIDA. Años más tarde - en los noventa - unida
a ésta se reconoció la relación con la transmisión del virus entre usuarios y usuarias
de drogas por vía parenteral. Por entonces, las políticas que abordaban el consumo de
drogas (en general) habían sido frontales y coercitivas, basadas en principios de control
y en un enfoque centrado en la supresión de las sustancias, enfoque que poco adyuva
y más bien obstaculiza, el diseño de acciones de prevención de esta problemática entre
sujetos usuarios de drogas inyectables. En Chile esta coyuntura avanzó sin gran inci-
dencia durante la década. Posteriormente, la prevalencia se incrementaría pero aún sin
alcanzar niveles alarmantes como los presentes en otros países de la región (Brasil,
Argentina). Asimismo, tampoco existió una presencia signicativa de uso de drogas
inyectables. Ambas circunstancias, desde luego felices por un lado, sin embargo, han
prorrogado una embestida decisiva por parte de organismos estatales, a las problemáti-
cas que implican la relación VIH/SIDA-Drogas. Aspectos como atención en el sistema
de salud público para personas viviendo con VIH no están, en ningún caso, salvados
completamente. Tampoco cuestiones atingentes a planes y campañas de prevención
-rechazados o censurados verticalmente- ni menos las relacionadas con discriminación,
seguridad social o derechos de las personas que viven con el virus. En n, la temática
toda carece de una apropiación pertinente en cuanto, por lo menos, a los sectores socia-
les en condición de marginalidad y exclusión, quienes tienen un limitado acceso al cir-
cuito de atención por estas mismas condiciones, aún cuando a partir del nuevo siglo
(año 2000) se evidenció una preocupación por parte del Estado respecto de estos temas,
preocupación que hoy se traduce en la generación de un Area de trabajo al interior de
CONACE referido a la temática marginalidad, proceso en el que organizaciones de la
sociedad civil (como Caleta Sur) motivaron y posicionaron en la agenda gubernamental
la importancia de esta temática. En este último aspecto, las dicultades no tienen que
ver únicamente con problemas de décit en coberturas de atención, sino también, con la
presencia (muchas veces arraigada en culturas institucionales y prácticas profesionales)
de lógicas de intervención que no toman en cuenta la condición social de estos sujetos.
Ejemplos de lo anterior, son que regularmente se subordina la prestación a la demanda

148
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
por servicios, por lo cual una extensa franja de población queda excluida de estos espa-
cios; la inexibilidad o rigidez metodológica, la estandarización de los programas que
no recogen las particularidades de las personas; la burocratización y el privilegio de
criterios de eciencia en desmedro de criterios de ecacia, constituyen situaciones que
no permiten que la política social logre efectivamente responder a las necesidades de las
personas y, sobretodo, incorporar como eje central la noción de derechos que suponen
garantizar a todas las personas, independiente de sus condiciones particulares, el acceso
a mecanismos de satisfacción de necesidades que permita un nivel básico de calidad de
vida. Es claro que la política social - como lo dene José Luis Coraggio123 - en el ámbito
del neoliberalismo, constituye un mecanismo sectorialmente denido con base a criterios
de gobernabilidad, con metas sociales jas que deben lograrse al menor costo posible.

En el marco de este escenario, la ONG Caleta Sur y la Comisión Nacional del SIDA
se encuentran desarrollando desde el año 1998 una experiencia en el ámbito de la
prevención del VIH/SIDA en población usuaria de drogas, en sectores pobres y afectados
por fenómenos de exclusión social. Esta experiencia, una de las primeras que desarrol-
lan estrategias de reducción de daños en el ámbito de las drogas, ha permitido iniciar un
camino para abordar un fenómeno que, si bien en Chile aún no adquiere la connotación
que ha alcanzado en Europa o en países de América Latina, como Brasil, Argentina o
Uruguay, comienza a emerger silenciosamente. Los antecedentes epidemiológicos indi-
can que el 78% de los casos de transmisión sanguínea (que alcanza a un 4,7%, porcen-
taje que es el más bajo en los países del Cono Sur), corresponde a uso inyectable de
drogas. Por su parte, los resultados que pesquisa la Encuesta Nacional sobre Consumo
de Drogas124 señalan que para el año 2000 un total de 29.046 personas (equivalente a
un 0,37% ) reconocen uso de sustancias por vía intravenosa, siendo la droga más impor-
tante, la cocaína. El perl sociodemográco de esta población, sugiere mayor predominio
en hombres (81%), concentración en jóvenes adultos (19-25 años) de estratos medios,
focalizándose el 57% en la Región Metropolitana (que corresponde a la ciudad capital).

No obstante, la conducta sexual constituye actualmente la principal vía de exposición al virus en


la población usuaria de drogas, muy especialmente, en sectores urbano populares. La experiencia
que se ha desarrollado en el marco de este proyecto, indica una importante presencia de prácticas
de comercio sexual como estrategia para acceder al consumo de drogas, en mujeres jóvenes.

Los resultados que arrojó el Estudio con metodología R.A.R.125 realizado en la comuna
de Lo Espejo en Santiago126 en el año 2000, indican la fuerte presencia del comercio
sexual en población femenina, especialmente, entre adolescentes y jóvenes (14-25
años), práctica relacionada frecuentemente con el uso de Pasta Base de Cocaína.

(123) Coraggio José Luis. ¿Es posible pensar alternativas a la política social neoliberal? A ser publicado en Nueva

Sociedad, Nº 164, Caracas, Noviembre-diciembre de 1999.

(124) Aplicada en el país desde el año 1994, cada dos años, y que constituye el segundo estudio más grande del

país, luego del Censo de población y vivienda.

(125) Metodología diseñada por la O.M.S. Signica “Valoración y Respuesta Rápida”.


149
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
(126) Y que constituye el primer estudio realizado en Chile con esta metodología.

Las mujeres usuarias de drogas no incorporan prácticas de prevención (como es el uso


de preservativo), situación que puede relacionarse con el perl de clientes que intercam-
bian prácticas sexuales con estas adolescentes, entre los cuales se cuenta una impor-
tante presencia de hombres tracantes de drogas quienes establecen una relación de
poder con estas jóvenes, dicultando notablemente la negociación del preservativo.

En el caso de los países con bajo nivel de drogas inyectables, como es el caso de Chile,
un objetivo prioritario de las estrategias de reducción de daños es prevenir la aparición
de la vía inyectable, realizar campañas de información y prevención sobre conductas de
riesgo asociadas al consumo de drogas y que pueden exponer a las personas al virus del
VIH, todo lo cual se orienta a aportar en el mejoramiento de las condiciones de vida y de
vulneración de derechos de estas personas, problemáticas que se relacionan estrecha-
mente con fenómenos socio culturales ligados a la discriminación e intolerancia social,
actitudes muy presentes en una sociedad aún conservadora, como es la sociedad chil-
ena127 . Este constituye el principal desafío para avanzar en la prevención del VIH/SIDA
en todos los ámbitos de acción.

(127) Un estudio realizado en el año 1997 en torno a estos fenómenos, concluye un 26% de intolerancia y

discriminación hacia el SIDA (con un índice de gravedad “alarmante”), un 51% hacia el consumo de drogas (con un

índice de “gravísimo”) y un 60% hacia la homosexualidad (con índice de “gravísimo”).

150
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

II. LA ESTRATEGIA DE REDUCCIÓN


DE DAÑOS
DEL PROGRAMA CALETA SUR

2.1) Incorporación del enfoque de Reducción de Daños: contextos y criterios

Desde sus orígenes, el Programa aborda, desde una perspectiva temática, el fenómeno
del consumo de drogas en sectores urbano populares. A partir de la invitación cursada
por CONASIDA y ONUSIDA en el año 1997, el Programa tomó la decisión de participar
en la experiencia de Reducción de Daños (careciendo aún de un dominio profuso de
las implicancias del enfoque) como una forma de aceptar el desafío de incursionar en
ámbitos de acción -hasta ahora desconocidos- que pudieran eventualmente aportar al
fortalecimiento del trabajo desarrollado. La apuesta fue aceptar la invitación, con la
intención de evaluar en el proceso la pertinencia de este enfoque en el Programa. Podría
armarse que más que una decisión racionalmente adoptada (sopesando en ello, costos
y benecios), constituyó una decisión intuitiva de aceptar la posibilidad de emprender
nuevos caminos.

En este sentido Caleta Sur ha tendido, en su dinámica interna, a mantener una relación
de exibilidad con las propuestas metodológicas, en el entendido que éstas responden
más bien a la necesidad de organizar modos de operar y formas de generar orientacio-
nes estratégicas que recojan la especicidad temporal que adquiere el fenómeno social.
Más bien, podría llegar a armarse que el Trabajo Comunitario constituye una racio-
nalidad fuertemente arraigada en la experiencia y reconocida como el eje identitario
de Caleta Sur128 . Existe una preocupación y una actitud vigilante en torno a evitar
la transformación de determinadas prácticas, en ejercicios dogmáticos y carentes de
justicación.

Revisando la historia reciente del Programa, este tipo de giros metodológicos


tienen más de algún antecedente. En los inicios de los años ‘90 cuando irrumpe en San-
tiago, más particularmente en la zona sur de la ciudad, el fenómeno de la Pasta Base de
Cocaína (PBC), Caleta Sur reproducía una estrategia de acción que había resultado de
la vasta experiencia desarrollada con niños, niñas y adolescentes usuarios de solventes
volátiles. La inserción en la calle, el trabajo con la patota129 , la alianza con el líder
y la generación de acciones junto al grupo sostenida en un fundamental vínculo socio
afectivo, permitía construir alternativas que posibilitaron a muchos de esos niños y ado-
lescentes, abandonar el consumo de estas sustancias.

(128) Además del Sujeto con el cual la experiencia se ha comprometido históricamente, esto es, los niños, niñas y
jóvenes de sectores urbano populares.

(129) Grupo de pares.

151
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
La irrupción del consumo de P.B.C., por su parte, instaló una dinámica y un patrón de
consumo que cuestionó las bases metodológicas de la propuesta: se trataba de un
consumo individual; el grupo desaparecía como espacio social asociado a la droga, con
un proceso adictivo rápido y de compleja manifestación; se asocian otras problemáticas
vinculadas a prácticas delictivas como el robo; se manipulan e instrumentalizan las rela-
ciones con los pares; irrumpe el fenómeno del microtráco. Ya no era factible operar
con lógicas grupales y, además, muchas de las actividades desarrolladas (sobretodo
aquellas de tipo manual) suponían un débil e inadecuado manejo del cuadro adictivo del
joven. Se activó, entonces, la demanda por tratamientos de tipo residencial y la gura
de la “angustia”130 se posicionó rápidamente en las poblaciones. Esta situación desaó
al Programa a buscar estrategias alternativas y en un proceso que se extendió por casi
tres años, se reestructuró el trabajo: se abandona la conformación de Áreas de tipo ter-
ritorial (Área La Pintana, Área Lo Espejo, Área San Joaquín) y se da nacimiento a Áreas
de tipo temático o metodológico: Prevención, Tratamiento, Unidad Técnica. El principal
cambio radicó en que el usuario de drogas constituía un sujeto que era atendido en la
modalidad de trabajo poblacional, constituyendo uno de los cinco niveles de acción que
operaban en la práctica: prevención (trabajo con niños, niñas), consumidores, familias,
monitores, organizaciones sociales; y pasa a conformar un sujeto de preocupación espe-
cíca de un equipo de trabajo, en el marco de una propuesta de Comunidad Terapéutica,
modalidad que fuera escogida como respuesta para el problema. Estas modicaciones
generarán nuevos retos:

- Adecuar el modelo de Comunidad Terapéutica a los fundamentos del trabajo comunitario del Programa.

- Resolver el punto crítico con respecto a las Comunidades Terapéuticas tradicionales


sobre la consideración que poseen del medio (las relaciones en la vida del adicto, las
amistades) como un factor negativo en el proceso de rehabilitación, por tanto, la nece-
sidad de terminar con su mundo de relaciones.

- Realizar un proceso vinculado a su propio medio natural, pues existía la convicción que
de acuerdo al perl de jóvenes con los que se estaba trabajando, era más favorable el
proceso de vinculación al medio que su alejamiento o aislamiento.

De este modo, no resultaba ajeno a la historia del Programa desarrollar una experiencia
que pudiera eventualmente devenir en un nuevo proceso de innovación metodológica,
claro está que, esta vez, sin el imperativo que signicó en los años noventa actuar en
torno a la problemática de la pasta base.

Así la experiencia que fue generándose en este ámbito, permitió al Programa no sólo ampliar los marcos de
interpretación del fenómeno y por lo tanto revisar criterios metodológicos, especialmente, en el ámbito de
Tratamiento que a consecuencia de este proceso, flexibiliza significativamente su carácter abstencionista131 ,

(130) Nombre que recibe, en lenguaje popular, la Pasta Base de Cocaína.

(131) Esto es, proponer como una meta asociada a un proceso de tratamiento, el abandono del consumo.

152
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
sino recuperar una práctica que había constituido el atributo central de la estrategia
metodológica con usuarios de solventes volátiles: el trabajo de calle con usuarios de
drogas abriendo así, nuevas perspectivas y formas de abordaje.

2.2) Fortalecimiento metodológico y oportunidad política: las con-


secuencias del enfoque Reducción de Daños en la experiencia

Cuando se produce el encuentro con este nuevo enfoque, se desencadenaron intensos


momentos de debate interno, particularmente, por el cuestionamiento que supone
revisar la abstención como única expectativa de logro para superar el problema. La
propuesta fue, entonces, generar un acercamiento crítico a la Reducción de Daños que
permitiera una apropiación reexiva, resguardando la pertinencia del enfoque con las
condiciones sociales y culturales de la propia realidad. Ese es el espíritu con que el
Programa inicia su proceso de resignicación del enfoque. Conforme se accedía a mayor
información fue posible, también, identicar la oportunidad que signicaba para la
experiencia discutir las consecuencias del Enfoque Abstencionista en América Latina
(inspirado en la visión de guerra contra las drogas impulsada por Estados Unidos),
ya no ideológicamente sino desde la práctica. En este sentido, y como una posible
interpretación, Reducción de Daños fue representando una oportunidad política para
incorporarse en esos debates.

Una de las mayores implicancias, además de las anteriores, fue también, comenzar a
concebir al usuario de drogas como Sujeto de Derechos, noción que hasta ese momento,
no se encontraba posicionada al interior del Programa. La experiencia comienza a
enriquecerse de nuevas perspectivas analíticas, lo que acarrea como consecuencia la
incorporación de nuevos campos de acción que sean coherentes con esa perspectiva.
Expresión de lo anterior, es que ya no se plantea como única meta de los procesos
de rehabilitación, el abandono del consumo, sino aspirar a que el usuario(a) de drogas
mejore su calidad de vida, derecho que le asiste independiente de su condición social
y de su grado de consumo. En esta nueva forma de ver a los usuarios(as) de drogas,
vuelve a tomar protagonismo una estrategia de trabajo que se había abandonado, que
era el trabajo de calle. La intención ya no es dirigir acciones sólo hacia usuarios(as) de
drogas que demandan atención (ámbito al cual se dirige el Area de Tratamiento) sino
llegar a otro sector de la población que -más allá de sus condiciones sociales y opciones
individuales- no pierden el derecho a la información y a los dispositivos de salud que les
permita prevenir la transmisión del VIH/SIDA.

En síntesis, desde el punto de vista de la oportunidad política, de una nueva forma de


mirar al sujeto usuario de drogas y de comprender el fenómeno de las drogas desde
una perspectiva más amplia, Reducción de Daños fue incorporándose como un eje sig-
nicativo en la estrategia de Caleta Sur, en un proceso que supuso reapropiar el enfoque
desde la mirada del Trabajo Comunitario, esfuerzo que desde el inicio, imprimiría un
153
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
sello identitario a la experiencia emprendida por el Programa en este ámbito. Por otra
parte, este nuevo enfoque ha impactado, también, al Programa a nivel de la gestión
institucional, en la medida en que ha dirigido esfuerzos por posicionar propuestas más
concretas en el campo de las políticas públicas, las que han surgido a partir de la
incorporación de nuevas claves conceptuales en el discurso institucional, tales como la
noción ciudadanía, entendida esta última no sólo como el reconocimiento de derechos
sociales para todos los sectores sociales, sino como el derecho de ocupar un lugar legí-
timo en la sociedad.

2.3) Fundamentos y sentido en la Reducción de Daños

La sola consideración de las complejas relaciones de poder que tensan a las


sociedades occidentales basta para reexionar comedidamente sobre cuál sea el sentido
de estos tiempos. Particularmente, la realidad del Cono Sur, los pueblos de nuestro
continente, es el escenario de un macroproceso de transformaciones de toda índole.
Tales cambios sabemos que han afectado inclementemente la cultura latinoamericana;
nuestras sociedades están mutando y el statu quo, del ínterin que esto implica, no
alcanza a exponer cuál puede ser el destino que depara a la dirección que hemos dado
a nuestra existencia.

En esta línea, Chile es un ejemplo signicativo de la gran metamorfosis espiri-


tual que conlleva la casi consensual propensión nacional por el crecimiento económico
y el desarrollo a toda costa. Pero ¿es ésta una propensión “nacional”? ¿Es ésta una
concepción asumida democráticamente o, por lo menos, una decisión política cuyos
benecios tengan reverberación a todo nivel, sin segregación de ningún tipo? No cabe
duda, el país ha sostenido un crecimiento que no sólo relega conceptos fundamentales
de democracia e identidad cultural sino que, más gravemente aún, ha perjudicado y
excluido a una importantísima población de los privilegios del éxito económico. Desde
este punto de vista, al cabo, el modelo económico instaurado fracasa allí donde es cru-
cial la consideración de todo el pueblo chileno.

De esta suerte, no sorprenden los indicadores de salud mental. Santiago,


por ejemplo, presenta altos índices de trastornos mentales -uno de cada dos santiagui-
nos padece de alguno- principalmente originados a raíz del estrés. Evidentemente, el
impacto sociopolítico y económico de los últimos dos decenios ha acabado agudizándose
al punto de que estos signos y otros, como la drogadicción, se comprenden estructural-
mente como un fenómeno cultural que no admite análisis parciales ni condenas morales
de sus víctimas.

Paralelamente, el fenómeno drogas es reinterpretado en la óptica de la Reducción de


Daños como un elemento constitutivo prototípico de la crisis de sentido que experimenta
la llamada posmodernidad, aquel proceso histórico-epocal que sin ser capaz de auto-
denirse se determina como superación de la caduca absolutez del conjunto de valores,

154
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
concepciones y sentidos de la modernidad, período que fuera “iluminado” por conceptos
ilustrados y burgueses de sociedad. Desde allí, se percibe que el despliegue histórico ha
expuesto, a grandes rasgos, la decadencia de las grandes utopías, el desvanecimiento
de antiguas metafísicas y la desmembración de demasiadas religiones. Tal circunstancia
no puede sino tener directa incidencia en la emotividad y la organización de la vida. Es
insensato, entonces, desconocer el correlato existencial que representan las dependen-
cias a sustancias y, antes, la desacralización a que las ha enfrentado Occidente. Mas
esto, debe comprenderse estructuralmente dentro de la secularización ubicua que com-
porta la globalización posmoderna y la consecuente angustia vital que trae consigo la
imposición del modelo liberal y su desequilibrado crecimiento. Ese desarrollo extrema-
damente estraticado que acaba aplastando a mayorías y minorías excluidas.

De este modo, ha sido menester construir una perspectiva analítica que interprete el
fenómeno de las drogas como un elemento contextual instalado socioculturalmente y
que, por lo tanto, responda a necesidades intrínsecamente existenciales de la población.
Es por ello, extremadamente necesario desmoralizar los focos de atención de la
temática, por cuanto éstos pertenecen a una superestructura donde las causas son
diversas y no siempre transparentes.

Todo este tipo de reexiones e ideas, que se desprejuician ante la drogadicción y la


escudriñan para desarrollar explicaciones multifactoriales y no denitivas, son las que
insuan el enfoque de Reducción de Daños del Programa Caleta Sur. Luego de múltiples
debates, construcción de conocimientos y empiria de esta estrategia, el Programa ha
ido desarrollando una mirada autónoma de este modelo de intervención social en que lo
primario ha sido, precisamente, un franco compromiso por la reexión, entendiendo a
la base de esto que ningún esquema puede ser el último ni arrogarse infalibilidad.

Caleta Sur, como institución, tiene una rica trayectoria en temas culturales y, ha sido
su sello, la permanente valoración del contexto en que los fenómenos sociales ocur-
ren. Por esto, se ha determinado una visión de la Cultura y la Historia como el ámbito
fundamental en que acaecen el despliegue de la existencia humana secundando, de esta
manera, las miradas cosicadoras del ser humano y su consecuente constricción en los
márgenes de su conducta.

De esta manera, para el Programa Caleta Sur, el modelo de Reducción de


Daños signica una oportunidad de ocasionar un giro epistemológico en el terreno no ya
de la intervención social sino que incluso a nivel de análisis y crítica cultural y política.
Ello pues, la apropiación hecha de este modelo, por parte del Programa, ha represen-
tado la consolidación de una concepción de la persona que usa drogas, que está en
riesgo de contraer el virus del VIH/SIDA o que se encuentra marginada y disminuida
socialmente, que parte por considerarla un sujeto con derecho a tener derechos. Es una
concepción que persigue reivindicar los Derechos Humanos del usuario de drogas como
un modo de enaltecer su estatuto fundamentalmente humano, su condición esencial
de ciudadano. Puesta esta premisa en el centro de la Reducción de Daños, como la ha
155
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
proyectado Caleta Sur, supone la plataforma desde la cual es posible generar un proceso
mediante el cual no se pretende un sujeto sin dicultades ni libre de problemas como la
drogodependencia, la pobreza o la discriminación; Reducción de Daños, en este sentido,
signica aminorar ciertos efectos, en extremo perniciosos, que principian con el propio
autoabandono, con aquella actitud que hunde la voluntad hasta el punto en que no se
percibe un horizonte de derechos.

A más de lo expuesto, la Reducción de Daños es también giro epistemológico en tanto


que tuerce la convencional concepción lineal de intervención social en que la objetivación
cientíca detecta un problema, lo identica y plantea una estrategia que supone la
superación radical del problema. Este modelo, en cambio, se emplaza en un realismo
que acoge las problemáticas tal y como son sin esperar ni perseguir más que aliviarlas
o recambiarlas por otras de mejor o mayor manejo.

Por otra parte, el hecho de que esta perspectiva legitime la posición del sujeto
antes que la probidad o improbidad de su comportamiento, no es otra cosa que iluminar
la subjetividad de un individuo que ha decidido, en algún punto de su trayecto, optar por
ciertos mecanismos de graticación y ciertas concepciones de su propia existencia. Sin
embargo, desde luego que esta óptica de la Reducción de Daños lo que hace es afron-
tar, con todo el realismo posible, la subjetividad al mismo tiempo que la objetividad.
Ésta, en el sentido apuntado que da cuenta del contexto sociocultural, de las condiciones
medioambientales y de la multiplicidad de factores que inciden en la construcción de
una subjetividad. De modo que, al cabo, Reducción de Daños no privilegia un esquema
determinista por sobre uno voluntarista sino que hace el esfuerzo epistemológico por
comprender la situación del sujeto en su pluralidad explicativa. Esta actitud fundamenta,
en denitiva, una ampliación de la mirada de Derechos Humanos que trasciende el
ámbito del contagio del VIH en usuarios de drogas, para plantearse como propuesta
política y cultural; como un imperativo para la construcción de una ciudadanía proactiva
y una democracia auténtica.

El sentido de la Reducción de Daños es eso, una tendencia, no una respuesta


denitoria. Como tal, se concibe en la interrelación de sinsentidos de nuestra época.
La tendencia es, entonces, resarcir los derechos vulnerados no desde una verticalidad
asistencialista sino desde un trabajo conjunto y reeducativo en que el sujeto haga suya
la necesidad del recambio de problemas -habida cuenta que la ausencia de problemas
es absurda- para que adopte un empoderamiento progresivo y responsable de su propia
existencia. De ahí que, en el espacio concreto del consumo, sea éste un modelo no
abstencionista puesto que asume que esta conducta no es original ni nuclear en el
sujeto. Así pues, si bien la liberación de la sustancia es un norte, Reducción de Daños
reconoce que el proceso es individual y que no existe un éxito único; cada sujeto pro-
penderá en su propia medida a la reinserción.

Paliar, metódicamente, este primer grado de carencias, en la calidad de vida,


supera el marco del consumo de sustancias; es ya éste un fundamento bioético que
156
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
protege no sólo la vida sino la dignidad de la vida humana y la dignidad de su lugar en la
sociedad. De algún modo, para Caleta Sur la Reducción de Daños antes que lidiar contra
la muerte física del sujeto, lucha contra la muerte social que acarrea la pérdida de todo
sentido de ciudadanía, sea por parte del individuo, sea por parte de las fuentes sociales
y discursivas de estigmatización, aislamiento y marginación.

En síntesis, el modelo de Reducción de Daños ha signicado para el Programa


Caleta Sur, un sentido conrmatorio de la trayectoria institucional e histórica en cuanto
a la interpretación y abordaje de las problemáticas sociales. Vale decir que, en el caso
del consumo de drogas y la exposición al virus VIH, se tornará la visual hacia una
reconceptuación del marco general en que se produce el fenómeno, intentando menguar
los daños sociales y culturales que trae consigo.

De acuerdo con esto, en la práctica y teoría de la Reducción de Daños en Caleta Sur


ha sido permanentemente exigido reexionar sobre estos aspectos (defensa de los
Derechos Humanos, la conceptuación del sujeto de derechos y deberes cívicos y, con-
siguientemente, la propensión por la construcción de ciudadanía). Esto, por cuanto
se ha signicado esta estrategia de intervención como un giro epistemológico que se
traduce en el rescate de la diversidad y la coexistencia respetuosa como únicas instan-
cias capaces de garantizar la reducción de daños no sólo a nivel de las drogodependen-
cias sino -acaso más relevantemente aún- en el plano de los Derechos Humanos y de
aquella nociva discriminación que excluye a los grupos más vulnerables con la resultante
endémica que es el ingreso en el círculo vicioso de la segregación, la estigmatización,
la vulneración de derechos, el autoabandono, alejamiento o desconexión del sistema de
servicios sociosanitarios, educacionales, etc.

Por esto es que puede considerarse a la Reducción de Daños como un paradigma en


construcción que se constituye desde ciertos tópicos operacionales, a saber, la toma
de conciencia por parte del sujeto del entorno social y de sí mismo, del derecho de
ocupar un lugar digno, legítimo e inviolable en la sociedad, es decir, el paso de ser
potencialidad a ser “acto” ciudadano. Por ende es, también, el intento de contribuir
a desarrollar una visión de futuro que proyecta estas potencialidades a partir de la
autorresponzabilización del sujeto ante sí mismo y los otros que, sólo entonces, le con-
siderarán Sujeto real.

Ante la mirada convencional -muchas veces alarmista- de control, seguridad y absten-


cionismo, la Reducción de Daños marca un giro paradigmático que parte por reconcep-
tuar al usuario como sujeto. No más como drogadicto, cual si su existencia toda se
constriñera a la sustancia que consume, cual si su existencia no fuera un complejo
entramado de vivencias, sentimientos, ideas y decisiones. Tampoco será un delincuente
o un pecador pues su comportamiento gravita en torno de su subjetividad y, por con-
siguiente, no es esencial como sí lo son sus derechos y su vida. El usuario o usuaria
de drogas no será más considerado desde la perspectiva disfuncional, no será ni un
enfermo, ni un desviado social, ni un anómico. Su desadaptación con los otros no es
157
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
mayor que la de los otros respecto de él o ella.

2.4) Estrategia de Reducción de Daños

Se ha expuesto que la estrategia de Reducción de Daños surge ante la extensión de la


epidemia del VIH/SIDA por causa del uso parenteral de drogas. Sus fundamentos éticos
se sitúan en el ámbito de los Derechos Humanos desde donde se pretende concebir
al usuario(a) de drogas como un sujeto con derechos y responsabilidad de mejorar su
calidad de vida y darse a sí mismo un sentido y una valía político-ciudadana que lo
legitime como un integrante digno de la sociedad.

Por esta vía, el Programa Caleta Sur ha aanzado sus derroteros institucionales pues,
en su visión de Reducción de Daños, el horizonte de los Derechos Humanos se vuelve
de relevancia cultural y, por consiguiente, la interpretación del fenómeno del consumo
y dependencia a drogas, inyectables o no, y la relación que esta conducta contrae en
cuanto a la transmisión del virus, son inscritos en el espacio de interpretaciones y expli-
caciones cuya dimensión supera el mero comportamiento. Más aún, la orientación de
Reducción de Daños justamente reivindicará la subjetividad fundamental de la persona
antes que el orden de su modus vivendi, sea éste reprobable o no, según cualesquier
moralidad o normatividad.

Ahora bien, una tal perspectiva y enfoque de la intervención social no puede sino conl-
levar obstáculos metodológicos y técnicos. Naturalmente, una posición no asistencialista
y no abstencionista como Reducción de Daños, contrapuesta al concepto de “Guerra
contra las Drogas”, demanda una tecnología empírica que sea capaz de abordar estas
problemáticas de una manera tal que los sujetos puedan, efectiva y autónomamente,
reconocer los principios no frontales ni convencionales que presenta esta propuesta. Se
trata de sujetos que viven en extrema pobreza, envueltos en una red social donde se
discrimina a nivel de los discriminados; una realidad en que el impacto de las formas
constitutivas de la sociedad y la cultura es más feroz y descorazonador. Allí el sujeto ha
reducido su horizonte subjetivo y colectivo a su más mínima expresión. No hay cabida
para la asociatividad ni la avidez en la calidad de vida. Es éste un contexto en que la
mirada paternalista sólo contribuiría a socavar más aún la vulneración de derechos, la
autorresponsabilidad y la participación.

La estrategia de Reducción de Daños es un modelo que contempla estas variables. Y,


en la experiencia de Caleta Sur, se ha dirigido expresamente a esta población espe-
cialmente vulnerable: hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas usuarios de drogas e
inmersos en situación de marginalidad y exclusión social. Además, son personas que no
tienen acceso al circuito de atención primaria y que, por tanto, no demandan atención.
Claro está, que estas condiciones y la adicción a sustancias son sólo algunos de los fac-
tores que degradan su calidad de vida. Por esto, como se ha señalado, esta estrategia,
en su convicción realista, asume las dicultades y propone un procedimiento que se
158
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
emprende desde las bases de la convivencia ciudadana con la meta de generar cambios
signicativos y sobre todo enclavados en la subjetividad del individuo.

La Estrategia se plantea como una experiencia con el acento en las relaciones entre
reductor(a) de daño y usuario(a) de drogas. Uno de sus pilares será la generación de
vínculos y la búsqueda de un conocimiento mutuo que suscite la conanza. Posterior-
mente, advendrá la metódica de los compromisos y acuerdos sobre mejoramiento de
calidad vida. Éstos serán progresivos; propuestos pero deliberados en la total autonomía
del sujeto. Así, metafóricamente, un peldaño tras otro, se desarrollará un paulatino
esfuerzo, sostenidamente, sin forzar ni condicionar la supresión de la sustancia. Todo
lo contrario, los reductores de daños pueden ser testigos afectivos no condenatorios de
aquellos momentos dedicados al consumo porque, ya sea por el imperio de la margin-
alidad que desesperanza, ya sea por el yugo de la taquilaxia, la trayectoria hacia los
pequeños o grandes alivios es ardua y asediada por una polimorfa acción de factores;
de entre ellos, la fugaz satisfacción de los impulsos de la adicción, muchas veces puede
parecer a la persona usuaria de drogas, un paliativo.

En este punto, la clave está en uno de los conceptos más fundamentales de la met-
odología de Reducción de Daños: el acuerdo y logro de Objetivos Intermedios. Consis-
tente esto en el compromiso autónomo por parte del sujeto, en vías a obtener un avance
en la mejoría de su calidad de vida, estos objetivos son intermedios pues no preten-
den efectuar transformaciones violentas ni concluyentes. Estos objetivos son parciales.
Cumplen la función de escalonar el proceso hacia la propuesta de nuevos acuerdos. Los
acuerdos van desde encuentros con día y hora determinados en mutuo compromiso,
hasta el esfuerzo positivo por la disminución en las dosis o frecuencia de uso de drogas,
o bien, adoptar medidas que permitan prevenir problemáticas de salud (no compartir
jeringa en caso de uso parenteral de sustancias; utilizar medidas de desinfección; uso
correcto de preservativo, entre otras). Para esto, los Reductores de Daños - profesio-
nales o personas de la comunidad que desarrollan estas acciones - planican un segui-
miento y revisiones permanentes de los acuerdos y su posterior evaluación junto con el
sujeto. En conjunto, la meta será la movilización personal hacia lo que podría denomi-
narse un gran Acuerdo Consigo Mismo en que la persona asuma la necesidad de cambiar
de vida, cambio que no está connotado por el abandono de la conducta del consumo
como exigencia moral, sino un cambio que reera más a asumir con mayor protago-
nismo el derrotero de su propia existencia, el delineamiento de aquello que conforma su
núcleo de sentido (en la vida cotidiana o en su existencia personal, considerado como
un todo).

Toda esta metodología, que en otros países se funda en un explícito pragmatismo, con
el unívoco y primordial norte de “salvar vidas a toda costa”, ha ensamblado en Caleta
Sur con su estrategia de larga data: el trabajo comunitario. Para el Programa, la idea de
la intervención está dada en la posibilidad que los espacios terapéuticos se produzcan
en instancias cotidianas y, también, in situ. Se confía institucionalmente en la capacidad

159
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
de generar una red de vínculos mediante la promoción de la participación comunitaria.
Así, un propósito decisivo es que la Reducción de Daños se sitúe en la vida de las per-
sonas. Que a partir de la adopción de cierta actitud ante los problemas, el individuo
sea capaz de identicarlos y distinguirlos en su justa proporción para que, hecho un
cierto “autodiagnóstico”, proyecte un plan de trabajo para reducir esos malestares cuyo
centro, habitualmente, no es ni será la droga. Ahí el apoyo es indispensable. Cada alivio,
obtenido a raíz de un trabajo en conjunto, con base a acuerdos de acción respecto del
problema, actuará como aliciente para ulteriores logros.

En adelante, la mirada proactiva del Trabajo de Calle con personas usuarias de drogas,
habrá diferenciado las vertientes de acción que van, la una, dirigida a la identicación
del problema y la movilización consecuente a cubrir esas necesidades y, la otra, encam-
inada a proveer al sujeto de herramientas, por ejemplo, para la prevención de la
transmisión de enfermedades de transmisión sexual, o, en el caso de las mujeres usu-
arias que comercian sexo y drogas, en función de crear tácticas para la negociación del
uso del condón con sus clientes. El n sigue siendo, entonces, la incorporación de una
actitud en pro de la disminución de los riesgos; la creación de una base concreta desde
la cual maximizar la concepción de Reducción de Daños la cual, según proere Caleta
Sur, es factible de instituirse como una tecnología y modelo de intervención que va más
allá de la copla SIDA-Drogas. Así pues, la práctica de Trabajo de Calle que ha desar-
rollado Caleta Sur tiene por designio reconocer, redescubrir y revalorar modalidades
de trabajo social que contribuyan a establecer estrategias de participación social y de
fortalecimiento de vínculos para potenciar las identidades locales y el ejercicio de una
ciudadanía activa. Esto, en el contexto que amplios sectores de la sociedad chilena per-
manecen en condiciones de exclusión social sin que las políticas sociales incidan efecti-
vamente en la población más desprovista.

2.5) Estrategia de Trabajo de Calle: especicidad metodológica de la


experiencia

La práctica de Trabajo de Calle que ha desarrollado “Caleta Sur” desde los años ochenta,
surge de la necesidad de reconocer, redescubrir y revalorar modalidades de trabajo
social que contribuyan a establecer estrategias de participación social y de fortaleci-
miento de vínculos para potenciar las identidades locales y el ejercicio de una ciudada-
nía activa y ecaz. Esto, en el contexto que amplios sectores de la sociedad chilena
permanecen en condiciones de exclusión social sin que las políticas sociales lleguen
efectivamente a las personas que más lo requieren. En este marco, estas estrategias se
inscriben en contextos sociales de alta desintegración.

Las acciones de Trabajo de Calle se orientan a establecer un vínculo con población


usuaria de drogas que, por circunstancias personales o socioculturales, no demanda
atención por tratamiento o se encuentra desconectada de redes institucionales que
160
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
proveen servicios sociales. Sumado a un contexto de marginalidad y exclusión, estos
grupos de usuarios de drogas viven en una permanente condición de vulneración de
derechos (en el plano educacional, de salud, judicial, entre otros aspectos). No existen,
por otro lado, mecanismos reconocidos o validados por el Estado que hagan posible
salvar la brecha entre la demanda por atención y el conjunto de población afectada.

Barreras de orden sociocultural (códigos propios de la subcultura de la marginalidad),


sumadas a las exigencias de abstinencia que la mayoría de los Centros de Tratamiento
establecen como norma de conducta que regula el proceso de atención132 impiden, o
al menos obstruyen, signicativamente el acceso de esta población a las redes institu-
cionales.

En términos metodológicos, las estrategias de Trabajo suponen un proceso de abordaje


de la población en la calle, en espacios de encuentro natural. El acercamiento supone
generar diversos momentos de diálogo y conversación con el propósito de construir con-
anza. Actividades de distinto tipo realizadas en el territorio (recreativas o formativas)
permiten disponer de espacios concretos para la construcción del vínculo, en un marco
de integración comunitaria. Intencionar una relación de carácter afectivo, constituye
un factor clave que permite suplir necesidades emocionales y de desarrollo personal
que son resultado de historias de vida marcadas por el abandono, maltrato e indolen-
cia. Se distinguen diversas etapas o momentos metodológicos: focalización del trabajo
(según criterios de vulnerabilidad y exclusión, especialmente, en lo que respecta al
uso de drogas y la transmisión del VIH/SIDA), construcción de una visión situacional
(que supone abordaje y conocimiento de grupos de usuarios/as, conocimiento de la
dinámica territorial, realización de primer diagnóstico), formulación de propuesta de
trabajo, desarrollo de planicaciones en función del logro de obj etivos intermedios,
evaluación permanente de proceso y resultados.

Trabajo de Calle constituye una apuesta metodológica y social que conforma una prác-
tica originaria del Programa. La experiencia surge como respuesta a la situación de
marginalidad que afecta a niños y niñas consumidores de solventes volátiles y que
deambulan por el centro de la ciudad. Las posibilidades de acceso y acercamiento hacia
estos grupos, van materializándose conforme se despliegan acciones en la calle y repor-
tan la conguración de un núcleo básico que, con el tiempo, es identicado como una
condición fundamental para viabilizar el proceso de intervención con estos grupos: el
vínculo afectivo. Las habilidades y destrezas que exige este trabajo, distan -en muchas
ocasiones- de formar parte del acervo de profesionales y técnicos de las ciencias socia-
les.

(132) Se exige, por lo regular, acompañamiento de un integrante del grupo familiar (denominado “apoderado”) y,

en otros casos, entregar un aporte económico como retribución por tratamiento. En algunos casos se obliga a los

usuarios efectuar actividades de comercio ambulante o callejero para aportar ingresos al Centro de Atención.

161
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
La discusión en torno al perl requerido para conformar un equipo de trabajo abocado
a esta tarea, ha conformado un eje de discusión que ha cruzado las diversas etapas
de desarrollo metodológico de la experiencia. En sus expresiones más radicalizadas,
los años ochenta constituyeron la etapa en que se privilegiaron características asocia-
das con la extracción social. La categoría “clase” constituyó una variable de inclusión /
exclusión en los procesos de selección del recurso humano empleado en el Programa.
El Trabajador Comunitario debía poseer rasgos sociales semejantes a los sujetos con
los cuales la experiencia desarrollaba su acción, estableciendo niveles de remuneración
que no debían exceder los salarios de la condición obrera. La subvaloración del trabajo
intelectual constituyó otra forma en que esta visión se manifestó en aquel contexto.

Conforme la problemática del uso de drogas adquirió patrones de mayor complejización,


la experiencia debió efectuar una constante reexión en torno a los atributos de per-
tinencia del equipo humano. De algún modo, la necesidad de generar ciertas especial-
izaciones o campos de competencia metodológica más particulares -expresado, por
ejemplo, en la gura del Formador Terapéutico133 - expresó una valoración que tendió
a equilibrar el conocimiento práctico y el saber teórico conceptual. Las reexiones sur-
gidas en torno al fenómeno de las drogas y que alcanzan su síntesis en el enfoque
histórico cultural134 que acuña la experiencia hasta hoy día, permiten un acercamiento
a esferas del conocimiento especialmente asociados a la Filosofía y Logoterapia135 .
No obstante, y a partir de situaciones concretas, se mantiene una distancia crítica
respecto de las disciplinas cientícas y profesionales, entendiendo hasta hoy día,
que la conformación de equipos de trabajo constituye un proceso que reere a la
construcción conjunta de concepciones a partir de las cuales se interpreta un fenómeno
y a enfoques que dan fundamento técnico-político a las estrategias de acción. En este
marco, las disciplinas adquieren un sentido instrumental en términos de aportar en esta
construcción.

El lugar que puede ocupar un saber especíco y la forma en que es posible acumular
y legitimar conocimiento, constituye uno de los principales aprendizajes que es posible
reconocer en la práctica de las experiencias de Trabajo de Calle y Trabajo Comunitario.

(133) Nombre que recibe el o la persona del equipo de Atención y Tratamiento con usuarios de drogas, bajo la

modalidad de Comunidad Terapéutica.

(134) Según el cual el uso abusivo o problemático de drogas es expresión de una crisis de la matriz cultural de

occidente que desacraliza la relación sujeto / sustancias, transformándola en una práctica vacía de sentido y como

una conducta que maniesta una búsqueda de formas compensatorias de graticación o de experimentar un “aquí y

ahora” a voluntad. El escenario cultural sugiere la presencia de una crisis de sentido en el individuo y la convivencia

social que sitúa a los sujetos en un contexto de incertidumbre que genera un estado de vacío existencial.

(135) Considerada como Tercera Escuela en Psicoterapia.


162
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
2.6) Construcción del vínculo: trabajo de calle como relación entre sujetos

Aludir al trabajo de calle supone hacer referencia a una metodología, a un espacio o


lugar, a ciertas problemáticas sociales y, sobre todo aunque no se explicite, a un sujeto,
a niños, niñas, jóvenes y adultos que por diversas vicisitudes tanto de la vida personal
como de las condiciones que genera la sociedad actual, se ven impelidos a permanecer
en la calle, durante largas horas del día y/o la noche, buscando en ella formas de sobre-
vivencia y, quizás lo más identicatorio, se encuentran en condiciones de exclusión,
están dentro de la ciudad y fuera de la sociedad.

El trabajo de calle, tiene como sentido primario tender un puente entre sujetos, inclui-
dos los unos, excluidos los otros a n de establecer vínculos entre dos mundos y por
ende dos subjetividades.

La creación de vínculos no carece de intencionalidad. Se propone desde uno de los acto-


res, los trabajadores de calle y sus instituciones quienes consideran importante producir
el acercamiento, detectar, conocer, investigar o atender a ese sujeto que ha sido escin-
dido de los círculos reconocidos socialmente y que es la expresión que las cosas no se
dan bien en los tiempos que corren.

Las razones que motivan el acercamiento son diversas como diversos son los objetivos
de las instituciones que lo realizan y diversas son las mujeres y los hombres que
desarrollan el trabajo de calle. Porque normalmente en el contacto entre un trabajador
de calle y un sujeto que hace su vida en la calle se juegan motivaciones racionales,
objetivas, tributarias de la planicación social y se juegan, también, sentimientos,
emotividades, sin razones, motivaciones que a su vez son tributarias de la más pura
subjetividad.

El otro sujeto invitado al vínculo tiene, también, sus motivos para aceptar o no la propu-
esta, no dispone o ha rechazado las posibilidades de programar un futuro en la relación.
Sus proyectos son de corto alcance porque la vida le ha negado una visión de futuro
esperanzadora. Vive el momento, el hoy y en él construye sus relaciones y afectos.
En este escenario, asumir el trabajo de construcción de vínculos supone acceder a los
espacios naturales en los cuales se ubica el sujeto o los grupos. Llegar a estos lugares,
exige la permanencia durante un tiempo prolongado y permanente, a n de construir
los lazos necesarios que permitan ser un agente motivador del cambio.

¿Cómo motivar el cambio?

Los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en situación de marginalidad, en


general, presentan situaciones de abandono, maltrato de parte de las personas que
debieron cuidarlos y protegerlos y, por tanto, una grave carencia afectiva que ha dañado
su autoestima y que los ha conducido a refugiarse entre los únicos capaces de aceptar-
los incondicionalmente: sus grupos de pares. El trabajo con ellos debe estar centrado
163
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
en demostrar. Demostrar que se es capaz de aceptarlos en lo que son, valorados como
seres humanos, descubrir y estimular todas sus potencialidades, desarrollar y construir
lazos afectivos, demostrar preocupación y atención respecto a como están, a lo que les
pasa.

Esta forma de trabajo requiere tener presente algunas premisas: la primera es que el
trabajo de calle y de construcción de vínculos rompe con la postura del no involucra-
miento afectivo y la mantención de la distancia que objetive la mirada del educador.
Esa concepción en el caso de estas experiencias, no contribuye, no permite generar
los lazos básicos que posibiliten establecer una relación.

La otra premisa a tener en cuenta, quizás la más dicultosa, es establecer el equilibrio


entre personas que se van conociendo y van desarrollando conanza y afecto, sin gen-
erar una dependencia que diculte el despegue y la generación de autonomía personal.
Cuando se construye una relación de afecto se generan ciertos grados de dependencia
entre los involucrados: cedemos algo de cada uno para contribuir en esa construcción y
nos hacemos responsables por el otro. Si embargo, el Trabajo de Calle alude a personas
que, por sus carencias, tienden a romper el equilibrio entre autonomía y dependencia,
por lo cual ese esfuerzo debe ser desplegado por quienes asumen el rol de Educadores,
evitando lógicas y actitudes paternalistas y siendo capaces de creer en las capacidades
que pueden desarrollar los sujetos más allá de la presencia de los trabajadores comu-
nitarios y las instituciones en sus vidas.

En el trabajo con este tipo de niños, niñas y jóvenes se debe interpelar constantemente
a los esquemas generados desde las ciencias. No negar lo que de ellas pueda ser útil
pero decididamente no intentar en ningún momento explicaciones ni caminos a priori.
Este es un libro distinto, sus páginas deben ser escritas cada día con lo que la realidad
y las experiencias vividas entregan como señales y aprendizajes y desde eso utilizar
toda la batería que se pueda disponer para la generación de cambios que se desarrollan
con todo en contra. En este escenario, las estrategias metodológicas no deben estar
sujetas a estructuras esquemáticas.

¿Qué es posible realizar? Todo cuanto una convivencia constructiva puede contener.
Integrar como elemento de ayuda desde una simple pero necesaria conversación, desde
el abrazo y el gesto afectuoso, hasta la capacitación laboral, la atención médica, judi-
cial, laboral, recreativa, formativa, escolar no tradicional, entre otros aspectos. Se
requiere creatividad, no grandes recursos y sobre todo establecer lazos sólidos con una
red de apoyo para resolver algunas de estas necesidades.

El trabajo es eminentemente en los espacios donde los niños y jóvenes se encuentran, para
lo cual es necesario formar duplas de trabajo para abordar y permanecer con grupos dis-
tintos, ocupando espacios comunitarios cercanos para desarrollar actividades. Necesidades
que requieran otro tipo de capacidades instaladas deben ser cubiertas a través de la red de
apoyo (capacitación laboral, atención especializada en salud, educación, etc.)
164
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
La instalación de un ambiente, en primer lugar, afectivo pero además propositivo, de
creación de nuevos espacios y desarrollo de capacidades insospechadas por los sujetos y
la permanencia en la relación por un tiempo más o menos prolongado (dos años aproxi-
madamente o a veces más) constituye en sí mismo un espacio terapéutico creado entre
los participantes, alternativo a los ambientes y técnicas terapéuticas tradicionales.

Eventualmente se puede considerar integrar al equipo algún profesional de las ciencias


sociales o clínicas (Psicología, trabajo social). Sin embrago, pueden ejercer un rol de
asesoría del equipo en aspectos especícos. Como perl de equipo es necesario en tér-
minos fundamental educadores populares o profesionales del área pedagógica capaces
de desarrollar un importante compromiso afectivo y de aceptación de estos niños y su
realidad para, desde esos fundamentos, generar un proceso de cambio de las condicio-
nes de su realidad.

Para el desarrollo para este trabajo, es necesario tener presente ciertas condiciones que
permitan una relación de este tipo.

Si fuera posible esquematizar una vivencia que en cada caso es distinta, porque está
sostenida desde la individualidad de cada persona, se podrían determinar pasos gene-
rales en el establecimiento del vínculo:

1er. Paso: tiene gran importancia el primer acercamiento por cuanto si a cada persona
(cualquiera) le produce signicativa sorpresa que otro se aproxime en la calle con la
intención de establecer una conversación, no es distinto para quienes se encuentran
en la situación a que se hace referencia. El primer acercamiento debe realizarse, sobre
todo, con naturalidad y respeto. Una pregunta, un comentario sobre una situación dada,
pueden ser formas que ayuden en el abordaje. El educador debe mantener la iniciativa
para generar un espacio que se convierta en interesante para el otro. Este primer
encuentro debe permitir quedarse en la memoria para producir un segundo encuentro
y además, recabar una información mínima para volver a encontrarse con esa persona
(¿siempre estás por acá?, ¿dónde te encuentro si te necesito?, etc.).

2do Paso: Un segundo encuentro debe partir por recordar el encuentro pasado y,
habiéndose quedado con una primera impresión, el educador debe acercarse con una
idea más estructurada respecto a obtener un objetivo de más largo alcance, esto es,
profundizar en la conversación, ampliar información acerca de quién es el educador, qué
interesa en el contacto, preguntar acerca de los intereses del otro, proponer nuevos
encuentros en función de intereses comunes que aparezcan. No es recomendable en
estos primeros encuentros situar la conversación en función de los problemas o caren-
cias, sino en potencialidades, intereses, posibilidades de hacer juntos. No debemos olvi-
dar que estas personas deben sobrevivir con cada una de las oportunidades que se les
presentan en la calle y los educadores de calle, al producirse el acercamiento, repre-
sentan una posibilidad más. Si el punto de partida son las acciones asistenciales, difícil-
mente se puede lograr una relación distinta.
165
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
3er. Paso: Cuando ya se ha establecido una relación básica, es importante jar acu-
erdos mínimos en la relación: momentos de encuentro, lugares, horas, nalidad, etc.
Importante es mantener permanentemente espacios de conversación. Se podrá obser-
var que a medida que se avanza en la conanza, aparecerán las problemáticas, los
dolores, los secretos, las angustias, los sueños. La actitud de escucha, el resguardo
del secreto y la intimidad son muy importantes. La posibilidad de acordar acciones que
permitan un cambio debe contar con la actitud activa de la persona y para que ésto se
produzca es necesario sanar ciertas cosas, volver atrás para mirar hacia delante. Son
espacios terapéuticos necesarios para recoger la fuerza necesaria que permita volver a
creer en las capacidades propias y en las posibilidades de ser necesarios para otros de
verdad.

Frente a estos desafíos el trabajador de calle o comunitario debe considerar una actitud
ética fundamental en todo momento. Es condición permanente para la construcción
del vínculo una actitud permanente de autoresponsabilización que permita cautelar el
respeto por los factores más fundamentales que denen esta relación humana: la
consideración del otro como una legítima persona y, sobretodo, con el resguardo de
no profundizar el violentamiento social del cual ha sido permanentemente objeto en
su relación con la sociedad. Lo anterior exige una actitud autovelante que tenga pre-
sente el cumplir con rigor cada uno de los compromisos y acuerdos - por pequeños que
éstos parezcan -, pues un aspecto básico del proceso es no reforzar las experiencias
de frustración que la persona ha acuñado en su trayectoria vital. Del mismo modo, es
necesario evitar la responsabilización de compromisos o tareas que el educador no esté
en condiciones de cumplir; esto supone ser y no sólo parecer, auténticos y honestos
en la relación. Bastará muchas veces un error, una falta de respuesta al compromiso
adquirido, para que el vínculo no sólo pierda credibilidad, sino que se vulnere y se
rompa. El respeto sacro por la intimidad de la persona, por cumplir el principio de
la condencialidad, expresa no sólo un rasgo ético profesional fundamental, sino el
reconocimiento verdadero de la persona como un ser humano importante. En deni-
tiva, la dimensión ética de la relación constituye el basamento central que sostiene el
vínculo con los sujetos. Su vulneración no sólo debilita una estrategia de intervención
sino, lo que es verdaderamente grave, vulnera la integridad de la persona, su dignidad
humana y su derecho a ocupar un legítimo lugar en la sociedad.

Por último, precisa la exposición sistemática de la metodología y estrategia del Enfoque


de Reducción de Daños según ha sido concebido por el Programa Caleta Sur. En ella,
reiteramos, el objetivo es contactar personas usuarias de drogas que no demandan
atención a n de generar vínculos para desarrollar un proceso de mejoramiento de cali-
dad de vida por medio de estrategias de trabajo de calle. Lo que sigue es una suerte
de esquema metodológico general de la estrategia acorde al plan de realizar contactos
con usuarios, en los propios lugares de encuentro con el n de generar vínculos para
dar lugar a un proceso de trabajo. En segundo término, se hará un diagnóstico de la
situación personal, familiar y social del contactado con objeto de acordar un plan que
166
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
contemple objetivos intermedios. Y, en tercer lugar, la creación de acuerdos y compro-
misos en miras a la mejoría de sus condiciones de vida.

Algunos lineamientos metodológicos, son:

Reconocer y superar muerte social de los sujetos.

Necesidad de ensanchar marcos de acción de reducción de daños.


FUNDAMENTOS

Promover actitud de autoresponsabilización del sujeto.

Atender fenómenos de segregación y discriminación social que


operan a nivel de la comunidad y de la sociedad.

Armonizar metas de abstención con criterios de reducción de daños.

Aumentar campo decisional del sujeto en relación a su problemática.

Proceso en función de necesidades de la persona usuaria de drogas

Apoyo social Disminución consumo o cambio Abstinencia Proceso


especíco de prácticas de riesgo total terapéutico

167
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Fases o Momentos del Trabajo de Calle:
a) Inserción territorial
b) Contacto
c) Diagnóstico
d) Proceso

Líneas de Acción:
a) Seguimiento
b) Diagnóstico
c) Acuerdos
d) Apoyo Social
e) Actividades promocionales
f) Evaluación

Criterios metodológicos centrales:


- Generación de vínculo y conanza mutua.
- Noción clave: acuerdo o compromiso.
- No forzar ni condicionar apoyo a abstinencia.
- Evaluar en función de objetivos intermedios (traducen mejoramiento paulatino de
condiciones de vida).
- Objetivos Intermedios escalonan proceso hacia nuevos acuerdos.
- Trabajador de Calle es un facilitador; la tarea es siempre del sujeto.
- Favorecer espacios de convivencia entre grupos de usuarios(as) y comunidad (facilitar
integración comunitaria).
- Transferir permanentemente herramientas para gestión del riesgo frente al VIH/SIDA
y otras ETS.
- Sensibilización de instancias de salud primaria para favorecer conexión de usuarios(as)
con red sociosanitaria.
- No excluir posibilidad de activar demanda por tratamiento.
- Mantener contacto con redes de referencia.

Como se puede apreciar esta metodología de Trabajo de Calle, en el contexto de la


Estrategia de Reducción de Daños, lo que persigue no tiene una proyección lineal desde
la problemática hasta la resolución exitosa de ésta. Antes bien, se tiene siempre en
cuenta la gradualidad de las transformaciones en la calidad de vida. Al mismo tiempo, el
concepto de Reducción de Daños y el Trabajo Comunitario como política y fundamento
de base de Caleta Sur, lo que hacen mediante estos procesos, es acceder a la Comunidad
desde un planteamiento de construcción de Ciudadanía y de Participación. Por ello es que
esta metódica se ejecuta territorialmente en los espacios efectivamente utilizados por
las personas para sus más cotidianas actividades, es decir, desde jugar los niños en la
Calle, conversar los vecinos en las Veredas, reunirse los jóvenes en las esquinas, etc. En
Caleta Sur se entiende que son éstas las instancias en que es posible una horizontalidad
en aras de la organización social, el desarrollo comunitario, la movilización de iniciativas
168
PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
en conjunto con las gestiones del Programa, etc.

Para Caleta Sur es ésta la dirección más pertinente de desplegar la Estrategia de


Reducción de Daños pues, como describen las etapas de la metodología, la inserción
e intervención social en sectores urbano populares empobrecidos, requiere por sus car-
acterísticas, del involucramiento, del contacto directo y permanente con los grupos y
personas en sus propios lugares de encuentro, es decir, en la calle. Será esta instancia la
que genere el relacionamiento intersubjetivo del que depende la Reducción de Daños, la
posibilitación de compromisos para obtener objetivos intermedios en el plan de trabajo.
Tal creación de lazos demanda, por ende, una determinada estética en el hablar, una
constancia en la presencia, un código común que se desarrolla en el trajín de la gradual
condencia, todo un conjunto de símbolos que se aprehenden mutuamente solidicando
esta vinculación y la consecución de la Estrategia.

En síntesis, el Contacto, el Diagnóstico y el Proceso no constituyen necesari-


amente una línea que va de la problemática a la solución interventora. Para Reducción
de Daños como modelo, los matices son variados y difíciles pero, encaran la realidad
tal cual es. Los recursos son diversos (historias de vida, derivaciones, acompañamiento
y apoyo en materias judiciales, de salud, capacitación, información y adiestramiento,
etc.). Sin embargo, la apuesta es una cuestión de fundamentos y de reversión del
concepto de usuario de drogas (o “drogadicto”) en que la supremacía de los Derechos
Humanos y el derecho ciudadano fundamental a tener derechos, es lo que da coherencia
a la teoría y práctica de Reducción de Daños.

III. HALLAZGOS EN LA PRACTICA DE REDUCCION DE DAÑOS

Así bien, la presentación de una cierta propedéutica protocolaria de lo que es la


Estrategia del Modelo de Reducción de Daños, tal como la ha concebido Caleta Sur, per-
mite comprender la riqueza y profundidad de los propósitos planteados. Sin embargo,
como de suyo resulta en toda praxis, estos enfoque y metodología, presentan diversas
dicultades que, antes de debilitar aquéllas, muy por el contrario las van complejizando
en su encuentro, desarrollo y asimilación. Así, son precisamente estas instancias donde
una estrategia innovadora como ésta, surte un efecto heurístico en que se reconoce una
importante producción de conocimientos.

De este modo, es como Caleta Sur asume este tránsito, de “la teoría a la prác-
tica”, como una espléndida oportunidad de adecuar con sumo realismo, el enfoque de
Reducción de Daños, a las efectivas posibilidades que ofrece nuestro propio panorama
social. Por ello, acaso sean los hallazgos concretos de la práctica los que mejor pueden
dar cuenta del nivel de impacto que ha proliferado en terreno y, por otra parte, un
interesante espacio de recopilación de testimonios directos de quienes llevan a cabo ya
sea los procesos de tratamiento, sea el trabajo de calle o las campañas de información
y sensibilización.
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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR

En seguida, se señalan las diferentes apreciaciones recogidas en la práctica,


tanto del Area de Tratamiento de Caleta Sur (ubicado en la comuna de La Pintana), como
desde la experiencia de Trabajo de Calle realizado con personas usuarias de drogas, en
cuanto a la experiencia vivida según la estrategia de Reducción de Daños. También, se
contemplan las miradas particulares de quienes han participado, de uno u otro modo, en
el Área de Reducción de Daños, por ejemplo, en campañas informativas de distribución
de condones o en encuestas sobre uso del preservativo y comportamiento sexual.

De entre la esperable heterogeneidad de contenidos, en los testimonios de


todos los Reductores de Daños de Caleta Sur, hay un importante número de considera-
ciones, observaciones, evaluaciones y autocríticas que forman un conjunto homogéneo
de hallazgos en la cristalización de la metodología. Precisamente, nada más consensual
ha sido la necesidad de permanecer reexivos y atentos a los requerimientos contin-
gentes del desempeño en terreno. Conscientes de los fundamentos de Reducción de
Daños, no obstante, la metódica se volvió en todos los ámbitos, autogenerativa. Esto
en el sentido que procura la versatilidad según los recursos humanos y físicos, además
de la sola condicionante de ser una experiencia pionera en Chile que, por este carácter
incomparable, precisó constantemente de una urgida cuota de “instinto e intuición”.

En todo momento se descubrió el imperativo de reconocer las diferencias en la identi-


dad colectiva; es decir, el imperativo práctico de adaptarse a cada muchacho sin perder
nunca de vista que cada historia de vida es distinta y que, por consiguiente, se hace
menester que la metodología se adecuase a cada individuo para, sólo así, lograr la
aproximación socio-afectiva tan fundamental en este modelo de intervención.

Otro aspecto bastante unánime, en cuanto a las pesquisas signicativas de


la práctica, ha sido la extrema relevancia que tiene el auxiliar a las personas en la
identicación, lo más precisa posible, de la casuística de sus múltiples problemáticas.
Así, corriente es la mirada drogocentrista del propio usuario de drogas donde le otorga
a ésta, la causalidad indiscutida de todas las adversidades que enfrenta. Ante tal
satanización -no pocas veces chivo expiatorio-, los reductores de daño ejercitaron en
conjunto con los jóvenes, una cierta etiología global y dedigna de sus malestares en
que, lo que surgió paulatinamente, fue el descubrimiento de otros fuertes factores psi-
cosociales muy anteriores, causalmente, al consumo mismo de sustancias. Al decir de
un Jaspers, se ejecutó un “esclarecimiento existencial” de las circunstancias biográcas,
mediante las cuales se desprendieron, poco a poco, de los vínculos afectivos y sociales;
el cómo más que el porqué, fue móvil ecaz del inicio de varios procesos incipientes de
“reautorresponsabilización”.

Un éxito cabal de la metodología, en todas las experiencias, ha sido el sentido


paradigmático que ésta ha asumido: el rol de las emociones y la afectividad en la
generación de los vínculos. La situación social de casi la totalidad de los contactados
y atendidos por el Programa, estaba y está basada en valores de supervivencia cuya
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
principal táctica, en el fragor de las inclemencias de la calle, son la agresividad autode-
fensiva y la mimesis hacia símbolos de dureza temperamental los cuales, de este modo,
proveen de medios para afrontar física, psíquica y colectivamente los rigores propios de
la marginalidad. En tal escenario, el abordaje desprejuiciado, amistoso, desmoralizado
y basado en un trato de “persona a persona”, primeramente, y en la acepción más exal-
tativa del término, desconcertó a niños, niñas, jóvenes y adultos. Desde allí, el camino
adquiriría un tenor distinto de la generalidad de los procesos que ya muchos habían
conocido, frustradamente.

También, se volvió percibir habitual observar expectativas de asistencialismo


por parte de quienes acceden al Centro de Tratamiento o de parte de quienes fueron
contactados en determinados lugares de la comuna de Lo Espejo. En general, existía en
primera instancia, la “esperanza” que los monitores resolvieran sus problemas inmedi-
atos. Por cierto, aquí se instaló una de las líneas de trabajo ya que, como se expuso
en la parte teórica, el objetivo es hacer que el sujeto haga suya la perspectiva de
Reducción de Daños de modo que esta interiorización actúe en el fuero de la subjetivi-
dad y no como un dispositivo externo y coactivo.

Ocurre que el reductor de daños, integrado no funcional sino afectivamente a la vida de


los sujetos, se vuelve referente ineludible, en muchos casos, de sus propias existencias.
La brecha que en otras modalidades de tratamiento “frontaliza” la relación, ahora es
transformada en conanza y condencia de tal suerte que, usualmente, precisa reforzar
la idea que los compromisos intermedios son, en primera y última instancia, con ellos
mismos y que las personas que acompañan los procesos (educadores o reductores de
daños), actúan como depósito dialéctico y facilitador para tal efecto. Así, en la medida
que estos procesos son “un caerse y volverse a parar permanente”, la apropiación de
estos conceptos también es frágil mas, de todos modos, camino a la adopción de her-
ramientas que, así sea “pasen estos muchachos por un día”, perduran. Desde luego,
esto, en el contexto de evoluciones extremadamente lentas.

Otro consenso apreciable en los testimonios de quienes trabajan con usuarios


de drogas, de acuerdo con la óptica de Reducción de Danos, tiene relación con el con-
cepto de “compromiso” el cual, espléndidamente, funciona como nexo formal para la
escalada de pequeños logros rumbo hacia la mejoría en la calidad de vida. Eso es
algo que obtiene con reconfortante asiduidad; los jóvenes reconocen el alcance de este
elemento constitutivo de los procesos que construyen: se cumplen los compromisos y
se plantean otros por propia iniciativa. Esto, por cierto, sin desmedro de que hay quien
plantea hipérboles respecto las actuales posibilidades.

Para el Programa es especialmente relevante encontrar con que esta estrate-


gia genera resultados que trascienden el campo del cuidado de dependencias. En la
línea de su visión, es ésta una oportunidad para desplegar esfuerzos en pro de una de
sus misiones institucionales fundamentales: la construcción de ciudadanía. Así bien, es
felizmente signicativo cómo se produce una transformación en la autoestima de
171
Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
los muchachos cuando aceptan que alguien se preocupa por ellos, cuando perciben que
hay mecanismos concretos para mejorar la calidad de sus vidas; pero, al paso de estos
cambios, otro tan extraordinario como ése se cotejó en terreno: la gente que “al prin-
cipio, nos decían para qué pierden el tiempo con ellos” después que incluso aparecieran
en TV y vieran el proceso que se hace con ellos decían: “están bien los cabros, están
mejorando…”. Y, si bien es un efecto forzoso de nuestro omnímodo doble estándar moral,
es un comienzo positivo que se ejercita desde los mismos sujetos afectados.

Hay, por otro lado, aspectos hallados que representan la necesidad de realizar
lo que ya se ha hecho, readaptaciones, reconducciones y reexiones en torno a la prác-
tica de la estrategia. Esta pues, como se advirtió antes, está concebida como un para-
digma en construcción. En este sentido, de cierto una de las debilidades esperables ha
sido las carencias materiales que se presentan, sobretodo, en cuanto a la capacidad de
atención tanto del equipo de Tratamiento como del Trabajo de Calle. Las diferentes áreas
han debido “ingeniárselas” para hacer todo lo más frente a tanta demanda.

Esto mismo incide, además, en la imposibilidad de desarrollar un trabajo más


extenso y profundo con las familias de los jóvenes contactados. Es en extremo indis-
pensable que el proceso cuente con una etapa de reinserción familiar y, justamente
por lo señalado, el recurso humano resulta insuciente de donde, inevitablemente, este
“talón de Aquiles” reduce la trascendencia por esa importante vía. Asimismo, otro factor
descubierto como urgente es la relación con la Justicia. Así, ocurre frecuentemente que
el seguimiento se prosigue auspiciosamente, logros tras logros, hasta que el sujeto desa-
parece virtualmente pues ha sido detenido por la policía y se pierde totalmente su rastro.
Evidentemente, de existir una instancia operativa para estos casos, el proceso podría
proseguirse de alguna manera.

Sin divergencias, todos los planteamientos y opiniones de las personas que en


Caleta Sur desarrollan esta experiencia, apuntan a la necesidad casi imperiosa de contar
con una mayor capacitación y obtener un mejor conocimiento teórico de los fundamen-
tos de Reducción de Daños, de las experiencias recabadas en otros países pues, ante
situaciones cuyas sutilezas pueden ser múltiples, muchas fueron las ocasiones en que
los reductores de daño sintieron trabajar demasiado entregados a la intuición. Probable-
mente sea éste un rasgo insoslayable para quienes se encuentran desarrollando una
búsqueda distinta en todos los planos en que el problema del consumo de drogas y
el asunto de las técnicas de intervención, han sido imaginados y congurados hasta
ahora.

Por otra parte, se reconoce en diversos planos desde lo subjetivo a lo comuni-


tario, la gran conveniencia que representaría la adopción de una dimensión colectiva
en esta metodología. Esto por cuanto se considera inapelable la fuerza directriz del con-
cepto de un sujeto socialmente activo; y esto, a tal punto entendido que su inmersión
en un contexto societal donde eslóganes como “tu cuerpo es tuyo y puedes hacer lo
que quieras con él” no son legítimos, entendiendo que el sujeto es parte de una comu-
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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
nidad con la que es interdependiente. En efecto, esta idea-fuerza parece tener una
potencia irradiativa aún muy explotable en lo que reere a tratamiento y trabajo comu-
nitario. Así, por ejemplo, es signicativo el impacto grupal que tiene en los sujetos
usuarios(as) de drogas el comprender que las recaídas (consumir durante un proceso de
tratamiento) no conllevan un castigo, como es la norma tradicionalmente empleada en
espacios de rehabilitación, sino una vivencia que se signica como oportunidad para la
reexión y que es propiciada por el equipo, pero en que el sujeto mismo se hace cargo
de reconocer o no y de vivir la experiencia de poner en perspectiva su vida antes que
la droga. Este ejemplo - cotidiano muchas veces en las experiencias de tratamiento
- representa una forma concreta de desplazamiento de la atención desde la sustancia
hacia la persona; los acuerdos o compromisos que demarcan el proceso que vivencia
el sujeto, sólo adquieren sentido en contextos en que se favorece una relación de apre-
ndizaje, educativa y de conanza (y no exclusivamente normativa), razón por la cual
los límites que las personas identican como parámetros para reducir daños en el plano
estricto del uso de sustancias, van siendo replanteados y reexionados conforme el
sujeto va experimentando capacidad de ejercer autonomía frente a su problemática de
dependencia o frente a su relación con las drogas (cualesquiera sea ésta). Esta misma
óptica opera para aquellos otros campos de la vida que son abordados y reexionados
en un proceso terapéutico de carácter integral, en que lo importante no son las metas
que otros esperan lograr (en este caso, un programa de rehabilitación), sino las her-
ramientas que la persona logre efectivamente activar para optimizar el manejo de sus
condiciones psicosociales de vida.

Otro mérito denitivo de Reducción de Daños dice relación con que se ha logrado que la
visión se amplique mucho más allá de la meta de cambio de una droga por otra (más
blanda o menos tóxica) o de reducción del consumo. La práctica ha enseñado que es
muy posible extender este horizonte, ciertamente drogocentrista, por uno que conciba
la realidad cultural y las relaciones intersubjetivas, como objetivos en sí mismos y no
como medios para alcanzar un n. Nuevamente, por supuesto, a partir de la premisa de
un sujeto social con la intrínseca “misión” de participar en la comunidad en función de
las necesidades subjetivas y colectivas.

En cuanto precisamente al Area de Tratamiento del Programa ha sido sustancioso el no


requerir de un apoderado136 como se utiliza tradicionalmente. El o la joven llega por
su propia voluntad y no necesita de esa suerte de aval que se responsabilice por él.
Antes bien, el empeño está en educar hacia una autorresponsabilidad y un compromiso
consigo mismo. He ahí el concepto de compromiso que diferencia el enfoque de otros
y que, si bien paradójicamente, parece estorbar al principio a los mismos participantes,
vuélvese factor decisivo en la apropiación y constatación que este modelo tiene un real
carácter enfocado a la subjetividad del individuo.

(136) Apoderado es una persona (por lo general, familia) que se compromete a acompañar el proceso de tratamiento

de la persona que ingresa a un Centro de Atención.

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR
Esto se valora sentidamente en quienes hubieron perdido toda credibilidad. Asimismo,
en este sentido, un acierto hallado es la concepción que todo logro, por pequeño que
sea, es un paso positivo. Esta idea implica que el éxito es el conjunto eslabonado de
muchos éxitos sucesivos con sus naturales errores, limitaciones y retrocesos. La meta
no es imprescindiblemente la graduación137 sino la ponderación de los propios recursos,
la asunción de la responsabilidad que le compete al sujeto en cuanto a su vida y la
ecacia en la capacidad de situarse en su realidad.

Otro hallazgo importante se reere al tema de la seguridad. Al inicio existe fuerte reti-
cencia a extrovertirse, existe un temor a decir y hablar del dolor, las pérdidas, etc. No
creen en la condencialidad, sin embargo, con el tiempo, este enfoque ayuda mucho a
ganar en la calidad de la información pues la conanza crece cualitativamente en tanto
que no hay increpaciones ni juicios de valor que condenen sus conductas pasadas, pre-
sentes o, incluso, aquellas por venir. Todo esto se funda en los vínculos afectivos que
constituyen el tronco de la metodología. Se ha encontrado que ésta es la idea-fuerza
que plasmada, otorga grandes expectativas al enfoque.

Las relaciones de poder, también, son diferentes en este enfoque porque al mismo
tiempo son éstas muy horizontales, para la escucha, “la conversa”, la generación de
vínculos y, al mismo tiempo son también verticales, pues existen ciertas normas que se
deben cumplir. Principalmente, los compromisos en vías a logros intermedios; pilar del
proceso. Por eso mismo, al principio las recaídas son siempre escondidas, con temor y
vergüenza, “esperan que nadie sepa que recayeron, nadie debe saber”. Cuando asumen
y se apropian del proceso y su visión, se concientizan de la naturalidad de lo ocurrido
y logran extraer un aprendizaje de ello sin negaciones ni disfraces. Se autorresponsabi-
lizan, se empoderan.

No deja iluminar el contexto el hecho que cuesta mucho, declaran los terapeu-
tas, que aprehendan la idea de los derechos. No saben de su derecho a opinar, por
ejemplo, y lo hacen al principio con una carga de agresividad que el mismo grupo se
encarga de reeducar. El grupo es un actor fundamental en el proceso en tanto que la
dinámica interna asume progresivamente el valor del espacio con que cuentan y exigen
del Otro esta misma valoración.

Encontramos, además, que este enfoque choca muchas veces con el academicismo,
con la “psicopatología” y sus estigmatizaciones, sus generalizaciones. Aquí el enfoque
teórico es más simple (menos erudito), pero más complejo a nivel humano, “porque se
vive y asume el sufrimiento de las personas como parte de la vida”. Lo cual, desde luego,
permite mentar la feliz cercanía con proposiciones epistemológicas como la del Análisis
Existencial y la Logoterapia.

(137) Esto es, egresar exitosamente del proceso de rehabilitación, con logros en el ámbito de la abstención total y

consagrar este propósito alcanzado en una suerte de ceremonia de nalización de proceso.

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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario
Desde el punto de vista técnico metodológico, es posible efectuar una síntesis de los
principales hallazgos en lo que va de la experiencia en el Programa:

- Necesidad de exibilidad metodológica para responder a cada situación particular.

- Estimular proceso reexivo para reconocer situación de vida (drogas como


causa de problemas).

- Metodología requiere incorporar prácticas de consejería

- Frontera entre enfoque asistencial y práctica de reducción de daños, confusa


y a veces poco distinguible.

- Grave deterioro en salud física.

- Acuerdos propuestos por los propios usuarios, tienen un mayor logro.

- Mujeres jóvenes que ejercen comercio sexual, mayor vulnerabilidad y exposición al VIH/SIDA y ETS.

- Alto nivel de violencia y agresión.

- Mujeres logran adherencia al preservativo.

- Dicultades para gestionar uso preservativo con “clientes” (se prioriza acceso a droga).
- Algunas dicultades: grave deterioro psicosocial; carácter “nómade”; tendencia
al individualismo; situaciones de conicto que desestabilizan la relación; prácticas
institucionales que no se ajustan a las necesidades de esta población.

- Es armonizable la abstención con la reducción de daños (en términos de proceso individual).

- Es posible desarrollar proceso de tratamiento sin apoyo familiar.

- Mayor y mejor información proveen los usuarios(as) al no ser sancionada la


recaída. Surge en fase temprana del proceso (primera etapa).

- Escasa o nula concepción de derechos. Relación subordinada con la sociedad.

- Enriquecimiento de noción de “logro”. Existen distintos tipos de “rehabilitación”.

- Desburocratizar acceso a la atención, fortalece adherencia.

- Reconocimiento de contextos de “riesgos” contribuye a mejorar capacidad de manejo


de los daños.

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Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario PROGRAMA CALETA SUR

En último término, la estrategia de Reducción de Daños es vista como un éxito pro-


fundo aunque no tan extenso y, sin embargo, esto no como un juicio luctuoso. Antes
bien, el modelo desafía a las ciencias sociales a seguir en su permanente revisión y
redenición en la tarea de descodicar al hombre y la mujer para replantearse el modo
mediante el cual éstos son comprendidos en sus contextos. Para Caleta Sur es un afor-
tunado designio la manera en que se perciben los encuentros como un espacio de
acompañamiento, construido desde sus bases, en mutualidad. Por eso, cuando alguna
vez las personas usuarias de drogas exultan estar en un “espacio mágico”, los terapeu-
tas se aprontan a corregir que tal no es pues, ciertamente, es ésta la realidad que ellos
han hecho porque han querido, sólo un atisbo de sus posibilidades político-comunitarias.
Y el modelo así se desarrolla, en el experimento realista de una existencia esencial-
mente problemática y acaso querida así, una en que cada sujeto es único e irrepetible,
una en que cada proceso es diferente, con resultados diversos y éxitos medianeros.
Cierto, todavía queda mucho por desburocratizar el acceso a la atención, fortalecer la
prevención y la conciencia de los riesgos pero, por sobre todo, la plataforma de todos lo
fenómenos sociales en que se gesta el colapso existencial de una vida empobrecida en
todo orden.

Ese daño y no otro, el núcleo en que nos podemos pensar como “animales políticos”, es
donde reconocemos la proyección del modelo de Reducción de Daños como propuesta
político-comunitaria.

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PROGRAMA CALETA SUR Reflexiones sobre el Sentido del Trabajo Comunitario

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