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“La arquitectura es el testigo insobornable de la historia, por que no se puede hablar

de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad,


sus intenciones...”

Octavio Paz

Muy acertada es la idea de este ensayista mexicano, el cual reconoce que la


arquitectura debe contar una historia de la historia, del momento, del ser humano
y su pensamiento, de su ideología. Una historia que deje de que hablar en el
futuro. Una historia que ensene. Una historia que puede estar escondida entre las
columnas de una edificación con su iconografía, o expresada por medio de una
simbología. Al fin y al cabo, no importa la manera en que esa edificación adquiera
su carácter, sino que solo basta el hecho de que lo tenga. Es el sentido de
pertenencia y la relación entre la edificación y la experiencia, que envuelve al ser
humano para conseguir ese bienestar que anda buscando y que afecta su estilo
de vida y los resultados que día a día logra.

Cuando el ser humano llega al punto en el que olvida el contexto histórico, la


cultura o incluso el lugar, se da cuenta que falta algo. Ese toque que hace que se
sienta “en casa”, en aquel lugar que solo el entiende, libre de esquemas y
estereotipos. Aquí entra en juego una nueva revolución. Un movimiento que
intenta rescatar el carácter arquitectónico de la edificación, extrapolando la
cultura, las tradiciones y la historia a un siglo inundado de tecnologías, nuevas
técnicas y sobre todo un nuevo pensamiento influenciado por una sociedad
globalizada.

Pero, que pasa cuando ese carácter nace desde dos perspectivas diferentes?
Dos perspectivas que surgen de la necesidad de una pluralidad que intenta
satisfacer, y más bien complacer a una sociedad globalizada. Ambas toman la
cultura, la historia y el lugar de manera diferente. Una de estas tiene un papel en
la cual trabaja como una actitud, que se desarrollo dentro de la otra.

Charles Jencks, uno de los primeros teoricos en dar a conocer el concepto de


arquitectura posmoderna, expone en su libro El lenguaje de la arquitectura
Posmoderna, la aparicion de un fenomeno descrito como “la reanimacion de la
arquitectura autoctona”. Se trata de una arquitectura que se encuentra con formas
decorativas y materials de construccion propios de una region. Esta actitud
denominada regionalismo critico

Para Jencks, un fenómeno importante de la posmodernidad es la «reanimación de la arquitectura


autóctona», que encuentra en formas decorativas y materiales de construcción, en la arquitectura
de casas de vivienda de pequeña escala, más o menos historicista, de Ralph Erskine en Inglaterra,
de Theo Bosch en Holanda y de Martorell en España.
En relación con su «pseudo-tradicionalismo» dice: «Lo que pierden en autenticidad, lo ganan en
alegría», un comentario típico de Jencks.
Si tomamos en cuenta la manera en que estas se diferenciaban de una manera u
otra del movimiento de la arquitectura moderna, podemos afirmar que ambas
pretendían llegar al mismo lugar. Sin embargo, cuando analizamos, vemos que se
toman en cuenta diferentes aspectos al momento de comparar la manera en que
el regionalismo critico y el posmodernismo toma ese momento y lo transcribe en
un carácter.

En el caso del regionalismo crítico, la cultura, la historia, e incluso la técnica,


dependen de una región en específica. Sin embargo, la arquitectura posmoderna
fue un estilo global que tomo en cuenta una cultura, una historia o una tradición
reconocida o popularizada.

La arquitectura posmoderna

“…Siempre he afirmado que los lugares son más fuertes que las personas, el
escenario más que el acontecimiento. Esa posibilidad de permanencia es lo único que
hace el paisaje o a las cosas construidas superiores a las personas.”

Aldo Rossi

EL LENGUAJE DE LA ARQUITECTURA POSMODERNA

CHARLES A. JENCKS (NACIDO EN 1939)


The Language of Post-Modern Architecture, NUEVA YORK 1977
El lenguaje de la arquitectura posmodema. Barcelona 1980

Este libro es una de las obras teóricas sobre arquitectura de mayor éxito después de la guerra;
hasta 1991 se publicaron seis ediciones y se tradujo a diez idiomas. Charles Jencks, nacido en
Baltimore (Estados Unidos) en 1939, estudió en la Universidad de Harvard, primero Literatura
Inglesa y después Arquitectura; en 1970 se doctoró en Historia de la Arquitectura en la
Universidad de Londres. Jencks practica como arquitecto. En su obra Modem Movements in
Architecture, aparecida en 1972, empleó un modo de observación orientado por el estilo inglés
de ensayo literario y por el tono provocador del pop art, cuyas observaciones y conclusiones
pueden ser tan perspicaces como inconsistentes.
Jencks fue uno de los primeros en transponer el concepto de la posmodernidad, procedente de la
crítica literaria, a la arquitectura (en 1975). Aunque The Language of PostModern, Architecture
(El lenguaje de la arquitectura posmoderna) tenga más bien el carácter de un diagnóstico
empírico reflexivo y descriptivo, condimentado con mucha ironía, que el de un escrito
programático y sistemático, aunque muchas de las tesis se puedan refutar desde el punto de vista
de la historia de la arquitectura y algunas observaciones parezcan de aficionado e incluso
objetivamente incorrectas, el libro tuvo mucho éxito y se convirtió en el fundamento teórico de la
arquitectura posmodema.
El apartado I, titulado «La muerte de la arquitectura moderna», comienza con las siguientes
palabras: «Afortunadamente, la muerte de la arquitectura moderna se puede fechar con toda
exactitud: se extinguió completa y definitivamente en 1972», al ser derribado, debido a
problemas sociales, el amplio conjunto de viviendas Pruitt-Igoe de St. Louis (Missouri),
construido por Minoru Yamasaki —quien más tarde proyectaría el World Trade Center de Nueva
York en 1952-1955». Según Jencks, se debió a la contradicción entre la arquitectura y los
códigos arquitectónicos de los habitantes, pertenecientes a la capa baja de la sociedad.
A Jencks le importan exclusivamente las cuestiones estéticas. Emplea el concepto semiológico
de «códigos» —que el estructuralismo francés había puesto muy de moda en los años setenta—
para criticar la «univalencia» y el «reduccionalismo elitista» de la arquitectura moderna y para
postular una «ampliación del lenguaje arquitectónico en diferentes direcciones: hacia lo castizo,
lo tradicional y hacia la comercial «jerga de la calle». En la arquitectura posmoderna, Jencks ve
un «eclecticismo radical» en el que diferentes lenguajes formales arquitectónicos se comentan
unos a otros, un «doble código... que se dirige tanto a la élite como al hombre de la calle».
Critica la «forma univalente» de los edificios de Mies van der Rohe, cuya «gramática universal»
significa un «desprecio universal por el lugar y la función», en la que todo es intercambiable. Del
mismo modo critica la estética mecanicista de la arquitectura de los años sesenta y la creencia en
un espíritu de los tiempos definido por máquinas y tecnología.
Jencks considera que la arquitectura moderna surgió de los intereses de los grandes grupos
económicos y del progreso técnico en la construcción. La estética de las fábricas y los edificios
de ingeniería se traspasó después a los edificios de vivienda. Tomando como ejemplo la
urbanización de Weissenhof (Stuttgart, 1927), Jencks da la razón a la crítica de los nazis. Según
él, la arquitectura de la posguerra refleja solo el triunfo económico de la sociedad consumista en
el occidente y el capitalismo estatal burocrático en el este.
En el apartado II, Jencks analiza «las especies de la comunicación arquitectónica» y dice:
«Mientras que antes hubo las reglas de la gramática arquitectónica..., ahora solo reina la
confusión y la disputa». Jencks intenta analizar la arquitectura como un sistema semántico: en
primer lugar, la forma arquitectónica aparece como una metáfora. El hombre considera un
edificio siempre como una metáfora, que relaciona con sus experiencias. Las metáforas para los
edificios construidos por la arquitectura moderna son la caja de cartón o el papel cuadriculado.
La observación metafórica es siempre ambivalente. Después, Jencks analiza la dirección de la
arquitectura tardomoderna, que emplea esa ambivalencia como modo de configuración. Remite a
la diferenciación de Robert Venturi entre lo gráfico (el «pato») y la forma gráfica del edificio (la
«caja decorada»): define lo primero como «signo iconográfico» y lo segundo como «signo
simbólico»: cuantas más metáforas despierte una arquitectura, tanto mayor será el dramatismo;
sin embargo, cuanto más sean esas metáforas meras insinuaciones, tanto mayor será la
incertidumbre semiótica. Lo ejemplifica críticamente con la Ópera de Sidney (1957-1974) y el
terminal de TWA de Saarinen (1962). Considera como aplicación más lograda de la metáfora
insinuante Ronchamp de Le Corbusier (1955). En segundo lugar, el lenguaje formal
arquitectónico consta de palabras. Como tales, Jencks entiende motivos y elementos fijos como
la columna o la cubierta inclinada. La arquitectura moderna ha abolido las palabras, formas que
son familiares por su tradición, con su fe fundamentalista en el progreso. La elección de estilo
para la fachada en la construcción comercial de vivienda en Estados Unidos, que se deja al
criterio de sus propios habitantes, satisface las necesidades de identificación; por el contrario, la
casa consecuentemente moderna es solo expresión de una postura elitista. La arquitectura
moderna se ocupó hasta la pasión de la sintaxis del lenguaje arquitectónico; es decir, con las
reglas y los métodos de la forma integral. Por último, como semántica, Jencks entiende el estilo
en el sentido en que se emplea ese concepto en la historia del arte. Un estilo nunca es algo
eternamente vigente; por tanto, la pretensión de la arquitectura moderna: haber creado el estilo
del siglo XX se ha convertido en un superficial producto de consumo. Jencks reivindica de los
arquitectos que apliquen de nuevo un sistema de orden semántico y postula una mezcla de
estilos.
En el apartado III de su libro, Jencks trata la nueva «arquitectura posmoderna»; encuentra sus
pioneros en los movimientos que se vienen desarrollando desde los años cincuenta: la paráfrasis
barroca de Paolo Portoghesi en Italia, los «semi-historicistas» —como los llama— en Estados
Unidos(Minoru Yamasaki, Eero Saarinen); para él, el de mayor talento y el más inteligente es
Philip Johnson. A este, como a los japoneses Kenzo Tange, Kikutake y Kurokawa, los clasifica
entre los «semi-posmodernos». Contempla de modo distanciado y crítico las obras tempranas de
Robert Venturi y Charles Moore. Ve puntos de referencia para un nuevo historicismo en la
arquitectura estatal del fascismo en Italia y Alemania, así como en la arquitectura estalinista, en
la reconstrucción histórica de Varsovia y en los inventos históricos de la arquitectura de
vacaciones como Port Grimaud (1965-969).
Para Jencks, un fenómeno importante de la posmodernidad es la «reanimación de la arquitectura
autóctona», que encuentra en formas decorativas y materiales de construcción, en la arquitectura
de casas de vivienda de pequeña escala, más o menos historicista, de Ralph Erskine en Inglaterra,
de Theo Bosch en Holanda y de Martorell en España.
En relación con su «pseudo-tradicionalismo» dice: «Lo que pierden en autenticidad, lo ganan en
alegría», un comentario típico de Jencks.
Con la ecuación «adhocista + urbano = contextual», Jencks se entusiasma por el «magnífico
pluralismo» de «Byker Wall» (1974) de Erskine en Newcastle (Inglaterra) y por los edificios de
Lucien Kroll en Bélgica (1969-1974), que irradian una improvisación caótica. Según él, la
arquitectura moderna es responsable de la decadencia de nuestras ciudades. En urbanismo, la
posmodernidad se orienta de nuevo por el programa de espacio urbano cerrado de Gamillo Sitte.
Jencks hace referencia a Colín Rowe («Collage City») y a los principios de la composición
«contextúala entre ciudad y grandes edificios, que constan de unidades completas en sí: aunque
se encuentran en un contexto entre sí, no constituyen un gran orden completo (Oswald Mathias
Ungers). En la arquitectura posmoderna, Jencks elogia que, en lugar de la metáfora implícita,
recurre de nuevo a la explícita, gráfica.
Jencks dedica el último capítulo al «espacio posmoderno»; trata aquí ampliamente las estructuras
matemáticas de Meter Eisenman y el «desenmascaramiento irónico del espacio
público» en el Kresge College de Charles Moore.
En las conclusiones de su libro, Jencks constata en la arquitectura posmoderna una tendencia
«hacia lo misterioso, lo equívoco y lo sensual» y hacia un «eclecticismo radical» como el
«resultado naturalmente desarrollado de una cultura de posibilidades de elección» de los
«diferentes códigos».
Observa la dialéctica entre dos códigos, «uno popular, tradicional, que se transforma lentamente
como una lengua viva, lleno de clichés y que hunde sus raíces en la vida familiar, y otro
moderno, lleno de neologismos y cambios rápidos en la tecnología, el arte y la moda». La
arquitectura posmoderna une los dos en un «código doble»; como ejemplo más logrado y
creativo menciona la Piazza d'Italia de Charles Moore en Nueva Orleans (1979).

http://arquiteorias.blogspot.com/2008/03/el-lenguaje-de-la-arquitectura.html

Regionalismo crítico y Modernidad en Latinoamérica. Reflexiones (por


Rodolfo de Liechtenstein)
de Catalogo Arquitectura, el El jueves, 25 de marzo de 2010 a las 7:47

Después de la Segunda guerra mundial,el Racionalismo es puesto en crisis por una nueva generación de
maestros. La posguerra, la necesidad de pertenencia del momento y los propios maestros, caso Le
Corbusier y F. LL. Wright, estaban reformulando sus postulados.

La capilla de Ronchamp y el Convento de la Tourette ponen a Le Corbusier próximo a un Expresionismo


con fuerte impronta Brutalista. Marcas del encofrado a la vista, texturas en los materiales, Arquitectura
de “Pertenencia” más que “Producto Universal”. El Organicismo de Wright se vuelve mas “Racional”. En
su Museo Guggenhein, con una actitud de dominio más que de integración.

Hacia 1950 L. Kahn reintroduce la historia como herramienta proyectual, revindica la Composición
Arquitectónica junto a los espacios servidos y sirvientes. La Arquitectura empieza a tomar postura crítica
frente a los postulados del Movimiento Moderno. Comienza a aparecer el concepto de “Arquitectura
Territorio”.

Hacia 1965 Aldo Rossi (”La Arquitectura de la Ciudad”), comienza a hablar de Tipologías y de “Memoria
Colectiva”, datos del entorno, sistemas, tipos, vivencias, olores, que nos hacen pertenecer más que a
“Universalizarnos”.

Latinoamérica no queda ajena a estos cambios, con contexto diferente, siente y vive la influencia de los
nuevos maestros sin desautorizar a los pioneros de la modernidad. Recordemos que Le Corbusier visita
la Argentina hacia 1929, dando una inyección de Modernidad al hemisferio sur.

Amancio Williams en la Casa del Puente, sin dejar de ser racionalista (con toques muy miesianos)
incorpora texturas, piedras del lugar y un manejo del hormigón “Más Brutalista”. Antonio Bonet (Arq•
Catalán, miembro líder del Grupo Austral) en el Hostal de Solana del Mar, genera una posición en el
terreno muy “Wrightiana” con una planta cruciforme , y una forma de “Acoplarse” a la lomada como si
fuese una cuña!.No se puede despegar del lugar.

El Racionalismo “maduro” con aportes “Críticos “, con carga contextualista , de a poco va ganado lugar.
Ricardo Legorreta y Luis Barragán generan una Arquitectura “De Lugar” muy del contexto centro-
americano. Colores fuerte, armonía con los planos, Minimalismo en la composición, espejos de agua,
tamización de la luz ( Detalles de la Alhambra de Granada), los ubican en un Racionalismo más
regionalista.

Caso similar en Colombia la prestigiosa labor de Rogelio Salmona ,discípulo de Le Corbusier, aprendió
del maestro los principios del Racionalismo pero generó una Arquitectura de texturas, materialidad y de
composición propia de su entorno. Su contextualismo es evidente.

Oscar Niemeyer, aún hoy a los 103 años, sigue con la poética espacial y las formas expresionistas que
tanto han caracterizado al Brasil Colonial por extensión Portugal.

Claudio Caveri y Eduardo Ellis con la iglesia de Fátima dieron inicio a un Movimiento, El Casablanquismo,
que tuvo la intensión de buscar una Arquitectura “De Identidad” en un momento histórico muy
convulsionado. Bolseado, texturas, Betón Brut, Arquitectura de “Territorio”, recuperación de la caja
Arquitectónica.

El Regionalismo Crítico como una tendencia más del Posmodernismo Actual, encontró en Latinoamérica
un entorno de paisaje , luz, color y “Modernidad” muy difícil de conseguir en otros lados. Teóricos como
W. Curtis , K. Frampton u O.Bohigas , ya hablan de tendencia “Regionalista “ con estos maestros
mencionados anteriormente.

El Racionalismo, Ideólogo de ideas, apología de la Forma sigue a la Función, se enriquece después de


1950 con elementos propios de la nuevas teorías generadas por Aldo Rossi, R. Venturi, León y Robert
Krier, L. Quaroni, G.Grassi, G.Argan y muchos más.

No olvidemos a Eduardo Sacriste, la primer etapa de Clorindo Testa las teorías de W. Acosta
( recuperación del patio, descomposición morfológica del volumen según el clima).Cada uno, desde su
lugar fueron despegando del Racionalismo Universal para buscar una arquitectura “ De Identidad”.
La buena Arquitectura, sin dejar de ser Moderna, no olvida la tradición y memoria de Lugar. La
globalización actual y la “Modernidad Líquida” que nos rodea, nos hacen perder perspectiva. Cuidemos
nuestro partrimonio. El asedio de la modernidad está presente todos los días, en cualquier esquina de
cualquier lugar. Modernidad y pasado pueden convivir.

Autor: Arq Rodolfo de Liechtenstein


http://tallerdearquitecturaydelarte-rudolf.blogspot.com/
http://www.facebook.com/pages/TALLER-DE-ARQUITECTURA-Y-DEL-ARTE-Arq-Rodolfo-de-
Liechtenstein/96786968281?ref=mf

http://www.facebook.com/note.php?note_id=378348971445
La arquitectura de la ciudad
Aldo Rossi

Esta obra, a pesar del tiempo transcurrido desde su primera redacción, sigue siendo un hito
fundamental en la producción teórica sobre Arquitectura.

Para Rossi, la Arquitectura es la clave de la interpretación correcta de la ciudad como estructura en el


espacio. La 'Ciencia Urbana', que es como Rossi llama a la urbanística, será el estudio de la Ciudad como
Arquitectura.

La actitud polémica de Rossi se plantea en dos aspectos. Primero, al entender la Arquitectura como
valor autónomo, por lo menos en una determinada dimensión. Revalorizar la obra singular y el
monumento como elemento fundamental de la historia de la ciudad y de la memoria colectiva, frente a
las interpretaciones pragmáticas que hacen de la arquitectura un producto trivial. Para Rossi, la
Arquitectura sigue teniendo una dimensión cualitativa que no puede hipotecarse y que es esencial para
comprender el hecho humano colectivo que es la Ciudad.

Añadiremos, en segundo lugar, que Rossi aborda en este libro el problema de la formulación de una
Teoría de la Arquitectura. En la línea de otros autores, desde el iluminismo hasta la actualidad, pretende
el establecimiento de un cuerpo científico autónomo que funde la actividad de la Arquitectura, que
permita la acumulación de las experiencias, el estudio ordenado de los problemas, la enseñanza
sistemática.

Aldo Rossi (Milán 1931-1997) obtuvo en 1959 el título de Arquitecto en el Politécnico de Milán. Fue
profesor de Composición Arquitectónica en los Politécnicos de Milán y Federal de Zurich y en el Instituto
Universitario de Arquitectura de Venecia. Ha publicado numerosos artículos, ensayos y estudios en
revistas y libros colectivos, buena parte de los cuales se recogen en sus obras La ciudad análoga y otros
escritos, Autobiografía científica y La arquitectura de la ciudad, publicadas en Gustavo Gili. Su obra como
arquitecto ha sido publicada en numerosas monografías, revistas europeas y norteamericanas. Una de
las más notables, Aldo Rossi. Obras y proyectos ha sido también editada por Gustavo Gili.

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