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MATERIAL DE
APOYO
INTRODUCCIÓN.
Ciertamente hay otros muchos textos que podrían ser incluidos aquí.
Las limitaciones de espacio nos impiden incluirlos. Pero esperamos
que este capítulo sea un aliciente para que cada Auxiliar y cada
Escuela se esfuercen continuamente por mejorar la calidad de su
servicio apostólico.
ETAPA HOMBRE:
VISIÓN DEL
HOMBRE
ALTO EN MI VIDA
(Todos los Textos del Papa están tomados del libro "TOTUS TUUS"
;cfr. Bibliografía)
VOCACIÓN A SER
PERSONA
Pero Dios no creó al hombre para vivir solitario. Desde el principio los
hizo hombre y mujer (Gen. 1, 27). Esta sociedad de hombre y mujer
es la expresión primera de la comunión de personas humanas. El
hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social y no
puede vivir ni desplegar sus cualidades, sin relacionarse con los
demás
Dios, pues, nos dice también la Biblia, miró cuanto había hecho y lo
juzgó muy bueno (Gen. 1, 31).
El cristiano, por eso mismo, puede dialogar con todo hombre, aun no
cristiano, no creyente, aun ateo, sin perder su identidad. Puede
reconocer en todo hombre la semilla de verdad que está latente en él
y así, nada humano le es ajeno. Tiene algo que decir a todo hombre,
una palabra que lo invita a vivir según su propia conciencia en todo lo
que tiene de verdad, confiando que esta verdad le pone en marcha
hacia la verdad plena.
MADUREZ
Sin embargo, todos los actos libres son del hombre entero, carne y
espíritu. No hay un solo acto humano, por muy elevado que sea, que
no incluya la parte más sensible del hombre. Cuanto más el hombre
accede al mundo invisible, tanto más asume lo sensible, en todos sus
componentes.
Es la gran paradoja del hombre. Por una parte, está atraído en forma
invencible por Dios. Este "deseo natural" de conocer a Dios (Suma
Theologica. la., qu. 12, a. 1) y de participar en su vida, no es un
episodio: todo el dinamismo del ser humano se explica por ese deseo.
La naturaleza tiende hacia el hombre en quien culminan todas las
energías de la materia y de la vida. Toda la humanidad tiende hacia
Dios en quien se realiza en plenitud su imagen que el hombre tiene
inscrita en sí en caracteres indelebles. En este punto, la fe cristiana
hace suya la intuición más profunda de los Griegos: Dios mueve
haciéndose desear, "Theos Kinei os eromenos".
ETAPA CRISTIANO
DIOS Y MI VIDA
56 Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios
decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie
de etapas. La alianza con Noé después del diluvio (cfr. Gn 9, 9)
expresa el principio de la economía divina con las "naciones", es
decir, con los hombres agrupados "según sus países, cada uno según
su lengua, y según sus clanes" (Gn 10, 5; cfr. 10, 20-31).
474 Hay que desear a toda Europa que haga realidad en ella aquella
civilización del amor que está inspirada por el Evangelio y que al
mismo tiempo es profundamente humana. Ella corresponde a los más
profundos deseos y necesidades del hombre, también en la
dimensión social de su existencia. En este aspecto, la civilización del
amor se refiere a aquella forma de coexistencia y de convivencia
entre los pueblos en la que Europa formaría una efectiva familia de
pueblos. Así como, en cualquier familia, cada uno de sus miembros
encuentra una completa atención y respeto, del mismo modo, en esta
familia de pueblos, todas las naciones grandes, medianas y pequeñas
deberían ser respetadas. Estas naciones tienen ya su propia larga
historia, su plena identidad y su propia cultura (Alemania).
MISTERIO PASCUAL
Catecismo UNIVERSAL de la Iglesia Católica.
"Y los demonios no son los que lo han crucificado; eres tú quien con
ellos lo has crucificado y lo sigues crucificando todavía, deleitándote
en los vicios y en los pecados (san Francisco de Asls, admon. 5,3).
600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su
actualidad. Por tanto establece su designio eterno de
"predestinación", incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre
a su gracia: "Si, verdaderamente, se han reunido en esta ciudad
contra tu santo siervo Jesús, que tú has ungido, Herodes y Poncio
Pilato con las naciones gentiles y los pueblos de Israel (cfr. Sal 2, 1-2),
de tal suerte que ellos han cumplido todo lo que, en tu poder y tu
sabiduría, habías predestinado" (Hch 4, 27-28). Dios ha permitido los
actos nacidos de su ceguera (cfr. Mt 26, 54; Jn.18, 36; 19, 11) para
realizar Su designio de salvación (cfr. Hch 3, 17-18).
La agonía de Getsemaní
624 "Por la gracia de Dios, gustó la muerte para bien de todos" (Hb 2,
9). En su designio de salvación, Dios dispuso que su Hijo no
solamente "muriese por nuestros pecados" (1 Co 15, 3) sino también
que "gustase la muerte", es decir, que conociera el estado de muerte,
el estado de separación entre su alma y su cuerpo durante el tiempo
comprendido entre el momento en que El expiró en la Cruz y el
momento en que resucitó. Este estado de Cristo muerto es el misterio
del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del sábado
santo en el que Cristo depositado en la tumba (c£ Jn 19, 42),
manifiesta el gran reposo sabático de Dios (cfr. Hb 4, 4-9), después
de realizar (cfr. Jn 19,30) la salvación de los hombres, que establece
en la paz al universo entero (cfr. Col 1, 18-20).
El sepulcro vacío.
640 "¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha
resucitado" (Lc 24, 5-6). En el marco de los acontecimientos de
Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No
es en si una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el
sepulcro podría explicarse de otro modo (cfr. Jn 20, 13; Mt 28, 11-15).
A pesar de eso, el sepulcro vacío ha constituido para todos un signo
esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para
el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en primer
lugar, de las santas mujeres (cfr. Lc 24, 3. 22-23), y después de Pedro
(cfr. Lc 24, 12). "El discípulo que Jesús amaba" (Jn 20, 23 afirma que,
al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir "las vendas en el suelo"
(Jn 20, 6), "vio y creyó" (Jn 20, 8). Eso supone que confirmó en el
estado del sepulcro vacío (cfr. Jn 20, 5-7), que la ausencia del cuerpo
de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había
vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de
Lázaro (cfr. Jn 11, 44).
Las apariciones del Resucitado.
644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la
realidad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (cfr. Lc 24,
38): creen ver un espíritu (cfr. Lc 24 39). "No acababan de creerlo a
causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás
conocerá la misma prueba de la duda (cfr. Jn 20, 24-27) y, en su
última aparición en Galilea referida por Mateo, "algunos sin embargo
dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la
Resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de
los Apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la
Resurrección nació -bajo la acción de la gracia divina- de la
experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.
647 "¡Qué noche tan dichosa -canta el Exultet de Pascua-, sólo ella
conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos!" En
efecto, nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la
Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir
cómo sucedió físicamente. Menos aún su esencia más íntima, el paso
a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico
demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los
encuentros de los Apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la
Resurrección pertenece menos al centro del misterio de la fe en
aquello que trasciende y sobrepasa a la historia. Por eso, Cristo
resucitado no se manifiesta al mundo (cfr. Jn 14, 22) sino a sus
discípulos, "a los que habían subido con él desde Galilea a Jerusalén y
que ahora son testigos suyos ante el pueblo" (Hch 13, 31).
203 Caminemos juntos, peregrinos, hacia la cruz del Señor, pues con
ella comienza una nueva era en la historia del hombre. Este es tiempo
de gracia, tiempo de salvación. A través de la cruz el hombre ha
podido comprender el sentido de su propia suerte, de su propia
existencia sobre la tierra. Ha descubierto cuánto le ha amado Dios.
Ha descubierto, y descubre continuamente, a la luz de la fe, cuán
grande sea el propio valor. Ha aprendido a medir la propia dignidad
con el metro de aquel sacrificio que Dios ha ofrecido en su Hijo para
la salvación del hombre. (PoloniA).
235 ¡Que esta Buena Nueva de Jesús sea siempre vuestra alegría!
¡Qué su Evangelio penetre siempre, con su luz y su fuerza, el fondo
de vuestros corazones, de vuestras familias, de vuestras costumbres,
de todas las realidades de vuestra vida como Hijos de Dios! ¡Qué sea
vuestra salvación! ¡Qué os conserve muy unidos! (Benin)
ETAPA
SANTO
ESPÍRITU SANTO Y
GRACIA
LA GRACIA
CITAS BÍBLICAS
"A todos los que lo recibieron, les concedió el ser hijos de Dios; a
aquellos que creen en su nombre que no de la sangre ni de la
voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, SINO QUE DE DIOS HAN
NACIDO" (Jn 1:12).
"Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y
la piedad. Primero el conocimiento de aquél que nos llamó por su
propia gloria y poder, entregándonos las promesas más
extraordinarias y preciosas. Por ellas USTEDES PARTICIPAN DE LA
NATURALEZA DIVINA, después de rechazar la corrupción y los malos
deseos de este mundo" (2a. Pe 1,3-4).
Ustedes son ahora hijos; por esta razón Dios mandó a nuestros
corazones el Espíritu de Su Propio Hijo que clama al Padre: Abbá! o
sea: Padre! (Gál. 4:4-6)
¡Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos hijos de Dios, y
lo seamos!" (I Jn. 3,1).
"¿No saben ustedes que son templos del Espíritu Santo y que el
Espíritu Santo habita en ustedes?" (I Cor.3,16).
PECADO
1870 "Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con
todos ellos de misericordia" (Rm 11, 21)
ORACIÓN Y
SACRIFICIO
¿QUE ES LA ORACIÓN?
2566 El hombre busca a Dios. Por la creación Dios llama a todo ser
desde la nada a la existencia. "Coronado de gloria y esplendor" .(Sal
8, 6), el hombre es, después de los ángeles, capaz de reconocer "¡qué
glorioso es el Nombre del Señor por toda la tierra!" (Sal 8, 2). Incluso
después de haber perdido, por su pecado, su semejanza con Dios, el
hombre sigue siendo imagen de su Creador Conserva el deseo de
Aquel que le llama a la existencia. Todas las religiones dan testimonio
de esta búsqueda esencial de los hombres (cfr. Hch 17, 27).
CAPITULO SEGUNDO
LA TRADICIÓN DE LA ORACIÓN.
La oración al Padre
La oración a Jesús
2681 "Nadie puede decir: 'Jesús es Señor', sino por influjo del Espíritu
Santo" (I Co 12, 3). La Iglesia nos invita a invocar al Espíritu Santo
como Maestro interior de la oración cristiana.
13. Para dar los primeros pasos en el trato con Dios, puedes utilizar
aquellas modalidades que, para caminar, ofrecen apoyo: los números
1, 2, 3. En los peores momentos de dispersión o aridez, no pierdas el
tiempo; siempre podrás orar con las modalidades oración escrita,
oración auditiva y lectura rezada.
Oración de abandono
Padre,
lo acepto todo,
porque te amo,
el darme, el entregarme
Generosidad
Y al no tener otra cosa que dar, a donarme en todo y cada vez más a
aquél que necesita de mí esperando sólo de Tí la recompensa. O
mejor: esperando que Tú Mismo seas mi recompensa. Amén.
52. Suplica
ETAPA APÓSTOL
IGLESIA
748 "Cristo es la luz de los pueblos. Por eso, este sacrosanto Sínodo,
reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos
los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la
Iglesia, anunciando el Evangelio a todas las criaturas". Con estas
palabras comienza la "Constitución dogmática sobre la Iglesia" del
Concilio Vaticano Il. Así, el Concilio muestra que el articulo de la fe
sobre la Iglesia depende enteramente de los artículos que se refieren
a Cristo Jesús. La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo; ella es,
según una imagen predilecta de los Padres de la Iglesia, comparable
a la luna cuya luz es reflejo del sol.
749 El artículo sobre la Iglesia depende enteramente también del que
le precede, sobre el Espíritu Santo. "En efecto, después de haber
mostrado que el Espíritu Santo es la fuente y el dador de toda
santidad, confesamos ahora que es El quien ha dotado de santidad a
la Iglesia" (Catech. R. 1, 10, 1). La Iglesia, según la expresión de los
Padres, es el lugar "donde florece el Espíritu" (San Hipólito, t. a. 35).
759 "El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre
y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a
la participación de la vida divina" a la cual llama a todos los hombres
en su Hijo: "Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa
Iglesia". Esta "familia de Dios" se constituye y se realiza
gradualmente a lo largo de las etapas de la historia humana, según
las disposiciones del Padre: en efecto, la Iglesia ha sido "prefigurada
ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la
historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; se constituyó en
los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará
gloriosamente a su plenitud al final de los siglos" (L.G 2).
APOSTOLADO.
MARÍA.