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CLARO DE ALUNA: UN EJERCICIO DE "PENSAR RESPECTIVO" INTERCULTURAL

DESDE UN POEMA DE ERNESTO CARDENAL

Jorge Luis Alvarado Pisani


Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua.

Preludio (Andante)

Las obras de arte han sido tratadas como un importante "lugar filosófico" por filósofos de todas las épocas y
estilos intelectuales. No sólo como objetos de estudio y prueba para sus teorías de la estética, de la historia y
de la cultura sino, a veces, como auténtico pensamiento filosófico expresado en lenguaje poético o plástico
distinto al lenguaje argumentativo propio del discurso filosófico "normal". Es decir, como logos artístico que
conmueve y promueve el pensar filosófico sobre ellas, con ellas y desde ellas mismas. Es lo que han hecho,
por ejemplo, Heidegger con la poesía de Hölderlin.1 Merlau-Ponty, con la pintura de Cézanne.2 Y Juan David
García Bacca, con la poesía y la prosa de Antonio Machado;3 con el poema "Un coup de dés jamais n'abolira
le Hasard", de Stéphane Mallarmé;4 y con las partituras musicales del Oratorio "Die Schöpfung", de Haydn, y
de la "Sinfonie mit Schluß-Chor", de Ludwig van Beethoven.5

No resulta entonces fantástica o impertinente la tarea de buscar en las obras de arte algún "lugar filosófico"
capaz de conmover y promover el pensar intercultural. Obviamente, la elección estará orientada por el
programa y el estilo de la filosofía intercultural asumida. En este ejercicio se ha asumido explícitamente la
propuesta de Raúl Fornet-Betancourt,6 que consiste en tres momentos:

- “Revisión o relectura crítica de nuestra propia tradición de pensamiento como tradición pluralista con
muchos rostros.” (pp.42-45)

- “Presentación de las "otras voces", junto a la voz europeo-occidental dominante. Este momento
incluye la ampliación de las fuentes a la poesía, literatura, religión, etc., y la incorporación de
tradiciones no escritas, rituales o simbólicas.” (pp.46-51)

- “Superación de los hábitos filosóficos monoculturales y dualistas por un "pensar respectivo"


doblemente abierto a su propia tradición y a la con-vivencia comunicativa con otros sujetos a partir de
la con-vocación de las voces.” (pp.51-57)

1
Martin Heidegger, Hölderlin und das Wesen der Dichtung (1937); Hölderlins Hymne "Wie wenn am
Feiertrage"(1939); Hölderlins Hymne "Der Ister" (1942); Wozu Dichter? (1946); Hölderlins Erde und Himmel (1959); y
Hölderlin: Das Gedicht (1968).
2
Maurice Merlau-Ponty, L'Oeil et l'esprit, Ed. Gallimard, Paris, 1964.
3
Juan David García Bacca, Invitación a filosofar según espíritu y letra de Antonio Machado, Universidad de los Andes,
Mérida, Venezuela, 1967.
4
Juan David García Bacca, Parménides-Mallarmé: Necesidad y azar, Ed. Antrophos, Barcelona, 1985.
5
Juan David García Bacca, Qué es dios y Quién es Dios, Edit. Antrophos, Barcelona, 1986, pp. 553-557 y 558-566.
6
En Raúl Fornet-Betancourt, Hacia una filosofía intercultural latinoamericana, Departamento Ecuménico de
Investigaciones (DEI), San José de Costa Rica, 1994.
Esta propuesta de Fornet-Betancourt ha sido asumida debido a su claridad metodológica y a su voluntad de
"trans-figuración" del pensar filosófico latinoamericano en un modelo de filosofía intercultural (pp. 57-63)
construida mediante la práctica sistemática de la interdisciplinariedad (pp. 64-73).

En consecuencia, la elección de nuestro "lugar filosófico intercultural" dependerá del grado de crítica de la
tradición dominante, del modo de presentación de las "otras voces", del nivel de apertura cultural y del tipo de
interdisciplinariedad alcanzados en las obras que los artistas nos ofrezcan. Con tales criterios de selección en
mente resulta casi automático pensar en obras como, por ejemplo, La consagración de la primavera, de Alejo
Carpentier; El hombre sin atributos, de Robert Musil; La historia de la eternidad y El jardín de senderos que
se bifurcan, de Jorge Luis Borges; Homo Faber, de Max Frisch; o los Los ovnis de oro: Poemas indios y
Cántico Cósmico, de Ernesto Cardenal.

El presente ejercicio de "ampliación de fuentes" consiste en un modestísimo intento de "pensar respectivo"


sobre, con y desde un poema del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, titulado "Sierra Nevada",7 notable por
su ajuste a los anteriores criterios de selección de lugares filosóficos interculturales. El presente ejercicio, sin
ambiciones de originalidad hermenéutica, es un ensayo de filosofía conmovida y promovida por la poesía de
un poeta de quien puede afirmarse, sin reservas, que ha logrado, en poesía, aquella "trans-figuración"
intercultural e interdisciplinaria que Fornet-Betancourt propone para la filosofía iberoamericana.

En efecto, Ernesto Cardenal ha usado técnicas exterioristas de composición, inspiradas en la poesía de Ezra
Pound, para incorporar a sus poemas una inmensa cantidad de materiales y formas provenientes de casi todas
las disciplinas científicas y artísticas:8 historia, arqueología, etnología, mitografía, antropología, lingüística,
economía política, filosofía, teología, astronomía, astrofísica. mecánica clásica, física cuántica,
termodinámica, zoología, botánica, genética, ecología, literatura, cine y periodismo. Pero ha bebido primero el
cáliz de dolor, frustración, alegría y esperanza de los condenados de la tierra. Y ha oído, en la soledad sonora
de su propio corazón (sincronizado con los ritmos de átomos y pulsares, caracoles y galaxias, evoluciones y
revoluciones), a todas las cosas cantar un cántico de amor.9 Con materiales "prefabricados" y otros construidos
por él mismo, ha sabido crear no sólo una auténtica poesía intercultural donde cantan las voces precolombinas,
las voces hispánicas y las voces mestizas de Nuestra América (por ejemplo, en El estrecho dudoso y Los ovnis
de oro: Poemas indios) sino una nueva poesía interdisciplinaria, como la de las 43 "cantigas" de Cántico
Cósmico, e incluso una poesía mística transcultural, como la del Telescopio en la noche oscura. Poesía
siempre política y revolucionaria, concebida por obra y gracia del espíritu santo de la libertad, "cuya lectura
nos cambia el mundo y nos llama a cambiar nosotros mismos ante el mundo".10 Poesía para hacer (sobre, con
y desde ella) filosofía, teoría cultural y praxis intercultural.

7
Cf. Ernesto Cardenal, Homenaje a los indios americanos, Ed. Laia, Barcelona, 1980(3a), pp. 96-103; y Los ovnis de
oro. Poemas indios, Ed. Nicarao, Managua, 1991, pp. 169-176. Las citas se hacen según esta última edición.
8
Para la interpretación de la poesía de Ernesto Cardenal se han tenido en cuenta el libro de Paul W. Borgeson Jr., Hacia
el hombre nuevo: Poesía y pensamiento de Ernesto Cardenal, Tamesis Books, London, 1984, y la tesis doctoral de María
Angeles Pastor Alonso, Síntesis y futuro en la poesía de Ernesto Cardenal: El Cántico cósmico (1989), Universidad de
Sevilla, 1993.
9
"Todas las cosas se aman. La naturaleza toda tiende hacia en tú. Todos los seres están en comunión unos con otros" dice
Cardenal al comienzo de su libro en prosa Vida en el amor, Ed. Sígueme, Salamanca, 1984 (3a), p. 21. En el Prólogo,
Thomas Merton afirma que "este libro está lleno de invitaciones a beber y gozarse en el banquete del amor. O, más bien,
nos invita a abrir los ojos y mirar al mundo que nos rodea, para que veamos que el banquete está enfrente de nosotros, el
vino está al alcance de la mano y no lo sabemos." (p. 13).
10
Cf. José M. Valverde, Prólogo a Antología de Ernesto Cardenal, Ed. Laia, Barcelona, 1980(3a), p. 12.
El presente ejercicio de “pensar respectivo” intercultural es posible porque los indígenas Kogi colombianos le
hablaron de "ALUNA" a un antropólogo austríaco (Gerardo Reichel-Dolmatoff) que le dijo a un poeta
nicaragüense (Ernesto Cardenal) lo que éste transformó en un poema que fue leído por un profesor
venezolano, residente en Nicaragua, el cual, inspirado por dos filósofos iberoamericanos (Xavier Zubiri y
Raúl Fornet-Betancourt) y un filósofo-novelista austríaco (Robert Musil), ha compuesto estas palabras para
ser leídas en la capital de Austria y en Klagenfurt, la ciudad natal de Musil, esperando haber orquestado con
ellas una pequeña serenata nocturna (Eine kleine Nachtmusik) de pensar intercultural y no un lamentable
desconcierto indigno de la gente de la Sierra Nevada, del antropólogo y del filósofo-novelista austríacos, del
poeta nicaragüense, de los dos filósofos iberoamericanos y del benévolo auditorio.

Primer Movimiento (Adagio ma non troppo): SOBRE EL CONCEPTO DE “PENSAR RESPECTIVO”

Con el título de "pensar respectivo" propone Fornet-Betancourt «designar provisionalmente a ese pensar que
va emergiendo desde el nuevo aprendizaje en el ejercicio de la interculturalidad (…) entendiendo por ello un
pensar que es "plan" común de sujetos en proceso de comunicación explicitante de su palabra. Y ese pensar
intercultural es "pensar respectivo" no sólo porque "relativiza" al manifestar la "localidad" y, con ello, las
zonas fronterizas de toda perspectiva cultural con otra, sino que es "respectivo" sobre todo, y
fundamentalmente, porque se piensa y se dice desde la experiencia de un campo de con-vocación abierta que
lo cualifica como pensar abierto en un doble sentido. Abierto, primero, hacia sí mismo (...) Por esta apertura
hacia adentro, el pensar aprende a "pasar" por su tradición y se prepara para el posible tras-paso de la misma.
Y abierto, segundo, hacia fuera; hacia el "plan" de fundar la con-vivencia comunicativa con los otros sujetos, a
partir de la con-vocación de las voces.»11

En su libro, Fornet-Betancourt reconoce la procedencia zubiriana del concepto "pensar respectivo",12 pero
aclara que procedencia significa sólo inspiración y no asunción del "concepto metafísico estricto en que parece
que se condensa dicho término en Zubiri". Con todo, quizás puedan hacerse algunas precisiones con respecto
a la raigambre zubiriana del concepto.

En primer lugar, los conceptos zubirianos no pueden considerarse "metafísicos", si por metafísica se entiende
un pensar teórico, lógico-discursivo, conceptivo y predicativo del "ser" de las cosas. Los conceptos de Zubiri
pretenden ser conceptos descriptivos y analíticos de la "realidad" de las cosas. Podrían ser llamados conceptos
fenomenológicos transfísicos, con cierta cautela.

En segundo lugar, el concepto "respectividad", en la filosofía de Zubiri, se refiere no tanto al pensar como a la
estructura de la realidad de las cosas. Las cosas son aprehendidas en impresión de realidad por la inteligencia
sentiente. Las notas que la inteligencia aprehende como "de suyo" en la cosa (es decir, como tales notas de-en
la cosa: color, forma, brillo, tono, timbre, intensidad de sonido, olor, sabor, peso, temperatura, textura,
movimiento, etc.) son el contenido talitativo de la impresión de realidad, contenido específico para cada
receptor sensorial. Pero tales notas son notadas y quedan en la inteligencia como "otras" que la inteligencia
misma. Esa "otredad" es la formalidad de alteridad: la "realidad" de la cosa en la aprehensión. La formalidad
de alteridad, o realidad, es, pues, transcendental, no en sentido kantiano ni husserliano sino en cuanto la cosa
inteligida "rebasa" sus notas talitativas y se "extiende" a todas las cosas:

11
Cf. Raúl Fornet-Betancourt, o.c., p.56.
12
Cf. Fornet-Betancourt, o.c., p. 24, n. 18; p. 56, n. 37.
«Es algo así como una gota de aceite que se extiende desde sí misma, desde el aceite mismo. La
transcendentalidad es algo que, en este sentido, se extiende desde la formalidad de realidad de una
cosa a la formalidad de realidad de toda otra cosa (...) La formalidad misma de realidad es constitutiva
y formalmente "ex-tensión". Por tanto, no se trata de una mera universalidad conceptiva, sino de
comunicación ex-tensiva real. El trans de la transcendentalidad es un "ex", el "ex" de la formalidad de
lo real».13

Pues bien, este "ex" tiene cuatro momentos: apertura, respectividad, suidad y mundanidad. La realidad de cada
cosa y sus notas, y de todas las cosas y sus notas, es de la misma "forma": de suyo abierta hacia sí misma y
hacia todo, respectiva al mundo.14

Respectividad significa, entonces, que las cosas son reales no en relación a otras cosas previamente
constituidas sino, como en Fuenteovejuna, "todas a una". Cualquier relación entre cosas es posición de la
razón, mientras que la respectividad de las cosas en el mundo es com-posición y con-stitución de su propia
realidad. De aquí que la respectividad no se da entre un pensar y otro pensar (el pensar griego no es respectivo
al pensar chino, o el hindú al indoamericano) sino entre las cosas en cuanto reales. Y entre cada pensar y las
cosas que piensa. Por eso la expresión "pensar respectivo" no es muy exacta, en estricta terminología
zubiriana, para referirse a un pensar intercultural que se va construyendo en el diálogo de los distintos
pensares ya constituidos. Sin embargo, la expresión es feliz si se refiere a un nuevo pensar en común las cosas,
desde sí mismas y no sólo desde los conceptos propios de las distintas tradiciones.

En tercer lugar, habría que decir que ningún lenguaje, sea monocultural o intercultural, agota la realidad de las
cosas. No porque los lenguajes sean deficientes sino porque las cosas son excedentes. Se objetará que el "sí
mismas" de las cosas es también una construcción lingüística y cultural y que, por ello, las cosas son y se
dicen de una manera en una cultura y de otra manera en otra cultura. Sin embargo, cabría responder que las
cosas en sí mismas no son lo que decimos que son o lo que hacemos que sean. No porque su "en sí" fuese
inalcanzable, como pensaba Kant, sino porque cada cosa es más que sí misma y su realidad está abierta a la
realidad de todas las cosas en el mundo.

En cuarto lugar, habría que aprovechar para la filosofía intercultural toda la riqueza del análisis zubiriano de la
inteligencia. Distingue Zubiri tres modos de sentir intelectivo o inteligencia sentiente: aprehensión primordial,
logos y razón. Estos modos son modos estructurales y no momentos procesuales que se dan en cada acto de
intelección o sensación de realidad. La aprehensión primordial es afásica, prelógica y preconceptual. En ella
se nos da la cosa en sus notas sin referencia a otras cosas previamente constituidas y empalabradas. De este
modo las cosas son previas a las palabras. En el logos se nos da la cosa en un "campo" de otras cosas, un
campo esencialmente lingüístico de perceptos, fictos y conceptos de las cosas. En la razón nos ponemos en
marcha hacia lo que las cosas son en la realidad, haciendo esbozos racionales y poniéndolos a prueba.
"Pensar", entonces, sería el ejercicio de una inteligencia sentiente que ya ha aprehendido (primordialmente) y
percibido, ficcionado y conceptuado (lógicamente) lo que son las cosas y que ahora quiere poner a prueba si
son así en la realidad:

13
Cf. Xavier Zubiri, Inteligencia y realidad, Alianza Edit. y Sociedad de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1984 (3a), p.
118.
14
Cf. Xavier Zubiri, "Respectividad de lo real", en Realitas, vols 3-4, Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones y
Editorial Labor, 1979, pp. 40-41.
«Lo real ya previamente inteligido nos lanza, pues, a inteligir de otro modo, a inteligir pensando. Pero
eso real de que partimos no es un mero punto de partida que dejamos a nuestras espaldas, sino que es
el apoyo positivo mismo de nuestra marcha en búsqueda (...) Es un apoyo en que ya hemos inteligido
lo real. Y en su marcha intelectiva, la razón tiene que ir actualizando nuevamente lo real cautamente,
esto es sopesando cada uno de sus pasos. Y precisamente por esto es por lo que a esta actividad se
llama pensar, etimológicamente "pesar". El pensar tiene el carácter intelectivo de un sopesar lo real
"en" la realidad misma para ir "hacia" lo real dentro de aquélla. Pensar es pesar intelectivamente. Se
pesa, se sopesa la realidad. Y este peso intelectivo de la realidad son justamente las razones.
Hablamos así de "razones de peso". La realidad que la razón tiene que alcanzar no es pues, la nuda
realidad; esto ya lo hizo la intelección en la aprehensión primordial y hasta en todas las afirmaciones
campales ulteriores. La realidad que la razón ha de alcanzar es la realidad sopesada".15

En términos zubirianos, "pensar respectivo" sería un sopesar intercultural la realidad de las cosas. Un nuevo
pensar de hombres y mujeres de diferentes tradiciones culturales, cada quien con su propio logos a cuestas,
dados a la tarea de apoyarse positivamente no en las palabras ni en los conceptos sino en las cosas mismas
aprehendidas en aprehensión primordial. Por cuanto todos y todas aprehendemos las cosas mismas pero no las
mismas cosas, por eso no basta con la aprehensión primordial afásica y solitaria y hay que llevar las cosas a
palabra y buscarles sus razones, pensando en compañía. Pensar con otros sería entonces el modo de pensar
que es com-pensar las cosas: pensar en equilibro intercultural sin que un logos pese más que otro por razones
de poder sino porque las cosas mismas le dan más la razón a ese logos que a otro. "Pensar respectivo" sería así
un pensar con-pensante (pensar en compañía), con-pesante (sopesar intercultural) y compensante (pensar
compensatorio del peso de las diversas tradiciones).

El pensar respectivo intercultural no nace de una supuesta igualdad de derechos culturales o de la presunta
relatividad de la verdad o de la inescapable circularidad hermenéutica sino de que todo pensar es pensar
abierto a la compensación por otros pensares, o no es pensar. Todo pensar monocultural es un “pesar” que no
puede hacerse cargo de la realidad porque la "carga" de conceptos y razones fraudulentas. Y por eso es un
pensar que "da pesar" y que, haciéndole trampa a la realidad, termina convirtiéndose en un pensar pesado y
apesadumbrado. En cambio, el pensar respectivo intercultural compensa las tendencias tramposas de los
pensares monoculturales y puede nuevamente hacerse cargo de las cosas con razones que no cargan sobre
ellas sino que son fieles al peso intrínseco, a la riqueza real, de las cosas mismas. No importa tanto qué idioma
hable este pensar respectivo intercultural. Si quiere ser un pensar fiel a las cosas tendrá que asumir todos los
lenguajes, no para construir algún supuesto lenguaje perfecto o lengua universal sino para evitar que ninguno
de ellos tienda a convertirse en la última palabra sobre la realidad. Los lenguajes y las culturas son realidades
penúltimas. La última palabra siempre la tendrá la realidad de las cosas. El lema de ese nuevo pensar
respectivo podría ser: ¡todos juntos, a las cosas mismas, que no son las mismas cosas para todos!.

15
Cf. Xavier Zubiri, Inteligencia y razón, Alianza Edit. y Soc. de Estudios y Publicaciones, Madrid, 1983, pp. 39-40.
Segundo Movimiento (Allegro con brío): PENSANDO RESPECTIVAMENTE SOBRE "ALUNA"

Ernesto Cardenal conoció, durante sus años de estudio en Colombia (1961-1965), al eminente antropólogo
austríaco Gerardo Reichel-Dolmatoff y utilizó sus investigaciones16 para construir el poema titulado "Sierra
Nevada",17 que comienza así (p. 164):

"¡Sierra Nevada!
Están en la Sierra Nevada.
Son monoteístas, y Dios es Mujer.
Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro.
No había sol ni luna ni gente ni animales ni plantas.
Sólo el mar estaba en todas partes.
El mar era la Madre.
Ella era agua y agua por todas partes.
Y ella era río, laguna, quebrada y mar
y así ella estaba en todas partes.
Así, primero sólo estaba la Madre.
La Madre no era gente, ni nada, no cosa alguna.
Ella era aluna,
ella era espíritu de lo que iba a venir
y ella era pensamiento y memoria."

ALUNA es origen, Madre, espíritu, pensamiento, memoria, para la gente de la Sierra Nevada de Santa Marta,
en la costa norte de Colombia. ALUNA es la profundidad última contenida en cada cosa y que contiene cada
cosa. Todo es, a la vez, continente y contenido de aluna. En aluna, como en Fuenteovejuna, todo se aúna y
todo se posee. Y, por saber eso, para la gente de la Sierra Nevada nada humano resulta extraño y su vida
consiste en pensar-y-amar (p. 175):

"Pasan los super-jets. Ellos no se impresionan.


Se saben superiores. Dolmatoff tenía una grabadora y
le preguntaron qué era... Y no se admiraron. Un sabio le dijo:
«Ustedes necesitan eso para recordar las tradiciones
nosotros las llevamos en el corazón.»
Les preguntó qué es vivir y uno le dijo:
«vivir es pensar».
Al pensamiento llaman aluna
(que también es espíritu, recuerdo, alma. vida).
Aluna es el espíritu o idea de las cosas.
Antes de la creación del mundo la Madre Universal
existió en aluna
«no era gente ni nada ni cosa alguna
ella era Aluna»

16
Cf. Gerardo Reichel-Dolmatoff, Los Kogi: Una tribu de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, Nueva
Biblioteca Colombiana de Cultura, Bogota: Procultura S.A., 1985 (2ª ed.). Primera edición: Vol I en Revista del Instituto
Antropológico Nacional 4 (1949/50) 1-319; vol II en Ed. Iqueima, Bogotá, 1951.
17
Cf. Ernesto Cardenal, Homenaje a los indios americanos, Ed. Laia, Barcelona, 1980(3a),pp. 96-103; y Los ovnis de
oro. Poemas indios, Ed. Nicarao, Managua, 1991, pp. 169-176. Las citas se hacen según esta última edición.
las pinturas (rupestres) de los Antepasados son aluna
en aluna están los muertos en el útero de la Madre,
cuando uno muere lo que queda de uno es aluna
y aluna es la verdadera realidad.
Una piedra en el camino no es una verdadera piedra
sino figura de una piedra que existe en aluna.
Cuando uno piensa «está en aluna»;
y el deseo, es «poseer en aluna».
En la Sierra Nevada no hay la palabra «amor»:
amor también es aluna
«El hombre piensa con cabeza y corazón»
Vivir es pensar, o sea:
es estar en aluna
(pensar y amar)"

Para la racionalidad monocultural dominante, un lenguaje que afirme, sin distinción, "vivir = pensar =
recordar = Madre Diosa = todo = verdadera realidad = desear = amar = ALUNA" es un lenguaje pobre,
primitivo, imperfecto. Sin embargo, esa ecuación dice lo mismo que la lengua francesa cuando nombra la
memoria como un saber "par coeur" o cuando designa la buena o mala voluntad como algo "de bon coeur" o
"a contre couer". Y la afirmación de los Kogi "el hombre piensa con cabeza y corazón" es isomorfa a las
afirmaciones pascalianas: "Le coeur a ses raisons, que la raison ne connaît point; on le sait en mille choses. Je
dis que le coeur aime l'etre universel (...) C'est le coeur qui sent Dieu et non la raison. Voilá ce que c'est la foi:
Dieu sensible au coeur, non á la raison".18 La ecuación dice también tanto como la tesis spinoziana de que
todo es una misma sustancia divina, lo cual, según Hegel, es el punto de partida de toda filosofía.19

ALUNA resulta ser, entonces, para confusión de Hegel, una categoría isomorfa a la de “sustancia divina” en la
filosofía de Baruch Spinoza y también a la propia categoría hegeliana de “espíritu absoluto”. Hegel creía que
la filosofía comenzó solamente en "occidente",20 y creía también que "por razón de la conexión general de la
libertad política con la libertad de pensamiento, la filosofía sólo aparece en la historia allí donde y en la
medida en que se crean constituciones libres".21 No obstante, cabe afirmar que cualquier pueblo que construya
un concepto como el de ALUNA es un pueblo de filósofos y que, si bien es necesaria la conexión, advertida
por Hegel, entre filosofía y libertad, no hay conexión necesaria entre filosofía y esa figura objetiva de la
libertad que es la constitución de un estado libre. Las gentes de la Sierra Nevada de Santa Marta no tienen una
libre constitución política (la constitución de Colombia se les impone) sino algo más radical. Son libres.
Pobres de cosas y de estado, ricos de aluna. Como lo dice el poema de Cardenal (pp. 169-170):

18
Blaise Pascal, Pensées, nn. 277-278, ed. Brunschwick.
19
"... ser spinozista es el punto de partida esencial de toda filosofía. Pues, como hemos visto antes, cuando se comienza a
filosofar, el alma tiene que empezar bañándose en este éter de la sustancia una, en la que está sumergido todo lo que se
tiene por verdadero. Esta negación de todo lo particular, a la que todo filósofo debe haber llegado necesariamente, es la
liberación del espíritu y su absoluto fundamento" (G.F.W. Hegel, Vorlesungen zur Geschichte der Philosophie, Werke, G
XII, 376; trad. Wenceslao Roces, FCE, México, 1981, t. III, p. 285).
20
Cf. o.c., t. I, p. 95.
21
Cf. o.c., p. 92.
"Dicen en Sierra Nevada
que todas las cosas que ahora tienen los colombianos
antiguamente las poseyeron ellos
trenes aviones puentes carreteras ciudades
pero se las regalaron a sus Hermanos menores.
Estas cosas no lucían a los indios
y además no las necesitaban.
Y por eso se las dieron a los hermanitos.
Pero se quedaron con un secreto
pero se quedaron con un secreto que no entregarán nunca
LA FERTILIDAD
Con la oración y el rito mantienen la armonía del universo."

La interculturalidad e interdisciplinariedad de este poema es asombrosa. Hablan en él las voces de los pueblos
de la Sierra Nevada que oran por otros pueblos, la clara voz del poeta y la voz científica del etnólogo austríaco
(p. 170):

"Reichel-Dolmatoff me contaba en Bogotá


que dicen que renunciaron a los aviones y trenes por la oración.
Celebran ritos por los pueblos de que han tenido noticia.
Danzas por los «ingleses». Otras por los «franceses». Y por
«los negros colombianos para que no los coman los caimanes».
Le preguntaban por otros países para rezar por ellos.
Y por el suyo. «¿Austria?» No habían oído ese nombre.
Querían saber de su clima, gente, todo: para crear
ceremonias para Austria. Incorporarla a su liturgia."

Nevada Austria, por la cual las gentes de la Sierra Nevada hacen oración. Austria de Reichel-Dolmatoff y
también de Robert Musil, uno de los hombres de pensamiento más interdisciplinario e intercultural de nuestro
tiempo, quien escribió: "...Se da en el mundo un estado, oculto a nuestra mirada, pero que las cosas revelan a
veces, acá o allá, cuando nosotros mismos nos encontramos en un estado de excitación peculiar. Únicamente
inmersos en ese estado vemos que las cosas están hechas «de amor». Y sólo en él captamos lo que esto
significa. Y, entonces, sólo se da, en realidad, ese estado, y nosotros seríamos verdad en él."22

Se trata del otro estado ("Der anderer Zustand") de la realidad que Musil descubrió y describió en varios
capítulos de El hombre sin atributos. Un estado místico: "(...) Se cree que la mística es un misterio por el que
entramos en otro mundo; pero es solamente, o incluso, el misterio de vivir en nuestro mundo de forma
distinta".23 Estado de ALUNA, donde se siente "la ternura del mundo repentinamente descubierta, que toca
incesantemente todos nuestros sentidos y es tocada por nuestros sentidos".24
22
Robert Musil, Der Mann Ohne Eigenschaften, ed. Adolf Frisé, Rowohlt Verlag, Reinbeck bei Hamburg, 1978, p.
1124. Traducción castellana y edición de Pedro Madrigal, El hombre sin atributos, Edit. Seix Barral, 1990(3ª), t. IV,
p.132.
23
Ed. Frisé, p. 1279; ed. Madrigal, p. 348.
24
Ed. Frisé, p. 1085; Ed. Madrigal, p.78.
En ALUNA, el otro estado, estado de aluna, se sabe que todo es amor. Dice Musil: “...he aquí que, aparte de la
duda y de la burla, se ha asentado en mi cabeza un pensamiento ancestral: ¡Todo en el mundo es amor! ¡Amor
es la esencia del mundo, suave, divina, cubierta de ceniza, pero insoluble! No sabría decir qué entiendo por
«esencia»; pero lo cierto es que si me dejo llevar despreocupadamente por todo este pensamiento, lo siento
con una certeza extrañamente natural. Durante algunos momentos, al menos.” 25 Y dicen los Kogi, y Cardenal
con ellos (p. 175):

"En la Sierra Nevada no hay la palabra «amor»:


amor también es aluna."

El poeta Cardenal hace concluir "Sierra Nevada" con una crítica a la monocultura dominante ("la
civilización") dándole su voz a la voz Kogi que entra en resonancia con las voces de Musil, Spinoza, Pascal y
Zubiri. Resonando así, el poema resulta revolucionariamente con-vocatorio, invitación a una con-spiración de
amor, a una com-pensación intercultural (pp. 175-176):

"Aluna, aluna
es el mensaje de la Sierra Nevada.
«El que no piensa no vive. Es como una persona muerta.
Hay gentes que no piensan. Por eso no viven. Son muertos
y no sirven. Sólo comen y duermen pero no viven.
Los civilizados son así.»

¡Sierra Nevada!
Una vez, desde Santa Marta, vi la Sierra Nevada.
Hubiera querido ir allí donde se vive en aluna.
Estaba lejos. Vi y vi esa nieve.
Yo estuve allí en aluna."

Tercer Movimiento (Toccata y Fuga a cuatro voces): CLARO DE LUNA EN ALUNA

Estado de ALUNA, en lenguaje de Musil, es la realidad misma cuando "esta realidad presenta un íntimo
parentesco con la realidad transformada de las noches de luna".26 En su magna novela, Musil hace decir a
Ulrich que Agatha es la luna.27 Y Cardenal, en su conmovedor poema, canta y cuenta (p. 171):

"Están siempre hablando de la Fertilidad


en la Sierra Nevada.
Aman mucho las noches y la luz de la luna."

25
Ed. Frisé, pp. 1123-4; Ed. Madrigal, p. 131.
26
Ed Frisé, p. 1084; Ed. Madrigal, p. 77.
27
Ed. Frisé, p. 1084; Ed. Madrigal, p. 76.
ALUNA es la luna y es Agatha en noche de luna. Pero hay más resonancias o correspondencias. Recordemos
el comienzo del poema (p. 164):

"Son monoteístas, y Dios es Mujer.


Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro.
(...)
Sólo el mar estaba en todas partes.
El mar era la Madre.
Ella era agua y agua por todas partes.
(...)
Toda agua
mar / río / lluvia / laguna / rocío
es figura de la Madre."

Y oigamos ahora, en contrapunto a esos versos, un fragmento del capítulo clímax de la novela inconclusa de
Musil, titulado Viaje al Paraíso: 28

"Las Sagas de casi todos los pueblos dicen que la humanidad ha venido del agua y que el alma es un
soplo de aire. Curioso: la ciencia ha comprobado que el cuerpo humano, todo él, casi no consiste más
que en agua. Uno se hace pequeño. (...) Los hermanos estaban de pie allí, ante la calma del mar y del
cielo, como lo hubieran estado cien mil años antes. A Agatha le acudieron las lágrimas, y Ulrich bajó
la cabeza (...) Del brazo y con las manos entrelazadas, descendieron con el azul de la tarde a su nueva
patria (...) Ulrich casi hablaba ahora de la impresión que tuvieron arriba. Como si los hombres de hace
cien milenios hubieran tenido realmente una revelación directa. Si se piensa en lo grandiosa que es la
vivencia de estos primeros mitos (...)"

Como si la gente de Sierra Nevada hubiera tenido realmente una revelación directa, ante la calma del mar y
bajo la calma el cielo, o como si continuaran instalados en la vivencia de esos primeros mitos (pp. 170-171):

"Todas las cosas son signos de otra cosa: «Uno


puede mirar un árbol, y uno ve un árbol. Pero uno
puede mirar un árbol y no ve un árbol, ve una culebra.»
(...)
Así viven en una especie de sueño.
Las cosas son lo que son y también otras cosas.
El sol un hombre con una máscara de oro.
Las sombras los antepasados (que están presentes)
el musgo el pelo de las rocas, la grama el cuero de la tierra.
En la Sierra Nevada cuando siembran van pensando:
«¿semillas de quién somos nosotros?»

En efecto, cada cosa es signo de otras cosas. Las cosas no sólo son lo que parecen. Por eso las cosas pueden
parecer lo que no son. O lo que realmente son. Por eso las palabras pueden ser o índices sustitutivos que
"dispensan protección ante la indomada fiereza de las cosas",29 según dice Musil en el capítulo titulado
justamente Rayos lunares de día (Mondstrahlen bei Tage), o bien pueden ser ángeles, mensajeros, que nos
envían las cosas.
28
Ed. Frisé, p. 1654; Ed. Madrigal, pp. 522-523.
29
Ed. Frisé, p. 1088; Ed. Madrigal, p. 82.
Aparentemente las cosas son así: son lo que son y más de lo que son. “Lo que son” lo revelan al cuerpo
humano inteligente en estado de alerta. “El más de lo que son” lo revelan al cuerpo humano inteligente en
estado de aluna. Y por eso hay dos tipos de logos: un logos que habla palabras que indican a las cosas
(palabras como índices sonoros que apuntan a la luna) y un logos que habla palabras que las cosas indican
(palabras como ángeles, sonoros y lucientes mensajeros, que vienen de la luna). Dos tipos de logos. Un logos
lógico que crea símbolos para representar las cosas. Y un logos poético que crea símbolos donde las cosas,
ellas mismas, se presentan. Un logos solar, diurno, y un logos lunar, nocturno. O mejor, dos funciones de un
único logos que fueron escindidas en Grecia cuando la filosofía se cortó el cordón umbilical que la unía con la
mitología. Y desde entonces todo logos lógico-científico que no es mítico-poético es miope. Y todo logos
mítico-poético que no es lógico-científico es hipermétrope. Quizás un logos lógico-científico-mítico-poético
sería la luz del mundo o el mundo hecho luz, luz de claridad solar y luz de luna y aluna.

Si Musil hubiera conocido, como Cardenal en Bogotá, las investigaciones de Reichel-Dolmatoff, y si hubiera
leído el poema de Cardenal, tal vez habría concluído que los Kogi de Sierra Nevada han aprendido a vivir
cotidianamente en el otro estado de la realidad. Y quizás habría escrito que, aquella noche de luna, Agatha fue
la luna para Ulrich porque Ulrich y Agatha estaban "en aluna" y porque en las alturas de la Sierra Nevada de
Santa Marta hay un pueblo que vive para pensar "en aluna" y cuyo pensamiento es oración ceremonial que
mantiene la armonía del universo. Un pueblo que vive “alunado”, no "en la luna" ni alucinado sino “en
aluna”, en el corazón de todo.

Cardenal: " -Ellos están pensando en la fertilidad


a la luz de la luna-" (p. 174)

Musil " -¿Así que, en definitiva, nada más que un romanticismo de rayo de luna?!
-preguntó." (Frisé, 1086; Madrigal, 80)

Cardenal: "Están siempre hablando de la Fertilidad


en la Sierra Nevada.
Aman mucho la noche y la luz de la luna." (p. 171)

Musil:
"Así, todo suceso en las noches de luna tiene la naturaleza de lo irrepetible.
Tiene la naturaleza de lo elevado. De la desinteresada liberalidad y del
enajenamiento... Estar así es el único acceso hacia el saber de lo que ocurre
(...) Y estas noches están llenas hasta rebosar de la insensata sensación de
que va a suceder algo que nunca se había dado, algo que no puede ni
siquiera imaginar la depauperada razón diurna."
(Frisé, 1084; Madrigal, 78)

Cardenal: "Aluna es la verdadera realidad" (p. 175)

Musil:
"¿De qué realidad hablo? ¿Se da una segunda? Esta realidad presenta un
íntimo parentesco con la realidad transformada de las noches de luna"
(Frisé, 1084; Madrigal, 77)

Cardenal:
"Todas las cosas se aman (...) Todos los seres vivos están en comunión
unos con otros" (Vida en el amor, cf. supra, nota 8)
Musil:
"¡Lo que nos ha hecho volar el uno hacia el otro desde el primer
momento se podría llamar muy bien una vida de noches de luna!"
(Frisé, 1085; Madrigal, 79)

Cardenal: "Amor también es aluna" (p. 175)

Musil:
"(...) Era tan difícil rendir cuentas de ello por ser el lenguaje del amor un
lenguaje en clave y tan silencioso, en su suprema consumación, como un
abrazo.
El pensamiento «lenguaje en clave» tuvo como consecuencia que
Agatha se acordase confusamente de lo que está escrito: «Quien permanece
en el amor, permanece en Dios, y Dios en él. El que no ama, no conoce a
Dios». Dónde, no sabía."
(Frisé, 1102; Madrigal, 102)

Las palabras son como dedos apuntando a la luna. "Der Mond" o "la luna", los idiomas no importan mucho.
Sólo importan la propia luna y la aluna de la luna en nosotros. Palabra y pensamiento son lenguaje en clave.
Lo importante es descifrar y vivir, con esa clave, la vida en el amor, o sea, en aluna.

Managua-Viena-Klagenfurt
Diciembre de 1996.

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