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Más de uno dio un respingo cuando saltó a los medios de comunicación la no-
ticia de que un miembro de la masonería afirmaba en Nueva York que José
Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del gobierno español más conocido
como «ZP», pertenecía a la masonería y, por añadidura, no criticaba esa cir-
cunstancia sino que alababa su contribución a los cambios sociopolíticos. El
personaje en cuestión se llamaba Ortiz Burbano de Lara y ostentaba el cargo
de Venerable Maestro Responsable de la Logia Simbólica «La Fraternidad N.°
387» del valle de Nueva York. Sus afirmaciones aparecieron en el cuerpo de
una columna publicada en el diario La Prensa, de Nueva York, un periódico
dirigido al público de habla hispana de la ciudad. La presentación del artículo
en el diario la realizaba el responsable de estos temas en la cabecera, Arturo
Fortún, que, a su vez, era Muy Respetado Gran Maestre-adjunto de la Gran
Logia de lengua española para Estados Unidos de América, Oriente de Nueva
York, logia fundada en 1931. Esta institución, según señalaba la noticia, dio
vida, además, a La Unión de Estrasburgo CLIPSAS, asociación internacional
de logias que presidió en su día Javier Otaola, síndico del Ayuntamiento de
Vitoria y Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica. Estas logias son, a su vez,
miembros de la International Masonics Confederation of Grand Lodges.
El artículo de Ortiz Urbano presentado por Arturo Fortún se titulaba «La ma-
sonería y sus misterios» e intenta acercar la masonería al gran público. A su
juicio, la masonería era «una escuela iniciática, filosófica y filantrópica que ha
del hombre un mejor ser viviente en esta tierra». Y «En ésta se rinde culto y
respeto a un ser supremo como lo es Dios, que los masones lo llaman el
"Gran Arquitecto del Universo", ser intangible, omnisciente, omnipotente y
omnipresente. También se rinde culto al estudio, al intelecto que le dan al
hombre honor, inteligencia y sentido común para el desarrollo de su pensa-
miento crítico y analítico».
La noticia coincidía con los datos ya conocidos sobre la filiación masónica del
abuelo de Rodríguez Zapatero, fusilado a inicios de la guerra civil en circuns-
tancias todavía sin esclarecer aunque ya mitificadas por la propaganda socialis-
ta y con afirmaciones realizadas por el historiador Ricardo de la Cierva en el
sentido de que ocho ministros del gobierno socialista podrían ser masones.
No resulta extraño que ante noticias de este tipo, multitud de personas se
planteen si José Luis Rodríguez Zapatero, «ZP», es masón.
El control de la educación
La legalización de la eutanasia
Por las declaraciones del número dos del PSOE, José Blanco, que se confiesa
continuamente corno fiel católico— es obvio que esa legalización se acabará
produciendo, pero hasta el día de hoy sólo ha sido abordada en dos regiones
gobernadas por el PSOE. La primera es Cataluña, donde un gobierno de corte
nacionalsocialista impulsó con ayuda de fuerzas nacionalistas un estatuto que
recogía en su articulado la legalización de la eutanasia. Semejante circunstancia
colocaba ya al estatuto fuera de la legalidad toda vez que ningún parlamento
autonómico tiene capacidad jurídica para legislar sobre derechos humanos
fundamentales, pero ni ésa ni otras circunstancias parecieron preocupar a los
parlamentarios catalanes entre los que se encontraban algunos confesional-
mente católicos.
Por otro lado, la norma resultaba innecesaria por dos razones. La primera que
ya durante la Transición —y, sobre todo, bajo los gobiernos de la UCD se
habían aprobado distintas normas que no sólo reconocían los derechos de
aquellos que habían combatido en el bando del Frente Popular durante la gue-
rra civil incluidos funcionarios y militares, y la segunda, que implicaba dislocar
el consenso logrado por las distintas fuerzas políticas de la Transición mani-
festado, por ejemplo, en la Ley de Amnistía de 1977. Por si lo anterior fuera
poco, el texto legal deslegitimaba a la misma monarquía ya que, como muy
bien recordaron los diputados de la ERC, procedía directamente del fran-
quismo.
De todos es sabido que las nuevas leyes impulsadas por ZP —desde el nue-
vo Estatuto de Cataluña a la Ley del Aborto pasando por la de Educación—
han chocado con una clara contestación social. Se ha tratado de una oposi-
ción que ha procedido, fundamentalmente, de la sociedad civil y que ha unido des-
de las víctimas del terrorismo a los que desean una educación en libertad para
sus hijos o defender la vida. Para articular esa oposición, ha resultado fundamental
la acción de algunos medios de comunicación como los agrupados en el holding
de Libertad Digital, la COPE en los primeros años de gobierno de ZP, Intereco-
nomía y, ocasionalmente, El Mundo, La Razón y ABC. La respuesta de ZP frente a
ese sector minoritario de la información que ha mantenido, en mayor o menor
medida, la independencia ha sido la misma que señala el Libro Blanco:
La primera víctima del CAC fue la cadena COPE, que mantenía a la sazón
una posición de clara independencia y profundo espíritu crítico hacia la política
de ZP y de sus aliados nacionalistas. De manera bien reveladora, el informe del
CAC iba dirigido contra los programas La Mañana dirigido por Federico
Jiménez Losantos y La Linterna dirigida por César Vidal. Como era de esperar,
las reacciones contra el CAC se multiplicaron desde cualquier foro mediana-
mente interesado en la libertad de prensa. El 22 de diciembre de 2005 lo hizo
la Asociación de la Prensa, pero las críticas más duras contra el presidente Ma-
ragall y el gobierno nacionalsocialista de Cataluña procedieron de los organismos
internacionales de defensa de libertad de prensa. En concreto, el Comité Mun-
dial de Libertad de prensa (WPFC) afirmó:
Por supuesto las conclusiones a las que llegaba el WPFC no podían ser más
claras:
Y, sin embargo, el CAC era sólo el inicio. Cuando todavía era ministro de
Industria, el bachiller José Montilla propuso la creación de un CAC estatal. La
medida fue frenada por ZP, pero a inicios de 2010 ha sido aprobada por el Par-
lamento Español como una nueva ley audiovisual claramente liberticida. ZP
está decidido a controlar los medios de comunicación como señala el Libro
Blanco, y la causa de la libertad es la gran perjudicada.