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Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

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Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
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*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

CRÓNICAS DE LA CALLE 33

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Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Título original: Crónicas de la calle 33

Escrito en: San Lorenzo, Santa Fe, República Argentina

Idea original: Gerardo Pinto

Diagramación: Anónimo

Tapa: conquision

Primera edición

Es propiedad de © conquision, Desarrollo web y publicidad (2001 - 2010)

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y


diseño), su manipulación y cambio de textos para desenfocar el contenido final de
la obra. Puede manipularse en sus versiones electrónicas y fotocopias, por medio
de blogs y en forma de temas, pero sin alterar el contenido final de la obra.
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Contenido

Index 12 | Prólogo

Capítulo I 16 | Podemos no saber

Capítulo II 38 | Podemos traicionar

Capítulo III 52 | Podemos mentir

Capítulo IV 62 | Podemos no comprender

Capítulo V 82 | Podemos humillar

Capítulo VI 92 | Podemos fracasar

Capítulo VII 102 | El último secreto

Capítulo VIII 124 | El evangelio de la prosperidad

Capítulo IX 140 | El liderazgo y los rebeldes

Capítulo X 156 | Apéndice, La doctrina inquebrantable

Recursos 168 | Textos bíblicos, Esp. Prof., Biblioteca


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Prologo

E
ste es el libro el cual muchos odiarán y pocos, de leerlo
terminarán. Sé que será muy brusco, no es mi intención final
ofender, es verás para los que anduvieron buscando una
respuesta lógica para estos tiempos. Tiempo de quitar el velo
y divisar en las calles como las ojas del otoño van cayendo. Las
respuestas golpean a nuestra puerta y por nuestra indiferencia, no la
dejamos entrar, a que moren con nosotros y le demos de comer día
tras día. Las respuestas que están tan cerca pero que nuestro orgullo y
nuestra bendita vanidad no permiten que se acerquen. Las respuestas
que están en la calle.

Que Dios existe? No es el tema. Aquel sexagenario de barba que


siempre nos pintó la sociedad religiosa. Esa no es la imagen cierta,
señoras y señores. Tampoco, Dios, es alguien que anda buscando
nuestros errores para después recriminarnos. Dios es una idea cruel y
también acertada. Dios es luz y también la oscuridad llena de
preguntas. Puede ser que Dios sea un espíritu o simplemente una
medida para ver lo malo y lo bueno a la vez en nuestro interior. Pero,
hay! de los que ponen como excusa a Dios para cubrir sus debilidades
y lo Horrendo que son como seres humanos.

Muchos predican un Dios de prosperidad y no son capaces si quiera de


pagar sus deudas, porque es dicho que en realidad no creen ni en ellos
mismos.

La orientación original del libro es para los que, cansados de ver la


situación actual de las iglesias cristianas en el mundo, tengan una
perspectiva bien fundada en esta vida: muchos pensamos lo mismo, y
nos duele la situación actual.

No espero nada de la crítica, no espero mucho de los que caminan con


cuello y corbata, los cobardes de siempre. Pero de usted espero, amigo
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lector, que logre entender a través de este simple relato, lo más triste
de nuestra sociedad, los errores que nos han llevado a ser lo que
somos por naturaleza y nuestros modelos de inspiración que tanto han
dañado la idiosincrasia de nuestra gente.

Hay un sistema que está deteriorando el lenguaje, la expresión y la


educación, nos colocan modelos a seguir que ellos mismos inventan y
lo más triste es que la iglesia, quien debiera molestarse y levantarse en
pos de la verdad, la fuente de la verdad! no es más que una sombra de
lo que antes fue, cuando los mártires entregaban el alma por esa
misma verdad.

Las iglesias hoy se prostituyen al mejor postor.

Soy cristiano, escribo desde hace mucho tiempo, y puedo decirles de


antemano que muy pocos son los que se han devuelto en el camino de
la vida a dar gracias por los trabajos bien hechos. Siempre fue
preferible pronunciar la famosa frase: “todo está bien, Dios nos va a
salvar, nuestras obras están muy bien, Dios hace su obra y nosotros
estamos cómodos en un asiento de algún templo, en algún lugar,
orando más y haciendo menos, sin que se enteren los mundanos”.
Sería bueno pagarles un pasaje a los barrios marginales, sería bueno
llevar a estos conformistas a los hogares de niños abandonados, de
chicos que padecen cáncer, desahuciados, o por lo menos mostrarle
estas crónicas que a más de alguien lo dejará pensando en lo amargo
que nos hemos puesto como sociedad.
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Dedicado a los chicos de nuestros barrios, los que ríen aún cuando sus
ojos no dejan de llorar…

Dedicado a Mariana Contreras, mi primer amor y mi primera sobrinita,


te extraño nena.
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Pude ver todo lo hecho por Dios. ¡El hombre no puede comprender
todo lo que Dios ha hecho en esta vida! Por más que se esfuerce por
hallarle sentido, no lo encontrará; aun cuando el sabio diga conocerlo,
no lo puede comprender

Eclesiastés 8:17
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Q
ué pasaría si las cosas que pensamos se hicieran
realidad?, ¿qué pasaría si nuestros sueños se empezaran
a cumplir? Me he dado cuenta de las realidades de la vida,
de que el ser humano necesita un apoyo, una amistad, o
por defecto, una persona que actúe como vicario para que lo lleve a
conocer a Dios o algo parecido. Hoy quiero hablar, desde una postura
no tan cristiana, sino un poco más racional (ser cristiano no es siempre
ser un ser racional). Quiero dejar en claro que para ser cristiano hay
que dejar de lado todo lo que sencillamente es racional, sentarse en
una roca a la vera del camino, esperar respuestas de lo alto, dejarse
fluir por las canciones y llorar para sacar todas las culpas para sentirse
mejor y más bueno en la vida. No es mala idea ese contrato, me diría
un psicopedagogo, se están enseñando a calmar sus pasiones; porque
a fin de cuentas ser cristiano hoy en día se resume a estar en una
iglesia y llevar el tilde de bueno en la vida, una Biblia Thompson de 25
kilos bajo el brazo y la corbata bataraza con el saco a 30° de calor
repitiendo las famosas frases… Aleluya, Gloria!

Te estuviste cuestionando si era bueno ir o no a la iglesia, si Dios te iba


a castigar, o que tus hijos no tendrían salud cuando nacieran. Tú que
lees estas líneas: tienes más cosas que entregarle al mundo de las que
piensas, recuerda que la vida es una sola y no hay segundas
oportunidades. En este momento estás construyendo a la persona que
serás de por vida. Si tienes veinte años, son veinte años que no
volverán y eso es traumático, si tienes cuarenta, son cuarenta
hermosos años que nunca más volverán. Entonces, no sería más
sensato comenzar a hacer y deja de pensar?

Nuestras clases de historia siempre fueron de ciencia ficción, con


teorías extraordinarias, teorías que jamás nos enseñarán a pagar la
cuota de fin de mes o a calmar nuestra ciega sed de amar. Ya se
habrán dado cuenta que no todo está dicho, que nuestra imaginación
es parte de todas nuestras teorías, que nuestro pasado, inclusive, lo
construimos con imaginaciones para llenar esos vacíos mentales que
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existen, tratamos de explicar cosas que deberíamos evitarlas o más


bien aceptarlas, pero el ser humano es por naturaleza un árbol de
cuestiones. Vuelvo a repetir que estoy hablando desde el lado
preguntón y no desde el lado cristiano.

Si encerráramos a cuatro personas en un cuarto, sus primeros días


serían conocerse, hacerse preguntas, hablar de sus familias, los
primeros días estrecharían lazos, más, pasando los días comenzarían a
conspirar unos de otros y a hacer bandos, divisiones. Suena ilógico,
son cuatro personas, pero es así: déjalos sin un líder y verás cómo se
muerden. Por eso que la humanidad inventó la política y la religión:
para poder tener un escape a los deseos humanos, aunque parezca
incómodo para muchos cristianos, solo fíjense cuantos de sus
amistades han hablado estupideces de ustedes, los que traicionaron
sus intenciones, cuántos son los que vienen en el momento de la
necesidad y cuantos te abrazan cuando hay prosperidad.

En las escuelas teológicas van a encontrar personas buscando


sabiduría, sabiduría vacía. Desean llenarse de conocimientos. Son los
que llegan con grandes esperanzas de amar y servir, pero terminan
siendo parte de un establishment poco usual. Pudieron ver varias
razones para pasar pruebas de historias y exámenes teológicos, más
durante años van a saborear algunas disciplinas que los colocarán
supuestamente más alto que otros seres humanos: ellos son escogidos
para cierta tarea. La mayoría de la gente se cuestiona cosas respecto
de su seguridad, estos muchachos estudiantes tienen los parches
adecuados para que todos se aferren a la verdad. Ya nuestras iglesias
no son las mismas, siempre influencia sobre las personas, como si de
a poco se fuera arruinando el sentido de la libertad. Por eso vuelvo a
decir que no hablo desde el lado cristiano sino más bien del lado
pensante, veremos si logran entender, o si me explico bien yo (ya
estamos razonando).

Qué pasaría si lo que pensamos, nuestros pensamientos más


recónditos, se hicieran realidad? Puedo darles otro ejemplo:
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Los presidentes anhelan prosperidad para sus conciudadanos y,


además, que las grandes empresas y personeros no dejen de
apoyarlos. Para eso hay dinero de por medio, dinero de todos, y que va
destinado a mantener el poder. Por el contrario no podrán hacer que
las personas estén mejor, pero si mantener el poder.

Permítame reír un momento, alguien pensó que el mundo se rige por el


amor y por las buenas costumbres? Son solo lazos comerciales e
influencia, tratar de estar por arriba de los demás, esos son los deseos
de la mayoría de las personas: figurar, diplomas, aplausos, sueños
escondidos, malos sueños.

Qué pasaría si nuestros sueños se hicieran realidad, visto que nuestros


sueños tienen naturaleza humana, y psicológicamente un sueño es un
deseo falto o no cumplido, tenemos la paga como humanidad respecto
de nuestros sueños y deseos: NUESTRO MUNDO.

*** * ***

Estuvieron a punto de matarlo con ese filoso cuchillo de cocina, no


podía gritar más fuerte, solo resignarse un momento y llorar en silencio
en la calle oscura.

Los encapuchados querían su celular y las zapatillas que él traía


puestas. Lo intimidaron con golpes en la cara dejándole marcas
eternas en las sienes y en los parpados, uno de ellos roto y sangrando
mucho. Él sabía que era un asalto y que eran conocidos amigos de
barrio, más no los podía identificar por los antifaces que llevaban en la
cara, no hablaban, solo golpes y ese cuchillo que en unos segundos
sería introducido en su estómago.

Lloraba en silencio, solo fueron dos minutos de atraque y golpeteos


pero en su mente le pasó la vida por delante. Comenzó a averiguar en
su mente que cosas no había cumplido, que cosas dejó sin realizar,
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lloraba en silencio y mientras sentía el filo helado del cuchillo tratando


de entrar en sus entrañas, se negaba a morir, no podía morir tan
desgraciadamente en un callejón oscuro, la calle 33, pero no suplicó,
ni siquiera trató de nuevo llorar, solo pensó en una ocasión especial,
un lugar que no pudo visitar, no pensó ni en su madre, ni en sus
hermanas, no pensó en su abuela, tampoco en su novia, amigos, nada,
pensó en aquel lugar; si, volvería a ir una y otra vez hasta morir, pensó.

Todo eso ocurrió en dos minutos, el silencio fue quebrado por los
ladridos de un perro, de esos que no tienen raza, vagabundos pero útil
en ese momento y al pobre muchacho le volvía la vida; el cuchillo solo
rasgó un poco la piel. Uno de los bandidos sacó un arma y apuntó en
dirección al perro, cuando uno de ellos exclamó: _ni siquiera lo
intentes! Esa voz fue conocida. El muchacho levantó su cabeza y no
podía divisar bien quién era, tampoco imaginarlo con ese gorro de lana
en toda la cabeza del bandido.

El perro siguió ladrando y esta vez, el mismo que sacó el arma se


agachó como buscando una piedra y simuló que se la arrojaba, pobre
perro, era muy miedoso, corrió y desapareció en la oscuridad. El perro
le regalo un minuto más de vida a nuestro muchacho pero volvieron las
actividades y el cuchillo volvió a aparecer.

El muchacho pensó que si era un robo por qué encapuchados y


tratando de matarlo. No pudo soportar el dolor de las heridas, ni la del
parpado donde salía sangre en grandes cantidades.

_ Quieren plata? Tengo mucha plata en casa, tengo una computadora,


tengo ropa más costosa que estas zapatillas, si van a matarme háganlo
y luego porque me estoy volviendo loco!

Uno de los bandidos rió bastante y sarcásticamente replicó:

_ Ustedes se burlan de nosotros, no les gusta nuestra devoción, no


aprecian nuestra conducta!
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Fueron tres puñaladas en el vientre y dos balazos a quemarropa. El


muchacho no dio señales de vida, solo sangraba. Los cuatro bandidos
corrieron hasta el final del callejón y se escaparon por avenida
Thompson.

Todo en silencio y él aun escuchaba las voces de aquellos que lo


hirieron de muerte.

_ Váyanse, me estoy desangrando, quieren verme morir, me verán


morir pero yo voy al cielo, ustedes no!

Se escuchaban unos pasos y alguien que volvía. Le agarró el cabello y


con un arma le golpeó la cabeza.

El perro volvió a escena y al ver que el pobre muchacho todavía estaba


caliente comenzó a lamer sus heridas, a su vez otros perros que
vagabundeaban por las calles se acercaron e hicieron lo mismo con el
cuerpo.

A las seis de la mañana amanecía en Router, y el muchacho no era


buscado, ni reclamado por nadie, menos en esa calle oscura que de
día se llenaba de borrachos y drogadictos. Marcos abrió sus ojos
sintiendo el dolor profundo de las heridas propinadas por el cuchillo,
los golpes y los balazos. No recordaba nada, pero podía respirar.

A los quince minutos aparecieron dos personajes, unos borrachos que


vieron su escena:

_ Haz perdido mucha sangre Marcos, que te pasó?

_ No sé ni donde estoy, tengo mucha hambre.

Los hombres ignorando la situación lo levantaron, lo sentaron y vieron


el desastre en su pecho y en su vientre.

_ Estás muy grave chico, necesitas ir al hospital ahora.

_ No tengo fuerzas, respondió el muchacho.


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Los dos personajes le dieron un cigarrillo, pito, uno especial. Marcos


comenzó a drogarse y sus heridas comenzaron a cerrarse, comenzó a
recuperar las fuerzas y tuvo las suficientes como para levantarse y
caminar unas siete cuadras hasta el hospital de urgencias.

Caminaba vagamente pero se sentía volando y aun con el cigarrillo en


su boca, cruzó a la siguiente cuadra, y así sucesivamente. Los
personajes estaban detrás de él burlándose de la situación:

_ Que poder tienen esos cigarrillos, jejejejee

_ Lo hemos resucitado, somos los Jesucristo de la calle 33, dijo uno de


ellos.

El Muchacho comenzó a tambalear, y tratando de sujetarse de las


paredes, abrió una puerta vidriada de un restaurante cayendo de
golpe.

_ Estos borrachos; sáquenlo de acá!

_ Mi nombre es Marcos, por favor necesito que me lleve al hospital.

_ Vete en tu automóvil, ni siquiera tienes uno, vagabundo; perros si,


jajajajaa.

Muchos se burlaban de Marcos, andaba descalzo y con toda la ropa


ensangrentada. De una mano lo arrastraron hasta la vereda donde
pasaba esa gente apurada por la vida. Al mirarlo sentían repugnancia
de él, y claro, cualquier común no se atrevería si quera a mirarlo a los
ojos.

Los personajes que se habían escondido tras unos basureros


acudieron a ayudar y a levantar a Marcos pero estaba muy débil, no le
quedaban fuerzas, recurrieron a la calle y trataban de parar un auto, y
otro, y otro pero solo consiguieron más desprecio. Al ver que no podían
con el desaparecieron entre la multitud.
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Estuvo tirado dos horas entre la calle y la solera, hasta que una bocina
lo despertó.

_ Córrete maldito borracho o te aplastaré.

Marcos le pidió ayuda, con esa voz quebrajada pero consiguió una
moneda de 50 centavos que el hombre del automóvil de arrojó cerca
de su mano. Marcos necesitaba recorrer cuatro cuadras más y estaba
parado en frente de ese restaurante. Divisó un reloj en la plaza al otro
lado de la avenida Thompson, eran casi las nueve de la mañana y el sol
comenzaba a amenazar sus heridas. Empieza a razonar en medio del
dolor, de la droga y del bullicio de la calle.

A los segundos llega una abuela bien vestida y trata de levantarlo.

_ Qué te pasó muchacho, estas solo?

_ No sé qué está pasando, por favor necesito ir al hospital.

_ Otra víctima de estas calles, necesitan un semáforo, la gente anda


como loca con sus autos, se creen dueños del mundo.

Marcos ni siquiera la escuchó solo podía ver ese rostro que trataba de
una mujer de unos 80 años. La gente le decía que se alejara de
Marcos, que podría sufrir un robo o algo así, pero ella los enfrentaba a
todos:

_ Idiotas, se está muriendo en la vía pública y ustedes no son capaces


de ayudarlo!

La abuela tenía razón, Marcos se estaba muriendo. Lo trató de levantar


y se le sumó otro hombre de unos cuarenta años y al instante otro
hombre más joven. Lo cargaron y lo llevaron al hospital. Iba la abuela
delante de ellos señalándoles del camino y reclamándoles a todos lo
inútiles que eran al dejar morir a alguien en la vía pública. Cuando
llegaron al hospital la dama quedó en resguardo de Marcos. Él le
preguntó en donde estaban. Ella respondió, duerme muchacho, ya
serás atendido.
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Eran las diez de la mañana y fue atendido, entró a la sala de


emergencias y una doctora lo esperaba.

_ Su nombre señor.

_ No recuerdo.

_ Número de documento.

_ Por favor señora no lo recuerdo

_ Señor Es de Router o de alguna otra ciudad?

_ Me duele el cuerpo, revíseme y deje de preguntar

De mala gana la mujer comenzó a inspeccionarlo. Cuando le saco la


polera que llevaba puesta salió corriendo a buscar otros médicos. Al
instante llegaron y lograron ver el espectáculo: puñaladas, balazos,
golpes, sangre por todos lados.

Lo internaron inmediatamente. A las quince horas recobró la vitalidad,


reconoció el tiempo y el espacio, trato de realizar indagaciones en su
cuerpo, movía sus extremidades, todo en orden, pero aun no reconocía
quien era, que pasaba. En el velador estaba una biblia y un folleto de
los testigos de Jehová, era la abuela que le había dejado ese regalo,
estaban sus datos y un teléfono.

En su desesperación, Marcos llamó a un doctor más nadie se


acercaba, solo ruidos de la otra sala, pareciera que había una gran
hecatombe, llantos, ruidos fuertes y llamadas urgentes de un teléfono
que no dejaba de sonar.

Esperó ansioso unos diez minutos hasta que agarró la biblia de la


abuela. Comenzó a leer al azar algo para encontrar respuestas. No
creía en Dios, no creía ni en donde estaba, pero abrió la gran biblia y
leyó:

“Como David tenía mucha sed, exclamó: “ojalá pudiera yo beber


del pozo que está a la entrada de Belén”. Entonces los tres
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valientes se metieron en el campamento Filisteo, sacaron agua


del pozo de Belén y se la llevaron a David. Pero él no quiso
beberla si no que la derramó en Honor al Señor y declaró
solemnemente: ¡Que el Señor me libre de beberla!, ¡Sería como
beberme la sangre de hombres que se han jugado la vida!, y no
quiso beberla” [1].

Dejó la biblia a un lado y pensó:

_ Si realmente este libro es para los hombres, ¿por qué razón es tan
difícil de entenderla?, demandaré a quienes la escribieron.

Marcos no salía de sus dudas y respirando hondo hizo algo que jamás
debió hacer: se durmió.

*** * ***

_ Se encuentra bien señor Marcos. Solo le restan tres días más de


reposo. Solo quisiera saber si tiene familiares acá en Router, porque
nadie se ha acercado a reclamarlo_ dijo una enfermera, la misma que
de mala gana lo atendió pero que después se sorprendió por las
heridas de Marcos.

_ No se señora.

_ Señorita le dije.

_ Mil disculpas, no se señorita, la verdad es que ni se mi nombre, yo…

_ Marcos!, Marcos se llama usted.

_ Como lo sabe señorita?

_ Un hombre estuvo por acá y me dijo que usted se llamaba Marcos.

_ Quién era ese hombre?


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_ Uno mal vestido, estaba borracho, dijo que lo vio tirado y que trató de
ayudarlo.

Marcos se quedó pensando un momento. Lo primero que pensó fue en


esos dos hombres borrachos que le dieron un cigarrillo, pero después
siguieron las preguntas.

_ Marcos, está usted bien, sufrió muchas heridas, sé que fue chocante
para usted.

_ He perdido la razón señorita, no sé quién soy.

Marcos comienza a tener un miedo tremendo, una crisis de pánico


leve, pero que después se terminó cuando entraron dos doctores más
en la sala. Comienzan una serie de preguntas pero lo único que
encuentran de respuesta es: “no sé, no recuerdo”.

Al día siguiente Marcos despierta con el mismo ruido, llantos de la otra


sala, quejas de algunos enfermos y en su desespero se levanta de la
cama para ir a husmear otros lugares. Es razonable, no se ha movido
de su cama durante un día. Pero en el primer intento cae como una
pluma al suelo, se golpea con una silla y siente un dolor inmenso en su
vientre.

Los doctores sienten un golpe seguido de un golpe, por supuesto, de


Marcos, y van en su ayuda. Lo levantaron y le dieron referencias de por
medio.

_ No se levante que están cerrando sus heridas, tome descanso señor


y todo va a estar bien.

Marcos se llevó el susto de su vida, no podía moverse, eso no lo sabía,


ni siquiera sabía de la gravedad de sus heridas. En medio de la
inmovilidad agarra otra vez la biblia y replica:

_ Nada de historias tontas de gorilas y gigantes, hoy quiero algo


divertido porque estoy de mal humor.
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Abre la biblia y se encuentra con las siguientes palabras:

“Aunque uno se aparte del temor del todopoderoso, el amigo no


niega su lealtad. Pero mis amigos son arroyos inconstantes; son
corrientes desbordadas; se enturbian cuando el hielo se derrite,
se ensanchan al derretirse la nieve. Pero dejan de fluir durante
las sequías, ¡en pleno calor desaparecen sus lechos!” [2].

_ No leeré más este libro, está escrito solo para gente que busca
desesperadamente respuesta a sus locuras para sentirse bien de los
errores que cometen.

Marcos seguía algo ido por toda esta situación pero no se daba por
vencido, trataba de razonar a cada instante. Hasta que en un momento
comenzó a razonar de verdad.

_ Qué estoy haciendo acá; quién soy realmente; por qué esta situación.
Comienzo a sentir algo de temor cuando salga de esta sala, ¿a dónde
iré?

Se sintió algo triste por las preguntas que fluyeron ese momento pero
no perdió el humor ni la esperanza, siguió inspeccionando el ambiente,
hasta que se le ocurrió una idea.

_ Señorita!, señorita!

Nadie aparecía.

_ Algo me duele!, ayuda, hay alguien ahí?

Nadie asomaba la cabeza, será que adivinan cuando alguien realmente


necesita ayuda. Siguió gritando levemente pero nadie vino.

A los cinco minutos llegó la enfermera y le trajo algo para comer.

_ Ya te vas a sentir mejor.

_ Señorita, necesito saber hasta cuando voy a estar en este lugar.


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_ Hasta cuando lo vengan a reclamar, y además hasta que se recupere


de esas heridas, así que sane señor.

La mujer de unos treinta años lo miró y le dijo:

_ ¿Qué edad tienes Marcos?

_ No lo sé.

_ Los médicos están llamando a la capital para que te trasladen a una


clínica para ver tú caso, has perdido la memoria, eso es muy grave
porque no sabemos quién eres, ni tampoco tú lo sabes. Quiero que
guardes un secreto, ok?

_ Está bien, respondió Marcos asombrado.

_ Estos casos son de estudio Universitario, vas a estar tratado con las
facultades de Medicina y serás un ratón de laboratorio, luego abrirán tu
cerebro y verán si lo pueden arreglar.

Marcos la mira a los ojos seriamente.

_ No sé quién soy.

Un silencio entronizado hizo sentir en ridículo a la pobre enfermera que


trató de hacer su trabajo.

_ Perdón Marcos, eso no va a suceder, me siento como una idiota, nos


asesoramos para que no nos mientas, pero con mis ojos puedo ver que
no nos estás mintiendo.

_ No se preocupe. Necesito un teléfono.

La enfermera le entrega su celular y Marcos escribe ahí el número de


teléfono que dejó la abuela. Para su sorpresa le atiende una mujer con
voz más joven, a lo que él corta.

Marca otra vez y la misma voz. Piensa unos segundos y comienza a


hablar.
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_ Una mujer de edad me dio este teléfono, quisiera saber si se


encontraba ella.

_ Número identificación señor, respondió la mujer del otro lado del


teléfono.

_ No sé a qué se refiere, yo estaba mal y ella antes de irse me dejó su


número y una dirección.

_ No puedo hacer nada por usted.

_ Disculpe, usted cree en Dios? (Marcos quería sorprender).

_ Nosotros somos los representantes de Dios en la tierra, respondió la


mujer del teléfono.

_ Así que para hablar con los representantes de Dios hay que tener un
número especial! Por favor, ella me dejó una biblia, un folleto con
dibujitos y este número.

_ Mi abuela está entrando a casa, ya le atiende.

En ese instante la abuela se pone al teléfono, pero Marcos enojado por


lo sucedido corta la llamada. La enfermera le dice a Marcos:

_ Otra religión que usa el dolor para ganar personas, solo quieren
dinero, dinero y más dinero

Marcos se ríe, y le devuelve el celular dándole las gracias por tal favor.
Ella lo mira y le sonríe, le pregunta si desea que saque esos folletos de
la mesa. Él le dice que saque todo, menos la biblia.

*** * ***
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Al día siguiente Marcos es despertado por una niña que le está


acariciando el rostro. Él pega un brinco pero la niña le sigue
acariciando.

_ Mi mama me dijo que iría de viaje y que volvería dentro de unas


semanas, yo ahora voy a vivir acá hasta que ella llegue.

Marcos, extrañado por lo que la pequeña niña decía solo atina a


sonreírle y se hecha a dormir nuevamente. Se da cuenta que son las
once de la mañana y toca sus heridas. Solo hay parches y unos tubos
de plástico que le llevan suero al cuerpo por esas zonas. Durante unos
instantes piensa en lo poco que vivió en el hospital, podrían haber más
experiencias, levantarse e indagar, pero se duerme.

Entre sueños escucha los ruidos de la sala del lado, son de dolor, ya no
hay gritos desesperados, solo llantos que merecen un poco de
consuelo. Abre sus ojos y en el pasillo esta la niña jugando a las
carreras. Los doctores la abrazan y la saludan. Ella es amable y le
sonríe a todo el mundo. Marcos se siente incómodo en esa cama y
cuando encuentra la ocasión llama a un médico. Uno de ellos se
acerca medio de incógnito y entra en la pieza.

_ Tenemos prohibido entrar a esta sala pero dime muchacho, ¿qué te


pasó? ¿Por qué no recuerdas nada?

_ No se señor, traté de hacer ejercicio mental durante estos días pero


no puedo, me siento triste.

_ No te sientas triste, arriba ese ánimo. El médico le dijo.

Una sonrisa salió de la boca de Marcos, esas poquitas palabras le


dieron aliento. Al instante el médico desaparece de la escena y vuelve
la niña a tocarle la cara a Marcos.

_ Hey niña, cómo te llamas?

_ Mariana y usted?
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_ Marcos. Volvió mamá de su viaje?

_ No pero ahora la voy a ver, en unas horas viajo a verla.

Marcos la felicita y ella lo abraza.

_ Porqué estás en este hospital Mariana?

_ Porque con mama y mis tres hermanitos chocamos pero estamos


bien, mi mama está con ellos en otro lugar y yo los voy a visitar, los
doctores me dijeron todo eso.

Cuando entra la enfermera a la sala se sienta en el borde de la cama y


le dice a Marcos:

_ Es una hermosa niña.

_ ¿Qué pasó con su familia?

_ Escapaba la madre con Mariana y sus hermanitos, del padre. Creo


que era golpeador, tenía dos demandas por maltrato Intrafamiliar.
Cuando supo que se escapaban invistió el auto.

_ Cómo es eso?

_ Lo chocó de frente, solo Mariana sobrevivió, ni siquiera debería estar


viva.

_ Dijo que se iba a un lugar.

_ Un orfanato para niñas, es horrendo pero no podemos dejarla acá, no


hay orfanatos en Router.

La enfermera le hace los trabajos corrientes a Marcos, le revisa las


heridas, lo inspecciona y le trae la comida. Al rato después le trae el
Periódico y unos puzles. Marcos comienza a sentirse cómodo en
presencia de la enfermera, y siente una sensación gustosa cuando
viene.
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Pensaba y sacaba cuentas: si ella el primer día vino una sola vez, ayer
vino dos veces y me hizo el favor del celular, hoy me regalo dos
sonrisas y se sentó en la cama. Eso quiere decir algo, pensó Marcos.

A la hora de la cena llega la enfermera con la comida y un dibujo de


Mariana.

_ Te hizo un dibujo la pequeña.

_ Es hermoso, dijo Marcos.

A Mariana se la habían llevado al orfanato, ella estaba esperanzada en


que vería a su madre pero las sorpresas de la vida la llevaban a otro
lugar, más diferente que las promesas pasajeras de los doctores. La
enfermera se sentía triste pero Marcos la consoló.

_ Donde quiera que vaya esta chica, su fe y su esfuerzo la irán


acompañando, nunca estará sola [3].

_ De donde sacaste eso Marcos?

_ De la biblia de la Abuela.

*** * ***

Supuestamente este sería el último día que Marcos estaría en el


hospital. Cuando abrió los ojos estaban los tres médicos en frente de él
y la enfermera que a Marcos le simpatizaba. Tenían una gran sonrisa,
hoy las heridas tendrían que sanar y estar cicatrizadas.

Lo levantaron y no se sentía débil, les dijo a todos las cosas que iba
sintiendo, trabajo menos para los médicos que debían hacerles las
preguntas de rigor.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Me duele aquí, acá, esto no está bien, aquí sí y un montón de frases


hacían del vocabulario de Marcos, los médicos se sorprendían y
alababan el entusiasmo de Marcos.

Durante una hora caminó Marcos para constatar si se sentía bien. Uno
de los médicos se le acercó y le dijo seriamente:

_ Puedes quedarte esta noche en el hospital, pero mañana debes


abandonar porque es mucha la demanda. Tenemos un conocido que
alquila piezas, te pagaremos un mes ahí hasta que sepamos bien
quién eres, no creas que te vamos a dejar así en este vida.

Marcos lo abrazó y le dio las gracias, ni si quiera sabía quién era pero
le agradeció y le prometió que vendría a ayudar todos los días.

La enfermera se acercó a Marcos y lo saludó, esta vez sin el traje de


trabajo, sería que se iba a casa. Él estaba maravillado de o que veía,
ella tenía el pelo suelto y se había sacado esos feos anteojos.

_ Un día de estos me tendrás que ir a visitar Marcos, le he hablado


mucho a mi esposo sobre ti, estará contento de verte.

Marcos sintió que un balde de agua frío caía de su cabeza y mojaba


todo su cuerpo. Jamás pensó que estaba casada, ya sentía que sus
hormonas se activaban y la tomaría de la cintura y la rescataría del
malvado dragón. Nada de eso, ella estaba felizmente casada y punto.

Se quedó pensando en cada cosa y se fue a dormir.

A las once de la noche sintió los gritos desesperados de la otra


habitación. Ahora no había impedimentos para levantarse e ir a
cualquier lado del hospital, realmente se sentía bien. Corrió hacia la
habitación de al lado y no había nada, corrió hacia la segunda y ahí
estaban cinco médicos y muchas personas que llegaban con grandes
heridas.

_ Apártate Marcos! le gritó uno de los médicos, pero él desobedeció;


comenzó a asistir a algunas personas sacándoles la ropa y copiando
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

cada cosa que hacían los otros médicos. Ya nadie le decía que se
fuera, estaba siendo efectivo en ese preciso momento. Mientras los
gritos y la sangre eran los participantes totales, Marcos habla con
todos los heridos y los comienza a calmar.

_ Estas heridas serán sanadas, estén tranquilos que Dios está acá con
nosotros.

Uno de los heridos lo interrumpe bruscamente:

_ Si Dios estuviera acá no estaríamos ensangrentados y muriéndonos!

_ Si estás acá es porque tú lo decidiste! Le gritó más fuerte Marcos.

Silencio sepulcral. Los médicos miraron a Marcos y le sonrieron.


Siguieron limpiando las heridas y una de las victimas dijo:

_ No es culpa de Dios que estemos así, es culpa de nuestros actos.

_ Por qué razón siempre asocian a Dios con el dolor, Dios no es un Dios
que se mueve a través del dolor, dijo Marcos y seguía limpiando
heridas.

_ Dios me quitó a mi hija hace unos años, se escuchó por ahí otra
mujer.

_ Qué le ocurrió a su hija?

_ Se ahogó en una pileta.

_ Mujer irresponsable, le dijo Marcos, _ Que estaba haciendo usted en


ese preciso instante cuando su hija se estaba ahogando?

_ Basta Marcos! Se escuchó de un Hombre.

_ Cómo es que sabes mi nombre? Marcos se quedó paralizado, _


contéstame.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Los médicos miraban a Marcos y luego al hombre que nombró su


nombre. Otro silencio, el ambiente estaba denso, la gente se había
calmado, como si hubieran fingido el dolor.

_ Ya eres famoso en la ciudad, eres el que no sabe quién es.

Marcos sigue con las labores, decepcionado con la respuesta que


escuchó. Primero pensó que este era un familiar, luego en uno de los
personajes borrachos que lo habían traído; era solo ese chisme que
llegó a los periódicos y nada más.

Los médicos agradecieron el trabajo de Marcos y el ganó confianza de


ellos. Pero había una cosa que Marcos estaba planeando desde hace
rato y que sería casi complicado realizarlo, ya sea por el estado en que
se encontraba él y por la crueldad de las calles de Router. Lo intentaría
aunque fuera por un momento, quería saber el principio de esta
historia.

Esperó ansioso las doce de la noche, se colocó unos zapatos que


encontró en uno de los cuartos del hospital, al fin y al cabo los
devolvería, y se embarcó en una travesía casi sin destino, en una
búsqueda inconsciente. El olor a hospital lo estaba ahogando y
necesitaba respuestas. El silencio de la ciudad se escondía en sus
calles de temor. Los miles de habitantes de Router no existen después
de las diez de la noche, solo miran por las ventanas como
espectadores de una película a ver qué está sucediendo allá afuera.
Marcos está ansioso y emprende la travesía: Ir en dirección a la calle
33.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Pero mis hermanos son arroyos inconstantes; son corrientes


desbordadas: se enturbian cuando el hielo se derrite, se ensanchan al
derretirse la nieve, pero dejan de fluir durante las sequías, ¡en pleno
calor desaparecen de sus lechos!

Job 6:15-17
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

T
enía lágrimas en los ojos y miraba una y otra vez el trágico
aparato, tratando de imaginar otro resultado que no fuese esa
maldita cruz ahí. Una cruz que tiene muchos significados, pero
para ella solo muestra fatalidad y esclavitud.

Mira a todos lados y no hay nadie. Comienza a imaginar la cara que


pondrá mamá cuando le cuente que tiene un problema mayor que esa
baja nota en matemática, como si los pronósticos de mamá hubieran
sido verdad. Mamá es gruñona y descuidada pero nunca dijo mentiras,
“siempre con la verdad por delante mija”, nos decía.

Hoy es un día normal, como lo son todos los días, aun a pesar de
nuestros problemas, es un día normal, todo está quieto y el viento no
muestra señales de lluvia. Un día normal que para Ana será un
calvario, nadie lo notará porque el hombre no es capaz de leer los
pensamientos ajenos. Ella mantiene ese test de embarazo en la mano
y recuerda, cada vez que lo ve, que sus quince años no van a ser los
mismos, que vienen grandes responsabilidades, esas que los amigos
niegan, esa que los famosos noviecitos detestan. Pero él le dijo que era
la princesa de su vida, no tendrá miedo en contarle, más que mal, es el
padre de la criatura que comienza a hacer nido en su vientre.

Comienza a escribir unas cartas fallidas, el basurero lleno de ensayos,


pidiendo perdón por los errores y conciliando a esa madre dura que
tuvo toda su vida, tratando de limar asperezas.

Un nudo en la garganta no la deja respirar, mas, es normal tener un


bebe, es natural, es como si pasara la niña a otra etapa, no se puede
decir nada extraño, no hay maldiciones, solo un embarazo precoz y dos
jóvenes inexpertos, acostumbrados a salir a dar vueltas por la ciudad
tomados de la mano y asistir a la iglesia de vez en cuando, claro!
cansados de ver las mismas caras en esa pobre y terca iglesia llena de
supuestos santos y devotos.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Solo quince años. Hace unos meses le habían armado una modesta
fiesta para cantarle los felices y hermosos quince; que fiesta esa, todas
las chicas de la escuela, todos los muchachos guapos, y… bueno, ahí
estaba Vicente, el tonto de la escuela, el inadaptado con un pedazo de
torta en la mano y un vaso con gaseosa en la otra. Mira alrededor, sí
que es tonto; nadie está a su lado, todos en parejas menos él. En la
otra esquina está Roberto, el chico más acaudalado de la fiesta, con un
automóvil, una casa en el barrio alto de la ciudad y las amistades más
respetables. Su padre un Pastor Evangelista que tiene una Iglesia de
dos mil miembros en el centro de la ciudad, su madre es conductora de
televisión y él es un rebelde que gasta el dinero en lo que se le antoja.
Si Ana hiciera una balanza para ver qué chico es más aceptable, ni
habría que pensarlo dos veces, Roberto era la opción.

Una fiesta que la llevaba en la memoria como uno de los recuerdos


más felices de su vida, aun con el test de embarazo en la cama,
observándolo si es que cambia de parecer, en vez de una cruz, una
lunita o tal vez algo que le diga que todo esto es un sueño.

Las noches de invierno son a veces más solitarias, Ana se revuelca en


su cama y no puede dormir. Piensa qué le dirá a su novio y se envuelve
en dudas aunque para el hombre solo basta con decirle las cosas, pero
ella se complica y enreda en pretextos. Ensaya en su mente las cosas
que le va a decir:

_ Roberto, seremos papás!! Estás feliz, yo sí!; no, mejor le diré como
pasó todo y que estás dos semanas me he sentido rara, hay Dios!

Entre tantos pensamientos queda dormida profundamente, con el


pensamiento fijo en lo que pasará mañana por la mañana, si es que a
alguien realmente le interesa.

_ Ana, el desayuno, ya son las siete, levántese.

_ Si mamá, ya voy.

_ Llegarás tarde a la escuela.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Mamá ya desperté, me estoy levantando.

Lo primero que hace Ana es decidir si hoy le contará a mamá, o quizá


primero a su novio. Nunca tuvo una conversación fluida con su madre,
siempre esas cosquillas en la panza cuando ella le hablaba de sexo,
claro, inexpertamente, aun con nombres no adecuados a las partes
genitales y las risas. Conversar con mama algo respecto del
matrimonio ella lo negaba porque no vendía su hija mayor a cualquier
tipo que se le antojara casarse, pero esos celos de madre no eran más
que inseguridad y angustia de quedar sola. Sería más factible contarle
a Roberto y luego como chicos responsables tener una conversación
con mamá.

Ana se sienta a la mesa y nota que no todo está bien. Teresita, su


hermana menor no está en la mesa, ni siquiera se levantó, hace un
gesto para decir que va a despertarla, pero mamá le dice que no va a ir
a la escuela, vuelve a la mesa Ana y ve al lado de su taza de leche el
test de embarazo. Lo mira fijo durante mucho tiempo, como si hubiera
quedado paralizada. Mamá no le dice nada, sigue haciendo sus
quehaceres rutinarios, y Ana no sabe cómo actuar, no sabe qué decir,
los ensayos de anoche no darían resultado, menos si deja algo tan
privado encima de su velador.

_ Habrá alguna explicación respecto de eso? Mamá le replica sin


mirarla a los ojos, aún sigue haciendo sus cosas, está de espaldas. Ana
no saca fuerzas de sí misma, sabe que cualquier cosa que diga no será
necesaria para saldar la golpiza que le propinará mamá en unos
instantes.

_ Si no me contestas pendeja malcriada te volaré la cabeza de una


cachetada. No te gustó la crianza que te di? ¿No viste todos los
esfuerzos de madre soltera? Solo recibí reproches en la vida, en la
escuela, de parte de tu padre, de los cínicos de la iglesia, y ahora me
traicionas así, crees que así vas a tener el valor de enfrentar esta vida?
Estás equivocada mija.
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Y claro que estaba equivocada, Ana no dijo ni una sola palabra, cuando
llamó a su novio no supo de qué forma plantearlo y no se animó a
decirlo por un teléfono.

Cuando llegó a casa de Roberto comenzó a caer una fresca lluvia; un


retrato de las amarguras de la madre de Ana, la desdichada mujer que
durante todo el día no habló más que ese discurso de la mañana.
Roberto salé a su encuentro con un paraguas y entran a su espléndida
casa.

Siempre la madre de Roberto fue amable con Ana, aun cuando se


quedaban hasta tarde riéndose en el comedor. Está vez está tan
callada Ana que la madre de Roberto comienza a notar algo extraño en
la muchachita.

_ Te sucede algo Anita? Es como si hubieras visto un fantasma.

_ Nada señora Rebeca, solo un dolor de estómago, ya se me pasará.

_ Roberto, Roberto! Dile a la mucama que le de algún medicamento a


esta niña, se siente mal.

Ana siente una hospitalidad en esa familia, se sentía muy cómoda, al


contrario de su hogar donde solo recibía reproches. Preferiría mil veces
estar en la lujosa casa de Roberto que en feo apartamento donde vivió
toda su vida.

Cerca de la media noche Ana decide contarle la noticia a Roberto.


Estaba todo en silencio, ellos dos en el living y hace instantes había
dejado de llover. Mientras se ríen de las travesuras de Roberto y sus
amigos en la escuela, Ana trata de buscar un surco en la conversación
para introducir esto que tanto la está martirizando.

_ Roberto, sabes que hace unos días me he estado sintiendo mal, y


creo que ya se lo que es.

_ Qué es? No entiendo.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Estoy tan nerviosa, es algo de nos dos.

_ Qué? Seremos papás, jejejee, iremos a China, que cosa pasa amor,
dígame sin miedo.

_ Puedo confiar en ti?

_ Claro que sí, dime.

_ Creo que vamos a ser papás, tengo un atraso de más de dos


semanas, creo que esto es…

_ No me vengas con mentiras! No me digas que vamos a ser papás!,


me estás mintiendo, no estoy para bromas.

_ Amor, jamás te mentiría con una cosa así, yo traté de…

_ Me estás tomando el pelo Ana y no estoy para juegos.

Inquietada por la discusión en el living, Rebeca, la madre del


muchacho trata de resolver que está pasando pero los dos, Ana y
Roberto quedan en silencio. Ana está asustada por la actitud de
Roberto. Esperaba un abrazo, alguna felicitación, esperaba tantas
cosas, menos la duda y el desprecio. Roberto corre a su cuarto y la
madre lo sigue. Ana queda sola en el living y comienzan a caer cristales
por sus mejillas. Ella los trata de atrapar pero se desvanecen en el aire,
como los sueños más anhelados, como las esperanzas puestas en el
hombre, ella trata de esperar pero aquella espera la mata.

La madre llega al lado de Ana y le exige que se retire de la casa. Ana no


puede creer lo que está ocurriendo, está bañada en lágrimas y
mientras cubre sus ojitos con las manos temblorosas recibe un golpe
de la madre de Roberto que la hace caer fuertemente en el piso.

_ Esto es para que no te metas con mi hijo, sucia!

_ Ana puede sentir el desprecio de alguien que hace cinco minutos le


atendía y le hacía honores. ¿Será que el ser humano es tan vulnerable
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

a las circunstancias? o quizás sea tan cobarde que trata de proteger


solo sus intereses.

El padre de Roberto sale por la puerta trasera y saca uno de los autos
de la cochera.

_ No vas a llevar a esta puta a su choza. No ensucies el auto.

_ Serías capaz de caminar en la calle a las doce de la noche y con esta


tormenta?

_ Esta clase de rameras sí!

_ Así fue como te conocí, nunca te olvides de donde saliste. La voy a


dejar y vuelvo.

_ Insolente, eso le enseñas a tu hijo.

En medio de esa discusión Ana decide marcharse, sin importarle qué


cosa le podría pasar en la calle. Y qué decir de la Avenida Thompson,
que cuenta con un record de asaltos y drogas.

A la muchacha no le viene fresco a la cabeza esas probabilidades de


ser víctima de un asalto o algo peor, ella solo quiere escapar de una
realidad. A los segundos se acerca el padre de Roberto y le suplica que
suba al auto. Ella no se niega, tiene mucho frío.

Nadie sabe con exactitud lo que pasó en ese auto aquella noche, ni las
cosas que se pactaron, lo único que ocurrió fue que Ana jamás volvió a
ver a Roberto. Dicen que el padre de este le dio una gran suma de
dinero a Ana para compensar el honor de la familia, otros por ahí, que
fue amenazada para no acercarse más a la casa de su novio. Ella no
espero llegar a casa en el auto y le pidió por favor que la dejase ir unas
cuadras antes de su apartamento. El padre de Roberto, El pastor
Augusto, no le refutó la decisión pero le dijo que aún era peligroso
caminar por las calles de Router.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Ana, con lágrimas en los ojos y lastimada en su corazón por la crueldad


de aquella familia, sube las escaleras del viejo edificio. En su cama
está el test de embarazo. Ella lo agarra y lo arroja contra una pared,
luego se acurruca entre sus piernas, cerrando sus ojos con las manos y
llora sin consuelo. Está tan herida! Si supieran los sentimientos que
pasan y hacen latir su corazón.

_ Siempre a las chicas tontas se les promete amor eterno, ¿cómo no


fui más madura? ¿Qué voy a hacer ahora?

Se cuestiona muchas cosas y por su cabeza pasa la idea de un aborto,


seguido de un accidente donde pueda perder a la criatura; quizás,
también irse de la ciudad para no tener que pasar la vergüenza de
andar por la calle con una panza de madre soltera. Miles de cosas son
las que piensa, más todas no tienen consuelo.

La niña soledad le acaricia [1], esa soledad que ha cobrado muchas


víctimas en este mundo tan moderno, lleno de telefonías y mensajerías
pero incomunicado totalmente. Sigue lloviendo y Ana encuentra un
suspiro en su ser, trata de calmarse, le dan ganas de quemar todo lo
que le recuerde a Roberto, no tiene sentido, se sintió oprimido, por esa
razón actuó así, no valdría la pena deshacerse de recuerdos tan lindos.
No la defendió, ni siquiera una sonrisa de felicidad, sería una opción de
venganza quemar todo y tirarlo en la puerta de su casa.

El pobre ser humano, lleno de venganza, cree que es la única solución


para saldar los dolores pasados. Sudamérica sabe mucho de eso. Se
ve a diario las noticias de Detenidos desaparecidos, de madres que
gritan justicia, una justicia que disfraza las ganas de matar a los
opresores, un sentimiento animal, pero humano a la vez, donde no
existe la cordura, el buen ejemplo, la amistad, solo la venganza y saciar
la sed de poca justicia que existe en estos lados.

Muy por el contrario, los religiosos y los supuestos cristianos viven


haciendo esas oraciones pidiendo justicia por la humanidad, olvidaron
que Dios es un Dios de Misericordia, que no quiere sacrificios, ni
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

grandes hazañas, solo gente esforzada que construya bien a pesar de


este mundo y de esta maloliente sociedad que cambia los valores a
como dar.

Ana tiene una idea. Quiere desahogarse un momento. Mamá está


durmiendo, la relación con su hermana menor no es de lo mejor. Toma
una libreta de números telefónicos y comienza a llamar a sus
amistades.

_ Si, Ale, estas despierta?

_ Ya estoy durmiendo Ana.

_ Necesito hablar con alguien, por favor, puedes…

_ Conversemos mañana, estoy tan cansada, me vas a entender,


verdad?

_ Si, cómo no te voy a entender.

Busca unos números más pero a esa hora, cerca de las una de la
madrugada nadie atendería el teléfono. Ella insiste dos o tres veces
más.

Va hacia la ventana, ya no le importa si están los amigos o si se fueron,


no le importa nada que sus amigos de plástico le puedan dar. Ve al
final de la calle una silueta. Puede ser Roberto que viene a pedir
perdón por lo sucedido, puede ser que venga con un ramo de flores y la
invite a salir. Puede venir, subir esas cansadoras escalas del edificio y
abrazar su alma con dulces palabras. Claro que puede, pero no está en
la calle, está en la imaginación de Ana, en sus tiernos sentimientos, sin
rencores, sin ganas de venganza, solo dando oportunidades de amor
en su mente. Claro que sí, todavía ama a ese chico.

Vuelve a su cama y se envuelve con una frazada. Llora nuevamente,


más no con dolor, si no, ahora con angustia y soledad.
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Siente unas manos que acarician sus espaldas, son manos de amor.
Ana sabe que su madre al fin la entendió y ahora viene a conciliar la
áspera discusión de la mañana. Sus manos trajeron consuelo a Ana
por el triste día que tuvo.

_ Mamá perdón por este error, solo quiero que sepas que te amo, pero
que me siento sola. Llamé a mis dos amigas y ninguna tenía tiempo,
llamé a uno de los consejeros de la iglesia pero me dijo que no estaba
en la ciudad. Me siento tan sola, gracias por venir mami, me vas a
perdonar?

Ana se descubre y no ve a nadie en su cuarto. Comienza a tener miedo.


Se queda quieta unos instantes y su respiración cambia.

_ Mamá? Estás ahí? Mamá, Hey, no te escondas.

Espera unos minutos algún sonido pero nada. Es vencida por el sueño
diez minutos más tarde.

*** * ***

El rumor, por supuesto, se expandió por toda la escuela. Roberto no


fue a la escuela a la mañana siguiente por lo tanto estaba descartada
la posibilidad de que él le hubiera dicho a sus amigos. Las amistades
funcionan excelente en este proceso, donde se necesita saber la
noticia más fresca, y a Ana ya la están mirando como bicho raro.

Siente una vergüenza muy grande porque ya nadie la toca, ni si quiera


la toman en cuenta. Trata de actuar de forma normal pero sus ojitos
demuestran otra cosa.

Sus dos amigas, Jocy y chabela la ignoran y al entrar a la sala de clases


hay un vacío alrededor y Ana se da cuenta pero calla. El reloj sigue su
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camino y no se detiene para preguntar qué es lo que ella está


sintiendo, ese desprecio social solo por no pertenecer más.

Es una idea loca pensar que las personas podrían detenerse un


momento para pensar en sus actos, esperar antes de apuntar con el
dedo y remendar la equivocación de reflejar en el otro la represión que
palpita en sus corazones.

_ Ana, te llaman de la Dirección.

_ Si profesora.

_ Bueno, vaya ahora!

_ Si profesora, voy.

Al bajar las escaleras pudo divisar en la entrada de la Dirección, la


silueta de la madre de Roberto. Ana, antes de entrar se queda a fuera
tratando de escuchar la conversación que tiene con la directora.

_ Quiero que tome cartas en el asunto, usted es la autoridad.

_ Si Señora Rebeca, pero tengo que decirle que primero citaremos a su


madre para que esté al tanto de la situación y de esta forma…

_ La madre de la chica no le importa nada, solo fíjese lo que pasó.

_ ¿Sabe usted quién es el padre de la criatura?

_ Su hijo, replica Ana. Se ha metido en la Dirección y no ha soportado


el falso cuestionamiento de la madre de Roberto.

_ Su hijo es mi novio y él es el responsable también.

_ Calla niña, no sabes ni lo que hablas, ni con quien estás hablando,


eso te enseña tu madre, a meterte en conversaciones de adultos.

_ Conversaciones injustas, usted no conoce a mi madre, ni siquiera la


ha visto en su vida, no puede hablar así.
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Ana hizo un maratónico discurso esa mañana, pero se olvidó que el


mundo no se rige por las buenas costumbres, como dicen los católicos
inertes, como la madre de Roberto. Se encierran la directora y la
Señora Rebeca, pasan unos minutos y fue solo tapar unas bocas por
unos cuantos pesos, limpiar la honra de la familia y del hijo, y por
supuesto, que Ana pierda el año escolar.

La buena conducta, las mejores calificaciones, los cuatro diplomas de


mejor Alumna del año, el llanto de la madre en la pieza y Ana con un
cuchillo en mano, buscando el momento más triste que le de valentía
para morir.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer la


obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia
del pecado.

Romanos 3:20
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

L
a voy a acompañar hasta el olvido. Siempre me dicen que es
fácil olvidar pero hoy solo la tengo en mente como hace unos
años. El tiempo es la mejor medicina, ¿será que funcione
conmigo? Por todas las cruces que he llevado en mi vida
creería que esta es la más pesada.

El barrio TRINCHERA fue quien cobijó mis primeros sueños. Solo tenía
8 años cuando comencé a hacerme preguntas de la vida. Una madre
que no tenía muchos estudios, que me decía poco y nada. La vi toda mi
infancia postrada en una cama con una depresión muy grande y con
los problemas que a mi edad no podía entender, pero que siempre se
reducían en plata y más plata (diría menos plata).

Todos mis amigos eran chiquitos, casi todos tenían una media de ocho
años, unos más grandes, otros más pequeños. Nuestra querida
esquina, ahí era donde nos juntábamos a decidir quién era el
PowerRanger rojo y quién el azul. Como siempre tuve una personalidad
apocada con todo lo que pasaba en casa, elegía al PowerRanger más
Introvertido para compenetrarme con él y poder jugar todas las noches
a ser poderosos guerreros. Las escenas las recuerdo muy bien, y el
árbol donde me escondía también.

Han pasado los años desde que dejé ese barrio y creo que una de las
cosas que mejor hizo mamá, primero fue haberse recuperado de su
depresión y segundo, habernos mudado a un mejor barrio.

Pero no me voy a referir a estos hechos posteriores, sino a la chica de


mis sueños, que el muy sonso no se animaba a hablarle. Tuve
muchísimas oportunidades de hablarle, de abrazarla inclusive, o
invitarla a un helado pero era más fuerte mi vergüenza que las ganas
de tomarle la mano.

Un día ella vino hacia mí y me dijo que la abrazara, yo desaté mi capa


roja y le cubrí la espalda, luego saqué mi daga para ver si venía algún
extraño, mientras divisaba el horizonte, en unos segundos apareció un
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

inmenso dragón que nos devoraría vivos, por lo que me arrimé a la


batalla. Sacaba fuerzas, me disponía a entregar la vida por la chica de
mis sueños y derrotar a la inmensa criatura y, claro, sonó el
despertador y se escuchó la voz de fondo de una de mis hermanas:
“Vicen, es hora de la escuela”. Mientras maldecía a mi hermana, me
sentía bien de despertar y honrar todas las mañanas a la cama que me
daba por lo menos la ilusión de tener entre mis sueños a Mari, la chica
que amaba en silencio.

Y por supuesto, solo tenía en ese tiempo ocho inmensos años.

En la escuela era día de elegir al presidente de curso y al delegado. Se


postuló Rodrigo Navarro, Cristian Soto y los chistosos del fondo me
nombraron a mí uno de los candidatos, en resumen era uno de los tres
potenciales Presidentes de curso.

Cuando comenzaron las votaciones hubo un fuerte repunte para


Rodrigo, luego se le adelantó Cristian, y yo? Yo nada, no tenía votos,
pero como la Profesora era integradora y a la vez le encantaba dejar en
ridículo a todos, inscribió mi nombre en la pizarra. Faltaban cinco votos,
entre ellos estaba el voto de Mari. En mi mente pensaba si es que ella
votaría por mí, que si votaba por mi yo en la semana le diría todos mis
sentimientos hacia ella. Lógicamente que era una excusa para
convencerme que aún mas imposible era enfrentarme a mí mismo,
como siempre fue en mi niñez.

Carolina Cuevas voto por Rodrigo, Cynthia Celis votó por Rodrigo y
Víctor Maturana también. Luego la profesora le preguntó la opción de
rigor a Mari y ella, en un acto sin precedentes dijo:

_ A ver, como nadie votó por Carrasco le doy mi voto.

Yo quedé loco, no lo podía creer, ella, la princesa de mi vida, la reina de


mi castillo lleno de dragones y Monstros gigantes había votado por mí.
Quedaba el voto de Loreto, parece que también votó por mí pero que
me importaba, Mari había dado su voto a este gusano sin
personalidad.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Cuando regresé a la realidad me di cuenta de la promesa que me


había hecho así que me puse en campaña para encontrar las palabras
adecuadas para expresarme y contarle lo que este corazoncito le tenía
preparado.

Era lunes.

Por supuesto, ustedes son inteligentes, elegí el viernes para decirle.

Comencé a escribir en un papel la forma, las palabras para tratar de


conquistarla. Como siempre, “desde el momento que te vi muñeca,
supe que tu corazón y el mío” pero eran frases demasiado muy cursis.

Comencé esa semana a ver las novelas que miran mis hermanas pero
solo lloraban y habían palabras que no entendía “te mataré porque le
has quitado la fortuna a mi familia José Heriberto Henríquez” una
estupidez que no me serviría.

El miércoles intenté quedarme despierto y cuando todos se fueron a


dormir me levanté y puse la televisión a ver si encontraría una
respuesta y fue la primera vez que vi pechos desnudos. Como creí que
me estaban vigilando me fui a dormir.

De todas las cosas que probé hice lo peor de todo, lo que jamás debí
haber hecho. Conversé con una de las amigas de Mari, Cyntia, le conté
que estaba enamorado de Mari y después de unos segundos todos en
el curso supieron que yo estaba locamente enamorado de Mari.

Todos los planes que tenía se desvanecieron, y el jueves no fui a la


escuela porque sabía que me avergonzarían delante de todos y
enfrentar al curso y las risas de siempre sí que era duro para mí.

A mis ocho años tenía que decidir entre cancelar el plan o enfrentarme
a ella a pesar de todo.

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Me levanté muy decidido a contarle de una vez por todas que la amaba
y que no me importaría si me rechazaba porque con solo mirarla me
hacía feliz y sentir su voz era lo que me hacía vivir. Al entrar a la sala de
clases no noté la diferencia, es más nadie nombró a Mari. Un poco
extraño, mientras entraban todos mis compañeros no encontraba a
Mari. Esperé diez minutos sin poner atención a la maestra, solo
esperar que llegara.

No hubo caso, no llegaba.

Al salir a recreo Sebastián, uno de mis compañeros me contó que los


padres de Mari sufrieron un grave accidente y que todos habían
muerto.

_ Mari también?

_ Lo que contó la profesora es que tuvieron un gran accidente.

_ Cuando lo dijo la profe?

_ Ayer, pero ni viniste.

Lo primero que pensé fue en una broma pero mientras hablaba con
Sebastián se acercó la Profesora y me llevó a un lado y me contó que
Mari había dejado la escuela para irse a otro lugar.

_ Al cielo verdad?

_ Mira Vicen, Mari ya no es nuestra compañera de escuela, ella se fue


con su familia, están descansando en el cielo, no volverán, pero estaría
feliz si te portas bien y…

_ Y cómo va a estar feliz si está muerta y usted me miente!

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

El año escolar está en peligro, casi por perdido, le dijo la maestra a mi


mama en la reunión. Cuando llegó a casa con la libreta de
calificaciones me golpeó muy fuerte con una correa de cuero y me dijo
que si no subía las calificaciones me iba a seguir golpeando aun peor.

Lo único que hacia todas las tardes era subir al árbol grande y pensar
en Mari, en nadie más.

*** * ***

Como les conté hace unos instantes, mi madre decidió que nos
mudáramos a un lugar más seguro en la ciudad de Router, por esa
razón es que llegamos al Barrio de los Parronales donde se decía que
estaba alejado de todo lo malo.

Dejé las amistades y a las calles que me eran conocidas. Si, acá había
más policía y más luminarias pero menos chicos y más música que se
escuchaba de las Discotecas que estaban cerca del barrio.

Las primeras semanas me estaba acostumbrando y logré hacer unos


amigos que parecían ser buenos.

A pesar de todo extrañaba a los muchachos de mi barrio, no quería


estar acá encerrado sin saber que les pasaba a todos por allá. Así que
un día al salir de la escuela los fui a visitar. Jugamos al futbol toda la
tarde y descalzos caminamos por todas las calles del barrio que me vio
nacer. Nos reíamos de cada estupidez y no podíamos estar sin
subirnos al árbol grande que debería estar cansado de que siempre
nos colgáramos de él.

Quizá esa fue una de las últimas veces que estuvimos juntos todos
como amigos. Andrés y Esteban se me acercaron y me dijeron que Mari
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

estaba viva pero la habían llevado lejos de la ciudad donde estaban


todos los chicos sin padres. No se si la seguía amando como cuando
pequeño, ya tenía doce años, no esos tontos ocho años, pero me
interesó y les comencé a preguntar.

_ Quién les contó eso?

_ Mi mama nos contó hace tiempo.

_ Y por qué no me dijeron?

_ Ya te habías mudado al otro lado de la ciudad.

_ Es decir que Mari está viva, Están seguro chicos?

_ Así es Vicen, pero no sabemos dónde está.

Volví como si flotara en el aire, lleno de alegría a mi casa y no paré de


pensar en esa chica llamada mari. Así que no está en el cielo con Dios
como me mentía la profesora, debe estar en algún lugar menos en el
cielo. Y me dormí ese día pensando en todo eso.

Al día siguiente estaban en la puerta dos personas golpeando la reja.


Salí y los saludé, ellos me respondieron que eran de una iglesia
evangelista. Lo hice entrar y mama que estaba en el patio se acercó a
charlar con ellos mientras yo estaba viendo la televisión. Ellos traían
unos libros para vender pero mama no tenía dinero para comprarlos.

Conversaban un poco sobre la resurrección y sobre los muertos. Yo les


dije que tenía una amiga que estuvo muerta durante unos años y que
después resucitó, ellos me dieron una sonrisa y exclamaron que era
imposible que alguien estuviera tanto tiempo muerto y luego
resucitara, pero les conté sobre Mari. Mama quedó sorprendida porque
les contaba a los señores con tanta pasión sobre ella que los hombres
me preguntaron dónde estaba. Les dije con voz cabizbaja que estaba
en un lugar donde los chicos no tienen padres. Un orfanato! Gritaron
los muchachos.
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Entendí esa tarde lo que era un orfanato y lo tan alejado que estaba de
la realidad. Solo esperaba que Mari estuviera bien y feliz.

Los señores se quedaron a comer y después de unos minutos mama


les compró una revista que llevaban: “Paz en la tormenta”. Mama les
contó que estuvo muchos años con depresión y de las complicaciones
que surgieron producto de esa enfermedad. Antes de marcharse
oramos todos juntos. Mama lloraba y yo también me sentí tocado
porque mientras estos hombres oraban yo me acordaba de Mari y de
mis amigos.

Esteban me llamó por teléfono unos días después y dijo que fuera a
verlo porque me tenía una gran sorpresa.

Al llegar a mi viejo barrio, a la distancia me fue a encontrar Esteban y


Andrés, su hermano, con una bicicleta de su papá. Entramos en su
casa y me mostraron una carpeta con datos de Mari y de todo lo que
había pasado. Supe lo que había pasado, supe que su padre la
maltrataba a ella, a sus hermanitos y a su madre. Supe también que su
padre había abusado sexualmente de ella pero que la pobre no sabía
de la gravedad de eso hasta mucho después cuando se confesó ante
un profesor, según lo que decía la carpeta. Sacando información vi la
dirección del lugar donde estaba y del hospital donde su madre murió
desangrada.

Otra noche más para pensar, veía una y otra vez la foto del archivo
donde estaba Mari y esa sonrisa, era mi princesa una vez más que a
pesar de no estar, me iluminaba la vida. A veces pensaba por qué
razón me aferraba a la opción de salvarla y de amarla, no tengo, acaso,
con el amor de mi familia?

Cuando llegué al hospital estaba listo para cualquier sorpresa pero


alentado con la información que llevaba.

Al instante unos policías se me acercaron y me llevaron a un cuarto al


final del pasillo.
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_ De donde sacaste esa carpeta?

_ Me la regaló un amigo, es información de una amiga.

_Como se llama tu amigo, el que te dio la carpeta?

_ Pedro, vive en barrio las torres.

_ Numero de casa?

_ No lo recuerdo pero es por calle general Carrera.

_ Devuélvenos esta carpeta, es de este hospital, hace unos días fue


asaltado por una banda de chicos del barrio naranjal y se llevaron
dinero y unos archivos iguales que estos.

_ Quedé sin información y con mis pies fuera del hospital, mama que
venía en camino a buscarme y con una paliza fija para más tarde. Vi a
mama hablar con policía y ahora se estaban acercando a mí, era mi fin!

En casa mama me contó que Esteban y Andrés estaban en un lugar de


recuperación infantil por haber asaltado el hospital de la ciudad. No
hubo golpizas ni malas palabras, parecía que entendía la situación.

A mamá le dije que no iría más al hospital pero mentí. Fui al hospital
otra vez, después de la escuela, y pregunté de todo para saber de Mari
Contreras. Lo único que conseguí fueron unos dibujos que ella había
hecho días antes de marcharse al orfanato. Y ahí estaban sus dibujos,
todos con una marca especial, un nombre que debió cruzarse en su
camino, podría ser una dedicación especial a alguien:

PARA MARCOS, MI MEJOR AMIGO.


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¿Entonces quién eres? ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que
nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?

Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderecen el camino del


Señor” respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías.

Algunos que habían sido enviados por los fariseos lo interrogaron: —


Pues si no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no
conocen, y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera
de desatarle la correa de las sandalias.

Juan 1:22-27
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

M
i foto manchada con sangre tirada en uno de los
basureros al final del callejón. A los dos minutos
aproximadamente encontré mi billetera con todos mis
documentos. Si era millonario lógicamente me habrán
robado el dinero y dejaron la billetera escondida tras los basureros, si
no, era porque cuando me golpearon me la sacaron para ver alguna
cosa puntal; la verdad, no lo recuerdo. Ojalá sea como las películas
donde el personaje va viendo escenas y va recordando, pero yo, hasta
el momento, nada he recordado.

Si bien, esta billetera ha estado aquí todos estos días en que estuve en
el hospital, será que este lugar no es muy concurrido por la gente, a
parte, está lleno de perros y ese olor a orina que no se soporta no es
apto para que la calle 33 sea concurrida.

Estoy temblando, siento como si me estuvieran observando, como si


quisieran otra vez tratar de matarme, estoy temeroso aunque no hay
nadie, solo perros vagabundos.

Ahora recuerdo a esa enfermera, me sonaba tan familiar, lástima que


estaba casada con una sabandija que de seguro la debe cuidar, creo
que jamás se fijaría en un chico sin raíz que no recuerda su pasado.
Antes que se me olvide tengo que tener en cuenta las siguientes
cuestiones: No soy de esta ciudad porque nadie fue a reclamarme al
hospital. Segundo, no soy de los alrededores porque no salí en la
televisión y nadie ha hecho campañas publicitarias para encontrarme.
Y puede ser que haya sido capturado para cobrar recompensa y
quisieron matarme, hay Dios, no sé qué pensar, me siento tan solo, no
logro entender esto y ya me está dando hambre.

Lo más sano que podría hacer en este momento sería volver al


hospital, ya van a ser las dos de la madrugada. Este perrito podría
decirme algo, no solo lengüetear mis zapatos, tendrá dueño o es
mascota social. Estamos en las mismas amigo, vos vagabundeando
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por la vida y yo comenzando el viaje del vagabundo. Sabes perrito, no


sé lo que viene mañana pero si estoy seguro que esto no es por
casualidad, una mente superior está permitiendo que pueda ver las
cosas desde otro punto de vista, como apartado, en el aire, viendo
cómo todos se manejan, viendo esta realidad, no sé por qué te hablo
mascota social, pero déjame decirte que vos y yo estamos en las
mismas así que en este piso comienzo, en el piso menos dos, en el
piso de la humillación personal, creo que así voy a descubrir quién soy
realmente y no qué me dicen los demás que soy.

Bien, ya no sé qué pensar, ya no puedo con este tonto cerebro: Abriré


otra vez la billetera, no quiero sorprenderme, pero ahora las respuestas
se van a dar si o si, revisaré todos los papelitos y cosas que puedan
hacerme recordar quien soy realmente.

*** * ***

La billetera era la última opción de Marcos.

Al abrirla encontró boletos de una ciudad distante, “Rengo”, eran


boletos de tren. También había dos tarjetas de Crédito y una libreta de
direcciones telefónicas.

No quería llegar a la parte más importante, solo quería ir recapacitando


mientras sacaba los papeles de esa billetera, pero no conseguía saber
quién de verdad era él. Había tres papeles con pedidos de santificación
y dos calendarios donde salía la cara de Jesucristo.

Tres minutos más tarde sacó la cédula de identidad y logró ver su foto y
su nombre.

Marcos estuvo sentado bastante rato en el callejón, lo bastante como


para que llegara la mañana, sus ojos puestos en esa cédula de
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identidad que lo nombraba persona normal, que lo sacaba de la


película que estaba viviendo. Luego se durmió

_ Miren quién ha regresado, es Marcos

_ Levántate estúpido, acá hay algo para comer, lo recogimos del


basurero del restaurante, es tu día de suerte, si hasta nos
encontramos un par de celulares. Los vamos a vender.

Marcos reconoció a estos dos hombres, uno de ellos tenía esas marcas
horribles en las muñecas, y al levantarse los abrazó a pesar del olor
que cargaban sus ropas.

_ Gracias a ustedes estoy vivo, lo sabían? Me hablaron en el hospital


sobre ustedes, les voy a estar agradecido siempre.

Comieron un humilde sándwich con sabor a amistad y Marcos les contó


todo lo que había pasado y que ya no se llamaba Marcos, porque había
encontrado su billetera anoche al final de la calle 33.

_ Quieren saber cuál es mi nombre muchachos?

_ A quien le importa. jajajaa, cuéntanos.

_ Me llamo Roberto Sabat, no es cómico semejante nombre para


semejante gusano?

_ Si, mas semejante fueron las heridas que tenías la semana pasada,
pensamos que estabas muerto muchacho.

_ Creo que volveré al hospital señores, los médicos deben estar


preocupados por mí.

Efectivamente estaban preocupados por Marcos. Cuando entró al


hospital se acercaron dos de los médicos conocidos y le preguntaron
dónde se había metido. Marcos le mostró la billetera.

Estuvieron llamando a los números que había dentro de la billetera,


toda la mañana mientras Marcos recobraba fuerzas.
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Al despertar, Marcos tenía la comida del almuerzo en una silla y una


carta en el servilletero.

La letra le era conocida, seguramente era de la enfermera pero no


dudo en abrirla y comenzó a leerla.

*** * ***

“Router, Sábado 20 de Sept. 2008

Marcos, fue un gusto haberte atendido, sé que hoy te vas, me


dijeron que te pagarían una pieza para estar mientras trates de
encaminar tu vida y buscar repuestas. Por mi parte quiero decirte
que estoy feliz de volverte a encontrar en mi vida. Cuando
vuelvan tus recuerdos quiero que tengas en claro que jamás me
negué a verte, esto lo entenderás cuando vuelva todo a la
normalidad.

Mis más sinceros deseos para tu vida.

Con cariño, Ana Frens.”

*** * ***

Marcos comió su comida y sintió suya la disculpa de la enfermera por


no haberlo invitado a su casa.

Luego fue a alistarse para salir a la ciudad pero escuchó una citación
del Psicólogo del hospital por altoparlante. Marcos se coloca un poco
nervioso porque de seguro le dará noticias sobre el paradero de su
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hogar, si es que tiene; sobre su familia, si es que tiene; de sus sueños,


si es que estaban incluidos en esa billetera.

Marcos pasa a la oficina del Médico y este lo recibe con una gran
sonrisa. Queda todo en silencio hasta que el profesional interrumpe los
pensamientos de Marcos.

_ Así que tú nombre es Roberto Sabat.

_ Así es Doctor, hasta yo me sorprendí.

Escuché ese apellido alguna vez en la televisión de una tal Rebeca


Sabat, recuerdas eso?

_ No Doctor, no me diga que es el nombre de mi madre. Tengo madre?


Todos están muertos? Estoy nervioso!

_ Marcos, Roberto (con una sonrisa culposa), exactamente es el


nombre de tu madre. Tú vives en una ciudad llamada Rengo a
doscientos Kilómetros de acá y eres afortunado de tener una familia
tan estable. Nuestro miedo era que fueses una persona indeseable, tú
me entiendes, un ladrón o delincuente. Tienes una familia estable…

_ Y olvidadiza que no reclama a un hijo de 24 años.

_ Lo que pasa Roberto es que ya no dependes de tus padres, tienes


vida propia.

_ Qué?

_ Prepárate para lo que ahora te voy a decir, pero antes, saca cualquier
imaginación que haya sucumbido durante estos días para que no te
decepciones, de acuerdo?

_ Está bien. Vivo en un circo?, mis padres son ebrios o son


defectuosos?

_ Roberto! Toma esto en serio, me haces reír.


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_ Está bien Doctor, espero que me recuerde por lo que soy ahora, en
este preciso momento, eso me pondría más contento, no quiero
cambiar después de saberlo todo.

_ Eres especial para nosotros Roberto, durante estos días nos has
alegrado y ayudado mucho, eres respetuoso y…

_ Y ustedes me salvaron la vida, puedo olvidarlo todo, menos esto.


Siempre los tendré en mi corazón. Prosiga.

_ Está bien. Eres estudiante de Teología. Este es tu último año y te


gradúas. Estás a punto de casarte con Mariel Smith que es profesora
de Filosofía en una escuela secundaria de la ciudad de Rengo. Por lo
que me dijo tu madre estabas comprando algunos utensilios en una
tienda Judía cuando desapareciste.

Tu madre y tu Papá, Augusto Sabat, te han buscado por todos lados y


mucho han ayudado los contactos que tienen en todo el país, más
Router no es una importante ciudad, es como buscar una aguja en un
pajar.

_ Puede ser que me hayan raptado, pero por qué?

_ Hubo una fuerte riña social entre unos sectores cristianos y Judíos de
tu ciudad y como tú eres hijo de un pastor…

_ Soy hijo de quien!!?

_ Qué? No lo sabías.

_ Mi padre es pastor? Soy cristiano? Predico en las calles como los


abuelitos?

_ Espera Roberto, tú vas a ser quien lleve las riendas de las iglesias
que están en Rengo y los alrededores. No sé cómo decirte pero el
desafío de esta vida que estás descubriendo es duro, pero es tu vida,
eran tus sueños y tienes que enfrentarlos con toda valentía. Comienza
a tomar esta realidad porque no pudo haber sido mejor.
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_ Míreme bien a los ojos doctor. Tengo cara de Evangelista?

_ Tienes cara de buena persona!

*** * ***

Marcos descubrió muchas otras cosas sobre su vida que comenzó a


despreciar la idea de volver a su realidad esta vez. Más cómodo sería
ser hijo de un político o ser de clase media.

Una nube de pensamientos en su pobre mente y maldiciendo el día en


que perdió la conciencia y los recuerdos de su vida. Marcos estaba
tratando de buscar una fórmula para disolver este presente que hace
unas horas era próspero y que ahora se estrechaba en una vida
extraña y con responsabilidades que no lo dejarán ser lo que hasta
ahora estaba construyendo como su propia moral, desarrollada en seis
o siete días en un hospital y con dos vagabundos como ejemplo.

El hospital y los días en él lo habían hecho una persona sensible a los


infortunios de la gente y muy colaborador, y eso no lo iba a abandonar.

Mientras Marcos seguía en la sala del Psicólogo sin escucharlo, solo


pensando, interrumpe un médico de guardia y le dice a Marcos que los
padres y la novia lo vienen a buscar. Marcos está muy nervioso y no
sabe cómo enfrentar la realidad.

_ Estás pálido Roberto, recuéstate un momento mientras tu familia


viene.

_ Hay que enfrentar todo esto doctor?

_ Quieres filosofar un momento chico?

_ Quiero respuestas.

_ Hay respuestas en la filosofía.


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_ Y en la Religión?

_ No lo sé, lo único que veo en la religión son personas que descargan


sus problemas para sentirse mejor, es una buena terapia pero no son
un real aporte para la sociedad, cientos de años de cristianos y siguen
las muertes y los hurtos en nuestras calles.

_ Si perdí mis conocimientos y mis recuerdos, cómo es que puedo


decidir?

_ Elegir es inherente al ser humano, es como cuestionar si un bebé


busca o no el pecho de la madre para alimentarse.

_ Son reflejos.

_ Eso es lo que nos diferencia de las demás especies, podemos elegir


nuestros actos y nuestras decisiones pueden afectar nuestra vida y la
de los demás.

_ Nuestro alrededor.

_ Un poco más, según a quien hayas afectado con tu vida.

_ Y si cambio mi futuro y me escapo de acá doctor.

_ Hay gente que no ha perdido la memoria en tu ciudad y estarían muy


tristes por esa decisión egoísta. De esa forma estarías afectando la
vida de mucha gente.

_ Me resulta difícil esta situación doctor.

_ Cuando abraces a esa chica, trata de sentir sus afectos, no los tuyos,
es este momento tendrás que construir tus sentimientos por medio de
la observación. En tu corazón no guardas afecto hacia las personas
que vienen, los olvidaste, tú nos quieres a nosotros porque nos has
visto primero, quieres a los borrachos de la calle 33 y a Ana…

_ Quién es Ana?

_ La enfermera, la que te atendía, no la recuerdas de algún lado?


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ No doctor, por qué tendría que acordarme de ella, no vive En Router?

_ Ok, olvídalo. Roberto, adáptate a la vida que te viene, hazlo por los
que te esperan. Sacrifica tus sentimientos y verás que en un mes o un
poco más te adaptarás.

_ Y si no me adapto?

Al instante otro médico interrumpe. Es una llamada de un profesor de


la Universidad donde estudia Marcos. Marcos se despide de un gran
abrazo del Psicólogo del hospital y cae un lagrimón en un gesto de
agradecimiento.

Van a la sala de recepción y está la llamada esperando.

_ Diga.

_ Roberto, soy tu profesor de Teología, estaba rogándole a Dios que


estuvieras bien y me respondió.

_ Le dijo que me acuerdo de su nombre también?

_ Aleluya! Claro que sí, me dijo que tenías presente mi nombre. Dios
siempre responde las oraciones de los justos.

_ Si, recién estaba orando a Dios.

_ Mientras yo oraba podía sentir tu presencia Roberto que también


oraba a la vez que yo lo hacía, que maravilloso es Nuestro Señor.

_ Y qué más le dijo Dios de mí?

_ Que estabas ansioso por graduarte en la Universidad, no es así?

_ No es así, perdí la conciencia, no recuerdo nada, tampoco se orar.

Marcos sale enojado del hospital y va nuevamente a la calle 33 y se


encuentra con los vagabundos. Por alguna tonta razón se siente bien
con ellos y les cuenta lo que le había pasado últimamente. Puede
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

sentir, de una vez por todas, sinceridad en las palabras de estos


hombres sin futuro.

Marcos les comienza a hacer preguntas sobre sus vidas. Descubre que
uno de ellos es un empresario quebrado y el otro una padre separado
que perdió todo por una falsa acusación y claro, el alcohol es la cura de
las penas, nada para reprocharles.

El empresario, Gerardo, tenía una empresa de fabricación y


distribución de pizzas, unos cuantos locales comerciales en la ciudad
de Router y era activista del club social de la ciudad.

Por otro lado Miguel, el desdichado hombre, un poco mayor es padre


de tres chicas de veinte, quince y trece respectivamente. Su esposa
tuvo una aventura encubierta y en un ataque de ira Gerardo perdió el
control y la golpeó, el juicio falló en su contra sobre una demanda
interpuesta por la mujer, perdió el trabajo y las ganas de seguir sobrio.
Debe meses de impuestos y de mesadas para sus dos hijas más
pequeñas.

Entre medio de las risas Marcos y estos dos personajes estrecharon


amistad más firme y como siempre, se ve que ese callejón triste pasa
la hora rápido, pasaron cuatro horas. A Marcos se le ocurre una idea, le
dice a Miguel y a Gerardo que lo esperen un momento.

Al instante vuelve con un bolso lleno de ropa y con comida. Les da la


noticia que ya se va a casa, pero que les regala las pertenencias que
tenía en el hospital, un poco de ropa que era propia del hospital y unas
bandejas de comida. Pasado unos minutos Marcos se despide y
promete volver. Los borrachos no dejan de quebrarse y lloraron como
hombres. Marcos quería decirles que trataran de levantarse y jugarse
por la vida, pero después de escuchar sus historias sería muy cínico
reprocharles sus decisiones.

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Ya caía el sol y Llega un lujoso automóvil al hospital de la ciudad de


Router y dentro de él estaban los familiares de Marcos.

Se escucha la llamada para que Marcos se dirija a la sala principal


pero está muy nervioso y no desea salir del cuarto donde estuvo toda
la tarde, después que se despidió de los hombres del callejón.

Se siente un golpeteo de puertas seguido de su nombre, Marcos!,


Marcos? Pero él está confundido e indiferente a las llamadas que
hacen allá afuera.

Pasan unos minutos y decide, ya sea por la razón o la fuerza, salir del
cuarto donde estaba y se dirige a la sala donde puede ver por los
polarizados a su supuesta familia. Su padre lo sale a recibir con un
grande abrazo y lágrimas en los ojos. Hay un silencio mientras corren
los lloriqueos de su madre y de su novia. Marcos trata de seguir los
consejos del psicólogo del hospital pero no quiere engañarse, no siente
nada con esos llantos y no siente esa carencia de familia. El padre de
Marcos comienza a hacerle preguntas pero Marcos tiene la cabeza en
otro universo que se llama “estos días en el hospital los voy a dejar
para siempre” pero no decepciona a su padre y larga una sonrisa en
mérito del amor que su familia irradia.

_ Ya sé que no recuerdas nada pero tendremos los mejores médicos


de la ciudad para que logres reponerte.

_ Gracias padre, muchas gracias.

_ Nada de gracias, vamos al auto y salgamos de aquí, hemos


encontrado a la oveja perdida, jeje.

Unos saludos a todos en el hospital y Marcos ya estaba dentro del Auto


lujoso y con una chica colgada de su cuello besándolo cada dos
segundos. No se animaba a decir nada porque no había nada que
decir.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Me escuchas lo que estoy diciendo Roberto?

_ Cómo?

_ Hey, estás en las nubes.

_ Perdón, dígame.

_ Te pregunto si estás feliz de estar nuevamente en casa, estamos en


un auto pero en un rato estarás en tu casa con tus cosas, te pone
alegre eso?

_ Claro que si, emm…

_ Si mama.

_ Claro, si mama.

Al instante el padre de Marcos interrumpe la conversación


argumentando que desde mañana las cosas serán diferentes y que
habrá más amor en la familia. Marcos ve a su madre con unas lágrimas
en los ojos y a su padre con una sonrisa de oreja a oreja. Mira al lado y
la chica llamada “novia y casi futura señora” durmiendo plácidamente,
por el stress quizás, de saber que su novio estaba desaparecido.

Con una hora de viaje hacen una escala en un restaurante. Marcos va


al baño a remojarse la cara, luego entra a uno de los inodoros y se
sienta a pensar. Quiere sacar algo de positivo de esto pero no le sale
nada. No tiene algo para dar.

Lo difícil que es para alguien recibir el fracaso y aceptarlo. Más difícil


es perdonarse por los errores pasados y seguir luchando. La gente en
esta vida es esclava del pasado como nunca antes lo fue en la historia.
La psicología tiene respuestas concretas pero que solo tratan de tapar
esos huecos que sangran, no la herida completa. Por más que me
arrodillo no puedo perdonarme las cosas que hice, las cosas que perdí.
Trato de curarme con ese trago amargo llamado Venganza pero solo
logro Herir a otros, nada más. Luego quiero pensar positivo y ser útil
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

pero encuentro desprecio y traición de mis seres más cercanos, soy


capaz de dar la vida por otro y ese otro, si, ese otro no entiende de mis
sentimientos, no logra leer mi corazón.

Oculto bajo mi colchón todos los sueños y trato, de una vez por todas,
de adecuarme a esta sociedad que huele a alcantarilla para poder ver
la luz gratis y tratar de hacer sentir bien a mis seres queridos
sacrificando mi propia felicidad, esa que he estado buscando toda mi
vida y por la que daría todo, solo que no la encuentro y si la encontré,
por alguna tonta razón la perdí y lloro en silencio, la miro de costado,
es mía pero la perdí y no voy a recuperarla.

Por debajo de la puerta del baño ve los pies de su padre y decide salir
para no preocuparlo.

_ Campeón, te estaba buscando, vamos a comer unas hamburguesas


con mama y Mari, te parece?

_ Sí, como tú digas.

_ Te sientes bien Roberto, sé que esto es complicado, pero te vas a


acostumbrar, vas a ir hilando todos tus recuerdos y vas a darte cuenta
que no somos malos padres, te hemos dado lo mejor. En casa te
esperan todos, es una sorpresa, pero te lo digo para que pongas cara
de sorpresa, entiendes…

_ Gracias papá.

_ Eso me pone contento, vamos, las hamburguesas las oigo hablar!

Fue una conversación cálida la que tuvieron en esa parada y las


hamburguesas sabían más ricas que las de Router. Mari le escribe en
una servilleta “Te amo feo” y al leer eso, Marcos se pone feliz aun no
sintiendo nada hacia ella. Mari lo toma de la mano y se acurruca en su
pecho mientras los padres hablan y se ríen sin parar. Marcos
interrumpe con un “muchas gracias” y los padres lo miran apacible,
como si recordaran al Marcos que hace muchos años aprendió a
caminar.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Al llegar a casa Marcos logra divisar la brecha inmensa de la clase


media luchadora y los que están mejor posicionados, ya sea por la
suerte, por esfuerzo o por fraude.

*** * ***

Lo esperaba una multitud, en la puerta de la casa. Las personas de la


ciudad de Rengo habían estado al tanto de las investigaciones y
querían ver a Marcos. Había carteles de bienvenida, mucha comida y
hasta unos cuantos periodistas que le hicieron notas al muchacho
perdido.

En la televisión de un local comercial los borrachos de la calle 33


vieron a Marcos y quedaron maravillados. Unas palabras fueron para
ellos.

_ Quiero saludar, si pudieran estar viendo, a dos amigos que encontré


en la ciudad de Router: Amigos, pronto los veré.

Marcos entra en su cuarto y no desea aun inspeccionar todo el


ambiente. Va hacia la ventana y contempla el barrio en donde vive. A
unas cuadras de distancia hay un panel divisorio parecido a un muro
de castillo y unos metros más allá de los muros está lleno de álamos.

En el horizonte no hay quien pueda leer sus pensamientos y por más


que grite nadie lo escuchará.

Lo interrumpe una empleada:

_ Señor Roberto, el desayuno.

_ Pase por favor.

_ Pensé que estaba durmiendo, como siempre le gusta despertarse


tarde!
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Cómo te llamas?

_ Soy Romina la Hija de la Empleada. Nací con usted prácticamente.


Me contaron que no podía recordar así que me identifico, hola!

_ Soy una persona mala?

_ Ahora no se. Usted nunca conversó conmigo, si quiere le llamo a la


señora Raquel si usted…

_ No Romina, quédate un momento. Te quiero contar algo: Ni siquiera


me han dicho mi rol en esta casa, lo que sé es que me tengo que casar
con Mariel. Estoy confundido.

_ Don Roberto usted está hablando con un tono diferente, como si se


le hubiera ido ese orgullo que tanto lo identifica.

_ Me haces reír. Es lógico que en semejante casa no fuera a ser


orgulloso, el dinero mueve hasta los avivamientos. Cuéntame, qué
sabes de mí.

_ Usted va a ser pastor, Don Roberto, la Iglesia es muy grande y


también estaba estudiando algo de pastor, como así, que se bautizan y
le dan un título. Fuma a escondidas con su novia y de vez en cuando
vienen sus amistades que de amistades no tienen nada.

_ Romina, en realidad no me gusta esto.

_ pero no me lo diga a mí que yo no sé na!, después el patrón se va a


enojar conmigo si le doy consejos.

_ Qué consejo me darías.

_ No sé, hay tantas cosas que no me gustaban de usted que ahora que
converso, así, acá en su pieza, jamás me lo habría imaginado. Usted,
Don Roberto era muy orgulloso y tiene muchas cosas escondidas que si
se llegara a enterar mi patrón de seguro lo degolla.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Te parece si después que salgas de trabajar salimos a dar una vuelta


y me cuentas todo.

_ hay un problema Don Roberto, yo vivo acá… con mi mamá.

Al instante llega la madre de Marcos y Romina desaparece pidiendo


disculpas.

La madre le aconseja que visite toda la casa para acostumbrarse a ella


y como terapia médica, comience a recordar cosas. Marcos entra en la
Biblioteca y se maravilla de los libros y los cientos de Volúmenes que
estaban ahí, todos ordenados y llenos de sabiduría. Recuerda la Biblia
que la pobre abuela le regaló cuando estuvo en el hospital de Router.
Al salir de la biblioteca se dirige al comedor y luego de ver las estatuas
del pasillo va hacia el living de la casa.

Prende la televisión y el noticiero recalca la tregua de los cristianos con


los judíos de la ciudad. El padre se sienta con él y le explica con detalle
lo que sucedió.

Cuando hay iglesias grandes en la ciudad, la disputa no consiste en ver


quien tiene la verdad, la disputa toma un color político, y al pensar que
la religión se torna política, vienen los enfrentamientos. Yo no quiero
pensar que la religión divide, pero hay muchas y cada día hay más, con
nombres raros y cada una defendiendo su punto de vista y esto hace
mal a la sociedad, confunde, maltrata los sentimientos de las personas
que andan buscando una respuesta a sus dolores y temores. Si una
iglesia dice ser la verdadera, ten por seguro que por ahí no es el
camino. Si una iglesia se jacta por sus obras y por sus edificios, ten por
seguro que por ahí no es. Pero si una iglesia vive arrodillada y con una
conciencia redentora y perdonadora, ten por seguro que ahí está lo que
andabas buscando.

Las iglesias hoy están estancadas meramente por el liderazgo bruto


que se ha llevado a cabo durante estos últimos veinte años. Al viejo le
duele dejar el sillón y entregárselo a un joven, el orgullo está primero,
los aplausos están primeros.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Me hastié de ver personas en las plataformas que se sienten bien por


las adulaciones y los aplausos. Cuando veo gente la cual su meta es
estar una nariz por encima de los demás, personalmente huyo de esos
pastos secos. No puede ser que habiendo tanto talento en nuestras
congregaciones tengamos que seguir soportando a gente orgullosa que
quiere perpetuarse solo por sentir la admiración.

Un barrio de miserias es invadido por cristianos y judíos a la vez, los


judíos regalan mercadería y ropa a los indigentes, los cristianos
introducen su doctrina para que todos sean salvos. La fe y las obras, lo
que tiene más peso gana, la ropa y la comida o la fe y las oraciones.
Dos mil años de cristianismo y no hemos entendido que fe sin obras es
muerta. Cientos de años de mártires y revelaciones solo para llevar
cursitos de quince hojas y al terminarlos una obligación moral de
bautizar y pagar un diezmo. A ese pobre barrio marginal se les enseñó
a dejar de drogarse a los chicos?, se les enseñó a cuidar la maternidad
y que las chicas no tengan hijos a los trece o catorce añitos?, se les
enseñó a los padres a enviar a sus hijos a la escuela y no a la calle?, se
les enseñó a la gente a amar y ser amada? No digo que el diezmo sea
un fraude, digo que todo lo que quieras hacer, si no va mezclado amor
y verdad no es más que legalismo. Ahí es donde el diezmo es un fraude
y un robo.

El padre de Marcos se esfuerza en hacerle entender lo que pasaba


afuera, pero Marcos lo interrumpe:

_ Padre, por qué tienes una casa con tantos lujos si solo eres un
pastor.

_ Sinceramente me mezclé con la corriente de la esta vida, entonces…

_ Entonces el que tiene una iglesia pequeña se va a morir de hambre y


tú vives las comodidades de este mundo por tener una iglesia de miles
de personas.

_ Hijo, no es tan así de fácil como dices, me costó mucho llegar acá. He
trabajado mucho.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Aun no me cierra que siendo cristianos tengamos estas


comodidades. Te puedes fijar un rato en la televisión, puedes mirar a
los chicos que andan descalzos con su ropita manchada? Tienen la
cara sucia.

_ si empiezas a cuestionarte estas cosas no creo que llegues muy lejos.

_ y qué es lo más lejos que puedo llegar en esta tierra?

Marcos sale a caminar un momento y la gente lo saluda como si nunca


hubiera pasado nada, desde afuera es el mismo, solo Dios puede ver
dentro de nuestro corazón, eso comienza a mantener a Marcos en su
lugar, por cierto, no recuerda donde dejó la biblia que la vieja abuela le
había regalado hace unos días.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el


más importante en el reino de los cielos?

Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: —Les


aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños,
no entrarán en el reino de los cielos.

Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el
reino de los cielos.

Mateo 18:1-4
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

E
n la oficina se estaba formando la reunión semanal de los
empleados. Solo faltaba el director. Ya no era noticia de que
las ventas se iban desvaneciendo y por esa razón es que se
estaban haciendo las reuniones con el directorio todas las
semanas.

El director, el Señor Singer llegó quince minutos atrasado pero no era


complicación así que comenzó la charla.

Había que redefinir el presupuesto para el año y así poder pagarles a


los empleados, como también seguir encargando la mercadería
normal.

El señor Singer no tiene una cara muy feliz pero trata de pasar
desapercibido, los empleados huelen que algo anda mal y mientras
habla el secretario de la compañía un celular suena interrumpiendo el
silencio en toda la habitación.

_ Claro que sí, son exactamente los cálculos que me mandaste, los
revisé y están en lo correcto, después te llamo.

_ Señor Singer, alguna llamada en especial?

_ Continúe secretario.

El secretario sigue la, charla sobre las ventas:

_ …Y en este trimestre vamos a bajar los valores de aguinaldo y


controlaremos la gasolina de las motos para tratar de economizar lo
mejor posible nuestro dinero y que de esta forma no siga ocurriendo
este desajuste de cuentas.

El director no aguante más y pide la palabra:

_ Creo que el problema no pasa por un desajuste de la plata, yo creo


en mis empleados Señor secretario, ellos saben que si nada rinde no
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

hay trabajo y como esta empresa se fundó en la confianza, creo que el


problema está en otro lado._

_ Director, he hecho mis averiguaciones y creo que esto sería lo más


propicio para hacer rendir el dinero.

_ Hace un mes hubo un giro de cien mil dólares a una cuenta que no
es de la empresa, ese dinero desapareció y siendo el director me
acabo de dar cuenta solo ayer. Es decir que hay una ineficiencia en
esta empresa, cualquiera puede sacar dinero. El problema es que
alguien que tiene conocimiento sobre la empresa hizo una
transferencia de la mitad de los recursos y estamos casi en bancarrota.

_ Director eso es imposible…

_ Alguien en esta sala hizo eso y quiero que mañana ese dinero
aparezca. Nadie sabe las cuentas ni las claves de las tarjetas, solo
cinco personas, los demás pueden irse de la sala! Buenas tardes.

Todos comenzaron a irse, uno tras otro y solo quedaron el secretario,


las dos secretarias de pedidos y el encargado de logística. Gerardo
Singer comenzó a mirar unos papeles que traía consigo y empezó a dar
números de teléfono y cuentas bancarias:

_ Muchachos, estamos grandes, nuestra empresa de pizzas es una de


las más grandes de Casino y Router, tenemos buenos empleados y
para mí es un dolor muy grande lo que acaba de pasar. No voy a culpar
a nadie, estamos reunidos los que tenemos responsabilidad en este
asunto y quisiera saber qué es lo que pasó.

El secretario trata de excusarse apelando a su buen desempeño y que


jamás vio un giro de dinero y además casi la mitad de los haberes de la
empresa.

Las secretarias están muy nerviosas y se han comido todas las uñas y
el encargado de logística no encontró mejor momento para sacar un
revolver y matar a una de las secretarias de dos balazos en la cabeza.
Todo es un descontrol, las palabras amenas y de confianza que
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Gerardo trataba de irradiar se tiraron a la basura. Ricardo es el nombre


del encargado de logística de la pizzería, empuña un arma con dos
balas menos.

Gerardo intenta de hacerlo entrar en razón, El secretario comienza a


asistir junto con la otra secretaria a la ya casi muerta mujer que recibió
los cobardes balazos.

Ricardo le pide el número de la otra cuenta corriente y Gerardo solo le


pide tranquilidad. Le recita los números y Ricardo saca un cuchillo con
el que amenaza a Gerardo:

_ Toma el arma, que la tomes!

_ Ricardo si la tomo estaré para siempre en la cárcel, no me hagas


esto, llévate todo lo que quieras.

_ Toma esa arma o te corto el cuello, rápido.

Cuando Ricardo deja el lugar, Gerardo revisa el arma y no le quedaban


balas, solo dos poseía el arma y estaban esperando por la desangrada
mujer que yacía en el piso.

*** * ***

Esta es la última copa de vino amargo que tomo. Te prometo que no


tomo más. Si supieras la historia que te tengo que contar, ni me la
creerías, está llena de altibajos y me pasó a mí, puedes creer?

No me cierres la puerta de tu corazón, te estoy contando, no me


ignores. Puedes creer que la mujer por la que luché tantos años me
dejará por un imbécil? Jamás pensé que pasaría pero pasó. Mis hijos
no quieren ni verme y como hoy era uno de esos fines de semana en
los que se suele juntar la familia, hoy estoy solo, quisiera irradiar este
amor que tengo reservado para alguien que lo merezca, quiero volar
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

como las águilas y no ser preso de esta soledad. Sé que a las personas
se les olvida la soledad cuando están con sus seres queridos, pero en
un momento, en un recóndito segundo, vuelven a sentir la soledad.
Estoy sintiendo como si a nadie le importara que yo esté preso de estas
circunstancias. Le di mi confianza a algunos de cuello y corbata y me
han traicionado por un poco de plata, de monedas, mi amistad, mi
confiabilidad cuesta un poco de plata.

Si tuvieras la amabilidad de quedarte un poco más solo para escuchar


mi historia, te prometo seguir teniendo una actitud amable dentro de
este lugar, o por lo menos seguir sonriendo con la esperanza de que a
alguien le sirvo.

*** * ***

El guardia de la prisión lo miró con un poco de compasión y mientras


algunos ya despedían a sus familias, él se quedó con Gerardo para
escuchar un poquito de su historia.

_ por qué estás aquí?

_ Por un crimen que no cometí.

_ Sabías que todos dicen lo mismo de sus situación, todos están acá y
son inocentes, que gran casualidad.

_ Tienes razón, no te discuto eso.

_ A que te dedicabas antes de ser condenado?

_ La vida me sonreía.

_ Y para eso que es lo que hay que hacer?, a nadie le sonríe la vida sin
antes haber hecho algo bueno.

_ Conoces a “Superpizza Cometodo”.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Claro, todos la conocen, son excelentes.

_ Fui dueño de esa pizzería…

_ Claro, y yo en dos segundos me convierto en Obama, que tipo más


loco y que pérdida de segundos.

Gerardo tuvo su oportunidad de contar su historia pero como es


siempre algo infortunado, nadie le cree. Que insano es creerle a un
preso por homicidio doble y estafa agravada, que es el dueño de la
empresa más grande de la zona. Como sea, Gerardo llega a su celda y
trata de descansar en medio de dos violadores y un asesino a sueldo;
es su primera semana en la cárcel después de haber perdido un juicio
comprado por Ricardo, su empleado.

En la mañana se escuchan unas oraciones desde la otra cama, es


Berny que está haciendo unos rezos por sus hijos y otras personas.
Puede notar, Gerardo, unas lágrimas en los ojos de Berny y pequeños
sollozos que hacen de esas seis de la mañana un poco amenas, por
mientras los demás despiertan.

A las siete se escuchan los gritos del guardia para que todos se
levanten. Gerardo toma sus pertenencias y va hacia las duchas. Seguía
pensando en Berny y su llanto. En unos minutos todo se vuelve un caos
en el baño, hay decenas de presos bañándose y Gerardo trata de
acortar su tiempo ahí, se afeita a la ligera, no se coloca shampoo en el
pelo y al momento de secarse llegan a su lado tres hombres, uno de
ellos el más peligroso de la cárcel:

_ Así que tú eres el asesino.

_ No me molestes.

_ sabías que hay que bautizar a los nuevos acá.

_ Me vas a golpear, ya lo sé, si te satisface, si eres tan hombre,


veremos si eres capaz de hacerlo.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Yo soy el que mando por estos lados, así es que no te hagas el


sabelotodo, no converses con nadie, no hables, no te metas con los
católicos ni con los evangelistas, y por último, los de tu celda pudieron
contarte cómo es que se vive acá.

_ No me puedes prohibir esas cosas, ya es mucho estar en este lugar.

Cuando Gerardo da vuelta, lo agarran por la espalda dos personajes y


comienzan a golpear sus costillas. El guardia pasaba por el baño y
Gerardo pide ayuda desesperadamente pero este no hace nada, solo
una mirada como diciendo “esto es así”. Gerardo mira a sus
compañeros de celda y estos solo esconden su mirada. En ese
momento se da cuenta que está solo, muy solo, tan solo que maldice el
día que regaló confianza a sus mejores amigos. Cierra sus ojos y trata
de no sentir. Mientras todos lo violan y lo golpean él trata de inventar
una historia en su cabeza, quiere volver a ser niño, volver a ser niño y
olvidar las cosas de grandes.

Volver a ser niño es liberarse de los prejuicios, de las dudas y volver a


confiar en el padre. Volver a ser niño es preocuparse de las cosas más
lindas, es no tener responsabilidades, sacar cuenta de las cosas que
hará en el día: jugar y ser feliz.

Quien no quisiera volver a ser niño y olvidarse de las traiciones de la


vida, de los que te dan vuelta la espalda. Que hermoso sería volver al
lugar donde naciste y recordar las historias que se escondían en cada
esquina de esa antigua casa, ese árbol donde nos creíamos
superhéroes, ese arroyo que nos hacía inmortales, esa calle de tierra
donde jugábamos futbol desde la mañana hasta no dar más.

Muchos quisieran volver a ser niños solo para sentir los brazos de papa
y esa tierna voz que susurra en el oído: “todo está bien”.

Mujeres que son golpeadas por esos hombres sin corazón quisieran
volver a ser niñas para sentir que son princesitas nuevamente, que
esas espaldas llenas de golpizas desaparecen y vuelven las caricias de
mama y ese vestidito que lucías todo el día. Muchos hombres quisieran
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

volver a ser niños y olvidarse de las deudas, de los engaños y de esas


amistades que están solo cuando hay prosperidad.

Volver a ser niños y respirar esperanza. Construir un futuro de castillos


y vasallos, de algodones y unicornios, tener el descanso del guerrero y
beber agua de vida, la de verdad, la que te quita la sed.

Gerardo volvió a ser niño y olvidó los golpes, las traiciones, los
abandonos; volver a ser niño aunque sea un segundo.

*** * ***

Despertó inconsciente y sintió que el cuerpo le ardía, había pasado la


tarde entera en ese lugar, no podía mover sus manos, estaba atado a
uno de los inodoros y las piernas estaban sangrando de cortes que le
propinaron los demás.

Trató de levantarse y no podía, trataba de pedir ayuda pero se veía que


todos estaban en el patio principal. Tenía mucha hambre, se había
recordado que le hicieron beber orina de la peor forma que un ser
humano lo podría hacer. Se recostó un rato y trató de descansar.

Habría pasado una hora más y volvían todos a las celdas, entonces se
dio cuenta que había estado desde las siete hasta las seis de la tarde
amarrado y lastimado en ese fatídico baño.

Dormitó un rato y volvió a abrir sus ojos. Ya estaba todo oscuro y


comenzó a sentir que nada valía la pena, esa fue una de las veces que
se recordó del incidente de la pistola, de las explicaciones que dio y el
veredicto alterado por Ricardo. Al rato después recordó a sus hijas y a
su mujer, ahora en los brazos de otro hombre. Estaba solo y destruido y
no había una esperanza, ni siquiera Dios. Dios no aparece en esas
circunstancias, no aparece cuando hay un dolor muy grande en la vida.
Porque nuestra sociedad piensa que Dios viene incluido en una flor de
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la esperanza, en un cursito bíblico o en un evangelista que sabe mucho


de la biblia, y como tenemos esos parámetros es que Dios no existe
para muchos, solo para los santos que pagan diezmos y desfilan trajes
caros en un templo. Para los infelices como Gerardo solo es polvo y
cenizas.

Comienza a forzar los paños de sus manos para soltarse de una vez
por todas pero no lo logra. Tira una y otra vez mientras unas lágrimas
salen de sus ojos, es la sinceridad de un hombre traicionado, es el grito
desesperado de los que dieron todo y recibieron nada. Lo intenta una
vez más y no logra desatarse, estaba mojado el paño por lo tanto
estaba muy tenso. Había unas cucarachas que rondaban su cuerpo y la
poca luz las hacía invencibles.

Gerardo lo intenta por última vez y siente un crack de huesos rotos, se


había roto la muñeca de la mano derecha, pero a pesar de ese dolor
sigue tirando y logra desatarse. Se arrastra hacía fuera del inodoro y
comienza a desatarse los pies cuando siente en su cuerpo que fue
violentado y comienza a llorar amargamente. Abre la ducha y se baña y
vuelve a su celda. Se sentó al lado de la reja y prometió no dormirse
hasta que amaneciera. Los presos le comenzaron a gritar las peores
cosas pero el solo agachó su cabeza y logró una vez más el milagro:
“volver a ser niño”.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

No tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que examina nuestro


corazón.

1 Tesalonisences 2:4
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

E
l niño ya tiene ocho años y comienza a preguntar por su
padre. La presión de los amigos quizá lo ha llevado a
cuestionarse tantas cosas, una de ellas es que todos tienen
padre y él no.

Durante unas semanas hostigó con preguntas indirectas a su madre


para que ella le dijera todo pero solo encontró más confusión, y
lógicamente, nunca una verdadera respuesta.

Pasan los años y el tiempo entrega su factura especial, claro, un chico


retraído, casi excluido de sus amigos, solo porque él no tiene padre. La
madre es indiferente al caso, ella está llena de problemas y deudas
que afrontar. El niño en la puerta del baño con los brazos sangrando y
una hoja de afeitar en su mano. La madre le grita desesperada y lo
lleva a lavarse toda esa sangre que corría por sus brazos y que había
manchado su camisita blanca.

La madre está llorando amargamente en su pieza y el niño sentado a


dos metros de ella.

_ No conozco a tu padre, no sé quién es, tenía quince años y estaba en


una fiesta. Conocí a ese chico y me acosté con él, después de unas
semanas quedé embarazada, fue mi primera vez y quedé embarazada,
más él no apareció, no se pronunció, por eso no quería que lo supieras,
porque estoy muy avergonzada por haberte dado esta vida hijo.

_ Por qué nunca apareció? Se fue a otro lugar?

_ No lo sé hijo, solo sé que me tuve que comer todas las burlas, y todas
las críticas de mis padres, fui la vergüenza de la familia, y además no
pude seguir estudiando.

_ Es como le pasó a la mamá de Vicen.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Si hijo, pero ella fue más valiente, yo solo me escondí en el rencor,


pero no lo voy a hacer otra vez, me propuse darte estudios y darte todo
lo que necesites. No quiero te rechazo.

_ Mami, yo te quiero a ti, no quiero nada más.

_ Gracias hijo, estoy muy triste por habértelo dicho de esta forma, que
no se te ocurra hacer más tonteras, estas marcas no saldrán por
mucho tiempo.

*** * ***

Salir corriendo era una forma de no acercarse otra vez al error de su


vida, salir corriendo y no verla más. Supo de su desacierto y pensó que
ya nada tenía sentido.

Yo sé cuándo se está enamorado y él lo quería cubrir con el tiempo,


más ese mismo tiempo le recordó que aún estaba ahí la chica de sus
sueños, esperando por él, pero él sabía que no acertaría esta vez y
decidió correr.

Preferible olvidar y llorarla en el olvido a enamorarse a cada instante


de alguien que no le merecía. Y era la historia de nunca acabar, un
chico que trataba de buscar el amor que no tuvo en su hogar en los
brazos de otro ser, enamorarse al cabo de cinco segundos y después
sufrir el desamor. Él siempre decía que esta vez era diferente pero no
le creí nada de lo que me dijo. Lo conozco bien, si no le gusta una, le
gusta la otra y siempre hay una excusa para enamorarse perdidamente
para después de unas semanas amarrarse a un amor que no le
pertenece.

Siempre me decía que cuando estuviera realmente enamorado


perdería su castidad y se casaría… o al revés pero me entiendes,
¿verdad?
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Una noche me contó que en una fiesta de despedida de un amigo una


chica le invitó al patio a tomar aire y que mantuvieron una linda
conversación, no entendía cómo se había fijado en él pero estaba ahí y
la chica a su lado hablando.

Él cayó en sus brazos y se enamoró. No podrá esperar un tiempo para


conocer, no ser tan impulsivo en mantener relaciones con gente?

Ella le mencionó que se iría sola después de la reunión y le pidió


amablemente si la podía acompañar. El accedió con un sí antes de que
ella terminara la frase por completo.

Cuando volvió me lo contó todo. Yo no podía creer hasta donde había


llegado respecto de sus principios, de seguro que los dejó en la reunión
y se olvidó de todo.

La simple conversación y el tinte chistoso de sus palabras para que ella


le tomara atención. Si, a las chicas les encanta que los chicos cuenten
chistes y se burlen de sí mismos, eso les hace parecer muy atractivos
aunque muchas lo desmientan y me dejen de mentiroso. En medio del
camino hacia la casa de la chica se le ocurre una idea increíble a mi
amigo: invitarla a una gaseosa en la avenida, que a esa hora aún era
más o menos segura. Ella accedió con una sonrisa.

Entraron y se sentaron lo más separado posible de las catorce o quince


personas que estaban dentro. Pidieron una gaseosa y un jugo
respectivamente.

Cuando terminaron de hablar de sus vidas él comenzó a preguntarle


sobre su vida personal, si estaba con algún chico, a lo que ella le
reclamó que no estaría conversando con él de ser así.

Medio sonrojado trató de desviar la conversación y habló sobre los


hijos y en medio de su conversa ella lo interrumpió, “Y no tengo hijos”.

Él se asustó pero mantuvo la calma y tomó un poco de su gaseosa. Ella


quería mantener el control de la situación y comenzó a preguntarle
sobre su vida. Él le habló de su universidad, de sus estudios y de su
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

madre con la que vivía pero que al término de su carrera de estudios la


dejaría para irse a vivir a la capital. Luego le habló de su afición por la
astronomía y ella le dice que ya lo sabía. Él queda perplejo, por qué lo
tendría que saber a lo que ella lanza una carcajada amistosa, “me
volviste loca con todos los nombres de esas estrellas en la azotea”. Se
sonríen y vuelven a tomar sus vasos.

La pregunta del millón tendría que venir, ya habían puesto algo de


música y él la invita a una pieza. Ella dice que primero irá al baño.

Comienza a mirarla mientras ella va en dirección de los baños del local.


Al mismo tiempo por la otra esquina entran tres hombres y una dama y
se sientan en la mesa de al lado donde ellos estaban sentados. Los
mira de reojos, uno lleva una biblia, y tienen una pinta de ser
evangelista o algo parecido.

Como no tenía nada que hacer, las servilletas estaban convertidas en


pájaros y otros origamis, los palitos estaban todos rotos y la gaseosa se
había terminado, decide poner suma atención a estos cuatro
personajes de la mesa contigua.

Hablan de un presupuesto, de becas y de ayudas solidarias, se ve que


planean para su iglesia o algo por el estilo. Como no hay nada raro,
destruye los monstruos hechos de servilletas y se le escapa un
bostezo.

Mmmm, esta chica parece que está demorando mucho. Empieza a


pensar que va a decir, algún tema nuevo para cuando ella regrese y se
le vienen un par de ideas a la cabeza cuando de pronto la conversación
de los evangelistas sube de tono. Hay un par de discusiones y se ven
unos cheques en la mesa. La mujer de cierta edad está alterada y el
más jovencito sale del local con otro personaje de la mesa. Vuelven al
instante hablando por un celular.

Él trata de disimular indiferencia pero no evita escuchar que unos


dineros donados por una tal Angélica Buster son para regalar a todos
los ministros y pastores automóviles. “Quiero ser ministro, necesito un
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

auto”, decía mi amigo en su mente, pero la discusión seguía y entre


palabras cortadas sale la mujer con uno de los hombres y dice con
gran empatía “¡Están deteniendo una bendición grande y tendrán que
rendir cuentas ante Dios!”. Los otros dos que quedaron en las mesa
ríen despectivamente. La conversación sigue entre esos dos pero no se
lograba entender lo que decían. Al instante llega la chica y salen a
bailar.

En la pista él le cuenta lo sucedido y ella al parecer no le cree una


palabra. Al principio él le toma las manos y se ríen juntos. Es preferible
arriesgar y soportar una cachetada que no haberla tomado de la
cintura y hacerla sentir la reina de la noche. Le pide permiso y la toma
de la cintura, ella no reaccionó con una cachetada por lo que fue un
gran logro, ya era un paso más hacia el beso que cerrara la
encantadora noche.

A los lejos se escuchan unos disparos y se siente un murmullo entre la


gente que estaba en el local. A los dos minutos llega el rumor que
alguien había muerto cerca de ahí. Algunos dejan el lugar y él le dice a
la chica si desea irse. Ella lo mira con una sonrisa y admira su
caballerosidad.

Al salir del local había un cuerpo tirado en la acera y quedan los dos
pasmados. Se supone que las chicas dan un grito temeroso como en
las películas, pero quedaron mudos, él y ella. Se escucha en la calle
“¡el maletín, el maletín!”. Ellos dan aviso del cuerpo tirado en la acera y
comienzan a caminar directo a casa pero son abordados por un auto,
los toman del cuello, les vendan los ojos y comienza el griterío, unos
cuantos balazos más y el auto a toda marcha.

Cuando la situación se calma un poco comienzan a preguntarles


desesperadamente por un maletín. Ellos les dicen que están
equivocados, que salían del local y solo vieron un cuerpo tirado, que
eran jóvenes y que iban de vuelta a casa después de sentir los balazos.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

El auto para, salen todos y caminan hacia un callejón oscuro y los


dejan amarrados en un poste de luz. Antes de irse les replican: “hacen
negocios con la fe, pero van a responder ante el tribunal supremo”. Al
instante les sustraen los celulares y con unos paños les tapan la boca
a los dos.

Era la noche perfecta, la velada, las sonrisas, sus manos suaves y para
culminar la noche amarrado a un poste de luz con los ojos vendados y
la boca tapada.

Él siente como llora la chica y se siente impotente, pero más


afortunado al no haberles tocado una paliza o la misma muerte. Tratan
de hacer esfuerzo por salir del embrollo más ninguna técnica da
resultados. Se estaba perdiendo la noción del tiempo pero al escuchar
el sonido de sus celular cerca se da cuenta que es demasiado tarde,
seguramente los bandidos registraron sus celulares, vieron que no
tenían nada que ver con alguna situación y los dejaron tirados por ahí.

Habría pasado una hora más o menos y el celular dejó de sonar, ella
contó las veces que sonó y él, cada vez que sonaba, trataba de hacer
algún ruido por si alguna persona pasaba por ahí.

De pronto se escuchan unos gritos y los perros comienzan a ladrar, él


trata de tomar contacto con la chica, le aprieta las manos en señal de
silencio.

Se escuchan tres o cuatro perros que ladran y gente que habla cerca
de ellos. Él no sabe que más hacer, siente que la muerte se acerca de
a poco. Dos disparos y pasos que van de un lugar a otro, seguido de
unos perros que ladran una y otra vez. Ella piensa lo peor, pero prefiere
seguir en silencio. Ruega para que el celular no suene más.

Se escucha que alguien camina cerca de ellos y luego esos pasos


terminan muy lejos.

Increíblemente él logra sacar el paño que tapaba su boca. Comienza a


decirle a la chica que lo perdone y que se quede tranquila, que no la va
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

a dejar. Trata una y otra vez de disculparse, de verdad que se sentía


muy mal y una y otra vez, promovido por el nerviosismo pedía disculpas
por la situación.

Se escuchan más pasos, unas puertas que se abren y se cierran,


perros y más perros que ladran como si les molestara el silencio.

Lo peor y lo mejor llegó de la mano de dos pequeños que comenzaron


a registrarlos.

_ Les damos todo pero sáquennos de aquí.

Al momento descubren sus ojos y logran ver a dos pequeños que a esa
altura de las circunstancias eran ángeles. Esos angelitos los desataron
y se llevaron sus zapatos y las billeteras pero no se podía medir la
gravedad de un robo con la idea de que ya lo más angustiante había
pasado.

Se abrazaron y nuevamente él le pedía disculpas y ella solo lloraba en


sus brazos.

Comienzan a transitar por el callejón oscuro y a la distancia ven un


cuerpo tirado en el piso. Dan la media vuelta y corren hasta el final del
fatídico callejón. Al llegar a la avenida se colocan al medio de la calle y
después de unos intentos un automóvil para y los lleva a casa.

Me contó, mi amigo, que cuando llegaron a casa estaba la policía y la


madre de la chica envuelta en lágrimas. El padre de la chica golpeó
desaforadamente al muchacho pero ella lo defendió y gritaba que todo
había sido un accidente, que lo conoció en una fiesta y que él la
acompañó a casa y de paso tomaron una gaseosa en el bar de la
avenida Thompson, que en ese lugar ocurrieron unos hechos, un
cuerpo tirado, ellos desalojaron el local, un auto los envistió,
terminando atados de las manos, en el callejón de la calle 33.

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

El niño ya creció y es todo un jovencito. Una falta de madurez tremenda


para poder asimilar la realidad. Decidió no ir más a la escuela y prefirió
buscarse un trabajo. La madre trató por todos los medios de hacerle
recapacitar sobre aquel salto de una sala de estudios a la vida de
jornal, más el empedernido muchachito solo quiso seguir llamando la
atención sobre su realidad y no dio pie atrás.

La madre estaba muy preocupada pero al cabo de unas semanas


siente que es una opción más, al fin y al cabo le iba mal en la escuela y
sería conveniente dejar de pelearle todos los días sobre su escuela por
lo que dejó de actuar.

A los meses llega con una noviecita y junto a ella tres meses de
embarazo. La madre lo mira a los ojos y prefiere quedar callada, no dar
su punto de vista, dejar pasar las corrientes de las oportunidades y
acomodarse a esa situación. Cuando el jovencito cumple veinte, se va
de la casa sin previo aviso y deja a su madre con la amiga soledad, esa
que tarde o temprano se burla de todos nosotros.

Ella llevará, el resto de su vida, la cruz de su soltería y las burlas del


barrio por ser la peor madre del mundo. Ella se lleva la peor parte por
estar llegando a los cuarenta con una vida resuelta en el olvido de un
olvidado barrio y tratará de plantearse la vida una y otra vez.

Ella llevará, el resto de su vida, el fracaso de ser madre, y el jovencito,


las cicatrices en sus brazos, esas que alguna vez pidieron a gritos la
figura paterna.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Cuídate de no dejarte seducir por las riquezas; no te dejes desviar por


el soborno.

Tus grandes riquezas no podrán sostenerte, ni tampoco todos tus


esfuerzos.

No ansíes que caiga la noche, cuando la gente es arrancada de su


sitio.

Cuídate de no inclinarte a la maldad, que por eso fuiste apartado de la


aflicción.

Job 36:18-21
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Sobre Dany y Brendan

Dany y Brendan se conocieron en la Universidad Adventista de Oxoffer,


en California. Estudiantes de Agronomía y compañeros de la mayoría
de las clases, se veían a diario y si hubo algo que los unió tanto fue su
ideología y sueño de predicar el mensaje en los pueblos indígenas.

Ellos querían formar parte de un gran equipo evangelista para ser


llevados a las amazonas o a las tribus que aun sobrevivían cerca de
sus ciudades. Claro, era comienzos del siglo XX y el valor del llamado
que sentían en sus corazones los impulsaba a crear métodos, sistemas
de auto recursos sustentables y una serie de medidas físicas y
psicológicas para llevar a cabo los sueños caprichosos que tenían en
mente.

El problema consistía en que solo estaban habilitados a salir de


misioneros los teólogos y los evangelistas. Ellos no podrían participar
jamás en una excursión por lo menos hasta en diez años más, si se
propusieran estudiar teología.

En las iglesias cercanas ya los conocían, adventistas y de otras


denominaciones, eran muy queridos y su lenguaje en las
predicaciones, que hablaban del amor de Dios y de la misericordia,
sobrepasaba religiones y banderas.

Todas las noches en la universidad se juntaban ellos y algunos


seguidores para escucharlos hablar y rezar plegarias por la universidad
y todos los alumnos. Esos tiempos marcaron la vida de muchos
estudiantes conversos e inconversos.

Había noches que hablaban sobre profecías que llamaban la atención


hasta de los profesores y cuidadores de las piezas del lugar. Su lectura
sobre ellas era clara y las entendían todos. El movimiento de sus
manos, la postura que tenían al momento de predicar y hacerse
entender eran más de un letrado con honores que de un muchacho
estudiante. Sin duda estos dos muchachos habían nacido con un
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espíritu diferente; no eran hijos de matrimonios bien constituidos, los


dos eran hijos de madres solteras, uno rubio como el sol y el otro,
Dany, de tez morena y pelo negro. El blanco con una situación
económica estable y el negro escapando de las mensualidades.

Sobre sus comienzos

Cuentan que una vez Brendan les predicó a todos los profesores y
letrados de la universidad sobre La Gracia de Dios y que muchos no
querían que él terminara de hablar. Brendan exponía un tema y tenía la
suficiente astucia de extenderlo solo para seguir hablando, algo que le
encantaba. Los grandes maestros de la universidad no le refutaban
nada, si no que le preguntaban sobre todos los ámbitos del evangelio y
doctrina.

Dany le gustaba charlar sobre cuestionamientos de la vida y fue el


primero en colgar un lienzo atrevido en las calles de la Facultad. El
lienzo decía:

“MÁS IGUALDAD CON LOS MEXICANOS”

A nadie le importaba la discriminación, a nadie, solo a Dany. Tenían un


futuro brillante. Aun así soñaban los dos con un ministerio diferente, no
querían morir encerrado en cuatro paredes de una iglesia. Ellos
querían salir y conocer de cerca las necesidades de la gente sin
recursos, olvidando el mensaje amargo de muchos predicadores de la
época que hablaban del rapto y segundas venidas que no venían
nunca. Ellos siempre iban más allá de parámetros, legalismos y
versículos bíblicos, pues ellos actuaban y vivían de sus actos. Eso
llevaba a la envidia de muchos que querían ser iguales a ellos y cada
vez que había una posibilidad les tendían trampas para hacerles caer
en vergüenza y desacreditarlos, pero la convicción de Brendan y Dany
eran incomparables y nunca se contradecían de las cosas que decían.

Cuando Brendan predicó un sábado de víspera de pascua, alguien lo


increpó en medio del sermón y alegó sobre su predicación. Señalaba
aquel alumno que si era víspera de pascua debería predicar sobre la
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pasión y muerte de Cristo y no sobre el Don de Profecía, a lo que


Brendan le replicó:

_ Quieres celebrar? quieres aprender? Dime lo que deseas y lo vas a


tener.

Un silencio sepultó al muchacho y Brendan continuó:

_ Las iglesias saben más de fechas y celebraciones que de la Gracia de


Dios. Les encanta encerrarse en parámetros y estipulaciones humanas.
Dios nos envió un salvador que vino a vivir un modelo de vida superior.
Sigámoslo.

Les preguntó a algunos qué era la gracia de Dios, pero nadie le supo
contestar.

Durante mucho tiempo trataron de derrocar las ideas de estos dos


muchachos (simulando a los fariseos en el tiempo de Jesús), pero cada
vez que se levantaban calumnias en contra de ellos, se levantaban
muchos más defendiendo la causa. Podría ser que en ese tiempo se
veía algo que en los tiempos de hoy casi no existe: la lealtad.

Sobre el plan maestro

Hubo un día en que Brendan consiguió entrar en la directiva de la


facultad de teología gracias a un contacto que Dany tenía, un tal
Cameron. Muchos decían que había ingresado para cambiar el
contenido teológico con el que se impartían las clases en esos
momentos. Viendo que su influencia era menor, los tíos de Dany lo
invitaron a comer una noche para charlar sobre su inclusión en la
sociedad y lo que él podía entregar. Dany esperó en la puerta a
Cameron y le entregó una carta. Se miraron y Dany le replicó:

_ No somos amigos con Brendan.

Brendan se dirige al baño y Dany se queda en la puerta dando la


bienvenida a todos los que entran. Luego se dirige a la cocina con un
saco que uno de los invitados le entrega. Vuelve con una carpeta de
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color azul y la deja cerca de la mesa. El ambiente era cálido y en la sala


se escuchaba a la alumna Vargas tocar el piano con gran magia.
Brendan sale del baño y se dirige a saludar a los invitados presentes.
La tía de Dany llama a la mesa y Los profesores y directivos de la
Universidad se dan cuenta que entre las visitas estaban los muchachos
revoltosos.

A la mesa estaba sentado el Decano de la facultad de teología, sus


ayudantes y algunos profesores de la universidad. También había
invitados de otras universidades que estaban dictando cátedras y
cursos para evangelistas en la casa de estudios, y de paso fueron
incluidos en la comida.

Brendan estaba muy nervioso, jamás lo habían notado tan contrariado,


pero así estaba: demasiado pálido.

Uno de los Rectores de la Universidad menciona en la mesa la agudeza


de las predicaciones de Brendan.

_ El muchacho que ven sentado ahí, es un gran exponente de las


doctrinas bautistas, una vez lo escuché en el salón de teología y
realmente me dejó perplejo. Lástima que los chicos rebeldes terminan
en el olvido.

Brendan no dice una sola palabra. El rector sigue:

_ Brendan, nos puedes decir por qué razón en Perú no se puede


penetrar el evangelio? Creo que estás al tanto de los muchos
evangelistas que hemos mandado y que no han vuelto.

_ Estimado Señor Richi, los evangelistas que usted manda a


Sudamérica piensan que van de excursión familiar, y se encuentran en
la selva, sin a qué atenerse, con dinero que no sirve, sin preparación
para subsistir y la gran mayoría dejan el coraje que los caracteriza en
una sala de clases, donde todos aparentan ser fuertes. Es un gran
error enviar gente al Amazonas sin tener una preparación psicológica y
una vocación para estar meses alejados de la civilización.
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_ Lo que usted está diciendo alumno es una acusación que no tiene


fundamentos. De seguro que si le propusieran ir a Sudamérica no iría,
verdad? Acá es más cómodo, todos lo admiran, todos lo escuchan. Que
fácil, alumno, decir lo que usted dijo en estas condiciones.

_ Usted tuvo la posibilidad, Señor Richi, de ir a África y no quiso ir


porque era más cómodo el asiento de su oficina que ir a impartir el
evangelio en tierras pobres.

_ Es un insolente, mañana mismo hablaré con sus profesores para que


lo destituyan de esta sociedad.

_ Me ofrezco para ir a Sudamérica.

_ está bien, delante de todos quienes observan, será el primer alumno


en misionar no teniendo las credenciales de pastor.

_ Usted sabe que no voy a ir solo.

_ Lo sé, puede ir con su amigo si lo desea, todos acá están de testigo


para que vean que soy flexible con los alumnos.

Un silencio, unas caras sorpresivas, un Rector con mucha vergüenza,


Brendan que se retira de la mesa pero que deja unos papeles y
carpetas entre las ensaladas y el pan. Al instante se percatan que
aquellos documentos son facturas de dineros desviados y cuentas de
la universidad que inculpan al Señor Richi.

El rector quiere los papeles para destruirlos, pero en esa noche los más
grandes señores del clero religioso tomaron nota de las
malversaciones de fondos que la Universidad hacía en contra de las
prácticas de los evangelistas y a favor de intereses ajenos al
funcionamiento sano de la universidad.

Brendan se dirige a la cocina del campus donde está otro grupo de


señores: “los que querían derrocar al corrupto Richi”.

_ Brendan, el dinero lo tenemos, pero de nada sirve si…


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_ Salió todo a la perfección, mañana salimos.

_ Y Dany, dónde está?

_ En la casa del Señor Richi.

_ Cómo logró entrar?

_ Muy fácil, lo estuvimos vigilando desde que salió del carruaje.

_ Por favor, esto que quede en silencio, más de la mitad de los


profesores te dimos el apoyo.

Al día siguiente la Directiva de la facultad de Teología se disuelve y se


forma un grupo llamado pathfinders. En la cabeza del liderazgo estaba
el profesor J. M. Cameron, un opositor de Richi durante su juventud y
que sabía de las muertes de cinco evangelistas en Perú producto de la
mala gestión de la universidad. Cameron renovó la malla curricular de
los aspirantes a pastor y puso en la secretaría a dos contadores
públicos. Todas las mañanas el Señor Cameron, Rector de la
Universidad Adventista, salía con unas botellas al campo, ordeñaba
unas vacas y repartía la leche con los necesitados de la zona.

Como nadie se atrevió a hablar, Cameron ideó un plan, “el último


secreto”, un fantástico plan que a Dany y a Brendan les llamó mucho la
atención.

(Basado en una historia real)

Sobre la travesía

El profesor Cameron habló largas horas con ellos para hacerles


entender que ir a Sudamérica era un peligro desconocido. Si bien, en
Desaguadero, Puno y Juliaca habían pueblos civilizados, adentrarse en
la selva del norte sería como firmar la muerte.

Les habló sobre la forma en habían muerto los misioneros que la


Universidad había enviado tiempo atrás pero nada hizo cambiar de
idea a Brendan y Dany. Solo le limitó, el profesor Cameron, a hacer una
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oración de despedida y al cabo de unos minutos emprendieron viaje a


la capital para, de esta forma, embarcarse en una travesía de muchos
días en barco y otras cuantas a pie.

Sobre la travesía nadie sabe, lo único que se habló entre pasillos es


que cuando llegaron a Trujillo, en Perú, se perdieron en la selva y las
malas lenguas dicen que murieron allí.

Un desperdicio, otro fracaso más; aun preparados, con los más altos
honores. Una pérdida valiosa para la universidad en un lugar donde no
hubo éxito.

Muchas veces pensamos que nuestro destino, nuestra eternidad, está


basada en lo que un predicador te puede decir. A muchos jóvenes, a lo
largo de mi vida, los vi deseosos de sentir una mano tratando de
ungirlos, antes de encerrarse en el aposento y orar. Yo no veo la
diferencia entre el Dios de un tal Pastor Alejandro Bullón y el Dios que
me espera todas las noches para conversar conmigo, creo que son los
mismos. Tanta fantasía y tan difícil que explicamos el cristianismo para
los que aún no conocen la verdad.

Y hablando de “la verdad”… qué es la verdad? Alguien tiene la verdad


absoluta? Son cuentos para dividir a los malos de los buenos?

Estoy decepcionado de los líderes que en esta Era están dirigiendo las
iglesias. No veo la diferencia entre sus dioses y el que a mí me salvó la
vida. Los veo tan metidos en campañas, revives, cursitos, que se
olvidaron del verdadero motivo que mueve al cristianismo. Quisimos
pasar al evangelio como un sistema de mercado que se cotiza en la
bolsa, y lo peor de todo… lo hemos logrado: IGLECRECIMIENTO.

Estuve metido en muchas campañas de colportaje y en una de ellas


me fue mal y les voy a contar la razón de ese fracaso.

Cuando entraba a casas con familias de escasos recursos, no podía


vender un libro, a pesar de que ellos estaban deseosos de tenerlos. Sé
que al irme de ese hogar, no tendrían pan para comer, algo que beber.
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No me cabía en la cabeza la crudeza de un tal David Montes que me


replicó en la cara: “Dios mira el resultado de las cosas que haces”. No
calzaba en un sistema de mercado donde la idea es vender, vender y
vender. Porque en las noches había un ángel en mi puerta que me
decía: “Cristo ya dio todo”.

Pastores que tienen la obligación moral de dar el ejemplo, prefieren


esconder sus pasiones y demostrarle al mundo algo que no son. Que
ilógico, que absurdo, si a quien le estamos dando cuentas es al Rey de
Reyes, el único que mira nuestras intenciones, nuestros aciertos y
nuestros errores, quien nos dice con valentía: “Considera tu esfuerzo,
no tu resultado”.

Mientras hayan cobardes que nos enseñen métodos para diezmar,


tácticas psicológicas para convencer y ejemplos de inconsecuencia, la
venida de Cristo estará en un punto seguido, porque él tenía que haber
venido mucho antes que yo naciera; Más estos cobardes prefirieron
hacer tesoros en la tierra y se olvidaron de hacer tesoros en el cielo.

*** * ***

En Juliaca están a la espera de algunos misioneros que atravesarán la


selva e irán a evangelizar pueblos indígenas en el norte de Bolivia.
Antes de eso, en la iglesia adventista ya hacen preparativos para que
los cinco misioneros tengan el dinero y el abastecimiento necesario
para el largo viaje.

El martes 23 de julio de 1985 salen desde Puno y sin un rumbo fijo


penetran la indomable amazonas en busca de algún pueblo para
evangelizar.

Ellos saben la diferencia entre misionar y colonizar. El colonizador


quiere imponer su doctrina en base a la fuerza. El colonizador cree que
lo que él trae es lo que todos necesitan, sin importar el lugar donde
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viven y las necesidades vitales de quienes van a recibir el mensaje. El


colonizador no sabe si los demás necesitan o no, el impone y quien no
quiera debe obedecer a la fuerza.

Por su parte el misionero se inmiscuye entre los indígenas, ha


estudiado todo lo que ellos hacen y trata de parecerse a ellos. Si todos
andan desnudos, el misionero también lo hará. Si hay que cortarse el
pelo y andar pelado, el misionero no extrañará su hermoso pelo, y será
el primero en la peluquería en raparse solo por querer entrar en la
tribu. El misionero es amigo y antes de imponer una doctrina sabe lo
que necesitan los nativos: Alimentos y medicinas, lo que sea, el
misionero lo sabe porque ha sido entrenado para esas circunstancias.

Los cinco misioneros estuvieron dos días navegando por el río cuando
lograron tomar contacto con unos nativos de la zona, sin saber su
lenguaje y por medio de muecas y risas llegaron a la tribu.

Después de ayudar a cientos de personas en aquellos parajes se


marcharon hacia el sur y llegaron a un río, llamado por los nativos “El
Tuichi”. Acamparon dos noches en las que sintieron animales
rondando por la zona, además de decenas de arañas que caminaban
por el borde la carpa. Tras el culto nocturno probaron entrar las cosas,
cocinilla, mochilas y demás utensilios. Uno de ellos salió para
percatarse de que no hubiera animales o algún otro peligro.

Al minuto de tal suceso, ya estaban arrestados y con la cara cubierta.


Trataron de gritar pero los golpes de las armas redujeron los gritos de
los cinco misioneros que de un momento a otro no entendían lo que
estaba pasando.

Quienes los llevaban arrastrando, poseían armas de fuego y ropa


militar, pero más que eso no pudieron ver, sino hasta cuando llegaron
a una fría habitación rodeada por siniestros personajes, todos ellos de
igual forma armados. Querían saber el porqué de la situación pero
tenían mucho miedo de hablar en alto. Ninguno de ellos sabía si los
cinco estaban juntos en esto, o si por casualidad los separaron. No se
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pensaba en las cosas que dejaron en el campamento, ni en las biblias


que llevaban para los nativos de la zona, el miedo hacía entender que
lo más importante en esta situación era darse a conocer a los
maleantes y decirles que ellos no eran una amenaza.

No se sintieron más voces ni sonidos que vinieran de las personas que


los capturaron esa noche. Uno de los misioneros era colportor, con un
trato más ameno que los otros cuatro. Se animó a preguntar dónde
estaban pero no recibió respuesta alguna.

Entonces se comunicó con los demás misioneros y la buena suerte


estaba ahí, estaban todos con vida en la misma pieza fría. Se sentía el
ruido de las aguas del río, se sentía también las aves que cantaban en
la mañana. Se abre a puerta y uno de los maleantes les quita las
capuchas de los rostros. De pronto entra alguien un poco mayor, que
de seguro podría ser el jefe y les dice:

_ Cuál es su idea muchachos, sabían que están en territorio de


guerrilla?

El muchacho colportor respondió:

_ Somos misioneros, estamos ayudando en la zona y queremos seguir


haciéndolo. Tenemos que pedir algún permiso?

_ No, tienen que irse.

_ Esto es importante para nosotros, no estamos haciendo daño, ni


siquiera sabemos de la guerrilla. Denos una oportunidad de educar a
los nativos y darles primeros auxilios.

_ Si ustedes avivan a los indios nosotros los matamos, a los cinco.

_ Tenga por seguro que eso no sucederá, somos cristianos y no


queremos nada mas que ayudar.

La conversación no fue muy dulce, ni siquiera se le había ido de las


caras el miedo a los cinco misioneros. Durante un mes permanecieron
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en las tribus ayudando en lo que fuera posible. Hasta que se les ocurrió
la peor idea: “Construir una iglesia”.

En la mañana vinieron dos guerrilleros con una bandera que decía


“Sendero Luminoso”. Los misioneros sabían a que venían los dos y los
recibieron con mucho cariño.

Uno de los guerrilleros dijo:

_ Ni una piedra más en el templo o vendrá el jefe y los matará en la


plaza principal, en frente de todos.

Clavaron la bandera y se fueron.

*** * ***

La iglesia fue construida a pesar de las muchas advertencias. Los


misioneros hicieron un trabajo muy delicado para convencer a la
guerrilla de que una iglesia en el lugar traería muchos beneficios para
la sociedad.

Los misioneros en dos meses construyeron la primera escuela de la


tribu en las cercanías de “Ventana” y una iglesia cerca de la plaza
principal. En el tercer mes los niños ya sabían las vocales y las parteras
pusieron más atención a la limpieza en cada nacimiento. El misionero
médico tenía consultas hasta en las madrugadas pero su esplendor en
el rostro llamaba la atención. No dejaba de sorprender que estos cinco
misioneros no tuvieran un solo día de descanso y siguieran trabajando
arduamente en las labores de la comunidad.

En el cuarto mes se hicieron presentes los guerrilleros en tres


camiones. Eran ropa para las personas, alimentos y publicidades de la
guerrilla, era común ver pegado el rostro del comandante en uno que
otro lugar de la selva. La gente, ignorante de la situación le daba
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gracias al comandante por la ropa traída aunque en las bolsas tuvieras


las siglas de ADRA/OFASA.

En el quinto mes los misioneros trataron de hacer un bautismo pero no


pudieron, ya sea por las amenazas reiteradas de la guerrilla o porque la
gente no se atrevía. De esa forma, en la iglesia organizaron una
semana de oración e invitaron a un pastor para que pudiese dar las
conferencias. El pastor vino de Bolivia y junto a él tres ayudantes.

La semana de oración hizo que la iglesia se repletara a tal punto que


hacían filas y filas solo para escuchar las palabras del pastor. Todos los
días fueron así.

El sábado por la tarde ocurrió el principio de la catástrofe.

El pastor mientras predicaba fue tomado por el espíritu santo y


comenzó a actuar en la gente que se amontonaba aquella tarde. No
podía callar y se animó a pedir un piletón para hacer un bautismo.
Comenzó a llamar a la gente pero sabiendo que con la presencia de los
guerrilleros nadie se bautizaría, les empezó a hablar directamente a
ellos:

_ haz estado en el valle de aflicción y Dios quiere saber más de ti,


quiere saber cuáles son tus sueños verdaderos, aquellos que no te
dejaban dormir en la noche más oscura de tu vida. No naciste para
portar un arma y ser el terror de los nativos, naciste para un propósito
más grande. Deja ese orgullo de lado, no eres nada sin Jesús, no eres
nada si no posees en tu corazón el amor más grande, el amor más
sublime.

El pastor predicó unos minutos y sin vacilar invitó al bautismo. Quince


personas pasaron a la plataforma para ser bautizados y muchos
lloraban porque el espíritu santo había bajado de los cielos. De repente
uno de los guerrilleros pasó a la plataforma pidiéndole al pastor ser
bautizado. El pastor no podía creer lo que el muchacho le pedía, el
muchacho de unos veinte años encapuchado y con una ametralladora
en su mano derecha.
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_ Necesito cambiar i vida pastor, quiero salir de esta cárcel, pero sé


que si me saco el pañuelo de la cabeza ellos me matarán. Solo quiero
cambiar de vida.

_ Ven a Jesús querido hijo, estás eligiendo el mejor camino.

El muchacho subió a las aguas bautismales, dejando el arma a un lado


y ya al lado del pastor se sacó el pañuelo que le cubría la cabeza y
comenzó a llorar.

Los guerrilleros que estaban en el fondo dieron un fuerte aviso de


disparar si se concretaba el bautismo. De ahí ocurrió la charla más
triste de la historia entre el diablo y un humilde muchacho:

_ Juan, devuélvete y no te va a pasar nada.

_ Quiero bautizarme.

_ Si te bautizas te disparamos, a ti y al viejo.

_ Pero ya estoy aburrido de la vida que llevamos, estamos haciéndoles


mal a estas personas por una guerra que ni siquiera existe.

_ Te callas y te bajas de ahí, entiendes? Te pones la capucha en la


cara, toma tu arma y vuelve a la fila.

_ No lo quiero hacer, por favor, déjenme libre, se los pido!

_ Vuelve a la fila o te amatamos carajo, a ti y al viejo, y a todos


matamos, te devuelves.

_ Ustedes nos llevaron cuando chicos, a todos mis amigos, ya no


supimos de nuestros papis, no supimos de nuestras hermanas,
estuvimos siempre encerrados, yo ya no quiero esta vida.

El muchacho entre lágrimas mira al pastor y replica:

_ No quiero que muera señorcito, pero es mi sueño cambiar de esta


vida. Tratamos de escaparnos muchas veces durante muchos años y
siempre nos encontraban.
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El pastor le contesta con la calma de un borrego:

_ Por mí no te preocupes, solo decídelo y te bautizo, esto Dios lo


tomará en cuenta y él mismo te dará la libertad que necesitas hijo.

El muchacho lo miró y después de una oración bajó de las aguas


bautismales, tomó tu pañuelo y su arma, y se puso en la fila de los
guerrilleros. Uno de ellos exclamó a gran voz:

_ Dios no existe, Sendero luminoso sí!

La iglesia entera empezó a llorar por lo sucedido y aquella vez, por


temor a los guerrilleros, nadie se bautizó.

*** * ***

Cuando supieron lo que había ocurrido ese sábado en la aldea,


Sendero luminoso envió un mensaje a los misioneros.

TIENEN UNA SEMANA PARA IRSE.

Los misioneros siguieron como si nada hubiera ocurrido, siguieron


dando clases en la escuelita, atendiendo las enfermedades de los
lugareños, dando estudios bíblicos y apoyando a los más viejos de la
aldea. No querían abandonar así por así la zona, necesitaban saber
que el trabajo iba a terminar con una respuesta de la asociación
Adventista, que todos sabrían de las historias de ellos pero el tiempo
pasaba y no sabían realmente que “Sendero Luminoso” había cortado
toda comunicación en la zona.

En los noticieros del Perú habían comunicado que los misioneros


estaban muertos o perdidos en la amazona del norte de Bolivia. La
iglesia Adventista había mandado mucho dinero y enseres para los
cinco pero la guerrilla retenía cualquier intento de comunicación entre
los nativos y la civilización.
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Al sexto mes “Sendero Luminoso” supo que los cinco misioneros


seguían en la zona y decidieron ir a buscarlos.

En la noche un guerrillero se acerca a la casa de unos nativos y pide


hablar con los misioneros. Los nativos dicen que no están más él les
aclara que quiere darles una noticia que les salvaría la vida. Los
nativos miran los ojos del muchacho y se confían de él. A los segundos
aparece uno de los misioneros, el que estudia Abogacía:

_ Les traigo una noticia a los misioneros, por favor quiero que me
crean.

_ te vamos a creer, dímela.

_ mañana vienen los guerrilleros a buscarlos y si se resisten los


matarán sin piedad. Ellos no tienen corazón como ustedes por eso les
vine a advertir que se vayan antes de que mueran.

_ Eres muy valiente en decirnos pero ya hemos tomado una decisión y


nos vamos a quedar.

_ Mañana vendrán con el comandante y saben lo peligroso que son


ustedes cinco. Ustedes les están enseñando a pensar a los nativos.
Ellos ahora toman decisiones que antes no tomaban. Cuidan más a sus
bebes y hay cada vez menos embarazadas jovencitas. Todas esas
cosas les molesta a “Sendero Luminoso” el único hecho de que se
cuestionen la vida les molesta, ellos quieren el control y sienten que
con ustedes acá perderán ese control.

_ de todas formas no nos vamos a ir, nos vamos a quedar. Algo Dios a
hacer. Siempre actúa en estos momentos y por alguna razón no te
quisiste bautizar, solo quiero que no te arriesgues más por nosotros
querido amigo. Te agradecemos tu valentía.

_ Usted caballero me dice a mí valiente?

_ así es, vete ahora antes de que te descubran.


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En la misma noche todos los nativos deciden esconder a los


misioneros.

A la mañana se sienten nuevas voces en la plaza principal. Muchos no


querían salir de sus casitas por temor al comandante y la decena de
guerrilleros que se encontraban dispersos por todas las aldeas. A las
ocho de la mañana comienzan a investigar los hogares con gran
brutalidad. Desarman techos y camas, buscan entre las cobijas y las
ropas que se amontonan en las esquinas humildes de los hogares. Los
guerrilleros violan la privacidad de todos los nativos y no les importa,
solo quieren encontrar a los cinco misioneros.

A las nueve se redobla la apuesta y entrar a las casas con armas.


Toman a las mujeres y a los niños y les apuntan pidiéndoles que
entreguen a los misioneros. La gente está asustada pero recuerdan al
gran jefe en la noche hablando a todos en la aldea que sean fuertes,
que cubran las vidas de los misioneros que tantas alegrías trajeron a
las aldeas del sur de “Ventana”. Esa mañana murieron diecinueve
niños y tres abuelos tratando de cubrir a los misioneros. Cuando los
cinco escuchaban los balazos y los llantos, uno a uno se fueron
entregando. Sabían que sería inútil esconderse, más inútil luchar con la
maldad y la ceguera de la guerrilla.

La gente lloraba y acariciaba a los misioneros amarrado en la plaza


principal al pie de una gran estatua.

Les traían agua pero los guerrilleros no les permitían comer ni beber a
los cinco hombres. Desde las once de la mañana a las siete de la tarde
estuvieron amarrados soportando el calor, los mosquitos y los golpes
de los inconscientes hombres con armas. Los cinco seguían cantando
himnos y la gente que se los había aprendido les acompañaba a la
distancia.

Cuando el sol comenzó a caer a través de las montañas apareció el


comandante de “Sendero Luminoso”. Miró a los misioneros
despectivamente y les dijo:
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_ Por su culpa han muerto niños este día, gente que no tiene nombre,
gente que no existe porque están incomunicados. Ustedes hoy van a
morir y será visible a todos los indios que están acá. Ellos van a ver lo
que pasa cuando se desobedece a “Sendero Luminoso”.

Los muchachos se miraban y se transmitían valor pero era casi


imposible retener el llanto sabiendo que en unos minutos iban a ser
ejecutados delante de todos. Aun así mantuvieron la vista al frente y se
negaban a morir.

En eso, aparece una escena malévola, digna del peor cine americano.
Un muchachito de unos veinte años con la cabeza cubierta por una
polera, desnudo, amarrado de los pies y las manos, golpeado
terriblemente. Trata de moverse pero cae rendido por el dolor a los pies
de los misioneros. Un guerrillero le saca la polera de la cabeza y logran
ver la triste imagen: era el muchachito que les vino a avisar en la
noche, el mismo que estuvo a punto de bautizarse cuando el pastor
vino a la aldea. Los misioneros lloran amargamente y en presencia de
los nativos el muchacho agonizando grita “perdón, perdón, soy un
cobarde” reiteradas veces hasta morir.

El comandante da la orden para disparar y les dice a los cinco


misioneros que todo lo que hicieron fue en vano. Luego los empieza a
insultar cuando de pronto sale una desde los camiones de la guerrilla:

_ Deja de hablar termina con eso.

Esa voz fue determinante para los muchachos que solo esperaban un
milagro aquella tarde. Comenzaron a cantar el himno “Cuan Grande es
él” como si fuera la última canción, el último respiro y entre el llanto,
las lágrimas y las voces quebradas, uno de los artilleros dice si es
necesario matarlos pero no escucha una sola respuesta.

“Mi corazón entona la canción… cuán grande es Él, cuán grande es Él…
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Las armas apuntan y unos segundos antes de terminar el asunto un


hombre con muchas medallas en el pecho sale de uno de los camiones
y pide por favor bajar las armas:

_ Bajen, bajen las armas. Yo conozco esa canción. Yo la conozco, por


favor díganme donde la conocen, quién se las enseñó!

Uno de los misioneros, el colportor, le dice entre lágrimas:

_ En la iglesia señor, en la iglesia.

_ Cómo es que la saben, nunca la volví a escuchar. Bajen esas armas,


desaten a estos hombres y entréguenles ropas y comida.

Nadie entendía nada, nadie podía creer que el milagro, si es que


alguien lo esperaba, ocurriese de esa forma. Todos estaban atónitos y
nadie quería festejar en la aldea por temor, pero se sentía un respiro
común: estaba terminando la agonía.

El hombre de las condecoraciones en el pecho era el jefe mayor de


“Sendero Luminoso” y les quiso pedir una vez más escuchar esa
canción. Así como estaban no dudaron en cantar la canción:

_ permítanme decirles señores que esa misma canción mi abuelo la


cantaba todas las mañanas. Cuando el cantaba el mundo paraba por
un instante, era la armonía de los cielos que bajaba y lo acompañaba.

Luego les comentó:

_ Mi abuelo me contaba historias de un gran hombre. Un valiente


blanco que nadie le entendía su dialecto pero que irradiaba algo
maravilloso en su ser para con los nativos. Él le enseñó muchas cosas
a mi abuelo y por él todas estas aldeas fueron constituidas pues antes
que viniera el Valiente blanco, habían guerras y temores entre los
nativos. Con mucho amor el Valiente blanco los unió a todos y les
enseñó a estrechar la mano al enemigo. Eso he querido hacer pero
todo se convirtió en una horrenda pesadilla. Ingresé a las filas del
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

ejército pensando cambiar las cosas. Más no perdí las esperanzas de


escuchar esa canción.

En dos meses las aldeas del sur de “Ventana” comenzaron a crecer y la


escuela se agrandó, la iglesia tuvo su primer bautismo y mucha gente
venía a visitar a los cinco misioneros que entregaron la vida aquella
tarde.

Aquella tarde el colportor, uno de los cinco misioneros, se devolvió y


fue a ver la estatua gigante que estaba en medio de la plaza, en donde
estuvieron amarrados casi un día. En la inscripción decía:

“EN HONOR AL VALIENTE BLANCO, BRENDAN. LAS TRIBUS TACHAMA


SE RINDEN ANTE TU MUERTE. 1928”

Todavía, dicen, que se escuchan las enseñanzas del valiente blanco en


la amazona Boliviana. Todavía queda en secreto la historia que
envolvió a Brendan y Dany, con una locura santa de querer llega donde
nadie se atrevió.

Un desperdicio, otro fracaso más; aun preparados, con los más altos
honores. Una pérdida valiosa para la universidad en un lugar donde no
hubo éxito.

Una cosa es ser exitosa, otra cosa es ser efectivo.

Adaptado de una leyenda urbana de colportaje, que una vez escuché por ahí. Dios
bendiga a Stanley y sus hazañas y lo tenga en cuenta en su venida. MARANATHA!.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Abre tus cielos, SEÑOR, y desciende; toca los montes y haz que echen
humo.

Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo


en retirada.

Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas


tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña.

Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra,


juran en falso.

Salmos 114:5-8
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

E
n mi iglesia era común escuchar ciertas predicaciones del
hermano Salazar acerca de la vida de Abraham. Era de
costumbre que cada uno o dos meses ese personaje fuese
llamado en las predicaciones de los expositores, sábado por
medio en promedio.

Siempre soñaba con estar en una mañana hablando sobre personajes


bíblicos, que todos pusieran atención y que se llevaran esperanza a
sus hogares. Soñaba con ver felices a todos los de la congregación,
hasta me ilusionaba con ser un líder, y tan solo tenía doce años.

Me gustaba sentarme adelante, poner atención a todo lo que se decía


y de vez en cuando mirar el antiguo reloj al final del templo, al lado de
la ventana que irradiaba la luz de la calle.

Me sentía a gusto cada vez que me daban algún cargo de jerarquía en


mi iglesia, como por ejemplo, apagar la luz cuando se exponían
presentaciones de Power Point o limpiar los asientos del templo, para
mí ese era mi mundo, mi realidad, pensar que esta iglesia a la que
pertenecía lo era todo, hasta aventuraba a decir que solamente
nosotros nos salvaríamos.

De vez en cuando venían hermanos de otras iglesias pero para mí eran


todos pecadores. Hasta a las chicas las veía más feas que las de mi
iglesia porque oigan, era mi iglesia, nadie estaba por encima de mi
iglesia. Algunas veces se juntaban a hacer reuniones o jornadas de
horas y horas, comenzábamos en la mañana y terminábamos en la
noche. Nuestras maratónicas jornadas eran dentro de esa caliente
iglesia de verano, donde el sol nos pegaba por el oeste de forma
increíble. A veces pensaba: y si lo hiciéramos en el río claro? O tal vez
en alguna plaza, pero muchos me decían que era muy evangélico ir a
una plaza, no entendía muy bien hasta que una hermana de la
congregación me dijo con ojos de preocupación:

_ te quieres parecer a los evangélicos?


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Nunca más lancé esa idea de salir del templo porque de lo contrario
me lloverían retos de los grandes dirigentes.

Pero mi vida era limpiar los bancos de la iglesia y ayudar en lo que


pudiera, y siempre temprano esperando a que el guardatemplos
abriera, robarle alguna conversación, alguno que otro chiste. En pocas
palabras y hablando sinceramente, sin dudar que estaba escapando
de la realidad de mi hogar y sentía ese refugio inmenso en la iglesia,
ahí era útil, ahí era Gerardo el bondadoso, ahí podía ser lo que afuera
no podía.

Hoy sentado frente a mi computadora escribiendo estas líneas,


recuerdo esos tiempos como tristes, sin desmerecer a las linda gente
que logré descubrir y los momentos inolvidables que cambiaron mi
vida. Pero aun así, recuerdo con tristeza mi niñez en una iglesia,
simplemente porque me metieron en una burbuja decorativa, y hasta
que reventó y no pude distinguir lo real de lo irreal.

El sexo me lo habían pintado casi como un acto prohibido, inhumano y


pecaminoso, la oración me la habían presentado como esclavizadora, y
ese Dios el cual me llamaban a conocer era más parecido a un dictador
dispuesto a castigar severamente antes que a perdonar. Cuando
recuerdo esa niñez me detuve en el tiempo y logré divisar a dos Jesús:
el carismático y alegre y el flaco lleno de dolor y clavado en una cruz, y
no sabía a cuál seguir.

No son difíciles estas palabras para quienes han escondidos sus faltas
y su verdadera personalidad entre bancos de iglesia y caras inocentes
pintadas de amargura. Es que de un día para otro se me había abierto
los ojos y no sabía a quién seguir, si al pastor lleno de sabiduría y casi
perfecto, o a mis nuevos pensamientos. Y tuve una noche que tomar
una decisión: seguir enfrascado en una doctrina hipócrita o tomar mi
mochila y volar a nuevos rumbos. No había una gran diferencia, iba a
estar en la misma iglesia, en el mismo lugar, cantando las mismas
canciones, pero mi mente pertenecía a otro lado, representaba otra
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

cosa, y sin dudas, no pasó un día cuando comencé a tener los


problemas típicos de los rebeldes.

Los que se cayeron en el desierto

Los sábados en la noche nos juntábamos con unos cuantos amigos a


plantearnos estos problemas, y a discutir las cosas que hacía la junta
de iglesia. Todos teníamos las mismas esperanzas, y los mismos
propósitos, queríamos que los jóvenes se comprometieran con las
actividades semanales y que de esta forma no terminaran desertando.
Cada idea era supervisada y teníamos unos cuantos representantes en
la junta de iglesia para que los proyectos se concretaran pero cada
intento era invalidado por los que más tenían poder, ya sea en su
mirada amenazante o en su forma de deducir problemas en vez de
soluciones.

Un sábado de aquellos cayeron a la casa donde nos juntábamos,


algunos miembros de la junta de iglesia y nos propusieron no seguir
tratando de idear planes ni penetrar ideas en la junta de iglesia.

Alguien nos había entregado, lo primero que hice fue mirar a todos mis
compañeros pero nadie mostraba síntomas de nerviosismo ni alguna
evasión. Entonces lo primero que hice fue entregarles a los dirigentes
todos nuestros planes que estaban guardados en una carpeta, solo
para demostrar transparencia y no dije una palabra. Estaba sentido
porque alguien se había dado el lujo de denunciarnos.

Nunca más se hicieron aquellas reuniones. Mi sueño era que hubiera


más igualdad en la iglesia, pero las reuniones de jóvenes seguían a
cargo de los hijos del anciano, el director de jóvenes era el hijo del
pastor y la secretaria de iglesia era hermana de otro anciano, es decir,
no había que envidiarle nada a los políticos corruptos, LA IGLESIA
FUNCIONA DE LA MISMA MANERA HASTA NUESTROS TIEMPOS.

Unos meses después supimos quienes habían dado el brazo a torcer,


quienes habían delatado las reuniones y me llevé una gran sorpresa:
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fueron todos y no me habían avisado. Fueron los que cayeron en el


desierto.

La iglesia verdadera

Creo, que al igual que yo, te habrás preguntado cuál es la iglesia


verdadera. La verdad es que hay muchas por todos lados, pero un
pastor me contó que la verdadera iglesia eran los adventistas del
séptimo día. Como pertenezco hace más de diez años a la iglesia
adventista, al escuchar esta afirmación del pastor se me infló el pecho
de emoción en aquella ocasión y exclamé: “estoy en la iglesia
verdadera!”.

Al estar todos seguros de que la iglesia verdadera era a la que yo iba,


me llevé variadas sorpresas en la escuela porque al chico evangélico
también le habían dicho lo mismo y a otra compañera testigo de
Jehová también. Entonces, comencé a confundir ideas, ideas que se
convirtieron en eslabones para acarrear desaliento a mi vida y a la vida
de los demás.

Cuando leía en la biblia que Jesús sanaba enfermos y en la iglesia


había un hombre con Cáncer, alguien tenía que decirle a ese hombre
que la solución era Jesús. Y aquel hombre con la enfermedad murió,
nadie fue capaz de avisarle, nadie fue capaz de despertar en él el
milagro de la vida y a mí no se me permitía cuestionar estas cosas
porque eran santas o como siempre, sentarme a escuchar la fatídica
frase: “Porque Dios lo quiso así”.

Teníamos la iglesia verdadera pero seguían las injusticias, seguían las


envidias y seguía gente llena de dolor. También tuvimos otros caso de
Cáncer, una persona muy querida que en esta ocasión no voy a
nombrar pero que la llevo en el recuerdo. Jesús sana, pero a ella no la
sanó aun estando en la iglesia verdadera… qué es lo que no me
calzaba en la cabeza a mis quince años de edad? Qué era lo que no
me dejaba dormir? Saber que cantábamos canciones de santidad y
hacíamos otra cosa, saber que nos predicaban que si orábamos más,
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Dios más nos iba a bendecir. Un canje religioso que nunca llenó mis
expectativas, porque también esa mujer murió de cáncer y no vi
operando esas bendiciones. Esas bendiciones no existieron y la iglesia
verdadera tampoco.

El evangelio de la prosperidad

Hoy se levantan sin previo aviso los vendedores de la verdad, y al


mismo tiempo los colportores. Veo luces de cruces modificadas
sutilmente y en la doctrina mucha psicología.

Estamos cambiando la cruz de Cristo por una cruz moderna, orientada


a las sensaciones. SEMEJANZAS SUPERFICIALES, DIFERENCIAS
FUNDAMENTALES.

No estoy hablando de contrastes, sino de similitudes, un juego de


palabras donde se muestra a un Cristo regalando lo mismo que el
mundo, pero a un nivel superior. Ahí ahonda las experiencias
subjetivas, dejando de lado la humillación del ser y la negación de uno
mismo pasando al culto a la autoestima, productos meramente
capitalistas, de esta generación y lo peor, nuestros líderes que se
capacitan año a año y que poseen un alto letrado, no son capaces de
discernirla. Estamos a la deriva.

Comparo a un chico que quiere ser el mejor cristiano. El diablo tratará


de hacerlo caer una y mil veces y al no tener éxito lo sobre activa. Le
hace creer que las cosas de la iglesia son más urgentes que las
cotidianas. Alguien vio matrimonios destruirse por el fanatismo
eclesiástico? Yo vi a líderes que predicaban que si uno priorizaba las
cosas de la iglesia Dios nos bendecía.

Escuché en ocasiones que estábamos llamados a recibir las riquezas


de Abraham. Cualquier persona con mínimos conocimientos sacará sus
deducciones y pensará que las riquezas están intensamente ligadas a
las bendiciones celestiales. Se nos comienza a predicar que las
riquezas son derechos adquiridos como pueblo de Dios, que es una
señal de prosperidad espiritual.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Ahora entiendo tanta falta de amor en las iglesias, ahora puedo abrir
mis ojos y ver tanto individualismo en mis hermanos. Ahora si puedo
pararme en medio de las avenidas y ver a ambos lados: LOS QUE
SUFREN POR NO LLEGAR Y LOS QUE CREEN QUE LLEGARON. Quienes
sufren por no haber llegado estarán abrazados a los pies del maestro y
quienes pensaron haber llegado tendrán entre sus manos los dólares
robados de las arcas de la iglesia, los automóviles último modelo
renovados cada año, las becas gratuitas de sus hijos y la
desesperación de creer que habían llegado cuando nunca lo hicieron.

Muchos pastores y líderes espirituales viven a costas de sus fieles y


son ellos los que tendrán que responder a la pregunta: MANIPULÉ A
LAS PERSONAS? PASA POR AQUELLA PUERTA.

*** * ***

Ellos han descubierto una herramienta que hipnotiza a la gente y es


tan simple el proceso que nadie podría sentirse tan aludido al hecho de
pensar que si no posees los bienes materiales que siempre soñaste
tener es por la falta de fe y de confianza en Dios. Estos predicadores
descubrieron la forma de hacerte sentir mal si no tienes un buen
status. Y esta manera de ser proviene de la misma manera en que un
Shopping te dice: ven amigo, disfruta ahora y paga después. Quiero
decir que detrás de esto, detrás de este movimiento carismático está
inserto el diablo, acomodador de vidas, el que engaña incluso a los
escogidos.

Ellos gritan a los vientos que no solamente podemos gozar de bienes


materiales, si no que estamos llamados a ser ricos como parte del
mensaje.

Hace años se popularizó un movimiento carismático denominado


“Movimiento de Fe”, entre los que se destacan Kenneth Copeland, E.W.
Kenyon, Don Gossett (mentor y amigo del infame “pastor” Giménez),
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T.L. Osborn, John Avanzini, Robert Tilton, Oral Roberts, Paul Crouch y
Frederick Price.

Más en Latinoamérica encontramos a Jaime Murrel, Marcos Witt, Cash


Luna, el Matrimonio Stamateas, Marcos Barrientos, entre muchos más.

Estos personajes declaran en sus predicaciones que ser ricos


económicamente es una señal profunda de una riqueza espiritual. Y a
la inversa, si no posees dinero es porque tu vida espiritual está
quebrada. Se entiende el engaño de estos personajes?

Quiero mostrar la base bíblica que estos hombres utilizan para


engañar a la gente. Lo voy a explicar de la siguiente forma y quiero citar
a un gran expositor de la palabra como es Jetonius:

El pacto con Abraham

Supuestamente, Dios le habría propuesto a Abraham un pacto, que


éste aceptó porque lo consideró conveniente. Dicho pacto o convenio
incluía la promesa de riquezas materiales. Los cristianos, dicen, como
descendientes espirituales de Abraham, heredan los mismos derechos
que él. Si uno examina el llamado pacto de Abraham y sus términos
[1], notará de inmediato que: el pacto y sus condiciones son
establecidos unilateralmente por Dios; el hombre no puede rechazar el
llamado sin sufrir las consecuencias, ni tampoco modificar sus
condiciones; y que el pacto no habla de la prosperidad material de
Abraham, sino de darle una gran descendencia, una tierra en la cual
habitar y de tornarlo una bendición para toda la humanidad [2].

Hebreos 11 contradice de plano la noción de que la prosperidad


material de Abraham haya sido un aspecto importante del pacto. Aquí
se nos dice que por la fe “alcanzaron buen testimonio los antiguos”, y
que la esperanza de Abraham estaba puesta en al Jerusalén celestial
[3].Todos los héroes de la fe del Antiguo Pacto “murieron sin haber
recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, creyéndolo y
saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la
tierra” [4]. Lo que ellos realmente esperaban estaba a un nivel
infinitamente superior a la riqueza material, y por esta esperanza,
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enfrentaron con valor todo sufrimiento: “Anduvieron de acá para allá,


pobres, angustiados, maltratados”. Precisamente la misma clase de
esperanza celestial es la que se requiere de los cristianos [5].

Jesús era rico, y sus seguidores también

Se argumenta que el Señor tuvo a Judas Iscariote como tesorero, pagó


impuestos, y disponía de medios para alimentar a la multitud que le
seguía [6].

Sobre esto hay que decir que: No se sabe cuánto había en la bolsa [7]
que llevaba Judas. Ciertamente no sería mucho si la llevaban consigo.
El impuesto del templo era una obligación religiosa de todo varón judío
[8]. Su valor era de sólo dos denarios por año, menos del 1 % del
salario anual de un obrero; sin embargo, Jesús recurrió a un milagro
para pagarlo.

En ninguno de los relatos de la alimentación de los cinco mil se dice


que Jesús dispusiese de los doscientos denarios que, según la
estimación de los discípulos, se requerían para comprar suficiente pan
(del mismo modo en que es muy dudoso que hubiese cerca una
panadería con semejante disponibilidad; aunque en Jeremías 37:21 [9]
se menciona una “calle de los panaderos” en Jerusalén, normalmente
cada familia horneaba su propio pan). Por el contrario, la perplejidad
de los Apóstoles se debía con seguridad a la imposibilidad de disponer
de semejante suma. Por lo demás, Jesús encargó a los suyos que
alimentasen a la multitud para ponerlos a prueba, “porque él sabía lo
que iba a hacer” [10].

¿Ciento por uno?

Oral Roberts y otros han desarrollado la teoría de la “semilla de fe”.


Según esta noción, si uno quiere recibir algo de Dios, primero debe dar;
y cuanto más dé, más recibirá. Desde luego, “darle a Dios” significa en
realidad colaborar económicamente con el evangelista de turno. Un
texto favorito de estos predicadores es Marcos 10:29-30, que según
ellos enseña la centuplicación de lo ofrendado: $ 100 por cada peso
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entregado “a Dios”. Sin embargo, tal interpretación violenta el texto


bíblico:

 No se habla allí en absoluto de las ofrendas, sino de la renuncia


del creyente por amor a Jesús.

 Se omite que la recompensa viene “con persecuciones”.

 La centuplicación de casas y tierras puede parecer atractiva, pero


el anuncio de centuplicación de familiares nos impide tomar la
promesa literalmente.

Como observa Wessel:

“El retorno centuplicado en esta vida debe ser entendido en el


contexto de la nueva comunidad a la que ingresa el discípulo de
Jesús. Allí encuentra una multiplicación de parentescos a
menudo más cercanos y con mayor significación espiritual que
los lazos de sangre” [11].

Del mismo modo, las casas y tierras son aquellas de nuestros


hermanos, que se abren en cristiana hospitalidad, no nuestra
propiedad privada.

Todo lo que pidieren en mi nombre

La promesa de Jesús de que aquello que los discípulos pidiesen en su


nombre les sería concedido [12] se amplía hasta abarcar todo cuanto
una persona podría llegar a desear. Esto incluye, claro está, la
prosperidad material. Observamos, empero, que una cosa es la
provisión de nuestras necesidades y otra muy diferente la satisfacción
de nuestros antojos; y que la promesa está indisolublemente ligada a
esta condición:

Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros.


(Juan 15:7).
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El origen y las motivaciones del “evangelio de la riqueza” Las


enseñanzas de estos predicadores pueden trazarse sin dificultad a
fuentes ajenas a la Biblia, y de hecho opuestas a la Escritura. Se basan
en nociones esotéricas, según las cuales las palabras y la fe tienen
poder en sí mismas: “Lo que dices, recibes”. El poder para obtener lo
que deseamos se supone entonces presente en nosotros mismos, y es
independiente de la gracia de Dios. Así, ya que se supone que los
cristianos tienen derechos adquiridos a los bienes materiales, se
inculca que todo lo que necesitamos para acceder efectivamente a
ellos es pedirlos con total convicción de que nos serán dados. De modo
que si tenemos fe en nuestra propia fe, Dios está obligado, por alguna
oscura ley cósmica, a darnos lo que queremos. En el “Movimiento de
Fe”, el hombre pretende manipular a Dios para hacerle un instrumento
para la satisfacción no ya de sus necesidades, sino de sus caprichos.
Desde luego, esta enseñanza es por completo opuesta a las Escrituras,
según las cuales la más alta dignidad a la que un hombre puede
aspirar es la de ser un siervo de Dios [13]. Los Apóstoles y sus
discípulos estaban sumamente honrados de ser llamados siervos de
Jesucristo.

¿Qué hay detrás de esta “teología” de la prosperidad? En primer lugar,


está la “nueva cruz”, fácil, placentera, acomodada al mundo,
encaminada a satisfacer los deseos carnales y a obtener, como los
políticos, numerosos adherentes y contribuyentes sobre la base de
falsas promesas. Claro está que, como asimismo ocurre en la política,
se corre el riesgo de que los seguidores se pierdan con tanta facilidad
como se reclutaron, cuando las promesas no se cumplen.

En segundo lugar, hay un afán indecente de riqueza y poder por parte


de los predicadores de este evangelio diferente. Durante una estancia
en Estados Unidos, solía sintonizar una emisora de televisión cristiana.
La mayoría de los programas incluían una solicitud de apoyo
económico para el sostenimiento del ministerio en cuestión. Sin
embargo, mientras que muchos lo hacían con prudencia y discreción,
otros eran desaforados hasta el punto de dedicar más de la mitad del
tiempo disponible para esquilmar a los televidentes. Es en extremo
dudoso que este “evangelio de la prosperidad” haya de veras
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enriquecido a sus seguidores, pero por cierto que sí ha prosperado


materialmente a muchos de sus predicadores. Contra esta clase de
“ministros” nos advierte solemnemente la Escritura y nos insta a
sacarnos el velo y denunciar [14].

La Biblia y las riquezas

La perspectiva bíblica es ajena a las enseñanzas de estos maestros. Si


bien la prosperidad material puede acompañar a las bendiciones
espirituales [15], ya en el Antiguo Testamento se nos advierte del
peligro que representan las riquezas [16], por ejemplo en Proverbios
leemos:

No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. ¿Has de


poner tus ojos en las riquezas, que no son nada? (23: 4-5).

En el libro de Job nos enseña, por otra parte, que las enfermedades, la
pérdida de familiares y el empobrecimiento no son en absoluto signos
seguros de decadencia espiritual o desfavor divino; el Salmo 73 deja
bien claro que la prosperidad material no implica para nada riqueza
espiritual; más bien lo contrario puede ser cierto.

El Nuevo Testamento es todavía más claro. El Evangelio se dirige de


manera especial a los pobres [17] y también a los ricos, que tienen
dificultades especiales en aceptarlo.

Desde que comenzó su ministerio público, el Señor Jesús vivió


voluntariamente en la pobreza [18]. Al tiempo que nos mandó pedir por
nuestras necesidades, enfáticamente desalentó la búsqueda de
riqueza material y nos llamó en cambio a hacernos tesoros en el cielo
[19].

Las enseñanzas de los Apóstoles son, desde luego, consistentes con


las de Jesús. Pablo vivió en la pobreza y, aunque tenía derecho a su
sustento, renunció voluntariamente a éste. Es evidente que el Apóstol
no compartía las ideas del “Movimiento de Fe” sobre la prosperidad
material de los ministerios cristianos y sobre todo la de los ministros
[20].
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Pedro nos exhorta a no vivir conforme a las pasiones:

Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también


ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo
ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida terrenal no
satisfaciendo sus pasiones humanas sino cumpliendo la voluntad
de Dios.

Pues ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo


que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las
pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las
idolatrías abominables.

A ellos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en


ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los
insultan.

Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está


preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.

Por esto también se les predicó el evangelio aun a los muertos,


para que, a pesar de haber sido juzgados según criterios
humanos en lo que atañe al cuerpo, vivan conforme a Dios en lo
que atañe al espíritu. 1 Pedro 4:1-6.

Santiago nos convoca a honrar y proteger a los pobres, y amonesta


severamente a los ricos [21]:

Ahora escuchen, ustedes los ricos: ¡lloren a gritos por las


calamidades que se les vienen encima! Se ha podrido su riqueza,
y sus ropas están comidas por la polilla.

Se han oxidado su oro y su plata. Ese óxido dará testimonio


contra ustedes y consumirá como fuego sus cuerpos. Han
amontonado riquezas, ¡y eso que estamos en los últimos
tiempos!
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los


obreros que les trabajaron sus campos. El clamor de esos
trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.

Ustedes han llevado en este mundo una vida de lujo y de placer


desenfrenado. Lo que han hecho es engordar para el día de la
matanza. Han condenado y matado al justo sin que él les
ofreciera resistencia. Santiago 5:1-6.

Juan le desea a Gayo salud física y prosperidad material en la medida


en que poseía riqueza espiritual, para que hiciese buen uso de sus
recursos:

Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos
y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. 3
Juan 2.

El llamado “evangelio de la prosperidad” es una distorsión grave de la


enseñanza bíblica, que tiende a crear seguidores que desean llenar su
vientre antes que su corazón, y que en muchos casos al resultar
desengañados se tornan rebeldes al auténtico Evangelio. La posición
bíblica con respecto a los bienes materiales fue establecida con
exactitud en las siguientes palabras inspiradas por el Espíritu Santo,
escritas por un santo del Antiguo Pacto:

Sólo dos cosas te pido, SEÑOR; no me las niegues antes de que


muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni
riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho,
podría desconocerte y decir: “¿Y quién es el SEÑOR?” Y teniendo
poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios.
(Proverbios 30:7-9).
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
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La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta:


atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse
limpio de la corrupción del mundo.

Santiago 1:27
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
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Q
uieren saber lo que significa no haber tenido amor en la
niñez? Es estar propenso a cualquier cambio, es el sentir
más amargo. Como si no le pertenecieras a nadie, tarde o
temprano te conviertes en uno de esos que caminan
inseguros en la vida, tratando de cubrir esa falta de amor con lo
primero que se le cruce por delante.

Quieren saber de amarguras? Acá estoy, en un rincón de mi cuarto


esperando que me adopten, con tan solo dos años sin ninguna noción
de tiempo y espacio, con la única misión de correr y saltar en el patio
de aquella casa abandonada en los suburbios de Router. No sigan
indagando de mí porque aún no existo, aun no sé dónde voy, solo se
jugar con los insectos del patio y con el viejo perro de orejas caídas y
ojos tristes, ese que desde que tengo sentir, ladra a cualquier amenaza
que se le cruce. Creo estar en las mismas condiciones, solo que yo
estoy recién naciendo y el envejeciendo.

Y mírenme, solo mírenme otra vez, ya tengo cuatro añitos y aun papa y
mama no han venido por mí. Una tía que nos cuida nos lleva todas las
tardes a un cuarto y nos enseña a jugar con las ropas oscuras. Nos
regala caramelos cada vez que ella se siente feliz y cuando termina la
función de luces incandescentes, nos deja por media hora y nos viene
a buscar. Mientras corrimos por la lluvia de ese invierno aun puedo
divisar al viejo perro de orejas caídas en el patio y a veces siento que
nunca me vendrán a buscar. Quisiera que vinieran pero sé que aún no
es mi tiempo; quizás mañana sí lo sea.

Solo quiero llamar la atención, me he vuelto más brusca y tosca, ahora


se que soy niña y no hombre, el señor de las galletas siempre nos
enseña la diferencia entre un nene y una nena. Todos lloran pero yo
me siento feliz porque me regala galletas y mientras nos coloca las
ropas oscuras y nos saca las fotos, yo como esas galletas que me
hacen feliz.

Pero no sé qué me pasa, creo que todo está cambiando, manché toda
mi sábana con sangre. Fue sin querer, le contesté a la madre que nos
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cuida y ella se enfadó tanto que ese día estuve sin comer. Mucho
tiempo sin comer y traté de escapar por la puertita de la cocina. Corrí y
llovía como si hubiera sido ayer cuando cumplí cuatro añitos. Corrí y no
supe más de esa casita, ni de los niños que conmigo crecieron.

Amanecí en este hospital y me diagnosticaron muchas lesiones en el


cuerpo, solo tengo nueve añitos y la enfermera estaba llorando cuando
desperté. Ella me contó que había tenido un accidente muy malo y que
debían ayudarme, pero yo solo quería volver a la casita, no quería estar
entre tanta gente que no conocía.

Al día siguiente vi a más niños de la casita en el hospital y me sentí


más segura, pero yo extrañaba al señor de las galletitas porque era
muy feliz con él.

Otro día más y me siento muy mareada y quiero las galletitas, estoy
intentando gritar qué cosas deseo pero no puedo moverme, tengo
clavos en mi cuerpo y tubitos pegados a mis brazos. Quiero escapar,
quiero solo estar en ese cuarto con el señor de las galletitas y sus
caricias.

Encontré mi expediente de hace siete años y aunque sigo encerrada


aquí, estoy cuerda como para darme cuenta de mi desgracia. Fui
abusada desde mi infancia. Estoy discapacitada porque introdujeron
en mi vagina elementos y me lastimaron mucho. Perdí mucha sangre y
solo era una nena. No me protegían y el perro viejo no fue capaz de
salvarme, él si podía, él podía ladrar y hacer sentir horror en aquellos
curas que me hablaban de un cielo hermoso. El perro viejo era mi
salvación pero tenía los ojos tristes y no podía hacer más que lamentar
su vejez y yo lamentar mi desdicha. Aquella sombra tras el armario
tampoco dio la cara. Hoy no tengo futuro, estoy lisiada, no puedo
caminar, no puedo hablar, no puedo tener hijos y solo miro esta pared
que amarga mis sentimientos. Hoy que me doy cuenta de esta
realidad, quiero morir porque no puedo existir así. No puedo reír, no
puedo. Tú que hablas de amor y paz, me puedes hacer soñar? Tú que
entiendes de fechas y profecías, puedes descifrar la conducta de
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aquellos que destruyeron mi vida? Por los días que me restan de vivir
solo estaré buscando la forma de acabar con mí existir, porque solo
respiro y mis pensamientos envenenan todo el día mi mente y mi triste
corazón. Perro viejo, fuiste mi guardián pero no hablas, no corres, no
dices nada.

*** * ***

Me han estado buscando por mucho tiempo. Aunque parezca increíble,


mis hermanos me han denunciado. Partimos con un puñado de
valientes, muchos de ellos adventistas, otros testigos de Jehová y
muchos católicos, a escondernos en los montes más altos pues
habíamos escuchado del implante en la mano y de sus consecuencias.
No se podía comprar ni vender, no se podía pasar de una ciudad a otra
sin la identificación que era más parecida a un grano de arroz.

Los católicos estaban con nosotros simplemente porque se resistían a


colocárselo, y los demás convencidos que esa era la irrefutable señal
que todos esperábamos pero que aún no queríamos tomarla como tal.
Quien le escribe vivó durante mucho tiempo entre comodidades y fama
hasta que conocí a Angélica. Ella me enseñó la necesidad de
rebelarme y por eso es que estoy aquí junto a toda esta gente.

Dicen que mañana se nos unirán más y yo le pido a Dios que sea corto
este proceso pues no tenemos para comer, no tenemos armas como
los demás, no tenemos si quiera una Biblia.

Entre llantos y miedos quiero contarles el motivo de mi locura, porque


de otra forma no la pude llamar, solo locura.

Dentro de los colportores de éxito hubo también colportores que no


tuvieron tanto éxito sino más bien, resistieron en las campañas. Fueron
los típicos que miraron desde lejos las premiaciones y los aplausos. Era
imponente estar en esas celebraciones donde se les rendía honor a
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quienes habían vendido más libros durante una campaña, y lógico,


también era justo por su esfuerzo.

En una de las campañas se cuenta la historia de un muchacho de tan


solo dieciocho años que entró en una villa miseria (barrio de indigentes
y clases marginales) para vender sus libros y que encontró uno de los
lugares menos deseosos que cualquier colportor le gustaría estar.

Le abre la puerta una mujer de unos cincuenta años


aproximadamente, tés muy blanca, una casa muy oscura y el
muchacho hace su presentación inicial, como vendedor de libros de
salud, en un minuto exacto. Al segundo minuto ya está dentro de la
casa donde hace lo que cualquier colportor haría: ver si por lo menos
puede vender una revista para tener el pan del día. El joven se fija en
cada detalle de la casa que no es mucho, un par de cuadros con fotos
de niños. Un florero en la mesa y un par de libros desgastados, lo que
indica que aquella mujer no era una lectora empedernida. Todas las
puertas cerradas y cortinas azul marino.

Ella le sirve un vaso de agua y él le pregunta quiénes son los niños de


las fotos.

_ son fotos de amigos de la infancia.

_ Debió quererlos mucho, porque ha pasado mucho tiempo.

_ Claro que sí, con ellos pasé mis mejores momentos.

_ Usted es casada, soltera…

_ Soltera, jamás pienso casarme.

_ Wow, que respuesta tan segura, se nota que usted es una mujer
segura, por esa razón es que andamos ofreciendo estos libros que a
usted, como pasó con todos sus vecinos, le sorprenderá…

_ Qué vecinos?

_ Don Manuel, Doña Teresa, la del almacén.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

_ Ella te compró un libro?

_ Claro que sí y quedó muy contenta de haber adquirido uno de


nuestros libros. Como le decía, en esta ocasión usted…

_ De dónde eres?

_ Bueno, soy de la Universidad Adventista y nuestro programa de


estudios nos da la facilidad de ganarnos una beca de estudios por
hacer esto. Visitamos muchas ciudades y…

_ No te noto feliz.

_ Desea hablar de otra cosa, no tengo ni un problema. Quiere saber


más de mí porque está insegura? Le prometo no hacemos nada malo.
Mire, este es mi cedula de identidad y este es mi tarjeta de la
Universidad, como puede ver aquí yo curso…

_ La señora Teresa es una mala mujer.

_ Por qué dice eso?

_ Golpea a sus hijos todo el tiempo.

_ Está segura de eso?

_ Vive sola con su marido y él está inválido, está postrado en una


cama. La dejaron sola.

El colportor comenzó a sentirse incómodo y al ver que pasaba el


tiempo y no concretaba la venta, lanzó el As que tenía sobre su manga.
Pero no le dio resultado porque las preguntas y respuestas
comenzaron a escucharse de uno y de otro hasta que el joven cortó la
conversación.

_ Cómo te llamas?

_ Angélica.
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_ Angélica, creo que me voy, de todos modos te dejo un folleto para


que puedas ver las demás publicaciones.

_ Quiero ese libro!

_ Qué? me vas a comprar uno.

_ Quiero el azul con rayas verdes.

_ El fin de los tiempos? No creo que los puedas comprender pero está
muy bien.

_ Te lo compro solo si me haces un favor.

_ Mientras esté de mi alcance, el que tú digas.

_ Entrégale esta carta a la señora Teresa.

*** * ***

Me quedé pensando toda la noche en aquella carta, no podía entender


tanta maldad y tanta injusticia.

Y seguramente ella salta y ora en la iglesia sin ningún remordimiento


hacia su hija. Le destruyó la vida de la peor forma en la que se le
puede imaginar a un ser humano, no bastándole con dañarla a ella si
no también su reputación y lo peor de todo: “nadie sabe nada”.

No quiero pasar esa carta y pienso regalarle el libro que me compró,


esto me hace mal, no sé por qué razón me decidí a colportar. Extraño
la cama caliente de la universidad, si no fuera por la beca no estaría
acá con esta bronca en mi mente.

Antes de desayunar quiero leer otra vez esta carta para poder entender
todo esto, no pienso comprometerme mucho pero si en algo puedo ser
útil no estaría de más.
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*** * ***

Querida madre

Hace mucho que no me vienes a visitar, no tengo nada en contra


de ti, es más, dejé de lado las ganas de acabar con mi vida
porque hubiese sido darte en el gusto.

Quiero que sepas que las veces que callaste mientras yo sufría
aún las recuerdos, que las veces que me encontraste, tirada en
el piso de mi pieza y no hiciste nada, las guardo como tesoro. No
quiero saber que moriste, no quiero saber que te vas al cielo
injustamente sin antes verme la cara otra vez. Estoy muy
confundida con mis sentimientos, estaba esperando que alguien
viniera, algún ángel me ayudara a vengarme y creo que es el
momento.

Los diecisiete años que sufrí de terror y tú no hiciste nada van a


terminar con sangre derramada y no quiero que llames a nadie
porque en cuanto la carta la tengas en la mano yo voy a estar
esperando el momento para dejar esos diecisiete años en tu
vida.

Mientras tú orabas encerrada, yo sufría de sed y frío.

Nunca me viste a la cara, esta será la última vez.

La rebelde, Romina, la menor.

*** * ***
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Sin duda que la carta escrita por Angélica lo dejó atónito al muchacho.
Nunca se reciben cartas de esa magnitud. Lo primero que se le venía a
la mente era la entrega de la carta y una posible venganza como
resultado. Tenía dos opciones: entregarla y no entregarla, no había
conversación en el medio.

Después de comer llamó a su padre y le contó lo sucedido, y como este


era pastor le dio unos consejos bastante sabios que se sintetizaban en
dejar la carta en la policía y ayudar en lo que estuviese a mano. Pero el
muchacho fue más allá.

A la mañana siguiente, después de esos cantos aburridos que a él le


parecían de cementerio, se dirigió exclusivamente a la casa de doña
Teresa con la excusa de que se le había quedado una carpeta. Un
saludo cordial, unas respuestas adecuadas e hizo las maniobras
necesarias, pedir el baño, un vaso de agua y luego vino la salvación
después de aquello, pues ella le pidió entrar una masetas del patio y
de esa forma conquistó parcialmente la confianza de la mujer. El
muchacho mezclaba sus pensamientos con el presente y la carta de
Angélica.

Al terminar con las macetas, doña Teresa le sirvió un plato de comida y


al momento aparece el hombre de la casa. Ella lo recibe con un beso
en la mejilla y el joven comienza a indagar en sus ojos si hay algún
indicio de mirada depravada en él, pero no encuentra nada, a simple
vista es un hombre normal y sus sospechas infundadas.

De pronto, una pregunta rompe el silencio:

_ Ayer entraste a la casa del frente, la mujer solitaria.

_ Disculpe, se refiere a Angélica?

_ Gorda, ahora se puso Angélica, el año pasado era Dora, otras veces
Amelia. Pobre muchacha.

_ Usted la conoce?
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_ Es una mujer muy complicada, debe tener problemas mentales pues


dicen las malas lenguas por ahí que anda buscando a su padre para
vengarse de él, la pobre debió haberla pasado muy mal cuando
pequeña. Por cierto, no te escribió nada?

_ emm, no señor, les presenté los libros y nada más.

_ Estás seguro?

_ Así es, solo conversamos un rato y luego me marché.

_ Te compró algún libro?

_ No, no tenía dinero.

_ No me estás mintiendo, verdad muchacho?

_ En absoluto.

En ese instante se inclina la atmosfera de la discordia y el muchacho


no sabe cómo cerrar el tema. Una que otra mirada y antes de lo
previsto, esas veces que el estómago se pone duro, el viejo hombre le
toma el bolso y comienza a indagar en sus pertenencias.

*** * ***

Salió corriendo como viento y desapareció entre las avenidas. No supo


de qué forma enfrentar tal situación y por lo tanto decidió escabullirse y
al mismo tiempo dar a conocer lo que tenía entre manos.

Si, obvio, se olvidó de su bolso y de la carta que tenía en su poder. Era


volver y pedir el bolso o pedir otro en facultad de teología, allá en su
lejana Universidad. Había que pensar rápido por lo que se devolvió
pero aun indeciso, pensando a cada rato que hacer, que decir. De
pronto ve a Angélica acercarse a la casa de Doña Teresa y pensó lo
peor, nunca estuvo tan nervioso ya que por lo que decía la carta la
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venganza sería con sangre y cosas así. No soportó más la intriga y


corrió a buscar el bolso, abrió la puerta y ahí estaba su bolso, ahí
estaban los dos mayores y afuera Angélica.

Al verla afuera, Doña Teresa y su marido corren a cerrar los pestillos de


la puerta y piden guardar silencio. Angélica toca cinco veces a la puerta
y se marcha. A los segundos se escuchan gritos allá afuera, unas
puertas que se cierran de golpe y Doña teresa que empieza a llorar. El
muchacho cada vez más confundido pregunta qué está pasando. El
viejo hombre e dice con una cara de felicidad “al fin salió de su casa
esa mujer”. Todos en silencio una vez más. El muchacho siente que se
acerca la policía pero al rato el sonido de las sirenas se aleja.

_ Angélica me dijo que usted estaba postrado en cama, que estaba


enfermo.

_ Equivocado querido, estoy vivito y coleando.

_ Por qué ella no sale de su casa?.

_ Sufrió mucho esa mujer, durante más de quince años.

_ Usted no es el padre verdad?

_Pero qué tontería hablas muchacho, los vecinos la hemos tratado de


ayudar pero ella dice que espera su madre. Le hemos llevado ropa y
comida pero ella dice que esa ropa no la viste y que nuestra comida
nunca la saciará.

_ Por eso se encerró, pobre mujer, y esta carta?

_ Esa carta es para ti, te la escribió personalmente, tú eres el ángel


que ella estaba esperando, tú eres parte de este proceso, tu eres parte
de lo que ella perdió. Ella es la rebelde y prometió encerrarse hasta
que Dios le devolviese a sus tres hijos. Bueno, eso dicen las malas
lenguas.
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El muchacho quedó atónito, hace cinco minutos, el viejo hombre era un


potencial violador, y ahora se ha convertido en un viejo sabio. Hace
cinco minutos la historia estaba resuelta, y ahora la carta le pertenecía
y la historia se ponía conmovedora.

Los rebeldes toman muchas formas. Tienen un aire demencial pero hay
que comprenderlos. Hay que entender que ellos nacieron con un
propósito y fuera de ese propósito ellos no son nada. Muchos rebeldes
en los últimos años de vida de la tierra fueron asesinados a sangre fría
por los convergentes religiosos. Otros, los que sobrevivieron pudieron
ver el rostro del que quiso nuestras vidas redimir. Muchos se
escondieron en las montañas y desobedecieron las leyes impuestas,
rehusaron introducirse el chip en la mano derecha y nunca se les vio
por más de una hora vagando por las calles clamando por un Cristo
invisible.

La madre destruyó a Angélica, esa madre convertida en demonio logró


destruir las esperanzas de su vida y de su porvenir. Angélica nunca se
casó porque decían las malas lenguas que esperaba a su príncipe azul,
ese que nunca llegó. La madre se convirtió a los dioses de cuello y
corbata y prefirió escuchar sus mandatos, quedar presa en la
mediocridad del mundo a seguir a su amado. La madre tiene muchos
años, la podíamos ver debajo de un manzano, solía vestirse de sol y
caminar encima de la luna. Decían de Angélica, que su madre la formó
con grandes ideales y le dio mucha sabiduría pero que al pasar los
años se olvidó de ella y de sus hijos.

Angélica no nació rebelde, las circunstancias crearon en ella una mujer


dura y con grandes resentimientos. Muchos esconden los
resentimientos tras las buenas voluntades para demostrarse a sí
mismos que pueden vencerlos pero los resentimientos no se vencen,
hay que aprender a vivir con ellos. De vez en cuando los fracasos y los
malos tratos nos ayudar a ser mejores personas, mejores hombres,
mejores señoritas. Cuando queremos destronarlos de su lugar nos
volvemos rebeldes, y somos capaces de entregar mucho por ello,
somos capaces de formar parte de un grupo de ayuda en un barrio
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marginal, pues recordamos nuestras miserias en la niñez, nos


identificamos y nos demostramos que somos capaces de cambiar
aquello. Claro, nunca vamos a cambiar las realidades de miles de
personas a la vez pero qué más da, nos mentimos y nos volvemos
rebeldes. Somos capaces de soportar deshonras y malos tratos por un
sí, capaces de llevar a cabo planes en una iglesia que no desea
nuestros planes, capaces de encerrarnos en una casa hasta que un
hermano se llegue a preguntar por nosotros. Somos capaces de creer
en cosas que nadie sería capaz de creer, seríamos capaces de vivir
solo por una esperanza, una mínima esperanza, una rebeldía que brota
porque esa misma rebeldía nos da fuerzas para vivir, para seguir, para
despertarnos una vez más.

Los rebeldes ya pagaron el precio, ellos solo actúan y dejan


enseñanzas, van delante de Dios, nos esperan que las cosas pasen
porque ellos hacen que las cosas pasen.

Los rebeldes no andan por la vida diciendo lo que son, solo en su


rostro podemos divisar esa locura santa. Rebelde no calza en una
sociedad llena de determinaciones, llena de dinero y placeres ya que
ellos aprendieron a pasar a niveles más altos y son capaces, dicen, de
dar la vida por sus amigos, aunque estos ni si quiera estén
interesados.

No puedes mezclar liderazgo con rebeldía, no cabe dentro de


parámetros lógicos como el liderazgo una palabra tan gigante como la
rebeldía. No puedes pedirle al sol que deje de brillar, solo aceptar su
calor y su luz.

Nunca podrás pedirle a un rebelde algo que va en contra de sus


principios, solo acepta el propósito por el que están vivos.

El muchacho subió al monte más alto de aquel pueblo y pidió por


sabiduría. Leyó una y otra vez la carta y no salía de su asombro. Logró
divisar en la carta todo, como si se le hubiera abierto el entendimiento.
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Dos días después en una comisaría dio con el paradero del primer hijo
de Angélica, un hombre de treinta años de edad, drogadicto desde los
trece y con muchos delitos cometidos. Tenía la vista perdida y se
notaba su gran deterioro intelectual. Lo encontró tirado en una avenida
a dos cuadras de una Iglesia Adventista.

A la semana siguiente supo la noticia de otro de los hijos de Angélica,


un auxiliar de colegio. Intentó tener una entrevista con él pero al
enterarse que venía de parte de Angélica, su madre, no aceptó y
esquivó cualquier intento del muchacho por sacarle alguna
información.

El tercer hijo de Angélica, dicen que murió en uno de los tantos asaltos
que cometió, dicen que fue un ladrón muy temido y que tenía en su
haber muchos asesinatos.

La iglesia nunca fue a visitar a Angélica y nunca se dignó a hacerse


cargo de los hijos de ella. Hoy mayores, encontraron vidas fuera del
amparo de Dios. Antes de dejar el pueblo, el muchacho fue a casa de
Angélica pero le contaron que se la habían llevado a un hospital. En la
casa encontraron muchas biblias y mucha ropa, fiel reflejo de quienes
han esperado tanto tiempo por respuestas, esas oraciones que Dios
nunca responde.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón limpio, de una
buena conciencia y de una fe sincera.

Algunos se han desviado de esa línea de conducta y se han enredado


en discusiones inútiles.

Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué


hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman.

1Timoteo 1:5-7
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33
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P
árate en un púlpito y predica de amor y de prosperidad y todos
te van a aplaudir. Párate y predica sobre esfuerzo y propósito y
todos te van a criticar.
Nos hemos olvidado de a poco cómo el Señor nos estuvo conduciendo
desde la antigüedad, la forma en que él demostraba sus bondades
hacia quienes lo invocaban. Seguramente hoy ellos podrán ver como
en sus templos ya no hay comida.
Cuando tenía 13 años quise investigar mucho más sobre temas
bíblicos, interiorizarme en las doctrinas y manejar lenguajes mucho
más allá de lo que el común de la gente estaba acostumbrado a hacer.
De repente y en medio de muchas lecciones pude divisar a un Cristo
que se sentaba a la mesa de las prostitutas, hablaba con los
promiscuos, reía con los recaudadores de impuestos y alimentaba a
gente que nadie conocía [1]. No pasaron dos meses cuando me di
cuenta de que el Cristo que me habían predicado durante un par de
años no era el mismo que yo estaba descubriendo, miraba para todos
lados a ver si alguien me estaba espiando, porque había descubierto
algo muy valioso.
El primer hallazgo importante que encontré entre medio de tantos
libros fue que uno puede deducir muchas cosas de la Biblia, muchas
cosas erróneas, uno puede hacerse muy sabio en su propia opinión y
puede creer decir cosas que Dios dice pero que no las está diciendo en
realidad. El primer hallazgo importante fue que hemos escrito muchas
cosas pero hemos hecho muy poco [2]. Entonces decidí hacer.
Durante un par de semanas traté de hacer obra misionera a mis seres
queridos, mostrándole pasajes bíblicos, entregándoles lectura y folletos
pero me di cuenta que la gran mayoría rechazaba todos mis esfuerzos
y llegué a pensar que esto no tenía sentido. Tome otro rumbo, comencé
a hacer favores a cada uno de ellos, comencé cortando el pasto,
haciendo mandados, cuidando mascotas; de esta forma ellos pudieron
ver que yo era un muchacho servicial y que todo el esfuerzo realizado
con folletos había sido en vano.
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Me di cuenta que hay mucho por hacer antes que decir: ellos lograron
ver el cambio que Cristo había hecho mi vida y ni siquiera hablé una
palabra de Biblia o profecías.
Descubrí una segunda cosa y ésta pudo haber sido la más importante
de todas las que he descubierto, que me llenó de mucha impotencia y
me hizo sentir que cada vez, cuanto más aprendemos, más dolor en
nuestra mente poseemos: Entre muchos libros y un par de biblias
entendí que la gente es cínica. El cinismo y la indiferencia no tienen
clases sociales pero se ve más en aquellos que andan con cuello y
corbata queriendo mostrar algo, ocultando sus verdaderas intenciones
¿no te hace recordar una historia bíblica? Puede ser que la gente tenga
otra alternativa antes que seguir los placeres del mundo, o abdicar sus
principios en pos de la sociedad pero aun así no es excusa para actuar
como hoy lo están haciendo pues muchos trabajan con el destino de
millones de personas que entran a la familia de Dios con un corazón
sincero y terminan frías o simplemente abandonan los caminos de
rectitud, desilusionados y maltratados por los siervos de Dios. No
puede ser que la Iglesia misma esté echando a sus feligreses, no
puede ser que aún no hayan despertado del sueño profundo. Son unos
poquitos quienes llevan las riendas en los templos de la fe y los demás
no tienen otra alternativa que seguirlos o abandonar. Tienes toda la
razón, a la historia que yo me refería era a los lobos vestidos de oveja.
¿No te da impotencia descubrir por medio de estas crónicas como
muchos se van sin una justificación fuerte que no sea que, o se enojó
con alguien o que la predicación fue muy fuerte, quizá la envidia, no te
da rabia que se vayan así nomás?
Cuando comencé a estudiar intensamente las palabras de Dios vi
como mis ojos se hacían cabizbajos, unas cuantas lágrimas.
La realidad del sábado
Ten mucho cuidado de no manejar dinero el día sábado porque Dios te
puede castigar. Ni siquiera que subas a un colectivo porque vas a estar
haciendo trabajar al chofer y eso es pecado. Nunca te olvides de dejar
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

la cama de tu alcoba desordenada para que todos puedan ver que el


sábado es para tu Dios.
Es como si nos olvidáramos la forma en que Jesús nos explicó con
simpleza el sábado. Los discípulos tenían hambre, saltaron la cerca y
comieron el trigo [3]. Jesús no los castigó, ni siquiera le tomó
importancia a tal suceso porque él nos quiso enseñar, a nosotros los
perfectos de la Iglesia, que en el sábado no se prohíben hacer cosas
sino que es una gran obligación hacer el bien. Un día de estos tu hijo
caerá en un pozo y por ser sábado ¿no lo va a sacar? Un día uno de tus
hijos estará con 40° de fiebre, no correrás, tomarás el colectivo más
rápido, entrarás a esa farmacia y comprarás lo necesario para que tu
hijo pueda sanar?. No estás pecando, no te sientes mal, estás
haciendo el bien tal como lo predicó Jesús a nosotros, los perfectos del
Iglesia, nosotros los que no nos equivocamos, nosotros, los legalistas
inconscientes.
Si estás dispuesto a cantarle a Dios, si te sientes bien estudiando las
lecciones de la Biblia, Dios también quiere que tu mente esté
dispuesta a hacer el bien [4], a quebrar esa barrera religiosa, a dar un
buen testimonio para que muchos vean en ti la salvación que él
promete para la humanidad.
El sábado si tienes hambre, salta la cerca y ve por el PAN.
La conciencia
Pasó mucho tiempo para darme cuenta de que la conciencia es un
puerto frágil. Yo siempre sentí en mi conciencia tres voces y las tres
con un tono diferente. Necesariamente no podía hacer caso a las tres
juntas pues esas voces tenían diferentes opciones para mí.
Tenía 17 años cuando comencé a ayudar con clases de recuperación a
mis compañeros del secundario. Una o dos veces a la semana nos
juntábamos a estudiar biología y química, que eran las materias más
difíciles y por consecuencia las que más nos preocupaban pasar. Fue
una tarea muy ardua, hasta pensé que no lograría que mis compañeros
pudieran terminar la secundaria. Lo admito, llegaba cansado a casa
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pero algo me hacía ir y venir, algo me instaba a hacer el bien a pesar


de que muchos de mis compañeros no me quisieran.
Era común, después de la comida, recostarme en mi cama y ponerme
a pensar en muchas cosas. Fue ese tiempo cuando comencé a tener
mis primeras crisis de pánico. Tenía miles de dudas en mi cabeza pues
con 17 años tienes que tomar muchas decisiones y a pesar de esta
edad no nos damos cuenta de que ya somos grandes. Tirado en mi
cama empezaba a sacar cuentas de las cosas que hacía y de aquellas
que por uno y otro motivo nunca pude hacer. Escuche una primera voz
que me decía que ser muy bueno a veces es estúpido, que la gente
nunca va a reconocer ese esfuerzo que hacía en la oscuridad y que
mejor me sería enfocarme en mi futuro, en mis habilidades y dejar de
lado las cosas que hacía por los demás pues ellos no la agradecían, no
merecían tal esfuerzo mío.
Una segunda voz me suplicaba que dejara de pensar tanto y que
actuara por instinto. Esa voz me quería hacer entender que si seguía
pensando y sacando conclusiones no lograría hacer nada ni por mí ni
por nadie.
La tercera voz no se escuchaba muy fuerte pero me decía levántate,
toma tu mochila y sigue con el plan.
Estas luchas en nuestra conciencia nos hacen ser disconformes
espiritualmente [5], nos hacen más vulnerables ante la vida y en
muchas ocasiones no nos permiten tomar las mejores decisiones
porque quien habla en nuestra conciencia es el diablo, es uno mismo y
es Dios. No hay tácticas para poder diferenciar aquellas voces, lo único
que tienes que hacer si te dices ser cristiano, es trazar un plan,
escribirlo y darle sentido. De esta forma te vas a dar cuenta que aún
Dios sigue hablando y dando señales a su remanente fiel. Seguro que
la famosa “voluntad de Dios” te sonará hasta floja y sin sentido.
No me van a creer pero llegó el momento del examen final y estaban
todos mis compañeros tan nerviosos como yo lo estaba. Tenía la vida
resuelta porque salí con uno de los mejores promedios de toda la
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secundaria pero mis compañeros, los que me querían y los que no,
dependían exclusivamente de este examen de biología y no podían
fallar pues bajo una nota roja ellos tendrían que repetir el año, algo
muy justo para los que no estudiaron, más sabía que muchos acá
dejarían el secundario y no retornarían el próximo año a la secundaria
ya que una nota roja les haría renunciar a los sueños.
En esta sala saldrían victoriosos o con un montón de sueños
incumplidos.
La prueba fue bastante complicada. Traté de concentrarme pero a la
vez miraba los rostros pálidos de mis compañeros: muchos que no
entendían nada. Una vez me paré en un púlpito y me olvide de toda la
predicación, balbuceaba palabras, inventé cualquier cosa, lloré y bajé
del púlpito, por lo que pude entenderlos.
Comenzaron las voces a hablar. Una de ellas me decía que no podía
ser que tanto esfuerzo se fuera por la borda en este día. Ese algo me
decía que yo había dado lo mejor de mí y que sólo tenía que enfocarme
en mi prueba. Esa voz tenía toda la razón, ahora ellos tenían que velar
por su futuro pero algo se le había escapado a esa voz así que traté de
ignorarla.
La segunda voz era más piadosa y me decía que orara por ellos para
que Dios los pueda iluminar y les haga recordar todo lo estudiado. Esta
voz le faltó un complemento por lo que la ignore también.
Una tercera voz rompió el silencio de mi conciencia y me pedía a gritos
que actuara de alguna forma, que me parara, en mi asiento, que
raptara al profesor, un sinfín de ilusiones pero que actuara ya!.
Faltaban sólo 10 minutos para que el examen finalizara y aún podía ver
hojas con respuestas incompletas. Decidí de una forma muy grotesca
colocar las respuestas de mi prueba en la goma de borrar para que el
profesor no se enterara de la falsificación más grande de la historia. Sé
que actúe mal para mí, lo reconozco, pero ellos jamás dejaron de
agradecerme ese acto desesperado en un examen final. Todos se
pasaron la goma y copiaban los resultados, otros veían que tal las
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respuestas que tenían, claro, una especie de consenso con mi goma de


borrar y sus respuestas.
Pueden decir de que fue anti teológico, anti Biblia, anti todo pero fue lo
único que me salió del corazón pues sabía de las consecuencias y
preferí tender una mano a mi curso y me olvide de las otras voces: la
primera voz era la del diablo y la segunda eran mis conclusiones.
Si Dios no te da un plan, tienes que provocar a Dios. Decirle en su
presencia que caminas por las aguas o te hundes pero que vas a
intentar, no te vas a quedar sentado a la vera del camino. La
conciencia no es más que las decisiones que podemos tomar a lo largo
de nuestra vida y si Dios no habita en nuestro corazón alguien más lo
hará.
El testimonio
De a poco me fui olvidando de los libros y comencé a llenarme de
sabiduría a través de otras cosas.
De un día para otro me encontré tirado en un suburbio de la calle 33 y
me di cuenta de lo frágil que es esta vida, que en un momento estamos
tan cerca de alcanzar nuestras metas y de pronto nos hundimos en la
miseria de la vida.
Es como que ahí mis ojos pudieron ver la verdadera realidad pero…
que paradoja! La realidad es esta o no?, la realidad es la vida que
llevamos, no hay más realidad. O será que hay realidades
contrapuestas?
Ahora que estás cerca de una ventana, ábrela, mira hacia fuera y
observa el mundo. No lo querías pero está ahí. Es el sistema que te
eliminó los principios, es aquella imperfecta historia que te cuentan en
la escuela pero que al crecer no es más que un acomodo de mentiras.
Cristobal Colón, y los que le precedieron, mataron a más personas que
el mismo Hitler. Alguien me creería? Seguro que no porque nuestra
realidad impuesta causa represión.
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Alguien tiene que decir de una vez por todas que esta realidad no es
más que un espejo [6]. Nos pusieron frente a nosotros un gran velo,
nos contaron hermosas historias de gigantes y valientes pero no nos
dieron nunca la verdad.
Esa palabra sincera llamada verdad no es más que una hoja seca
pisoteada por la gente que pasa en las calles de la gran ciudad.
Quien quiera burlarse de los cristianos que profesan alguna religión,
déjenme decirles que ellos están más cerca de buscar la verdad que
quienes abdicaron sus derechos y los regalaron al mejor postor, obvio,
al estado, a la medicina, a los programas de televisión, a la moda, a las
casas comerciales y sus cómodas cuotas. Los que prefieren no tener
problemas y pagar por seguridad y salud, son los que han hecho de
este sistema el grande, el invencible, el que no se puede terminar.
En los últimos minutos de la tierra el testimonio va a hacer la diferencia
entre los locos y los que poseen las garantías de vida [7]. El testimonio
se forma, se moldea con verdad, se amplifica con amor y se regala en
cada acto, en cada acción. El testimonio mantendrá viva la esperanza,
cuando el espíritu santo deje la tierra.
La propaganda

“Aquellos que manipulan el mecanismo oculto de la sociedad


constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder que
gobierna nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes
moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas
mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar.
Esto es un resultado lógico de la manera en que está organizada
nuestra sociedad democrática. Grandes números de seres
humanos deben cooperar de esta forma, si quieren vivir juntos
como una sociedad que funciona con fluidez. En casi cualquier
acto de nuestras vidas, sea en la esfera de la política, de los
negocios, en nuestra conducta social, o en nuestro pensamiento
ético, estamos dominados por un número relativamente pequeño
de personas que entienden los procesos mentales y los patrones
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sociales de las masas. Son ellos quienes manejan los hilos que
controlan la opinión pública".

Bernays E., Propaganda, Liveright, 1928

Eso fue lo que escuché de un hombre que estaba hablando a la gente


que pasaba por la calle en Router. Muchos no podían escucharlo y
otros pensaban que era un evangelista más haciendo el ridículo en la
calle.
Esa misma semana se dejó de usar dinero para las compras comunes
y todos estaban fervorizados con el chip. Pensaban que eso haría la
vida más fácil, que los robos disminuirían, pero yo escuchaba al
hombre que hablaba con convicción sobre los Bilderberg y los tratados
que los gobiernos hacían. Pensé que me hablaba a mí pero el mensaje
era para todos. La gente caminaba con sus preocupaciones impuestas
por la sociedad, con sus cuentas y sus bolsas de compras, tratando de
llenar eso que dejaron vacío hace años, si, su dignidad.
Mi última predicación fue hace unos años y aún la recuerdo, llena de
mensajes para salir de este círculo vicioso. Si no me mataron fue por
pura casualidad. Recuerdo esos ojos de la familia Ozandon que
creyeron en lo que les predicaba pero que no estaban preparados para
hacer el ridículo frente a todos los que me escucharon aquella vez.
Claro, el que sale de los parámetros impuestos por el pastor es un
hereje, el que no diezma está desobedeciendo, quien no asiste es un
flojo, el que no tiene en su cuenta de ahorro cuatro o cinco ceros no es
bendecido por Dios. Por favor, aún recuerdo los golpes y la brutalidad
con la que los llamados siervos de Jesús me propinaron, y yo solo
quería sacarlos de la oscuridad.
Tenía razón la señora Elena cuando decía que el espíritu santo
desaparecería de la tierra. La gente está atemorizada y no cree en
nadie. Inventan fantasmas y se asustan con el espejo. Nadie puede
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

doblarle la mano al sistema, a los medicamentos, a las vacunas, a los


sedantes modernos.
Días atrás me contaron que algunos adventistas se irían a las
montañas a esconderse, unos pocos, y que otros seguirían a ver qué
pasa. No es mala idea, creo que es una estupenda idea para quien se
borró del sistema, para alguien que no existe como yo. Lo que no
puedo aceptar es, que a pesar de todo este desacierto, los cristianos
siguen llenando iglesias, siguen con su rutina, como si nada hubiera
pasado.
Escuché un sermón de un pastor adventista que hablaba de amor y de
que pronto vendría Jesús y me sorprendí al escucharlo. Es que ese tipo
no se dio cuenta de lo que está pasando hoy en día? No lo pude
entender y hoy sentado en esta plaza, muerto de hambre y con un
señor cuarentón hablándome de libertad, estoy totalmente triste por
saber que si llega a venir Jesús yo no voy a entender la medida con la
que él va a redimir para que muchos entren a la eternidad.
Toda la gente muerta de miedo, tratando de cubrir sus hogares con
rejas y electricidad, desconfiando del vecino. No se puede crecer y
protegerse al mismo tiempo, causaría un colapso en las mentes y un
cáncer social, pero a nadie le importa.
Así la gente prefirió desconfiar, no salir a la calle y tratar de encontrar
felicidad en una consola de videos, informarse con la televisión para el
disgusto de todos.

*** * ***

El único propósito de las noticias es mantener al público en un estado


de miedo e incertidumbre, para que vuelvan a verlas mañana para ver
cuánto empeoraron las cosas, y para ser sometidos a la misma
publicidad.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

"la gente debe ser controlada sin que lo sepan". Piense en esto: ¿qué
estaba pasando realmente en el mundo durante todo ese tiempo en el
que nos distraían con todas esas estúpidas y molestas cortinas de
humo? No tenemos forma de saberlo. Y la mayor parte, ni siquiera es
asunto nuestro incluso si pudiéramos saberlo. El miedo y la
incertidumbre son lo que hacen que la gente regrese por más.
Si le parece una perspectiva radical, llevémosla un poco más lejos:
¿Qué perderías en tu vida si dejaras de ver televisión y de leer diarios y
revistas de papel brillante? ¿Sufriría realmente tu vida alguna pérdida
financiera, moral, intelectual, espiritual o académica?
¿Realmente necesitas tener a tu familia absorbiendo continuamente
los valores analfabetos, amorales, fraudulentos, carentes de cultura y
desesperadamente carentes de cerebro, de las personas que se
muestran en el programa nocturno promedio de la televisión? ¿Son
estos falsos y programados títeres, “normales”?
¿Necesitas que constantemente te den en cuchara sus principios
morales en esta vida? ¿Son realmente divertidos esos programas, o
simplemente son una maniobra de distracción para evitar que
observes la realidad, o que trates de descubrir y entender las cosas por
tus propios medios, leyendo un poco de manera independiente?
Puedes darme un ejemplo de cómo tu vida mejora por mirar los
noticiarios y por leer el diario. ¿Qué ganancia mensurable hay para ti?
¿Qué más podríamos estar haciendo con todo ese tiempo liberado, que
podría ampliar de hecho nuestra conciencia?
Quien les escribe dejó de ser un número y está por encima de cualquier
ley civil. Hace unos años escapé de mi bella historia y descubrí esta
realidad: que el ser humano le regaló sus derechos naturales a las
corporaciones, a los gobiernos y se denigró entre barrios de miseria y
vacunas que adormecieron el derecho natural de elegir.
Yo soy Marcos, escapé del sistema y no fui más Roberto Sabat.
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Recursos
Textos bíblicos
Capítulo I

[1] 1 Crónicas 11:17-19

[2] Job 6:14-17

[3] Josué 1:9

Capítulo II

[1] Deuteronomio 32:10-12

Capítulo XIII

[1] Génesis 12:1-3; 15:1-20; 17:1- 18:15

[2] Génesis 15:14 dice Dios que los israelitas saldrían de Egipto “con gran
riqueza”; pero se trata de una profecía, y no de una parte esencial del Pacto.

[3] Hebreos 11:10

[4] Hebreos 11:13

[5] 1 Pedro 2:11

[6] (Juan 12:6; 13:29), (Mateo 17: 24-27), (Marcos 6:37)

[7] (griego glössokomon)

[8] (Exodo 30:13-16; 38:26

[9] Jeremías 37:21, …todos los días le dieran una porción del pan horneado
en la calle de los Panaderos…

Joachim Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús, 2ª Ed. Madrid:


Cristiandad, 1980, p. 25.

[10] (Juan 6:5-6)


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

[11] Marcos 10:29-30

Walter W. Wessel, Mark. En F.E. Gaebelein (Ed.), The Expositor’s Bible


Commentary. Grand Rapids: Zondervan, 1984, 8:717.

[12] (Mateo 7:7-11; Juan 14:12-14; 15:7; 16:23-24)

[13] (Lucas 17:7-10), (Romanos 1:1; 2 Pedro 1:1; Santiago 1:1; Judas 1)

[14] (Hechos 20:29-31; 2 Timoteo 3:1-5; 2 Pedro 2:1-3; Judas 316)

[15] (Gén 13:2; Salmo 112: 1-3; Proverbios 8:18),

[16] Salmo 39:6; Proverbios 11: 4,28; 22:1-2, etc.

[17] (Lucas 4:18; Mateo 11:4-5) (Maros 10:23-25; 1 Corintios 1:26)

[18] (Mateo 8:20; Lucas 8:1-3)

[19] (Mateo 6:25-34) (Mateo 6:19-20; Lucas 12:16-21; 16:13)

[20] (1 Corintios 4:9-13) (1 Corintios 9; Hechos 20:33-35) (1 Timoteo 6:9; 2


Timoteo 3:1-5)

[21] (Santiago 1:9-10; 2:1-7; 5:1-6).

Capitulo X

[1] Mateo 21:31; Marcos 2:15-17; Lucas 15:1-2

[2] Romanos 14:5-8

[3] Mateo 12:1-8; 1 Samuel 21:1-6

[4] Mateo 12:11-12

[5] Hechos 24:16; Romanos 2:15-16

[6] Colosenses 2:17-18

[7] 1 Juan 5:9; Apocalipsis 12:11,17

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Esp. Profecía
Capítulo I

Eclesiastés 8:17, Pude ver todo lo hecho por Dios. ¡El hombre no puede
comprender todo lo que Dios ha hecho en esta vida! Por más que se
esfuerce por hallarle sentido, no lo encontrará; aun cuando el sabio diga
conocerlo, no lo puede comprender.

En su trato con la raza humana, Dios sobrelleva con paciencia al


impenitente. Usa a sus instrumentos designados para inducir a los hombres
a que sean leales, y les ofrece su perdón pleno si se arrepienten. Pero como
Dios es paciente, los hombres abusan de su misericordia. "Por cuanto no se
ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los
hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal". La paciencia y la
magnanimidad de Dios, que debieran enternecer y subyugar el alma, tienen
una influencia completamente distinta sobre los descuidados y
pecaminosos. Los inducen a desechar las restricciones y los hace más
decididos en su resistencia. Piensan que Dios, que durante tanto tiempo los
ha tolerado, no tendrá en cuenta su perversidad.

Si viviéramos en una dispensación de retribución inmediata, las ofensas


contaba Dios no ocurrirían con tanta frecuencia. Pero aunque se demore el
castigo, no por eso es menos seguro. Hay límites aun para la tolerancia de
Dios. Se puede llegar al límite de su paciencia, y entonces él Castigará con
toda seguridad.

Y cuando trate el caso del pecador insolente, no se detendrá hasta haberle


dado fin completamente.

Muy pocos se dan cuenta de la pecaminosidad del pecado; se hacen la


ilusión de que Dios es demasiado bueno para castigar al culpable. Pero los
casos de María, Aarón, David y muchos otros demuestren que no es seguro
pecar, contra Dios, ya sea con hechos, palabras o aun con el pensamiento.
Dios es un ser de infinito amor e infinita compasión, pero también declara
de sí mismo que es "fuego consumidor, Dios celoso" (RH 14-8-1900).

Dios hace preguntas que los eruditos no pueden contestar.


Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Hombres del mayor intelecto no pueden entender los misterios de Jehová


como se revelan en la naturaleza. La inspiración divina hace muchas
preguntas que el erudito más capaz no puede contestar. No se hicieron
esas preguntas con la suposición de que pudiéramos contestarlas, sino para
llamar nuestra atención a los profundos misterios de Dios y para que los
hombres sepan que su sabiduría es limitada, que en las cosas comunes de
la vida diaria hay misterios que sobrepujan la comprensión de la mente
finita, que los juicios y propósitos de Dios son indescifrables y su sabiduría
inescrutable. Si acaso Dios se revela al hombre, lo hace oculto en la densa
nube del misterio.

El propósito de Dios es ocultar más de sí mismo de lo que le revela al


hombre. Si los seres humanos pudieran entender plenamente los caminos y
las obras de Dios, entonces no creerían que él es el Ser infinito. El, en su
sabiduría, en sus razones y propósitos, no puede ser comprendido por el
hombre. "Son ... inescrutables sus caminos" [Rom. 11: 33]. Su amor nunca
puede ser explicado por los principios naturales. Si esto se pudiera hacer,
no pensaríamos en que podemos confiarle los intereses de nuestra alma.
Los escépticos se niegan a creer porque su mente limitada no puede
abarcar el poder infinito mediante el cual Dios se revela a los hombres. Ni
aun el mecanismo del cuerpo humano se puede entender plenamente;
presenta misterios que desconciertan a los más inteligentes.

Sin embargo, como las investigaciones de la ciencia humana no pueden


explicar los caminos y las obras del Creador, los hombres prefieren dudar de
la existencia de Dios, y atribuyen a la naturaleza un poder infinito. La
existencia de Dios, su carácter y su ley son hechos que ni los pensadores
más capacitados pueden discutir. Niegan las demandas de Dios y
descuidan los intereses de sus almas porque no pueden entender los
caminos de Dios ni sus obras. Sin embargo, Dios procura siempre instruir a
los hombres limitados para que puedan ejercer fe en él y confíen
plenamente en sus manos. Cada gota de lluvia o copo de nieve, cada brizna
de hierba, cada hoja y flor y arbusto testifican de Dios. Esas cosas
pequeñas, tan comunes alrededor de nosotros, enseñan la lección de que
nada queda excluido sin que lo advierta el Dios infinito, y de que nada es
demasiado pequeño para que escape a su atención (GCB 18-2-1897).

Ver También Rom. 11: 33.

Capitulo II
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Job 6:15-17, Pero mis hermanos son arroyos inconstantes; son corrientes
desbordadas: se enturbian cuando el hielo se derrite, se ensanchan al
derretirse la nieve, pero dejan de fluir durante las sequías, ¡en pleno calor
desaparecen de sus lechos!

Los amigos de Job descubrieron erróneamente a Dios.

Hay maldad en nuestro mundo, pero no todo el sufrimiento es el resultado


de una conducta pervertida. Se nos presenta a Job claramente como un
hombre al quien el Señor permitió que Satanás afligiera. El enemigo lo
despojó de todo lo que poseía; se rompieron sus vínculos familiares; perdió
a sus hijos. Durante un tiempo el cuerpo se le cubrió de llagas repugnantes,
y sufrió muchísimo. Sus amigos vinieron para consolarlo, pero trataron de
convencerlo de que era responsable de sus aflicciones por su proceder
pecaminoso. Sin embargo, él se defendió y negó la acusación declarando:
1159 "Consoladores molestos sois todos vosotros". Al intentar hacerlo
culpable delante de Dios y merecedor de su castigo, lo sometieron a una
penosa prueba y describieron erróneamente el carácter de Dios. Con todo,
Job no se apartó de su lealtad, y Dios recompensó a su fiel siervo (MS 22,
1898).

Capítulo III

Romanos 3:20, Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por
hacer la obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos
conciencia del pecado.

La ley no tiene virtudes salvadoras.

Exhortaría a todos los que quieren ganar el cielo que tengan cuidado. No
dediquéis vuestro precioso tiempo de gracia a coser hojas de higuera para
cubrir la desnudez que es el resultado del pecado. Cuando miréis el gran
espejo moral del Señor, su santa ley, su norma de carácter, ni por un
momento supongáis que puede limpiaros. No hay virtudes salvadores en la
ley. Ella no puede perdonar al transgresor. Debe imponerse el castigo. El
Señor no salva a los pecadores aboliendo su ley, el fundamento de su
gobierno en el cielo y en la tierra. El castigo fue soportado por el Sustituto
del pecador. No es que Dios sea cruel e inmisericorda y Cristo tan
misericordioso, que murió en la cruz del Calvario, en medio de dos ladrones,
para abolir una ley tan arbitraria que debía ser quitada. El trono de Dios no
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

puede tolerar una mancha de crimen, una mancha de pecado. En los


concilios del cielo, antes de que el mundo fuera creado, el Padre y el Hijo
convinieron en que si el hombre se tornaba desleal a Dios, Cristo -uno con el
Padre- tomaría el lugar del transgresor y sufriría el justo castigo que debía
caer sobre él (MS 145, 1897).

Ver también Gál. 2: 16-17; 3: 10-13, 24.

Esto es justificación por la fe.

Cuando el pecador arrepentido, contrito delante de Dios, discierne la


expiación de Cristo en su favor y acepta esa expiación como su única
esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados.
Esto es justificación por la fe. Cada alma creyente debe amoldar
eternamente su voluntad con la voluntad de Dios y mantenerse en un
estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos
expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en
gloria.

Perdón y justificación son una y la misma cosa. El creyente pasa mediante


la fe de la condición de rebelde, hijo del pecado y de Satanás, a la condición
de leal súbdito de Cristo Jesús; no por una bondad inherente, sino porque
Cristo lo recibe como a su hijo por adopción. El pecador recibe el perdón de
sus pecados porque esos pecados son llevados por su Sustituto y Fiador. El
Señor habla a su Padre celestial, y le dice: "Este es mi hijo, lo indulto de su
condena de muerte dándole mi póliza de seguro de vida -vida eterna-,
porque he ocupado su lugar y sufrí por sus pecados. Es plenamente mi
amado hijo". El hombre perdonado y revestido con las bellas vestiduras de
la justicia de Cristo, está de este modo sin falta delante de Dios.

El pecador quizá yerre, pero no es desechado sin misericordia; sin embargo,


su única esperanza es arrepentirse ante Dios y tener fe en el Señor
Jesucristo. Es prerrogativa del Padre perdonar nuestras transgresiones y
nuestros pecados, porque Cristo tomó sobre sí nuestra culpa y nos ha
indultado dándonos su propia justicia. Su sacrificio satisface plenamente las
demandas de injusticia.

Justificación es lo opuesto a condenación. La ilimitada misericordia de Dios


se aplica a los que son completamente indignos. El perdona las
transgresiones y los pecados debido a Jesús, quien se ha convertido en la
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

propiciación por nuestros pecados. El transgresor culpable es puesto en


gracia delante de Dios mediante la fe en Cristo, y entra en la firme
esperanza de vida eterna (MS 21, 189l).

Estudiad la expiación con corazones humildes.

Nadie adopte la posición limitada y estrecha de que algunas de las obras del
hombre pueden ayudar en lo más ínfimo a liquidar la debida de su
transgresión.

Este es un engaño fatal. Si deseáis entender esto, debéis cesar de rumiar


vuestras ideas favoritas, y estudiar la expiación con corazón humilde (MS
50, 1900).

Ver también Gál. 6: 14; Efe. 2: 8-9; Tito 3: 5; Heb. 7: 25; Apoc. 22: 17.

Capítulo IV

Juan 1:22-27, ¿Entonces quién eres? ¡Tenemos que llevar una respuesta a
los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?

Yo soy la voz del que grita en el desierto: “Enderecen el camino del Señor”
respondió Juan, con las palabras del profeta Isaías.

Algunos que habían sido enviados por los fariseos lo interrogaron: —Pues si
no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, y
que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la
correa de las sandalias.

Recordad que así como estáis en vuestra familia así estaréis en la iglesia.

Así como tratáis a vuestros hijos, así trataréis a Cristo. Si fomentáis un


espíritu diferente al de Cristo, deshonráis a Dios... Al hombre no lo hace el
puesto que ocupa. Cristo formado en lo íntimo es lo que hace que un
hombre sea digno de recibir la corona de la vida, que es inmarcesible...

Este es nuestro tiempo de lavar y planchar: tiempo cuando debemos limpiar


nuestros mantos del carácter en la sangre del Cordero. Juan dice: "He aquí
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo"... ¿No le permitiremos
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

que los quite? ¿No dejaremos que nuestros pecados se vayan? (GCB 6-4-
1903, p. 89).

Ver también Lev. 14: 4-8; Apoc. 7: 14; Juan 12: 32.

Capítulo V

Mateo 18:1-4, Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —


¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?

Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: —Les aseguro


que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en
el reino de los cielos.

Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino
de los cielos.

Los pequeños a que se hace referencia aquí, que creen en Cristo, no son
sólo los niños en años, sino los niñitos en Cristo. Estas palabras contienen
una advertencia implicada para que no descuidemos egoístamente a
nuestros hermanos débiles o los despreciemos, para que no seamos
implacables y exigentes, y juzguemos y condenemos a otros, y los
desanimemos (RH 16-4-1895).

Capítulo VI

1 Tesalonisences 2:4, No tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que


examina nuestro corazón.

Cuando Pablo llegó a Corinto, solicitó trabajo de Aquila. Los apóstoles


deliberaron y oraron juntos, y decidieron que predicarían el Evangelio como
debiera ser predicado: con amor desinteresado por las almas que estaban
pereciendo por falta de conocimiento. Pablo trabajaría haciendo carpas y
enseñaría a sus colaboradores a trabajar con sus manos, de modo que en
cualquier emergencia pudieran sostenerse a sí mismos. Algunos de sus
hermanos en el ministerio conceptuaron que un proceder tal era
inconsistente, diciendo que al hacer eso perderían su influencia como
ministros del Evangelio. El décimo capítulo de 2 Corintios registra las
dificultades por las que Pablo tuvo que pasar y la forma en que defendió su
proceder. Dios había honrado a Pablo de un modo especial; le había dado
sus credenciales y había colocado sobre él pesadas responsabilidades. Y el
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

apóstol escribió: "Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo,


yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros -debido a
que se humillaba para hacer trabajo rutinario-, mas ausente soy osado para
con vosotros" [se cita 2 Cor. 10: 7-8] (RH 6 -3 -1900).

Un ministro versátil.

Cuando [Pablo] presentó delante de la gente sus manos gastadas por el


trabajo, dieron testimonio de que no dependía de otros para su sostén. El
estimaba que no disminuían en nada la fuerza de sus conmovedoras
exhortaciones: razonables, inteligentes y elocuentes por encima de las de
cualquier otro hombre que hubiera participado en el ministerio cristiano.

En Hechos 20: 17-35 vemos bosquejado el carácter de un ministro cristiano


que fielmente cumplía con su deber. Era un ministro versátil. No pensamos
que sea obligatorio que todos los ministros procedan en todos los respectos
como lo hacía Pablo; sin embargo, decimos a todos que Pablo era un
caballero de la clase más noble. Su ejemplo muestra que un trabajo
manual no necesariamente disminuye la influencia de alguien, que el
trabajar con las manos en cualquier ocupación honorable no debiera
convertir a un hombre en rudo, áspero y descortés (YI 31-1-1901).

Ver también Hech. 18: 1-3; 20: 17-35.

Capítulo VII

Job 36:18-21, Cuídate de no dejarte seducir por las riquezas; no te dejes


desviar por el soborno. Tus grandes riquezas no podrán sostenerte, ni
tampoco todos tus esfuerzos. No ansíes que caiga la noche, cuando la
gente es arrancada de su sitio. Cuídate de no inclinarte a la maldad, que por
eso fuiste apartado de la aflicción.

Nada puede suceder en parte alguna del universo sin que lo sepa Aquel que
es omnipresente. Ni un solo suceso de la vida humana es desconocido para
nuestro Hacedor. Mientras que Satanás trama constantemente el mal, el
Señor nuestro Dios lo rige todo de modo que nada dañe a sus hijos
obedientes y confiados. El mismo poder que domina las turbulentas olas
del océano puede refrenar todo el poder de la rebelión y del crimen: "Hasta
aquí llegarás, y no pasarás adelante".
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¡Qué lecciones de humildad y fe podemos aprender cuando investigamos el


proceder de Dios con sus criaturas! El Señor sólo puede hacer poco por los
hijos de los hombres, porque están llenos de orgullo y vanagloria. Exaltan el
yo magnificando su propia fuerza, conocimiento y sabiduría. Es necesario
que Dios defraude sus esperanzas y frustre sus planes para que puedan
aprender a confiar únicamente en él. Todas nuestras facultades proceden
de Dios; no podemos hacer nada fuera de la fortaleza que él nos ha dado.
¿Dónde está el hombre, la mujer o el niño a quien Dios no sostenga?
¿Dónde está el lugar desolado que Dios no llene? ¿Dónde está la necesidad
que nadie sino Dios puede suplir?

El quiere que lo convirtamos en nuestro protector y guía en todos los


deberes y asuntos de la vida (ST 14-7-1881).

Capítulo VIII

Salmos 114:5-8, Abre tus cielos, SEÑOR, y desciende; toca los montes y haz
que echen humo. Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus
flechas y ponlo en retirada. Extiende tu mano desde las alturas y sálvame
de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña. Cuando
abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.

Los impíos reciben su pago en la tierra: "Sobre los malos hará llover
calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de
ellos". Desde el cielo desciende fuego de Dios. Se quebranta la tierra. Se
extraen las armas ocultas en sus profundidades. Llamas consumidoras
irrumpen desde cada abismo abierto. Las mismas rocas arden. Ha venido el
día 1161 que arderá como un horno. Los elementos se fundirán con
hirviente calor, también la tierra y las obras que hay en ella serán
consumidas. Los impíos "serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará,
ha dicho Jehová de los ejércitos". Se los castigará a todos "según sus obras"
(SW 14-3-1905).

Ver también Mal. 4:1.

Capítulo IX

Santiago 1:27, La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre
es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y
conservarse limpio de la corrupción del mundo.
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La verdadera religión es una fuente de caridad

La religión pura de Jesús es la fuente de la cual fluyen corrientes de caridad,


amor, abnegación (Carta 7, 1883).

Ser cristiano es ser un hombre semejante a Cristo, una mujer semejante a


Cristo, es ser activo en el servicio de Dios, es estar presente en la reunión
de oración, animando a otros también con nuestra presencia. La religión no
consiste en obras, pero la religión obra; no es inactiva (Carta 7, 1883).

La verdadera religión nunca es estrecha

Muchos parecen creer que la religión tiene una tendencia a hacer que el
que la posee sea intolerante y estrecho, pero la verdadera religión no tiene
una influencia que conduce a la estrechez mental; la falta de religión es la
que entumece las facultades y estrecha la mente. Cuando un hombre es
estrecho es una evidencia de que necesita la gracia de Dios, el ungimiento
celestial, pues un verdadero cristiano es uno mediante el cual puede actuar
el Señor, el Dios de los ejércitos, para que observe los caminos del Señor de
la tierra y haga manifiesta la voluntad de Dios a los hombres (MS 3, 1892).

Capítulo X

1Timoteo 1:5-7, Debes hacerlo así para que el amor brote de un corazón
limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. Algunos se han
desviado de esa línea de conducta y se han enredado en discusiones
inútiles. Pretenden ser maestros de la ley, pero en realidad no saben de qué
hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman.

Los enemigos de Pablo

Esos hombres se habían apartado de la fe del Evangelio, y además habían


despreciado el Espíritu de gracia atribuyendo al poder de Satanás las
maravillosas revelaciones hechas a Pablo. Como habían rechazado la
verdad, estaban llenos de odio contra ella y procuraban destruir a su fiel
abogado (LP 305).

*** * ***
Gerardo Pinto | Crónicas de la calle 33

Biblioteca
Bernays E., Propaganda, Liveright, 1928

Huxley, A., The Doors of Perception: Heaven and Hell, Harper and Row,
1954.
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