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Informe de Lenguaje No.

01
Estudiar ¿Para qué?

Gómez Gabriela
Aula 6

Edúcate para ser libre de soñar

Un pueblo educado es un pueblo libre, fustigador de la mediocridad, que sabe decidir y


que jamás es engañado. Educarnos, ¿para qué?, para soñar, crear y ser grandes.
Educarnos, ¿para qué? Para crecer, vivir, existir; esta es la verdadera esencia de la
educación. Un pueblo que no se educa vive preso de la ignorancia, en un régimen de
tinieblas, opresión, mentiras y amargura.

Esta es la realidad, así vivimos nosotros: engañados, oprimidos, manipulados.


Me pregunto: educarnos, ¿para qué? ¿Para formar corruptos?, ¿Para aprender mentiras?,
¿Para vivir cegados?, creyendo que nuestros lideres, por así decirlo, dicen que la
educación debe ser una política de Estado, que lo prioritario ahora es un maestro mejor
pagado, que la construcción de escuelas, colegios y universidades, es su bandera de
lucha y, además, hablan de enseñanza gratuita.
Otra seria nuestra realidad si todo esto se cumpliera, pero hay intereses que prefieren
gente inculta, ignorante, que no sea crítica, que no sea competitiva, a quienes puedan
manejar a su antojo, a quienes puedan decir qué hacer, cuándo y cómo.

Hablemos de una educación sin política y desinteresada, que nos permita vivir en
democracia, en igualdad y con dignidad, una educación en valores que alimente el
espíritu y derrote al facilismo; una educación que nos permita opinar sin necesidad de
llegar a ofender, una educación que sea justa sin necesidad de llegar a la violencia, una
educación que sea para todo aquel que quiera aprender a ser honesto, trabajador, y leal
con su gente y con su patria.

Hoy en día vemos con malestar, desconcierto y desilusión la permanente decadencia de


los valores y del espíritu de los estudiantes; los malos elementos que al interior de sus
instituciones pululan, deterioran y tergiversan la encomiable misión de los centros
educativos; las causas son éticas e identificadas con aberraciones sociales, como la
corrupción, politiquería, facilismo, y engaño, que después derivarán en aquellos
problemas más complejos y difíciles de solucionar: violencia, inseguridad, desempleo,
pobreza y subdesarrollo global que agobian a nuestro país.

Frente a este panorama, hago mío el pensamiento de Papini, aunque no textualmente,


cuando expresa: Lo importante es que la educación no sea como hoy, una manufactura
de candidatos al atontamiento o al empleo, donde con el pretexto de la ciencia cumplida,
se obliga a las desgraciadas victimas a engullir demasiadas cosas inútiles; donde
predomina las enseñanzas mas idiotas y mortificantes, por su apariencia de exactitud y
seriedad, sobre las mas formativas y excitantes; donde los profesores creen haber
cumplido su deber cuando han fragmentado en 50 porciones, mas un amasijo de
noticias, que el estudiante, apenas el examen lo libera, no puede hacer mejor cosa que
olvidar, donde la cansada y vil vejez se venga del espíritu de la juventud, con la
complicidad de santo reglamento.

Que maravillosa seria la educación si se aplicara todo lo que establece nuestra


constitución. Se habla de que es un derecho irrenunciable, un deber inexcusable que
garantiza el estado para una vida mejor. Me admira saber que la educación en Ecuador
es gratuita, con programas que promuevan valores, cultura, civismo y con un nivel de
participación de padres, maestros y estudiantes en beneficio de la nación.
Entonces, nuestra educación esta tan bien manejada, según las leyes de Ecuador, con
presupuestos dignos y gran capacitación de maestros que forjan lideres que se
comprometen de corazón con su gente y con su patria para un futuro prometedor.

Miro mi alrededor y me pregunto: ¿Es la educación un derecho, cuando existe miles de


niños en las calles sin un mínimo de instrucción? ¿La educación garantiza el desarrollo
de la integridad personal, cuando la violencia impera cada vez más? ¿Es la educación
promotora de principios éticos, que fomentan valores como honestidad, paz y
solidaridad, cuando las almas se envenenan y corrompen con el mínimo de poder? Basta
de falsedades, de letras muertas, de cosas vanas que entorpecen y dilatan el pensamiento
y la razón de quienes queremos ser educados por un presente digno y un mañana
enorgullecedor.

Para librarnos de tenebroso escenario descrito, el objetivo del sistema educativo


ecuatoriano debería propender a entregar a la sociedad individuos con una profesión,
pero, sobre todo, con un compromiso de ayuda, cooperación y convivencia, mas allá de
un afán lucrativo, para quienes prevalezca el ser sobre el tener.

En la actualidad, la vigencia de la ética en la educación es de vital importancia en el


contexto nacional; estamos hablando de estudiantes en cuyas manos esta y estará el
futuro ecuatoriano, de los gobernantes que hoy invierten altas sumas de dinero en
contratar guardaespaldas para sus preocupadas conciencias, de las políticas cuya ética es
muy mencionada y poco aplicada. ¿De qué ética podemos jactarnos, cuando en los
noticieros no hay una sola crónica que no este vinculada con estafa y engaño, o que no
haga del hombre pobre una victima más? ¡Que pena, que tristeza y, al mismo tiempo,
que indignación saber que en mi país la educación ha servido para eso!

Por ello, la educación no tiene que limitar sus actividades al campo didáctico sino, mas
bien, ser la promotora de una formación integral del individuo, sin llegar a los extremos:
exageradamente cientista o simplemente humanista.
Para lograrlo, la autentica educación debe ser instrumento de Progreso en los valores
humanos: paz, libertad, solidaridad y trabajo; debe ser sinónimo de confianza y justicia;
debe tener como nutriente a los centros educativos eficaces, sus componentes, sus
maestros y sus estudiantes; pues la educación desprovista de moral, honestidad y amor
seria incompleta, por ello es necesario que la enseñanza con ética sea un pilar que
desarrolle programas claros, definidos y a largo plazo, que formen profesionales
capaces y honestos, humanos y bondadosos, que la moral sea el eje de cualquier
actividad y el principio del fin de la corrupción.

Seamos participes de la revolución de la educación para que esta sea sinónimo de


justicia, fortaleza, coraje y conducción. Hagamos historia derrotando toda imposición de
ideologías, conquistas y poderes tiranizados. Hagamos presencia luchando bajo ideales
de libertad, respecto y dignidad, en lugar de dominio, hegemonía y opresión.

Que la educación se convierta en el escudo de todo abuso que nos esclaviza y nos
extermina. Que a través de ella, la información este al alcance de todos, que el trabajo
en equipo sea eficaz, con el fin de alcanzar la productividad personal, porque juntos
somos mejores, y porque juntos y educados somos invencibles. Quien no se educa no
rompe esquemas, podrá hablar pero sus palabras no serán escuchadas, podrá soñar pero
nunca alcanzará a cumplir lo deseado, podrá existir pero en el mundo no dejará huella.

Soy una joven de mi patria, que sueña con pactar un compromiso para una mejor
educación, en bien de mi Ecuador.

Soy una joven de mi patria que desea gritar a viva voz: ¡Edúcate, sé libre y sueña, haz
vibrar a Ecuador! Que ese sea tu legado para poder expresar con honor: ¡Soy una joven
que se educa con tesón, soy libre, soñadora y vengo de Ecuador!

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