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E L P R I N C I P I O D E L A
C O N S E R V A C I Ó N D E L A
E N E R G Í A
Entre 1845 y 1847 repitió estos experimentos usando agua, aceite de ballena
y mercurio, obteniendo que por cada libra de estos compuestos, los
equivalentes mecánicos eran respectivamente iguales a 781.5, 782.1 y 787.6
lb, respectivamente. De ahí concluyó lo siguiente:
Estos resultados, coincidiendo entre sí tan estrechamente y con
otros previamente obtenidos con fluidos elásticos y una máquina
electromagnética, no dejaron duda en mi mente respecto a la
existencia de una relación equivalente entre fuerza y trabajo.
Los resultados obtenidos por Joule son de hecho la base de lo que se conoce
en la actualidad como la primera termostática. En efecto, lo que hacen ver es
que aislados de su exterior, y a los que se suministra la misma cantidad de
energía mecánica de maneras diferentes, el cambio observado en el sistema
es el mismo. En el caso del experimento de Joule este cambio se registra por
la variación de la temperatura del sistema. Sistemas aislados de su exterior,
son aquellos que se encuentran encerrados en recipientes cuyas paredes
impiden totalmente la interacción térmica con los alrededores; a estas
paredes ideales se les llama paredes adiabáticas. Obsérvese que en estos
experimentos el sistema no se mueve, su energía cinética es cero, ni se
desplaza respecto al nivel del suelo, su energía potencial permanece
constante y sin embargo ¡el sistema ha absorbido una cierta cantidad de
energía! La clave de la respuesta a esta interrogante es que si creemos en el
principio de la conservación de la energía, la energía suministrada debe
convertirse en otro tipo de energía. A esta energía la llamamos la energía
interna del sistema. Las experiencias de Joule sirvieron para extender esta
observación a todo sistema termodinámico y postular que si a cualquier
sistema aislado, esto es, que no intercambie ni calor ni masa con sus
alrededores, le suministramos una cierta cantidad de energía mecánica W,
ésta sólo provoca un incremento en la energía interna del sistema U, por una
cantidad ∆U de manera tal que:
∆U = Wad (1)
Esta igualdad, en donde el índice "ad" en W sólo sirve para puntualizar que
la energía mecánica suministrada al sistema debe hacerse sólo cuando este se
encuentre aislado de sus alrededores, constituye la definición de la energía
interna U. La existencia de esta cantidad para cualquier sistema, es el
postulado conocido como la primera ley de la termostática.
Por otra parte, hemos visto ya en el capítulo I que si el sistema sobre el cual
estamos realizando nuestros experimentos está a una temperatura diferente
que la del medio ambiente habrá una tendencia natural a establecerse un flujo
de calor entre ambos. En pocas palabras si los experimentos de Joule u otros
similares sobre otros sistemas se llevaran a cabo sin tomar la precaución de
aislar el sistema de sus alrededores, observaríamos que:
∆U —W≠ 0 (2)
∆U - W = Q (3)
Calor es, pues, una forma de energía en tránsito. A pesar de esto es frecuente
usar el término calor en modos que aparentan estar en contradicción con lo
arriba expuesto. Decimos que el calor "fluye" de un cuerpo caliente a uno
frío como si se tratara de un fluido. Esto es incorrecto y justamente lo que
debemos descartar para entender correctamente la ecuación (3). Como en el
caso del mechero discutido en conexión con los experimentos de Joule, ∆U =
Q representa el cambio en la energía interna del sistema formado por los dos
(o más) cuerpos cuando por diferencias en las temperaturas entre ellos ocurre
un intercambio de energía de naturaleza no mecánica.
NOTAS