You are on page 1of 6

Aprende a obseravar por Jack Foster del libro ¿Cómo generar ideas?

Traducción: Edwin García.

A través de los años, he trabajado con cientos de personas creativas en las agencias de
publicidad. Personas que generan ideas como trabajo diario. Al momento. Día a día.

Estas personas son de todos los tamaños, colores, formas, etc. Uno tenía un doctorado
en antropología, otro nunca pasó tercero de primaria. Venían de familias unidas y de
hogares separados, de penthouses a barrios bajos. Trabajé con gays y derechos,
extrovertidos e introvertidos, con borrachos, exhibicionistas, ex-sacerdotes, y la lista sigue
y sigue.

Pero todos tenían dos cosas en común.


Primero, eran atrevidos, y segundo eran extremadamente curiosos. Ellos tenían una
insaciable curiosidad de la forma en que funcionaban las cosas, de donde vienen y que
hace a la gente voltear.
Les interesaba saber como funcionan las máquinas para hacer paste, y el secado de
flores, acerca de las ceremonias de boda Aztecas, diseño de motocicletas, fobias, etc.

Sabían datos como el nombre del caballo de Napoleón, el numero de veces que las claras
de huevo incrementan su tamaño al batirse, el numero de veces que un elefante africano
defeca, etc.

La mayoría era debido a su curiosidad natural. Las vidas que tenían eran enfocadas a la
curiosidad y al saber, algunos decían que era una maldición más que una bendición.
Estaban mal.

Debido a su curiosidad ellos podían generar ideas tan fácilmente. La curiosidad los
forzaba a acumular pedazos de conocimiento..
Y algún día estos elementos se combinaban en su cabeza con otros para generar ideas.
Entre más elementos tenían para combinar, el mayor número de ideas que generaban.
Después de todo, una nueva idea no es más que una combinación de conocimientos ya
adquiridos, por lo que una persona que conoce más datos, es más sencillo que genere
ideas, que una persona que no tiene tanta información.

Una vez recibí el mejor curriculum que haya visto, era de una persona que aplicaba para
el puesto de editor, venía como si fuera un anuncio de revista. Las ilustraciones
mostraban la cabeza de un hombre llena de basura-- lápices rotos, llantas viejas, botellas,
etc. El título del anuncio decía: “Invierte en un montón de basura.”
La página anexa decía:

Leo las etiquetas de los enlatados. He trabajado como proyector de cine, D.J. y vendedor
de puerta en puerta. Alguna ve leí a Freud, mientras veía una película al mismo tiempo.
He trabajado y estudiado filmografía, televisión, radio y fotografía. Practico deportes,
hablo español y conozco todos los nombres de los dientes de mi boca. He leído muchos
libros y visto muchas películas. Se de una enfermedad que hace que los hombres coman
tierra, hielo y almidón. Más importante aún, se algo sobre las ceremonia de entierro
Egipcias, y producción en serie.
Siempre he sido así. He creado en mente un montón de basura gigante que parecía
inservible.
Después descubrí el mundo de la publicidad. El montón de basura se había convertido en
un tesoro invaluable de la noche a a la mañana.
Como estoy en las primeras etapas de mi carrera en publicidad, te ofrezco la oportunidad
de invertir en este montón de basura. Por un muy buen precio.
Si estas interesado en ver más de mi colección, llámame.
Gracias.

Si no tienes una curiosidad natural como la de él, que te forza a acumular conocimientos,
tu debes forzarte.
Todos los días. Deliberadamente.
Todos los días desde que tenías doce años, Ray Bradbury lee una poesía, una historia
pequeña, un ensayo y un poema. Todos los días. El decía que no sabía cuando algo que
leyó hace 10 años, iba a “colisionar” con algo que leyó ayer para producir una nueva idea.
¿Cuándo fue la última que leíste una historia corta, un ensayo o un poema?

Aquí hay dos maneras de forzarte para obtener más elementos.:

1.- Sal de tu rutina.

Claro que estas en un rutina. Admítelo.


¿Por qué crees que haces las mismas cosas de la misma manera en el mismo orden
cuando te despiertas?
¿O comes lo mismo de desayuno todos los días? ¿O vas a tu trabajo por la misma ruta
todos los días? ¿O lees las mismas secciones del periódico? ¿O compras siempre lo
mismo en el supermercado? ¿O ves los mismo programas de televisión? ¿O comer lo que
comes, o vestirte como te vistes, o pensar como piensas, o, o?
Es por que estas en una rutina.
Y por esta razón, tus cinco sentidos recopilan y graban las mismas cosas día a día, las
mismas imágenes, los mismos sentimientos, los mismos olores, los mismos sonidos, los
mismos sabores.
Claro que diferentes cosas nos asustan de vez en cuando. No lo podemos evitar, pero ni
aunque fueras ciego, sordo o mudo, podrías alejarte de nuevas sensaciones.
Pero si sigues en tu rutina y dejas que las cosas que te asustan te incomoden, y no las
aceptas y aprovechas, tu montón de basura no crecerá, por lo que no generarás más
ideas.
Hay un gran y fascinante mundo allá afuera, lleno de información, la cual podrías recopilar
y adaptarla a tus proyectos diarios.

Pero debes de ver más cosas. Entre más cosas veas, más te darás cuenta de elementos
que guardas que te servirán día a día.

Tal vez esta sea una de las razones por las que André Gide, era tan creativo. Dice la
leyenda que él trataba de leer por lo menos un libro al mes sobre un tema del cual no
tenía interés. ¿Alguna vez lo has hecho?. Hazlo. Aunque sea una vez en tu vida.

También:

Escucha una estación de radio que nunca escuchas.


Estudia latino.
Ordena algo en un restaurante sin saber realmente lo que es.
Lee un libro para niños, lee novelas, lee una revista de la cual nunca hayas escuchado.
Busca algo en internet que creas que no te va a gustar, ve una película u obra de teatro
que creas que no te va a gustar. Renta un video del que nunca hayas escuchado.

Toca la corteza de tres diferentes árboles en tu vecindario, aprende a distinguir cual es


cual dependiendo del tacto, o de su olor, o de su color.
Ve a comer con alguien diferente.
Escucha música que no te gusta.
Ve al trabajo en camión por una semana.
Aprende a leer el pentagrama, o el lenguaje de signos, aprende a hacer nudos.
Toma clases de acuarela. Estudia griego, chino o inglés.
Visita un centro comercial, una tienda, una galería, un museo, un restaurante, un
mercado, un edificio, o algún otro lugar que nunca hayas ido.

No digo que hagas todas estas cosas. Pero por favor hoy has algo. Algo diferente, algo
que te saque de tu rutina y te guíe hacia nuevas alternativas.

“Si quieres ser creativo,” dice Louis L´Amour, “ve hacia donde las preguntas te dirigen.
Has cosas. Ten muchas experiencias diferentes. “

Un escritor amigo mío de Los Angeles, vivía a quince kilómetros de su oficina. Era muy
fácil de llegar, solo tenía que manejar derecho por el bulevar Wilshire hasta el centro de
Los Angeles. Pero el nunca tomo el bulevar Wilshire, en lugar de eso, cada día de trabajo
iba al trabajo por un camino diferente, durante nueve años. Nunca tomó el mismo camino
más de una vez, decía que algunas veces tenía que hacer cosas un poco locas para no
repetir caminos, tenía que meterse por callejones, llegar al freeway y dirigirse hacia la
dirección contraria a la que iba, recorrer áreas residenciales, etc. Pero nunca repitió un
camino. En nueve años vio más de los Angeles de lo que mucha gente vería en toda su
vida.
¿De que forma eres más creativo que mi amigo si vas diario por el mismo camino al
trabajo?

Todos los días vio algo que nunca había visto antes. Tu todos los días ves algo que no
has visto antes. El veía constantemente cosas nuevas. Siempre estas viendo las mismas
cosas de siempre.

Mañana ve a trabajar por una ruta diferente. Y al otro día por otra. Y otra el siguiente. Para
siempre.

2.- Aprende a ver.

Cuando era pequeño, mi mamá y mi papá acostumbraban manejar por todo Illinois para
llegar a visitar a nuestros abuelos. Y en el camino jugábamos un juego que se llamaba
caballo blanco. Este juego trataba de encontrar a todos los caballos blancos que se
pudiera. Mientras jugábamos, veíamos todo tipo de caballos, de todos los tamaños,
formas colores, etc. Pero en momentos en lo que no jugábamos, jamás veíamos a ningún
caballo.

¿Por qué?

No es por que haya muchos caballos cuando jugamos y pocos cuando no lo hacemos.
Es por que cuando estábamos buscando esos caballos blancos los veíamos, cuando no
lo hacíamos, no los podíamos ver.
Lo mismo pasa si acabamos de comprar un carro, o simplemente si estamos pensando en
hacerlo. De repente empiezas a ver carros como el que quieres por todas partes.
Ahí siempre han estado esos carros, pero nunca los habías visto por que no los estabas
buscando. Tan pronto como te interesaste en ese carro en particular empezaste --
consciente o inconsciente-- a buscarlo. Y sorpresa, ahí está.

Y esto aplica para todo.

Diariamente ves muchas cosas, cada árbol que pasas, cada arbusto, cada edificio, cada
semáforo, cada persona, etc.
¿Cómo es posible que solo recuerdes una pequeña fracción de lo que viste?
Es por que no estabas observando, simplemente viendo. No viendo algo, sino solo
viendo. El ver no requiere ningún esfuerzo y es tan fácil como respirar. Ver es diferente,
requiere un esfuerzo más grande. Y compromiso.
Pero escucha esto: Ya que tienes el hábito de observar, se convierte en algo tan natural
como respirar.

Te contaré dos historias:


Evanston, el pueblo en el que crecí era muy caluroso. Si querías tomar algo, tenías que ir
a la calle Howard, la cual dividía a Evanston de Chicago. Mi amigo Bob y yo solíamos ir
mucho a la calle Howard. No había mucho que pudiéramos hacer en esa época, ya que
los dos éramos chaparritos, gordos y llenos de pecas, por lo que conseguir una cita era
algo imposible, y en la calle Howards había muchos bares que te servían cerveza aunque
no fueras mayor de edad.
Una noche estábamos sentados en el bar y Bob dijo: “agacha tu cabeza por un minuto”,
yo hice lo que me dijo, y él preguntó: “¿Cuántas cajas registradoras hay detrás del bar?
“Una,” respondí.
“Tres,” el respondió. “mantén tu cabeza abajo, ¿cuantas personas hay detrás de nosotros
en el bar?”

“¿Doce?” pregunté.
“Ocho,” me dijo.
Y es así como empezamos el juego que jugamos y jugamos por más de tres años.

Cada que íbamos a un bar, ordenábamos una cerveza, y durante diez minutos,
estudiábamos todo, tratando de memorizar cada cosa que hubiera. Después de ese
tiempo los dos nos agachábamos y empezábamos la serie de preguntas.
“¿Cuántas sillas hay aquí?, ¿Cuántas ventanas?, ¿Cuántos pasos entre la puerta y la
barra?, ¿De que color son los ojos del mesero?, ¿Cómo es el techo?”

Después de unos meses, nos hicimos tan buenos en el juego, que era difícil para los dos
preguntar algo que no pudiéramos responder.

“¿Cuántas botellas hay detrás del bar?, Describe cada uno de los cuadros y pósters del
bar. ¿Qué cantidad estaba marcada en las máquinas registradoras en el momento en que
entramos al bar?”
Para cuando dejamos de jugar, no había nada que no supiéramos.
“Dime el nombre de cada botella detrás del bar. ¿Qué tan llenas están?, ¿Medio llena, un
cuarto, casi vacía?”
De verdad, lo podíamos responder.
Habíamos descubierto la magia de observar.
Años después trabajaba yo con otro amigo, Hal Silverman. Hal es uno de esos irritantes
artistas que simplemente pueden dibujar todo lo que ven. El estaba dibujando una silla. Y
le dije: “Wow, esa silla se ve muy bien, justo como una silla debe ser. Me gustaría poder
hacer eso.”
“¿Hacer que? Me preguntó.
“Dibujar algo que realmente se vea como lo que es.”
“¿Por qué no puedes?
“No lo se, simplemente no puedo, si yo hubiera tratado de dibujar esa silla, probablemente
se hubiera visto como un pollo.”
“¿Tienes algún problema?”
“Qué quieres decir?” le pregunté
“¿Puedes escribir las letras del alfabeto? ¿Puedes escribir tu nombre?”
“Desde luego.”
“¿Tienes mal de Parkingson o artritis o dislexia?”
“No.”
“¿Tus ojos están bien?”
“Desde luego”
“¿Entonces por que no puedes dibujar lo que ves?
“No lo sé, simplemente no puedo.”

Hal movió su cabeza en desacuerdo. “Si no hay ningún mal funcionamiento físico en ti,
que te impida la capacidad de dibujar esa silla, entonces debe haber algo mental que lo
está haciendo”

“¿Qué?”

Tienes un buen control sobre tus funciones motoras, tus ojos están bien, no tienes ningún
tipo de dolor, así que la razón por la que no puedes dibujar esta silla debe ser porque no
estás viendo la silla”
“Por supuesto que la puedo ver”
“Estoy de acuerdo en que puedes, más no lo estás haciendo”
“¿Qué quieres decir con que no lo estoy haciendo?”
“Si de verdad la estuvieras viendo, la podrías dibujar.” se acercó y me entregó la silla,
“obsérvala por diez minutos. Estudiala. Desensamblala en tu cabeza, luego ensamblala
de nuevo. Estudia su diseño, su forma, su tamaño, sus materiales, su construcción, sus
colores. Mira como encaja cada parte de madera entre sí. Distingue cuales piezas se
curvean hacia afuera y cuales hacia adentro. Concéntrate. Toma notas mentales. Date
cuenta que la parte trasera es más grande que la delantera, que las patas están
inclinadas. Cuenta los soportes, mira como las patas están acomodadas en diferente
manera que los brazos. Vela de arriba a abajo, de lado, de atrás. Obsérvala. Trabaja en tu
observación. Si lo haces, probablemente aprenderás más de esa silla en los próximos
diez minutos que lo que sabes de cualquier silla que hayas visto en tu vida.”

Hice lo que me dijo. Y tenía razón. Después de diez minutos, pude dibujar algo que
parecía una silla. Desde luego que las patas de la silla parecían un pollo pero a fin de
cuentas parecía una silla.

Es necesario apuntar que si ves cosas de la manera en que mis amigos Bob y Hal lo
hacen, serías capaz de recordar mucho más todo lo que ves.
No estoy diciendo que recordarás todo lo que veas. Nadie puede hacerlo. Tampoco estoy
diciendo que serás tan bueno como Hal para dibujar. Mucha gente es mejor para ciertas
cosas que otros.
Pero estoy diciendo que entre más observen, será más fácil que recuerdes cosas que
nunca imaginabas. Recordarás más sobre la gente que conociste, y los lugares a donde
has ido, y las cosas que has leído.
Y entre más cosas recuerdes, más cosas podrás combinar para para generar nuevas
ideas.
Pero debes trabajarlo. Día a día.
Empieza así:

Mañana de camino al trabajo, o en tu primer descanso para tomar café, comparte un


cuaderno. No un cuaderno de escuela común y corriente. Compra un buen cuaderno, de
pasta dura, algo que te de un sentido de permanencia. Después escribe día a día algo
que hayas visto, no importa que es lo que hayas visto, sino que viste algo y lo registraste.
(Si también quieres escribir que piensas sobre lo que viste, sientete libre. Después de
todo es algo que todos los escritores hacen.)
Cuando tu cuaderno este lleno, sientate y léelo. Después empieza a llenar uno nuevo. Y
después otro y otro.
Por el resto de tu vida.

You might also like