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INTRODUCCION

El marqués de Beccaria en este capitulo, hace referencia a una especie de pacto social,
retomado posteriormente por otros autores como Juan Jacobo Rousseau, quienes al
igual que él definen a la ley, como la base principal de ese convenio tácito, celebrado
entre los hombre vagos y mundanos, quienes decidieron ceder parte de su
independencia a un régimen encargado de salvaguardar el estado de paz, al que recién
había entrado la creciente sociedad, (fundamentalmente como lo señala el autor)
cansados de estar en constante estado de guerra.En el siglo XVIII la sociedad estaba
dividida por tres grandes clases sociales como la Nobleza, la Iglesia y el tercer estado
donde se situaba la gente mas humilde , el sistema político era la monarquía absolutista;
en esta sociedad existían privilegios los pertenecientes a la nobleza , a la iglesia que no
tenían los ciudadanos del tercer estado y que nunca llegarían a alcanzar, no existía una
división de poderes todo se concentraba en el monarca, las diferencias en el poder
judicial eran demasiadas ya que los nobles no podían ser juzgados por sus inferiores, la
mayor parte de la población no tenían derechos políticos ni seguridad individual o
colectiva.Contra esta lamentable situación del derecho y de la aplicación de la justicia
reacciona Beccaria clamando por una reforma de la legislación penal y por una
humanización en la aplicación de la justicia.El carácter de protesta que tiene este libro
contra una situación que consideraba irracional e injusta, como el problema de la pena
de muerte. Tres son las fuentes de donde se derivan los principios morales y políticos
reguladores de los hombres, la revelación, la ley natural y los pactos establecidos de la
sociedad se entienden como que el orden social no es un orden natural , se impone
cuando los hombres son incapaces de defenderse por si solos , se establece un pacto por
el cual enajenan parte de sus derechos en favor de la comunidad, se forma así la
voluntad general de la cual emanan las leyes, los gobernantes son depositarios de la
voluntad general y tienen autoridad delegada ya que el autentico soberano es el pueblo.

DESARROLLO

Origen de las penas

Las leyes son las condiciones con que los hombres aislados e independientes se unieron
en sociedad, cansados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar de una
libertad que les era inútil en la incertidumbre de conservarla.La suma de todas estas
porciones de libertad sacrificadas por el bien de cada uno forma la soberanía de una
nación y el soberano es su administrador y legitimo depositario, era también necesario
defenderlo de las usurpaciones privadas de cada hombre en particular, para evitar dichas
usurpaciones se necesitaban motivos sensibles que fuesen bastantes para contener el
animo despótico de cada hombre cuando quisiera sumergir las leyes de la sociedad al
caos. Estos motivos son las penas establecidas contra los infractores de aquellas leyes.
Derecho de castigar

Toda pena que no se deriva de una absoluta necesidad tiránica, el soberano tiene
fundado su derecho para castigar los delitos, sobre la necesidad de defender el deposito
de la salud pública .La necesidad obligo a los hombres a ceder parte de su libertad
propia, el agregado de todas estas porciones de libertad posibles, forma el derecho de
castigar, todo lo demás es abuso y no justicia, es un vínculo necesario para mantener
unidos los intereses particulares.

Consecuencias

La primera es que solo las leyes pueden decretar las penas de los delitos, y esta
autoridad debe residir en el legislador que es el que representa toda la sociedad.La
segunda ,El soberano puede únicamente formar leyes generales que obliguen a todos los
miembros, pero no juzgar cuando alguno haya violado el contrato social.

Interpretación de las leyes

Tampoco la autoridad de interpretar las leyes penales puede residir en los jueces
criminales por la misma razón que no son legisladores. En todo delito debe hacerse por
el juez un silogismo perfecto, ponerse primero la ley general, luego la acción, conforme
o no con la ley, de que se inferirá por consecuencia la libertad o la pena. Cuando el juez
por fuerza o voluntad quiere hacer mas de un silogismo, se abre la puerta a la
incertidumbre. El espíritu de la ley sería la resulta de la buena o mala lógica del juez, de
su buena o mala digestión, de las relaciones que tuviera con el ofendido; Pero un códice
fijo de leyes, no deja más facultad al juez que la de examinar y juzgar en las acciones de
los ciudadanos si son o no conformes a la ley escrita.

Oscuridad de las leyes

Si es un mal la interpretación de las leyes otro lo es la oscuridad que arrastra consigo


necesariamente la interpretación y lo será mayor cuando las leyes estén escritas en
lengua extraña para el pueblo, no pudiendo juzgar por si mismo cual será el éxito de su
libertad o de sus miembros en una lengua que forma de un libro publico y solemne uno
casi privado y doméstico .Sin leyes escritas no tomara nunca una sociedad forma fija de
gobierno, en donde la fuerza sea un efecto de todo y no de las partes y donde las leyes
inalterables sin la voluntad general, no se corrompan pasando por el tropel de los
intereses particulares.

Los delitos y las penas

Es interés común que no se cometan delitos sino que sean los menos frecuentes
proporcionalmente al daño que causan en la sociedad. Mas fuertes deben ser los
motivos que retraigan a los hombres de los delitos a medida que son contrarios al bien
publico, y a medida de los estímulos que los inducen a cometerlos. Según Montesquieu
es esencial que las penas estén proporcionadas entre si. porque es mas esencial que se
eviten los grandes crímenes que los pequeños, los que ataca mas a la sociedad que los
que ofende menos, por tanto debe existir una proporción entre los delitos y las penas.Es
imposible prevenir todos los desordenes en el combate universal de las pasiones
humanas, crecen estas en razón compuesta de la población y de la traba de los intereses
particulares de tal suerte que no pueden dirigirse geométricamente a la publica
utilidad.Si nos fijamos en la historia vemos crecer los desordenes con los confines de
los imperios menoscabándose en la misma proporción el sentimiento nacional, se
aumenta el impulso hacia los delitos conforme el interés que cada uno toma en los
mismos desordenes, así la necesidad de agravar las penas se dilata cada vez mas por este
motivo. Existe una fuerza semejante a la gravedad que nos impulsa a nuestro bienestar,
no se detiene sino que a medida de los estorbos que les son opuestos. Los efectos de
esta fuerza sino la confusa serie de las acciones humanas, si estas se encuentran
recíprocamente y se ofenden las penas impiden el mal efecto sin destruir la causa
impelente y el legislador hace como el hábil arquitecto, cuyo oficio es oponerse a las
direcciones ruinosas de la gravedad y mantener las que contribuyen a la fuerza del
edificio.
La necesidad de reunión de los hombres y los pactos resultan de la oposición de la
misma de los intereses privados, encontramos una escala de desordenes, en primer lugar
están situados aquellos que destruyen la sociedad y en ultimo lugar se sitúa la mas
pequeña injusticia posible cometida contra los miembros particulares de ella, entre estos
extremos están comprendidas todas las acciones opuestas al bien publico a los que
llamamos delitos. En caso de haber una exacta y universal escala de las penas y de los
delitos, tendríamos una común y probable medida de los grados de tiranía y libertad y
del fondo de humanidad o de malicia de todas las naciones.Cualquier acción no
comprendida entre los limites señalados no puede ser llamado delito o castigada , la
incertidumbre de estos limites ha producido en las naciones una moral que contradice a
la legislación.Si se destina un pena igual a los delitos que ofenden desigualmente la
sociedad, los hombres no encontraran un estorbo muy fuerte para cometer el mayor,
cuando hallen en el unida mayor ventaja.
La única y verdadera medida de los delitos es el daño hecho a la nación y han errado los
que creyeron que lo era la intención del que los comete. Alguna vez los hombres con la
mejor intención causan el mayor mal a la sociedad y algunas otras con la mas mala
hacen el mayor bien. Otros miden los delitos mas por la dignidad de la persona ofendida
que por su importancia respecto del bien publico. Algunos pensaron que la gravedad del
pecado se considerase en la graduación de los delitos.

División de los delitos

el orden proponía examinar y distinguir aquí todas las diferentes clases de delitos y el
modo de castigarlos, pero la variable naturaleza de estos pro las diversas circunstancias
de siglos y lugares nos haría tener un plano inmenso y desagradable. Indicar los
principios mas generales y los errores mas funestos y comunes para desengañar así a los
que por un mal entendido amor a la libertad querrían introducir la anarquía como los
que desearían reducir a los hombres a una regularidad.Algunos delitos destruyen
inmediatamente la sociedad o quien la representa, otros ofenden la privada seguridad de
alguno de los ciudadanos en la vida, en los bienes o en el honor, otros son acciones
contrarias a lo que cada uno esta obligado a hacer o no hacer, según las leyes respecto
del bien publico. Los primeros que por mas dañosos a la sociedad son delitos mayores,
se llaman lesa majestad; cualquier delito ofende a la sociedad pero no todo delito
procura su inmediata destrucción, las acciones morales, como las físicas tienen su esfera
limitada de actividad y están determinadas diversamente del tiempo u del lugar como
todos los movimientos de la naturaleza Siguen a estos los delitos contrarios a la
seguridad de cada particular, establecidas por las leyes de violación de derecho de
seguridad de cada ciudadano, que debe tener de poder hacer todo aquello que no es
contrario a las leyes. Los atentados contra la seguridad y libertad de los ciudadanos son
uno de los mayores delitos y bajo esta clase se comprenden los asesinatos y los hurtos
de los hombres plebeyos.
Fin de las penas

El fin no es otro que impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos, y retraer a
los demás de la comisión de otros iguales. Luego deberán ser escogidas aquellas penas y
aquel método de imponerlas, que guardada la proporción hagan una impresión más
eficaz y más durable sobre los ánimos de los hombres y la menos dolorosa sobre el
cuerpo del reo.

Indicios y formas de los juicios

Existe un teorema general para calcular la certeza de un hecho, la fuerza de los indicios
de un delito, cuando las pruebas del hecho son dependientes la una de la otra. cuando
los indicios no se prueban sino entre si mismos, cuanto mayores pruebas se traen tanto
menor es la probabilidad de el, porque los accidentes que harían faltar pruebas
antecedentes hacen faltar las consiguientes. Cuando las pruebas de un hecho dependen
todas igualmente de una sola el número de ellas no aumenta ni disminuye la
probabilidad del hecho, porque todo su valor se resuelve en el valor de aquella sola de
quien dependen. Cuando las pruebas son independientes la una de la otras, es cuando
los indicios se prueban de otra parte, cuanto mayores pruebas se traen tanto mas crece la
probabilidad del hecho porque la falacia de una prueba no influye en la otra.Las pruebas
de un delito pueden distinguirse en perfectas e imperfectas. Perfectas son las que
excluyen la posibilidad de que un tal hombre no sea reo e imperfectas son las que no lo
excluyen. De las primeras una sola aun es suficiente para la condenación, de las
segundas son necesarias tantas cuantas basten a formar una perfecta.Donde las leyes son
claras y precisas el oficio del juez no consiste mas que en asegurar un hecho. Si en
buscar las pruebas de un delito se requiere habilidad y destreza, si en el presentar lo que
de el resulta es necesario claridad y precisión, para juzgar el resultado mismo no se
requiere mas que un simple y ordinario buen sentido.La ley es la que ordena que cada
hombre sea juzgado por sus iguales, porque donde se trata de la libertad y de la fortuna
de un ciudadano deben callar aquellos sentimientos que inspira la desigualdad, sin que
tenga lugar en el juicio la superioridad con que el hombre afortunado mira al infeliz , y
el desagrado con que el infeliz mira al superior, cuando el delito sea ofensa de un
tercero, entonces los jueces deberían ser mitad iguales del reo y mitad del ofendido, así
balanceándose todo interés, que modifica aun involuntariamente las apariencias de los
objetos, hablan solo las leyes y la verdad.Sean públicos los juicios y publicas las
pruebas del delito, para que la opinión que acaso es el solo cimiento de la sociedad,
imponga un freno a la fuerza y a las pasiones para que el pueblo pueda decir, nosotros
no somos esclavos, sino defendidos, dictamen que inspira esfuerzo y que equivale a un
tributo para un soberano que entiende sus verdaderos intereses.

Del Tormento

Es una crueldad consagrada por el uso entre la mayoría de las naciones del tormento del
reo mientras se forma el proceso, para obligarlo a confesar un delito, por las
contradicciones en que se incurre, para el descubrimiento de los cómplices, para la
purgación de la infamia, o por otros delitos por los que podría ser reo pero de los cuales
no esta acusado.Un hombre no puede ser llamado reo antes de la sentencia del juez, ni la
sociedad puede quitarle la publica protección sino cuando este decidido que ha violado
los pactos bajo los que el fue concedida, no el conviene otra pena que la establecida por
las leyes y son inútiles los tormentos porque es inútil la confesión del reo, no se debe
atormentar a un inocente, porque tal es un hombre cuyos delitos no están probados. Este
es el medio seguro de absolver a los robustos malvados y condenar a los flacos
inocentes.Es importante que todo delito publico no quede sin castigo, pero es inútil que
se acierte quien haya cometido un delito sepultado en las tinieblas, un daño hecho no
puede ser castigado por la sociedad política sino cuando influye sobre los otros
ciudadanos con la lisonja de la impunidad.Otro ridículo motivo de la tortura es la
purgación de la infamia, un hombre juzgado infame por las leyes debe liberarse de esta
infamia confirmar la verdad de su deposición con la dislocación de sus huesos. Se cree
que el dolor purgue la infamia es una mera relación moral. Parece este uso tomado de
las ideas religiosas y espirituales que tienen tanta influencia sobre los pensamientos de
los hombres, sobre las naciones y sobre los siglos.Otro motivo es el que se da a los que
se suponen reos cuando en su examen caen en contradicciones , como si el temor de la
pena, la incertidumbre de el juicio, el aparato y la majestad del juez, la ignorancia
común a caso todos los malvados y a los inocentes no deban hacer caer en
contradicciones al inocente que teme y al reo que procura cubrirse; como si las
contradicciones comunes en los hombres cuando están tranquilos no deban
multiplicarse en la turbación del animo con el pensamiento de salvarse del inminente
peligro.Este infame crisol de la verdad es un monumento aun de la antigua y barbara
legislación cuando se llamaban juicios de Dios las pruebas de fuego y agua hirviendo y
la incierta suerte de las armas. La diferencia que hay entre la tortura y el fuego y agua
hirviendo es solo que el éxito de la primera parece que depende de la voluntad del reo y
el de la segunda de lo extrínseco de un hecho puramente físico.Es superfluo duplicar la
luz de esta verdad citando los innumerables ejemplos de inocentes que se confesaron
reos por los dolores de la tortura. El éxito de la tortura es un asunto de temperamento y
de calculo que varia en cada hombre a proporción de su robustez y de su sensibilidad.
Determinada la fuerza de los músculos y la sensibilidad de las fibras de un inocente,
encontrar el grado de dolor que lo hará confesar reo de un delito dado.Conocieron estas
verdades los legisladores romanos, entre los que no se encuentra usada tortura alguna,
sino en solo los esclavos, a quienes quitaba toda personalidad .No vale la confesión
dictada durante la tortura sino se confirma con juramento después de haber cesado esta,
pero si el reo no confirma lo que allí dijo es atormentado de nuevo. Algunas naciones no
permiten esta infame repetición mas de tres veces y otras la dejan al arbitrio del juez.
Una consecuencia extraña que necesariamente se deriva del uso de la tortura es que se
pone al inocente en peor condición que al reo, ya que aplicados a ambos la tortura el
primero tiene todas las combinaciones contrarias porque o confiesa el delito y es
condenado o es declarado inocente y ha sufrido una pena que no debía, pero el reo tiene
un caso favorable porque resistiendo la tortura con firmeza debe ser absuelto como
inocente, pues así ha cambiado una pena mayor por una menor. Luego el inocente
siempre debe perder y el culpable puede ganar.Se da la tortura para descubrir si el reo lo
es de otros delitos fuera de aquellos sobre el que se acusa, también se da a una acusado
para descubrir los cómplices de su delito, pero si esta demostrado que este no es un
medio oportuno para descubrir la verdad tampoco lo será para descubrir a sus
cómplices, los cómplices por lo común huyen inmediatamente después de la prisión del
compañero, la incertidumbre de su suerte los condena por si sola al destierro y libra a la
nación del peligro de nuevas ofensas, mientras que la pena del reo obtiene el fin que
procura, esto es separar con el terror a los otros hombres de semejante delito.``
Prontitud de la pena

Es mas útil porque cuanto es menor la distancia del tiempo que pasa entre la pena y el
delito, tanto más fuerte y durable en el ánimo la asociación de estás dos ideas delito y
pena, de tal modo que se consideran el uno como causa, y la otra como efecto
consiguiente y necesario, es pues de suma importancia la proximidad de la pena al
delito si se requiere que en los rudos entendimientos vulgares a la pintura seduciente de
un delito ventajoso asombre inmediatamente la idea asociada de la pena.

Pena de Muerte

No es la pena de muerte un derecho, solo es una guerra de la nación contra un


ciudadano, porque juzga útil o necesaria la destrucción de su ser. Si se demostrase que
la pena de muerte no es útil ni necesaria se habría vencido la causa en favor de la
humanidad.Solo por dos motivos se puede creer necesaria la muerte de un ciudadano,
cuando aun privado de libertad, tenga tales relaciones y tal poder que interese a la
seguridad de la nación, cuando su existencia pueda producir una revolución peligrosa,
cuando la nación pierde o recupera la libertad o en tiempo de anarquía cuando los
mismos desordenes tienen lugar de leyes, pero cuando durante un reino tranquilo, en
una forma de gobierno donde los votos de la nación estén reunidos bien provista dentro
y fuera con la fuerza y la opinión donde el mando reside solo en el verdadero soberano,
donde las riquezas compran placeres u no autoridad, no se ve necesidad de destruir a un
ciudadano a menos que su muerte fuese el verdadero y único freno que contuviese a
otros y los separase de cometer delitos. No es el freno mas fuerte contra los delitos el
espectáculo momentáneo y terrible de la muerte del reo sino el largo y dilatado ejemplo
de un hombre privado de libertad que recompensa con sus fatigas aquella sociedad que
ha ofendido, es eficaz porque resuena el eco de la sentencia “también seré reducido a
tan dilatada y miserable condición se cometo semejantes delitos”.

De la prisión

La prisión es una pena que por necesidad debe preceder a la declaración del delito,
aunque solo la ley determine los casos en que el hombre es digno de esta pena. La ley
señalara los indicios de un delito que merezcan la prisión de un reo, lo sujetan a examen
y a la pena. La fama pública, la fuga, la confesión extrajudicial, la de un compañero en
el delito, las amenazas y constante enemistad con el ofendido, el cuerpo del delito y
otros semejantes son pruebas suficientes para encarcelar a un ciudadano.
El lugar de la pena es el lugar del delito, por que allí sólo se ven precisados los hombres
a ofender un particular para evitar la ofensa pública.

Procesos y Prescripciones

Conocidas las pruebas y calculada la certidumbre del delito, es necesario conceder al


reo el tiempo y los medios oportunos para justificarse, pero tan breve que no perjudique
a la prontitud de la pena, que es uno de los principales frenos de los delitos.Mas que las
leyes deben fijar un cierto espacio de tiempo tanto para la defensa del reo cuanto para
las pruebas de los delitos, y el juez vendría a ser legislador so estuviese a su arbitrio
determinar el tiempo necesario para probar un delito. Probada la utilidad de las penas
moderadas en una nación, las leyes que a proporción de los delitos aumentan o
disminuyen el tiempo de la prescripción o el de las pruebas, formando así de la misma
cárcel o del destierro voluntario una parte de penas, suministraran una fácil división de
penas suaves para un gran numero de delitos. En los delitos mas atroces debe
disminuirse el tiempo de examen, por lo que aumenta la probabilidad de la inocencia del
reo, y debe crecer el de la prescripción porque la sentencia definitiva en que se declara a
un hombre inocente o culpable depende extirpar esperanza de inmunidad cuyo daño
crece con la atrocidad del delito. En los delitos menores, disminuye la probabilidad de
inocencia del reo debe aumentarse el tiempo de examen y disminuyéndose el daño de la
impunidad debe disminuirse el tiempo de la prescripción.

Como se evitan los delitos

Es mejor evitar los delitos que castigarlos. El fin de toda buena legislación es el arte de
conducir los hombres al punto mayor de felicidad o al menor de infelicidad posible.
Prohibir un sinfín de acciones indiferentes no es evitar los delitos sino crear otros
nuevos, seria necesaria privar al hombre del uso de sus sentidos. Para evitar los delitos
hay que hacer las leyes claras y simples y que toda la fuerza de la nación este destinada
a defenderla, que favorezcan menos las clases de los hombres que los hombres mismos,
haced que los hombres las teman y no teman mas que a ellas, el temor a las leyes es
saludable.Los males que nacen de los conocimientos están en razón inversa de su
extensión y los bienes lo están en la directa. La multiplicación del género humano sobre
la faz de la tierra introdujo la guerra, las artes más duras, las primeras leyes, que eran
pactos momentáneos que nacían de la necesidad y perecían con ella.Otro medio de
evitar los delitos es interesar al consejo ejecutor de las leyes, mas a su observancia que a
su corrupción, Cuanto mayor es el numero que lo componga, tanto es menos peligrosa
la usurpación sobre las leyes, porque la venalidad es mas difícil en miembros que se
observen entre si y son menos interesados en acrecentar la autoridad propia cuanto
menor la porción que tocaría a cada uno, principalmente comparada con el peligro de
atentado.Otro medio puede ser el de recompensar la virtud, la moneda del honor es
siempre inagotable y fructífera en las manos del sabio distribuidor. Finalmente el más
seguro pero más difícil es perfeccionar la educación, en guiar a la virtud por el camino
más fácil del sentimiento y en separar del mal por el infalible de la necesidad y del
inconveniente en vez de hacerlo por el incierto mando y de la fuerza por cuyo medio se
obtiene solo una ficticia y momentánea obediencia.

Del Perdón

A medida que las penas son más dulces la clemencia y el perdón son menos necesarios.
Esta clemencia que ha sido alguna vez en un soberano el suplemento de todas las
obligaciones del trono debería ser excluida en una perfecta legislación, donde las penas
fuesen suaves y el método de juzgar arreglado y corriente. La clemencia es virtud del
legislador no del ejecutor de las leyes.
Conclusión

Beccaria reflexiona sobre la situación penal y plasma en su obra una nueva forma de ver
las penas. Comienza criticando el sistema judicial existente. Para empezar aboga por la
separación del poder legislativo y judicial como medida imprescindible para mejorar el
sistema. El encargado de interpretar la ley es el poder legislativo mientras que el juez
deberá aplicar dichas leyes de manera justa, coherente y proporcional. Esta es una regla
fundamental hoy en día para cualquier sistema que se denomine democrático y justo que
es lo que se debería de aplicar hoy en día.

Sostiene el principio de igualdad y proporcionalidad como medida de justicia pues


quien va a cometer un delito sabe que le pondrán el mismo castigo haga lo que haga.
El libro hace una defensa de la vida y critica la pena de muerte así como todo tipo de
torturas. Considera que la misión de la justicia es evitar que el condenado vuelva a
reincidir en un nuevo delito. Por eso esta a favor de las penas que disuadan al reo de
recaer. En la actualidad la pena de muerte sigue vigente en algunos países y eso no hace
disminuir el número de delitos. Países como Estados Unidos, que supuestamente estan a
favor de la libertad y la justicia, tienen miles de cárceles y ejecutan a muchos
condenados al año. Esto no hace que disminuyan los delitos.

Apuesta por la educación de la sociedad para evitar la comisión de nuevos delitos y la


historia a demostrado que es la mejor formula. Yo creo que no hay nada más
gratificante para la sociedad que ver a un miembro de la misma recuperado de sus
problemas legales y reinsertado en la sociedad.

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