6 DEMOCRACIA PARq LA DIVERSIDAD

de los pro-
cluida ni conformarse con eila, en tazón
y su fuerza reconstructiva'
;i;;^i;t;t-áttto"táticos el valor de-la
Me detengo,asl, a considerar primero
social' y
liberrad, en la r.titt.tttia contra la exclusión
;ñ;; ei ualor áe lu igualdad' para la convivencia
ált"rsidad, q"" El gtut' telt' la prueba de.fue-
""-i"á. la democruÉiu u"t'oul-'Teniendo en cuenta éstas
"t
;; entre un
í-ot u, funciones, establezco el contraste Pnóroco
##üi" ;;;.e-ü pl,rralista de democraciasobre
iiro d. corteliberal,aún hoydominante'
LA MAYORÍANO SIE,MPRETIENE
se LA RAZÓN
En la parte cuarta y úitima,.nEl cornpromlso''
argpmenta que n"y alternativas a la realidad ac-
"o vez un inte-
i"áf at la dámocracia sin que haya a la
;;;á y efectivo á iouot dé elas' El papel de la e.dt- La democracia tiene una regla: que mande.la
rna-
este cometido' yoría. Pera la mayoría no siemjre tíáne
cación de ios ciudadanos es crucial en ta razón. iuo
de estar equivocada y, lo peo; ser injusta
disponerse
ünu ¿"*ocracia para la diversidad exige con la
norÍa..En este punto, el mlndo contemporáneo mi_
ctela-oe-
a escuchar al otro y abrirse a un concePto no es
nacional' A muy diferente al anterior. El más fu#.;¡rig".
mocracia qrr" ltuyu más allá del marco más débil y la rnayoría a la minorÍa. con A
dedicado
educadores y jóvenes está especialmente cia, sin embargo, d-egue hoy se dispone
la diferen-
este libro. d;;;;",
masivos para hacerlo y los ifectos son más
devasta-
dores.
F,n
, -Yugoslavia,por ejemplo,,la mayoría serbia ex_
pulsó de Kosovo ala mlrroriu utUu"",
tu
bía discriminado antes, en esta región, a""ut;;h"_
su propia
minoría serbia. La sociedad global ño ,,
do democrático.El g.r*á á;t .orrfli"io -il;;,
",1; "i;"l'-
mientras,treparcon muchamásf""rru q"; .í;;1.
paz que lleva también dentro la socieda¿
gl"U"l. M"_
yoría userbia, o ualbano_kosovaru p,r"d.o""ro, ef,;i-
vocadas_yser injustas con sus miioríar,
uurqr.l.,
acompañe la razón del mayor número y
se amparen
incluso en la democracia. Fue el caso áe
la ;;;;;"
tug Rresuntada
por ponciopitatos,q;É;;;
:iiif? culpable
nailaba a Jesús de Nazaret. La rnultitrrd r"s_
pondió unánime que se crucificara
al pro-ieáy ; ;;-
 DEMOCRACIA PARA LA DIVERSIDAD
PRÓLoGo

go- Está claro, de todas maneras,que si desobed.ece-

iara libre al reo Barrabás' Sin duda el escéptic9
'ü;;;; mos a la mayoría lo hacemosa la democracia tam-
se debio quedar estupefacto' Hasta el cro-
bién. Es su regla, y ahora, con. razón o sin ella, la
;ü de los hechos tiene que añadir p-or su cuenta:
Ba- transgredimos.No es una regla cualguiera. La ma_
nBarrabásera un malhechor'' El filósofo Francis
poder po- yoría L¿crrrucr-auca
democrát
.o".t..i¡ió despuésde su experienciadel Ivlt.r n9 es fnqyona por ser <los más>,.
admira
iiri."i "ia pl"be^alabalas pequeñasvirtudes'
las gran- a igualdad. Si*m
Ias meciianur, nc, comprendé en absoluto
o unos cuantos, estos dos valores básicos existirían
des.o
---
en mucho menor grado y en mucha menos gente
No hace
r\u .*.ti,^ remitirnos al pasado-lejanq-@s
t¡4w" falta
- que lo hacen en una democracia. La regla demócrá-
resímenésautoritarios para ver qui tica está_para hacer que todos los que éstán sujetos
.;¡::t== 1:= I xr;x
fía actúa como (PleDe) Y es tu4rr¡
rricra6ñ-Tmña.
slzrv#anutd -
"'láeiiñn¡ñÍe-dc*Ko á un orCen político puedan participar en la
iffi avaló mación dei mismo, aunque luego queden en"orrfor-
sovo; pero, antes,"ei Congreso estadounidense mino-
ría. De manera que la mayoría no es la nbestia ne-
li .i"i"de bnrjasu contra-los personajessospechosos grao de la democracia. Todo lo contrario. Ha evita-
de ideas Sea por la opinión política' sea
e" lc' nárseq
"om.rnistas. gocrttii=Pjlll*e do el Absoluto de un individuo, una minoría o una
ñl; id;"iiáua,
4illqohasiwJ
eLselislqjletreleglobalización
?ntldeqoc.
unanimidad tiránica, y como democrática puede y
debe evitar proceder de modo parecid.o con la mi_
La no nos salva de elio'
;i i"?tüaüó.
i"" hayquerecordaresel significa-
noría que coexiste a su lado. La democracia se opo-
Étr:,ffi"io no ne al poder absoluto, incluido el de la mayoríu. Éry
áo a. la mayoríu tttá á"mo"tu"ia' La mayoría
"tt que sabe¡,pues, lo que se hace cuando se acusa a Ia
uálot en sí mismo' Los valores democráti-
acuyo servicio la de- mayorÍa democrática de no tener La razón. Si nos
cos"itg""
"t son ia iibertad yJ ia iguaidad,
v
que la de de- resistimos a ella hemos de asumir nuestra desobe_
mocracia no encuentra una regla nnejor
no es más diencia a la democracia.
cisión por el mayor número.}1 ma
Pero ni la democracia ni los demócratas son per-
fectos. ,rla-liber*ad ribió Rousseau-
manlar Los ac-
ios de una dem mliln
jo{9r sjqo-b1.91
1o j¡ygga
ahí donde la democracia se: 10
bertad v la icr
1ggq{Lylaigraldadqt' c-hat'rían*slsde"fendea-E"a_g*
ñ;;;;-d{.O'g-r¡""4a e igla-l4ad'Si Ia mávóría s,P¡Ii4e*la$3yegg",ptred*aaueces"q-t"eneL{até*
,.....i..._-\,"-_ j:sg
-_--wq.*¿:i;üí_.€J-:_

;.;ífiü
pone al;;;i;i,-ie-áóá6óie-áéáua &mocracia,por
Ia Gmocracia' Por goblenxo-"!Qg-q9._c_Qr"._tr.qe"Etrp_deggcato.Sóloentoncesla
ffifd;;J;; "',i|l;i;;;,
r.tp"tá¿o-zu regia'Éste es el espíri- cada.ñótTponemos-atlo-
_9":gp*._*rggg_$tá**ifi
¡'"^
, ñ I -l rr^-^¿^¡. ,.T\nc l-rinAic nnr der de la mayoría deiñóffátiü-, pero no a los valores
;;"; q* É "¿ l?tttt+:xD'osbril$ ?"i
"t"ii616
la democracia:unoi porque ella admite la variedad' y básicos de libertad e igualdad que ella no ha garanti-
la irítica' Dos brindis son del zado. Russell decía que la demócracia no ha6ria po-
dos porqu" p"*ii" dido impedir que el Papa persiguiera a Galileo o q,r"
todo suficiente.,
10 DEMocRAcIA PARALA DIVERSIDAD
Lutero se buriara de Copérnico.Tampoco ha impedi-
do que un paranoico se hiciera con el poder de me-
dia Europa y creara los campos de exterminio, o que
un presidente con cara de tendero bonachón lanzata
la bbmba nuclear sobre la población civil de Hiroshi-
ma y Nagasaki.Y un largo etcétera que 90: conduce
hasia ias prácticas tan poco ejemplares de las demo-
cracias aótuales, desde la comrpción y el abuso de
podeq,a la orden del día, hasta el terorismo de Esta-
do y las ofensivasmilitares.
Por eso la desobedienciaa la mayoría está a veces
justificada. Pero no de cualquier forma. En 1918 la
minoría bolchevique disoivió por la fuerza el Parla-
mento ruso. Aquello auguraba lo que vendría después'
Ésa no es una forma democrática de oponerse a una
mayoría surgida de las urnas. Ni tampoc-o el mante-
tt"ir'rtt utodo vale,) solitario, convencidos de que la ra-
zón sóio está de nuestro lado como indiüduos' Tho-
reau sentenció: nUn hombre con más razón que sus
ciudadanos ya constituye una mayorÍa de uno.u Hoy
lo podemosi."r con ironía y como alerta frente a los
que no soportan ser igualados con los demás. En cual-
quier la desobedienciademocrática no puede
"usó,
ser ella misma autocrática. Hay que ser consecuentes
y dejar bien claro desde el principio que no nos opo-
n"*os a la democracia, sino a los actos de gobierno
de la mayoría. Nuestra resistencia debe ser pacífica y
tratar de agotar todas las forrnas legales que la misma
democracia establece para ser criticada y puesta a
prueba. Y sobre todo, debe estar motivada por la de-
lensu de los valores democníticos, cuya ausencia es
justo lo que reprochamos a la mayoría.
-
En lJdesobediencia no es el interés egoístael que
debe movernos, ni la fuerza ha de ser nuestro medio'
Eso nos igualaría al autócrata, y recuérdese que no
desobedecemosa la democracia por ser democracia,
pRot.oco 1l
sino por no serlo aún o actuar de hecho como una
dictadura. Si la democracia hace honor a su nombre,
está preparada para estaresistenciay debe ceder ante
el peso de sus argumentos, si son dámocráticos tam_
bién. En este caso no hay ni (vencedoresoni <venci_
dosr. Quienes ganan son los vaiores democráticos.
En una democracia se trata de saber hasta qué pun_
to gobernantesy gobernadospueden soportai el pen-
samiento libre, ellos que presumen de olibertaá de
pensamiento>,y la igualdad de hecho, tan partidarios
como se dicen de la uigualdad de oportunidadeso.A
diferencia de las dernás, una políiica democrática
siempre está dispuesta a ponerse a prueba. La liber_
t-ud_yla igualdad_sonsu única y peünanente prueba
de fuego. Superadaésta, el restó de desafiossón más
fáciles de resolver.
Admitido el hecho de que la mayoría no siempre
tiene la razón, hay que reconocer otro rnás eviderite:
no todo es decidible en democracia. En tiempos de
Carlos II el Parlamento inglés decidió que la nira di_
vinau era la causa de la peste.Más tarde, el estado de
Tennesseese pronunció en contra de la oevoluciónde
las especiesu.Éstas y muchísimas más cosasno pue-
deq ser objeto de debate democrático. No poiq,r"
".
desconfiemos de quienes deben decidir. Robejpieñe,
por ejemplo, lo hacía de todo gobernante: oToáains-
titución que no supone que el pueblo es bueno y el
gobernante comrptible es defeituosa.u Maquiavelo
desconfiabade todos sin excepción: oDel todo limpio
y del todo libre de sospechasno hay nadie., Simple-
Tenle hay cosas que es absurdo que la mayoría deci-
da. No son de.recibo en el parlamtnto ni en la asam-
blea. Sólo el querer mandar sobre cualquier cosa, o la
pereza a decidir por nosotros mismos, puede llevar_
nos al ridículo de decidir por mayoríJ sobre cosas
que escapan a la política y, en cualquier caso, al voto.
l2 DEMOCRACIA PARA LA DIVERSIDAD
La mayoría puede intervenir sobre la sanidad y la
educación,perono decidir qué es la salud o la cultu-
ra. Puede controlar el bienestar y la ciencia, pero no
definir qué son la felicidad y el conocimiento' Los va-
lores no admiten votación, ni siquiera los políticos'
La iibertad y la igualdad no dependen del número de
sus partiduiiot. Y a"t mismo modo que ias ideas.y
las óreencias, tampoco derivan del voto mayoritario
otras cosastan inestimabies como las capacidadesy
los méritos, los gustos y los sentimientos, el criterio
rnoral y las formas de conducta, que no tienen una
traducóión estadística.CuanCola mayoría se empeña
en 1o contrario, y quiere dictar sobre la identidad y
los estilos de vida, lo nmejor, acaba resultando (ene-
migo de 1o bueno,,, como dice el refrán. Algo debe
funcionar mal cuando en la familia o entre amigos
hay que (proceder a votarD. Indica lo poco que-se
uui"tt"tt. Dicidir por mayoría está al servicio de los
valores fundamenlales,no éstos a disposición del cri
terio mayoitario. Si fuera así, no habríamos entendi-
do nada sobre el valor de la democracia.
Ni todo Io decide la mayoría, ni ésta tiene siem-
pre la razón. Son dos motivos suficientes para hacer
que lo que decidamos se decida bien. Ante todo, no
basta co-nuopinaru. La democracia se funda también
en la discusión. Ambas cosas no pueden ser sustitui-
das por la uopinión pública)), Qü€en realidad no per-
tenele ni representa al público, sino a los propieta-
rios de los medios que hablan en su nombre, o que
tratan de influirla, mediante anónimas encuestas,du-
dosos sondeosy artificiosas audiencias. En ninguna
de estas escaramuzas apatecen ciudadanos, sino sólo
(consuitadosuo, peor, espectadores.
Pero tampoco vale cualquier odiscusiónD para
acreditarnot óomo ciudadanos. Es estúpido pelearse
por rostros famosos o eslóganes publicitarios' Las
pRóroco
13
campañas de los políticos esperan que lo hagamos.
Russell pareció entrever la víd.eocraciaactualcuando
escribió: nNo me gusta ver el pensamiento creativo
a_plastado,porla tiranía de las n uyoiiu. .rrnpiJ*."
Hay que discutir sobre ideas y programas, sirr¡iéndo_
no¡.
{e hechos y argumentos. Lá ,rr.diutirución de la
política confunde la eiección democrática con
ra de
una marca comercial, pero en realidad es algo que
dependedel juicio crítico de cada uno. por eso la
de-
mocracia exige,una vez más, ir a contracorriente.
Si
cabe, absteniéndonosde votar o haciéndolo ."-úru"-
co, y en casos extremos desobedeciendola ley,
aun_
que debe haber muy buenas razonespara todos
estos
actos.La democracia es un régimen de participu.iá".
Sin ésta se hunde poco a po.ó.
- lor último, <estarinformado> tampoco basta para
la decisión democrática. Del hombre p.rr..i"*I"t"
informado-dijo Oscar Wilde: uEs como una tienda
de
baratijas, llena de atrocidades y polvo, ao"á.táo
cuesta más de lo que vale.o No ei que la mayoría
esté
autorizada a ser nincompetente>.Lá inform".iá"
da.a decidirnos y a haceilo más a conciencia.Hay"y-
eütac en el otro extremo, la denuncia hecha {ue
ñd.r-
nard Shaw: <La democracia sustituye el nombra- I
hechopor una minoríacorrómpidu,por-iu
Ti:"19 hecha
eleccron merced a una mayoría incompeiente.o
Demasiado drástico. pero la iniormación, mientras
tanto, no decidirá por sí misma el voto. Internei
no
elige por nosotros. Debe hacerlo sólo nuest*
lo*-
promiso con los valores democráticos.
Este compromiso hay que renovarlo siempre.
r_ La
oemocracia no nos viene udadar. Empieza con
cada
acto en su favo¡, por modesto que parczca.y
termina
cuando renunciamos a ser libres y u.. al otro
unigual' " " "o_o
t . ,, ,,r,, ,.,,,..*-*--.