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juego de reglas editorial

González es una publicación del Departamento de Arte / González solo publicará textos y
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circula en el departamento de arte graduados o profesores retirados que no tengan este tipo de cuentas de correo se verificará
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tamento de Arte, o a miembros o dependencias de la universidad, se enviará copia de ese
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correo a los sujetos en cuestión con el fin de ofrecer la posibilidad de una contracrítica en el
hojagonzalez@gmail.com
próximo número de González / González publica lo que se quiera hacer público, todo lo que
archivo: http://areadeproyectos.org/gonzalez/ quepa en esta hoja de papel. Esta hoja circula por impreso y por correo al comienzo de cada
semana del periodo académico.
lunes 8 de noviembre, 2010

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Alejandro Giraldo Quise correr. Quise correr lejos, muy lejos, de vuelta a aquél
país extraño, a aquella academia sencilla, de gente de todos la-
El Neo-Academicismo dos, pero sabía que no esa no era la solución. Me quedé para
analizar mi situación. Me di cuenta lo atrasada que estaba
Recuerdo la primera vez que entré a una clase de Dibujo 1 en otra mi Alma Mater, o lo anticuado que era yo; pero también me
academia, en otro país, en otro lugar lejos de aquí. Lo primero di cuenta que ella, esa Alma Mater querida, se había vuelto la
que nos mandaron a hacer fue un bodegón, escogiendo el lado Academia, y todos sus peones éramos academicistas.
de la mesa con la naturaleza muerta que quisiéramos y utilizan- Me sentí diferente.
do y haciendo lo que quisiéramos. Vi los dibujos de mis compa-
ñeros, y ahí me di cuenta que en realidad no sabía dibujar. Ahí ***
mi ego de artista se derrumbó.
El profesor luego nos pidió diferentes lápices, carboncillos, Más no quiero rescatar los valores de la antigua Academia, pero
bloques de papel, varas para medir, cuadritos para ver. Nos en- tampoco estoy conforme con la nueva. ¿Y me pregunto si no
señó proporciones, línea gestual para hacer bosquejos, línea existirá un balance? Me pregunto ¿qué pasó con la Regla? ¿Es
contorno y nos enseñó los valores de la escala de grises. Pura Téc- que acaso ya no es válida? Pero, según ellos, los academicistas
nica, pura Academia. No había campo para una verdadera expre- nuevos, todo es válido en Arte, en Arte todo se puede. ¿Será eso
sión, para encontrar mi propio estilo; o al menos eso creía. cierto?
Pero aprendí la Regla. En dos años de estudio aprendí propor- Porque según los artesanos —perdón, artistas que tengo al-
ciones, perspectiva, historia, teoría del color, lenguaje técnico, rededor aprendiendo manualidades y creando lámparas, bitá-
y me di cuenta que en realidad sí podía utilizar la Regla para en- coras y billeteras—, ni Shakira ni Juanes son arte. Ni Bonka, ni
contrar mi propio estilo; que no es algo que se tiene, sino que se Tinto, ni la Mega son arte… pero en arte todo se puede. En arte
desarrolla. Aprendí que para romper la Regla, hay que conocer- no hay (no se tiene) que hacer nada.
la. Si no, ¿entonces de qué sirve ir en contra de ella? Irónicamente, en esta Academia cuyo imperio parece domi-
narme a punta de cincos y ceros, tengo que dejar de “rellenar”
*** con el 4B, para hacer una transferencia o un frottage, y pasarlo
luego a una billetera o cualquier otra artesanía y manualidad.
Recuerdo mi primera clase de taller de plásticas en la Universi- Tengo que olvidarme de la proporción, a la cual no le gasté más
dad de los Andes, y también las conversaciones artísticas de los de una clase en aprender, para abstraer la figura que tengo de-
que estaban alrededor mío. Recuerdo que mi taller era básico, lante. Tengo que inventarme una filosofía detrás de cada obra,
para primíparos, y ya sentía yo emoción por repasar la Regla, por cada lámpara, cada lupa, cada objeto miserable que haga, para
aprender nuevamente todo aquello que ya conocía, por reforzar- que eso sea llamado arte, y así sacar un cinco.
me… pero cuando llegué, no había Regla. Entonces veo que el imperio de la Academia no ha cambia-
No sólo no la había, si no que se detestaba a aquellos que aspira- do, y sigue indicando LA manera de hacer arte; y me siento
ban a conocerla. Academicistas, aburridos, faltos de creatividad, miserable y ajeno. Pienso que estoy rodeado de un montón
nos tachaban. Una vez más, mis bases se derrumbaron, se quema- de artesanos con un ego gigante, sin idea de nada, más que
ron y me sentí humillado, inútil, no merecedor de llamarme artis- de bonitas palabras, bien proporcionadas y hermosas, como
ta. Pero había algo que no estaba bien. las proporciones de la Venus de Boticcelli o los Horatii de
En los demás las proporciones resultaban extrañas, los ros- Jacques-Luis David. Entonces nada veo; ni causa, ni Regla, y
tros deformes, los colores bizarros y el concepto más bien pobre. finalmente concluyo que los artistas neo-academicistas so-
Nótese que el Concepto en verdad lo es todo en esta Universidad. mos todos unos rebeldes sin causa.
Pero nada basta, ni satisface, ni es lo suficientemente artístico,
y todos, todos, se creen algo divino e intocable; artistas incom- —Alejandro Giraldo
prendidos, todos miembros de su propia élite intelectual.
enviado a hojagonzalez@gmail.com por Martín López enviado a hojagonzalez@gmail.com por Estefania Suarez Cortes

Desde que tengo memoria, he tenido algún recuerdo jugando Nintendo con Una reunión…
dos amigos. Me atrevo a decir que un buen porcentaje de mi infancia se lo dedi-
Las representantes estudiantiles invitamos a TODOS los estudiantes de Arte
que a los juegos de video. Cada vez que podíamos, reuníamos un ‘dinerito’ para
para que asistan a una reunión que organizaremos la otra semana. Ahí estare-
comprar lo último en guarachas y saciar nuestra adicción al entretenimiento.
Con el pasar de los años nos alejamos de las tiendas de los centros comerciales mos para escuchar y recibir todo tipo de comentarios sobre lo que piensan que
(sucursales de tendencias gringas), y empezamos a ir a lugares más al norte, o está mal, hace falta y es necesario en relación a los espacios que hay en el Depar-
si nos dejaban, al centro. Las alternativas crecieron un poco: juegos turcos, sue- tamento de Arte.
cos, checos, japoneses, coreanos, chinos y hasta colombianos. Algunos juegos A partir de a esta reunión buscaremos respuestas, haremos preguntas y lle-
ni siquiera estaban licenciados por las compañías que hacen los aparatos para varemos propuestas a un encuentro que coordinaremos entre las directivas y
usarlos. Claro, todos eran piratas, lo que le daba un factor sorpresa a lo que uno todos ustedes.
compraba. Era posible que el disco o el cartucho tuvieran una película porno, o No más comentarios de pasillo sobre estos temas, es hora de hacer públicas
que la supuesta edición sin censura del juego fuera en realidad una especie de nuestras inquietudes y para eso estamos.
monopolio con pingüinos radioactivos. Si, éramos coleccionistas, pero no de Les estaremos informando día, hora y lugar.
incunables ni primeras ediciones. Estén pendientes, corran la voz. LOS ESPERAMOS…

—Martín López Att. Las representantes.

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Camilo Constain Rueda enviado a hojagonzalez@gmail.com por Catalina Rodríguez

A mí no me gusta hablar ni de política, ni de religión, ni de burocracia uniandina.


—Camilo Constain Rueda

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Diana Rodríguez

para la gripa se hizo el amor, para que se consientan los cuerpos cuando están
de mal en peor. para que en las noches siempre haya mucho cuidado y calor, y
en las mañanas sexo aliviador.
—DiJane

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Juan Mejía enviado a hojagonzalez@gmail.com por María Victoria Muñoz

enviado a hojagonzalez@gmail.com por Lucas Ospina

“Entendámoslo bien y, para eso, expulsemos de nuestra mente las imágenes conoci-
das. El [maestro] atontador no es el viejo maestro obtuso que llena la cabeza de sus
alumnos de conocimientos indigestos, ni el ser maléfico que utiliza la doble verdad
para garantizar su poder y el orden social. Al contrario, el maestro atontador es tanto
más eficaz cuando es más sabio, más educado y más de buena fe. Cuanto más sabio
es, más evidente le parece la distancia entre su saber y la ignorancia de los ignorantes.
Cuanto más educado está, más evidente le parece la diferencia que existe entre tan-
tear a ciegas y buscar con método, y más se preocupará en substituir con el espíritu
a la letra, con la claridad de las explicaciones a la autoridad del libro. Ante todo, dirá,
es necesario que el alumno comprenda, y por eso hay que explicarle cada vez mejor.
Tal es la preocupación del pedagogo educado: ¿comprende el pequeño? No compren-
de. Yo encontraré nuevos modos para explicarle, más rigurosos en su principio, más
atractivos en su forma. Y comprobaré que comprendió. Noble preocupación. Des-
graciadamente, es justamente esa pequeña palabra, esa consigna de los educados —
comprender— la que produce todo el mal. Es la que frena el movimiento de la razón,
la que destruye su confianza en sí misma, la que expulsa de su propio camino rom-
piendo en dos el mundo de la inteligencia, instaurando la separación entre el animal
que busca a ciegas y el joven educado, entre el sentido común y la ciencia.”
—El maestro ignorante
Jacques Ranciere

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