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Luego, los perfiles de flujo pueden clasificarse en trece tipos diferentes de acuerdo
con la naturaleza de la pendiente del canal y la zona en la cual se encuentra la
superficie de flujo. Estos tipos se designan como H1, H3; M1, M2, M3; C1, C2, C3;
S1, S2, S3; y A2,A3; donde la letra describe la pendiente: H para horizontal, M
para suave (subcrítica), C para crítica, S para empinada (supercrítica) y A para
pendiente adversa, y el número representa el número de la zona. De los trece
perfiles de flujo, doce son para flujo gradualmente variado, y uno, C2, es para flujo
uniforme.
Nótese que a menudo surge un perfil de flujo continuo sólo en una zona. Las
características generales de estos perfiles, se dan en la tabla 9-1, y sus formas se
muestran en las figuras 9-2 y 9-4. Como los perfiles cerca de la profundidad crítica
y del fondo del canal no pueden definirse con exactitud mediante la teoría del flujo
gradualmente variado, éstos se muestran con línea punteada. Varios de los
perfiles de flujo se analizan a continuación.
Hay que indicar, que las fórmulas reseñadas no consideran las influencias que
pueden ejercer las orillas de los cauces en el acarreo de materiales, por lo que
solo son válidas para canales muy anchos y pendientes muy pequeñas.
Para flujos plenamente turbulentos y cursos de agua con fuertes pendiente (del
orden del 20%), donde se hace preciso considerar la influencia que ejercen sobre
el acarreo las paredes de las canalizaciones, es conveniente utilizar la expresión
de Meyer-Peter/Muller
El cálculo de la pérdida de suelo a partir de la medida del movimiento de los
sedimentos en las corrientes y los ríos tropieza con varios problemas. La
realización de las mediciones lleva tiempo y resulta cara; su precisión puede ser
baja; incluso si se dispone de datos correctos sobre el movimiento de una
corriente no se sabe de dónde procede el suelo y cuándo se produjo el
movimiento. Sin embargo, puede resultar útil hacer comparaciones del movimiento
en diferentes corrientes, o en diferentes momentos del año, o de cuencas
hidrográficas en las que se dan diferentes usos a la tierra.
El movimiento de los sedimentos en las corrientes y ríos presenta dos formas. Los
sedimentos en suspensión están constituidos por las partículas más finas
mantenidas en suspensión por los remolinos de la corriente y sólo se asientan
cuando la velocidad de la corriente disminuye, o cuando el lecho se hace más liso
o la corriente descarga en un pozo o lago.
Las partículas sólidas de mayor tamaño son arrastradas a lo largo del lecho de la
corriente y se designan con el nombre de arrastre de fondo. Existe un tipo
intermedio de movimiento en el que las partículas se mueven aguas abajo dando
rebotes o saltos, a veces tocando el fondo y a veces avanzando en suspensión
hasta que vuelven a caer al fondo. A este movimiento se le denomina saltación y
es una parte muy importante del proceso de transporte por el viento; en la
corriente líquida la altura de los saltos es tan reducida que no se distinguen
realmente del arrastre de fondo.
Las cantidades relativas que avanzan en suspensión y el arrastre de fondo varían
considerablemente. En un extremo, cuando el sedimento procede de un suelo de
grano fino como el limo depositado por el viento, o una arcilla aluvial, el sedimento
puede estar casi totalmente en suspensión. En el otro extremo, una corriente de
montaña limpia y rápida puede tener cantidades insignificantes de materia en
suspensión y casi la totalidad del movimiento de la grava, los guijarros y las
piedras se produce en el lecho de la corriente. Concentraciones elevadas de
sedimento como las que se dan en algunos ríos, como el río Amarillo de China y el
Mississippi de los Estados Unidos, pueden causar cambios significativos en las
propiedades de resistencia del agua. La viscosidad será mayor y la velocidad de
asentamiento de las partículas inferior, por lo que el umbral entre el sedimento en
suspensión y el arrastre del fondo resulta confuso.
El cálculo de la carga en suspensión por muestreo es relativamente sencillo, pero
tomar una muestra representativa del arrastre de fondo resulta difícil. A
continuación se examinan brevemente ambos tipos de muestreo, al igual que el
cálculo del movimiento total de sedimentos y las estimaciones basadas en
mediciones de la cantidad de los depósitos en los pozos o los lagos.
Existen varias causas posibles de error cuando se intenta de establecer una
relación entre la cantidad del sedimento medido en las corrientes y la extensión de
la erosión dentro de la cuenca hidrográfica.
En primer lugar, pueden existir cantidades importantes del material erosionado
que no contribuyen al sedimento en la corriente debido a que se deposita antes de
que llegue a ellas. La proporción de sedimento que llega a la corriente en
comparación con el movimiento bruto de los sedimentos dentro de la cuenca se
denomina relación de distribución. Esta puede ser apenas de 1% si existen
depresiones o zonas con una espesa vegetación en las que se retiene la mayor
parte del suelo. En un estudio de campo de 105 regiones de producción agrícola
de los Estados Unidos, Wade y Heady (1978) descubrieron que las relaciones de
distribución variaban entre el 0,1% y el 37,8% de la erosión bruta.
Una segunda causa posible de error es el factor tiempo. En una cuenca mayor el
sedimento puede erosionarse y depositarse y sucesivamente volverse a erosionar
y volverse a depositar cierto número de veces antes de que el sedimento llegue a
la corriente. Una muestra de este sedimento podría incluir material erosionado en
su origen varios años antes.
La tercera dificultad radica en que el sedimento de la corriente incluye materiales
que proceden de diferentes fuentes con relaciones de distribución muy distintas. El
sedimento procedente del derrumbe de las orillas de las zanjas o de las riberas de
los ríos pasa inmediatamente al caudal de la corriente, mientras que la pérdida de
suelo de una pequeña superficie cultivada y dentro de una cuenca en la que
predominan los bosques podría tener tasas de erosión local elevadas, pero
contribuir poco a la carga total de sedimentos.
Mediciones directas
La forma más sencilla de calcular el arrastre de fondo consiste en cavar un
agujero en el lecho de la corriente en retirar y pesar el material que cae en él. La
cuenca aguas arriba de un vertedero o canal de aforo puede actuar análogamente
como una trampa de sedimentos, pero es posible que no se sepa si se ha
recogido todo el arrastre de fondo. En los lugares con grandes cargas de arrastre,
este procedimiento puede necesitar mucho tiempo y resultar engorroso.
Muestreador
El cálculo del arrastre de fondo se puede efectuar a partir de muestras recogidas
por un dispositivo que está situado por debajo del lecho de la corriente durante un
tiempo determinado y que luego son extraídas para pesarlas. Se han utilizado
numerosos dispositivos y su variedad demuestra la dificultad que existe para
tomar una muestra exacta y representativa. Los problemas que plantean los
muestreadores del arrastre de fondo son:
• El muestreador perturba la corriente y modifica las condiciones hidráulicas en su
punto de entrada.
• El muestreador tiene que descansar en el lecho de la corriente y tiende a
hundirse en él al producirse una socavación en torno suyo.
• Para mantenerse estable en el fondo tiene que ser pesado, lo que dificulta su uso
cuando se lo baja desde puentes o desde torres construidas con ese fin.
• Un muestreador tiene que reposar sobre un lecho razonablemente liso y no estar
apoyado encima de piedras o cantos rodados.
Trazadores radioactivos
En varios estudios se hace referencia al empleo de indicadores radioactivos para
vigilar el movimiento del arrastre de fondo. La técnica consiste en insertar en la
corriente un trazador radioactivo en una forma similar al arrastre de fondo, es
decir, que debe tener la misma forma, dimensión y peso que el sedimento natural.
El movimiento aguas abajo puede así vigilarse utilizando detectores portátiles.
Otra solución consiste en aplicar el trazador a la superficie de un sedimento que
se produce de manera natural, o incorporarlo a materias artificiales que se pueden
radioactivar por medio de irradiaciones.
Estimación empírica
La dificultad de obtener mediciones confiables del arrastre de fondo ha dado
motivo a algunos intentos de calcularlo a partir de parámetros más fácilmente
medibles; sin embargo, su uso no está difundido. Un método sencillo basado en el
conocimiento de la concentración de los sedimentos en suspensión, de la textura
de la materia en suspensión y de la materia del fondo se indica en la tabla anterior.
Estimación de la carga total
Un método para evitar cálculos separados de la carga de suspensión y del arrastre
de fondo consiste en mezclar todo el sedimento en movimiento y tomar una única
muestra de la mezcla. Un canal de medición de la turbulencia es una estructura
construida ex profeso con obstrucciones en el lecho de la corriente para crear la
máxima turbulencia posible antes de que la corriente pase a través de un
vertedero donde se toman muestras. El mismo efecto se puede conseguir con un
muro de rocas en el lecho de la corriente o cuando el caudal pasa a través de una
apertura reducida como un puente o una alcantarilla. El material arrastrado de
mayor tamaño se asentará en el lecho rápidamente por lo que la muestra se debe
tomar sin demora con un recipiente que se llena con la mezcla.
En las corrientes mayores las muestras se pueden tomar en un canal de aforo de
turbulencia utilizando un muestreador de ranura. La ranura de toma de muestras
es estrecha y tiene los bordes afilados; el agua y el sedimento caen en el
muestreador a través de una tubería o canal que conduce a un recipiente. La
ranura no debe ser demasiado pequeña para que no quede bloqueada por basura
y para que pueda captar partículas más grandes; por ejemplo, una ranura con un
ancho de 5 mm en un vertedero de 5 m de ancho tomará una muestra de un
milésimo de la corriente. Si a pesar de ello sigue siendo demasiado grande para
ser manejada con facilidad.
Entre las dificultades que plantea este método cabe mencionar las siguientes:
• El divisor de ranuras puede afectar a la corriente en su entrada en la ranura;
• La ranura puede quedar bloqueada por basuras flotantes;
• La concentración del sedimento puede no ser igual a través del ancho del
vertedero;
• El arrastre grueso de fondo puede no mezclarse de manera homogénea o
simplemente no recogerse.
5.2.- Socavaciones:
La socavación es el resultado de la acción erosiva del flujo de agua que arranca y
acarrea material de lecho y de las bancas de un cauce, convirtiéndose en una de
las causas más comunes de falla en puentes.
Puede deberse al embate de las olas contra un acantilado, a los remolinos del
agua, especialmente allí donde encuentra algún obstáculo la corriente, y al roce
con las márgenes de las corrientes que han sido desviadas por los lechos
sinuosos. En este último caso es más rápida en la primera fase de las avenidas.
La socavación provoca el retroceso de las cascadas y de los acantilados que, al
ser privados de apoyo en su base, se van desplomando progresivamente.
También representa un papel esencial en la formación y migración de los
meandros.
Se ha demostrado que la profundidad máxima de socavación (ds) depende de los
siguientes factores:
Tipos de socavación
Instrumentación de la socavación
a) Varillas medidoras
Manuales o mecánicas, la varilla entra al ocurrir la socavación
b) Varillas enterradas con sensores
Sistemas de mercurio
Switches magnéticos
Películas piezometricas
c) Fatometros
Ondas sónicas o ultrasónicas frecuencias altas > 200 khz dan mejor
resolución.
Collar Magnético
Fatómetro
5.3.- Depósito de azolves en embalses:
Uno de los problemas que a menudo afectan a los embalses, es su pérdida de
capacidad debido al depósito de sedimentos en su interior. Independientemente
de que como parte del diseño de embalses, está el disponer de un volumen para
almacenar dichos azolves, muchas veces es rápidamente rebasado, con la
consecuente pérdida de volumen útil en el embalse. En otras presas, aunque el
volumen reservado para azolves no haya sido sobrepasado, la velocidad con que
se pierde, hace prever que el embalse perderá capacidad de almacenamiento
antes de lo previsto, con la siguiente disminución de disponibilidad de agua. En
algunos casos extremos, el embalse puede ser inutilizado totalmente. Si además
se considera que los costos para evitar la erosión de las cuentas son elevados y
con resultados a largo plazo, y que también lo son los costos de extracción del
material depositado, entonces se entenderá porqué en ocasiones es mejor
construir un nuevo embalse que rehabilitar el azolvado. Lo cual no siempre es
posible, pues además de las altas inversiones económicas, cada vez escasean
más los sitios donde es posible construir una nueva cortina.
Al interponer un obstáculo a un río, como es el caso de una presa, se origina un
estancamiento, por lo cual el sedimento transportado se comportará según el
siguiente mecanismo (figura); al entrar la corriente al embalse, el material grueso
se depositará según la disminución de la velocidad del agua por el efecto de
ampliación del cauce y el crecimiento del tirante, formando en la “cola” del vaso
una acumulación de sedimento grueso denominado delta.
El sedimento más fino continuará hacia adentro del vaso como una corriente de
densidad, para posteriormente al detenerse, depositarse en el fondo del mismo.
Existen embalses en los que tal corriente no llega a formarse, y se produce en el
vaso, o en gran parte del mismo, una turbidez generalizada que evolucionará,
según la dinámica particular del almacenamiento.
El mecanismo de sedimentación descrito, es en realidad más complejo, ya que
depende de muchos otros factores como son la estratificación de temperaturas,
forma, dimensiones y características especiales del embalse, operación,
características fisicoquímicas del sedimento y las características de la avenida de
ingreso, entre otros.
El delta se moverá hacia adentro del embase según las características de las
avenida y la variación de los niveles en el vaso. En los grandes embalses, la
formación del delta tiene importancia por el efecto que causa hacia aguas arriba
del río y por el volumen que ocupa dentro del vaso. El remanso en ocasiones
inunda áreas que antes de la formación del delta no se inundaban.
Sin embargo, existen casos en los que la penetración el material grueso dentro del
vaso llega a ser tan acentuada, que pone en peligro las instalaciones en la cortina.
Cuando la presa no es muy grande y sus extracciones o derrames son muy
frecuentes, es posible que el delta ocupe gran parte del vaso y en tal caso el
sedimento grueso si constituye la principal pérdida de capacidad, ya que gran
parte del material fino muy probablemente no será retenido pues continuará hacia
aguas abajo.
El material que se deposita en el fondo del embalse, estará sujeto a una
compresión al transcurrir el tiempo. Este efecto se verá acentuado al cambiar
sensiblemente los niveles en el vaso, haciendo que se produzca un alternado
secado y humedecimiento del material sedimentado. Esto induce dos problemas
importantes, uno, el cambio de volumen depositado a través del tiempo, que
repercute en la cantidad de agua almacenada, y otro, la dificultad de remover
sedimento altamente compactado.
Las corrientes de densidad, aunque son un fenómeno que fácilmente se puede
regenerar en un laboratorio, su detección en campo presenta grandes dificultades.
Por esta razón no ha sido posible definir una relación entre los trabajos teóricos y
el fenómeno real. Esto es particularmente importante, porque el manejo de una
corriente de densidad, permitiría, en algunos vasos, aliviar el problema de
sedimentación, pues al conocer su comportamiento tal vez pudieran extraerse del
embalse antes de que el material que transportan se sedimentara.
Cuando la corriente de densidad no llega a formarse, y solamente se genera
turbidez en el embalse, lo cual generalmente ocurre en concentraciones bajas de
sedimento, el problema principal no radica en la cantidad depositada, sino en la
afectación de la calidad del agua. Dicho problema se vuelve fundamental desde el
punto de vista ecológico, pues muchas veces se producen alteraciones de la flora
y la fauna del almacenamiento en cuestión. Esto además de alterar la calidad del
agua que en ocasiones se emplea como potable para una población.
http://www.erosion.com.co/index.php?
option=com_docman&task=doc_download&gid=187
http://www.fao.org/docrep/t0848s/t0848s07.htm
http://fluidos.eia.edu.co/hidraulica/articuloses/conceptosbasicosmfluidos/socavacio
n/socavacion.html