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ÍNDICE
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Vida Digital Después de la Muerte
Andrés Saravia1
Redes Sociales y Web 2.0 - La Vida y las Redes Sociales - El Ser Digital -
¿Vida Digital Para Siempre? - Vida Digital Después de la Muerte - Zombies
Digitales en las Redes Sociales - Sentencia de Un Tribunal De EEUU. La
Historia del Soldado Justin Ellsworth - Soluciones al Tratamiento de los
Datos del Titular Fallecido. Conclusiones.
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Entre el año 2007 y el 2010, la sociedad de la información estuvo
marcada por algunos hitos, tendencias y cambios sustanciales que
definieron el actual concepto de red social y de su manejo de la información
personal. Entre ellos se destacan:
Todo ello se conoce como Web 2.0 o Aplicaciones 2.0 dónde predomina un
intercambio de información e interacción entre los sitios de Internet y los
usuarios, los cuales definen los datos que serán mostrados en la Web.
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digital que hemos creado, pasa de ser un complemento para convertirse en
el único acceso a determinados servicios que antes eran brindados
solamente por medios tradicionales (compra de billetes de avión, por
ejemplo). Entonces la pregunta ¿qué sucede con nuestra información
cuando morimos? Sigue generando situaciones que involucran a terceros. Es
más, esa información ni siquiera sabrá que ya no estamos. Un ejemplo claro
viene de la mano de las cuentas de E-mail. Estas siguen vivas, y las
imágenes, la información confidencial y nuestros datos y contraseñas
siguen en manos de los proveedores. A esto se suma el ordenamiento
jurídico:
Así las cosas, con el paso del tiempo y gracias al avance de las
tecnologías de la información y comunicación hemos creado vidas paralelas
digitales5 tanto en la tierra como en la Web 2.0. Ello significa que los efectos
jurídicos que nos alcanzan en vida, también lo hacen en nuestra homónima
digital, y ello repercutirá en las relacionaes e interacciones con terceros una
vez que no estemos físicamente.
EL SER DIGITAL
5 http://egovflash.wordpress.com/2010/05/01/vida-digital-despues-de-la-muerte-
natural/ , visitado el 25 de septiembre de 2010
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preferencias, perfiles, e información de carácter personal; personas a las
que tal vez nunca le confiaríamos nuestros datos personales en la vida
tradicional, pero por dscuido o por el afán de ser sociables, sí lo hacemos
dentro de las redes sociales. De hecho, cada vez nos suscribimos a más y
más servicios de Internet, aplicaciones 2.0 y sitios que brindan tecnología
de cómputo en la nube. Tanto lo hacemos a diario, que a estas alturas
hemos perdido la cuenta de todos los sitios a los que nos hemos registrado
y hemos confiado nuestros perfiles más íntimos. Y es a través de estas
páginas Web que el resto de la humanidad nos conocerá públicamente, ya
sea por nuestras preferencias, datos personales, debilidades, intimidad y
más. Es que hemos creado nuestro “ser digital” quizá a imagen y semejanza
o quizá a nuestras aspiraciones de imagen y semejanza, pero lo cierto es
que ahí estará, y por el momento no sabremos qué sucederá con él cuando
físicamente no estemos. Y a diferencia de lo que sucedía en los últimos tres
años, ahora los usuarios de las redes sociales son mucho más conscientes
del daño que pueden sufrir si no protegen el tratamiento de sus datos
personales. Lo que antes era una carrera por obtener más y más amigos
virtuales, más y más imágenes y videos personales para mostrar al mundo,
se ha vuelto una arma de doble filo y una continua preocupación sobre el
tratamiento que las propias redes sociales podrán realizar con los datos de
sus titulares.
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Lo cierto es una vez que la vida de una persona llega a su fin no
necesariamente significa que su vida digital se agote, sino que aquella
puede mantenerse intacta como si de dos personas independientes se
tratara. De facto, desde el primer momento que una persona crea perfiles
con sus datos en la Web 2.0, éstos cobran vida propia y se produce la
disociación respecto al desenlace físico de su titular. Así las cosas, si una
persona fallece y no ha clausurado sus cuentas y perfiles en las redes
sociales y demás aplicaciones en la nube, éstas continuarán sin verse
afectadas a menos que se produzca uno o más actos de voluntad que
determinen la desaparición virtual de los mismos, pero como se veremos a
continuación, ella es una tarea un tanto difícil de ejecutar.
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propietarios de toda la información que se sube a sus espacios, incluyendo
las imágenes8, derechos que superan hasta al propio titular.
9 Con el uso del sentido común, advertimos como el “significado de amigo” nada
tiene que ver con concepto original, o con el verdadero amigo, ya que de producirse
la muerte física de una persona, generalmente los primeros en enterarse son sus
propios amigos. Sin embargo, puede suceder que en Facebook (por ejemplo)
muchos de sus “amigos” ni se enteren nunca de que ello ha acontecido.
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Como consecuencia de todo lo analizado acompañado de otras
situaciones que pudieran generarse y causar confusión a terceros, vemos
como jurídicamente, nuestra vida social, nuestros actos de comercio
electrónico así como nuestras responsabilidades frente al Fisco se verán
distorsionadas al punto de que en los hechos, el perfil digital ha tomado el
control frente a la muerte física.
Aunque muchas veces nos cueste hacer referencia a ello, lo cierto es que
las personas somos seres finitos, con un principio y un fin en la tierra,
mientras que hoy por hoy, nuestros perfiles digitales10 nos sobreviven. Esta
situación ha desembocado en la denominación por parte de la Revista de
Tecnología Red Users, de “Zombies Digitales” a los perfiles creados dentro
de las redes sociales y demás apps 2.0 cuando su titular fallece. Por lo
tanto, pasamos a ser unos zombies digitales deambulando por la red y
generando situaciones jurídicas más allá de nuestra propia voluntad11.
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la invocación a los derechos fundamentales de las libertades de
intimidad, privacidad y autodeterminación informativa. ¿Qué sucede
entonces cuando el titular de esos datos fallece? Su perfil digital,
formado a base de esa información ha quedado a merced de terceros
y de los propios sitios de Redes Sociales. Los datos personales se
encuentran más vivos que nunca sin determinarse si los mismos
serán protegidos, dados de baja o transferidos a un tercero para su
trtamiento. Afortunadamente, las normas de protección de datos
establecen en muchos casos, soluciones para los legitimados directos
del titular fallecido, a los efectos de que no se produzcan violaciones
a la protección de la información personalísima.
3. Realidad Cultural. ¿Qué decisión debo tomar respecto a mis datos
cuando ya no me encuentre en este mundo como un ser vivo?
¿Dejaré que mis datos sean accesibles para mis amigos, familiares y
terceros o los eliminaré para evitar nuevos problemas a los que me
importan y sobre todo a mi propia imagen12? Desde el ojo del usuario,
ésta es la decisión más difícil e importa una sensibilidad que puede
afectar el honor de uno mismo luego de la muerte y las vidas de
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aquellos terceros relacionados. La decisión tomada repercutirá
definitivamente en la vida digital luego de la muerte y en el entorno
social que nos rodea.
13 Que se produzca la muerte física del titular de los datos, realmente produce más
de un dolor de cabeza a sus relacionados, sean éstos familiares o amigos. No nos
estamos refiriendo al elemento snetimental provocado por la falta física de la
persona, sino al hecho de que realmente, se deben tomar acciones para determinar
qué hacer con los perfiles digitales que han quedado en manos ahora de estas
personas.
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mail cuya contraseña el soldado no había querido compartir con ninguna
otra persona, ya que haberlo querido, se las habría revelado.
EFECTOS JURÍDICOS
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del fallecido ante instituciones públicas o privadas 16. Esta norma se expande
al artículo 39 referente al derecho de Acción de Habeas Data.
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decisión de ponerle fin o mantener activa la vida digital de su titular es una
decisión personal17.
Por último, cabe agregar que las propias compañías que brindan los
servicios 2.0, ya sean de redes sociales como MySpace o para el caso de
Google y su servicio de correo electrónico Gmail, han implementado
medidas para poder identificar o recibir la noticia del fallecimiento del titular
de su cuenta y así determinar acciones inmediatas respecto a su perfil
digital. Ello obedece al crecimiento de las demandas y exigencias de los
titulares y familiares de los mencionados datos personales en manos de
terceras compañías.
17 Además de las normas analizadas en este trabajo, vimos como los familiares
pueden iniciar acciones contra aquellas compañías que brindan servicios 2.0 y que
se niegan a entregar la información del fallecido, como el caso del soldado Justin
Ellsworth y el servicio de yahoo Mail.
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Desde los sitios de Redes Sociales también existen soluciones para los
momentos más difíciles, como es el caso de Facebook In Memoriam 20, que
busca eliminar algunos datos personales y mantener otros de la persona
fallecida como una memoria o tributo a la misma.
CONCLUSIONES
Hace algunos años atrás, a ningún titular de los datos personales en las
redes sociales y aplicaciones 2.0 se le ocurriría siquiera preguntar qué pasa
con la información una vez que fallece. Sin embargo, aquella tendencia a
intentar mostrar más y más sobre cada persona dentro de las redes sociales
ha dado lugar a una política de autodeterminación informativa debido a
todos los peligros que acechan en la red de redes, como es lógico. Y esas
preocupaciones lentamente han invadido a aquellos usuarios que ahora se
preguntan qué hacer con tanta información delicada, sensible en manos de
terceros cuando ya no estén para determinar su uso o destrucción. En otras
palabras ¿Qué hago con mis datos? ¿Los entrego a mis familiares? ¿Los
destruyo o los dejo accesibles para toda la población? ¿Tomo medidas y
precauciones en vida para que se puedan proteger luego de mi muerte? ¿Y
si afecta la sensibilidad de mis seres queridos? ¿O si por el contrario, no
dejar a disposición de mis seres queridos todos los datos es un acto de
insensibilidad? Sigue siendo una decisión muy difícil, porque más allá de la
protección legal existente, cultural y socialmente afecta a todos los que nos
rodean.
Andrés Saravia
20 http://www.facebook.com/help/contact.php?show_form=deceased , visitado el 15
de agosto de 2010
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