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MASTER EN ESTUDIOS LATINOMAERICANOS

FACULTAD DE GEOGRAFIA E HISTORIA


UNIVERSIDAD DE BARCELONA

PRIVATIZACIONES Y
REGULCIÓN EN PERÚ,
SECTOR
TELECOMUNICACIONES

FERNANDO DELGADO M.
MASTER EN ESTUDIOS LATINOMAERICANOS
FACULTAD DE GEOGRAFIA E HISTORIA
UNIVERSIDAD DE BARCELONA

“La reforma del Estado y la privatización, la


externalización y la mayor autonomía de numerosos
servicios antes manejados centralizadamente, ha puesto
en el tapete de actualidad el tema de la Regulación. Al
principio se vinculó casi exclusivamente a procesos de
liberalización financiera y privatización de servicios como
telecomunicaciones, electricidad y agua. Posteriormente,
el avance de las reformas ha ido poniendo cada vez más
en evidencia la necesidad de generalizar el Rol Regulador
del Estado a otros muchos ámbito…” (Stark, Carlos, 2001)

INTRODUCCION

“La Ola de Privatización se extiende hoy a todo el mundo” (BULL,2005) Esta dinámica que los
especialistas coinciden en situar, a nivel mundial, a inicios de los 80, y para América Latina
decididamente a partir de los 90, se encuentra bastante consolidada y goza de buena salud,
aunque claramente hay muchos detractores que ponen los énfasis en los aspectos negativos,
que los hay, de dicho proceso, como también es defendido y promovido por todos aquellos
proclives a ver la mayor parte de sus aspectos positivos.

El presente estudio pretende hacer una aproximación a la situación actual de las


privatizaciones en Perú, específicamente en el sector de las Telecomunicaciones en las dos
últimas décadas, y los procesos que le son consustanciales, como es el caso de los entes o
Agencias reguladoras que surgieron y se han desarrollado en forma paralela al proceso
privatizador del sector en cuestión.

Como resultaría imposible analizar una temática de este tipo, en el aire, sin un mínimo
sustrato de contexto histórico, pasaremos a revisar, sintéticamente, algunos procesos
elementales que nos permitirán entender en forma más coherente cuál ha sido la evolución de
dichos procesos.

El rol del Estado en la Economía como un agente protagonista se puede situar a partir de los
años 30, en el contexto de la post Gran depresión. Es aquí cuando los estados comenzaron,
ante los evidentes fallos del mercado y del sistema Liberal sin Estado, a asumir roles más
protagónicos en las cuestiones económicos de sus respectivos países, con la sólida plataforma
que el paradigma Keynesiano les aportaba (RUIZ, 2002).

En Latinoamérica incluso, ya en la década del 30 se habían formado ciertas instituciones con el


fin de regular ciertas áreas productivas de bienes y servicios, como también el más
consolidado sector de los Bancos Centrales.

Bajo los lineamientos de la CEPAL, a partir de los años 50` y de ciertos organismos
multilaterales como el Banco Mundial y el FMI (UNMSM, 1994; BULL, 2005), se estimuló y
propicio la intervención del Estado como un agente activo en el quehacer económico, y la
mayoría de los países latinoamericanos se embarcaron en proceso de industrialización
intensiva, dirigida por el Estado (ISI), a fin de alcanzar rápidamente la Industrialización, y así
cerrar la brecha económica y tecnológica que los separaba de los países más ricos (JORDANA,
LEVI-FAUR, 2004).
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Así, durante las décadas del 50 y 60, el sistema mixto o Keynesiano tuvo un cierto nivel de
éxito. El sector público creció y también lo hizo el gasto público, jalonado por un alto
crecimiento económico. El Estado adquirió las características de interventor, productor,
regulador y autorregulador. Este modelo, que surgió de la II post guerra en varios países de
Europa, rápidamente se transformó en el paradigma de referencia mundial hasta los 80
(SANTOS, 2006). Sin embargo, la década del 70 depararía el inicio de la crisis del paradigma.
Los vaivenes de la economía internacional, la crisis del petróleo, produjeron un giro en la lógica
del intervencionismo estatal de los años anteriores. Varios autores han sugerido como punto
de inflexión, a nivel internacional, el año 1979 como el cambio de paradigma, con el giro hacia
la liberalización de los mercados, la desregulación, las privatización, y la jibarización del Estado
en materias económicas, a partir de las políticas implementadas en Inglaterra de mano de
Margarte Thatcher y de EEUU con el presidente R. Reagan y el posterior Consenso de
Washington (JORDANA, LEVI-FAUR, 2005; DE VAL, 2001; SUNKEL, 2006; DOLADER, 2008;
NAHÓN, 2006).

Sumado a lo anterior, un contexto de Globalización de la economía (nueva globalización), la


revolución tecnológica, y las ya mencionadas nuevas políticas neoliberales, comenzaban a
dejar obsoleto la visión del Rol que el Estado había jugado hasta esos momentos. En
Latinoamérica esto se veía agravado por una grave estanflación, déficit en la balanza de pagos,
un descenso en los beneficios que el sector industrial aportaba, y crisis en diversas empresas
de sectores específicos. El Estado de Bienestar comenzaba a ser duramente criticado por sus
altos costos y desequilibrios macroeconómicos, y el sistema Keynesiano no podía enfrentar el
nuevo contexto internacional que se le presentaba por delante (RODRIGUEZ, 2006). El fracaso
de las opciones excesivamente intervencionistas asumidas por diferentes países a escala
mundial, quedaba en evidencia.

Para CHONG Y LORA (2007), la experiencia del Estado paternalista, intervencionista y


propietario-administrador, había sido un fracaso, sobre todo en la última de esas facetas, con
claras muestras de ineficiencia, bienes y servicios de baja calidad, generación de más deudas
que ganancias, con pérdidas económicas en crecimiento. Además, el escenario
hiperinflacionario que se dio a fines de los 80 en varios países de la región, vino a confirmar la
ineficiencia empresarial del Estado

De este modo, Latinoamérica, siguiendo las directrices dadas desde Washington, y por los
organismos multinacionales BD y FMI, acometió una serie de reformas orientadas a la apertura
de sus economías, en un contexto de liberalización de los mercados, desregulación y
privatización. Según SUNKEL, lo anterior significó “un giro al neoliberalismo extremo… enfoque
normativo (ideológico) destinado a transformar economías más o menos estatizadas en
economías de mercado lo menos intervenidas posible” (2006, 70).

Las reformas que el Estado requería se caracterizaron por su gradualidad en la mayoría de los
países Latinoamericanos. PAUL ISABELL, propone las siguientes fechas: América Central, 1997;
Argentina, 1992; Brasil, 1996; Bolivia, 1995; Chile 1982; Colombia, 1994; Ecuador, 1999;
Paraguay, 1997; Perú, 1993; Uruguay, 1997; Venezuela, 1999. (2008, 77).

Confirmando lo expuesto hasta aquí, JORDANA Y LEVI-FAUR (2005), sostienen que la


reestructuración del Estado coincide con las reformas económicas implementadas a gran
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escala, con el fin de resolver los problemas creados por el modelo de Sustitución de
Importaciones, la crisis del endeudamiento y la hiperinflación, a través de la liberalización de
las economías nacionales y la integración de las economía de la región en los mercados
mundiales.

Siguiendo a STARK (2001), podemos sintetizar que en este proceso de reforma del Estado se
han combinado distintos factores, tanto endógenos como exógenos, principalmente:

El proceso de Globalización y el desarrollo de nuevas tecnologías, obliga a los países a


redefinir sus estrategias de competitividad.

La inoperancia del modelo de desarrollo Hacia Adentro, que consume divisas pero no
las produce.

La crisis Fiscal y financiera del Estado, generado entre otras, por el


sobreendeudamiento e ineficiencia de la actividad pública.

Crisis de la modalidad de intervención estatal basada en el Estado productor

Agotamiento del modelo organizacional burocrático administrativo.

Dentro de este proceso de reforma y reestructuración del Estado, se han señalado dos
momentos: cambio o reformas de primera generación y de segunda generación. Los de
primera generación, se orientan a la estabilización macroeconómica, la desregulación,
reducción del tamaño de la administración pública, reforma tributaria, la privatización y la
descentralización, mientras que los de segunda generación apuntan al mejoramiento de la
gestión pública, desarrollo de sistemas de regulación, y la modernización de servicios sociales
como salud, educación y jubilaciones (STARK, 2006, 162).

En términos generales, Latinoamérica inicia de lleno el proceso de privatizaciones en la década


de los 90. Según la CEPAL, en los 90 el valor de las privatizaciones fue superior a los U$ 150.000
millones. Se observa así, que en los 90, los presidentes de los países de la región actuaron a
favor del libre mercado, con el apoyo de los parlamentos, que pusieron la privatización de los
servicios públicos en sus agendas. Incluso se puede afirmar, que, con el apoyo del PNUD, la
región se puso a la cabeza de la privatizaciones a nivel mundial, tanto en rapidez como en
profundidad (DE VAL, 2001; JORDANA Y LEVI-FAUR, 2005). A pesar de la crisis del 98 y 99, la
región siguió recibiendo cantidades crecientes de Inversión Extranjera Directa (IED). Entre
1995 y 1999 la IED se incrementó en un 281%, pasando de U$ 32.182 millones a U$ 90.485 (DE
VAL, 2001, 43)

EL CASO DE PERU: PRIVATIZACIÓN Y REGULACION EN EL SECTOR DE LAS


TELECOMUNICACIONES

El caso Peruano es paradigmático en el proceso de las privatizaciones en el contexto


latinoamericano, no por ser uno de los primeros en embarcarse en tal empresa, sino por la
rapidez y profundidad con que acometió dicho proceso. En palabras de Armeani Choski (BM):

Si comparo lo que ha hecho Perú, en términos de Reforma, la manera como se ha


mantenido en ellas contra las dificultades existentes; creo que ningún otro país lo ha
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hecho. Las reformas peruanas son superiores a las chilenas, que en algún momento fueron
destacadas como el modelo de lo que debería hacer un país, lo miso que las mejicanas; las
reformas peruanas han llegado a niveles muchos más profundos y se están ejecutando
1
mucho más rápidamente

Entre los años 60 y fines de los 80, Perú se caracterizó por un fuerte protagonismo del sector
estatal en la arena económica. Ya bajo el primer gobierno de Belaunde (63-68) se puso en
marcha el programa de Sustitución de Importaciones. Ya al año 68 existían entre 18 a 40
empresas estatales. El gobierno de Velasco de Alvarado (68-75), le asignó un rol estratégico a
las empresas públicas, y radicalizó la Industrialización, llegando el estado a controlar el 30%
del PIB. Al año 75, el Estado controlaba 9/10 de las exportaciones y más de la mitad de las
importaciones. Al año 77, el número de empresas públicas llegaba a 174, y en 1986 a 186. El
Estado constituía el agente económico de mayor dinamismo, sumando, al año 1988, activos
por U$ 5.500 millones (DE VAL, 2001; CASTILLO, 2002; BULL, 2005; RUIZ, 2002).

LA PRIVATIZACION

Los primeros intentos en el área de las privatizaciones se dieron ya en 1975, en el sector


pesquero, con PESCAPERÚ. Hacia el año 1978, en medio de la crisis internacional las iniciativas
para transferir empresas públicas al sector privado, no prosperaron. El tema resurgió en el
segundo mandato de Belaunde (80-85), pero un escenario totalmente adverso no lo permitió,
crisis de la deuda externa, crisis de la Balanza de Pagos, terminó con la tentativa liberalizadora
del presidente. Durante el gobierno de Alan García, el tema no se manejó en forma coherente,
y si bien se hicieron privatizaciones, fueron de menor envergadura (tabla nº 1). Su período
terminaría con la crisis hiperinflacionaria que llevó a alzas de hasta 39 veces por año, 4.040%
al año.

Finalmente sería la década de los 90 la llamada a protagonizar los cambios más profundos en
este sentido, y el presidente Alberto Fujimori sería quien encabezaría el proceso. Frente al
escenario hiperinflacionado en que asumía, la privatización se veía como la solución a todos
los problemas: la crisis de la deuda, el exceso de burocracia, falta de productividad y eficiencia,
y permitiría además acceder a los créditos internacionales, y surgiría una economía eficiente y
competitiva, aumentando el PIB, y por ende, los empleos y salarios (RUIZ, 2002).

Tabla Nº 1: Privatizaciones periodo Alan García

1
Citado en Privatizaciones en el Perú, aproximaciones aun balance crítico, Revista de la Facultad de
Ciencias Económicas, UNMSM, 1994.
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Con Fujimori se enfatizó la privatización de las empresas públicas, y el capital extranjero
orientado al sector extractivo exportador y servicios públicos recuperó un destacado papel
adquiriendo buena parte de las empresas estatales. En 1991 promulgó el decreto Nº 141
donde se abría el camino a la privatización de 23 empresas públicas. Al siguiente año,
mediante decreto legislativo Nº 674 se crea la COPRI (Comisión de Promoción de la Inversión
Privada). Entre 1991 y 1994 se privatizaron 30 empresas, siendo las más importante la de
TELECOMUNICACIONES CPT/ENTEL PERU. El año se vendieron 29 empresas, por un valor
equivalente al 35% de los ingresos tributarios. El año 95, otras 28 empresas fueron traspasadas
al sector privado, y 28 más el año 96.

Industrias de cemento, electricidad, telecomunicaciones, bancos, minas, turismo plantas


pesqueras, constructoras, siderúrgicas, aerolíneas, bosques, y muchas más se privatizaron en
el periodo 91-99.

Al año 2001, desde que Fujimori comenzara con el proceso, más de 200 empresas estatales
habían pasado a manos privadas, principalmente a través de subastas, y en el mercado de
capitales, que significaron ingresos por U$ 9.010 millones, y compromisos por otros U$ 8.883
millones. Sin embargo, aunque la mayoría de las voces son optimistas, permanece una
desaprobación de la opinión pública, la deuda externa se duplico bajo Fujimori, la pobreza no
remite, llegando a 54% en el periodo 97-2000.

EL SECTOR TELECOMUNICACIONES

La privatización del sector de Telecomunicaciones (TC) es uno de los más interesantes llevados
a cabo en Perú. El sector, previa privatización se caracterizaba por su atraso tecnológico, mala
cobertura, alto costos de las líneas, exceso de personal, largos periodos de espera por una
línea, entre otras.

En el proceso de privatización del sector, cabe destacar la base legal que le dio sustento al
proceso. Así es como en el año 1991 con la promulgación del Decreto Ley Nº 674, Ley de
Promoción de la Inversión Privada en las Empresas del Estado, y con la subsiguiente creación
de la COPRI (Comisión de la Promoción de la Inversión Privada)se dará el vamos oficial a la
dinámica de las privatizaciones en general, y también al área de las TC. Hasta ese momento la
TC correspondían a un monopolio natural, controlado 100% por el Estado, en virtud del DL
19020 dela año 71, que lo consideraba un sector de Seguridad Pública y de Preferente interés
Nacional, y por ello, excluido de la inversión privada, nacional o extranjera (CASTILLO 2002).
Dos empresas conformaban este monopolio, CPT, Compañía de Teléfonos de Perú, que ofrecía
telefonía local fija en Lima, y ENTEL PERÚ S.A., que operaba el servicio de telefonía local fija en
el resto del país, y el servicio de portador de larga distancia nacional e Internacional (LDN/LDI)

Es así como en el año 1992 la COPRI designa un Comité Especial de Promoción de Inversión
Privada de Telecomunicaciones (CEPRI TELECOM), con el fin de privatizar ENTEL PERU y CPT.
Los objetivos de la privatización se acordaron entre la CEPRI, COPRI, el MTC y expertos del BM,
y decían relación con expandir la cobertura del servicio telefónico que hasta ese momento era
de 2, 6 líneas por c/100 habitantes (2,9 EN 1993, TABLA), mejorar la calidad del servicio,
promover la competencia del sector, no afectar la seguridad nacional, atraer inversionistas
importantes, entre otros. En primera instancia se contrataron asesores de privatización, y se
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establecieron los requisitos del concurso. Quienes cumplieron con todas las exigencias fueron
ATT; CTE y SouthWestern Bell (USA), France Telecom (Fr), Cable & Wireless (Ing.), Telefónica
Internacional (Esp.), Corea Telecom (Corea del S.) y STET (It.)

La subasta se la adjudicó Telefónica Internacional, quien ofertó U$ 2.002.179, 198 millones,


superando por mucho a la siguiente postura, de solo U$ 857.142,857, recibiendo el Estado por
sus acciones (35% de acciones de ENTEL PERU y 20% de acciones de CPT) un monto de U$
1392 millones, y por otras inversiones en el sector otros U$ 610 millones. Además Telefónica
se comprometió a invertir U$ 1200 millones en la instalación 1.5 millones de líneas en 5 años.
La concesión obtenida es por 20 años prorrogables, con un monopolio (concurrencia limitada)
de 5 años en telefonía básica y larga distancia. El 16 de mayo de 1994 se firmaron finalmente
los contratos. Uno de los puntos del contrato establecía que el adjudicatario de la subasta,
podría eventualmente fusionar ambos empresas, cosa que ocurrió en enero de 1995 (AHICET,
1997)

Hacia fines del 97, el sector telecomunicaciones había significado para el estado montos por
U$ 50.004, 67 millones, entre transacción e inversión proyectada

Con el análisis de los datos, se puede concluir que la privatización ha cumplido la mayor parte
de sus objetivos, se aumentado notoriamente la cobertura de telefonía (de 754 mil líneas en
1993 a 2012000 en 1998), la calidad del servicio es mejor, los tiempos d espera se han
reducido, tanto de atención en línea, como de instalación de líneas, bajando en este caso de
118 meses antes de la privatización, a 16 días, el costo de la línea ha bajado de U$ 1500 en
1993 a U$ 272 en 1997. Por el lado negativo, la privatización generó desempleo, y
principalmente los costos de la telefonía fija mostraron una importante alza, siendo el valor de
la factura, en promedio, equivalente al 50% de un ingreso mínimo mensual, cobros en exceso
no justificados, mala atención a los reclamos, entre otros.
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DENSIDAD TELEFÓNICA EN PAISES SELECCIONADOS - 1993

ACCESIBILIDAD
DENSIDAD
PAÍSES AL TELÉFONO PBI/CÁPITA
TELEFÓNICA(1)
(2)

PERÚ NIVEL NACIONAL 2,9 10,1 1,450


BOLIVIA 3,0 11,0 7,00
PARAGUAY 3,1 9,7 1,425
ECUADOR 5,3 19,7 1,150
CHILE 11,0 39,1 3,035
COLOMBIA 11,3 33,9 1,305

PAÍSES DE RENTA MEDIA INFERIOR (3) 9,2 28,1 1,740

7,5 21,0 2,570


BRASIL
8.8 25,3 3,880
MÉXICO
10,0 37,7 2,985
VENEZUELA
12,3 27,9 6,910
URUGUAY
16,8 44,2 3,645
ESPAÑA
36,4 87,9 14,705
ITALIA
4,8 95,4 21,120
ESTADOS UNIDOS
57,4 100,0 32,215
AUSTRALIA
61,1 93,7 34,960

FUENTE: "PERÚ" Libro blanco de las telecomunicaciones, tomada de "indicadores de las


Telecomuincaciones Mundiales", UIT, 1994.
(1) Líneas para cada 100 habitantes
(2) Líneas para cada 100 hogares
(3) Densidad promedio para grupos de países al cual pertenece Perú.

(Castillo, 2002)

OPSITEL, EL REGULADOR

Frente a la política de las privatizaciones surgió también la necesidad de Regular la acción de


los privados, justificada en la existencia de externalidades y fallos o imperfecciones del
Mercado2, como pueden ser los monopolios, oligopolios, información deficiente y asimétrica.

Frente al presunto debilitamiento y retiro paulatino del Estado del quehacer económico,
asistimos en cambio a una nueva visión del rol del Estado, lo que se venido en llamar el
advenimiento del Estado Regulador (ER) o Capitalismo regulador (JORADANA y LEVI-FAUR,

2
Rodríguez, J. “Globalización e intervención Púbica”, en El Desafío de la Globalización, Buenos Aires,
2006.
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2005). El ER implica la hegemonía de la regulación como forma de gobierno, implica que el
gobierno abandona su carácter de productor y se concentra en su rol de generador y garante
de las reglas del juego3.

La regulación implica un conjunto de prácticas y reglamentaciones por medio de las cuales el


gobierno modifica u orienta la conducta y/o estructura de una industria o servicio público o
privado, para lograr mayor eficiencia y equidad de los mercados de acuerdo al interés social, y
funciona a través de reglas (legislación general o especifica) y organizaciones que son las
encargadas de interpretar, aplicar y hacer cumplir las reglas, pudiendo ser de tipo Pro-
competencia/antimonopolio o Agencias reguladoras, que generalmente coexisten teniendo
mayor peso una u otra, hablándose de “regular por Agencia” o “regular por proceso” (STARK,
2001, 180).

En América Latina, en el sector TC predomina el modelo de Agencia, dentro de un contexto


mixto de Agencia, más organismos generales antimonopolio, existiendo variaciones
importantes de un país a otro y de un sector a otro. Para su correcto funcionamiento y para
dar señales de confianza al Mercado y a los ciudadanos, se requiere que las entidades
reguladoras gocen del máximo de autonomía o independencia, operativa y financiera, con
respecto a los operadores, y al poder político.

En el caso de PERU, y lo que lo hace un caso diferente incluso al interior del mismo país, es que
la Entidad Reguladora, quedó establecida antes del proceso privatizador mismo.

El Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (OPSITEL) fue creado


el 11 de julio de 1991 mediante Decreto Legislativo Nº 702, e inició sus actividades con la
instalación de su primer Consejo Directivo el 24 de enero de 1994. Su misión es Regular y
supervisar el acceso de más personas a los servicios modernos de TC, a través de un marco de
libre y real competencia entre empresas de TC4. Sus objetivos son promover la inversión
privada nacional y extranjera, valar por el desarrollo del mercado de TC garantizando la libre y
leal competencia, con el abuso de posición de dominio, fijar políticas en defensa de los
usuarios y administrar los Fondos de Inversión en TC. Y sus Funciones son: promover la
inversión privada, regular el Mercado, fijar políticas de usuarios, supervisar el cumplimiento de
contratos. Tiene potestades Regulatoria y normativa, correctiva, sancionadora, y de solución
de controversias (AHCIET, 1997).

3
Stark, Carlos, “Regulación, Agencias Reguladoras e innovación de la Gestión Pública en América
Latina”, en Nueva Gestión Publica y Regulación en América Latina, Venezuela, 2001
4
Ley de Desarrollo Constitucional L. 26285, en AHCIET, Chile 1997
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Índice de Transparencia y participación en la creación de la Agencia OPSITEL

(Ramio, 2007)

Como se observa, OPSITEL no tiene ni transparencia ni participación en su origen pues es por


iniciativa del presidente Fujimori, sin consulta con el legislativo.

Los estudios señalan que las personas que se de desempeñan en OSIPTEL permanecen en ese
trabajo en promedio 6,6 años, lo que habla de un importante nivel de estabilidad, lo que
redundaría en mayor eficiencia. Lo que se corroborado en el cargo de presidente de la agencia,
pues en los doce últimos años (al año 2007) solo se hubieron dos personas en ese cargo. Esto
importa, pues, según los analistas esto significa una mayor eficiencia en el trabajo de la
Agencia.

En términos generales, en el estudio realizado por Carles Ramió (2007) el OSIPTEL se destaca
por su latos nivel de autonomía, por su transparencia, por su nivel “meritocrático sistemático”
de seleccionar su personal, su estabilidad no sujeta a vaivenes políticos, a pesar de que no
goza de una total independencia política, y se mantiene un alto nivel de conflictividad y
tensión con su principal, el Ministerio de Comunicaciones y Transporte, y con el Legislativo,
donde OSIPTEL es constantemente llamado a declarar, transformándose en un caso
paradigmático de inmadurez estructural (pág. 55). Aunque su evaluación general es muy
positiva, aún está lejos de los niveles de evaluación de la superintendencia de bancos y AFP, lo
que se puede explicar por ser una institución relativamente nueva comprada con aquella, en
proceso de perfeccionamiento. Los regulados evalúan a OSIPTEL, en una escala de confianza
de 1 a 5, donde 5 es una total confianza, con un 2,5. Los regulados por la superintendencia de
bancos, la evalúan con un 4.5.

CONCLUSIONES

En el contexto peruano, la privatización más importante ha sido en el sector


Telecomunicaciones, CPT/ENTEL PERU, ahora Telefónica Perú
Si bien las ventas por privatizaciones han significados ingresos importantes para para
el Estado, para la población de menores recursos no ha significado ni movilidad social,
ni mayores niveles de participación y una más equitativa distribución del ingreso.
Los precios de los servicios públicos privatizados se mantiene muy por sobre las
capacidades reales de los usuarios, disminuyendo su poder adquisitivo.
El órgano regulador para el sector TC, OSIPTEL, mantiene muy buenos índices de
evaluación en cuanto a autonomía, independencia, selección del personal, estabilidad
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y otros, pero sigue recibiendo una baja evaluación de sus regulados, y mantiene
relaciones conflictivas con su principal y con el Legislativo.
El Estado, por intermedio de su órganos/agencias reguladores, deberá potenciar su
labor de defensa de los ciudadanos/usuarios.
Ante el aparente fin del Estado, ante la arremetida liberalizadora y privatizadora, surge
en cambio un nuevo concepto, el Estado Regulador, donde éste está llamado a ser
protagonista de los procesos económicos en la región, liderando, proponiendo,
dirigiendo.
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