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Introducción
En México, donde anualmente se produce un millón de matrimonios y
uniones libres, la codependencia es una característica de las relaciones
entre los habitantes de las metrópolis. A pesar de que buscan construir
relaciones de pareja y familiares no asfi xiantes, la frontera entre afecto,
solidaridad y codependencia no queda claro.
Mientras los grupos de auto ayuda buscan derrumbar patrones culturales
y familiares basados en relaciones destructivas, la Asociación Psiquiátrica
Americana (APA) reúne pruebas para incluir a la codependencia en el
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) Como un
trastorno de la personalidad.
De acuerdo con datos del Centro de Ayuda contra la Violencia
Intrafamiliar, en México (CAVI), tres de cada cinco familias sufre las
consecuencias de patrones patológicos de relación. y no obstante que
las personas prefieren dignificar su vida sin etiquetas psicopatoló-gicas,
los psiquiatras están a punto de dar con la sustancia neurotransmisora
que definiría bioquímicamente los Comportamientos codependientes: la
oxitocina.
Sin tener tipificada la supuesta patología, desde 195110S grupos Al-
Anón incluyeron a los familiares en los tratamientos para alcohólicos y
los catalogaron como coadictos; y en la década de los 70’s se diseñaron
algunos remedios clínicos para ellos, incluyendo el internamiento. Incluso
algunos especialistas advierten que la codependencia, como clasificación
psiquiátrica, es una más de las compulsiones médicas en la lucha por
etiquetar a futuros clientes y que, implícitamente libra al Estado de su
responsabilidad de invertir en educación para el desarrollo humano. ¿ y
usted, es codependiente?
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Amores que matan
Cuando Guadalupe González Macías acudió a terapia a finales de 198610
hizo con la ilusión de que el terapeuta le daría la receta para que su novio
regresara. No fue así.
“La última relación que tuve no fue más que el resultado de una serie
de relaciones en las que mi vida y mi voluntad se centraban en la otra
persona, esperando que llenara el vacío que yo tenía de por sí y por siempre
conmigo.” “Me relacionaba Con hombres que padecían alguna adicción,
que eran irresponsables o que provenían de familias más disfuncionales
que la mía. Eran poco accesibles emocionalmente, pero yo también lo
era”, explica Guadalupe.
Ella descubrió que, incluso relacionándose con otro tipo de hombre,
repetía el mismo patrón. “Aunque fueran distintos, de todas maneras yo
establecía con ellos una relación posesiva, demandante y culpígena.” Hasta
que decidió parar.
Aprovechó su experiencia en la formación de una red de servicio y, en
octubre de 1987, fundó Adictos a las Relaciones Destructivas A.C., que
empezó atendiendo casos de mujeres que vivían con hombres golpeadores,
en su mayoría alcohólicos o adictos. Ellas sabían que la relación les hacía
daño, ya que su deterioro emocional y físico era evidente, ya pesar de ello
no podían dejarlos.
“Es por eso que se dice que es una adicción, porque a pesar de que sabes que
te está dañando lo sigues necesitando y la expectativa es que si él cambiara,
si fuera más amable o cariñoso, la relación mejoraría. Ellas pensaban que si
fueran lo suficientemente atractivas, simpáticas y dulces o si le hablaran de
talo cual manera, o si gastaran tanto dinero en él, entonces la relación podía
mejorar. El tiempo pasaba yeso no ocurría a pesar de todos los esfuerzos
que hacían por agradar y por hacer que la relación se mantuviera, por el
contrario empeoraba. De hecho era el rechazo lo que provocaba el daño y
la necesidad de estar con el otro, desencadenando pensamientos obsesivos
que degeneraban en acciones compulsivas”, aclara Guadalupe González.
Relaciones Destructivas A.C. daba atención al hecho de que algunas
mujeres tendían a relacionarse de forma autodenigrante y progresivamente
dañina, por lo cual se requería de un esquema de recuperación. Como los
patrones se asemejaban a las conductas adictivas, tomó el modelo de los
12 pasos de Alcohólicos Anónimos (AA).
Para el psiquiatra José Antonio Elizondo, director del Centro de Atención
Integral en Problemas de Adicción (CAIPA), se trata de un problema de salud
pública que la sociedad civil detectó antes que la vanguardia médica.
“Yo pienso que es un problema de salud pública, porque alrededor de ella
hay mucha violencia intrafamiliar, mucho consumo de drogas y de alcohol.
Existe una gran cantidad de madres solteras e hijos no deseados que son
resultado de la codependencia.”
Pero ¿cómo surge este término? ¿Qué repercusiones ha tenido en los
grupos de auto ayuda? ¿Cuál es su utilidad en el campo de la psicoterapia?
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¿Logrará ser incluida en la clasificación internacional de enfermedades
psiquiátricas como trastorno de la personalidad?
La polémica
En julio de 2000, un grupo de especialistas en psicoterapia breve, reunidos
en la ciudad de Palo Alto, California por el Mental Research Institute, abrió
el debate sobre la codependencia.
A pregunta expresa sobre la conveniencia o no de clasificarla como
trastorno de la personalidad, Jesús Tovar, director del Centro Latino de
Terapia Breve y del Centro Ollinqui de Venezuela, contestó:
“Es una construcción creada en los Estados Unidos que describe una
realidad, pero no es la realidad. El término está encasillando muchas
características que corresponden a la cultura, a la forma de relación que
tienen las parejas en México y en América Latina y aún en Estados Unidos.
Simplemente le ponen el nombre de enfermedad a un patrón de relación que
data de generaciones y de siglos.”
La maestra Guillermina Natera, jefa del departamento de investigaciones
psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) menciona que existe
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un abuso excesivo del término codependencia porque muchas veces se usa
para etiquetar relaciones que parten del afecto, la preocupación por el otro
y la falta de información para hacer frente a situaciones de dolor.
“Es muy fácil responsabilizar a una persona de un fenómeno sociocultural,
al tipificarla como enferma. Hay una compulsión por patologizar las respuestas
humanas a problemas socioculturales graves y liberar a la misma sociedad
de su responsabilidad por atender estos asuntos de salud pública.”
La maestra Natera habla a título personal: “de ninguna manera mis
opiniones representan la voz institucional del INP; entiendo que en la parte
clínica se trabaja con el diagnóstico de codependencia, pero mi propuesta
es cambiar el término por el de confrontación del problema.”
Natera va más allá y advierte que es importante prevenimos de conceptos
médicos que pueden extranjerizar y por lo tanto descontextualizar patrones
tradicionales de sociorelación en México.
“El termino codependencia surge específica-mente en Estados Unidos
y ha producido un mercado de libros y propaganda que consumimos
irreflexivamente.”
Conceptos descontextualizados en la sociedad mexicana, basada
en solidaridades comunitarias más que en la construcción de modelos
individuales. La preocupación excesiva de los estadounidenses por la libertad
individual puede no ser compatible con la historia y la cultura mexicana,
más orientadas a principios comunitarios de coexistencia.
Se ha demostrado que entre más educación y mas nivel socioeconómico
la gente se preocupa más por los principios de independencia y libertad,
y por usar el término de codependencia como un virus del cual huir, que
podría ser tipificado simplemente como conductas altamente egoístas.
La maestra Natera indica que debe darse una discusión a fondo para
determinar los beneficios clínicos y/o prejuicios sociales desencadenados
por el uso y abuso del término codependencia. “Yo no soy clínica y es
evidente que para los clínicos la realidad es otra .”
Efectivamente, Mario Bejos, psicoterapeuta familiar y especialista en
adicciones, menciona que el término de coadicción es útil como herramienta
didáctica, al enseñarle a la familia su impotencia ante el binomio sustancia
toxica-adicto; como concepto psicológico, porque permite pensar en
comportamientos específicos y hace claro al coadicto de que su intento por
salvar no lleva más que a la complicación del problema; por último agrega
que es útil como entidad diagnóstica, porque obliga al psicoterapeuta a
diseñar un tratamiento específico y bien estructurado.
Bibliografía
González García, Jorge y Helena Manjarrez, Soluciones para convivir con un
alcohólico, México, Concepto, 1987.
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El libro grande de AA, México, Central Mexicana de Servicios Generales AA
1989.
Beattie, Melody, Más allá de la codependencia, México, Promexa, 1992
Addictus. Los que los aman y cuidan: codependientes y coadictos, número
monográfico, año I, núm. 6, junio-julio de 1995, México, D.F., Addictus
S.A. de C. V.
INEGI, Estadísticas
Anexo
¿Es usted dependiente?