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La pretensión
de absolutez
del cristianismo
Desde la Ilustración hasta la
teología pluralista de la religión
Reinhold Bernharcit
-6-
T EO R í A
DE S C L E E
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ
DEL CRISTIANISMO
desde la ilustración hasta la teología
pluralista de la religión
REINHOLD BERNHARDT
Desclée De Brouwer
Título de la edición original:
Der Absolutheitsanspruch des Christentums,
© Gütersloher Verlagshaus Gerd Mohn, Gütersloh, 1993
Traducción:
Manuel Abellá Martínez
Printed in Spain
ISBN: 84-330-1485-4
Despósito Legal: BI-649-00
Impreso: RGM, S.A. - Bilbao
En ningún otro hay salud, pues ningún otro nombre nos ha sido dado
bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos.
(Hechos de los Apóstoles 4, 12).
Quiero dar las gracias a los profesores Dietrich Ritschl y Theo Sundermeier,
que con su amable asesoramiento ha impulsado este trabajo y seguido su de-
sarrollo; a la Facultad de Teología de la Universidad de Heidelberg, que lo
aceptó como trabajo de doctorado; a la Iglesia Evangélica de Hessen y
Nassau, por su apoyo financiero mediante una beca de doctorado y su parti-
cipación en los costes de edición; al Comité Nacional Alemán de la Liga
Mundial Luterana, que hizo posible una estancia de investigación en los EE
UU; a la Sociedad Alemana de Misiones por su decisión de publicarlo; y, no
en menor medida, a todos aquellos interlocutores que, con sus diversas suge-
rencias, han contribuido al logro del objetivo propuesto.
Reinhold Bernhardt
SUMARIO
I. INTRODUCCIÓN 11
I. De forma especialmente enérgica defiende esta última postura el obispo D. Hermann Dietzfelbinger
en su prólogo a Rudolf Baumer et alii (eds.): Weg und Zeugnis, p. 2: "Si no me engaño, nos encontra-
mos hoy en día en medio de una lucha por la fe, en una lucha por la iglesia, en comparación con la
cual, la lucha por la iglesia que se dio en tiempos del Tercer Reich fue una mera escaramuza.Y lo de-
sasosegante de ello es que esta lucha de hoy apenas es reconocida como tal, es en general minimi-
zada y marcha camuflada bajo palabras como pluralismo".
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tensión de absolutez del cristianismo, se fue configurando como un mercado
parto (en el segundo capítulo) de un con libre comercio de productos y opi-
análisis de su forma lingüística en un niones. Los juegos de libre intercambio
enunciado afirmativo. En este primer entre grupos de interés en la constitu-
capítulo, en cambio, tomaremos toda- ción política del Estado; el complicado
vía en consideración la comprensión y conflictivo sistema de atribución de
más amplia del término. roles en la organización social; la multi-
plicidad de interpretaciones de sentido
Intentemos aclarar, en primer lugar, y concepciones de mundo; la posición
en qué dimensiones se despliega esa plu- espiritual del individuo, desvinculada
ralidad a la que he situado en el centro de la autoridad de los reglamentos tra-
de nuestro diagnóstico sobre la época dicionales y entregada a la subjetividad
presente. libre..., todo ello pone de manifiesto un
C o n la fragmentación confesional de mismo fenómeno: la unidad de la orga-
la Reforma saltaron en pedazos la uni- nización política, socio-económica y re-
dad de culto, la unidad de confesión y, ligioso-espiritual del tejido social, man-
con ello, la unidad de fe. Desde este mo- tenida por un principio de autoridad y
mento, y con las convulsiones de la mo- considerada en los siglos anteriores co-
dernidad incipiente, la concepción cris- mo irrenunciable, tendió a dispersarse
tiana del mundo perdió su carácter vin- en una multiplicidad de individuos,
culante universal, garantizado hasta en- grupos y opiniones en mutua compe-
tonces p o r la autoridad eclesiástica. tencia e igualmente legitimados. La es-
C o m o fuerza motriz de este proceso de tabilidad de la vida social común no vie-
emancipación actuaron, en el campo de ne ya garantizada por la unidad - e n el
las ideas, las concepciones ilustradas de contenido- de los fines propuestos, sino
libertad individual, autodeterminación sólo por la existencia de procedimientos
v toterancia (referidas precisamente a umversalmente reconocidos en la confi-
los asuntos de la religión, de la fe y de la guración e imposición de la voluntad.
conciencia moral). Bajo la bandera del Para nuestro presente post-moder-
liberalismo burgués, la opinión pública no, los sistemas que incorporan una
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2. Véase: Peter L. Berger: Der Zwang zur Háresie. 'igion in der pluralischen Gesellschaft.
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3. D.Tracey: Plurality and Ambiguity. Pág. 90. (Traducción:"Un pluralismo semejante esconde en realidad
una plácida confusión en la que cada cual trata de disfrutar de los placeres de la diferencia sin en-
comendarse nunca a un punto de vista particular de resistencia o esperanza").
4. Discuten el tema del "pluralismo", desde diferentes puntos de vista:A. Schwan (especialmente páginas
199-209), H. Kremendahl, F. Nuscheler/W. Steffani, H. Oberreuter, D.Tracey, H. Coward, P.M. Z u e - - s -
H. Spinner, N.Anderson.A. Bsteh, H. G. Geyer.J. Hick, G. Lindgens.A. Race,A.T. Sanon, H. Scbc~e-.s
Véanse también las publicaciones de la Geselhchaft fúr editen religiósen Pluralismus de Zúrich.
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>."En U Fenomenología ."absoluto" se usa sólo como atributo de religión. El concepto de "religión ab-
soluta", en cambio.no aparece, hablándose al respecto de "religión revelada", que será definida más
adelante, en el sistema, como la primera determinación de la "religión absoluta", haciéndose un uso
más limitado del término". H. Glóckner: Hege/-Lex/kon,Tomo I, pág. 14.
i La referencia más antigua que conozco se encuentra en LA. Dorner: Die deutsche Theologie una ihre
éogmatischen und ethischen Aufgaben in der Cegenwart, 1856 Gesammelte Werke, 1883, pág 21 y sig.)
Falta hasta el presente un análisis penetrante de la historia del concepto. El examen léxico de R.
Schafer (Artículo : Absolutheit des Christentums) en HWP, no logra suplir esta ausencia.
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L Rütti. página 45. También E. Troeltsch, Die Absolutheit, pág. 35. Véase también p. 39.
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semejantes de sus relaciones externas. tez del cristianismo. Por el contrario, ios
Por supuesto, también todas las religio- dos modos de uso de esa expresión que
nes de todos los tiempos. El objetivo de hemos señalado hasta la fecha (el del
dicha práctica es la afirmación de la lenguaje coloquial y el del Idealismo
propia identidad y de la propia validez, alemán) resultan demasiado estrechos
i.e., la autoafirmación, dirigida en prin- para poder captar el problema de fondo:
cipio hacia el exterior, pero también ha- Absolutez del cristianismo abarca, un es-
cia dentro. En su contexto más amplio, pectro de significación más amplio que
esa cosa que buscamos y que designa el la concepción hegeliana de una religión
concepto absolutez del cristianismo, el absoluta, en la que el Espíritu llega a la
problema caracterizado mediante ese Autoconciencia. Y el uso coloquial de
concepto, se revela, pues, desde la nece- este concepto, en el sentido de la validez
sidad manifiesta que la religión cristiana única y exclusiva, cubre solamente una
tiene de autodeterminarse frente al ex- de las múltiples concepciones posibles
terior, de ponerse en relación con el en- de la determinación de la validez del
torno extracristiano. La pretensión de cristianismo cara al exterior. La siguien-
absolutez del cristianismo pertenece, te afirmación nos servirá para demarcar
por lo tanto, a la clase de las pretensio- un ámbito amplio del concepto absolu-
nes de validez de carácter relacional, tez del cristianismo (o, en su caso, de la
mediante las cuales el cristianismo toma locución pretensión de absolutez del
posición frente a afirmaciones de ver- cristianismo), sin reducirlo a uno de los
dad no cristianas8. dos significados restringidos: La pre-
Pero esta demarcación general del tensión de absolutez del cristianismo
concepto resulta todavía demasiado determina la relación hacia lo extracris-
amplia. Según ella, todas las determina- tiano de un modo tal que éste experi-
ciones externas de la religión cristiana menta una devaluación. Y a fin de ceñir
deberían caer bajo la expresión absolu- a un nivel operativo (apto a los fines de
8. Lo que deba decirse sobre las relaciones externas del cristianismo se puede aplicar también, en un
sentido más amplio, a la relación, interna, entre cristianismo auténtico e inauténtico (herético).
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esta investigación) esta comprensión del de ir mucho más allá de la historia del
concepto -todavía demasiado holgada- concepto de absolutez esbozada en el
elegiré, de entre el amplio campo de ob- capítulo I. B.l, remitiéndonos más bien
jetos posibles de devaluación, uno con a la historia total del cristianismo. La
valor ejemplar: el de las religiones no función de determinación de relaciones
cristianas. Trataré, por lo tanto, el p r o - con lo no cristiano está presente en la
blema de la determinación de validez religión cristiana - c o m o en cualquier
cristiana hacia fuera como pregunta por otra— desde sus comienzos, asociándose
la relación entre religión cristiana y reli- siempre, con facilidad, a una tendencia
gión no cristiana. De ambas delimita- a la autocomplacencia, a la devaluación
ciones, tomadas conjuntamente, se si- de lo otro no cristiano. El surgimiento
gue que caen bajo el concepto de pre- y aplicación del concepto de absolutez
tensión de absolutez del cristianismo to- en el marco teológico-filosófico del
das aquellas afirmaciones en virtud de Romanticismo, del Idealismo alemán y
las cuales la religión cristiana, su funda- del Historicismo, constituye, no obs-
dor, sus instituciones o sus doctrinas se tante, el momento histórico en el cual
contraponen a otras religiones de forma entra en crisis radical el m o d o tradicio-
devaluativa para éstas últimas. Al final nal de concebir esta tarea; el momento,
del curso de ideas que estamos desarro- por tanto, en que se siente la necesidad
llando aparecerá una tercera delimita- de buscar un nuevo m o d o de funda-
ción, de carácter temporal. mentación. Esta crisis se había iniciado
con la Ilustración. C o n ella se produce
3. HISTORIA DEL PROBLEMA un profundo cambio de paradigmas
que conviene examinar en primer lugar,
Si se plantea la cuestión de dónde,
pues se trata del marco de problemati-
cuándo y cómo se ha manifestado his-
cidad en que surge el debate en torno a
tóricamente este fenómeno de preten-
la absolutez.
sión de absolutez del cristianismo que
hemos descrito como devaluación de A comienzos de la Edad Moderna,
las religiones no cristianas, habremos la determinación de las relaciones exter-
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ñas del cristianismo era antes un pro- do presente, con todos sus pueblos, cul-
blema de teología académica que una turas y religiones, hasta entonces igno-
cuestión vital de auténtica importancia. rados o no tomados en serio; por otro
El cristianismo copaba la totalidad del lado, la mirada en las profundidades de
horizonte de la mayor parte de los la historia puso de manifiesto el carác-
hombres del tiempo, y las religiones no ter del presente como un producto de-
cristianas hallaban sitio, en el mejor de terminado por múltiples factores en un
los casos, en su margen extremo. largo desarrollo. Esta apertura de hori-
Incluso allí donde aparecían como un zontes se corresponde, en lo teológico,
peligro inmediato - c o m o en 1529, con un importante cambio de paradig-
cuando los turcos llegaron a las puertas
mas: En la historia del cristianismo no
de Viena- no se seguía de ellas ningún
es nueva, desde luego, la situación en
peligro teológico. El juicio acerca de
que la religión cristiana se ve presiona-
ellas permanecía incólume.
da p o r otras o tiene que polemizar con
Pero cuando el hombre occidental ellas espiritualmente, desde un punto
dejó de conformarse con despachar de de vista misional (la situación, en suma,
un plumazo las pretensiones de las reli- en que se requiere una apologética).
giones extrañas calificándolas de idolá-
Pero la novedad epocal es que, ahora,
tricas o, por lo menos, de inferiores;
comienza a rebatirse desde el interior
cuando, siguiendo el impulso de exten-
de la propia cultura cristiana la natura-
der el horizonte, se fue conociendo y
lidad con la que, hasta el momento, la
reconociendo cada vez más esas religio-
religión cristiana había afirmado su
nes, saltó en pedazos la autocomplacen-
propia autoridad y superioridad. Cabe
cia de los cristianos. Tras una larga pre-
señalar, a este respecto, cuatro tenden-
paración, este nuevo modo de ver las
cias estrechamente vinculadas entre sí:
cosas tuvo su consagración con la
historización, generalización, racionali-
Ilustración. Se produjo aquí esa doble
apertura de horizontes a la que ya antes zación y antropocentrismo.
nos hemos referido: por un lado se to- - La idea de progreso pasó a ser el re-
mó conciencia de la amplitud del mun- ferente fundamental en todos los
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9. O.V. Jathanna ha tratado el tema desde un punto de vista fuertemente científico-misional. Se ocupa
de los planteamientos de H. Kraemer, G. Hogg.W. E. Hocking y P. Chenchiah.
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2. El concepto de ingenuidad (NaMtái) lo tomo de E.Troeltsch (Die Absolutheit des Chn'stentums pags.
104 y sigs.) y de A. Schweitzer (Das Christentum,p. 56).
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4. Como ejemplos, elegidos al azar, de pretensiones de validez, mencionaremos: "Sólo en Cristo en-
contrarán los hombres de una vez por todas su salvación definitiva"; "En el cristianismo, la esencia
de la religión se ha realizado de la forma más pura"; "Dios se da a conocer sólo en la religión cris-
tiana"; "Sólo en la Biblia se halla la palabra de Dios"; "El evangelio revela, de manera incomparable,
el mensaje único de salvación de Dios"; "Sólo en Cristo puede haber una vida plena".
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Variable x g I g(a) y z p
C o n este esquema debería ser posi- lidez (z), del modo de determinación de
ble aprehender y clasificar todos los la validez (g) y del contenido de la afir-
componentes de una pretensión de vali- mación de validez (p).
dez. Las variables utilizadas pueden ca-
racterizar tanto componentes del enun-
A . EL ÁMBITO DE VALIDEZ ( z )
ciado como funciones enunciativas.
Esta diferencia se puede aclarar me-
Las consideraciones que siguen a
diante un ejemplo en el que ambas co-
propósito del ámbito de validez (z) no
sas dejan de ser lo mismo: se puede es-
tablecer un ámbito de validez espacio- se refieren a la afirmación de validez to-
temporal (z) bien expresándolo como mada en su conjunto (pues ésta viene,
componente autónomo del enunciado como hemos establecido más arriba,
("x vale para todo espacio y tiempo"), constituida mediante subjetividad o
bien dentro de las partes g(a) del enun- universalidad de la validez). Se trata
ciado ("x vale universal/definitivamen- más bien de el campo de validez que se
te") op ("x vale como universal/ defini- afirma para el sujeto de la pretensión
tivo...). N o s centraremos ahora en un (x); en nuestro caso, para el cristianis-
análisis más detallado del ámbito de va- mo. Este puede determinar su ámbito
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6. Hay también un tercer elemento medio entre inclusividad y exclusividad. Lo denomino transgresivi-
dad, designando con ello un estar sobrepasado histórico-procesualmente, que hace aparecer como
ya innecesaria la exclusión (exclusividad) y como ya indeseable la inclusión (inclusividad).
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Los cuadros de diferencias que he- leza del marco de referencia en que sur-
mos establecido nos permiten analizar ge la pretensión de absolutez. C o n ello
las diferentes pretensiones de absolutez superamos el análisis estructural, para
enunciadas para el cristianismo, y tam- plantear ahora la pregunta por su lugar
bién aclarar las definiciones teológicas en la vida y el pensamiento.
de la pretensión de absolutez 9 . C o m o
ya hemos dicho, n o todas las afirmacio- E. EL MARCO DE REFERENCIA DE LA
nes de absolutez se dejarán ensamblar PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ
sin problemas dentro de este marco,
pues es muy distinto el modo en que se Sólo cabe responder de forma muy
formulan y también aquello en lo que general a la pregunta por el contexto in-
hacen especial hincapié. Algunos de sus telectual y vital en el que surge la pre-
elementos pueden quedar omitidos, tensión de absolutez. Es fundamental,
otros remarcados. Variará también el en concreto, tener en cuenta dos cam-
orden en la exposición de los diferentes pos, el de la vida religioso-eclesiástica y
elementos. Las funciones individuales el de la teología científica, con sus rami-
se pueden expresar en diferentes partes ficaciones filosóficas, psicológicas e his-
del enunciado. Por esta razón, en la ter- tóricas. Cada uno de estos dos marcos
cera parte de esta investigación será ne- de referencia influye en la forma, el
cesario, en primer lugar, realizar un tra- contenido y la fundamentación de la
bajo de reconstrucción, a fin de ordenar pretensión.
en modelos los diferentes planteamien- La historia de el concepto de absolu-
tos teológicos sobre la absolutez. tez que bosquejamos en el capítulo
Ahora continuaremos nuestro curso I.B.l surge en el horizonte de la filoso-
de ideas reflexionando sobre la natura- fía de la religión. Cuando se afirma la
9. Como ejemplos citaré:J. Micksch/ M. Mildenberger p. 14 y 17 sig ;Th. Lohmann p. 214. H.Waldenfels.
Der Absolutheitsanspruch, p. 209-2II y 214; Sin nombre de autor, artículo: Absolutheit des Christentums en
la Enciclopedia Brockhaus, tomo I, pág. 26; G. Mensching:To/eranz und Wahrheit, pág I 12 y sigs.; del mis-
mo autor: Wahrheit und Wahrheitsanspruch p. 8; J.Witte: D/e Christusbotschaft p. 12; J. Hessen, p. 10: W.
Kasper, artículo Absolutheit des Christentums en HTTL, tomo I, p. 36.; J. Klein, pág 76; F.Wolfinger, p.4_
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10. Palabras de Colpe en su artículo Religionsphilosophie, en TRT, tomo 2, pág. 258.También J. Klein, artí-
culo Absolutheit des Christentums, en RGG, tomo I, sep. 76.
I I. Remito a: Chr. Link, In welchem Sinne sind theologische Aussagen wahr; H. M. Baumgartner: Philosophie-
Wissenschaft-Religion, en: W. Oelmüller, p. 13-25 (puede verse allí bibliografía suplementaria); W.
Pannenberg: Was tst Wahrheit?, en: Grundfragen, tomo I, págs. 202-222; del mismo autor: Wahrheit,
GewiRheit, Claube, en : Grundfragen, tomo 2, págs. 226-264; mismo autor: D/e Wahrheit Gottes in der
Bibel und im christlichen Dogma, en:W. Ólmüller, pág. 271-285; D. Ritschl: Logik, págs. 56-60.
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mundiales, que, al igual que él, orientan se trata de meras tendencias. Lo mismo
su mensaje de salvación a la totalidad que la problemática soteriológica está
del género humano" 13 . estrechamente vinculada con la teológi-
co-epistemológica, tampoco pueden
Se puede afirmar, con precauciones,
aislarse entre sí los marcos de referencia
que la tradición protestante (orientada
filosófico y religioso. N i que decir tie-
con preferencia hacia lo personal-sote-
ne, ambos conceptos de absolutez -el
riológico) es especialmente afín al plan-
teamiento de la absolutez en términos exclusivo y el superioritario- se en-
de de salvación, mientras que el catoli- cuentran tanto en la teología católica
cismo (más orientado al punto de vista como en la protestante. 14
teológico-revelacionista) tiende, más La decisión, tomada en el primer ca-
bien, a plantearla desde la pregunta por pítulo de este trabajo, de tratar la pre-
el verdadero conocimiento de Dios. gunta por la absolutez ejemplificándola
Por lo demás, la búsqueda protestante en los modos de entender la relación
de la relación a Dios existencialmente entre religión cristiana y no cristiana,
correcta (con su concepción radical del implica renunciar a un tratamiento a
pecado) está más cercana a una respues- fondo del marco de referencia filosófi-
ta en el sentido del dualismo cualitativo co. Si en el presente capítulo, no obs-
de salvación o condena, mientras que la tante, nos hemos dejado y nos dejamos
tradición católica, que aspira a un cono- inspirar por él en diversos puntos, ello
cimiento correcto, sugiere más bien un ha sido, sobre todo, a fin de obtener un
modelo gradual, con su comprensión instrumental metódico para el curso
del pecado como mera disminución de posterior de la investigación y también
la fuerza de autodeterminación moral. material de cara a la interpretación que
En estas diferenciaciones, no obstante, vamos a realizar a continuación.
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15. Como, por ejemplo: C.-F. Geyer: Überlegungen zum Wahrheitsanspruch der Religión im AnschluB an die
These von der "Hellenisierung des Christentums", en :W. Oelmüller, págs. 43-61. La historia del desa-
rrollo de la pretensión de absolutez se presentará, en el siguiente capítulo, a partir de sus diferen-
tes concreciones en la historia de la teología.
I6.W. Philipp: Die Absolutheit des Christentums und die Summe der Anthropologie.
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20. D. Ritschl: Der Fluch der Buchreíigion, Fundamentalismus und Fanatismus. Conferencia, leída en el Día de
la Iglesia Evangélica, Frankfurt 1987. Inédito hasta el momento.
21.W. Pannenberg: Die Wahrheit Gottes ¡n der Bibel und ¡m christlichen Dogma, en:W. Ólmüller, p. 271-28S.
22. E.Troelsch:D/e Abso/uthe/t, último capítulo.Véase también la parte IVA de este trabajo.
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23. K. Jaspers: Der philosophische Claube, p. I I, 70 y sig. Se puede demostrar la corrección de la verdad
racional:"Es válida en general, ahistórica, intemporal, pero no incondicional" (op. cit., p. I I ) . El hom-
bre, por el contrario, vive de la verdad existencial. "Ella es, en la medida en que yo me hago idénti-
co con ella; es histórica en su aparecer, no tiene validez general en su enunciabilidad objetiva, pero
es incondicional" (ibidem).
24. Op. cit., p. 70 y sig.
25. Véase la sección dedicada a G. Mensching en el capítulo III.B.
26. L. Rütti, p. 47.
27. Fundamentalkatechetik, págs 230-237:" No dice nada a favor de las religiones malinterpretar la le-
yenda como historia, la metáfora como concepto, el mito como doctrina". Op. cit., p. 233.
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28. Así, por ejemplo, Ulrlch Mann cuando afirma que "la absolutez del cristianismo (sería) un resultado
de la cientifización de la teología cristiana" (Dos Christentum ais absolute Religión, pág. 39).
29. J. R. Searle: Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje (= Sf>eech Acts.An Essay in the Philosophy of
Language).
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entre cuyos dos pilares se produciría cuando ocurre todo esto, dicha expre-
una transposición inadecuada. C o n ello sión se convierte en depositaría de una
evito los problemas que surgen precisa- pretensión de absolutez, implícita o ex-
mente de ese presupuesto. El punto de plícita. Y allí donde se pasa p o r alto que
partida será, p o r un lado, una concep- la perspectiva es una instancia media-
ción de la verdad en términos perspec- dora en toda pretensión religiosa de re-
tivistas y, por otro, una reflexión de ca- alidad, postulándose en cambio un co-
rácter lingüístico-analítico. nocimiento inmediato de la verdad, del
La pretensión de absolutez del cris- que se eliminan todos los filtros cultu-
tianismo -ésta es mi tesis- surge (1) de rales e individuales en el proceso de re-
una concepción absolutista en la rela- elaboración de la experiencia, allí ger-
ción del hombre con la realidad (reli- mina, crece y florece una conciencia in-
giosa), i.e. desde el supuesto de que la mediata - e inquebrantable- de absolu-
realidad se puede aprehender sin ins- tez. El riesgo es, entonces, esa finitiza-
tancias de mediación perceptivo-psico- ción de lo infinito que se siente legiti-
lógicas, reflexivas o (ante todo) lingüís- mada para disponer libremente de otras
ticas, - d e que se puede aprehender, por formas de finitización. La pretensión
tanto, en una forma pura absoluta, ig- de absolutez tiene su sede en el campo
norando la perspectividad. Y surge de fuerzas entre verdad, lenguaje e his-
también (2) de una comprensión realis- toria, siendo su condición de posibili-
ta del lenguaje. Cuando, en un contex- dad la abstracción de la historicidad de
to religioso, una expresión lingüística todo conocer, hablar y obrar humano,
se despoja de su carácter de signo para al intentar borrar su necesaria vincula-
ser interpretada no ya como receptácu- ción a un contexto vital. Tal pretensión,
lo de la cosa, sino como la cosa misma; con ello, entra en contradicción con la
cuando una expresión trata de hacer ol- constitución histórica del ser-en-el-
vidar que tiene una función, de natura- mundo humano.
leza indicativa, representativa; cuando Se pueden señalar dos puntos extre-
absorbe y reclama para sí misma la ab- mos en la comprensión no perspectivis-
solutez que pertenece a su objeto; ta de la religión y de la realidad, dos
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DEL ANÁLISIS ESTRUCTURAL A LA I N T E R P R E T A C I Ó N
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soluto; (3) restos de una protorreligión; ferentes; todos ellos, en mayor o menor
(4) colección de elementos valiosos pe- medida, llevan a cabo una abstracción
ro aislados; (5) caminos, junto al cris- respecto de los planteamientos realiza-
tianismo, hacia la verdad divina 8 . Th. dos en la historia de la teología; lo mis-
Lohmann enumera -igualmente sin in- mo se presentan como sistema cerrado
tención de ofrecer un esquema cerrado de modelos que como mera enumera-
definitivo- cinco tomas de postura del ción abierta. Algunos autores identifi-
cristianismo frente a las religiones: (1)
can su propio modelo de determinación
El cristianismo es la verdad, las religio-
de la relación interreligiosa con uno de
nes son mentira (Lutero, teología dia-
los tipos nombrados, otros -los más-,
léctica); (2) En el cristianismo (en
utilizan su tipología como mera planti-
Cristo) viene a su cumplimiento las re-
lla, para desmarcarse luego de ella. Se
ligiones, con sus verdades parciales
anuncian, con ello, las dificultades me-
(Brunner, Althaus); (3) El cristianismo
es igual a las religiones en valor y en todológicas que surgen en todo intento
rango (M. Müller, Heiler, Mensching, de esbozar un esquema de modelos. Las
Rosenkranz); (4) Toda religión está resumiré en tres ámbitos de problema-
vinculada a su ámbito cultural ticidad:
(Troeltsch); (5) Lo verdadero y pleno
1. ¿Cómo, por medio de qué ha de es-
no está en ninguna religión, sino sólo
tar constituido el esquema de m o -
en la reunión de todas las religiones
delos, el sistema de modelos?
(Schleiermacher, von Glasenapp). 9
2. ¿Cómo, por medio de qué ha de es-
Esta breve exposición de unos y tar constituido un modelo}
otros modos de clasificación pone de 3. ¿En virtud de qué se realiza la clasi-
manifiesto la incompatibilidad de los ficación de las diferentes plantea-
diferentes esquemas. H a n sido desarro- mientos particulares en uno u otro
llados a partir de cuestiones iniciales di- modelo}
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M O D E L O S DE LA P R E T E N S I Ó N Db A u s u L U . i...
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milia como con aquélla por cuyo nom- - La pretensión de validez única y ex-
bre se le designa. También aparecerán clusiva del cristianismo, con el re-
rasgos que parezcan completamente chazo simultáneo de todo lo extra-
únicos e individuales. Pero el método cristiano.
tipológico, a pesar de ser históricamen-
El carácter horizontal de la relación
te inadecuado, tiene la ventaja de llamar
la atención sobre la continuidad y signi- de absolutez entre religión cristiana y
ficado de los temas fundamentales que todo lo no cristiano tiene sus raíces en
aparecen y reaparecen una y otra vez en una determinada relación vertical entre
la larga pugna de los cristianos con su la revelación divina y la religión huma-
problema permanente "". na. La correspondencia entre las rela-
ciones horizontal y vertical de absolu-
tez se puede describir, de m o d o general,
A. EL MODELO DE VALIDEZ ÚNICA
EXCLUSIVA-DUALISTA
según la regla siguiente (que, cierta-
mente, introduce cierta simplificación
Los dos rasgos determinantes de es- en el fenómeno descrito). Cuanto ma-
te modelo son: yor es la distancia (vertical) entre reve-
- La diferencia cualitativa del cristia- lación y cristianismo, mayor es la con-
nismo (x) respecto de todas las res- tinuidad (horizontal) entre religión
tantes religiones y verdades filosófi- cristiana y religión no cristiana. Y al re-
cas o ideológicas (y), entendida en el vés: cuanto más permeables son las
sentido de una contraposición dua- fronteras entre revelación y cristianis-
lista (verdadero-no verdadero, co- mo, más se ahonda el abismo entre reli-
rrecto-falso, vida-muerte, luz-oscu- gión cristiana y no cristiana. El último
ridad, salvación-condena). de estos dos casos es el típico del mode-
12. H. R. Niebuhr: Christ and Culture, p. 43 y sig. (En el original inglés: Each historical figure will s*-.:«
charaaeristics that are no more reminiscent of some other family than the one by whose ñame he '•r-
been called, or traits will appear that seem wholly unique and individual.The method oftypology. hct'i'
though historically inadequate, has the advantage of calling to attention the continuity and sígmfz;-:* :~~
the greot motifs that appear and reappear in the long wrestling of Christians with their endurmg p^o:>t—
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libre de toda historia. Constituye Cristo. Pero la relación entre este suie-
una auténtica supra-historia. to y el objeto de las religiones no cris-
- A la revelación le corresponde un tianas sigue siendo la misma: una con-
autoridad incuestionable. N i al cre- traposición excluyente entre lo verda-
yente ni al teólogo les está permitido dero y lo falso (religio vera et falsa).
colocarse frente a la verdad de fe di-
vina de otro modo que con humilde 2. VERSIÓN ECLESIOCÉNTRICA
13. Según Schlette: QD, 73 p.74. J. Hick llama la atención sobre la raigambre de este dualismo en la con-
cepción hebrea del camino (GUF. 109): camino estrecho (a la vida) -camino ancho (a la corrupción) —
Mateo 7, 13 y sig); camino de la vida -camino de la muerte (Didaché I); Camino de la luz -cam *>o de
la oscuridad (Carta de Bernabé, 19 y sig); camino del cielo - camino del infierno (Lactancio, InsL VV3J.
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surgió la distinción entre civitas Dei y combinarse con el dualismo del con-
civitas diaboli (o terrena). La ecclesia cepto ontológico - g r i e g o - de verdad.
catholica, aunque no se identificó ple- La verdad es una, es anterior (en tanto
namente con la civitas Dei, trató de en- que ser auténtico u "objetivo") a la rea-
tenderse como su manifestación, como lidad e histórica, y permanece invaria-
corpus Cbristi, comunidad guiada por ble. El momento de exclusividad que le
Christus prcesens. Dios mismo la habría corresponde no reside en la aspiración
elegido como ámbito de su presencia misma a la verdad, sino en la absoluti-
para, desde ella, hacer retroceder a lo zación del principio de no contradic-
que de antidivino hay en el mundo. Su ción. Lo otro de la verdad no puede ya,
Palabra ha penetrado directamente en por tanto, mantenerse como verdad
junto a la verdad. La multiplicidad re-
un espacio sacral sustraído al mundo,
duce el contenido de la verdad. Junto a
siendo recibida, incorporada y conser-
la verdad sólo hay no-verdad, falsedad,
vada p o r él (un espacio de una cualidad
mentira y error. La jerarquía del ser, del
radicalmente distinta de la que corres-
conocimiento y de la lógica se convier-
ponde a los espacios mundanos; un es-
te en absoluto. El cristianismo indenti-
pacio santo, distinguido por Dios, se-
fica esta comprensión ahistórica de la
parado diastáticamente de todos los es-
verdad con la revelación de Dios en
pacios meramente mundanos). D e esta
Cristo, tal y como ésta se manifiesta en
manera, el Espíritu queda materializado
la Sagrada Escritura y se expone, con
y limitado espacialmente. 14 pleno poder, en la tradición eclesiástica.
2. Estos modelos dualistas de expli- Cuando se asumen a la vez el principio
cación del mundo, cuyo origen está, al teológico que afirma que no hay verdad
parecer, en la cultura persa, pudieron (divina) fuera de la revelación, y el prin-
14. La idea del tiempo como opresor es, en cambio, un fenómeno ambivalente para nuestras considera-
ciones. Los movimientos quílíástíco-apocalípticos.que con sus visiones del inminente fin del mundo,
exigen de los creyentes, con seriedad extrema, una conversión a Cristo.se han resistido, a menudo,
a ser canalizados en una perspectiva eclesiocéntrica. No pocas veces, se han mantenido en tensión
frente a la iglesia establecida, propagando un decidido cristocentrismo.
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17. El giro decisivo se produce en I 122, con el con rdato de Worms. Según Kantzenbach en: E. Klinger,
QD. 73, p. 171 ysig.
18. H. Küng: Christsein, p. 617.
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19. Cabe citar, a título de ejemplo, Dtn. 4, 39.Véase H. R. Schlette: Die Religionen, pág. 25. Nota 9.
20. Se suelen citar, como testimonio, los siguientes pasajes del Nuevo Testamento. Marcos 16, 16; 13,31.
Lucos 10, 16;Juan 1, 14; Hechos 4, 12; /Corintios 3,11,10, 22 y sig; 15,21 y sig.; Galotas 1, 8; Efesios 2,
12 y sigs.; 5,8; / Tim. 2,5; Hebreos 9, 12.
Respecto al punto de vista neotestamentario en la concepción del entorno religioso, véase: E. Benr Ideen,
p. 436 y sig.; 473-483; G. Lohfink; G. Rosenkranz: Der christliche Claube, p. 106-131; G. Mensching, Der offene
Tempel, p. 35-38; H. U. v. Balthasar: Die Absolutheit des Chñstentums, p. 132-135;Th. Lohmann, p. 219; J. Eckert;
Fr. Heiler, Die Frage, p. 5 y sig.; U. Mann: Das Christentum ais absolute Religión, p. 5 y sig.; H. Kraemer: Religión
und chrisliche Glaube, p. 254 y sigs.;A Kimme, p. 146-149;J. Heislbetz, p. 25-30.
21. Su polémica antifilosófica culmina en el lema "¿Qué tiene que ver Atenas con Jerusalén?" (De
Prsescriptione Hsereticorum 7,9 en: Corpus christianorum, Series Latina I, p. 193).
22. Cartas, 73, 21; en C. S. E. L. vol III, pars II, p. 795.
Para las interpretaciones y reinterpretaciones de esta frase en la historia y el presente véase: J.
Ratzinger: Das neue Volk Gottes, p. 339-361; O. Karrer : Das Religióse, p. 220-224; H. Küng: Christentum
undWeltreligionen, p. 53-55. Del mismo autor: Christsein, p. 97 y sigs. y especialmente p. 107-109; del
mismo autor: Die Kirche p. 371-378; H.J.Türk, p. 18-28; P. Knitter: Ist das Christentum, p. 404, nota 8:
H. Waldenfels: Christentum undWeltreligionen, p. 347 y sig.; H. Fries: Das Heil in Christus , en (mismo
autor): Heil in den Religionen p. 236-238. L. Kolakowski: Toleranz und Absolutheitsansprüche, p. 26 y sig.:
J. Brosseder: Die anonymen Christen; G. D'Costa, p. 73-85.
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23. Respecto de la verdadera religión, antes de Cristo, véase la cita de San Agustín en las ejemplificacio-
nes histérico-teológicas de III.C.
24. El concepto de "teología de cruzada" -y su caracterización- lo tomo de E. Benz, Ideen p. 440-443.
Compárese G. Mensching: Der offene Tempel, p. 41; G. Rosenkranz: Der christliche Claube, p. 150 y sig.
25.Véase cap III.C.
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validez entre la religión cristiana y las lación o, por lo menos, no hay revela-
demás sólo se puede afirmar desde el ción de salvación. C o m o fuentes de la
presupuesto de que Cristo obra en el automanifestación divina pueden valer
cristianismo auténtico. Sólo así cabe únicamente las Santas Escrituras y la
distinguir entre esta religión y las res- anunciación operada por el Espíritu. Y
tantes, instalándola un nivel cualitativa- hasta incluso a éstas les corresponde
mente nuevo. una autoridad derivada: permanecen es-
trechamente vinculadas a Cristo.
Concreción del modelo anterior en la histo-
La comprensión de la revelación en
ria de la teología:
términos de permacencia y espacialidad
Bajo las condiciones históricas e his- (con su alta estima de la tradición doc-
tórico-espirituales del final de la Edad trinal, entendida como segunda fuente
Media, la Reforma realiza un importan- de revelación) tiene, aquí, que ceder el
te cambio de paradigma: la pretensión paso a una comprensión de tipo tempo-
de validez abandona el cristianismo (la ral-puntual. En este nuevo sistema de
iglesia cristiana) para instalarse en su referencia, la revelación de Cristo se ve
origen y contenido central: el aconteci- como algo concluido, perfecto; el tiem-
miento y el mensaje de Cristo. El cam- po en que ocurrió está en el pasado, es
bio de sujeto (x) de la pretensión de ab- pasado de una vez para siempre, inexo-
solutez viene acompañado de una in- rablemente. Desde allí sigue refulgien-
tensificación de la soteriología, situán- do hacia el presente y el futuro.
dose en primer término la relación exis-
tencial entre Cristo y el creyente y rein- Según Martín L U T E R O , el cristia-
terpretándose en ese sentido el concep- nismo es la vera et única religio, totali-
to de revelación, hasta entonces pura- ter alter frente a las restantes religiones.
mente abstracto. Sólo en Cristo {solus La diferencia fundamental entre ésta y
Christus) ha dado Dios a conocer su las demás religiones está en su modo de
Palabra, eficaz para la salvación de los aproximarse a la salvación. Las restan-
hombres. Fuera de Cristo no hay reve- tes religiones tratan de asegurarse la
87
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por ellos37. Aquí reaparece ese absolu- cristiano; lo que hace es ejecutar teoló-
tismo del espíritu combatido ya por gicamente la absolutez misma. Barth li-
Pablo en Corinto, pero que irrumpió bera a la revelación de toda referencia a
en los movimientos heréticos de la la religión38. Su planteamiento ha ejerci-
Edad Media y en la denominada ala iz- do un influjo inmenso sobre la com-
quierda de la Reforma. Al igual que la prensión de la religión (o de las religio-
iglesia medieval creía poseer la verdad y nes) dentro de la teología evangélica. El
la salvación en el sacramento, los espiri- concepto mismo de religión llegó a ser
tualistas creen poseerla en el Espíritu. caracterizado de una forma tan fuerte-
En ambos casos se arrincona al "todavía mente negativa que se hizo imposible
no en ravor del ya . su aplicación al cristianismo. La histo-
K A R L B A R T H desarrolló el tipo de ria ulterior de este modelo de absolutez
planteamiento exclusivo-dualista carac- es, en general, la historia de las conse-
terístico del siglo XX, en una concep- cuencias de la teología barthiana de la
ción que se nutre, a la vez, del punto de religión.
vista cristocéntrico y de la crítica de las Barth había partido siempre de que la
religiones. La relación vertical de abso- religión (como religiosidad) es algo pro-
lutez, entre la revelación (Cristo) y las pio del ser del hombre, y en su Epístola
religiones en general, prevalece sobre la a los romanos llegó incluso a valorarla de
relación horizontal entre la religión forma parcialmente positiva 39 . B O N -
cristiana y las demás. Dicho plantea- H O E F F E R , en cambio, radicalizó el
miento no se limita a enunciar una pre- punto de partida barthiano, negando la
tensión de absolutez para el mensaje existencia de disposiciones religiosas in-
37. Según E. Benz, la ideología de la cruzada experimentó aquí un renacimiento en el plano religioso, por
la necesidad de controversia espiritual como las religiones extrañas (Ideen, p. 451). Fr. Heiler consi-
dera que "la lamentable interpretación según la cual el paganismo no es sino un mar de oscuridad"
es el motivo de las primeras misiones protestantes (D/e Frage, p. 8). Compárese G. Mensching: D;-
offene Tempe!, p. 45; J. Micksch/M. Mildenberger, p. 20.
38.Véase el capítulo IV.B.
39.Véase un resumen en Knitter: Chnstomonism, pp. 110-113.
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46. Londres, 1938. La edición alemana es de Z ü r i c h , 1940. En lo sucesivo, las citas entre paréntesis se re-
fieren a la edición alemana de este libro.
47. W. Andersen (pp. 41-51) estudia el influjo de esta obra en la conferencia mundial de misiones que
tuvo lugar en Madras en 1938.
48. " C r i s t o , en tanto que medida última, es la crisis de toda religión, de las no cristianas lo mismo que
del cristianismo empírico" (p. 102). Nunca podrá haber un tránsito gradual desde el mundo de las
religiones al mundo de la revelación. Cristo exige una ruptura radical. Esta es la tesis de Kraemer.
49. Compárese el título programático: Restablecimiento de la comunicación en H. Kraemer: Die
Kommunikation des christlichen Glaubens, 1958, p. 84 y sigs. Luego: H. Kramer: Religión und christliche
Glaube,, 1959. Según su propia confesión, en esta obra, y frente a 1938, Kraemer subraya que "las re-
ligiones no cristianas son importantes logros humanos" (p. 8. Véase también pp. 84-86 y su crítica a
Barth pp. 188-193. En igual sentido:Wesho/b gerade das Christentum?, p. 109 y sigs.), lo cual no cambia
nada respecto de la pretensión de exclusividad para el cristianismo (pp. 332-334 + 368).
50. De la teología misional de H, Kraemer se ocupa extensamente O.V. Jathanna, pp. 62-144 y 248-26C
La controversia de Kraemer con Barth aparece en las páginas 484-492.
5 1 . Ideen, p. 455 y sig.
52. Offener Tempel, p. 60 y sig.
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feridas a los dogmas teológicos y a las absolutez apunta más bien al momento
instituciones eclesiásticas) y el núcleo normativo de la validez, pero, en su uso
interno del cristianismo, que se realiza efectivo, ambos conceptos se sitúan en
en la vida personal. Este modo de de- una y la misma esfera (en la medida, al
terminar la "esencia" del cristianismo, menos, en que son empleados dentro
que es básicamente protestante, fue es- del marco filosófico -i.e., hegehano- de
pecialmente desarrollado por el pietis- referencia propio del siglo XIX).
mo, para el que lo esencial del cristia- N o podemos reproducir aquí toda la
nismo era una piedad cordial verdadera discusión en torno a la esencia del cris-
(i.e., fruto de la conversión y el renaci- tianismo. Tiene su momento culminan-
miento). Zinzendorf, por ejemplo, p r o - te en la obra de A. v. Harnack La esen-
testa, por un lado, contra la maldita re- cia del cristianismo (1900), y su sistema-
ligión de los cristianos, exigiendo, por tización crítica en los escritos de E.
otro, la proclamación del evangelio60. Troeltsch La absolutez del cristianismo
Esta corriente de pensamiento confluye (1902) y ¿Qué significa "esencia del
con la Ilustración (y su distinción entre cristianismo"? (1903) (Véase el cap.
lo causal histórico y lo racionalmente IV.A). Frente a v. Harnack, quien veía la
necesario) al hablar de la esencia del esencia del cristianismo en la predica-
cristianismo, -tal y como ésta se enten- ción intemporal del reino de Dios reali-
día en los siglos XVIII y XIX, en estre- zada por Jesús, Troeltsch la consideraba
cho parentesco con el concepto de ab- situada en el curso de la historia, por lo
solutez. Bien es verdad que el concepto que su determinación no podría ser
de esencia tiende a determinaciones de nunca definitiva. La determinación de
carácter fenomenológico-descriptivo, dicha esencia sería tarea de la ciencia
mientras que el discurso en torno a la empírica de la historia. 61
60. Según H.W. Gensichen: D/'e christliche Mission in der Begegnung mit den Religionen, p. 82. Sin indicar la
procedencia de la cita; vide p. 87 y sig.
6 1 . Bibliografía: H. Wagenhammer; F. C o u r t h ; C. H. Ratschow, artículo: Wesen des Christentums, en
RGG(3); S. Sykes; R. Scháfer, artículo:Wesen des Christentums, en H W P ; mismo autor: Wekhen Sinn hat
es ... Allí, en pág 346 y sig., nota 52, se encuentran más referencia bibliográficas.
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les, su relación con la religión de la hu- senté en los modelos exclusivos de ab-
manidad (esencial y necesaria) sería la solutez desarrollados con anterioridad
misma que hay entre accidente y subs- a la Edad Moderna, sólo que entonces
tancia. Todo lo mutable, variable y me- era todavía posible identificar sin más la
ramente particular (i.e. todo lo históri- religión cristiana con la verdad misma,
co v, con ello, toda religión histórica y mientras que, ahora, el lugar del
positiva) sufre esta devaluación, siendo Absoluto sólo lo puede ocupar la ver-
relegado al campo de lo inesencial. Lo dad racional (abstracta).
esencial sólo surge en el ámbito de las
El principal representante de esta
verdades generales de razón propias de
posición es G. E. LESSING.
una fe de la humanidad con carácter na-
En correspondencia con su distin-
tural, i.e. dada al hombre en virtud de ción entre verdades eternas de razón y
su propia naturaleza, innata. Las reli- verdades históricas accidentales 64 , Le-
giones naturales se encontrarían, frente ssing ve el núcleo esencial de la religión
a ella, en la relación de escorzos respec- cristiana (histórica y relativa) en una re-
to de un ideal. Y estarían subordinadas ligión natural de la humanidad y de la
a ese ideal en la medida en que serían razón, que sería innata para todos los
sus vehículos, sus formas de realización hombres. Para superar la tensión entre
y expresión sensible y sus encarnacio- religión positiva y religión racional,
nes temporales e históricas. Su realidad, Lessing acude a la idea de desarrollo: El
no obstante, no alcanzaría nunca la ple- Cristianismo puede irse superando has-
na autenticidad; su ser no alcanzaría ta convertirse en religión racional, en
nunca el deber ser. C o n ello se retoma un proceso infinito de aproximación,
la distinción, propia de la metafísica realizando así su auténtica esencia (per-
griega, entre fenómeno variable y nú- fectibilidad del cristianismo). Este cami-
cleo esencial invariable y verdadero. no, en principio, está también abierto a
Dicha distinción había estado ya pre- las demás religiones 65 . Todas ellas - c o -
02
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66. Werke, tomo 8 pp. 489-5 10, especialmente: 72, i. 505 y 76 sig.; p. 506 y sig.
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
67. Una presentación breve y excelente de la comprensión romántica del mundo, el hombre y la histo-
ria puede encontrarse en la introducción de R. Otto a los Discursos de Schleiermacher en la edición
conmemorativa del centenario, págs XXI-XXIV.
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las Santas Escrituras prohiben que al- verso; por otro, en la predisposición re-
gún otro libro pueda convertirse en ligiosa común a todos los hombres (p.
Biblia (p. 305). 144). Al insistir en la independencia de
Para Schleiermacher, la religión cris- la religión -como una provincia del
tiana no puede pretender exclusividad o Espíritu P. 37 7 1 "- frente a la metafísica y
validez única, y tampoco un carácter la moral, frente al pensamiento y al
último o definitivo que abarque todos obrar, la pura teoría y la pura praxis,
los tiempos. Esto es así porque la histo- Schleiermacher obtiene u n concepto
ria de la religión sigue en movimiento, psicológico de religión que resulta apli-
producirá nuevas formas positivas de cable a toda forma de religiosidad: Su
religión y, con ello, hará que el cristia- esencia no es ni pensamiento, ni obrar,
nismo histórico se quede en cosa del sino intuición y sentimiento (p. 50).
pasado (p. 307-311). Intuición del universo -provocada por
De la doctrina de las religiones desa- éste mismo, sentido y gusto de lo infini-
rrollada por Schleiermacher se pueden to (p.53)72.
extraer los dos axiomas que, como vi- Pero no obstante, la religión univer-
mos, tenían carácter constitutivo para el sal única e infinita no se da a conocer en
modelo de absolutez entendida como un concepto abstracto, sino sólo en las
superioridad jerárquica: continuidad religiones positivas. Se individualiza en
esencial y última de todo lo religioso y ellas cuando, por libre arbitrio, una de-
superioridad de la religión cristiana. terminada intuición del universo es ele-
vada al rango de centro de una religión
Continuidad de todo lo religioso (p. 259 y sig). Schleiermacher presupo-
La continuidad esencial de todo lo ne, por tanto, que la multiplicidad de
religioso tiene su fundamento, por u n las religiones y su diversidad es algo ne-
lado, en la revelación universal del uni- cesario e inevitable (p. 238). Cada una
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aparecer como caos, como multiplici- 301) y pregunta en qué relación se colo-
dad, como unidad o como unidad en la ca esta esencia, presupuesto de toda re-
multiplicidad) abre la posibilidad de ligión, frente a la intuición fundamental
distinguir niveles de la religión (p. 240). de la religión positiva concreta.
Schleiermacher, p o r lo demás, no lleva a Comparada con la idea fundamental del
la práctica el programa de evaluación de judaismo, petrificado en la letra muerta
las religiones aquí sugerido. La razón (la idea de una recompensa general e
de esa abstención es que, de hacerlo, inmediata p. 287)73, la intuición origina-
nos encontraríamos un escalonamiento ria del cristianismo aparece como más
de clases (p. 241) que no podría tradu- noble, más elevada, más digna de la hu-
cirse directamente en una gradación de manidad adulta, capaz de calar más
religiones concretas individuales. hondo en el espíritu de la religión siste-
Habría que distinguir claramente entre mática, más ampliamente difundida por
las clases y los individuos (p. 255-257); todo el universo (p. 291 )74. El cristianis-
las clases estarían entre sí en disconti- mo, pues, ha elevado al rango de intui-
nuidad cualitativa (p. 240 y sig). Por ción central aquello que, propiamente,
ello no sorprende que Schleiermacher constituye la esencia de toda religión, la
no aplique esta gradación para tratar de esencia de la religión: la mediación en-
mostrar el valor superior del cristianis- tre lo infinito y lo finito. Nunca se ha
mo. En lugar de ello, parte de un con- idealizado la religión tanto como en el
cepto general de la esencia de la religión cristianismo... (p. 295).
(en concreto: la idea de que todo lo fini- Así, según Schleiermacher, no se
to necesita de una mediación superior puede pretender absolutez (en el senti-
para poder vincularse a la divinidad p. do de validez eterna y universal) para el
73. "No es otra que la de la tendencia opuesta de lo finito frente a la unidad del todo, y el modo en que
la divinidad aborda esta tendencia opuesta..." (p. 291).
74. "Lo que mejor distingue el carácter del cristianismo es el hecho de que éste, en la intuición funda-
mental que le es más propia, intuye más y mejor que nadie el universo en la religión y en su histo-
ria, que hace de la religión materia de la religión, siendo, con ello, una potencia superior de la mis-
ma..." (p. 293 y sig.).
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78. Como bibliografía adicional: M. Theunissen; E. Schmidt; W. Jaeschke; R. Leuze: D/e aulierchristlichen
Religionen bel Hegel; K. Lehmann: Absolutheit des Christentums; W. Kern: D/e Universalitat.
Véase también la exposición del debate de Troeltsch con Hegel en IV. A. Las referencias entre pa-
réntesis se refieren a las Obras Completas de Hegel, mencionando tomo y página.
79. Más extensamente en M.Theunissen: Hegels Lehre vom absoluten Geist.
80."La sustancia, la esencia del Espíritu es la libertad ... El espíritu es el ser-por-sí-mismo. Esto preci-
samente es la libertad" (12/30).
110
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8 I. La religión es un medio del Espíritu. Éste sabe |ue puede hacer uso de ella, pero que también ;_=-
de echar mano de otros medios..." (16/104).
I II
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
cho de que ésta tiene, esencial e inme- Dios, es también un saberse de Dios en
diatamente, la forma de la autocon- el hombre (10/374).
82
ciencia{2>/552) . La religión absoluta es Hasta elevarse a esta conciencia de sí
la autoconciencia de Dios (17/187). N o mismo, el Espíritu divino atraviesa cin-
es solamente un saberse del hombre en co grados de religión (16/251 y sigs)83:
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102. "Historia es la realidad en su totalidad" (Pannenberg: Heilgeschehen und Geschichte, en: mismo autor:
Grundfragen systematischer Theologie, tomo I, p. 27).
103. Este criterio también da pie a la crítica, por cuanto aquí se hace dei éxito (en la apropiación reli-
giosa de la realidad) el criterio que confirma o desmiente su contenido de verdad. U. Schoen habla
por ello de un "darwinismo religioso" (p. 100). En J. Hick habremos de encontrar una idea muy se-
mejante.
104. Pannenberg: Was ist der Mensch, p. I I.
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105. Dios es el Señor del reino venidero,"el poder -determinante del presente- del futuro pensado des-
de su futuridad, desde su venir" (p. 292) Él es anterior a todo tiempo, a toda historia, a toda religión
y, con ello, a todo futuro; transformando sus anteriores manifestaciones en nuevas apariciones.se en-
cuentra siempre a sí mismo. Resulta, por tanto, completamente impensable una experiencia de Dios
cualitativamente nueva, en virtud de la cual todas las anteriores resultaran meramente provisionales
106. Dios, como fundamento único y misterio único de toda realidad puede -lo mismo que la historia en-
tera- ser entendido de diferentes maneras. Esto conduce, según Pannenberg, a una disputa a propo-
sito de qué comprensión (religiosa) de la realidad es la adecuada.
107. Pannenberg expone su comprensión positiva de este concepto en la página 268. Véanse las cDse--
vaciones críticas de F.Wagner al respecto en: Über die Legitimitat, p. 43 y sig.
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I 10.También en una revelación general o en un cristianismo implícito, respecto del cual se puede aducir,
como fundamento, la idea de una mediación a través de la creación. Es notoria la proximidad de es-
ta cuestión al debate en torno a la expresión filioque.
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4. PRIMERA IDEA MOTRIZ: UN/VERSAL/DAD mience a actuar entre ellos sólo desde el
momento en que se hacen cristianos. Ya
En el modelo exclusivo-dualista, el
desde la eternidad ha estado obrando
cristianismo (el mensaje cristiano) era
entre ellos. Cuando desea conducirlos a
entendido como un caso particular es-
la fe en Cristo no pisa, por tanto, terre-
pecial, un individuo sui generis, que se
no desconocido. La predicación y la mi-
reserva la salvación y la verdad para su
sión cristiana pueden tomar como pun-
propio ámbito de validez. Este ámbito
to de apoyo estos antecendentes.
de validez está ceñido a la institución de
la iglesia cristiana o, en su caso, a la co-
5. SECUNDA IDEA MOTRIZ: LA IMPORTANCIA
munidad de los verdaderos creyentes.
DE LA CRISTOLOGÍA
El acontecimiento y el mensaje de
Cristo, desde luego, están dirigidos a Mientras que, de entre los planos
todos los hombres, pero tal don de gra- arriba mentados, el "inferior" se extien-
cia sólo puede verificarse dentro de la de a la totalidad de la humanidad (esta-
comunidad de los santos (independien- bleciéndose en él la pretensión de abso-
temente de cómo se entienda esta últi- lutez como pretensión de universali-
ma). Y viceversa: Allí donde se realiza, dad), el plano "superior" permanece re-
se produce su ingreso en la comunidad. servado a los cristianos; postulándose
En lugar de este planteamiento parti- en todo momento la validez única del
cularista - o , por lo menos, en coexisten- contenido central del cristianismo. La
cia con él- aparece ahora la idea de uni- idea de universalidad no conduce, pues,
versalidad, tal y como se nos presentara en modo alguno, a rebajar la afirmación
ya en el modelo de la superioridad je- del solus Christus. En última instancia,
rárquica. C o n ello se produce una im- sólo puede haber verdad y salvación
portante matización. Junto a la idea de desde Cristo y en referencia a Cristo. A
solus Cristus se hace ahora valer con más ello se dirige la actividad universal de
fuerza la generalidad del obrar de Dios. Dios. N o puede dejar a los no cristia-
Y los no cristianos reciben una mayor nos satisfechos en su propio estado; de-
consideración. Se niega que Dios co- be ponerlos en camino hacia Cristo.
130
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LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL CRISTIANIinu
I 11.Testimonios bíblicos de la universalidad del obrar de Dios: Génesis I y sig., Gen, 6-9; toda la tradición
sapiencial tiende a ello; Moteo 7, 21 y sig.; 8, I I y sig.; 25, 31 y sigs.; 28, 18 y sigs.; Lucas 13, 29; Juan
1,9; Hechos 10, 34 y sig.; 14, 17; 17, 22-31; / Romanos I, 18 y sigs.; 2, 14 y sigs.;/Tim 2,4; / Pedro 3, 18-
22; Apocalipsis 7, 9.
Testimonios sobre la universalidad del culto a Dios: Mal. i, I l;Mot. 8, 10; 15, 28;Juan 4,22 y sig; Fi/.
4,8.
112. Para este proceso de "helenización" véase: C-F Geyer: Über/egungen zum Wahrheitsanspruch der
Religión im AnschluB an die These von der "Hellenisierung des Christentums", en: W. Oelmüller:
Wahrheitsansprüche, p. 43-61.
H3.P.T¡llich:GW.V. p. 67.
I 14. El estoicimo refería todavía primariamente el logos spermatikós al devenir de las formas naturales.
Según W. Kelber, p. 159.
I 15.Vgr: Justino: Apología I, 44: "En todos los escritores y poetas (griegos) hay semillas de la verdad".
132
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116. Justino: Apología I, 5; II, 10 "Cristo fue y es el Logos que vive dentro de cada cual"; Apología I, 46:"La
humanidad entera participa de Cristo, el primogénito de Dios".
'•• 17. "Aquellos que vivieron de acuerdo con el Logos son cristianos, aun cuando se los tenga por impíos.
como Sócrates y Heráclito, entre los griegos, o Abraham, Ananías, Azarías, Misael y Elias entre los
bárbaros..." (Justino, Apología 1,46).
«18. Justino: Apo/. II, 13.
133
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larga fase preparatoria. Esta fase, no del islam. Se hizo necesaria entonces
obstante, termina con la aparición de una revisión de la imagen optimista de
Cristo como portador de la revelación la historia de las religiones fundada en
divina. Por eso, este modelo sólo per- la distinción "cristiano-precristiano",
mite conceder validez inclusiva a verda- para la cual el cristianismo era el punto
des /^re-cristianas (y sólo en la medida de convergencia de toda verdad.
en que no se opongan a la revelación
cristiana). El modelo no da para más, si b) "Una Religio in Rituum Varietate"124
bien es verdad que cuando surgió no La doctrina del logos spermatikós
había todavía planteamientos claramen- determinaba la relación entre el cristia-
te opuestos al cristianismo, o desarrolla- nismo y las verdades extracristianas se-
dos en reacción a él, que desafiasen a es- gún la polaridad que existe entre prepa-
ta joven religión a determinar sus rela- ración y cumplimiento, dispersión y
ciones frente a ellos. La relación entre reunión, imperfección confusa y clari-
verdad cristiana y extracristiana no te- dad perfecta. C o n N I C O L Á S D E C U -
nía necesidad, por ello, de explicitarse SA se añade el criterio unidad-multipli-
de forma delimitante, como coexisten- cidad. C o n él, además, serán por prime-
cia o confrontación. Bastaba con que se ra vez las religiones - y no meros puntos
planteara de manera inclusiva en los de vista extracristianos aislados- el ob-
términos de antes y después. Esta con- jeto de la discusión sobre la absolutez.
cepción perdió su fuerza explicativa Todas las religiones son, según el
con la revolución que, para la historia Cusano, quídam locutiones verbi Dei
de las religiones, supuso la irrupción sive rationis ¿eternte'2í. El Dios único,
124. Nicolás de Cusa: De pace fidei, 6 en: Nicolai de Cusa: Opera Omnia, vol.VII, p. 7, línea 10 y sig. (religio
una in rituum varietate); veáse hasta línea 19.
Tu ergo, qui es dator vitas et esse, es Ule qui in diversis ritibus differenter quseri videris, et in diversis nomi
nibus nominaris... (De pace fidei 5, op cit, pág 6, línea 14-16).
Bibliografía sobre la teoría de la religión del Cusano: E. Gilson, pp. 154-179; M- Seidlmayer: Una reli-
gio; mismo autor, an.:"Nikolaus von Kues", en RGG(3), tomo 4, sep. 1490-1492.
125. Citado por M. Seidlmayer: Una religio, p. 150.También en RGG (3) , tomo 4, sep. 1491
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132. El propio U. Mann es sensible a esto cuando escribe: "La doctrina del Cristo cósmico ha de ser re-
pensada en el futuro, desde la teología y la psicología de las religiones, con más intensidad de lo que
lo ha sido hasta ahora" (Das Christentum, p. 214).
133. Sobre de la doctrina del "cristiano anónimo" véase IV. C.
134. Citaremos, como ejemplo, la pía ¡nterpretatio del Corán realizada por Nicolás de Cusa.
138
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135. Se trata de una relación entre dos planos, entre piso inferior y piso superior." La naturaleza consti-
tuye -con anterioridad lógica y como condición de posibilidad- el sustrato de lo sobrenatural.
Constituye -en términos aristotélicos- la substancia para el accidente, la materia para la forma, la
potencia para el acto. Lo supranatural constituye -objetivamente suprapuesto, como realización— ef
complemento entitativo (superadditum) y la perfección (perfectio) de la naturaleza" (G. Kraus. p.43).
139
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
bres por establecer una relación con El modelo "clásico" que acabamos
Dios a partir de la naturaleza racional de esbozar sobre la ordenación entre na-
del hombre. Estos esfuerzos no son ab- turaleza y gracia, con su aplicación a la
solutamente estériles, p e r o resultan relación entre lo cristiano y lo extracris-
siempre incompletos. tiano, se remonta a Tomás de Aquino.
En segundo lugar, la religión cristia- Pero su irrupción epocal, para dar lugar
na ya no tendrá que rechazar todo lo a una apertura inclusivista al mundo ex-
extracristiano como mera corrupción tracristiano, se produjo, ya con anterio-
funesta. Puede, p o r el contrario, aceptar ridad, en el pensamiento de P E D R O
como paso previo el conocimiento "na- A B E L A R D O y su ética de la motiva-
tural" de Dios producido por la luz de ción: quien obra en conciencia y según
la razón, elevándolo luego, con su pre- su entendimiento no se hace culpable,
dicación, a un plano cualitativamente aun cuando su conciencia yerre. Por
distinto. Y superándolo en ella. Estos tanto, si para poder hablar de culpa de-
prdeambula fidei pueden ser incluso ne- be darse una intención perversa, los pa-
cesarios. ganos que ignoran el cristianismo no tie-
C o n la mirada puesta en los dos ras- nen culpa. Si a esto se añade el reconoci-
gos determinantes del modelo de duali- miento que el propio Abelardo hacía de
dad inclusiva se puede decir que la na- la razón natural humana, se sigue la idea
turaleza racional general del hombre de que hay grandes sabios de la
asegura la universalidad de la religión, Antigüedad que han sido, en lo esencial,
i.e. la continuidad inclusiva de todo lo cristianos." 6 T O M Á S habla de una fe
religioso. La diferencia cualitativa que implícita en Cristo en todos aquellos
funda la dualidad entre cristianismo y que creen en la actividad salvadora de
paganismo se produce con el donum Dios137. La teología católica de la religión
superadditum de la gracia y / o la revela- siguió mayoritariamente este plantea-
ción. miento, incluso allí donde se proponía
140
M O D E L O S DE LA PRET N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
como tarea una más nítida delimitación C o n la caída desapareció la iustitia ori-
de la ruptura entre revelación y razón. ginalis, convirtiéndose la imago en ins-
En sentido sistemático, la derivación trumento del pecado. Al Verbo divino
de la relación entre religión cristiana y le corresponde la tarea de volver a crear
extracristiana a partir de la relación en- el antiguo Adán. La relación entre na-
tre naturaleza y gracia depende, en lo turaleza y gracia tiende aquí, por tanto,
esencial, de la estimación que se tenga a la diferenciación radical y a la delimi-
de la naturaleza humana: cuanto más tación excluyente. Sería por ello de es-
radical se entienda su destrucción como perar que una teología protestante de la
consecuencia del pecado original, más religión, al aplicar este patrón, cayera
grande será el abismo entre ella y lo so- más bien del lado del modelo de la ex-
brenatural, entre hombre y Dios. "La clusividad dualista. A pesar de ello, ya
respuesta será distinta dependiendo de los mismos reformadores hablan de
cómo se entienda a la naturaleza, como "restos" de la imago. Esta tradición lle-
criatura caída, como resto de esencia ga hasta Emil Brunner, que distingue
ontológica que permanece sano, como entre aspecto material y aspecto formal
natura pura abstracta, o como realidad de la imago y habla de un "punto de
del ser permanentemente sostenida y vinculación".
regida por la gracia"138. Las opciones
son: perfecta separación entre dos pi- f) Ley y evangelio
sos, orientación tendencial de la una a la El modelo de contraposición ley-
otra o penetración de la naturaleza por evangelio, desarrollado p o r la T E O -
la gracia.
L O G Í A D E LA R E F O R M A , está me-
La tradición protestante entiende nos orientado a los aspectos metafísi-
que la naturaleza del hombre está p r o - cos, ontológicos y supranaturalísticos.
fundamente corrompida, renunciando Tampoco es tan gnoseológico, revela-
así a la diferenciación entre una imago cionista y suprarracionalista como la
conservada y una similitudo perdida. especulación en torno al Logos o el
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LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
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148. En Der angefochtene Giaube, p. 261 la contrastación es todavía más nítida: "En las religiones se trata
de autojustificacíón por cumplimiento de la ley. En la fe se trata de entrega de sí mismo en la ca-
rencia de ley". En Die MogUchkeit, p. I 14 se dice, mucho más prudentemente, "que las religiones no
cristianas se oponen , en el modo de la ley, al cristianismo como modo del evangelio..." (subrayados
de R. B.)
49. D/e Religionen und das Christentum. P. 126.
50. Op. cit., p. 88.
151 .Véase su artículo: Absolutheit des Christentums en:TRT; y su artículo: Teologie der Religionen, en: Lexicón
missionstheologischer Grundbegriffe.
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
de absolutez aquí descrito, aunque sin de Dios con el principio del solus
abandonar el esquema ley-evangelio 152 . Christus, se recurrió a las categorías de
Podemos, por ello, repetir aquí - a u n - generalidad-naturalidad-racionalidad,
que con p r e c a u c i ó n - el juicio de p o r un lado, y especialidad-sobrenatu-
Nürnberger, según el cual Ratschow ralidad-revelabilidad, por otro, distin-
"no examina nunca las otras religiones guiendo con ellas:
en sí mismas y en tanto que tales ..., si- - respecto de la revelación (Hollaz):
no únicamente el cristianismo, presen- revelado generalis (sive naturalis)
tado desde el escorzo que supone su y revelado specialis (sive supranatu-
diferencia o semejanza con otros fenó- ralis)
menos religiosos". 153 - respecto del conocimiento de Dios
g) Revelación general y revelación
(J. Gerhard): notitia Dei naturalis y
especial
notitia Dei revelata. Lo cual sirvió
En sus esfuerzos por sistematizar los de base para distinguir también, en el
puntos de vista teológicos de los refor- Compendium de J. W. Baier (1686):
madores, la O R T O D O X I A P R O T E S - - respecto de la teología: theologia na-
T A N T E cayó en reduccionismos de turalis y theologia revelata.
corte intelectualista. Pasó a primer pla- Aunque la denominación "teología
no la cuestión de la revelación y el co- natural" manifiesta claramente su estre-
nocimiento de Dios, pero entendiendo cho parentesco con el esquema natura-
la revelación no ya como el suceso his- leza-gracia, no conviene equiparar pre-
tórico, personal y existencial del Dios cipitadamente la relación naturaleza-
que se da a conocer (a la manera repre- gracia como la relación entre revelación
sentada tendencialmente por Lutero) general y especial, pues la revelación
sino como comunicación de verdades general debe entenderse también como
sobre Dios. Para hacer concordar la obrar divino, con lo cual merece tam-
universalidad de la actividad reveladora bién el predicado de supranaturalidad.
152. Véase el artículo Theologie der Religionen (ver nota anterior) p. 503 y sig.
153. K. Nürnberger: Systematisch-theologische Lósungsversuche, p. 36.
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
154. El conocimiento de la existencia de Dios (a partir de la Ley) es general, i.e., propio por principio de
todos los hombres, pues está vinculado a la conciencia religiosa. El conocimiento especial de la sal-
vación, por el contrario, es sólo posible en el evangelio, como regalo de Dios. Como rasgo específi-
co, es propiedad exclusiva de los cristianos, que, creyendo, lo aprehenden como certeza de corazón.
Ellos son los que participan del conocimiento especial (sólo transmitido a través de Cristo) de la
idea salvífica de Dios y/o de su voluntad salvadora. El criterio de medida de esta certeza es su efec-
to santificante en la conciencia (Exposición de Gal. 4, 8; en WA 40, I, p. 607,28 - 609,20. Redacción
alemana del texto, editada por H. Kleinknecht, p. 237 y sig.).
155. En la práctica totalidad de las obras de Althaus se encuentran explicaciones de este topos.
Remitiremos, especialmente, a su trabajo Ur-Offenbarung, y a D/e christliche Wahrheit, p. 35 y sigs.
Un estudio general de la teología de la religión de Althaus puede encontrarse en P. Knitter, 1974.
Véase también R.Walker, H.G. Pohlmann, C. H. Ratschow : D/e Religionen, pp. 35-45.
156. Natur und Cnade, pp. 11-15; Offenbarung und Vernuft , pp. 73-97.
157. D/e christliche Wahrheit, p. 59
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58. P. Althaus: Crundrifí der Dogmatik, 1936 (2), p. 15 ¡No se habla aquí de la revelatio generalis'.
149
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
159. Me parece, no obstante, que P. Knitter exagera esta bifrontalidad, al tratar de mostrar su manifiesto
carácter contradictorio (P. Knitter, Towards. Enespecial, p. 67 y sig.).
160. P. Althaus: Das Evangelium und d/e Re/ig/onen, p.
18.
161. P. Althaus: Gebot und Gesetz, p. 26.
150
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162. Una ampliación significativa de la doctrina católica a propósito de los no cristianos se produjo ya en
la carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston, Cushing, en 1949. El voto de bautismo (deseado),
entendido todavía explícitamente en la doctrina tridentina de los votos (Denziger, 1524) fue amplia-
do a un implícito votum ecclesix.
163. Busca una "Teología de la historia sagrada, que ponga de manifiesto la unidad del obrar de Dios con
los hombres y la diversidad de los caminos de Dios..." (D/e Religionen, p. 31. El subrayado es del pro-
pio H. R. Schlette). Al hacerlo asume la doctrina de la historia sagrada desarrollada por los apolo-
gistas de la iglesia antigua y por el catolicismo temprano. En el contexto teológico del Vaticano II es-
ta teoría fue preferida, en numerosos respectos, a la escolástica neotomista.
151
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
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170. Así, por ejemplo, en la constitución eclesiástica (Lumen gentium, números 15+16) del Vaticano II, don-
de se contrapone una serie de anillos orientada hacia el interior, creciente hacia el centro (el mero
estar bautizado - profesión de fe cristiana plena - participación viva en la eucaristía - santidad rea-
lizada) a una serie decreciente hacia el exterior, en la cual los no cristianos tienen también su lugar.
Véase K. Rahner, H.Vorgrimler.- Kleines Konzilskompendium, p. 140 y sigs.También Rahner, SchriftenV\,
p. 546; del mismo autor: SM, tomo 3, separata 548.
171."Esta religión verdadera única , así lo creemos, está realizada en la Iglesia Católica Apostólica..."
(Declaración sobre la libertad religiosa: Dignitatis humana N° I, en: K. Rahner, H.Vorgrimler: Kleines
KonzilsKompendium, p. 661 y sig.).
¡72. En:AAS 54 (1962), p. 793.
173. En:AAS 56 (1964) p. 650 y sigs.
i 74. A. K. Rahner, H.Vorgrimler: Kleines Konzilskompedium, p. 141.
53
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
154
M O D E L O S DE LA PRET N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
178. Estudian la proximidad de Tillich a Barth B.-E. Benktson, p. 106 y sig; C. H. Ratschow, D/e Religionen,
p. 79-82.
179. GW (=Obras Completas),VIII, p. 280.
! 80.Véase el capítulo III. B.
8I.GVVV, p. 220.
155
LA PRETENSIÓN DE ABSO LUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
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M O D E L O S DE LA P R E T E N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
"el obrar eclesiástico por medio del cual La relación del cristianismo empírico
la iglesia latente en todo el mundo se con las restantes religiones no puede
transforma en iglesia manifiesta" .m ser, por tanto, simplemente el rechazo.
La propuesta de Tillich en materia Y es que lo Infinito universal puede, en
de teología de las religiones se deja ex- principio, manifestarse en todas partes
poner tomando como hilo conductor el (también en todas las religiones), como
concepto denominado "principio de la de hecho ha ocurrido. Ahora bien,
exclusividad condicionada".2°° Sólo a lo como según Tillich toda religión se
Infinito le conviene la posición de basa, en última instancia, en una expe-
Absoluto, de Absoluto en sentido ex- riencia de revelación201, en una expe-
clusivo. Por el contrario, nada finito (y riencia de lo santo, tenemos aquí un
con ello ninguna religión, tampoco el punto de apoyo para plantear la exis-
cristianismo) puede pretender para sí la tencia de una auténtica reciprocidad en
absolutez. Tillich identifica la polaridad la relación del cristianismo a las religio-
entre lo Infinito y lo finito con la que se nes: N o se ha de hablar ya solamente de
da entre lo universal y lo particular (al cumplimiento de las religiones en el
igual que Rahner y al igual que toda la cristianismo o en Cristo, sino también
tradición que parte de Schleiermacher). de u n auténtico enriquecimiento del
Y (lo mismo que Barth) identifica todo cristianismo mediante la experiencia de
esto, nuevamente, con la diástasis que se Dios propia de las religiones.
da entre lo incondicionado y lo condi- El diálogo se convierte, por ello, en
cionado: El Absoluto universal se con- el modelo de comunicación interreli-
trapone, como condicionante, a todo lo giosa.202 Pero no se trata de un diálogo
meramente particular (condicionado). abierto en todas las direcciones, que
199. Ibid.
200.Tillich mismo utiliza este concepto no como modo de designar su propia concepción, sino como ca-
racterización de la posición efectiva del cristianismo respecto de las religiones mundiales. G.W. ,V,
p. 66.
20I.G.W. ,V, p. 81; SyslTheol. III, p. 127.
202. G.W. ,V,p. 97.
159
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
203. Prescindiré aquí de las críticas de conjunto que le han hecho a Tillich los representantes de los otros
dos modelos de absolutez: Los teólogos situados en la órbita de Barth pretendieron ver aquí una
clara separación (cuando no una contraposición insuperable) entre ontología y fe en Cristo, filoso-
fía y teología de orientación bíblica (como ejemplo citaré a H. Kraemer: Religión und Christlicher
Claube, pp. 420-443).
Según Pannenberg, la comparación estructural de las religiones realizada por Tillich estaría demasia-
do determinada por los fenómenos: "No se me alcanza cómo sería posible, de esta manera, una te-
ología de la historia de la religión orientada no sólo al comportamiento religioso de los hombres, si-
no también a la manifiestación de la realidad divina a la que se dirige dicho comportamiento"
(Grundfragen, tomo I, p. 256. El subrayado es de Pannenberg). Pero incluir a Tillich sin más en la tra-
dición de la ciencia comparativa de las religiones, atribuyéndole un interés fundamentalmente psico-
fenomenológico en el comportamiento religioso del hombre, supone explicar sus puntos de vista
(¡también los metódogicos!) de forma unilateral . Según Tillich, el fundamento de la religión es "la ex-
periencia de lo santo dentro de lo finito" (Die Bedeutung der Religionsgeschite, p. 194). Es cierto que
su punto de partida está en lo empírico (en el reflejo histórico de esta experiencia); pero no para
permanecer en este campo, sino para fundamentar desde él una teología de la historia de la religión.
160
M O D E L O S DE LA P R E T E N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
hombre) lo que permite en Tillich, co- pectiva de Tillich es, por el contrario,
mo en Rahner, una comprensión positi- más eclesiológica y colectiva, menos
va de la religión, como respuesta de la pisteológica e individual. En cualquier
revelación a esta pregunta (método de la caso, su distinción entre iglesia latente e
correlación). Pero habría que explicar iglesia manifiesta se aproxima bastante a
también cómo es que una parte impor- la de Rahner. ¿Acaso los no cristianos
tante de los hombres ignora (o dice ig- que buscan u n sentido permitirán que
norar) la existencia en ellos de esta dis- se les diga que son cristianos de modo
posición religiosa. Rahner intentó su- oculto, anónimo, inconsciente, latente,
perar este obstáculo mediante su teoría virtual o implícito204} ¿O qué son miem-
de la fe anónima o implícita. La pers- bros de la iglesia latente y que, de hecho,
204. Si con esta enumeración hemos superado , conscientemente, la terminología utilizada p o r T i l l i c h , ello
ha sido para expresar que la crítica que aquí realizamos no se limita a su planteamiento, sino que se
refiere también, del mismo modo, a puntos de vista equiparables, como pueden ser los que siguen:
- M . Rade, adhiriéndose a R. Rothe, emplea la expresión "cristianismo inconsciente"(según F. W.
Kantzenbach: Distanziene Kirchlichkeit, en: E. Klinger (editor,) Christentum, p. 166. N o se indica la pro-
cedencia de la cita).
- A . Schweitzer afirmó que " t o d o pagano o judío piadoso es un cristiano o c u l t o " (citado por G.
Rosenkranz: Das Christentum, p. 174. N o se indica la procedencia de la cita).
- E l último Barth distingue entre "los cristianos activos, por un lado, y los cristianos virtuales y en
perspectiva, por o t r o ..." ( K D IV/2, p. 305); véase también KD.IV/3 p. 927 (citado en el capítulo IV.B);
más a fondo: K D . IV/3 pp. 409-41 I.
-Bonhoeffer, apoyándose en Kierkegaard, señaló que C r i s t o puede estar presente "de incógnito" (se-
gún D. Ritschl: Tur Logik ... p. 204, sin indicar la procedencia de la cita). En Widerstand und Ergebung
Bonhoeffer pregunta por el "cristianismo inconsciente" (p 252, 257).
- O . Karrer habló de "cristianos ocultos, inconscientes" (p. 232).
-Schillebeeckx propone denominar "pre-iglesia" a la presencia anónima de la iglesia en la humanidad
anónimamente cristiana" (Kirche und Menschheit, p. 34).
- L a conferencia mundial sobre misiones del año 1963 habla también de "cristianos ocultos".Ver:Th.
Müller-Krüger (editor): In sechs Kontinenten, p. 148.
Es ya común hablar de una fides virtualis.
"Se han inventado conceptos sofisticados para integrar en la iglesia toda huella de santidad fuera de
ella. Se dice, así, que los no cristianos que alcanzan la santidad pertenecen "al alma de la iglesia"; que
son "anexionados" a la iglesia; que están "unidos a ella", "referidos a ella", que son sus miembros de
forma "imperfecta", "tendencial" o "potencial".(P. K n i t t e r ; Ist das Christentum, p. 404, nota 8).
161
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
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M O D E L O S DE LA P R E T E N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
del lado protestante. Absolutez real só- y cual es su relación con las otras reli-
lo le corresponde a Cristo. El es el suje- giones y sus respectivos mensajes?
to de la pretensión de absolutez. Su ob- Objeto (y) de la pretensión de abso-
jeto es la religión, incluyendo la cristia- lutez pueden ser las religiones extracris-
na. La ventaja de esta autotrascendencia tianas o sus núcleos esenciales (en los
y autocrítica del cristianismo como re- planteamientos que caen bajo el Mod.
ligión (tal y como se expresa en el B. y en algunos de los del Mod. C) o,
"principio del protestantismo" de también, todas las pretensiones de ver-
Tillich) se paga, fácilmente, con el in- dad extra- o anticristianas (sobre todo
conveniente de una kerigmatización es- en la versión eclesiológica del Mod. A y
piritualizante y deshistorificante de la en algunas versiones del Mod.C) o, fi-
pretensión. Desde el lado católico se in- nalmente, un determinado concepto te-
siste más en el contexto de realización ológico de religión (vgr: la religión co-
histórica del acontecimiento absoluto mo religiosidad humana autosatisfecha
de Cristo, en la iglesia como instrumen- de la que habla Barth). Los plantea-
to mediador de salvación. La adhesión a mientos que hemos estudiado no tie-
la pretensión de absolutez del cristianis- nen, pues, como objetivo per se la de-
mo es, aquí, más despreocupada, aun- terminación de la relación entre religión
que se tiene continuamente en vista su cristiana y extracristiana. En algunos
fundamento cristológico. En sus diver- casos, incluso, sólo cabe extrapolar esta
sas versiones, matices y aplicaciones, la relación a partir de ellos. Y no siempre
línea doctrinal del logos spermatikós se siguen el patrón conceptual constituti-
prolonga hasta el presente. Por lo que vo del modelo correspondiente. En
hace a la pretensión de absolutez del Barth, por ejemplo, la contraposición
cristianismo, el hecho de si es la religión unilineal es sólo una parte en la deter-
cristiana o el mensaje de Cristo lo que minación de relación; la otra consiste en
funciona como contenido no es una di- la equiparación del cristianismo y las
ferencia profunda. La auténtica cues- otras religiones.
tión queda abierta: ¿En qué modo vale
El ámbito espacio-temporal (z) de la
el mensaje de Cristo (o el cristianismo)
validez pretendida para x depende del
164
M O D E L O S DE LA P R E T E N S I Ó N DE A B S O L U T E Z
grado de conciencia histórica de los di- general ilimitada. Lo mismo puede -=-
ferentes planteamientos y de la actitud cirse de las posiciones desarrolladas ; ; - -
ante el problema de la verdad que de ello de el lado católico en el marco dei
se sigue, i.e., de si se entiende que la pre- Mod.C. Los planteamientos protestan-
gunta por la verdad ha sido respondida tes del M o d . C , en los que se acentúan
ya de forma definitiva (en Cristo) o de si los puntos de vista de la ciencia de las re-
está, por principio, abierta (dado su ca- ligiones (vgr: Ratschow), parecen tender
rácter histórico y humano). En el segun- más bien a la apertura al futuro propia
do caso se puede tolerar la contradicción del Mod.B. A la cuestión universali-
respecto de aquello que en el presente se dad/particularidad del sujeto de validez
afirma como verdadero, pues tampoco a puede responderse estudiando la con-
esta contradicción cabe reconocerle una cepción que cada modelo tiene de la re-
validez definitiva: quedará superada his- velación: en Mod.A domina la revelatio
tóricamente (tal es la tendencia del specialis; el Mod.B pospone, en general,
Mod.B). En el primer caso, por el con- la idea de revelación, y prefiere su inter-
trario, toda contradicción debe quedar pretación universal (en el ámbito de la
excluida categóricamente del campo de historia universal). El M o d . C combina
la verdad (tendencia del Mod.A) o ser revelatio generalis y specialis.
reconducida a ella como déficit cognos- En referencia al contenido (p) de la
citivo (en una parte del M o d . C y en afirmación de validez, hay en los dife-
Rahner). Mientras que los planteamién- rentes planteamientos una diversidad
ticos histórico-religiosos realizados se- difícil de tipificar. Las argumentaciones
gún el Mod.B formulan generalmente en términos axiológicos (predominio
sus pretensiones de absolutez bajo re- del concepto de valor) o en términos de
servas de reversibilidad, limitándolas así, historia del desarrollo (Mod.B) coexis-
cuando menos, temporalmente (en los ten con otras procedentes de la doctri-
escritos del último Troeltsch hay tam- na de la justificación (Lutero), la ciencia
bién, incluso, una limitación espacial), de las religiones (Ratschow), la teología
las teorías de cuño teológico que consti- de la revelación (Barth), lo universal-
tuyen el Mod.A se expresan con validez antropológico (Rahner) y lo universal-
165
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
ontológico (Tillich). Aquí también tie- versión eclesiocéntnca del Mod.A reali-
ne importancia fundamental la cuestión za una absolutización suprahistórica
de la relación entre el Absoluto y la his- del propio presente; la versión cristo-
toria. El Absoluto puede entenderse de céntrica hace lo mismo con el aconteci-
forma suprahistórica y supratemporal, miento de Cristo.
puede quedar instalado predominante- Desde el punto de vista eclesiológico,
mente en el origen (en la creación), en el la versión eclesiológica del Mod.A tien-
"medio" (en Cristo), en el presente (en de a absolutizar la iglesia visible, mien-
el Espíritu Santo, en la iglesia) o en el tras que la versión cristocéntrica res-
fin de la historia (en el éskhaton). Los tringe el ámbito en sentido particularis-
planteamientos del Mod.B apuntan por ta y es propensa a hablar de una iglesia
lo general a esto último, mientras que verdadera (invisible). Por el contrario,
las concepciones modernas del M o d . C los planteamientos universalistas in-
tienden, más bien, a dar respuestas cris- cluidos en el M o d . C extienden el con-
tológicas (el "punto medio" del tiempo cepto de iglesia hasta hablar de una cris-
en Tillich) o pneumato-eclesiológicas, tiandad anónima y latente. El Mod.B ve
de corte universalista y motivación cris- a la iglesia en u n proceso de universali-
tológica (teología católica romana). La zación creciente.
166
IV
ALGUNOS PLANTEAMIENTOS INDIVIDUALES
ESPECIALMENTE RELEVANTES
167
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
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6."La historia moderna es un principio de intuición total de todo lo humano..., el foco central en la
formación de toda visión del mundo" (Abs. 29); compárese II, 397.
7. "Pues histórico y relativo son idénticos" (Abs. 65).
171
.^u.c.xaiUN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
Es, por tanto, inevitable que la fun- b) Delimitación respecto del idealis-
damentación supranaturalista de la ab- mo especulativo
solutez "se sienta cada vez más ahogada C u a n d o Troeltsch habla de una
conforme va respirando el aire de la his- "apologética evolucionista" apunta a la
toria moderna" (Abs. 44). Tampoco la tradición teológica que parte de
retirada del milagro externo al milagro Schleiermacher y Hegel (Abs. 32-34).
interno puede salvar esta situación, por- Su crítica al respecto se dirige predomi-
que la distinción entre milagros cristia- nantemente contra la filosofía de la his-
nos y milagros no cristianos es tan in- toria de Hegel; por el contrario, su con-
compatible con la moderna visión his- tribución positiva al debate en torno a
tórica del mundo (Abs. 32) como lo es, la absolutez puede entenderse en buena
en general, la distinción entre la regula- medida como desarrollo del programa
ridad histórica y natural, por un lado, y apuntado por Schleiermacher.
lo prodigioso, por otro. Dado que la re- El tipo de fundamentación de la ab-
alidad histórica no se deja hender dua- solutez que parte de Hegel llevó a su-
lísticamente, no puede haber tampoco poner erróneamente que la validez
ningún ámbito especial dentro de una absoluta de la religión cristiana podría
historia que es, por lo demás, relativa. El ser demostrada, en el ámbito de la his-
cristianismo está en una y la misma línea toria de la religión, de una forma hasta
con otros productos culturales e histó- cierto p u n t o objetiva. En realidad
ricos (Abs. 52 y sig., 64 y sig.). Cristo -piensa Troeltsch- su punto de partida
está en una y la misma línea con otros no era un procedimiento de demostra-
mediadores de la transcendencia. 8 ción histórica, sino una metafísica del
8. Con ello se cierra también para Troeltsch la posibilidad de una fundamentación cristológica de la ab-
solutez. Pues Jesús no es objeto de la fe, sino mediador de la misma. Instituye el culto como punto
de cristalización personal y es, con ello, el símbolo social y psicológicamente necesario de la religión
cristiana. "La posición central de la personalidad de Cristo es producto de la necesidad de comuni-
dad y culto" (E.Troeltsch: Die Bedeutung der Geschichtlichkeit Jesu fúr den Glauben, p. 158. Para la cris-
tología de Troeltsch véase S. Coakley. Con este planteamiento cristológico se hace imposible todo
intento de fundamentación de la absolutez que quiera apoyarse en la autoconciencia de Jesús (co-
mo, por ejemplo, J. Hessen, pp. 97-104).
172
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
9. Hegel mismo escribe :"AI considerar esta religión (se: el cristianismo) no lo hacemos de manera his-
tórica, sino partiendo del concepto" (Werke, tomo 17, nota 202);Véase también Troeltsch 11/495.
10. E.Troeltsch: Geschichte und Metaphysik (= Historia y metafísica) p. 40.
173
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
12. N o actúan como metas e ideales causales, que conducen a la historia hacia su meta por un camino
seguro (en tanto que necesario), sino sólo como metas e ideales siempre presentes, que en cada for-
ma de vida encuentran un tipo de realización también individual sin realizarse plenamente en ningu-
na, cerniéndose como fin último en el camino de la realización." (Abs, 76. El subrayado es de E.
Troeltsch).
I 3. "Es un desatino la pretensión de disponer del Absoluto en la historia, de forma absoluta, en un pun-
to ú n i c o . . . " (Abs. 96) También, Abs. 59:"La historia no es el lugar de las religiones absolutas ni de
las personalidades absolutas".
14. A q u í tiene su origen la crítica a la identificación hegeliana de la Idea absoluta con el cristianismo his-
t ó r i c o , entendido como su realización. Esta crítica ya había sido previamente formulada por D. F.
Strauss:"La Idea no gusta de agotar toda su plenitud en un ejemplar único" (citado por Abs.50).
175
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do; todas tienen importancia en sí mis- Dios que ofrecen las otras religiones
mas y no son nunca meros pasos pre- principales" (C. W. sep. 924, tesis 7).
vios de un desarrollo posterior (Abs. C o n ello se plantea la cuestión de la re-
56). N o hay una esencia común a todas lación entre normatividad e historia 19 .
las religiones y épocas. 17 Pero debemos asegurarnos, en primer
Son evidentes las consecuencias de lugar, de cuál es el camino metodológi-
este planteamiento por lo que respecta a co propuesto p o r Troeltsch para la de-
la posición del cristianismo entre las terminación de valores.
restantes religiones: "Desde el modo de Su idea fundamental al respecto es
pensamiento histórico, y empleando que una aprehensión de valor con ca-
métodos históricos, es imposible el es- rácter científico-histórico n o puede
tablecimiento del cristianismo como re- partir nunca de la revelación supranatu-
ligión absoluta" (Abs. 45). La religión ral o de la especulación idealista. Los
de los cristianos es una producción de enunciados normativos sólo pueden
la historia, al igual que todas las demás formularse a partir de la historia fáctica.
religiones. Es análoga a ellas y, por tan- El problema de la historia sólo puede
to, relativa lo mismo que ellas.18 resolverse por medio de la historia 20 . La
Se puede, no obstante, "investigar la búsqueda de juicios normativos debe
relación de valor entre la revelación apoyarse sobre la investigación históri-
cristiana de Dios y las revelaciones de ca empírica. El método específico del
17. Sobre el concepto de esencia en Troeltsch aporta datos C. Colpe: Der Wesensbegriff.
18.Véase Abs. 52 y sig, 64 y sig y C.W. sep. 924, tesis 6.
19. En H. Ü 63 Troeltsch ve el sentido de su obra sobre la absolutez "en la profunda impresión que me
produjo el conflicto entre pensamiento histórico y la afirmación normativa de verdades y valores'
En "el problema de cómo es posible en general obtener normas absolutas a partir de la historia y
de su contexto de determinación y relativización de todo lo individual" (11.676) ve Troeltsch "un prc-
blema vital general del mundo moderno, vinculado a las nociones de tiempo y desarrollo" (H. Ü, 64<
En Abs. 12 afirma que el objetivo de la teología es "la obtención de conocimientos científico-religio-
sos de carácter normativo (subrayado de Troeltsch). Obayashi (p. 7) afirma que "t/ie problem ofthe ab-
soluteness of Christianity... is constantly sought in terms ofthe problem ofthe normative".
20."La idea constitutiva ha de ser superar la historia por medio de la historia..." (III. 772)
178
A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
21 .Abs. 20, 62, nota; C.W. 924, tesis 8; 11.760 y sig. 428 y sigs., 509.
179
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
que conoce, con lo cual es siempre rela- dad y devoción rigurosas. U n pensador
tivo (Abs. 74 y sig., 79). Lo mismo que así reducirá el grado de su influjo per-
la ciencia empírica de la historia sólo lo- sonal en la investigación, hasta conse-
gra emitir (en el mejor de los casos) jui- guir (hasta cierto punto) que sea la con-
cios verosímiles, no resulta tampoco frontación de los valores mismos la que
posible, en historia, obtener principios alumbre una decisión a propósito de su
normativos de un modo valorativamen- relación mutua, basada en la verdad in-
te neutro, libre de presupuestos, incon- terna y en la necesidad (Abs. 74 y sig.;
dicionado y seguro. N o se puede alcan- II. 745 y sig.). Un juicio objetivo de va-
zar nunca un punto de vista absoluta- lores o de hechos, no obstante, es impo-
mente objetivo. sible. N o cabe ir más allá de una afir-
La consideración empírica de la his- mación de validez más o menos bien
toria no es, por tanto, capaz de produ- fundada. La historia impide el conoci-
cir por sí misma un juicio normativo miento de la verdad absoluta, pues todo
sobre los sistemas de valores dados a lo aquello que es válido o valioso de mo-
largo de la historia - y ésta es una obje- do intrahistórico se encuentra siempre
ción fundamental contra el historicis- entreverado con rasgos específicos de
mo. Pero aun así, es a ella a quien co- carácter individual o temporal. En el
rresponde la importante tarea de evitar, ámbito histórico, todo valor está condi-
mediante algún procedimiento meto- cionado por y vinculado a un determi-
dológico, que la decisión sobre los pa- nado punto de la historia del Espíritu.
trones de medida se deje al antojo de Tomando como base el procedi-
cada cual. Para tomar esta decisión se miento metodológico que acabamos de
requiere, por tanto, un cuidadoso exa- describir, Troeltsch cree posible funda-
men de conjunto, una sensibilidad libre mentar la superioridad de la revelación
de partidismos, y una ponderación con- cristiana de Dios por relación a la con-
cienzuda. D e todo esto sólo es capaz un tenida en otras religiones. Cabe recons-
pensador que disponga, a la vez, de truir tres cursos argumentativos al res-
grandes conocimientos y una morali- pecto.
180
A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
22. Véase E. Troeltsch: D/'e Selbstándigkeit der ReligitZTHK, 6, pág. 186 y sigs.
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
judaismo o el islam23, son inferiores a las vancia de la ley, sino por profundiza-
religiones de redención porque, aunque ción espiritual en sí mismo y retirada
distinguen entre ambos mundos, espe- del mundo de las apariencias, cosa que
ran que sea el hombre mismo quien re- a su vez puede realizarse bien mediante
alice el ascenso al superior. Por lo de- el correcto conocimiento del mundo,
más, t a m p o c o han renunciado p o r bien mediante el esfuerzo de la volun-
completo a sus vínculos nacionales. Las tad. D e esta manera, también aquí se in-
religiones de redención, por el contra- troduce el ámbito propio de la religión
rio, rompen con la posibilidad de un as- natural (Abs. 87). Las religiones orien-
censo desde el mundo natural, realiza- tales, por ello, no hacen verdadera jus-
do por medios naturales. En ellas, el al- ticia, según Troeltsch, al concepto de
ma queda liberada de su naturaleza p r o - religión de redención 24 . Así pues, al fi-
pia, para llenarse únicamente con las nal del examen filosófico-religioso nos
fuerzas de lo divino, contraponiéndose queda únicamente el cristianismo, co-
al mundo previo como fuerza configu- mo "la revelación más fuerte y totali-
rante, i.e. capaz de realizar valores ab- zante de la religiosidad personalista"
solutos (Abs. 86 y sig).Entre las religio- (Abs. 88). En su condición de religión
nes de redención Troeltsch incluye, profética de redención, el cristianismo
junto al cristianismo, especialmente a es el receptáculo de todos los valores
las religiones de la India, entendiendo religiosos superiores y, con ello, la más
p o r tales el brahmanismo (hinduismo) intensiva de las religiones mundiales.
y el budismo. Pero también en estas dos Sólo en ella se rompe definitivamente
religiones orientales es el hombre mis- con toda forma de religión natural.
mo quien, en última instancia, ha de p o - Troeltsch traza, por tanto, una escala
ner en obra su redención, no por obser- valorativa entre los polos de la naturale-
23. G. v. Schlippe expone Incorrectamente la escala de religiones realizada por Troeltsch cuando afirma
(p. 42) que Troeltsch incluye al islam entre las religiones de redención.
24. Una segunda carencia estaría, según Troeltsch, en la impersonalidad y carácter estático de su repre-
sentación de Dios. La divinidad sería aquí entendida como un "ello" cósico, carente de mundo y que
reposa sobre sí mismo (ora como Ser eterno, ora como Nada).
182
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LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
25. Las protestas contra las esquematizaciones y tipificaciones de Troeltsch, contra su jerarquía de tipos
y contra el modelo de desarrollo ascendente (desde las religiones inferiores a las superiores) por él
propuesto han venido sobre todo del lado de la ciencia de las religiones. Se le reprocha haber sim-
plificado hasta el esquematismo el objeto de comparación, reduciéndolo a ideales abstractos, que no
se dan efectivamente en la realidad. El juicio crítico del planteamiento de Troeltsch se podría resu-
mir como " simplificación generalizante de la historia de la religión". Véase C. H. Ratschow: D/e
Reíigionen und das Christentum, pp. 9l-94;Th. Sundermeier: Die Einzigartigkeit..., p. 28.
26.Ver 11.349 y sigs.
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A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
otros tres, i.e. el mundo superior" (Abs. punto más alto de las religiones mun-
89). Estas intuiciones fundamentales es- diales, ahora, en cambio, en la perspec-
pecíficamente religiosas tienden, en su tiva longitudinal del desarrollo históri-
desarrollo, hacia metas comunes a todas co (i.e. desde el aspecto de la historia de
las religiones. El concepto de Dios, por la religión) demuestra ser "el punto de
ejemplo, tiende siempre a "la unicidad, convergencia de todas las direcciones
la espiritualización, la moralización y la reconocibles del desarrollo religioso" 27 .
contraposición con el mundo y el al- De esta manera, la religión cristiana es-
ma" (Abs. 89). El alma,, por su parte, tá por encima de las demás tanto por sú
aspira al mundo superior en todas las preeminencia en términos de valor co-
religiones. Pues bien, desde esta consi- mo p o r su preeminencia en términos de
deración en términos de la historia del desarrollo.
desarrollo religioso se muestra que en el La historia en general y la historia de
cristianismo todas estas metas "han al- la religión en particular son aquí inter-
canzado suficiencia y fuerza plenas" pretadas p o r Troeltsch como un ascen-
(Abs. 89), mientras que su realización so desde la determinación natural hasta
en las restantes religiones sigue más o la libertad espiritual. Y con ello, aunque
menos vinculada a las circunstancias faltan los elementos de necesidad y uni-
naturales. El cristianismo ha sido capaz linealidad, el patrón hegeliano sigue
de alcanzar este nivel de desarrollo asi- siendo fácilmente reconocible. Ésta pa-
milando todo lo que de mejor y más rece ser la causa de esa inseguridad en la
elevado ha producido la religión en el argumentación a la que antes nos referí-
hombre (Abs. 100). amos: como volveremos a ver, a lo lar-
Si, en la comparación sistemática go de su vida y su obra Troeltsch fue
transversal de los logros conseguidos desarrollando un creciente escepticis-
por las religiones en materia de valores mo hacia el modo hegeliano de funda-
íi.e. desde el aspecto de la filosofía de la mentar la absolutez. Y la afirmación de
religión) el cristianismo demostró ser el que el cristianismo es el punto de con-
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
vergencia de todas las direcciones del nes mundiales éticas y místicas, que
desarrollo religioso recuerda demasia- pretenden para sí una validez universal.
do a la idea (expresada en general invo- "Los misticismos extáticos y los pante-
cando a Hegel) de que el cristianismo ísmos teológicos" (entre los cuales
actual ha realizado ya esa convergencia. Troeltsch incluye, junto con las religio-
H a y una tensión evidente entre la ca- nes del Extremo Oriente, el sincretis-
racterización del cristianismo como mo helenístico y el neoplatonismo) ab-
punto de convergencia de las religiones solutizan, en última instancia, el funda-
y la afirmación del carácter futuro (o ul- mento anímico del hombre en su aspi-
traterrenal) de la meta del desarrollo. ración hacia la unió mystica. Las reli-
giones éticas, por el contrario, se fun-
Argumentación desde la discusión con damentan en la revelación profética de
otras pretensiones religiosas de absolutez la voluntad de Dios como motor del
Las pretensiones de absolutez origi- mundo. En este plano reúne Troeltsch
narias, "naturales", todavía no refor- las profecías de Zoroastro, las de Israel
muladas reflexivamente, pueden tam- y el islam y, finalmente, la predicación
bién, en tanto que fenómenos religio- de Cristo. Pero como aquí Troeltsch
sos, ser sometidas a un análisis compa- renuncia a la contraposición entre reli-
rativo de la ciencia de las religiones. giones de la ley y religiones de la re-
Troeltsch puede, incluso, entenderlas dención, y como las distinciones entre
como indicadores de aquello que cada (1) religiones particulares y religiones
religión siente como efectivo y como universales o (2) religiones místicas y
valioso, pues su diversidad se determina religiones proféticas tampoco resultan
"según la manera y el grado en que el suficientes para separar al cristianismo
m u n d o superior se revela a una reli- de las restantes religiones proféticas, se
gión" (Abs. 111). hace necesario realizar todavía más di-
Prescindiendo de las pretensiones ferenciaciones. Todos los argumentos
meramente particulares de las religio- empleados a este fin conducen, por úl-
timo, a la idea de que en la predicación
nes tribales o nacionales, se prestan a
de Cristo, la voluntad de Dios, ética v
este modo de consideración las religio-
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
28.Véase también Abs. 102:" hasta donde alcanza estro campo visual", II. 509:" para nuestro ámbito
cultural y vital", y Abs. 84: "válidos para nosotr
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LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
29. En su núcleo -escribía Troeltsch en 1894- todas las religiones extracristianas son religiones natura-
les. El cristianismo se opone a ellas como algo radicalmente nuevo (II. 319-323). Gracias "a su fun-
damento en una revelación divina absoluta" puede enunciar la pretensión de "ser verdad absoluta y
permanente, perfecta e insuperable para nosotros los hombres" (II. 301).
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
30. En contra de lo afirmado por Apfelbacher (p. 223 y sig.), este punto de vista no se manifiesta toda-
vía en Missionsmotiv, Missionsaufgabe und neuzeitliches Humanitatschristentum.Aquí,Troeltsch caracte-
riza todavía al cristianismo como "la reunión y síntesis, la superación de todos estos indicios (se re-
fiere a ftodas las revelaciones terrenales" entendidas como "indicios en dirección al absoluto", R. B.)
hacia la fuerza religiosa terrenal suprema". El hombre tendría asignados, en el camino hacia Dios,"di-
ferentes grados y diferentes épocas, con diferentes puntos medios y un único punto supremo"
(p. 166).Véase R. Leuze: Das Christentum , p. 293 y sig. nota 27.
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32. Detrás de la distinción entre absolutez natural y artificial está otra, más general, entre conocimien-
to, vivencia y obrar ingenuo (es decir, inmediato, prerreflexivo, autoevidente y espontáneamente cre-
ativo), por un lado, y pensamiento (hasta llegar al modo científico de referirse al mundo) , por otro.
El término "ingenuo" no implica aquí en modo alguno una minusvaloración (frente a R Knitter,
Towards..., p. 14 nota 60; y G. v. Schlippe, p. 48 y sig.).
193
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
nismo. Por un lado, sirve para reforzar- cio de éste, arraigado en la vivencia reli-
la en términos de valoración histórica; giosa y en el sentimiento inmediato).
por otro lado, tiene que ponerle restric- La pregunta por el status de los ar-
ciones desde el punto de vista crítico- gumentos de Troeltsch acerca de la ab-
explicativo. Lo que no puede hacer, en solutez nos ha conducido, por tanto, a
ningún caso, es consolidarla argumenta- su problema fundamental: el de la rela-
tivamente hasta hacer de ella absolutez ción entre fe y pensamiento científico
artificial. H a de permanecer como co- histórico-crítico, tal y como se materia-
rrectivo crítico, poniendo en mutua re- liza en la tensión existente entre ciencia,
lación las diferentes pretensiones exclu- cultura y concepción del m u n d o con-
sivas de validez en materia de fe y evi- temporáneas, por un lado, y las concep-
tando exageraciones, para que se mani- ciones religiosas transmitidas, por otro.
fieste así más claramente el verdadero Troeltsch no cierra este abismo median-
motivo de la pretensión. La pretensión te consideraciones de validez general.
de absolutez brota de una experiencia Lo deja abierto, en un juego de relacio-
religiosa viva, precientífica, y supone, nes que sólo pueden ser integradas indi-
con ello, una expresión emocional en vidualmente, por cada creyente, en una
sentido profundo. Su fuerza no debe especie de ingenuidad consciente de sí
perderse. Por el contrario, debe ser li- misma.
berada de lastres innecesarios. La cien- Así pues, cuando Troeltsch refuerza
cia, como campo secundario de refle- su propia interpretación personal de la
xión sobre la experiencia primaria de la fe cristiana mediante un procedimiento
fe, enriquece dicha experiencia "me- de valoración científica, no se le puede
diante el beneficio de la comparación, la reprochar que lo que hace es absoluti-
armonía, la tolerancia y la comprensión zar sus propias convicciones. Es, desde
científicas" (II. 469), sin por ello desvir- luego, cierto que su punto de partida
tuarla. Allí donde se trata de valoracio- está en las posturas valorativas de su
nes históricas, la ciencia debe siempre tiempo y de su círculo cultural, pero él
recurrir al individuo (pues, en última mismo es consciente de ello y no igno-
instancia, su lugar de aparición es el jui- ra la problemática que de ahí se sigue.
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
33. Su formulación más nítida se halla en la Kirchüche Dogmatik (en lo sucesivo, abreviada KD) §17. El
análisis que realizaremos a continuación se apoya preferentemente sobre este texto.También toma-
remos en consideración la denominada "teoría de las luces" de KD 69, 2.
Para un acercamiento a la obra total de Barth, acúdase a las bibliografías de M.Wildi y M. Kwíran.
Por lo que respecta al desarrollo de la comprensión barthiana de la religión hasta llegar a KD 17 (wg
en Rómerbrief o D/e christliche Dogmatik im Entwurf, véase O. Herlyn, pp. 14-65; P. Knitter, Towards.
pp. 20-23 y , del mismo autor: Cristomonism.
Las citaciones que ofrecemos en este trabajo se refieren a tomo/sección/número de página de la KD.
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
34.111/3/475. Barth se refiere, en concreto, a la Doctrina de la fe de Troeltsch; vide IV/I. 427. Para la re-
lación entre Barth y Troeltsch véase: H. Ruddies: Kart Barth und Ernst Troeltsch. Aspekte e/nes unter-
bliebenen Dialogs; ibid., p. 230 y sig, nota 3 podrá verse más bibliografía al respecto.
35. En KD 17 se puede encontrar la discusión bathiana del "religionismo" neoprotestante (1/2.316).
Explícitamente, esta discusión aparece en pp. 309-317 (especialmente, 313-317), 367 y sig., 384 y sig.
Implícitamente se encuentra en todas partes.
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
36. Me da la impresión de que C. H. Ratschow minimiza esta corrupción radical de las posibilidades re-
ligiosas del hombre cuando afirma que, según Barth, el hombre tendría una "potencia religiosa", só-
lo que la emplearía erróneamente: de manera activa en lugar de pasiva. (D/e Re//g/onen, p. 68). Al sos-
tener esto se supone una posibilidad de empleo correcto de la potencia religiosa. Pero esta poten-
cia, según Barth, no existe. O, más exactamente: no es más que una posibilidad hipotética. Brunner,
que sí afirma su existencia, recibió por ello la críticas de Barth (111/2. 156). Incluso el último Barth,
para quien "la humanidad no desaparece ni se pierde en los hombres pecadores, ni tampoco se trans-
forma, sino que simplemente se hace irreconocible" (111/2. 246), ofrece de ella una fundamentación
estrictamente cristológica, sin considerarla, desde luego, una potencia propia del hombre natural.
198
A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
que el hombre que aspira a ser autóno- ción a Dios. La religión es aquello que
mo elige soberanamente en su búsque- el hombre opone, como posibilidad
da de una correcta relación a Dios. D e subjetiva de revelación, al Espíritu
esta manera, la religión constituye no Santo. U n a oposición desde tal o cual
sólo un afán de autojustificación y de hombre, que afirma las posibilidades
autosalvación (como en el caso de los propias y positivamente humanas fren-
reformadores 37 ), sino también una crea- te a las posibilidades divinas omniabar-
ción voluntarista de imágenes de la di- cantes, y que con ello niega el señorío
vinidad. De este modo, el hombre reali- de Dios en el ámbito de lo potencial.
za una doble actividad de suplantación Una relación positiva del hombre a
(teórica y práctica) que sustituye por Dios es únicamente posible partiendo
sucedáneos la realidad revelada de de la realidad de la relación de Dios al
Dios. Ambas líneas de increencia (la hombre en Cristo. Y tal cosa no es, en
práctica, que actúa buscando la compla- modo alguno, una posibilidad del hom-
cencia de Dios, y la teórico-noética, que bre, sino la posibilidad propia de Dios.
se esfuerza por lograr un adecuado co- Tal posibilidad ha sido conferida al
nocimiento de Dios) confluyen así en la hombre en virtud de Cristo, aunque sin
definición de religión dada por Barth, traspasarle su posesión. Sólo Dios, en
según la cual el mundo de la religión un acto de elección, puede volver a ele-
humana es el "campo de los intentos del var las posibilidades humanas (imposi-
hombre para justificarse y salvarse a sí bles) al rango de posibles (en tanto que
mismo a partir de una imagen de Dios
posibilitadas por Dios). Dios es tam-
concebida según su propio designio y
bién el Señor de las posibilidades huma-
según su propio arbitrio" (1/2. 304).
nas. A partir de este axioma se desplie-
Así pues, la increencia se concreta ga toda la teoría de la religión de Barth.
no tanto en la anti- o en la arreligiosi-
dad, cuanto, más bien, en un esfuerzo Pero bajo esta ruptura, aparente-
religioso por alcanzar una correcta rela- mente radical, con el neoprotestantis-
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LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
40. "Pero una vez que se ha establecido el hecho de Dios y se ha formulado en un juicio, ya no pode-
mos mirar a la religión cristiana en sí y como tal. Por tanto, las ideas de nivelación sólo se pueden
ejecutar retrospectivamente..." (1/2.389).
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41. Según O. Herlyn (pág. 57) , Barth se distancia de Feuerbach sobre todo en dos respectos: explícita-
mente, en el tipo de fundamento cognoscitivo presupuesto ("el auténtico original de la imagen de
Dios no es el hombre, sino Dios mismo"); implícitamente, en el tipo de método cognoscitivo que
surge desde dicho fundamento cognoscitivo. El método de Feuerbach era secular-inmanente-antro-
pológico y, con ello, fenomenológico.
Sobre la lectura que Barth hace de Feuerbach véanse: I. Bertinetti; K. Nürnberger: Glaube und Religión,
pp. 37-60; E. Schneider, pp. 232-234; M. v. Brück, Móglichkeiten, pp. 38-41; R. Gruhn (que incluye más
bibliografía al respecto).
42. R. Gruhn, p. 250.
203
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
43."El problema de la religión...es la nítida expresión del problema del hombre en su encuentro y co-
munidad con Dios..." (1/ 2. 308 y sig.; los subrayados son de Barth).
44. La religión es la "expresión concentrada de la increencia humana" (1/2. 330; el subrayado es de Barth).
45. B.-E. Benktson habla a este respecto de una teología "anti-reversible" (B.- E. Benktson, p. 61. nota 21).
204
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
ción de Dios, en el modo que considera ción", en este segundo sentido -positi-
correcto y agradable a Dios, i.e. hacien- v o - de elevación no debe entenderse
do un reconocimiento de su fe—, cuan- como si Dios condujera a una religión
do ocurre cualquiera de estas cosas, lo humana a su propio cumplimiento, en
único que el hombre consigue es poner continuidad absoluta; la superación su-
de manifiesto su increencia. Cuando la pone el final de la religión, sin ningún
religión trata de librarse de su someti- tipo de concesiones. (1/2. 331, 338)46.
miento total a la revelación, cuando Barth considera a la religión un fe-
pretende partir de sí misma "como una nómeno de la antropología teológica, la
obra en sí misma justa y santa" para, equipara a la idea del hombre frente a
desde aquí, construir o promover arbi- Dios y la analiza en la polaridad peca-
trariamente su relación con la revela- do-justificación, hamartología-soterio-
ción, lo único que hace es acentuar su logía. La mediación entre ambas la rea-
diametral oposición con ella. El juicio liza desde el modelo ser/llegar a ser. El
de Dios dará fin de ella. Este fin será hombre es pecador, pero puede llegar a
una "superación" en su sentido negati- ser justo. Y esta justicia sólo le puede
vo de "negación". venir de Dios, como dádiva divina de la
Pero si, en lugar de ello, la religión que no puede disponer a su antojo y
acepta la revelación como punto de par- que en cualquier momento puede vol-
tida (entendiéndose a sí misma como ver a perder. Lo mismo vale para la re-
configuración de la revelación), logra ligión. Tomada en sí misma, desde sus
entonces expresarse en términos de re- propias capacidades, no es sino una po-
ligión elegida por Dios para ser la ver- sibilidad arbitraria del hombre, una fal-
dadera y para quedar superada en su sedad de la que Dios está ausente, y
propia plenitud. El término "supera- que, como tal, está superada (en sentido
46. Sólo bajo este presupuesto puede Barth d e c i r : " La superación de la religión mediante la revelación
no tiene por qué significar su negación; ni siquiera el juicio de que toda religión es increencia. Aun
siendo válido este juicio - y precisamente por e l l o - la religión puede quedar superada en la revela-
ción, pero contenida en ella y recogida en ella. Puede ser, incluso, justificada por la revelación. Y *•_-
añadiríamos que puede ser santificada por ella." (1/2. 357).
205
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
negativo). Pero puede llegar a ser eleva- dolo; bien sometiéndose humildemen-
da por Dios a la condición de expresión te al dominio de la revelación de
de su verdad ("superación", en sentido Cristo, bien tratando de colocarse ante
positivo). Siendo increeencia, puede lle- él, sistemáticamente, en pie de igualdad
gar a ser el recipiente de la verdadera fe. - a u n q u e sólo sea para, desde allí, ga-
Sólo desde la revelación puede llegar a rantizar la preeminencia de la revela-
conocer su propio ser; y sólo desde la ción. Pero como la preeminencia de la
revelación puede llegar a ser lo otro. revelación, frente a toda religión y a to-
Queda, de este modo, sometida al seño- da teología, viene dada fácticamente,
río de Dios tanto en lo que es como en dicho intento está condenado al fraca-
lo que puede llegar a ser. La relación en- so (1/2. 320 y sig.).
tre religión y revelación sólo puede, por
tanto, determinarse dialécticamente, en
4. EL CRISTIANISMO Y LAS RELIGIONES
el marco de la dialéctica entre el ser y el
-LA CONSECUENCIA
llegar a ser. Esta dialéctica, a su vez, ha
de quedar integrada en el simul de la Hasta ahora sólo hemos estudiado la
donación divina. Por lo que hace a la relación entre Dios y el hombre o, lo
verdad de Dios se puede decir que que es lo mismo, entre revelación y re-
"ninguna religión es verdadera", "ver- ligión. El interés de Barth se dirige ex-
dadera... es algo que una religión sólo clusivamente al estudio de esta relación.
puede llegar a ser".47 Debemos ahora, en cualquier caso, ex-
La revelación en Cristo ha decidido traer la consecuencia que de ella se si-
ya, definitivamente, la cuestión de la gue por lo que respecta a la posición del
verdad de la religión; y la religión da cristianismo frente a las religiones no
testimonio de esta decisión, bien reco- cristianas. Por emplear una metáfora
nociendo dicha facticidad, bien negán- solar (vide infra): H e m o s estudiado
dola contrafácticamente; bien aceptan- primero la relación entre el sol y la par-
do el señorío de Dios, bien desprecián- te iluminada de la tierra, para pasar aho-
206
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
48. K. Nürnberger: Glaube und Religión, p. 96. Qué poco analiza Barth fenómenos empíricos es algo que se
manifiesta, por ejemplo, en su discusión de las religiones orientales de la gracia (1/2. 372-377) (Véase
al respecto K. Nürnberger, op. cit., pp. 87-89) o en su discusión de la mística y del ateísmo como for-
207
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
mas de crítica inmanente de la religión (1/2. 343 y sigs.). Afirma igualmente que sus discusiones a pro-
pósito de la crítica inmanente de la religión son "un punto de vista que se puede ilustrar, más o me-
nos claramente, desde la historia y la fenomenología de cada una de las religiones...". (1/2. 343).
Respecto de la intepretación barthiana del budismo-Amida véase Sh. Bando.
208
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
49. "Considerados en su modo de obrar, ellos (la iglesia y los hijos de Dios) no se elevan considerable-
mente por encima del nivel de la historia general de las religiones" (1/2. 378).
50. Barth caracteriza este proceso de diferentes maneras: como acto de creación (1/2. 379-382), como
acto de elección (1/2. 382-386), de justificación (1/2 387-393) y, finalmente, de santificación (1/2. 393-
397).
51. Respecto de la importancia que Barth concede al nombre de Cristo véase: M.v. Brück, Móglichkeiten,
p. 175 y sig., nota 255; C. H. Ratschow: D/e Religionen, p. 74.
209
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
este paralelismo tiene que hacer frente a elementos religiosos, teológicos y ecle-
una diferencia. Mientras que con la uni- siásticos pasan a ser considerados sig-
dad dinámica de ambas naturalezas en nos de la verdad de Dios, sustrayéndo-
Cristo se trata de una acontecimiento se, p o r tanto, a toda analogía posible
perfecto, esta perfección falta todavía en con elementos de otras religiones.
el caso de la recepción de la religión por Es cierto que Barth no se cansa de
parte de la revelación. insistir una y otra vez en la imposibili-
En u n segundo planteamiento, dad de disponer libremente de este re-
Barth acude a la doctrina eclesiológica galo de la gracia; y en que tiene un ca-
de la cabeza y los miembros del cuerpo rácter completamente inmerecido. In-
(1/2. 382). Cristo, al aglutinar, como ca- siste también en que esta religión que ha
beza, a la iglesia y los hijos de Dios en sido elevada al rango de verdadera no
la figura terrestre de su cuerpo celeste, tiene nada, en sí misma, que hubiese p o -
plenifica sus posibilidades de ser verda- dido servir de fundamento para su dig-
dera iglesia y verdaderos hijos de nificación - m u y al contrario: es y sigue
Dios 55 . Cristo (la revelación de Cristo) siendo, simultáneamente, increencia.
es la cabeza; la religión cristiana ha de Pero lo que sí hace es conceder al cris-
ser el cuerpo 56 . tianismo que en él - y sólo en é l - se ha
La pieza clave, dentro del pensa- manifestado la verdad de Dios, única y
miento de Barth, para la fundamenta- exclusiva. En tanto que religión santifi-
ción de la pretensión de absolutez, se si- cada y representante de la revelación, el
túa en la santificación. La elección y cristianismo no está ya en el mismo pla-
santificación divina de la religión cris- no que las demás religiones, ni tampoco
tiana no es algo externo a dicha religión. en una mera relación de superioridad,
Una vez que el cristianismo es estable- sino en una auténtica diástasis cualitati-
cido como religión verdadera, todos sus va frente a ellas. Precisamente en virtud
211
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
de su debilidad, por razón de la cual vi- las tinieblas y la verdad a la mentira (1/2.
ve entre las religiones de un modo más 377). Elevado por Dios al rango de
amenazado, precario e indefenso (1/2. anunciador de su revelación, puede ha-
391) que ellas, obteniendo toda su fuer- cer frente a las religiones, puede ahora
za exclusivamente de la Palabra de Dios, relacionarse con las religiones con plena
el cristianismo "se sustrae al mundo de conciencia de su superioridad (1/2. 362-
las religiones (y al juicio y sentencia que 364) y emplazarlas a que se conviertan a
cae sobre ellas) lo mismo que un tizón la senda cristiana, en una tarea misione-
escapa del fuego" (1/2. 392). A partir de ra que está avalada por Dios (1/2. 392).57
aquí, el cristianismo se eleva efectiva-
mente por encima del nivel de la histo- 5 . ¿ABSOLUTEZ DEL CRISTIANISMO?
ria general de la religión (1/2. 378). La
cuestión de la verdad no se debate ya Antes de discutir en profundidad la
entre religiones; está respondida, en la respuesta dada p o r Barth a la cuestión
revelación, con anterioridad a toda reli- de la absolutez del cristianismo, ha de
gión: El factum divino mismo del nom- clarificarse si puede hablarse aquí, a fin
bre de Cristo concede al cristianismo el de cuentas, de un auténtico intento de
derecho de primogenitura entre las reli- fundamentación de la pretensión cris-
giones (1/2. 364), "diferenciándolo y se- tiana de absolutez. En Dogmática ecle-
parándolo así de otras religiones" (1/2. siástica, 17 Barth no emplea explícita-
393). Por su carácter único, irrepetible y mente el concepto de absolutez 58 (con-
exclusivo, se contrapone a ellas en tér- cepto que para él está demasiado lastra-
minos cualitativos absolutos, en diásta- do por el hegelianismo y la teología ne-
sis excluyente, como la luz se opone a oprotestante), prefiriendo hablar de "la
57. Nürnberger no logra entender el concepto que Barth tiene de las misiones, en su comprensión de
la religión, por no considerar suficientemente la idea que constituye su presupesto, a saber, la dife-
rencia entre el ocontec/miento pleno de la justificación en Cristo y el acontecimiento -todavía no pleni-
ficado- de de su anunciación en la historia de la religión (Religión und Glaube, p. 102).
58.Véase el uso que se hace del concepto de "absolutez" en IV/3/1, 132 y sigs. "Absoluto" significa aquí
"desvinculado de Dios".
212
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
213
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
59.Y lo mismo vale en el contexto eclesiológico: en tanto que institución humana, la iglesia no puede
nunca formular la pretensión extra ecc/es/o nulla salus (1/2. 233); como iglesia de Cristo, en cambio,
debe hacerlo (1/2. 235 y sig.).
214
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
60. Valga, a título de ejemplo: "La iglesia es el lugar de la verdadera religión en la medida en que vive de
la gracia y por la gracia" (1/2. 304; el subrayado es nuestro.Véase también op. cit., p. 325).
61. Lessing, según Barth, habría acertado al afirmar que cristianos, judíos y musulmanes están todos
igualmente cerca o igualmente lejos de Dios, pero tal cuestión sería -para Barth- teológicamente
irrelevante, y debería ser transformada en la auténtica cuestión teológica: ¡De quién quiere Dios es-
tar cerca?
215
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
pectiva comparativa sistemática, no deja por Dios. También aquí hay que insistir
de ser evidente su analogía estructural: en que, en todo este acontecimiento,
una absolutez suprahistónca, incondi- Dios es el Señor y sigue siéndolo siem-
cional, determina - c o m o medida y co- pre, aun después de haber realizado ya
mo meta- la absolutez intrahistórica de su elección en Cristo. Pero Dios puede
la religión cristiana, y en este contexto realizar esto mismo también fuera de la
de determinación se dirime la preten- religión verdadera, puede ejercer su la-
sión de validez del cristianismo y su re- bor de justificación y salvación también
lación con las otras religiones. fuera de dicho ámbito. La expresión
"en Cristo de una vez p o r todas" no
7. LA AFIRMACIÓN DE EXCLUSIVIDAD tiene por qué significar que fuera del
cristianismo sólo hay falsedad... Barth
El predominio del Segundo Artículo tardó bastante tiempo en hacerse cargo
en la teología de Barth da cierto tinte de estas implicaciones, pero, al hacerlo,
exclusivista a la pretensión de validez logró relajar una pretensión de exclusi-
que el cristianismo formula en su con- vidad que resultaba demasiado estricta.
dición de religión verdadera. La digni-
dad de dicha religión, y con ello tam-
8. CRÍTICA DEL CONCEPTO DE RELIGIÓN
bién la justificación de su pretensión de
validez, es u n préstamo que únicamen- N o dan en el blanco aquellos críti-
te se le otorga en Cristo y por medio cos que reprochan a Barth que, desde el
del Espíritu. D e este modo, la exclusivi- punto de vista de la ciencia de las reli-
dad de la revelación de Dios en el solus giones, el cristianismo es tan religión
Christus y la exclusividad de la vincula- como las demás. 62 Esto Barth no lo dis-
ción del Espíritu Santo a Cristo sirven cute. En ningún sitio afirma que el cris-
de fundamento a la pretensión de vali- tianismo no sea religión; en ningún sitio
dez única de dicha religión, santificada atribuye absolutez al cristianismo co-
62. Por ejemplo: F.Wagner: Über d/e Legitimát, p. 38; U. Manir. Das Christentum ais absolute Religión, pp. I-
4. Desde el lado católico, y sin referirse directamente a Barth: P. Knitter: Ist das Christentwn e/ne edi-
te und die absolute Religión?, p. 397 y sig.
216
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
mo tal. La crítica a Barth debe apuntar téntica frente a la realidad del mundo,
más lejos, pues la irrelevancia de los ar- que contemplada desde la primera resul-
gumentos procedentes de la ciencia de la ta ser meramente aparente 63 . Sólo puede
religión está ya integrada en su propio haber verdad humana a partir de dicho
sistema. Lo que se necesita es un exa- suceso, que no es un principio ideal, si-
men radical de los fundamentos de la no viva vox, y cuyo conocimiento no se
totalidad de su sistema teológico. realiza a través de una construcción teo-
De un examen semejante surgen las rética, sino a través del Espíritu Santo.
siguientes dos objeciones (estrechamen- La crítica que se le hace a este tipo de
te vinculadas entre sí): su planteamiento "platonismo evangélico" 64 es conocida:
ahistórico de tipo platonizante y su con- la subordinación de la realidad a la ver-
cepción docética de la incarnación. Al dad y la seguridad optimista de poder
subordinar la realidad a la verdad, al de- conocer tal verdad - p o r haberse revela-
gradar la realidad histórica al rango de do de manera objetiva- suponen una
mero material ejemplificador de ideas retirada más allá de la historia (incluida
teológicas autónomas, al vincular el or- la historia del cristianismo) hacia una
den del conocer a un orden del ser de presunta positividad de la revelación.
fundamentación divina, Barth pone de Frente a ello —frente a B a r t h - se suele
manifiesto una postura platónico-idea- recordar que la revelación está mediada
lista, en la que el acontecimiento intra- históricamente, que su aparición se pro-
trimtario ocupa el lugar que suele co- duce por medio de la encarnación y ba-
rresponder - e n este tipo de plantea- jo la condición de lo finito, de un modo
mientos- a las Ideas eternas. El mismo concreto. Dios no actúa en un espacio
Barth expresa gráficamente esta vincula- ahistórico, sino en una encarnación fi-
ción platónica en la metáfora solar que nita, y su revelación se vincula a esta en-
aparece en 1/2 388, 393, 396. La revela- carnación, haciéndose, así, inmanente a
ción divina aparece como la realidad au- ella (aunque sea de un m o d o necesaria-
17
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
65. Ejemplos de esta crítica en: B.-E. Benktson, pp. 146-153 y G. Müller, p. 208 y sig. Una breve reseña bi-
bliográfica del debate en torno a la doctrina barthiana de la religión puede verse en F.Wagner: Über
d/e Legitimitát der Mission, p. 37 y sig., nota 48.
66. Barth se expresa a propósito de esta acusación de docetismo en conexión con la teoría de la anhi-
póstasis en IV/2. 53.
67. Más al respecto en B.-E. Benkston, pp. 146-153.
218
A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
envía su Palabra al mundo. Esta Palabra Estas ideas son las que sirven de
pronunciada pro nobis se configura se- punto de partida a Chr. Link cuando
gún la propia condición, experiencia y trata de interpretar la teoría de la reli-
actividad del hombre (1/2. 305), en un gión contenida en Dogmática eclesiásti-
mismo plano con todos los demás fenó- ca, 17, a la luz de los pensamientos del
menos religiosos. Oculta bajo un rostro último Barth, viendo en la religión (es-
mundano, la revelación abandona su to es, también en las religiones positi-
carácter irrepetible y se expone al ries- vas) "el rostro humano de la revela-
go de la confusión. La palabra de Dios ción" 69 , es decir, el rostro del que la
aparece bajo el ropaje de la religión; pe- misma revelación se reviste a fin de po-
ro este modo oculto de manifestarse es der presentarse. Pero la dimensión in-
precisamente lo que la proteje de una carnatoria que hemos descrito se hace a
disolución en la historia general de la la luz de la autodistinción de Dios res-
religión (1/2. 305-308).La revelación pecto del m u n d o , y corre peligro de
tiene también una dimensión religiosa. quedar marginada si se concede un pre-
"En su revelación, Dios se hace presen- dominio excesivo a la diferencia cualita-
te en mitad del mundo de la religión tiva. Por otro lado, la rehistorificación
humana" (1/2, 324). La revelación tiene de la comprensión de la religión tampo-
"también que ser entendida como cris- co logra ocultar el auténtico problema
tianismo, y también como religión y de la teoría barthiana de la religión. Más
también como realidad y posibilidad bien lo pone absolutamente de mani-
humana" 68 . C o m o consecuencia de la fiesto: Barth no contrapone religión a
condescendencia de Dios al ámbito de religión, ni revelación a revelación.
lo humano, esto es, al ámbito de la his- Cuando contrapone la revelación del
toria de la religión, la religión se con- Dios bíblico a las religiones, lo que ha-
vierte en un tema absolutamente im- ce, en realidad, es mezclar ámbitos dife-
prescindible dentro de la teología. rentes. Las religiones que n o se fundan
219
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
70.Véanse los "también" subrayados en la cita recogida más arriba en esta misma página.
71. Según H. Fries, artículo Absolutheitsanspruch des Christentums, sep. 74.
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
72. Más de cuarenta años antes de que se publicara la KDI/l,Troeltsch había pronunciado ya su vere-
dicto sobre este tipo de teología de la religión: "Aplicar a las religiones no cristianas la teoría de
Feuerbach y reservaren cambio,para el cristianismo la teoría surpranaturalista de la revelación es...
un experimento verdaderamente peligroso, y serán muy pocos los que consideren que, mediante él,
se puede establecer en algún sentido la verdad del cristianismo" (E.Troeltsch: Die Selbstándigkeit der
Religión en ZthK, 5 -1895-, p. 375; el subrayado es de Troeltsch; compárese ZThK 6 -1896- p. 84, no-
ta I). El día 26 de abril de 1912 escribe Troeltsch a Barth, en una carta bastante suave y resignada:
"Tiempo atrás creí poder defender ese punto de vista, pero luego me ha parecido insostenible, y só-
lo efectivo en posiciones ortodoxas. Puedo comprender el sentimiento de superioridad con el que
alguien que comparta ese punto de vista debe contemplar mi propio trabajo, tan a tientas.Y me ale-
gro de ello" (citado en W. Groll, p. 34).
73. C. H. Ratschow, D/e Religionen p. 67; Th. Sundermeier, artículo: Religión, Religionen, en Lexicón mis-
sionstheologischer Grundbegriffe, p. 412.
221
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
74. Dos Wort Gottes ais Aufgabe der Theologie, en: J. Moltmann (Editor): Anfange der Diolektische Theologie,
tomo l.p. 199.
75. La carta ha sido impresa en: Agries von Zahn-Harnack: Adolf von Harnack, p. 417.
222
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223
LA PRETENSIÓN DE ABSO LUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
Zahrnt: "Dios tendrá también que per- modo peculiar de entender lo religioso,
donarnos nuestra teología; quizá nada hay que tener también en cuenta la ex-
tanto como la teología." 76 periencia de la equiparación, por parte
Esta dura crítica a Barth se puede re- de los denominados "Cristianos alema-
formular, desde el punto de vista del nes", entre la religión y la ideología na-
análisis del lenguaje, como malinterpre- cionalsocialista. Cuando dejó de existir
tación en el uso del lenguaje: Barth uti- esta polémica, Barth pudo suavizar su
liza un lenguaje aparentemente objeti- rotundo " n o " .
vo, como si emitiese juicios sobre su-
puestos hechos. Pero en realidad, el len- / 0. ¿UN NUEVO BARTH?
224
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
79. IV/3/1.95 (los subayados son de Barth); "no hay luz de vida fuera o al lado de la suya, fuera o al lado
de la luz que Él es" (IV/3/1.95); compárese op. cit., p. 108 y sig.
80."Lo que ésta hace es actualizar... su potencial luminoso, para que puedan servirla y lo hagan"
(IV/3/I.I74).
8I.IV/3/I. 154; el subrayado es de Karl Barth.
82. IV/3/1. I 30; compárese 176.
225
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
de forma ordinaria, conforme a una au- ahora son elementos constantes, dados
toridad constante y universal. Pero, en la creación misma. 85
además, gobierna de forma extraordi- Es cierto que no varía la determina-
naria, al desvelar su Palabra, de forma ción diastática de la relación entre Sol y
implícita, en el mundo profano, por Tierra (lo mismo que en K D 17), pero la
medio de actos particulares y contex- frontera entre luz y tiniebla, ya en la
túales de libre manifestación (IV/3/I. Tierra misma, se hace más permeable.
147 y sigs.), "procurándose testigos en Para introducir esta variación, Barth no
mitad de este mundo de falsedad encu- ha tenido que modificar sus plantea-
bierta"(IV/3/I. 136)." mientos generales. El replanteamiento
(2) La creación divina es universal. universalista procede, en realidad, de un
Las luces encendidas en la naturaleza presupuesto general que permanece in-
mediante el acto de la creación queda- variable, la idea del señorío de Dios
ron enturbiadas con la caída en el peca- transmitido sólo por medio de Cristo,
do, pero siguen todavía dando luz84. Si, pero que ahora se considera eficaz más
en el caso anterior, las portadoras de la allá de los límites del cristianismo o de la
luz de Dios eran palabras de verdad, iglesia propiamente dicha. Esta ruptura
surgidas en mitad del mundo profano de límites de cara a la universalización
mediante actos particulares de elección, de la verdad divina supone a su vez, por
83."testigos extraordinarios" (IV/3/1. 132), "profetas y apóstoles mundanos de todo tipo y de toda ca-
tegoría" (IV/3/1. 107).
En un acto de libre elección, Dios permite que palabras profanas den testimonio de Él, y convierte
a no cristianos - o a "cristianos más o menos conscientes de ello"- en sus portavoces (IV/3/1. 123).
La comunidad tiene "en cada hombre... no todavía, desde luego, en sentido actual, pero sí yo de for-
ma virtual, potencial, un cristiano, un christianus designatus, un christianus in spe...". (IV/3/2. 927; su-
brayados de Karl Barth); compárese IV/3/1. 410 y IV/3/2. 570.
84. IV/3/1. 157 y sig; compárese 111/1. 147 y sigs. Dichas luces son "la revelación propio de la criatura, de
la ktis/s" (IV/3/1. 158, subrayados de Karl Barth).
85. Barth llama la atención sobre el orden constante (rítmico) del cosmos frente al caos, sobre la reci-
procidad entre cosmos inteligible y criatura humana inteligente, y también, brevemente, sobre la ra-
zón cósmica (IV/3/1. 160 y sigs). Para la problemática de semejante idea, véase Chr. Link: Die Welt ais
Gleichnis, p. 304 y sig.
226
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
86. Dicha tendencia ha aparecido ya con anterioridad a KD. III, como pone de manifiesto el "modelo de
capas concéntricas" de verdad religiosa que Barth propone en 1/2. 925 y sig.Allí, Barth coloca la pro-
fesión de fe evangélica, como principio de orden y de diferenciación, en el punto medio de una se-
rie de círculos concéntricos de diferente amplitud, que se van alejando de este centro progresiva-
mente (con sus correspondientes elementos particulares): (a) neoprotestantismo, (b) catolicismo, (c)
iglesia oriental, (d) islam, (e) las restantes religiones no cristianas. En este quinto círculo extremo do-
mina, según Barth, el error y la mentira. O. Herlyn recoge testimonios orales de Barth , de cara a una
teología de las religiones, que dejan presuponer un modelo de capas concéntricas bastante seme-
jante (Herlyn, p. 54).
227
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
87. Véase también IV/3. 421, 923 y sig., 1002, IV/4 §77 y la conferencia Das Christentum una die Religión,
de 1963. Ante unos 300 estudiantes, en su mayoría no cristianos, Barth, en conexión directa con KD.
17, afirma:"El cristianismo no es una religión"... "Solitario en medio de las religiones, lo que persi-
gue, a diferencia de todas las religiones, no es la marcha del hombre hacia Dios, sino la marcha de
Dios hacia el hombre" (p. 43).
228
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
88. Me voy a apoyar, fundamentalmente, en los siguientes escritos de Rahner, todos ellos publicados en
sus Schriften zurTheologie. (las referencias a continuación se refieren al t o m o y página de esta obra).:
Dos Christentum und die Nichtchristlichen Religionen (=EI cristianismo y las religiones no cristianas -
V/136-158); Die anonymen Christen (=Los cristianos anónimos - VI/54S-554); Atheismus und implizites
Christentum (=Ateísmo y cristianismo implícito - VIH/187-212); Kirche, Kirchen und Religionen (=
Iglesia, iglesias y religiones VIII/355-373); Anonymes Christentum und Missionsauftrag der Kirche (= El
cristianismo anónimo y la tarea misional de la Iglesia - IX/498-SI5); Bermerkungen zum Problem des
"anonymen Christen" (= Observaciones respecto del problema de los "cristianos anónimos" - X/531 -
546); Anonymer und expliziter Claube (= Fe anónima y fe explícita —Xll/ 76-84); Der eine Jesús Christus
und die Universalitat des Hei/s (- El Jesucristo uno y la universalidad de la salvación - X I I / 2 5 1 - 2 8 2 ) ;
Jesús Christus in der nichtchristlichen Religionen (= Jesucristo en las religiones no cristianas - X l l / 370-
383); Über die Hei/sbedeutung der nichtchristlichen Religionen (= Sobre la importancia de las religiones
no cristianas para la salvación —X111/ 341-250); Über den Absolutheitsanspruch des Christentums (=
Sobre la pretensión de absolutez del cristianismo -XVI 171-184).
- U n r e p e r t o r i o bibliográfico general sobre la totalidad de la obra de Rahner puede encontrarse en:
- R o m á n Bleistein / Elmar Klinger (editores): Bibliographie Karl Rahners 1924-1969, pp. 9-99.
- K a r l Lehmann/ A l b e r t Raffelt (editores): Rechenschaft des G/oubens, pp. 461-469
-Paul Imhof /Heinrich Treziak.- Bibliographie K. Rahners 1979-1984 en: E. Klinger / K. W i t t s t a d t (edito-
res): Glaube im Prozess, pp. 854-872.
- L a literatura secundaria queda recogida en:
- A l b e r t Raffelt: K. Rahner Bibliographie der Sekundárliteratur 1948-1978, en: H.Vorgrimler (editor):
Wagnis Theologie, pp. 598-622.
- A l b e r t Raffelt: K. Rahner Bibliographie der Sekundárliteratur 1979-1983, en: E. Klinger/ K. W i t t s t a d t
(editores): Claube im Prozess, pp. 872-885.
89. Rahner se opone a una diferenciación entre los conceptos de "cristiano anónimo" y "cristianismo
anónimo" (IX/499 y sig.). Según él, el segundo concepto debe entenderse en el sentido del primero
(esto es, bajo un aspecto individual - X/532). Pero la verdad es que su terminología no es del t o d o
univoca. En algunas ocasiones emplea el concepto "cristianismo anónimo" no sólo para designar el
ser cristiano del individuo no cristiano, sino también para expresar la cualidad cristiana de la religión
no cristiana. A fin de no perder de vista estas diferencias, habremos de especificar qué se entiende,
en cada caso, por "cristianismo anónimo". C o n significado idéntico al de cristianismo anónimo em-
plea también, a veces, la expresión "cristianismo implícito" (véase VIH/187).
229
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
viduos que, sin culpa propia, permane- puede aplicar también a los ateos
cen separados de la iglesia y del mensa- (VIII/187-212) e incluso a las confesio-
je cristiano. Se trata, pues, de la posibi- nes cristianas no católicas90. Pero, por
lidad de salvación individual, de la sal- otro lado, Rahner afirma una y otra vez
vación de aquéllos que todavía no han que "esta cuestión (i.e. la de la aprecia-
entrado en contacto existencial con el ción de las religiones no cristianas)... no
mensaje de Cristo ni con la comunidad puede ser respondida exclusivamente
que lo proclama. Por el contrario, la te- desde la teoría del cristiano anónimo" 91 .
oría de Rahner respecto de la legitimi- La teoría del cristiano anónimo no pue-
dad de las religiones no cristianas se re- de, sin más, dar pie a una valoración de
fiere a un colectivo, a una institución otras religiones, ni siquiera cuando se
histórico-político-social, que tiene la tiene en cuenta la configuración social
pretensión de ser mediadora de verdad de todo lo religioso y el hecho mismo de
y salvación y que con ello entra en que también el cristiano anónimo vive
abierta competencia con las pretensio- en unas circunstancias histórico-sociales
nes del cristianismo. determinadas. Si resulta, p o r tanto, que
Por un lado, da la impresión de que la valoración de las religiones no cristia-
Rahner trata de remitir la teoría de la le- nas no puede realizarse dentro de la
gitimidad de las religiones a la del cris- doctrina del cristiano anónimo, no pue-
tiano anónimo, interpretando esta últi- de entonces tampoco sostenerse que la
ma como el ámbito de fundamentación relación entre ambas teorías sea la de
desde el cual valorar las religiones no una mera dependencia de la una respec-
cristianas. En tal caso, la teoría de la le- to de la otra, ni considerar a la primera
gitimidad de las religiones no sería sino simple aplicación de la segunda.
una especificación, una aplicación parti- La diferenciación de estos dos as-
cular de la teoría del cristiano anónimo pectos nos descubre una problemática
al caso de las religiones, lo mismo que se que, a mi modo de ver, está profunda-
230
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
231
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
co, Rahner oscila entre un principio de las preguntas de partida para las que la
universalidad en la voluntad salvadora teología de la religión de Rahner trata
de Dios, por un lado, y la exclusividad de encontrar una respuesta. Examina-
de la salvación en Cristo y su iglesia, remos en primer lugar la doctrina del
por otro. (2) Desde un punto de vista cristiano anónimo.
antropo-soteriológico, trata de hacer
justicia a la idea de que l a / e es un ele- / . LA DOCTRINA DEL CRISTIANO ANÓNIMO92
mento necesario para la salvación (sine
Esta teoría ha de desplegarse en cua-
fide nulla salus) y, simultáneamente, al
tro pasos: teológico, antropológico, cris-
hecho de que dicha fe todavía no ha si-
tológico y, finalmente, eclesiológico.
do transmitida a la mayoría de los hom-
bres de este mundo. (3) La percepción a) La voluntad divina de salvación
empírica de la historia y del presente universal
pone de manifiesto que, al cabo de dos La voluntad divina de salvación uni-
mil años de cristianismo, la tensión en- versal, la gracia del Dios que quiere co-
tre la pretensión de absolutez del cris- municarse a sí mismo, es la condición
tianismo y la vitalidad de las religiones de posibilidad de todo cristianismo
extrañas no sólo no ha desaparecido si- anónimo. La gracia de Dios se objetiva
no que, incluso, se ha intensificado. siempre y en todas partes (X/539;
¿Qué juicio cabe hacer de estas religio- 1/408); se objetiva en el m o d o del ofre-
nes, y de sus partidarios, por lo que res- cimiento de salvación, como posibilita-
pecta a la salvación en Cristo? Estas son ción de un obrar salvífico (X/539). Al
92. Bibliografía específica sobre la teoría rahneriana del cristiano anónimo puede encontrarse en:
- N : Schwedtfeger: Gnade und Wek, pp. 433-445.
-B. v. d. Heijden: Karl Rahner, pp. 349-2S2, nota I.
Acerca del surgimiento de esta teoría del Cristian o anónimo en el marco de la obra total de Rahner
tratan:
-H.Waldenfels,enZMR,60 (1976), pp. 165-168.
-J. Brosseder: D/e anonymen Christen.
- N . Schwerdtfeger: Gnade undWelt, pp. 67-95.
232
A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
hacer esto, la voluntad de salvación uni- plemente ignorar que el hombre es libre
versal no actúa como una causa sobre- para revolverse contra esta gracia divi-
natural contingente, que se desplegara na. Tenemos, pues, que el hombre no
en el mundo de modo imprevisible, si- está determinado por Dios, pero que ha
no como una determinación permanen- sido creado por él para la gracia. Para
te de la meta del mundo, que tiende a poder pensar a la vez este doble plano
Dios 93 . N o es algo externo al hombre, de las relación Dios-hombre se necesita
sino que impregna su ser y su concien- un cambio de perspectiva: lo que, desde
cia (XII/81). Esta voluntad, que quiere el lado de Dios, es realidad objetiva,
la salvación y la redención de todos los voluntad divina efectiva, desde el lado
hombres sin excepción, actúa de modo del hombre (en el mundo de la historia
doble respecto de sus destinatarios. Por humana) sólo puede mostrarse, en cam-
un lado, en tanto que fuerza libre y so- bio, en el modo del ofrecimiento, de la
berana, no se ve limitada por las condi- posibilidad. D e este modo, la voluntad
ciones de la experiencia en el mundo. universal de Dios no produce, de facto,
N o depende, por tanto, en modo algu- el perfecto estado de salvación en la
no, de su aceptación expresa y cons- Tierra, sino sólo la realidad objetiva de
ciente, de su recepción sacramental o de la posibilidad de salvación para todos
la pertenencia a la iglesia; al contrario, los hombres. N o se trata de una posibi-
es incondicional, está más allá de toda lidad pasiva, plegada sobre sí misma, si-
condicionalidad humana y mundana. no de una posibilidad activa, influyen-
En esta afirmación de objetividad, en te. N o ofrece al hombre la libre elec-
esta desconexión entre la voluntad sal- ción entre dos cosas alternativas, sino
vadora de Dios y el saber consciente, se que es ya "el obrar de Dios, que destru-
encuentra precisamente el punto crucial ye y elimina, superándola, la falsa elec-
en la fundamentación rahneriana de la ción del hombre"(V/146). D e este mo-
teoría del cristiano anónimo. Pero, por do, la gracia divina se acerca al hombre
otro lado, Rahner tampoco puede sim- (a todos los hombres) no sólo al modo
93. Véase también IV/226-229; Entelechie (s. 228); y s¡g;X/ 539 y síg; XII/81.
233
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
94. Rahner remite, al respecto, a / Tim. 2,4, a la alianza con Noé y a su ratificación por Cristo;VI/546; K.
Rahner, artículo: Heilswille Cotíes, allgemeiner, en : HTTL, tomo 3, pág. 268 y sig. En IX/503 y sig.
Rahner inscribe su teoría en la tradición de la historia de la teología.
95. XII/254; compárese B.v.d. Heijden, pp. 265-274.
96. Donde el término "transcendental" no se debe entender en sentido kantiano, sino más bien desde
la comprensión de Maréchal, en el sentido de una orientación vertical.
En la terminología de Rahner,"categorial" significa siempre o sensiblemente intuible o pensado en un
concepto finito obtenido por abstracción a partir de lo intuitivamente sensible. "Transcendental",
por el contrario, es la remisión del hombre hacia la transcendencia, hacia lo indecible, hacia aquello
que supera la intuición sensible y el concepto finito" (A. Gernken, p. 20).
234
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
nca y universal-humana postulada por extraño que viene desde fuera y plcnih-
Rahner, y que, según él, es el primer ele- ca una naturaleza en sí misma "pura" e
mento configurador de la existencia hu- independiente. Rahner la entiende, más
-iana, constituye la condición de posi- bien, como mediación eficaz, como
bilidad de todo conocer y de todo aquello que hace posible la naturaleza v
ibrar. En tanto sujeto transcendental, el que, al tiempo, constituye su cumpli-
hombre está abierto a una realidad su- miento, como la determinación más ín-
praempírica, suprahistórica y suprana- tima de sus fines. La naturaleza aparece
tural,97 Ahora bien, dado que el hombre, ya de antemano de un cierto modo an-
en su esencia más íntima, está orientado hipostático, establecida desde la gracia y
hacia la transcendencia (y, por tanto, en para la gracia, en espera de la gracia. Y
última instancia, hacia la automanifesta- ésta, a su vez, encarna la realidad trans-
ción de Dios), lo mismo que, por su cendente, de la que participa la estructu-
parte, Dios está orientado incarnatoria- ra antropológica fundamental y de la
mente hacia el hombre en la automani- cual ésta ha recibido, en última instan-
festación universal de su gracia, no re- cia, su propio afán de autotranscenden-
sulta ya necesario para Rahner pensar la cia. Rahner introduce a este respecto el
relación entre naturaleza y gracia según concepto de "existencial supranatural",
el patrón clásico de dos esferas, más o para designar el punto en que se en-
menos aisladas entre sí, colocadas en cuentran la gracia y la naturaleza 98 .
una relación de supra- o de subordina- Importante de cara a la teoría del
ción (IV/ 212 y sigs.); la gracia no se cristiano anónimo es el giro psicológico
presenta ya como algo completamente que Rahner da a la correlación entre
97. Mientras que Tillich tuvo que empezar por dar un giro religioso a sus premisas antropológico-uni-
versales, Rahner integra ya de entrada la consitución religiosa del hombre en su constitución antro-
pológica.
98. Rahner habla de las relaciones entre naturaleza y gracia en 1/323/345, especialmente 336-345; IV/209-
236; LthK, tomo 4, sp. 992 y sig; Xlll/ 3444 y sig.
Respecto del existencial supranatural véase VIII/359-362; XIII/345.
Literatura secundaria sobre esta cuestión: N. Schwerdtfeger, pp. 161-211; B.v.d. Heijden, pp. 20-53.
235
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
236
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
237
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
104. XII/252-254.
105. Alguna referencia al respecto en:VIH/358;
238
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
hombre, éste ya no puede eludir la de- plícitos). Es preciso dar un paso con-
cisión de aceptarla o rechazarla. Ya no ceptual más, un giro cristológico, para
hay retorno posible a la mera naturale- poder declarar que los teístas anónimos
za y a su conciencia transcendental. De son también cristianos anónimos. La
manera análoga, la fe implícita sólo voluntad salvadora universal de Dios se
puede valer como disposición transito- ha manifestado, concretado y especifi-
ria, que sólo se justifica en ausencia (no cado por sí misma. La gracia ha entrado
culpable) de la explícita. La fe implícita en la historia, se ha encarnado, se ha
es también reconocida por Dios, pero enajenado. Se puede decir, incluso, que
sólo en aquellos casos en los que no se la gracia tiene esencia incarnatoria. Por
ha dado la posibilidad de su sustitución depender incondicionalmente del acon-
por la explícita. Se trata de una prefigu- tecimiento de Cristo, tiene u n carácter
ración que sólo tiene aceptación provi- incarnatorio-sacramental y eclesiológi-
sional, que está llamada a su cumpli- co-histórico-dialógico. 107
miento y que vive en espera de éste.
Aparece así, junto a la universalidad
Dios, en su gracia, la reconoce como
de la voluntad de salvación, la especiali-
suficiente para la justificación sólo en la
dad de la realidad de salvación. Y junto
medida en que al que cree de este modo
a la concesión de la gracia, la encarna-
todavía no se le ha dado a conocer ex-
ción se presenta ahora como el segundo
presamente la Palabra de Dios. Pero
aspecto de la automanifestación divina
pierde inmediatamente su razón der ser
en la prefiguración de la naturaleza hu-
una vez que tiene lugar la revelación106.
mana (VI/548 y sig.)108. Desde esta ente-
c) Salvación sólo en Cristo lequia introducida en ella, la naturaleza
Hasta ahora, en sentido estricto, só- del hombre, en su dinámica interna,
lo hemos hablado de fe anónima o im- tiende no sólo a la autotranscendencia y
plícita (o de creyentes anónimos o im- a la autoenajenación, sino también a la
239
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
109. Véase al respecto V718-24, especialmente 21 y sig., y también la serie de ideas de IW137-172.
I 10.1V/214; en la línea de Tomás de Aquino y de Maréchal.
I I I.Véase también VIII/362+363 y sig.
I 12. VI/546 y sig. (subrayados de K. Rahner); compárese V/144 y sig.;V/l 55;VI/550.
240
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
I 13 . La meta de la fe no temática debe ser " llegar a convertirse en una fe objetivada y articulada según
el evangelio", esto es, llegar a convertirse "en la fe que denominamos propiamente fe cristiana. La
semilla no tiene derecho a no querer ser planta. Pero, aunque todavía no sea planta, no por ello le
vamos a negar el nombre que se le da a la planta que saldrá de ella" (X/543, compárese VI 550 y
sig); y esta semilla se llama "el ser-cristiano anónimo".
241
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
I 14. Frente a Pannenberg, quien, en Rahner, echa de menos "la reflexión sobre la función mediadora de
la historia universal y en especial de la historia de la religión en la revelación misma de Cristo"
(Grundfragen, tomo I, p. 283, nota 37).
I 15. "La inserción de la práctica religiosa individual en un orden social religioso es uno de los rasgos
esenciales de la religión verdadera, concreta..."(V/151) Nótese bien:"¡de la religión concreta!", es
decir, de la religión en su configuración social como magnitud dinámica e histórica, no de la religión
como concepto teológico de la religiosidad humana. A diferencia de Barth, Rahner tiene realmente
en cuenta las religiones concretas, empíricas. Su tesis es que "en la existencia concreta del hombre,
la constitución social de la religión pertenece a la esencia misma de la religión, y que, por ello, sólo
tiene religión el que dispone de ella en una forma social..." (V/142).
I 16. "Desde el momento en que "hay" Cristo, desde el momento en que ha venido absolutamente, he-
cho carne, como Palabra de Dios, y, con su muerte y resurrección ha reconciliado al mundo con Dios
242
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
de forma real y no sólo teórica (es decir, desde el momento en que lo ha purificado) este Cristo y
su presencia histórica continua en el mundo se denominan iglesia, es decir, la religio que vincula al
hombre con Dios" (V/139 y sig; el subrayado es de Karl Rahner).
I 17. Schlette: Einige Thesen, p. 309. Este concepto amplio de iglesia o ecclesia ab inítio, ab Abel, se remonta
a Justino, Ireneo, Orígenes y Agustín.
243
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
Nadie tiene por qué quedar de entrada sostener la posibilidad de una pertenen-
excluido de la iglesia universal. cia implícita a la iglesia.
Pero, de nuevo, ambos conceptos de
iglesia no se relacionan entre sí en con- e) Balance provisional
diciones de igualdad: la iglesia universal La voluntad salvadora universal de
trata de alcanzar un carácter auténtico Dios, tal y como se ha revelado en
y explícito en la iglesia particular-insti- Cristo (de modo determinante, y como
tucional. Tal cosa se realiza de forma posibilidad de salvación para todos los
gradual. Dentro del cristianismo anóni- hombres) es ya efectiva antes incluso de
mo hay que distinguir grados de vincu- que el hombre llegue a tener conoci-
lación a la iglesia institucional, estable- miento de ella, como impulso tendencial
ciéndose dicha nivelación según el gra- inserto en la estructura antropológica
do en que se tiene conciencia de perte- fundamental del hombre. Lo orienta ha-
necer a la iglesia." 8 cia la recepción de la gracia supranaturaí.
Una vez acontece este giro hacia lo También la fe requerida para obtener la
histórico que acabamos de describir, la justificación santificante puede lograrse,
teoría del cristiano anónimo que veni- de forma no temática, en un acto de au-
mos estudiando se expande hasta con- toaceptación. Pero este cristianismo
vertirse en teoría del cristianismo anó- anónimo no puede ser suficiente en sí
nimo. Ya la propia teoría del cristiano mismo: aspira a su tematización en una
anónimo iba más allá de la mera afirma- fe cristiana explícita, tal y como se des-
ción de que hay salvación fuera del cris- pliega en la iglesia cristiana manifiesta.
tianismo, pues postulaba la posibilidad Tomando como base el m o d o de de-
de un ser-cristiano sin necesidad de p r o - terminar las relaciones entre naturaleza
fesión explícita. La doctrina del cristia- y gracia, surgen las siguientes relacio-
nismo anónimo da otro paso más, al nes, estructuralmente análogas:
I 18. Rahner, en LThK, tomo VI, pp. 223-225. No podemos abordar aquí el tema de la comprensión rah-
neriana de la iglesia ("iglesia como vanguardia") . Remitimos a V/ i 56-158; V/400-403; VIII/338-342 en
el contexto de Vlll/329-373.
244
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
Los elementos de la primera fila son, mo universal puede ser legítimo, a pesar
en cada caso, la anticipación, la prefigu- de su impropiedad. H a y además una
ración o la manifestación provisional de gradación dentro de las diferentes ma-
los de la segunda. Funcionan, por tanto, nifestaciones históricas de lo anónimo,
como horizonte de conocimiento, de según el grado de su tendencia hacia lo
modo tal que los de la segunda no apa- explícito. Lo explícito, a su vez, no es
recen externamente, como algo extra- una mera continuación de lo anónimo,
ño, sino como aquello que, actuando ya sino su superación, su rebasamiento
desde lo más íntimo, viene ahora a ple- cualitativo. Y, por ello, una vez que la
nificar su obra. Lo anónimo culmina en Palabra divina de Cristo ha entrado ya
lo explícito como lo propio de sí mis- en vigor existencialmente, no puede ha-
mo, su meta, su cumplimiento y su ma- ber retirada legítima al ámbito de lo
nifestación histórica. Allí donde no se anónimo. H a y que abandonarlo, como
ha dado todavía lo explícito, lo anóni- grado de desarrollo ya superado. 119
I 19. No podemos reproducir aquí la totalidad del debate surgido en torno a esta teoría de Rahner. Más
abajo me haré eco de dos de los reproches que se le han dirigido. Las principales constribuciones
245
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
en este debate son: E. Klinger (editor): Christentum innerhalb und auüerhalb der Kirche (1976); K.-H.
Weger: Das "anonymen Christentum" (1976); K. Rahner X/531 (se ofrecen aquí referencias bibliográ-
ficas 1971-1972); H. R. Schlette: Rahner, Küng und die anonymen Christen (1975); del mismo:Anonymen
Christen- wozu? (1975); H.Waldenfels: Die neue Diskussion... (1976); H. Küng: Christsein (pp. 107-109,
1974); N. Schwerdtfeger, pp. 23-58 (incluye referencias bibliográficas, p. 23 y sig., nota I -1982).
Esta discusión se plantea en: J. Brosseder, p. 259-266 (1982); B. v.d. Hei'i'den, pp. 254-291 (1973); K.-
H. Weger: Das anonyme Christentum in der heutigen Theologie (1976).
120.V/143; subrayado de K. Rahner.
246
A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
121. Por esta razón, la legitimidad de la religión no resulta perjudicada por ninguna falsificación humana
de la voluntad divina, a no ser que dicha falsificación constituya, justamente, la parte esencial de di-
cha religión (V/150).
247
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
plica que toda religión sea una religión trapone a todas las religiones en térmi-
legítima (V/l 53). nos cualitativos, como religión absolu-
Aunque Rahner no desarrolla este ta. La relación entre la religión cristiana
planteamiento, resulta evidente que, y las religiones no cristianas experimen-
desde su p u n t o de vista, las religiones ta, con ello, una determinación positiva
extracristianas se subordinan gradual- e inclusiva. Existe un parentesco esen-
mente al cristianismo, entendido como cial entre todo lo querido por Dios, ya
su cumplimiento. 122 El grado en que es- se halle dentro o fuera del cristianismo:
tas religiones participan de elementos también las religiones contienen ele-
supranaturales es el criterio decisivo pa- mentos supranaturales. El cristianismo
ra establecer el rango de una religión, su tiene que ser capaz de reconocer las
grado de legitimidad. La medida y tér- manifestaciones extracristianas de la
mino de esta graduación es la revelación
Palabra de Dios, por muy oscurecidas
de Cristo, tal y como se proclama en la
que se presenten, en su condición de
religión cristiana. Ella es la única que
Palabras de Cristo-Dios. Pero sólo en
puede conceder legitimidad a las reli-
Cristo han logrado estas palabras ex-
giones. Tal legitimidad no puede pen-
presarse de forma pura.
sarse, por tanto, como algo que perte-
nece en propio a cada una de las religio- (2) La legitimidad de una religión
nes, sino como concesión de la gracia no cristiana vale sólo antes del encuen-
divina universal. La ecclesia Christi fun- tro con el cristianismo. Todo lo dicho
dada por Dios, el cristianismo, se con- respecto de la legitimidad de las reli-
122.Testimonios:
-V/l43:"en diferente gradación";
- V / l 44: "en su diferente modo, gradación y dosis";
-V/l47:"en muy diferente sentido y grado";
-V/l53:"en determinada medida";
-V/l54:"no en la misma medida";
-VIII/369: "diferencias de altura religiosa, pureza, etc."
—VIII/371: "declive de lo superior a lo inferior".
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mo eclesial, explícito, llega a ser una po- puramente hipotética, de hecho inexis-
tencia realmente acuciante, histórica- tente? A fin de eludir esta consecuencia,
mente activa en el pueblo en cuestión o que supondría un retroceso de los plan-
en el marco cultural correspondiente" teamientos universalistas frente a la idea
(VIII/371). Pero la situación del mundo de validez única y exclusiva del cristia-
contemporáneo viene caracterizada por nismo, Rahner tiene que recurrir de
la ruptura de límites en el ámbito de las nuevo a la doctrina del cristiano anóni-
comunicaciones, de forma tal que toda mo. N o interesa tanto la circunstancia
religión y toda cultura se hace, de múl- misma del encuentro entre el cristianis-
tiples modos, históricamente presente mo y una determinada religión cuanto
para todas las restantes. Se puede decir, la confrontación individual, de cada
incluso, que el evangelio cristiano es ya cual, con el mensaje de Cristo. A quien
conocido umversalmente. De ello hay se emplaza a tomar una decisión no es a
que concluir que el paganismo ha deja- la totalidad de la religión extracristiana,
do ya prácticamente de existir (V/142). sino a cada uno de sus partidarios, en su
C o n ello, no quedarían ya, en sentido conciencia individual. 125 D e esta mane-
estricto, religiones precristianas o p o - ra, el concepto de lo provisional, o de lo
tencialmente legítimas fuera del cristia- precristiano, experimenta una nueva
nismo. A casi todas las religiones p o - ampliación: "pre-cristiandad" describe
dría aplicárseles el veredicto de que es- el estado de una religión cuyos partida-
tán ya "radicalmente derogadas y supe- rios viven en una situación de cristian-
radas" (VIII/371). Y con ello ¿no se re- dad pre-explícita, anónima. Y como en
futa a sí misma, atendiendo a la realidad todas las religiones - y en todos los
del mundo, la doctrina de las religiones tiempos- puede haber hombres en cuya
precristianas legítimas? ¿ N o resulta ser vida no ha entrado todavía la Palabra de
la mera descripción de una posibilidad revelación de un modo vinculante, se
125. "Hasta el momento mismo en que el evangelio penetra realmente en la situación histórica de un
hombre concreto, la religión no cristiana sigue conservando... elementos supranaturales, de la gra-
cia..." (V/142; el subrayado es nuestro); compárese VIII/372.
251
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C K I Í I I A I N I J I . ^
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126. H. Küng: Christsein, p. 107-109; E.Jüngel: Extra \ristum, (QD. 73), p. 122 y sig.
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127. K.-H.Weger: Karl Rahner, p. 103. Los intérpretes de Rahner son más claros, en este punto, que Rahner
mismo; compárese Rahner VI/551 y sig.; XII/274-277.
Véase también H. R. Schlette: Freund-Feind-Denken im Christentum und die anonyme Christlichkeit. Ais
ñeitrag zur Friedensforschung, en: E. Klinger (editor): Christentum innerhalb und aufterhalb der Kirche, p.
68-70; H. Fríes: Der anonyme Christ - Das anonyme Christentum ais Kategorien chhstlichen Denkens en:
E. Klinger (edit.) op. cit., pp. 26-28, 36.
128. Lo único que hace es confirmar la cercanía de la religión veterotestamentaria al cristianismo (V/148
y sig). En Xlll/ 341 se plantea también la menor cercanía del islam.Véase K. Rahner, artículo Religión
en: HTTL, tomo 6, pág. 213.
129. Aunque entiende que es posible y deseable llevar a cabo estas tareas, considera que competen al his-
toriador empírico de las religiones;V/l44; XII/370 y sig.; véase más adelante, hasta 383; XII1/341.
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A L G U N O S P L A N T E A M I ENTOS I N D I V I D U A L E S
130. Véase , por ejemplo, la expresión "según la prensión del cristianismo" en V/142.
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133. "En tanto que Ecclesia Christi, el cristianismo es una potencia escatológicamente definitiva e infalible.
a cuyo contenido fundamental pertenece también una norma que posibilita una distinción segura en-
tre lo correcto y lo incorrecto y que, por lo tanto, permite reconocer y rechazar infaliblemente to-
do aquello que es contrario a Dios" (V/148).
134. Compárese VIII/363, 365 y W150.
135. Compárese VIII/365-368.
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
edificio teológico era la teoría cristoló- dad, desde la perspectiva de una teología
gica de la justificación del pecador, en cristiana? ¿Está condenada la teología,
Rahner, en cambio, se trata de la antro- por necesidad interna, a permanecer
pología (con determinación final cristo- siempre en el ámbito de las simplifica-
lógica) del existencial supranatural. En ciones y las abstracciones? ¿Necesita la
ambos casos, la realidad de las religio- teología cristiana asegurar sus propias
nes queda apisonada bajo presupuestos certezas a costa de las de los demás? A la
hora de emitir juicios en materia de teo-
teológicos. En el caso de Ernst
logía de la religión, ¿hay que desvincu-
Troeltsch, por el contrario, no se plan-
lar completamente teología e investiga-
tea la contraposición entre la totalidad
ción empírica, quedándonos, por un la-
de las religiones y la revelación de
do, con una teología incapaz de tomarse
Cristo, ni tampoco entre las religiones
en serio las religiones y, por otro, con un
no cristianas y la cristiana. Trata, más
análisis de las religiones completamente
bien, de establecer distinciones entre las ajeno a todo juicio teológico?
religiones positivas, ordenándolas den-
Todos los planteamientos hasta aho-
tro de un sistema de categorías norma-
ra estudiados intentaban fundamentar,
tivas. Pero él mismo se da cuenta de la
de un modo u otro, la absolutez del
dependencia que este modo de proce-
cristianismo. Pues bien, quizá la razón
der tiene respecto de sus propias posi- por la que todos ellos nos resultan insa-
ciones axiológicas en filosofía de la his- tisfactorios resida precisamente en ha-
toria, posiciones que, en última instan- berlo hecho, es decir, en que han dado
cia, no se pueden fundamentar. C o m o por resuelta, de forma precipitada y co-
consecuencia de ello, abandona el cami- mo de suyo, la pregunta que planteába-
no iniciado. Tampoco logró convencer- mos al comienzo, a saber, la cuestión de
nos ninguno de los planteamientos que si la pretensión de absolutez es una par-
expusimos, más brevemente, en la ter- te irrenunciable o una mera adherencia,
cera parte. un lastre, del cristianismo. La metadis-
¿Es que, entonces, no es posible ha- cusión sobre la cuestión misma de la ab-
cer justicia a las religiones, en su reali- solutez, sobre su importancia y sus con-
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A L G U N O S P L A N T E A M I E N T O S I N D I V I D U A L E S
261
V
LA T E O L O G Í A PLURALIISTA DE LA R E L I G I Ó N :
J O H N HICK
263
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
I.Y, con ello, queda actualizada la posibilidad de una pretensión paritaria de validez, que resultaba ser,
en II.B, una de las posibilidades lógicas, junto a supraordinación y posición exclusiva, pero que, has-
ta ahora, nunca había sido sostenida.
2. La editorial Gütersloh publicó en 1991 una recopilación de textos en la que exponen sus puntos de
vista acerca de la teología pluralista de la religión los principales representantes de esta corriente:
R. Bernhardt (editor): Horizomüberschreitung. Die Pluralistische Theologie der Religionen .
Para el punto de vista de Paul Knitters véase su escrito (y mi réplica al mismo) en EvTh 6/1989.
3.También esta vez me voy a permitir incluir en el texto breves referencias de los pasajes empleados,
utilizando las siguientes abreviaturas:
264
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
265
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
5. Sosteniendo que los planetas se movían en un movimiento circular doble: no ya en un giro concén-
trico simple alrededor de la tierra, (como en el modelo ptolemaico) sino en pequeños ciclos (epici-
clos) cuyos puntos medios configuraban la órbita circular mayor, en torno a la tierra. Véase GMN,
32 y sig; GUF. 124 y sig.
6. G. F'Costa: p. 77 y sigs. critica esta tesis de Hick, según la cual, entre el axioma extra ecdesiam nulla
salus y la creencia en la voluntad salvadora universal de Dios existe una tensión auténticamente pa-
radójica (a paradox of gigantic proportions, GUF 122).
7. En GMN, pp. 31-36, Hick distingue una fase inicial y una fase final de "epiciclos", siendo su línea de
separación, esencialmente, el Concilio Vaticano II. No obstante, no logra hacer ver en qué consiste
realmente esta distinción, cuál es su contenido. Éste podría ser, quizá, el paso que supone la substi-
tución del votum ecc/es/ae explícito (bautismo) por un punto de vista meramente implícito (interiori-
zado).Véase al respecto III.C, sección h: Cristianos anónimos y cristianos conscientes.
8. "There is no point at which such maneuvres become logically impossible; but nevertheless their intellectual
cost can amount to an unacceptable level" (GMN.33 -trad: no hay un punto en que tales maniobras re-
266
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
maduros los tiempos para que se p r o - cia. Y esta situación sólo la determina ei
duzca la revolución copernicana de la azar, la causalidad de haber nacido en
teología. H a y que dejar de afirmar que tal o cual lugar10. ¿Puede depender de
las religiones n o cristianas giran en tor- un mero azar la comprensión privile-
no al cristianismo para sostener, en giada de la totalidad de la verdad reli-
cambio, que todas las religiones giran giosa? La adopción de una perspectiva
en torno a Dios.'' copernicana servirá para abarcar de una
Hick abandona la prespectiva cris- sola vez todos esos puntos de vista pto-
tiana interna, tratando de abarcar la to- lemaicos que declaran su carácter abso-
talidad del ámbito de las religiones, la luto. Pero tal perspectiva no puede de-
totalidad de la experiencia religiosa. El sarrollarse únicamente desde el punto
punto de vista ptolemaico de la autoab- de vista cristiano, concediendo la salva-
solutización del cristianismo podría ser ción al cristiano y relegando luego la
también aprovechado por cualquier cuestión del status de los no cristianos a
otra religión para afirmarse a sí misma. la condición de mero problema secun-
Dicho punto de vista, por más que se dario, de problema incómodo, quizá, y
proclame absoluto, depende siempre de al que necesariamente se terminará dan-
la situación histórica en la que se enun- do una respuesta negativa. Es preciso
sulten lógicamente imposibles; pero, no obstante, su coste intelectual puede llegar finalmente a un
nivel inaceptable). Como imagen gráfica puede valer también la proporcionada por Antony Flew,
quien habló de "death ofthe thousand modifícotions" (trad: muerte como consecuencia de mil modi-
ficaciones).
9. Más adelante, Hick desarrolla este teocentrlsmo hasta convertirlo en un soteriocentrismo.Véase V. D.
10. ...one only has to stand back in thought from the arena of competlng systems, surveying the scene as the
whole, to see something that is hidden from the Ptolemaic believer.This is the fact that the particular stand-
point of a Ptolemaic theology normally depends upon where the believer happens to have been born. -trad:
No tiene uno más que retroceder reflexivamente desde el campo de combate de los diferentes sis-
temas, para, contemplando la totalidad de la escena, darse cuenta de algo que permanece oculto a
los ojos del creyente ptolemaico: el hecho de que el punto de vista particular de una teología pto-
lemaica depende normalmente del lugar en que, por azar, ha nacido el creyente" (GMN, 37; también
GUF. 132):Véase también PRP 71-73.
267
LA P R E T E N S I Ó N DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
partir desde Dios o, más exactamente, rio". Tal pretensión se sostendría difí-
desde la voluntad divina de salvación cilmente si el criterio empleado para
universal, que se dirige de igual modo a medirla fuese el de novedad. Lo que
todos los hombres, aun cuando éstos Hick realiza no es, en modo alguno, un
experimenten su obrar en contextos abandono radical de los puntos de vista
culturales y religiosos muy distintos. sostenidos hasta el presente por el aná-
Hick no emplea la expresión "revo- lisis cristiano de las religiones. Las ide-
lución copernicana" en referencia ex- as que eleva a la condición de axiomas
plícita a su propia obra teológica. C o n son perfectamente conocidas en la tra-
ella designa, más bien, la necesidad his- dición cristiana. Lo nuevo de su plante-
tórico-espiritual a la que dicha obra amiento no está en los elementos em-
trata de dar respuesta. Lo que formula pleados sino en el modo en que se en-
es, por tanto, una tarea. N o obstante, samblan. 11 Tanto la demanda profética
como además de plantear el problema de que no debe ser el cristianismo, sino
intenta también darle una solución, se sólo Dios, quien ocupe el lugar del Sol
puede decir que, indirectamente, pre- en el firmamento de las religiones, co-
tende también para su propio plantea- mo la necesidad de superar la perspec-
miento la condición de "revoluciona- tiva cristiana particular, son elementos
I I.Tiene interés consignar cuáles son los elementos que recoge de entre el material suministrado por
la historia de la teología y la filosofía: la corriente pragmático-empirista anglosajona en filosofía y t e -
ología, el interés por la ciencia empírica de las religiones, la idea plural de la historia de Jaspers, el
pensamiento teológico de la voluntad divina de salvación universal, una doctrina de Dios de tipo mo-
dalista, una cristología espiritual de estilo antioqueno, la doctrina de la revelación general y, además,
reflexiones procedentes de la filosofía analítica del lenguaje, la teoría kantiana del conocimiento y
una teoría pragmatista de la verdad. Por ello hereda, a menudo, las aporías propias de todos estos
planteamientos.
La búsqueda de continuidad con la tradición teológica se expresa, por ejemplo, en M C U , 33: What
the pluralislic visión accordingly requires is not a radical deporture from the diverse and ever-growing
Christian tradition, but its futher developmenl. Trad: "En consecuencia, lo que exige la visión pluralista
no es un abandono radical de la tradición cristiana (diversa y en continuo desarrollo), sino su de-
sarrollo ulterior...".
268
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
12. En el original: "a human phenomenon", "an empirical entity that can be traced historicalfy and mapped
geographically... Christianity.Judaism, Buddhism, Islam and so on are human creations whose history ís pan
ofthe wider history of human culture".
13. En el original: The transition from self-centredness to Reality-centredness.
269
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
14. El planteamiento teológico de Hick a propósito de la experiencia religiosa se remite, pasando por
su maestro John Ornan, a Schleiermacher.
15. En el original: As in the celebrated cose ofthe hen and the egg... experience providing the ground of our
beliefs and these in turn influenáng the forms taken by our experience.
16. Turning ofgood adjeaives into bad substantives.Trad: conviertiendo buenos adjetivos en malos sustan-
tivos. (TaD, 141, GuF, 101, PoR, I 12).
270
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
17. En el original: Within which cenain major disturbances have from time to time set up new fields of forcé,
of greater and lesser extend, displaying comptex relationship of attraction and repulsión, absortion, resis-
tance and reinforcement.
18. Para la crítica de este argumento véase G. D'Costa, p. 133 y sigs.
271
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
19. Hick ha tenido conocimiento de esta idea; vide GUF, 174 y MCU, 16.
20. Por eso, no afectan a Hick aquellas críticas que rechazan la inserción cultural de las religiones seña-
lando que éstas pueden separarse de su contexto cultural y transplantarse a otro distinto (el ejem-
plo es la historia del cristianismo) y que pueden convivir diferentes religiones en un mismo contex-
to, como ponen de manifiesto las sociedades multirreligiosas contemporáneas. Hick no entiende la
relación entre religión y cultura como un vínculo indisoluble, sino como resultado de un proceso
histórico.
272
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
273
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
23. En GMN, 44 habla Hick de una reducción: Thus in the earliest stages ofreligious history the Eternal One
was reduced in human awareness ofthe dimensión of morís own imoge, so that the gods were, like human
kings, often cruel and bloodthirsty; or to the dimensions ofthe tribe or nation, as the symbol ofits unity and
power;or again to the more cosmic dimensions ofthe forces ofnature... (Trad:Así, en las primeras fases
de la historia religiosa, el Uno Eterno sufría una reducción de acuerdo con la propia conciencia de
la imagen del hombre. De esta manera los dioses eran a menudo crueles y sanguinarios, como los
príncipes humanos.También se los reducía a las dimensiones de la tribu o nación, como símbolo de
unidad y poder.También, finalmente, a las dimensiones -más cósmicas- de las fuerzas de la naturale-
za"). Esto se debería a a una depravación en el conocimiento de Dios, originariamente perfecto, no
a una creación a partir de la propia experiencia. GMN, I 13 y sig.
24. Este punto de vista recuerda a la idea de Lessing según la cual, la entrega originaria del concepto de
Dios a la razón humana tuvo como consecuencia natural el politeísmo y la idolatría. Dios, con su re-
velación, "volvió a colocar a esa razón perturbada en una senda mejor" (D/e Erziehung des
Menschengeschlechts, p. 6 y sig.).
274
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
laciones diferentes. En cierta medida, que aquí se toman, por ello, mucho más
Dios "se vio obligado" a descentralizar en serio que en la obra de Rahner.
y especificar espacio-temporalmente su Gracias a esta estrecha vinculación his-
revelación. Ésta no podía realizarse me- tórica de religión y revelación se puede
diante un acto único, dado que la histo- hablar de una proximidad fundamental
ria - p o r la que tenía necesariamente que entre todas las grandes religiones:
pasar- consistía, en realidad, en una plu- "Todas las grandes religiones, en sus
ralidad de historias particulares, separa- raices experimentales, están en contac-
das entre sí (GuF, 136 y sig., G M N , 48, to con la misma realidad divina últi-
71 y sig.). Salta a la vista la cercanía de ma" 25 (TaD, 151, PoR, 115). La revela-
este planteamiento con la pedagogía ción única queda realizada y concep-
acomodativa de Lessing. tualizada de diferente manera y la reali-
Tal punto de vista supone llevar has- dad divina única recibe diversos nom-
ta sus últimas consecuencias un progra- bres y es honrada en diferentes actos, al
ma que en Rahner sólo está esbozado: igual que la realidad única del mundo
la revelación de Dios sólo llega al hom- es vivida e interpretada también de di-
bre por vía histórica. Y esto, a su vez, versas maneras.
significa: por medio de una religión d o - D e este m o d o Hick consigue expli-
minante en un tiempo y un lugar deter- car a la vez el surgimiento de las grandes
minado. Hick afirma además, yendo en religiones y la necesidad de que sean
esto más allá de Rahner, que la revela- múltiples. Pero aun siendo muchas per-
ción no se limita, simplemente, a servir- manecen ligadas a una realidad divina
se de la religión ya existente, tomándo- única. Parece que así se resuelve satis-
la como vehículo, necesario, sí, pero en factoriamente la tensión entre revela-
última instancia extraño a ella. Según ción e historia (de la religión), entre la
Hick, es la revelación misma la que crea unidad de la revelación y la multiplici-
los grandes movimientos religiosos, dad de las religiones.
25. En el original: The great religions are olí, at theirexperimental roots, in contad with the same ultímate ái-
vine reality.
275
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
Pero un examen más a fondo hace que se dirige hacia esa disposición
surgir una serie de preguntas que ha- natural pero que canaliza su desa-
bremos de discutir en lo que sigue. rrollo en un determinado camino de
Fijémonos, en primer lugar, en la acep- salvación.
tación por Hick del paradigma históri- - La distinción (procedente de la tipo-
co de Jaspers. N o es casual, desde lue- logía de las religiones) entre (a) reli-
go, que acuda a esta concepción, que giones naturales o tribales (en fun-
opone una multiplicidad plural de dife- ción de la propia conservación hu-
rentes historias culturales y religiosas al mana) y (b) religiones mundiales o
modelo unitario (hegeliano) de una his- universales, cuyo fundamento sería
toria universal de la humanidad (pensa- la revelación.
da en términos cristianos). El interés de - La idea (procedente de la historia de
Jaspers al proponer este modelo no era, las religiones) de una revolución en
sin embargo, establecer los orígenes de al ámbito de la historia de la religión,
las religiones mundiales en actos de re- provocada por el propio Dios, y que
velación supranatural. Lo que pretendía conduciría desde las religiones pre-
era, más bien, mostrar el origen de la axiales a las religiones post-axiales,
autoconciencia específicamente huma- pasando por las axiales.
na, del pensamiento crítico, frente a la
Es evidente que esta imagen de la
mitología tradicional.
historia de la religión está llena de pre-
En su presentación de este "giro
juicios, implicaciones y esquemas teo-
axial" Hick mezcla una serie de compo-
lógico-filosóficos que van mucho más
nentes diversos, como si realmente fue-
allá de la simple percepción empírica
ran capaces de articularse en una ima-
de la historia. Cuanto más problemá-
gen unitaria:
ticos resultan sus elementos, más du-
- La distinción (precendente de la psi- doso parece el resultado. El hiato entre
cología y la filosofía de la religión) la religión "primitiva" y las grandes
entre una disposición religiosa natu- religiones mundiales (aquellas que re-
ral en el hombre y una revelación miten a un fundador) se amplía, tor-
276
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
26. En The Second Christianity se acepta a las religiones animistas africanas en el ámbito de las grandes
religiones mundiales.Tal cosa nos parece que entra manifiestamente en tensión con la teoría del sal-
to axial entre religiones naturales y religión de revelación (con una figura fundamental).
27. En el original: As a progressive development ofan authentic relationship to the Real, with a consequent ¡n-
crease of its good and a decrease ofits evil fruits in human Ufe.
277
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
religiones hasta hacer de ellas meros dad histórica? Constatamos, así, una
elementos adiáforos, como si fueran so- abstracción de lo histórico que contra-
lamente disposiciones personales y va- dice los esfuerzos del propio Hick para
riaciones culturales de carácter superfi- tomar en serio las religiones históricas.
cial, mero relieve externo, no la estruc- ¿Conduce por tanto el planteamiento
tura profunda, que consiste, como sa- histórico-empírico de Hick, al igual
bemos, en "el paso de estar centrado que el punto de vista idealista, a una mi-
en sí mismo a estar centrado en la nusvaloración de las religiones históri-
Realidad". 2 " Este proceso de abstrac- cas positivas? El planteamiento idealis-
ción y reducción se realiza del siguien- ta extraía una esencia ideal de la reali-
te modo: Lo común a todas las religio- dad histórico-religiosa para, después,
nes se encuentra en la soteriología. aplicarla normativamente a dicha reali-
Todas ellas ofrecen una vía hacia la sal- dad. Aquí, se trata de una experiencia
vación. Y, como este fin es siempre religiosa fundamental de carácter uni-
idéntico ("salvación, liberación, cum- versal: el colapso del egocentrismo por
plimiento último, la realización de una irrumpción de la idea de salvación.
cualidad de la existencia infinitamente C o m o principio de individuación fun-
superior") 29 , todas las religiones, a pe- ciona ahora la diversidad en las condi-
sar de su diversidad, tienen el mismo ciones de recepción. Hick también de-
contenido central y el mismo sentido de termina un universal auténtico, distin-
dirección. Pero este paralelismo entre guiéndolo de sus configuraciones parti-
las religiones al que se llega (y que en culares, casuales. Esto supone una resu-
realidad estaba ya presupuesto en el rrección del modelo núcleo-cascara
p u n t o de partida) ¿no se obtiene mer- (empleado, p o r ejemplo, p o r A. v.
ced a una excesiva generalización, sim- Harnack como principio heurístico en
plificación y solapamiento de la reali- sus escritos teológicos), sólo que re-
278
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
30. (Trad: la cuestión capital y difícil que aún queda por resolver). Los primeros ensayos criteriológicos
de Hick sirvieron para distinguir entre experiencia de Dios genuina (i.e., supranatural) y proyección
humana (natural) o mera ilusión. La piedra de toque al respecto era la consistencia histórica de una
experiencia de Dios (i.e. su capacidad para consituirse en una auténtica religión). Su imposición, su
preservación, su éxito, serían, así, los garantes de su verdad. Sólo aquella concepción de lo divino que
ha surgido de una gran experiencia religiosa reveladora, que ha sido testada durante una larga tradición de
culto, que ha mantenido viva la fe humana durante siglos y millones de vidas, tiene posibilidad de represen-
tar un encuentro genuino con la realidad divina (GUF, 141). En G M N , 56 Hick llega a postular, en refe-
rencia a los fenómenos religiosos una low ofthe survival ofthe spiritually fittest (trad: ley de supervi-
vencia de los más dotados espiritualmente). Pero semejante darwinismo religioso sólo puede con-
vencer si se acepta el supuesto metafísico de que, en la historia, lo verdadero siempre supera a lo fal-
so. Prescindiendo de la problemática que, en sí mismo, plantea tal punto de vista, las consecuencias
279
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
que se extraen de él resultan sumamente dudosas. De él se seguiría, en primer lugar, que las religio-
nes desaparecidas eran falsas. ¿Pero no contradice esto, precisamente, la idea de la voluntad salvado-
ra universal de Dios, que se invocaba en el punto de partida de todo el planteamiento? ¡En virtud de
qué se determinará la verdad de una religión, teniendo en cuenta que serán características como va-
riabilidad, capacidad de adaptación y fuerza de asimilación las que más pesen a la hora de garantizar
su éxito histórico? En IoR Hickya no repite este criterio, afirmando, en su lugar, que la evidencia co-
ercitiva de la revelación de Dios es el signo característico de su autenticidad (IoR, p. 214).
280
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
31. En GUF 148 y s¡g.;TaD, 152-155 y PoR I 16.1 18 Hick había distinguido tres ámbitos: (a) diferente ex-
periencia de Dios (vgr: personal o impersonal, padre amante, juez estricto), (b) diferentes teorías te-
ológico-filosóficas y (c) fundamento en una vivencia de revelación central propia de cada una.
281
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
32. Véase también Trinidad y encarnación, p. 156. Compárese, JuW, 189; GGMN, 36 y loR 371 y sig.
33. En el original: Because untrue to evident religious faets.
34. Trinidad y encarnación, p. 156.
35. De un modo esquemático, Hick hace corresponder ambos modos de pensamiento a los mundos es-
pirituales griego y hebreo. Según él, las categorías de substancia y esencia pertenecen al modo grie-
go, las de propósito y acción al modo hebreo. (GUF, ISO y sig).
36. Esta reconstrucción se fundamenta en su comprensión antropológica e histórica del concepto de te-
ología, análoga a la del concepto de religión más arriba expuesta. Según él, la teología no consiste
"en un corpus inmutable de verdades garantizadas por Dios". Se trataría más bien de "un intento hu-
mano continuado... por tratar de entender las implicaciones de la experiencia religiosa cristiana"
(Trinidad y encarnación, p. 157).También GUF, 117:... tneology is the human attempt to stote trie mea-
282
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
ning of revelatory events expertenced ¡n faith... theology is pan of the human, culturally conditioned res-
ponse to the Christ-event (trad: la teología es el intento humano de establecer el significado de acon-
tecimientos revelacionales experimentados en la fe ... La teología es una parte de la respuesta hu-
mana, culturalmente condicionada, al acontecimiento de C r i s t o ) " . C o n ello, la idea de una teología
unitaria y autoritativa se disuelve en una multiplicidad de planteamientos teológicos, condicionados
temporal y culturalmente, ninguno de los cuales puede pretender validez única para sí mismo, sien-
do todos interpretaciones de un único acontecimiento originario.
283
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
37. Whal seems to have happened during the hundred years or so following Jesús' death was that the langua-
ge of divine sonship floated /oose from the original ground ofjewtsh thought and developed a new meaning
as it took root again in Graeco-Roman culture. -trad:"Lo que parece haber sucedido durante los, apro-
ximadamente, primeros cien años que siguieron a la muerte de Jesús fue que el discurso acerca del
"hijo divino" se desarraigó de su suelo original en el pensamiento judío y desarrolló un nuevo signi-
ficado al volver a echar raíces en la cultura grecorromana " - GUF, 116. Compárese también la des-
cripción de la historia ulterior del cristianismo entendida como sucesión de fases que se suprimen
las unas a las otras en GUF, I 17 y sig.
38. De acuerdo con la tipología de la "presencia espiritual" de Pannenberg (W. Pannenberg: Christologie,
pp. I 14-1 19):Véase también R. Bemhardt: Deabsolutierung der Christologie, en: M. v. Brück, J.Werbick
(editores): Der einzige Weg zum Heil?, QD I43,Friburgo de Brisgovia, 1993, pp. 144-200, esp. 151-156.
284
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
car a la luz el contenido auténtico y to- postula en modo alguno una desmito-
davía actual de ese dogma. Y dicha rein- logización 40 radical que eliminase el mi-
terpretación consiste en añadir una con- to de la encarnación, que tratase de elu-
sideración procedente del análisis del cidar la facticidad que a él subyace, o
lenguaje. Hick no ataca directamente el que intentase traducirlo en una hipóte-
contenido de la doctrina sino que, si- sis teórico-explicativa. Muy al contra-
tuándose en una plano superior, metate- rio: el mito debe ser tomado en serio
ológico, se pregunta qué tipo de lengua- como tal, es decir, entendido de forma
je se emplea aquí, cual es el carácter ló- mitológica, no objetiva. Sólo esto per-
gico de tal tipo de discurso. mite hacer justicia al misterio que en él
La tesis central de Hick es que la en- se expresa, y que se escapa a la com-
carnación no debería ser entendida lite- prensión y explicación racional. Al dis-
ralmente como un enunciado objetivo. curso mitológico de la divinidad de
Se trataría, más bien, de una representa- Cristo, aunque no deba entenderse co-
ción metafórica, poética, simbólica, mi- mo descripción de hechos, le corres-
39
tológica , que expresa una objetivación ponde realidad en dos sentidos.
de contenidos espirituales (ideas, valo- Expresa, por un lado, la absoluta pleni-
res) y que debe interpretarse como tud del espíritu amante de Dios en
compromiso o juicio de valor. Hick no Jesús, en sus palabras y en sus obras. 41
39. G M N . 2 8 , 5 8 , 7 4 y sig, 125; GUF, 165; en G M N , 125 Hick habla de "construcciones imaginativas", fren-
te a "verdades metafísicas demasiado precisas".
Véase, por lo que hace a esta tesis, J. Hick (editor): The Myth ofCod Incarnate y M. G o u l d e r (editor):
Incarnation and Myth.The Debate Continued.También loR, 343 y sigs.
40. C o n t r a Forrester, p. 72. Sobre el concepto de m i t o en Hick véase GUF, 166 y sig; JuW, 188; loR, 343
y sigs.
41 .Y, a este respecto, Hick se permite hacer afirmaciones de identidad (GUF, 154: "el agapé de Jesús es
el Agapé de D i o s " . Los subrayados son de Hick). Jesús es la "enhistorización" (inhistorisation) del
A m o r de Dios. N o sólo representa este A m o r , sino que se identifica con él. Pero no se trata de una
identidad física o sustancial, sino de una identificación fáctico-espiritual. N o es tampoco cualitativa,
sino inclusivo-cuantitativa (véase GUF, 156-164); el A m o r infinito de Dios persiste en el amor finito
de Jesús como la fuente de luz persiste en el rayo lumínico.
285
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
Y expresa también, por otro lado, el he- proclaman absolutas. La crítica de Hick
cho de que los cristianos experimentan no se dirige, por tanto, a la teología en
en su vida una liberación p o r medio de tanto que tal, sino a su autoafirmación
Cristo. En ambos respectos, dicho dis- exclusivista. Su programa consiste en
curso mitológico da una adecuada ex- transformar las confrontaciones dualis-
presión verbal de la realidad en cues- tas en coexistencia plural de elementos
tión. D e esta manera, Hick, que p o r un que, en su diversidad, tienen el mismo
lado insiste en que hablar de encarna- valor; en replantear la relación verdade-
ción es hacer un uso expresivo del len- ro/falso en los términos de-este-mo-
guaje, no indicativo (pues no contiene d o / d e - o t r o - m o d o , superando así el
la afirmación metafísica de un hecho, fundamentalismo teológico que surge
sino que trata de expresar la importan- cuando la idea de encarnación se toma
cia de algo y evoca un p u n t o de vista) al pie de la letra.
no renuncia tampoco, por otro lado, al Resultan evidentes las importantes
contenido cognitivo de dicha expre- consecuencias que tal concepción tiene
sión, esto es, a su carácter de pretensión para la pretensión de absolutez. En pri-
de verdad o de afirmación de verdad. mer lugar, la doctrina de las dos natura-
Sólo que esta verdad no se encuentra lezas pierde su monopolio como forma
inmediatamente en la expresión meta- de interpretar el acontecimiento de
fórica, sino en la importancia de Jesús Cristo. Se convierte ahora en u n o de los
(como transmisor de un encuentro ex- medios de expresión posible de un mis-
periencial con Dios) a la que apunta di- terio que la desborda y que cabe, ade-
cha expresión metafórica. Ocurre, no más, expresar de otras formas. En su
obstante, que esa "importancia" trans- forma mitológica, lo que expresa es la
ciende su propia expresión y puede pre- vivencia de la importancia de Cristo co-
tender validez de otras formas. La mo respuesta de la fe. Al perder su ran-
construcción de teorías, la objetivación go de teoría racional y quedar reducida
de metáforas, la cientifización de lo p o - a su base experiencial, al quedar instala-
ético-expresivo ha conducido a un con- da en u n contexto de continuidad histó-
flicto de pretensiones de verdad que se rica con otras formas de expresar el
286
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
42. Christ is the Christiarí s image ofCod (Trad: C r i s t o es la imagen de Dios propia del cristiano).
43. En el original: "Jesús... was totus deus, " w h o l l y G o d " , in the sense that his agapé was genuinely the
Agapé of G o d at w o r k on earth, but not that he was totum dei,"the w h o l e of G o d " , in the sense that
the divine Agapé was expressed w i t h o u t remainder in each o r even in the sum of his act¡ons".GUF,
p. 159. Los subrayados son de John Hick.
287
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
288
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
44. Vid GMN, 66 y sig, 94 y sig. Compárese loR, 234 y sig. Las expresiones entre paréntesis no son em-
pleadas por Hick.
45.Trad:"la divinidad en su propia profundidad infinita, más allá de toda experiencia y comprensión hu-
mana" y "la divinidad, en tanto que finitamente experienciada por la humanidad". GMN, p. 91, PoR.
I 18; loR, 236 y sigs.
46. En GMN, p. 91 y sig, Hick fundamenta esta distinción mostrando su larga tradición y su amplia difu-
sión en otras religiones. Invoca además ciertos planteamientos teológicos contemporáneos, como
cuando P. Tillich habla de un "Dios por encima del Dios del teísmo" y Whitehead de primordial and
consequent nature ofGod o cuando G. Kaufman distingue entre the real God and the available God. En
289
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
tu humano y sus capacidades receptivas mero verterse en los moldes de las re-
y expresivas. Nuestra experiencia de presentaciones religiosas humanas. La
Dios es, en realidad, experiencia de luz sólo se da a conocer reflejándose en
imágenes de Dios, imágenes realistas, una multitud de espejos, con lo que el
pero que no constituyen todavía la rea- espejo resulta tan necesario -para la ilu-
lidad divina misma. Toda experiencia minación- como la luz misma que re-
humana de Dios se produce en la con- fleja. C o m o toda idea de Dios incluye
fluencia de dos elementos: el punto de necesariamente actos interpretativos,
partida en la experiencia transcendente ninguna puede vincularse a una preten-
del encuentro vivo con Dios y el traba- sión de validez coercitiva, exclusiva y,
jo activo de sistematización que realiza en ese sentido, absoluta.
la conciencia humana bajo los presu- Desde este planteamiento funda-
puestos de su propio marco histórico- mental, las diferentes representaciones
cultural de interpretación. C o n esta te- de Dios que se forjan las distintas reli-
oría, Hick intenta transitar un camino giones resultan ser, por muy distintas
intermedio entre los extremos defini- que parezcan entre sí, manifestaciones
dos por (a) la idea de un conocimiento diversas de un único fundamento tras-
de Dios inmediato, objetivo-realista, no cendente eterno. Yavéh, Alá, Krishna, se
influido p o r los mecanismos de la con- yuxtaponen como diferentes modos de
ciencia humana, y (b) las teorías funcio- manifestarse el Único eterno, que es
nalistas de la religión que interpretan irremediablemente anterior a todos
todo supuesto conocimiento de Dios ellos. En IoR, p . 264 y sig. Hick aclara
como resultado de dichos mecanismos esta idea con ayuda de la teoría psico-
de conciencia (proyección). Para con- sociológica de los roles: los dioses hon-
vertirse en experiencia de Dios, el influ- rados por las religiones son rostros per-
jo externo de lo trascendente debe pri- sonales, máscaras, roles del Dios-en-sí
tercer lugar, Hick aporta también un argumento sistemático, haciendo ver que si no se acepta esta
distinción, y, en cambio, se circunscribe a Dios al ámbito de la experiencia humana, se corre riesgo
de "finitizarlo".Véase también IoR, 236 y sigs.
290
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
único. Lo mismo que el hombre tiene de la conciencia humana, puede ser ex-
que desempeñar diferentes roles en dife- perimentado e interpretado conforme a
rentes contextos sociales, lo mismo que una enorme variedad fenoménica. 47 Es
su personalidad se escinde en una mul- por principio imposible el retroceso a
tiplicidad de persona que se solapan las una experiencia "pura" de Dios, más
unas a las otras, también la Divinidad se allá de los marcos interpretativos.
presenta, según los criterios de cada ám- En un segundo paso, Hick extiende
bito de representación, en diferentes también la idea de los diferentes rostros
modos de manifestación, que son pro- personales de la divinidad una a aque-
ducidos según los respectivos paráme- llas concepciones religiosas cuyo centro
tros culturales. Dios existe para el hom- no es un Dios personal sino un absolu-
bre sólo en la forma de una variada mul- to impersonal (Brahma, Nirvana,
tiplicidad de representaciones de Dios, y Sunyata). A estas manifestaciones no
este modo de captarlo es perfectamente teístas, a las que denomina "the imper-
adecuado, como lo es también la capta- sonas of the Real" (las impersonx de lo
ción del hombre en sus roles. El noú- Real), las sitúa en un mismo plano jun-
meno divino único, al pasar por el filtro to con las persona.48 Así, los tres modos
47. El hombre, según Hick, está dotado de un sistema de filtración religiosa que le proteje frente a una
inundación de estimulación divina.Al igual que se substrae a la plenitud confusa de estímulos exter-
nos mediante la selección de la información y una reducción de su complejidad (me sirvo de las ex-
presiones de N. Luhmann, para tratar de reproducir brevemente la tesis de Hick), la libertad huma-
na sólo se puede mantener -frente a la pretensión total del Absoluto- cortando la inmediatez del
encuentro, introduciendo la instancia mediadora de las representaciones de Dios. Lo infinito deja es-
pacio a lo finito anunciándose de forma finita y siendo recibido en formas finitas (GMN I I I y sigs.).
Lo mismo que la reducción de complejidad en la percepción sensible logra preservar la libertad del
hombre en el mundo, el filtro de las imágenes divinas asegura la libertad frente a Dios. Véase loR.
162-165.
48. Se pone de manifiesto aquí una independencia fundamental entre el concepto religión y la repre-
sentación de Dios; con ello puede verse la amplitud del concepto de religión en Hick: incluidos en
la definición de este concepto quedan los planteamientos teístas (judíos, cristianos, musulmanes, sijs,
hinduistas teístas), semi-teístas (budismo mahayana) y no-teístas (budismo therevada, hinduismo no
teísta). Quedan excluidos the purely naturalistic systems ofbelief, such as comunism and humanism (trad:
291
LA PRETENSIÓN DE ABSO UTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
Para esta teoría modal de Dios, al decir, trascendiendo los límites de sig-
equiparar los diferentes modos divinos, nificación que le impone la perspectiva
surge el problema de cómo nombrar a teísta ( G M N , 90 y sig.). Para Hick, en
la realidad transcendente. C o m o no se cualquier caso, resultan preferibles de-
dispone de ningún término religiosa- signaciones de carácter más neutro, co-
mente neutral, esto es, no predetermi- mo "lo Trascendente", " lo Ultimo",
nado ya por alguna imagen de la divini- "la Realidad última", "el Principio su-
dad, es necesario echar mano de los premo", "lo Divino", "lo U n o " , "lo
nombres tradicionales, sólo que usán- Eterno", "Lo U n o eterno" o " L o Real"
dolos ahora en un sentido que va más (IoR, 10).
allá de la tradición. Sólo bajo este pre- En su intento de pensar conjunta-
supuesto se puede seguir empleando, mente, en el plano superior de lo U n o -
por ejemplo, la designación "dios", es Eterno, las representaciones personales
los sistemas de creencia puramente naturalistas, como el comunismo o el humanismo) (GUF, 133),
denominados por Tillich "quasi-religiones". Pero en sus obras más recientes Hick se muestra tam-
bien abierto en esta dirección: MCU, p. 33; loR, pi.S.
292
!
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
49. Thus it cannot be said to be one or many, person or thing, consáous or unconscious, purposive or nonpur-
postve, substance or process, good or evil loving or hating (Trad: así que no se puede decir que sea ni uno
ni múltiple, ni persona ni cosa, ni consciente ni inconsciente, ni que tenga designios ni que no los
tenga, ni substancia ni proceso, ni bueno ni malo, que ame o que odie- loR, 350).
293
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
un emisor transmite a un receptor"), se- rado, no sería más que una mezcla in-
rán categorías personales las que preva- determinada, una mera suma de con-
lezcan51. ceptos. Cuando surge el conflicto (in-
En segundo lugar, Hick insiste en tra— o interreligioso) entre concepcio-
que no se puede hacer ningún tipo de nes opuestas de Dios, hay que decidir
afirmación sobre lo Real-en-sí-mismo, cuál de ellas es realmente adecuada a la
pero sí sobre lo Real "en relación con Realidad-Última-en-sí, y cuáles, por el
las inquietudes profundas del ser hu- contrario, son producto de la imagina-
mano 52 " (IoR, 338). Su segundo presu- ción humana. Pero, para poder realizar
puesto es, entonces, que las diferentes tal evaluación, hay que disponer, a su
concepciones de Dios aprehenden ade- vez, de algún tipo de conocimiento pre-
cuadamente lo U n o Eterno. Y este pre- vio sobre la verdadera esencia de la
supuesto le permite retroceder desde las Divinidad-en-sí. Hick cree poder obte-
imágenes de Dios propias de las religio- ner este conociento esencial, con sufi-
nes hasta la esencia del U n o Eterno. ciente claridad, a partir de la concor-
Pero lo que no puede hacer es atribuir a dancia fundamental de las grandes tra-
la Divinidad-en-sí todas las diferentes diciones religiosas. Así, desde el ideal
connotaciones de transcendencia que re- ético fundamental de bondad (generous
corren las grandes religiones mundiales, goodwill, love, compassion; Ior, 316),
pues semejante "üios-allaround", satu- que todas las religiones reconocen co-
50. in terms of informaron theory, we are speaking ofthe transmission of Information from a transcendent sour-
ce to the human mind/brain (trad: hablamos, en los términos de la teoría de la información, de la trans-
misión de información desde una fuente trascendente a la mente o al cerebro humano - IoR, 244).
51. La doctrina de Dios de Hick ha tenido un desarrollo histórico interesante (D'Costa, p. 153-185, lo ex-
pone hasta 1986). En FaK, p. 128 Hick había aplicado todavía a la relación a Dios el esquema bube-
riano yo-tú, no sólo para tratar de entender la idea que de esta relación se hacen ciertas concepcio-
nes de la divinidad, sino también para tratar de determinar la relación misma. La aceptación de con-
cepciones impersonales de la trascendencia fue posible gracias a la distinción entre Dios-en-sí y sus
modos de aparición, aplicada por Hick desde 1980. Con ello comenzó el vaciamiento progresivo de
la "Realidad última en sí misma" de toda caracterización positiva, proceso que culminó en IoR.
52. In relation to the deepest concerní of human beigs.
294
LA T E O L O G Í A P L U R A L I S T A DE LA R E L I G I Ó N
53.Vamos a abordar las ideas de Hick en torno a una teoría del conocimiento religioso de manera in-
dicativa;/ sólo en la medida en que resultan de interés para comprender su teoría de la religión. No
nos parece necesario abundar demasiado en su concepto central de "significado" (meaning), ni en su
debate con Wittgenstein (en el cual Hick desarrolla su idea del ex/jenenc/ng-as); tampoco en su aná-
lisis del lenguaje religioso, ni, por último, en su teoría de la eschatological verification. Remito a GUF,
1-52; GMN, 79-87; loR, 129-130; H. Jones: D/e Logik theologischer Perspektiven, pp. 48-68; J. A. Martin:
Sprachprüfung , pp. 92-100; W. D.Just: Religióse Sprache, pp. 46- 52; C.-R- Brakenhielm;T. R. Mathis.
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LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
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VI
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Y LAS RELIGIONES
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LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
¿Ha de ser esta aporía el fin de nuestra tivista, examinando la vinculación del
reflexión? Por u n lado, tenemos con- hombre a su comunidad histórica, tra-
ciencia de la existencia y hasta de la ne- taremos de mostrar cómo puede solu-
cesidad de juicios de valor generalizan- cionarse la tensión entre verdad y reali-
tes (como m o d o de reducir la compleji- dad (historia, contingencia), absolutez
dad) sobre las religiones no cristianas. y relatividad, proponiendo con ello una
Y, por otro lado, debemos esforzarnos respuesta a la cuestión de la absolutez
para impedir que tales /?re-juicios p r o - del cristianismo.
duzcan el bloqueo del debate. 2
En lo que sigue, me dispongo a ha-
A . ¿TEOLOGÍA GLOBAL?
cer una serie de reflexiones que me pa-
recen importantes para la constitución
¿Pasa la solución al problema de la
de una teología de las religiones. Se tra-
ta más bien de prolegómenos metodo- teología de la religión p o r la elabora-
lógicos, de reflexiones preliminares de ción de transcendentologías universales,
tipo hermeneútico, que de auténticas globales, esto es, supracristianas, supra-
aportaciones al contenido de la discu- musulmanas, suprabudistas, tal y como
sión planteada. prentenden los partidarios de la teolo-
Mostrando la función que la con- gía pluralista de las religiones? 3 C o n
ciencia humana tiene en la constitución ello tocamos la pregunta p o r la relación
del mundo, considerando el modo hu- entre universalidad y particularidad.
mano de referirse a la realidad, a través ¿Hay, pues, -análogamente a los Dere-
del lenguaje y de la percepción perspec- chos H u m a n o s , como pretensiones éti-
2. "Un diálogo en el que uno de los contertulios -con toda la amabilidad que se quiera- pretende te-
ner ya la palabra última y definitiva (en sentido normativo) sólo puede terminar como el diálogo en-
tre un gato y un ratón (P. Knitter: Katholische Religionstheologie am Scheideweg, p. 65)). Las certezas y
búsquedas de verdad con las que uno llega al diálogo no tienen por qué contradecirse per se, pero
hay, eso sí, que intentar evitar que el diálogo resulte entorpecido por prejuicios valorativos sobre las
creencias del contertulio. En ello reside el interés de los pluralistas.
3. En tanto que "construcción de teologías (en plural) basadas en la totalidad de la conciencia religio-
sa del hombre" 0- Hick, GUF, 103).
303
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
4. Como, por ejemplo: sencillez, coherencia, adaptación, fuerza de convicción, consistencia, evidencia,
éxito pragmático manifestado en la supervivencia histórica de la religión o en su capacidad para me-
jorar la vida.
304
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
nes individuales. Pero hemos de pre- propia teoría. Sólo ella puede preser-
guntar también si existe la religión. varnos de absolutizaciones.
Todo intento de hallar lo común más Por otro lado, no obstante, tampoco
allá de las tradiciones históricamente se puede excluir la dimensión universal.
configuradas comete el error funda- El mundo de las religiones es mayor
mental de la Ilustración, cuando busca- que el mundo del cristianismo, y está
ba una religión natural de la Razón, co- cada vez más presente en nuestro cam-
mún a todos los hombres, y no hallaba po visual. El material proporcionado
más que un mero esquematismo artifi- por la ciencia de la religión aumenta
cioso de la transcendencia. La perspec- continuamente; y se hace necesario cla-
tiva aérea, que pretende abarcar con la sificarlo teológicamente. Y la toma de
mirada la totalidad de las religiones y posición teológica es también necesaria
adjudicarles un mismo origen y un mis- desde una exigencia interna a la propia
mo fin, lo que hace en realidad es elevar teología, pues, si es verdad que el
las propias ideas personales al rasgo de Espíritu de Dios alienta p o r todo el
elementos constituyentes de la teología mundo, las experiencias de ese obrar
de la religión. Reducir la teología de la han de tener una importancia eminente
religión a un conjunto de variables in- para el discurso cristiano acerca de
dependientes cuyo contenido se deter- Dios. Si éste se limita a su propia histo-
mina en cada religión concreta es un ria y a su propio presente, será víctima
ejemplo de proyección ahistórica, que de u n solipsismo religioso-cultural cul-
muy difícilmente se deja disfrazar de ri- pable y, con ello, quedará definitiva-
gor científico. mente abandonado al relativismo. Se
Así pues, el examen de la(-s) otras oye a veces decir que la incondicionali-
(-s) religion(-es) no puede realizarse dad de las pretensiones cristianas de va-
desde una perspectiva absoluta; sólo es lidez se puede asegurar mediante la re-
posible desde la religión y cultura p r o - tirada a fuentes exclusivas de conoci-
pia de cada cual. La relatividad y vincu- miento y, con ello, mediante el aisla-
lación a la propia circunstancia históri- miento frente a las verdades extracris-
ca debe ser incluida en el núcleo de la tianas. Pero la consecuencia de ello se-
305
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
306
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
equívoca) sólo es posible como examen desde arriba, el juego de los participan-
panorámico, hecho desde la teología tes. Todas estas consideraciones ponen
cristiana, de los modos de fe ajenos, pe- de manifiesto la necesidad de disponer
ro emparentados con ella. La ilusión de de una metateoría del diálogo interreli-
disponer de una perspectiva aérea en fi- gioso. ¿Cómo se ha de entender lo que
losofía de la religión (supracristiana, su- acontece - o ha de acontecer— en el diá-
pramusulmana, suprabudista, etc.) en- logo interreligioso?
traña el peligro de no darse cuenta de la
relatividad de la propia situación. B. DIÁLOGO DE PERSPECTIVAS
También habría que evitar la tentación
de reducir lo plural, ya sea mediante or- La idea de la vinculación de las pre-
denamientos inadecuados en esquemas tensiones de validez religiosa a sus con-
dualistas que desvitúan el modo en que textos mundanos específicos, la teoría
las religiones se expresan a sí mismas, de la relación perspectivista a la reali-
ya sea por presuposición de un axioma dad, y la comprensión de las religiones
unitario. H a y que preservar la plurali- como resultado de tales perspectivas
dad y exponerla a un diálogo abierto. logran, a mi m o d o de ver, abrir un mo-
La preparación del diálogo interreligio- delo de comprensión del diálogo inte-
so tiene que limitarse a tender cabezas rreligioso que es compatible con las
de puente entre las diferentes religiones concepciones contemporáneas de la fi-
participantes en el diálogo, pero sin losofía y la ciencia de las religiones, a la
pretender acotar teológicamente el vez que aplicable a las diferencias inter-
campo de la discusión. Éste debe man- confesionales dentro del cristianismo y
tenerse como espacio abierto. Ya la me- al diálogo entre judíos y cristianos.
ra formulación de un programa de diá- Dicho modelo se nutre, fundamental-
logo y el establecimiento de reglas for- mente, de los planteamientos hechos en
males en la discusión corre peligro de materia de la ciencia y del conocimien-
terminar desempeñando el papel del di- to a partir de la obra de Wittgenstein,
rector de escena, que se coloca en una aunque asimilando también la herencia
posición superior indiscutible y mira, de Schleiermacher y Kant.
307
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
5. Así también Hick, que amplía el concepto wittgensteíniano de "ver-como" hasta convertirlo en "ex-
perimentar-corno" (GUF, 37 y sigs.). lan Barbour va mucho más allá y hablar de "interpretar-co-
mo"(véase H. Jones, p. 69 y sigs.).
6. La noción de blik, de Haré, los paradigmata de lan Barbour, la idea wittgensteiniana de "imágenes de
mundo" y el concepto de "marco de confianza" de Polanyi están en el transfondo de mis propues-
tas de cara a una comprensión perspectivista de la religión. Para la exposición y discusión de estas
concepciones, que no son, desde luego, homogéneas, véase H. Jones: D/'e Log/fc t/ieo/og/scher
Perspektiven.
7.Véase al respecto D. Ritschl: Logik, pp. 55-60.
308
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
historia colectiva. Y viceversa: dichos taria, pero que nunca llegan a coincidir
horizontes, al objetivarse, influyen so- plenamente. La personalidades caris-
bre el marco histórico, dando lugar a máticas y los acontecimientos históri-
doctrinas e instituciones que, a su vez, cos fundamentales, entendidos como
vuelven de nuevo a actuar sobre la reli- revelaciones paradigmáticas (vgr: el
giosidad individual. Las perspectivas de éxodo, la muerte y resurrección de
fe están en constante desarrollo y, por Jesús, la huida de Mahoma de La Meca)
ello, no admiten un cierre definitivo. Su constituyen y regulan tales marcos de
influencia, a través de los contextos de orientación, que se ligan como estruc-
vida en común, garantiza la compatibi- tura individual a la vida de cada hombre
lidad y comunicabilidad de las imáge- y como amasijos complejos a la historia
nes del mundo. H a y que rechazar, con de una comunidad religiosa. Según esta
ello, la idea de que las perspectivas sean concepción, una religión (y, dentro de
autónomas, aisladas entre sí y, por tan- ella, una confesión determinada) apare-
to, completamente inconmensurables. ce como una especie de "unidad en la
Al insertarse en una experiencia históri- diversidad", que en sí misma es com-
ca común, se solapan las unas a las pletamente heterogénea (pues está for-
otras, aunque sin llegar nunca a identi- mada por una serie de puntos de vista
ficarse completamente. individuales), pero que se mantiene co-
Desde esta concepción, una religión hesionada por coincidencia en ciertos
no se presenta como una unidad cerra- puntos fundamentales, sin distinguirse
da en sí misma y enfrentada en bloque a nunca radicalmente de otros amasijos
las restantes religiones, sino como un de perspectivas en los que se establece
determinado centro de cristalización de también una relación a la transcenden-
un denso amasijo de perspectivas indi- cia. H a y que determinar particularmen-
viduales sobre el mundo, la vida y la fe, te, en cada caso concreto, en qué con-
perspectivas que concuerdan en los siste la semejanza y la diferencia.
puntos centrales de su doctrina (mensa- N o podemos seguir desarrollando
je), sus rituales, sus símbolos, su con- este modelo de teología de la religión
cepción de la historia y su vida comuni- que hemos esbozado. Nuestra inten-
309
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
ción es, más bien, aplicar esta compren- Pues bien, el camino intermedio entre
sión del diálogo interreligioso (como ambos reside en una combinación de
encuentro entre diferentes perspectivas compromiso propio y excentricidad
de fe) a nuestra pregunta fundamental metodológica: A u n sabiendo que no es
en torno a la hermenéutica teológica de nunca posible una visión de la realidad
dicho diálogo. Buscábamos un camino carente de perspectiva, "pura" 9 , el ob-
intermedio entre dos extremos que servador intenta distanciarse de su pro-
coinciden en no ver, por diferentes ra- pio punto de vista para entregarse, en
zones, el carácter perspectivo de su un acto de autorrenuncia o kenosis'0, a
propia posición y que, por ello mismo, una perspectiva ajena, a fin de ver con
se tornan absolutistas. El primero de los ojos del otro. Bascula, por tanto,
ellos era la perspectiva puramente in- entre "ser en sí" y "salir de sí"; se colo-
terna y su autoabsolutización ingenua ca conscientemente unas gafas; se inte-
y acrítica, prescindiendo de toda pers- gra en un marco vital que previamente
pectiva ajena (interna o externa). El se- conocía sólo de forma externa; partici-
gundo de ellos era la perspectiva aérea pa espiritualmente (o, mejor, existen-
indiferente, que observa el juego entre cialmente) de u n modo ajeno de vida y
las religiones desde una atalaya supe- de fe. Se trata, pues, del modelo episté-
rior, sin participar en dicho juego y de- mico de la co-vivencia empática p r o -
clarando su neutralidad valorativa 8 . puesto por Dilthey, convertido ahora
8. La imagen hickeana de "revolución copernicana" apunta a una perspectiva aérea semejante. Al tratar
de incorporar la percepción total de la realidad religiosa como base material (potencial) de su teo-
ría, al aspirar al consenso total de las religiones (mundiales), Hick formula una teoría universalista,
que abarca la totalidad de lo religioso, y cuya evidencia no procede de las experiencias que sólo son
accesibles dentro de comunidades religiosas particulares. Desde mi punto de vista, un diálogo de
perspectivas "ptolemaicas" sería preferible a esto.
9. Con Ritschl, Logik, p. 55 y frente a U. Schoen, para quien "perspectiva" significa mero juicio de valor,
que debe evitarse; p. 46.
Véase también: R. Bernhardt: Zur Hermeneutik des interreligiósen Dialogs, en: Bibel und Liturgie 65
(1992),pp. 131-143.
10.Tomo este concepto de U. Schoen, p. 45.
310
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
I I. De entre los filósofos contemporáneos que han pensado el papel constitutivo del otro en la auto-
realización hay que nombrar especialmente a Emmanuel Levinas. Como introducción véase el volu-
men colectivo editado por H. H. Henrix. Compárese B. Marx: Dialogik ais ethisches Prinzip.
12. Para I. U. Dalferth, la esfera superior que con ello se alcanza (él la denomina metaperspectiva teo-
lógica) constituye una solución, radicalmente insuperable, en la confrontación de perspectivas
(Theologischer Realismus, p. 421).
311
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
13. D. Ritschl habla de una "segunda" ingenuidad, o "ingenuidad responsable, post-crítica" (Logik, p. 339).
También Paul Ricoeur (según K. Nientiedl: Re//g¡on ais Bedürfnis, p. 291,aunque sin especificar la pro-
cedencia de la cita). E.Troeltsch proclamó el "retorno al estado de ingenuidad, elevado ahora a un
nivel superior" (Abs. 107).
14. La búsqueda de un acuerdo político, ético y social respecto de las amenazas de nuestro mundo es,
según J. Moltmann el objetivo del diálogo (Dient die pluralistische Theologie dem Dialog der
Weltreligionen?). Pero esto no puede excluir que se discutan también pretensiones de verdad rivales.
Éste es el tema que interesa a muchos creyentes.
312
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
313
LA PRETENSIÓN DE A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O
15.Tal es la objeción de Hick contra la teoría wittgensteiniana de los juegos de lenguaje. George
Llndbeck yWilliam Placher, al renunciar, frente a Hick, al postulado de unidad en la teología de la re-
ligión, afirman, no sin razón, haber llevado la teología pluralista de la religión hasta su final conse-
cuente, más allá de su auténtico representante, el propio Hick. Lo plural permanece distinto, sin vín-
culo último. Sólo hay realidad dentro de las diferentes corrientes históricas, esto es, en la multiplici-
dad cultural. Resulta evidente la cercanía de este planteamiento a la teoría de los ámbitos culturales
del Troeltsch tardío. Se añaden también aquí influjos procedentes de la filosofía procesual.
314
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
315
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
nismo, la responsabilidad recae, preci- da siempre más allá de ellos, un fin ha-
samente, sobre el conjunto de elemen- cia el que tienden pero con el que nun-
tos teóricos que han hecho posible tal ca coinciden plenamente. Sólo a este fin
prepotencia. le puede corresponder la absolutez.
La absolutez corresponde única y ex- Para hacer honor a la absolutez del
clusivamente a Dios. Invocando la abso- Absoluto, debemos evitar ceder a la
lutez de Dios, la pretensión de absolutez tentación de intentar consagrar nuestra
del cristianismo cae bajo una crítica ani- religión o nuestra fe con atributos co-
quiladora. Ante Dios, el Absoluto, el mo "definitiva", "única" o "infalible".
Deus semper maior, que "habita una luz Tenemos que entenderla como camino
inaccesible" (1. Tim. 6,16) se relativizan y tenemos que entender también que
todas las autoafirmaciones religiosas. nosotros mismos, los que transitamos
Pero, aunque no tengamos ya dere- por ese camino, estamos siempre ex-
cho a seguir afirmando la absolutez de puestos al peligro de extraviarnos. Esta
la religión cristiana, ¿puede sernos al metáfora del camino no se corresponde,
menos lícito hablar de una absolutez de por tanto, con la autoafirmación abso-
la fe cristiana} En tal caso, lo absoluto lutista o con el triunfalismo suprahistó-
no sería ya la iglesia, sino su profesión rico, sino con el sobrio realismo de la
de fe en Jesucristo. N o obstante, hay búsqueda humilde de la verdad.
que rechazar también esta variante espi- Pero esto tampoco significa que, en
ritual de la pretensión de absolutez, el encuentro con otras religiones, ten-
pues los contenidos de fe son represen- gamos que abstenernos de afirmar la
taciones en las que se cree, formulacio- verdad y certeza de nuestra fe (o, inclu-
nes temporales, en un contexto cultural so, que tengamos que negarlas) para no
determinado, de la verdad salvadora de chocar con el principio moderno de to-
Dios, la única que es absoluta. N i es ab- lerancia en la apertura al diálogo. C o n
soluta la fe cristiana ni lo es su credo ni ello llego a la segunda parte de mi res-
lo es, siquiera, la Sagrada Escritura. puesta.
Todos ellos son indicadores (histórico- (2) La pretensión cristiana de absolu-
relativos) en dirección a un fin que que- tez puede ser una expresión lingüística
316
LA A B S O L U T E Z DEL C R I S T I A N I S M O Y LAS RELIGIONES
16. Esta expresión, según P. Knitter: No Other Ñame, p. 185 y nota 42, se remonta a Krister Stendahl:
Notes for Three Bible Studies, en: G. Anderson, T. Stransky (editores): Chríst's Lordship and Religious
Pluralism. New York, I98l,p. 14 y s/'g.
17. Se trata de una analogía que, como todas, descubre pronto sus propios límites, y se torna falsa cuan-
do se sobrepasan estos límites o se la toma por la cosa misma. Sirve simplemente para mostrar un
determinado tipo de discurso, un modus loquendi, el doxológico, en sus diferencias con el discurso
dogmático. Esta analogía no se refiere al discurso religioso en general, sino sólo a los enunciados de
absolutez.
317
LA PRETENSIÓN DE ABSOLUTEZ DEL C R I S T I A N I S M O
N o apunta hacia fuera, para tratar de de- siste, precisamente, en la entrega a una
terminar la relación entre las religiones. persona y a un camino. Y como el cre-
N o puede ser generalizada, arrancándo- yente comparte esa entrega con innu-
la de su contexto histórico. En cuanto merables hombres del presente y el pa-
testimonio, puede tomar la forma de sado, el reproche de subjetivismo resul-
enunciados del tipo "sólo y exclusi- ta injustificado.
vamente" y, no obstante, coexistir con Una "pretensión de absolutez" que
otros testimonios que tienen una preten- se entiende a sí misma de m o d o doxo-
sión de validez igualmente incondicio- lógico no puede negar el hecho de su
nada. Esta coexistencia no es fruto del propia relatividad, esto es, de su vincu-
olvido indiferente de la propia verdad, lación a - y dependencia d e - un contex-
sino de la actitud humilde del que sabe to histórico cultural. Puede, además,
que la verdad de Dios es inagotable. 18 tomar clara conciencia de su propia na-
Así, aquellos pasajes bíblicos que se turaleza lingüística, tener claro cuál es
han aducido una y otra vez como fun- su tipo de discurso y cual es su "lugar
damentación de la pretensión de abso- en la vida". Puede acoger en sí el saber
lutez del cristianismo (Joh 14, 6; Joh 1, acerca de la insuperable perspectividad
14 + 18; Apg 4,12; Mt 28,18-20) se pue- de toda referencia religiosa a la realidad,
den entender, no como juicios dogmáti- sin p o r ello tener que retirar su preten-
cos, sino como reacciones de los parti- sión de validez incondicionada.
darios entusiasmados de Jesús a esa Nadie puede pretender la posesión
fuerza inmediatamente experienciada. exclusiva de la verdad, p o r q u e ésta
Esto no supone una reducción del nunca es abarcable del todo y está, ade-
significado de tales afirmaciones. N o se más, siempre abierta. Pero el firme con-
les quita nada de su referencia objetiva vencimiento de estar en la verdad, de
ni se las disuelve en lo puramente sub- estar cerca de ella y de irse aproximan-
jetivo, pues su referencia objetiva con- do a ella cada vez más, es para el cris-
is. Véase también: R. Bernhardt: Deabsolutierung der Christologie?, en: M.v. Brück, J. Werbick (editores):
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yente, el fundamento de la certeza de su dad previa a los hombres y que no pue-
propia fe. de ser plenamente alcanzada o abarca-
Una "pretensión de absolutez" en- da por ellos, una realidad escatológica
tendida de este modo no necesita abso- que no puede determinarse de modo
lutizarse al m o d o de las ideologías que negativo, deshaciéndose de plantea-
ofrecen una concepción del mundo, ni mientos opuestos, sino de manera p o -
tampoco despreciar otros modos de ac- sitiva, mediante una puesta en relación.
ceso al Fundamento de todo ser. Es Para celebrar esta absolutez de Dios, el
consciente de que su lugar originario es lenguaje del h o m b r e puede y debe
el diálogo con Dios, no el combate con ofrecer su expresión más alta: la pre-
los que creen otras cosas. tensión de absolutez.
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349
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN 11
A. La pretensión de absolutez del cristianismo en una época pluralista.
¿Un anacronismo? 11
B. Concepto y problema de la absolutez del cristianismo 16
1. Historia del concepto 16
•Y 2. Sistemática del concepto 18
3. Historia del problema 22
C. Camino y fin de la investigación 28
3. Versión cristocéntrica 86
Concreción del modelo anterior en la historia de la
teología 87
Martín Lutero (87), ortodoxia protestante (88) pietismo y m o -
vimiento resurreccionista (88), K. Barth (89), D . Bonhoeffer (89),
J. Witte (90), H . Kraemer (91), Declaración de Frankfurt de 1970