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1.-Biografía
Baruch Spinoza nació el 24 de noviembre de 1632 en Ámsterdam, hijo de una familia de judíos
españoles emigrados a Holanda a finales del siglo XVI. Sus antepasados quizás fuesen marranos
(exteriormente aceptaron el cristianismo para no ser expulsados, pero permanecieron fieles al
judaísmo) y Spinoza fue educado en los principios de su religión. Sin embargo, debido a que no aceptó
el judaísmo ortodoxo, hecho patente en sus escritos, fue excomulgado y expulsado de la comunidad
judía de Ámsterdam en 1656; El decreto de la excomunión decía:”Por la decisión de los ángeles, y el
juicio de los santos, excomulgamos, expulsamos, execramos y maldecimos a Baruch de Spinoza,
con la aprobación del Santo Dios y de toda esta Santa comunidad, ante los Santos Libros de la Ley
con sus 613 prescripciones, con la excomunión con que Josué excomulgó a Jericó, con la
maldición con que Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley.
Maldito sea de día y maldito sea de noche; maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se
levanta; maldito sea cuando sale y maldito sea cuando regresa. Que el Señor no lo perdone. Que la
cólera y el enojo del Señor se desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones
escritas en el Libro de la Ley. El Señor borrará su nombre bajo los cielos y lo expulsará de todas las
tribus de Israel abandonándolo al Maligno con todas las maldiciones del cielo escritas en el Libro
de la Ley. Pero vosotros, que sois fieles al Señor vuestro Dios, vivid en paz. Ordenamos que nadie
mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste ningún favor, que nadie
permanezca con él bajo el mismo techo o a menos de cuatro yardas, que nadie lea nada escrito o
trascripto por él."
Expulsado socialmente de la comunidad judía, ya no pudo seguir el negocio familiar, dedicándose
desde entonces al oficio de pulidor de lentes para instrumentos ópticos.
En 1660 se traslada a Leyden y tres años después se instala en los alrededores de La Haya,
manteniendo relaciones con algunos miembros de la Royal Society de Londres y con el matemático y
filósofo racionalista, Leibniz. Sin embargo, pese a la enorme influencia de sus escritos, Spinoza
renunció a los honores académicos para no mermar su libertad intelectual, rehusando la cátedra de
filosofía de Heilderberg que se le ofreció en 1673. En 1677 murió de consunción.
Su alejamiento de la vida pública queda de manifiesto en las escasas obras que publicó en vida. Tan
sólo dos, una editada con su nombre en 1663, Los principios de filosofía de Renato Descartes y otra
publicada anónimamente en 1670 bajo el título Tratado teológico-político. El resto de su producción
intelectual apareció póstumamente: Tratado de la reforma del entendimiento (escrito en Leyden),
Ética demostrada según el orden geométrico, sin duda su obra de más relevancia y Breve tratado
sobre Dios, el hombre y la felicidad, descubierto a mediados del siglo XIX.
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mundo.
“Los humanos se engañan al creerse libres; y el motivo de esta opinión es que tienen conciencia de
sus acciones, pero ignoran las causas por que son determinadas; por tanto, lo que constituye su
idea de libertad, es que no conocen causa alguna de sus acciones”. (“Ética”)
B. de Espinosa no condena el deseo, “es la esencia misma del humano”. No deseamos una cosa
o persona porque la juzgamos bella, sino que la encontramos bella porque la deseamos. Desear es un
proceso afirmativo, productor y generador de juicios.
¿Significa esto que todo deseo se puede realizar? ¿Qué debemos dejarnos llevar por nuestros deseos?
Risa del filósofo, otra interpretación apresurada. Los deseos son los motores de nuestros actos. Cuanto
mejor nos conozcamos, mejor sabremos enfrentarnos a las situaciones. Conocer las causas reales
permite una acción eficaz. Saber que esta fiebre es debida a una infección determinada, no es lo mismo
que creer que la enfermedad es una maldición divina, un castigo por las faltas cometidas por la
persona. La mirada cambia totalmente, incluso si no se puede modificar el proceso.
La imaginación nos aleja de la comprensión racional del mundo. La pasión surge también de la
imaginación y esclaviza al humano. El amor, la tristeza, la alegría o el odio, lo dominan y lo convierten
en esclavo de sus pasiones, sometiéndolo al curso del Universo.
Toda clase de ilusiones proceden de la imaginación:
a. Errores teleológicos: creer que el mundo está al servicio del humano. (Dios es la causa última, creer
en la idea de Providencia)
b. Errores axiológicos: creer que nociones como "belleza" y "fealdad", "mal" y "bien" permiten
conocer la Naturaleza. (Confundir el verdadero conocimiento del mundo con nuestros juicios
valorativos sobre el mismo).
c. Errores antropológicos: creer que el humano es el centro del mundo, que el mundo está hecho para
él y consecuentemente las cosas serían buenas o malas de acuerdo a si estas le convienen o no (visión
antropomórfica).
La filosofía de la alegría. Alegría de vivir, la comprensión racional del mundo deviene deseo de
actuar. Alegría de vivir sin falsas ilusiones en lo “real”. Negación de la tristeza, del resentimiento, del
miedo. Alegría sosegada, tranquila, ante la adversidad. Serenidad del sabio, que participa de la razón y
comprende el orden natural.
B. de Espinosa nos propone un camino difícil y escarpado, pero, como subraya en la última frase de la
“Ética”, “todo lo que es bello es también difícil y raro”