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MATERIAL FUNDAMENTAL
Sociología de la religión
Definición
Karl Marx
Émile Durkheim
Cuando una sociedad entra en contacto con otras, existe una tendencia
a enfatizar el universalismo. Sin embargo, así como la división del
trabajo le da al individuo la ilusión de un rol más importante, los
sistemas religiosos apuntan crecientemente a la conciencia y salvación
individual.
Max Weber
INTRODUCCION
Bajo el impacto de la filosofía positivista del siglo XIX, surgió un enfoque
antropológico que consideró la religión como un fenómeno accesorio,
menor, del ser humano, determinado por las influencias culturales. Eso
suponía al hombre "ateo" por naturaleza y a la dimensión religiosa como
un resultado, un producto cultural. Sin embargo, los análisis
estructurales y fenomenológicos posteriores llevaron a la conclusión
contraria: al parecer, el ser humano es naturalmente religioso, aunque
pueda a veces ser culturalmente ateo. Parece, pues, que la religión
constituye una dimensión inherente a la antropología misma. Es más; la
religión constituye un aspecto cultural central en todos los pueblos, aún
antes de ser influida por la religión de una cultura dominante.
Definición
PRESENTACIÓN
Lo que hoy nos llama la atención, lo que pide ser estudiado, ya no es esa
fuerza difusa y confusa cuya noción se encuentra, en efecto, en todas
partes, pero que es la misma en todas partes tan sólo porque no puede
decirse nada de ella; al contrario, hoy son las estructuras, los
mecanismos, los equilibrios constitutivos de toda religión y definidos,
discursiva o simbólicamente, en toda teología, en toda mitología, en
toda liturgia.
La ciencia de las religiones deja a los filósofos la cuestión de los
orígenes, como lo hizo, un poco antes que ella, la ciencia del lenguaje;
como lo han hecho todas las ciencias.
La tendencia actual es «volver a sentir»; registrar, en su originalidad y
con su complejidad, los sistemas religiosos. Pero ¿cómo se expresa esta
tendencia? ¿Qué tipo de estudios patrocina?
I.- Ante todo, descripciones cada vez más detalladas.
II.- En segundo lugar, las cuestiones de origen y genealogía vuelven a
plantearse, en forma más modesta y más sana. De ahí la necesidad de
diversos campos de investigación y diversos tipos de métodos
igualmente necesarios:
1.° Para las sociedades que, desde tiempos más o menos remotos,
poseen una literatura o al menos documentos escritos, el estudio de la
historia religiosa no es más que un caso particular de la historia de la
civilización o de la historia a secas. Las «grandes religiones», budismo,
cristianismo, maniqueísmo, islamismo, representan este caso llevado a
su más alto grado.
2.° En el caso de todas las religiones exóticas; el de todas las religiones
paganas de Europa; el de las religiones de los antiguos pueblos semitas;
de China, la tarea de la ciencia de las religiones es múltiple:
a) Ante todo, limpiar el terreno: Las generaciones precedentes nos han
dejado explicaciones que, extravagantes o razonables, hay que
desechar.
b) En segundo lugar, una tarea positiva, que a su vez consiste en
prolongar objetivamente la historia por procedimientos comparativos,
Asimismo, pueden hacerse inducciones probables sobre la religión y,
sobre las distintas evoluciones que han llevado a los pueblos hasta los
primeros equilibrios conocidos de sus religiones.
Así es como se han rescatado para los pueblos semíticos, y hoy para los
pueblos indoeuropeos, uno o dos milenios de témpora incógnita. Poca
cosa, si se compara con lo que fueron las ambiciones de un Taylor y
hasta de un Durkheim; pero cosa más segura y de la que se entrevé que
contribuirá no poco a constituir al fin una historia natural del espíritu
humano.
3.° Es necesario comparar, en las estructuras y en las evoluciones más
distintas, lo que parezca comparable, las funciones rituales o
conceptuales que se encuentran en todas partes, para determinar sus
constantes y sus variables, el mecanismo del pensamiento mítico, las
relaciones entre el mito y las otras partes de la religión; las
comunicaciones entre el mito, el cuento, la historia, la filosofía, el arte,
el sueño. Hay que colocarse en todos los «observatorios de síntesis» y
constituir un repertorio que muchas veces no desembocará en ningún
problema preciso. GEORGES DUMÉZIL
1. «SAGRADO» Y «PROFANO»
2. DIFICULTADES METODOLÓGICAS
7. EL «MANA»
Lo insólito y lo extraordinario son epifanías azorantes: indican la
presencia de algo distinto de lo natural; la presencia o al menos la
llamada, en el sentido de predestinación, de ese algo distinto. Puede ser
útil el concepto melanesio de mana, del que algunos autores han creído
que pueden derivarse todos los fenómenos religiosos. El mana es para
los melanesios la fuerza misteriosa y activa que poseen ciertos
individuos y generalmente las almas de los muertos y todos los espíritus.
Los objetos y los hombres tienen mana porque lo han recibido de ciertos
seres superiores; dicho de otro modo: porque participan místicamente
de lo sagrado y en la medida en que participan. Es una fuerza
cualitativamente distinta de las fuerzas físicas; de ahí que se ejerza de
una manera arbitraria.
Hagamos notar, sin embargo: 1) que la noción de mana, aunque se
encuentra también en religiones que están fuera del círculo melanesio,
no es una noción universal y, por tanto, nos resulta difícil admitir que
represente la primera fase de toda religión; 2) que es una inexactitud
considerar el mana como una fuerza impersonal. Esa fuerza, aunque
impersonal en sí misma, está siempre vinculada a una persona que la
dirige.
CAPITULO II
19. MESOPOTAMIA
23. URANOS
En Grecia, Uranos conservó más puros los caracteres naturalistas;
Uranos es el cielo. Era el principio masculino fecundador por excelencia.
Pero Uranos tiene una fecundidad peligrosa. Sus criaturas no se parecen
a las que hoy pueblan la tierra: son monstruos. Cronos, el último de sus
hijos, le corta el órgano generador y lo tira al mar. La mutilación de
Uranos puso fin a sus creaciones monstruosas y a la vez a su soberanía.
Lo que distingue a Uranos de los demás dioses celestes es su fecundidad
monstruosa y el odio que siente hacia sus propias criaturas. La
mutilación de Uranos pone fin a su odiosa y estéril fecundidad,
introduciendo en el mundo, por la aparición de Afrodita, el orden y la
fijeza de las especies, haciendo imposible toda generación desordenada
y nociva.
24. ZEUS
29. YAHVE
Las únicas divinidades del cielo pluvioso y fecundador que han logrado
conservar su autonomía son las que han seguido evolucionando por la
línea de la soberanía.
La «evolución» de la divinidad suprema de los hebreos transcurre en un
plano, en cierto modo, paralelo. La personalidad de Yahvé y su historia
religiosa son demasiado complejas. Digamos, sin embargo, que sus
hierofanías celestes y atmosféricas constituyeron muy pronto el núcleo
de las experiencias religiosas gracias al cual fueron posibles las
revelaciones ulteriores.
Esas híerofanías celestes y atmosféricas manifiestan ante todo el
«poder» de Yahvé, cosa que no ocurre en las demás divinidades de la
tormenta. Su «poder» es absoluto; por eso tampoco su libertad conoce
límites.
A diferencia de los demás dioses supremos, que no pueden actuar en
contra de las leyes, Yahvé conserva su libertad absoluta.
Sería un error, sin embargo, limitar las hierofanías celestes a las figuras
divinas o semidivinas a que han dado lugar. El carácter sagrado del cielo
trasciende a innumerables complejos rituales o míticos que,
aparentemente, no tienen relación directa con una divinidad uránica. Lo
sagrado del cielo sigue vivo en la experiencia religiosa a través del
simbolismo de la «altura», de la «ascensión», del «centro», etc. En ese
simbolismo encontramos también a veces que una divinidad uránica ha
sido sustituida por otra divinidad fertilizante, pero no por eso
desaparece la estructura celeste del simbolismo.
El «monte», por el hecho de ser el punto en que convergen el cielo y la
tierra, está en el «centro del mundo» y es indudablemente el punto más
alto de la tierra. Por eso las regiones consagradas son asimiladas a
«montañas» y se convierten a su vez en «centros». Los nombres mismos
de los templos y de las torres sagradas son índices de esta asimilación a
la montaña cósmica: «el monte casa», «la casa del monte de todos los
países», «la montaña de las tormentas», «la unión del cielo y la tierra»,
etc.
Ya desde ahora podemos señalar la virtud consagrante de la «altura».
Las regiones superiores están saturadas de fuerzas sagradas. Todo lo
que se acerca al cielo participa, en mayor o menor grado, de su carácter
trascendente. Trascender la condición humana, ya penetrando en una
zona sagrada (templo, altar), ya por la consagración ritual, ya por la
muerte, se expresa concretamente por una «transición», una «subida»,
una «ascensión».
Jacob sueña también con una escalera cuya parte más alta llegaba al
cielo. En la tradición islámica, Mahoma ve una escalera que sube del
templo de Jerusalén hasta el cielo. Dante ve también en el cielo de
Saturno una escalera de oro que llega hasta la última esfera celeste. La
mística cristiana ha conservado también el simbolismo del «peldaño»,
de las «escaleras» y de las «ascensiones».
En todas las visiones y en todos los éxtasis místicos se incluye una
subida al cielo. En última instancia están justificadas por el carácter
sagrado del cielo, y de las regiones superiores. Cualquiera que sea el
conjunto religioso en que se encuentren y cualquiera que sea el valor
que se les haya dado, las ascensiones, la subida de montañas o
escaleras, el subir volando por la atmósfera, etc., significan siempre
trascender la condición humana y penetrar en niveles cósmicos
superiores. El mero hecho de la «levitación» equivale a una
consagración y a una divinización. Evidentemente, aun dentro de la
fenomenología de las ascensiones, subsiste una distinción radical entre
la experiencia religiosa y la técnica mágica; el santo es llevado a los
cielos por un «rapto»; los yogis, los ascetas, los magos consiguen
«volar» por su propio esfuerzo. Pero en ambos casos lo que les distingue
de la masa de profanos y de no iniciados es la ascensión. Su contacto
con los espacios celestes los diviniza.
CAPITULO III
La religión egipcia ha estado más dominada por el culto solar que las
demás. A partir de la quinta dinastía, este fenómeno se generaliza: son
muchas las divinidades que se funden con el sol, dando origen así a las
figuras solarizadas.
Dos factores principales contribuyeron a asentar la supremacía de Ré: la
teología hieropolitana y la mística de la soberanía, en la que el soberano
está identificado con el sol.
La concepción heroica, iniciática, de una inmortalidad que sólo podía ser
conquistada por un pequeño núcleo de privilegiados, se había pasado a
una concepción de la inmortalidad en la que ésta era concedida a todos
los privilegiados.
CAPITULO IV
Tanto por estar sujetas a ritmos (lluvia, mareas) como por ser
germinativas, las aguas están regidas por la luna.
Todas las divinidades lunares conservan de manera más o menos clara
atributos o funciones acuáticas.
Desde tiempos muy remotos se ha observado que suele llover cuando
cambia la luna. Una serie de personajes míticos, pertenecientes a
culturas tan diversas como la bosquimana, mexicana, australiana,
samoyeda y china, se caracterizan por su poder de desencadenar la
lluvia; las catástrofes acuáticas, en cambio, manifiestan el otro aspecto
de la luna: el de la luna como agente de destrucción periódica de las
«formas» agotadas y, podríamos decir, de regeneración en el orden
planetario.
El diluvio corresponde a los tres días de oscuridad, de «muerte», de la
luna. Es un cataclismo, pero que no es nunca definitivo. Casi todos los
mitos del diluvio cuentan cómo ha sobrevivido un único individuo, del
que desciende la nueva humanidad. A veces, ese superviviente —
hombre o mujer— se casa con un animal lunar, que pasa a ser así el
antepasado mítico del clan.
El haber intuido la luna como algo que rige los ritmos y es fuente de
energía, de vida y de regeneración, ha tejido una verdadera red entre
todos los planos cósmicos, creando simetrías, analogías y
participaciones entre fenómenos de una infinita variedad.
Encontramos, por ejemplo, el conjunto luna-lluvia-fertilidad-mujer-
serpiente-muerte-regeneración periódica, pero a veces se nos presentan
solamente conjuntos parciales; por ejemplo, serpiente-mujer-fecundidad,
serpiente-lluvia-fecundidad, mujer-serpiente-magia, etc.
Como todo objeto sagrado y como todo símbolo, las aguas y las
serpientes son, paradójicamente, a la vez ellos mismos y otra cosa; en
este caso, la luna.
No obstante, la luna, por el mero hecho de ser dueña de todas las cosas
vivas y guía seguro de los muertos, «teje» todos los destinos. Tejer no
significa sólo predestinar y ensamblar realidades distintas, sino también
crear, hacer salir de la propia sustancia.
En aquellas culturas en que las grandes diosas han acaparado las
virtudes de la luna, de la tierra y de la vegetación, el huso y la rueca con
que hilan los destinos de los hombres se convierten en uno de tantos
atributos suyos.
CAPITULO V
62. HILOGENIAS
Se comprende que haya mitos y leyendas que hagan descender de las
aguas al género humano o a una raza determinada.
El agua es germinativa, la lluvia es fecundante, como el semen viríle. En
el simbolismo erótico-cosmogónico, el cielo abraza a la tierra y la
fecunda mediante la lluvia. Este mismo simbolismo se conserva en todas
las hilogenias. Muchas de estas creencias están influidas por la idea de
la «tierra madre» y por el simbolismo erótico de la fuente. Pero bajo
estas creencias, aparece siempre la misma idea fundamental: la vida, es
decir, la realidad, está concentrada en una sustancia cósmica de la que
derivan por descendencia directa o por participación simbólica todas las
formas vivas. Los animales acuáticos, sobre todo los peces y los
monstruos marinos, se convierten en emblemas de lo sagrado porque
representan la realidad absoluta concentrada en las aguas.
65. EL BAUTISMO
El uso funerario del agua se explica por el mismo conjunto que valida su
función cosmogónica, mágica y terapéutica; las aguas «calman la sed
del muerto», lo disuelven, lo vinculan a las semillas; el agua «mata al
muerto», aboliendo definitivamente su condición humana , que el
infierno, en cambio, le conserva, dejándole así intacta la capacidad de
sufrimiento. En las distintas concepciones de la muerte, el difunto no
muere definitivamente, pero queda reducido a un modo elemental de
existencia; es una regresión, no una extinción final. Mientras espera su
vuelta al ciclo cósmico o su liberación definitiva, el alma del muerto
sufre y ese sufrimiento se expresa comúnmente por la sed.
La sed expresa el sufrimiento, el drama, la agitación. El muerto no
puede permanecer continuamente en un estado que no es más que una
degradación trágica de su condición humana. Las libaciones tienen por
objeto «apaciguarle», es decir, abolir los sufrimientos, regenerar al
muerto mediante su «disolución» total en el agua. El «destino agrícola»
que va envuelto a veces en las libaciones funerarias no es sino una
consecuencia de esa desintegración final de la condición humana; es un
nuevo modo de manifestarse, hecho posible por las virtudes disolventes,
pero a la vez germinativas de las aguas.
Las ninfas eran las divinidades de todas las aguas corrientes, de todas
las fuentes, de todos los manantiales. No eran producto de la
imaginación helénica; allí estaban, en las aguas, desde el comienzo del
mundo; los griegos les dieron quizá la forma humana y un nombre. Una
vez separadas, personificadas, ornadas de todos los atributos acuáticos,
se convirtieron en objeto de leyenda e intervinieron en la epopeya y en
la taumaturgia. Son divinidades menores de algunos lugares; los
hombres las conocen bien y les tributan culto y sacrificios. Casi todos los
héroes griegos han sido educados por ninfas o por centauros, es decir,
por seres sobrehumanos que participan de las fuerzas de la naturaleza y
las controlan. Las iniciaciones heroicas no son nunca «familiares»; en
general, ni siquiera son «cívicas», no se hacen en la ciudad, sino en el
bosque, entre la maleza.
Por eso aparece, junto a la veneración, el miedo a las ninfas. Muchas
veces roban niños; otras, los matan, por envidia. En pleno día, a la hora
del calor, turban el espíritu de los que las ven. En el fondo de todas
estas creencias pervive la virtud profética de las aguas, aunque con las
inevitables contaminaciones y fabulaciones míticas. Sobre todo, pervive
el sentimiento ambivalente de miedo y de atracción que inspiran las
aguas, las cuales desintegran y hacen germinar, matan y favorecen el
nacimiento.
Los dragones, las serpientes, las conchas, los delfines,los peces, etc.,
son emblemas del agua; se esconden en las profundidades del océano,
el abismo infunde en ellos su fuerza sagrada. El dragón y la serpiente
simbolizan la vida rítmica; el dragón representa el espíritu de las aguas,
cuya armoniosa ondulación alimenta la vida y hace posible la
civilización.
En China, el dragón va siempre vinculado al emperador, representante
de los ritmos cósmicos y distribuidor de la fecundidad sobre la tierra.
Nági es un espíritu acuático femenino, que desempeña en las regiones
austroasiáticas el mismo papel que el dragón en China.
En el sur de la India creen que un antepasado de la dinastía Pallava se
casó con una nági, que le entregó las insignias de la realeza.
Todas estas tradiciones revelan claramente el valor sagrado y la función
consagrante de las aguas. Tanto la soberanía como la santidad están
dispensadas por genios marinos. Hay siempre una serpiente o un genio
serpiente en las proximidades de las aguas o controlándolas; son los
genios protectores de las fuentes de la vida, de la inmortalidad, de la
santidad y de todos los emblemas relacionados con la vida, la
fecundidad, el heroísmo, la inmortalidad y los «tesoros».
73. SÍNTESIS
77. EL «DESLIZAMIENTO»
La “teoría” tradicional que justificaba la devoción por las piedras fue sido
sustituida (o al menos contaminada) por una nueva. Un ejemplo es la
costumbre, conservada en Europa, de hacer pasar al recién nacido por el
orificio de una piedra. Este rito refiere a un “renacimiento” entendido o
bien como un nacimiento debido a la piedra, símbolo de la matriz
divina, o debido a un símbolo solar.
En muchas regiones se considera a las piedras meteóricas como
emblemas o signos de fertilidad.
Así, si la piedra tiene valor religioso, lo debe a su origen: al hecho de que
proceda de una zona sagrada y fértil por excelencia. Cae del cielo al
mismo tiempo que el rayo, que trae la lluvia. Un análisis de las “piedras
de lluvia” descubre la existencia de una “teoría” que explica su poder
para gobernar las nubes; unas veces es su forma, otras veces es su
origen celeste, otras, el haber pertenecido a los “antepasados”; a veces,
el haber sido halladas en el agua o el hecho de que su forma recuerde la
de la serpiente, la rana, un pez u otro emblema acuático. Su eficacia no
está nunca en la piedra misma, sino en que participa de un principio o
encarna un símbolo, traduce una “simpatía” cósmica o revela un origen
celeste. Esas piedras son signos de una realidad espiritual distinta o
instrumentos de una fuerza sagrada de la que la piedra no es sino el
receptáculo.
CAPITULO VII
88. REGENERACIÓN
89. HOMO-HUMUS
La tierra es madre, engendra formas vivas haciéndolas salir de su propia
sustancia. La tierra está «viva», ante todo porque es fértil. El binomio
homo-humus ha de entenderse en el sentido de que el hombre ha
podido tener vida por venir de la tierra, porque ha nacido de —y vuelve
a— la Terra Mater.
El agua contiene gérmenes; la tierra también, pero en la tierra todo
fructifica rápidamente. De la tierra casi puede decirse que no conoce el
descanso; su destino es engendrar incesantemente, dar forma y vida a
todo lo que vuelve a ella inerte y estéril. El destino de la tierra es estar
en el comienzo y al término de toda forma biológica o perteneciente a la
historia local.
Desde el momento en que una forma se separa de las aguas, queda roto
todo lazo orgánico inmediato entre éstas y aquélla. Eso no ocurre
cuando se trata de formas engendradas por la tierra y de la tierra; éstas
siguen vinculadas a su matriz, de la que se han separado
provisionalmente, y a la que volverán para descansar, para fortificarse y,
finalmente, reaparecer a la luz del día. Por eso existe entre la tierra y las
formas orgánicas por ella engendradas un vínculo mágico de simpatía.
Juntas, constituyen un sistema. Los hilos invisibles que vinculan la
vegetación, la fauna y los hombres de un lugar al suelo que los ha
producido, los sostiene y alimenta han sido hilados por la vida que
palpita tanto en la madre como en sus criaturas. La solidaridad que
existe entre lo telúrico de un lado y lo vegetal, lo animal y lo humano de
otro, se debe a la vida, que es la misma en todas partes. Y esta
solidaridad orgánica hace que cuando uno cualquiera de los modos de
esa vida es profanado o esterilizado por un crimen contra la vida, éste
repercuta sobre todos los demás modos.
94. SÍNTESIS
97. ÁRBOL-MICROCOSMOS
101. YGGDRASIL
118. EL «MAYO»
124. SÍNTESIS
La principal diferencia entre el árbol cósmico y la procesión del árbol de
«mayo» estriba ante todo en la diferencia de modalidad existente entre
un ideograma cosmológico y un ritual. El rito se «realiza» en fórmulas
distintas de las de un ideograma, un mito o una leyenda. Pero todas
estas fórmulas expresan una misma «verdad»: la vegetación es la
manifestación de la realidad viviente, de la vida que se regenera
periódicamente. La vegetación encarna la realidad que se hace vida,
que crea incesantemente, que se regenera manifestándose en un
sinnúmero de formas sin agotarse jamás. La vegetación se convierte en
una hierofanía en la medida en que significa algo distinto de ella. Por su
consagración, la especie vegetal concreta, «profana», se transustancia;
para la dialéctica de lo sagrado, un fragmento equivale al todo, un
objeto profano se convierte en hierofanía.
Los llamados «cultos de la vegetación» son algo mucho más complejo de
lo que su nombre pudiera dar a entender. A través de la vegetación, es
la vida entera, es la naturaleza la que se regenera en múltiples ritmos y
a la que se «honra», promueve y solicita. Pero nunca ha existido una
«religión de la vegetación», un culto dirigido exclusivamente a las
plantas o los árboles. Lo que se conoce con el nombre de «cultos de la
vegetación» son más bien rituales de las distintas estaciones, que están
encuadrados en contextos infinitamente más complejos que envuelven
la totalidad de la vida biocósmica. Estas referencias a la vida y a la
naturaleza no deben entenderse como una experiencia panteísta, no es
el fenómeno «natural» de la primavera, el acontecimiento cósmico en sí
mismo, lo que motiva los rituales primaverales, sino que, por el
contrario, es el ritual el que significa, el que confiere una significación a
la aparición de la primavera; son el simbolismo y el ritual los que hacen
patente la regeneración de la naturaleza y el comienzo de una «vida
nueva», es decir, la repetición periódica de una nueva creación.
No hemos aludido a los llamados «dioses de la vegetación». Esos dioses
revelan siempre más de lo que revela una hierofanía vegetal. Para
entender bien lo que puede ser un «dios de la vegetación» es preciso
saber antes qué es en realidad un «dios».
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI
CAPITULO XII
La función principal del mito es fijar los modelos ejemplares de todos los
ritos y de todas las acciones humanas significativas.
Así, la cosmogonía ofrece el modelo siempre que se trata de hacer algo
—que muchas veces es algo «vivo», «animado», pero también cuando
se trata de algo aparentemente «inanimado».
La hierogamia conserva su estructura cosmológica independientemente
de los distintos contextos en que aparece y por antropomórficas que
sean las fórmulas que la expresan.
El mito cosmogónico, además, es el arquetipo de todo un conjunto de
mitos y de sistemas rituales.
Tomados en conjunto, todos los actos sagrados y todos los «signos»
presentan una estructura común: con mayor o menor relieve,
manifiestan el drama de la creación..
CAPITULO XIII
168. INFANTILISMO
CONCLUSIONES
Conceptos básicos
Buda afirma que los humanos están ligados al sufrimiento de distintas
formas.
• El sufrimiento, el dolor, la insatisfacción. Son características que
marcan nuestras vidas, debido a la ignorancia de las verdades
profundas, pero las sensaciones o condiciones agradables causan
también sufrimiento e insatisfacción cuando llegan a su fin.
• Sufrimos con el nacimiento, la muerte, la vejez, al separarnos de lo
que amamos, al estar unidos a lo que nos desagrada y al no conseguir
lo que queremos.
• Toda la raíz del sufrimiento es la sed egoísta de ser, de existir, de
poseer, el deseo, el apego a quienes deseamos, los placeres de los
sentidos, la riqueza, la fama, el poder, los ideales, las
opiniones…..etc..
Karma
Es una relación de causa-efecto: Cada acción o pensamiento produce
una consecuencia, que a su vez generará otros efectos secundarios,
como si fueran semillas plantadas que, al encontrar en su momento los
factores adecuados, germinarán como plantas y darán sus frutos de
acuerdo a aquello que las produjo.
Nuestros actos anteriores condicionan nuestro presente, que, a su vez,
condiciona nuestro futuro. El momento presente, es en el que realmente
vivimos, y desde él podemos transformar o aprovechar lo plantado en el
pasado, y crear las condiciones adecuadas para el futuro. Somos
responsables de lo que nos sucede.
El Karma se produce a través del cuerpo, la mente y la boca.
Renacimiento
Existen seis vías de renacimiento o formas de existencia: Devas, seres
celestiales, asuras, seres iracundos, humanos, espíritus famélicos,
bestias y seres infernales. Esas vías forman el samsara; el ciclo de
nacimientos y muertes sucesivos de un ser en las diferentes formas de
existencia, mientras no logre su liberación, entrando al Nirvana.
Nirvana
Es una palabra que significa "cesación". El Buda afirmó que es posible
cerrar el círculo del renacimiento dependiente. Mientras no existe esa
terminación, la experiencia común del mundo es el Samsara; el mundo
de los fenómenos. El Nirvana ha sido interpretado erróneamente como
un estado de quietismo o aislamiento.
Movimientos y escuelas
Vehículos
La enseñanza budista se ha transmitido básicamente de manera oral.
Ésta, y numerosos escritos dispersos, se compiló hacia el año 100 a.C.
en el llamado Canon Pali. En la misma época, surgió un nuevo
movimiento, conocido después como Mahayana. Al cuerpo doctrinal
ceñido a lo compilado en el Canon Pali, se le conoce como Theravada.
Theravada (linaje de los antiguos, vehículo menor) y Mahayana (gran
vehículo) son pues, los dos movimientos del budismo.
El budismo Theravada se presenta en India, Sri Lanka, Tailandia y otros
países del sudeste asiático. El Mahayana floreció en el siglo I en China,
en el III y IV en Japón y Corea, en el siglo VII pasó a Tíbet y más tarde a
Mongolia.
Alrededor del siglo VII d.C., el tantrismo hindú entró en China y Tíbet.
Esta fusión creó el llamado budismo tántrico o Vajrayana. Sus
seguidores se refieren a él como un tercer vehículo, aunque de manera
estricta sólo se consideran los dos movimientos principales ya
mencionados. En el budismo es bastante común que cada tradición
escuela se vea como más efectiva que el resto, aunque, en general, la
comunidad budista es bastante armoniosa.
Escrituras sagradas
En el budismo se agrupa el saber escrito en un canon. En el budismo
Therevada se usa sólo el Canon Pali; el budismo Mahayana utiliza el
mismo, pero ha añadido otros escritos, que no se consideran sagrados
en la tradición Therevada.
El canon pali se compone de tres partes:
• Vinaya: Colección de textos sobre las reglas de conducta de laicos
y monjes, contiene historias referentes a cada norma y soluciones a
los problemas explicadas por el Buda.
• Sutra: Discursos atribuidos al Buda y a pocos de sus discípulos,
con enseñanzas y prácticas.
• Abhidharma: Colección de textos que insisten en la filosofía de los
Sutras. Es una parte analítica, muy densa, eminentemente filosófica.
El budismo en la actualidad
Los budistas son alrededor de 300 millones, pero, como no existe una
iglesia o autoridad central y como hay una gran diversidad de variantes,
esa cifra podría crecer a 600 millones.
En Occidente el budismo se ha implantado en Estados Unidos, Australia,
Inglaterra, Francia y Alemania. Siendo países laicos, el estado lo
reconoce como religión en la mayoría de ellos. En España no se le
reconoce. En América del Sur, los países con mayor número de adeptos
son Argentina y Brasil.
CONCLUSIONES
El budismo no es sólo una religión sino una filosofía que plantea una
forma de vida, en la que el hombre está ligado al sufrimiento desde el
nacimiento hasta la muerte, de modo que sólo se puede liberar de él
mediante unas normas, gracias a las cuales alcanzará, además, un
conocimiento más allá de lo habitualmente comprensible.
Siddharta Gautama creó esta forma de pensamiento a partir del
hinduismo; no considera a Buda un dios, pero tiene como dios superior a
Brahma y al Buda como el ejemplo humano de que se puede llegar a la
gracia mediante el conocimiento y la meditación.
El budismo se diferencia del hinduismo en que no da una explicación
creacionista; su forma de ver la vida es de escala humana y prescribe
una relación de igualdad con todos los seres vivos.
Una regla fundamental del budismo es respetar todas las formas de
vida; cada una, dada por la naturaleza, tiene el mismo valor. Pero no
sólo se daña a un ser de forma física; hay que hacer un recto uso de la
palabra, no tomar lo que no nos pertenece, tener una conducta sexual
correcta y no tomar sustancias intoxicantes, para no hacer sufrir a
nadie.
Una forma de explicar el sufrimiento es por medio del "Karma" que se
puede entender como una relación de causa-efecto, en la que, si se da
el bien se recibe el bien.
JUDAÍSMO
Es la más antigua y la menos numerosa de las tres principales religiones
monoteístas. Sus orígenes se remontan a Abraham, llamado el primer
hebreo (el que viene de otro lado), por haber venido según la tradición a
Canaán desde Mesopotamia, siguiendo el llamado de Dios, hace unos
4000 años; por eso los tres principales credos monoteístas se conocen
también como religiones Abrahámicas.
El nombre proviene de la Tribu de Judá, hijo de Jacob, cabeza de una de
las doce tribus del pueblo de Israel, y la única conservada luego de la
escisión del pueblo entre los reinos de Israel y de Judea, la destrucción
asiria de Israel y el posterior exilio de diez de las tribus, hacia 722 antes
de Cristo. Ese nombre se refiere al mismo tiempo a la religión, la cultura
y al grupo étnico. Como religión, el judaísmo se funda en la fe en un solo
Dios, el de Abraham (de acuerdo con su Sagrada Escritura, la Torah), y
en la esperanza en un Mesías.
Como cultura, los judíos tienen una gran variedad de creencias. El
judaísmo moderno se adhiere a la Torah y al Talmud, principal
proveedor de tradiciones. Sus principales líneas son:
Ortodoxos: Los más antiguos y conservadores, se remontan a la vida
en Palestina y Babilonia.
Reformados: Llamados también liberales y progresistas, son un
extremo opuesto, surgieron hacia el siglo XVIII, en Alemania, como una
tendencia favorable a la asimilación cultural.
Conservadores: Quieren ser una vía media entre ortodoxos y
reformados.
Judíos: Los que profesan la religión judía y forman parte del pueblo
judío. Originalmente el nombre aludía sólo a los súbditos del reino de
Judea, pero después del exilio babilónico se convirtió en el nombre de
todos los descendientes de Jacob y de los seguidores de la religión
mosaica. Israel, cuya capitales Jerusalén, capital del antiguo reino judío,
ofrece a los judíos modernos un sentido de identidad.
PRINCIPIOS DEL JUDAÍSMO
Podemos reconocer trece principios de la fe hebrea; son los que más se
acercan a una especie de catecismo hebreo:
1. Fe en la existencia de Dios
2. En su unidad
3. En su incorporeidad
4. En su eternidad
5. La fe que necesita adorar sólo a Dios
6. La fe en los Profetas
7. Que Moisés es el más grande de los profetas
8. Que la Torah es de origen celestial
9. Que es inmutable
10. La fe en el hecho de que Dios conoce las acciones de los
hombres
11. Que recompensa a los buenos y castiga a los malvados
12. La fe en la venida del Mesías
13. La fe en la resurrección de los muertos.
LIBROS
El Tanaj está compuesto de la parte de la Biblia que los cristianos llaman
antiguo testamento. Incluye:
1. la Torá; el pentateuco o cinco libros primeros de la Biblia de los
cristianos
2. Nebij; los ‘profetas’
3. Ketubin; literalmente, ‘escritos’.
El Talmud, formado por libros de literatura religiosa.
No es considerado canónico el texto cabalístico Zohar; libro místico y
poético.
En la literatura halaica: (que se refiere a la ley y su interpretación),
ciertas obras son normativas, aunque se distinguen de las anteriores al
no ser consideradas de origen divino o continuación directa de la
revelación inicial. En esta categoría encontramos obras como Shuljan
Aruj y Mishe torá.
FESTIVIDADES.
La principal festividad, cotidiana, es el Shabat (sábado)
Otras festividades son:
o Rosh Hasana - Año Nuevo y día de juicio.
o Yom Kippur - Día del Perdón (día de ayuno)
o Yamim noraim los días terribles
o Pesaj (la pascua de los cristianos) el éxodo de Egipto
o Shabuot - Festividad de las "Semanas"
o Sucot - Festividad de las Cabañas
Festividades menores
o Purim - Conmemora el milagro relatado en el Libro de Ester,
cuando los judíos se salvaron de ser aniquilados bajo el dominio
del rey persa Asuero
o Hanuca - Festividad de las candelas o luces.
o Tu bishat - Año nuevo de los árboles
Días de Ayuno
o 10 de Tebet
o 9 de Ab
o Tsom Guedeja
DOCTRINA
El judaísmo es monoteísta; su doctrina se basa en la creencia de
que un solo Dios trascendente creó el Universo y continúa
gobernándolo. El mundo es inteligible porque existe una inteligencia
divina y es fruto de una causalidad intencional que lo sostiene. Nada
en la humanidad es fruto del azar; en todo tiene un significado.
La inteligencia divina se manifiesta a los judíos en su orden natural,
mediante la creación, y en el orden histórico-social, mediante la
revelación. El mismo Dios que creó el mundo se reveló a los
israelitas en el monte Sinaí.
El contenido de esa revelación constituye la Torá, la ley, la voluntad
de Dios para la humanidad expresada por medio de mandamientos
por los que las personas deben regir sus vidas en interacción con
Dios. La humanidad puede armonizar con el cosmos si vive acorde a
las leyes de Dios, sometiéndose a la voluntad divina.
CRISTIANISMO.
FESTIVIDADES
Libro sagrado:
Biblia
Es el libro sagrado de judíos y cristianos. Sin embargo, la Biblia del
judaísmo y la del cristianismo difieren en varios aspectos
importantes. La Biblia judía se forma con las escrituras hebreas, 39
libros escritos, y unas pocas partes que fueron redactadas en
arameo. La Biblia cristiana consta de dos partes: el Antiguo
Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento.
La explicación del Antiguo Testamento leída por los católicos es la
Biblia del judaísmo más otros siete libros y adiciones, que fueron
escritos en su versión primitiva en griego, al igual que el Nuevo
Testamento. La traducción protestante del Antiguo Testamento se
limita a los 39 libros de la Biblia judía. Los demás libros y adiciones
son denominados apócrifos por los protestantes y deuterocanónicos
por los católicos.
La Biblia es un libro religioso, no sólo en virtud de su contenido, sino
también del uso que le dan cristianos y judíos. Se lee en la totalidad
de los servicios de culto público, sus palabras conforman la base de
la predicación y la instrucción, y se emplea en el culto y estudio
privados. El lenguaje de la Biblia ha moldeado y dado forma a las
oraciones, liturgia e himnos del judaísmo y del cristianismo. Sin la
Biblia, estas dos religiones habrían sido mudas.
La importancia de la Biblia difiere considerablemente entre las
diversas subdivisiones del judaísmo y del cristianismo, aunque todos
los fieles le atribuyen un mayor o menor grado de autoridad.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
Es notable que el cristianismo incluya dentro de su propia Biblia las
escrituras íntegras de otra religión, el judaísmo. El término Antiguo
Testamento se aplicó a estas Escrituras sobre la base de las obras
de Pablo y de otros primitivos cristianos, que diferenciaron entre la
‘Antigua Alianza’ que Dios estableció con Israel y la ‘Nueva Alianza’
sellada a través de Jesucristo. Como la Iglesia primitiva creía en la
continuidad de la historia y de la actividad divina, incluyó en la
Biblia cristiana los registros escritos de la antigua y de la nueva
alianza.
EL NUEVO TESTAMENTO
El Nuevo Testamento se compone de 27 documentos, escritos entre
el 50 y el 150 d.C., dedicados a cuestiones de creencia y práctica
religiosa en las comunidades cristianas del mundo mediterráneo.
Todos ellos llegaron hasta nosotros en griego, quizá el idioma
original en que fueron redactados.
Cánones bíblicos
Un canon es el conjunto de libros que integran la Biblia según una
tendencia cristiana concreta, que los considera "divinamente
inspirados" y los distingue de otros textos que no se asumen como
revelados. Las diferencias entre las distintas ramas del cristianismo
se refieren sólo al Antiguo Testamento, ya que todas las biblias
tienen el mismo número de libros en el Nuevo Testamento.
El primer canon es el Pentateuco el cual se compone de Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio y contiene la "Ley de
Moisés"; el conjunto de 613 Mandamientos del Judaísmo.
Dentro del Judaísmo surgió la disputa sobre el Canon correcto; un
grupo, los saduceos, sostenían que sólo el Pentateuco conformaba
el canon de las Escrituras, mientras que otros grupos también
consideraban las Escrituras de los Nebíim (Profetas) y la
Hagiógrapha (libros históricos y didácticos).
En tiempo de Jesucristo era dominante la segunda opinión, la cual
fue sostenida y transmitida por los cristianos hasta la Reforma, con
la controversia de los Libros Deuterocanónicos.
La versión judía de la Biblia consta de 22 libros, con ciertas
diferencias respecto a las biblias cristianas. Algunas de ellas son:
• Los nombres de varios libros: Éxodo para el original Shemót
(Nombres), Levítico para Vaikráh (Y llamó).
• El orden: cronológico, en vez de temático.
Para católicos y ortodoxos son los que no forman parte del canon
son llamados deuterocanónicos, mientras que los protestantes,
llaman apócrifos a los libros que ellos no incluyen, pero sí los
católicos y ortodoxos. Los libros que ninguna de estas ramas acepta
son llamados pseudopígrafos. La Biblia protestante consta de 66
libros. La versión católica, incluso la Deuterocanónica, cuenta con
73 libros, mientras la versión Ortodoxa oriental incluye 77 ó 78
(Macabeos es a veces incluido en un apéndice, a veces no).
CONCLUSIONES.
• Doctrina: un sistema ético, desde la voluntad popular, sobre
y para los pobres, los humildes y los justos, su declaración de
intenciones está en el Sermón de la montaña o las
bienaventuranzas y resumido en la frase: 'amaos los unos a los
otros'. Su connotación como movimiento social se indica en la
actitud del Gobernador hacia la figura de Jesús como un líder
durante su vida en Galilea.
• Para un cristiano, la Biblia es la palabra de Dios, que se
comunica con el hombre, para invitarle a participar en su plan de
salvación.
• El cristianismo es una doctrina única entre todas las
religiones y filosofías. Dios es revelado como un ser superior, uno
y trino, eterno, omnisciente, omnipresente y todopoderoso, que
creó la totalidad del universo por medio de su palabra y
estableció el plan de la salvación humana mediante el envío de su
hijo, luego de la caída de los hombres por haberlo desobedecido.
• El autentico cristianismo no consiste sólo en cumplir las
normas de una religión, sino en tener la firme decisión de seguir a
Jesucristo, por quien todo fue creado, y que encarnó en una
humilde virgen; es el único redentor verdadero.
• Sólo Jesús mantuvo obediencia al Padre, se hizo hombre y
murió en la cruz por los pecados de los seres humanos,
ofreciéndoles el perdón y la reconciliación con el Padre.
• Jesús venció la muerte; resucitó y subió al cielo, dejando al
Espíritu Santo y la promesa de volver por su Iglesia, es decir, por
quienes creen en Él.
ISLAM
1. LEY Y RELIGIÓN:
Esta religión ha producido una cultura, porque llega a normar
cotidianamente la vida social, familiar, educativa, judicial... Se
intenta racionalizar hasta las prendas de vestir.Los países
declarados islámicos basan su jurisprudencia en lo que dictamina su
religión. Al-Islam din wadawla; el Islam es religión y Estado. El
poder político y religioso son inseparables.
Para los musulmanes, su ley y religión es el Corán, que significa "la
lectura". Pero el Corán tiene una base estrictamente religiosa.
Como adaptación del Corán a sus leyes, usan la Sari'a; una
Constitución del Estado, y la Sunna, un marco jurídico y moral
permanente, que permite establecer y regular las instituciones y las
relaciones.
Los musulmanes tienen muy claro que son comunes a todos
aquellos cuya religión sea el Islam. El resto no forman parte de su
comunidad puesto que no creen en lo mismo y no comparten el
mismo dogma (el Corán) ni la misma lengua (el árabe). Así, para un
musulmán, su país natal es el Islam porque es donde nacieron sus
padres y su religión.
El Corán establece una serie de prohibiciones que toma como leyes
básicas:
• El vino y toda bebida fermentada está prohibida.
• La mano del ladrón debe ser cortada. Pero nunca el miembro
viril del fornicador ni la lengua del blasfemo.
• El único pecado mortal es el asociar a Alá con otros Dioses.
TEMPLOS: (MASJID)
El Islam no tiene sacerdotes ni templos con altares, imágenes,
confesionarios... La mezquita es sólo un lugar de adoración y
reflexión.
Los viernes al mediodía los varones van a la mezquita para rezar. La
ceremonia es presidida por un Califa. Las mezquitas son lugares
sagrados. Los hombres deben entrar descalzos y lavarse, a la
entrada, la cara, las manos, los brazos (hasta los codos), los pies
(hasta el tobillo) y los órganos sexuales (para limpiar impurezas
como la orina o el esperma), Las mezquitas deben recordar lo más
posible el paraíso de Alá, con palmeras, fuentes con abundante
agua, etc.
3. EL MATRIMONIO Y LA MUJER:
La familia suele ser extensa, patrilineal, endogámica; y en algunos
casos, poligámica. El Patriarca es el más viejo de la familia.
Aunque la Sunna exalta a la mujer diciendo que el paraíso se
encuentra en los pies de las madres, el hombre representa el
mando de la familia y la unidad religiosa. Las mujeres se rebelan
cuando los hombres dejan de cumplir su tarea y pierden su virilidad,
volviéndose afeminados. La debilidad de las mujeres refleja la
masculinidad de los varones.
Casarse es un deber del hombre. La mujer deja al padre y a la
madre para unirse a la familia del marido. El Corán da preferencia al
hombre sobre la mujer: “...amonestad a aquellas que temáis que se
rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadlas...” El marido es
escogido por el tutor matrimonial de la mujer; puede o no ser su
padre. Es habitual que el marido sea primo-hermano (por parte del
padre) de la esposa.
El marido debe mantener y asegurar la subsistencia (casa, comida,
ropa, salud...) de la esposa. Puede tener hasta 4 esposas si y puede
mantenerlas a todas. Además, puede disponer de las concubinas
que quiera y pueda mantener. Estas obligaciones incluyen a los
hijos de sus esposas y concubinas.
La mujer musulmana no puede casarse con un hombre no-
musulmán, pero el hombre sí puede casarse con una mujer no-
musulmana. El hombre puede ser adúltero, sólo con mujeres
solteras, pero la mujer sólo puede mantener relaciones sexuales con
su marido.
LAS MUJERES:
El velo, en sus diferentes modalidades, representa la honra para las
mujeres musulmanas. Las hace inaccesibles, puras y respetables, ya
que los hombres no pueden verlas y así no imaginan situaciones
impúdicas.
En algunas comunidades se practica la clitoridectomía. Hay varias
clases de circuncisión femenina, desde el menos doloroso, que
respeta el placer sexual de la mujer, hasta el que extirpa todo el
órgano externo, dejando sólo un agujerito del tamaño de una cerilla.
Esta costumbres no se vive con la misma intensidad en todos los
países musulmanes. Los más rigurosos son Irán, Sudán, Arabia
Saudita y Pakistán.
Los musulmanes viven a partir de unas costumbres arraigadas, que
resultan, para el resto de los países, salvajes y primitivas. Para ellos
no cabe la modificación. Sin embargo, en Túnez están prohibidos el
velo, el casamiento forzoso y la poligamia. En Sumatra las mujeres
tienen los mismos derechos que el hombre. En otros países la mujer
puede casarse también con más de un hombre.
La diferencia básica de los países islámicos con el resto del mundo
la laicidad del estado.
HINDUISMO
En el Hinduismo la conexión entre filosofía y religión es
particularmente fuerte. No puede ser llamado filosofía, pero
tampoco es una religión bien definida. Es, más bien, un organismo
socio-religioso grande y complejo, formado por innumerables
sectas, cultos y sistemas filosóficos. Incluye múltiples rituales,
ceremonias y disciplinas espirituales, y la veneración de numerosos
dioses y diosas.
El origen espiritual del Hinduismo se encuentra en los Vedas,
colección de escrituras antiguas realizadas por sabios anónimos, los
profetas Védicos. Hay cuatro Vedas; el más antiguo es el Rig Veda.
Escritos en sánscrito antiguo, idioma sagrado de India, conservan la
autoridad religiosa para muchas de las secciones del Hinduismo.
Los Vedas contienen varias partes, que fueron compuestas en
diferentes períodos, probablemente entre 1500 y 500 años a.C. La
más reciente es la llamada Upanishad que contiene la esencia del
mensaje espiritual del Hinduismo. Ha guiado e inspirado a los sabios
hindúes los últimos 25 siglos.
La base del Hinduismo es la idea de que todas las cosas y eventos
que nos rodean son diferentes manifestaciones de la misma
realidad última. Esta realidad, llamada Brahma, es el concepto
cohesionador que brinda unidad al Hinduismo, a pesar de la
veneración de variados dioses.
Brahma, la realidad cúspide, final, se entiende como el ' alma' o
esencia interior de todas las cosas. Es infinita y está más allá de
cualquier concepto; no puede ser comprendida por el intelecto ni
puede ser adecuadamente descrita con palabras.
Aun así, la gente habla sobre esta realidad; los sabios hindúes se
han imaginado Brahma como divinidad y hablan sobre ello en un
lenguaje mitológico. A los diversos aspectos de lo divino se les han
dado los nombres de variados dioses, pero las escrituras dejan muy
en claro que sólo son reflejos de una única realidad última.
La manifestación de Brahma en el alma humana se llama Atman, la
idea que Atman y Brahma, el individuo y la realidad última, son uno,
es la esencia del Upanishad.
Un tema recurrente hindú es la creación del mundo mediante el
auto-sacrificio divino (en el sentido original: hacer sagrado) y así
Brahma se transforma en el mundo que, al final, nuevamente se
transforma en la divinidad. A esta actividad creadora de lo divino se
llama lila, el juego de Dios, y el mundo se considera una etapa de la
obra interminable divina.
El mito de lila, como la mayoría de la mitología hindú, tiene un
matiz mágico. Brahma es el gran mago que se transforma en el
mundo y realiza este acto con su "poder creador mágico"
(significado original de maya en el Rig Veda).
La palabra “maya” es uno de los términos más importantes en la
filosofía hindú, y ha cambiado de significado a través del tiempo. De
'poder' o ' fuerza' del divino actor o mago, se transformó en el
estado psicológico de cualquier persona bajo el hechizo de la obra
mágica. Mientras confundamos la infinidad de formas de la divina
lila con la realidad, sin percibir la unidad de Brahma dentro de todas
estas formas, estaremos bajo el hechizo de maya.
Por lo tanto, maya no significa que el mundo es una ilusión, sino
que ésta se halla en nuestro punto de vista, si pensamos que lo que
reconocemos son realidades de la naturaleza, en lugar de darnos
cuenta de que son conceptos creados por nuestras mentes,
empeñadas en medir y etiquetar. Maya es ilusión porque tomamos
los conceptos como realidad; porque confundimos el mapa con el
terreno.
En la visión hindú de la naturaleza, entonces, todas las formas son
relativas, fluidas, dependen del variable maya, conjurado por el
gran mago de la divina obra, mediante el divino lila. La fuerza
dinámica de la obra es karma, que significa “acción”. Es el principio
activo de la obra, la dinámica del universo entero, en el que todo
está dinámicamente interconectado. Karma es la energía creadora,
de la cual todas las formas obtienen su vida.
El término karma, también ha adquirido un sentido menos cósmico
y más humano. Mientras nuestra visión del mundo sea
fragmentada, bajo el influjo de maya, y pensemos que estamos
separados del ambiente y que podemos actuar
independientemente, estamos atados por karma. Liberarse del
karma significa entender la unidad y armonía de toda la naturaleza,
incluyendo al humano, y actuar de acuerdo a esto.
Liberarse del conjuro de maya, romper la atadura de karma,
significa comprender que todo lo que percibimos con nuestros
sentidos es parte de la misma realidad; experimentar, completa y
personalmente, que todo, incluso uno mismo, es Brahma. Esta
experiencia es llamada moksha, o “liberación” en el pensamiento
hindú, y es la esencia misma del hinduismo.
El hinduismo postula innumerables maneras de liberarse, sus
seguidores buscan acercarse a lo divino de diversas maneras. Por
eso han surgido diferentes conceptos, ritos y ejercicios para
diferentes modos de conciencia. Muchos de los conceptos o
prácticas son contradictorios, pero eso no preocupa a los hindúes,
pues saben que Brahma se encuentra más allá de los conceptos y
las imágenes. Esta perspectiva explica la gran tolerancia
característica del hinduismo.
Algunas de las divinidades relevantes dentro del panteón Hindú
son:
Brahma
Dios creador del universo. Se representa con cuatro cabezas y
cuatro brazos, cada uno de los cuales sostiene uno de los cuatro
Vedas (la tradición dice que estos libros surgieron de su boca). Su
vehículo es la oca. Sólo si Brahma permanece despierto es posible
la vida. Cuando duerme, todo muere, excepto los dioses, pero un
día de Brahma dura más de ocho billones de años. Muchas veces se
representa sentado en un loto, flor que simboliza la creación y la
vida. Su culto directo casi ha desaparecido y sólo se conserva un
templo en su honor en Pushkar, en Rajastán.
Vishnu
Se le representa también con cuatro brazos que sujetan un mazo
(símbolo de poder), una flor de loto (símbolo, en su caso, de
pureza), una caracola (el sonido que se produce al soplar por ella
simboliza la vibración cósmica, origen del universo) y una rueda
dentada, (simboliza el arma, con la que resulta invencible). Es el
dios más popular en la India y ha reencarnado nueve veces en la
tierra. Aún falta su décima reencarnación, en forma del guerrero
Kalki. Sus tres primeras reencarnaciones fueron en forma de
animales (pez, tortuga y jabalí); la cuarta, una mezcla de animal y
hombre y el resto ha reencarnado como ser humano. Sus avatares
más conocidos son el séptimo (Rama), el octavo (Krishna) y el
noveno (Buda). Su vehículo sagrado es Garuda, mitad pájaro, mitad
bestia.
Shiva
Aunque es un dios destructor no es cruel ni despiadado, ni causa la
muerte a los seres humanos. Su labor es otra: Brahma crea el
universo, Visnú lo sostiene durante un día de Brahma y finalmente
Shiva lo destruye, para permitir que todo pueda ser creado de
nuevo. Brahma duerme por una noche (de igual duración que su
día); después vuelve a crear el universo, y el ciclo se repite. Una
faceta de Shiva es la de asceta y maestro de yoga. Se le representa
entonces con pelo largo, sujeto en un moño, un taparrabos, rayas
horizontales en la frente y el cuerpo cubierto de ceniza. Es fácil
identificar a los sadhus seguidores de Shiva por esos mismos
atributos.
Según la leyenda, la ciudad de Benarés fue creada por Shiva. Ahí el
fervor religioso hacia él se manifiesta en numerosos templos y
pequeños altares, en los que hay una columna redondeada
denominada lingam. Es el falo de Shiva, símbolo de fertilidad. Pero
la representación más conocida de Siva lo muestra ejecutando el
baile cósmico que representa la fuerza vital: un pie apoyado en el
suelo, otro en el aire y los brazos extendidos alrededor de un círculo
de fuego. En su cabeza a veces aparece la diosa Ganga que
representa al río Ganges (en la India todos los ríos son diosas). En
otras ocasiones se muestra a Shiva sosteniendo un tridente
(símbolo de la Trimurti, las formas de Brahma, Vishnu y Shiva),
junto a su vehículo, el toro Nandi.
CONCLUSIÓN
Conocer, identificar y estudiar los grandes rasgos de una o varias
religiones puede ayudarnos a entender las diferentes dimensiones que
la religión, como fenómeno social, abarca. En la vida cotidiana toca
aspectos sociales, familiares, políticos, económicos, psicológicos, etc.,
de tal manera que constituye un elemento importante para la definición
y adopción de culturas y formas de vida. El análisis detallado nos
permite reconocer la diversidad, y eso es valioso, si nos conduce a la
apertura de nuestro pensamiento y a la consideración de posibilidades
ante la diferencia. Esa actitud nos permitirá dar cuenta del valor de cada
persona como ser único, el de los grupos y sociedades diferentes y el de
sus aportaciones al mundo. Eso puede ayudarnos a incrementar nuestra
tolerancia.