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PERSPECTIVA CURRICULAR PARA LAS ESCUELAS DE FORMACIÓN

DEPORTIVA

CURRICULAR PERSPECTIVE FOR SPORTS INITIATION SCHOOLS

Licenciado Edgar Hernán Ávila Gil 1

Resumen

El artículo que se presenta a continuación constituye una serie de reflexiones fundamentadas

sobre el proceso de formación deportiva, así como sus implicaciones y concomitantes resultantes

del análisis del fenómeno deportivo y los aspectos educativos que este entraña. Con el ánimo de

proponer algunos elementos curriculares que sustenten el diseño de los procesos formación

deportiva en el ser humano y su vinculación a la formación integral del mismo se estudian, entre

otros, los aspectos conceptuales, legales, educativos, axiológicos, sociológicos y políticos del

proceso de formación deportiva. Para finalizar se sugieren algunos aspectos que deberían tenerse

en cuenta al desarrollar un proceso de formación deportiva que aspire a la integralidad

fundamentado en una filosofía propia y coherente.

ABSTRACT

The article presented below is a series of informed reflections on the process of sports initiation

and its attendant implications and concomitant of the phenomenon resulting from analysis sports

phenomenon and educational aspects that this entails. With the intention to propose some

elements of the curriculum that support the design of sports initiation processes in humans and its

relationship to the integral formation of the same study, among others, the conceptual, legal,

educational, axiological, sociological and political sports training process. Finally we suggest

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Docente Investigador. Coordinador Grupo de Investigación Deporte, Educación y Cultura. Asesor de Práctica
Pedagógica y Proyecto Pedagógico Investigativo en el Departamento de Educación Física, Recreación y Deporte de
la Universidad Libre.
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some issues should be considered when developing a sports training process that aspires to

comprehensiveness based on its own coherent philosophy.

Palabras clave: Formación deportiva, deporte, filosofía, integralidad, ser humano, escuela,

currículo.

Keywords: Sports training, sports, philosophy, integrity, human being, school, curriculum.

Panorámica de la formación deportiva

El proceso de formación del deportista colombiano comporta una serie de etapas y situaciones

que en términos generales no se hallan articulados dentro de un sistema, sino que más bien

corresponden a esfuerzos aislados que arrojan como resultado una eventual figura destacable en

el rendimiento de una disciplina en particular. Aunque el Sistema Nacional del Deporte,

establecido por la ley 181 de 1995, se constituye en “el conjunto de organismos, articulados entre

sí, para permitir el acceso de la comunidad al deporte, la recreación, el aprovechamiento del

tiempo libre, la educación extraescolar y la educación física”, de acuerdo con lo enunciado en el

artículo 46 de la citada ley, no ha logrado cumplir cabalmente con su objetivo de “generar y

brindar a la comunidad oportunidades de participación en procesos de iniciación, formación,

fomento y práctica del deporte, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, como

contribución al desarrollo integral del individuo y a la creación de una cultura física para el

mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos”, principalmente en razón a la débil

preparación de dirigentes, entrenadores y profesores de las Escuelas de Formación Deportiva, las

cuales constituyen la base fundamental del mencionado sistema, así como a la inexistencia de
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claras directrices curriculares que encaminen la integralidad en la formación que promueve esta

norma.

Lamentablemente el común denominador en los diferentes ámbitos de la formación deportiva es

el frustrante abandono de la práctica por parte del deportista, quien en el mejor de los casos logra

incorporar un hábito arraigado por la actividad física. En otros casos, que constituyen la mayoría,

simplemente se deja de lado la actividad física saludable para adentrarse en actividades mucho

más “productivas” desde el punto de vista económico. El problema es que creyendo tener un

talento se cae en la tentación de alcanzar prestigio y un poco de fama acelerando el crecimiento

de las prestaciones del niño, creando una presión sobre este niño, a la larga insoportable para él,

que en definitiva “quema” su talento (Manno 1994) y ocasionando el abandono de la práctica

deportiva e incluso de la actividad física regular, cuyo abandono nace de una disminución de la

motivación, causada entre otras cosas por la monotonía de la práctica y las excesivas expectativas

agonísticas, fenómenos propios de la especialización prematura (Manno 1994).

Visto de esta manera el deporte y particularmente su proceso de formación, el cual toca a niños,

jóvenes y adultos, aunque con diferentes volúmenes e intensidades, de acuerdo con el momento

del proceso formativo, no logra constituirse en fuente de desarrollo personal y profesional para el

individuo que se acerca a él con grandes expectativas. Es menester superar la idea de formación

deportiva como la mera puesta en práctica de procesos de enseñanza y aprendizaje a cargo de

profesionales o técnicos vinculados a la actividad física deportiva, cuyo objetivo es el desarrollo

en las personas de aptitudes, habilidades y destrezas necesarias para la práctica de los distintos

deportes (Arnold 1990), llegando a concebirla más como un aprendizaje innovador y de

mantenimiento, organizado y sistematizado a través de experiencias planificadas para transformar


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los conocimientos técnicas y actitudes por medio de procesos técnicos y pedagógicos que

redunden en la formación integral del practicante, teniendo siempre en claro que la formación

deportiva supone formas continuas de de adaptación y de relación del alumno(a) con el entorno y

las destrezas deportivas como estrategias que le permitan asumir lo cambiante de su entorno. En

tal sentido deberá asumirse la formación deportiva como proceso integral y multifactorial que se

encarga de dotar a niños y jóvenes, de una serie de capacidades, desde el punto de vista físico,

funcional, motriz, intelectual y moral, que le permiten a éstos, realizar de forma exitosa la

práctica de una modalidad deportiva, con predicciones bastantes favorables de cara al futuro, el

cual se inicia con la participación del niño desde edades tempranas en las actividades lúdicas y

posteriormente hasta llegar al llamado deporte de rendimiento (Forteza de la Rosa 1988).

Las escuelas de formación deportiva

De acuerdo con el artículo 3° de la Resolución Número No. 001909 de 1991, “las Escuelas de

Formación Deportiva son un proyecto educativo implementado como estrategia extra curricular,

producto de la orientación y enseñanza del deporte en el niño, la niña y el joven, velando por su

desarrollo motriz, cognitivo y psicosocial”, lo cual indica que la puesta en marcha de las mismas

involucra la integralidad del ser humano fortalecida desde los proceso de enseñanza – aprendizaje

del deporte sin entrar a las especificidades de uno de ellos, aunque permite la profundización en

cualquiera de los mismos.

Sin embargo, es muy frecuente encontrar escuelas de formación deportiva “específica” a lo largo

y ancho de nuestro país; solamente en la ciudad de Bogotá existen 207 escuelas avaladas que

desarrollan actividades en los más diversos deportes, de acuerdo con lo publicado en la página
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del Instituto Distrital para la Recreación y del Deporte (IDRD). Pero las finalidades de orden

pedagógico no son lo suficientemente claras en el sentido de orientar a futuros deportistas en la

consecución de la maestría deportiva conjugada con su formación integral como individuos, a

pesar de existir la normatividad al respecto. La Resolución No. 299 de julio 14 de 2009, emanada

del IDRD, en su Artículo Séptimo establece como uno de los requisitos para obtener el aval

deportivo la construcción de un “programa pedagógico y metodológico por deporte donde se

expliquen los procesos metodológicos en la iniciación y especialización como base del

perfeccionamiento deportivo”.

Aunque la sola práctica deportiva genera en las personas muchos valores agregados, entre otros,

la sana utilización del tiempo libre, los hábitos de vida saludable y algunos valores axiológicos

(Murcia 2009), no se aprecia en el común de las Escuelas de Formación Deportiva (EFD) una

estructura que apunte con claridad a la generación de ellos. Esta debería evidenciarse tanto en los

documentos que soportan su funcionamiento como en el desarrollo de las prácticas pedagógicas

y/o deportivas que se desarrollan al interior de sus espacios, las cuales deberían contemplar entre

otras la multi – estimulación psicomotriz, permitiendo al estudiante el aprendizaje y práctica de

diversas destrezas y gestos motrices aunque ellos no se enmarquen dentro de un deporte en

particular.

Como consecuencia nuestro país no cuenta con programas institucionalizados y sistemáticos que

promuevan el desarrollo multilateral e integral del deportista desde la base; se desconoce al

deporte como medio educativo, puesto que puede ser considerado como tal siempre y cuando esté

pensado, estructurado y organizado en función de las características de la asignatura que lo acoge

y la institución en la cual se practica (De La Rica 1998), que para el caso son las EFD, mismas
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que carecen de la estructura teórica y hasta de la infraestructura física para un adecuado

desarrollo de las actividades que se proponen implementar.

Aunque las EFD se han constituido principalmente para la promoción de la práctica deportiva y

este pudiese ser considerada comúnmente como su finalidad primordial, puesto que la expectativa

fundamental de todo iniciante en el campo del deporte es el ingreso a un proceso de tipo

pedagógico que lo conduzca hacia el logro de la maestría deportiva; entendida esta como el más

alto peldaño que puede alcanzar un deportista en su carrera como figura atlética, sin dejar de lado

el desarrollo de las demás dimensiones que confluyen en la formación de un ser humano integral.

La estructura del deporte en Colombia

El deporte en nuestro país está en directa dependencia de la política educativa y se encuentra

soportado en un marco constitucional y legal que involucra la Constitución Política, la Ley del

Deporte (181 de 1995) y el Plan Nacional de Desarrollo vigente. El Instituto Colombiano del

Deporte (Coldeportes) tiene como responsabilidad la implementación de las políticas, tanto de

estado como las trazadas por el gobierno de turno, especialmente lo relacionado con la

integración y desarrollo del Sistema Nacional del Deporte.

La Constitución Política en su artículo 52 lo reconoce como elemento para la formación integral,

gasto social y derecho de todos, en el artículo 300 asigna a las Asambleas Departamentales, entre

otras, la función de regularlo en conjunto con los municipios y adicionalmente en el artículo 366

ordena que el gasto público social se privilegie sobre cualquiera otro, lo cual involucra al deporte.

El desarrollo de este articulado concierne especialmente a la Ley 181 de 1995, mediante la cual
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se definen las responsabilidades en cuanto a la planificación, dirección y coordinación del

Sistema Nacional del Deporte, de igual manera se sientan algunas bases conceptuales que han

posibilitado el posterior desarrollo de la norma, entre ellos el concepto de deporte formativo, el

cual se concibe como “aquel que tiene como finalidad contribuir al desarrollo integral del

individuo”, comprendiendo los procesos de iniciación, fundamentación y perfeccionamiento

deportivos que se tienen lugar en las Escuelas de Formación Deportiva y semejantes.

En cuanto a la política de Gobierno el Plan de Desarrollo 2006 – 2010 identifica al deporte, la

recreación y la actividad física como elementos que deberán “cumplir la función de cohesivos

sociales y uno de los ejes articuladores de la política social que ayuden en la construcción de

ciudadanía”, reconociendo que “una sociedad que practica el deporte, que conoce su cuerpo, que

está en permanente contacto con la naturaleza, es una sociedad más productiva. Una sociedad que

hace del tiempo libre una oportunidad para crecer es una sociedad más feliz”. Para llevar a

cumplimiento esta política se trazan metas relacionadas con el deporte y recreación para todos,

ubicación de Colombia como potencia deportiva, apoyo a los organismos que hacen parte del

Sistema Nacional del Deporte, mejoramiento de la infraestructura deportiva y en especial la

formación deportiva en lo que hace al fomento a la creación de escuelas de iniciación deportiva el

desarrollo de la ley 934 de 2004.

Esta panorámica desde el presupuesto normativo y político muestra una estructura que debiese

estar funcionando de manera integrada y con resultados notales, sin embargo una estructura

deportiva sólida y coherente propendería por el desarrollo de deportistas dentro de su seno, que

puedan con el tiempo representar eficazmente a su localidad y en últimas al país. Es decir, se

generarían políticas para que la formación integral de los niños en edades escolares desemboquen
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en la potenciación de sus capacidades y cualidades, artísticas, intelectuales, culturales y

deportivas, por lo que se debería estructurar toda una planificación y un control sistematizado

para la selección de talentos desde los organismos públicos o estatales, permitiendo orientar al

niño hacia aquel deporte donde pueda destacar más (Añó 1999), eso sí, tomando en cuenta sus

intereses personales y sociales.

Contrariamente en nuestro país, al igual que en muchos países occidentales, es ya un hábito

esperar el surgimiento de figuras por generación espontánea, es decir que, el criterio de selección

que primordialmente se ha utilizado es el rendimiento. Es el sistema denominado “natural”,

donde un número amplio de deportistas constituyen la base de la pirámide de selección (Navarro

1996). Pero con la peculiaridad de que esta pirámide en nuestro país es bastante difusa, debido a

que los deportistas de alto rendimiento son preparados en el exterior y compiten en

representación de su patria solamente por su amor y sentido de pertenencia, mas no porque hayan

sentido el apoyo institucional de su terruño.

Por ello es necesario generar unas políticas institucionales que destinen recursos a la detección,

captación y selección de talentos en las edades apropiadas y para los deportes más acertados

según las capacidades e intereses de cada niño. Conjuntamente se deben desarrollar los

mecanismos para la obtención de la infraestructura necesaria y acorde con la preparación para el

rendimiento deportivo, de manera que se cuente con instalaciones, aparatos, técnicas, tecnologías

y personal capacitado, además de un programa concreto que permita detectar de la forma más

acertada a los futuros talentos, es decir, programas de investigación en deporte que fortalezcan y

retroalimenten el conocimiento existente. La generación de políticas y programas en este sentido

estimularían la identidad cultural en torno al deporte en general y especialmente a la formación


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integral de los deportistas como una de las tantas estrategias que podemos optar como alternativa

a los males sociales que aquejan a nuestra nación.

Dicha identidad facilitaría:

- La aplicación de programas de orden deportivo en diferentes zonas del país con

características culturales propias que respondan a necesidades vernáculas.

- El establecimiento de problemáticas individuales y generales, como forma de

retroalimentación a los programas establecidos, lo cual le daría la significancia, relevancia y

oportunidad necesarios para su mantenimiento en el tiempo.

- Propuesta de posibles soluciones que puedan ser transferidas a otros entornos para enriquecer

la praxis pedagógico – deportiva.

- El aporte de ideas que enriquezcan la aplicación y reorientación de los programas integrales

de formación deportiva.

- La participación de personal nativo calificado en el planteamiento y aplicación del programa,

con una permanente formación en el campo del deporte y la educación.

Aspectos normativos de la formación deportiva

En un país de normas como lo es el nuestro resulta inconveniente desconocer la legislación

vigente en relación con la formación deportiva y las organizaciones encargadas de llevarla a

cabo, por lo cual se traen a colación algunas de las directrices más notables que desde los entes

legislativos y gubernamentales condicionan este ámbito. En primera instancia nos encontramos


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con la Constitución Política y la ley 181 de 1995, considerada la ley marco del deporte en

Colombia, sobre las cuales ya se comentó en párrafos anteriores.

Complementariamente encontramos algunos acuerdos de Coldeportes que vienen a apoyar la idea

de formación deportiva, como lo es el acuerdo 058 del 25 de Abril de 1991, mediante el cual se

crea el Proyecto de Escuelas de Formación Deportiva. Dentro de este acuerdo se define a la

formación deportiva como “formación integral a través de la práctica del deporte”, asignándole al

proyecto objetivos tan definitivos como orientar un trabajo interdisciplinario en el campo de la

formación deportiva, masificar la práctica del deporte, desarrollar un programa de capacitación

dirigido a profesores e instructores, realizar encuentros formativos y la prevención de la

delincuencia y drogadicción. Con tal finalidad considera como elementos claves para el logro de

los objetivos la capacitación, implementación deportiva y escenarios adecuados.

También encontramos la resolución 001909 del 5 de Agosto de 1991 sobre la reglamentación de

las escuelas de formación deportiva, donde se define a estas como “un proyecto educativo

implementado como estrategia extracurricular para la orientación y enseñanza del deporte al niño

y al joven colombiano, buscando su desarrollo psicomotriz, intelectual, afectivo y social”.

En un contexto mucho más cercano, el IDRD mediante resolución número 299 de julio 14 de

2009, en su artículo quinto establece algunos referentes educativos que han de tomarse en cuenta

para organizar metodológica y pedagógicamente los procesos de formación deportiva, para lo

cual sintetiza tres niveles, iniciación, especialización y perfeccionamiento deportivo, requiriendo

entre otras la vinculación a un proyecto pedagógico y social, el respeto a los procesos de

desarrollo individuales, presentación de opciones deportivas, apertura a personas con necesidades


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educativas especiales, la selección de talentos y la participación permanente de profesionales en

el campo de la educación, la medicina del deporte y la educación física.

Tal y como puede apreciarse, el proceso de formación deportiva, incluso desde la normatividad

vigente, tiene como finalidad la formación integral del individuo, aunque en el ámbito de lo

práctico y vivencial se refiera a la práctica del deporte y a su preparación para el ejercicio

adecuado del mismo en diferentes estadíos de la vida y para niveles de rendimiento que van

desde la práctica recreativa hasta el alto rendimiento.

Aprendizaje y desarrollo motor en el proceso de formación deportiva

Tradicionalmente hemos asumido el aprendizaje como la incorporación de experiencias vividas,

de manera que estas experiencias pasen a ser parte de nuestra vida y nos cambien de alguna

forma (Michel 2002). Sin embargo, en tratándose de desarrollar un proceso de formación

deportiva con miras a una afectación integral del ser humano es menester concebir el aprendizaje

como un proceso de cambio conceptual, metodológico, actitudinal y axiológico que alude

necesariamente a la reconstrucción y construcción de nuevos significados, formas de significar y

de actuar (Gallego y Pérez 1999) dentro de un contexto real para el aprendiz.

Para el caso del proceso de formación deportiva se pueden destacar algunas características que

resultan relevantes, dada la común practicidad de esta actividad: Aprender supone establecer

nuevas relaciones con el entorno basado en nuevas coordinaciones, es un proceso sin fin que

comporta un cambio continuo en el tiempo puesto que el aprendizaje de tareas deportivas no tiene

límite, es siempre un proceso positivo en el que se generan nuevas relaciones, es un proceso


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individual e intransferible dado que la ayuda ajena no garantiza el aprendizaje, es un proceso

específico que varía acorde con el cambio en las situaciones, es un proceso generalizable desde

una situación a muchas y a la inversa. Adicionalmente quien aprende interactúa globalmente con

las condiciones de la tarea, es decir, que se trata del mismo ser humano con toda su integralidad

(Riera 1998).

Pero todo proceso de aprendizaje en el campo deportivo está condicionado por el desarrollo físico

y motriz del individuo, dentro del cual se han de contemplar cuando menos la formación

postural, la cual comprende aspectos biológicos, psicológicos, culturales, de estructura

anatómica, morfología, imagen corporal y tono muscular, además del desarrollo motriz en cuanto

a la evolución de la motricidad según la edad, el esquema corporal, equilibrio, coordinación,

lateralidad, respiración, relajación y cualidades perceptivo motrices y finalmente la condición

física que comprende el desarrollo de las cualidades condicionales o capacidades que intervienen

en la regulación y función del organismo en el cumplimiento de acciones motrices, de manera

que la resistencia, fuerza, flexibilidad y rapidez cambian con la edad, el entrenamiento y tipo de

tarea a desarrollar (Ministerio de Educación Nacional 2000).

Adicionalmente es conveniente tener en cuenta la vinculación existente entre el desarrollo motor

y el desarrollo social y emocional de los niños (Galvis y Rubio 2010) que implican una

reconceptualización del movimiento humano, particularmente para el diseño y desarrollo de

procesos de formación deportiva.

Aspectos axiológicos en la formación deportiva


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La axiología, como estudio y análisis de la existencia de valores dentro de las comunidades

humanas, nos entrega un importante aporte al permitirnos observar con cierta claridad el cómo,

por qué y para qué de las acciones humanas en relación con otros dentro de un contexto

determinado el cual para nuestro caso es la formación de deportista.

Es conveniente aclarar que todo proceso de formación deportiva implica la aplicación de algún

tipo de pruebas, lo cual no debe ser óbice para que resulte más importante el resultado de la

prueba que la persona misma, de manera que resulta obligado ubicar al ser humano como valor

central, así como la presentación de propuestas para la cualificación de la formación deportiva y

la promoción del deporte escolar sin agredir al individuo. Dada la necesidad de aplicar

instrumentos de medición que frecuentemente valorarán al deportista dentro de su proceso de

formación se considera oportuno tomar en cuenta lo afirmado por Escalante (1983 17), quien

considera que todo tipo de prueba constituye una “función expresiva de los valores”, la cual le

permite a las personas autoexpresarse en términos de los valores que más estima y que se

constituyen en la expresión de los aspectos más positivos de su concepto de sí mismo y, en

consecuencia, de su identidad personal.

Ampliando su razonamiento el autor agrupa los valores en seis categorías básicas así:

- Valores teóricos, que orientan hacia la búsqueda de la verdad mediante la experiencia, la

crítica y la actividad racional.

- Valores prácticos, que ponen énfasis en la utilidad y el beneficio económico.


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- Valores estéticos, que ponen preeminencia al estilo, la forma, la armonía, la simetría

como fuente del goce estético.

- Valores sociales, que destacan las orientaciones de la persona hacia la comunidad y al

otro, como en el altruismo y la filantropía.

- Valores de poder, que destacan la ascendencia personal en las relaciones humanas.

- Valores religiosos, que orientan la búsqueda de un sentido último del mundo a través de

las experiencias trascendentes o místicas.

Luego de revisar estas categorías axiológicas dentro del actuar humano fácilmente podemos notar

la gran relación que cada una de ellas tiene con la práctica deportiva. Tomemos el caso de los

valores estéticos, por mencionar solamente uno de ellos. Si concebimos la estética como la

percepción de situaciones agradables al espíritu, acompañadas de sensaciones placenteras,

encontraremos una gran expresión en el deporte y más concretamente en la ejecución de una

técnica ajustada a un determinado estilo por parte de una persona con las capacidades y

cualidades necesarias para que la presentación sea la más adecuada. Es decir, que el estilo técnico

bien ejecutado, por parte de la persona idónea, es bello por su misma ejecución y la confluencia

de factores que le hacen armónico.

Si tomásemos la categoría de los valores de poder es posible discernir que por medio de la

formación deportiva estaremos extractando de cada ser humano un poder vivo que lo conducirá

posiblemente al logro de la popularidad o de la facilidad de expresión ante muchos congéneres,

los cuales en un dado caso entregarán en él la responsabilidad de representarlos.


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Similar y más profundo análisis podríamos hacer respecto a cada una de las categorías y sus

posibles subdivisiones, pero no es este el propósito del presente escrito. Baste con decir que el ser

humano en movimiento piensa, siente y actúa con un propósito ético propio, establecido en

función de sí o de los otros, de acuerdo con sus percepciones y expectativas individuales.

El carácter educativo del deporte

Los educadores físicos, los entrenadores y en general los pedagogos coinciden en apoyar y

difundir la función educativa del deporte, aceptando su contribución a la formación integral del

individuo. Pero no ha sido posible establecer el sentido y los mecanismos a través de los cuales la

práctica deportiva apoya el desarrollo ético y moral de la persona.

De igual manera se ha otorgado la función formadora a la educación formal e informal recibida

por el individuo a lo largo de su vida. La práctica deportiva a todo nivel y más específicamente la

formación deportiva de la población en edad escolar ha sido ubicada primordialmente dentro de

la educación informal, puesto que de ella no se desprenden títulos académicos y comúnmente se

desarrolla externamente a las instituciones de educación formal.

“El profesor Alejandro Sanvicens, citado por Blázquez (1984) establece como finalidad última de

la educación la formación integral de la personalidad, a la que deben subordinarse todos los

demás fines, tanto los explícitos como los implícitos”. La práctica deportiva se ubica dentro de

los fines implícitos, los cuales, aunque no establecen de manera directa el desarrollo íntegro, si

contribuyen a él de manera substancial, constituyéndose en un complemento, y algunas veces en

eje central de la formación individual.


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En este orden de ideas lo educativo del deporte debe tener como base “unos fundamentos

filosóficos que contengan como referencia los valores humanos de autonomía y libertad”, es

decir, que “la actividad deportiva del ser humano accederá a niveles educativos siempre que su

realización conlleve la necesidad y la responsabilidad de referencia hacia la persona que realiza

esta actividad” (Seirul 1995), no al resultado, como ha sido asumido en la actualidad, puesto que

las marcas encadenan al ser humano a una cifra de producción, alejándolo del desarrollo de una

personalidad multifacética, la cual debe ser objetivo de toda actividad deportiva para la

modernidad y con visos de actualidad.

Valores educativos del deporte

Tal y como se ha afirmado antes, son innegables los beneficios de la práctica deportiva, pero lo

que realmente beneficia al ser humano desde el campo educacional es el tono en que se

desarrollan los procesos de formación, tal y como nos lo relata Seirul, cuando afirma que “lo

educativo de las prácticas deportivas, no es el aprendizaje de sus técnicas o tácticas, ni siquiera

los beneficios físicos y psíquicos de una buena preparación física que sustenta su rendimiento,

sino que lo realmente, y único educativo son las condiciones en que puedan realizarse esas

prácticas que permitan al deportista comprometer y movilizar su capacidades de tal manera que

esa experiencia organice y configure su propio yo, logre su auto-estructuración” (Seirul 1995). En

consecuencia se debe prestar muy especial atención a la manera como se desarrolla el aspecto

metodológico en los procesos de formación deportiva.


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Es innegable que el deporte contiene valores de descubrimiento de sí mismo, de desarrollo

personal y educación social que el niño deportista puede mantener durante toda su vida (Trepat

1995), los cuales son susceptibles de desarrollarse como contenidos de tipo actitudinal, valores

propiamente dichos y comprensión y asimilación de normas. El mismo autor nos presenta un

listado bastante detallado de este tipo de contenidos, clasificándolos en actitudes, valores y

normas.

Gracias a la existencia de los valores la práctica deportiva, vista de manera superflua, como la

mera repetición de gestos técnicos y esquemas tácticos, se constituye en un reto educativo,

formativo y filosófico - intelectual, tanto para el entrenador, como para los deportistas, puesto

que en todo caso, tanto el uno como el otro deberán acudir a profundas reflexiones que les

conduzcan a un mejor aprovechamiento moral de sus actividades y roles.

Aspectos sociológicos de la formación deportiva

Las características enunciadas en párrafos anteriores hacen del deporte un muy notorio fenómeno

social, que como tal influye y es influido por todas y cada una de las instancias que integran la

sociedad. Esto, unido al evidente crecimiento y desarrollo que se prevé para la actividad

deportiva en el futuro, hacen necesario el análisis de la formación deportiva y el deporte escolar

desde la perspectiva sociológica, tanto por su esperada influencia en los niveles de rendimiento,

como por la posibilidad que la predicción de talentos desarrollada en estas etapas otorga de

establecer quiénes serán los ídolos y modelos de una sociedad ávida de ellos, más por sugestión

consumista que por necesidad básica.


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De acuerdo con Guillet (1971) “victorias, progresos técnicos y número de practicantes creciente,

sin cesar, todo parece unirse para consagrar el triunfo definitivo del deporte”, tanto si se aprecia

como actividad practicada socialmente en todos los niveles y estratos, como si es tenida en cuenta

por su capacidad integradora en torno a la cual se configuran diversos tipos de asociaciones,

clubes y federaciones. De igual manera es un magnífico aglutinador de masas cuando del deporte

espectáculo se trata.

Dentro de los diversos análisis que han de tenerse en cuenta destacan la revisión a las más

notorias vinculaciones que el deporte establece con la sociedad que le da vida y crecimiento,

partiendo de la concepción misma de dicha actividad, pasando por la necesidad de ella como

mecanismo para lograr y mantener la salud, llegando posteriormente a establecer los usos y

usufructos obtenidos de la actividad deportiva y el deportista como persona. Todos ellos

acunados en el proceso mismo de la formación deportiva.

Consecuentemente resulta imperativo conocer y dar a conocer la realidad social que envuelve al

individuo que se involucra en la práctica deportiva, iniciado por el proceso de formación

deportiva, a partir del reconocimiento de que entre el deporte y la sociedad existe una vinculación

bien particular. A este respecto conviene atender la afirmación de Cagigal (1981 23) cuando

considera al deporte como un producto muy refinado de la sociedad a la cual pertenece, por lo

tanto, “tomando como modelo el deporte, es posible ejemplificar la teoría y los métodos

sociológicos”, al punto que “en algunas áreas parciales de la sociología llega a ser posible,

incluso, desarrollar nuevos conocimientos gracias al deporte; tal se da, por ejemplo, en el caso de

la teoría y del estudio del comportamiento colectivo, del conflicto social, de la organización

formal y de la socialización”.
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De tal manera que en el deporte se pueden hallar todos los elementos e ingredientes que

conforman una sociedad: unión, cooperación, lucha, competencia, enfrentamiento, entre otros, lo

cual se debe a que el surgimiento de la actual sociedad, consumista y basada en la producción

está ligada al surgimiento del deporte. Siguiendo a Koch (1981) “el deporte moderno surgió con

el cambio social que causó el desarrollo revolucionario de las fuerzas de producción que dieron

lugar a la sociedad industrial ...En el deporte y en la sociedad las bases se desarrollaron en la

Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, pero solo en el XIX alcanzaron la plenitud que les daría

efecto universal en el siglo XX ... son el rendimiento, competencia e igualdad lo que confiere

tanto contenido simbólico al deporte moderno, lo que lo hace fascinante”.

En consecuencia, estudiando al deporte es posible hacer un análisis de la sociedad a la cual

pertenece. Esto deja al deportista, de nuevo, como la entidad más representativa de su grupo

social, es decir, plenamente identificado con la comunidad a la cual representa y de la cual hace

parte, por lo que su proceso formativo habrá de vincularse simbióticamente a ella.

Formación deportiva y salud

Habiendo ubicado nuestro centro de interés en la formación del deportista y por ende en el

deporte, es menester dar una justificación a su existencia como práctica social y legalmente

obligatoria en el ámbito educativo, como se manifestó en párrafos anteriores. Tal vez el apoyo

que mejor se aviene a esta intención es el de tipo médico preventivo, es decir, la justificación de

la existencia del deporte como una herramienta para el logro y mantenimiento de la salud física y

mental.
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Por todos son conocidas las ventajas que la práctica deportiva otorga a quien se adscribe a ella,

por lo tanto nos limitaremos a enumerar algunos de sus beneficios, sin entrar a detallarlos.

• El deporte previene las enfermedades cardiovasculares, gracias a la constante exigencia de los

órganos correspondientes a este sistema.

• La práctica deportiva mejora el metabolismo de grasas y azúcares, beneficiando el

aprovechamiento de los alimentos.

• La actividad física produce goce y plenitud física y espiritual, favoreciendo el sentirse bien.

• La disciplina y consagración a la práctica deportiva alejan al niño y joven de la vinculación

con grupos anti o asociales. Además aleja del consumo de drogas que produzcan adicción.

Recogiendo estos resumidos beneficios del deporte en la edad escolar, podemos decantar los

beneficios que otorga en la prevención de enfermedades físicas, sociales y mentales.

Vinculación del deporte a la política

La práctica deportiva posee una doble vinculación con la política: por un lado prepara para su

ejercicio y por el otro es influenciado por la actividad política.

El deporte prepara para la actividad política en la medida que dentro de sus formas básicas de

ejecución y participación se incluye el establecimiento, negociación y cumplimiento de reglas,

las cuales son bastante explícitas, puesto que poseen un guardián y censurador de ellas - el árbitro

-. Además, dentro de su práctica se exige la confrontación con el otro, por medio de la


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competencia directa, en la cual puede o no presentarse el enfrentamiento físico directo. Esto

último depende del tipo de deporte.

Como introductorio a la vivencia política de la sociedad, el deporte establece relaciones

constantemente cambiantes, algunas veces de manera vertiginosa, las cuales exigen del deportista

una gran adaptación y diplomacia para el manejo de sus necesidades e intereses dentro del terreno

de la competición. De igual manera el deportista deberá formularse una estrategia para ganar, la

cual le exigirá un amplio conocimiento de las relaciones competitivas presentes en su deporte

específico, y más concretamente en la competencia. Esto lo prepara para asumir una posición

razonada respecto al acontecer político de su comunidad y específicamente de los dirigentes, los

cuales en su momento presentan una fuerte influencia sobre la práctica del deportista, así como su

acceso a los procesos de formación.

El deporte es influenciado, entonces, por la actividad política, siendo esta última la que establece

las cantidades y cualidades de participación de los deportistas, por medio del control de los

recursos físicos, humanos y monetarios para su práctica. Así pues, del manejo político realizado

por los dirigentes deportivos depende la posibilidad de creación, conformación y supervivencia

de escuelas de formación deportiva; conformación y apoyo a grupos competitivos. Y en últimas

todo programa relacionado con la atmósfera deportiva.

A este respecto hemos de decir, que solamente una seria voluntad política permite la existencia

de programas deportivos a largo plazo, pues ello exige compromiso social y una importante cuota

económica.
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El deporte y el Estado

Analizado el hecho de que el deporte no es una práctica apolítica, sino que influencia y es

influenciado por ella, es apenas conveniente aclarar dicha relación en el marco de un Estado.

El deporte pertenece a la sociedad como creación cultural (cubrimiento de una necesidad), de

manera que es empleado por ella como instrumento para cumplir tanto aquella función para la

que fue creado (el disfrute, el goce y la plenitud), como otras tantas que vayan surgiendo con el

correr de los tiempos. Es así como hoy vemos que el deporte se ha convertido en representante y

embajador del Estado, puesto que cada delegación deportiva que viaja fuera de nuestras fronteras

es concebida como la imagen misma del país que representa y al cual pertenecen sus integrantes.

Como consecuencia, los gobernantes y dirigentes políticos, a quienes se ha encomendado la

dirección del Estado hacen uso de los deportes con mayor aceptación dentro de la comunidad

para exaltar las virtudes de ésta, haciendo de los deportistas los adalides de las virtudes y

capacidades de todos los individuos que conforman la sociedad.

Es decir, que el deporte se ha tornado, por un lado en instrumento de satisfacción de masas, y por

el otro en herramienta para acallar otras posibles necesidades dentro de la sociedad. Se ha

convertido, pues, en un instrumento estatal para controlar al pueblo.

Vinculación del deporte con la economía de mercado

Si bien es cierto que el deporte consagra una gran cantidad de valores morales para el ser

humano, también es sabido y aún más conocido, el hecho de que el deporte realiza unos grandes
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aportes en cuanto a valores económicos, para los más importantes grupos productivos del mundo.

El costo de la preparación de unas olimpiadas, un campeonato mundial de fútbol o el Grand Slam

de tennis, son solo los ejemplos más visibles de esta situación.

El ingreso del deportista al profesionalismo es la manera más palpable, para él, de las ventajas y

beneficios económicos que trae el practicar y consagrarse a un deporte en particular, a un deporte

específico. El deportista se torna en el vendedor de una imagen, su imagen, y por extensión la del

producto que lo patrocina o lo contrata. La dedicación exclusiva a entrenar el deporte para el cual

fue seleccionado, o el deporte escogido por él, le redituará en importantes ganancias económicas;

será pues su manera de producir para la sociedad.

Ahora el deportista produce un servicio, el servicio de la recreación para quienes lo observan.

Pero, ¿el deportista aún continuará recreándose con su actividad? ¿aún será el deporte un goce

para él, como lo fue en los remotos comienzos de su práctica?

El mantener estas y otras muchas cualidades del deporte en la vida del deportista será función de

una verdadera y comprometida pedagogía del deporte, afincada en una consistente formación

deportiva, desarrollada en las etapas correspondientes y para el momento de vida particular de la

persona humana.

Hacia la construcción de un currículo para la formación deportiva

Puesto que tradicionalmente entendemos la práctica del deporte como una actividad netamente

física con requisitos fundamentalmente ligados a los aspectos biológicos, técnicos y tácticos se
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tiende a centrar la preparación del deportista en el desarrollo de las capacidades físicas, las

capacidades coordinativas, las condiciones fisiológicas, la preparación técnico - táctica y

eventualmente las capacidades volitivas con el apoyo de la psicología deportiva. Esto nos ha

llevado a dejar de lado aspectos fundamentales en la realidad de todo deportista, como lo son su

desarrollo cognitivo, el mejoramiento de su ubicación socioeconómica, el desarrollo cultural e

intelectual y el componente filosófico que debería englobar todo lo anterior apuntándole a la

trascendencia personal o cuando menos a la humanización de la actividad del deportista,

reconociendo que quien ejecuta los gestos técnicos es un ser humano, el cual ha de ser ubicado

como valor central por encima de cualquier otro interés, incluso la marca a ultranza.

Es necesario llegar a una práctica deportiva coherente que dé inicio con una adecuada e integral

formación deportiva que contemple y lleve a cabo acciones concretas en aspectos tales como:

- Dimensión biológica y fisiológica.

- Desarrollo de capacidades y cualidades físicas y coordinativas.

- Preparación técnica y táctica dentro de los deportes en general y un deporte en específico.

- Desarrollo de capacidades volitivas.

- Desarrollo y/o potenciación de las capacidades cognitivas.

- Comprensión y funcionalidad del área socioeconómica.

- Preparación cultural – intelectual.

- Establecimiento de una filosofía entorno al deporte.

De esta manera podríamos hablar de un desarrollo deportivo integral para el deportista,

reconociendo que quien ingresa a un proceso de formación deportiva posee unas ideas propias
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sobre estas actividades, así como sobre el mundo. Si reconocemos que hoy día está generalmente

aceptado que los niños desarrollan ideas y creencias sobre el mundo natural mucho antes de que

entren en el sistema escolar formal (Driver y Oldham 1988), tanto como al informal, se

comprenderá la relevancia integral e integradora que cobran los procesos adelantados al interior

de las EFD, puesto que ellas, como alternativa extracurricular constituyen un apoyo de alto

impacto social en la configuración de la sociedad que deseamos.

Componentes curriculares para las Escuelas de Formación Deportiva

De acuerdo con lo analizado hasta ahora desde las diferentes ópticas que el campo nos lo permite,

resulta claro que todo proceso de formación deportiva constituye un aporte al proceso educativo y

como tal contribuye a la evolución del ser humano, por lo tanto resulta fundamental desarrollarlo

manteniendo esta idea como horizonte, sin desconocer la necesidad de construir un saber en torno

al deporte y dejarse seducir por este saber, de manera que se pueda constituir una filosofía de

vida entorno al deporte con todas las implicaciones, procesos requisitos que ello implica. A

manera de conclusión se sugieren algunos de los aspectos curriculares a tener en cuenta dentro el

diseño previo a la puesta en marcha de este tipo de organizaciones.

- Establecimiento de una fundamentación que recoja aspectos tales como: lo pedagógico, lo

didáctico, deportivo, axiológico, político, social y cultural.

- Estructuración de un plan de estudios que involucre actividades diversas que atiendan al

principio de mutilateralidad o multiesimulación, así como a las etapas de desarrollo del

deportista. Organización por niveles o ciclos.


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- Acopio de recursos financieros e infraestructura acorde con la propuesta curricular.

- Establecimiento de mecanismos para evaluación y seguimiento integral de los procesos

formativos en el estudiante.

- Establecimiento de mecanismos para la retroalimentación de los procesos formativos y

administrativos conducidos por la EFD.

- Mecanismos para sistematización de las prácticas educativas como mecanismo para el

ordenamiento e interpretación de nuestras experiencias vistas en conjunto y del papel que

juega ahí cada actividad particular (Mejía 1992).

- Vinculación a procesos de investigación e innovación educativa.

- Vinculación a un sistema de detección, selección y promoción del talento deportivo que

beneficie a todo el sistema educativo y deportivo.

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