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Su contenido puede sin duda ser discutido, pero en el marco de una sociedad cada vez
más proclive a aceptar todo lo que llega de “Oriente” sin cuestionarlo, especialmente
cuando está vestido con el oportuno traje de “amor, luz y sanación”, merece la pena
tenerlo en cuenta y valorar los riesgos que asumimos cuando nos involucramos en el
aprendizaje o cuando cedemos nuestros cuerpos para la aplicación de técnicas cuyo
verdadero origen desconocemos y damos por bueno prácticamente sin resistencia
alguna.
El Reiki forma parte de una de las técnicas de curación “Nueva Era” que parece salida
de la nada y de la que nadie entiende realmente su funcionamiento. La mayor parte de
estos sistemas de terapia caen rápidamente en desuso o se concentran en las manos de
un pequeño grupo de sanadores que, habiendo puesto su fe y su dinero, no quieren
soltarla”. Pero este no es el caso del reiki: 30 años después de su introducción en
occidente 5 millones de personas lo han practicado, de los cuales unos 100 mil en
Francia. No queremos discutir aquí el hecho de que pueda producir “milagros”, sino que
queremos demostrar que se trata en realidad de una técnica próxima a la magia negra
practicada por los iniciados jesuitas con una finalidad bien precisa. Para demostrarlo,
tenemos que remontarnos a la historia de Japón y seguir la “pista jesuita” gracias a un
conocimiento profundo de sus técnicas de manipulación. Entonces probablemente se
dibujará en el núcleo de los mitos y leyendas en torno al reiki, la verdadera cara de su
fundador: Mikao Usui.
La historia empieza el 15 de agosto de 1549 cuando el padre Francisco Javier
desembarca en el Japón. El podría haber atracado antes, pero quiso esperar a ese día que
marca no sólo la fecha de la Ascensión de la Virgen María, sino también y sobre todo
por el hecho de que es el aniversario de la fundación de la Compañía de Jesús por
Ignacio de Loyola y seis de sus compañeros (veremos que esta fecha “sagrada” también
es central en la historia de Japón).
Sin tardanza, el buen padre empieza su trabajo misionero que es también un trabajo de
infiltración progresiva de esta nueva cultura que se ofrece a su atenta mirada. Con la
seguridad de la experiencia adquirida en la India, toma rápidamente el poder hasta
obtener la protección del señor de la provincia de Nagasaki, donde establece su feudo
cristiano.
Las cosas van bastante bien al principio hasta el momento en el que, cansado de los
engaños de los jesuitas, creyendo poco en la fachada humanístico – cristiana detrás de la
que se ocultan, el Emperador del Japón ordena la expulsión de los Jesuitas de la isla y
finalmente prohíbe el culto cristiano. La historia nos cuenta que muchos padres mueren
mártires. El Japón se cierra entonces totalmente a las influencias extranjeras. Estamos
en 1628.
Guido Verbeck no es oficialmente un jesuita, pero tiene todas sus características. Como
todo jesuita pasó por unos largos estudios de ingeniería antes de entrar finalmente en el
seminario de Auburn, en el estado de Nueva York. De ahí salió como pastor protestante.
Es evidente que si hubiese sido jesuita los japoneses (que conocen bien la historia de su
país) hubiesen desconfiado y no le hubiesen concedido las posiciones importantes que
ambiciona.
Arriba: símbolos invertidos del reiki igualmente empleados por distintos “maestros”.
El 15 de agosto (!) de este año los ingleses atacan Japón por una historia de ofensa
relacionada con los samurais. Bombardean Kagoshima, justamente el lugar en el que
Francisco Javier había desembarcado tres siglos atrás. Después de esta guerra
relámpago, el Japón se ve forzado a pagar una pesada indemnización. A pesar de este
incidente, el Japón e Inglaterra se acercarán, y será Inglaterra la que sostendrá al
Emperador, debido a que éste entrará en guerra con los samurais, la nobleza feudal del
país. (Es la guerra Boshin, la que se narra en la película “El último Emperador).
Un año más tarde, el 15 de agosto (!), se instauran seis nuevos ministerios , entre ellos
el Ministerio de Educación, en el que Verbeck jugará un rol tan importante (que todavía
hoy se le considera el padre del sistema educativo japonés) y la Oficina de las
Religiones, que va a organizar el famoso “Sintoismo de Estado”.
Un año después de la apertura del Japón al cristianismo, las cosas se ponen bien,
Neesima, convertido en sacerdote, logra convencer a un comité americano para fundar
una escuela cristiana en el Japón. Esta escuela se convertirá en la famosa universidad
Doshisha, que a día de hoy todavía tiene un gran prestigio.
¿Cuál es la relación entre todas estas intrigas y Mikao Usui , el fundador del reiki? Pues
muy simple: las primeras historias del mítico fundador del reiki cuentan que fue
profesor (director?) de la universidad cristiana de Doshiba. Y él fue también (según las
investigaciones de Pascal Treffainguy, miembro de la orden de los jesuitas). ¿No es
increíble encontrar un verdadero jesuita después de todos estos años en los que parecían
actuar como una mano invisible?
Usui fue efectivamente muy cosmopolita y versatil. Se le encuentra como consejero del
gobierno de Taiwan, periodista, hombre de negocios, en absoluto la imagen de monje de
clausura, sino la de padre jesuita formado para infiltrarse por cualquier medio.
Será finalmente entre 1914 y 1920, cuando según las distintas fábulas que se cuentan en
los seminarios de reiki, cuando recibe la iluminación después de meditar 21 días en la
cima de una montaña sagrada del Japón. Ve descender una gran forma blanca encima
suyo, los símbolos del reiki aparecen ante sus ojos, y él tendrá desde entonces el don de
curar milagrosamente a las personas y de transmitir ese poder.
La energía de los fantasmas
Parémonos un momento en esta fábula. Nos podemos dar cuenta que es a partir de este
momento que los caminos se bifurcan: están los que quieren creer en la posibilidad de
un milagro, y los que piensan que todo esto no es más que superstición y charlatanismo.
Entre ambas posiciones, un inmenso abismo.
Es como si nuestra educación nos hubiese formado para reaccionar ante los fenómenos
ocultos, sea rechazándolos o queriendo creer desesperadamente. Pero el mundo
invisible obedece a leyes tan reales como la ley de gravitación, y si los jesuitas pudieron
obtener tal poder sobre el mundo no fue sólo a partir de sus ardides, sino por su maestría
sobre las fuerzas invisibles.
Una primera regla concerniente a estos mundos (igual que en el mundo manifiesto), es
la de que nada es gratuito. Más concretamente: toda energía viene de algún sitio. Cabe
entonces preguntarse de dónde vino la nube blanca que se supone vio Usui antes de
recibir sus dones.
Aquí tenemos algo que se tendrían que preguntar los aficionados al espiritismo y de la
canalización que esperan siempre encontrar las respuestas a sus dudas existenciales
comunicando con el más allá, cuando el más allá, el mundo de los muertos, sólo vive en
el pasado y no nos puede orientar de manera positiva hacia el futuro. Someterse a él es
arriesgarse a una gran confusión y a una paralización que no son otra cosa que un
síntoma de vampirización.
De pequeños todos leímos las historias en las que el diablo, un genio malvado, oye las
voces de los que han sellado un pacto con él. Pero cuando se convierten en adultos y un
amigo “Nueva Era” nos propone una técnica de cura milagrosa, nos predisponemos a
creerlo. Uno piensa que creer en ello nos convierte en alguien con una “espiritualidad”
por encima de la media.
El sistema del reiki está controlado por los jesuitas y estos campeones de lo oculto no
son del tipo de personas que fantasean con poderes imaginarios, ni tampoco de los que
se lanzan a grandes campañas por un producto que no funciona. No están aquí para
desperdiciar su energía, sino para ganar siempre más. Para ello delimitan los depósitos
de energía (los egregores, etc…) y los ponen bajo control.
http://www.monossabios.com/21_feb_08_federico_romero_que_es_un_Egregor_.html
Desde que Francisco Javier desembarcó en Japón, se dio cuenta que los siglos y
milenios de devoción y culto a los ancestros habían desarrollado una atmósfera
naturalmente mística en el interior del país. El Japón no era sólo una isla de pescadores,
era una extraordinaria catedral dentro del más allá, construida sobre una energía
extraordinariamente refinada. Esta catedral de energía era a la vez una protección que
rechazaba a los que venían con malas intenciones (como era el caso de los jesuitas).
Cuando dos siglos más tarde estos volvieron al Japón, lo hicieron con mucha más
prudencia. No era cuestión de imponer un dogma extranjero. Al contrario, se
convirtieron en los campeones del culto Sintoísta; hicieron todo por rodear al
emperador, halagándole y organizando todo un culto alrededor de su persona. De esta
manera se aseguraron de que una gran parte de la energía devocional fuera hacia su
protegido. No necesitaron de un gran esfuerzo del pueblo nipón, ya que desde siempre
rindieron culto a sus ancestros y a sus emperadores.
Pero esta vez en lugar de dirigir la devoción hacia el Emperador, fue redirigida hacia los
dioses y los mundos superiores (como se hace naturalmente en una sociedad tradicional)
esta energía fue puesta bajo control jesuita.
¿Qué prueba tenemos de ello? Pues bien, el hecho de que el 1912, cuando muere el
Emperador Meiji, no es ante sus allegados, sino según la leyenda en brazos de Usui -sí,
Mikao Usui, el fundador del reiki!
Ahora bien, es solamente algunos años más tarde que Usui tendrá su iluminación sobre
la montaña, que el “gran fantasma blanco” va a descender sobre él y le concederá
poderes extraordinarios. Y cómo no ver el alma del Emperador muerto en ese fantasma,
tan cargada que no puede dar otra cosa que un gran poder a la persona que la recibe (en
ese caso un agente jesuita que se encontraba “como por azar” a su lado en el momento
de su muerte.
Cuando se conoce la avidez de los jesuitas y su intenso deseo de tomar control sobre los
mundos invisibles (tanto o más fuerte que el de otros grupos por tomar el control sobre
el mundo material), no debe sorprendernos que fuesen capaces de tomar el control del
sintoísmo, atacando directamente la cabeza del sistema: el Emperador. En cambio, uno
puede sorprenderse que no se conformen con tener una mano metida oculta sobre Japón,
sino que utilicen después esta victoria para conquistar el mundo entero -¡por el Reiki!
En efecto, cuando nos interesamos por la historia del reiki, no podemos más que
sorprendernos de la rapidez que abandona el Japón. Cuando Takata, la tercera persona
en la línea de Mikao Usui, vuelve a Hawai en 1937, se supone que ella dejó detrás unos
2000 adeptos. Pero después de la guerra no queda nadie.
En los 80′s, cuando se esplota el reiki en América, muchos intentan volver a sus fuentes
japonesas, pero allí no encuentran nada, excepto algunas puertas cerradas. Finalmente el
reiki tendrá que ser reimportado al Japón, bajo su versión occidentalizada, lo que es el
colmo!
Esto significa que a los ojos de los jesuitas, el reiki no estaba destinado a los japoneses.
Desde el principio es el mundo entero el que tiene que ser conquistado. La fuerza de los
muertos del Japón fue simplemente utilizada como poder de conquista.
Lo que también es explotado es toda el aura misteriosa del Japón, con un pasado tan
complicado que se puede contar cualquier cosa a los occidentales. Entonces, las
leyendas se multiplican, así como las transmisiones “canalizadas” de Usui. Se terminará
por decir que Usui no era verdaderamente cristiano, sino budista, pues eso está más de
moda en la “Nueva Era”.
Queda, de todas formas una base segura para todos los adeptos: el memorial a Usui ,
construido por sus alumnos después de su muerte en 1927 … Excepto cuando se sabe
que obreros japoneses han testimoniado que ellos lo habían construido en 1975!
Los jesuitas no obstante no tienen costumbre de molestarse con los detalles. Saben que a
la gente le gusta soñar, entonces más que romperse la cabeza con una historia coherente,
prefieren lanzar lo más posible anécdotas abracadabrantes, aprovechando también (para
divertirse) deslizar algunas verdades sobre su empresa. Es interesante constatar, por
ejemplo, que en la leyenda oficial del Reiki, el “despertar” de Mikao Usui empieza con
una cita del evangelio de Marcos donde se dice: “Id por todo el mundo, proclamad la
buena nueva. Aquel que crea y sea bautizado se salvará: el que no crea se condenará”.
Entonces el reiki se convierte en el nuevo bautismo de la “Nueva Era”. Un certificado
de Maestro Reiki abre las puertas a mil otras iniciaciones pero también, y sobretodo, a
los “Maestros de Sabiduría” que aparecen desde los niveles superiores. Una vez se cree
en el Reiki uno está dispuesto a creer en cualquier cosa.
La onda Reiki forma parte de la onda 666, la onda que unirá a la humanidad por lo bajo.
Es como una ola que engulle cada vez más personas crédulas, marcándoles signos que
las ponen bajo control, un poco como el bautismo de la Iglesia catolica que, en otro
tiempo, servía esencialmente para volver dócil, apagando el fuego del cuestionamiento
interno.
¿Quien se atreverá mañana a poner en cuestión los beneficios milagrosos del Reiki?
Epílogo
A los jesuitas les gusta divertirse con las leyendas mitológicas (aquellas que ni ellos
mismos se creen) pero cuando se oponen a su plan, en cambio, no se ríen en absoluto.
Así cuando los Illuminati (orden fundada por el jesuita Adam Weishaupt) son
perseguidos en Baviera, juran la total destrucción de Alemania, la que obtendrán en
1945, después de dos siglos de esfuerzos. Diez millones de alemanes perecerán por esta
afrenta.
Y cuando los jesuitas son expulsados del Japón, no fue suficiente para ellos volver dos
siglos más tarde y poner al Emperador bajo control. Necesitarán una venganza total. Por
este motivo la segunda bomba atómica (una bomba con nula utilidad estratégica a nivel
militar) cae sobre Nagasaki, el feudo jesuita de donde fueron expulsados. 150.000
japoneses debieron pagar con su vida.
¿Es tambien un azar que el Japón se rindiera el 15 de Agosto de 1945 y que ese día sea
celebrado en occidente siempre como el de la victoria sobre el Japón?
…y una fecha menos conocida pero sin embargo fundamental en la historia de Japon: el
15 de Agosto de 1865, nacimiento de Mikao Usui. ¿Azar o coincidencia? O el signo de
que, quizás, el mítico Usui no ha existido jamás sino que no es más que una
construcción jesuítica?