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Breve historia

de una antigua institución:


El Centro de Instrucción y Recreo
de Santiago de las Vegas

Por Concepción Díaz Marrero


Santiago de las Vegas, Cuba
© 2006
A mis bisabuelos José Fabián Marrero, fundador del
Centro de Instrucción y Recreo; y Carlos del Amo,
fundador y miembro de su primera directive

__________________________

A mi abuelo Ramón Marrero Llorens, tesorero durante


más de 20 años, Presidente y Socio de Honor de esa institución

__________________________

A todos los santiagueros que amaron y trabajaron


por el C.I.R., donde quiera que estén.
“Todo lo que se refiere al ayer glorioso estimula y conforta.
De él emergen grandes enseñanzas.
Todo lo que nos hace recordar dignas actitudes
de los hombres de otros tiempos,
loables empeños de aquéllos que nos precedieron en la lucha,
levanta el espíritu y vigoriza el esfuerzo de los que procuran
mejorar la obra de sus antepasados…”

Alfredo Díaz: Glorioso aniversario. Revista del C.I.R.,


pp. 12-13, feb. de 1929
INTRODUCCIÓN

Es nuestro objetivo mostrar de forma breve, la historia de una


antigua asociación: el Centro de Instrucción y Recreo de
Santiago de las Vegas, tomando como base una minuciosa
investigación histórica que desde hace más de dos años realiza
la autora acerca de esta institución, fundada en 1882, por un
numeroso grupo de santiagueros en su mayoría tabaqueros,
entre los que se destaca su primer presidente, Enrique Roig de
San Martín.

A lo largo de su existencia (1882-1960) este centro jugó un


importante papel en el desarrollo socio cultural de la localidad y
fue ejemplo de la íntima fraternidad existente en aquel Santiago
pequeño y modesto, fragua espiritual donde se forjaron y
brillaron tantos hombres de bien.

ANTECEDENTES

Finalizada la Guerra de los Diez Años, la sociedad cubana


comenzó un lento proceso de recuperación de los estragos
ocasionados por tan dilatada y heroica contienda.

El gobierno colonial implantó entonces un grupo de medidas y


reformas, que favorecieron la constitución de asociaciones
políticas, así como la fundación de instituciones o sociedades de
recreo formadas en su mayoría por cubanos, cuyos principales
objetivos se centraban en el progreso social, político y
económico de la Isla, al propio tiempo que propiciaban el
desarrollo de la cultura y las artes.

En la localidad de Santiago de las Vegas estas medidas


originaron el establecimiento de varias instituciones, entre ellas
la Logia Masónica Unión de Santiago No. 60 (de 1880 a 1888),
que recibió desde sus inicios el repudio de los elementos más
reaccionarios de aquella época, pues estaba integrada en su
mayoría, por cubanos progresistas de ideas liberales.

Un año antes, en 1879, había sido fundado oficialmente el


Centro “La Gloria”, integrado por ciudadanos de la raza negra.
A este local acudían los asociados con el ánimo de distraerse y
expansionarse, efectuando bailes y veladas culturales a las que
asistían, en ocasiones, destacados oradores de la Capital.

Por ese entonces los cubanos blancos de ese territorio solo


podían encontrar algún esparcimiento en el Casino Español,
sociedad fundada en 1870 por peninsulares. Dada su condición
de centro eminentemente español, en sus salones se expresaban
ideas que la mayoría de las veces herían los sentimientos
patrióticos de los cubanos. Esto motivó que en reiteradas
ocasiones un grupo de cubanos blancos solicitaran a la directiva
de “La Gloria” el préstamo de sus salones para organizar bailes
y otras reuniones culturales, hecho que despertaba la hostilidad
de los elementos españoles más recalcitrantes, que no
soportaban la confraternidad existente entre los santiagueros.1

Surge así la idea de fundar una nueva institución, modesta pero


digna, abierta a todos los amantes del derecho, la libertad y la
justicia, tanto para los nacidos en la Isla, como para las personas
de buena voluntad venidas de otras tierras.

FUNDACIÓN DEL CENTRO DE INSTRUCCIÓN Y RECREO DE


SANTIAGO DE LAS VEGAS (C.I.R.)

Dos relevantes personalidades que se destacan en la historia de


nuestra Patria, jugaron un papel decisivo en la fundación de
esta institución: Enrique Roig de San Martín, figura clave en el
desarrollo del movimiento obrero cubano, y el Dr. Fermín
Valdés Domínguez, médico y destacado luchador por la
independencia de nuestro país, vindicador de los estudiantes de
medicina fusilados en 1871, conocido también por ser el
hermano de dolor e ideales de José Martí, su “amigo del alma”.
En aquel momento ambos residían en Santiago de las Vegas,
donde iniciaron una gran amistad que sólo la prematura muerte
de Roig pudo tronchar.

Según refiere el destacado historiador y periodista santiaguero


“Panchito” Montoto fue el luchador por la causa de la
independencia Federico Agüero, avecindado por aquel entonces
en la localidad, quien expuso a Roig la idea de crear un nuevo
centro con determinadas características.

Desde las p{ginas del diario local “El Faro”, editado por el
periodista y poeta Serafín Costales, Roig de San Martín expuso
y defendió con entusiasmo el nuevo proyecto ante todos los
santiagueros. Amigos y personas de tendencia progresista
acogieron con beneplácito la idea y comenzaron a estudiar la
forma de llevarla a cabo.

Al núcleo inicial compuesto por Agüero, Roig, Costales y


Valdés Domínguez, pronto se incorporaron otros, como el
sacerdote progresista Manuel de Jesús Doval, el Lic. José Fina
Mauri, el Dr. Eligio María Palma y un grupo de entusiastas
jóvenes. El grupo fue creciendo, agrupando en un ideal común,
a profesionales, intelectuales, pequeños comerciantes, artesanos
y obreros en su mayoría tabaqueros.

Los esfuerzos realizados por aquel grupo de cubanos, en unión


de algunos bravos y honrados españoles, cristalizaron en una
hermosa realidad la mañana del 5 de febrero de 1882. Ese día
fue inaugurado el Centro de Instrucción y Recreo.

Desde una tribuna adornada con flores, el primer presidente,


Roig de San Martín, se dirigió a la numerosa concurrencia. En la
primera fila de los invitados se encontraba la delegación del
Centro “La Gloria” que tanto había colaborado para llevar a
vías de hecho la naciente institución.

Comenzó Roig diciendo: “Cubanos, hoy cinco de febrero de mil


ochocientos ochenta y dos el Centro de Instrucción y Recreo,
casa de cubanos … casa de obreros, abre sus puertas…” . Luego
del discurso inaugural, se ofreció un brindis y en la noche para
solemnizar la ocasión se celebró un baile. La humildad de la
vieja casona – piso de madera, lámparas de petróleo, patio
techado con pencas de guano – no impidió que los asistentes se
sintieran tan felices como en un palacio.

Desde entonces los


colores de la nueva
institución: azul turquí,
rojo, y blanco presidieron
todas las actividades. Días
antes había sido consti-
tuida la primera directiva
electa que juró perder la vida antes que amilanarse frente a la
magnitud y a la responsabilidad de la obra emprendida. La
Presidencia, como dijimos antes, fue ocupada por Roig de San
Martín; fungían además como miembros de la directiva, el Dr.
Valdés Domínguez, el Lic. Fina Mauri, el abogado José
Filomeno González y los señores Pedro Lima, José María Pérez,
Carlos del Amo, Manuel Hernández, Rafael Bravo, Manuel
Morera, Juan Díaz Muro, Juan Garbalosa, Pedro Díaz Lazo,
Carlos Cayro y Modesto Morales. Como Secretario, Félix León.

Años más tarde a la muerte de Roig, el Dr. Valdés Domínguez


escribió un artículo en el periódico Patria, publicado en New
York el 21 de febrero de 1894, titulado “Un hermano”, donde
expresaba:
Programa del Gran Baile de inauguración del C.I.R., febrero 5 de 1882
“… Aún recuerda Santiago de las Vegas como pudo levantar el
“Centro”. Todos dieron su óbolo; ese templo del saber y la virtud se
debe únicamente al esfuerzo de los obreros, de los pobres, de los
cubanos en su mayoría tabaqueros. Todos llevaban su ofrenda y a la
vez trabajaban como albañiles, carpinteros, pintores. En aquella
patriótica obra, todos pusieron sus manos, por eso no podré olvidar las
tardes que al lado de Enrique Roig gozaba viendo todos los prodigios
que realizaba la unión sincera de los hombres dignos, cuando los dirige
una voluntad que sabe ser honrada, y que en todos encuentra apoyo
por el prestigio de sus actos…”

El 1ro. de mayo de 1882 se constituyó la Sección de Ciencias y


Literatura, presidida por el francés Carlos Cayro, actuando
como secretario de la misma el Dr. Valdés Domínguez. El
intenso trabajo desplegado por esta sección permitió realizar
una labor cultural muy fecunda dentro de la población. Las
ciencias y las letras florecieron a través de charlas, conferencias,
y veladas culturales, donde se hallaba siempre presente la idea
política, “…domeñando la rusticidad en que vivíamos y
transform{ndonos en un pueblo culto…”2

La segunda sección creada fue la de Instrucción, el 6 de mayo de


1886, presidida por el Sr. Juan Orovio Estevez. Su principal
objetivo se centraba en resolver dos grandes problemas que
afectaban a la sociedad de entonces: la baja calidad de la
enseñanza primaria en las escuelas municipales y el gran
número de adultos analfabetos existente en la comunidad,
ambas situaciones producidas por el estado de abandono en que
se encontraba la educación pública en la Cuba colonial.

Meses más tarde, el 14 de noviembre del propio año 1886, fue


creada la Escuela Laica para hembras y varones que llegó a
contar en sus aulas con más de 500 niños. Las escuelas públicas
quedaron prácticamente vacías. Dos años después, el 14 de
noviembre de 1888, fue inaugurada la Escuela Nocturna para
Adultos, obra de sublime amor al prójimo donde reconocidas
figuras de la localidad impartían clases, sin que mediara interés
monetario alguno.

Otra sección surgida en los primeros años fue la Sección de


Declamación, que trabajó intensamente tanto en Santiago de las
Vegas, como en otras poblaciones cercanas, adquiriendo gran
popularidad por la calidad y variedad de las obras represen-
tadas. Uno de sus miembros más destacados, fue Teodoro
Cabrera Alfonso, quien escribió y dirigió gran número de estas
obras.3 La recaudación de esta sección constituía la principal
entrada de fondos con que contaba la institución.

Desde aquellos lejanos tiempos los santiagueros se interesaban


por los deportes, sobre todo el béisbol. Fue precisamente en el
transcurso de una reunión celebrada en el “Centro” que se
organizó el primer equipo santiaguero, al que nombraron Cuba
BBC, hecho ocurrido el 24 de junio de 1889. Aunque el equipo
no representaba a la institución, se le consideraba como tal, ya
que casi la totalidad de sus integrantes pertenecían a ella. El
principal propulsor de esta idea fue el entonces joven estudiante
de medicina, Martín Marrero, quien con grandes sacrificios
logró convertir al equipo en una de las más potentes máquinas
beisboleras del país, según señalaban los cronistas de la época.4

El clima de aparente tranquilidad que se vivía en la localidad se


vio perturbado por un doloroso suceso que se produjo el 5 de
agosto de 1888. Hecho que trascendió el tiempo convirtiéndose
en una efeméride luctuosa para la institución y para todo el
pueblo.

La tarde que ocurrieron los hechos un grupo de jóvenes


asociados se dirigía hacia el Liceo de Bejucal para asistir a un
baile. Elementos reaccionarios españoles habían manifestado su
oposición a ese acto de confraternidad entre cubanos y
amenazaron con impedir la asistencia de los santiagueros. Los
jóvenes no se amedrentaron y subieron al vehículo que los
llevaría. A poco más de un kilómetro del punto de partida se
produjo una nutrida descarga de fusilería procedente de las
malezas que se encontraban al borde del camino. Un joven
resultó muerto5 y varios heridos, pero nadie pensó en detenerse;
el vehículo tirado por caballos sólo se detuvo a la puerta del
local del liceo, donde los heridos fueron atendidos.

El suceso despertó la indignación y la repulsa de toda la


población. Los culpables no recibieron ningún castigo. Dado el
clima político reinante, el pueblo de Santiago de las Vegas fue
tomado militarmente. La repercusión de los acontecimientos fue
de tal magnitud que incluso la prensa española reflejó el hecho.

Otro acontecimiento de trascendencia política ocurrido en el


Centro de Instrucción y Recreo fue la proclamación de la
inocencia de los ocho estudiantes de medicina fusilados en 1871.
Los salones de la institución sirvieron de marco a este acto,
presidido por el Dr. Fermín Valdés Domínguez. En el zaguán de
la casona fueron colocados los retratos de los estudiantes con un
cartel donde se leía la palabra INOCENTES, para que pudiera
ser visto desde la calle. Como era de esperar esta actividad
provocó iracundas protestas por parte de los voluntarios más
intransigentes, y de la prensa reaccionaria.

Con el deterioro de la situación política y económica se fue


incrementando la corriente migratoria de la localidad, cuya
principal fuente de trabajo se hallaba en la manufactura del
tabaco. El cierre de varios centros y la prohibición de que los
cubanos accedieran a cargos administrativos mejor
remunerados dentro de esta industria, provocó el éxodo de
muchos obreros tabacaleros hacia el sur de la Florida,
fundamentalmente a los territorios de Cayo Hueso y Tampa,
con la esperanza de encontrar su sustento y el de sus familias en
las factorías de tabaco existentes en esas ciudades. Otros grupos
de santiagueros llegaron hasta Jacksonville, New York y
Washington.

El Centro de Instrucción y Recreo pasaba por un período de


languidez e inseguridad que se acentuó con el inicio de la
Guerra de 1895. Ante el avance incontenible de las huestes
libertadoras Santiago de las Vegas fue convertido prácticamente
en un gran cuartel militar. Sus calles, portales y edificaciones de
mayor importancia fueron ocupadas por fuerzas militares, entre
ellas, por supuesto, la vieja casona del “Centro”.

Antes de entregar el local y previo acuerdo de ambas partes,


una de las habitaciones fue sellada, quedando dentro parte del
mobiliario y toda la documentación histórica y administrativa.
Poco tiempo después la habitación fue abierta y saqueada, y el
archivo histórico y los documentos administrativos fueron
quemados o lanzados a la calle.

Terminaba así la primera etapa de esta institución, la de los


ideales patrióticos de independencia. Recesaba sus actividades
obligada por las circunstancias, pero no moría, pues su espíritu
seguía vivo en el corazón de todos sus asociados, sin importar
donde estuvieran: en Santiago de las Vegas, en tierras lejanas,
en la manigua insurrecta…

LOS “CENTRISTAS” Y LA GUERRA DEL 95

Al llegar a tierras floridanas la mayoría de los asociados del


“C.I.R” se integró con renovado patriotismo a los diferentes
clubes revolucionarios existentes, otros miembros llegaron a
fundarlos. Varios patriotas santiagueros fueron también
miembros de la Convención Cubana. Algunos socios
fundadores de la institución gozaron de la amistad de nuestro
José Martí, y así consta en sus Obras Completas, donde esa
amistad ha quedado reflejada con sus propias palabras. De
todos es conocido su “amigo del alma”– Fermín Valdés
Domínguez – pero también aparecen otros nombres: Ramón
Rivero Rivero, Ramón Rivera Monteressi, el Dr. Eligio María
Palma y el Dr. Martín Marrero.

Entre los “centristas” que marcharon a otras tierras se


encontraba también el padre Manuel de Jesús Doval, quien
fundó en México varios clubes revolucionarios.

Dentro del grupo de valientes


“centristas” que se destacaron en
la lucha armada en los campos
cubanos, tenemos además del Dr.
Valdés Domínguez y del Dr.
Martín Marrero y su hermano
José, a otros patriotas
santiagueros, entre ellos, el
Coronel Antonio Estenoz, el
Coronel Dionisio Arencibia, el
Comandante Ignacio Castro, el
El Coronel Dionisio Arencibia en 1899. Capitán Néstor Sardiñas, los
hermanos Rico, los hermanos
Fernández Chaqueto, Arturo Cobo, Felipe Pita y tantos otros
que harían interminable esta lista.

Muchos de los que quedaron en Santiago de las Vegas se


agruparon en los clubes secretos existentes en la localidad, que
ayudaban con alimentos y medicinas a los insurrectos,
fundamentalmente a los integrantes del Regimiento Santiago de
las Vegas, liderado por el bravo Coronel Juan Delgado.
FIN DE LA GUERRA, INICIO DE UNA NUEVA ÉPOCA

Con el fin de la guerra comienza una nueva época para la


institución. El 11 de diciembre de 1898 se reunió un grupo de
antiguos asociados del Centro de Instrucción y Recreo, después
de hacer público un llamado a la juventud de Santiago de las
Vegas, con el propósito de emprender la restauración del local
social que había permanecido ocupado, hasta ese momento, por
diversas tropas españolas.6

Hacia allí se dirigió el grupo portando una bandera cubana, que


tenía como asta una rústica caña brava. Al abrir las puertas,
encontraron un espectáculo dantesco. Todo estaba en ruinas; los
pisos de madera pulida habían sido arrancados en su mayor
parte, así como los marcos, las puertas y las ventanas interiores.
El escenario, el falso techo y todo tipo de mobiliario había
desaparecido. Los cuadros y archivos también habían sido
utilizados para hacer fuego. Las paredes y el techo
desconchados, y ahumados, las cortinas hechas jirones, y dentro
del local incontables metros de desechos malolientes de todo
tipo. Solo los más optimistas pensaron en medio de aquel caos,
que el edificio pudiera llegar a restaurarse.

Como en los tiempos fundacionales, una vez recaudados los


exiguos fondos imprescindibles para comenzar la obra, se inició
el ir y venir de asociados, limpiando, resanando, pintando.
Muchos de ellos realizaban las más disímiles labores, al concluir
su jornada de trabajo.

Muy grande fue también el aporte de las mujeres santiagueras;


algunas de ellas llevaron sus máquinas de coser para el local
social. Este grupo de damas organizó bailes, tómbolas, certá-
menes de simpatía, y otras iniciativas con el fin de recaudar
algún dinero, tarea nada fácil, si tenemos en cuenta la situación
de pobreza extrema existente en el país.
El original Centro de Instrucción y Recreo. Década del 1910.

Y el “Centro” salió adelante… m{s tarde con el advenimiento de


la lastrada República llegaron los tormentosos períodos de las
luchas políticas con sus pasiones y miserias, pero el C.I.R. cruzó
por ellas, “sin manchar sus alas”, pues al frente de sus destinos
tuvo siempre hombres de buena voluntad, comprensivos y de
espíritu conciliador.

Durante esta etapa, dada la composición social de la institución,


integrada mayormente por obreros tabacaleros, la casa social se
consideraba también como círculo de trabajadores, donde se
discutía cualquier problema laboral del colectivo, se celebraban
sus actos culturales y las llamadas “funciones de beneficio” para
recaudar fondos destinados a un determinado fin. Todos
colaboraban ya fueran obreros o no.
1910: Salon de Actos del original Centro de Instrucción y Recreo.

Uno de los ejemplos de las conquistas logradas por los


trabajadores en esa etapa fue el derecho a permanecer en la
institución, sin realizar pago alguno, en el caso de los asociados
que hubieran perdido su trabajo o se encontraran enfermos,
imposibilitados de trabajar.

En las postrimerías del año 1913 se instaló el cinematógrafo, en


el local de la sociedad.

A pesar de haber tenido que hipotecar la vieja casona en varias


ocasiones, la deuda había sido saldada, por lo que en 1914, se
reedificó el local social, dotándolo de una hermosa fachada. En
1916, se acometió la tarea de construir un cine-teatro digno del
flamante edificio social, teatro que llegó a ser uno de los más
elegantes y amplios, situados fuera de la ciudad capital.

Dos importantes acontecimientos ocurrieron en el “Centro”


durante 1920: la visita del célebre escritor y poeta español
Federico García Lorca, y la celebración por primera vez en Cuba
del “Día de las Madres”. La idea había surgido ese propio año,
dentro de una de las Tertulias Literarias que se efectuaban en la
institución.7

En 1921 comenzó a publicarse la Revista del C.I.R., la cual


continuó editándose de forma irregular, hasta 1960, publicación
que contribuyó, en especial, al desarrollo y divulgación de la
cultura santiaguera, y que constituye en la actualidad, el
testimonio más valioso de la trayectoria de esta institución.8

La exuberante fachada del C.I.R. construida en 1914.

Como resultado de las luchas de los gremios de torcedores, en


1927 abrió sus puertas el Centro Obrero, primera sociedad
dirigida por un sindicado obrero en Santiago de las Vegas. Se
cerraba así una etapa de la vida del Centro de Instrucción y
Recreo, dando paso a otra, plena de intensa lucha y sacrificio
por la independencia económica de la institución.
Portada de la revista del C.I.R., 1935. Ilustración de "Cheo" Barreiro.
HACIA EL PLENO DESARROLLO DE LA INSTITUCIÓN

A pesar de que el ciclón de 1926 causó graves daños al


inmueble, gracias al esfuerzo de un grupo de asociados,
pudieron realizarse las reparaciones pertinentes. Llegado el año
1930 comenzó a elaborarse el proyecto de construcción de una
segunda planta y una terraza, instalándose además en el teatro
los equipos de Vitaphon y Movieton, que permitieron disfrutar
por primera vez de la maravilla del cine sonoro en Santiago de
las Vegas.

La nueva terraza del C.I.R. en 1939.

En 1928 el C.I.R. acude al llamado del Centro “La Gloria”, que


transitaba por un período de profunda crisis. Desde la Revista
del C.I.R. se realizó un llamado al pueblo de Santiago de las
Vegas, para impedir que la antigua institución pereciera… se
realizaron varias funciones de beneficio en el cine-teatro del
“Centro”, y con la ayuda de todos “La Gloria” siguió adelante.
En 1932, surge el Club Atlético Santiago. Esta sociedad comenzó
a administrar posteriormente otro cine en desgarradora
competencia, que llegó a comprometer seriamente el futuro de
ambas instituciones. Después de un triste período en que se
quebrantó la unidad
de los santiagueros, se
llegó a un fraternal
entendimiento que
redundó en beneficio
de ambos centros.

Desde su fundación, el
“C.I.R.” había contado
con el apoyo y
entusiasmo de la
mujer santiaguera. Así
Título de socia de la Srta. Aurora Orovio, junio de 1902. también en los duros
días posteriores a la
Guerra del 95, cuando la casa social estaba en ruinas, colaboró
activamente en la recaudación de fondos para el arreglo de la
misma, creándose en ese momento un Comité de Damas, que
durante muchos años se mantuvo trabajando. En 1934 se
produce una importante modificación en los estatutos de la
institución al introducir un nuevo artículo donde se reconocía el
derecho de la mujer a pertenecer como asociada, teniendo los
mismos deberes y derechos que los asociados masculinos. De
esta forma el Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las
Vegas se colocaba a la vanguardia de las asociaciones, por ser la
primera institución cubana de su tipo que reconocía ese derecho
a la mujer.

En 1936, respondiendo a la creciente necesidad de superación


de los escolares santiagueros, se funda bajo el patrocinio del
C.I.R. la primera Escuela Primaria Superior que funcionó en el
municipio9, teniendo como profesores a destacados educadores
y otras personalidades de la comunidad, entre ellos el Dr. Juan
Tomás Roig, quien dirigió la escuela durante varios años,
además de impartir clases en la misma. Estos profesores
realizaban su trabajo sin percibir remuneración alguna, en horas
extra-laborales.

Durante la década del treinta numerosas personalidades


visitaron el Centro de Instrucción y Recreo, algunas de ellas
impartiendo conferencias. Una de las visitas más esperadas fue
la del gran ajedrecista José Raúl Capablanca, que visitó el C.I.R.
en 1937. El ajedrez fue un deporte muy practicado en los salones
de la sociedad, tanto fue así que llegó a constituirse una Sección
de Ajedrez.

Simultánea de ajedrez en el C.I.R.

Entre las actividades y sucesos más destacados de la década de


los cuarenta, tenemos la inauguración, en 1947 de la primera
Feria del Libro en Santiago de las Vegas, organizada por la
Biblioteca “Fermín Valdés Domínguez”, biblioteca perteneciente
a la Sección de Cultura del C.I.R. (abierta al público en general
desde 1946). Al año siguiente, 1948, la propia Sección de Cultura
organizó la primera Feria de Industrias Locales del Municipio
Santiago de las Vegas.

El patio de deportes del nuevo edificio de la calle 11.

En el mes de mayo del propio año, se funda el Movimiento


Juvenil Centrista, con el propósito de lograr rectificaciones
necesarias para el desarrollo de la institución, acorde a los
nuevos tiempos. Se autorizó la reforma total del reglamento
vigente que limitaba las justas aspiraciones de la juventud,
cumpliendo entonces un amplio programa de realizaciones
sociales.

El año 1949 fue muy importante para la historia de Santiago de


las Vegas. En el mes de mayo, todo el pueblo celebró el
bicentenario de la fundación del primer Cabildo. Los festejos se
realizaron durante tres días. El Centro de Instrucción y Recreo
fue una de las instituciones que organizó dichas fiestas, y fue
sede de muchas actividades. En sus salones se efectuaron
veladas culturales, representaciones teatrales y bailes. El
Presidente de la República en aquel entonces, Dr. Carlos Prío
Socarrás, su esposa y otras altas autoridades participaron en los
festejos y fueron recibidos también en la institución.

Ese propio año se inició la construcción de un nuevo local social


alternativo que incluía un amplio patio de deportes. Por ese
entonces se practicaba con gran entusiasmo el volley-ball,
deporte en que llegó a destacarse la institución. Las obras se
inauguraron en 1950.

Durante la década del cincuenta se destacaron las múltiples


actividades realizadas en 1952 para honrar la memoria del
Coronel Juan Delgado, entre ellas, la inauguración del hermoso
obelisco colocado en los terrenos del Mausoleo del Cacahual, a

Baile en los nuevos salones del C.I.R. el 5 de febrero de 1954.


iniciativas del C.I.R., con la cooperación de las alcaldías de
Santiago de las Vegas y Bejucal, el cual fue inaugurado el 7 de
diciembre de 1952. A lo largo de 1953, “Año del Centenario del
Natalicio de José Martí” se desarrollaron varios actos de
importancia, en las fechas más relevantes de su corta y fructífera
vida.

El Teatro Popular del C.I.R. circa 1947.

A partir de 1954, el “Centro” realizó una fuerte campaña con el


fin de lograr la creación de un Instituto de Segunda Enseñanza
en el Municipio. En 1955 se planteó también la idea de crear la
llamada “Universidad Libre”, pero como era de esperar
teniendo en cuenta el régimen imperante, ambas iniciativas no
recibieron el respaldo necesario por parte de las autoridades
competentes. La institución no podía asumir esa responsabili-
dad sin ayuda oficial.
El público disfruta de una función en el Teatro Popular en la década del 1950.

En 1955 se iniciaron las gestiones para un ambicioso proyecto: la


construcción de un nuevo cine-teatro, a la altura de los más
modernos de la Capital, al que llamarían Cinecentro. Con ese fin
se comenzó a trabajar intensamente, para recaudar en el menor
tiempo posible la mayor cantidad de dinero que permitiera
iniciar la obra. La situación política del país se fue deteriorando
cada vez más, y las ganancias de la sociedad disminuyeron
ostensiblemente. A partir de 1956, ya no se realizaban bailes, y
la asistencia al cine era escasa, el pueblo no se encontraba en
condiciones de asistir a fiestas, ni celebraciones.

CONCLUSIONES

El Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas


contribuyó en gran medida, durante varias décadas, al
desarrollo socio-cultural de la localidad. Fue centro de
enseñanza y de esparcimiento para varias generaciones de
santiagueros, que consideraban esta institución como su
segunda casa.

Grandes personalidades nacionales y locales formaron parte de


su historia. La mayoría de los visitantes que llegaban a Santiago
de las Vegas, pasaban por sus salones, ya que el “Centro” se
había convertido en orgullo de la localidad.

El C.I.R. contribuyó a fomentar los sentimientos patrióticos del


pueblo ya que todas las efemérides patrióticas nacionales y
locales se conmemoraban en sus salones, así como aquéllas
propias de la institución. En muchas ocasiones estas
celebraciones se extendían a parques, monumentos, y otras
instalaciones de la comunidad.

Desde el siglo XIX se ofrecían en el teatro, comedias, dramas y


obras del género vernáculo, representadas por artistas de la
localidad, así como también por compañías extranjeras
(especialmente españolas) que incluían, en ocasiones, la
presentación de zarzuelas y operetas.

El cine “Popular”, fundado en 1913, brindaba la oportunidad a


los santiagueros de ver las películas aún antes de ser estrenadas
en la Capital, por un convenio especial existente con varias
casas distribuidoras

Los tradicionales bailes celebrados en el “Centro” se


caracterizaban por el clima de tranquilidad y respeto que en
ellos reinaba, al Centro a pesar de la gran cantidad de personas
que asistían a los mismos. Ninguna de las personas
entrevistadas recuerda haber presenciado una reyerta. Se
garantizaba el transporte de ida y vuelta al final del baile para
los pueblos vecinos (Bejucal, Güira de Melena, Quivicán y San
Antonio de los Baños), así como para La Víbora y el Parque
Central.

Durante su larga vida el “C.I.R.” siempre estuvo regido por una


Junta Directiva, integrada por el Presidente, el Vicepresidente,
un Secretario, un Tesorero General y un Contador Social, así
como un número variable de vocales. Las secciones variaron a
lo largo de su historia, en su etapa final tenía cuatro: Sección de
Recreo y Adorno, Sección de Deportes, Sección de Ajedrez y
Sección de Cultura. También constaba de una Secretaría de
Actas y Correspondencia, y una Comisión Administradora del
Cine-Teatro Popular.

La Junta Directiva del C.I.R. en 1940.

Para resumir podemos decir que el Centro de Instrucción y


Recreo fue una asociación que siempre se mantuvo al servicio
de la comunidad, atenta a su progreso y consciente del papel
histórico que le tocó representar.
CITAS Y NOTAS

En ocasión de celebrarse un baile en “La Gloria”, con el fin de


recaudar fondos para el nuevo centro de los cubanos, se
presentó un grupo de rabiosos voluntarios que dispararon una
nutrida descarga de fusilería a consecuencia de lo cual
resultaron heridos y atropellados varios de los asistentes.
Rodríguez de la Cerda, A.: Antaño y hogaño. Revista del C.I.R.
7:8, Agosto de 1928.

Teodoro Cabrera Alfonso fue un importante intelectual


santiaguero que trabajó también como Ayudante Botánico en la
Estación Agronómica de Santiago de las Vegas. Fue filósofo,
escritor y poeta. Como homenaje a su obra a partir de 1979
comenzó a celebrarse un concurso literario con carácter
provincial, que lleva su nombre.

(4) Anónimo: El Equipo Cuba. Revista del C.I.R. p.28, 5 de


feb.1928

(5) El joven que resultó muerto era hijo del Presidente del
Casino Español de la localidad, y se encontraba en el vehículo
casualmente, pues iba a visitar a su novia que residía en Bejucal

(6) Primero fue ocupado por un destacamento de la Guardia


Civil y después por el Batallón de Cazadores de Arapiles.

(7) La propuesta fue realizada por el periodista e historiador


Francisco (Panchito) Montoto y secundada por todos los
asistentes.

La Revista del C.I.R. se publicó en diversas etapas o épocas:


regularmente,de 1921 a 1923; de 1928 a 1931; de 1937 a 1938; y
de forma irregular de 1954 a 1960. Se publicaron también tres
números extraordinarios: en 1935, 1936 y 1953
Posteriormente, en 1944 el Ministerio de Educación se hizo
cargo de la escuela.

Bibliografía

Fuentes Primarias

1.- Casasús J. E. : La Emigración cubana y la independencia de


la Patria. Ed. Lex, La Habana, 1953

2.- Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas:


Reglamento. Imp. Mikleff, Santiago de las Vegas, 1926

3.- Fina García, F.: Historia de Santiago de las Vegas. Ed.


Antena, Santiago de las Vegas, 2 t. 1954

4.- González Ramos, E.: El Coronel Juan Delgado y el


Regimiento Santiago de las Vegas. Imp. del PCC, 1977

5.- Gravier, G.: Enrique Roig de San Martín o el fundador. La


Habana. Imp. Martí, 1942

6.- Simón Perez-Rolo, M.: Martí en Santiago de las Vegas,


Oficina del Programa Martiano. La Habana, 2000

7.- _____________ : Santiago de las Vegas, 300 años de Historia.


Impresión artesanal,Santiago de las Vegas, 2000

Otras fuentes

Hemeroteca Municipal. Biblioteca Municipal “M{s Luz” de


Santiago de las Vegas. Revisión de la colección de las
publicaciones santiagueras Revista del C.I.R. y Antorcha

Fondos del Museo Histórico Municipal. Santiago de las Vegas


Testimonios orales de los historiadores santiagueros, Helio
Orovio, Azucena Estrada, Nuris Campos , Jorge Brito, y del Dr.
Marat Simón Pérez- Rolo

Sr. Ismael Balido

Dr. Juan García Roura

Archivo personal de Ramón Marrero Llorens (1890-1983)


Tesorero del C.I.R. por más de 20 años, Presidente Social 1930-
1931 y Socio de Honor de la institución.

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