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DUVERGER, Maurice. Los Partidos Políticos. Fondo de Cultura Económica, undécima reimpresión, México, 1988. 464 p.p., p.p. 15-29.
El partido político se confundía frecuente e insistentemente con una facción, entendida esta
última, según Madison, como “grupo de ciudadanos, (...), que están unidos y activados por algún
impulso común de la pasión o del interés, que va en contra de los derechos de otros ciudadanos o
de los intereses permanentes y agregados de la comunidad” 2. A su vez, Hume señalaba que “las
facciones subvierten el gobierno, dejan impotentes a las leyes y engendran las más feroces
animosidades entre los hombres de la misma nación”3.
Esa identificación del partido con la facción generó un rechazo hacia su promoción. Bolingbroke,
por ejemplo, utiliza los dos términos como sinónimos. Su principal aspiración era lograr la
unidad y la armonía, contexto en el que encontraba en el partido la amenaza que socavaba y
ponía en peligro al gobierno constitucional. Por ello, se opuso al gobierno de los partidos, en
virtud de que provocaban la división. Sin embargo, llega a proponer la idea de un partido del
país, de un partido único, es decir, de un partido que sea a su vez el todo, que se base en los
principios del bien común y que sea, en la práctica, la representación de la nación como una
forma de poderse oponer al soberano, cuando fuera necesario.
Bolingbroke y Hume advierten sobre la amenaza anticonstitucional de la fórmula de dividir que
generaba el partido y que podía ser aprovechada por los hombres del rey al encontrar un
parlamento fraccionado.
Burke reconoce al partido, en oposición a los estudiosos anteriores, como “un cuerpo de hombres
unidos para promover, mediante su labor conjunta, el interés nacional sobre la base de algún
principio particular acerca del cual todos están de acuerdo”. Los partidos son para él los medios
adecuados para permitir a los hombres poner en ejecución sus planes comunes, con todo el poder
y toda la autoridad del estado.4
Surge así una idea diferente, del partido que divide al partido que une, que aparece en el siglo
XIX junto con el desarrollo de la sociedad, con el reconocimiento de que ésta no es homogénea y
de que dentro de ella existe la diversidad y el disenso como elementos naturales. Se acepta que la
sociedad es plural y que dentro de esa pluralidad los partidos políticos son el instrumento
adecuado para su organización.
c) Partido en relación al Estado.
De acuerdo con Karl Rosenkranz el “nacimiento del partido político hay que buscarlo a partir del
concepto de Estado. El Estado es la forma que mantiene la libertad ética de un pueblo como un
sistema, progresivo en sí, de leyes e instituciones.”5
Para él, la sociedad se organiza en familias y estamentos, en donde el partido político aparece
cuando “al interés personal de las familias y al interés objetivo de los estamentos se le añade el
principio mismo del estado, la legislación, mediante la cual en el primer caso la dinastía
2
SARTORI, Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos. Alianza Universidad, segunda edición ampliada, Madrid, 1992. 456 p.p., p. 31.
3
Ibid., p. 24.
4
Ibid., p.p. 26-28.
5
LENK, KURT y NEUMANN, Franz (eds). Teoría y Sociología Críticas de los Partidos Políticos. Editorial Anagrama, Elementos Críticos número
18, traducción de Ignacio de Otto, Barcelona, España, 1980. 350 p.p., p. 93.
7
Ibid., p. 117.
8
Ibid., p. 163.
representa a una parte de los ciudadanos y, por ello, sólo puede valorar una parte de las fuerzas
que mueven la vida de un pueblo. El partido es por su propia naturaleza limitado y mezquino
frente a la justicia imparcial del Estado, así como perecedero frente al orden duradero de la
comunidad. Por ello, resulta necesario que los partidos reconozcan una base jurídica común y
que muestren conciencia del Estado que modere sus particularismos.
La teoría política rara vez llega a ser factor para la creación de un partido si no corresponde a los
intereses de una fuerza social, de una parte de los ciudadanos, ya que los intereses de éstos como
clases sociales están implicados en la doctrina de los partidos.
Las cinco explicaciones anteriores sobre el origen de los partidos políticos, dejan claro que se
trata de una evolución organizativa que está ligada al desarrollo del hombre, de la sociedad y del
Estado, pues especialmente las tres primeras se refieren a aspectos políticos fundamentales en la
construcción del Estado: el origen parlamentario y externo de los partidos; la transformación de
la facción en partido; y el partido como resultado de la evolución de las familias y los estamentos,
en función del condicionamiento de sus intereses particulares al bien y la libertad del todo. Por
ello, analizar el concepto de partido político resulta indispensable dentro de este trabajo.
f) Sobre el concepto de partido político.
Existen diversas definiciones sobre el partido político, dependiendo del aspecto que se quiera
destacar de él, las funciones que cumple, los elementos que lo integran, el papel que juega dentro
de la sociedad o su relación con el Estado. Sin embargo, buena parte de ellas no se contraponen y
en su conjunto explican el fenómeno del partido político.
Desde el punto de vista semántico, la palabra partido deviene en dos ideas. La primera tiene que
ver con su derivación en el concepto de partir (dividir), lo que nos lleva, por un lado, a la
preocupación de Madison, Hume y Bolingbroke, en el sentido de entender al partido como el
elemento fraccionador del parlamento y, por ende, de la sociedad que se oponía al orden
constitucional, planteamiento superado en el siglo XIX y, por otro, a entender que el partido
constituye una parte de la sociedad, nunca el todo, que se organiza en función de coincidencias de
distinto orden y que compite con otra u otras partes de esa misma sociedad, por alcanzar el poder
político.
La segunda idea es que la palabra partido deviene en la acción de participar (formar parte de), lo
que implica una decisión de unirse a otros, de sumar; de tal forma que el partido político es la
organización que involucra al ciudadano con su comunidad, lo activa dentro de la sociedad y lo
hace compartir proyectos y, en algunas ocasiones, hasta trabajar en la consecución de ellos.
Participar, desde este punto de vista, implica sumar un esfuerzo para consolidar a la parte, al
partido, quien a través de su actividad y desarrollo consolida al todo, al Estado.
Cabe mencionar aquí, como un primer acercamiento, la definición que en 1869 dio J. Amigues
sobre partido político como “grupo de hombres más o menos numeroso, asociación más o menos
vasta de gentes reunidas por una estrecha comunidad de tradiciones, de puntos de vista o de
intereses en una empresa común”9.
9
CHARLOT, Jea. Los Partidos Políticos. Ediciones y Distribuciones Hispánicas, S.A. de C.V., traducción de Monserrat Baras y Jesús Rodes,
México, 1987. 248 p.p., p. 13.
En cuanto al objetivo de esos hombres que se agrupan, Riggs lo identifica como la organización
que designa candidatos para la elección a una asamblea y Janda como la organización que
persigue el objetivo de colocar a sus representantes declarados en puestos de gobierno. Giovanni
Sartori, en su definición mínima, señala que partido es cualquier grupo político que se presenta a
elecciones y que puede colocar mediante elecciones a sus candidatos en cargos públicos10.
De esta forma, el calificativo de político con el que se liga al partido en su concepción actual, es
∗
lo que determina su razón de ser, de aspirar a la toma del poder político a través de la colocación
de sus candidatos en puestos de elección popular, para integrarse al Poder Legislativo, ganar
espacios dentro de él y, también, en puestos político-administrativos que le den la posibilidad de
asumir el gobierno y, con ello, de poner en práctica el modelo de sociedad que pretenden
construir, desde el Poder Ejecutivo.
La toma del poder político, que puede ser un fin y un medio al mismo tiempo, la pretende
alcanzar a través de elecciones, de una competencia con las otras partes de la sociedad, con
quienes entrará en disputa por el voto de los electores. En esa contienda, cada partido presentará a
ese cuerpo elector sus principios, su doctrina y programas, en sí, su modelo de sociedad que
pretende lograr de llegar al poder o su proyecto a desarrollar en el caso de mantenerse en él. El
partido difunde sus planteamientos entre los electores para procurar que éstos encuentren puntos
de coincidencias con sus expectativas personales e incluso familiares, de tal forma que se sumen
como simpatizantes o, en el mejor de los casos, como miembros y hasta como militantes del
partido** , pero sobre todo, lo importante es que cada elector al momento de sufragar deposite su
voto a favor de sus siglas, independientemente de cual sea el rol que cada uno de ellos tenga, en
relación con el partido.
El voto se convierte en la unidad de medida dentro de los sistemas electorales, que permite
identificar quien gana y quien pierde en sistemas mayoritarios y cuántos escaños logra cada
partido en sistemas de representación proporcional.
Reconocer a las elecciones como el medio para llegar al poder implica dos condicionantes
básicas para los partidos políticos en la actualidad: primero, que son organizaciones pacíficas, es
decir, que renuncian a la utilización de medios violentos para conseguir sus fines * , el partido
legal según Max Weber; y, segundo, que aceptan las reglas del juego establecidas para participar
10
SARTORI, Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos. Alianza Universidad, segunda edición ampliada, Madrid, 1992. 456 p.p., p.p. 87, 88, 90 y
91.
Georg Jellinek define a los partidos políticos como grupos que mediante convicciones comunes relativas a ciertos fines del Estado tratan de
realizar estos fines concretos, que detentan el poder en un momento dado y grupos que aún no lo han detentado, por lo que una tendencia natural
de todo partido político es alcanzar el poder y mantenerse en él una vez obtenido.
* *
Sobre los grados de participación en relación con un partido político, Maurice Duverger es muy claro en su libro sobre los Partidos
Políticos, en su capítulo II que trata sobre los miembros de los partidos específicamente en las páginas 120 a 145 de la undécima reimpresión de
1988. El explica que existen tres grados de participación: los electores; los simpatizantes y los militantes.
*
Una opinión contraria la tiene Richard Schmidt, quien afirma que en la aspiración de un partido político por derribar a determinada
institución jurídico-política o implantar otra puede llegar a utilizar, incluso, la violencia de las armas en guerras civiles o en revoluciones (Teoría y
Sociología Críticas de los Partidos Políticos, op. cit., p. 172).
en la contienda electoral** , me refiero a las normas legales que se establecen en función del tipo
de sistema electoral de que se trate.
Finalmente, el partido político implica una organización interna, una estructura y es a partir de
este rubro que Robert Michels señala que toda organización tiende a la oligarquía, al gobierno de
los menos, en función de que toda organización genera una minoría directora que al principio es
servidora de la masa, pero que al surgir posteriormente la especialización técnica, los dirigentes
ganan autonomía y se independizan de ésta e, incluso, asumen las facultades decisorias de la
masa. Aparece una organización de carácter burocrático-oligárquico, justificada por la necesidad
técnica y práctica.11
Max Weber también aborda este aspecto y señala que los partidos son las formas de socialización
que descansan en el reclutamiento (formalmente) libre, que tienen como fin proporcionar poder a
sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos
determinadas probabilidades ideales o materiales (la realización de fines objetivos o el logro de
ventajas personales o ambas cosas). En este caso, Weber coincide en el surgimiento de una
directiva y de una intención clara por obtener el poder para beneficiar a sus cuadros con puestos
administrativos (partido de patronazgo) o a los estamentos o clases que estén incorporadas a la
organización (partidos estamentales y clasistas) 12.
De acuerdo con los elementos anteriores, el concepto de partido político que se utilizará dentro de
este trabajo es el que se refiere al grupo de personas con una organización formal y de carácter
permanente, que comparten en buena medida una ideología (forma de pensar), un modelo de
sociedad que pretenden implantar (programas) y la manera en que estiman lograrlo (táctica y
estrategia), que reconocen las reglas establecidas dentro del derecho electoral para participar en
los procesos electorales, con la finalidad de que sus candidatos lleguen a cargos públicos, para a
través de ello asumir y, en su caso, mantener el poder político en sus diferentes instancias.
g) Función de los partidos dentro del sistema político.
En paralelo a la finalidad primordial de hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del
poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el
sufragio universal, libre, secreto y directo, los partidos políticos asumen una serie de funciones
que en su conjunto permiten valorar el papel que juegan dentro de la sociedad actual y en relación
con el sistema político:
11
LENK, KURT y NEUMANN, Franz (eds). Teoría y Sociología Críticas de los Partidos Políticos. Editorial Anagrama, Elementos Críticos número
18, traducción de Ignacio de Otto, Barcelona, España, 1980. 350 p.p., p.p. 243-244.
12
WEBER, Max; Economía y Sociedad; Fondo de Cultura Económica; Sección de Obras de Sociología; dos tomos; tercera reimpresión; México;
1977; 1244 p.p.; p. 228.
• Función de representación: los partidos políticos son partes que han encontrado su razón de
ser fundamental y su papel irreemplazable, en el desempeño del gobierno representativo.
Representan los intereses de sus miembros y, en un momento dado, de los electores que
votaron a favor de esa opción política. Especialmente en los espacios que obtienen dentro del
Poder Legislativo defienden y promueven las demandas y los planteamientos específicos de
interés para sus seguidores, aspectos que en términos generales coinciden con sus principios,
doctrina e ideología. Los partidos políticos contribuyen a la integración de la representación
nacional.
• Función expresiva: los partidos políticos transmiten exigencias respaldadas por una
presión social, a las que apoya con su propio peso por sentirse obligado a responder. De esta
forma, no sólo comunican a la sociedad con el gobierno y transmiten información, sino que la
procesan, la organizan, la priorizan y traducen preferencias de las masas en políticas públicas.
Forman opinión e, incluso, llegan a manipularla.
• Función de canalización: los partidos políticos no sólo expresan sino también canalizan las
demandas de la parte de la sociedad que representan hacia las instancias del gobierno que
correspondan, situación que se presenta cuando la sociedad en general pasa a estar politizada y
las normas de enlace entre la sociedad y el Estado se establecen a la manera de un sistema de
partidos. Los partidos se convierten en organismos de canalización y el sistema de partidos se
convierte en el sistema de canalización política de la sociedad13.
• Función de gobierno: que asume el partido o los partidos en coalición que llegan al poder.
Se trata de la capacidad de llevar a la práctica las políticas contenidas dentro del modelo de
sociedad que pretenden alcanzar, una vez que han obtenido el respaldo del electorado. Es
cuando la profesión de una ideología se lleva a la práctica en acciones de gobierno, cuando el
partido se pone a prueba tanto en la toma de decisiones, como en la capacidad de poder
gobernar al todo, a pesar de provenir de una parte de la sociedad.
Clasificación de los partidos políticos.
Realizar una tipología de los partidos políticos requiere de tomar un punto de referencia para
analizarlos. Si se les ubica en su relación con el poder hay partidos en el gobierno y partidos de
oposición, en donde los primeros procurarán mantenerse en el poder y los segundos se esforzarán
por obtenerlo en el siguiente proceso electoral, aunque mientras lo logran intentarán influir en él,
fundamentalmente desde los espacios que obtengan dentro del Poder Legislativo.
Otra posibilidad de clasificación es la creada por Maurice Duverger14, según la cual los partidos
se pueden ubicar en dos apartados:
• Los partidos de cuadros, a los que identifica como los primeros partidos que aparecieron.
Son organizaciones que tienden a reunir a notables, ya sea por su prestigio, por su influencia
moral, por su fortuna, aspectos todos ellos que representan aportes a la organización. Les
importa más la calidad que la cantidad. Se agrupan en comités locales. Su organización interna
es débil y dado que su número de miembros es escaso, no requiere de una estructura rígida.
13
SARTORI, Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos. Alianza Universidad, segunda edición ampliada, Madrid, 1992. 456 p.p., p.p. 55-57.
14
DUVERGER, Maurice. Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Editorial Ariel, Colección Ciencias Políticas, segunda reimpresión,
México, 1992. 664 p.p., p.p. 85-89.
Estos a su vez se pueden subdividir en: tradicionales (flexibles) y de nuevo tipo o moderno,
que son los que se ajustan a las condiciones del sistema político y del sistema electoral de los
que forman parte.
• Los partidos de masas, que se caracterizan por ser abiertos en cuanto a sus esquemas de
incorporación. No buscan la afiliación de personas con determinadas características, como lo
es el caso de los notables en el partido de cuadros, por el contrario, pretenden el ingreso a la
organización del mayor número de miembros de la sociedad. Dentro de esta categoría ubica a
los partidos socialistas, comunistas y fascistas.
Otra posible clasificación que aporta Duverger15 es la que se establece en función de la
estructura de la organización, por lo que pueden ser:
15
DUVERGER, Maurice. Los Partidos Políticos. Fondo de Cultura Económica, undécima reimpresión, México, 1988. 464 p.p., p.p. 35-36.
16
WEBER, Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica, Sección de Obras de Sociología, dos tomos, tercera reimpresión, México,
1977. 1244 p.p., p.p. 228-230.
Esos tipos de partidos, según lo explica Weber, pueden presentarse en forma combinada en la
práctica.
Una clasificación más es la que se construye a partir de ordenar a los partidos políticos sobre
la base de un plano con dos extremos y tres puntos principales de ubicación: la derecha; la
izquierda; y el centro. Conceptos, los dos primeros, considerados en relación a ideologías y
como programas contrapuestos respecto a problemas cuya solución se ubica dentro de la
acción política, que contrastan no sólo en ideas, sino también en intereses y en las
valoraciones sobre la dirección que habría que dar a la sociedad, contrastes que existen en toda
la sociedad y que no parece que vayan a desaparecer17.
Ambos conceptos son complementarios, así como el predominio de uno no implica la
exclusión del otro. Son partes que existen simultáneamente. Las características de cada uno de
ellos son las siguientes:
• Derecha: tiene como valor fundamental la tradición y, por ende, asume la defensa
del pasado, de la herencia. Su lema es “nada fuera ni en contra de la tradición, todo
en y por la tradición”. El poder es considerado como principio de cohesión y
mantienen una obsesión por su ausencia, por la anarquía, ya que representa el fin
de toda convivencia civil. La derecha está más dispuesta a aceptar lo que es natural
y aquella segunda naturaleza que es la costumbre, la tradición, la fuerza del
pasado. Constituye una modalidad de lo humano. Las desigualdades son, para ella,
un dato ineliminable y que, incluso, ni siquiera desean su eliminación.
En términos generales, asume una actitud conservadora. Las distintas modalidades
que puedan existir de la derecha, corresponden a los distintos significados que se
asignen al concepto de tradición. Asume como propios los valores de la
confrontación y la competición. Lo privado y lo individual están por encima de lo
social y lo público.
17
BOBBIO, Norberto. Derecha e Izquierda. Santillana, S.A., Taurus Pensamiento, España, 1995. 189 p.p., p.p. 51-52.
18
Ibid., p.p. 163-164.
Entre estas dos posiciones se ubica a un centro, que “unifica la inclinación al estacionamiento
con la audacia del progreso, la prudencia rozagaste con la prisa fantástica y que toma su fuerza
del conflicto de oposición interna mediante su oposición a los dos extremos (Karl
Rosenkranz)”19.
Para Norberto Bobbio el criterio fundamental para distinguir la derecha de la izquierda es la
diferente apreciación respecto a la idea de igualdad, así como que para distinguir una ala
moderada de una extremista es su distinta actitud con respecto a la libertad, en función de lo
que integra un espectro en donde ubica a las doctrinas y movimientos que se pueden presentar
que, evidentemente, corresponden a los tipos de partidos que pueden existir de acuerdo con
esta clasificación:
19
LENK, KURT y NEUMANN, Franz (eds). Teoría y Sociología Críticas de los Partidos Políticos. Editorial Anagrama, Elementos Críticos número
18; traducción de Ignacio de Otto, Barcelona, España, 1980. 350 p.p., p. 100.
20
NOHLEN, Dieter. Sistemas Electorales y Partidos Políticos. Fondo de Cultura Económica y Universidad Nacional Autónoma de México, México,
1994. 416 p.p., p. 38.
Maurice Duverger clasifica a los sistemas de partidos en tres tipos: partido único, que tiene
por objeto forjar nuevas élites, crear una clase dirigente nueva, reunir y formar a los jefes
políticos aptos para organizar el país, en virtud de que las masas no se pueden gobernar por sí
mismas; bipartidismo, en el que pone como ejemplos clásicos y diferenciados a los Estados
Unidos y al Imperio Británico; y, multipartidismo, al que a menudo se le confunde con
ausencia de partidos, por la existencia de grupos numerosos, pero inestables, efímeros, fluidos,
que abarca desde tres partidos al infinito21.
Más tarde, otros estudiosos han señalado que la tipología anterior se encuentra limitada, en
función de que la estructura de los sistemas de partidos está determinada por más variables, tal
es el caso de Josep La Palombara, Myron Weiner y Giovanni Sartori. La clasificación de este
último es la que se toma para los efectos de este trabajo:
a) Sistema de partido único: varían en cuanto a la intensidad de la represión, del
control coercitivo. Son opresivos, omnipresentes, intolerantes y extractivos. El
partido único es un partido de élite con una composición limitada, un partido de
vanguardia que precede al todo, que exhibe las características de lo completo o de
la totalidad. No permite divisiones formales en su interior, aunque sí se presenta
una competencia entre sus dirigentes (personas dotadas de poder) dentro del
partido, quienes no tienen que pasar la prueba de la competencia, ni de la
legitimación electorales.
De igual manera, el partido único tiende a coincidir con el Estado, se constituye en
un organismo de canalización y se enmarca dentro de un sistema cerrado, tanto
porque el ingreso al partido es limitado, como por que no permite la creación
voluntaria de otras organizaciones políticas. El cargo público suele ser un producto
secundario del cargo del partido.
En función de la intensidad decreciente de la coacción (represión), se presentan
tres pautas del partido único.
22
SARTORI, Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos. Alianza Universidad, segunda edición ampliada, Madrid, 1992. 456 p.p., p.p. 60, 63-64,
68-74 y 263-270.
23
Ibid., p.p. 276-279.
• Uno de los dos partidos logra conseguir una mayoría parlamentaria suficiente;
25
Ibid., p.p. 233- 237 y 243-244.
26
Ibid., p.p. 224-225.
27
Ibid., p.p. 165-175.
28
Ibid., p.p. 158-159.