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Michel Villey
Profesor de la Universidad de París
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ción es bastante difícil (I), y los medios de tratamiento están aún en fase
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de experimentación (II).
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una espléndida crítica de la noción de derechos del hombre, nuevamente contra
corriente y otra vez con razón.
Si su obra se centró en el mundo del Derecho, con el firme propósito de librarlo
de supeditaciones extrañas, lo hizo desde una acertada perspectiva filosófica, alejada
de las modas ambientales, vueltos sus ojos hacia la filosofía perennis. Y, en efecto,
el realismo racionalista de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino fue el camino que
le permitió contemplar el Derecho. Porque, como es sabido, el supuesto antifilo-
sofismo de Villey se basa en rigurosos conocimientos filosóficos, en los que se inició
desde edad temprana, probablemente influido por su ambiente familiar.
Villey ha consagrado su esfuerzo intelectual a volver a centrar el estudio del
Derecho en sus justos límites, denunciando las desviaciones que han llevado a la
situación actual. Y para ello ha rastreado en la historia del pensamiento jurídico las
desviaciones que han llevado al nominalismo y al subjetivismo, centrando su crítica
en la que a su juicio ha sido la nociva influencia de Occam, y de allí la tergiversa
ción del propio pensamiento del Aquinatense, achacada a la Segunda Escolástica es
pañola. La objetivización del ius, el fin del Derecho, centrado en la justicia particular,
consistente en el ius suum quique tribuendi: ésta es la aportación de Villey. Y junto
a la denuncia del positivismo, el rechazo de la desviación iusnaturalista, del raciona
lismo de la Escuela protestante, que a punto estuvo de enterrar la percepción del
verdadero Derecho natural. Todo esto debieron de saber los editores del Dictionnaire
encyclopédique de théorie et sociologie du droit cuando le encargaron la realización
de la voz iusnaturdismo para el diccionario, y conociendo el carácter de nuestro
autor, no debían haber esperado una voz al uso. Cuando envió su aportación, los
editores, entre los que se encontraba su discípulo André-Jean Arnaud, no creyeron
oportuno publicarla, por lo que la voz apareció en 1986 como artículo en la Revue
Interdisciplinaire d'Études Juridiques, publicada por las Facultades Universitarias
Saint-Louis. La voz iusnaturdismo no apareció en el mencionado diccionario enciclo
pédico sino con la breve referencia «ver Derecho natural»; esta segunda voz apa
rece realizada por la profesora de la Universidad de Siena Leticia Gianformaggio, la
cual mantiene una posición cercana a la filosofía analítica, poco apropiada para
entender lo que es el Derecho natural. Mucho menos en una obra como el diccio
nario que citamos, en la que Michel Villey aparece mencionado en la lista de cola-
botadores, sin que finalmente se incluyese ninguna aportación suya, aunque sea repe
tidamente citado en algunas voces. Para colmo de la paradoja, la Gianformaggio
cita en su aportación el trabajo de Villey que aquí traducimos, y que cuando apa
reció el diccionario en 1988 ya había publicado la revista belga antes mencionada.
Por los datos hasta aquí esgrimidos y por lo que se puede observar al leer la pre
vista aportación de Villey, la posición de los editores del diccionario queda grave
mente en entredicho no sólo por la acción de censura, justificada en nombre de no
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se sabe qué neutralidad, sino además por la utilización del nombre del que fuera '
catedrático de París. I
Este trabajo de Villey tiene una forma peculiar, tomada de las exposiciones mé- i
dicas, que muy bien conocía nuestro autor, pues su hermano, un gran teórico de la ¡
medicina liberal durante años, ha presidido el Consejo Nacional de la profesión j
médica. La descripción del iusnaturalismo como una enfermedad da un tono irónico
a la acostumbrada forma de escribir de Villey. Precisamente esto constituye uno de
los atractivos del ensayo de definición que aquí reproducimos, lo que espero no
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haber traicionado en la traducción. (NOTA PRELIMINAR del traductor, Prof. Dr. D.José
Miguel Serrano Ruiz-Calderón.)
I. DESCRIPCIÓN
a) Etiología
Las investigaciones contemporáneas han conseguido aislar el virus
patógeno, que, pese a todo, se extiende ampliamente. Ataca a los centros
de la razón y entraña la proliferación para-cancerosa de razonamientos
deductivos, sean silogísticos o sean geométricos (euclidismo); generando
también la erección de sistema. Ya Grocio comparaba el Derecho a las
Matemáticas. Domat se esforzó en encadenar las leyes en su orden natu-
ral. Asistimos a la producción de sistemas de normas edificados sobre
pretendidas evidencias. La ambición de la Escuela es la de fundar una
especie de Derecho universal, de valor pseudocientífico, opuesto tanto a
la arbitrariedad de los legisladores (voluntarismo) como a la diversidad
de las costumbres locales.
b) Clasificación
Esta psicosis, cuyas fronteras permanecen mal definidas, reviste for-
mas variadas. Sugerimos clasificarlas según la especie de ficciones obse-
sivas que sirvan de premisas a las deducciones iusnaturalistas.
5. Razón pura.
Según Kant, el Derecho natural se construye sobre la razón pura. Es
preciso llamar la atención sobre el que esta manera de entender el Dere-
cho natural le hace cada vez menos acreedor a recibir este nombre; de-
beríamos llamarle Derecho racional (Vernunftsrecht).
c) Epidemiología
La Escuela de Derecho natural apenas infecta más que a los círculos
académicos (cfr. A.-J. Arnaud, Los orígenes doctrinales del Código Civil).
A pesar de estos límites, sus efectos son sensibles en las grandes codifica-
ciones del final del Antiguo Régimen y en las Declaraciones de Derechos
del Hombre.
A ello sigue un período de reacción. Aunque Savigny ha designado
algunas veces como «Derecho natural» su concepto de derecho espontá-
neo, producido históricamente por el espíritu de los pueblos, el iusnatura-
lismo sufre los ataques de la Escuela histórica, a la que se unen posterior-
mente los procedentes del estatismo triunfante. El positivismo jurídico
triunfa y el Derecho natural es excomulgado (Naturrechtsphobie-Berg-
bohm).
Pero numerosos casos de recaídas se han observado desde el principio
del siglo xx: así, Rommen, proclamando «el eterno retorno» del Dere-
cho natural, o Francois Geny, al hablar de su carácter «irreductible», y
los neokantianos, proponiendo versiones nuevas acomodadas al histori-
IUSNATURALISMO - ENSAYO DE DEFINICIÓN 345
II. TRATAMIENTO