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Señores

Real Academia de la Historia Humana


Sección Globocomunicaciones de Intersistemas Planetarios
para la Educación Universal
Presente:

Con el afán de satisfacer el pedido de tan magna institución


sobre los tratados, investigaciones y legislaciones que
guardan referencia al “Bicentenario Paraguayo”, a
continuación les remitimos el siguiente informe:
Lamentablemente debemos corroborar que no quedan datos
originales impresos de la época en cuestión. Hemos
encontrado sí, con mucha fortuna y casi por accidente,
registros microfilmados de Bibliotecas y Archivos de Prensa.
Como esta documentación será
utilizada de manera educativa en todos
los sistemas planetarios, para que sea
de la comprensión general, nos vemos
obligados a explicar algunos términos
arcaicos aquí utilizados. Por ejemplo,
las microfilmaciones eran, aparente-
mente, un sistema óptico no informatizado que permitía el
almacenamiento de imágenes en recipientes de metal no
corrosivo. Estos materiales se presentaban en un altar
llamado “Sacrificio” a modo de ofrenda religiosa a
determinados dioses. Así, los acólitos a dicha secta recibían
mensajes espirituales para saber qué les deparaba el futuro.
También era conocido como “Horóscopo”.
Las bibliotecas, en tanto,
eran grandes bóvedas
asépticas en las que se
guardaban millones de teras
de papeles impresos (no
sabemos qué significa
papeles) llamados dinero.
Este sistema evitaba que los
virus informáticos conocidos
“Ratas” o “Cucarachas”
pudieran dañarlos.
Sobre la palabra “Prensa” no hay referencia alguna.
Posiblemente sólo sea producto de un malfuncionamiento en
algún disco duro.

La más antigua mención sobre esa parte de la historia


terrestre se refiere al “Tetracentenario Paraguayo” y no al
“Bicentenario”. Textualmente el documento expresa …
“A toda la Nación:

En este día de júbilo nacional recordamos a nuestros


grandes héroes, aquellos que como Yegros, Francia o el
mismísimo Iturbe, quien
una madrugada de mayo
intimaran rendición al
gobernador español
Bernardo de Velasco y
Huidobro y el final de la
“Primera Tiranía Colonial”.

Cuatrocientos años han pasado y con ellos varias formas de


sistemas de gobierno como el Monárquico, el Imperialista y
el Democrático. Con orgullo hoy recordamos la caída de la
“Segunda Tiranía Colonial”, representada por el sistema
político y del inicio de la Era de la Conciencia.
Con pena y satisfacción podemos recordar esa oscura época
en la que unos pocos autollamados representantes del
pueblo ejercían una seudo monarquía y la mantenían gracias
a un perverso sistema de urnas. Urnas, y votaciones en las
que los de mayor poder monetario imponían su voluntad con
dádivas, promesas, trampas y amenazas.

Hoy sí podemos decir que festejamos la emancipación patria


y recordamos a nuestros héroes, tanto a aquellos que en
secreto se reunían en la Casa de la Independencia como los
otros que abiertamente cuestionaban el sistema de gobierno
desde el ciberespacio.
No podemos imaginar el
alma de esos
democráticos o liberales
opresores que
dedicaban su vida a
robar a los pobres y
acumular colosales
fortunas mientras que
sus compatriotas
morían sin
oportunidades
equitativas.

Defendían banderas de colores de sangre y dolor,


propugnaban injusticias y vestían corazas de insensibilidad.
Eran verdaderos señores de la guerra en plena época de paz.
Compraban su liderazgo para hacer negocios y acrecentar su
tesoro personal.
Con pena podemos recordar cómo la voluntad suprema, la de
la ciudadanía, era acallada con la fuerza de pactos entre
cuatro paredes y de leyes restrictivas. Evocamos esa época
en la que sólo el Congreso tenía potestad para decidir si el
pueblo podía o no querer una reforma, o una nueva
Constitución. O si las elecciones se harían de tal o cual
manera.
Pero con mucha satisfacción
también recordamos hechos
trascendentales como el “Primer
Resquebrajamiento de las Listas
Sábana” y más tarde el “Fin de
las Listas Sábana”; el “Juicio a
los Presidentes Corruptos”,
quienes habían arguído un
enroque constitucional para
evitar ser molestados luego de
cesar en funciones.
Se creían inalcanzables por la mano de la Justicia, pero la
revisión histórica detalla cómo tuvieron que restituir los
bienes mal habidos y terminar sus días, ellos y su familia, en
la cárcel. No se podía dar crédito a la cantidad de dinero que
habían acumulado en cuentas del exterior. Era tal la cantidad
que sólo así se comprendía cómo un país tan rico podía
sumirse en tamaña pobreza.
Hoy, a cuatrocientos años de
esa madrugada histórica en
la que un grupo de valientes
patriotas rompiera el cetro
con el que una nación
transoceánica mantenía el
yugo sobre los mancebos de
esta tierra, podemos declarar la verdadera independencia.
Y tuvieron que pasar aún muchos años más para hacernos
respetar por aquellos países que se llamaban hermanos y
que a través del “Efecto Sanguijuela” se robaban la energía,
los recursos y derechos de este pueblo. Los bosques
prácticamente habían desaparecido, la tierra yacía
improductiva a causa de la irracional explotación foránea
mecanizada y los nativos, los verdaderos dueños con su
ancestral cultura, apenas eran un mal recuerdo absorbidos
por la extinción.
Todavía quedan vídeos de ese día en que los congresistas se
rebelaron en contra de la voluntad popular y quisieron seguir
en el poder, pese a que la “Constitución de la Nueva Era”
ordenaba la investigación de sus rentas y haciendas, un
trabajo a fondo que desnudó coimas, negociados, tráfico de
influencias… ¡y traición!
Al lado del Panteón de los Héroes hoy
se erige el “Muro de los Traidores” en
el que se puede leer la lista de
aquellos compatriotas que vendieron
sus servicios a potencias extranjeras.
También están los que causaron gran
daño a los ciudadanos con su
inmoralidad cívica. Nombres de seres
abyectos que en su época fueron
“grandes hombres” y que
posteriormente se constató su
traición. La historia los juzgó.
En este amanecer del Tetracentenario, podemos decir a
aquellos héroes nacionales, tanto militares como civiles
anónimos, que hemos cumplido. Esta mañana huele
diferente. Tiene sabor a justicia y color del deber
dolorosamente cumplido.”

Mensaje del Señor Mandatario


de la Ciudadanía Suprema del Paraguay
en el Tetracentenario Patrio
A esta
dependencia no le
compete la
potestad de juzgar
el contenido o la
veracidad del
material que les
remitimos.

Lo consideramos de un alto valor histórico, pues su


autenticidad no merece reparos porque fue corroborada por
los más exigentes estándares de la tecnología actual. El
archivo original proviene de la excavación arqueológica
Py011, efectuada hace décadas en una central informática
subterránea de la colonia Astrea 4.
De esta manera cumplimos con el pedido realizado por la
Real Academia en beneficio de la Educación Universal para la
cultura en todos los planetas humanos colonizados y por
primera vez presentamos este extraordinario documento a la
consideración científica.

Por nuestra parte, a


fin de una mejor
organización
temática, rogamos
que nos indiquen
en qué categoría
debemos archivar
este tesoro
arqueológico.
Según nuestros expertos, por su antigüedad el texto reviste
de un valor incalculable, pero no sabemos si guardarlo entre
los certificados como históricos simplemente o como ficción,
pues los hechos que se expresan en él son demasiado
inverosímiles.
No entendemos
cómo una comunidad
puede aceptar ser
explotada por una
caterva de
ciudadanos
denominados
políticos.

Esto se desprende del análisis de otros documentos hallados


también en dicha excavación en los que surgen términos
hasta ahora desconocidos como “planilleros”, “desempleo”
o “partidos”.
Por el momento, el significado de estos nuevos
descubrimientos están siendo procesados por el Servidor
Madre, que es absolutamente confiable pues contiene más de
800.000 dialectos desaparecidos y alrededor de 15.300.000
idiomas vivos de
todas las especies
conocidas. Con
satisfacción podemos
decir, por ejemplo,
que “Planilleros” eran
los miembros de una
organización secreta
que dedicaban por
completo su vida al
arte de vegetar sin esfuerzo alguno. Esta modalidad, sin duda
era una ramificación de lo que se conocía como “Yoga”, y
tenía un fin eminentemente religioso. Esta práctica era muy
dura, pues requería del iniciado grandes esfuerzos de
desfachatez (un valor muy apreciado de la época).
Los “Partidos” eran los centros de
reclutamiento de los planilleros. Allí
acudían sólo los que sentían verdadera
vocación espiritual, pues los sacerdotes
de la orden eran los maestros quienes
personalmente aleccionaban a los
discípulos. La intención, como en todas
las creencias religiosas era la de llegar a
un plano superior conocido como
“Desempleo”. Al llegar al desempleo, la
persona podía considerarse
absolutamente feliz.
Hay documentos que expresan que los desempleados ya no
pagaban ninguna “factura” (impuestos), ni necesitaban
servicios médicos y mucho menos les eran necesarios los
alimentos. Podría decirse que los desempleados llevaban
una vida totalmente espiritual, alejada de los rigores de las
necesidades que los demás humanos padecían.
Al despedirnos, no queremos dejar una impresión
equivocada de nuestra parte y hacerles creer que nuestras
posibilidades tecnológicas son infinitas. Muy por el
contrario, sólo les expresamos nuestros sinceros
agradecimientos por proveernos de tantos recursos
informáticos de última gene- ración para
que la ciencia
se mantenga
a la
vanguardia en
el estudio del
comporta-
miento
humano del
pasado.
Reiteramos nuestro beneplácito en poder
servirles tan cabalmente y pueden contar con
esta dependencia de arqueología tantas veces
como consideren necesario.

Muy Atentamente

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